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Enero 2.043

Trama XI: After the Blackout (trama de transición y exploración)
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AÑO 2.043
Durante siglos sus mundos permanecieron separados, pero eso terminó. El mundo mágico y el humano se encontraron y se desató la guerra, extendiéndose alrededor del mundo sin control. Miedo, odio, ambición...todas ellas armas poderosas. El choque entre la raza humana y la mágica resulta ya imparable. Uno por uno van cayendo, ¿quién será el primero en morder el polvo?
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La Fundación (Pasado real) Empty La Fundación (Pasado real) {03.09.19 2:34}

Aquisgrán, año 805

El fuerte temporal de lluvia y viento azotaba de manera incesante los muros de la Escuela Palatina de Aquisgrán durante aquella larga noche de noviembre, como si alguna fuerza divina tratase de impedir lo que estaba a punto de suceder. El destino de las siguientes generaciones mágicas se discutía en el lujoso comedor del palacio, alrededor de una robusta mesa redonde de roble, grabada con runas que rodeaban el gran orbe mágico situado en el centro. En su interior se agitaban estrelladas nebulosas, iluminando tenuemente los rostros de los presentes.

El anciano esbozó una leve sonrisa de satisfacción antes de acercar la copa de vino a sus labios, contemplando por fin el logro que había tardado tantos años en conseguir. A su mesa se reunían algunos de los linajes mágicos más importantes de todos los tiempos: descendientes de Merlín, de Moisés, de Galeno, de Dioscórides, de Pendragon,  de Confucio, de Licaón...
Así hasta completar 21 linajes mágicos, cuyo propósito sería preservar y transmitir el conocimiento mágico y sus diferentes ramas, proteger la magia para que el futuro de ésta fuese prometedor. Había costado años reunirlos a todos, encontrarlos, conseguir que aceptasen formar parte de algo así. El emperador Carlomagno lo había conseguido, a pesar de las dificultades. Alzó su copa para brindar, levantándose de la silla con la dificultad que acarrean los años. El resto de los presentes lo imitaron, alzando sus copas de modo solemne.

- Hoy es el día en que comenzaréis a hacer historia. Juraréis proteger transmitir el conocimiento mágico que poseéis, juraréis defenderlo con vuestra propia vida hasta que la muerte os libere. Juraréis no revelar el secreto de la existencia de Ouroboros a aquellos que no sean elegidos. El futuro del mundo está en vuestras manos a partir de hoy y para siempre. ¡Larga vida al Consejo de los 21! ¡Larga vida a Ouroboros!

El grupo respondió como un eco que resonó por toda la estancia, seguido de vítores. El bastón del descendiente de Merlín levitó en el aire, recorriendo en círculo la mesa mientras rozaba apenas las cabezas de los allí reunidos. Finas hebras plateadas se arremolinaban alrededor del bastón, que fue a descargar todas ellas en el orbe central.  En un rincón de la sala, a la luz de un candil, se encontraba Eginardo. Observaba temeroso tal concentración de poder, admirado y aterrado a partes iguales. El escriba de Carlomagno registraba el acontecimiento, y así se haría con todos los hechos importantes a partir de ese momento.

"Quedó todo registrado en el libro de los fundadores, que yo mismo me encargué de escribir. Los que vinieron después se encargaron de seguir con los registros, aunque en ellos no está todo lo que sucedió...siempre faltan cosas, siempre hay interesados en que falten... "


Ouroboros, 1200

- No es la primera vez que lo hacen. Esa familia está loca. Ese linaje está maldito. Todos lo saben, pero nadie se atreve a decirlo - confesó la joven en la segura oscuridad que ofrecían los pasillos de la escuela por la noche. Sus dos confidentes parecían asustados sólo por el hecho de hablar de aquello. - Mi padre dice que es posible que los expulsen del Consejo, quieren tomar ellos todas las decisiones, y han hecho... - cuchicheó al oído del tercero, que se tapó la boca con la mano entre aterrorizado y asqueado. - Pues mi madre dice que ya han encontrado alguien para sustituirlos, y que en el cónclave de mañana lo revelarán. ¿Qué van a hacer? tendrán que acatar la decisión del Consejo. Ya han desaparecido otros linajes antes, por incompetentes...pues igual debería ser por ir contra las reglas.
-
los confiados jóvenes siguieron hablando, ajenos a que sus quejas llegaban a oídos indeseados...


guía temporal:


Última edición por Admin el 08.02.21 17:14, editado 2 veces
Zaphira Eire
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {03.09.19 20:55}

Ya habían pasado unos cuantos años desde que mi padre, el hijo de Merlín, dejó este mundo, el actual descendiente era mi sobrino quinto o algo así, aunque tal vez yo era la única que lo veía de esa forma en memoria de mi padre que siempre nos instó a llevarnos bien entre familia. acababa de volver a Ouroboros después de estar casi doscientos años con la orden de Merlin sirviendo en las cruzadas a las que fui enviada por otro de mis sobrinos cuando tenía el aspecto de una niña de 13 años, y la vida en tierra santa no era nada fácil para una cría.

Mi deber entre las filas era simple al principio, informar directamente al descendiente de Merlin, una conexión directa entre la orden y su líder que debía permanecer en el consejo de magos. Las tareas de la orden no tenían nada que ver con las creencias de cristianos y musulmanes pues nos encargábamos de ambos bandos por igual, concretamente de los magos oscuros que actuaban en ambos bandos con oscuras intenciones, criaturas mágicas, nigromantes, todo cuanto tuviera que ver con nuestro mundo, pero la guerra era implacable y eso me fue endureciendo cada vez más hasta que no quedó nada de mi infancia y me convertí en un soldado más.

Los años pasaron y apareció Saladino, un gran estratega que puso al ejército cristiano contra las cuerdas y que tomó la ciudad santa en la que la orden había establecido su base, el capitán  pidió audiencia con el rey árabe que resultó ser un hombre bastante sensato y además un gran mago. Se nos permitió seguir con nuestra labor y así se hizo durante algunos años más antes de ser llamada de nuevo a Ouroboros por parte del séptimo descendiente de merlín.

Mi última misión antes de partir era la de atrapar a un templario que había perdido el juicio y bañaba su espada en la sangre de enemigos y aliados, incluso con la de inocentes que tenían la mala fortuna de cruzarse en su camino, para cuando lo encontramos poco quedaba en aquel ser de hombre y mucho había del demonio que lo había poseído, cuando terminó la batalla solo quedaban las cenizas y una brillante espada templaria con Zafiros incrustados en ella además de un aura maligna, tal vez una maldición que ninguno de los presentes podía eliminar -La llevaré a Ouroboros, el descendiente de Merlín podrá hacer algo- dije al capitán que me encomendó la espada antes de despedirse.

La mañana de mi partida dos hombres se presentaron ante mi, uno de ellos era el descendiente de Moises y el otro el hijo de saladino, uno de los ocho que tenía. Ambos se dirigian también a la isla y traían una carta con una nueva orden para mi, llevarlos a salvo hasta Ouroboros, me incliné en gesto de buena voluntad pero odiaba que me usaran como transporte público y para mi desgracia no podía negarme. El viaje fue largo y tedioso pero cuando por fin vi la isla después de doscientos  años fuera, la nostalgia me invadió por completo.

Dejé a los viajeros para que fueran a atender sus asuntos, yo debía presentarme ante Robert, descendiente de Merlín para informar y entregar la espada además de recibir mis nuevas órdenes. Caminé por los pasillos de forma lenta y tranquila, observando  todo lo que recordaba de la primera vez que llegué a vivir a aquel lugar de la mano de mi sobrino, el hijo de mi hermano y el primer descendiente de Merlín en el consejo -No ha cambiado nada- dije para mi misma mientras mi mano se posaba en la fría piedra, de repente unas voces llegaron a mis oídos, susurraban pero podía escucharlos perfectamente, ya me habían informado muy vagamente de lo que ocurría y los rumores corrían como la pólvora por la isla y esos jovencitos no eran la excepción.

Esperé a que terminaran de hablar por si podía obtener algo más de información y cuando lo vi oportuno salí de mi escondite de forma casual, como si simplemente pasara por allí -Buenas noches, vengo de tierra santa y he sido citada aquí por el descendiente de Merlín, ¿alguno puede decirme dónde se encuentra? traigo noticias de la orden- Por supuesto que lo sabían, sobretodo la jovencita que estaba cuchicheando con los otros -Yo soy la hija de Robert... está en su estudio, te llevaré hasta allí- dijo con un tono de superioridad que decidí ignorar por completo.

Una vez en el estudio pude ver a Robert, ya era todo un hombre y su cabello pintaba algunas canas, estaba escribiendo varias cartas a la vez a vuelapluma mientras paseaba por la estancia, la chica se acercó a él para susurrarle algo y fue entonces cuando se giró para verme -Ya era hora, habéis tardado mucho en llegar y no tenemos tiempo para estarlo perdiendo...- puso una mano en el hombro de la chica para continuar -Esta es mi hija Diane, te he llamado para que seas nuestra guarda espaldas durante algún tiempo, al menos hasta que las cosas se calmen un poco por aquí- miró la espada que traía envuelta en tela que contenía hilos de acero y cabellos de banshee, tenía un brillo especial y probablemente por eso no le hizo falta preguntar que era -Deja la espada y vete a tu habitación, es la que antes era de tu sobrino, confío en que sabrás encontrarla, retírate, empiezas mañana- asentí y me incliné antes de irme de allí dejando a padre e hija solos, sobraban las palabras para alguien como yo, alguien que ya no era parte de la familia sino un simple objeto que usar en su beneficio.
Adael Cohen
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {03.09.19 22:53}

[Un mes antes, en algún punto de Oriente próximo.]
Tras largos meses de viaje atravesando el Sacro Imperio Romano Germánico, por tierra, acompañado algunas veces por peregrinos, mercaderes, emigrantes, mensajeros, religiosos, prostitutas, artistas, vagabundos, mendigos, etc., hasta llegar a Venecia, una de las principales potencias económicas del mundo, donde el descendiente del profeta judío se hizo pasar por el empleado de un gran mercader veneciano para poder subir a su embarcación, allí conoció el novedoso avance científico de la brújula, y bajar en Asia menor donde abordó una caravana que tomó la ruta de la seda, llegó al fin a los dominios del gran gobernante del mundo islámico.

El anciano mago llevaba puesta su túnica roja de pastor, la vestimenta tradicional de su familia. Caminaba lento por su edad pero firme por la magia que lo conservaba, su gruesa barba aún conservaba algunos mechones oscuros entre todo el blanco. Miró al sultán serio.

-Ya es tiempo.- Su voz ronca y ligeramente aguda hizo eco en la amplia y lujosa estancia. Luego de esto, el regente hizo llamar a uno de sus hijos. El concejal puso una mano en el hombro del descendiente y le sonrió amablemente. La mañana siguiente éste guió al anciano ante un miembro de la Orden de Merlín que resultó ser una mujer dragón que los llevó a la isla de Ouroboros, en la que ya habían vivido alrededor de 20 generaciones de descendientes de Moisés, no todos habían sido miembros del Consejo, el mago que ocupaba el puesto en ese momento era Joram, el sexto descendiente, número 126 de Moisés, en ser miembro del Consejo de los 20. El descendiente de Moisés que fundó Ouroboros fue el número 105.

[Presente (Ouroboros, 1200)]
Un largo mes había durado el trayecto de vuelta, aunque a Joram le resultó rápido en comparación al viaje de ida. Al llegar, la dragona se despidió amablemente del par, estos se despidieron de ella amablemente a su vez y con un estilo bastante similar porque provenían de culturas que mantenían modos parecidos, no era tan así con todos los Descendientes, por ejemplo claros sesgos occidentales en Robert, descendiente de Merlín, contrastaban con los orientales del recién llegado descendiente.

-Ruego por que el inconveniente con los mongoles se solvente lo antes posible. Tu padre es un hombre sabio, sabrá manejar con prudencia la situación, además no podrán superar las defensas del noreste del territorio.- Decía mientras lo conducía a través de los pasillos hacia sus nuevos aposentos. En eso, el tataranieto de Joram los interceptó.

-¡Maestro!- Decía agitado por haber corrido desde que supo que el miembro del consejo que ocupaba el lugar de Moisés y su mentor, así como el de muchos otros miembros de su familia, había vuelto, su impecable armadura protocolar tintineaba a cada paso. Al llegar al par, el hombre se dedicó a recuperar el aliento por un momento.

-¡Soy padre!- Esas dos palabras iluminaron los ojos del viejo mago con cientos de ilusiones. -Es un niño y es mago.- Ambos se fundieron en un feliz abrazo entre risas. Luego el padre primerizo se presentó respetuosamente ante el hijo de Saladino, disculpándose por no haberlo hecho antes, pero la emoción de que su mentor supiera la buena noticia lo había cegado. De camino a su habitación se encontró con un miembro de su familia con un amigo cuchicheando y les ordenó que fueran a dormir.

A la mañana siguiente, sentado en el extremo de la larga mesa, ante toda su familia durante el desayuno, el concejal felicitó a la madre primeriza y se disculpó por no haber estado presente durante el parto. Luego de eso pasó a buscar al descendiente de Saladino para asistir al Cónclave.
Sayid Ibn Salah
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {07.09.19 16:09}

-Afdal ibn Salah-

El trono de mi padre, saladino, me fue entregado en el momento de su muerte y ese fue el principio de una larga guerra familiar. Uno de los mejores estrategas y reyes de nuestra tierra había caído a manos de un rey inglés, Ricardo "corazón de león" así lo llamaban los suyos, por suerte el acuerdo sobre jerusalén que había establecido mi padre no se rompió pero teniamos asuntos más importantes e internos. Las guerras ahora las libraba contra mis hermanos, primos, mi tío... desde mi coronación con 24 años, me arrebataron las tierras que me legó mi padre, Damasco, luché por ellas cuanto pude y me alié con muchos pero después de tantos años en esa dinámica perdí mi espíritu de lucha, tal vez lo podría haber conservado si se tratara de enemigos desconocidos pero al ser mi propia familia era complicado.

Como su primogénito mi padre me enseñó el arte de la estrategia y su magia, había nacido con ese don que algunos de mis otros dieciséis hermanos no poseían, me centré en el conocimiento y las artes místicas en mi pequeño palacete pues al menos me habían dejado algo de mi fortuna intacta. Una carta misteriosa llegó desde un lugar lejano y en el sello la serpiente que se mordía la cola, a mis 31 años una especie de organización quería reclutarme, al principio me mostré un poco esceptico pero no me quedaba nada en mi tierra y tampoco nada que perder.

Esperé unos días, meditando, entrenando, estudiando, hasta que por fin un hombre anciano llegó a mi casa diciendo que había llegado la hora -cuidad de la casa, estaré en contacto, mandenedme informado de los movimientos de mis hermanos- uno de los sirvientes asintió y tres de mis hijos vinieron a despedirme, junté mi frente con todos ellos despidiéndome para al final decirles -qué volvamos a vernos-.

Nos llevaron ante una jovencita de plateados cabellos y ojos azul profundo pero con una mirada severa -la orden de Merlín, yo estaba en la sala el día que fuisteis a hablar con mi padre- dije a aquella chiquilla que apenas nos dirigió la palabra en todo el viaje. al llegar a la isla estaba maravillado por aquello, un trozo de tierra en los cielos, cerca de los dioses, era casi una blasfemia como la de la torre de babel pero a la vez no podía estar más emocionado aunque no lo demostrara. Me despedí de la chica que había resultado ser un dragón y tener más años de los que yo tendría nunca, por otro lado el anciano parecía al corriente de los problemas que atravesábamos pero parecía algo desactualizado por lo que me decía mientras caminábamos y me llevaba a mi habitación -Mi padre murió hace siete años con el asunto de la cruzada, lo de los mongoles ahora es problema de mis hermanos, yo solo soy un simple mago hijo del gran Saladino- de repente un hombre joven se cruzó en nuestro camino feliz por el nacimiento de un nuevo hijo -Muchas felicidades, espero que tu hijo traiga felicidad y honor a tu familia- dije a modo cortes para después dirigirme a mi habitación, estaba cansado y al día siguiente se celebraría la reunión.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {08.09.19 2:19}

Salón de cónclaves de Ouroboros, 1200


La Fundación (Pasado real) Latest?cb=20120102185341
El día amaneció oscuro y tormentoso,  lo que para muchos resultaba un mal augurio para celebrar un cónclave. El motivo público para la celebración de dicho cónclave era la admisión de un nuevo miembro de la estirpe de Saladino, cuyo descendiente había llegado el día anterior. Sin embargo, el ambiente que reinaba no era festivo, sino tenso e incómodo. En cada rincón de la isla se rumoreaba sobre posibles traiciones e intrigas, los miembros del Consejo hablaban entre sí, sus familias, sus discípulos...que algo no iba bien era ya un secreto a voces. El gran salón del cónclave fue llenándose a la hora acordada, momento en que cada uno de los 21 miembros fue tomando asiento a la mesa. Sus diferencias podían percibirse con una simple observación, pero ninguno de ellos lo dejaba entrever con claridad. Un murmullo recorrió el grupo, sentado a la misma  mesa redonda de roble, grabada con runas que rodeaban el gran orbe mágico situado en el centro. En su interior se agitaban estrelladas nebulosas, iluminando tenuemente los rostros de los presentes.

Uno de los más ancianos de entre todos los presentes se puso en pie, sonriendo amablemente a Afdal ibn Salah. - Te damos la bienvenida a Ouroboros. Nos honra tenerte entre nosotros. Tu padre fue un gran hombre que aportó mucho a la causa mágica. Estamos seguros de que estarás a la altura. -  -  el templario se detuvo un momento, parecía que le costaba respirar y hablaba con dificultad. Gilbert Hérail, también llamada Gilbert Erail o Gilbert Horal, era el duodécimo Gran maestre de la Orden del Temple. Su amabilidad era fruto del  deseo de mantener la paz entre cristianos y musulmanes, lograda por el acuerdo de Ricardo Corazón de León  con Saladino y gracias a una política de equilibrio. Esa actitud atrajo las iras del papa Inocencio III, que vio en ello una traición a la Iglesia. Poco le importaba al viejo, su propósito era mucho más elevado que todo eso.  - Agradecer también a Joram por haber buscado y traído a Afdal. - Gilbert hizo una leve inclinación de cabeza al descendiente de Moisés, mirando después al escriba que estaba en un rincón. - Y para que así conste, Afdal será inscrito hoy en el libro de los fundadores. - después volvió a tomar asiento, visiblemente cansado.

- Hay otros asuntos que nos ocupan en el cónclave de hoy, y me temo que menos agradables. -
desvió la mirada hacia el descendiente de Pendragon, que se limitó a dirigirle una mirada de suficiencia, como si se lo esperase. - ¿Y se puede saber de qué asunto desagradable se trata? pensaba que nos limitaríamos a dar la bienvenida al gran descendiente de Saladino. - se limito a dirigir una gélida mirada al nuevo, pasando después a Joram, y finalmente a Robert, como invitándole a decir algo.

- Sabes bien a qué me refiero. -
el viejo miró a su alrededor, buscando apoyos. Lo habían hablado antes, en secreto. - Tu familia y tú estáis quebrantando las reglas del Consejo. Vuestras ansias de poder pueden acabar con la igualdad que llevamos años protegiendo. Eso por no decir que estáis interviniendo ilícitamente contra los no mágicos, y... estáis llevando a cabo prácticas prohibidas...hay magias que es mejor no remover. - murmuró entrelazando sus huesudas manos a la altura de su rostro.



Sean Eire
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {13.09.19 20:33}

-Robert Eire-

Aquella noche no pude dormir, tenía demasiadas cosas en la cabeza y cabos por atar, todo debía estar preparado para lo que iba a ocurrir en la reunión del consejo al día siguiente, Miré la espada que había traído Zaphira -La espada...- de inmediato pensé en la que pertenecía a la familia de los pendragón, Excalibur era su marca, su insignia y su orgullo, el solo pensar que debía arrebatársela en el peor de los casos me daba dolor de cabeza, un pájaro de papel entró por la ventana para posarse en mi escritorio, era una carta del capitán de la orden de Merlín, los que quedaban en inglaterra.

Mi señor Robert.
Todo está dispuesto tal y como habéis pedido, estaremos preparados para lo que pueda ocurrir mañana, la orden os apoya tal y como ha hecho siempre desde tiempos de Merlín.


Crucé mis manos mirando una y otra vez aquel papel -Incendio- el papel ardió y seguí viendo como se evaporaba y consumía entre las llamas, solo esperaba que el mundo no acabara así, devastado entre las llamas.

Por fin la reunión había llegado, el templario moderó aquel encuentro entre todos los presentes, no le hacía mucha gracia tener a aquel hombre allí pero se había decidido su ingreso casi por unanimidad, después de todo, el consejo no se regía por religiones o creencias, todos habíamos sido elegidos por nuestras habilidades -Bienvenido Afdal- dije con una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo, Gilbert siguió hablando y no se andaba con rodeos, anunciando la incorporación inmediata del nuevo y pasando al asunto importante, los pendragon.

Se me hizo un nudo en la garganta, mi corazón estaba dividido entre el deber y la amistad que nos había unido por cientos de años, cuando la voz de Charles se hizo oír alcé la mirada, sin duda había tristeza en mis ojos pero la decisión del consejo ya estaba tomada, ojalá hubiera otros métodos pero yo nada podía hacer -Amigo mío, mucho me temo que vuestras transgresiones violan las normas de esta sagrada institución... Debes arrepentirte y asumir tus errores- el tono de mi voz casi parecía una súplica y podría decirse que así era, esperando que mi amigo no lo tomara a malas, nuestra familia y la de morgana siempre habían estado juntas con la de los Pendragon, nos unían muchas cosas y la idea de perder nuestros lazos me oprimía el pecho -Por favor Charles- dije finalmente apelando a su buen juicio, si es que le quedaba algo.
Adael Cohen
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {20.09.19 9:23}

El anciano mago se disculpó con el joven cuando supo la noticia de la muerte del padre de éste, lamentando también la posible muerte del mensajero que traía dicha noticia. Al día siguiente, luego del desayuno, Joram pasó a buscar a Afdal para dirigirse juntos al cónclave. De camino al salón, luego de las usuales preguntas sobre cómo encontraba el lugar, cómo había pasado la noche, cómo había despertado, si la comida del desayuno le había resultado gustosa y cómo le resultó el servicio de aseo y el de entretenimiento dijo:

-Sin duda alguna, tu padre te entrenó en el arte de la diplomacia y es indudable que posees experiencia en esa área, pero, siendo un hombre de Oriente Próximo ¿qué sabés sobre el occidente?- Habló con calma y curiosidad mientras el agua caía furiosa en la zona no techada del pasillo. Joram y su familia tenían costumbres propias de Oriente Próximo, pero no habían nacido allí, no habían vivido allí, no sabían con exactitud qué era lo que pesaban los pobladores de aquellas tierras. Al llegar al gran salón, el viejo mago le enseñó su correspondiente asiento a Afdal para luego sentarse en su lugar habitual que se encontraba al lado del joven. Intercambió unas palabras con el descendiente de Confucio, el de Hua Mulán, el de Circe y el de Morgana Le Fay y aprovechó para presentar a Afdal ante ellos porque no había habido tiempo antes. Las conversaciones se interrumpieron cuando el más anciano de los magos allí presentes se puso de pie. El descendiente de Moisés inclinó su cabeza a su vez como respuesta al agradecimiento del templario y después se pasaron a temas más complicados.

-Entenderá que, ante la sospechosa muerte de Ricardo Corazón de León por una "infección" provocada por un flechazo en el hombro en el inesperado, sorpresivo e infundado sitio de Châlus en abril del pasado año, hayamos movilizado recursos para ahondar en la razón de su muerte y en la razón del sitio. No rindió frutos el primer enigma, pero el segundo nos llevó a un consejero de confianza del rey, tanta confianza que su figura está rodeada de misticismo, dicen, por ejemplo, que vive en un lugar fuera de la tierra plana, una especie de Edén, un lugar mágico. Por otra parte, en Oriente, recientemente se dio la victoria mongola sobre China Septentrional. ¿Cómo es que una familia aristocrática que no ejerció un poder muy amplio debido a que los mongoles no eran uno de los pueblos más poderosos en la estepa, luego del abandono de los clanes que la apoyaban y de caer en la indigencia, comenzó a adquirir fidelidades y unificó a las tribus nómadas de esta etnia del norte de Asia? Solo un experimentado guerrero y estratega aconsejado por los espíritus de sus ancestros pudo haber urdido un plan para que, según los oráculos, de aquí a 80 años un miembro de esa familia, Gengis Kan, conquiste la mayor parte de todo Oriente y llegue hasta Europa.- Dijo solemnemente las evidencias luego de las palabras de Robert.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {21.09.19 1:50}

La tormenta que se cernía sobre Ouroboros iluminó repentinamente la estancia con un relámpago, justo en el momento en que el anciano templario esgrimía sus argumentos contra Charles Pendragon. El trueno posterior fue suficiente para silenciar el sonido irónico emitido por el mago acusado. A aquello le siguió un denso silencio, marcado por un duro cruce de miradas entre el Pendragon y el que una vez había considerado su amigo, Robert. Mucho había cambiado desde que eran aquellos chiquillos que jugaban juntos. El descendiente de Arturo se irguió solemnemente ante el Consejo, tensando la mandíbula que apenas dejaba entrever su poblada barba cobriza. La cota de malla que llevaba bajo la ropa sonó levemente cuando el caballero dejó caer con vehemencia el puño sobre la mesa.

- Basta. No he venido a este cónclave para ser acusado tan a la ligera. Había oído rumores...pero no esperaba que llegasen tan lejos. Ni que me obligase a retractarte de algo una persona que toma tan en vano la palabra amistad. Te daré una nueva para que uses: traición. - dirigió una mirada envenenada a Robert, que se había unido a quienes iban en contra de la familia Pendragon. Ya habían hecho su declaración de intenciones, ya no podían fiarse prácticamente de nadie.

- ¿Qué reglas estamos quebrantando, Gilbert? ¿de qué ansias de poder me hablas? El Consejo está podrido desde hace años, y prueba de ello es que no dejáis a nadie destacar, todo lo veis como ansias de poder. - los envidiaban, todos ellos, ese era el mantra que había comenzado a transmitirse en las últimas generaciones. Su magia era poderosa y provocaba temor en algunos, cada vez se sentían más vigilados. - Los no mágicos prosiguen con su quema de brujas, esos patanes ignorantes desconocen que podríamos arrasar con ellos y sus absurdas armas si quisiéramos. Suficiente suerte tienen de que no hagamos nada más. - espetó con rabia contenida, guardando silencio después respecto a lo de las magias prohibidas. Alguien debía haberlos seguido, espiado en la clandestinidad durante sus peligrosas prácticas.

Charles se giró para mirar con incredulidad a Joram, el descendiente de Moisés. Al parecer había estado muy ocupado investigando, como si quisiera cargarle de más acusaciones además de las que ya tenía. Parecía tener en mente toda una trama de conspiraciones muy intrincadas. - ¿De qué me estás acusando si puede saberse, Joram? ¿Acaso crees que mi familia ha urdido el asesinato de Ricardo Corazón de León? ¿crees que tenemos interés en unificar esas tribus nómadas de Asia para que vengan a invadir Europa? ¿qué ganaríamos con ello, si eso fuese cierto? - la ira se hacia más fuerte a cada nueva acusación, a pesar de que algunas de ellas parecían ser más fundadas que otras. No saldría de allí indemne, comenzaba a verlo con claridad.

Gilbert suspiró, cerrando los ojos un instante mientras negaba con la cabeza. Se temía que el orgulloso Pendragon no asumiría las acusaciones tan fácilmente. - Los golpes de la vida, el paso de los años... han hecho lentas mis pisadas pero no mi decisión. Defenderé el Consejo con todas mis fuerzas durante mi guardia, y si eso supone expulsar a uno de sus miembros por desacato a las normas, así se hará. - el anciano pareció recobrar por momentos parte de sus fuerzas, sacándolas en momentos de necesidad como el guerrero que era. - El Consejo persigue el equilibrio, nadie es más importante que nadie. Tus estudiantes y partidarios parecen un grupo de fanáticos peligrosos. No podemos intervenir en contra de los no mágicos, ya lo sabes. Nuestro don no es para dañar a otros. Los Fundadores se avergonzarían de ello. Tu antepasado Arturo también se avergonzaría. No eres digno de empuñar a Excalibur. - añadió a sabiendas de que aquello le dolería bastante más que las otras acusaciones. El silencio respecto a las prácticas prohibidas fue casi como una confirmación, pues Pendragon no lo desmintió. - No oséis despertar al horror...es nuestra última advertencia. Si os rehusáis a cumplir las reglas y a pedir perdón por los errores cometidos...el Consejo votará la posible expulsión, exilio y castigo de los Pendragon, tal como estipula el artículo XIX del reglamento. ¿Qué decís?

Sean Eire
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {28.09.19 1:29}

-Robert Eire-

Las palabras de Charles eran dolorosas, se notaba que esperaba mi respaldo pero en honor a nuestra amistad no podía estar de su lado cuando sabía que no estaba haciendo las cosas bien -Por favor Charles, lo hago por ti y por el consejo, no puedes seguir haciendo prácticas prohibidas, es peligroso incluso para ti! si algo sale mal tu familia y tu estareis en peligro, esa magia tiene un precio, podrías quedar maldito de por vida!- me levanté para caminar hasta mi amigo intentando infundirle algo de cordura, esperando a que recapacitara pero las acusaciones de los otros miembros del consejos solo echan más leña al fuego de su ira, algunas incluso las desconocía, al igual que el hombre que ahora tenía frente a mi, ya no era mi amigo de la infancia -Charles... tu no eras así, estoy seguro de que algunas cosas son malentendidos...- levanté una mano para tocar su hombro mientras lo miraba a los ojos y a su vez localizaba su espada.

Las palabras sobre los no mágicos hicieron que negara con la cabeza -Solo están ciegos, no podemos igualarnos a ellos o les estaríamos dando la razón, no somos asesinos, somos intelectuales, preservamos la magia y ayudamos al mundo para ser un lugar mejor, incluso protegemos a los humanos de sus propios errores, esa es nuestra misión- ahora me dirigía al consejo por si alguien se veía tentado por las palabras de nuestro amigo -No somos mejores ni peores que nadie, todo en su justa medida es lo que mantiene el equilibrio en el mundo, incluso entre nosotros, todos somos igual de importantes, todos tenemos nuestra función- de nuevo me giro hasta mi amigo -incluso tu, Charles- esperaba que mis palabras más suaves le hicieran entender lo que había dicho el anciano con más severidad.

Los miembros del consejo empezaron a cuchichear entre ellos, la decisión estaba tomada pero no quería perder la relación con los Pendragon, nuestra historia estaba ligada desde hacía cientos de años y no seriamos nosotros quienes acabaran con ella o al menos lo intentaría.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {06.10.19 2:30}

El Pendragon podía sentir las miradas de todos clavadas en él, juzgándolo, apiadándose o detestándolo. Apenas encontró ninguna de apoyo. El viejo Joram se limitó a guardar silencio, sin responder a los reclamos de Charles por lo que él consideraba falsas acusaciones. En los últimos tiempos se había ido alejando más y más de sus compañeros, cosa que tampoco le afectaba en exceso. Sin embargo, no podía evitar sentir una profunda decepción hacia Robert. - ¿Que lo haces por mí, por el Consejo y mi familia? ¡Deja de actuar como si te creyeses el salvador del mundo! ¡La maldición caerá sobre nosotros si no aprovechamos nuestro poder para ocupar el sitio que nos pertenece! ¡Llegará el día en que lamentemos no haber hecho todo el uso posible de nuestra fuerza! - su voz se alzó hasta parecer un rugido, se había cansado de guardar las formas. No había manera de solucionar aquello con buenas palabras. Su carácter siempre había sido bastante explosivo, a pesar de que en la madurez logró templarlo un poco.  


- Envidia...eso es lo que tienes. Lo que tenéis todos. No soportáis que el Consejo cambie, que alguien tenga ambición más allá. Muchos no merecéis estar aquí...no sois suficientemente poderosos.  -
El Consejo debería ser sólo para los Pendragon, pensó la agitada mente de Charles. Llevaba tiempo dibujando ese sueño en su mente, pero el pasado y cierto sentido común lo habían frenado, hasta ahora. Bajó un poco la voz, aunque todavía destilaba rabia. Su mirada retadora paseó por todos los presentes, deteniéndose un momento en uno de ellos, un pálido joven de largo cabello azabache.  - Y tú ni siquiera deberías estar aquí, Urien Le Fay. Tu linaje es una farsa...una mezcla...sois fruto del incesto, algo que no está permitido. El único y verdadero linaje es el nuestro, si alguien debe ser expulsado eres tú. -   el rostro del chico enmudeció cuando mencionó lo del incesto, mirando hacia otro lado como si se hubiese puesto muy nervioso. No logró articular palabra. Charles le dedicó una sonrisa de desdén, retornando su atención a Robert y su discurso pacifista. Emitió un sonido de irritación mientras apoyaba las palmas de la mano sobre la mesa.

- ¿Y por qué deberíamos proteger a los humanos, si se puede saber? O nos usan para sus guerras, o nos desprecian, o nos temen. También los hay que nos envidian, y otros intentan ser como nosotros. La matanza de los Soul Reapers fue una buena prueba de ello. La Orden de Merlín sufrió los estragos provocados por esas aberraciones. -
trató de apelar por última vez a la sensatez de su amigo Robert, aunque sabía que, por su forma de ser, no aceptaría las ideas de supremacía. Bajó la mirada tratando de no parecer derrotado. En su mente daba vueltas la palabra equilibrio. Tal vez había un modo de restaurarlo si partía de cero, si limpiaba el mundo de todo aquello que se le pusiese en su camino.

El anciano templario mostró las cartas sobre la mesa. Expulsión. Humillación a su linaje. ¿Pedir perdón? ¿castigo?  No lo consentiría.  - Mancillas la palabra equilibrio con tu boca, anciano. - un feroz destello de odio apareció en los ojos de Charles al escuchar que no era digno, que sus antepasados se avergonzarían de él. El viejo sabía dónde atacar.  El horror...así lo llamó Gilbert. Algo debían saber. Exhaló lentamente el aire, casi parecía que había resignación en su rostro. Aquello duró poco.  

- Entonces elegís guerra.  - sentenció con dureza, olvidándose por un momento del senil templario para hacer esa declaración de intenciones a Robert.

- Si equilibrio es lo que queréis, equilibrio es lo que os traeré.  Los horrores acaban de comenzar para Ouroboros.  El mundo perecerá engullido bajo el acero, el fuego, la podredumbre. - un aura rojiza iluminó los ojos de Charles mientras cerraba su mano a modo de garra, como si estuviese agarrando algo. De repente el ya de por sí perjudicado templario comenzó a ahogarse, le faltaba el aire. No se demoró mucho más, al cerrar el puño le estallaron las narices al viejo, y sus oídos comenzaron también a sangrar. Su cadáver golpeó la mesa con un sonido seco, casi al mismo tiempo en que se escuchaba el chasquido de la desaparición del Pendragon y resonaba el último trueno de aquella fatídica noche.


La guerra había comenzado.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {06.10.19 20:20}

-Hablás de poder y fuerza, pero éste Consejo fue fundado por nuestros antepasados con otros objetivos, Charles.- Dijo luego del profundo silencio que siguió al rugido del Pendragon, mientras acariciaba su larga y gruesa barba.

-La existencia de los humanos es necesaria. Los que viven tienen la bendición del Espíritu de la Naturaleza.- Se dedicó a analizar los rostros de los presentes. Algunos jugaban duramente al ambicioso concejal, otros se mostraban abiertamente disgustados con su modo de actuar, pero otros demostraban estar de acuerdo con las declaraciones del juzgado. Robert, por su parte, parecía estar cegado por su deseo de que todo fuese un malentendido y que su viejo amigo cambiaría y volvería a ser el de antes. Pero el alma de éste no era la misma.

-Apoyo la moción.- Votó de acuerdo con el templario sobre la expulsión, exilio y castigo de los Pendragon, alzando la mano. Las manos de otros miembros se fueron alzando mostrando su apoyo al artículo XIX del reglamento. A ésto le siguió la declaración de guerra. El anciano hechicero miró horrorizado el asesinato del templario sin poder hacer nada y la posterior desaparición del culpable así como de unos pocos miembros que lo siguieron. Su mirada luego se dirigió a Robert como disculpándose de ante mano por sus siguientes palabras.

-El linaje Pendragon queda expulsado del Consejo por toda la eternidad y todo aquel quien ose seguir sus pasos sufrirá el mismo destino.- Sentenció con seriedad.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {06.10.19 22:33}

-Robert Eire-


Ya no sabía de que forma infundirle la razón a mi amigo, estaba totalmente cegado por la ira y el poder -Charles este no es el camino! vas a ciegas hasta un precipicio y todos los que te siguen caerán tras de ti! no te tomes a la ligera las maldiciones, no sabes lo que estás haciendo- mis palabras no surtían ningún efecto y empezaba a perder la paciencia y el temple, cada vez estaba más desesperado por traer a mi amigo a la luz pero él se resistía, se alejaba más y más de mi hacia un lugar en el que mi mano no podía alcanzarlo. Sus palabras de odio seguían destilando veneno allá dónde iban dirigidas, alcanzando incluso al chico de los Le fey que había sido como un sobrino o un hermano pequeño para los dos, en ese momento me enfadó levantando un dedo hacia el mago -Eso si que no te lo permito Charles Pendragon, el chico no tiene la culpa de esto, no sabes lo que dices, todo lo que sale por tus labios ahora mismo no son más que los delirios de un loco ebrio de poder!-

El Descendiente de Moisés respondió a Charles sobre los humanos ya que parecía que lo que yo había dicho le daba totalmente igual, no sabía qué hacer, todo iba demasiado rápido y en el momento que se nombró a la orden de merlín volví a intervenir -No puedes herir a alguien y no esperar que te devuelvan el golpe, por desgracia los Soul Reaper nos superaron por culpa de subestimarlos, no son simples humanos jugando a ser magos, cada vez se hacen más fuertes y debemos tratarlos como lo que son, un enemigo más... Fue mi familia la que fue masacrada ese día, así que no me hables de perdidas, recibirán su castigo a su debido tiempo- aquel incidente hacía más de 200 años se llevó la vida de mi abuelo en consecuencia, asumió toda la responsabilidad por el incidente salvando la vida del resto de implicados, un duro golpe para el nombre de Merlín.

Finalmente lo que yo más temía se había hecho realidad, el anciano templario lanzó la sentencia apoyado por muchos otros del consejo, miré a Charles una última vez con la esperanza de que se retractara de sus palabras pero solo había odio en su mirada -Lo siento Charles...- asentí estando de acuerdo con la expulsión aunque en mi mirada solo había tristeza en contraste con la de mi amigo... o ante el hombre que una vez lo fue. Su declaración de intenciones me dejaba claro que había hecho bien en traer a Zaphira y no sería la única de la orden que volvería a casa -Sea pues, estamos en guerra...- acto seguido el Pendragón lanzó una amenaza que parecía más una maldición que caería sobre todos los presentes en aquella sala del consejo y no contento con eso utilizó su magia, no conocía el hechizo pero la sensación era la que daba la magia negra, sus ojos brillaron -NO LO HAGAS! NO EMPEORES LAS COSAS CHARLES!- demasiado tarde, en el instante que me giré a ver al anciano Charles había desaparecido.

Galeno y yo intentamos salvar su vida pero nada pudo contra la peor maldición de todas, la muerte. todos los presentes guardamos silencio, uno que se vio interrumpido por la voz del siguiente más anciano, Los pendragon y sus seguidores habían conseguido el exilio eterno y nada de lo que yo pudiera hacer cambiaría el curso de la historia, solo me quedaba lidiar con mi tristeza, la decepción y el miedo -Debemos prepararnos para la guerra que se avecina...-
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {07.10.19 0:58}

Inmediaciones del castillo de Tintagel, 1201

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El asesinato cometido en el último cónclave sólo había sido una pequeña muestra de los horrores que desataría la guerra civil de los Descendientes. Sólo había pasado un año desde aquello, pero desde entonces habían tenido lugar tres cruentas batallas. Charles Pendragon y sus seguidores se habían hecho fuertes en el castillo de Tintagel, que había pertenecido a su familia desde los tiempos de Arturo pendragon. Con él se habían marchado nueve miembros del Consejo que comulgaban con las ideas de Charles y su familia, conocidos desde aquel momento como los Nueve Traidores de Ouroboros. También se habían unido sus familias, numerosos aprendices de Ouroboros y una cantidad suficiente de caballeros que servían a sus señores mediante el vínculo del vasallaje. Muchos de ellos fueron seducidos por la idea de la tierra prometida, un mundo en el que serían los más poderosos, sin restricción alguna a su magia, obteniendo por derecho propio el lugar que les correspondía.  

No había sido eso lo único que había atraído su atención, otros tantos se unieron a la causa ante la promesa de que contarían con una poderosa arma, algo con lo que esperaban ganar su batalla contra Ouroboros. La magia de los Pendragon era poderosa, y generación tras generación habían mejorado en la magia de sangre y el dominio de dragones. También eran capaces de dominar los maleficios, pero dejaron aquello en un segundo plano para diferenciarse de los Le Fay, a quienes consideraban un linaje impostor.

Los dragones dominados eran su principal ataque y defensa, pero todavía necesitaban liberar todo ese poder...

Heródoto escribió:"Aunque los llaman dragones, son diferentes de los que habitan actualmente la tierra. Criaturas más poderosas, antiguas, nacidas de una magia diferente, indomable, horrores que no pueden ser controlados.  La conexión entre ellos y los "Dragones Jóvenes" se desconoce, pero no poseen la misericordia o familiaridad que ellos tienen con el resto de razas.
El ciclo de su despertar se remonta a tiempos ancestrales. Su único objetivo parece ser doblegar, controlar y destruir lo que encuentren a su paso.
Son un mecanismo de defensa cuando se altera el equilibrio. Para borrarlo todo y comenzar de nuevo."

Charles releyó por enésima vez aquel antiguo papiro rescatado de la biblioteca de Alejandría, ese documento que había conseguido de la colección del templario y que había acabado siendo su obsesión.  Ya había experimentado otras veces con dragones poderosos, así que se emocionaba con el reto que supondría poner a su servicio a aquellas criaturas que ninguna persona viva había visto antes. Con ellos podría comenzar de nuevo, su linaje iniciaría un nuevo orden en el que dragones y magos serían los dueños de toda la tierra conocida. Sólo necesitaba encontrarlos y despertarlos para poder  ganar la guerra...



Inmediaciones de la Cueva de Merlín, enero de 1202

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Apenas quedaban familias que no hubiesen perdido a alguno de sus miembros durante la larga contienda. El castillo de Tintagel había sucumbido a los ataques tras casi dos años de asedio constante, tras perder a más de la mitad de sus fuerzas.
Tal vez podrían haber resistido un poco más, pero, como en la mayoría de los asedios, el final vino desde dentro. Genievre Pendragon, la más joven de las hijas de Charles, abrió las puertas al enemigo. Su amor por Urien Le Fay la cegó hasta el punto de renegar de su familia, de detestarla por impedirle estar con él. La muchacha esperaba un hijo fruto de aquella relación, así que creyó en las promesas del joven Le Fay, creyó que huiría lejos de allí con ella, lejos de la guerra.

El frío acero atravesó su vientre cuando ella fue a su encuentro en la oscuridad de la noche, cuando salió al exterior a través de uno de los pasadizos secretos. Para ese momento las puertas ya estaban abiertas y el fragor de la batalla se escuchaba en la lejanía.

- ...¿Por qué? - susurró la muchacha con voz ahogada, con expresión de dolor y sorpresa al verse atravesada por la espada de la persona que amaba.  - ¿Por qué? - replicó él con una cínica sonrisa en sus labios y un frío destello de desdén en sus ojos violáceos.   - Porque ya no me sirves. Porque ya conseguí lo que quería. Porque ya me cansé de ti. Porque quiero que tu linaje desparezca y el mío prevalezca. Por eso. - arrancó el metal de sus entrañas, abandonando allí su cuerpo antes de encaminarse a la batalla. Ni siquiera quiso usar la magia con ella, le había dado una muerte traicionera y vulgar.

.
.
.
.

Despuntaban las primeras luces del alba cuando el fragor de la batalla se fue apagando, cuando el campo se reveló como un lienzo blanco regado de sangre y cadáveres, tanto de magos como de dragones. Pocos quedaban en pie, la mayoría habían muerto, o huido. Al menos Charles se aseguró de que escapasen de allí sus hijos pequeños, escoltados por su más fiel caballero. Sabía que había sido derrotado, pero su sangre no se extinguiría mientras sus vástagos siguiesen con vida. Ya había perdido demasiado. Su hija había muerto traicionando y siendo traicionada, pero él sólo podía llorar sobre su cuerpo, dejando caer Excalibur a su lado.


Última edición por Admin el 09.11.19 1:41, editado 1 vez
Zaphira Eire
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {07.10.19 23:37}

No había tardado mucho en saber la razón por la cual me habían hecho volver de las cruzadas, a la mañana siguiente se desató el caos en la isla por culpa de las acciones de Charles... Tenía sentimientos encontrados, siempre fueron amigos de los Eire, casi familia y a pesar de que mi propia familia ya no me trataba como una más, los Pendragon nunca dejaron de ser amables conmigo, tal vez por su relación con los dragones pero siempre pude sentirme bien junto a los suyos, muchos de los dragones que conocía servían a su casa y eran amables y fieles, sin embargo había pasado muchos años fuera y todo eso había cambiado, nada quedaba ya de los primeros días de la utopía que era Ouroboros.

Un año entero pasé en el frente de batalla, no es que no estuviera acostumbrada pero nada tenía que ver mi lucha en las cruzadas contra humanos y desconocidos con lo que estaba sucediendo ahora, Familias, amigos, hermanos luchando y derramando la sangre de unos y otros. "Traidora" era lo que me decían una y otra vez aquellos dragones con los que crecí, los que una vez fueron mis amigos -Mi lealtad está con la sangre de Merlín- lo que repetía una y otra vez mientras la vida iba abandonando la mirada de mis victimas y con cada una se iba también un trozo de mi alma, mi corazón se endurecía cada vez más y más y era necesario o mis sentimientos jugarían en mi contra para volverme loca por el dolor, mi familia era lo primero.

El asedio al castillo de los pendragon se alargó, las noches no tenían fin pues el humo y las cenizas ocultaban la luz del sol, no recordaba la última vez que cerré los ojos por más de tres horas. Mientras unos lazos se rompían, entre nuestras filas había otros que se iban haciendo más fuertes, la ayuda estratégica de Saladino era digna de su nombre pudiendo ofrecer resistencia a los Pendragon que contaban con una larga trayectoria militar, Aprendí mucho y a medida que mis superiores iban cayendo en el campo de batalla mi rango iba aumentando pero eso significaba más presión sobre mis jóvenes hombros.

-----------------------------------------------------------------------------------------------

Dos años habían pasado desde que se inició aquella guerra civil, muchos habían caído y ahora yo dirigía la orden de Merlín, perdimos a muchos, menos de los que cabría esperar gracias a los esfuerzos de Robert y sus estudiantes con sus barreras, Galeno y Discorides se encargaban de las curaciones rescatando de las garras de la muerte a muchos pero a veces era implacable.

De repente y de forma milagrosa el descendiente de los Le Fey tenía un plan, no sabía como lo había conseguido ni como estaría tan seguro pero a nadie pareció importarle excepto a Robert, le tenía aprecio al chico y me pidió que lo escoltara sin que se diera cuenta y así lo hice por lo que solo yo pude ver lo que realmente sucedió. Guardé silencio mientras la chica caía al suelo y su sangre manchaba la fría piedra. El chico de los le Fey se fue dejando a la joven abandonada... la conocía, como a muchos otros de la isla, era una de las hijas pequeñas de Charles que lloraba y gritaba de dolor pero su corazón era lo que más le dolía.

No abandoné mi posición pero los lamentos de la chica Pendragon se habían quedado grabados en mi mente, la estaba dejando morir por un bien mayor pues justo como pensaba su padre al ver perdida la batalla había ido por ella dejando a excalibur abandonada, era el momento de atacar y acabar con aquella guerra, empuñé mi espada y me lancé a por el con total resolución, mi destreza en la batalla era ejemplar y estaba a la altura de cualquier enemigo que me había cruzado pero mi fervor y mi falta de cautela sumada a mi inexperiencia habían jugado en mi contra pues no contaba con un detalle muy importante, era un Dragón y pagaría con creces mi error.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {08.10.19 0:47}

-Robert Eire-

Casi no tuvimos tiempo de dar un merecido adiós al templario que había sido asesinado por Charles, a pesar de que la mayoría de los miembros del consejo nos mantuvimos como una unidad dispuesta a preservar las tradiciones y la esencia de la isla, muchos otros se vieron tentados y atraídos por el poder y la ambición, era la semilla que Charles había plantado en sus corazones y ahora brotaba una zarza que los envolvía, dejándose llevar por lo más oscuro que había en sus almas.

Las medidas estaban claras, los traidores y sus familias serían expulsados del consejo tal y como había sentenciado el descendiente de moisés en la reunión, no tomó más tiempo del que disponíamos saber quienes eran aliados y quienes simplemente se habían quedado para hacer daño desde dentro, muchos murieron y fueron sentenciados por sus crímenes contra la ley de la isla, otros consiguieron escapar llevando consigo tesoros de Ouroboros, grandes pérdidas que en las manos del enemigo podían marcar la diferencia.

El plan a seguir era simple, Nuestros linajes debían prevalecer así que muchos de nuestros hijos fueron enviados a distintas partes de europa, mi pequeña era una de ellas y ahora estaba a salvo en praga, protegida por otra rama de la familia, Zaphira se quedó a mi lado, no dudaba de su fidelidad pero su raza no contaba precisamente con ventaja sobre los pendragon así que la opción más sensata era tenerla vigilada. Aquel día me dirigí al centro de la isla, el orbe de Merlín estaba posicionado en su lugar, una especie de altar en lo alto de la torre más alta del castillo principal de Ouroboros, alcé mis brazos y empecé a recitar el conjuro, de inmediato las runas se iluminaron a mis pies y grandes cantidades de magia emergieron a mi alrededor en forma de luz, mis ojos se iluminaron y una onda expansiva recorrió la isla para después empezar a cubrirla en una gran cúpula de un color azul -La barrera está en pie, estaremos tranquilos un tiempo mientras terminamos los preparativos-

La Fundación (Pasado real) B5ae0447d63585502f2b6fb4bdd5fad9

Un año había pasado desde aquello y el asedio al castillo parecía no tener fin, las bajas se contaban por miles en un bando y otro mientras yo seguía intentando que aquel hombre que una vez fue mi amigo entrara en razón -DETÉN ESTA GUERRA ABSURDA CHARLES! CUANTA SANGRE MÁS TENDREMOS QUE DERRAMAR POR CULPA DE TU INSENSATEZ?- Hacía caso omiso a todo, lo había perdido y ya no había vuelta atrás.

El dominio de la magia de sangre y el control sobre los dragones por parte del bando enemigo era formidable, incluso llegué a pensar que nuestras fuerzas no serían suficientes pero a veces recuperaba la esperanza, nosotros también teníamos armas y la que había resultado más efectiva era Zaphira.

--------------------------------------------

Dos años enteros con aquel asedio, dos largos años en los que lo único que había ganado era más centímetros de barba aunque por suerte no competía con la del descendiente de Moisés, de momento. Había perdido muchos familiares y amigos, la orden de Merlín no era casi nada de lo que una vez fue, perdí a mi mujer y dos de mis hijos solo me quedaba Zaphira y la esperanza de volver a ver a mi hija mayor una vez acabara esa guerra. Estábamos agotados, había levantado una barrera para poder darnos un respiro antes de seguir la contienda cuando un rayo de esperanza nos alcanzó de mano del joven Le Fey, tenía un plan y al parecer podía conseguir abrir las puertas pero había algo extraño en todo eso, algo no terminaba de encajarme pero mi moral se dividía entre acabar la guerra de una buena vez y hacer lo correcto, finalmente opté por la dragona -Síguelo, mantente informado- un simple movimiento de cabeza como respuesta me aseguraba que cumpliría su misión.

La caballería aguardaba bajo el amparo de la noche la señal para atacar, había un silencio sepulcral y de repente una antorcha, se movía de un lado a otro desde dentro a medida que la puerta se iba abriendo -¡AHORA!- di la señal, era el momento de atacar, las tropas entraron en aquel castillo destruyendo todo a su paso encontrando menos resistencia de la que cabría esperar gracias al ataque sorpresa.

Las horas pasaban y ya todo parecía decidido, la moral de nuestro bando era alta, muchos ya festejaban pero aún nos quedaba el principal, Charles. -Buscad a Zaphira, vamos a entrar por aire al castillo  y acabar con lo que queda de sus defensas en las murallas- uno de los hombres salió corriendo a comunicar aquello, yo me encontraba cerca de la puerta, el humo y las llamas una vez más lo cubrían todo, tal vez por eso me costó reconocer a la figura que salía cargando el cuerpo inerte de su hija, Charles pendragon parecía haberse rendido, muchos  fueron a su encuentro pero aún le quedaban fuerzas para repeler el ataque -Basta! yo ejecutaré la sentencia- me acerqué espada en una mano y báculo en la otra, lo sentía mucho por su hija pero la batalla tenía que acabar en ese lugar.

Luchamos uno contra el otro, él me culpaba de traición, por haberlo abandonado y dirigía su ira y la tristeza de perder a su hija contra mi, pero yo también había perdido a mi familia -Tu guerra también me ha pasado factura! he perdido a mi mujer y a mis hijos por tu culpa! todo por tu ambición!- dos años de derramamientos de sangre habían sido suficientes para olvidar todo el aprecio que una vez sentí por aquel hombre que había sido como mi hermano, ahora luchábamos a vida o muerte uno contra otro, agotados y llenos de rabia esperando que el otro cometiera un error y por suerte para mi Charles bajó la guardia, momento en el que pude atravesar su pecho con mi acero dejándolo clavado en él mientras iba cayendo al suelo de rodillas.

Todo parecía ganado, nadie nos prestaba atención, era como si nuestro tiempo se hubiera visto ralentizado y todo fuera demasiado rápido a nuestro alrededor, Charles me miraba pero no había palabras mientras esperaba su muerte hasta que una sonrisa se dibujó en su rostro "la sangre del ser querido derramada por su propias manos" la voz sonó doble, una era la de robert que se encontraba frente a mi y la otra era la de la persona que había atravesado mi espalda con Excalibur -...Zaph...ira...-
Adael Cohen
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {08.10.19 18:30}

Aprendices en los que Joram ya había visto el oscuro brillo de la ambición lo abandonaron siguiendo las promesas de grandeza de Los Nueve Traidores de Ouroboros dirigidos por Charles Pendragon. Hace un año había enviado un puñado de sus mejores y más avanzados acólitos al frente de batalla para apoyar a las tropas de la Orden de Merlín y otro puñado para cubrir la guerra a los ojos de los que desconocían la existencia de la magia e intentar sanear el daño que las intervenciones de los Pendragon estaban ocasionando en el mundo, éstos últimos llevaron también la misión de ubicar a las familias de los miembros del Consejo en lugares seguros a través de todo el globo terráqueo.

Su esposa y sus hijos se quedaron con él en la isla, mientras que su primogénita, de ya avanzada edad, fue al lugar en el que se libraba la guerra para ejercer su oficio de jefa del Templo del Espíritu de la Naturaleza e infundir esperanza en los nobles espíritus de los guerreros.

-¡Agua! ¡Tierra! ¡Fuego! ¡Aire!- Decía la mujer ataviada con una fina e impoluta capa blanca que la cubría desde la cabeza hasta los pies subida en un improvisado atrio en el que había un altar que rendía respeto al Espíritu de la Naturaleza. La mujer hablaba con los brazos abiertos frente a cientos de combatientes en busca de consuelo espiritual.

-¡Agua! ¡Tierra! ¡Fuego! ¡Aire!- Repetían los fieles alrededor del atrio. El rezo de la multitud se escuchaba como una sola voz que se elevaba, se transportaba y los atravesaba a todos hasta llegar a sus almas mientras los cuatro sacerdotes que asistían a su líder manipulaban, de los elementos mencionados, el que podían manejar para unir el agua, la tierra, el fuego y el aire en una esfera que levitaba y giraba en el aire ante la vista de todos los espectadores.

-¡Que el Gran Espíritu de la Naturaleza acompañe a los de corazón noble y espíritu puro!- Proclamó a los cuarto vientos.

-¡Agua! ¡Tierra! ¡Fuego! ¡Aire!- Repitió la multitud con fervor. Lo que nadie sabía era que todavía quedaban por delante casi dos años de cruenta guerra.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {09.10.19 19:10}

El frío viento de aquella mañana de enero helaba las lágrimas del Pendragon mientras caían por su rostro, roto de dolor. La derrota había sido aplastante, la esperanza estaba muerta. Cerró suavemente los ojos de su hija, permaneciendo allí arrodillado junto a su cuerpo durante algunos minutos más, completamente rendido. Él también estaba herido de gravedad, lo supo al ver al correr la sangre ávida de él escapar, de ese cuerpo malherido que nunca dudó en arriesgar su vida en pos de un sueño que ya no conseguiría. La batalla había acabado y pronto vendrían a por él, pero no moriría sin llevarse por delante a todos los que pudiese.

El sonido de pisadas cercanas sobre la nieve lo alertó, pero no hizo ningún gesto para no alertar al enemigo. Sólo levantó la cabeza en el último momento, cuando la joven dragona estaba a escasos metros de él, empuñando su espada para matarlo. Una sonrisa de maldad se perfiló en los labios de Charles al ver quién era, no podía creer que su amigo hubiese sido tan estúpido como para enviar a Zaphira. - Ilusa...- El hombre alzó su ensangrentada mano hacia la dragona, haciendo un gesto como si retorciese algo en el aire. Apenas fueron unos segundos, pero fue suficiente. Un fugaz y cegador destello rojo iluminó el área, dedicó sus últimas fuerzas a ello. La venganza había sido consumada, sólo quedaba recoger sus frutos. La orden fue clara, la dragona acabaría con la vida de aquel al que servía.  Charles recogió el cuerpo inerte de su hija menor, alzándola en brazos para dirigirse al exterior, quería darle reposo antes de su propio fin.

- Ni siquiera eso me van a permitir...ni darle una despedida digna de su linaje. -
murmuró furioso mientras avanzaba entre los cadáveres de los caídos de ambos bandos, encontrando varios enemigos que le salieron al encuentro. Todos parecían ansiosos por darle muerte, pero el que quiso adjudicársela fue Robert Eire.  - Tenías que ser tú. Siempre interponiéndote. - se agachó para dejar a Genievre en el suelo, depositando un beso en su frente mientras susurraba. - Serás vengada, seremos vengados, aunque tengan que pasar mil años. Te lo prometo. - tosió sangrientamente cuando volvió a ponerse en pie,  empuñando otra espada que no era Excalibur. Su rival no pareció darse cuenta mientras se enzarzaban en aquella lucha encarnizada en la que ambos estaban cegados por la ira y la rabia. Una vez fueron como hermanos, pero nada quedaba de aquello.

- ¡Fuiste tú el que decidió quedarse en el lado equivocado! ¡No me culpes a mí de las desgracias que fueron provocadas por tu insensatez! ¡Estás ciego! ¡Llegarán aciagos días para Ouroboros! - la tormenta de espadas cesó cuando el acero de Robert atravesó de lado a lado el pecho de Charles. Su mirada enturbiada por el dolor no se apartó del rostro del rival mientras caía al suelo de rodillas, esbozando una última sonrisa triunfal mientras susurraba sus palabras finales.

- La sangre del ser querido derramada por su propias manos...-
los ojos del patriarca de los Pendragon se cerraron para siempre tras llevarse consigo la imagen del asesinato que había urdido. Al final había sido su espada la que había matado al descendiente de Merlín, empuñado por alguien de su Orden. Justicia poética.



La guerra había terminado. A Ouroboros le costaría años reponerse en términos de vidas, de confianza, de lazos entre iguales y alianzas. Aquello había sido como un mal sueño, no querían que se hablase de ello. Se impuso la ley del silencio, nadie quería hablar sobre la guerra, nadie quería que el linaje maldito apareciese en los escritos.
Poco a poco se fue olvidando el sufrimiento, fueron continuando las siguientes generaciones. Algunos comenzaron a olvidar, pero no todos...los recuerdos estarían allí para aquel que supiese encontrarlos.
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La Fundación (Pasado real) Empty Re: La Fundación (Pasado real) {09.10.19 23:23}

Ahora entendía porqué Robert me había pedido que no me acercara a Charles, porque a pesar de pedirlo una y otra vez me lo negaba, yo era insignificante para aquel hombre y su magia. Luché y patalee cuando algo me tomó del cuello pero nada funcionaba, fue entonces cuando empecé a sentir un dolor agudo en mi cabeza y un calor abrumador invadió todo mi cuerpo que se iba paralizando mientras aquella magia penetraba en mi interior hasta que mi consciencia pasó a un segundo plano.

Estaba atrapada en mi propio cuerpo pero podía verlo todo, Charles me soltó y empuñé la espada de su familia, excalibur, me quedé ahí, de pie mientras gritaba internamente con todas mis fuerzas pero no salía un solo sonido de mis labios. Eché a correr hasta el campo de batalla, todo parecía ganado para el bando de los descendientes y yo estaba allí, de pie, con la mirada perdida aguardando a que el titiritero tirara de los hilos. Desde la lejanía pude ver como la amistad ancestral del linaje de merlín y el de Arturo se desmoronaba con cada espadazo, cada vez que el acero de ambos se cruzaba los lazos que los habían unido se rompían uno tras otro y finalmente Robert ganó... o eso parecía.

Mi cuerpo echó a correr espada en mano "no! no lo hagas!!!! basta!!!" cuanto más me resistía más intenso era el dolor y más se resentía mi cuerpo haciendo que mi nariz empezara a sangrar pero seguía luchando en vano, finalmente la espada que empuñaba atravesó el pecho de Robert, mi rostro era inexpresivo, lo ojos vacíos pero las lágrimas brotaron y recorrieron mis mejillas. Grité, grité hasta sentir que podría morir por ello mientras lloraba en mi interior pues por fuera solo estaba de pie frente a Robert que luchaba por respirar frente al cadáver del líder de los Pendragon, los soldados empezaron a llegar y los de mi orden me apresaron dispuestos a ejecutarme pero Robert los detuvo -No ha sido ella...- dijo a todos los presentes bastante confusos por lo que decía -Acercadla- todos dudaron pero acataron las ordenes del mago que puso su mano sobre mi cabeza para usar su magia y así librarme de aquella maldición.

Primero me desplomé, aquello me había pasado factura pero me levanté pues el dolor en el pecho era aún más grande que cualquier otra cosa, había faltado a mi juramento, había herido a un miembro de la casa de merlín, no era una guardiana, no era absolutamente nada -ROBERT!! ROBERT YONO QUERÍA! PERDÓNAME, NO TE MUERAS POR FAVOR!!!- Lloré como no lo había hecho en mucho tiempo aferrándome al mago que apenas podía ya decir nada

-Escúchame Zaphira, esto no es culpa tuya, me marcho... te has convertido en una chica fuerte y eres la protectora de nuestra sangre, esto no es el final....-

el hombre se resintió empezando a toser sangre -ID A BUSCAR UN MÉDICO!- grité desesperada sin hallar consuelo aún con las palabras del descendiente que siguió hablando

-Llévate la espada... el pensadero de la sala de reuniones... toma todo lo que ha ocurrido aquí y encierralo en lo más profundo de tu memoria... nadie puede saber lo que ha ocurrido aquí, nadie debe recordar que la sangre maldita de los pendragon una vez existió...-

la mano ensangrentada de Robert tomó la mía con las fuerzas que le quedaban para mirarme a los ojos mientras la vida lo iba abandonando

-Si buscas redención aquí tienes tu misión, guarda a la familia del horror de esta guerra, protege a la isla y a los suyos de la sangre maldita, custodia el secreto hasta el fin de tus días-

Esas fueron las últimas palabras de Robert Eire, aquel que pagó con su vida mi debilidad, mi error y mi desobediencia.

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Pasaron más de cien años desde aquella guerra, todos aquellos que lucharon en ella ya eran demasiado mayores o habían muerto, algunos eran muy jóvenes para recordarla y aquellos que si lo hacían nunca hablaban de ello o habían sido sometidos a magia desmemorizante, me ofrecieron esa opción pero la rechacé, debía cargar con mi pecado , debía recordar lo que nadie más podía para evitar que la historia se volviera a repetir. Los años pasaron seguidos de los siglos, uno tras otro los miembros de la casa de Merlín iban y venían y yo me convertí en una sombra, siempre alerta, sin acercarme sin ser digna de volver a sentirme parte de su familia como parte de mi castigo mientras custodiaba la espada maldita que una vez fue leyenda, muchos la buscaron pero todos fracasaron, algunos encontraron la muerte en mis manos pues el tesoro de un Dragón era algo que se guardaba con recelo.

Después de más de mil años empezaba a sentir que mi pecado había expiado pero el pasado siempre consigue alcanzarte y mi penitencia no había acabado, de eso pude darme cuenta el día de la fiesta de Ouroboros en la que solo una persona había entendido la amenaza, solo una sabía de que estaba hablando la bruja -No puede ser...- salí corriendo, me transformé y volé lejos de allí hasta la costa, a una colina coronada por una tumba sin nombre -Han vuelto Robert... -

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