Jardines Dioscórides

-Oh…- Catherine por un momento pareció contrariada pero lo entendió aunque suponía que a Wthyr eso no iba a tranquilizarlo. Ian al menos ya conocía a Lucio y había traído a Aedan sin problemas -No…¿Qué dices? Tú… - Negó varias veces -Tú, tú- Insistió sintiendo que de pronto le entraba un poco de ansiedad que alguien más dedicado a la magia de sanación se inmiscuyera en sus cosas, por mucho que compartiera amistad con Jo. Era muy suya con su cuerpo -¿Y qué hago Lucio? ¿Me mudo sola a un sitio entre Avalon y Ouroboros? Como si eso fuera a ser realmente factible- Suspiró cansada y luego Jack vino a colmar el vaso.

¿Tono? -Gánate mi respeto- Le espetó en respuesta a su palabra sobre el tono. En algún punto de su vida había admirado a Jack pero todo se había ido deshaciendo lentamente al ver los verdaderos colores de los Descendientes. Tras ello excusó a su esposa y Catherine delineó una sonrisa pérfida. Claro… Pobre mujer, soportar a Jack todo el día y pretender reírle las gracias en público debería ser agobiante.  Arqueó la ceja ante el malintencionado comentario sobre sus dos matrimonios. -No hables desde la ignorancia Jack, no te pinta bien- Viejo decrépito, la indignación se convirtió en ira porque no  había sido su decisión real casarse con Wthyr. Nunca habría dejado a Ian de no ser por la maldición. Pero qué iba a saber ese tipo de maldiciones, destinos y magia…

-Por supuesto que no funciona pero te encanta quedarte sentadito en tu trono y hacer que otros trabajen para mejorarla y luego exiliarlos cuando no los necesitas. ¿A mí? ¿usarme de instrumento? ¿Cómo me usas tú?- Añadió alzando las cejas -Y si crees que yo te voy a seguir tolerando, la llevas clara Jack…Yo tampoco necesito usar palabras bonitas- Arqueó las cejas con sorpresa cuando soltó aquello de su buenismo y Catherine bajó la voz en un murmullo mientras lo miraba ladeando la cabeza, con un gesto más bien extraño en ella -¿Me prefieres de bruja oscura, Newton?- Inquirió con rintintin de advertencia. ¿Acaso sabía con quien estaba hablando?

Pero Lucio le ganó la partida y cuando soltó aquello Catherine abrió los ojos de par en par. ¿QUÉ COÑO ESTABA PASANDO? ¡GIO EN ITALIA! ¡SEAN PERDIDO! ¡LUCIO RENUNCIABA! ¡MATVEY DESAPARECIDO! Se quedaba sin aliados. ¿Y qué era ese mensaje de los Pendragon? ¿Había visto algo que ella no? Inclinó la cabeza al brazalete, pero habían tantas cosas pasando que… Alzó la mirada hacia Lucio asintiendo cuando se fue, no tenía palabra alguna. La despedida de Jack hizo que lo mirara con ojos entrecerrados. Le dieron ganas de…maldecirlo. Oh…tenía muchas ganas de maldecirlo. Tuvo que apretar las manos y controlar el impulso de abrir la boca. No estaba bien eso…No estaba bien … ¿No? ¡Pero se lo merecía! Catherine tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para controlar su lengua.

Miró alrededor un momento, percibiéndose sola y puso los ojos en blanco. Así había estado toda su vida. Sola. Fenomenal, era mucho más tranquilo, la verdad. Se llevó las manos al vientre pensando en lo que le había dicho Lucio. ¿Qué pasaría con Ian y Wthyr si ella cogía a Aedan y desaparecía? Así no tenía con el dolor que le provocaba ver a Ian, la confusión y responsabilidad con Wthyr…Tampoco tenía que dar explicaciones al Consejo. Sólo ella y sus bebes. Alguien la llamó y observó a Chloe a quien se obligó a sonreír pese a los oscuros pensamientos de su cabeza. Se incorporó y caminó hacia ella para sentarse a su lado, o dejarse caer. Miró a Sofía empezar a bailar con el teniente Royden y luego apartó la mirada hacia Chloe “¿Cómo haces para mantenerte neutral y de buen corazón?” La verdad, era una pregunta sincera, hecha desde la confianza que había entre…ex cuñadas - Hola Chloe, ¿Cómo estás? ¿Sabes algo de Ian?-

Cedric había intentando cumplir con su deber como invitado a la boda de un miembro del Consejo. Tras dejar a su hermano en buenas manos, habia ido a encontrarse con Falkor, para pedirle que lo acompañara. Aunque al dragón no le hacía mucha gracia acudir a una ceremonio en la isla de Ouroboros no pudo resistirse a la cara de cachorro abandonado que sabía ponerle Cedric.

Se atavió como mejor creyó conveniente y emprendió el vuelo a Ouroboros. Aterrizaron en la zona mas externa, donde no pudieran molestar o asustar a nadie, y luego desapareció con Falkor hacia los Jardines. Incluso había logrado agenciarse con un regalo para honrar en enlace de Dioscórides....

Al llegar escucharon musica. Cedric apresuró el paso un poco, llegaban tarde. Odiaba llegar tarde, con las cosas empezadas. Estaba fatal. Ingresó a la carpa en mitad del baile que abrían los novios, aunque claro, no todo el mundo bailaba.... miró a su compañero dragon, con un evidente gesto en la cara. Habían llegado tarde al enlace.

"Le echaré la culpa a los guardias"

Observó a la descendiente de Dioscórides que en ese momento, bailaba en los brazos del teniente Royden, al que por un motivo u otro, conocía también. Sus ojos pasaron del uno al otro, mientras sujetaba entre sus manos una pequeña urna de cristal coloreado. Sus modales le indicaban que tendría que esperar hasta que concluyese el baile nupcial antes de poder darles la enhorabuena y excusarse.

Aparecí en las inmediaciones de los jardines en cuanto Catherine me dijo que estaba allí en la boda de Sofía. Yo no venía a la boda, obviamente, ni siquiera me había vestido en condiciones para ir a un lugar así. Sólo quería saber qué estaba pasando y qué tenía que ver ella con lo de los Pendragon diciendo cosas raras para secuestrar sanadores. Atravesé la zona de la carpa pasando bastante de los encargados de la entrada que recogían regalos, no llevaba ninguno. Localicé a Catherine enseguida, hablando con Chloe. Esperaba que mi hermana mantuviese la boca cerrada y no le dijese nada de lo que había pasado en la casa, cuando Tobías entró para llevarme y Aedan se quedó solo.

Eché una mirada de pocos amigos al hermano Pendragon mudito que estaba también por allí, aunque preferí no dirigirle la palabra para que no fuese el tercer hermano al que le atizaba un golpe. Avancé después hacia donde estaban ambas sentadas, suspirando aliviado al ver que de verdad no le pasaba nada a Catherine. - Estaba preocupado por ti. ¿Estás bien, verdad? El hermano cenutrio rubio fue al hospital a secuestrar a Lucio, y dijo no sé qué de una enfermedad en Ávalon. Pensaba que te había pasado algo, no quisieron decirme nada... - ignoré bastante a Chloe y a Oscurus, sin llegar a sentarme al lado porque estaba incómodo en aquel lugar y prefería mantener una conversación en privado. - Hasta avisé a Matvey para ir a buscarte. Ya le dije que no hacia falta. - aclaré, para que no se alarmase pensando que su padrino iba a ir allí buscando líos. - ¿Podemos hablar en privado?

Mientras veía irse a aquel hombre con quien había compartido parte de su vida, se perdió un poco de los gritos, del escándalo, imaginando lo que pudo haber sido y no fue. Si bien, podía verse a su lado, se sorprendió a mi misma aliviada de no tener que arrastrarlo a él a un matrimonio apresurado como había planeado hacía meses. Él habría aceptado y ella habría pasado la vida entera tratando de compensarle. Para cuando volvió al momento, Arleen estaba llamando la atención por el micrófono y Vishous la tenía tomada por la cintura como si la vida le fuera en ello.

Se sorprendió demasiado de verla en el centro de atención, pues conocía la tristeza y el dolor que aquella boda le traía a la morena, solo que nunca hablaban al respecto. Era un entendimiento silencioso. Tomó la copa que le pasaba Vishous, sin saber si lo que le daba era agua o alcohol. Tampoco es que el camarero le estuviera cuidando el embarazo que no conocía, así que simplemente se dejaría llevar por una noche. Le sonrió con cariño a Arleen cuando habló con tanto orgullo de la pareja y, sobre todo, tomó por certeza su consejo. Comprenderse el uno al otro era clave cuando las diferencias eran tan marcadas. Solo esperaba que lograran hacer una pareja tan buena como hasta ese día, donde a pesar de los altibajos habían sabido quererse y respetarse. Bebió un sorbo de la copa, cerrando el brindis de Arleen con una sonrisa grande antes de sonreírle a su ahora esposo. Para alguien que estaba tan atenta a las convenciones de los Descendientes, había nombrado primero al que no lo era... Su vena orgullosa le saltaba un poco de pensar que eso era la vida de casada.

¿Estricta dices?- Dijo con una risa de por medio mientras le entregaba la copa.- Si la ceremonia debería ir comenzando, los horarios ya no existen aquí.- Sonrió feliz, pues a pesar de la planeación, ella había sido quien había empujado para que todo se diera de manera apresurada. Cada vez que recordaba lo que Vishous había hecho por ella ese mismo día, el corazón saltaba de alegría por estar junto a él, por ir de su brazo. Tras una pequeña reverencia, aceptó la mano del moreno y rio de alegría al verse elevada por un instante, comenzando un baile tan clásico con algo que llevaba un toque de locura.

Dejó que el moreno la llevara mientras ella se perdía en sus ojos azules. Él también parecía feliz. Contento cuando menos. En ese instante, algo dentro suyo le dijo que podrían hacerlo. Que todo saldría bien y tendría su cuento de hadas, aunque con giros eróticos de tanto en tanto que aprendería a manejar si se lo proponía. Bajo la luz de la luna, su felicidad plena fue el hechizo necesario que encantaba el bosque. Había plantado en cada rincón cientos, miles de reinas de la noche que, ante la oscuridad que dominaba el bosque, comenzaban a florecer con el muy sutil y delicado aroma que las caracterizaba. Los centros de mesa y los jardines cobraban vida en aquel instante a medida que cada pétalo de aquellas flores blancas como la nieve se abrían. Cuando el perfume la trajo a la realidad, volvió a mirar a Vishous, recordando sus palabras.- Me dijiste que querías ver las reinas de la noche. Estas flores despiertan de madrugada y mueren al amanecer, y a pesar de eso viven con la tranquilidad del ahora y entregan todo lo que tienen para dar. Así he querido siempre vivir, aunque fallo en el intento.- Susurró, dejándole un beso en la mejilla mientras recordaba. Ahora que veía, sus padres y otras tantas parejas de los amigos de Vishous se habían parado a bailar. Cuando la canción terminó, recibió con un suave rubor los aplauso de cuanta gente tenía alrededor, y atrajo a su esposo por la corbata para dejarle un suave beso en los labios, aunque contaba con que el moreno lo hiciera menos superficial mientras comenzaba la siguiente canción. Realmente se sentía acompañada en ese momento, mientras giraba para absorber todo el momento, mirando alrededor y encontrando...

Se sorprendió bastante de ver a una cara conocida en aquel lugar, aunque lo había considerado desde el primer momento.- ¿Te dije que invité a Cedric Pendragon, verdad? - Preguntó esperando que el contrario le dijera que sí, porque ella no recordaba habérselo mencionado. Quizás en la lista de invitados... ¡Pero en la lista no estaba Ian! No porque no quisiera, lo tachó y metió a la lista varias veces, pero quedó fuera por evitarle el problema a Cath.- Fue muy amable conmigo en la boda de Catherine y las cosas terminaron un poco mal. Es... un acto de buena fe, una disculpa y también fue un intento un poco desesperado de hacer subir a Catherine.- Soltó un suspiro de alivio de ver a Ian con Catherine, que sabía bien que lo suyo nunca debió deshacerse.

Al final, la carrera desde el hospital al centro donde se estaba llevando a cabo la celebración me había llevado más tiempo del que hubiera esperado en un primer lugar. O al menos las distancias se me habían hecho más largas de lo que esperaba, y cuando quise llegar, lo hice con la lengua fuera… O aprendo a desaparecer o entreno para correr más rápido y no morir en el intento. A mi llegada todavía se estaba celebrando el enlace, e incluso había caras que reconocía. Estaban por ahí: Chloe, Oscurus, Ian (¿cómo había llegado tan pronto?) y la descendiente LeFay, Arleen… Encontrar a la pareja me costó un poco más. Me abracé para cerrar el abrigo e intentando que se viera lo menos posible el uniforme del hospital y caminé con decisión hacia el centro de la pista, en dirección a la pelirroja y al teniente. Cuando iba a entrar en el centro de la pista de baile, alguien se interpuso en mi camino. Otro Royden, pero no conocía bien su nombre. -¡Déjeme pasar! ¿No lo entiende? ¡Tengo que hablar con el teniente Visohous!- No. Claro que no lo entendía, ¿cómo lo iba a entender si no se lo explicaba? No había tiempo para cháchara previa. Trató de esquivarlo, sin mucho éxito. Al final me agarró por el brazo para tratar de echarme de allí -¡Suéltame! ¡Tengo que hablar con Vishous! ¡El Pendragon rubio ha secuestrado a Lucio!- Le grité, quizás por el esfuerzo de tener que soltarme del amarre. Al final lo conseguí, arrugué la nariz, con enfado y le desafié con la mirada. Tras aquello volví hacia la pareja que se acababa de casar… odiaba fastidiar aquellos momentos. ¿Me habría oído? Seguro que sí

Alcé ambas palmas de la mano, retirando la cabeza hacia un lado, esperando a que se detuviese, con una medio sonrisa -Te cedo toda la comida para ti, mientras dejes el whisky para un servidor- No se me pasó el suspiro lánguido cuando le pregunté si estaba sola. Chiquillos hormonados. Dibujé una sonrisa amplia cuando me invitó a su lado, tomando la silla correspondiente -Te propongo un trato que sé que te va a convencer. Te cambio mi comida por una buena conversación. Pero nada de trabajo, Aldaron se está poniendo mustio- Bromeé, pidiendo al camarero un vaso de whisky sin hielo. Empecemos la fiesta fuerte.

Apenas empezamos a degustar los platos/bebida cuando empezó a haber revuelo. Oh, ahora sí que empezaba la fiesta. Alcé la ceja y dirigí la mirada evaluadora en la dirección de trío que andaban discutiendo. Nada que no me sorprendiera, en especial por los últimos comentarios impopulares que Jack regalaba a algunos de los descendientes. Era más. Le sorprendía siquiera estar invitado en aquella boda, después del tema del juicio (era un arreglo político, claramente), pero el hecho de que una máquina fuera el que oficiara la boda. Tuve que aguantarme las ganas de decirle a Jack que se lo había dicho, pero… que aprenda sus propias lecciones -Bravuconeo político. Dudo que llegue la sangre al río- Comenté sin mayor interés, y volví a la bebida con bastante desdén.

Lo malo de ser descendiente, aunque sea de una rama lejana, es que al final toda la mierda termina por salpicar. Alcé la ceja y miré con gesto reprobatorio a Lucio -Por favor, deja las pataletas de niño pequeño- Pero no, había segunda parte. Por un microsegundo casi me atraganto con la bebida. Luego capté las miradas inquisitorias de todos los que nos estaban rodeando, de modo que había que tratar de solucionar aquello de la forma más elegante posible. -No es lugar, ni momento para hablar de esto- Le dije entre dientes, mascullando, fingiendo molestia por tener que tratar aquello. En verdad, por dentro, algo estaba eufórico, deseando darle una patada al culo carpeta del galeno. En cuando se largó, suspiré fingiendo cansancio y me apreté las sienes. Lo que sí agradeció es que Arleen llamara la atención de todo el público, aunque seguramente hubiera muchos cuchicheos durante toda la noche. Y ser el centro de atención de ellos era lo que no le apetecía. Y luego apareció el moreno con más cuchicheos. Gruñí con molestia para levantarme e irme a por … espacio… mientras farfullaba hacia otro lado -Está estupendamente, ¿no lo ves?- De todo aquello, lo más interesante, es el hecho de que Darren se había aparecido para llevarse a Lucio, lo había devuelto y… -¿Hay alguna forma de saber, mágicamente, si alguien está controlado mentalmente?- No me había percatado, pero ahora estaba al lado de Arleen, haciéndome con algo de comida y mucho, mucho, alcohol. Era un pensamiento en voz alta, si los Pendragon habían controlado a su primo, y se demostraba, se quedaría sin su preciado puesto. Y más caos, con un gesto suave, le indiqué a Arleen para que viniera conmigo, pero tampoco esperé a que viniera conmigo -¡Eh! Deja al chico, ¿qué es lo que estás diciendo, Justin?-

- Me parece un buen trato. - eché la mano a Oscurus para sellar el pacto de conversación por su comida, aunque luego me reí para darle a entender que estaba de broma. Había comida de sobra para todos. - Está bien. Nada de trabajo. Así te conozco un poco mejor. - y de paso cotilleaba cosas sobre el enigmático galeno. No pudimos comer y beber tranquilos mucho rato, todo lo de Lucio, Jack y Catherine se trasladó a donde estábamos nosotros. Oscurus parecía muy incómodo con el traspaso de poder que acababa de hacerle Lucio, y ni siquiera aceptó ni dijo que no. Era una decisión difícil como para tomarla así, pero si no aceptaba...¿adiós al linaje Galenus en los sanadores de la isla? - Piénsatelo bien... - murmuré con prudencia, no muy segura de qué era lo mejor. Lucio era un buen jefe, aunque tuviese sus cosas. A mucha gente le costaba llevarse bien con Oscurus, pero yo no tenía ese problema.

Cuando llegó Catherine me encogí de hombros y le devolví la sonrisa, para mí no habían cambiado tanto las cosas aunque se hubiesen divorciado. Le seguí el hilo para comunicarme con ella telepáticamente, un poder que ambas compartíamos.

"Supongo que intento echarle paciencia, pero a veces cuesta."

- Muy bien. ¿Y tú? ¿sabemos ya si es sobrino o sobrina? - pregunté ilusionada haciendo un gesto en dirección a su vientre, que ya se notaba. Dudé un momento en responder sobre Ian, sobre todo porque no sabía si él quería que le contase lo último que había pasado. Hice un gesto dubitativo, pero no llegué a hablar porque justo en ese momento apareció Ian por allí. Mejor, así no me ponía en un compromiso. Rodé los ojos indignada al ver como mi propio hermano no me saludaba y se ponía modo intenso como si hubiese pasado algo.

- Pero cómo van a secuestrar a Lucio...si ha estado aquí hace dos minutos. - y luego Justin, otro paranoico gritando que Darren había secuestrado a Lucio. Me levanté también de la silla para dejar que la parejita hablase, pero tampoco me acerqué a Oscurus ni a Justin. Ignoré lo del control mental que dijo Oscurus, los Pendragon no tenían ese poder. - Disculpadme. - En su lugar me fui hacia Cedric, que tenía entendido que era hermano de Darren. Lo mejor era preguntar. - ¿Sabes de qué están hablando?

Todo pareció pasar desapercibido cuando la hermana del teniente y esposa de Sayid tomó la palabra. ¿Dónde estaba Sayid? Bueno, no le importaba en lo más mínimo la verdad. Suspiró quedamente al oír el pensamiento de Chloe. El detalle es que Catherine desarrolló su paciencia a los 15 años y … ya había pasado una década. Cualquiera creía que sería una virtud que desarrollaría con el tiempo pero el detalle era que se le estaba acabando. Con todo el mundo.

-No…Pero lo sabré pronto, en un momento me excusaré y me iré a ver a Lucio. Me dijo que Anteia estaba de baja ¿Está bien?- Preguntó sinceramente preocupada, soltando el aire lentamente. Al menos ahora que Sofía bailaba nadie le prestaba atención así que se acomodó mejor en la silla. No tenía mucho apetito y estaba agotada de estar despierta todo el día, sólo quería descansar. Vio llegar a Cedric y sonrió brevemente pero no supo si la vio o no.

Un chico de pelo blanco empezó a gritar cosas y Catherine arqueó la ceja, miró fugazmente a Cedric antes mirar al chiquillo con quien hizo conexión mental. “Cálmate”, fue una orden clara y alta mientras utilizaba su magia para que todo a su alrededor desapareciera menos ella con lo cual lo vio a los ojos con el rostro sereno. “Lucio volvió conmigo y en este momento debe estar en el edificio del Consejo o en el hospital. Te agradezco el anuncio, pero todo ha sido un malentendido”, un parpadeó después todo volvió a la normalidad.

Pero no fue el único que desentonó, Ian también había venido, pero no vestido para la boda lo que le robó una sonrisa. Verlo la llenó de… de paz y de tranquilidad, simplemente, su presencia le hacía saber que todo iba a estar bien -Lo sé… Sí, sólo agotada- Reconoció y estaba cada vez más consciente de que Lucio tenía razón, tenía que estar tranquila, pero se sentía fatal de dejar a Wthyr en su condición para asistir a una boda -Lo sé… Ya les advertí que no era forma de proceder. No te dirán nunca nada, Ian… Saben quién eres y, por ende, no te facilitarán el acceso a mí- Le confesó, pero cuando avisó lo de Matvey, Catherine tensó los labios y lo miró con un gesto bastante contrariado -Wthyr cuando me vio en malas condiciones me trajo aquí, no es estúpido…Su vida, la de su familia, depende de que yo siga viva. No se va a jugar mi cuello, así como así. Han reforzado las medidas y ahora que soy su Reina dudo que los vasallos se la jueguen en envenenarnos, menos cuando su Rey también toma la misma comida- Aquello le salió en un tono un poco seco, pero…no pudo evitarlo. Estaba cansada de todo. Estaba cansada hasta de ella misma.

-Sí- Dijo con tono neutral, hablar...era realmente lo único que podían hacer. El pensamiento la entristeció pero se mantuvo estoica, no podía jugar con la maldición...No se atrevía a poner la vida de Aedan y los mellizos en juego. Miró hacia Sofía para conectar con ella mentalmente, notando que les miraba. “Lo siento Sofía…He tenido…un día complicado en Ávalon y debo aprovechar que estoy aquí para hacerme los controles… Te deseo sólo lo mejor y espero que el teniente te haga feliz como lo mereces. Prometo visitarte de nuevo, pero ahora me retiro”, se despidió con un gesto de la cabeza y salió de la boda junto a Ian.

Se quedó al  lado de Fred mientras veía a Vishous bailar con Sofía, pero sabía que ese no era su lugar así que golpeo el hombro de su hermano con el propio -Ve con Aurora, yo miro a los pequeños- Murmuró y Fred se inclinó para dejarle un beso en la mejilla. Luego vio a sus padres unirse a la danza y sonrió levemente antes de ver la mesa de los niños donde sus tres sobrinos y tres primos segundos estaban hablando y comiendo como si no hubiera un mañana. Pronto habría un bebé más y algo en el corazón de Arleen se removió, sabiendo que ella nunca podría tener a sus hijos compartiendo con sus primos. Contuvo un suspiro y se terminó de beber la copa de agua.

De pronto, Oscurus estaba a su lado o…Bueno, el nuevo Descendiente. Miró hacia él y luego tensó suavemente los labios -La Descendiente Xian podría verlo- Era su área de experticia ¿No? Dejó la copa a un lado y entonces ocurrió todo el alboroto de Justin. Arleen fue con Oscurus porque le era imposible recibir un gesto de un Descendiente y no seguirlo así que fue junto a él para mirar al chico, a quien le sonrió con tranquilidad. ¿Había venido Darren a Ouroboros? Hmmm. Frunció suavemente el ceño. Qué maleducado de no responder su misiva. Siguió con la vista a Chloe que se dirigía a otro invitado que Arleen no conocía de nada pero su acompañante… ¿Y esas orejas? ¿Elfo? Sacudió la cabeza y volvió  la vista hacia Justin y Oscurus haciendo un gesto a los guardias para que se retiraran pero ya lo habían hecho, lo que le sorprendió hasta que…

Volvió la cabeza alrededor y sabía, por lo que le había comentado Sofía, lo que estaba sucediendo. El aroma inundó la sala y Arleen sonrió brevemente mientras los jardines rebosaban de energía y magia robando un susurro de emoción inesperado de todos los invitados. La morena se abrazó a sí misma porque le parecía una de las cosas más hermosas y románticas del mundo y se dio cuenta de que se sentía particularmente sola pero estaba bien, no podía humillar a Sayid trayendo a un acompañante aunque… Sayid no estuviera allí. Era suficiente con las habladurías que ya había. Volvió la mirada hacia Oscurus y Justin -¿Quieres un poco de agua?- Ofreció al peliblanco.

Durante la canción en la que bailaba haciendo gala de la exquisita educación que sus padres le habían dado, Sofía brillaba entre sus brazos y él le sonreía de vuelta. Todo era más fácil cuando sólo se trataba de ellos dos. De pronto, pudo percibir que algo en el ambiente cambiaba pero no estaba seguro del qué hasta que el aroma empezó a inundar toda la zona.  Miró las flores empezar a florecer y frunció un poco el ceño hasta que Sofía atrajo su atención hablandole, sus palabras le hicieron sonreír de lado con cierta picardía.  

-Vivir el momento y dejar de preocuparse por el futuro… Yo puedo y quiero vivir así, en el aquí y el ahora. Contigo entre mis brazos y comiéndote a besos- Le dijo antes de robarle un beso de los labios y dejarle otro par por la mejilla, inclinándola hacia atrás para robarle otro par de besos en el cuello pero exclusivamente juguetones para sacarle una risa pero no para dañar su reputación. Él también sabía permanecer en su sitio.  

La incorporó de nuevo para seguir bailando y danzando escuchando algunos gritos que le llamaron la atención y volvió la vista pero parecía que Arleen y Oscurus lo tenían controlado, V miró hacia Fred que negó con la cabeza para que no se preocupara, ya se encargaría él así que su mellizo se dirigió hacia ahí. Y todo iba viento en popa…Hasta que Sofía le informó la presencia de alguien -¿Qué?- Inquirió entre estupefacto e indignado. ¿Por qué invitaban a esa familia  a SU boda? Paneó el lugar para conseguir al alto hombre que parecía fuera de lugar y, encima, acompañado de un dragón y, ENCIMA, Chloe a su lado hablándole. ¿Por qué las mujeres de su vida eran tan arriesgadas? Mantuvo a Sofía de la cintura mientras escuchaba su disposición -Porque todo lo que enreda a esa familia está mal, Sofía- Rodó los ojos -Acto de buena fe fue pedirle a la bruja pelinegra que se fuera sin agredirla y que matar a 11 de mis compañeros- Arqueó las cejas para mirarla cuando habló de Catherine -Vi a Le Fay aquí antes que a Cedric Pendragon. La Descendiente conoce su lugar- De pronto necesitó un vaso de whisky y para su conveniencia la música acabó.

Lo cierto es que el tipo ya estaba allí… Si lo sacaba a patadas iba a armar un lío sin necesidad. Escoltó a Sofía de vuelta a sus asientos en silencio y tomó de su vaso un largo trago de whisky mientras se sentaba. Necesitaba tranquilizarse un poco porque ahora tenía todas las alarmas pitando y estaba tenso y en guardia cuando tendría que haber sido un momento de paz y tranquilidad. Miró hacia Fred con los ojos entrecerrados – Ahora vuelvo. No te acerques sin mí- Le pidió antes de dejarle un beso en la frente y tras ello se encontró con su mellizo a medio camino e intercambiaron algunas palabras, pareciendo ponerse de acuerdo en algo. Fred inmediatamente fue a hablar con Aurora para mantener un ojo en los niños propios y los hijos de Amaya, cuando Vishous los vio organizados estuvo un poco más tranquilos. Un instante y desaparecerían sin que pudieran hacerles daño, entonces volvió hacia donde estaba Sofía -No me gusta pero no voy a echarlo porque montaría un escándalo. Te agradecería que la próxima vez que vayas a tomarte licencias con un Pendragon me avises. Son problema de Le Fay, no nuestro y no los quiero a tu alrededor. ¿Eres consciente que con un pestañeo podrían desangrarte? ¿Cómo se supone que te puedes o te puedo proteger de eso? ¿Lo has analizado?-

Había conseguido llamar la atención de varias personas a mi alrededor, aunque no de aquellas a las que, precisamente, buscaba. Bufé molesto, tratando de volver a colarme, sin suerte, mientras escuchaba los murmullos a mi alrededor. -A Lucio le han secuestrado, ¿por qué nadie hace nada?- No lo entendía, pero nadie explicaba nada, solo había miradas de reprobación. Mutismo e inacción. Seguí forcejeando con el guardia, al menos hasta que se acercó Oscurus y Arleen le siguió. Les expliqué, quizás de una forma un tanto atropellada, lo que había visto: lo del fuego, lo de Darren sangrando desapareciéndose de allí con Goth y el sanador…

Y entonces todo el mundo desapareció. Volteé a la voz que me decía que me calmara y reconocí enseguida a la descendiente LeFay “¿Qué me calme? Estoy muy calmado” le hablé en mis pensamientos, casi con ironía, no tenía yo muy claro lo de calmarme… y más si estaban tratándome como si fuera idiota. Pero al menos ella se dignó en explicármelo. Con todo, le respondí ”Yo mismo vi cómo el Pendragon se llevó a Lucio sin muchas más opciones. Y se lo llevó el Pendragon que casi mutila a un hombre y que tiene orden de captura” Le recordé, tercamente a Catherine. Quizás se hubiera olvidado de ese pequeño detalle, ahora que vivía con aquella familia. ”Ian estaba allí, pregúntale” Pero no hubo respuesta y el resto de la fiesta volvió a su lugar, con el guardia a mi espalda (que se retiraron a la orden de la doctora), Oscurus y Arleen a mi lado. Suspiré con frustración, ceño fruncido y nariz arrugada -No, no quiero agua. Y que, generosamente hayan devuelto a Lucio, no resta que se lo hayan llevado de aquellas maneras- Estudié con seriedad a los dos supuestos adultos, que deberían ser responsables de la seguridad del descendiente. De la misma manera que dirigí la mirada a Visohus que estaba con su señora esposa.

Pues si parecía que a nadie le importaba el asunto me iría. Aunque no de buena gana, claro -Siento haber irrumpido en su boda de estas formas- Reverencia. Giré sobre mí mismo, y me fui de allí. A ver si era capaz de encontrar a mi profesor.

Por un momento pensó que su sorpresa no sería del agrado del moreno, pero parecía que todo lo contrario. Ignoró el ceño fruncido del Teniente y se enfocó en la pícara sonrisa que esbozaba, escuchándole con atención. Sonrió por sus palabras y dejó que los labios del contrario llegaran a los suyos, y después encontraran su camino hacia su piel. Tuvo que reír mientras vivía ese instante con toda la felicidad que tenía. En aquel lugar, rodeados de gente que les quería, podía adentrarse en aquella burbuja que era solo lo suficientemente grande para los dos. Hasta que...

Escuchó la voz de Catherine en su mente. Cualquier persona lo tomaría como una invasión a la privacidad, como explotarle la burbuja, pero en el Consejo estaban acostumbrados tanto a ella como a Mei. La palabra "controles" le llamó la atención. ¿Controles? ¿Cómo en... prenatales? Cualquier otra cosa sería un chequeo, un estudio, un análisis... Y finalmente, para algo se casaba con tanta premura y no era por amor desbordante hacia Wthyr Pendragón. Asintió suavemente cuando terminó de hablar y le sonrió con dulzura, aceptando como juramento la promesa que había hecho para con ella. Esperando que la cumpliera pronto. Aquel momento la distrajo del alboroto de nueva cuenta. Eso, y que seguía flotando en su nube privada, por lo que de acuerdo a lo que ella respectaba, lo más emocionante de la boda seguía siendo su nuevo marido. Y sus padres recién recuperados. Tanta era su felicidad que en ningún momento pensó que la presencia de Cedric le recordaría a la de Gwen. Siguió la mirada de V y vio el momento exacto en que lo encontró. Para ella, fue brutal la manera en que él le hablaba después de estar todo el día caminando sobre rosas. Fue un golpe demasiado certero, pero estaba decidida a no dejarse caer.

Que la escoltara a la mesa de los novios, con aquellos aires de mal humor, no le agradó para nada. Mucho menos el instante en que la dejó sola para ir a hacer quien sabía qué. Algo estaba saliendo muy mal con su matrimonio si el moreno creía que podía ponerle límites, pero no dijo nada. Se mantuvo callada, observando cómo se bajaba el whisky de un trago, sin apreciar siquiera lo mucho que había tenido que hacer por conseguirlo para él. Ni siquiera el beso en la frente le sirvió de consuelo. Durante todo momento mantuvo su vista fija en él, viendo como su familia se organizaba en un instante, como la guardia se tensaba de a poco y cómo, por arte de magia, volvía más tranquilo, pero aún molesto.

Cuando por fin lo tuvo junto a ella, cuando comenzaba recién a escuchar sus razones, tomó su rostro con ambas manos, acariciándolo con todo el cariño que le tenía mientras oía en su enojo aquel dejo de tristeza e impotencia. Él... era así. Protector. Pero le costaba creer que no se había casado con una frágil rosa, y quizás nunca lo entendería mientras siguiera demostrando su femineidad como hasta ese día. No iba a cambiar, solo le gustaría más confianza.- Vishous.- Le llamó por su nombre para que le prestara atención. Quizás él nunca lo entendería, pero debía dejárselo claro o sería una pelea constante en su matrimonio. Debía entenderle.- Tu nunca haz tenido que protegerme. Soy yo la que debo protegerte a ti. Es mi trabajo. Y planeo cumplirlo.- La gran responsabilidad no era de él, ni antes ni ahora ni nunca. Y tras eso, dejó un suave beso en los labios del contrario, con toda la dulzura de la que era capaz. Entendía bien que aquello le haría explotar la cabeza, o explotar en contra de ella, pero no había razón para ocultárselo y ella entendía perfectamente su posición frente a los Pendragón. No podían decir que, simplemente, eran asunto de Catherine. Sobre todo, él tenía que entender que frente a los asuntos del Consejo, ella no se quedaría tras él a esperarle, como se lo había pedido hacía unos momentos cuando la dejó en la mesa. Acababa de afirmar en el altar que el suyo era un matrimonio entre iguales y a la primera diferencia la trataba así.

Inmediatamente después de ese beso, se levantó de la mesa con toda la gracia del mundo, con una sonrisa. Ella aún estaba feliz, y Cedric no tenía nada que ver con la ligera diferencia que tenía con Vishous. Tras un instante, uno de los camareros le entregó un micrófono y se dispuso a seguir aquella celebración como si nada la hubiera empañado. Comenzó con su dulce voz, haciendo que las parejas que bailaban en la pista se detuvieran por unos instantes.- Agradezco desde el fondo de mi corazón que se encuentren todos aquí hoy. Es para mí un momento... mágico. Esta noche celebro que tengo conmigo a quien será el más grande amor que mi vida conozca. Le tengo conmigo desde hace poco tiempo y, debo decir, que no estaba esperándole. La vida le puso en mi camino de la manera más desordenada, caótica y enrevesada que pudo, y desde entonces no he dejado de pensar en ti. Tu me das luz.- Algunas palabras iban para Vishous, pero la mayoría estaban destinadas a aquel ser que solo ella podía sentir. Quería hacerlo parte de la boda de alguna manera y, tras mucho pensarlo, aquella había sido la solución. Sin embargo, también quería hacer a su esposo volver a disfrutarla.- La primera vez que supe que estaba en problemas con este hombre fue durante una cita. Como ya sabrán, a su familia le encanta cantar, y esa noche me tomó en brazos y me cantó la melodía más dulce que nunca había escuchado. - Sin pretenderlo, tuvo que hacer una pausa para soltar un suspiro mientras recordaba la ocasión. La noche no había terminado muy romántica, pero esa canción había cambiado muchas cosas.- Y supe que quería escuchar esa voz toda la vida. Así que después de dos propuestas de matrimonio, y de que me bajara las estrellas, finalmente acepté estar con este hombre por el resto de mi vida.- Extendió suavemente la mano hacia él y se agachó para atrapar su mano y poder entrelazar las dos.- Y después de hoy, de haberme dado el regalo más grande que alguien pudiera recibir, estoy segura de que podemos hacerlo. Porque nos importamos el uno al otro.- ¿Cantando se le iría el mal humor a su esposo? Solo esperaba que se permitiera la oportunidad. Mientras dejaba el micrófono en la mesa frente a él, levantó su copa con la mano libre y se unió a todos los invitados en un brindis que le supo a gloria.

Examino todo lo que percibo; cada acción, cada palabra, cada aroma, cada sonido, cada ser. Todo eso me enseña detalles sobre la isla flotante y sus habitantes. Los cuerpos y cómo se mueven me muestran algunas fortalezas y debilidades, también me dicen que la mayoría de los presentes prefieren practicar la magia que desarrollar el físico. Por el entorno es obvio que gozan de abundantes recursos, lo que revela que seguramente no sabrían sobrevivir a la naturaleza con recursos y herramientas limitadas. Sin duda se enorgullecen de cómo su vida civilizada les distingue de las bestias, como si negar su propia naturaleza fuera una señal de superioridad. Evidentemente se sorprenderán al saber que los hace débiles y se negarán a abrazar sin reservas la naturaleza animal, lo salvaje. No se harían esperar las quejas y los lloriqueos al alejarlos de la comodidad de una cama seca y un baño caliente. Pero no voy a desistir, les enseñaré a aceptar lo que es cruel por naturaleza y a disfrutar del delicioso sabor de la adrenalina del caos del combate.

Miro el aburrido ritual hincando el codo en el apoyabrazos de la silla de ruedas y descansando la cabeza sobre la mano. La criatura de metal no me gusta ni un pelo y acaricio la silueta del cuchillo escondido debajo de mis amplias prendas midiendo con la mirada la fuerza que necesito para lanzar el cuchillo y que atraviese a esa cosa. De verdad, esta gente no entendería los saberes de lo salvaje ni aunque los golpearan en la cara. Gruño molesta por el estruendoso ruido de las explosiones de colores en el cielo y me cubro las orejas con las manos para amortiguarlo un poco. ¿De qué sirve dispararle al cielo?¿Es un intento de ataque a los Dioses?¿Quieren romper las estrellas? Me aburro de intentar entender su lógica ya que no tengo paciencia para las sutilezas de la vida civilizada y me resigno a esperar que terminen los estallidos. A continuación dirijo la silla de ruedas a la zona de las mesas y deambulo entre ellas porque tengo hambre pero a la vez no me cabe nada así que me dedico a mirar, escuchar y olfatear.

Busco merecedores de la Bendición de Fenrir entre los presentes, son posibles miembros del Clan de la Luna Roja más prometedores que los que convalecen en el hospital, también me dedico a presumir de mi hinchado vientre y a dar a conocer tanto a mi clan como a mí. Se siente bien pasar tiempo fuera del hospital, lejos del hedor a desinfectante y cerca de la naturaleza. La tosca tierra salvaje es mi lugar en el mundo. Distingo al charlatán del hospital junto a una mujer de pelo oscuro y a un hombre de pelo blanco. Los contemplo desde un punto estratégico desde donde también puedo escuchar su conversación. Parece que el castaño y la pelinegra se llevan mal con el tal Jack, arrugo la expresión cuando la mujer tiene un ataque de risa y abro los ojos cuando el charlatán dice algo de renunciar, esperando que eso signifique que no volveré a verlo en el hospital. Eso me hace sentir más agrado por el canoso Jack y ganas de aplaudir pero luego veo a la criatura de metal sentada en esa misma mesa.

Mientras Arlequín da su discurso (ésta gente se la pasa hablando en sus rituales) avanzo hasta detenerme al lado del ser de metal. Analizo y busco la forma de destruir a esa cosa al tiempo que las personas se ponen a bailar. Para cuando la tal Sofía también se pone a hablar, clavo un cuchillo de forma rápida, certera y disimulada en la zona pectoral del humanoide metálico y arrastro el arma para hacer un hueco por el que pueda meter la mano porque, si tiene forma humanoide, debe tener el corazón por ahí y, sin corazón, muere. Desisto al no dar con su corazón y cambio la estrategia; cortar la cabeza. Clavo el cuchillo, está vez en el cuello, y arrastro el arma hasta desprender la cabeza. Vuelvo a esconder el cuchillo y recuesto su pecho sin cabeza suavemente sobre la mesa. Me alejo de su lado, saliendo al exterior de la carpa y avanzo hasta el lago. En la orilla respiro el aire puro y frío que fluye junto al agua. Me subo un poco el vestido para luego avanzar hasta sentir los dedos de los piés descalzos sumergidos en el gélido líquido.

Pienso en Altaïr, el agua fue testigo de las mutuas caricias y siento que el murmullo del lago me las relata con todo detalle. Retrocedo quitando mis dedos del agua y poniendo el vestido devuelta en su lugar, deseo poder acompañar al licántropo y lanzo la cabeza metálica al lago como si se tratara de una moneda en una fuente de los deseos. La veo caer al agua y sumergirse en la corriente que se la lleva por las oscuras profundidades del lago. Vuelvo al interior de la carpa y avanzo directamente hacia los homenajeados empujando las ruedas de la silla de ruedas aunque por el camino dirijo una mirada a unos niños en una mesa cercana. Enseñarle a niños los saberes de los salvaje y la filosofía del dolor es más fácil que inculcarla en adultos y convertirlos de jóvenes también les permite sentirse cómodos más rápido tanto en su forma humana como en la bestial. -Hola, Sofía y Vishous, mi nombre es Kiana Wolfrun, soy la licántropo Alfa del Clan de la Luna Roja y la compañera de Altaïr Kirgyakos.- Acaricio mi hinchadisimo vientre presumiendo de la fertilidad de mi compañero y mía.

-Ésta ofrenda es de parte de Altaïr y mía para ustedes.- Digo con gesto serio extendiendo en su dirección la mano que sostiene una flauta de hamelín decorada con un moño hecho con una larga venda de gasa, esperando que la reciban. En esta postura queda a la vista la “L” en la parte interior de mi muñeca marcada por el bando ministerial sobre mi piel oscura. Mis ojos color obsidiana brillante miran a la pareja atentamente. Magos como ellos habían marcado mi piel y la de los míos y nos habían usado. Estoy rodeada de magos pero soy pragmática, busco seres poderosos para hacer fuerte a mí clan así sean magos, elfos, enanos, humanos, o lo que sea siempre y cuando se comprometan con el propósito del clan. Así que ahí estoy yo, midiendo las reacciones de la mujer de pelo color rojo fuego y el hombre musculoso.

Era una pena que la velada con Chloe se fuera a la mierda de aquella forma. De igual manera tomé su advertencia con gesto de resignación, ficticio claramente, pero había que dar otra imagen. Y como el resto de molestias no dejaron de aparecer en aquella mesa, al final, terminé por abandonarla. Me atusé la barba con la información de Mei, conocía de sus poderes, no tanto de su función. Necesitaría confirmar con ella que Lucio no estaba siendo sometido, y en base a ella, quizás tendría que neutralizarla de alguna manera, o apartarla de la isla durante un tiempo lo suficientemente prudencial. Dirigió una estudiada mirada en la dirección de los Hua, que como cualquiera de las otras familias importantes de la isla, estaban convidados a la misma.

Respiró con profundidad cuando el aroma y los colores de las flores inundaron la estancia. Aquello bajó mucho el temperamento de muchos, no tanto del aprendiz. Respiró con profundidad y expulsó el aire por las narinas, tratando de hablarle despacio -Lucio acaba de salir de esta boda. Ha venido con la Descendiente LeFay, explícate chico- Le reprendí. Ya estaba bien de tanta balbuceo. Odiaba cuando el alumno se ponía de ese modo, no había manera de entenderlo. Entonces explicó, a su modo atropelladamente, lo que había visto -Chico. Respira hondo y cálmate, de lo contrario no podremos entenderte- Rechazó el agua, lo que me hizo arrugar el gesto con reprobación, en especial por su tozudez. Al final se fue, y dejó un momento de cansada tranquilidad. Se apretó las sienes pensando todavía en lo que había dicho el muchacho y terminó por tomar asiento, mientras Sofía empezaba con su discurso que a cualquier le haría vomitar azúcar y/o arcoíris. Siguió hablando y hablando y qué bonito era todo y, ¿dónde estaba la bebida? Sí, ahí. Brindis y a dentro. -¿De modo que a los Royden os gusta cantar, eh?- Esperaba que sí, al menos que lo hicieran mejor que proteger hospitales de ataques bomba -Aún no hemos hablado de… lo que iba a ser un gran hospital y que ahora solo son problemas- Como me había sentado para el brindis, ahora estaba en una mesa cualesquiera. Señalé la silla que tenía a mi lado, vacía. Los comensales se habían ido a bailar, o directamente siquiera hicieron acto de aparición. -¿Me has estado esquivando, Arleen? Apenas te he visto desde lo de… - Dejé caer la frase por su propio peso, me refería a lo de su secuestro. Luego habíamos hablado del trabajo y punto. Nada más allá de lo personal. Quizás fuera el momento de tener unas cuantas palabras con la compañera, quizás ahora la subordinada.

No entendía porqué Sofía no se estaba tomando en serio sus palabras, no tenía ni un ápice de remordimiento por haber puesto en jaque lo que se suponía debía ser un día feliz.  No es que el Pendragon estuviese dando por culo, pero… Eso no quitaba que él necesitara protegerla de lo que sea que intentara ese hombre. Alzó las cejas con estupefacción cuando le soltó que nunca había tenido que protegerla. Le dolió en el ego. Y le dolió porque Sofía podía ser una mujer muy poderosa, como todos los Descendientes del Consejo, pero estaban en esa posición para proteger el conocimiento mágico mientras Amaya, su hermano y él habían dedicado, oh, sí, TODA SU PUTA VIDA; en entrenar y aprender cómo ser mejores protectores del Consejo de los 20 y también de los guardias. ¿En qué mundo vivía Sofía exactamente? ¿Cuántas veces fue a una misión a cumplir objetivos militares? Hasta la insufrible de Le Fay había bajado con su marido y demostrado que, como mínimo, podía volver de una pieza, pero ellos habían trabajado juntos. Él lo había visto.

Estupefacto. Anonadado.
Sabía que Sofía tenía ego pero aquello pecaba en soberbia.
Se quedó sin palabras.

Confundido y con el ceño fruncido, miró hacia su hermano mientras Justin se retiraba. Luego a Arleen con Oscurus y tras eso volvió la mirada a Sofía. Por un instante, sopesó sus palabras y se dio cuenta de que no, no todas iban a por él. Es más, dudaba que todo excepto “caótico” fuera a por él. Trató de aligerar los hombros y concentrarse en escucharla. Lo que no se esperó fue lo siguiente, lo pilló con la guardia baja porque no creyó que se acordara. Terminó riéndose de lo de las dos propuestas de matrimonio y, por un breve momento, deseo explicarle a todos que una de ellas es cuando Sofía había estado en un ataque de pánico mortal y él había tenido que PROTEGERLA de ella misma, pero se mordió el labio porque eso era un secreto aún. Como todo con ella, por supuesto.

Miró el micrófono y luego a ella pero antes de responder a su invitación apareció la compañera de Altair. Vishous miró a Sofía un instante antes de ver a Kiana y recibir su regalo asintiendo con suavidad -Gracias, por favor, disfrutad de la boda- Respondió con calma y entonces cogió el micrófono, alejándose de la mesa pero señalando a Sofía con él. Tapó el micrófono y le pidió a la banda la canción antes de dejarla sonar y empezar a cantar…

Lost and insecure
You found me, you found me
Lyin' on the floor
Surrounded, surrounded
Why'd you have to wait?
Where were you? Where were you?
Just a little late
You found me, you found me

Dudó mucho que Vishous fuera a ponerse a cantar después del coraje que había hecho. Tenía que admitir que no conocía del todo bien el carácter de su futuro esp... de su esposo, pero tenía esperanzas de que fuera realmente el hombre bueno, atento y detallista del que se estaba enamorando perdidamente; al que comenzaba a amar con el corazón después de aquellos detalles tan grandes. Algo en el fondo del pecho y en la piel le decía que todo estaría bien si aún podían sonreírse y arreglarlo todo con un beso. En realidad nunca había sido así, pero estaban aún descubriéndose el uno al otro.

Cuando se levantó y tomó el micrófono, su corazón saltó de alegría. Le guiñó el ojo con su gesto y se sentó en la silla que había dejado libre. Quería sentarse y dejarle el momento para que él también brillara en su boda. Sabía que a veces podía ser demasiado extrovertida, pero también él debía poder tener la atención. Y le encantaba verle. Mientras la canción comenzaba, observó el regalo de Kiana con cariño antes de verla a ella. Altair no había aparecido por la boda, pero parecía feliz con su embarazo y aquello la ponía de buenas, aunque también la hacía recordar que el propio debería ser más notorio.- Muchas gracias por venir, Kiana. Es un verdadero placer tenerte y agradezco mucho...- No logró terminar la oración, porque la voz de Vishous llenó el bosque y todo lo que había entre ese lugar y las estrellas. Tenía que admitir que era algo que la relajaba y la emocionaba a partes iguales, y algo que siempre amaría de su nuevo esposo. Sin tener demasiado tiempo, sintió entonces una mano sobre la suya, encontrando al final a su padre, sacándola a bailar. Por un instante miró a Kiana, pensando en no dejarla sola, pero al final era su boda y le sonrió antes de levantarse. El baile entre padre e hija no lo había planeado porque creía que no tendría con quién bailarlo, pero debía de aceptar que, entre los brazos de su padre, se estaba mejor que en cualquier otro lugar. Sobre todo mientras la voz de V la arrullaba en una hermosa melodía.

Con ayuda de su padre, dio un par de giros en la pista y el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] cambió a algo más libre. Era como la espuma del mar que se movía según ella decidiera, pero siempre en búsqueda de la luna, de la noche, de él. Su madre llegó a hacerle relevo cuando la canción finalizó, por lo que buscó a Vishous hasta que tuvo ocasión de abrazarse de su cuello y plantarle un dulce y profundo beso en los labios antes de hablarle con serenidad mientras comenzaba la siguiente canción. Era una de las pocas que se sabían, así que cantó la frase que más le gustaba.- With the last breath of my soul I'll be bleesing you... Pensé que este iba a ser el día más triste de mi vida, sin mis padres aquí, sin mi familia. Y se ha convertido en lo que más he atesorado en mucho tiempo. Sé felíz conmigo, Vishous. Comparte mi dicha.- Dijo de corazón, compartiendo con él la razón por la cual no podía permitir que nada arruinara el momento. No sabía cuántas tradiciones de boda quedaban por cumplir, pero quería que lo vivieran juntos y plenos.- ¿Verdad o reto? - Preguntó sin dejarlo responder.- ¿Te haz enamorado a primera vista de alguien a quien ya habías visto antes? Yo sí...

Se sorprendió de la tajante reacción de Justin y de la forma en la que le juzgaba con la mirada. ¿Era eso lo que había hecho actuar a Lucio de esa manera? Ella, después de su secuestro, también había tomado decisiones poco menos que buenas. Cerró brevemente los ojos, se sentía cansada de autojuzgarse. Lo único que podía hacer era intentar ser mejor persona de lo que había sido en ese momento, ser una nueva Arleen si es que algún pedazo de su propia esencia quedaba sin tocar. Suspiró suavemente y asintió a la disculpa. En vez de la boda podría haber ido al cuartel, estaba claro que si V se casaba no iban a dejar algunos mandos a cargo. Entendía que quería acudir a quienes tenía como referencia pero...Había estado fuera de lugar.


Se cruzó de brazos para mantenerse de una sola pieza y escuchó las palabras de Sofía sospechando que no se refería sólo a Vishous pero, aún así, al ver el ceño fruncido de su hermano supo que algo no estaba del todo bien y cuando Fred se acercó a ella para susurrarle algo al oído entendió quién estaba al lado de Chloe. Su porte hablaba mucho. Quizás pod...No, no iba a preguntarle nada porque sus hermanos la iban  a regañar y ya V estaba de mal humor.

No brindó porque no tenía copa a mano así que cuando Oscurus le habló ella asintió con suavidad sonriendo -Sí… Lo llevamos en la sangre y, a los que no, hacen que lo aprendan- Ella había nacido con talento natural pero no era capaz de ser muy abierta al respecto. Todo mejor dentro de las cuatro paredes de la casa de Fred y Amaya en las noches de karaoke. Miró hacia su familia observando a sus sobrinos hablando entre sí, tranquilos y eso la hizo sonreír de a poco. Eran tan afortunados de no tener que lidiar con lo que existía en tierra.

La siguiente exposición de argumento hizo que Arleen desviara la mirada hacia la silla que indicaba Oscurus y se sentó. Su nueva posición como Descendiente tenía algo de autoridad que parecía no poder sacudirse -Sí- Le respondió sin ningún tipo de titubeo -A ti...a Jo- Le confesó, a Jo al menos en cuanto a profesión, porque para beber vino sí que habían sido compañeras -Estuve atendiendo un...par de cosas a nivel personal. Además de la boda y también ayudando a Iroh- Expresó con mucho cuidado de la elección de palabras, a fin de cuentas, Oscurus era ahora compañero de trabajo de Sayid y no pretendía ensuciar su nombre. No ganaría nada con eso. Arleen se inclinó para acomodar un poco el centro de mesa con una leve sonrisa, era un proyecto que le había gustado mucho y que había logrado con éxito -Quizás deberías encargarte tú...Al menos cuando se trata de hablar con los líderes del ejército humano. Además, ahora tienes una autoridad mayor-  Volvió la mirada a él, sintiendo que la solución era perfecta. No podía pelear más con Gelion de lo que ella lo hacía. Además, estaba muy segura de que no se emborrachaba...Y que en un floja toma de decisiones iba a meterle la lengua en la garganta al militar -Yo puedo seguir trabajando desde dentro-

Hasta estoy dispuesta a darles conversación para lograr conocerlos, con lo que me cuestan las charlas superficiales, pero los homenajeados no parecen interesados en mí. Asiento secamente para luego seguirlos con la mirada mientras se alejan. Con expresión seria y los sentidos alerta, exploro la zona sin moverme de mi lugar junto a la mesa de los agasajados. Intenciones hostiles pueden esconderse detrás del denso perfume que satura el aire y del elevado volumen de la música.

Mi pétrea mirada recorre el espacio hasta dar con mi siguiente objetivo, así que hago avanzar a la silla de ruedas para llegar a una mesa mayormente ocupada por niños. -Éstos jóvenes comen bien.- Comento dirigiéndome a todos en la mesa pero más específicamente a los adultos ya que lo digo a modo de felicitación. -Van a ser altos y duros como montañas cuando sean grandes.- Evalúo a los pequeños con buenos ojos y calma en mi expresión. -Apuesto que ya son muy fuertes... hay que averiguarlo.- Esbozo una enigmática sonrisa y alzo las cejas con la intención de convocar la curiosidad de los cachorros.

Me dirijo a un amplio espacio cercano en el que no hay nadie y lo despejo de sillas y demás cosas. -Juguemos a las luchas, yo voy a ser el árbitro porque soy imparcial.- Le digo ésto último directamente a los niños. -Va a ser a mano desnuda y el primero en caer al suelo pierde. El ganador será nombrado “Lobo Gris” y se llevará éste colmillo de lobo.- Extiendo el brazo para mostrarles la pulsera artesanal decorada con un colmillo que adornaba mi muñeca. -Tu y tu, vengan.- Señalo a dos niñas de contexturas parecidas y las animo a que se acerquen al espacio de lucha improvisado que acabo de despejar.

Decidí no interrogar más al Pendragon, entre que era mudo y tímido no tenía mucho sentido hablar con él. Después me di la vuelta, resoplando un tanto aburrida. Ahora que se habían ido Catherine e Ian no tenía con quién hablar. Oscurus también estaba ocupado, así que me puse a beber copas por entretenerme un rato mientras el resto bailaba.

Observé de reojo a Vishous y Sofía, sintiéndome levemente celosa por un momento. Era un acto egoísta eso de acaparar a alguien de ese modo, la libertad de Vishous se acababa en ese momento. Mucho tenía que valer la pena ese matrimonio para equilibrar aquello. Esperé a estar ligeramente borracha antes de darme la vuelta, saliendo discretamente de la boda sin despedirme de nadie.

Siguió cantando la melodía, mientras su mente recordaba cómo poco a poco Sofía había logrado sacarlo de ese hueco en el que se había metido. Las palabras de Arleen también habían calado hondo en sí mismo, la buscó un instante con la mirada observándola hablar con Oscurus mientras arreglaba el centro de mesa con una sonrisa. Esperaba que ella también encontrara la manera de ser feliz. Pero no dependía de nadie sino de ella misma.


Al volver la vista hacia el frente vio a Sofía con su padre, sonrió de lado manteniendo el ritmo y la melodía sin problema porque se sabía la canción de memoria. Cuando acabó bajó para encontrarse con Sofía que finalmente le dedicaba una canción, aquello le robó una sonrisa porque tal como esperaba cantaba muy bien. No Royden bien, pero bien. La abrazó desde la cintura, atrayéndola hacia él mismo para escuchar el resto de sus palabras. Bajó la cabeza sin decir nada más y la besó, respondiendo a su petición con lo que él consideraba el lenguaje corporal apropiado para ello.

Se separó de ella tras robarle el aliente para observar no darle ni siquiera una posibilidad de elegir reto. Se rió, finalmente -El día del parlamento- Le dijo con naturalidad -El día en el invernadero…Mmm- Gruñó bajo, la tomó de la cintura y la alzó por los aires haciendo que su nuevo vestido robara la atención de todo los presentes para luego atraerla hacia él y mover su cabeza hasta que sus labios quedaran en su oído, rozando la delicada piel de su futura esposa -Entre otras cosas…- Le dijo bajando las manos hasta sus caderas y atrayéndola hacia él para que sintiera exactamente cuán “enamorado” estaba. Aquello le robó una risa a los dos.

El juego de verdad o reto se extendió entre ellos, acabando por hacerlo por toda la boda en la que, ante la ausencia de los Descendientes más estirados, se convirtió en una fiesta de baile, disfrute y celebración como pocas veces se había visto en Ouroboros desde que comenzó la guerra. Era el punto de inicio de una nueva era para todos los allí presentes, devolviendoles la esperanza de que se podía vivir llenos de felicidad.

Tras eso llegó el amanecer y todos se marcharon a sus residencias mientras V y Sofía disfrutaron de su….¿mañana de bodas?.

OFF: Todos out oficialmente.