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Espacio dedicado a los dragones, especialmente durante su cría y entrenamiento. Este lugar se utiliza durante el establecimiento del vínculo entre el dragón y el Pendragon. Generalmente son dragones nacidos de otros que llevan mucho tiempo en la familia, pero en ocasiones se añade algún dragón proveniente del exterior, ya sea por asociación o dominio.
Apareció cerca del muelle oculto donde el barco estacionó y, tras verificar unos minutos, se dio cuenta de que volvió a hundirse. Por si acaso se quitó el pañuelo y volvió a echar un par de gotas de sangre en el agua. El barco volvía. Bien, su ticket de salida estaba allí. Memorizó la zona a conciencia. Y tras ello se dedicó a explorar.
A diferencia de Ouroboros, en Avalon habían muchos más dragones de los que ella esperaba. Muchos volando tan alto que parecían pájaros. Muchos de ellos entraban y salían de lo que parecía un invernadero como el de Sofía así que se acercó hasta allí para poder mirar, recordando entonces el huevo que le había dado a Sean en un arranque de terror al pensar que Nekros estaba traicionándola o ensuciándola para que la apuntaran como espías de los Pendragon.
También había gente, muchísima gente y no todos guerreros. Es decir que, en efecto, los Pendragon solo estaban mostrando una parte de lo que tenían. Estaban cuidando a los dragones. Había de todos los tamaños y colores. Catherine observó con curiosidad un poco más y buscó la zona donde estuvieran los grandes, pero estaban demasiado lejos. No reconoció a ninguno de los que había visto en las demostraciones de poder de los hermanos así que cuando terminó de mirar los detalles que podía se fue de allí hacia la zona central.
A diferencia de Ouroboros, en Avalon habían muchos más dragones de los que ella esperaba. Muchos volando tan alto que parecían pájaros. Muchos de ellos entraban y salían de lo que parecía un invernadero como el de Sofía así que se acercó hasta allí para poder mirar, recordando entonces el huevo que le había dado a Sean en un arranque de terror al pensar que Nekros estaba traicionándola o ensuciándola para que la apuntaran como espías de los Pendragon.
También había gente, muchísima gente y no todos guerreros. Es decir que, en efecto, los Pendragon solo estaban mostrando una parte de lo que tenían. Estaban cuidando a los dragones. Había de todos los tamaños y colores. Catherine observó con curiosidad un poco más y buscó la zona donde estuvieran los grandes, pero estaban demasiado lejos. No reconoció a ninguno de los que había visto en las demostraciones de poder de los hermanos así que cuando terminó de mirar los detalles que podía se fue de allí hacia la zona central.
Mis contactos en Ávalon me habían solucionado la papeleta de no saber dónde ir tras mi huida de Ouroboros. Por el momento no había obtenido una respuesta afirmativa al patronus que envié a cierto Descendiente, y no veía el modo de recuperar a los hijos que había dejado atrás. No es que me preocupase que les hiciesen daño, porque no se lo harían. Era más una cuestión de honor y de propiedad. Si el indeseable de Matvey me había rechazado y había robado al niño tendría que pagar. Ya no había manera de hacerlo por las buenas.
Durante los días que llevaba rondando por los dominios de los Pendragon había conseguido enterarme de algunas cosas. Por ejemplo, Catherine Le Fay estaba en la isla y se había casado con Wthyr Pendragon. No sabía que clase de juego tenían esos dos, pero sonaba a alianza interesante. Yo le había echado el ojo al rubio de los Pendragon, pero ni siquiera parecían interesarle las mujeres. Tal vez le iban más los fornidos caballeros que rondaban por todas partes. También me había topado por allí con los ridículos de Reiv y Juliet, que no tenía ni idea de qué pintaban allí. No sabía si me habían visto porque ni les había dirigido la palabra, pero no le encontraba sentido a que estuviesen allí. Por culpa de ese idiota traidor me habían interrogado en Ouroboros como sospechosa de su envenenamiento, pero al final me escabullí sin más. Ya no me interesaba gastar mis venenos en él, sino en otros traidores como Lytta. Matvey merecía sufrir, al igual que el resto de Descendientes. La única que tenía a mano era Catherine...
Durante los días que llevaba rondando por los dominios de los Pendragon había conseguido enterarme de algunas cosas. Por ejemplo, Catherine Le Fay estaba en la isla y se había casado con Wthyr Pendragon. No sabía que clase de juego tenían esos dos, pero sonaba a alianza interesante. Yo le había echado el ojo al rubio de los Pendragon, pero ni siquiera parecían interesarle las mujeres. Tal vez le iban más los fornidos caballeros que rondaban por todas partes. También me había topado por allí con los ridículos de Reiv y Juliet, que no tenía ni idea de qué pintaban allí. No sabía si me habían visto porque ni les había dirigido la palabra, pero no le encontraba sentido a que estuviesen allí. Por culpa de ese idiota traidor me habían interrogado en Ouroboros como sospechosa de su envenenamiento, pero al final me escabullí sin más. Ya no me interesaba gastar mis venenos en él, sino en otros traidores como Lytta. Matvey merecía sufrir, al igual que el resto de Descendientes. La única que tenía a mano era Catherine...
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Katarina Cheshire
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Finalmente, habían decidido volver a Ávalon. La llegada había sido…Muy particular, Wthyr mandando a convocar a los linajes por algún tipo de noticia y la nueva Reina bajo su brazo. Aún podía recordar perfectamente la forma en la que se había comportado en su boda. Había sido descarado y se había saltado hasta la ceremonia de encamamiento por ella. ¿Qué tenía esa mujer que no tuviera ella? Nada. Ella incluso lo conocía más, en todos los aspectos.
Do you call her, almost say my name?
'Cause let's be honest, we kinda do sound the same
Another actress
I hate to think that I was just your type
Aquellos pensamientos le hicieron dibujar una sonrisa. Catherine Le Fay. Tsk. Era una copia barata de sí misma. Y una creída. Pero aquello se solventaría tan pronto como terminara de organizarse mentalmente. El evento se lo habían puesto en bandeja de plata, aunque ella había pensado en la coronación…Habría sido… Épico, de ese tipo de situaciones que los bardos cantarían y Wthyr rompería un récord.
-Adele, querida- Saludó con una sonrisa a la rubia a quien ella misma había contactado y traído a Ávalon después de las buenas migas que habían hecho en Ouroboros -Camina conmigo- Le dijo manteniendo la capucha en su sitio, si alguien preguntaba…Bueno, en la cúpula hacía frío. Sería suficiente excusa -¿Te has acomodado?-
EmmeDo you call her, almost say my name?
'Cause let's be honest, we kinda do sound the same
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Aquellos pensamientos le hicieron dibujar una sonrisa. Catherine Le Fay. Tsk. Era una copia barata de sí misma. Y una creída. Pero aquello se solventaría tan pronto como terminara de organizarse mentalmente. El evento se lo habían puesto en bandeja de plata, aunque ella había pensado en la coronación…Habría sido… Épico, de ese tipo de situaciones que los bardos cantarían y Wthyr rompería un récord.
-Adele, querida- Saludó con una sonrisa a la rubia a quien ella misma había contactado y traído a Ávalon después de las buenas migas que habían hecho en Ouroboros -Camina conmigo- Le dijo manteniendo la capucha en su sitio, si alguien preguntaba…Bueno, en la cúpula hacía frío. Sería suficiente excusa -¿Te has acomodado?-
Al cabo de un rato acabé suspirando aburrida de estar allí viendo dragones ir y venir. Una vez te acostumbrabas a ellos eran casi molestos. No callaban ni de día ni de noche. Ni siquiera me eran útiles. Lo único interesante sería robarlos e ir a Ouroboros a incendiarlo, pero sólo obedecían a los Pendragon. Me acomodé el cabello con suavidad después de que el viento lo moviese, girándome al escuchar una voz familiar. Enseguida reconocí a Katarina, la persona que me había traído de vuelta a Ouroboros. De no ser por ella habría seguido vagando por Londres tras el desplante de los estúpidos Descendientes. Qué escándalo para ellos eso de expulsar a una antigua ganadora de su torneo.
- Por supuesto, creo que tenemos temas interesantes para tratar. - sonreí sagazmente, compartíamos cierto modo de ver las cosas que podía convertirnos en socias potenciales. Mi antiguo socio Rybar estaba como desaparecido, ya no podía contar con él para nada. Me puse también la capucha para que ella no desentonase, intuyendo que quería hablar de modo confidencial mientras caminábamos por los alrededores de la cúpula. - Sí. Es fácil acomodarse en Ávalon, pero no estoy precisamente satisfecha. Hay demasiadas cosas que me perturban. Ya sabes mi situación respecto a Ouroboros y los Descendientes, por eso no me agrada en absoluto ver a una de ellos aquí. ¿De dónde ha salido ese matrimonio tan ridículo? - rodé los ojos con gesto de desprecio, pensando después en lo poco valorada que me sentía por el linaje anfitrión de la isla. - Eso por lo hablar de los Pendragon...se han olvidado de los favores que les hice robando aquellas muestras de sangre. ¿Así os pagan la lealtad? os conformáis con poco... - y ni siquiera había podido acercarme a Darren. Cada vez estaba más segura de que a ese le iban únicamente sus soldaditos. No se le veía con ninguna otra mujer. - ¿Qué hay de ti, Katarina? - tenía que llamarse precisamente como la mosquita muerta Le Fay, o casi igual que ella.
- Por supuesto, creo que tenemos temas interesantes para tratar. - sonreí sagazmente, compartíamos cierto modo de ver las cosas que podía convertirnos en socias potenciales. Mi antiguo socio Rybar estaba como desaparecido, ya no podía contar con él para nada. Me puse también la capucha para que ella no desentonase, intuyendo que quería hablar de modo confidencial mientras caminábamos por los alrededores de la cúpula. - Sí. Es fácil acomodarse en Ávalon, pero no estoy precisamente satisfecha. Hay demasiadas cosas que me perturban. Ya sabes mi situación respecto a Ouroboros y los Descendientes, por eso no me agrada en absoluto ver a una de ellos aquí. ¿De dónde ha salido ese matrimonio tan ridículo? - rodé los ojos con gesto de desprecio, pensando después en lo poco valorada que me sentía por el linaje anfitrión de la isla. - Eso por lo hablar de los Pendragon...se han olvidado de los favores que les hice robando aquellas muestras de sangre. ¿Así os pagan la lealtad? os conformáis con poco... - y ni siquiera había podido acercarme a Darren. Cada vez estaba más segura de que a ese le iban únicamente sus soldaditos. No se le veía con ninguna otra mujer. - ¿Qué hay de ti, Katarina? - tenía que llamarse precisamente como la mosquita muerta Le Fay, o casi igual que ella.
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Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Katarina, pese eso su rostro no se suavizó. Tenía rasgos duros y una particular frialdad en ellos que incluso en momentos de felicidad no se difuminaba -Las mujeres ambiciosas nunca estamos satisfechas- Le dijo en un tono suave, un leve ronroneo, a Adele dejando entrever que comprendía perfectamente su actitud. Aún así escuchó sus palabras y sus ojos grises brillaron con ira. Un helado fuego plateado.
-No lo sé- Dijo de forma bastante tensa -Pero no debes preocuparte- Le dijo con calma -Es una pantomima. Todo el mundo sabía que Wthyr y yo debíamos casarnos- Eso era una mentira como un pueblo, vamos que eso lo sabía perfectamente Katarina porque compartir una que otra vez la cama del Pendragon no la convertía en su futura esposa. Pero eso no implicaba que dejara de usar sus poderes para correr aquellos rumores. Para ello el destino le había dado aquella habilidad a su linaje, si Gregory había robado su reino al Rey Ricardo; ella podía robárselo a Catherine Le Fay. Ávalon creería que ella sería su próxima esposa y había comenzado a trabajar en ello cuando la maldita boda apareció de la nada. Pero lo solventaría -Sospecho que está hechizado. Wthyr no se comporta de manera tan … irracional- Ladeó suavemente la cabeza hacia Adele para mirarla ejerciendo su propio poder de manipulación de masas...Como había hecho desde el mismísimo día en el que Wthyr había partido de Ávalon con la morena. La fiesta había seguido sin ellos y Katarina había dado rienda suelta a los rumores, dandoles poder. -Al menos delante de los vasallos- Que interpretara lo que quisiera de sus palabras y su tono.
-¿Te crees imprescindible?- Le preguntó Adele cuando se ofuscó sobre aquellas muestras de sangre -¿Crees que porque hiciste aquello deben colmarte de favores? Lamento informarte, querida, que los Pendragon necesitan mucho más compromiso para poder fijar sus ojos en ti. Pero tengo una idea…- Sonrió, abiertamente, mientras alzaba la mirada hacia el cielo cuando uno de los dragones pasó al ras de ella. Debía tener cuidado porque sabía que por allí estaban Alwaid, Artamir y quizás hasta Goth. O Alud…cualquiera de los dragones cotilla de los Pendragon -Por aquí- Murmuró desviándose hacia la zona más alejada de la cúpula y esperó a caminar un par de pasos más -Debemos liberar a Wthyr de ese hechizo, Adele. Si liberamos a nuestro Rey de la garras de la perra de Catherine Le Fay, tanto Ávalon como los Pendragon te estarán agradecidos. Y, por supuesto, como Reina te daré el puesto y reconocimiento que te mereces-
Emme-No lo sé- Dijo de forma bastante tensa -Pero no debes preocuparte- Le dijo con calma -Es una pantomima. Todo el mundo sabía que Wthyr y yo debíamos casarnos- Eso era una mentira como un pueblo, vamos que eso lo sabía perfectamente Katarina porque compartir una que otra vez la cama del Pendragon no la convertía en su futura esposa. Pero eso no implicaba que dejara de usar sus poderes para correr aquellos rumores. Para ello el destino le había dado aquella habilidad a su linaje, si Gregory había robado su reino al Rey Ricardo; ella podía robárselo a Catherine Le Fay. Ávalon creería que ella sería su próxima esposa y había comenzado a trabajar en ello cuando la maldita boda apareció de la nada. Pero lo solventaría -Sospecho que está hechizado. Wthyr no se comporta de manera tan … irracional- Ladeó suavemente la cabeza hacia Adele para mirarla ejerciendo su propio poder de manipulación de masas...Como había hecho desde el mismísimo día en el que Wthyr había partido de Ávalon con la morena. La fiesta había seguido sin ellos y Katarina había dado rienda suelta a los rumores, dandoles poder. -Al menos delante de los vasallos- Que interpretara lo que quisiera de sus palabras y su tono.
-¿Te crees imprescindible?- Le preguntó Adele cuando se ofuscó sobre aquellas muestras de sangre -¿Crees que porque hiciste aquello deben colmarte de favores? Lamento informarte, querida, que los Pendragon necesitan mucho más compromiso para poder fijar sus ojos en ti. Pero tengo una idea…- Sonrió, abiertamente, mientras alzaba la mirada hacia el cielo cuando uno de los dragones pasó al ras de ella. Debía tener cuidado porque sabía que por allí estaban Alwaid, Artamir y quizás hasta Goth. O Alud…cualquiera de los dragones cotilla de los Pendragon -Por aquí- Murmuró desviándose hacia la zona más alejada de la cúpula y esperó a caminar un par de pasos más -Debemos liberar a Wthyr de ese hechizo, Adele. Si liberamos a nuestro Rey de la garras de la perra de Catherine Le Fay, tanto Ávalon como los Pendragon te estarán agradecidos. Y, por supuesto, como Reina te daré el puesto y reconocimiento que te mereces-
- No es cuestión de ambición, Katarina. En esta ocasión me han robado lo que es mío. Ese estúpido Descendiente tiene a mis hijos. - respondí con la voz cargada de odio por la ofensa, que estaba casi a la par con la Brigada quitándoem mi reinado. Sospechaba que Matvey se desharía del mayor tan pronto como pudiera, pero eso no quitaba para que fuese un agravio el modo en que había hecho aquello. Me detuve un instante, recolocándome la capa que amenazaba con retirarse por culpa del viento helado que estaba soplando. Mis ojos se entornaron levemente al escuchar aquello de la pantomima, sin comprender muy bien para qué iban a hacer aquello.
- ¿Los Pendragon quieren hacerse con el Consejo a través de ella? ingenuos...no funcionará. - fingí lástima cuando dijo que ella era la indicada para casarse con Wthyr, comprendiendo mejor su "ataque" de celos. - Así que querías ser reina de Ávalon pero esa niñata te lo ha arrebatado. Comprendo...- me creí aquello por completo, tenía mucho más sentido que el otro matrimonio. Puede que incluso le amase de algún modo no interesado. Estupideces, en mi opinión.
Mis labios dibujaron una expresión de sorpresa ante la teoría de que Wthyr estaba hechizado por la otra, deteniendo incluso a Katarina por el brazo para que me diese más jugosos cotilleos. - Puede que esté usando rubíes de Sodoma. - lo sabía porque yo lo había hecho, era sencillo y efectivo. - Probablemente sólo se haya acercado a él para eliminar a los Pendragon desde dentro, quién sabe. Es evidente que no se quieren. - solté un sonido de desprecio antes de continuar con el paseo, soltando un rotundo SÍ a eso de ser imprescindible. Eran los otros idiotas los que no me valoraban como merecía. - Pues no sé qué más esperan que haga. Ni siquiera han vuelto a solicitar mis favores. - suspiré disgustada mientras nos alejábamos más aún de cualquier posible oyente, comprendiendo que quería hablar de modo más confidencial. Sonreí perversamente porque me agradaba por dónde iban los tiros.
- En definitiva...eliminar a Catherine Le Fay para allanarte el camino y así ser reina de Ávalon. Se me ocurren varios modos de hacerlo, pero yo también querré mi parte del pastel por ayudarte. - bajé más aún la voz, aunque desde lejos nadie diría que estábamos conspirando. - Hay que envenenarla de manera discreta, de modo que nadie lo note. Por ejemplo, las lágrimas de Lys. ¿O prefieres algo más evidente? depende de lo quieras, puedo ofrecerte muchas cosas. -
- ¿Los Pendragon quieren hacerse con el Consejo a través de ella? ingenuos...no funcionará. - fingí lástima cuando dijo que ella era la indicada para casarse con Wthyr, comprendiendo mejor su "ataque" de celos. - Así que querías ser reina de Ávalon pero esa niñata te lo ha arrebatado. Comprendo...- me creí aquello por completo, tenía mucho más sentido que el otro matrimonio. Puede que incluso le amase de algún modo no interesado. Estupideces, en mi opinión.
Mis labios dibujaron una expresión de sorpresa ante la teoría de que Wthyr estaba hechizado por la otra, deteniendo incluso a Katarina por el brazo para que me diese más jugosos cotilleos. - Puede que esté usando rubíes de Sodoma. - lo sabía porque yo lo había hecho, era sencillo y efectivo. - Probablemente sólo se haya acercado a él para eliminar a los Pendragon desde dentro, quién sabe. Es evidente que no se quieren. - solté un sonido de desprecio antes de continuar con el paseo, soltando un rotundo SÍ a eso de ser imprescindible. Eran los otros idiotas los que no me valoraban como merecía. - Pues no sé qué más esperan que haga. Ni siquiera han vuelto a solicitar mis favores. - suspiré disgustada mientras nos alejábamos más aún de cualquier posible oyente, comprendiendo que quería hablar de modo más confidencial. Sonreí perversamente porque me agradaba por dónde iban los tiros.
- En definitiva...eliminar a Catherine Le Fay para allanarte el camino y así ser reina de Ávalon. Se me ocurren varios modos de hacerlo, pero yo también querré mi parte del pastel por ayudarte. - bajé más aún la voz, aunque desde lejos nadie diría que estábamos conspirando. - Hay que envenenarla de manera discreta, de modo que nadie lo note. Por ejemplo, las lágrimas de Lys. ¿O prefieres algo más evidente? depende de lo quieras, puedo ofrecerte muchas cosas. -
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-¿Qué te parece si hablo con Wthyr sobre tus hijos? Estoy segura de que a mí me oirá- Asintió con suavidad -Para algo somos amigas- Le dijo con suavidad, aunque por supuesto para ella eso de la “amistad” estaba sobrevalorado. Era más como “aliadas” momentáneas pero la palabra amiga solía endulzar los oídos de las más ingenuas. Quizás Adele lo era, quizás no.
Lo del Consejo no estaba segura pero en cuanto dijo que la estúpida niña le había quitado el reinado, Katarina asintió con suavidad. Siguieron caminando. Si sólo supieran que ella ya tenia su vestido listo, el diseño de su corona y toda su boda planeada comprenderían el odio que sentía en ese momento. Se detuvo para mirarla -Ah- Ahogó un suspiro (*gasp*) y parpadeó pensando que eso tenía mucho sentido -Me había olvidado que existía esa piedra- Mencionó pensando que sería delicioso usarla en Wthyr y que…curiosamente, los encontraran. Se rió brevemente, para sí misma -Es factible. Es una espía del Consejo de los 20 y ellos han permitido que esté aquí. Es intolerable, hablaré con mis congéneres y el resto de los linajes mencionándoles mis sospechas- Le dijo a Adele asintiendo con suavidad. Ya había sembrado algunas semillas, ahora sólo faltaba un poquito para hacerlas germinar.
-Entiendes perfectamente lo que deseo- Lo de la discreción le hizo sonreír -Eso déjamelo a mí. Nadie nos vinculará con nada- Añadió y luego al oír lo de las Lágrimas de Lys chasqueo suavemente la lengua -Pues sería precioso verla ahogarse en su propia sangre. ¿No crees? Pero no quiero convertirla en una mártir. ¿Qué otra cos me puedes ofrecer?-
EmmeLo del Consejo no estaba segura pero en cuanto dijo que la estúpida niña le había quitado el reinado, Katarina asintió con suavidad. Siguieron caminando. Si sólo supieran que ella ya tenia su vestido listo, el diseño de su corona y toda su boda planeada comprenderían el odio que sentía en ese momento. Se detuvo para mirarla -Ah- Ahogó un suspiro (*gasp*) y parpadeó pensando que eso tenía mucho sentido -Me había olvidado que existía esa piedra- Mencionó pensando que sería delicioso usarla en Wthyr y que…curiosamente, los encontraran. Se rió brevemente, para sí misma -Es factible. Es una espía del Consejo de los 20 y ellos han permitido que esté aquí. Es intolerable, hablaré con mis congéneres y el resto de los linajes mencionándoles mis sospechas- Le dijo a Adele asintiendo con suavidad. Ya había sembrado algunas semillas, ahora sólo faltaba un poquito para hacerlas germinar.
-Entiendes perfectamente lo que deseo- Lo de la discreción le hizo sonreír -Eso déjamelo a mí. Nadie nos vinculará con nada- Añadió y luego al oír lo de las Lágrimas de Lys chasqueo suavemente la lengua -Pues sería precioso verla ahogarse en su propia sangre. ¿No crees? Pero no quiero convertirla en una mártir. ¿Qué otra cos me puedes ofrecer?-
- Díselo si quieres, pero dudo que haga nada. Menos ahora que está "hechizado" por esa furcia lánguida. - apreté los labios con desagrado ante la perspectiva, no sabía cómo recuperarlos sin poner en peligro mi integridad por ir a la isla. Hice un esfuerzo para no reírme en su cara cuando dijo la palabra amigas, porque ambas sabíamos que no éramos eso. Únicamente nos convenía la asociación temporal, y teníamos un modo similar de ver las cosas. Compartíamos "aficiones". Suspiré con condescendencia por el hecho de que hubiese olvidado lo de la piedra, eso era de primero de manipulación de maromos útiles. Todavía le quedaba mucho por aprender.
- Claro. Si no...¿por qué iba a acceder a casarse con Wthyr? Ya tenía un marido en la isla, y lo ha abandonado, según he leído en cierto lugar de cotilleos. - sí, seguía teniendo a escondidas aquel dispositivo que usaban en la isla para leer los textos de cierta persona anónima. - Es evidente que quiere acabar con esa familia. Aunque...seguro que no es la única que los quiere eliminados. Seguro que en Ávalon hay mucha gente que preferiría quitarles el poder. ¿No eres tú una de ellos? Imagina que no fuese sólo Le Fay la que sufriese el envenenamiento. - sonreí enigmáticamente, aunque era bastante evidente lo que quería decir. Puse cara de decepción cuando me rechazó las lágrimas de Lys, con lo discretas que eran. - Bueno, si quieres que sufra hay otros modos. Existe un veneno llamado raíz del traidor, con unos efectos notorios a más corto plazo. Incluso podrían confundirlo con que estuviese enferma, aquí no tienen los medios de rastreo de venenos que tienen en Ouroboros. Es sencillo. Unas pocas gotas y listo. Sólo dime cuándo lo quieres para que lo tenga listo.
- Claro. Si no...¿por qué iba a acceder a casarse con Wthyr? Ya tenía un marido en la isla, y lo ha abandonado, según he leído en cierto lugar de cotilleos. - sí, seguía teniendo a escondidas aquel dispositivo que usaban en la isla para leer los textos de cierta persona anónima. - Es evidente que quiere acabar con esa familia. Aunque...seguro que no es la única que los quiere eliminados. Seguro que en Ávalon hay mucha gente que preferiría quitarles el poder. ¿No eres tú una de ellos? Imagina que no fuese sólo Le Fay la que sufriese el envenenamiento. - sonreí enigmáticamente, aunque era bastante evidente lo que quería decir. Puse cara de decepción cuando me rechazó las lágrimas de Lys, con lo discretas que eran. - Bueno, si quieres que sufra hay otros modos. Existe un veneno llamado raíz del traidor, con unos efectos notorios a más corto plazo. Incluso podrían confundirlo con que estuviese enferma, aquí no tienen los medios de rastreo de venenos que tienen en Ouroboros. Es sencillo. Unas pocas gotas y listo. Sólo dime cuándo lo quieres para que lo tenga listo.
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-Veremos- Indicó con un tono un poco críptico. Quería creer que Wthyr le apreciaba lo suficiente para oírla y que lo que sea que se traía con Le Fay no era más que uno de esos movimientos que tenía su plan a largo plazo. En el fondo, algo le decía que quizás no. ¿Quién podía haber ignorado la muerte de Aelle? ¿El desastre de Cedric en la boda? Todo tenía que ver pero no lograba dilucidar porqué.
¿Qué hacía a Catherine Le Fay diferente de ella?
Nada.
-¿Tenía marido? Será zorra- Preguntó Katarina bastante sorprendida de que la ambición de la “furcia” fuera tanta que era capaz de cambiar de marido como cambiaba de bragas. Si es que perras desgraciadas había en todos lados. ¿Qué podía esperarse de una Descendiente más que lo mismo? Y encima no mostraba ningún interés por Ávalon. Era una extranjera y Katarina se iba a encargar de que no pisara la isla lo suficiente como para conocerla. Ladeó suavemente la cabeza hacia ella cuando sugirió que había mucha gente que quisiera quitarle el poder, mantuvo el rostro bastante sereno y alzó suavemente un hombro -Quizás. Pero primero lo primero- La palabra quedó en sus labios con una fingida sonrisa, pero aún así se anotó mentalmente la ambición de Adele.
La descripción del siguiente veneno le llamó más la atención – En un par de días hay un banquete en su nombre, organizado por los Lothbrock- Informó, pensando que le venía como anillo al dedo después de que Freyja hiriera a Le Fay. Ya había rencillas ahí. Inspiró profundamente, como quitándose un peso de encima mientras su planes parecían afirmarse -Tenlo listo para ese día. De lo demás me encargo yo- Añadió y tras eso cada una se fue por su lado a seguir con sus maniobras maquiavélicas.
Emme¿Qué hacía a Catherine Le Fay diferente de ella?
Nada.
-¿Tenía marido? Será zorra- Preguntó Katarina bastante sorprendida de que la ambición de la “furcia” fuera tanta que era capaz de cambiar de marido como cambiaba de bragas. Si es que perras desgraciadas había en todos lados. ¿Qué podía esperarse de una Descendiente más que lo mismo? Y encima no mostraba ningún interés por Ávalon. Era una extranjera y Katarina se iba a encargar de que no pisara la isla lo suficiente como para conocerla. Ladeó suavemente la cabeza hacia ella cuando sugirió que había mucha gente que quisiera quitarle el poder, mantuvo el rostro bastante sereno y alzó suavemente un hombro -Quizás. Pero primero lo primero- La palabra quedó en sus labios con una fingida sonrisa, pero aún así se anotó mentalmente la ambición de Adele.
La descripción del siguiente veneno le llamó más la atención – En un par de días hay un banquete en su nombre, organizado por los Lothbrock- Informó, pensando que le venía como anillo al dedo después de que Freyja hiriera a Le Fay. Ya había rencillas ahí. Inspiró profundamente, como quitándose un peso de encima mientras su planes parecían afirmarse -Tenlo listo para ese día. De lo demás me encargo yo- Añadió y tras eso cada una se fue por su lado a seguir con sus maniobras maquiavélicas.
La cúpula de dragones estaba hermoso en aquel amanecer, los rayos rojizos del sol iluminaban el espacioso lugar, y a sus habitantes que tranquilamente Vivian en aquel espacio, cuando los olores extraños probablemente inquietaron, aquello que olía humano y a dragón a la vez estaba en medio de aquel espacio, envuelto en una armadura de metal que tanto adoraban los humanos y los hacia difíciles de tragar, ya que como todo dragón que lo ha experimentado sabe, las armaduras no entran bien, pero salen peor.
Azula se planto en medio de aquel espacio mientras clavaba su lanza en el suelo, mientras esperaba su destino, mirando el cielo con su único ojo, esperando venir a su rival desde los cielos, como la muerte, aunque a lo mejor le sorprendía en forma humana, dudaba estrepitosamente que un Dragon como Smaug apareciera sin causar un gran estruendo, realmente parecía ofendido durante la coronación.
-Mas le vale no llegar tarde...
Dijo, pero lo cierto es que tenia que calmar sus nervios, era posible que hoy muriera, incluso si un Pendragon había ordenado un duelo a primera sangre, era posible que Smaug solo necesitara eso para matarla. O se disculpara tras asesinarla y que eso concluyera con algún pequeño castigo para el dragón. Azula no era precisamente especial comparada con otros dragones mas longevos.
Azula se planto en medio de aquel espacio mientras clavaba su lanza en el suelo, mientras esperaba su destino, mirando el cielo con su único ojo, esperando venir a su rival desde los cielos, como la muerte, aunque a lo mejor le sorprendía en forma humana, dudaba estrepitosamente que un Dragon como Smaug apareciera sin causar un gran estruendo, realmente parecía ofendido durante la coronación.
-Mas le vale no llegar tarde...
Dijo, pero lo cierto es que tenia que calmar sus nervios, era posible que hoy muriera, incluso si un Pendragon había ordenado un duelo a primera sangre, era posible que Smaug solo necesitara eso para matarla. O se disculpara tras asesinarla y que eso concluyera con algún pequeño castigo para el dragón. Azula no era precisamente especial comparada con otros dragones mas longevos.
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El orgulloso dragón negro surcó los cielos de Ávalon al amanecer, dirigiéndose así al lugar en el que habían acordado que sería el duelo. La cúpula de dragones le pareció un buen lugar para ello, así tendrían espectadores suficientes para presenciar cómo le daba una lección a la híbrida. La divisó desde las alturas, con suficiente antelación como para ir descendiendo en círculos hasta aterrizar en el suelo de manera más estruendosa de lo necesario. En su forma de dragón la superaba por mucho en tamaño, y ella parecía portar únicamente una lanza como método de ataque. Smaug alzó la cabeza antes de lanzar un rugido de llamada al aire, avisando así al resto de dragones de la zona para que acudieran. No estaban presentes los Pendragon, así que no debía interesarles mucho la suerte que correría Azula. Plegó las alas y enroscó levemente la cola.
- Azula Morgan...espero que tu honor no te permita salir huyendo a mitad del duelo. - la voz profunda y cavernosa de Smaug resonó en el lugar, al igual que sus pisadas al avanzar contra su rival. Podría devorarla de un bocado si quisiera, pero eso acabaría con toda la diversión.
- Vas a morir para intentar demostrar que eres digna. ¿Qué diría tu progenitor dragón de esto? - era una estupidez, a su modo de ver. Smaug estaba tan seguro de ganar que decidió darle algo de ventaja. - Comienza tú atacando. Magia, físico...lo que sea.
---------------------
OFF: Lanza dado de ataque, ya tienes los stats actualizados
- Azula Morgan...espero que tu honor no te permita salir huyendo a mitad del duelo. - la voz profunda y cavernosa de Smaug resonó en el lugar, al igual que sus pisadas al avanzar contra su rival. Podría devorarla de un bocado si quisiera, pero eso acabaría con toda la diversión.
- Vas a morir para intentar demostrar que eres digna. ¿Qué diría tu progenitor dragón de esto? - era una estupidez, a su modo de ver. Smaug estaba tan seguro de ganar que decidió darle algo de ventaja. - Comienza tú atacando. Magia, físico...lo que sea.
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OFF: Lanza dado de ataque, ya tienes los stats actualizados
Azula permaneció impasible mientras las enormes alas negras cubrían el cielo, una cosa era ver su aspecto como un elegante elfo, pero como dragón era una criatura terrible, púas y hebras negras, como si fueran de oscuridad cubrían su cuerpo, cada escama como un escudo de ónice bien protegido, sus cuernos eran el símil de una corona en la cabeza de un hombre, pero en él recordaban mas a los cuernos de un diablo negro, expulsando vapor hirviente y corrosivo, el aire parecía haberse enrarecido con su presencia, como si la muerte hubiera venido en persona a llevarse su alma.
-Hablas demasiado... Smaug- y entonces sonrió, mostrando esos dientes puntiagudos que nada tenían que ver con un humano- ¿acaso tienes lengua de serpiente? Por que solo sabes escupir veneno.
Azula no tenia nada que demostrar a Smaug, ni a los Pendragon, ni siquiera a sus compañeros humanos, esos soldados borregos que actuaban y se burlaban de ella de forma constante, per que a la vez eran como los martillazos a una espada que se va templando y endureciendo a cada martillazo, por que si no se rompe, el acero será el mas duro y reluciente, Pero no estaba enfrente a Smaug por eso, simplemente el la había enfadado, y hacia mucho tiempo que nada la enfadaba, no al menos de esa forma.
- Comienza tú atacando. Magia, físico...lo que sea.
- Que ese sea tu epitafio...
Azula lanzo la lanza, con fuerza, lo que causo que la misma silbara por el aire, hasta hendir en su objetivo, el suelo de piedra, donde quedo firmemente clavada, mientras Azula la adelantaba y se lanzaba en un grito de furia contra Smaug, casi como si quisiera dale un puñetazo o un cabezazo, para asombro de todos los dragones presentes, si atacar a Smaug con una lanza era absurdo, que lo hiciera como si fuera un combate de lucha libre era Hilarante... una mierda hibrida de tamaño humano ¿pretendía golpear cuerpo a cuerpo a un enorme dragón? desde luego esa persona merecía morir.
Pero lo que los dragones no comprendían, ya fuera por que eran menos listos o por que no lo habían pensado, es que el aspecto de Azula no tenia sentido, ni siquiera los pendragons habían caído en ese detalle, todos creían que el aspecto de Azula, era un problema heredado de ser una hija entre un dragon y un humano, ya que no existe mucha información sobre como debían ser los híbridos entre esas especies. Dando por hecho que su madre humana había parido aquella aberración de nacimiento, por enrasarse con un dragon.
Pero ahí estaba el error, la madre de Azula no era humana, ni la pario como humana.... Azula nació como dragón.
Un estallido de luz rodeo a Azula mientras su grito de batalla se convertía en un temible rugido y el diminuto cuerpo se convertía en el de un gran reptil con fauces poderosas abiertas hacia el cuello de Smaug, con la clara intención de atraparlo similar a como haría un caimán con su presa al borde del rio. se dice que los cocodrilos son capaces de engañar a sus presas fingiendo llorar o escondiéndose en charcos de poca profundidad, y lanzándose y atrapando a la presa desprevenida.
El aspecto semihumano de Azula, era el charco del que salía el dragón a cazar.
Por que los dragones mas que nadie, sabían que la transformación en humano no es un cambio biologico, no existe una fase entre humano y dragón, ya que su transformación es polimórfica, cuando adquieren un aspecto humano, el cambio es perfecto, por que es un cambio mágico, a no ser claro que alguien no sepa manejar bien esos cambios y le salgan mal. ¿Por que Azula tenia ese extraño aspecto? era un misterio.
Aunque sorprecivo el ataque de azula no acompaño, perdiendo el factor sorpresa, mientras su cuerpo volvía a ser sobre tierra, deslizándose sobre esta, hasta encarar a Smaug, moviendo de forma deliberada su larga y poderosa cola en señal agresiva mientras rugía en su dirección.
Los nuevos ojos de Azula brillaban en un aspecto rojizo, mientras su cuerpo ahora si estaba envuelto en duras escamas azules como su verdadera forma, sus cuernos y formaciones oseas tenian el mismo color que su cabello en su otra forma, rojo como el fuego o la sangre derramada, su cuerpo musculado y blindado tenia la sinuosa forma de un gran reptil, con la agilidad de una serpiente, con esos contornos curvilineos y sinuosos.
No obstante tenia una gran deficiencia como dragona, no tenia alas.
-Hablas demasiado... Smaug- y entonces sonrió, mostrando esos dientes puntiagudos que nada tenían que ver con un humano- ¿acaso tienes lengua de serpiente? Por que solo sabes escupir veneno.
Azula no tenia nada que demostrar a Smaug, ni a los Pendragon, ni siquiera a sus compañeros humanos, esos soldados borregos que actuaban y se burlaban de ella de forma constante, per que a la vez eran como los martillazos a una espada que se va templando y endureciendo a cada martillazo, por que si no se rompe, el acero será el mas duro y reluciente, Pero no estaba enfrente a Smaug por eso, simplemente el la había enfadado, y hacia mucho tiempo que nada la enfadaba, no al menos de esa forma.
- Comienza tú atacando. Magia, físico...lo que sea.
- Que ese sea tu epitafio...
Azula lanzo la lanza, con fuerza, lo que causo que la misma silbara por el aire, hasta hendir en su objetivo, el suelo de piedra, donde quedo firmemente clavada, mientras Azula la adelantaba y se lanzaba en un grito de furia contra Smaug, casi como si quisiera dale un puñetazo o un cabezazo, para asombro de todos los dragones presentes, si atacar a Smaug con una lanza era absurdo, que lo hiciera como si fuera un combate de lucha libre era Hilarante... una mierda hibrida de tamaño humano ¿pretendía golpear cuerpo a cuerpo a un enorme dragón? desde luego esa persona merecía morir.
Pero lo que los dragones no comprendían, ya fuera por que eran menos listos o por que no lo habían pensado, es que el aspecto de Azula no tenia sentido, ni siquiera los pendragons habían caído en ese detalle, todos creían que el aspecto de Azula, era un problema heredado de ser una hija entre un dragon y un humano, ya que no existe mucha información sobre como debían ser los híbridos entre esas especies. Dando por hecho que su madre humana había parido aquella aberración de nacimiento, por enrasarse con un dragon.
Pero ahí estaba el error, la madre de Azula no era humana, ni la pario como humana.... Azula nació como dragón.
Un estallido de luz rodeo a Azula mientras su grito de batalla se convertía en un temible rugido y el diminuto cuerpo se convertía en el de un gran reptil con fauces poderosas abiertas hacia el cuello de Smaug, con la clara intención de atraparlo similar a como haría un caimán con su presa al borde del rio. se dice que los cocodrilos son capaces de engañar a sus presas fingiendo llorar o escondiéndose en charcos de poca profundidad, y lanzándose y atrapando a la presa desprevenida.
El aspecto semihumano de Azula, era el charco del que salía el dragón a cazar.
Por que los dragones mas que nadie, sabían que la transformación en humano no es un cambio biologico, no existe una fase entre humano y dragón, ya que su transformación es polimórfica, cuando adquieren un aspecto humano, el cambio es perfecto, por que es un cambio mágico, a no ser claro que alguien no sepa manejar bien esos cambios y le salgan mal. ¿Por que Azula tenia ese extraño aspecto? era un misterio.
- Tirada ataque:
- Dado (-) + ataque físico 15 + 25 forma dragón +10 Experto en combate cuerpo a cuerpo= 50
Aunque sorprecivo el ataque de azula no acompaño, perdiendo el factor sorpresa, mientras su cuerpo volvía a ser sobre tierra, deslizándose sobre esta, hasta encarar a Smaug, moviendo de forma deliberada su larga y poderosa cola en señal agresiva mientras rugía en su dirección.
Los nuevos ojos de Azula brillaban en un aspecto rojizo, mientras su cuerpo ahora si estaba envuelto en duras escamas azules como su verdadera forma, sus cuernos y formaciones oseas tenian el mismo color que su cabello en su otra forma, rojo como el fuego o la sangre derramada, su cuerpo musculado y blindado tenia la sinuosa forma de un gran reptil, con la agilidad de una serpiente, con esos contornos curvilineos y sinuosos.
No obstante tenia una gran deficiencia como dragona, no tenia alas.
- aspecto:
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Azula Morgan' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Ataque' :
'Ataque' :
Smaug
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Smaug permaneció imperturbable ante la crítica de hablar demasiado. Sabía que eso a veces podía desconcentrar al rival, sólo por eso ya merecía la pena. Además, le entretenía menospreciar a aquellos que no consideraba dignos, como en el caso de Azula. - Te molesta la verdad, es la única razón que encuentro. - respondió lentamente con su tono de voz cavernoso, preparándose para recibir el primer ataque de la híbrida. Se veía bastante confiada para la diferencia de tamaño que había, pero al parecer tenía un as guardado bajo la manga.
El estallido de luz obligó a Smaug a entornar los ojos un instante, comprendiendo enseguida lo que estaba sucediendo. En ningún momento había pensado en enfrentarse a él con su diminuta forma, sino con la forma de dragón. Su tamaño aumentó considerablemente, lo suficiente como para dejar de considerar la opción de aplastarla con una pata. El dragón negro se elevó en el aire para evitar que las fauces de Azula fuesen a su cuello, alejándose unos cuantos metros para después mantenerse en el sitio batiendo las alas. Su rival no las tenía, y eso la ponía en desventaja.
- Al final no has podido evitar recurrir a tu parte de dragón...rechazas tu débil parte de mago. - Smaug se lanzó contra ella de manera agresiva, volando a ras con la intención de herirla de un zarpazo sobre el lomo. Después aterrizó tras ella, volviendo a tocar tierra haciendo que el suelo se estremeciese. Quería ver si esta vez lograba alcanzarle o si era demasiado lenta. No sería muy útil en una gran batalla si no era capaz de ir más deprisa. Tal vez cayese de las primeras en el plan de conquista, si es que llegaba a producirse...
- ¿Qué harás si los Pendragon no cumplen su promesa? ¿si no se restaura el reinado de los dragones? - no recordaba que Azula hubiese dicho nada en la coronación, cuando Smaug sacó aquel tema ante el nuevo rey.
.
.
.
El combate siguió su curso, pero finalmente fue interrumpido por la llamada de las tropas para preparar las maniobras de conquista. De ese modo marcharon de allí Azula y Smaug.
---------------------
At. físico
dado 30 + 20 stat + 10 hab. ficha + 25 forma dragón= 85 a Azula
Def. física
dado 25 + 10 stat + 25 forma dragón= 60, supera ataque de 50
---------------
off: editado a 11/10, personajes sacados.
El estallido de luz obligó a Smaug a entornar los ojos un instante, comprendiendo enseguida lo que estaba sucediendo. En ningún momento había pensado en enfrentarse a él con su diminuta forma, sino con la forma de dragón. Su tamaño aumentó considerablemente, lo suficiente como para dejar de considerar la opción de aplastarla con una pata. El dragón negro se elevó en el aire para evitar que las fauces de Azula fuesen a su cuello, alejándose unos cuantos metros para después mantenerse en el sitio batiendo las alas. Su rival no las tenía, y eso la ponía en desventaja.
- Al final no has podido evitar recurrir a tu parte de dragón...rechazas tu débil parte de mago. - Smaug se lanzó contra ella de manera agresiva, volando a ras con la intención de herirla de un zarpazo sobre el lomo. Después aterrizó tras ella, volviendo a tocar tierra haciendo que el suelo se estremeciese. Quería ver si esta vez lograba alcanzarle o si era demasiado lenta. No sería muy útil en una gran batalla si no era capaz de ir más deprisa. Tal vez cayese de las primeras en el plan de conquista, si es que llegaba a producirse...
- ¿Qué harás si los Pendragon no cumplen su promesa? ¿si no se restaura el reinado de los dragones? - no recordaba que Azula hubiese dicho nada en la coronación, cuando Smaug sacó aquel tema ante el nuevo rey.
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El combate siguió su curso, pero finalmente fue interrumpido por la llamada de las tropas para preparar las maniobras de conquista. De ese modo marcharon de allí Azula y Smaug.
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At. físico
dado 30 + 20 stat + 10 hab. ficha + 25 forma dragón= 85 a Azula
Def. física
dado 25 + 10 stat + 25 forma dragón= 60, supera ataque de 50
---------------
off: editado a 11/10, personajes sacados.
Dados
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El miembro 'Smaug' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
#1 'Ataque' :
--------------------------------
#2 'Defensa' :
#1 'Ataque' :
--------------------------------
#2 'Defensa' :
Algo en aquella estructura no le agradaba, y a la vez le traía un poco de paz. Quería alejarse de ella al mismo tiempo que se veía atraída. Era su necesidad de encontrarse contra sus deseos de retraerse y alejarse del lugar. Menos mal que tenía a Reiv, porque si no habría corrido mucho tiempo atrás. Tenían algunos días sin ver a Svart, y la angustia le podía. Sabía que estaba por ahí pero quería verlo por sí misma para asegurarse. Introducir de pronto a un dragón negro en una manada más o menos establecida sonaba difícil a pesar de lo buenito que era. Sobre todo estando Smaug cerca no quería perderlo de vista por mucho tiempo. Tenía la necesidad de vigilar un poco sus pasos.
Mientras caminaba tomada de la mano de Reiv, trataba de pasar desapercibida por los grandes dragones que sobrevolaban el bosque circundante a la cúpula. Seguían con la ropa prestada, pero menos elegante. Por lo que sentía que los dragones la miraban mal por confundir el olor con el de alguna de sus amas. O más probablemente porque la veían como una traidora y era más seguro que fuera eso.- ¿No sería mejor llamar a Svart? - Con el colibrí que le habían dado alguna vez cuando le dejaron en aquella colonia en la isla. Aquello sonaba ya muy lejano en el tiempo.- ¿Crees que haya hecho buenas migas con algún dragón? - Ella lo que tenía ganas de hacer era golpear cosas o entrenar. Contrario a su misión actual, podía deshacerse de bastante tensión acumulada y, además, ganar en algo. Tenían mucho tiempo sin hacerlo, pero a veces sentía que Reiv se le rompí en brazos de recordarlo en aquel hospital. Parecía que ya había pasado una eternidad desde aquel momento.
Mientras caminaba tomada de la mano de Reiv, trataba de pasar desapercibida por los grandes dragones que sobrevolaban el bosque circundante a la cúpula. Seguían con la ropa prestada, pero menos elegante. Por lo que sentía que los dragones la miraban mal por confundir el olor con el de alguna de sus amas. O más probablemente porque la veían como una traidora y era más seguro que fuera eso.- ¿No sería mejor llamar a Svart? - Con el colibrí que le habían dado alguna vez cuando le dejaron en aquella colonia en la isla. Aquello sonaba ya muy lejano en el tiempo.- ¿Crees que haya hecho buenas migas con algún dragón? - Ella lo que tenía ganas de hacer era golpear cosas o entrenar. Contrario a su misión actual, podía deshacerse de bastante tensión acumulada y, además, ganar en algo. Tenían mucho tiempo sin hacerlo, pero a veces sentía que Reiv se le rompí en brazos de recordarlo en aquel hospital. Parecía que ya había pasado una eternidad desde aquel momento.
Los terrenos de Ávalon no tenían nada que envidiarle a los de Ouroboros, incluso en extensión podría decirse que rivalizaban. Dependía del día, pero a veces sentía que quería escapar de aquel lugar, y otras veces pensaba que podría quedarme allí perfectamente durante al menos un par de meses más. Durante el paseo acabamos llegando hasta la zona de la cúpula de dragones, uno de los lugares en los que nos sentíamos más a gusto. No había logrado hablar con los Pendragon, siempre estaban demasiado ocupados como para localizarlos. Además, esos días se rumoreaba que algo pasaba con el recién coronado rey. A lo mejor Le Fay le había envenenado para librarse de él.
- Sigo sin entender para qué te querían aquí, si no para engordar su colección de dragones. - reflexioné en voz alta, mirando al cielo para ver a los dragones sobrevolando nuestras cabezas. Volví a mirarla, negando a la pregunta de Svart. - Dejémosle. Salió por la mañana a volar con los dragones más jóvenes. Se nota que está bien aquí...y al menos no tiene la única influencia de Smaug. - por un lado estaba contento de que le fuese tan bien, aunque por otro me daba cierta nostalgia eso de dejarle volar libre. Aún así siempre tendríamos nuestro vínculo. Suspire pensando en ello, mirando después de reojo a Juliet con media sonrisa.
- Tenemos entrenamientos pendientes. Te vas a oxidar de no hacer naada. - le pegué un pequeño empujón con el hombro, soltando después su mano para quedar frente a ella. - ¿Quieres ventaja? transfórmate si quieres. - caminé unos pocos pasos de espaldas para darle espacio, percatándome entonces de que a unos cuantos metros había un hombre de cabello oscuro observándonos con atención y cierto descaro. No me gustó sentirme observado, entorné los ojos y bajé la voz para hablar a Juliet de modo confidencial.
- Tenemos un mirón ahí detrás...¿lo conoces?
- Sigo sin entender para qué te querían aquí, si no para engordar su colección de dragones. - reflexioné en voz alta, mirando al cielo para ver a los dragones sobrevolando nuestras cabezas. Volví a mirarla, negando a la pregunta de Svart. - Dejémosle. Salió por la mañana a volar con los dragones más jóvenes. Se nota que está bien aquí...y al menos no tiene la única influencia de Smaug. - por un lado estaba contento de que le fuese tan bien, aunque por otro me daba cierta nostalgia eso de dejarle volar libre. Aún así siempre tendríamos nuestro vínculo. Suspire pensando en ello, mirando después de reojo a Juliet con media sonrisa.
- Tenemos entrenamientos pendientes. Te vas a oxidar de no hacer naada. - le pegué un pequeño empujón con el hombro, soltando después su mano para quedar frente a ella. - ¿Quieres ventaja? transfórmate si quieres. - caminé unos pocos pasos de espaldas para darle espacio, percatándome entonces de que a unos cuantos metros había un hombre de cabello oscuro observándonos con atención y cierto descaro. No me gustó sentirme observado, entorné los ojos y bajé la voz para hablar a Juliet de modo confidencial.
- Tenemos un mirón ahí detrás...¿lo conoces?
¿Yo engordo? - Dijo con premura con una risilla. En realidad no le molestaba, porque por muchos años se vio los huesos a través de la piel y era una preocupación constante. Ahora de verdad podía verse las manos con tranquilidad y la fuerza de sus músculos era más de la que alguna vez tuvo en el Coliseo. Ella también miró al cielo. Los dragones eran más rápidos, grandes y se veían más fuertes que ella. Le hacía temer, pues claramente ganar un torneo no la hacía la mejor. Quería pensar que también contaban la estrategia y la inteligencia, pero ante semejantes criaturas a veces se sentía demasiado pequeña.
Soltó un suspiro por Svart. Era bueno eso de que tuviera amigos, dragones de su edad que lo acompañaran, así que esperaba lo mejor.- Así no se hará huraño. Es bueno que sea sociable con otros dragones, solo me preocupa que tenga problemas.- Pero también era cierto que Svart era un encanto y era entrañable; por eso le iba tan bien. El empujón la sacó de su ensoñación lo suficiente para hacerla trastabillar un paso.- ¡Hey! Ahora que estás mejor no tendré tanta misericordia.- Mentía.- Si me transformo morderás el polvo, Black. No puedes detener a un dragón.- Bromeó soltando una risita, acercándose a él con sigilo y una actitud defensiva. Estaba calculando su primer golpe cuando entendió que la mirada de Reiv ya no se dirigía a ella. ¿Conocerlo? Ella no conocía a nadie. Escuchó sus palabras y algo en ella se puso alerta. Comenzó lentamente a girar cuando...
El corazón se le detuvo. Y luego echó a correr a través de sus venas como fuego que ardía. La respiración se le hizo difícil mientras se mantenía parada en aquel lugar con la piel congelada. No lo reconoció en un primer instante; al menos no su parte consciente. Habían pasado tantos años desde que le había visto por última vez y, a la vez, había sido solo un parpadeo para el hombre alto que le seguía por aquel sendero. Tenía pintas de caballero, por la ropa que usaba y por la gabardina de principios de siglo. Se había quedado en un look que calificarían de clásico o de anticuado, pero no se podía negar que había cierta belleza. Fue cuando sus ojos se conectaron que, por fin, algo en su mente entendió y sintió un nuevo golpe en el pecho.- Pa...- Su mente estaba tan inmóvil como su cuerpo. ¿Qué debía hacer? Tenía años repasando en su mente aquel momento. La reacción adecuada era correr hacia él y abrazarlo con fuerza; si lograba llorar un poco le habría dado un toque de final feliz a su película, pero solo podía quedarse inmóvil. Débil. Rendida. Como si de repente la fuerza se hubiera ido de sus huesos.-... Padre.- Padre. Quince años habían pasado desde aquella agria noche donde su infancia había sido cortada en dos.
Quince años que, en el fondo, aquel hombre sabía insuficientes para moldear un odio hacia los humanos que sobreviviera al paso del tiempo. ¿O sí? Si estaba en esa isla es porque ella estaba con los Pendragón. Pero en forma humana. Seguía en forma humana. ¿Lo habría decidido ella o...?
Padre.
¿Por qué no se movía? Algo andaba mal. ¿Era una ilusión? ¿Un espejismo? Recordaba como habían sido vívidos sus recuerdos cuando Mei los había traído de vuelta a la superficie. ¿Era otra prueba? Después de unos segundos, los músculos se movieron pero protestaron profundamente. Un par de pasos tan solo para poder verle de frente y acercarse lo suficiente para confirmar sus sospechas. Ya podía correr a abrazarle, pero algo en ella tenía miedo de acercarse. Nunca creyó que aquello se volviera realidad.- Padre.- Un par de pasos más y repitió la palabra de nuevo antes de quedarse quieta. Thranduil le había dicho que no los buscara, pero ¿por qué? - ¿Mamá?- Buscó alrededor con la mirada, pero al menos en el entorno inmediato no había nada. ¿Por qué estaba solo? Él nunca estaba solo.
Soltó un suspiro por Svart. Era bueno eso de que tuviera amigos, dragones de su edad que lo acompañaran, así que esperaba lo mejor.- Así no se hará huraño. Es bueno que sea sociable con otros dragones, solo me preocupa que tenga problemas.- Pero también era cierto que Svart era un encanto y era entrañable; por eso le iba tan bien. El empujón la sacó de su ensoñación lo suficiente para hacerla trastabillar un paso.- ¡Hey! Ahora que estás mejor no tendré tanta misericordia.- Mentía.- Si me transformo morderás el polvo, Black. No puedes detener a un dragón.- Bromeó soltando una risita, acercándose a él con sigilo y una actitud defensiva. Estaba calculando su primer golpe cuando entendió que la mirada de Reiv ya no se dirigía a ella. ¿Conocerlo? Ella no conocía a nadie. Escuchó sus palabras y algo en ella se puso alerta. Comenzó lentamente a girar cuando...
El corazón se le detuvo. Y luego echó a correr a través de sus venas como fuego que ardía. La respiración se le hizo difícil mientras se mantenía parada en aquel lugar con la piel congelada. No lo reconoció en un primer instante; al menos no su parte consciente. Habían pasado tantos años desde que le había visto por última vez y, a la vez, había sido solo un parpadeo para el hombre alto que le seguía por aquel sendero. Tenía pintas de caballero, por la ropa que usaba y por la gabardina de principios de siglo. Se había quedado en un look que calificarían de clásico o de anticuado, pero no se podía negar que había cierta belleza. Fue cuando sus ojos se conectaron que, por fin, algo en su mente entendió y sintió un nuevo golpe en el pecho.- Pa...- Su mente estaba tan inmóvil como su cuerpo. ¿Qué debía hacer? Tenía años repasando en su mente aquel momento. La reacción adecuada era correr hacia él y abrazarlo con fuerza; si lograba llorar un poco le habría dado un toque de final feliz a su película, pero solo podía quedarse inmóvil. Débil. Rendida. Como si de repente la fuerza se hubiera ido de sus huesos.-... Padre.- Padre. Quince años habían pasado desde aquella agria noche donde su infancia había sido cortada en dos.
Quince años que, en el fondo, aquel hombre sabía insuficientes para moldear un odio hacia los humanos que sobreviviera al paso del tiempo. ¿O sí? Si estaba en esa isla es porque ella estaba con los Pendragón. Pero en forma humana. Seguía en forma humana. ¿Lo habría decidido ella o...?
Padre.
¿Por qué no se movía? Algo andaba mal. ¿Era una ilusión? ¿Un espejismo? Recordaba como habían sido vívidos sus recuerdos cuando Mei los había traído de vuelta a la superficie. ¿Era otra prueba? Después de unos segundos, los músculos se movieron pero protestaron profundamente. Un par de pasos tan solo para poder verle de frente y acercarse lo suficiente para confirmar sus sospechas. Ya podía correr a abrazarle, pero algo en ella tenía miedo de acercarse. Nunca creyó que aquello se volviera realidad.- Padre.- Un par de pasos más y repitió la palabra de nuevo antes de quedarse quieta. Thranduil le había dicho que no los buscara, pero ¿por qué? - ¿Mamá?- Buscó alrededor con la mirada, pero al menos en el entorno inmediato no había nada. ¿Por qué estaba solo? Él nunca estaba solo.
PNJ
Raza
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puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
032042
Dragón misterioso
Desconocido
La mirada del dragón se mantuvo serena y distante a pesar de la creciente emoción que parecía embargar a la pelirroja. Hacía años que se había desprendido de su hija, pero daba la impresión de que aquello no le removía por dentro lo más mínimo. Sabía perfectamente que era ella, a pesar del paso de los años. Desde hacía algunas semanas sabía que ella estaba viva. La había visto danzar por Ávalon, casi siempre en compañía de aquel mago que parecía de su misma edad. Parecían algo así como pareja, cosa que disgustó al longevo dragón. Lo único que le parecía correcto, por así decirlo, era que hubiese logrado sobrevivir hasta ese día. Eso significaba que no era tan débil como la creía. Además, estaba con los Pendragon. Aún se podía pulir.
Exhaló el aire lentamente por la nariz con un leve sonido de disgusto al ver cómo se acercaba a él, pero no dijo nada la primera vez que le llamó padre. Nunca había sido paternal, y no iba a empezar ahora. Los hijos eran instrumentos. - ¿Qué te hace pensar que soy tu padre? - cuestionó con voz grave y profunda, manteniéndose erguido e impertérrito ante la muchacha. Tampoco hizo gesto alguno ante la mención de la madre. Eso era un capítulo aparte. Desvió la mirada hacia el mago, le desagradaba su presencia.
- No debería estar aquí. Este lugar es únicamente para dragones. Los únicos dignos de entrar son los Pendragon.
Desconocido
La mirada del dragón se mantuvo serena y distante a pesar de la creciente emoción que parecía embargar a la pelirroja. Hacía años que se había desprendido de su hija, pero daba la impresión de que aquello no le removía por dentro lo más mínimo. Sabía perfectamente que era ella, a pesar del paso de los años. Desde hacía algunas semanas sabía que ella estaba viva. La había visto danzar por Ávalon, casi siempre en compañía de aquel mago que parecía de su misma edad. Parecían algo así como pareja, cosa que disgustó al longevo dragón. Lo único que le parecía correcto, por así decirlo, era que hubiese logrado sobrevivir hasta ese día. Eso significaba que no era tan débil como la creía. Además, estaba con los Pendragon. Aún se podía pulir.
Exhaló el aire lentamente por la nariz con un leve sonido de disgusto al ver cómo se acercaba a él, pero no dijo nada la primera vez que le llamó padre. Nunca había sido paternal, y no iba a empezar ahora. Los hijos eran instrumentos. - ¿Qué te hace pensar que soy tu padre? - cuestionó con voz grave y profunda, manteniéndose erguido e impertérrito ante la muchacha. Tampoco hizo gesto alguno ante la mención de la madre. Eso era un capítulo aparte. Desvió la mirada hacia el mago, le desagradaba su presencia.
- No debería estar aquí. Este lugar es únicamente para dragones. Los únicos dignos de entrar son los Pendragon.
--------------
éxito: No la trata mal de momento
fallo: la trata mal
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