Pisito de Jo Patterson

Había pasado la noche con Nyara en una de las habitaciones del edificio de viviendas que Ouroboros tenía para los "exiliados" como nosotros, una especie de lugar de acogida para aquellos que aún no tenían casa en el lugar. Josephine si la tenía porque ya llevaba un tiempo trabajando y residiendo aquí, así que cuando nos despertamos nos encaminamos hacia su piso. Tuve que preguntar por su dirección a uno de sus compañeros del hospital, pero no tardé en dar con el sitio. Por el camino había pasad con la niña por el mercado, comprándole una de esas piruletas con sabor a regaliz que hacían miniexplosiones en la boca. Yo no pude evitarlo y me compré otra, haciendo como que eran las dos para la cría.

Me alegraba de haberme ido pronto de la reunión porque así había podido dormir con ella y levantarnos pronto para pasear y jugar. En definitiva, para hacer de padre en condiciones para compensar cuando no lo hacía. - Así que vives aquí con mamá...tienes que enseñarme tu cuarto. - llamé a la puerta un par de veces, aunque aquello se activó y se abrió solo cuando la niña puso la mano sobre el picaporte, como si fuese un lector de huellas mágico sólo para aquellas personas que habitasen la casa. Al pasar la niña se fue corriendo al sofá con su piruleta, mientras que yo entré despacio y echando un vistazo. Era una casa mucho más bonita que el lúgubre castillo Black, o que el nº 12 de Grimmauld place en Londres. Era mucho mejor que cualquier casa en la que hubiese estado conmigo, tal vez con la excepción de la cabaña en la aldea de la Resistencia, aquella que nos duró tan poco tiempo.

- ¿Josephine? vengo con Nyara. - dependiendo de su tono de voz sabría cómo estaría conmigo, y no podía evitar estar algo nervioso como me solía pasar últimamente con ella.

Al oír la puerta abrirse y cerrarse me envolví la toalla sobre el cuerpo. Acababa de ducharme para ir al hospital de nuevo, al parecer había otra emergencia.
Me asomé por la barandilla del piso de arriba justo para cuando Johan habló.
-Ey...¿Que tal la noche?
Bajé las escaleras aún envuelta en la toalla proque...bueno por confianzas y tal y me acerqué a Nya para darle un beso y apachurrarle los mofletes. Ella estaba entretenida con su piruleta. Aunque era muy temprano para andar con dulces simplemente miré a Johan con los labios fruncidos señalando la piruleta y luego negué riendo.
-Estaba preparándome para ir al hospital. ¿Te ha costado mucho dar con el piso?
Pregunté mientras pasaba de largo a su lado hacia la cocina donde había café sirviéndose mágicamente. Cogí una taza y pegué un sorbo para después alzar ambas cejas.
-Oh, perdona ¿quieres uno?
Hice un gesto con la mano y una taza salió de alguna de las estanterías y empezó a servirse. Apoyé la mano en el mostrador cargando el peso sobre ésta. Noté como se me escurría el agua por el pelo, no me había dado tiempo a secarlo.
-Puedes quedarte con ella todo el día si quieres, seguramente llegaré tarde.

Caminé hasta el sofá en el que se había sentado la niña, todavía observando los detalles de la decoración del piso. Me sentí un poco extraño al estar en su casa, una que no era mía. Alcé la vista en cuanto escuché su voz, encontrándola con una toalla liada al cuerpo asomada a la barandilla.  - Buenos días, Jo. Espero que hayas descansado, mucho trabajo anoche.  - Ya la había visto así y con menos ropa otras muchas veces, pero me di cuenta de que hacia bastante tiempo desde la última vez y la idea me hizo sentir nostálgico.  La seguí atentamente con la mirada mientras bajaba, dándome la impresión de que estaba de mejor humor.   - Pues bastante bien. Estuvimos dando un paseo por los jardines con Thalos, y luego tuvimos que irnos a una reunión con los Descendientes y otros grupos. - puse cara de disculpa por lo de la piruleta, ya sabía que no eran horas.  - Por cierto, qué fuerte lo de Thalos y Erika, padres otra vez... - comenté sacando el tema de conversación de cotilleo para normalizar un poco el ambiente, y porque también me interesaba el tema.  - Ya le estuve haciendo intervención para que no fuese bruto y no la cagase al hablar con ella del tema.  - me quedé esperando en el salón mientras ella se dirigía a la cocina, suponiendo que tendría que quedarme si ella regresaba al hospital. No entraba en mis planes.

- Nah, un compañero tuyo del trabajo me ayudó con la dirección. Entonces... ¿tienes que volver a hacer turno largo? - tenía pendiente lo de la misión del androide, y saber si habían localizado a mi hermano poseído.  Acabé caminando hacia la cocina cuando me preguntó si quería café, cogiendo la taza que salió volando hacia mí.  - Te ha quedado bonita la casa, es un buen sitio para que esté Nyara. Sin humedades, sin chismes de tortura de siglos pasados... - me refería al castillo Black, obviamente.  Di un sorbo al café después de soplar, guardando silencio un momento al confirmar lo que me suponía.  En el fondo tenía razón, era ella casi siempre la que se ocupaba de estar con la niña, y si no le tocaba estar en la guardería del hospital. Mala idea con eso de los endemoniados, o con las enfermedades que pudiese haber. - Vale...nos quedaremos aquí hoy. Puedo retrasar lo demás un poco. -

Me mordí la mejilla por dentro al escuchar lo de la reunión. Se la llevaba a cosas de... "trabajo", genial. PEro había decidido que teníamos que ser civilizados por ella así que no dije nada, solamente entorné los ojos cuando supe que él no podía verme.
-Ahh...genial!Está bien que paséis tiempo juntos, a Nya le gusta.
Solté alegremente pendiente de los trastos de la cocina mientras bebía café algo acelerada. Cuando habló de Thalos y Erika suspiré entornando los ojos de nuevo y pasé una mano por mi pelo atusándolo.
-Ya...tal vez debí ser más sutil pero...
"estaba desbordada maldita sea"
"Tal vez debería disculparme..."
Pegué un buen sorbo de café antes de dejar la taza en la mesa.
-mmm... oh...
"un compañero mío?¿alguien sabe donde vivo?"
-mm...¿Aldaron?no...tenía turno ahora...
"Tal vez el del turno de noche"
-¿Pietro?
"o el enfermero pelirrojo o... el otro¿como se llamaba?"
Seguí pensando mientras bordeé a Johan recogiendo mis copas de vino, sí, copas. Había varias, todas mías , mala noche.
-¿Jousepe?¿Mark?...¿se llamaba Mark?
Estaba hablando conmigo misma algo despistada así que para cuando me di cuenta negué dejando las copas en el fregadero para que se limpiasen solas. Mi taza de café también voló hacia allí.
Apoyé ambas manos en el mostrador justo frente a Johan y miré alrededor sonriendo.
-¿Está bien verdad?
La verdad que unas cuantas horas pensando y desempacando cosas de la maleta había dado su fruto. Le miré evidentemente satisfecha con el resultado. Ignoré lo de los chismes de tortura, al fin y al cabo los del castillo Black apenas los notaba ya.
-Hay algún tipo de virus...no sé cuanto tiempo tardaré pero...seguramente si. Podéis cenar aquí, yo cenaré en el hospital con algún compañero.
Alcé ambas cejas al oír lo de lo demás y ladeé la cabeza por un segundo, presuponiendo cosas.
-Puedes traer a Victorya si quieres.
Solté de buenas volviendo a ponerme en camino para cruzar el salón.
-¿Como está?Le di el alta pero parecía bastante cansada
Alcé la voz para que me escuchase mientras subía las escaleras hacia el dormitorio, para cambiarme.

Me entró una ilusión y orgullo medio absurdos cuando Josephine mencionó eso de que a Nyara le gustaba pasar tiempo conmigo, como si fuese una especie de reconocimiento. Me había tenido el temor de que la niña no quisiese estar conmigo por eso de verla poco o de que estaba más acostumbrada a su madre. - Nos lo pasamos bien. Espero no estar consintiéndola de más. - comenté por lo de la piruleta, aunque había sido idea mía. No me dio mucho pie a seguir cotilleando sobre Thalos y Erika, pues se la veía bastante acelerada y con prisas mientras bebía su café y se encargaba de los trastos de la cocina. Bebí otro poco del mío mientras empezaba a darme nombres, negando al del elfo y al siguiente. Comencé a hacer asociación de ideas conforme iba diciendo más nombres masculinos y recogiendo copas de vino, mirando de reojo como si no me estuviese dando cuenta.

- No. Yo qué sé, ninguno de esos. Uno que me sonaba de vista y ya. - respondí con ligero tono de fastidio para acabar después el café de un trago y dejarlo en el fregador junto al resto de copas que ella había dejado. - sí...la casa está bien para recibir visitas ¿Fiesta anoche? - pregunté con aparente indiferencia mientras me apoyaba de espaldas en la pared, cruzado de brazos. Alcé las cejas sorprendido cuando dijo lo del virus, sonaba fatal. - Entonces tal vez deberías cambiarte el turno y no ir. Parece peligroso. - algo así me decía ella cuando me iba a misiones, y ahora iba a hacer lo mismo, ir al peligro. A eso y a cenar con un compañero. Me quedé un poco alucinado por la mención de Victorya con esa naturalidad, como si no pasase nada.

- ¿Por qué iba a traerla a tu casa? no tiene sentido. Tampoco sé cómo está. No la he visto desde que me fui con Nyara de la guardería. - alcé la voz para que me escuchase mientras subía por las escaleras, caminando después hacia el sofá para sentarme con la niña. Ya casi se había terminado la piruleta, y ahora estaba espídica saltando de un sofá a otro por el azúcar. Me incomodaba la situación con Josephine, ese limbo extraño de no saber cómo estábamos ni qué éramos actualmente. Quería hablarlo, aunque no parecía el momento por las prisas que llevaba ella.

-Oh...creo que puedes consentirla de más...de momento.
Solté riendo un poco pensando que bueno...tampoco le iba a decir como tratar a la niña ahora que por fin podían estar juntos. Yo ya la había consentido en muchas ocasiones, ahora era su turno.
Mientras aún seguía por la cocina preguntó aquello de la fiesta. Fruncí mi ceño extrañada y negué.
-¿Qué?no...todo esto es mío, ¿sabes hace cuanto que no paso una noche sin niña en casa?
Y tras un turno horrible además, había sido necesario.
-Pero sí, para fiestas está bien. Supongo que haré alguna.
Comenté mirando el salón desde allí imaginando cuanta gente podría caber allí. Mientras me largaba hacia el piso superior oí lo del cambio de turno y resoplé casi en una risa.
-Es un virus Johan... siempre los hay. No te preocupes.

Una vez en el piso superior terminé de secarme y me vestí. Tras eso bajé las escaleras y una vez en el piso inferior me puse los zapatos y tras esto los pendientes.
-Yo que sé.... o trae a Thalos o a quién quieras. Era por que tuvieses compañía.
Encogí un hombro y recogí mi bolsita enana en la que tenía todos mis trastos metidos, comprobando que estuviese todo.
-De todas formas deberías hablar con ella, para ver si está bien y eso.
Una vez comprobado volví a mirarle sonriendo.
-Bien, me voy...
Me acerqué a Nyara teniendo que agrrarla para que parase de saltar como una loca. Le di unos cuantos besitos de los que se quejó, porque estaba concentrada en el tema de los saltos y no molaba nada que le cortasen el rollo y por acto reflejo sin más le di un pequeño beso a Johan.

Me separé de inmediato con cara de wtf y luego cerré mis puños mientras arrugaba mi nariz.
-Lo...lo siento...la ...costumbre supongo.
Aunque tampoco era una costumbre, básicamente no le había dado un beso desde....desde que él se marchó de EEUU, por lo que me puse un poco roja al pensarlo.
Señalé la puerta.
-Me voy....al...si necesitas algo...
Hice un gesto con la mano como diciéndole que ya sabía y tras eso me largué de allí.

Me quedé tranquilo con su aprobación para poder consentir a la niña, aunque me prometí no hacerlo en exceso para no convertirla en una pequeña tirana. Eso de que todas las copas eran de ella me dejó un poco alucinado, imaginando la borrachera que habría pillado bebiendo tanto ella sola. Casi que prefería que hubiese sido con amigos. Aún así no tenía pinta de tener resaca. Supuse que le había venido bien una noche para ella sola.

- Pues bien, deberías hacer más fiestas e invitar a amigos. - comenté de pasada, aunque sin mucho entusiasmo. Me dio por pensar en Yaroslav, que también era amigo de ella. Me mosqueaba tanto tiempo sin saber de él, pues a la Ciudadela habría venido de haber podido. Empezaba a temerme lo peor, que S.A.M lo hubiese atrapado, o peor aún. Le di vueltas a la cabeza unos segundos más mientras ella se vestía, sin comentarle nada porque no quería preocuparla ahora que se iba a trabajar. Volví a alzar la vista hacia ella cuando bajo de nuevo, ya vestida.

- Thalos se fue con Erika, tenían cosas que hablar, ya sabes...hijo, vivir juntos... pasaría un poco de mí. - me quejé bromeando, pero el caso es que no podía traerme al amigo de birras al piso porque estaba con sus cosas de pareja. - Sí, hablaré con Victorya para saber cómo está. Lo que haría con cualquier amigo. - remarqué la palabra amigo, aunque no sé si ella me prestó mucha atención con eso de prepararse para irse. Sonreí al ver a la cría quejarse por el beso de Jo, que le cortaba el rollo del juego de reventar el sofá. Fui a advertirle de que tuviese precaución con lo del hospital, pero tras despedirse de Nya lo hizo conmigo - Ten cuidad...- no terminé la frase por la sorpresa de su pequeño beso de antes de marcharse, quedándome tan pillado como ella.

- ¿Qué...? noo, qué va, no lo sientas, después de todo tampoco es tan raro, ¿no? - ya, costumbre, una que no teníamos desde que regresé a Europa. sí que era raro en nuestra situación actual. Asentí con la cabeza rápidamente dando a entender que sí, que entendía lo que quería decir. Cuando se marchó miré a Nya entornando los ojos. Se había quedado mirando porque no había visto nunca hacer eso a su padre y a su madre. - Ni una palabra de esto a Thalos, que luego se mete conmigo. - después de eso seguimos jugando un rato más y después la acosté, aprovechando para contactar por fin con Reiv. Al parecer estaba en la isla y Matvey se había encargado del asunto del demonio. Una cosa menos de la que preocuparse.

Los días siguientes tuvimos que permanecer en el piso por un toque de queda, y Jo no regresó porque seguía trabajando en el hospital. Ahora la entendía mejor, después de tantos días encerrado con la niña yo también necesitaba un respiro. Contacté mentalmente con Sayid para decirle que iría con él a la misión en cuanto pudiese, aunque él me informó de que tenían un problema de invasión. Al pasar la semana decidí salir de allí para ir a buscar a Thalos, llevándome a la niña conmigo.

Habíamos tenido una semana de locos en el hospital. Pero me vino muy bien para apartar pensamientos de emo adolescente de mi mente y no tener que estar pensando en que el mundo era una full de Estambul y que todo se iba a ir a la mierda y que no iba a encontrar el amor en la vida y blablabla. Bueno, pensamientos de joven un poco autodestructivos. Ya sabéis.

Y además de trabajo hasta arriba haciendo pociones con Aldaron, que disfruté como un enano con todas las cosas que me ha ido enseñando, debo decir.

El octavo día de un día más amaneció. ¿Octavo? Ni idea, llegó un momento en el que todos los días se mezclan en mis recuerdos como una especie de masa amorfa. Aprovechamos para madrugar e ir a entrenar un poco con la espada. La verdad es que disfruté del rato que estuve con mi tío, aunque en seguida los Guardias de Ouroboros nos mandaron a casa.

Y allí estaba yo ahora, tirado en el suelo panza arriba, leyendo un cuento a Nayra mientras comíamos piruletas, hasta que se terminó durmiendo mientras leíamos el cuento "El mago y el cazo saltarín" de Beedle. Es de los que más me gustaban cuando era canijo. Quedé un rato en esa posición mirando el techo con la canija durmiendo sobre mi pecho y pensé en los guardias de Ouruboros... había una calma tensa todo el rato, como si intentasen hacer como si todo fuera bien, pero claramente no estaba siendo así. Las llamaradas esa mañana "incendios casuales", el toque de queda de noche... ¿Qué estaría pasando? ¿Por qué todos esos dragones volaban de un lado a otro? Suspiré, contemplando el techo, intentando entender de qué iba toda la vaina.

La siesta se vio interrumpida en algún momento. ¿En serio me había llegado a dormir? ¿Sabéis la típica siesta de antes de comer, que dicen que es la mejor de todas? Pues en ese momento estaba, disfrutando... hasta que una voz familiar me despertó. Me froto los ojos mientras me incorporo, realmente me había quedado grogui: con todo el tema del hospital y de madrugar para ir a jugar a las espadas... estaba agotado. Y ahora tocaba hacer la comida. Mi reino por no ser una persona responsable.

Nyara ya estaba despierta, y por el desorden del salón puedo deducir que ya llevaba un rato. Había desperdigado todos los juguetes que tenía por todo el salón y andaba aporreando un móvil que giraba cada vez a más velocidad. Un móvil con forma de doxy. Arrugué la nariz cuando vi la forma del muñeco, suponiendo que, no sé, podría haber tenido de foquita cantarina o de hada traviesa. No, una doxy, con lo espeluznantes que son, junto con los duendecillos de Cornualles. Definitivamente, mi prima será gótica. -¿A qué juegas Nyara?- -¡A que tengo alas y puedo volar!-

Sonreí sin quitarle el ojo de encima, rebusqué en mi mochila para localizar el espejo y asomarme -Ya estoy, ya estoy. Estaba tirado en el salón, ¿qué pasa contigo? No te ba a dejar en doble check azul, eso es cruel...- Me rasqué la coronilla cuando mencionó lo de la fiesta después de lo del hospital, buscando una escusa rápida y creíble -Sí, bueno... es que al día siguiente fui al hospital por el tema de ayudar con las pociones y eso. Ya sabes, a ayudar. ¿Estuvo bien y eso?- Pregunté a Nichollas mientras recorría la casa en dirección a la cocina. Por el hambre que tenía debía de ser la hora de hacer la comida, veamos qué tenemos por la nevera.... Si he aprendido a hacer pociones, hacer unos macarrones no puede ser tan difícil, ¿no? -Y qué, ¿cómo has llevado el encierro de esta semana?-

-Me alegro que lo pasaras bien, entonces. Ya te digo que no andaba yo con mucha energía.- Contesté a Nichollas mientras buscaba en la nevera algo digno de comer. Oh, carne picada -¡Nyara! ¿Juegas conmigo a las cocinitas? Estoy en casa de mi tía Jo, cuidando de la pequeñaja. Mira, saluda a Nichollas- Le dije a la pequeñaja de 3 años cuando llegó corriendo a la cocina para echarme una mano. Ya no sé si será gótica, maratoniana o una manitas en todo lo que se proponga. Le enseñé el espejo para que saludara al pelirrojo, al otro lado del cristal -Hola Niccolaas-

-¿Qué? ¡No!- Sonrío divertido mientras saco algunos ingredientes de la nevera, carne picada, cebolla… de por ahí saco ajo, especies… lo voy dejando todo sobre la encimera para tenerlo todo listo para el momento de hacer de cocinillas. Si fuera otra persona, u otro momento, podría irme por las ramas y seguir esquivando el tema, pero Nichollas sé que me pillaría. En fin, me fastidie o no, se iba a enterar antes o después… -A ver… pues fue mal. No te voy a engañar. Yo que pensaba que iba a ser todo como muy idílico y tal… y no sé, un gracias Justin eres un gran pocionista, estoy muy agradecida por todo lo que estás haciendo por mi… Un besillo o algo. Nah… Creo que moriré solo, loco y rodeado de pájaros, como mi padre…- Ay, reconocer eso todavía dolía en lo más profundo de la patata -No, el primo Justin no va a quedarse solo porque yo siempre voy a estar con él. Chiempre, chiempre, y jugaremos a espadas-

-Bueno, pues ya ves que tengo el futuro asegurado. Gracias Nyara, yo siempre jugaré contigo a espadas- Escucho a mi primo mientras empiezo a cortar cebolla, ajo y tal para llevarlos a la sartén. Cuenta algo sobre Belle, que a saber qué tendría entre manos ahora, pero el tema ese gubernamental… echo los ingredientes en la sartén, ya caliente y vuelvo a mi primo -Nico. Oye, hay algo que me está rondando en la cabeza. ¿Has visto todos esos dragones volando esta mañana? Y está el tema del fuego… ¿Crees que estaremos bien? Me da muy mala espina el confinamiento. Creo que está pasando algo y no nos lo quieren contar. Y tú ya eres mayor de edad… ¿Y si te llaman para luchar? ¿Qué vas a hacer?-
Vuelvo a prestar atención a la comida, que se me quema, mientras Nyara mira con cara de asco la carne picada y la toca con el dedo índice -Parecen gusanos, me da asco…-

-¿A Josephine?- Bajé un poco el tono cuando me di cuenta que había alzado la voz más de lo que debiese, tampoco es plan de asustar a la canija, o que se entere de lo que no deba y lo vaya predicando por ahí -¿Qué dices, estás loco? ¿Cómo voy a ir con eso a mi tía? Que trabajan juntas... qué vergüenza, no paso. Solo lo sabes tú y nadie más que tú. ¡Y que así sea, que te conozco!- Le amenazo con el dedo a mi primo vía espejo comunicador, que ya sé yo que le encanta largar de la lengua más de la cuenta. Mientras vigilo por el rabillo del ojo a Nyara, que está con la carne mirándola con cara de pocos amigos. -En un bar dice… te recuerdo que tus padres y los míos de conocieron en el colegio, no en un bar… creo- “¿Cómo se conocieron mis padres? Creo que nunca me lo han contado”

-¿Qué pasa? Si es solo carne, no son gusanos. Es como… plastilina. ¿Ves? Venga Nyara, ahora toca amasar, pero más fuerte – Le digo mientras le explico cómo debe hacer las bolas de carne para pasarlos por la sartén y comer albóndigas. El sofrito de los macarrones ya está listo y en seguida voy a poder -… Y luego las pasamos por aquí y listo. Ahora tú- -No, no quiero, es azqueroso…- Me parece muy cómica la actitud de Nyara ante la carne picada, por lo que le explico de nuevo, con ella, que no pasa nada. -Pues un día vienes tú y nos enseñas a cocinar vegano, majo. Que yo no tengo ni idea de cómo se hace eso del tofu. Suena a. .. arg…-

-Y sí, Nichollas, claro que me como la cabeza. Como que llevamos una semana en casa encerrados sin que nadie diga nada. ¿Una semana para encerrar a los dragones? ¿Y los dragones sueltos por ahí? Khan lo hubiera controlado con Sarah. No, hay algo más. Estoy seguro. Uhm, quizás él sepa algo. Muy bien Nyara, así se hacen albóndigas. Vamos a cocinarlas y luego jugamos a espadas. Nicho, te voy a dejar ya, que nos vamos a comer. Nichollas Simon, queda pendiente una invitación a cocinar tofu. ¡Hablamos!
Finalizamos conexión por que, en efecto, el primer plato ya estaba listo, por lo que aprovechamos mientras se hacía el segundo para ir comiendo. Tras eso, nos fuimos un rato a jugar espadas por la casa, hasta que a la renacuaja se cansó y decidió que lo mejor era ponerse a pintar las paredes y ver a su primo sufrir mientras las limpiaba para que Jo no le echara la bronca del día.

Me aparecí en el piso de Josephine tras haber ido a por mi equipación para el viaje, encontrándome al llegar con Nyara pintando las paredes, y a Justin sufriendo porque tenía que limpiarlas antes de que su tía volviese. Me reí de aquella escena y me uní a ellos un rato para ayudarla a terminar de pintar lo que estaba haciendo, que era el típico dibujo abstracto de niña con perro, casas y padres flotando. Estuvimos un rato terminando de pintar, incluso le dije a Justin que podía dejar la pared así por el momento. No creía que Jo se enfadase por eso. Aproveché para jugar con ella, levitando muñecos para que los pillase y atrapase. Después se puso a pelear su peluche de dragón con otro muñeco con el ojo de fuera, hasta que decidimos que se hicieran amigos y se fuesen a volar juntos.

Luego nos sentamos en el sofá los tres, mientras le explicaba a Justin lo de la misión a la que teníamos que ir. No quedaba mucho tiempo para la hora acordada, así que debía despedirme rápido. Podría decirle a Justin que avisase él a Jo de mi partida, o podría dejarle una nota a ella, como prometí que no volvería a meterme en su mente. En cualquier caso sentía que estaba actuando mal con ella, más ahora que había sucedido justo lo que le negué en nuestra última discusión. Tal vez no le importase ya lo que yo hiciese, pero sentía que en algún momento tendríamos que acabar hablando para salir del limbo de relación en el que estábamos. Finalmente fui a la cocina para dejarle una pequeña nota, informándola:

Nota escribió:Marcho de misión a Francia con Erika, Thalos y otros. Vamos a buscar al androide que pidieron, no sé cuánto tardaremos en regresar.
He pasado un momento a despedirme de Nyara, que se lo ha pasado muy bien esta semana que hemos estado juntos. No sé qué está pasando en la isla con esos nuevos visitantes, pero si crees que en algún momento hay algún peligro avísame y volveré cuanto antes. Espero que podamos hablar cuando regrese, siento no haber sabido tener una conversación en condiciones antes. Cuidaos mucho.

Johan

La dejé pegada en el frigorífico, regresando después al sofá para alzar a Nyara y darle un abrazo. - Me tengo que ir, luego vuelvo ¿vale? pásatelo muy bien con Justin y haz caso a mamá en todo lo que te diga. Te quiero. - le di un beso en la mejilla antes de dejarla de nuevo en el sofá. Me despedí también de mi ahijado, dándole otro abrazo antes de desaparecerme de allí, rumbo al punto de reunión.

Cerré la puerta de la nevera con la única mano funcional que tenía ya que el otro brazo se encontraba inmovilizado contra mi pecho en un cabestrillo. Ahí estaba la nota que tenía la culpa de todo. Volví a leerla arrugando mi nariz conforme lo hacía.
"una conversación en condiciones"
Gruñí tal y como había hecho la primera vez que la leí pero claro, ahora no iba a cometer el mismo error. Me había enfadado mucho y aquella vez mi único consuelo fue acabar con el vino de mi casa y bueno...caerme por las escaleras y machacarme el brazo. Con mi zumo de naranja no alcoholizado caminé hasta el salón y me derrumbé en el sofá, desviando la vista a los dibujos de la pared.
No los iba a borrar. Me gustaban. Aunque podría haberme preguntado antes de hacerlo. Me quedé mirando las figuras que había hecho la niña, que no eran muy distinguibles de las de Johan. Podía ser muy bueno en sus batallas pero lo de pintar...solté una leve risa por lo bajo mientras bebía y terminé por apoyar mi cabeza en el respaldo del sofá para acabar mirando al techo.
Por suerte Nya estaba con Justin, que me estaba ayudando un montón con el drama del brazo y bueno...con el drama en general. El día que me tocó la 'lotería' y me compré todas las pociones del mundo habidas y por haber y los ingredientes más extraños también pasé por un bar. Ese día Justin podría haberme mandado al carajo cuando le pedí que se quedase con la niña y así no hubiese entrado a aquel lugar.
No recordaba apenas nada, mas que había un hombre, risas y algún beso y luego plof...todo en blanco...hasta despertar en la cama sin haberme cambiado al pijama para dormir.Aún le daba vueltas a aquello, bueno...a todo. Y de pronto me volvía a apetecer un vino, pero estaban las escaleras. Malditas escaleras...

Después de que Giordano había aparecido se había quedado más tranquila pues tras ver el desastre que habían hecho con el Descendiente Sean se había preocupado enormemente. Al menos pudieron por fin dedicarse a revisar la nanotecnología encontrando detalles que sin duda habían llamado la atención de la sanadora. Por ejemplo, que no necesitaban tejido orgánico para moverse, que podían unirse entre si y crear una especie de masa viscosa. Pero lo que sí la había dejado anonadada era el hecho de que eran tecnomágicos. SAM había capturado a magos, los había hecho trascender y por eso evolucionaba. Las consecuencias de eso eran caóticas y, aunque no se lo confesó a ninguno de los Descendientes, le daba miedo.

Cuando la investigación había terminado se sintió un poco desganada de volver al sereno hospital pero intentó mantenerse operativa así que con ayuda del equipo se concentró en reabastecer el inventario de pociones, hacer mantenimiento a todos los equipos y dejar el hospital de punta en blanco ya que Lucio pasaba bastante de su tiempo en aquella habitación. En aquel mes logró enterarse de porque Galenus había estado tan afectado. De haberlo sabido antes no lo habría dejado operar pero ya no había vuelta atrás, empatizaba con su reacción.

Había sabido que Jo se había herido y había pasado algunos días en su casa ayudándola aunque la mujer era bastante más diestra que ella en algunas cosas. La morena sospechaba que era por ser madre pero no tenía argumento para comprobar su hipótesis. El Hospital seguía estando tranquilo más allá de la vigilancia que tenían en el Descendiente. Hoy, por turnos, libraba así que decidió ir a hacerle compañía a Jo. Al llegar tocó la puerta con una mano porque en la otra llevaba un pastel de manzana que había hecho ella misma. Un postre nunca estaba demás y era delicioso, uno de sus favoritos.

"... Aunque si duermo en el sofá no tengo que usar las escaleras"
Entrecerré los ojos sopesando la idea pero los golpecillos en la puerta me hicieron cortar aquellos pensamientos girando para mirar hacia allí.
-¿Si?
Pregunté ya que no esperaba ninguna visita. De hecho el piso estaba hecho un desastre así que hice una mueca de apuro y agité mi mano libre para que comenzase a limpiarse y recogerse. Abandoné el sofá para ir hacia la puerta pero antes de abrir arrugué la nariz tocándome el pelo.
"Péinate Jo"
Susurré un hechizo de esos de estar mona y tras eso abrí la puerta alzando las cejas al ver allí a Arleen. Se había pasado varios días anteriormente pero por lo que fuese hoy no esperaba encontrármela.
-Oh Arleen...
Sonreí abriendo la puerta del todo invitándola así a entrar mientras volaba algún cacharro hacia la cocina.
-No...no esperaba que...pasa pasa. Creía que hoy tenías turno.
Solté como preguntando mientras pasábamos al interior.
-¿Quieres un café?
"¿una copa?, ¿vino?"

La morena le miró a los ojos con una sonrisa llena de dulzura -Es que no  te he avisado. Debí enviar un patronus- Se corrigió a sí misma -¿Es mal momento?- Preguntó mirando algunas cosas moverse sola como si estuviera en pleno momento de limpieza. Se cuestionaba cómo se sentiría mantener una casa ya que su madre siempre se había encargado de eso, dejándole exclusivamente su habitación. Cuando la invitó a entrar con ese gesto se quedó más tranquila y avanzó con cuidado dirigiéndose hacia la cocina con gracia en sus tacones de alta costura.

-Si…Un café sería perfecto para acompañar este pastel. Pero tú siéntate, lo hago yo- La cocina no se le daba mal y un café tampoco. Había aprendido a vivir de aquella maravillosa bebida oscura durante sus largos turnos y luego tuvo un intensivo con Da Vinci y su …Eso tenía que ser un vicio. Apoyó el pastel en una mesa de la cual se escapaba un trapo después de dejarla limpia cual taza de cristal. Sonrió de lado y se dirigió a la cocina para preparar el café.  Mientras se hacía sacó dos tazas y con “algo de confianza” encantó otras cosas para que se asearan solas.

-¿Cómo te encuentras?- Ella también había leído la nota hace unos días porque Jo la había dejado pegada en la nevera y sabía que la traía de la cabeza. Se giró para mirarla con un poco de timidez -Esto tal vez te … Esto tal vez es un atrevimiento pero…Si ya la has leído, por qué no la tiras a la basura? Eso es lo que se hace con los post its- Indicó, la sabiondilla.