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Recuerdo del primer mensaje :
Acceso a través de Red Flú y...la puerta. Posee unos inmensos ventanales, de piso a techo desde donde se ve casi todo el hospital.
Está en el último piso del edificio.
Acceso a través de Red Flú y...la puerta. Posee unos inmensos ventanales, de piso a techo desde donde se ve casi todo el hospital.
Está en el último piso del edificio.
- Rol:
- Tuvo que girar la cabeza hacia él cuando mencionó que era SAM. Es decir… tenía sentido, pero aún así el nombre le recorría el cuerpo como un baño de agua fría. Tardó un momento en volver a estar sobre sus tacones y no desangrándose en un callejón de China Town, pidiéndole a Giordano que le pusiera una poción. Los papeles se habían invertido en Roma y Arleen había vuelto con poco menos que una torcedura en el tobillo. A propósito cambió de peso y asentó su cuerpo en él sintiendo un muy ligero mordisco de dolor -Eso… estaría bien. Os lo agradecería- dijo parpadeando mientras volvía a la normalidad, apartando con cara pestañeo las nieblas de las memorias.
Al llegar al sitio alzó una mano mostrándole la zona con una leve sonrisa. Todo tomaba forma ante sus ojos y… le gustaba, que sus ideas resultarán tangibles. Y de allí a un año… podrían haber salvado miles de vida -Ah…- Mencionó con cierta decepción en su tono porque entonces ya se iba a retirar.
¿Un favor?
Arqueó suavemente la ceja mientras se giraba hacia él estupefacta mirando cómo le cogía la muñeca. ¿Era algo serio? Se tomó un instante para observarle el rostro y analizarlo. No se veía mal. ¿Su nuca quizás? ¿Algún problema con el chip? - Por supuesto, vamos a mi despacho- movió suavemente la mano, girando la muñeca para coger la de él y guiarlo por un pasillo aledaño que desvió a una zona donde había ascensores y una red flu. Usó la segunda para acceder a su despacho.
De momento, la oficina tenía poco más que un escritorio, una biblioteca y un archivo, todo en color blanco. También habían otros muebles en sus cajas, esperando que alguien los armara. Todo prístino e impoluto, con poco uso o decoración personal. Ni sillas había. No era demasiado grande, había preferido dejar espacio para las cosas importantes como los quirófanos, armarios de inventario y demás salas. Se acercó hasta el escritorio para dejar la cartera y la carpeta y se recreó entonces en la vista del inmenso ventanal que tenía a espaldas del escritorio. Ocupaba toda la pared de suelo a techo y dejaba ver la mayor parte del hospital y más allá.
Se giró finalmente hacia Gelion y alzó las cejas levemente -¿En qué puedo ayudaros? ¿Os sentís bien?- Inquirió y miró hacia su cartera. Si no se equivocaba siempre llevaba algunas pociones y objetos que le pudieran servir -¿Es el chip? -
Alzó la cabeza al ver a Belle en su despacho y sonrió, colocando la pluma para descansar en el tintero y dejar que la tinta se secase mientras atendía a su invitada. Le recorrió el rostro con la mirada y una leve sonrisa, tenía que agradecerle tanto y no había tenido las agallas para hacerlo porque… No quería darle la cara que tenía, pero como estaba viendo que le estaba costando más de la cuenta mirarse en un espejo para arreglarse, decidió que Belle era más importante que su aspecto físico.
Se incorporó y rodeó la mesa. Con las mujeres no se sentía cohibida, podía actuar con cierta tranquilidad. Los hombres eran otra cosa. O mejor dicho, la mayoría de los hombres. Con Gio… también se sentía segura, Johan se había ganado su confianza. Gelion… Agitó la cabeza, no iba a pensar en él. Centró su atención en Belle cuando oyó su pregunta -He tenido mejores temporadas- Musitó acortando las distancias y cogió sus manos, estrechándolas con suavidad -Mucho mejores- Suspiró brevemente mientras asentía escuchando el comentario del hospital -Gio me ayudó- Murmuró.
Tras un momento incómodo tras aquella frase, se encontró desdibujando la sonrisa que había mantenido y se quedó en silencio mirándola. Fred y Vishous le habían explicado los detalles de su rescate y sabía que Belle había jugado un papel fundamental. Acarició suavemente su mano con los pulgares mientras se le humedecía la mirada, los recuerdos se sucedían uno tras otro y le costó algo de tiempo recordar que ya no estaba allí, que Eámon ya no respiraba… que había sido rescatada igual que Chloe y Ben. Marcados para siempre, pero sobrevivientes -Gracias- Susurró con la voz quebrada antes de acercarse a ella y abrazarla con fuerza, apoyando su cabeza al lado de la de ella mientras cerraba los ojos un instante, antes de asustarse y abrirlos para centrarse en el aquí y el ahora -Por…todo-
Se incorporó y rodeó la mesa. Con las mujeres no se sentía cohibida, podía actuar con cierta tranquilidad. Los hombres eran otra cosa. O mejor dicho, la mayoría de los hombres. Con Gio… también se sentía segura, Johan se había ganado su confianza. Gelion… Agitó la cabeza, no iba a pensar en él. Centró su atención en Belle cuando oyó su pregunta -He tenido mejores temporadas- Musitó acortando las distancias y cogió sus manos, estrechándolas con suavidad -Mucho mejores- Suspiró brevemente mientras asentía escuchando el comentario del hospital -Gio me ayudó- Murmuró.
Tras un momento incómodo tras aquella frase, se encontró desdibujando la sonrisa que había mantenido y se quedó en silencio mirándola. Fred y Vishous le habían explicado los detalles de su rescate y sabía que Belle había jugado un papel fundamental. Acarició suavemente su mano con los pulgares mientras se le humedecía la mirada, los recuerdos se sucedían uno tras otro y le costó algo de tiempo recordar que ya no estaba allí, que Eámon ya no respiraba… que había sido rescatada igual que Chloe y Ben. Marcados para siempre, pero sobrevivientes -Gracias- Susurró con la voz quebrada antes de acercarse a ella y abrazarla con fuerza, apoyando su cabeza al lado de la de ella mientras cerraba los ojos un instante, antes de asustarse y abrirlos para centrarse en el aquí y el ahora -Por…todo-
Había corrido por todos los pasillos del hospital con la almohada robada y mi bastón, huyendo, o lo que yo creia que era huir, de aquel sanador que en realidad aunque me habia visto, no se habia molestado en perseguirme. Quizá porque yo corría muy rapido. Si, debía de ser eso.
"Tengo que encontrarla y decirle que donde los ha puesto estará en su despacho? fijo que está es la hora de merendar asi que tendrá que ayudarme con lo de los autoómatas pero no le digas que te drogas o te mirara raro tampoco podemos decirle que nos vamos a morir todos porque es una mierda de noticia asi que mejor eso no, tendrá cafe? porque necesito uno a la de ya!"
-ARLEEN! - dije (grité en realidad) un poco mas efusivo de lo que habia planeado, estampandome con la almohada como airbag contra la puerta de su despacho para llamar. Obviamente no se abrió y tras el porrazo y la voz que pegué, me agarré al pomo y forcejeé con él hasta abrirlo. - Ah! Ahi estás!
"y con Belle nada menos"
- Estáis. Signorina Simon.... buongiorno. O lo que sea hoy. Donde están mis autómatas? Los necesito. Te llegué a pedir una sala aislada en el sótano, o solo me imaginé que te lo pedía?
"le ha crecido el pelo? Cuanto tiempo a ha pasado?"
"Tengo que encontrarla y decirle que donde los ha puesto estará en su despacho? fijo que está es la hora de merendar asi que tendrá que ayudarme con lo de los autoómatas pero no le digas que te drogas o te mirara raro tampoco podemos decirle que nos vamos a morir todos porque es una mierda de noticia asi que mejor eso no, tendrá cafe? porque necesito uno a la de ya!"
-ARLEEN! - dije (grité en realidad) un poco mas efusivo de lo que habia planeado, estampandome con la almohada como airbag contra la puerta de su despacho para llamar. Obviamente no se abrió y tras el porrazo y la voz que pegué, me agarré al pomo y forcejeé con él hasta abrirlo. - Ah! Ahi estás!
"y con Belle nada menos"
- Estáis. Signorina Simon.... buongiorno. O lo que sea hoy. Donde están mis autómatas? Los necesito. Te llegué a pedir una sala aislada en el sótano, o solo me imaginé que te lo pedía?
"le ha crecido el pelo? Cuanto tiempo a ha pasado?"
No dije ni hice nada mientras Arleen se acercaba y me cogía las manos. Ella fue también la que habló para responder a la pregunta. Lejos de la comparación de la experiencia, por supuesto, podía entender muchas cosas. Lo que me sorprende es que tuviera el coraje para levantarse de la cama todos los días y terminar de reflotar un hospital que de Paz tenía poco. En su momento solo quería quedarme en la cama, en mi habitación, mi único espacio seguro y lejos de un horrible mundo planeado por la IA. ¿Sería ese el espacio seguro de Arleen ahora? ¿SU hospital, SU dominio y SU control? Bajé la mirada a las manos de Arleen, que ahora estaban entre las mías, y enseguida subí al rostro de la desmejorada Arleen. Iroh también había sido parte de mi apoyo y empezar a asumir tareas de Adael me ayudó a quitarme la idea de la matrix de la cabeza.
Se encontraron en silencio. Y pude estudiar a la maga con la mirada cómo desdibujaba aquella sonrisa y, supongo, enfrentarse a la verdad. No sabía si querría o no, pero el cuerpo me pidió que así respondiera. En cuanto percibí la primera humedad en la mirada mi cuerpo reaccionó como un resorte y envolvió a Arleen en un abrazo afectuoso, como queriendo protegerla de todo, como haciendo un espacio seguro para ella. Por un momento esperaba que la afectada me rechazara o me apartase de un empujón, pero no fue así y el abrazo terminó por corresponderse. Al menos por un rato. Respondí en un susurro a su agradecimiento. -Hubiese hecho eso y más- Y me hubiera enfrentado a las limitaciones que hubiera necesitado para poder haberla ayudado. Lo que fallaron fueron los tiempos. Solo si hubieran tardado un poco menos …. Solo un poco menos. Me separé un paso para poder volver a cogerla por las manos. Ahora eran mis dedos los que recorrían el dorso de las manos de ella. Me hubiera gustado decirle que ahora estaría todo bien, que ya estaba a salvo… Pero no podía evitar sentirme como una sucia mentirosa. Prefirió no seguir en esa línea ni tener que recriminar nada al mundo horrible en la que estaban inmersas. Estaban en “La Paz” -¿Sabes que todavía no he podido ver el hospital ya acabado?- Respondí tratando de dibujar una sonrisa afable. Evidentemente no pensaba que ignorar el tema fuese necesario para pasar página, como si no hubiera existido, solo que… era tan pronto…
Un porrazo invadió la sala y reaccioné girando en la dirección de procedencia. No había escuchado grito alguno, solo un golpe. Me preparé para lo que pudiera pasar, pero no solté una de las manos que tenía cogida a la medimaga. El pomo empezó a moverse de una manera un poco neurótica y cuando se abrió la puerta relajé el gesto. -¡Oh Gio! ¡Casi haces que nos dé un infarto! Buongiorno- Hubo un cruce de conversaciones en los que no pude participar. ¿Estaba el descendiente en pijama o era una de sus excentricidades como la de Markus y la silla? Miré a Arleen esperando respuestas lógicas
Se encontraron en silencio. Y pude estudiar a la maga con la mirada cómo desdibujaba aquella sonrisa y, supongo, enfrentarse a la verdad. No sabía si querría o no, pero el cuerpo me pidió que así respondiera. En cuanto percibí la primera humedad en la mirada mi cuerpo reaccionó como un resorte y envolvió a Arleen en un abrazo afectuoso, como queriendo protegerla de todo, como haciendo un espacio seguro para ella. Por un momento esperaba que la afectada me rechazara o me apartase de un empujón, pero no fue así y el abrazo terminó por corresponderse. Al menos por un rato. Respondí en un susurro a su agradecimiento. -Hubiese hecho eso y más- Y me hubiera enfrentado a las limitaciones que hubiera necesitado para poder haberla ayudado. Lo que fallaron fueron los tiempos. Solo si hubieran tardado un poco menos …. Solo un poco menos. Me separé un paso para poder volver a cogerla por las manos. Ahora eran mis dedos los que recorrían el dorso de las manos de ella. Me hubiera gustado decirle que ahora estaría todo bien, que ya estaba a salvo… Pero no podía evitar sentirme como una sucia mentirosa. Prefirió no seguir en esa línea ni tener que recriminar nada al mundo horrible en la que estaban inmersas. Estaban en “La Paz” -¿Sabes que todavía no he podido ver el hospital ya acabado?- Respondí tratando de dibujar una sonrisa afable. Evidentemente no pensaba que ignorar el tema fuese necesario para pasar página, como si no hubiera existido, solo que… era tan pronto…
Un porrazo invadió la sala y reaccioné girando en la dirección de procedencia. No había escuchado grito alguno, solo un golpe. Me preparé para lo que pudiera pasar, pero no solté una de las manos que tenía cogida a la medimaga. El pomo empezó a moverse de una manera un poco neurótica y cuando se abrió la puerta relajé el gesto. -¡Oh Gio! ¡Casi haces que nos dé un infarto! Buongiorno- Hubo un cruce de conversaciones en los que no pude participar. ¿Estaba el descendiente en pijama o era una de sus excentricidades como la de Markus y la silla? Miré a Arleen esperando respuestas lógicas
Al menos con Belle no era la primera vez que se mostraba…rota. Sabía que ella no le juzgaría, como no lo había hecho antes y el gesto de que fuese a abrazarla antes de que ella se atreviera no hacía más que confirmar ese hecho. Le daba gracias al universo por haberla puesto en su camino. Se quedó con ella mientras se recomponía brevemente, separándose con una leve sonrisa y al recibir aquella pregunta hizo que mirara hacia la puerta con el mismo gesto, pero con un poco de tensión.
“Ni yo, Belle”
-Comprensible- Forzó una sonrisa un poco más amplia -Ni siquiera yo lo he hecho- Le explicó e intentó que su tono se mantuviera más o menos firme. No quería decirle el miedo que sentía cuando estaba fuera de su despacho o cuando le tocaba pasear por alguno de los pasillos vacíos. Si por algo le había escrito a Lykaios era porque, sencillamente, necesitaba gente allí… Trabajo. Movimiento. Estaba harta de la soledad del hospital, de estar rodeada de personas en la base y no sentirse una más, de la soledad de los pasillos de la base después de su baño en la madrugada…Pero era lo que había elegido y ahora tenía que hacer cara a las consecuencias.
Iba a continuar con aquella frase, intentando expresarle que podían hacerlo juntas…Con un escuadrón. Porque lamentablemente, no creía a Gelion. No creía que el hospital fuera un lugar seguro pero sabía que era a raíz de su propio trauma y que los soldados estaban esforzándose en proporcionar seguridad para los pacientes. No podían ver su miedo, su desconfianza. Esperaba no estar transmitiéndolo.
Aún así, cuando el ruido en la puerta llegó, Arleen…no se congeló. Levantó un escudo en seguida mientras intentaba arrastrar a Belle hacia la chimenea para escapar inmediatamente. Huir. Como fuese. No quería que Belle pasara algo como lo que le había sucedido a ella. No obstante, Giordano apareció de pronto siendo tan…él. Arleen tardó un poco en reaccionar y controlar su respiración acelerada. Miró, nerviosa, detrás de Giordano por si estaban persiguiéndolo o había algún enemigo. Nada.
Parpadeó volviendo a mirarlo y no pudo evitar que el miedo se convirtiera en rabia -¿Qué haces fuera de la cama, Giordano? Siéntate - Espetó con el ceño fruncido escuchando después sus preguntas y tratando de enfocarse en bajar esa actitud que no le favorecía en nada. Bajó la mirada del rostro de Gio hacia la almohada un momento mientras ponía límites a su reacción -Están en el sótano, sí. Se han instalado allí- Supuso que no había recibido el mensaje, pero ahora no iba a reconocer en voz alta el terror que tenía de bajar allí sola.
Soltó suavemente a Belle para ir de vuelta a su escritorio cuando el mecapájaro volvió con uno de sus pergaminos, frunció el ceño y lo cogió leyendo la nota de Lykaios en la parte trasera del pergamino. Tenía sentido. Carraspeó un poco y alzó la mirada -La Brigada de las Mil Grullas quiere conectarse a la Red Flú del hospital. ¿Se puede, no?- Preguntó mordiéndose el labio inferior antes de bajar el pergamino, viendo entonces la carpeta del lado y aventurándose a preguntar -¿Os apetecería acompañarme a una cita con SAM?- Aprovechó y cogió sus instrumentos para ir a revisar a Gio, para asegurarse de que se encontraba bien después de la hospitalización.
“Ni yo, Belle”
-Comprensible- Forzó una sonrisa un poco más amplia -Ni siquiera yo lo he hecho- Le explicó e intentó que su tono se mantuviera más o menos firme. No quería decirle el miedo que sentía cuando estaba fuera de su despacho o cuando le tocaba pasear por alguno de los pasillos vacíos. Si por algo le había escrito a Lykaios era porque, sencillamente, necesitaba gente allí… Trabajo. Movimiento. Estaba harta de la soledad del hospital, de estar rodeada de personas en la base y no sentirse una más, de la soledad de los pasillos de la base después de su baño en la madrugada…Pero era lo que había elegido y ahora tenía que hacer cara a las consecuencias.
Iba a continuar con aquella frase, intentando expresarle que podían hacerlo juntas…Con un escuadrón. Porque lamentablemente, no creía a Gelion. No creía que el hospital fuera un lugar seguro pero sabía que era a raíz de su propio trauma y que los soldados estaban esforzándose en proporcionar seguridad para los pacientes. No podían ver su miedo, su desconfianza. Esperaba no estar transmitiéndolo.
Aún así, cuando el ruido en la puerta llegó, Arleen…no se congeló. Levantó un escudo en seguida mientras intentaba arrastrar a Belle hacia la chimenea para escapar inmediatamente. Huir. Como fuese. No quería que Belle pasara algo como lo que le había sucedido a ella. No obstante, Giordano apareció de pronto siendo tan…él. Arleen tardó un poco en reaccionar y controlar su respiración acelerada. Miró, nerviosa, detrás de Giordano por si estaban persiguiéndolo o había algún enemigo. Nada.
Parpadeó volviendo a mirarlo y no pudo evitar que el miedo se convirtiera en rabia -¿Qué haces fuera de la cama, Giordano? Siéntate - Espetó con el ceño fruncido escuchando después sus preguntas y tratando de enfocarse en bajar esa actitud que no le favorecía en nada. Bajó la mirada del rostro de Gio hacia la almohada un momento mientras ponía límites a su reacción -Están en el sótano, sí. Se han instalado allí- Supuso que no había recibido el mensaje, pero ahora no iba a reconocer en voz alta el terror que tenía de bajar allí sola.
Soltó suavemente a Belle para ir de vuelta a su escritorio cuando el mecapájaro volvió con uno de sus pergaminos, frunció el ceño y lo cogió leyendo la nota de Lykaios en la parte trasera del pergamino. Tenía sentido. Carraspeó un poco y alzó la mirada -La Brigada de las Mil Grullas quiere conectarse a la Red Flú del hospital. ¿Se puede, no?- Preguntó mordiéndose el labio inferior antes de bajar el pergamino, viendo entonces la carpeta del lado y aventurándose a preguntar -¿Os apetecería acompañarme a una cita con SAM?- Aprovechó y cogió sus instrumentos para ir a revisar a Gio, para asegurarse de que se encontraba bien después de la hospitalización.
Retrocedi unos cuantos varios pasos en un acto reflejo al verlas a ellas actuar "prevenidas" , "asustadas", a la "defensiva", ante mi llegada. Qué? qué pasaba? Las miré extrañado alternativamente, apretando los labios como conteniendome asi para evitar comentar nada.
- Tranquilas...soy yo...recordais? "Amigo" - hice enfasis en la palabra señalandome el pecho. No podía haber sido mi aspecto, no era tan horrible, verdad?
"cómo que qué hago fuera de la cama, mujer?"
- La pregunta es qué haces tu dentro de la cama! - le dije señalandola muy indignado. Muy lógico, todo. - En el sótano, gracias, pues... - le dediqué una tenue reverencia de cabeza. Me hice un paso atrás apartándome de Belle y Arleen, tamborileando unas notas invisibles en el mango del baston tecnomágico que ahora usaba para recargar parte de mi peso contra el suelo. La conversacion cambió subitamente tras ella leer una nota. - Sí, claro, pero para eso necesitarian una chimenea. Que clase de idiota habria construido una chimenea en el cuartel volador de esos pirómanos? Sabes cuantos barcos han quemado ya? DOS! DOS!! - por si no bastaba con las palabras, sacudí efusivamente mi mano con el numero dos mostrado con los dedos, delante de mi.
- Quiero construir portales tecnomágicos. - pero no tengo tiempo. - y una caja cazafantasmas. Para captu....
"eh?"
- Sam?
Puse cara de que "ni por todo el oro del mundo" y negué acompañando el gesto con una cordial sonrisa, pero aquella negativa fue más al intento de Arleen por revisarme. Mostré las palmas de mis manos entre ella y yo, como gesto de que lo dejara estar, negando aun sin borrar esa sonrisa tenue. En realidad, es que no sabía si era detectable o no, pero no quería que se enterase de que iba puesto a polvo mágico. O como se llamara eso.
"necesito hacerme una lista de prioridades, como lista de la compra:
1. comprar mas sustancia magica
2. ir al taller
3. el dos debería ir antes del 1
4. los portales
5. en realidad es prioritaria la caja caza almas....
6. instalar la red flu"
- Donde está la brigada?
- Tranquilas...soy yo...recordais? "Amigo" - hice enfasis en la palabra señalandome el pecho. No podía haber sido mi aspecto, no era tan horrible, verdad?
"cómo que qué hago fuera de la cama, mujer?"
- La pregunta es qué haces tu dentro de la cama! - le dije señalandola muy indignado. Muy lógico, todo. - En el sótano, gracias, pues... - le dediqué una tenue reverencia de cabeza. Me hice un paso atrás apartándome de Belle y Arleen, tamborileando unas notas invisibles en el mango del baston tecnomágico que ahora usaba para recargar parte de mi peso contra el suelo. La conversacion cambió subitamente tras ella leer una nota. - Sí, claro, pero para eso necesitarian una chimenea. Que clase de idiota habria construido una chimenea en el cuartel volador de esos pirómanos? Sabes cuantos barcos han quemado ya? DOS! DOS!! - por si no bastaba con las palabras, sacudí efusivamente mi mano con el numero dos mostrado con los dedos, delante de mi.
- Quiero construir portales tecnomágicos. - pero no tengo tiempo. - y una caja cazafantasmas. Para captu....
"eh?"
- Sam?
Puse cara de que "ni por todo el oro del mundo" y negué acompañando el gesto con una cordial sonrisa, pero aquella negativa fue más al intento de Arleen por revisarme. Mostré las palmas de mis manos entre ella y yo, como gesto de que lo dejara estar, negando aun sin borrar esa sonrisa tenue. En realidad, es que no sabía si era detectable o no, pero no quería que se enterase de que iba puesto a polvo mágico. O como se llamara eso.
"necesito hacerme una lista de prioridades, como lista de la compra:
1. comprar mas sustancia magica
2. ir al taller
3. el dos debería ir antes del 1
4. los portales
5. en realidad es prioritaria la caja caza almas....
6. instalar la red flu"
- Donde está la brigada?
Me dejé engañar con aquella sonrisa, sin apreciar que estaba forzada por la tensión de Arleen. Al contrario, había pensado en que había logrado mi objetivo que era que mi amiga se sintiera un poco mejor. Pregunté como un resorte: -¿Te apetece que vayamos a explorarlo juntas?- Respondí con sinceridad hasta que me di cuenta del subtexto de Arleen. Si no había conocido el hospital que había terminado por construir, que había casi muerto en él, que gobernaba… significaba que estaba escondiéndose en algún sitio que la hiciera sentir secreto. Quizás fuera aquí, en el despacho, o quizás fuera en la base muggle o quizás en alguna casita que hubiese podido comprar en cualquier parte de lo que quede de mundo. Ladeé la sonrisa, haciendo que los labios se tensaran cuando Gio entró usando su particular forma. Y aquello desbarató mi línea de pensamiento, pensando que podríamos estar bajo ataque de algún imbécil seguidor de Éamon que quisiera acabar con su trabajo. Nunca me había sentido del todo segura en la superficie y en territorio de la alianza mucho menos.
Por tanto, tampoco se me escapó el detalle de Arleen del escudo protector de ambas. Al menos no era de las que disparaban antes de preguntar. ¿Buscaba un lugar para huir? ¿Para esconderse? ¿Por qué no habíamos usado la desaparición? ¿Por qué gritaba a Gio de aquella manera? Supuse que estaría nerviosa. Le cogí de la mano, para que se calmara, y avancé hacia el centro de la sala después de las pertinentes presentaciones. ¿Dentro de la cama? ¿A qué se refería el Descendiente? Suponía que si Arleen estaba aquí es porque había recibido el alta de alguna manera, pregunté con la mirada, pero nadie me respondería, cambiamos de tema -¿Los autómatas?- Ah, sí, los recordaba de cuando la IA. Imaginármelos me hacía sentirme estúpida, chiquitita, aterrada y tensionada. Pero debía recordarme a mí misma que eran aquellos aparatos. -¿Para qué necesitáis los autómatas ahora? Se supone que ya son funcionales-
Al soltarme la mano Arleen, pude crear distancia entre ella y yo. Fue en aquel momento cuando me di cuenta del pie. El que había estado en la boca del guardia. Suspiré largo por la nariz. Había que reconocer que el trabajo era impoluto, solo ojos expertos podrían darse cuenta del detalle. -¿Vas a usar la caja para capturar los fantasmas del árbol? Para eso primero tendrás que sacarlos de donde están- Le recordé a Giordano, por si se había olviddo. A no ser que esperase entrar dentro del mundo del árbol con el portal. Y entonces….
La pregunta.
SAM.
Otra vez. La IA. Mirándose frente a frente. Cuando Yvonne y yo nos conocimos estuvimos acercándonos mucho a ella. Demasiado. Tanto que quemaba. Pero la dejé aparcada. Ahora volvía. ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Noté que el corazón se me aceleraba con la mera imagen de la IA, pero no la del corbatín, sino la de Turín. Gio fue el primero en contestar con una negativa. Tragué saliva para pasar el nudo de la garganta que me gritaba una respuesta -Sí. Sí, vamos- Dije volviendo la mirada a Arleen al otro lado de la mesa, haciendo caso omiso a mis miedos.
Por tanto, tampoco se me escapó el detalle de Arleen del escudo protector de ambas. Al menos no era de las que disparaban antes de preguntar. ¿Buscaba un lugar para huir? ¿Para esconderse? ¿Por qué no habíamos usado la desaparición? ¿Por qué gritaba a Gio de aquella manera? Supuse que estaría nerviosa. Le cogí de la mano, para que se calmara, y avancé hacia el centro de la sala después de las pertinentes presentaciones. ¿Dentro de la cama? ¿A qué se refería el Descendiente? Suponía que si Arleen estaba aquí es porque había recibido el alta de alguna manera, pregunté con la mirada, pero nadie me respondería, cambiamos de tema -¿Los autómatas?- Ah, sí, los recordaba de cuando la IA. Imaginármelos me hacía sentirme estúpida, chiquitita, aterrada y tensionada. Pero debía recordarme a mí misma que eran aquellos aparatos. -¿Para qué necesitáis los autómatas ahora? Se supone que ya son funcionales-
Al soltarme la mano Arleen, pude crear distancia entre ella y yo. Fue en aquel momento cuando me di cuenta del pie. El que había estado en la boca del guardia. Suspiré largo por la nariz. Había que reconocer que el trabajo era impoluto, solo ojos expertos podrían darse cuenta del detalle. -¿Vas a usar la caja para capturar los fantasmas del árbol? Para eso primero tendrás que sacarlos de donde están- Le recordé a Giordano, por si se había olviddo. A no ser que esperase entrar dentro del mundo del árbol con el portal. Y entonces….
La pregunta.
SAM.
Otra vez. La IA. Mirándose frente a frente. Cuando Yvonne y yo nos conocimos estuvimos acercándonos mucho a ella. Demasiado. Tanto que quemaba. Pero la dejé aparcada. Ahora volvía. ¿Por qué? ¡¿Por qué?! Noté que el corazón se me aceleraba con la mera imagen de la IA, pero no la del corbatín, sino la de Turín. Gio fue el primero en contestar con una negativa. Tragué saliva para pasar el nudo de la garganta que me gritaba una respuesta -Sí. Sí, vamos- Dije volviendo la mirada a Arleen al otro lado de la mesa, haciendo caso omiso a mis miedos.
La pregunta de Belle hizo que apretara sus manos espontáneamente, como si aquello que le preguntó le hubiese clavado agujas bajo las uñas. Carraspeó brevemente y se forzó a mantener la sonrisa -Quizás…en cuanto acabe estas cartas y podamos pedirle a los guardias que nos escolten. Estoy segura de que podremos verlo- Se sentía un poco más acompañada si Belle iba con ella. ¿Acaso la pelimorada sabía lo bien que le sentaba tenerla en su vida? No estaba segura así que tendría que preguntárselo.
Sin embargo, con la llegada de Giordano pasaron a otros menesteres. Arleen arqueó las cejas ante su pregunta -Estoy en mi despacho- Le respondió, haciendo énfasis en despacho para que se diera cuenta de que no había una cama. Al final, no había tenido que meterla porque estaba viviendo en la base. Y…y gracias a Merlín porque no sabría cómo habría dormido con aquel nudo en el estómago que, de forma perenne, tenía cada vez que ponía un pie allí.
Arleen se giró hacia Belle -Son ayudantes a la hora de construir y Gio no tiene laboratorio- Le resumió a la pelimorada mientras Giordano se ponía un poco histérico con lo de la Brigada de las Mil Grullas -Entiendo- Había sido el mismo argumento que dió Lykaios, volvió la mirada hacia él cuando habló de portales tecnomágicos -Quiero ayudar. Me gustaría instalar uno de la base hacia aquí o…o una red que se interconecte entre sí. Sería más seguro que la Red Flú- Dijo Arleen mientras el italiano le hacía gestos de que no quería una revisión, Arleen le retó con la mirada, tensando los labios. Alzó la vista hacia Belle con aquello de capturar fantasmas. Había estado tan desentendida de la isla… Que no sabía muy bien de lo que estaban hablando así que guardó silencio.
-SAM- Aseveró y miró a Belle, a sabiendas de que ella también había tenido crudas experiencias al respecto. Su respuesta fue positiva después de la negativa de Gio y Arleen sintió que el peso en su corazón se aligeraba un poco -Gracias- Le dijo llevándose una mano al corazón y sonriendo de forma fácil y más natural -Tengo que hacer la cita, puedo avisarte. Necesito que SAM supervise la zona de reparación de androides y Ge…- Carraspeó mientras se giraba para poner las herramientas sobre el escritorio -Me han sugerido que pida apoyo de los androides de la Ciudadela para cumplir tareas sanitarias aquí- Explicó antes escuchar la pregunta de Gio.
-Irlanda, según leí. ¿Quieres que le responda que vas allí? ¿O prefieres construir los portales primero?- Entrecerró los ojos al ver los gestos de Gio porque... Porque su aprendiz estaba muy familiarizada con los gestos del italiano, conocía su lenguaje corporal... y eso que estaba experimentando no era...No era bueno -Gio...¿Qué pasa?- Preguntó acercándose a él preocupada
Sin embargo, con la llegada de Giordano pasaron a otros menesteres. Arleen arqueó las cejas ante su pregunta -Estoy en mi despacho- Le respondió, haciendo énfasis en despacho para que se diera cuenta de que no había una cama. Al final, no había tenido que meterla porque estaba viviendo en la base. Y…y gracias a Merlín porque no sabría cómo habría dormido con aquel nudo en el estómago que, de forma perenne, tenía cada vez que ponía un pie allí.
Arleen se giró hacia Belle -Son ayudantes a la hora de construir y Gio no tiene laboratorio- Le resumió a la pelimorada mientras Giordano se ponía un poco histérico con lo de la Brigada de las Mil Grullas -Entiendo- Había sido el mismo argumento que dió Lykaios, volvió la mirada hacia él cuando habló de portales tecnomágicos -Quiero ayudar. Me gustaría instalar uno de la base hacia aquí o…o una red que se interconecte entre sí. Sería más seguro que la Red Flú- Dijo Arleen mientras el italiano le hacía gestos de que no quería una revisión, Arleen le retó con la mirada, tensando los labios. Alzó la vista hacia Belle con aquello de capturar fantasmas. Había estado tan desentendida de la isla… Que no sabía muy bien de lo que estaban hablando así que guardó silencio.
-SAM- Aseveró y miró a Belle, a sabiendas de que ella también había tenido crudas experiencias al respecto. Su respuesta fue positiva después de la negativa de Gio y Arleen sintió que el peso en su corazón se aligeraba un poco -Gracias- Le dijo llevándose una mano al corazón y sonriendo de forma fácil y más natural -Tengo que hacer la cita, puedo avisarte. Necesito que SAM supervise la zona de reparación de androides y Ge…- Carraspeó mientras se giraba para poner las herramientas sobre el escritorio -Me han sugerido que pida apoyo de los androides de la Ciudadela para cumplir tareas sanitarias aquí- Explicó antes escuchar la pregunta de Gio.
-Irlanda, según leí. ¿Quieres que le responda que vas allí? ¿O prefieres construir los portales primero?- Entrecerró los ojos al ver los gestos de Gio porque... Porque su aprendiz estaba muy familiarizada con los gestos del italiano, conocía su lenguaje corporal... y eso que estaba experimentando no era...No era bueno -Gio...¿Qué pasa?- Preguntó acercándose a él preocupada
- Pues eso...despacho...cama....
"area de desayuno...zona de esparcimiento, sala de musica...menos retrete, todo lo que tu quieras"
Hice un gesto con la cara y las manos modo: bueno, da igual, no me hagas caso, y luego alcé una ceja dirección a Belle. Como que "autómatas"?
- Son mis mulas de carga, mi yo afuera de yo. - Arleen dio una explicación más explicación y asentí mientras me paseaba dirección a su mesa y desordenada cualquier documento, cosa, lapicero, objeto o cosa que tuviera sobre la mesa, supuestamente (y seguramente) observándolo. - Pues se sacan, se remueve el avispero....y se sacan. Quieres ayudar? - le pregunté a Belle haciendome el interesante mientras me miraba las uñas-.
Parecía sin embargo, que le interesaba más hablar con Sam, por eso de reparar androides aqui en el hospital. Entendía el proyecto y parecía simpático pero no era mi prioridad ahora mismo.
- Pues para construir esos portales necesito la escasa y preciada "piedra de los tres mundos". - solté antes de entrelazar las manos tras la espalda, abstrayéndome cuando ella comenzó a explicar más sobre por qué a SAM. Alcé los ojos hacia ella cuando mencionó donde estaban. Irlanda. Lo suyo no me llevaría mucho tiempo, si era solo instalar una red flu provisional, pero tenía entre manos cosas mas gordas como lo de la caja cazafantasmas o conseguir esa piedra para comenzar con la beta. Pero de nuevo, lo de la Brigada sería un suspiro y.... en eso estaba, sin darme cuenta de las sensaciones fisicas que me hicieron palidecer súbitamente. O achacándolas a un leve ataque de ansiedad. Porque no empezó de golpe... Al principio solo me empezó a costar respirar, en cuestion de segundos se me instaló un punzante dolor en el pecho, como si me aplastaran la caja torácica y espachurrasen mi corazón.
Me llevé la mano ahi, al pecho, y miré a Arleen y a Belle con un gesto interrogante...porque...qué me estaba pasando? Veían algo ellas que yo no? Estaba bajo ataque mental? No, era imposible....verdad....?
"no puede ser él....está muerto.... "
- quizá sea...un e...e-efecto secundario de...
"la droga?"
Abrí la boca en busca de un aire que no entraba, y se me nubló la vista. Joder. No era solo dolor. Era tristeza. Tan grande y tan vasta, que ardía. El sello de Ouroboros se quebró entonces, el que portaba en mi dedo, al tiempo que aquella sensación de ser desgarrado de dentro afuera alcanzaba el punto más alto y me hacía agarrarme a la mesa de Arleen para no caer de rodillas al suelo. No grité, pero...las lágrimas corrían a raudales por mi cara. Cesó rápido, el dolor, al tiempo que el anillo se desvanecía tras...lo que parecía, "autoconsumirse" en un haz de luz que sentí, pero no vi, porque tenía los ojos apretados. Pude respirar por fin, pero costaba, porque sentía como si me hubiesen arrancado los pulmones y el corazon de golpe, les hubieran dado una paliza y me los hubieran vuelto a meter a puñetazos. Soltaba el aire despacio por la boca, controlando un tembloroso cuerpo. De pronto...me di cuenta de que lo que más ardía era una sensación de vacío y soledad acrecentadas. Aquello a lo que pertenecía, lo unico que tenía...ya no estaba. Miré mi mano ahora, ausente del sello... y supe qué había pasado.
- Ouroboros ha muerto. - sentencié con voz carente de cualquier emoción. No porque no las tuviera. Quizá por otra cosa. - Debo irme. Hay...trabajo que hacer...
"para qué?"
Me despegué de la mesa y me estabilicé gracias a mi baston, caminando hacia la salida.
"area de desayuno...zona de esparcimiento, sala de musica...menos retrete, todo lo que tu quieras"
Hice un gesto con la cara y las manos modo: bueno, da igual, no me hagas caso, y luego alcé una ceja dirección a Belle. Como que "autómatas"?
- Son mis mulas de carga, mi yo afuera de yo. - Arleen dio una explicación más explicación y asentí mientras me paseaba dirección a su mesa y desordenada cualquier documento, cosa, lapicero, objeto o cosa que tuviera sobre la mesa, supuestamente (y seguramente) observándolo. - Pues se sacan, se remueve el avispero....y se sacan. Quieres ayudar? - le pregunté a Belle haciendome el interesante mientras me miraba las uñas-.
Parecía sin embargo, que le interesaba más hablar con Sam, por eso de reparar androides aqui en el hospital. Entendía el proyecto y parecía simpático pero no era mi prioridad ahora mismo.
- Pues para construir esos portales necesito la escasa y preciada "piedra de los tres mundos". - solté antes de entrelazar las manos tras la espalda, abstrayéndome cuando ella comenzó a explicar más sobre por qué a SAM. Alcé los ojos hacia ella cuando mencionó donde estaban. Irlanda. Lo suyo no me llevaría mucho tiempo, si era solo instalar una red flu provisional, pero tenía entre manos cosas mas gordas como lo de la caja cazafantasmas o conseguir esa piedra para comenzar con la beta. Pero de nuevo, lo de la Brigada sería un suspiro y.... en eso estaba, sin darme cuenta de las sensaciones fisicas que me hicieron palidecer súbitamente. O achacándolas a un leve ataque de ansiedad. Porque no empezó de golpe... Al principio solo me empezó a costar respirar, en cuestion de segundos se me instaló un punzante dolor en el pecho, como si me aplastaran la caja torácica y espachurrasen mi corazón.
Me llevé la mano ahi, al pecho, y miré a Arleen y a Belle con un gesto interrogante...porque...qué me estaba pasando? Veían algo ellas que yo no? Estaba bajo ataque mental? No, era imposible....verdad....?
"no puede ser él....está muerto.... "
- quizá sea...un e...e-efecto secundario de...
"la droga?"
Abrí la boca en busca de un aire que no entraba, y se me nubló la vista. Joder. No era solo dolor. Era tristeza. Tan grande y tan vasta, que ardía. El sello de Ouroboros se quebró entonces, el que portaba en mi dedo, al tiempo que aquella sensación de ser desgarrado de dentro afuera alcanzaba el punto más alto y me hacía agarrarme a la mesa de Arleen para no caer de rodillas al suelo. No grité, pero...las lágrimas corrían a raudales por mi cara. Cesó rápido, el dolor, al tiempo que el anillo se desvanecía tras...lo que parecía, "autoconsumirse" en un haz de luz que sentí, pero no vi, porque tenía los ojos apretados. Pude respirar por fin, pero costaba, porque sentía como si me hubiesen arrancado los pulmones y el corazon de golpe, les hubieran dado una paliza y me los hubieran vuelto a meter a puñetazos. Soltaba el aire despacio por la boca, controlando un tembloroso cuerpo. De pronto...me di cuenta de que lo que más ardía era una sensación de vacío y soledad acrecentadas. Aquello a lo que pertenecía, lo unico que tenía...ya no estaba. Miré mi mano ahora, ausente del sello... y supe qué había pasado.
- Ouroboros ha muerto. - sentencié con voz carente de cualquier emoción. No porque no las tuviera. Quizá por otra cosa. - Debo irme. Hay...trabajo que hacer...
"para qué?"
Me despegué de la mesa y me estabilicé gracias a mi baston, caminando hacia la salida.
La tensión que empecé a notar en las manos por parte de Arleen corroboró lo que por un momento había sospechado y no pude evitar sentirme un poco culpable por, sin haberlo querido, haberla forzado a hacer algo que por el momento parecía no querer, y era salir de las cuatro paredes en la que podría sentirse segura. -En cuento estés lista. Yo no tengo prisa- Asintió levemente. Evidentemente no me estaba refiriendo al tiempo que necesitase para escribir esas cartas, eso llevaría, qué ¿unos minutos? Me refería a algo más profundo, algo que tenía que sanar y que necesitaba más tiempo.
Observé sin añadir mucho al cruce de agravios por parte de uno y otro, sin estar muy segura de qué estaban jugando esos dos. -Sé lo que son- Le dije alzando la ceja hacia Giordano cuando me soltó aquello. Arleen explicó mucho mejor la intención de los armatostes, que en algún momento habían dejado de ser meros ayudantes sanitarios a personal de obra -¿Por qué no lleváis alguno al campamento? Vendrían muy bien como apoyo en el hospital de campaña- Pregunté a Arleen, que es la que parecía la guardiana del tesoro de los autómatas en el sótano acumulando polvo. -¿A qué? ¿A desempolvar autómatas? ¿a preparar la red flu? ¿a montar los portales? ¿a la caja cazafantasmas?- Me encogí de hombros, esperando que el descendiente decidiera centrarse y dejara el cacharro con el que jugueteaba en la mesa, que, por cierto, me estaba poniendo nerviosa. -¿Matvey ya ha averiguado cómo usarla? Esta conversación la tuvimos hace bastante tiempo- Le recordé al italiano que bien parecía que la información entre los descendientes no había fluido de ninguna manera. Y ahora estábamos todos en la mierda, otra vez. Sí, el comentario iba con clara intención. -¿No había un descendiente que podía hacer algo de portales o mundo paralelos? Cómo se llamaba… ¿Le Molay? ¿Por qué no contactamos con él? Si hace falta buscar piedras, los mejores gemólogos y geólogos son los enanos- Me crucé de brazos por delante del pecho -O siempre se puede buscar entre los tesoros de un dragón, si es que no te come antes- Ironicé. A ver de dónde van a sacar una piedra de tal calado. Ahora les habían entrado las prisas. Pues iban tarde. Muy tarde.
Escuché las intenciones de Arleen para con SAM. Supervisión de reparación, las opciones que podía brindar SAM iban mucho más allá de simple y triste mano de obra y supervisión. Estaba segura de que SAM tenía respuestas, muchas, lo que no supo gestionar eran las consecuencias de estas. Al final, hasta había hecho cosas interesantes, pero se había llevado media humanidad y la cordura de mucha gente. Asentí sobre que me avisaría. Pero no añadí más, pensando en aquella esfera en la que estábamos investigando. ¿Dónde estaría ahora? Seguían hablando de la Brigada, sin prestar mucha atención a aquello, cuando observé cómo el estado del inventor empezaba a desmejorarse. Me levanté del sillón donde me había sentado para discutir los pormenores de la conversación para acercarme al italiano y notar que se estaba cogiendo el pecho con lo que parecía muchísimo dolor. Interrogué a Arleen con la mirada sobre qué teníamos que hacer. -Giordano. ¿Estás bien? ¿Qué… qué ha pasado?- Traté de dejarlo tumbado en el suelo, guiándolo desde el borde de la mesa antes de que se cayera y se abriera la crisma, pero no pude con él y me quedé a su lado, por si hacía alguna tontería como caerse.
Fue entonces cuando el sello de la mano del italiano se desvaneció en la nada. Como si nunca hubiera estado ahí. Y las lágrimas. Observé estupefacta aquello, y luego a Arleen. No hizo falta que Giordano me dijera nada, era lo suficientemente inteligente como para saber qué podría significar aquello y sabía que no era nada. Tensé los labios, en una línea. Otra vez a vagar por Londres como pordioseros. Ouroboros había prometido algo que parecía que se le estaba haciendo grande. -¿A dónde? ¿Cuál es el siguiente paso?- Le pregunté, casi en una súplica, fuente de la, ligeramente egoísta, desesperación.
Observé sin añadir mucho al cruce de agravios por parte de uno y otro, sin estar muy segura de qué estaban jugando esos dos. -Sé lo que son- Le dije alzando la ceja hacia Giordano cuando me soltó aquello. Arleen explicó mucho mejor la intención de los armatostes, que en algún momento habían dejado de ser meros ayudantes sanitarios a personal de obra -¿Por qué no lleváis alguno al campamento? Vendrían muy bien como apoyo en el hospital de campaña- Pregunté a Arleen, que es la que parecía la guardiana del tesoro de los autómatas en el sótano acumulando polvo. -¿A qué? ¿A desempolvar autómatas? ¿a preparar la red flu? ¿a montar los portales? ¿a la caja cazafantasmas?- Me encogí de hombros, esperando que el descendiente decidiera centrarse y dejara el cacharro con el que jugueteaba en la mesa, que, por cierto, me estaba poniendo nerviosa. -¿Matvey ya ha averiguado cómo usarla? Esta conversación la tuvimos hace bastante tiempo- Le recordé al italiano que bien parecía que la información entre los descendientes no había fluido de ninguna manera. Y ahora estábamos todos en la mierda, otra vez. Sí, el comentario iba con clara intención. -¿No había un descendiente que podía hacer algo de portales o mundo paralelos? Cómo se llamaba… ¿Le Molay? ¿Por qué no contactamos con él? Si hace falta buscar piedras, los mejores gemólogos y geólogos son los enanos- Me crucé de brazos por delante del pecho -O siempre se puede buscar entre los tesoros de un dragón, si es que no te come antes- Ironicé. A ver de dónde van a sacar una piedra de tal calado. Ahora les habían entrado las prisas. Pues iban tarde. Muy tarde.
Escuché las intenciones de Arleen para con SAM. Supervisión de reparación, las opciones que podía brindar SAM iban mucho más allá de simple y triste mano de obra y supervisión. Estaba segura de que SAM tenía respuestas, muchas, lo que no supo gestionar eran las consecuencias de estas. Al final, hasta había hecho cosas interesantes, pero se había llevado media humanidad y la cordura de mucha gente. Asentí sobre que me avisaría. Pero no añadí más, pensando en aquella esfera en la que estábamos investigando. ¿Dónde estaría ahora? Seguían hablando de la Brigada, sin prestar mucha atención a aquello, cuando observé cómo el estado del inventor empezaba a desmejorarse. Me levanté del sillón donde me había sentado para discutir los pormenores de la conversación para acercarme al italiano y notar que se estaba cogiendo el pecho con lo que parecía muchísimo dolor. Interrogué a Arleen con la mirada sobre qué teníamos que hacer. -Giordano. ¿Estás bien? ¿Qué… qué ha pasado?- Traté de dejarlo tumbado en el suelo, guiándolo desde el borde de la mesa antes de que se cayera y se abriera la crisma, pero no pude con él y me quedé a su lado, por si hacía alguna tontería como caerse.
Fue entonces cuando el sello de la mano del italiano se desvaneció en la nada. Como si nunca hubiera estado ahí. Y las lágrimas. Observé estupefacta aquello, y luego a Arleen. No hizo falta que Giordano me dijera nada, era lo suficientemente inteligente como para saber qué podría significar aquello y sabía que no era nada. Tensé los labios, en una línea. Otra vez a vagar por Londres como pordioseros. Ouroboros había prometido algo que parecía que se le estaba haciendo grande. -¿A dónde? ¿Cuál es el siguiente paso?- Le pregunté, casi en una súplica, fuente de la, ligeramente egoísta, desesperación.
Asintió a aquello de “cuando estuviese lista” notando que quizás Belle había percibido su reticencia a salir. Pero bueno…con ella podía, tenía esa confianza.
Escuchar a Belle hablar del hospital le sorprendió, percibió algo de… tonito en su frase y frunció el ceño -Los autómatas sanitarios son distintos a los autómatas de Gio. Tienen diferentes sistemas. Además, Oscurus tiene luz verde para trasladar el hospital de campaña a Londres. Se lo he propuesto- Centrándose de nuevo en Gio tras oír la retahíla de preguntas de Belle con…tonito de nuevo, tuvo que morderse el labio al pensar en la piedra de los tres mundos. Ella no tenía una -¿Para estudiarla o es imprescindible para la creación de portales?- Preguntó, interesada en el asunto -Porque… ¿No podemos estudiar el sistema de la Red Flú y mejorarlo? - Analizó.
La sugerencia sobre DeMolay hizo que Arleen arqueara las cejas pues el Descendiente había sido echado del Consejo de los 20 y había sido la primera expulsión en siglos. Durante meses sólo se había hablado de eso. La morena se movió incómoda y esperó que fuera Gio el que respondiera pero no pudo, el “ataque”. La luz cegadora que despidió el anillo de Giordano y su posterior desaparición generaron en Arleen un sentimiento de pérdida… Quizás no sentía lo mismo que Giordano pero no necesitó sus palabras para saber que algo horrible había pasado.
No obstante, la sentencia había sido fatal y Arleen se llevó una mano temblorosa al pecho -No…- Porque aunque se había ido de la isla, aunque se autoconvencía de que ya no dependía de ella, la existencia de su “hogar”, del lugardonde había nacido, era una red de protección. No era ni consciente de lo segura que estaba de que, no importaba cuan mal le fuera en tierra siempre podía volver. Pero no…Ya no había nada a lo que volver. Sintió que se le humedecía la mirada mientras lo observaba ir hacia la puerta y pensó que si ella estaba así…él…
Acortó los pasos entre ellos y le abrazó por la espalda, estrechándolo con fuerza mientras apoyaba su frente entre sus omoplatos -No- Le dijo con un poco más de vehemencia -Ouroboros no puede morir, está en cada uno de nuestros corazones- Lo estrechó un poco más esperando que aquel contacto fuera tan bien recibido como había sido aquel en el que volvía de Roma, mientras oía la pregunta de Belle. Ahora Gio entraría en ese bucle de trabajo y lo entendía, vaya si lo entendía. Ella también necesitaba de tecnicismos para batallar y doblegar los sentimientos que peleaban por surgir -Hoy… Hoy el siguiente paso son los portales. Hay que ir al sótano, revisar que todo esté instalado y empezar con las investigaciones. He hecho un esquema y teoría de la Red Flú porque iba a instalar una en la base así que tengo información que podemos estudiar - Inspiró profundo, aflojando un poco el abrazo a Giordano - Luego…Luego ya veremos- Le devolvió a Gio sus palabras, que tanto le habían servido a ella para centrarse en una cosa a la vez. Los dejó adelantarse un poco mientras ella recogía sus cosas y los acompañaba pues con ellos…Y un par de guardias detrás se sentía más capaz de ir al sótano.
Escuchar a Belle hablar del hospital le sorprendió, percibió algo de… tonito en su frase y frunció el ceño -Los autómatas sanitarios son distintos a los autómatas de Gio. Tienen diferentes sistemas. Además, Oscurus tiene luz verde para trasladar el hospital de campaña a Londres. Se lo he propuesto- Centrándose de nuevo en Gio tras oír la retahíla de preguntas de Belle con…tonito de nuevo, tuvo que morderse el labio al pensar en la piedra de los tres mundos. Ella no tenía una -¿Para estudiarla o es imprescindible para la creación de portales?- Preguntó, interesada en el asunto -Porque… ¿No podemos estudiar el sistema de la Red Flú y mejorarlo? - Analizó.
La sugerencia sobre DeMolay hizo que Arleen arqueara las cejas pues el Descendiente había sido echado del Consejo de los 20 y había sido la primera expulsión en siglos. Durante meses sólo se había hablado de eso. La morena se movió incómoda y esperó que fuera Gio el que respondiera pero no pudo, el “ataque”. La luz cegadora que despidió el anillo de Giordano y su posterior desaparición generaron en Arleen un sentimiento de pérdida… Quizás no sentía lo mismo que Giordano pero no necesitó sus palabras para saber que algo horrible había pasado.
No obstante, la sentencia había sido fatal y Arleen se llevó una mano temblorosa al pecho -No…- Porque aunque se había ido de la isla, aunque se autoconvencía de que ya no dependía de ella, la existencia de su “hogar”, del lugardonde había nacido, era una red de protección. No era ni consciente de lo segura que estaba de que, no importaba cuan mal le fuera en tierra siempre podía volver. Pero no…Ya no había nada a lo que volver. Sintió que se le humedecía la mirada mientras lo observaba ir hacia la puerta y pensó que si ella estaba así…él…
Acortó los pasos entre ellos y le abrazó por la espalda, estrechándolo con fuerza mientras apoyaba su frente entre sus omoplatos -No- Le dijo con un poco más de vehemencia -Ouroboros no puede morir, está en cada uno de nuestros corazones- Lo estrechó un poco más esperando que aquel contacto fuera tan bien recibido como había sido aquel en el que volvía de Roma, mientras oía la pregunta de Belle. Ahora Gio entraría en ese bucle de trabajo y lo entendía, vaya si lo entendía. Ella también necesitaba de tecnicismos para batallar y doblegar los sentimientos que peleaban por surgir -Hoy… Hoy el siguiente paso son los portales. Hay que ir al sótano, revisar que todo esté instalado y empezar con las investigaciones. He hecho un esquema y teoría de la Red Flú porque iba a instalar una en la base así que tengo información que podemos estudiar - Inspiró profundo, aflojando un poco el abrazo a Giordano - Luego…Luego ya veremos- Le devolvió a Gio sus palabras, que tanto le habían servido a ella para centrarse en una cosa a la vez. Los dejó adelantarse un poco mientras ella recogía sus cosas y los acompañaba pues con ellos…Y un par de guardias detrás se sentía más capaz de ir al sótano.
Fueron caminando, básicamente porque sabía que a Gelion la red flú le daba repelús y porque no sabía si su cuerpo iba a recibir tan bien todo el movimiento. Tardaron un poco más de lo que esperaba, pero en el camino se dedicó a intercambiar una serie de mensajes con V en las que su hermano la regañaba -para variar- y le decía que había recogido sus cosas de la casa de Johan.
Cuando le preguntó a dónde iría suspiró y bloqueó el teléfono. Sabía que iba a proponerle ir al campamento de nuevo y no estaba lista para eso. Desbloqueó el despacho con su mira óptica y se alejó para dejar pasar a Gelion. No le apetecía que le viera a ella la espalda de la bata, razón por la que se había mantenido a su lado mientras caminaban.
Su despacho había cambiado ligeramente desde la última vez que estuvieron allí. Ya no había cajas pero sí muchos estantes donde estaban los archivos físicos de lo que ahora estaba en la nube. Pronto tendrían que moverlos pero de momento estaban allí. En la otra pared, estaba el mapa del hospital y una hoja aparte con la lista de proyectos a desarrollar y las áreas a mejorar, cada una de ellas asignada con nombre y apellido. Androides, SAM, mapas, Yaroslav; área de investigación humana, Sandra; etc. Así como el estado en el que se encontraba cada uno.
Una vez dentro se acercó al ordenador y lo encendió manualmente, no le apetecía seguir gastando su energía cuando tenían tanto día por delante. Señaló el ordenador y el teléfono -Hay un cargador en el primer cajón- Indicó porque seguro no tenía batería. Dejó su móvil en la mesa y se inclinó hasta el cajón de abajo para sacar una de las tantas mudas de ropa que guardaba allí y se incorporó para dirigirse al pequeño aseo que tenía y vestirse tan acorde como podía hasta buscar su ropa de misión.
Cuando le preguntó a dónde iría suspiró y bloqueó el teléfono. Sabía que iba a proponerle ir al campamento de nuevo y no estaba lista para eso. Desbloqueó el despacho con su mira óptica y se alejó para dejar pasar a Gelion. No le apetecía que le viera a ella la espalda de la bata, razón por la que se había mantenido a su lado mientras caminaban.
Su despacho había cambiado ligeramente desde la última vez que estuvieron allí. Ya no había cajas pero sí muchos estantes donde estaban los archivos físicos de lo que ahora estaba en la nube. Pronto tendrían que moverlos pero de momento estaban allí. En la otra pared, estaba el mapa del hospital y una hoja aparte con la lista de proyectos a desarrollar y las áreas a mejorar, cada una de ellas asignada con nombre y apellido. Androides, SAM, mapas, Yaroslav; área de investigación humana, Sandra; etc. Así como el estado en el que se encontraba cada uno.
Una vez dentro se acercó al ordenador y lo encendió manualmente, no le apetecía seguir gastando su energía cuando tenían tanto día por delante. Señaló el ordenador y el teléfono -Hay un cargador en el primer cajón- Indicó porque seguro no tenía batería. Dejó su móvil en la mesa y se inclinó hasta el cajón de abajo para sacar una de las tantas mudas de ropa que guardaba allí y se incorporó para dirigirse al pequeño aseo que tenía y vestirse tan acorde como podía hasta buscar su ropa de misión.
Gelion Draven
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
La había seguido sin importarle no tener su puta ropa, mas allá de que ahí tenía la radio y no podía comunicarse rápidamente, porque no se sentía para nada inseguro en la puta bata de hospital que le dejaba el culo al aire.
Por el camino no hablaron, ella además estaba muy entretenida con el teléfono. Entré al despacho cuando Arleen me dejó paso y esperé con los brazos cruzados. No iba a tocar nada que no le indicase. Observé las paredes y aquel mapa con nombres y mierdas. El puto ruso loco. Gruñí por lo bajo antes de girar para apartar la vista. ¿Y quién cojones era Sandra?.
Observé como encendía el ordenador y asentí antes de tomar asiento tratando de conectar de alguna forma con la base para al menos escuchar la reunión. Necesitaba su puta radio. Desvié la vista hacia ella para pedírsela y justo se estaba agachando. La espalda de la doctora llamó mi atención, la curva que marcaban sus huesos. Inspiré con fuerza antes de apretar los ojos y volver a mirar a la pantalla.-¿Puedo localizar mi ropa? Tengo la radio y el arma .-Solté tratando de concentrarme.
Mientras se marchó al baño a cambiarse pillé el teléfono fijo del despacho y marqué un número terriblemente largo que más bien era como un código con letras cifradas en números. Esperé a que respondiesen y la voz de un SAM muy alegre llegó del otro lado.-Ehh..sí, hola para ti también.-Solté sonriendo de medio lado mientras tecleaba algo más en el ordenador.-No se si lo has...ah, sí lo has hecho. ¿Y por qué ...ah, claro, tu programación te impedía intervenir.-Asentí alzando ambas cejas y al pulsar enter la conexión con la reunión se inició, las voces de la gente que estaba allí organizando se escucharon en la sala.
Me acomodé mientras escuchaba a SAM y sus razones para no intervenir a menos que le pidiésemos ayuda. Planté la pierna sobre la rodilla contraria y me eché hacia atrás en la silla girando distraídamente.-Entiendo, de todas formas ya tenemos organizada la evacuación, aunque no nos vendría mal si nos mandases algo de personal.
Por el camino no hablaron, ella además estaba muy entretenida con el teléfono. Entré al despacho cuando Arleen me dejó paso y esperé con los brazos cruzados. No iba a tocar nada que no le indicase. Observé las paredes y aquel mapa con nombres y mierdas. El puto ruso loco. Gruñí por lo bajo antes de girar para apartar la vista. ¿Y quién cojones era Sandra?.
Observé como encendía el ordenador y asentí antes de tomar asiento tratando de conectar de alguna forma con la base para al menos escuchar la reunión. Necesitaba su puta radio. Desvié la vista hacia ella para pedírsela y justo se estaba agachando. La espalda de la doctora llamó mi atención, la curva que marcaban sus huesos. Inspiré con fuerza antes de apretar los ojos y volver a mirar a la pantalla.-¿Puedo localizar mi ropa? Tengo la radio y el arma .-Solté tratando de concentrarme.
Mientras se marchó al baño a cambiarse pillé el teléfono fijo del despacho y marqué un número terriblemente largo que más bien era como un código con letras cifradas en números. Esperé a que respondiesen y la voz de un SAM muy alegre llegó del otro lado.-Ehh..sí, hola para ti también.-Solté sonriendo de medio lado mientras tecleaba algo más en el ordenador.-No se si lo has...ah, sí lo has hecho. ¿Y por qué ...ah, claro, tu programación te impedía intervenir.-Asentí alzando ambas cejas y al pulsar enter la conexión con la reunión se inició, las voces de la gente que estaba allí organizando se escucharon en la sala.
Me acomodé mientras escuchaba a SAM y sus razones para no intervenir a menos que le pidiésemos ayuda. Planté la pierna sobre la rodilla contraria y me eché hacia atrás en la silla girando distraídamente.-Entiendo, de todas formas ya tenemos organizada la evacuación, aunque no nos vendría mal si nos mandases algo de personal.
-Sí, ahora la pido- Dijo sin mirarlo dirigiéndose hacia el móvil y enviando un mensaje para que trajera lo solicitado tras ello se retiró al pequeño aseo. Allí fue sacando la ropa interior de la bolsa determinada y se la colocó con cuidado, después el vestido que había elegido. Estaría bastante abrigada tomando en cuenta las temperaturas otoñales. Torció un poco el gesto al ver que no tenía maquillaje pero le gustó que, esa vez, no fuera porque Gelion o cualquiera la viera sin él si no porque le apetecía ponérselo para ella. Aún así, al menos se aseó y se hidrató la piel.
Escuchó el tono de Gelion y frunció suavemente el ceño. Ese tono… Abrió con cuidado del aseo por miedo a que, al verla, dejara de hablar así y entonces lo vio con aquella sonrisa ladina y sincera. ¿Cuándo había sido la última vez que lo había visto así?
“Cuando entré a la base…”
“Después todo fue un desastre”
Pero decidió no hacer caso al segundo pensamiento. ¿Con quién hablaba? Lo de la programación le dio pistas claras de quién era. Las voces llenaron el despacho pero Arleen no les prestó atención, estaba demasiado ensimismada en esta versión de él que nunca dejaba ver pero que ella había tenido la suerte de atisbar alguna vez. Su corazón aleteo, estúpido como era.
“Estás espiando…”
Sí, estaba espiando. ¿Y qué? ¿Qué pasaba con eso? Se removió incómoda pensando que lo mejor era salir pero en ese instante se inclinó en la silla con tanta…paz y relajación que Arleen no pudo evitar mantenerse como estaba, bebiendo de la imagen como un sediento bebía agua en el desierto. Le recorrió las facciones lentamente y fue bajando para ver más de ese lenguaje corporal tan laxo cuando atisbó algo que si bien no esperaba, la sorprendió. No sólo por la imagen si no por lo que desencadenó en su cabeza.
Cerró la puerta lentamente y respiró profundo para tranquilizarse mientras sentía que el corazón se le aceleraba y se le subían los colores al recordar un día en el pasado en el que habían cruzado muchas líneas. Demasiadas…Pero ella no había querido parar y él estaba muy comprometido con su objetivo. Dejó caer los párpados y recordó el tacto de sus manos, de sus dedos indagando bajo sus faldas… La forma en la que sus labios habían presionado su piel y el sabor de ellos. Lo recordaba todo bien y su cuerpo también.
Definitivamente, Johan tenía razón. Era algo sexual. Puramente sexual. Se mintió descaradamente a sí misma. Y empezó a tener una idea absolutamente desquiciada. Algo que no se atrevería hacer si ayer no hubiese casi muerto con mil cosas sin hacer. Era una picazón que no terminaba de rascarse y tenía nombre y apellido. Quizás… si lo hacía, si finalmente cruzaban aquel umbral podría acabar con esa historia y continuar. Porque continuaría…de alguna forma, aunque tuviera que desaparecer de la faz de la tierra por vergüenza.
"Voy a hacer esto...Merlín, voy a hacer esto"
"Hay algo muy mal en ti"
"No, que no. Que es algo...puntual"
"Mhm"
Lo vio claro. Clarísimo como el agua. Más aún cuando mil escenas eróticas de escritorios, paredes, sillas y ventanales le dijeron que podía ser inmensamente creativa. Le estaba entrando un calor de los mil demonios con el vestido abrigado. Tragó en seco. ¿Iba a hacerlo? Iba a hacerlo sabiendo bien lo que arriesgaba. Si había rechazo entonces… eso también cerraba la historia, ¿verdad?
Envalentonada por el calentón que le estaba subiendo, Arleen abrió la puerta del aseo con aparente tranquilidad y se acercó hacia el escritorio con las manos detrás de ella mientras le miraba. Rodeó el escritorio y se acercó a él preguntándose si se notaba que estaba nerviosa. Apagó el ordenador con su nueva habilidad, no pretendía ser la protagonista de otro vergonzoso vídeo, también cortó la llamada con SAM. No le dejó procesar mucho, que el shock de aquello le sirviera para confundirlo el tiempo justo para sentarse en sus piernas y atraerlo de la bata para besarlo como había soñado durante… más de lo que quería reconocer.
Va a por todas (éxito) o no (fallo)?
A por todas
Escuchó el tono de Gelion y frunció suavemente el ceño. Ese tono… Abrió con cuidado del aseo por miedo a que, al verla, dejara de hablar así y entonces lo vio con aquella sonrisa ladina y sincera. ¿Cuándo había sido la última vez que lo había visto así?
“Cuando entré a la base…”
“Después todo fue un desastre”
Pero decidió no hacer caso al segundo pensamiento. ¿Con quién hablaba? Lo de la programación le dio pistas claras de quién era. Las voces llenaron el despacho pero Arleen no les prestó atención, estaba demasiado ensimismada en esta versión de él que nunca dejaba ver pero que ella había tenido la suerte de atisbar alguna vez. Su corazón aleteo, estúpido como era.
“Estás espiando…”
Sí, estaba espiando. ¿Y qué? ¿Qué pasaba con eso? Se removió incómoda pensando que lo mejor era salir pero en ese instante se inclinó en la silla con tanta…paz y relajación que Arleen no pudo evitar mantenerse como estaba, bebiendo de la imagen como un sediento bebía agua en el desierto. Le recorrió las facciones lentamente y fue bajando para ver más de ese lenguaje corporal tan laxo cuando atisbó algo que si bien no esperaba, la sorprendió. No sólo por la imagen si no por lo que desencadenó en su cabeza.
Cerró la puerta lentamente y respiró profundo para tranquilizarse mientras sentía que el corazón se le aceleraba y se le subían los colores al recordar un día en el pasado en el que habían cruzado muchas líneas. Demasiadas…Pero ella no había querido parar y él estaba muy comprometido con su objetivo. Dejó caer los párpados y recordó el tacto de sus manos, de sus dedos indagando bajo sus faldas… La forma en la que sus labios habían presionado su piel y el sabor de ellos. Lo recordaba todo bien y su cuerpo también.
Definitivamente, Johan tenía razón. Era algo sexual. Puramente sexual. Se mintió descaradamente a sí misma. Y empezó a tener una idea absolutamente desquiciada. Algo que no se atrevería hacer si ayer no hubiese casi muerto con mil cosas sin hacer. Era una picazón que no terminaba de rascarse y tenía nombre y apellido. Quizás… si lo hacía, si finalmente cruzaban aquel umbral podría acabar con esa historia y continuar. Porque continuaría…de alguna forma, aunque tuviera que desaparecer de la faz de la tierra por vergüenza.
"Voy a hacer esto...Merlín, voy a hacer esto"
"Hay algo muy mal en ti"
"No, que no. Que es algo...puntual"
"Mhm"
Lo vio claro. Clarísimo como el agua. Más aún cuando mil escenas eróticas de escritorios, paredes, sillas y ventanales le dijeron que podía ser inmensamente creativa. Le estaba entrando un calor de los mil demonios con el vestido abrigado. Tragó en seco. ¿Iba a hacerlo? Iba a hacerlo sabiendo bien lo que arriesgaba. Si había rechazo entonces… eso también cerraba la historia, ¿verdad?
Envalentonada por el calentón que le estaba subiendo, Arleen abrió la puerta del aseo con aparente tranquilidad y se acercó hacia el escritorio con las manos detrás de ella mientras le miraba. Rodeó el escritorio y se acercó a él preguntándose si se notaba que estaba nerviosa. Apagó el ordenador con su nueva habilidad, no pretendía ser la protagonista de otro vergonzoso vídeo, también cortó la llamada con SAM. No le dejó procesar mucho, que el shock de aquello le sirviera para confundirlo el tiempo justo para sentarse en sus piernas y atraerlo de la bata para besarlo como había soñado durante… más de lo que quería reconocer.
Va a por todas (éxito) o no (fallo)?
A por todas
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A pesar de tener arreglada la pila crují mi cuello por mera costumbre mientras continuaba al teléfono. Fruncí el ceño al escuchar algo de la reunión pero tampoco me había enterado muy bien.-Ah!Perfecto, con eso valdrá-Asintió conforme, SAM enviaría algunos androides con misión defensiva. -Oh...otra cosa más, emmm ya tenemos zonas en las que podemos quedarnos pero...- Alcé la vista cuando la doctora salió del baño e hice una mueca con una sonrisa ladeada.-¿No tendrás unas cuantas habitaciones que te sobren para que pueda meter gente?Ya sabes...con cosas que necesitamos los humanos.
Fruncí el ceño mirando al monitor por el corte repentino de las voces. Se había apagado.-Ahá...-Estaba escuchando a SAM y de pronto se cortó el teléfono. Miré el aparato y pulsé el botón para volver a ponerlo en mi oído.-¿Si?¿Oye...¿SAM...-Colgué alzando ambas cejas.-Se ha debido de ir la...-Y de pronto tenía a Arleen sobre mí-¿Qué ha...-Tiró de la bata, que como en todos los hospitales era una buena mierda y se rompió un poco y me quedé a cuadros cuando empezó a besarme. ¿Qué coño estaba pasando?
Mi pierna bajó de su posición y el cuerpo se tensó en general y en particular. Y a pesar de todo le seguí el rollo a aquel beso por puro instinto. Joder , cómo me ponía la puta doctora de los cojones. Fruncí el ceño plantando la mano en su hombro apartándola con suavidad mirándola desde mi posición sin entender. Serio. En silencio. -¿Qué haces?-Dije con voz profunda. Porque a ver...por mucho que me gustase, la idea era una puta mierda. Yo le jodía la vida. Hacía que ella se sintiese mal. La miré de arriba a abajo y sentí como mi cuerpo reaccionaba.
Entonces sonó el teléfono y lo cogí.-¿SAM?Sí...se ha debido cortar.-A ver, lo mismo nos íbamos a la mierda. ¿Me iba a quedar con las ganas? Planté toda la mano en uno de sus muslos por si se le ocurría escaparse.-Genial. Luego te llamo.-Colgué y solté el teléfono en la mesa para mirar a la doctora con gesto serio, aún. Como si hubiese hecho algo por lo que tuviese que regañarla pero en realidad estaba pensando.
Bajé la vista a sus muslos y con la otra mano, la que no estaba sobre ellos, busqué su culo para, en un gesto rápido y algo bruto, alzarla y girar su cuerpo, forzando de alguna manera a que la doctora cambiase de posición y quedase a horcajadas sobre mi. El gesto y la mirada aún eran el culmen de la seriedad cuando la alcé hasta ella y mis manos buscaron sus glúteos para tirar de ellos y acercar sus caderas a las mías. Solté aire profundamente ladeando la cabeza.-¿Por qué eres así?-Pregunté paseando la vista por su rostro. ¿Por qué me hacía eso?¿Por qué no se quedaba tranquila con sus mierdas de magos? Apreté su culo con mis manos adelantando mi torso hacia ella y la besé de una forma poco delicada, guiado por las ganas que tenía de comerme a la bruja en ese instante.
Fruncí el ceño mirando al monitor por el corte repentino de las voces. Se había apagado.-Ahá...-Estaba escuchando a SAM y de pronto se cortó el teléfono. Miré el aparato y pulsé el botón para volver a ponerlo en mi oído.-¿Si?¿Oye...¿SAM...-Colgué alzando ambas cejas.-Se ha debido de ir la...-Y de pronto tenía a Arleen sobre mí-¿Qué ha...-Tiró de la bata, que como en todos los hospitales era una buena mierda y se rompió un poco y me quedé a cuadros cuando empezó a besarme. ¿Qué coño estaba pasando?
Mi pierna bajó de su posición y el cuerpo se tensó en general y en particular. Y a pesar de todo le seguí el rollo a aquel beso por puro instinto. Joder , cómo me ponía la puta doctora de los cojones. Fruncí el ceño plantando la mano en su hombro apartándola con suavidad mirándola desde mi posición sin entender. Serio. En silencio. -¿Qué haces?-Dije con voz profunda. Porque a ver...por mucho que me gustase, la idea era una puta mierda. Yo le jodía la vida. Hacía que ella se sintiese mal. La miré de arriba a abajo y sentí como mi cuerpo reaccionaba.
Entonces sonó el teléfono y lo cogí.-¿SAM?Sí...se ha debido cortar.-A ver, lo mismo nos íbamos a la mierda. ¿Me iba a quedar con las ganas? Planté toda la mano en uno de sus muslos por si se le ocurría escaparse.-Genial. Luego te llamo.-Colgué y solté el teléfono en la mesa para mirar a la doctora con gesto serio, aún. Como si hubiese hecho algo por lo que tuviese que regañarla pero en realidad estaba pensando.
Bajé la vista a sus muslos y con la otra mano, la que no estaba sobre ellos, busqué su culo para, en un gesto rápido y algo bruto, alzarla y girar su cuerpo, forzando de alguna manera a que la doctora cambiase de posición y quedase a horcajadas sobre mi. El gesto y la mirada aún eran el culmen de la seriedad cuando la alcé hasta ella y mis manos buscaron sus glúteos para tirar de ellos y acercar sus caderas a las mías. Solté aire profundamente ladeando la cabeza.-¿Por qué eres así?-Pregunté paseando la vista por su rostro. ¿Por qué me hacía eso?¿Por qué no se quedaba tranquila con sus mierdas de magos? Apreté su culo con mis manos adelantando mi torso hacia ella y la besé de una forma poco delicada, guiado por las ganas que tenía de comerme a la bruja en ese instante.
La tensión acumulada en su cuerpo poco a poco fue abandonando los músculos cuando Gelion no la empujó quitándosela de encima. De acuerdo, reconocería que le gustaba pillarlo por sorpresa. Era exquisito. Nunca pensó que empatizaría con una de las protagonistas de sus libros pero aquí estaba…Entiendo bien, Oraya.
Disfrutó del contacto de sus labios y se relajó contra él, subiendo las manos hacia su cuello y sólo concentrándose en él. El calor de su cuerpo aunado al propio y el vestido era un poco sofocante, pero decidió ignorarlo para centrarse en ese momento que había fantaseado durante tanto tiempo…Pero no duró mucho.
La apartó y Arleen sintió cómo las alas de su corazón se rompieron. Le devolvió la mirada mientras se relamía los labios. Estaba preparada para eso, es más, se esperaba el rechazo más que otra cosa -Creo que es bastante obvio- Indicó tratando de mantenerse neutral y sin llegar bien a comprender su reacción, bajó lentamente las manos. Estaba mortalmente serio, sí… pero su cuerpo. Arleen no era tonta, conocía bien las señales de excitación en el sexo masculino. Desde el punto de vista médico y desde el otro también.
“Quizás se dio cuenta de que eres tú”
“Sí, la bruja”
“Bueno, la bruja que no es rubia”
Frunció el ceño mientras miraba el teléfono. Le iba a dar la risa… Qué vergüenza. Estaba haciendo el ridículo. En un par de años iba a recordar ese momento y se reiría de ella misma. O eso esperaba. Iba a levantarse cuando Gelion puso una firme mano en su muslo y Arleen se debatió entre quitársela de encima o quitarse el vestido de una vez. Alzó la mirada hacia él y aquel gesto… No supo qué hacer. No entendía qué era lo que quería Gelion y… Odiaba no verlo sonreír. Le había robado la sonrisa.
“Esto es un error”
Casi suelta un grito cuando Gelion la levantó tan bruscamente pero se encontró mejor un par de segundos después y la forma en la que acercaba su cuerpo hacía que se alinearan a la perfección. Se mordió los labios para poder controlar el impulso que tenía de moverse contra él, aún no entendía de qué iba… Ese suspiro…- ¿Así cómo?- Preguntó con sinceridad, esperando una respuesta clara. ¿Qué? ¿Qué era lo que estaba mal con ella? ¿Por qué no la soportaba? Sin embargo, no tuvo respuesta clara porque esta vez fue él quien inicio un beso demandante y hambriento. Arleen se relajó en su agarre y volvió a subir los dedos por el pecho hasta entrelazarlos en la nuca.
De acuerdo, volvía a entender a las protagonistas cuando explicaban cómo un beso podía generar una carga caótica en su cuerpo que nublaba los pensamientos y sólo se centraba en el contacto de ambos cuerpos. Arleen se movió suavemente con él, en un movimiento aún tímido por temor al rechazo. Lo había visto tantas veces, el cambio brusco de actitud… Pero cualquier recuerdo se desintegró cuando una oleada de placer recorrió su cuerpo y la estremeció hasta robarle un gemido. Lo volvió a hacer, esta vez con más seguridad y repitió aquel femenino sonido de placer.
Se moría de calor. Se alejó un poco de sus labios para intentar subirse el vestido -Quítame el vest...- Dejó de hablar cuando sonó un golpe seco en la chimenea. Volvió la vista y observó el paquete con la ropa de Gelion y la radio. Tenían una misión hoy. ¿Qué estaba haciendo? Movió la mano para arrastrar el paquete fuera de las llamas y volvió la mirada a Gelion con algo de incertidumbre, después de todo, tenía la radio que necesitaba y ellos deberían estar ocupados gestionando cosas.
Disfrutó del contacto de sus labios y se relajó contra él, subiendo las manos hacia su cuello y sólo concentrándose en él. El calor de su cuerpo aunado al propio y el vestido era un poco sofocante, pero decidió ignorarlo para centrarse en ese momento que había fantaseado durante tanto tiempo…Pero no duró mucho.
La apartó y Arleen sintió cómo las alas de su corazón se rompieron. Le devolvió la mirada mientras se relamía los labios. Estaba preparada para eso, es más, se esperaba el rechazo más que otra cosa -Creo que es bastante obvio- Indicó tratando de mantenerse neutral y sin llegar bien a comprender su reacción, bajó lentamente las manos. Estaba mortalmente serio, sí… pero su cuerpo. Arleen no era tonta, conocía bien las señales de excitación en el sexo masculino. Desde el punto de vista médico y desde el otro también.
“Quizás se dio cuenta de que eres tú”
“Sí, la bruja”
“Bueno, la bruja que no es rubia”
Frunció el ceño mientras miraba el teléfono. Le iba a dar la risa… Qué vergüenza. Estaba haciendo el ridículo. En un par de años iba a recordar ese momento y se reiría de ella misma. O eso esperaba. Iba a levantarse cuando Gelion puso una firme mano en su muslo y Arleen se debatió entre quitársela de encima o quitarse el vestido de una vez. Alzó la mirada hacia él y aquel gesto… No supo qué hacer. No entendía qué era lo que quería Gelion y… Odiaba no verlo sonreír. Le había robado la sonrisa.
“Esto es un error”
Casi suelta un grito cuando Gelion la levantó tan bruscamente pero se encontró mejor un par de segundos después y la forma en la que acercaba su cuerpo hacía que se alinearan a la perfección. Se mordió los labios para poder controlar el impulso que tenía de moverse contra él, aún no entendía de qué iba… Ese suspiro…- ¿Así cómo?- Preguntó con sinceridad, esperando una respuesta clara. ¿Qué? ¿Qué era lo que estaba mal con ella? ¿Por qué no la soportaba? Sin embargo, no tuvo respuesta clara porque esta vez fue él quien inicio un beso demandante y hambriento. Arleen se relajó en su agarre y volvió a subir los dedos por el pecho hasta entrelazarlos en la nuca.
De acuerdo, volvía a entender a las protagonistas cuando explicaban cómo un beso podía generar una carga caótica en su cuerpo que nublaba los pensamientos y sólo se centraba en el contacto de ambos cuerpos. Arleen se movió suavemente con él, en un movimiento aún tímido por temor al rechazo. Lo había visto tantas veces, el cambio brusco de actitud… Pero cualquier recuerdo se desintegró cuando una oleada de placer recorrió su cuerpo y la estremeció hasta robarle un gemido. Lo volvió a hacer, esta vez con más seguridad y repitió aquel femenino sonido de placer.
Se moría de calor. Se alejó un poco de sus labios para intentar subirse el vestido -Quítame el vest...- Dejó de hablar cuando sonó un golpe seco en la chimenea. Volvió la vista y observó el paquete con la ropa de Gelion y la radio. Tenían una misión hoy. ¿Qué estaba haciendo? Movió la mano para arrastrar el paquete fuera de las llamas y volvió la mirada a Gelion con algo de incertidumbre, después de todo, tenía la radio que necesitaba y ellos deberían estar ocupados gestionando cosas.
Gelion Draven
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- Tenía la cabeza embotada, por el cansancio, no haber dormido las horas de la pastilla pero aún así profundicé el beso cuando ella recorrió mi pecho y llegó hasta la nuca. Subí una mano cuando sentí que se movía de aquella manera, hasta la parte baja de su espalda presionándola más contra mí, invitándola y gruñí, gruñí al escuchar aquel primer gemido separando mis labios para que se escapase de sus labios y poder escucharlo mejor.
Joder me estaba empezando a doler la cabeza y todo pero al escucharla de nuevo me apreté contra ella besándola nuevamente a la par que la mano que aún apretaba su culo trataba de levantar la falda por ese lado. Apartó sus labios y fruncí el ceño con la respiración agitada, alejándome lo suficiente para dejar que moviese sus manos que parecían haber tenido la misma idea que yo. Escuché su orden a medias y de pronto el ruido nos interrumpió.
Miré repentinamente a la chimenea esa. Un paquete. ¿Mi ropa? -Hmmm...-Mierda. Hoy no era el mejor día para esto.¿no?. La miré cuando ella volvió a fijarse en mi, de manera que le decía precisamente eso, como si pudiese leerme la mente. Parecía que ella había pensado lo mismo. Extendí el cuello, cabeza atrás mirando al techo soltando aire y apreté mis labios. Tendría que ponerme en marcha, pronto. Había mucho que coordinar, mucho que hacer y...Volví a bajar la cabeza para mirar a Arleen con gesto de fastidio.
Me quedé en silencio con los ojos clavados en ella mientras mi respiración se equilibraba. Eso sí, sin soltar su cuerpo. Gruñí por fin bajando la mano de la espalda a su trasero para levantarla y levantarme yo, apoyándola en la mesa. Miré de reojo a la ropa. ¿Qué hora sería? La miré a ella de nuevo. Todavía estaban en la reunión. Volví a mirar el paquete del suelo. Vamos...tampoco iba a durar mucho. Siendo sincero tenía unas ganas que me moría. Sonreí de medio lado alzando ambas cejas por un segundo antes de volver a mirar a Arleen, por ese estúpido pensamiento.-No hace falta.
La bata medio rota colgaba de mi pecho y subí la mano por su espalda buscando la cremallera del vestido, que bajé (y de no tener cremallera subió ambas manos y lo rompió porque es un bruto y está a tope). Tiré de la tela por la parte de delante para despegarla de su cuerpo y la otra mano viajó bajo la falda de su vestido, apartando la tela de su ropa interior para adentrar mis dedos en ella. Mordí mi labio al sentir su excitación antes de acercar más mi cuerpo. La mano en la espalda pasó a la cadera, empujándola contra mí. Tendría que ser rápido.
- +18:
- Sí, sí, lo sabía. Odiaba saberlo. Odiaba el sentimiento de egoísmo que sentía en ese instante. Quizás también un poco a sí misma por ser tan comprometida con su trabajo. Y a él, por serlo también.
Aquel gesto de echar la cabeza hacia atrás, pensárselo, y volver a mirarla hizo que Arleen volviera a bajar las manos de su nuca para apoyarlas en su pecho mirando la bata y tratando de remendarla sin éxito. Iba a necesitar otro proveedor. Alzó la vista hacia él cuando sintió su mirada pesada -Lo sé Suspiró quedamente y estaba por levantarse cuando fue él quien se incorporó y la puso encima de la mesa. Soltó un jadeo de sorpresa y… alzó las cejas, su gesto seguía siendo serio. Pero… así empezaban muchas de sus escenas y una nueva oleada de lujuria la recorrió cuando Gelion le sonrió. Sabía que no era la misma sonrisa de antes, y no quería engañarse con nada más de las mentiras que ya se había dicho, pero … quería saborear esa sonrisa de sus labios.
-¿Qué?- No entendió sus palabras pero sí sus movimientos y cuando se dio cuenta de lo que buscaba le iba a avisar que no tenía pero… RASSSS, Arleen ahogó un grito de sorpresa por muchas cosas, entre ellas: SU vestido estaba roto, GELION le había roto SU vestido en un intento por desnudarla desesperado e… iban a hacerlo. Merlín, iban a hacerlo. La morena parpadeó un poco para centrarse y quitarse las mangas del vestido dejando ver si lencería en color rosa palo y su larga cicatriz, así estaba más libre para buscar su rostro y atraerlo para besarlo. No obstante, se quedó a medio camino al sentir sus dedos. Todo su cuerpo se tensó con evidencia un instante [size=35]--Oh… Gelion- [/size] Gimió bajo medio segundo después cuando al capitán le costó apenas un par de movimientos para hacer que toda la tensión del cuerpo de Arleen se convirtiera en un prolongado momento de éxtasis. Apretó las piernas alrededor de sus caderas y apoyó la frente en su hombro, buscando algo sólido mientras mecía las caderas con cada oleada de placer buscando extenderlas. Una de sus manos subió hasta enredarse en su cabello mientras el estremecimiento de su cuerpo iba a menos.
"Merlín…"
Le costó un poco reconectar. Y al hacerlo se dio cuenta de que aquello había sido maravilloso… y rápido. Brutalmente rápido. Un ramalazo de vergüenza le recorrió al darse cuenta de que era demasiado evidente lo excitada que estaba. Gelion ya había encontrado las pruebas pero aquello… era la confirmación, más allá del desastre que era la parte baja de su vestido.
Inspiró profundo para tratar de regular su respiración mientras alzaba la vista tratando de ser valiente. Tragó en seco y negó brevemente como pidiendo disculpas antes de fruncir el ceño contrariada y agitada. Desenredó la mano de su cabello para bajarlas por su pecho y subir los remanentes de la bata, relajó las piernas para poder acomodarse mejor al borde de la mesa y, sintiéndose profundamente "sucia", bajo una mano hacia su virilidad y la acarició suavemente.
No tenía mucha experiencia tomando la iniciativa porque no tenía mucha experiencia en general. Pero había leído… mucho. Quiso preguntarle qué le gustaba, quiso tener tiempo para hacerlo correctamente pero no lo tenían y el pitido de su móvil se lo hizo saber. Frunció el ceño irritada. ¡¿Podían darles UN momento?! Movió la otra mano y lo calló. Seguramente era un mensaje de alguno de sus hermanos o de Johan, pero le daba igual. Le daba muy igual. Lo rodeó con las piernas para atraerlo hacia ella y guiarlo hacia el lugar que antes ocupaban sus dedos.
Gelion Draven
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- Ignoré la pregunta de Arleen, básicamente porque estaba centrado en lo que estaba. Que eraarrancarle el puñetero vestido para poder acceder a su piel.
Sentí como se tensó en su interior y alcé la vista cuando me llamó por mi nombre, algo confuso porque no sabía si era una queja o qué pero al escuchar aquel gemido de su parte, tenue pero que evidenciaba que le estaba gustando, continué explorando, indagando con mis dedos en ella.
La observaba casi extasiado, sus gestos me estaban acelerando demasiado. Sentí entonces como se apretaba contra mí tanto con sus piernas como en su interior. Y la miré de reojo cuando apoyó su cabeza en mi hombro sonriendo satisfecho.
Mi mirada se deslizó hasta su cuello y gruñí por lo bajo tentado de morderlo en ese instante pero ella se incorporó y negó. Fruncí el ceño. ¿No? ¿No quería? No estaba entendiendo aquella mirada. ¿es que quería parar? Deslicé mis dedos para salir de ella apoyando la mano en su muslo.
Debía ser eso porque apartó su mano de mi pelo. Mi respiración estaba agitada porque joder...yo seguía como una moto, y mis ojos fueron a parar a ese sujetador de los suyos. Mierda. ¿En serio tenía que parar?¿Ahora?
Inspiré tratando de regular la respiración para en definitiva parar y joderme. Y de pronto sus manos cruzaron mi pecho así que fruncí el ceño mirándolas mientras bajaban y se perdían bajo la bata, volviendo a fijar la vista en los ojos de Arleen. ¿Que... Cerré los ojos al sentir su mano y mi boca se entreabrió respirando por ella por aquella caricia, con una gran sensación de alivio-Jo...der- No era muy de hablar en esos momentos pero me había salido solo.
Ahogué un quejido en mi garganta antes de abrir los ojos para clavarlos en ella. La mirada estaba cargada de deseo y ganas. Una de mis manos continuaba anclada en su cadera mientras que la otra apretó el interior de su muslo con fuerza.
Y el puto teléfono sonó, pero lo ignoré porque apenas sonó. Ella se acomodó y yo acerqué mi cuerpo, guiado por la propia Arleen. Cambié la posición de la mano del muslo decidiendo rodear con el brazo aquella pierna para levantar un poco su cuerpo y cargar con su peso a la par que me encajaba en ella.
Otro sonido de alivio, un gemido interno más bien que logró salir a medias y después resoplé. Me iba a costar aguantar. Incliné más mi cuerpo sobre ella alzando la mano de la espalda para subirla a su pecho donde bajé sin reparo aquel encaje del sujetador para dejar al descubierto su pecho mientras me movía a un ritmo, de momento, controlado.
Gruñí nuevamente volviendo a sujetarla por la espalda para que le fuera más cómodo y tras lanzarle una mirada para comprobar si le estaba gustando aquello me incliné buscando con mi boca su pezón, embistiendo entonces con más fuerza.
- +18:
- Le resultaba aún algo vergonzoso verle la cara a Gelion pero la forma en la que la miraba, con aquel deseo tan claro en los ojos era…refrescante. Y aún más escuchar su voz cascada por el placer, se aventuró a acariciarlo un poco más por saber si le robaba algún sonido más. Le recorrió el rostro, examinándolo sin bochorno al no sentirse observada con el único fin de grabarse sus gestos y supo que iba a tener muchas ensoñaciones con ellos.
Se sintió pillada y sonrió de lado con un poco de vergüenza por ello, aún con aquella sensación burbujeante en el pecho de que había logrado robarle una exclamación de placer. Y algo más… Sintió la presión en su muslo ¿Se estaba conteniendo? Pues no tendría que esperar mucho más. Le dejó libertad para acomodarla, ella nunca había hecho nada encima de un escritorio pero era irónico cómo la altura resultaba ideal. Subió las manos a su cuello para cogerlo de punto de apoyo.
No se esperó que su unión fuera tan…placentera. Dejó escapar un suave gemido. No iba a durar nada…Estaba segura de eso. No sabía si era su sensibilidad general, no sabía si era el cúmulo de sensaciones que estaba viviendo y tampoco si era simplemente Gelion que la volvía loca pero la forma firme en la que se movía y exploraba su cuerpo la estaba llevando lenta pero segura a su siguiente clímax.
Bajó la vista al recorrido de su mano y durante un breve instante se sintió insegura sobre su aspecto, sobre su cicatriz. Por alguna razón recordó el momento en el que Gelion, en una de sus tantas peleas, había dicho algo mientras recorría la imagen de la cicatriz con los dedos. Una nueva oleada de placer la estremeció y soltó un jadeo. En ese momento le había resultado invasivo e inapropiado, ahora era sumamente erótico y sus caderas acompañaron su ritmo buscando más.
No tardó mucho en volver a experimentar cómo la tensión se acumulaba en su bajo vientre para luego explotar. Los labios de Gelion en su pecho la tiraron por la borda y Arleen volvió a apretar su cuerpo contra él, enredando los dedos en su cabello para mantenerlo allí en esa zona tan privada y sensible. Lo rodeó bien con la otra pierna, impidiéndole alejarse, impidiéndole escapar y se dejó llevar por las sensaciones que la estremecían al punto que su magia respondió y las luces se volvieron brillantes y parpadearon antes de atenuarse un poco.
No podía ni quería controlar los sonidos de placer que se escapaban de ella. En experiencias anteriores se sintió en necesidad de ser comedida pero ahora…le era imposible. Demasiado… Con los dedos deshizo el nudo de la bata para dejar que la primera parte cayera y con una mano decidió explorar lo que ya había hecho millones de veces con la mirada .Tiró suavemente del cabello de Gelion para mirarlo un instante con muchas cosas no dichas entre ellos, pero que no tenía ganas de enfrentar ahora. Se inclinó para besarlo con ímpetu, con el deseo contenido de todos aquellos meses y queriendo devolverle todo lo que le estaba haciendo sentir.
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