Unidad de Cuidados Intensivos - UCI

~ Aún en obras.
Zona para hospitalización de cuidados intensivos.

Apenas habían transcurrido 24 horas desde que lo habían traído al hospital, desde que se estuvo debatiendo entre la vida y la muerte por culpa de aquel asalto en un parque de Londres. No recordaría los detalles de aquello por la borrachera que llevaba encima, pero sí la vergüenza de haber sido pillado con la guardia baja por su propia culpa. Gracias a las curaciones de Anteia, Azahar y Elizabeth aún seguía en el mundo de los vivos, comenzando a despertar también con un poco de ayuda de la resistencia y regeneración propia de los licántropos. Los sonidos de las máquinas que lo monitorizaban comenzaron a llegarle de manera lejana, como otros ecos amortiguados sin mucho sentido.

Fue el frío que sentía lo que comenzó a despertarle, como si en vez de poción reabastecedora de sangre le estuviesen metiendo hielo en vena aunque no fuese así. Tembló levemente antes de abrir los ojos, confuso y tratando de ubicarse durante algunos segundos en los que no sabía muy bien dónde estaba. Una figura borrosa fue tomando forma ante sus ojos progresivamente, pero le costaba creer que fuese ella. Se habían separado, lo suyo había terminado.

Los recuerdos parciales de la noche anterior comenzaron a agolparse en su mente, comprendiendo que aquello había acabado mal. Intentó decir su nombre, pero el corte en la garganta aún estaba terminando de cicatrizar y apenas le salió la voz rasposa. No tardó en fijarse en que tenía a sus dos hijos en brazos, Aedan y Aelin estaban allí. Aquello hizo que se le empañasen los ojos, que se sintiese una mierda de padre por haber ido a emborracharse en vez de quedarse con ellos. Se llevó una mano a la cara para cubrirla parcialmente mientras un par de silenciosas lágrimas de culpa rodaron por sus mejillas.

Seguía sin sentirse bien  y sabía que eso de “no pensar” en lo que había hecho no era bueno, se lo había dicho en numerosas ocasiones Renardo. Pero es que no podía pensar en ello, ni analizarlo ni discutirlo con alguien. La juzgarían…Y uno de los pocos que lo comprendería aún estaba ocupado, así que lo guardó lejos y profundo…No quería sentirse juzgada, Porque la querían hacer sentir mal por algo que ella consideraba correcto. Habían intentado quitarle a Ian, bueno… Ella les quitó del plano terrenal. Se lo merecían y punto.

Tuvo tiempo de lavarse y arreglarse un poco antes de ir a buscar a los niños, incluso recibió el patronus de Lémoni y respondió al mensaje de Nikolaos brevemente. Tras eso se quedó en la UCI con los niños, Anna se había quedado con Zephyr en la parte exterior del hospital para que no estuviese muy alejado de Catherine y la morena, pese al dolor de cabeza por el cansancio y estrés, mantenia una conexión de un sentido para que Anna pudiera avisarle de cualquier cosa.

Estaba con Aelin acunada contra su pecho durmiendo mientras Aedan estaba sentado en su regazo, Catherine le estaba contando alguna historia infantil que se estaba inventando a marchas forzadas para distraerlo pues el papel y los lápices de colores ya le habían aburrido.

Alzó la mirada hacia Ian cuando escuchó un ruido raro, más alerta por una complicación que cualquier otra cosa pero entonces conectó con su mirada y le sonrió con calidez. Joder…Por fin, sintió que de nuevo le temblaba el labio y se le humedecían los ojos pero esta vez no podía ponerse a llorar como el día anterior -Mira…Papá está despierto- Dijo quitando el hechizo de silencio -Te dije que se pondría bien, es fuerte- Le dijo a Aedan con la voz tomada mientras se incorporaba llevando al niño de la mano.

Al ver a Ian llorar se le partió el alma. Alzó la mano y le secó las lágrimas con cuidado -Hey…- Aedan empezó a escalar por la cama y Catherine tuvo que hacer un poco de malabares para ayudarlo y que no comprometiera ningún cable -Pero cuidado, amor…- Le dijo a Aedan perdiendo la mano en su pelo oscuro mientras el niño le cogía la cara a Ian para que le mirara, Cath volvió la vista a Ian con un gesto preocupado. Pese al dolor de cabeza, habló telepáticamente.

“Se puso muy mal…supo que algo te había pasado así que volví a buscarte. Estaba aterrorizada. Lo siento, por no llegar a tiempo…”, suspiró quedamente tratando de contener las lágrimas y luego miró a su hijo que empezaba a hacerle preguntas a su padre. “Tenía que traerlo para verte, no hemos dormido bien así que en cuanto ha amanecido los he traído. ¿Cómo te sientes?”

Lo último que quería era que su hijo le viese llorar, pues  ya empezaba a entender esas cosas y no quería ponerle triste. Por eso  hizo un esfuerzo por tragarse lo inútil que se sentía y todo lo demás, quitándose la mano de la cara mientras ella le limpiaba las lágrimas. Encima le estaba viendo mal, hundido. Tampoco quería ser el que peor lo llevase de los dos. Negó más para sí mismo que para ella, girando después un poco la cabeza cuando el pequeño le cogió de la cara. Enseguida lo atrajo hacia él para abrazarlo, buscando calmarlo y hacerle ver que todo estaba bien.

El mensaje mental de Cath irrumpió en su mente como solía ser, por lo que suspiró despacio antes de cruzar la mirada con la de ella. Casi agradeció no tener que hablar para no forzar mucho la voz. Lo de saber que Aedan se había alterado por él hizo que lo abrazase con más fuerza.  Enseguida cayó en la cuenta de que ni Savannah ni Lorcan estaban en la habitación, y aquello le preocupó porque no tenía  ni un recuerdo más al respecto.


"¿Savannah y Lorcan? Estaban conmigo. Ya no tienes que llegar a tiempo por mí. Y esta vez me lo busqué."
Lo del pequeño y su percepción le pareció un arma de doble filo, parecían poderes mentales demasiado desarrollados para su edad.

"Él percibe cuando nos sucede algo. Pasó igual cuando te envenenaron. No estoy seguro de que sea un poder que quiero que desarrolle. Sufrirá..."

Y no siempre podían impedir que les pasasen cosas. Lo de la noche anterior sí que había sido evitable, por ser imbécil y emborracharse hasta casi no poder ni andar. De haber estado sobrio podría haberse encargado perfectamente. - Estoy bien, no te preocupes...me caí...- logró murmurar con la voz todavía tocada, pero para que Aedan se tranquilizase del todo y de paso responder a Catherine. Ni siquiera sabía cómo sentirse respecto a ella porque aún dolía, y ni siquiera habían hablado de cómo harían con los críos.  - No los alejes de mí por mis errores. Los necesito...

“Savannah estaba muy mal, pero lograron estabilizarla. Lorcan ¿Es el rubio? Estaba herido pero bien. Te sacó Johan, pero Azahar y Jarkko también estaban ahí. Nos fuimos todos juntos”, explicó con tranquilidad y aquello de que no tenía que llegar a tiempo hizo que ladeara la cabeza mirándole confundida. Bajó la vista decepcionada porque le cerrara así las puertas de su vida, pero se animó a decir lo que sentía aunque doliera. Buscó su mano y la apretó con la propia. “Siempre que pueda, lo haré, Ian. Por mucho que tengas a Azahar. Sé que no estamos juntos, pero para mí eres una de las personas más importantes de mi vida y no soportaría perderte. Mucho menos sabiendo que podría haber hecho algo”.

Miró hacia Aedan que se quedó tranquilo sobre su padre abrazándolo y acariciándolo. Catherine se le quedó mirando, ya que tenía la cabeza girada hacia ella. Escuchó la preocupación de Ian e intercambió una mirada agobiada con él. “Lo sé, me preocupa también porque no ha recibido ningún entrenamiento de ese tipo y sin embargo… Ian, yo estaba en Italia. Eso es mucha distancia”, se mordió el labio. “No sé si corre en la familia, hablaré con mi padre para ver si sabe algo”

Aedan parecía haber encontrado alguna especie de paz, asintiendo a aquello de que su padre se había caído. Se quedó entonces acostado y cuando Catherine se dio cuenta, se había quedado dormido. Sonrió de lado con ternura, un gesto que se le borró ante lo que dijo Ian que le sentó como una patada en el estómago, tan fuerte que se le desencajó el gesto -¡No! ¿De qué hablas?- Negó rápidamente con la cabeza -No, no, no. Te dejé una nota Ian. Te dejé una nota que decía que cuando quisieras me enviaras un patronus y te abría un portal a Italia para que vieras la casa que me dieron los Souls, así sabías dónde estaba y cómo  llegar. Estoy buscando otra piedra para poder regalártela y así puedes moverte por portales y será más fácil nuestra comunicación- Siguió negando vehementemente, con un gesto horrorizado, creyendo que quizás todo había ocurrido porque pensó que le había quitado a los niños -¿No oíste mi mensaje en el espejo?... Y la carta- Insistió -Yo…nunca haría eso. Nunca…-

"Quiero verla, saber cómo está ahora. A Lorcan también lo involucramos."

Tener noticias sobre Savannah sólo lo tranquilizó en parte, porque ella también había terminado jodida por su culpa. El primer error había sido dejar que su amiga se emborrachase también, seguramente para animarle. La idea de salir del gimnasio había sido de él, y eso los había llevado al lugar en el que estaban. No podía seguir así, lo sabía, pero estaba metido en un bucle bastante destructivo. Cerró los ojos un momento como mentalizándose de que Catherine iba a seguir intentando salvarlo como fuese, asumiendo que él mismo también habría hecho lo posible para salvarla si la hubiese visto en una situación así. Volvió a abrirlos cuando mencionó a Azahar, negando a la suposición que ella se había hecho.

"No, no estamos juntos. Ella merece alguien que la haga feliz, y ese no soy yo."

Quería a su amiga lo suficiente como para no implicarla con él, su amistad estaba por encima de cualquier posible intento de consuelo de otro tipo. Con Catherine ni siquiera veía posible seguir siendo amigos después de lo que habían sido. Serían otra cosa, pero amigos...no. Los hijos era el vínculo que tendrían a partir de ahora, y por eso controlar los poderes de Aedan o lo que le había hecho a Aelin era lo principal.

"No confío en Stavron. Tú eres la única que puede enseñarle."

Se relajó un poco al escuchar la respiración calmada de Aedan al quedarse dormido sobre él , dejando la mano sobre su espalda antes de que Catherine reaccionase de esa manera a lo de llevarse a los niños. Se habría incorporado, de no ser porque no quería despertar al niño. Intentó forzar la voz para responderle esta vez de palabra, aunque le costase. - Pensé que querrías llevartelos porque crees que no sé cuidar de ellos. Lo de Aelin fue suficiente para que dejases de confiar en mí. - aún había algo de rencor y tristeza en su forma de decirlo, y sabía que había sido uno de los motivos principales para que le abandonase. Negó a lo de los mensajes porque no, había estado muy al margen de cualquier tipo de comunicación. Había preferido aislarse, y había estado con la cabeza en otras cosas con todo lo de su hermana y su padre. Mantuvo la mirada fija en ella mientras le aseguraba que nunca los alejaría, creyéndola porque sabía que no le estaba mintiendo. Por su parte...alguna vez se le había pasado por la cabeza irse con ellos, pero sabía que era cruel privarlos de su madre.

- Pues no sé cómo vamos a hacerlo...

Catherine asintió con suavidad a que quería verla, pero luego le miró con el niño encima dormido y le hizo una mueca. “¿Puedes esperar a que Aedan se despierte? Es que no puedo cargarlo si tengo a Aelin encima y …tu irás en silla de ruedas un ratito…No me contradigas, por favor”, le pidió con la mirada porque ayer…ayer había sido un día horrible.

La respuesta sobre Azahar hizo que a Catherine se le quedara el rostro en blanco, sin comprender entonces…¿Con quién le había engañado? ¿Savannah? Le recorrió un escalofrío al pensar en aquello porque… Ok, Savannah era amable y era muy…mujer. Y… Bonita, sí. Pero… Apartó la vista contrariada reconociendo una profunda puntada de celos. Sí, eran celos. Porque Azahar era una cosa, le confiaría la vida de Ian una y mil veces como ayer…Los había visto tratarse y sabía que se cuidarían con amor el uno al otro. También sabía que Azahar protegería a sus hijos y aunque ahora la detestara…no los culparía a ellos. Pero a Savannah no la conocía tanto. Intentó recomponerse un poco para centrarse en el tema que tenían delante.

“Haces bien, yo tampoco lo hago… Confieso que…creo que idealicé a mi padre”, le dijo sin atreverse a mirarlo aún. Acarició la espalda de Aelin apoyando suavemente su cabeza contra ella. Escuchó sus palabras y alzó la mirada hacia él, porque aunque no confiara en algunas de sus decisiones sabía perfectamente cuanto los amaba. Sabía que lo que le había sucedido a Aelin él no lo había planeado. -Sé que los amas como yo y me parece algo muy… muy feo impedirte verlos. Eres su padre- Se estaba cansando un poco de estar parada y se acomodó para sentarse un poco en la camilla mientras cambiaba a la niña en la posición en sus brazos -Sé que cuentas con una familia para ayudarte, algo que yo no tengo…Y sé, muy en el fondo, que estarán siempre más seguros con los Hacksaw y los Knox de lo que estarán conmigo. Pero…me duele no verlos- Dijo acariciando el pelo a su hija.

-Antes de pensar en eso…quiero compartir algo contigo porque eres el único que…podría entenderlo y eres directamente afectado- Se rascó la nariz después y pensó en las mil y un vueltas que le había dado a aquello, la conversación con su padre, las consecuencias y luego miró a Ian y a sus hijos. Pensó también en Wthyr y sus hermanos. Nadie la necesitaba a ella para defenderse y contaba con familia detrás para ayudarlos... Así que... -Quiero ser la última Le Fay que es miembro del Consejo de los 20- Le recorrió el rostro con la mirada esperando su reacción -Quiero que ellos sean libres, como tú-

Aceptó no moverse aún del sitio por no despertar a Aedan, dejando que durmiese con él el rato que quisiera antes de ir a ver a Savannah. No entendió muy bien la cara que se le quedó cuando dijo lo de Azahar, y por un momento le hubiese gustado saber qué se le pasaba por la cabeza. ¿Sentiría celos de algún tipo o ya eso le daba igual? ¿Había interpretado que estaba con Azahar por el día que los vio juntos en los acantilados? alguna historia se había montado, desde luego. Tampoco añadió nada más sobre el tema, lo que tenía que saber sobre su amiga ya estaba dicho. Permaneció en silencio algunos segundos más que se le hicieron un poco incómodos, escuchando únicamente el sonido de la respiración de Aedan y el pitido de la máquina que monitorizaba el latido. Esbozó una sonrisa triste cuando dijo que idealizaba a su padre, dándole la razón.

- Todos tendemos a hacerlo. Luego nos decepcionan. No podemos fiarnos casi de nadie. Pregúntale, pero que no entrene él a Aedan.- zanjó, dejando claro así que no quería que le enseñase nadie que no fuese Catherine. Sólo ella lo protegería de lo que fuese, sin intentar utilizarlo ni experimentar con él. La siguió con la mirada cuando fue a sentarse en la cama mientras seguía cargando con Aelin, que seguía profundamente dormida. Estiró la mano libre hacia ella, acariciando un poco con el pulgar la cabeza de la pequeña. No quería que en el futuro dijesen que los había decepcionado, por eso tenía que obligarse a reaccionar como fuera, a solucionar lo que le había hecho fuese como fuese.

- Eso es cierto...tienen una familia entera detrás que los cuidará y protegerá. - estuvo por decir un "tú también la tenías", refiriéndose a que sí que la habían considerado una más de la familia, pero prefirió callar por no echar más leña al fuego. - Pero tampoco voy a hacer lo que no me gustaría que me hicieran a mí, ni lo que les perjudique. Tal vez lo mejor sea que vivan con uno cada semana. No lo sé. - eran demasiado pequeños, pero al menos Aelin no se enteraría de nada. Bajó la mano de la cabeza de la niña, suspirando algo cansado. Le intrigó bastante lo que quería compartir Catherine con él, pero para nada se esperaba las palabras que pronunció. - ¿Qué...? - Dejar el Consejo...algo de lo que tantas veces habían hablado y discutido.

- Te has decidido a dar el paso, finalmente. - lo que no sabía es por qué ahora, qué había cambiado. Aún así sintió como si se le quitase un peso de encima. Sus hijos serían libres. Apoyó la mano libre sobre la pierna de ella, en señal de aprobación. - La libertad de elegir es lo mejor que puedes regalarles.

-No es que me haya decepcionado aún…Pero… Hmm es… Extraño- Frunció el ceño porque no acababa de poner el dedo sobre la llaga, aún así decidió decir su pensamiento en voz alta -Creo que…vemos las cosas distintas porque a él nunca le importó su familia como me importa a mí- Analizó mirando la carita de Aelin y luego la de Aedan que descansaban profundamente y sonrió, con felicidad por tener unos niños tan bellos y resilientes.

Asintió con suavidad a lo que decía Ian, pensando en que… Ella habría querido construir eso pero todo su destino se había truncado y las cosas no paraban de complicarse. Cerró los ojos un momento al oír lo de las semanas -Pero…- Ladeó la cabeza y abrió los ojos -Podemos verlos igualmente durante esa semana ¿Te parece bien? Es decir… Si un día X te apetece ir a buscarlos porque, no lo sé, quieres jugar al fútbol…Me avisas y te abro un portal. Y…quisiera poder hacer lo mismo- Se mordió un poco el labio -Es más… me gustaría que alguna vez pudiéramos hacer algo juntos, los cuatro- Estaba visiblemente incómoda pero aún así quería sacárselo del pecho -Sé cómo es nuestra situación, pero creo que somos mejores personas que mis padres. Ellos estaban casados y vivían en la misma casa, pero la distancia entre ellos era kilométrica y eso fue…determinante para mí- Suspiró quedamente -No quiero que nuestros bebés vivan eso, Ian-

El tema del Consejo era algo distinto -Sí…La…He descubierto que el vínculo al Consejo no es sólo eso. Es el vínculo que tenemos con la isla lo que me preocupa- Apartó la mirada con el ceño fruncido, contrariada, y luego le volvió a ver -No quiero liarte más con mis mierdas, de verdad, es sólo que estamos vinculados a la isla y como se está cayendo nos está absorbiendo. Nuestra magia… Eso dice Gio- Supuso que Ian sabría entonces la segunda razón por la que no quería condenar a sus hijos, no querían que tuvieran que vivir lo que ella vivió en la época sin magia.

Miró su mano sobre su pierna y sus siguientes palabras tocaron una fibra dentro de ella que provocó que empezara a llorar casi de forma inmediata. Le costó un poco concentrarse en poder decir algo, es más, le tomó un minuto o así -Perdón, ayer fue horrible y estoy muy sensible- Le confesó mientras alzaba una mano y se limpiaba las lágrimas con el dorso de esta, tras eso la apoyó en la de él apretándola -Si no tienen esas cadenas, podrán ser lo que quieran. Y tenías razón, la gente que considero mi familia seguirá apoyándome incluso aunque mis hijos no estén en el Consejo- Asintió con suavidad y luego dejó escapar el aire a ver si acababa de llorar de una buena vez -Joder…- Volvió a limpiarse la cara -Lo escribiré en mi testamento y te dejaré copias, cambiaré sus apellidos en los tomos de la isla…Total- Sonrió de lado con algo de…¿Tristeza? -A nadie le interesa aprender maldiciones y cosas como las que sé- No tenía aprendices así que no afectaría directamente a nadie -No le afectará al Consejo ni a nadie- Aquello le dolió decirlo, pero también sabía que era verdad así como el hecho de que Sean, Matvey, Gio e incluso sospechaba que Sofía mantendrían su amistad.

Estuvo más que de acuerdo en que a Catherine le importaban sus hijos mucho más de lo que habían parecido importarle a Stavron. Por eso mismo no permitiría que los utilizasen de ningún modo, ni por sus poderes ni su posición. Aquello le dejó un poco más tranquilo, aunque a partir de ahora no pudiese estar todo el rato con ellos. Lo de tenerlos por semanas parecía la opción más adecuada, pero todavía quedaba por ver cómo funcionaba. Sólo torció un poco el gesto con lo de hacer algo juntos, los cuatro a la vez. No estaba preparado para eso, era demasiado pronto y el dolor estaba demasiado reciente.

- Estoy de acuerdo con que vengas a verlos cuando quieras o yo a ellos mientras los tengas, pero...aún no puedo hacer lo que me pides, fingir como si no hubiese pasado nada. Una cosa es que podamos contar con el otro en momentos de necesidad o que poder estar con ellos cuando queramos, y otra lo hacer planes.- negó levemente con la cabeza, prefiriendo mirar hacia la pequeña que a ella. Sólo volvió a mirar a Catherine cuando mencionó eso de que, según Gio, estaban vinculados a la isla.

- ¿Absorbiendo magia? ¿perderéis los poderes como sucedió con el bloqueo de los satélites? - esta vez no pudo evitar removerse más de la cuenta por la sorpresa, estando a punto de despertar a Aedan. Frunció el ceño con gesto confuso cuando se puso a llorar, aunque enseguida comprendió que era por la tensión acumulada del día anterior. - Lo imagino. Me habría desesperado igual si hubiese estado en tu lugar. - de eso también estaba seguro, a ella le importaría si le pasase algo malo, por mucho que ya no estuviesen juntos. Se mordió la lengua para no decir "te lo dije" con eso de que la gente que de verdad era su amiga la seguiría apoyando aunque no siguiese el linaje de los Descendientes, pero ya se había dado cuenta sola.

- Pero tú seguirás aún ligada a ellos, por decisión propia. Es la diferencia. Cuando tengan la edad, decidirán. No es necesario que cambies los apellidos. - le pareció que se ponía un poco fatalista con eso de que a nadie le importaría aprender maldiciones o cualquier otro de sus poderes, y tuvo que llevarle la contraria con eso de que al Consejo le daría igual. Probablemente intentarían convencerla. - A mí me enseñaste. Y en el futuro lo harás con ellos. - añadió, refiriéndose a sus hijos. Tras aquello necesitó guardar silencio un rato porque ya había forzado demasiado la voz, descansando un rato mientras esperaban a que Aedan despertase de su siesta. Tras eso se marcharon los cuatro, usando la silla de ruedas para ir a visitar la habitación de Savannah.

Llegó al hospital con el corazón en un puño, temiendo lo peor. Quiso aferrarse a la esperanza de no sentir ese vacío inmenso que debería sentir si el vínculo con ella hubiese desaparecido, pero ya no estaba seguro de absolutamente nada. En cuanto pasó por la puerta exigió saber dónde estaba Catherine, para que le llevasen con ella. Por la expresión de los sanadores supo que ella seguía viva, pues no le recibieron con cara de lástima  ni compasión. Ni siquiera entonces pudo respirar aliviado, porque todavía tenía que saber cómo estaba. Lo guiaron por las escaleras en dirección a la zona de UCI, explicándole por el camino que la habían estabilizado y que el feto no había sufrido daños. Si algo les hubiese sucedido...no habría podido perdonárselo. De eso estaba seguro. Ni siquiera ahora era capaz de hacerlo. Necesitaba verla, pero a la vez no se atrevía  a mirarla  a la cara después de lo que había pasado.

Antes de subir le obligaron a limpiarse toda la sangre que llevaba por la cara y las manos, además de ponerse algo de ropa estéril para entrar en la zona. Al llegar al pasillo se detuvo frente al cristal que aislaba la habitación, aproximándose con la respiración contenida mientras el corazón le latía con fuerza. Ahora temía por demasiadas cosas. Por si no lograban recuperarse, por si ella le odiaba o le temía a partir de ahora, por si... el retorcido espíritu de Charles volvía a hacer de las suyas. Tragó pesadamente mientras apoyaba la mano en el cristal con expresión devastada. No entró a pesar de que era lo que quería, pero no porque se lo impidiesen. Eso le daba igual. No se fiaba de sí mismo, y no había nadie por allí cerca que pudiese contenerle. Idiota. Tenía que haberse traído a alguien con él. Con el paso de los minutos trató de calmarse concentrándose con su magia de sangre en el pulso de ella, cerrando los ojos para percibir sus latidos y los de su futuro hijo. Seguían resistiendo.

No supo cuánto rato pasó hasta que Catherine abrió por fin los ojos, pero se le hizo eterno. La reacción más probable al verle allí podía ser asustarse, por eso trató de conectar con ella mentalmente en cuanto hiciesen contacto visual. Necesitaba calmarla en primer lugar para que el despertar no fuese aún más traumático.

"Se fue, estás a salvo. Ojalá hubiese sido al revés. Ojalá hubiese sido contra mí."

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dado 1: Catherine despierta?
dado 2: Entra o se queda fuera?

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Probabilidad' :

Lo primero que percibió fueron los sonidos. Intermitentes, algunos agudos y otros graves. No había gritos. Tampoco había melodías o música, lo que sospechaba que era su idea del cielo. ¿Ella iría al cielo? Frunció el ceño brevemente antes de abrir los ojos. Al hacerlo fue cegada por la luz blanca del hospital, alzó la mano por inercia para taparse los ojos. Se agitó un poco mientras parpadeaba y empezaba a mirar alrededor.

Hospital. Máquinas. Cables por doquier.
Todo blanco… nuevo. No había nadie más en la habitación y eso no sabía si apreciarlo o no. Quería información…

¿Había pasado mucho tiempo dormida? Se sentía como si hubiesen pasado eones y, aún así, no se sentía descansada. Estaba agotada, agarrotada y…le dolía el cuerpo. Suspiró quedamente y se fijó mejor, pasando la mirada por la habitación mientras se quitaba la mano de los ojos. Su mirada chocó con la de Wthyr en ese momento y Catherine sintió que se le paró el corazón. O al menos se saltó varios latidos.

¿Era Wthyr o era Charles?

No. Si fuese Charles habría terminado el trabajo.

Frunció el ceño al percibir su gesto desolado y… y ella no sabía cómo sentirse. Intentó conectar con él mentalmente y… y nada. Aquello hizo que cambiara el gesto por uno de confusión antes de volver la mirada a sus manos, movió una con brusquedad intentando convocar su piel de ébano pero no logró nada. Luego extendió ambas manos y recitó mentalmente las palabras que usaba para convocar a sus elementales… pero se quedó sola. En aquel momento su ritmo cardíaco empezó a acelerarse y aunque intentó concentrarse en el vínculo que la unía con Wthyr no encontró nada.

Alzó la mirada hacia él con terror y rabia al mismo tiempo -¿Qué… QUÉ ME HIZO?- Le gritó mientras empezaba a mover las manos de forma histérica intentando que sus lazos de oscuridad colmarán aquella habitación hasta sumirla en las penumbras. Las máquinas empezaron a pitar desbocadas mientras Catherine sentía que las paredes de aquella habitación estaban cerrándose sobre sí misma impidiéndole respirar con normalidad.

Le robó su magia.
Se la quitó.
La condenó.

¿Y ahora qué?
¿Qué?

Empezó a llorar desconsoladamente mientras empezaba a quitarse cables para que las malditas máquinas dejaran de sonar pero varios miembros del personal médico ingresaron para tratar de calmarla -No me toques- Le dijo a uno apartándole la mano con brusquedad -NO ME TOQUÉIS- Les gritó histérica mientras se defendía a golpes aunque ellos hacían caso omiso con el único propósito de calmarla y evitar que su estado empeorara.

La primera reacción de Catherine al verle fue como de confusión, como si todavía se estuviese ubicando y despertando. Wthyr se removió en el sitio expectante, observando los extraños movimientos de sus manos sin tardar mucho en darse cuenta de que lo que pretendía era usar su magia. Eran sus gestos más habituales cuando la usaba, pero no sucedió nada. Tampoco logró conectar mentalmente con ella, frustrándose al ver que su presencia parecía estar alterándola más que otra cosa, a juzgar por los sonidos de las máquinas que la monitorizaban. Parecía estar intentando defenderse, sin éxito. En ese momento no cayó en el motivo, ni se paró a pensar que tenía que ver con el tipo de espada rompemagia  con la que la había herido. Maldijo por lo bajo, sufriendo al verla así por saber que él era la causa. Si entraba tal vez sería contraproducente,  pero tampoco podía dejarla ponerse cada vez más y más nerviosa, ni quedarse mirando mientras le estaba dando un ataque con el que no podía ni respirar normal.

Entró rápidamente a la habitación sin importarle lo que dijesen los sanitarios que tenía alrededor, apartándolos para poder acercarse. Tenía que hacer que se calmase, hacerle sentir que estaba segura.- ¡Catherine! soy yo, estás a salvo, te lo prometo, te lo prometo... - cogió una de sus manos para apretarla mientras comenzaba a canalizar magia hacia ella en un intento por que le reconociese de ese modo.  - Ese desgraciado de Charles se ha ido, no volverá.  - no sabía por cuánto tiempo, pero esperaba contar con el suficiente como para poder estar un poco más con ella. Aún así el temor de no tener el control persistía. Había estado muy cerca de perderla por su propia mano, y  de haber sido así habría enloquecido por esa cruel venganza de su antepasado.

Buscó su mirada mientras llevaba la otra mano a su rostro, inclinándose para rozar su frente contra la de ella  hasta terminar apoyándola. - Respira, amor, respira, te pondrás bien. - Cerró los ojos un momento, susurrando con culpabilidad.   - No sabes cuánto lo siento... - las palabras se quedaban cortas en ese caso, incluso entendería que le odiase por no haber podido evitar ser controlado. Volvió a abrir los ojos antes de separarse un poco, pero todavía sin soltarle la mano ni dejar de mantener el contacto mágico.  - Juro que lo haré desaparecer en la nada cueste lo que cueste, que nos vengaremos de él como hemos hecho hasta ahora con todos los que han atentado contra nosotros. -

La voz de Wthyr no le llegó al principio y, dentro de su ataque, le golpeó también para quitárselo de encima. Sin embargo, cuando empezó a canalizar su magia hacia ella, la cálida sensación de la energía en su cuerpo hizo que su otra mano buscara también la de Wthyr y se aferrar a él con desesperación. La sentía, estaba allí. Ansiosa, empezó a absorber más mientras el efecto adormecedor de la rompemagia se disipaba y su propia magia despertaba. Incapaz de concentrarse en tranquilizarse del todo sino en hacer magia, la morena no fue consciente de cómo la oscuridad en la habitación empezó a incrementarse.

Los zarcillos de oscuridad reptaban por el piso para acercarse a Catherine mientras los sanitarios se apartaban un poco extrañados y dando aviso a Oscurus, después de todo, era su paciente. Abrió los ojos finalmente y observó a Wthyr cuando rozó su frente escuchando aquel apelativo que nunca le había dicho. Era él, tenía que recordar que era él. El golpe de aquella palabra fue lo que le ayudó a centrarse. Respirar… Respirar… Contar, tenía que contar. Inspiró profundo durante un par de segundos, contuvo la respiración y luego exhaló también contando mientras hacía que los lazos de oscuridad se retrajeran. Así estuvo durante un rato hasta que se calmó. Soltó una de sus manos para subirla a su rostro, donde le había arañado, cuando le dijo que lo sentía. Lo sabía.  Pero no podía bajar el modo alerta. ¿Y si lo poseía ahora? Se sentía… Se sentía como cuando veía a Ian después de lo de Aelin. No podía confiar en él. Y lo peor es que no era su culpa. Subió un poco la mano para acariciar su cabello lentamente mientras se alejaba escuchando su amenaza. Tragó en seco. No había acabado. ¿Acabaría alguna vez? Ese espíritu estaba obsesionado con la venganza.

Bajó la mirada confundida y temerosa antes de mirar alrededor donde quedaba algún sanitario. Avergonzada los observó -Perdón- Murmuró mientras soltaba a Wthyr y se limpiaba las lágrimas -No me gusta que me toquen- Dijo la verdad a medias y decidió centrarse en lo que podía en ese momento -¿El bebé?- Preguntó y el sanitario con cara de mala hostia se acercó para empezar a colocarle bien los cables y decirles que el bebé no había sido afectado por la herida pero que debían mantenerla en vigilancia, que en poco subiría el encargado de su caso. Catherine se echó hacia atrás con ayuda y miró al techo mientras se llevaba las manos al vientre pensando en lo cerca que había estado todo. Ahora que sus nervios estaban bajo control… Todo le dolía. Todo…

De sólo pensar un poco en ello, empezó a llorar otra vez mientras se llevaba una mano para taparse los ojos. El sanitario no sabía bien qué podía darle para tranquilizarla debido a su estado así que salió a buscar información o guía, dejándolos solos. La morena empezó a negar con la cabeza  -¿Por qué?- Preguntó con la voz quebrada -¿Cómo puede existir tanto odio?- Se quitó la mano del rostro para observarlo -¿Por qué te hace eso? ¿Por qué le hace eso a su sangre? No lo entiendo- Inspiró profundamente sintiendo una puntada de dolor, por lo que gruñó y volvió a limpiarse las lágrimas. -¿Qué pasó? ¿Dónde está? Esto…Esto no es seguro. Tengo que esconderme…Donde no sepas donde estoy hasta que esto acabe-


Nivel de caos: 2/10

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (10)' :

Desde el primer momento en que hizo contacto pudo notar la avidez con la que tomaba la energía mágica que él le transmitía. Lo de los zarcillos de oscuridad reptando por el suelo le recordó terriblemente a aquella vez en la que Catherine se encerró en sí misma, provocando que sus poderes de sombras se descontrolasen. Por ahora no estaba llegando a tanto, y con que comenzase a respirar con más normalidad le bastaba. Estuvo cerca de ella hasta que recobró la calma, acariciando su mejilla con suavidad cuando por fin pareció reaccionar reconociéndole.  - ¿Te encuentras mejor? - cuestionó con preocupación, sin poder evitar darse cuenta del modo en el que bajaba la mirada con gesto temeroso.

Ya no podía confiar en él...tenía miedo y con toda la razón del mundo. Aquel gesto le hizo sentir una punzada de dolor, pero el tiempo que tenían era tan escaso que no podía perderlo en pensar en ello. Limpió con el pulgar algunas de las lágrimas que le caían, apartando después la mano para dirigirla hacia un lateral de su vientre mientras preguntaba por el bebé. Había estado tan jodidamente cerca de perderles a los dos que todavía no era capaz de sacudirse la conmoción de encima. Tragó angustiado y de manera silenciosa al pensar que aún no estaban del todo fuera de peligro, y después movió un poco la mano mientras volvía  a localizar el pulso, rítmico y estable.   - Su latido sigue fuerte...puedo notarlo. - El sanitario les confirmó que estaba bien, pero probablemente tendría que quedarse allí bastante tiempo hasta que todo estuviese bajo control. Suspiró largamente cuando quedaron finalmente a solas en la habitación, sintiendo que se le encogía algo en el pecho al verla llorar así. Ni siquiera tenía respuestas válidas para lo que le preguntaba, sólo incertidumbre.  

- Porque el odio es muy poderoso, y es lo único que le mueve ahora mismo. No hay lógica ni razón en el odio, por eso ni siquiera le importamos...después de años de sacrificios esto es lo que nos hace. Sólo se detendrá cuando consiga todo lo que quiere, o cuando le detengamos nosotros. - y por el momento ya había cumplido alguno de sus objetivos, como hacerse con Ouroboros echando al Consejo. No dudaba que volviese a intentar exterminar a los linajes que más detestaba. Cuando supiese que seguía viva volvería a intentarlo.  ¿Qué más le quedaba después de la venganza? ¿resucitar definitivamente en un cuerpo? ¿resucitar a su familia? ¿Encontrar a los dragones antiguos?

- Después de mí poseyó a Gwen, pero Matvey logró anclarlo temporalmente a Excalibur. No sabemos por cuánto tiempo permanecerá así...por eso no puedo quedarme contigo por mucho que quiera. No puedo arriesgarme. - la opción de esconderse no sabía si funcionaría, sobre todo porque el espíritu podía moverse, aparentemente, de manera libre, localizando dónde estaban.  - Giordano sugirió tatuajes con tinta de cuarzo para evitar posesiones. - negó con la cabeza, no lo tenía claro. Las otras ideas que se le estaban cruzando por la cabeza tampoco eran buenas, pero estaba demasiado agobiado para pensar con claridad.  - Tal vez si conjuras alguna maldición contra mí para que no pueda acercarme de ningún modo, o si...manipulas mis recuerdos de modo que no sepa quién eres...-

Un leve gesto de asentimiento fue toda la respuesta que logró dar cuando le preguntó si estaba mejor. Lo estaba, dadas las circunstancias en las que se encontraban. Era astuto. No le había preguntado si estaba bien porque sabía que eso era imposible. Le recorrió el rostro de nuevo mientras recordaba el momento en el que su gesto había mutado a un odio tan acérrimo, tan profundo, que le había marcado al punto de temer. Catherine no se consideraba valiente per sé, era más…Terca y dada a intentar solucionar las cosas aunque tuviera que sobreponerse al miedo.

Pero Charles le aterraba.
Quizás porque había logrado herirla de muerte.
Igual que los centinelas, que habían jugado un papel importante en aquella noche fatídica en tierra firme.

El sanitario les confirmó que se encontraba bien y saber que Wthyr podía percibir su ritmo cardíaco le tranquilizó. Ese bebé les había caído como una jarra de agua fría y tenía profundos sentimientos encontrados al respecto pero no tenía tiempo para pensar en ello. No ahora…Había cosas más apremiantes.

La respuesta de Wthyr sobre el odio hizo que negara varias veces con la cabeza, como si no pudiera creerse esa realidad -Jugó bien sus cartas- Murmuró -No sólo se condenó si no a todo su linaje. Os transmitió ese odio, ese deseo de venganza… ¿Con qué necesidad?- Seguía sin comprenderlo, cómo podía usar a su familia como títeres? Le recorrió un escalofrío al recordar las palabras que Ian le había dirigido hace poco en una habitación no lejos de allí pero esta vez, sobre Stavron.

Necesitaba proteger a los niños, debía hablar con Ian, asegurarse de que Anteia se mantenía en la casa Hacksaw.

Volvió a centrar su atención en Wthyr cuando habló de la posesión de Gwen y Excalibur. Lo había hecho, lo había neutralizado comprando tiempo. Todo había servido. Apartó la mirada un momento recordando el instante en el que habían cruzado miradas hasta que perdió el conocimiento. Tenía tantas cosas que decirle… Igual que a Wthyr pero le era imposible ordenar sus pensamientos. No podía quedarse… Sola, otra vez -Puedo hacerlos…Puedo tatuar- Dijo en seguida cuando habló de Giordano, recordando que había parloteado algo de la obsidiana de troya y fue cuando empezó a buscar sus cosas en la habitación. Tenía que dársela.

Sus siguientes sugerencias hicieron que el gesto de Catherine se tensara parando aquella búsqueda infructífera que había secado sus lágrimas . Los dos estaban agobiados pero oír aquello de la manipulación de su mente hizo que la bruja se diera cuenta de que el Pendragon estaba absolutamente descolocado -No- Negó un momento -Él sabe quién soy, indiferentemente de que tu lo sepas o no- Tras ello guardó silencio manteniendo su mirada en él, una mirada que con cada segundo que pasaba se volvía más intensa porque estaba intentando “centrarse”, pensar con claridad por los dos. O por los cuatro.

Pero las hormonas no ayudaban… y el labio inferior de Catherine empezó a temblar de nuevo mientras sus lágrimas volvían a ser protagonistas de sus mejillas -No puedo…- Le dijo con un hilo de voz -Soy tu rompemaldiciones- Era uno de los primeros títulos que le habían sido adjudicados  y, en el fondo, uno de sus mayores logros. ¿Cómo podía salvarlo de una maldición para luego echarle otra? ¿Qué tan retorcido podía ser el destino? Cogió la mano de Wthyr y la llevó hacia su mejilla, apretando sus dedos contra su rostro mientras cerraba los ojos -No me pidas eso…No a mí-

Odio y deseo de venganza...lo había descrito a la perfección. Durante años ese fue el mantra a seguir, recuperar lo que habían perdido sus antepasados y resarcirse por la ofensa. Lo que no sabían es que esa sólo era la cara más visible del plan, porque resultaba que había mucho más detrás. - Para lograr lo que no pudo en vida, ¿qué si no? nos necesitaba para seguir alimentando al Sanguis hasta el momento en que pudiera encontraros. - si se ponía a plantearse preguntas probablemente no acabaría en todo el día. Negó con la cabeza cuando dijo eso de que podía tatuar, no era el momento de ponerse en eso, y mucho menos de moverse para empezar a buscar nada. Puso una mano en su hombro para que no se moviese. - Quédate quieta, descansa. Si al final se hace eso tenemos material y puede hacerlo otra persona. - él mismo tenía algunas de las piedras especiales que se requerían, pero no las llevaba encima en ese momento.

Le sostuvo la mirada de manera algo tensa cuando ella negó sin pensarlo a sus propuestas, esas que habían salido más de la desesperación que de una idea planteada con calma. No podía tener la mente en calma en una situación así, sin saber cuánto tiempo tenía antes de que Charles intentase algo de nuevo. Cerró los ojos un instante mientras inspiraba profundamente, murmurando después. - Mierda. - soltó resignado. Tenía razón, en teoría sólo necesitaba un cuerpo que usar para llegar hasta ella y localizarla con magia de sangre, en caso de poseer a un Pendragon. Todo lo demás daría igual. Si lo había usado a él en concreto sólo había sido por el hecho de regodearse y de repetir el pasado. - Olvídalo entonces. Sería inútil. - esa propuesta no servía para nada, pero la segunda...podría tener utilidad, si ella quisiese llevarla a cabo. Al ver su reacción comprendió que le estaba pidiendo demasiado, otra vez. Le conmovió que para negarse se refiriese aquel sobrenombre surgido el día en el que hicieron el pacto, y que habían seguido usando posteriormente en algunas situaciones.

- Ese título ya no te lo podrá quitar nunca nadie, pase lo que pase. - pero aún así no iba a obligarla a hacer algo que no quería, cargarla con eso. Encontraría otra manera. Mantuvo la mano en su rostro mientras se inclinaba para dejar un beso sobre su frente, uno que sonaba a despedida. Odiaba tener que irse y dejarla así. Tampoco sabía cuándo podría volver a estar cerca sin peligro, demasiada incertidumbre. - Deja que esta vez me encargue yo. Tendré que ganarme algún título también. No me subestimes. - terminó con cierta suficiencia tras separarse, intentando quitar algo de peso al ambiente. Se puso mucho más serio antes de mirar un momento hacia arriba, meditando un instante antes de hablar. - Debería irme entonces. Matvey tiene que quedarse contigo por ahora. Avísale...o le aviso yo. Es de los pocos a los que no puede poseer por el demonio que lleva dentro. - aunque le desagradase el nigromante, era la opción más lógica.

Le miró cuando piso la mano en su hombro, diciéndole que se quedará quieta y la orden le irritó soberanamente así que su mirada se tornó molesta, al menos de manera momentánea, ya que  el movimiento si que le había generado molestias. Se mordió la lengua y apartó la mirada de él para manejar sus sentimientos y aquel arranque repentino de rabia.

Le copió cuando se tomó un momento para respirar. Inspiró, pero mientras lo hacía e intentaba poner en orden sus pensamientos, era más que evidente que la situación era complicada, peliaguda y con pocas salidas lo que le quitaba la rabia para sumirla en una tristeza profunda. ¿Acabaría alguna vez? Sentía que no tenía tiempo para vivir en paz, estaba siempre con algún problema a la vista, algo para resolver. Sabía bien que tanto él como ella eran fanáticos del caos pero…había un límite, había un punto en el que simplemente era demasiado.

Se había despedido de Wthyr demasiadas veces ya como para saber que aquel beso era uno de esos. Le dolía saber que no podía ayudarlo pero iba en contra de sus palabras, de sus sentimientos, maldecirlo. No podía -A mi me basta con tu título de esposo y padre- Se lo dijo con una leve sonrisa aunque comprendía bien por dónde venían sus palabras pero… ella quería que supiera, que al menos de su parte, no iba a encontrar esa exigencia que durante años había tenido en su vida. No necesitaba un rey, ni un emperador. Lo necesitaba como compañero de vida. ¿Lo sabía? ¿Se lo decía a  menudo?

De pronto se sintió sumamente insegura sobre cómo se expresaba hacia él y al notar su gesto serio percibió el tiempo que tenían juntos como algo efímero. Necesitaba hacerlo valer. No soltó su mano, sino que la apretó más fuerte cuando habló sobre su partida y el contacto con Matvey. No sabía si su padrino querría quedarse con ella por varias cosas. Una de ellas la decisión que había tomado de estar con Wthyr, su embarazo… probablemente estuviera ligeramente decepcionado de ella. Pero lo haría, hablaría con él, aunque le aterrara la idea de ver su mirada de desilusión.

-Lo haré - Musitó y entonces tiró suavemente de él para que se acercara, alargando su mano libre para acunar su rostro. Le sostuvo la mirada en silencio durante un momento y luego estableció un vínculo mental con él, recordándole los días que habían pasado juntos tras el Sanguis y alguna que otra memoria de las cuevas; pero sobretodo, el día de Beltane en el que lo había elegido a él -Te amo- No se lo había dicho nunca, pero la intensidad de lo que sentía por él estaba allí y era capaz de reconocerlo. Lo que más le había sorprendido de su relación con él era la necesidad de contacto físico cuando ella solía evitarlo a toda costa. Con Ian era igual, le apetecía, lo recibía y lo daba sin incomodidad. Pero con Wthyr había algo distinto, necesitaba comunicarse con él así porque a veces las palabras se le quedaban atoradas en la garganta y no podía ponerle nombre a lo que sentía o lo que quería de él.

Acarició suavemente el contorno de su rostro - Charles puede quitarnos Ávalon, Ouroboros… pero no puede quitarnos esto. Necesitas recordarlo. Necesitas saber que tienes dónde volver. Pocas veces en la vida he tenido un sitio físico al que llamar hogar, pero sé reconocer cuando estoy en él - apoyó su frente en la de él y cerró los ojos -Espero que tú también le susurró antes de inclinar la cabeza hacia un lado y robarle un beso, profundo, intenso pero corto. Al separarse de él volvió a mirarlo con una leve sonrisa y asintió, sabiendo que debía irse, lo que no hizo más fácil verlo salir por la puerta y lidiar de nuevo con esa sensación de soledad mientras el vínculo se debilitaba.

Suspiró quedamente y se recostó en la cama para respirar profundo varias veces y apaciguar el dolor físico y emocional que sentía. Tras un rato se centró en lo siguiente y envío un patronus a Matvey avisándole donde estaba y que necesitaba hablar con él y otro a Gio para decirle que tenía una obsidiana y que viniera por ella al hospital.