Asturias - España

Luego de la evacuación... Aunque realmente ha salido bien todo ha terminado por ser terrible igualmente.

Por mucho que Kafele se ha esforzado en implementar políticas económicas qué recientan lo menos posible la incapacidad de asentarse, sigue siendo difícil no poder establecer rutas de comercio fijas, y tener que mantener tratos volátiles.

Si normalmente estaba realmente ocupado, esta vez no ha podido detenerse a respirar un solo minuto, solo hacer lo preciso para mantener sus funciones vitales marchando, y esto comienza a pasarle factura, incluso a un cuerpo acostumbrado a jornadas duras como el suyo, la carga de mantener una economía y organización con capacidad de mantener a tanta gente alimentada, vestida y refugiada realmente empieza a pesar.

Pero sabe que no puede parar ahora, quienes están intentando salvarlos de la maldad del sanguis ligno deben estar trabajando tanto o más que él mismo, usa esos pensamientos para confortarse.

En este momento se está encargando de manejar el clima de la zona donde han sido recibidos con un grupo de su linaje, para poder empezar las cosechas otra vez, aprovechando el suelo fértil de la zona, ya que tuvieron la suerte de que el territorio de España si haya sido conquistado con éxito...

De otro modo su situación sería si cabe más precaria, pero no puede pensar en las cosas que pudieron ser, debe trabajar con lo que tiene, y afortunadamente pudo salvar a la fuerza de trabajo a su disposición, por lo que tendrán tiempo de esquivar a la hambruna, y de mitigar la precariedad.

Simplemente no puede colapsar, pues la familia real debe tener un lugar al que poder volver cuando todo esto se termine, y mantener ese lugar en pie es su trabajo, aunque tenga tanto sin haber visto al rey, tiene fé en que ahí donde esté estará haciendo lo que es preciso.

Tras volar a lomos de Ares por un par de horas, finalmente se divisaba Asturias en el horizonte. A medida que se acercaba, su corazón comenzaba a latir con certeza de que lo que hacía era liberar a su pueblo de la más completa ruina. La majestuosa criatura mítica circuló varias veces sobre el cielo, sobre los vasallos que comenzaban a congregarse al ver al jinete volver, mientras demostraba que estaba en casa en toda extensión. Había vuelto a la gente que la había visto nacer y convertirse en lo que era. Quizás no era la hermana más amada. No era la primogénita como Wthyr. No era la exhibicionista que era Shyvanna ni el héroe que era Darren. No era Cedric y su sabiduría, ni Gwen y su conocimiento del árbol y la familia. Era la hermana que nadie veía nunca, la que se presentaba en las funciones familiares pero se iba en cuanto podía, el misterio de la familia, la asesina en sombras. Pero también era la que había logrado sacar la espada de la piedra. La que era más digna que ninguno de ellos. La que había conseguido manifestar la voluntad del árbol de mano propia como ninguno de ellos lo había logrado nunca. Y de esa manera, dio a Ares la orden de aterrizar.

El estruendo fuerte hizo que la gente se congregara en círculo alrededor de ella. Primero se escucharon vitores, alegría, alabanzas, algunos incluso parecían molestos de que no hubiera llegado antes, pero poco a poco fueron callándose a medida que la veían. A medida que veían que solo era ella, que el resto de sus hermanos no estaba ahí y que iba bañada en sangre de una manera tan visible. Se levantó lentamente, bajando con paso fierme por la espina dorsal de Ares, cuan largo era. Quería que vieran lo que traía en todo aquel vestido blanco. La falda, el corset y la larga cola de catedral estaban bañadas en sangre. La escena era hermosa y atroz. Escalofriante y eterea hasta que se abrió paso lentamente por la plaza principal de aquel lugar, donde todo mundo se había congelado. Se dedicó entonces a mirarlos. Los miró. Los miró con cuidado. Uno a uno giró para ver las caras que se presentaban ante ella mientras recorría el lugar en un círculo silente. ¿Tenían miedo? No. Su gente no tenía miedo, su gente era valiente, fuerte y orgullosa, pero les hacía falta entender muchas cosas. Les hacía falta comprender, sobre todo, que aquellos a los que seguían no podían seguir siendo sus líderes. Sus hermanos habían pasado a mejor vida dentro de las raíces del árbol muchos kilómetros atrás, y ahora era ella la única digna de reinar aquel lugar. Y así lo expondría. Así se dirigió a su pueblo con voz propia; aquella que resonó en cada esquina del recinto.

Les traigo la sangre del traidor.

La última palabra hizo eco y retumbó en el pecho de cada uno de los presentes.- Leroy Merlín ha muerto tratando de vernos la cara.- La sorpresa de muchos fue grande, lo vio con claridad. ¿Aquello era cierto? No podía ser.- Leroy Merlín subestimó a los Pendragón. Subestimó a cada uno de ustedes. Nos creyó estúpidos. Pues les traigo la sangre de Merlín.

El primero de los Descendientes había caído y Lake presentaba su sangre como ofrenda a cada uno de los que habían jurado lealtad a los Pendragón. Vio como las cabezas de cada linaje comenzaban a emerger entre la multitud para recibirla, y ella misma se acercó a cada uno de ellos. Iniciando por los del Pelayo. Tomó a uno de sus amigos, con los que solía entrenar y colocó una mano en el hombro de cada hombre para atraer su atención.- Me tomó 1 minuto acabar con su legado cuando quiso obligarme a casarme con él para matar a mis hermanos y ser Rey de Ávalon. Para doblegar a nuestro pueblo.- Sabía que amigos de Wthyrr estaban por todo el linaje del Pelayo, pero se sentía con la suerte de que podría lograr todo lo que deseara. Lo dejó de lado y se dirigió a los Descendientes de Cleopatra y del Pelayo.- Eso hizo también Catherine Le Fay. Se casó con mi hermano, ató sus manos para que no pudiera liberarnos de esa plaga que nos caza que es el Consejo con sus mentiras de la maldición y con un hijo bastardo. Le lavó el cerebro a mi hermano, a mis propios hermanos para dejarlos de lado a todos y cada uno de ustedes. ¿Dónde están ahora? Jugando a hacer alianzas con ellos para matar el árbol que nos protege y que ellos mismos enloquecieron.

El Sanguis Ligno se ha vuelto contra nosotros desde el momento en que los Descendientes pisaron Ávalon.
Pero yo no.
Yo estoy aquí.
Y con ayuda de Excalibur, romperé el Consejo de los 20, mataré a Catherine Le Fay y a cada uno de los Descendientes y restauraremos la grandeza de cada una de nuestras casas de una vez por todas.

Desenvainó y elevó la espada de Arturo y paseó agilmente por la plaza para que aquellos que no la veían directamente pudieran reconocerla. Pasó con ella frente a algunas personas conocidas. Gente que se sabía la leyenda al derecho y al revés. Quien blandiera la espada sería rey, era la promesa. O Reina...

¡La espada me ha hablado!
¡La espada me ha dicho que para romper estas maldiciones debemos quebrar el Consejo! ¡Esa fue siempre nuestra misión!
¡La espada me ha pedido su ayuda para acabar con el hechizo maldito que hay sobre mis hermanos! ¡Debemos liberarlos! ¡Debemos rescatarlos de quienes los tienes cautivos!
El destino me ha entregado a Excalibur y me ha elegido a mí entre todos mis hermanos para tomar de una vez por todas lo que es nuestro y hoy necesito su ayuda.

¡Juntos volveremos a reinar el mundo!

Y entre vitores, dejó que la gente la engullera y expresara su decisión. Caminó libremente con la espada en alto, absorbiendo toda la energía de la gente que comenzaba a cantar su nombre. Se detuvo frente a Kafele, alguien a quien conocía de antaño. Su linaje todavía no parecía comprender que debía ponerse de su lado y apoyarla.- ¿Van a ayudarme? ¿Me ayudarán a liberar a mis hermanos? Solo yo puedo liberarlos de los ruines actos de maldad que los Descendientes han hecho. Solo con su ayuda podemos salvarles.

Notas de Admin:

Tienes que modificar tu post ya que en España solo se encuentran dos linajes de vasallos.

Como tienes la espada del Rey te bajo el nivel de dificultad un poco.
En españa están los de la casa de Pelayo y los de Cleopatra.
Como el jefe de los de Pelayo es amiguito de Wthyr tienes que tirar dado de 10 y sacar más de 7
Como Kafele es personaje real debes hacer rol con él para tratar de convencerle.

Por otro lado tienes al resto repartidos por varios países:
Atila está en Hungría, cuando termines rol puedes tirar dado de 10 y sacar mas de 2 (porque estos son unos cabroncetes malignos) para convencerles.
Hammurabi están en irak, neutrales, dado de 10 sacar más de 5 porque tienen cierto aprecio a Wthyr .
Midas está en Grecia y los aduladores( a los que wiwi expulsó y mató a la mayoría) andan por ahí y les están comiendo el coco a los de Midas. Los aduladores (que quedan pocos) se unen a ti directamente, para Midas tienes que tirar dado de 10 y sacar más de 4.
Con los Vikingos tienes que ir a hablar con su jefa y tratar de convencerla.
Por otro lado el linaje innombrable son las hadas, esas van a su bola. Puedes intentar hablar con ellas pero no están ahí.

aasdasd

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'Dado (10)' :

Emme


Los días en la tierra de sus ancestros habían sido relativamente tranquilos después de haberse instalado, aunque aquel lugar se les quedaba algo pequeño. Durante ese tiempo se había mantenido en contacto con Wthyr y estaba al tanto de los avances del velo y de los planes con los que trataban de frenarlo. Aún así notaba a algunos de los suyos inquietos, inseguros después de haber tenido que abandonar Ávalon. Incluso su mujer hacía días que no le hablaba, habían discutido a cuenta de aquello. Todo empeoró cuando apareció Lake haciendo alarde de su megalomanía, vestida y manchada de sangre de manera dramática, lanzando proclamas tras descender de su dragón.

Rodrigo corrió abriéndose paso entre la multitud cuando la hermana Pendragon aterrizó en la plaza de la basílica de Santa María la Real de Covadonga, donde se arremolinaba una multitud de la gente de la casa Pelayo y la gente de Kafele. No le gustó un pelo el cariz que estaban tomando los acontecimientos en cuanto supo que había asesinado a uno de los Descendientes. Ahora la alianza que tuviesen para derrotar al Sanguis iba a romperse. - Mocosa consentida...- Tenía que ser la sádica de Lake.

- ¿Pero qué has hecho? - preguntó perplejo mientras veía la jugada de ir tratando de convencer a sus hombres, aunque le impresionó la jugarreta de Merlín de querer casarse con ella para acabar con el resto de hermanos. - ¿Y por qué no lo detuviste y se lo dijiste a Wthyr? ¿Y por qué estás haciendo justo ahora lo que quería Merlín que hicieras, ir contra tus hermanos? - lanzó esa última pregunta cabreado, pero era el único. El resto de los suyos guardaba silencio como si de verdad estuviese creyendo esas palabras. - ¡Estás llamando bastardo a tu sobrino! ¡Estás alentando un golpe de Estado contra el rey! No hay ninguna maldición sobre ellos que debas romper, estás mintiendo. ¿Acaso vas a acabar tú sola con el Sanguis o qué?- se quedó boquiabierto al ver que ella tenía la supuesta Excalibur, algo de lo que Wthyr no le había informado. Normalmente le contaba casi todo, pero eso...no lo sabía. Aún así no justificaba lo que estaba haciendo Lake, y no se lo iba a permitir. Era una locura todo lo que estaba sucediendo y cómo los demás se estaban uniendo a esa locura.

- ¡Traición! - gritó desenvainando la espada para ir a enfrentarse a Lake, pero en ese momento varios de los suyos se pusieron en medio de su camino desenvainando la suya. Vaciló un momento porque a ellos no quería herirlos, muchos eran familia, amigos. Mientras dudaba una espada lo atravesó por detrás, hiriéndolo mortalmente. Se quedó helado durante un instante antes de que el acero saliese nuevamente de su cuerpo y pudiese darse la vuelta para ver quién era. Su propio hermano acababa de ver la oportunidad y no había tenido reparos en aprovecharla. A su lado se encontraba la esposa de Rodrigo, mirándolo con frialdad mientras murmuraba un "te equivocaste". Aquella escena le rompió el corazón. Ni siquiera estaba con él a quien creía incondicional.

El mundo comenzó a darle vueltas mientras caía de rodillas al suelo, pisoteado por los exaltados que vitoreaban a Lake. Se arrastró por el suelo como pudo para salir de la masa mientras se desangraba, aprovechando sus últimas fuerzas para enviar un mensaje mágico a Wthyr avisándole de todo.

"Lake está en Asturias...te ha traicionado...ha puesto a mi casa en contra, y lo intentará con el resto. Lo siento...no viviré para luchar juntos esta batalla. Adiós, amigo..."

Apenas aguantó un poco más tras aquello, cerrando sus ojos para siempre en el hogar de sus antepasados.

Poco después de haber terminado de arreglar el clima de la zona para asegurar las tan necesarias cosechas...

Parecía que sería imposible tener un solo minuto de descanso, puesto que no se tardó mucho en armarse un revuelo en el lugar por alguna razón qué Kafele de primeras no era capaz de entender, pero que era evidente qué tenía que revisar.

Por lo tanto, rápidamente, se desapareció para encontrar el sitio, y encontró una escena por lo menos... Bizarra.

Era la mejor forma en que podía describirlo, una de las hermanas del rey, una en concreto qué no solía destacarse tanto como las otras dos.

Eso antes de ese día, en el cual estaba dando un espectáculo, uno de los más siniestros qué haya presenciado si se lo preguntan, estando en un atuendo tan poco esperable como un vestido de novia, cubierta de sangre, y con excalibur en su mano.

Al principio él creyó qué podría ser alguna cosa de la familia real, pero su primer alarma sonó en el momento que vió qué venía sola, misma alarma qué ella misma acabó confirmando nada más mencionar al árbol, más que eso no le hizo falta para deducir qué tenían que escapar.

Mientras la mujer se dejaba llevar por su arrogancia, Kafele le habló a uno de los trabajadores qué tenía contratados, no relacionados al linaje, con tal de que fuera alguien con la cabeza lo más limpia posible, y le indicó qué debían de evacuar... Pero no de cualquier forma, que debía de llevarse a los civiles... A buscar a la gente del consejo, tenía la esperanza de que entendieran qué eran simples civiles buscando vivir y no sus enemigos, además de que debían de seguir teniendo una estructura al menos meridianamente sólida, y sobre todo, ideales no corruptos por ese árbol qué tantas vidas ha cobrado en vano.

Y poco después de terminar de murmurar en el oído de aquél trabajador, algo terrible ocurrió, puesto que lo siguiente que vió, fue algo dantesco, al líder del linaje Pelayo siendo asesinado por los suyos, una sensación de repulsión lo embargó.

Por si acaso todo lo relacionado a ese árbol no le disgustase ya suficiente.

Y lo siguiente que vió fue a Lake acercarse, así que hizo un gesto a su gente para que se aproximara, de esa forma, ambos estarían frente a frente, Él con los suyos, y ella con el linaje traidor.

Por supuesto permitió qué hablase lo último que tenía, ya que dentro de todo, seguimos hablando de Kafele, él es un hombre respetuoso.

Tanto así que al escuchar voces y cuchicheos luego de lo dicho por la pelirroja, antes de empezar, hizo un gesto para solicitar silencio.

No voy a negar que realmente quisiera ayudarle, Lady Lake.

Introdujo, con la esperanza de ganar algo de tiempo, antes de tener que retrasar a la mujer por medios militares para darle oportunidad de escapar a los civiles, hablaría como suele hacer, con gesto inalterable.

Y elijo creer que sus intenciones deben ser solo las mejores, pero lamento decirle, que es evidente para mí qué la han engañado.

Sentenció sin titubeos.

La naturaleza de ese árbol... las vidas qué ha quitado, la sangre pendragon qué ha derramado... Ninguna promesa que venga de algo semejante puede ser confiable... Le suplico, reconsidere su afiliación ante tal ser.

La evacuación debería comenzar mientras hablaban, esperaba poder ganar al menos algún tiempo...

Pues ahora, confiaba en el pueblo, y confiaba en su rey, para continuar esta batalla, incluso si eso significaba tener una violenta muerte en este lugar.

Dado:

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'Dado (10)' :

Una voz le llamó la atención. La de Rodrigo Pelayo. Oh, Rodrigo, sabía que no sería fácil de convencer. Después de todo, era amigo acérrimo de Wthyr y tomaría todo a gran ofensa. Se acercó a él con cuidado; que no se dijera de ella que no sabía escuchar a aquellos que se le oponían. Su tiranía sería de diálogo. Disfrazado, pero que viviera el diálogo.

Se lo dije a Wthyr. Se lo dije a todos mis hermanos, Rodrigo. Se los conté todo. Y al final me encargué como debí haber hecho desde un inicio. Mis hermanos ya no tienen a Ávalon y a sus vasallos dentro de sus mejores intereses.- Señaló con una mirada de profunda tristeza inexistente. Como si de verdad le doliera no poder estar del mismo lado en el que estaba su familia. Y lo del golpe de estado y lo del bastardo... pues sí, pero que no lo viera así. Al ver que se quedaba atónito frente a la espada se dio cuenta, claramente, que Wthyr no le había comunicado eso ni a su mejor amigo. ¡Lo había ocultado de todos! Había ocultado su sangre indigna por envidia y repudio, y por eso había pagado sus pecados en Stonehedge. Se preparó para... hacerse la martir cuando lo vio desenvainar su espada, levantando las manos en alto para no pelear con él, pero lo que se desenvolvió frente a sus ojos fue poesía pura. ¡Poesía! Casi como si hubiera tenido un espejo, el hermano de Rodrigo se volvía contra la cabeza de la casa del Pelayo. No admitiría que manipuló un poco su magia para que se desangrara más rápido, y mientras se arrastraba cual sanguijuela se acercó a su hermano entre la multitud.- Haz hecho lo que tenías que hacer.- Lo tomó por la nuca y juntó su frente con la de ella.- A partir de ahora, yo seré tu familia... hermano.- Susurró antes de separarse y caminar acercándose a Kafele, que debía ser el siguiente en rendir pleitesía.

Con el linaje del Pelayo a su espalda, se mantuvo de pie frente al de Keops. Que dramático, gritando como si no supiera lo que se le viene encima.

Kafele... La descendencia de Keops siempre ha sido gente de lucha inteligente.- Había notado como lentamente, casi de manera imperceptible, la gente comenzaba a irse. Miró de reojo a Ares, que vigilaría el escape de los pobladores. Se la pagarían.- Por eso mismo, espero que no detengas a aquellos que quieran unirse a mí. La espada de Excalibur ha entendido que mi misión es la que necesitamos. Magia antigua y muy poderosa me ha elegido para recuperar mi casa. Nuestra casa. Todos serán heroes una vez logremos salvar Ávalon. Todos serán recordados como parte de mi familia. No podemos seguir escondiéndonos en este que no es nuestro hogar. Iremos de vuelta a tomar lo que nos pertenece, y recuperaré a mi familia en el proceso. Contigo...

O sin ti.

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'Dado (10)' :

Todo lo que veía a su alrededor era cuando menos...

Triste, a decir verdad, sí bien algunos podrían verse inspirados por la sangría, admirados por la brutalidad, Kafele jamás fue de ese tipo de personas, su espíritu era gentil, y toda esta situación le rompía el corazón, era como ver el peor desenlace posible...

Pero a la vez no podía decir que estuviera sorprendido, por desgracia, se esperaba cualquier cosa de ese monstruoso árbol, incluyendo el hecho de ver como cada vez que intentaba dar un solo paso, todo empezaba a caerse de una forma aún más violenta.

Pero eso no iba a hacer qué se detuviera, ni siquiera lo haría el hecho de tener una muerte segura frente a sí, pues es consiente de que su sacrificio valdrá mucho más que su propia vida, el escucharla lo deprimió más aún, pero conociendo ya su destino, se va a limitar a ser sincero y a verla a los ojos sin jamás apartar la mirada.

¿A dónde nos ha llevado la magia antigua, Lady Lake?... Al dolor, la traición por parte de todo lo que mucha de esta gente inocente ha conocido, a las brumas qué amenazan con ser el verdugo de cuanto existe,

Y finalmente, afirmó,

Ávalon ya no existe, Lady Lake.

Y se explayó.

Se quebró bajo el peso de las mentiras sobre venganza y grandeza qué fueron construidas sobre él... Y quien siga buscando esas mentiras, solo logrará desesperar.

Por mucho tiempo había creído qué simplemente era él quien no podía soportar el modo de vida de Ávalon, que lo veía terrible, inhumano, a cada demanda del sanguis ligno y que veía sus proclamas como palabras de condena, nada que tenga como fin último herir podía parecerle bueno...

Pero al final, para su tormento, el tiempo le ha dado la razón.

No detendré a nadie que elija caminar hacia la fatalidad, detesto juzgar, y ni siquiera me meteré con esa elección.

Sentenció.

Sin embargo... Pienso proteger a todo aquél qué esté dispuesto a seguir viviendo.

Entonces gritó.

¡Soldados, en formación!

Y tomó entonces el pequeño cetro dorado de que usa como canalizador, y conjuró una tormenta de arena.

¡Sigan el ritmo, cubran la retirada de los civiles!

Entonces la gente de su linaje procedería a hacer lo mismo que él, alimentando la tormenta qué no tardaría en ser una auténtica voragine, con la intención de no dejar salir ni al linaje Pelayo, ni a Lake, volviendo las corrientes de su alrededor lo más violentas posible, con intención de limitar sus movimientos al máximo.

¡Dispersense y ataquen desde la distancia!

Entonces procedería a surfear sobre la arena, igual que el resto de su gente, al saber que los de Pelayo exceden en el combate a corta distancia, debe mantenerlos lejos el máximo tiempo posible, pues ganar... Simplemente no era posible, y Kafele lo sabía.

Él no es un diestro general ni mucho menos, lo que está haciendo es apenas un plan improvisado para ganar tiempo, pero ni de broma suficiente para la victoria, solo para dar tiempo de que el pueblo escape a la calamidad, pero una vez empezado todo... Kafele no podría evitar ver a gente que... Dudaba.

Así que les habló.

¡EVACUEN RÁPIDO, SE LOS RUEGO! ¡NO SÉ CUÁNTO TIEMPO RESISITIREMOS!

Habló desde su corazón, incluso no contuvo más las lágrimas, quería que vivieran, que se salvaran, como ninguna otra cosa en el mundo, si había aceptando estar en absoluto en la posición donde estaba... Era porque tenía la esperanza de poder darle una vida a las personas.

Incluso si se había hecho a la idea del imperio por mucho que le disgustara la idea de una conquista, era con la esperanza de mejorar la vida de la gente del mundo.

Y entonces desde su sitio, pudo ver las expresiones de algunas personas, parecían tener miedo y dudas, sí, pero también... Estaban tristes.

Podía incluso reconocer algunas de sus caras... Personas quienes les había dado trabajo en su día, gente a la que alimentó y le dió un hogar...

Ellos parecían entender lo mismo que él, en sus corazones... Kafele no va a salir de ahí.

Por eso, Kafele, a falta de tiempo para decirles todo lo que quisiera, simplemente grita una cosa más...

¡POR FAVOR SIGAN CON VIDA!

Entonces volvió su atención a lo que hacía, seguramente el contraataque enemigo ya debe estar haciendo mella, después de todo el linaje Pelayo son guerreros experimentados, con que especialidad en ello... Y Kafele jamás fue un buen general.

Pero aún así, al acercarse a más gente de su linaje entre el caos, no dudaría en decirles.

Cuando los civiles hayan escapado... Ustedes escapen también y cuando lo hagan, busquen al rey... Yo los voy a distraer.

Podría escuchar entonces un suave "P-Pero..."

¡Háganlo! Y jamas olviden...

Inhaló, exhaló.

Refugio... Sustento... Y Unidad... Son las tres cosas que los mantendrán con vida... Por favor... No pierdan la vida...

Eso sería todo... Ahora solo quedaba luchar... Luchar hasta perecer, perecer por la fé, pero no en ningún dios... Por la fé en los suyos.

¡POR EL PUEBLO Y POR LA VIDA!

Gritó, y los soldados también lo hicieron, en una última resistencia desesperada... Para darle a quienes de verdad salvarán este mundo, un poco más de tiempo.

TODO cuanto le había dicho a Kafele había sido en vano. Habría rodado los ojos si no tuviera que mantener una imagen digna y de camaradería hacia los vasallos. Al menos por ahora. No le iba a dar para tanto. Era como estirar una liga. Hubiera vomitado de haber podido con su absurda presentación de hay que ser amigos y la felicidad es lo más importante en el mundo. El poder era lo más importante en el mundo y eso no lo podría evitar ni él ni nadie. Después de ella llegaría otro dictador a reemplazarla, pero eso en muchos muchos años más si todo le salía bien.

Rechinó los dientes cuando afirmó que Ávalon no existía, porque mientras hubiera vasallos Ávalon seguiría vivo.- Me estás orillando a batalla, Kafele, y eso era algo a lo que no quería tener que llegar.- Sentenció cuando orilló a sus soldados a la formación.

Suspiró suavemente, manteniéndose tranquila mientras la gente a su alrededor se exhaltaba. Los nuevos aliados del Pelayo se ponían en formación contra los Soldados de Keops y ella no iba a impedirles un poco de diversión si así lo deseaban. Comenzó poco a poco a quitarse los guantes y, cuando vio a Kafele elevarse por los aires, salió de entre la multitud y se abrió paso para subir a su gran dragón.

Evacuar. Lo que quería era evacuar. Que su gente se fuera. Debía admitir que era un movimiento más lógico de lo que esperaba de él. Que más de la mitad del linaje de Keops fuera tan cobarde como para huir le hablaba de lo mucho que NO necesitaba eso en su pequeño ejército. Subió a lomos de Ares, fastidiada de tener que retrasarse más en su misión tan lejos del árbol que casi ni disfrutó cuando montaron el viento y comenzaron a preocuparse por la tormenta de arena que estaba por iniciar.

Subestimó a Kafele. Debía admitirlo una vez más. Los dragones estaban hechos para zurcar los vientos y las tempestades, pero solían tener mejores vientos a favor; el viaje no fue ni de lejos placentero. Pero algo sí le caló. "Busquen al Rey". Busquen al Rey... Al Rey de los estúpidos. La Reina era ella y lo dejaría claro cuando Ares abrió la boca para remolinear el aire con fuego salido del mismo infierno y arena.

Después de aquella llamarada que desató el infierno en los cielos y tiñó todo el horizonte con fuego, la arena cesó. Buscó a Kafele con ojo crítico, pero no logró localizarlo por ningún lado. Como si se lo hubiera tragado la arena. Y no tenía suficiente visión para encontrarlo en el suelo, así que Ares quemó los caminos que alcanzó a ver alrededor, con el deseo de que también quemara a aquel que osó desafiarlo.

Bajó con cuidado a tierra y se reunió con los del Pelayo. Algunos soldados se habían rendido, algunos se habían unido a la causa y algunos otros habían muerto en la batalla. Se tomó un momento para ver la escena y levantar sus ojos al cielo. No le gustaba nada no haber encontrado a Kafele, pero tenía que aprovechar el tiempo. Sin esperar más, se detuvo frente a los vasallos con la espada ensangrentada y desenvainada.- Ahora, ¿quién va a seguirme? - Preguntó, a lo descendientes de Keops que quedaban en aquel lugar, y aquellos que aceptaron.

Se giró hacia el Linaje del Pelayo, aquel que sí la había recibido con los brazos abiertos y se acercó a ellos con una sonrisa de victoria. Habría dicho algo si no la hubieran detenido para entregarle un regalo como muestra de buena fé. Un tesoro de la ermita de Covadonga que descansaba a los pies de la virgen de la cueva, según dijeron... aunque para ella... ¡Sí! ¡Sí! ¡Tenía la forma que necesitaba! Se abrazó de nuevo a su nuevo hermano y no tardó más. Abrió el portal hacia Reino Unido que los llevaría a todos de vuelta a aquel lugar. Hizo entrar por el portal a los de Keops primero. El resto habían huído o habían muerto en la batalla contra los del linaje del Pelayo. Habían hecho un buen trabajo para estar en desventaja, pero había perdido a muchos en la huída. Maldito Kafele.

Entren al portal. Llévense a Rodrigo y a todos los que derramaron sangre aquí.- Sentenció con voz serena, a lo que los vasallos atendieron no sin cierto recelo. Se notaba que no sabían para qué los llevaban, pero pronto lo averiguarían. Lo que no podía permitir era la duda, así que los detuvo un instante antes de que entraran y sentenció.- Recuperaremos nuestro hogar. Con ellos o a pesar de ellos.- Y sin más, entró al portal después de Ares, siendo los últimos en cruzar.

Lo único que lamentaba era que la sangre hervida no servía al árbol. Desperdicio.

Sus últimos momentos fueron...

Extraños.

Estaba rodeado de todo aquello qué odió en vida, violencia, muerte, traiciones...

Una guerra, todo lo que siempre quiso evitar.

Pero al mismo tiempo, le rodeaba todo lo que importaba, su pueblo, su familia, los suyos... Gente que creyó en él hasta la última de sus fuerzas, y gente por la cual estaba más que dispuesto a darlo todo, incluida su propia vida.

Esto siempre fue lo que su vida significó y lo que significaba su nombre mismo, "algo por lo que vale la pena morir" eso es lo que significa, y en lo que terminó, muriendo por algo que vale la pena.

Eventualmente su linaje escapó, aunque algunos dudaron... Sobre todo destacó... El rostro de su hermanita, la qué sería la siguiente en la línea sucesoria, confiaba en que sabría hacerlo, cuando finalmente se animó a desaparecerse, y esa visión... Fue la última.

Poco después se sentiría abrasado, por llamas qué consumían su cuerpo, acabando su vida, en un violento golpe, borrando todo rastro de él... Pero incluso con ello, no emitió ruido alguno, mantuvo la serenidad, pues él había elegido esto, y creía que finalmente... En su linaje, podrían tener un futuro mejor...