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Oscura taberna que tuvo renombre en el pasado por ser un local al más puro estilo rockero. A día de hoy se ha transformado hasta convertirse en una taberna en la que se tratan asuntos turbios. Trapicheos, encargos, mercado negro, recompensas por búsqueda y captura. Los mercenarios suelen acudir aquí en busca de encargos y misiones, el sitio de encuentro para aquellos que se venden al mejor postor y para aquellos que desean encontrarlos. Se valora la discreción, ya que éste es un lugar perfecto para hacer una redada.
Para conocer las misiones y búsquedas de personal existe un tablón de madera colgado al fondo de la taberna, para aquellos que quieran dejar un encargo o cogerlo.
Para conocer las misiones y búsquedas de personal existe un tablón de madera colgado al fondo de la taberna, para aquellos que quieran dejar un encargo o cogerlo.
Si tienes un anuncio, aparte de rolear que lo cuelgas aquí, envía un mp a Admin con el contenido de dicho anuncio para que editemos y aparezca aquí. Cuando encuentres lo que andabas buscando, ¡mandanos otro mp o avisanos para que retiremos el anuncio y no se acumulen papeles en el tablon!
ANUNCIOS COLGADOS EN EL TABLÓN
Septiembre 2037
Se busca técnico para misión peligrosa. La recompensa será todo aquello que el interesado pueda conseguir.
Preguntar por Rose.
Septiembre 2037
Se buscan mercenarios para diferentes labores, tales como defensa, infiltración, espionaje y realización de nuevos contactos y redes. Se pide discreción. Buen pago, tanto en dinero como en objetos. Se ofrecen también los servicios de un alquimista, desarrollador mágico y con conocimientos que fusionan el uso de la magia y la tecnología. Trabajo para cualquier bando que lo solicite. Los honorarios han de ser de acuerdo al trabajo realizado.
Interesados, para cualquiera de las dos propuestas, contactar aquí con T.G.S
Septiembre 2037
"Se buscan mercenarios/cazarrecompensas para mision de búsqueda y captura. Pagamos bien. Basta con que no te caigan bien los soldados del ejército."
Preguntad por Rybar Dvorak
Atravesar la puerta era lo más difícil, el olor a alcohol destilado ilegalmente y la pobre higiene de los que moraban la taberna podían sentirse nada mas poner un pie dentro. Después estaban las miradas, caras amenazantes y en su minoría otras, aún desconocía el significado de esas.
"Ir al tablón, aceptar un trabajo, salir por la puerta"
Eran tres pasos sencillos. Resoplé, el calor tampoco ayudaba, en aquel sitio el ambiente era asfixiante. Tras abrirme paso entre algunas mesas llegué a aquel tablón.
-Mierda
Vacío, otra vez vacío. Alargué la mano al pequeño saco que colgaba de mi cinturón, quedaban pocas monedas, necesitaba un encargo ya o resultaría difícil sobrevivir al menos en esta forma. Sin dejar muy lejos el tablón, con la esperanza de que alguien colgara un encargo, tomé asiento en una de las mesas sin quitarme la capucha que cubría mi cabeza y pedí una jarra de "lo que sea que sirvan aquí" , eso lo había aprendido hace no mucho, no destaques o será malo. Miré alrededor, observando lo que hacía el resto de seres que rondaban la sala.
"Creo que todos buscamos lo mismo"
Arrugué mi rostro ante un hombre con el rostro semidesfigurado que me sacaba la lengua de una forma muy rara.
"Sigo sin entender eso"
"Ir al tablón, aceptar un trabajo, salir por la puerta"
Eran tres pasos sencillos. Resoplé, el calor tampoco ayudaba, en aquel sitio el ambiente era asfixiante. Tras abrirme paso entre algunas mesas llegué a aquel tablón.
-Mierda
Vacío, otra vez vacío. Alargué la mano al pequeño saco que colgaba de mi cinturón, quedaban pocas monedas, necesitaba un encargo ya o resultaría difícil sobrevivir al menos en esta forma. Sin dejar muy lejos el tablón, con la esperanza de que alguien colgara un encargo, tomé asiento en una de las mesas sin quitarme la capucha que cubría mi cabeza y pedí una jarra de "lo que sea que sirvan aquí" , eso lo había aprendido hace no mucho, no destaques o será malo. Miré alrededor, observando lo que hacía el resto de seres que rondaban la sala.
"Creo que todos buscamos lo mismo"
Arrugué mi rostro ante un hombre con el rostro semidesfigurado que me sacaba la lengua de una forma muy rara.
"Sigo sin entender eso"
Asco. Mucho asco. Rabia. Molestia. Odiaba aquello. Lo odiaba todo. Quería ponerle mis manos encima, apretar. Arrancarlo de ahí. Arrojarlo al mar. Que se apagara. Que jamás volviera a brillar. Odiaba el sol, me repugnaba, me hacía retorcer como una criatura de la oscuridad. Mis ojos se herían ante su contacto y lloraban, siempre lloraban, tan dramáticos, tan idiotas. El tenue brillo de mi bastón era imperceptible bajo esa luz, pero ahí estaba. Lo usaba para apoyarme. No me había acabado de recuperar aún, jadeaba cada diez minutos, me sentaba un poco y rogaba que de una vez se fuera el Sol por el horizonte. Y para nunca volver. Aquel día no era ni la mitad de frío de lo que me hubiera gustado y la gran parte de la ropa me sobraba. Llevaba encima el uniforme entero, la única ropa que conservaba limpia. Había guardado la otra -la que se había manchado de sangre- en la bolsa. No me gustaba utilizar el uniforme si no lo requería la ocasión, pero no tenía más mudas, ni tampoco el dinero para permitirme otra un poco más decente.
Había sentido a hablar de una posada de mala muerte donde podría encontrar alguna cosa. No me entusiasmaban aquella clase de antros, pero en realidad era donde más encajaba. En las otras mi condición híbrida, mi sangre drow, sobraban demasiado. Necesitaba dinero. Tenía las provisiones justas como para poder comer un par de días, y no quería tener que volver a recurrir al hurto. No era una cuestión de honor… Si no porque prefería no dar aún peor fama a mi raza. Aunque no sabía si realmente podía complicar ya más las cosas.
Ya casi era de noche cuando encontré la Posada de los Muertos. Tras cagarme en los suyos, suspiré y me permití entrar. Se coló por mis narices el fuerte olor a alcohol. Nunca me había emborrachado y me desagradaba en sobremanera. Me tentaba hacerlo alguna vez, ahogar mis penas en ese líquido, pero por otra me parecía miserable. Veía a las personas comportarse como tremendísimos idiotas cuando estaban bajo la influencia de tales bebidas… Y me echaba para atrás la idea. Pretendía recobrar fuerzas, encontrar un encargo, una habitación y sacarme unas pelas. Me senté y pedí que me trajeran cualquier cosa de comer. Lo más barato que hubiera, si es que era posible. Y un vaso de agua, que si gustaban podía ser de grifo incluso.
Me trajeron carne de rata. Tal vez no. Pero había llegado a comer carnes de cosas mucho peores. Quizás incluso alguna vez le había hincado el diente a un svirfneblin… Y encima, me salió la mar de barato, pagando en aquel mismo instante. Perfecto, pensé. Con el plato en la mano y dándole un trago al vaso de agua me acerqué al tablón. Estaba vacío. Gruñí, poco conforme. No me esperaba que no hubiera ni un triste encargo… -Shu, shu…- Suspiré, molesto. Intenté buscar a alguien que pudiera ayudarme un poco a saber qué pasaba allí, si es que había venido a mala hora, o si había otro tablón o que… Miré. Llevaba la bufanda bajada pero la capucha no me la había quitado, pero en un lugar como aquel ni mi horrible aspecto debía destacar mucho. Quería preguntar a alguien que no hiciera demasiada mala pinta. Me llevé la mano al cuello. Aún me dolía. Si, definitivamente prefería socializar cuanto menos.
Con el plato aún en la mano me acerqué a una mesa donde había sentada una muchacha que no aparentaba ser ni demasiado mayor ni demasiado matona. Me imponía tener contactos con mujeres… Más que nada porque dentro de la sociedad drow no podías ni mirarlas a los ojos. Pero era lo que mejor pinta tenía de allí. Me dirigí a ella con un porte despreocupado. -Eh, jallil- Le llamé. Ni me di cuenta de que me salió la palabra de nuevo en mi lenguaje materno. -El tablón.- Lo señalé por si me había equivocado de palabra o no me había entendido la pronunciación. -¿Tu saber… sabes donde está todo? No… No hayber nada- Chasqueé la lengua. -Es decir… No hay nada. ¿Es normal? ¿Se poner en alguna hora cocreta?- Todo eso dicho con una sonrisa poco convincente, con esperanza que hubiera entendido, aunque fuera, media puta mierda.
Había sentido a hablar de una posada de mala muerte donde podría encontrar alguna cosa. No me entusiasmaban aquella clase de antros, pero en realidad era donde más encajaba. En las otras mi condición híbrida, mi sangre drow, sobraban demasiado. Necesitaba dinero. Tenía las provisiones justas como para poder comer un par de días, y no quería tener que volver a recurrir al hurto. No era una cuestión de honor… Si no porque prefería no dar aún peor fama a mi raza. Aunque no sabía si realmente podía complicar ya más las cosas.
Ya casi era de noche cuando encontré la Posada de los Muertos. Tras cagarme en los suyos, suspiré y me permití entrar. Se coló por mis narices el fuerte olor a alcohol. Nunca me había emborrachado y me desagradaba en sobremanera. Me tentaba hacerlo alguna vez, ahogar mis penas en ese líquido, pero por otra me parecía miserable. Veía a las personas comportarse como tremendísimos idiotas cuando estaban bajo la influencia de tales bebidas… Y me echaba para atrás la idea. Pretendía recobrar fuerzas, encontrar un encargo, una habitación y sacarme unas pelas. Me senté y pedí que me trajeran cualquier cosa de comer. Lo más barato que hubiera, si es que era posible. Y un vaso de agua, que si gustaban podía ser de grifo incluso.
Me trajeron carne de rata. Tal vez no. Pero había llegado a comer carnes de cosas mucho peores. Quizás incluso alguna vez le había hincado el diente a un svirfneblin… Y encima, me salió la mar de barato, pagando en aquel mismo instante. Perfecto, pensé. Con el plato en la mano y dándole un trago al vaso de agua me acerqué al tablón. Estaba vacío. Gruñí, poco conforme. No me esperaba que no hubiera ni un triste encargo… -Shu, shu…- Suspiré, molesto. Intenté buscar a alguien que pudiera ayudarme un poco a saber qué pasaba allí, si es que había venido a mala hora, o si había otro tablón o que… Miré. Llevaba la bufanda bajada pero la capucha no me la había quitado, pero en un lugar como aquel ni mi horrible aspecto debía destacar mucho. Quería preguntar a alguien que no hiciera demasiada mala pinta. Me llevé la mano al cuello. Aún me dolía. Si, definitivamente prefería socializar cuanto menos.
Con el plato aún en la mano me acerqué a una mesa donde había sentada una muchacha que no aparentaba ser ni demasiado mayor ni demasiado matona. Me imponía tener contactos con mujeres… Más que nada porque dentro de la sociedad drow no podías ni mirarlas a los ojos. Pero era lo que mejor pinta tenía de allí. Me dirigí a ella con un porte despreocupado. -Eh, jallil- Le llamé. Ni me di cuenta de que me salió la palabra de nuevo en mi lenguaje materno. -El tablón.- Lo señalé por si me había equivocado de palabra o no me había entendido la pronunciación. -¿Tu saber… sabes donde está todo? No… No hayber nada- Chasqueé la lengua. -Es decir… No hay nada. ¿Es normal? ¿Se poner en alguna hora cocreta?- Todo eso dicho con una sonrisa poco convincente, con esperanza que hubiera entendido, aunque fuera, media puta mierda.
Miraba la jarra con ese líquido negruzco, una parte de mí sentía curiosidad por su sabor, aunque todo aquello negro que habría probado solía saber a rayos. Crucé mis brazos debatiendo conmigo misma y me relajé un poco más en el asiento, adoptando una postura menos de "estirada".
"De todas formas si no bebo no creo que nadie se de cuenta"
Solía hacer eso, pedir lo típico del lugar, para mi desgracia solía resultar algún tipo de brebaje alcohólico, me sentaba y observaba sin probar una gota.No queréis ver a un dragón borracho. Pegué un pequeño respingo cuando oí una voz y sentí la presencia de aquel tipo cerca, recuperando la postura erguida mientras bebí un trago algo largo de aquel líquido fuerte y amargo, por si el no hacerlo resultaba sospechoso. Aclaré mi garganta y tras mirarle como si no entendiese una palabra, asentí.
-No hay
Encogí mis hombros mientras solté eso con la mas dulce de mis voces, odiaba esa voz tan amable pero me salía así desde la primera vez que adopté esta forma. Di un par de palmadas en la mesa, el tipo resultaba curioso, estaba como muy moreno pero raro, no había visto un tipo de humano así nunca.
-Puedes sentarte, en las mesas se come y bebe.
Aclaré algo que a mi me había resultado difícil aprender, era más lógico comer sobre una roca o en tu cueva sobre tus tesoros preciados.Señalé el tablón.
-Yo espero primero, pero puedes esperar después.
Ladeé mi cabeza
-Eres un poco morado, pero solo un poco.
Sonreí un poco ya que soltar evidencias sobre las cosas que me parecían curiosas me hacía gracia, también era algo que no podía controlar.
"De todas formas si no bebo no creo que nadie se de cuenta"
Solía hacer eso, pedir lo típico del lugar, para mi desgracia solía resultar algún tipo de brebaje alcohólico, me sentaba y observaba sin probar una gota.No queréis ver a un dragón borracho. Pegué un pequeño respingo cuando oí una voz y sentí la presencia de aquel tipo cerca, recuperando la postura erguida mientras bebí un trago algo largo de aquel líquido fuerte y amargo, por si el no hacerlo resultaba sospechoso. Aclaré mi garganta y tras mirarle como si no entendiese una palabra, asentí.
-No hay
Encogí mis hombros mientras solté eso con la mas dulce de mis voces, odiaba esa voz tan amable pero me salía así desde la primera vez que adopté esta forma. Di un par de palmadas en la mesa, el tipo resultaba curioso, estaba como muy moreno pero raro, no había visto un tipo de humano así nunca.
-Puedes sentarte, en las mesas se come y bebe.
Aclaré algo que a mi me había resultado difícil aprender, era más lógico comer sobre una roca o en tu cueva sobre tus tesoros preciados.Señalé el tablón.
-Yo espero primero, pero puedes esperar después.
Ladeé mi cabeza
-Eres un poco morado, pero solo un poco.
Sonreí un poco ya que soltar evidencias sobre las cosas que me parecían curiosas me hacía gracia, también era algo que no podía controlar.
No parecía ser ni la mitad de excéntrica que el “vampiro” (pues así aprendería que se llamaban, esas bestias inmundas de colmillos raros), pero realmente había algo… Que era distinto. No parecía amedrentada por mi presencia, y no tardaría demasiado en descubrir que tampoco tenía razones para temerme. Como si nunca hubiera sentido a hablar de un drow. Un poco seca, pero con voz amable, me explicó que no había. Sencillamente nada. Que había tenido mala pata. Agradecí en silencio que utilizara un lenguaje claro y conciso, palabras y frases cortas que un drow cualquiera pudiera comprender. Ella parecía estar bebiendo. Como casi todas las personas de allí. Bueno, en eso era más normal que yo…
Me especificó que en las mesas se comía y bebía. No sabía hasta qué punto era respetuoso compartir asiento si no se era invitado, pero accedí de inmediato y solté un -Ah, sí, se me olvidaba- que de alguna forma era correcto y me senté en aquella misma mesa. Era y no era cierto. No estaba acostumbrado a aquel tipo de antros, y a su vez si… Pero no me gustaba demasiado pasar el día con el culo acomodado en una silla. Aunque lo cierto era, pocos comían de pie. Quizás imitar lo que el resto ayudaría a que la gente reparara un poco menos en mis rasgos.
Ella parecía que no tenía ni idea de qué era, más se notaría a partir de un comentario superior. Me explicó toscamente que ella también estaba esperando y que yo sería el siguiente en la fila. Me molestó interiormente aquella impertinencia, pensando que realmente debía tomar el cargo el que fuera más apto, pero como estaba agotado y no tenía ganas de discutir dejé ir una sonrisa un poco inocente. Reparé en que ella misma parecía tener un vocabulario un poco limitado, quizás tampoco acostumbrada a aquella lengua estúpida. Eso me recordó a que tenía aún que intentar aprender algo más… Mientras me llevaba aquel trozo de sucia carne de rata a la boca, saqué un librito pequeño que enseñaba las palabras básicas para comunicarse. Una guía turística de bolsillo. Me la había regalado una mujer tras haber hecho un encargo como curandero para ella. Y casi que le debía la vida a eso…
Aunque tampoco lograba concentrarme mucho en mi lectura por compartir mesa. Entonces ella recalcó que yo era morado. -Eh… Sí, supongo que sí- Me rasqué la cabeza. Era un comentario inocente. Habían muchos críos que me habían hecho “cumplidos” similares. -No soy… Humano. Soy elfo.- Traté de explicarle en voz baja. -Más… soy un… tu'rilthiir, solo mitad. ¿Tu saber que hay hombres con piel oscura?- Le señalé mi propio pellejo. Siempre ayudaba a mis palabras con gesticulaciones. -Algo similar. Pero yo no soy marrón. Yo… morado. Yo vivíar en cuevas.- Agité mi cabeza. Vivía, quiero decir.- Pensaba en como explicárselo un poco mejor. -Pero a me, cuevas no gustar… Así que vine aquí. Yo… Ser mercenario. ¿Tu también, eh?- No iba a hacer nada útil con aquella información pero estaba haciendo lo que se llamaba “socializar”. Me daba un poco de miedo (y se me notaba) pero aún así, no me iba mal para practicar el idioma. Y desde que me había separado de Él, necesitaba hacer un poco de amistad.
Me especificó que en las mesas se comía y bebía. No sabía hasta qué punto era respetuoso compartir asiento si no se era invitado, pero accedí de inmediato y solté un -Ah, sí, se me olvidaba- que de alguna forma era correcto y me senté en aquella misma mesa. Era y no era cierto. No estaba acostumbrado a aquel tipo de antros, y a su vez si… Pero no me gustaba demasiado pasar el día con el culo acomodado en una silla. Aunque lo cierto era, pocos comían de pie. Quizás imitar lo que el resto ayudaría a que la gente reparara un poco menos en mis rasgos.
Ella parecía que no tenía ni idea de qué era, más se notaría a partir de un comentario superior. Me explicó toscamente que ella también estaba esperando y que yo sería el siguiente en la fila. Me molestó interiormente aquella impertinencia, pensando que realmente debía tomar el cargo el que fuera más apto, pero como estaba agotado y no tenía ganas de discutir dejé ir una sonrisa un poco inocente. Reparé en que ella misma parecía tener un vocabulario un poco limitado, quizás tampoco acostumbrada a aquella lengua estúpida. Eso me recordó a que tenía aún que intentar aprender algo más… Mientras me llevaba aquel trozo de sucia carne de rata a la boca, saqué un librito pequeño que enseñaba las palabras básicas para comunicarse. Una guía turística de bolsillo. Me la había regalado una mujer tras haber hecho un encargo como curandero para ella. Y casi que le debía la vida a eso…
Aunque tampoco lograba concentrarme mucho en mi lectura por compartir mesa. Entonces ella recalcó que yo era morado. -Eh… Sí, supongo que sí- Me rasqué la cabeza. Era un comentario inocente. Habían muchos críos que me habían hecho “cumplidos” similares. -No soy… Humano. Soy elfo.- Traté de explicarle en voz baja. -Más… soy un… tu'rilthiir, solo mitad. ¿Tu saber que hay hombres con piel oscura?- Le señalé mi propio pellejo. Siempre ayudaba a mis palabras con gesticulaciones. -Algo similar. Pero yo no soy marrón. Yo… morado. Yo vivíar en cuevas.- Agité mi cabeza. Vivía, quiero decir.- Pensaba en como explicárselo un poco mejor. -Pero a me, cuevas no gustar… Así que vine aquí. Yo… Ser mercenario. ¿Tu también, eh?- No iba a hacer nada útil con aquella información pero estaba haciendo lo que se llamaba “socializar”. Me daba un poco de miedo (y se me notaba) pero aún así, no me iba mal para practicar el idioma. Y desde que me había separado de Él, necesitaba hacer un poco de amistad.
Se movía raro y me hacía gracia, era como esas veces en las que perseguía a la gente y se quedaban tiesos, era gracioso que pensasen que no les veía por estar tiesos. Solté una risilla al recordar eso pero de inmediato me quedé seria, sabiendo que no era muy normal eso de reírse sin razón aparente.
"Totalmente normal, aquí la gente come, bebe y pelea...nada de reír"
Volví a darme instrucciones sobre mi comportamiento y entonces sacó uno de esos que llamaban libros, agaché mi cabeza hasta dar con el mentón en la superficie de la mesa, únicamente para poder ver las letras de la portada. Me gustaban, sobre todo los que eran muchas letras que luego mi cerebro ordenaba y daba sentido, algunos tenían dibujos pero los que había visto eran dibujos muy feos. Volví a prestar atención al hombre y recuperé mi postura "normal" erguida.
-Tuuuuriiiithiii
Repetí como un niño que aprende una palabra por primera vez, después asentí y posteriormente mi cara pasó a la incredulidad.
-Pero cuevas son casas, en cuevas hace frío y es brillante y hay cosas y...
Me di cuenta de que estaba emocionándome demasiado al recordar mi casa, así que simplemente volví a quedar en silencio y agaché la cabeza. Suspiré y alguna gota de sudor se resbaló de mi frente, el calor humano era insoportable. Miré al no humano de nuevo y asentí señalando mi pecho con mi mano.
-Si, no hay mucho sitio para gente como
"Ups, se supone que la gente se presenta"
Sonreí, o... hice algo parecido, aún no se me daban bien las sonrisas por cortesía así que hice mi mejor intento y extendí mi mano hacia él, posiblemente dejándola muy cerca de su cara, volviendo a señalar mi pecho con la mano contraria.
-Aslaug
"Totalmente normal, aquí la gente come, bebe y pelea...nada de reír"
Volví a darme instrucciones sobre mi comportamiento y entonces sacó uno de esos que llamaban libros, agaché mi cabeza hasta dar con el mentón en la superficie de la mesa, únicamente para poder ver las letras de la portada. Me gustaban, sobre todo los que eran muchas letras que luego mi cerebro ordenaba y daba sentido, algunos tenían dibujos pero los que había visto eran dibujos muy feos. Volví a prestar atención al hombre y recuperé mi postura "normal" erguida.
-Tuuuuriiiithiii
Repetí como un niño que aprende una palabra por primera vez, después asentí y posteriormente mi cara pasó a la incredulidad.
-Pero cuevas son casas, en cuevas hace frío y es brillante y hay cosas y...
Me di cuenta de que estaba emocionándome demasiado al recordar mi casa, así que simplemente volví a quedar en silencio y agaché la cabeza. Suspiré y alguna gota de sudor se resbaló de mi frente, el calor humano era insoportable. Miré al no humano de nuevo y asentí señalando mi pecho con mi mano.
-Si, no hay mucho sitio para gente como
"Ups, se supone que la gente se presenta"
Sonreí, o... hice algo parecido, aún no se me daban bien las sonrisas por cortesía así que hice mi mejor intento y extendí mi mano hacia él, posiblemente dejándola muy cerca de su cara, volviendo a señalar mi pecho con la mano contraria.
-Aslaug
Aquella mujer era un poquito especial. No tardé en descubrir que prácticamente estaba más perdida ella que yo, pero al menos, parecía tomarse más en serio lo de pasar desapercibida. Se reía sin poco sentido y luego dejaba de hacerlo. A mi me sacaba una sonrisilla más bien tonta. Esas dos cosas eran extrañas de ver en mi tierra natal. Pero me gustaban. Ella parecía curiosa por mi libro e intenté acercárselo un poco para que no tuviera que hacer esfuerzos para mirárselo. -Como tu poder notar, es sobre común. No se me dar bien.- Creo que ahí se confirmó exactamente lo que decía.
Entonces ella repitió en alto la palabra de “tu'rilthiir”. -Tu'rilthiir.- Le corregí, con una sonrisa paciente. -En drow, significar mitad elfo.- Le expliqué. Me di cuenta entonces que acababa de revelar a qué raza pertenecía, pero probablemente ella tampoco le prestara mucha atención o le diera mayor relevancia. Entonces empezó a desvariar, pero me dijo que las cuevas eran casas. Asentí casi con ilusión. -Si, cosas brillantes. Hongos knif- Que era la palabra drow para brillante -Más acogedor que el exterior.- A partir de entonces me la miré con otros ojos.
Ella parecía acalorada. Tras el incidente con el vampiro, había aprendido que no todo lo que parece humano lo es. Conocía vagamente un par de razas y el resto las podía distinguir muy por encima. No sabía hasta qué punto era común encontrar gente de cualquier otro tipo. Pero ahí estaba, hablando con una chica que incluso con un aspecto perfectamente humano, tenía un origen cercano al mío. Aunque a su vez no debía saber demasiado de las razas del interior… Porque cualquier ser subterráneo que se preciara sabía perfectamente qué era un drow. Y a su vez, tenían razones para temerlos. Ella empezó a hablar pero no terminó. Esbozó una mueca que quizás era una sonrisa y entonces procedió a presentarse. Empezaba a creer que su problema con el común iba algo más allá que ser nativa de otro lugar. Aslaug, se llamaba. Cogí la mano que me extendía y le di el apretón correspondiente.
-Vor’Kalth. Llamar tu Vor a me… mí.- Acababa de ojear como decir aquello en el libro que tenía por ahí. Me metí en la boca el último trozo de carne y caí en la cuenta de que realmente me había parecido bastante rico. Con un último trago al vaso del agua, dejé ir un suspiro, satisfecho, y eché otra ojeada al tablón. Nada nuevo. -Parecer que va para largo.- Los verbos eran mis peores enemigos. Los odiaba. Mucho, muchísimo. -... Parecer, entonces, que ser mejor hablar de otras cosas.- Acomodé mi bastón al lado de la silla como si me molestara en aquel preciso instante. Con su tenue resplandor, ahí, pareciendo que quisiera llamar la atención. -O’lath.- No hubo respuesta, como si se riera de mí. Me encogí de hombros y me dirigí de nuevo a la chica, sintiéndose burlado por mi propia arma.
-Tu haber mencionado que tus cuevas son brillantes. ¿Qué más sabe… sabes de ellas? Quizás las visitér alguna vez. Yo estuve- al menos el verbo ser y estar me lo sabía de memoria -en mzil cuevas, pero no recuerdo ver humanos.
Entonces ella repitió en alto la palabra de “tu'rilthiir”. -Tu'rilthiir.- Le corregí, con una sonrisa paciente. -En drow, significar mitad elfo.- Le expliqué. Me di cuenta entonces que acababa de revelar a qué raza pertenecía, pero probablemente ella tampoco le prestara mucha atención o le diera mayor relevancia. Entonces empezó a desvariar, pero me dijo que las cuevas eran casas. Asentí casi con ilusión. -Si, cosas brillantes. Hongos knif- Que era la palabra drow para brillante -Más acogedor que el exterior.- A partir de entonces me la miré con otros ojos.
Ella parecía acalorada. Tras el incidente con el vampiro, había aprendido que no todo lo que parece humano lo es. Conocía vagamente un par de razas y el resto las podía distinguir muy por encima. No sabía hasta qué punto era común encontrar gente de cualquier otro tipo. Pero ahí estaba, hablando con una chica que incluso con un aspecto perfectamente humano, tenía un origen cercano al mío. Aunque a su vez no debía saber demasiado de las razas del interior… Porque cualquier ser subterráneo que se preciara sabía perfectamente qué era un drow. Y a su vez, tenían razones para temerlos. Ella empezó a hablar pero no terminó. Esbozó una mueca que quizás era una sonrisa y entonces procedió a presentarse. Empezaba a creer que su problema con el común iba algo más allá que ser nativa de otro lugar. Aslaug, se llamaba. Cogí la mano que me extendía y le di el apretón correspondiente.
-Vor’Kalth. Llamar tu Vor a me… mí.- Acababa de ojear como decir aquello en el libro que tenía por ahí. Me metí en la boca el último trozo de carne y caí en la cuenta de que realmente me había parecido bastante rico. Con un último trago al vaso del agua, dejé ir un suspiro, satisfecho, y eché otra ojeada al tablón. Nada nuevo. -Parecer que va para largo.- Los verbos eran mis peores enemigos. Los odiaba. Mucho, muchísimo. -... Parecer, entonces, que ser mejor hablar de otras cosas.- Acomodé mi bastón al lado de la silla como si me molestara en aquel preciso instante. Con su tenue resplandor, ahí, pareciendo que quisiera llamar la atención. -O’lath.- No hubo respuesta, como si se riera de mí. Me encogí de hombros y me dirigí de nuevo a la chica, sintiéndose burlado por mi propia arma.
-Tu haber mencionado que tus cuevas son brillantes. ¿Qué más sabe… sabes de ellas? Quizás las visitér alguna vez. Yo estuve- al menos el verbo ser y estar me lo sabía de memoria -en mzil cuevas, pero no recuerdo ver humanos.
-Yo te entiendo
Contesté mientras me enseñaba ese libro "Sobre común" , pensé que era un nombre curioso para un libro, normalmente los nombres de los libros eran más largos y éste parecía más bien el de una persona, corto y con dos partes.
-Ohhh! Elfo! Pero elfo morado, claro!
Exclamé entendiendo entonces que era otra de esas razas muy parecidas a los humanos, aún así resultaba curioso por su color peculiar, me fijé entonces en las orejas e hice un gesto hacia ellas tapando después la mitad de mi cara mientras sonreía con cierta vergüenza.
"Y se supone que veo mejor que un halcón...je"
Posteriormente negué a lo de los hongos, no sabía que era un hongo pero desde luego no era lo que brillaba en nuestras cuevas. Esbocé una mueca contrariada por ese apretón, resultaba brusco y el contacto con pieles suaves me resultaba extraño acostumbrada a las nuestras, aparté la mano rápidamente a sabiendas de que eso no estaba bien visto y aparté mi espalda todo lo posible hasta que chocó contra el respaldo del asiento.
-Otro día
Respondí cuando se fijó en que hoy no sería nuestro día de suerte para el trabajo. Dejé de escuchar, fue muy obvio. Ese bastón atrapó mi atención, era un brillo tenue para muchos, pero yo veía más allá.
-No hongos, inmensidad. Tesoros, cristales y poder.
Respondí como en un trance sin quitarle vista a ese brillo.
Contesté mientras me enseñaba ese libro "Sobre común" , pensé que era un nombre curioso para un libro, normalmente los nombres de los libros eran más largos y éste parecía más bien el de una persona, corto y con dos partes.
-Ohhh! Elfo! Pero elfo morado, claro!
Exclamé entendiendo entonces que era otra de esas razas muy parecidas a los humanos, aún así resultaba curioso por su color peculiar, me fijé entonces en las orejas e hice un gesto hacia ellas tapando después la mitad de mi cara mientras sonreía con cierta vergüenza.
"Y se supone que veo mejor que un halcón...je"
Posteriormente negué a lo de los hongos, no sabía que era un hongo pero desde luego no era lo que brillaba en nuestras cuevas. Esbocé una mueca contrariada por ese apretón, resultaba brusco y el contacto con pieles suaves me resultaba extraño acostumbrada a las nuestras, aparté la mano rápidamente a sabiendas de que eso no estaba bien visto y aparté mi espalda todo lo posible hasta que chocó contra el respaldo del asiento.
-Otro día
Respondí cuando se fijó en que hoy no sería nuestro día de suerte para el trabajo. Dejé de escuchar, fue muy obvio. Ese bastón atrapó mi atención, era un brillo tenue para muchos, pero yo veía más allá.
-No hongos, inmensidad. Tesoros, cristales y poder.
Respondí como en un trance sin quitarle vista a ese brillo.
Al menos sabía qué era un elfo. Catalogó a los drows como “elfos morados”, y aparentemente no acababa de entender que yo era un cruce entre uno y otro. Muchos nunca se daban cuenta. Quizás era mi porte: Me había criado viendo únciamente drows, no elfos de superfície. Pero parte de mi magia y mis costumbres (un par de días atrás estaba durmiendo encima de un árbol) las heredaba de esa otra raza de la que, aún así, tanto me distanciaba. Habían más diferencias que solo un color de piel, pero prefería que esa mujer se conformara con la sencillez de que tenía el pellejo púrpura por ser de otra raza. Y ella reía con algo de facilidad, de eso también me di cuenta.
Luego se acomodó un poco toscamente en su silla, como si no le pareciera cómoda, y me soltó un “otro día”. Parecía que ella estaba dispuesta a esperar más a que llegaran nuevos encargos. Seguramente tuviera más ahorros encima que yo… Cosa que tampoco era difícil. Tenía que pensar qué hacer si no lograba algo que pudiera darme beneficios. Quizás ir a un bosque y hacer vida como los de mi raza materna. Comer frutitas, acariciar animales todo el día, fumar hierbajos. Lo que fuera que hicieran los elfos. No, no estaba esa vida hecha para mí. Definitivamente no. Tenía otros objetivos, y el bastón que reposaba a mi lado me lo recordaba.
Entonces me di cuenta en que ella parecía inmensamente interesada en este. Me habló de sus cuevas. Que eran grandes, tenían tesoros y cristales. -¿Cristales? ¿Como este? Se llamar Zer’tath athiyk, y es mi bastón. Es mágico. Mirar.- Di un golpecito en el suelo mientras pronunciaba una palabra, -Knif.- La luminiscencia pasó a ser algo más considerable. No me servía de mucho aquel conjuro. Pero era de lo primero que había aprendido. Una pena que tuviera infravisión… -Mis cuevas no tener tesoros. No muchos, mejor dicho. Están custodiados, por gente mala.- Las matriarcas solían tener riquezas que se reservaban para ellas o para sus muchos cultos, o eso decían -Cristales no son comunes. No sé de donde salir este.- Le expliqué detenidamente. -¿Tu gustar? Tener varias funciones, Zer’tath.- Realmente se me hacía extraño hablar de cristales y del bastón, puesto que esa palabra significaba, literalmente, “cristal”. Pero para muchos era un nombre original.
-Mentor dar Zer’tath a mi. Hace tiempo. Él tener más cristales, quizás saber de tus cuevas, él.- Me planteé la posibilidad. -Pero él vive muy profundo.
Luego se acomodó un poco toscamente en su silla, como si no le pareciera cómoda, y me soltó un “otro día”. Parecía que ella estaba dispuesta a esperar más a que llegaran nuevos encargos. Seguramente tuviera más ahorros encima que yo… Cosa que tampoco era difícil. Tenía que pensar qué hacer si no lograba algo que pudiera darme beneficios. Quizás ir a un bosque y hacer vida como los de mi raza materna. Comer frutitas, acariciar animales todo el día, fumar hierbajos. Lo que fuera que hicieran los elfos. No, no estaba esa vida hecha para mí. Definitivamente no. Tenía otros objetivos, y el bastón que reposaba a mi lado me lo recordaba.
Entonces me di cuenta en que ella parecía inmensamente interesada en este. Me habló de sus cuevas. Que eran grandes, tenían tesoros y cristales. -¿Cristales? ¿Como este? Se llamar Zer’tath athiyk, y es mi bastón. Es mágico. Mirar.- Di un golpecito en el suelo mientras pronunciaba una palabra, -Knif.- La luminiscencia pasó a ser algo más considerable. No me servía de mucho aquel conjuro. Pero era de lo primero que había aprendido. Una pena que tuviera infravisión… -Mis cuevas no tener tesoros. No muchos, mejor dicho. Están custodiados, por gente mala.- Las matriarcas solían tener riquezas que se reservaban para ellas o para sus muchos cultos, o eso decían -Cristales no son comunes. No sé de donde salir este.- Le expliqué detenidamente. -¿Tu gustar? Tener varias funciones, Zer’tath.- Realmente se me hacía extraño hablar de cristales y del bastón, puesto que esa palabra significaba, literalmente, “cristal”. Pero para muchos era un nombre original.
-Mentor dar Zer’tath a mi. Hace tiempo. Él tener más cristales, quizás saber de tus cuevas, él.- Me planteé la posibilidad. -Pero él vive muy profundo.
Seguí mirando el cristal como si fuese una polilla atraída por la luz, mis oscuros ojos se abrieron interesados y mi pupila se estrechó de una forma poco humana. Entonces el elfo morado Vor hizo algo. Pegué un nuevo respingo sobre mi silla y así a la mesa mientras le miré no muy amablemente, ahora temía. hay que ser precavido con aquellos que hacen magia luminosa.
-Son sus tesoros si ellos los custodian, eso no es ser malo.
Sentencié algo ruda y después habló sobre la procedencia de su cristal, mientras yo me mantenía en silencio.
"Tienen mas cristales, no sabe de donde es... ese mentor roba nidos"
Sentí el sudor brotar y una leve nausea por esos pensamientos. Sequé como pude mi frente bajando mi capucha lo suficiente para hacerme notar demasiado y una sensación de clausura se apoderó de mi.
-Lo siento. Necesito....
Busqué la palabra indicada tratando de ser amable y no resultar más extraña de lo que era de por si, pero no la encontré. Fruncí el ceño, maldiciendo mi poca capacidad expresiva.
-Volar
Solté finalmente incorporándome y saliendo con bastante urgencia de la taberna. Una vez fuera continué andando con prisa, descalcé mis pies con ira y arranqué la capa maldiciendo en arcano para posteriormente hacer lo propio con mi ropa mientras me perdía por la vegetación cercana.
-Son sus tesoros si ellos los custodian, eso no es ser malo.
Sentencié algo ruda y después habló sobre la procedencia de su cristal, mientras yo me mantenía en silencio.
"Tienen mas cristales, no sabe de donde es... ese mentor roba nidos"
Sentí el sudor brotar y una leve nausea por esos pensamientos. Sequé como pude mi frente bajando mi capucha lo suficiente para hacerme notar demasiado y una sensación de clausura se apoderó de mi.
-Lo siento. Necesito....
Busqué la palabra indicada tratando de ser amable y no resultar más extraña de lo que era de por si, pero no la encontré. Fruncí el ceño, maldiciendo mi poca capacidad expresiva.
-Volar
Solté finalmente incorporándome y saliendo con bastante urgencia de la taberna. Una vez fuera continué andando con prisa, descalcé mis pies con ira y arranqué la capa maldiciendo en arcano para posteriormente hacer lo propio con mi ropa mientras me perdía por la vegetación cercana.
Noté que su interés por mi bastón iba creciendo a medida que pasaba el rato. Empezaba a adoptar un aspecto un poco… Extraño, quizás hasta obsesivo. No había pensado mucho al hablar sobre él. Quizás los cristales eran alguna cosa religiosa para ella. O algo muy importante. O quizás incluso había visto más bastones como ese. No debí haberle enseñado absolutamente nada sobre este, había sido un error. Me fui poniendo más nervioso a medida que notaba que casi parecía una obsesión lo que tenía con este. Y en cuanto ejecuté el conjuro, knif, ella casi que se asustó. -¡No es peligroso! Es… solo luz, solo luz. No daña.- Traté de explicarle apresuradamente. Pero su tono de voz parecía ya distinto al de antes, no tan amable… Mucho más agresivo.
Que no eran malos por custodiar nada. -¡Eso no los hacer malos! Pero es algo que está en conjunto. Ellos acumulan cosas, no por ser malos, o si… Pero eso no hace malos a estos… Mi mentor acumular cosas pero no ser malo…- Traté de explicarle apresuradamente. Pero parecía ser demasiado tarde, ella empezaba a ponerse muy nerviosa y la temperatura corporal debía subirle. Eso antojé por culpa del sudor. ¿Por qué tenía que ser tan malo en mis relaciones? Era claro que no debía ser parte de la alianza. Aquella tía no era humana. ¿Qué podía tener en contra de un triste mago como yo? ¡No era siquiera bueno en eso! Solo tenía un bastón poderoso. Eso era todo. Nada más, absolutamente nada más. Si, sabía curar, pero no era nada sin Zer’tath. ¡Poco más que un cobarde!
Se disculpó, pero no parecía una disculpa acabada. Durante unos segundos pensó la palabra adecuada y no le salió. Dijo volar en su lugar. Comprendí que realmente debía estar nerviosa… Y entonces se marchó de allí corriendo, dejándome a mi como un pasmarote. -¡Eh, espera…- Pero para cuando reaccioné ya era demasiado tarde. Iban a creer que le había hecho algo. Dicho alguna cosa mala. … -O’lath.- Gruñí con un cabreo palpable en mis palabras. El bastón dejó de brillar, esta vez, como si pareciera estar arrepentido de haber asustado a la chica.
Di un largo suspiro y dejé caer mi cabeza encima de la mesa. ¿Por qué era tan torpe? Parecía que al fin iba a entablar una amistad. ¡Y la había asustado! Levanté la cabeza y miré de nuevo a Zer’tath. Aquella puñeterea cosa estaba maldita. Me lo había dicho el mentor. Que no era solo un bastón, que era una carga. Pero que por desgracia dependía por completo de ella. Y era cierto. Detestaba aquel montón de cristal tanto como lo necesitaba. No podía deshacerme de él. Iba a ser la causa de mi muerte, y eso era irónico, contando que me debía proteger de ella. Llamaba a gritos que era un arma de valor… En manos de un semidrow inútil. Suspiré y volví a enfrascarme en mi lectura, preguntándome si la chica se dignaría a volver. Quizás esperaba encontrar a alguna otra persona de interés, quizás alguna misión, o alguien que me ofreciera volver con Savant. Definitivamente, empezaba a pensar que el exterior era el peor lugar en el que podría haber acabado. Pero tenía cuentas pendientes… Cuentas pendientes…
Puñeteras cuentas pendientes. -Vith’ir, veldruk.- Mascullé en voz alta, maldiciendo a ese hijo de puta. Menudos consejos...
Que no eran malos por custodiar nada. -¡Eso no los hacer malos! Pero es algo que está en conjunto. Ellos acumulan cosas, no por ser malos, o si… Pero eso no hace malos a estos… Mi mentor acumular cosas pero no ser malo…- Traté de explicarle apresuradamente. Pero parecía ser demasiado tarde, ella empezaba a ponerse muy nerviosa y la temperatura corporal debía subirle. Eso antojé por culpa del sudor. ¿Por qué tenía que ser tan malo en mis relaciones? Era claro que no debía ser parte de la alianza. Aquella tía no era humana. ¿Qué podía tener en contra de un triste mago como yo? ¡No era siquiera bueno en eso! Solo tenía un bastón poderoso. Eso era todo. Nada más, absolutamente nada más. Si, sabía curar, pero no era nada sin Zer’tath. ¡Poco más que un cobarde!
Se disculpó, pero no parecía una disculpa acabada. Durante unos segundos pensó la palabra adecuada y no le salió. Dijo volar en su lugar. Comprendí que realmente debía estar nerviosa… Y entonces se marchó de allí corriendo, dejándome a mi como un pasmarote. -¡Eh, espera…- Pero para cuando reaccioné ya era demasiado tarde. Iban a creer que le había hecho algo. Dicho alguna cosa mala. … -O’lath.- Gruñí con un cabreo palpable en mis palabras. El bastón dejó de brillar, esta vez, como si pareciera estar arrepentido de haber asustado a la chica.
Di un largo suspiro y dejé caer mi cabeza encima de la mesa. ¿Por qué era tan torpe? Parecía que al fin iba a entablar una amistad. ¡Y la había asustado! Levanté la cabeza y miré de nuevo a Zer’tath. Aquella puñeterea cosa estaba maldita. Me lo había dicho el mentor. Que no era solo un bastón, que era una carga. Pero que por desgracia dependía por completo de ella. Y era cierto. Detestaba aquel montón de cristal tanto como lo necesitaba. No podía deshacerme de él. Iba a ser la causa de mi muerte, y eso era irónico, contando que me debía proteger de ella. Llamaba a gritos que era un arma de valor… En manos de un semidrow inútil. Suspiré y volví a enfrascarme en mi lectura, preguntándome si la chica se dignaría a volver. Quizás esperaba encontrar a alguna otra persona de interés, quizás alguna misión, o alguien que me ofreciera volver con Savant. Definitivamente, empezaba a pensar que el exterior era el peor lugar en el que podría haber acabado. Pero tenía cuentas pendientes… Cuentas pendientes…
Puñeteras cuentas pendientes. -Vith’ir, veldruk.- Mascullé en voz alta, maldiciendo a ese hijo de puta. Menudos consejos...
Odiaba esa sensación, cuando esa piel se rasgaba en pequeñas escamas y sentía como mis huesos volvían a su forma natural poco a poco. Di un golpe con la palma de mi mano en mi frente.
-¡Verad!¡Verad!
No para de repetir en el lenguaje antiguo, llamándome torpe a mi misma.
-Keis nasu eoda.
Volví a quejarme a la nada entornando mis ojos por mi torpeza al tratar de engañar a la gente y mis miedos. No ahogué un grito al sentir como cambiaba mi estado. El Krumbael era rápido y no tan doloso como parecía sin embargo resultaba ruidoso y caótico. Varios árboles habían cedido y tanto mi respiración como cualquiera de los movimientos que realizaba resonaban en la silenciosa nocturnidad. Sin más remedio alcé vuelo alejándome de la zona para buscar algún lugar más agradable y fresco.
-¡Verad!¡Verad!
No para de repetir en el lenguaje antiguo, llamándome torpe a mi misma.
-Keis nasu eoda.
Volví a quejarme a la nada entornando mis ojos por mi torpeza al tratar de engañar a la gente y mis miedos. No ahogué un grito al sentir como cambiaba mi estado. El Krumbael era rápido y no tan doloso como parecía sin embargo resultaba ruidoso y caótico. Varios árboles habían cedido y tanto mi respiración como cualquiera de los movimientos que realizaba resonaban en la silenciosa nocturnidad. Sin más remedio alcé vuelo alejándome de la zona para buscar algún lugar más agradable y fresco.
Aparezco directamente en la posada, en la puerta de la entrada, con un dolor de cabeza de tres pares de narices. ¿Habían reformado este lugar? Estaba mas sucio y asqueroso que nunca. ¿Que era lo ultimo que yo había hecho? Ah, si. Huir de aquel lugar extraño de magos extraños y vivir un par de días en vodka para desayunar, comer y cenar. Pero estaba bien. Me aproximo a la barra y le pido al señor que atiende una botella de vodka, pero este me la niega.
-¿Quée? Que no tienes? COMO PUEDES NO TENERR DE ESO?
No se si llorar o pegarle un puñetazo, pero finalmente, le pido una cerveza que cojo con asco.
-Ajj, asquerrosa cerveza inglesa.
Entorno la mirada fijandome en aquel sospechoso tablon. Todo en esa taberna es siempre sospechoso. Pero hoy habia alguien mas sospechoso aun, y eso que no habia visto a la chica que habia salido corriendo instantes antes (si no eso me habria parecido infinitamente sospechoso y habria salido detras de ella para espiar) a lo que iba, que si, que veo a un tipo peliblanco como yo, eso me ofrece confianza. Pero no se, tiene las orejas picudas, eso hoy en dia es raro. Ultimamente pasan muchas cosas raras...pero él esta solo y leyendo.
"Que estará tramando?"
Dejo de entornar mis ojos hacia el porque entonces yo tambien voy a resultar sospechoso. Decido acercarme con mi asquerosa cerveza e indagar.
-Oye. A ti tampoco te han dado vodka?
Le pregunto con mi ceño levemente fruncido, como muy dolido porque me hubiesen dicho que no a eso.
-¿Quée? Que no tienes? COMO PUEDES NO TENERR DE ESO?
No se si llorar o pegarle un puñetazo, pero finalmente, le pido una cerveza que cojo con asco.
-Ajj, asquerrosa cerveza inglesa.
Entorno la mirada fijandome en aquel sospechoso tablon. Todo en esa taberna es siempre sospechoso. Pero hoy habia alguien mas sospechoso aun, y eso que no habia visto a la chica que habia salido corriendo instantes antes (si no eso me habria parecido infinitamente sospechoso y habria salido detras de ella para espiar) a lo que iba, que si, que veo a un tipo peliblanco como yo, eso me ofrece confianza. Pero no se, tiene las orejas picudas, eso hoy en dia es raro. Ultimamente pasan muchas cosas raras...pero él esta solo y leyendo.
"Que estará tramando?"
Dejo de entornar mis ojos hacia el porque entonces yo tambien voy a resultar sospechoso. Decido acercarme con mi asquerosa cerveza e indagar.
-Oye. A ti tampoco te han dado vodka?
Le pregunto con mi ceño levemente fruncido, como muy dolido porque me hubiesen dicho que no a eso.
Ahí seguía yo con mi lectura. Que los verbos en pasado son distintos a los de presente. Que los verbos en presente no se conjugan con el infinitivo, si no de otras formas. Que hay regulares e irregulares. Yo como, tu comes, él come, nosotros comemos, vosotros coméis… Más o menos me iba quedando con el tema de como conjugar los verbos en presente, pero de ahí no pasaba. Me maldecía bruscamente a mi mismo. ¿Por qué era tan difícil? ¡Menudo montonazo de shu! No había quien entendiera tal estupidez. Casi que leía por leer, por no pensar en el desastre que había tenido con esa mujer. Echaba de menos a mi mentor. Y a Savant. Y a Él. Al menos, hablaban una lengua coherente, que no daba asco escupirle. ¿No podría hablar todo el mundo una sola lengua? Pensaba en cual era la mejor de ellas en cuanto noté unos ojos encima de mi, pero alcé la cabeza y no vi el origen de esa observación.
No, no era la primera vez. A la gente se le hacían raros los elfos de orejas picudas. Y más si no llevaba capucha. El antro era más bien oscuro y esperaba que con eso a mi favor, no se pusieran a reparar demasiado en mi. O quizás podrían creer que era un elfo que no sabía que era una ducha. Todo me valía. De repente, sin embargo, tenía a mi lado un hombre. Un hombre peliblanco (y reparé en cuanto me gustaba aquel color de pelo) con una cerveza en la mano. Preguntándome si a mi no me habían dado tampoco vodka. Pestañeé un par de veces. No tenía ni pajolera de qué era eso. Pero… Iba a seguirle la corriente. Estaba cansado de asustar a la gente. Fuera lo que fuera el vodka no me habían dado, no me habían dado absolutamente nada más aparte de carne de rata y agua.
-¡No, no me han dado vodka! ¡No haber derecho!- Pensé en una expresión coloquial. Alguna palabra malsonante que fuera a sonar algo mejor que “xa’huuli”. -¡Joér!- Intentaba parecer indignado. Si había alguien enfadado porque no le hubieran dado de eso, es que debía ser algo bueno. -Mirar, si es que aquí sirve… sirven carne de jor... Rata. Rata. Sucia rata. Callejera.- Le dije por lo bajo. -El agua es de fregar.- Había aprendido que si le gustaba algo a los humanos en este mundo, era criticar cosas. -¿Y cerveza? Meado casi que más bueno está.-
Golpeé la mesa casi como si me creyera mis palabras. -Y no dar ni encargos. ¿Cómo saco dinero? ¡No hay nada! Por… por’qué ría!- No sabía como pronunciar la palabra, pero en mi falso cabreo acabó saliéndome del alma, incluso mal pronunciada. -Este lugar apestar. País entero es rata. Yo no saber que hacer aquí. ¿Y los precios? ¡Katrill!
No, no era la primera vez. A la gente se le hacían raros los elfos de orejas picudas. Y más si no llevaba capucha. El antro era más bien oscuro y esperaba que con eso a mi favor, no se pusieran a reparar demasiado en mi. O quizás podrían creer que era un elfo que no sabía que era una ducha. Todo me valía. De repente, sin embargo, tenía a mi lado un hombre. Un hombre peliblanco (y reparé en cuanto me gustaba aquel color de pelo) con una cerveza en la mano. Preguntándome si a mi no me habían dado tampoco vodka. Pestañeé un par de veces. No tenía ni pajolera de qué era eso. Pero… Iba a seguirle la corriente. Estaba cansado de asustar a la gente. Fuera lo que fuera el vodka no me habían dado, no me habían dado absolutamente nada más aparte de carne de rata y agua.
-¡No, no me han dado vodka! ¡No haber derecho!- Pensé en una expresión coloquial. Alguna palabra malsonante que fuera a sonar algo mejor que “xa’huuli”. -¡Joér!- Intentaba parecer indignado. Si había alguien enfadado porque no le hubieran dado de eso, es que debía ser algo bueno. -Mirar, si es que aquí sirve… sirven carne de jor... Rata. Rata. Sucia rata. Callejera.- Le dije por lo bajo. -El agua es de fregar.- Había aprendido que si le gustaba algo a los humanos en este mundo, era criticar cosas. -¿Y cerveza? Meado casi que más bueno está.-
Golpeé la mesa casi como si me creyera mis palabras. -Y no dar ni encargos. ¿Cómo saco dinero? ¡No hay nada! Por… por’qué ría!- No sabía como pronunciar la palabra, pero en mi falso cabreo acabó saliéndome del alma, incluso mal pronunciada. -Este lugar apestar. País entero es rata. Yo no saber que hacer aquí. ¿Y los precios? ¡Katrill!
Veo que parpadea varias veces cuando le digo lo del vodka, pensando que no me ha entendido bien o algo.
"¿Qué? Lo he dicho mal? Imposible. VODKA: Vooooooooood-kaaaaaaaa..... "
Acerco una silla para sentarme a la mesa apoyando mi jarra de cerveza sobre esta, viendo como el elfo se indigna de sobremanera. Mi expresion cambia cuando me dice que ahi le han puesto carne de rata, a una un poco de terror.
"De rata?"
-Esperra, camarrada....estas comiendo rata? ESO es rata?
"No hay derecho!"
-AAAAG; porrrrrrrrrrrr queee?!
Señalo al posadero del mal, muy energicamente, probablemente acaben vetando mi entrada a ese lugar
-TUU SEBOSO POSADERRO! SI SANIDAD VINIESE TE CERRARIA EL LUGARR! NO PUEDES SERVIRR RATA, YEBAT'!!
"Y ademas sin vodka"
-No comas eso...
Le digo despues al elfo, como si me diera aprension tenerlo delante comiendose una rata. Podría haber sido yo en un mal dia. La rata, digo. Noto por su acentaco que es de afuera y ademas se queja tanto como yo de Inglaterra, asi que debe de ser de lejos.
-Erres cazarrecompensas?
"tiene pinta de elfo. Pero no de uno comun, es muy oscuro. Van muy a su bola. Seria logico...."
-Pais enterro no es rata. Las ratas no están tan mal. El pais si.
Finalmente consigo pegarle un trago a mi cerveza, poniendo una mueca de asco. Definitivamente habria hecho mejor pidiendo agua. Maldita sea, ademas estaba seguro de que tenia que tener algo de vodka por ahi....
"¿Qué? Lo he dicho mal? Imposible. VODKA: Vooooooooood-kaaaaaaaa..... "
Acerco una silla para sentarme a la mesa apoyando mi jarra de cerveza sobre esta, viendo como el elfo se indigna de sobremanera. Mi expresion cambia cuando me dice que ahi le han puesto carne de rata, a una un poco de terror.
"De rata?"
-Esperra, camarrada....estas comiendo rata? ESO es rata?
"No hay derecho!"
-AAAAG; porrrrrrrrrrrr queee?!
Señalo al posadero del mal, muy energicamente, probablemente acaben vetando mi entrada a ese lugar
-TUU SEBOSO POSADERRO! SI SANIDAD VINIESE TE CERRARIA EL LUGARR! NO PUEDES SERVIRR RATA, YEBAT'!!
"Y ademas sin vodka"
-No comas eso...
Le digo despues al elfo, como si me diera aprension tenerlo delante comiendose una rata. Podría haber sido yo en un mal dia. La rata, digo. Noto por su acentaco que es de afuera y ademas se queja tanto como yo de Inglaterra, asi que debe de ser de lejos.
-Erres cazarrecompensas?
"tiene pinta de elfo. Pero no de uno comun, es muy oscuro. Van muy a su bola. Seria logico...."
-Pais enterro no es rata. Las ratas no están tan mal. El pais si.
Finalmente consigo pegarle un trago a mi cerveza, poniendo una mueca de asco. Definitivamente habria hecho mejor pidiendo agua. Maldita sea, ademas estaba seguro de que tenia que tener algo de vodka por ahi....
Lo había conseguido de pleno: Parecía un cliente furioso. Y él me siguió el rollo de la misma manera, igual de indignado en muchos aspectos, prácticamente el que más en el tema de la rata. Él me pidió que lo dejara… Si, definitivamente ya no quedaba mucho que comer, y ademas tampoco tenía demasiada hambre. Estaba seguro que debía quedarme algún pedazo de champiñón seco en una bolsa. Él mismo se acomodó en mi mesa sin preguntar mientras seguía con sus quejas. Pensaba en la palabra que me había dicho. Camarrada. Nunca había sentido algo similar y sonaba a insulto… Aunque ciertamente, con su acento -que ciertamente indicaba que debía ser extranjero- todo sonaba un poco más insultivo. ¡Justo como el mío! Me sentía más cómodo hablando con gente de fuera. Los ingleses eran todos unos idiotas, con su lenguaje retorcido y malsonante.
Él gritaba más que yo y decía al posadero que no se podía pedir rata. Bueno, yo lo había pedido expresamente, pero… ¡Qué mas daba! Yo podía alegar que no había sido así. -¡Qué mal que oler esto!- Acompañé a sus quejas mientras apartaba el plato a un lado. Definitivamente aquel hombre era mucho más desvergonzado que yo. Pero parecía buen tío. Raro, pero buen tío. ¿Pero no pensaba lo mismo de la otra? Hasta que se levantó y salió por patas. Cerré el libro del lenguaje casi con brusquedad, pensando que le podían dar viento.
Me preguntó si era cazarecompensas. “Cazarrrrrecompensas” -Si, lo soy. Aunque trabajo más para los margis. Es decir... - Solía vivir bajo tierra donde estaban los renegados. Pero no debía hablar de ellos demasiado en teoría. Pero no acababa de entender todos los porqués de eso. -Gente que vivir abajo. Aquí fuera hay Sol, Sol es malo. Venir aquí para conseguir dinero para volver abajo, pero no hay trabajo. Ha’ishe.
Él le pegó un trago a la bebida con asco. -Huele mal.- Indiqué. No me gustaba en absoluto el olor a alcohol. Pensaba en su opinión sobre las ratas y el país. -Exacto, el país es peor. Ratas tiener dignidad, país no. País estar lleno de estafadores.- Le gruñí. -¿Tu eres cazarrrrdecompresas?- Le pregunté. Odiaba las palabras largas. -¿Nombre? Yo ser Vor’Kalth. Prefiero Vor. O Kalth. Entero, muy largo.- Guardé el libro del común y entonces recordé el puñetero bastón. Esperaba no asustar a este también con él. -¿Buscar… buscas trabajo? No haber. Mira, tablón. Totalmente vacío. Xa’huuli, completamente.
Él gritaba más que yo y decía al posadero que no se podía pedir rata. Bueno, yo lo había pedido expresamente, pero… ¡Qué mas daba! Yo podía alegar que no había sido así. -¡Qué mal que oler esto!- Acompañé a sus quejas mientras apartaba el plato a un lado. Definitivamente aquel hombre era mucho más desvergonzado que yo. Pero parecía buen tío. Raro, pero buen tío. ¿Pero no pensaba lo mismo de la otra? Hasta que se levantó y salió por patas. Cerré el libro del lenguaje casi con brusquedad, pensando que le podían dar viento.
Me preguntó si era cazarecompensas. “Cazarrrrrecompensas” -Si, lo soy. Aunque trabajo más para los margis. Es decir... - Solía vivir bajo tierra donde estaban los renegados. Pero no debía hablar de ellos demasiado en teoría. Pero no acababa de entender todos los porqués de eso. -Gente que vivir abajo. Aquí fuera hay Sol, Sol es malo. Venir aquí para conseguir dinero para volver abajo, pero no hay trabajo. Ha’ishe.
Él le pegó un trago a la bebida con asco. -Huele mal.- Indiqué. No me gustaba en absoluto el olor a alcohol. Pensaba en su opinión sobre las ratas y el país. -Exacto, el país es peor. Ratas tiener dignidad, país no. País estar lleno de estafadores.- Le gruñí. -¿Tu eres cazarrrrdecompresas?- Le pregunté. Odiaba las palabras largas. -¿Nombre? Yo ser Vor’Kalth. Prefiero Vor. O Kalth. Entero, muy largo.- Guardé el libro del común y entonces recordé el puñetero bastón. Esperaba no asustar a este también con él. -¿Buscar… buscas trabajo? No haber. Mira, tablón. Totalmente vacío. Xa’huuli, completamente.
Miro con antipatia al posadero que me lanza miradas de asco y ademas, se encorva sobre la barra para hablar con otros clientes deleznables como si estuvieran haciendo un complot contra mi. Seguro que me están criticando.
"O planeando tu muerte, estate alerta!"
Examino de nuevo a mi interlocutor raro porque seguir mirando mal al de la posada no me reportara nada nuevo, eso si, lo vigilo de vez en cuando por el rabillo del ojo. Tenia todas las pintas de ser un elfo, si. Mas mago que guerrero? Y de la otra punta del mundo, quiza.
-Para los marrgis? Los margis? Quierres decir los magos?
Encorvo mis hombros ligeramente sobre la mesa, un gesto inconsciente que denota que estoy haciendo algun que otro esfuerzo de mas para entenderlo
"Habla un ingles un tanto raro....yo lo hablo mejor, sin duda, si, deberia sentirme mas orgulloso de mi mismo mas a menudo"
-Ah, la gente de abajo....
"espera, se referirá a los renegados?"
- ¿Que prroblema tienes con el sol, camarrada? Llevamos unos cuantos dias demasiado calurrosos para trratarse de Londres pero....en Frrancia era peorr!
Lo escucho presentarse, asi que extiendo mi mano enguantada hacia el en espera a que me la estreche
-Vor'kalth. Yo soy Yaroslav Tolstoi, puedes llamarme Yaroslav. Soy de Rusia. Tu de donde?
"entonces, cazarrecompensas...en paro. Si, puede que quiza le encuentre algun trabajo"
"O planeando tu muerte, estate alerta!"
Examino de nuevo a mi interlocutor raro porque seguir mirando mal al de la posada no me reportara nada nuevo, eso si, lo vigilo de vez en cuando por el rabillo del ojo. Tenia todas las pintas de ser un elfo, si. Mas mago que guerrero? Y de la otra punta del mundo, quiza.
-Para los marrgis? Los margis? Quierres decir los magos?
Encorvo mis hombros ligeramente sobre la mesa, un gesto inconsciente que denota que estoy haciendo algun que otro esfuerzo de mas para entenderlo
"Habla un ingles un tanto raro....yo lo hablo mejor, sin duda, si, deberia sentirme mas orgulloso de mi mismo mas a menudo"
-Ah, la gente de abajo....
"espera, se referirá a los renegados?"
- ¿Que prroblema tienes con el sol, camarrada? Llevamos unos cuantos dias demasiado calurrosos para trratarse de Londres pero....en Frrancia era peorr!
Lo escucho presentarse, asi que extiendo mi mano enguantada hacia el en espera a que me la estreche
-Vor'kalth. Yo soy Yaroslav Tolstoi, puedes llamarme Yaroslav. Soy de Rusia. Tu de donde?
"entonces, cazarrecompensas...en paro. Si, puede que quiza le encuentre algun trabajo"
Contemplaba casi divertido como mantenía vigilado al posadero. No sabía que les veía, pero probablemente entendía más qué chismorreaban que yo. Porque no tenía ni idea de como solían comportarse aquellas personas ni demasiado del lenguaje que utilizaban. Entonces él preguntó si servía a magos. -Solía. Ahora servir mayormente margis. Marginados.- No quería darle mucha más información. Y luego dice la gente de abajo como si más o menos lo comprendiera. -Si, bajo tierra. Ahí están, los margis.- Le reiteré. No se si me entendía, pero yo lo intentaba.
Entonces me preguntó cual era mi problema con el Sol. Oh, si. ¿Qué no tenía de problemático el Sol? -¡Es malo! Da calor. Y los ojos, quema. No me gusta, que queme. No ver mucho con él, ¡Es caca!- Noté que le costaba un poco entenderme. -En las cuevas, no Sol. No Sol es bien, porque yo venir de donde no hay Sol. Prefiero el frío. Londres necesita más nubes, pero algunos decir lo contrario. No entiendo.- Me quejé. Si, muchos decían que Inglaterra en general era demasiado lluviosa, demasiado nieblosa… ¿Nieblosa?, pero no era mi caso. Por mi, ojalá no saliera aquella bola de fuego por el horizonte al día siguiente.
También reiteraba la palabra camarrada. -¿Qué significa camarrada?- Le pregunté con algo de confusión. Él se me presentó como Yaroslav Tostoi mientras me tendía la mano. La cogí. Era un nombre más complicado que de media -me dijo que era de Rusia- pero ciertamente había cosas más impronunciables en mi tierra natal. Como mi apellido, el cual no podía ni recordar sin mirarme alguna anotación. -¿Yo? No de aquí. Bueno. Yo venir de abajo, muy abajo. No de un país. Nada de país, yo venir de cuevas, lugares oscuros. N’zsad es la ciudad, tu no conocer, ¿No? Nadie conoce.- Nuevamente estaba gesticulando de sobremanera. Cosas de que estuvieramos acostumbrados a hablar con gestos en ocasiones.
-Pero yo no encontrar trabajo ahí así que venir aquí, buscando trabajo. En su lugar, como carne de rata.- Me miré el plato casi con asco. -A veces trabajar para rene…- Me llevé la mano a la boca. -margis, porque no me gustan los que tienen poder. Humanos. Me miran feo. Pero yo querer buscar trabajo fuera para ver mundo, aunque no encontrar. Y encima, el Sol. ¡Basura!- Él no me había respondido la pregunta de si él también era cazarrecompensas. -Tal vez debería buscar trabajo. Otro, digo. Vender algo. Alcohol fermento N’zsadiense, ¡Dar mil vueltas a sucio meado!- Señalé su cerveza… Pero luego suspiré -Realmente yo necesito mucho dinero. Pero apenas logro vivir. No me gusta.
Entonces me preguntó cual era mi problema con el Sol. Oh, si. ¿Qué no tenía de problemático el Sol? -¡Es malo! Da calor. Y los ojos, quema. No me gusta, que queme. No ver mucho con él, ¡Es caca!- Noté que le costaba un poco entenderme. -En las cuevas, no Sol. No Sol es bien, porque yo venir de donde no hay Sol. Prefiero el frío. Londres necesita más nubes, pero algunos decir lo contrario. No entiendo.- Me quejé. Si, muchos decían que Inglaterra en general era demasiado lluviosa, demasiado nieblosa… ¿Nieblosa?, pero no era mi caso. Por mi, ojalá no saliera aquella bola de fuego por el horizonte al día siguiente.
También reiteraba la palabra camarrada. -¿Qué significa camarrada?- Le pregunté con algo de confusión. Él se me presentó como Yaroslav Tostoi mientras me tendía la mano. La cogí. Era un nombre más complicado que de media -me dijo que era de Rusia- pero ciertamente había cosas más impronunciables en mi tierra natal. Como mi apellido, el cual no podía ni recordar sin mirarme alguna anotación. -¿Yo? No de aquí. Bueno. Yo venir de abajo, muy abajo. No de un país. Nada de país, yo venir de cuevas, lugares oscuros. N’zsad es la ciudad, tu no conocer, ¿No? Nadie conoce.- Nuevamente estaba gesticulando de sobremanera. Cosas de que estuvieramos acostumbrados a hablar con gestos en ocasiones.
-Pero yo no encontrar trabajo ahí así que venir aquí, buscando trabajo. En su lugar, como carne de rata.- Me miré el plato casi con asco. -A veces trabajar para rene…- Me llevé la mano a la boca. -margis, porque no me gustan los que tienen poder. Humanos. Me miran feo. Pero yo querer buscar trabajo fuera para ver mundo, aunque no encontrar. Y encima, el Sol. ¡Basura!- Él no me había respondido la pregunta de si él también era cazarrecompensas. -Tal vez debería buscar trabajo. Otro, digo. Vender algo. Alcohol fermento N’zsadiense, ¡Dar mil vueltas a sucio meado!- Señalé su cerveza… Pero luego suspiré -Realmente yo necesito mucho dinero. Pero apenas logro vivir. No me gusta.
Vale, ahora si que me habia quedado claro que eran los margis. Se estaba refiriendo a los renegados. Marginados! No le faltaba razon pero entre que me pusieran una cerveza mala y me llamasen marginado y se comiesen una rata delante mio no se que era peor. Me entra un tic nervioso en el ojo.
"AFHFGH!"
-No es margis, es renegados!
Me doy cuenta que lo he dicho muy alto y miro al posadero que se ha vuelto a quedar mirandonos con cara de malas pulgas. Uno no debe ir gritando eso por ahi.
-Da....a mi tampoco me gusta el calorr. Es mejorr la nieve. Todo el año. Bueno, dejemos diez dias al año sin nieve.
Entonces me cuenta que viene de las cuevas, de bajo tierra, de una ciudad que no habia oido mencionar nunca. Ademas que no es de ningun pais....entonces algo comienza a encender la bombilla de mi cabeza, recordando que hace años Johan nos dio una alerta en la Base de La Resistencia, porque habia aparecido un elfo, decía, que se dedicaba a ir por ahi asesinando gente.
"pelo blanco...tez oscura....espera....elfo...ah, como se decia su nombre?"
Al final solo me acuerdo de elfo oscuro. Pero no parece que este quiera ir asesinandome. No más de lo que parece que quiere asesinarme el posadero. Aun asi me recuerdo que la gente amable tambien puede ir engañando...
"Pero no es el mismo elfo, no creo. Ese dejó de actuar hace tiempo"
-¿Cuanto tiempo llevas aqui...Vor'kalth?
Miro mi cerveza cuando la señala y me la bebo de un trago. Lo malo, si pasa rapido, mejor. Dejo la jarra bruscamente sobre la mesa. Cuando lo oigo hablar de la carne de rata, me entran ganas de usar mi habilidad esa que me permite convertirme en una rata blanca, solo por ver la cara que se le quedaria. Y en parte por explicarle facilmente por qué a mi no me gustaba. No es que fuera vegano, ni nada de eso....
-Si ferrmentas alcohol de algun tipo yo quierro prrobarlo. Aunque...no serrá como el vodka.
Bajo el tono de mi voz, por si acaso, aproximandome un poco.
- Entonces...conoces a los renegados?
"AFHFGH!"
-No es margis, es renegados!
Me doy cuenta que lo he dicho muy alto y miro al posadero que se ha vuelto a quedar mirandonos con cara de malas pulgas. Uno no debe ir gritando eso por ahi.
-Da....a mi tampoco me gusta el calorr. Es mejorr la nieve. Todo el año. Bueno, dejemos diez dias al año sin nieve.
Entonces me cuenta que viene de las cuevas, de bajo tierra, de una ciudad que no habia oido mencionar nunca. Ademas que no es de ningun pais....entonces algo comienza a encender la bombilla de mi cabeza, recordando que hace años Johan nos dio una alerta en la Base de La Resistencia, porque habia aparecido un elfo, decía, que se dedicaba a ir por ahi asesinando gente.
"pelo blanco...tez oscura....espera....elfo...ah, como se decia su nombre?"
Al final solo me acuerdo de elfo oscuro. Pero no parece que este quiera ir asesinandome. No más de lo que parece que quiere asesinarme el posadero. Aun asi me recuerdo que la gente amable tambien puede ir engañando...
"Pero no es el mismo elfo, no creo. Ese dejó de actuar hace tiempo"
-¿Cuanto tiempo llevas aqui...Vor'kalth?
Miro mi cerveza cuando la señala y me la bebo de un trago. Lo malo, si pasa rapido, mejor. Dejo la jarra bruscamente sobre la mesa. Cuando lo oigo hablar de la carne de rata, me entran ganas de usar mi habilidad esa que me permite convertirme en una rata blanca, solo por ver la cara que se le quedaria. Y en parte por explicarle facilmente por qué a mi no me gustaba. No es que fuera vegano, ni nada de eso....
-Si ferrmentas alcohol de algun tipo yo quierro prrobarlo. Aunque...no serrá como el vodka.
Bajo el tono de mi voz, por si acaso, aproximandome un poco.
- Entonces...conoces a los renegados?
Empezaba a notarle nervioso y no me gustaba. La última vez que mi compañero de mesa se había puesto así, se había pirado de allí más corriendo que andando. Entonces él me gritó que no es margis, que es renegados. En voz alta. Me llevé una mano a la cara con un rubor perceptible incluso en mis oscurísimas mejillas. -Si, lo sé. Son renegados, pero margis mantener discreción.- Le susurré. Aunque con eso me confirmaba que él sabía de su existencia, y por el mero hecho de que los hubiera defendido, que probablemente estuviera en buenos términos con ellos. Me saca una pequeña sonrisa empezar a comprender mi compañero de mesa.
Él manifestó su inconformidad con el calor, cosa a la que no respondí pero si que sonreí, satisfecho de no ser el único y de no estar loco. Porque empezaba a creer que estaba enfermo… Que no sería la primera vez. Luego me preguntó el tiempo que llevaba allí. -¿En superfície? Año. Uno, digo.- Le expliqué. Bueno, explicar, tampoco había mucho a entender ahí. En todo caso le hacía el gesto con la mano, como un palito. Algo que me sorprendía es que recordara mi nombre entero.
Luego me dijo que si fermentaba alcohol quería probarlo, pero que prefería el vodka. Aparentemente era algún tipo de bebida. Seguramente jamás lo había probado… Porque no había bebido de nada de eso. -No tengor aquí, es decir… Estar en donde yo vivía. El viaje ser largo, pero quiero ir a visitar mi hermano Savant. Él beber mucho, seguro que tiener un poco.- Le expliqué toscamente. Luego se me acercó para que le confirmara una pregunta: Que si conocía a los renegados.
En voz igualmente baja le respondí. -¿Que si conozco? Si, mucho. Vivo cerca de ellos. Yo trabajar de curandero para enfermos y a veces luchar para ellos. Soy mago, como verás. Yo hacer… cosas. Así que poder hacer de mercenario. Más o menos. No soy gran cosa, pero… Sirvo.- Intentaba convencerle de mis habilidades porque necesitaba trabajo, pero por otra parte intentaba ser modesto. Era algo extremadamente contradictorio, pero tenía que intentar ambas cosas a la vez. La sociedad del exterior era, ante todo, extraña. -No debiar alejarme de ellos. Más simpáticos. Aqui, humanos, no gustar. Prefiero estar bajo tierra. Al menos no desconfiaban tanto de mí. ¿Qué tener yo de malo? ¡No he hecho nada malo! No me parecer justo.- Llevaba ya un tiempo un poco hasta las narices de las miraditas raras.
Al principio me gustaba enseñarle los dientes a ese que parecía un poco intimidado por mi presencia. Luego aprendí que era mejor cubrirme. Porque tenía papeletas para acabar con una patada en el culo… Eso si me perdonaban la vida. Las cosas se me habían complicado muy rápidamente desde que estaba ahí fuera. -Además, renegados vivir bajo tierra. Más cerca de hogar… No, no es un hogar, pero... Ya me entiendes. Quizás algún dia yo deber volver. Aquí estoy rifhitah. No cómodo.
Él manifestó su inconformidad con el calor, cosa a la que no respondí pero si que sonreí, satisfecho de no ser el único y de no estar loco. Porque empezaba a creer que estaba enfermo… Que no sería la primera vez. Luego me preguntó el tiempo que llevaba allí. -¿En superfície? Año. Uno, digo.- Le expliqué. Bueno, explicar, tampoco había mucho a entender ahí. En todo caso le hacía el gesto con la mano, como un palito. Algo que me sorprendía es que recordara mi nombre entero.
Luego me dijo que si fermentaba alcohol quería probarlo, pero que prefería el vodka. Aparentemente era algún tipo de bebida. Seguramente jamás lo había probado… Porque no había bebido de nada de eso. -No tengor aquí, es decir… Estar en donde yo vivía. El viaje ser largo, pero quiero ir a visitar mi hermano Savant. Él beber mucho, seguro que tiener un poco.- Le expliqué toscamente. Luego se me acercó para que le confirmara una pregunta: Que si conocía a los renegados.
En voz igualmente baja le respondí. -¿Que si conozco? Si, mucho. Vivo cerca de ellos. Yo trabajar de curandero para enfermos y a veces luchar para ellos. Soy mago, como verás. Yo hacer… cosas. Así que poder hacer de mercenario. Más o menos. No soy gran cosa, pero… Sirvo.- Intentaba convencerle de mis habilidades porque necesitaba trabajo, pero por otra parte intentaba ser modesto. Era algo extremadamente contradictorio, pero tenía que intentar ambas cosas a la vez. La sociedad del exterior era, ante todo, extraña. -No debiar alejarme de ellos. Más simpáticos. Aqui, humanos, no gustar. Prefiero estar bajo tierra. Al menos no desconfiaban tanto de mí. ¿Qué tener yo de malo? ¡No he hecho nada malo! No me parecer justo.- Llevaba ya un tiempo un poco hasta las narices de las miraditas raras.
Al principio me gustaba enseñarle los dientes a ese que parecía un poco intimidado por mi presencia. Luego aprendí que era mejor cubrirme. Porque tenía papeletas para acabar con una patada en el culo… Eso si me perdonaban la vida. Las cosas se me habían complicado muy rápidamente desde que estaba ahí fuera. -Además, renegados vivir bajo tierra. Más cerca de hogar… No, no es un hogar, pero... Ya me entiendes. Quizás algún dia yo deber volver. Aquí estoy rifhitah. No cómodo.
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