Ruinas de Hogwarts

Con todo el asunto de la pérdida de magia me había refugiado en el castillo Le Fay después de que haber llevado a Tobías a que largara por su boquita todo el asunto de la antimagia y cómo había vendido sus conocimientos a la Alianza. Después del ataque al castillo, refugiarme en el Hogsmede y vuelto a ser destruído, termino con un grupo de gente random y aleatoria que acaba en algún punto intermedio entre el pueblo mágico y lo que antaño fuera el grandísimo colegio Hogwarts.
Habían empezado a asentarse en lo que antes era el espeluznante Bosque Prohibido, pero que ahora era un entramado de árboles secos.

Y nuevamente me había quedado solo. No soportaba la idea de no poder ayudar a los otros magos a luchar contra la Alianza, por muy Resistentes que fueran. No recuerdo en qué momento perdí la pista de Adele y de Rybar, pero allí estuve en LeFay. Y luego en Hogsmeade. Pero los cuchicheos no cesaban ya que todo el mundo conocía mi pasado. Sí, un auror. Un auror solo.
De mi solitario pasado poco quedaba ya en pie, tan solo soledad.

Y solo estaba en ese momento. Me había decidido retirar del grupo de gente que correteaba de un lado a otro, preparando y levantando campamentos para curar a los heridos, para hacer cocinas comunitarias. Allí todo el mundo echaba una mano, pero cada vez que iba a ayudar la gente se apartaba.

Apoyo mi espalda contra un árbol y me siento contemplando la orbe de la luna recortada figura de las ruinas del castillo que en algún momento fuera mi colegio. Una cabeza se apoya en mi regazo, Linneo, las pocas cosas que había podido rescatar de Londres. Le acaricio el lomo en silencio.

Como otros tantos refugiados de Le Fay fuimos a parar a Hogsmeade y, con el ataque final de la Alianza, disgregados en numerosos grupos. Yo estaba con mi tía Jo, cuando ocurrió todo y la estuve acompañando todo el rato en lo que necesitaba, que en la mayoría de las veces se trataba de hacer de canguro de Nyara, como estaba ocurriendo en la actualidad. Y quien dice de Nyara dice del, no tan pequeño, Khan el hijo del descendiente que murió cuando hubo que evacuar la isla.

En ese momento me encontraba en un campemento improvisado de refugiados que estaban en los alrededores del Bosque de Hogwarts. Tía Jo había salido de allí porque había recibido un mensaje muy críptico sobre el regreso de Johan y pensamos que sería mucho mejor que mi prima se quedara conmigo ya que estábamos rodeados de gente. Mi misión en el grupo era conseguir pequeñas bayas para elaborar pociones y algunas hierbas con las que poder hacer algo de comer. Había aprendido mucho gracias a las enseñanzas de mi tía y de Cleopatra, que también estuvo en la clínica ayudando a los refugiados.

Mientras recogía cosillas mi prima me aporrea la cabeza con un trozo de corteza que había arrancado de un árbol -Ay Nyara, que me haces daño...- Es en ese momento cuando encuentro a un chaval sentado en un árbol. Me suena de algo, pero muy vagamente. Me acerco a él -Te.... ¿te encuentras bien? No es recomendable que estés aquí solo- Intento recordar dónde le he visto, además del campamento... ostras ya está, de Hyde Park, del día de los soldados.

Llegado un punto desconecto del tiempo y del espacio, olvidando quién dónde y cuándo. Envuelto por el silencio y la soledad de la noche, con el rumor de la gente a lo lejos, pero roto por el sonido de las aguas del lago negro.
Linneo alza la cabeza cuando percibe que no estoy solo. Pero no se muestra amenazante, tan solo curioso, como estudiando al emisor. Un chavalillo de cabellera blanca y una canija de dos, tres años. ¿Hermanos? ¿Familia? Seguramente.

-Sí, todo bien. Tan solo necesitaba apartarme un poco de todo el jaleo del campamento. Para disfrutar un poco de la noche, despejarte, pensar- En la línea de estar solo las 24 horas del día, esa frase no se alejaba de la verdad -No te preocupes. Estar solo es mi sino, ya me he acostumbrado, es mi día a día, pero permite poder disfrutar de momentos como este- Digo señalando las ruinas, pensando en que de haber podido seguir con los estudios años atraás todo mi presente sería totalmente diferente, o tal vez no. Son vagos los recuerdos de haber estado correteando por esas aulas, aunque más vívidos son los de salir huyendo de allí.

Inmerso en mis pensamientos me doy cuenta de que  tengo la sensación de que el chaval me está estudiando o escrutando con la mirada, giro la cabeza, para mirarle de arriba a abajo -¿Se te ha perdido algo?- Pregunto en un tono bastante tajante, que me dejaran apartado como un apestado es una cosa, pero que encima vinieran a joder ya era otra.
"Y menos que venga un mocoso a darme lecciones de supervivencia. Ya lo que faltaba"

Aunque siga pensado que el asunto de alejarse de la mayoría sea peligroso decido no contestar a aquello de necesitar unos momentos de soledad. Le entiendo, porque muchas veces a pesar de estar rodeado de gente te sientes solo, como que te falta una parte de ti mismo que necesita no sé, hablar. Giro la cabeza para ver las ruinas de Hogwarts, tal y como me las presenta. La verdad es que, que recuerde, no las había visto nunca hasta ahora. Quedamos unos minutos en silencio seguramente pensando qué sería de nuestras vidas si todo hubiese sido diferente en un pasado. ¿Cómo se puede extrañar un pasado que nunca se ha tenido? Yo he crecido entre toda esta miseria.

Noto, por supuesto, su tono. Doy un paso hacia atrás porque no me la esperaba. Oh, sí claro, tiene el mismo temperamento que cualquier autor, ya no cabe duda. Titubeo al principio, pero termino por negar con la cabeza. Decido que quizás lo mejor es volver por donde he venido pero: -Yo te conozco. Bueno, nos conocimos, más o menos. En Hyde Park, poco antes de todo el asunto de la torre de comunicaciones y eso. Seguramente ni te acuerdes...- "Yo sí, todavía retumban en mis tímpanos aquello de que seré un asesino" Suspiro. -No sé si... bueno si ... quiero decir, que... gracias supongo. Por ayudarnos esa noche- Me escucho rarísimo. ¿Estoy dando las gracias a este señor por cargarse a un soldado? Es cierto que nos salvó de un apuro, pero no sé si esas serían las formas correctas de hacerlo -¿Llevas mucho tiempo siendo auror? ¿Por qué no están tus compañeros aquí, contigo?- "Casi que entiendo que esté solo. Me da un poco de lástima"

Me llega un mensaje de mi primo Nichollas vía espejo. -Bueno, da igual, tampoco quiero molestarte, supongo que estarás, ocupado. Pensando en tus cosas, no te quiero molestar. Vamos Nyara- Aprovecho que me voy a ir para responderle el mensaje a Nichollas diciéndole que mi tía Jo había salido corriendo cuando ha recibido un mensaje muy extraño de Victorya, que estaban en el castillo por si se quería pasar.

Entrecierro los ojos cuando dice que me conoce. ¿Me conozco? ¿Le conozco? Ahora soy yo el que le barro con la mirada, de arriba a abajo, intentando recordarle tal y como dice. La verdad es que me suena poco, por no decir nada. La cosa es que esa noche la recuerdo poco, una más de tantas otras. ¿Gracias? Eso sí que no me lo esperaba -De nada, supongo- Intento leer entre líneas lo que intenta decirme el crío, por si me estaba tomando el pelo. ¿Realmente me estaba tomando el pelo? No lo parece, es como si quisiera simplemente hablar, sobre todo por las siguientes preguntas. Suspiro cuando me dice lo de mis compañeros, no estando seguro de si se tratase de una trampa, aunque no lo parece -No, mis compañeros no están. Estarán con sus misiones, con sus cosas, intentando solucionar su mundo... a su modo-

Guardo un poco de silencio, cuando habla por el espejo. Alzo la vista para volver a mirar las ruinas. Sé que en algún momento empieza la marcha para irse. -Tenía tu edad... cuando entré en el cuerpo de aurores. Solo quería pillar a los humanos que mataron a mi familia. La Asesina de Hielo, la llamaban, ¿sabes? Luego resultó que esa asesina era una de esas brujas y magos a los que la Alianza les había lavado el cerebro. ¿Reprogramados? Algo así les llamaban. Luego se fue todo a la mierda- "Adiós a Termetius" -Yo solo quiero intentar construir un mundo mejor. Puede que no sea la persona con el mejor expediente del mundo, estoy seguro que cargo muchas cosas a mi espalda, por eso la gente bueno... nadie quiere estar con un blood keeper, somos personas siniestras y sin sentimientos. Asesinos a sangre fría, supongo. Me apetezca o no. Así me ven- Cojo una de esas piedrecitas, la tiro al agua del lago. El chop característico inunda el espacio, me centro en el movimiento ondeante del agua: va y viene, va y viene... y finalmente llega hasta la orilla. Y se acaba. Ya nadie la recordará. -Y con este sambenito. Supongo que me lo tengo merecido-

Cojo a Nyara en brazos para marcharnos cuando empieza a hablar de su infancia. Me siento un poco cruel dejándole allí tirado después de que fuera yo el que le haya invitado a hablar. No me muevo del sitio, pero sí permanezco a la escucha. Lo de la asesina de hielo me suena como tan lejano en mi mente, tanto que casi no lo recordaba. Al final todos los presentes tenemos un pasado similar rodeado de pérdidas y miseria, solo que cada uno ha llevado su frustración a hacia un lado diferente. -Reeducados- Le corrijo cuando habla de aquellos magos que fueron secuestrados, borradas sus mentes y en cierta medida reprogramados para convertirse en máquinas de matar a sus propias familias.

Escucho que quiere crear un mundo mejor. Bueno, como muchos. No comparto sus formas, pero supongo que sí su meta. Quizás como auror tenía un pase, pero hubo un momento en el que el cuerpo dejó de ser lo que era para convertirse en los Blood Keeper. Quizás ese hubiera sido el momento de recapacitar. Pero nunca es tarde para la redención, supongo. ¿No? Yo sé de gente que era antes de los malos y ... bueno... ya no. -Quizás ahora sea el mejor momento para poder romper esa máscara. Puede que ahora sea el momento de hacer que la gente te pueda ver de otra forma, ¿no?- Me pongo de rodillas a su lado, todavía cargando a la niña, pero le tiendo la cesta donde estaba recogiendo las hierbas y las plantas que me habían pedido los sanadores para poder hacer las pociones necesarias.

-¿Sabes? En mi familia también tuvimos una reeducada. Mi madre, que vino un día a casa con la orden de acabar con todos nosotros. Y mi padre, inocente de él, movió cielo tierra para intentar recuperarla. Se llamaba Nicole, luego Maureen. Yo no llegué a conocer a Nicole, pero sí a Maureen- Y me entra un escalofrío cuando las neuronas conectan por el recuerdo del cañón de la pistola frente a mi frente. En ese momento no era consciente del peligro...  -Cada uno tenemos una forma diferente de llevar el dolor de la pérdida. Yo solo sé que el dolor de la rabia, la venganza, siempre termina generando más dolor y más rabia, en una espiral autodestructiva. Y en es bucle estamos ahora hasta que alguien diga: basta. Basta de dolor, basta de daño. Quizás sea tu momento de decir basta- Le tiendo la mano para ayudarle a levantarse y que me acompañe al campamento. En realidad ya estaba todo recogido y solo había que regresar. -Si estudiaste en Hogwarts quizás conociste a mi hermana. Se llamaba Aurora. Era morena, pelo corto... -

Suspiro. -O puede que para mí ya sea demasiado tarde- Respondo un poco apesadumbrado. Reiv, que también era un auror, dejó de ejercer hacía montón de años., y ahora parece que todo le va bien. Quizás tendría que haberle copiado en su momento, en lugar de haberle acusado de ser un vil traidor. "De todos modos Reiv es hermano del que todos sabemos que es, y seguro que tiene enchufe. O ve a Lyran con la milonga de la redención, ya verás a dónde te manda" pienso, casi teniendo que morderme la lengua para no contestarle al chico que sé que lo está intentando, intento reconducir la respuesta que le voy a dar para no sonar dolido o con rencor -Hay gente que no ve tan fácil el perdón, a otros se lo conceden dependiendo de quién sea tu hermano...- Prefiero no decir nombres, como si fuera el dedo acusador. Pero si se sabe un poco de historia, cualquiera podría saber hacia quién iba el veneno. Vuelvo a suspirar, es un tema muy complejo y está claro que no lo voy a tener fácil, y que ya está, igual que la vieja de los gatos sabe que va a morir, este va a ser mi destino, solo hay que saber asumirlo. -Da igual, no te preocupes, seguiré con...- Dejo la frase de automartirio a medias cuando me deja la cesta al lado, es la misma que llevaba él desde el principio ya que debía estar recogiendo materia prima para el campamento. Alzo la vista sin entender por un segundo qué es lo que quiere decirme, y luego a la cesta, para volver al chico.

Quizás sea un buen momento para romper la máscara gracias a la inocencia del quinceañero. Me habla de su familia, está claro que tampoco lo tuvo nada fácil y que, como dice él, hay que buscar un momento de parar la espiral de autodestrucción. Al menos hay que intentarlo. Le cojo la mano para ponernos en pie, cargando la cesta. -Supongo que el que ahora tiene que darte las gracias soy yo- Le digo revolviéndole el pelo, de una forma cariñosa y nada agresiva.
Me habla de su hermana mientras volvemos al campamento todos juntos, perro incluido que anda un paso por detrás -Sí, sí claro que la recuerdo. Aurora Granger, no había muchas chicas con ese nombre- Ato cabos. Su hermana, su padre el ministro loco acusado de traición, su padrino líder de la resistencia... -Pero desde que tuvo que casarse con Setelah no he vuelto a saber nada de ella, ¿sabes dónde depara?-

Me pone un poco nervioso que no deje de quejarse con qué no puede cambiar porque todo el mundo le ha colgado el cristo de que es una persona cruel y psicópata. Vale, quizás no sea el hombre más bondadoso de todo el campamento, pero con esa actitud no va a llegar a ningún sitio. -Bueno, pero nuestra personalidad tampoco puede depender de lo que piensen los demás que somos. Porque quizás sea el momento de cerrar unas cuantas bocas- "Hombre ya, tanta tontería. Un poquito de personalidad y saber estar"

En fin, parece que mi tesón (o cabezonería) termina por convencerle. Menos mal porque ya me estaba quedando helado y las pociones no se iban a hacer solas. Le respondo con una risotada cuando me revuelve el pelo con algo así como que me despeina. Ya estamos a punto de llegar al campamento, ya que no estaba muy lejos del sitio donde estábamos cuando me suelta la bomba informativa de la noche "¿Casada con Setelah?" Miro a mi compañero con los ojos muy abiertos, rozando la incredulidad. Niego con la cabeza, todavía mudo, pues no sabía muy bien cómo asimilar esa información. ¿Quizás Setelah haya asesinado a Aurora o sencillamente la haya hecho desaparecer? -No... no sé nada de ella. Hace años que le perdí la pista. Desde que nos quemaron la casa, más o menos... La cesta hay que entregarla aquí, vamos- Intento que no se note mucho el shock de pensar que una persona tan cercana podría haber sido la causa de la desaparición de Aurora, indico al chaval dónde tiene que ir con la cesta, acompañándole. Luego nos mezclamos con la multitud del campamento, esperando noticias de la isla o de Jo, que sigue con el extraño Johan, por lo que decido escribirle mediante moneda.