Beinn Dearg, Ruinas de Ouroboros

La expedicion a lo que quedaba de Ouroboros se habia organizado rapido. Por lo visto era necesario coger algunos materiales de alli para poder ayudar a Josephine y otros que estaban enfermos, mas tambien para salvar aun lo que se pudiera salvar.

Habia accedido a dejarle a Newton aquellos planos tal como pidio Sean y antes de irnos, le entregué una copia que habia hecho al barbudo y malhumorado mago. Luego me reuní con ellos en los jardines, Sarah nos acompañaria tambien, Altair, y unos pocos dragones para hacernos el favor de llevarnos alli rapido. Los demas miembros de los Descendientes se preparaban tambien, al parecer se corria la voz de que iban a celebrar alli uno de sus Conclaves. Mientras volaba, indicandoles la dirección que debían seguir para llegar a donde Tesla y yo habiamos "aparcado" la isla, me preguntaba si no sería ademas, el último cónclave de los descendientes.

Finalmente llegamos. Reconocí el lugar que habia trazado en el mapa como sitio para hacer caer la isla. Vi la estela de escombros que dibujaban casi un camino hacia el collado en el cual se encontraba asentada la isla, lo que habiamos logrado salvar.

Aterrizamos allí y bajamos de los dragones. Observé a mi alrededor, todos los edificios en la superficie que habiamos logrado salvar seguian en pie, con desperfectos, grietas y daños menores, pero en pie. No sabia muy bien que habian venido aqui a buscar asi que miré a Sean y a Da Vinci, esperando órdenes.

- Crreo que deberriamos asegurrar los edificios antes de hacerr nada. Es posible que, al saber donde quedó esto, hayan mandado equipos de investigacion, soldados, o vete a saberr. - hice un gesto con mi cabeza en direccion al edificio del hospital, que era uno de los mas grandes y con mas salas. Empezaría por ahi.

Se subió a uno de los dragones que irían con ellos pues Zaphira se había quedado en el castillo para defenderlo, La brisa matutina era fresca y agradable, a lomos del dragón podía ver como la luz del sol bañaba los bosques que encontraban de camino a lo que una vez fue su hogar, tal vez otros no lo apreciaran, pero para él, esas pequeñas cosas eran algo importante de la vida y disfrutaba de ellas, reconfortaban su corazón y le ayudaban a prepararse para lo que venía a continuación.

Una gran nube de polvo marcaba el camino hasta la isla, a pesar de los días que habían pasado este no se asentaba cosa que daba señales de la magnitud de la catástrofe. cuando por fin pudo ver los edificios, y la isla en si, se le hizo un nudo en la garganta, la imagen era desoladora y pensar que algunas pobres almas habían quedado atrapadas en ese lugar y tantas otras cosas también, hizo que se le humedecieran los ojos, nublando su visión. Al tomar tierra se reúne con el resto de descendientes y las personas que los acompañan. -Creo que lo primero que debemos hacer es asegurar la zona y verificar que no haya centinelas o cosas peores rondando el lugar, si la zona es segura no perdamos el tiempo y busquemos lo que podamos, Yo iré al Salón del cónclave, necesitamos información y... eliminar la que no... podamos cargar por seguridad... El simple hecho de pensar en deshacerse de un solo libro era algo que le dolía profundamente y sentía que no podría reprimirse mucho más tiempo. -Necesitaré ayuda, sobretodo para buscar información sobre los pozos de magia-.

Echó un vistazo a sus compañeros los cuales se iban separando para abarcar todos los lugares posibles, él se dio la vuelta y partió al salón del cónclave esperando que alguien le acompañara y si no lo hacían, al menos podría llorar hasta la hora de la reunión leyendo sus libros.

No trató de zafarse de a expedición, pero de haber podido la habría evitado. Sabía que era una misión suicida el tan solo subirse a un dragón sin tener magia ni nada que pudiera aminorar la caída, pero la gente era necia y los que iban unos tercos. Terminó por aceptar sin mucho ánimo, subiéndose al primer dragón que vio, al que se veía que tenía más de donde agarrarse y menos feroz.

De tan solo ver el lugar, se podía adivinar la caída que tuvo la isla. No terminaba de entender cómo los dragones habían detenido aquella inmensa isla de un final que debió ser definitivo. Nada más bajar, logró ver que las cosas no estaban tan mal como parecían, pues los edificios parecían bastante enteritos. Al menos los que quedaban en pie.

Nada tardaron en organizarse. Ella, mientras tanto, se mantenía de brazos cruzados, analizando la situación y esperando no tener que encontrarse con un centinela, pues no sabría que hacerle si se lo encontraba. Cuando iniciaron a separarse en grupos, una idea que consideraba mala pero vital si querían terminar rápido. Decidió entonces formar su propio grupo.- Verificaremos el hospital. De ahí sacaremos los materiales par cirugías y la medicina que encontremos. Lo que puedan cargar, traten de atárselo a un dragón para llevárnoslo, o lanzárselo a un centinela en caso necesario. Procuremos no tardar más de 20 minutos. Debería ser suficiente.

La expedición a la isla, o lo que quedaba de ella, se organizó de manera rápida y efectiva. Éramos un grupo pequeño, distribuido en varios dragones para que pudieran ayudarnos a cargar las cosas que cogiésemos. El viaje resulta más o menos seguro, se nota que esos dragones estaban muy acostumbrados a volar con gente, y que están muy vinculados con los Descendientes. No tardamos demasiado tiempo en llegar desde el castillo Le Fay, descubriendo pronto el desastroso estado en el que ha quedado buena parte de la isla. Es sorprendente que al menos consiguiesen dirigir y ralentizar la caída lo justo para que no acabase todo más destrozado, o para que no matase a ninguna población sobre la que cayese.

Una vez en tierra comenzamos a distribuirnos las tareas, a lo que asiento porque no podemos quedarnos aquí demasiadas horas. - No parece que haya movimiento por aquí, pero iremos asegurando la zona y vigilando conforme avancemos. - los 20 minutos que da Vyctoria me parecen pocos, al menos para tareas como la de Sean de recopilar libros. - Sean, yo te ayudo en lo que pueda. Coge lo que consideres útil de la biblioteca y ya lo miramos en un lugar más seguro. Mejor que sea una hora para hacerlo todo. Yo iré primero al hospital, luego iré con vosotros a por el resto de cosas. - echo un vistazo alrededor para comprobar que no hubiese ninguna especie de dron de vigilancia ni nada por el estilo. Por el momento parece despejado. Me fijo en que por el suelo quedan restos de metal y más cosas rotas del centinela que exploto, aquel que mató a Snagov. Lanzo una mirada interrogante a Vyctoria y a Giordano, como queriendo saber si le valía algo de eso para los materiales que mencionaron. Ellos saben más del tema, así que ya decidirán si es útil no. Después echo a andar hacia la el edificio del hospital, sin esperar a nadie en concreto. Quien quiera seguirme ya se vendrá. Supongo que Yaroslav y Vyctoria irán hacia allá, y que Altair, Sean y Giordano irán para el otro lado. También hará falta echar varios viajes si queremos cargar suficientes cosas, eso seguro. - Los que vengan al hospital, allí os espero. - informo antes de alejarme del todo, impaciente por comenzar.

Al entrar al edificio del hospital me encuentro con un panorama propio de un escenario de apocalipsis zombie, parece que va a salir uno de esos bichos en cualquier momento. Las paredes agrietadas, escombros por el suelo, camas polvorientas, líquidos volcados por el suelo, falta de luz...un desastre, teniendo en cuenta que era de los mejores hospitales que teníamos. Podía ser peor, podía estar hecho polvo. Como conozco un poco el sitio sé más o menos por dónde tengo que empezar a buscar, comenzando por los almacenes en los que se guardan las pociones y demás medicinas. Comienzo a llenar una de las varios sacos que me he traído, seleccionando las cosas que creo de más importancia, como pociones reabastecedoras, antibióticos, analgésicos y demás cosas por el estilo. Después me dirijo a la zona de quirófanos, donde deberían haber materiales útiles para preparar el corazón que estaban diseñando.

Bajé del dragón, me habia pasado todo el viaje mirando mal a Sean desde la distancia por reirse de mi media ceja quemada. A ellos nunca les explotaban los hechizos en la cara, o que? Al menos pude quitarme un poco el hollín de las explosiones con el pañuelo que me dio.

Di un par de pasos a mi bola, observando a mi alrededor como habia quedado todo, mientras ellos hablaban. Bastante era que hubiesen logrado aterrizar conservando una parte de la isla y eligiendo el lugar para hacerlo....  Se veía la mano de Tesla en toda esta hazaña.

- Dio mio....que cosa mas.... - terrible. Pese a todo las persepctivas eran desoladoras.

"Johan, Vyktoria, Yaroslav, al hospital. Sean, a la sala del Cónclave. Giordano, a lootear titano"

Me di cuenta de que las cosas estaban un poco tensas, no hacia falta ser un genio para darse cuenta...los animos muy decaidos, por los suelos. Yaros y Johan fueron hacia el hospital, Sean partió al salon. Los observé mientras se iban, si me descuidaba, me habia quedado solo.

- Yo....tengo que.... - señalé los restos que antes apuntase Johan, lo que quedó del centinela al explotar, del arma asesina. Queria decir que tenia que intentar extraer el titanio de ahi.

Mas tarde iria al hospital. Veinte minutos? Me temía que con eso no tenia ni para empezar. Ya podían vigilar los alrededores.... Dejé mi maletín en el suelo y me agaché, zarandeando con el bastón algunos restos de la carcasa del centinela. Poco habia quedado, la verdad.... Nada electronico que salvar, nada de cableado. Una auténtica birria.

"Me iría mejor yendo a los chatarreros de las fábricas de Londres..."

Al menos algunos pedazos de metal parecian haber sobrevidido, tendria que pasarlos por un crisol para fundirlos y eliminarles las impurezas, y moldearlos a posteriori, pero aquello seria facil, habia salvado de mi taller lo básico. Me dio lastima pensar que dicho taller ya no existía.  Saqué una pequeña cortadora laser de mi maletín, en forma de plumilla caligráfica, eso me ayudaria a cortar los pedazos que deseaba llevarme conmigo. Los seleccioné a ojo, tras identificar las piezas que eran de titanio, aunque el amasijo era tal tras la explosion que resultó algo complicado. Cuando tuve los trocitos que quería, recogí otros tantos del suelo, y me los guardé todos en el maletín. El asunto no me llevaria mas de 10 minutos en total, el metal era recio y la cortadora no muy potente.

- Vale, ya tengo el titanio. Ahora, materiales para el desarrollo de los tejidos orgánicos... esa es la parte dificil. - dije para mi mismo. Me puse en pie y eché a andar hacia el hospital donde supuse, para ese entonces, ya estarian varios de los otros magos que se habrian asegurado de que la zona estaba despejada. Parecía que no habia moros en la costa.

Después del entierro de Snagov tuve que hacer de tripas corazón para salir de la cama. Pero saqué fuerzas, todavía no sé de dónde, para unirme a mis compañeros que iban a la isla. Por supuesto nadie había vuelto allí desde que la isla cayó, yo había comentado que había estrcuturas que no habían caído, que podrían haber ser utilizadas como refugio o escondite si hiciera falta.

Supongo que alguien me haría caso, pues decidieron ir al hospital a buscar más materiales, rescatar libros, materiales, etc.

Aterrizo en la isla, venía volando sobre Piedra, cerca de los dragones hasta que llegamos a la zona donde estaban las ruinas de la isla. Había plantas que aprovechando la nueva tierra y la temperatura y lluvias primaverales, habían decidido que ese lugar sería su nuevo hogar. La vida sigue, polvo al polvo, el ciclo de la vida. Tiene nombres innumerables.

Se dividieron por grupos, varios fueron al hospital, otros al interior de la isla. -Iré contigo, Sean- Desempaqué mis armas de mi ave Roc y caminé con él en dirección a las entrañas de la isla, en dirección a la biblioteca y esas cosas. Seguro que había materiales de alquimia, vudú, meteorología, vampiros y dragones que nuestros difuntos compañeros no pudieron rescatar por ya no estar con nosotros.

Después de un rato en silencio, decido preguntar -¿Qué son esos pozos de los que hablas, Sean? Había oído hablar de los velos de la muerte, los portales... pero, sin magia no creo que funcionen... ¿tienes alguna sospecha?-

Al introducirse en las ruinas, camina por los pasillos, algunas paredes crujian levemente, lo cual no le gustaba nada pues a lo mejor se les caía el techo encima, Sarah se había ofrecido a acompañarle, cosa que agradecía pues si querían ir rápido debían ser unos cuantos, algunos alumnos también los acompañaban además de Newton y Saladino, el último si que sería de gran ayuda, no estaba seguro de cuantos libros de la biblioteca había leído pero seguramente recordaba muchos y eso les permitiría avanzar más.

Cuando Sarah hace la pregunta, se queda un momento en silencio, ni él mismo estaba demasiado seguro de lo que se trataba y por eso necesitaban buscar información. -Verás, la magia se mueve de forma especial por todo el mundo, los magos la tomamos y canalizamos, pero al igual que no hay luz sin oscuridad ni sombras sin luz, la magia también tiene algo que se le contrapone, no estoy muy seguro de lo que es pero si la Alianza ha dado con algo así puede que lo estén usando para bloquear la magia con esas cosa que hay en el cielo... puede que sea más de una-

Una vez llega a la sala del cónclave da la orden a los alumnos de que esperen fuera pues no pueden pasar aunque esté todo hecho un desastre, cuando todos sus compañeros descendientes han pasado, pide a los alumnos que vigilen y estén listos para sacar los libros y registros que les irán pasando, estos asienten, a lo que Sean responde con una amable sonrisa y un "Gracias". Deja a los chicos y echa un vistazo al salón, las sillas estaban por el suelo, la mesa milagrosamente estaba más o menos en su sitio, cosa que no era de extrañar pues era enorme. Traga saliva y deja ese lugar para pasar a la biblioteca, no quería verla, seguro que estaba hecha un asco y tal y como temía, así era, libros, pergaminos, estanterías enteras, todo por el suelo y cubierto de polvo, hasta su mesa estaba en un rincón, rota, la tinta que usaba a veces para escribir encantamientos en pergaminos goteaba desde el cajón del escritorio en el que se encontraba. Menuda depresión.

Se pone a recoger los libros y todo lo que puede, separando las cosas importantes de las que lo eran menos en ese momento, sin embargo, toma un trozo de cada libro que "descarta" un pequeño trozo de papel de alguna página. -Por favor, tomad un pequeño trozo de cada libro o registro que descartemos y ponedlos en esta bolsa, si conseguimos restaurar la magia a lo mejor puedo recuperar los libros con un encantamiento- Pasa la bolsa a sus compañeros y la deja cerca, continuando con su labor.

Pasa un buen rato mirando libros, descartando, llevando hasta la puerta para que los chicos lo vayan subiendo a los dragones, acumulando otros tantos para quemarlos y deshacerse de ellos para que no cayeran en malas manos... era agotador y sin duda alguna no tardarían unos míseros 20 minutos -Nos vendría bien un poco más de ayuda...- dice en voz baja y casi para si mismo, pero entre refunfuños y quejas de Saladino y Newton, uno de los dos por fin parece haber encontrado algo, se acerca rápidamente a observar el libro, era bastante antiguo, la cubierta parecía bastante rota y sus hojas amarillentas y desgastadas, sin embargo cuando vio la página que señalaba Saladino, pudo identificar algo, estaba escrito en un idioma antiguo, había runas en los bordes escritas a mano y en el centro, lo que posiblemente estaban buscando. -Los pozos de magia....-

Llevaba ya un tiempo en el castillo Le fay, se había quedado en su forma de Dragón con la perdida de magia desde que había sacado a Sean, sus libros y a algunos de sus estudiantes de la isla, en otra situación no lo habría permitido, pero ya que era una emergencia y eran los estudiantes de Sean hizo la vista gorda. No había tenido mucho tiempo para ver al joven mago pues cada vez que pasaba frente a ella iba corriendo de un lado para otro, organizando a los estudiantes, preparando el cónclave, ayudando aquí y allá o vomitando por una ventana, sin duda alguna al pobre le iba a dar algo y eso la preocupaba, tanto que incluso ayudaba al resto transportando cosas de aquí para allá, nunca gente pues solo los miembros de la familia y alguna persona en caso excepcional podía hacerlo.

El funeral de Snagov fue precioso, sin duda alguna un último adiós muy honorable para alguien de su talla, había tenido pocas ocasiones para hablar con él pero era un gran hombre. En cuanto la ceremonia terminó se marchó, no sin antes echar un vistazo a Sean, parecía absorto en sus pensamientos, mirando al cielo, seguramente estaba maquinando algo así que prefirió no interrumpirlo.

Al día siguiente, todos se movilizaron, el cónclave iba a celebrarse en la isla y Sean lo había convocado, por tanto tendría que presidirlo, más presión para el chico, obviamente esa misma mañana se puso entre los dragones que irían a la isla pero Sean le pidió quedarse -"Por favor Zaphira, aquí te necesitan, si llega a pasar algo estaré más tranquilo si estás con ellos para protegerlos... por favor Zaph..."- ugh... recordar las palabras del mago le daba un poco de rabia, no por el favor que le pedía, sino porque no podía resistirse a su mirada de cachorrillo abandonado cuando le pedía algo, desde que era pequeño le era totalmente imposible, solo podía resignarse.

Al cabo de unas horas, mientras daba una vuelta por los alrededores del castillo, consiguió ver a un par de muchachos con túnicas Azules y blancas, eran dos de los estudiantes de Sean que hablaban mientras tendían la ropa de los heridos como sábanas y algunas vendas que tenían que reciclar, se mantuvo a cierta distancia pero aguzó el oído para saber que decían.

-¿Oye, crees que Sean estará bien? parecía un poco deprimido cuando se fue...

-Eso es porque iban a la biblioteca, según escuche de otros chicos que rondaban los pasillos, van a quemar lo que no puedan traer, seguramente le preocupaba eso...

Mierda, maldito muchacho, esas eran las cosas que no le gustaban de él, " que le den al castillo, me voy a la isla" pensó mientras alzaba el vuelo rumbo a las ruinas de Ouroboros siguiendo el olor de Sean. Al llegar allí varias personas estaban cargando a los dragones que habían salido antes que ellos, observó a los que eran cargados con libros libros por otros chicos de Túnica azul y blanca, así que aterrizó cerca y un poco más allá estaba "Lasaña"... no podía ni decir su nombre, le resultaba demasiado patético.

En pocos minutos habiamos conseguido asegurar el hospital, comprobar que estaba limpio y que alli no habia nadie.

"me extraña que despues de lo que captaron los centinelas, aqui no haya vigilancia, que no hayan enviado a nadie. En serio captan una isla voladora que ADEMAS logra generar magia de modo independiente aun despues de que los satelites esten funcionando, y lo han ignorado asi como asi...? No han venido?"

- Johan....

Dije caminando pesadamente tras Johan, cargando ya una abultada mochila con cosas que habiamos ido rescatando.

- ...esto no me gusta. Me da mala espina. Crreo que es posible que la Alianza estuviese esperrando que volviesemos aquí. Si no ya habrrian enviado patrrullas. Eso o... son unos mudazvon.

Esperé su vision de todo, al menos lograriamos poner a salvo tanto material como pudiesemos, pero no me creia que los Descendientes quisieran arriesgarse de verdad a reunirse aqui. Entendia que para ellos debia ser muy importante, pero... no, definitivamente, no me daba buena espina, y no me iba a ir tranquilo. Recogía cosas con Johan, en relativo silencio por mi parte, mientras seguia dandole al coco. Mis paranoias hoy eran fundadas.

- ...cuando volvamos al castillo LeFay perrmiteme seguirr unas medidas de segurridad. Temo que puedan rastrrearrnos a drrede parra descubrrrir nuestros refugios. Si es asi hay que tomarr unas maniobrras de distrraccion.

Queria haberle dicho tambien que no se preocupase por Jo, que saldria bien, que se repondria de esta. Pero ni yo mismo estaba seguro y no podria mentirle. Tambien quise preguntarle por los compañeros que faltaban, pero no me atrevia aun a conocer la respuesta, no cuando habiamos perdido tanto hacia tan poco.

Sigo en modo asperger con mis trocitos de metal, feliz como una perdiz porque ahora nadie me molesta para decirme "Giordano esto" o "Giordano lo otro". Echo a andar hacia el hospital lanzando sospechosas miradas de reojo a los dragones alli presentes. No quiero admitirlo pero me encanta la biologia de sus alas. Es maravillosa. Auténticas maquinas hechas para surcar el aire del modo mas grácil y....

No Giordano, que te vas por las ramas. Corazones, no alas. Debes diseñar corazones.

"Corazones con alas? Sería taaaaaaaaaaaaaaaan catorce de Febrero!!!"

Sin darme cuenta ya estaba adentro del hospital. Vi que Johan y Yaroslav, estaban por alli ya recopilando cosas, pero dudaba sinceramente que aquellos dos catetos de buen corazón y mejor espíritu supieran cuales eran los materiales que yo necesitaba. El hospital nunca habia destacado por tener unos geniales laboratorios, pero habian algunos donde Lucio instruia a los alumnos, asi que me dirigí a ellos. Saqué de alli unas cuantas placas y otros materiales que necesitaria para cultivar el tejido biologico. Suspiré al pensar en lo que tardaría sin tener magia de por medio...

"Estupidos muggles...no saben lo que se pierden! Por que no quieren colaborar?"

Cuando hube metido a la saca todo lo que necesitaba, mi maletin ya estaba petadísimo. Lo demás tendría que robarlo o comprarlo en las chaterrerias de Londres...mientras tanto podia dejar el cultivo de tejido haciendose. Tenia que darle la noticia a Johan de que el corazón de su chica tardaría un poco mas. No se por qué se me vino a la cabeza la cancion aquella de "colgando en tus manoooooooos". El corazon, se entiende. Me mordí el labio inferior mirando a Johan. Debería contarle el chiste que se me acababa de ocurrir, o serie del tipo de chistes mios que ofenden a la gente? Ya me habian dicho muchas veces que me faltaba el tacto.

Total, que me quedé tanto tiempo pensandolo mientras miraba al moreno, que parecí su creepy stalker numero 1. Con la respiracion pesada y todo.

Hasta que recordé que tenia que hablar.

- De aqui no puedo conseguir nada mas. - espera, por qué no usarlo? - Ah, vero, vero.... - pedí un segundito con mis manos, seguro que Johan quería acelerar el proceso. Saqué un trocito de papel y escribí en el los materiales que necesitaba que me comprase de las chatarrerias, mayormente, cables de una resistencia especial y baterías. Tras escribirlo se lo dí. - Necesitaré esto para terminarlo, puedes conseguirmelo?

Desde que habían encontrado aquel libro con la información, estaban contrastándola con los planos que Yaroslav les había proporcionado, poco a poco aquello empezaba a tomar sentido y los pozos que absorbían la magia eran la clave, además de lo que parecía ser un satélite según había observado Newton, sin embargo algo le parecía extraño. -Un solo pozo de magia no podría haber acabado con la totalidad de la magia, menos aún con la de la isla, crees que pueda haber más, Newton?- El hombre mayor asintió y explicó el funcionamiento a los allí presentes -Si ponen varios en órbita es posible, tiene que haber unos cuantos, unos 4 o 5 para cubrir mediana mente toda la superficie del globo.-

Alguien abrió la puerta y así empezaron a entrar los descendientes que quedaban, Sean fue a levantar algunas sillas al igual que los recién llegados, una a una las sillas fueron ocupadas por todos a exepción de seis de ellas, que pertenecían a Jean, Matvey, Catherine, Markus, Snagov y Helena.

Se puso en uno de los extremos de la mesa para presidirla y así poder empezar por fin el cónclave de los 20. Estaba muy nervioso,la voz le temblaba y lo cierto es que no se encontraba demasiado bien, era muy patoso para esas cosas, respiró profundamente irguiéndose y empezando a hablar. -No tenemos mucho tiempo así que perdonadme si me salto muchas formalidades, pero estamos en alerta máxima, el motivo de este cónclave es la situación en la cual nos encontramos, como todos sabéis la magia ha desaparecido y tenemos una idea sobre qué ha causado esto, además me gustaría proponer... u...una alianza... con el resto de grupos mágicos afectados por esto, me parece que solos no podremos enfrentar la situación....-. Esto último lo dice casi con miedo, pues estaba claro que no todos estarían de acuerdo pero él estaba seguro de que era la mejos solución.

dicho esto y cuando los cuchicheos acallan, pasa a explicar todo lo que han descubierto,los pozos de magia, el libro, los posibles materiales que podrían contener tal poder y  cediendo el turno a Newton para que explique lo de los satélites. el hombre suspira, parecía bastante molesto con la situación y mira a Sean con cierto recelo,  pero el muchacho estaba preparado, mas o menos para ello, sabía que el mayor iba a enfadarse.

-Como podeis ver esto no es solo cosa de inglaterra y su consejo, para lanzar varios de estos han tenido que aliarse con otros paises y por esta razón creo que deberíamos formar alianzas con otros gupos, no nos afecta solo a nosotros, también al resto del planeta, no podemos seguir al margen de todo.-

Viajar hasta Ouroboros en los dragones amigos de Snagov fue deprimente, pues al haber perdido mis poderes ni siquiera podía decirles lo que les quería transmitir su amigo ahora que había pasado al otro lado. Las voces en mi cabeza habían desaparecido, incluso echaba de menos al espíritu pesado que solía poseerme de manera aleatoria. El silencio de mi mente era casi peor que las voces, a las que ya me había acostumbrado. Para suplirlo hablaba conmigo misma más que de costumbre, y a ratos también con Matvey, al cual me sentía muy unida. Ya no podíamos hablar de esas cosas de muertos que nos gustaban, un tema poco popular con el resto del Consejo de los 20. O los 15'333333 que éramos ahora. Al llegar a Ourboros me pongo a murmurar por lo bajo, cosas incomprensibles pero que suenan a lamento. Paso de largo al ver a Giordano ir hacia el hospital, que si me ve seguro que empieza a gritarme.

Suspiro por enésima vez en el día mientras que entro en la sala del cónclave, tan agrietada y diferente a como la recordaba. Ha aguantado en pie, pero no parece la misma. Tomo asiento en mi sitio habitual, adoptando una postura erguida mientras cruzo las piernas, echando un rápido vistazo a las sillas vacías. Ojalá pudiese hablar de nuevo con todos los que ya no están. - Nadie se acuerda ya de que os asesinaron en la isla, ¿verdad? pobrecillas...no, no podemos dejar pasar esa afrenta. ¿Está todo relacionado? El Grim persigue a los Descendientes, Matvey dice que huyamos, que huyamos todos. - murmuro mientras miro a la sillas vacías de Helena y Kira, volviendo la vista después hace Sean cuando empieza a hablar. Le observo con los ojos muy abiertos y muy quieta, apenas girando el cuello hacia un lado como una lechuza. El muchacho está visiblemente nervioso, al ser el primer cónclave que convoca y en el que toma la palabra. Suelto un 'uhhh' por lo bajo cuando propone eso de la aliarnos con otros seres, como si envidiásemos a la Alianza Humana. Sonrío porque no quiero interrumpirle, esperando a que termine su discurso de apertura para participar. Alzo la mano, comenzando a hablar con voz suave y mística, tan mística como si hubiese estado poniéndome a drogas etéreas raras antes de venir.

- Sean, querido...ya dejamos de estar al margen de todo, y mira cómo nos ha ido desde entonces. ¿Qué propones que hagamos ahora? Hemos estado ayudando a refugiados, a estudiantes, a los renegados...con pocos resultados. Entiendo que es el momento de plantar cara y que ya no sirve ser simples observadores del conflicto, ni ayudar a otros a resolverlo con conocimiento. Lo que quiero decir es que creo que para el resto de grupos mágicos no tenemos la autoridad suficiente como para unirlos, algunos no creen en nosotros, nos consideran una nobleza apartada de ellos. ¿Cómo haremos para que terminen de confiar? Algunos ya lo hacen gracias a que los ayudamos con el hospital, o enseñándoles, pero otros recelan. - hago una pequeña pausa, acompañada de un leve suspirillo. Después prosigo, mirando al resto. - Pensad también que nuestro propio grupo peligra. No sólo tenemos por delante la misión que propone Sean, descifrar qué está quitando la magia y unir al resto de grupos. Hay linajes ya extintos...

Al llegar a las ruinas empecé por organizar a los dragones, de forma que dos de ellos estarían volando por encima de las nubes y el resto a galope dando vueltas alrededor de las ruinas. - No voleis por debajo de las nubes, si os ven estaremos jodidos. Ah! y si veis a algún enemigo soltad el rugido más fuerte que podáis y NO LUCHÉIS. Si lo hacéis aprovecharán para pedir refuerzos y será un tiempo valiosísimo para huir - Mi último combate contra la Alianza me habría dejado tocado, literalmente. Me llevé la mano al ojo en el que ahora llevaba un parche improvisado con una bandana rosa que me había improvisado una estudiante.

Tras aquello fui a recoger junto a otros todas las raciones de comida que podíamos, aunque solo podíamos llevar las cosas enlatadas y bebidas, pero serían suficientes para sobrevivir un par de semanas más, podrían organizarse ese tiempo para conseguir más. Estaba especialmente con mi cara de enfado, parecía que era el único preocupado por los alumnos. El resto estaban como “No tenemos magiaaa”, “He visto morir a mi compañero ante mis ojoos”, “La isla está destrozadaa” - ¡YA SÉ QUE LA ISLA ESTÁ DESTROZADA, PUEDO VERLO CON ESTE PUTO OJO! - Le dí una patada lo más fuerte que pude a una de las mesas, que salió volando hasta la pared partiéndose y saltando unas cuantas astillas. Aquello me relajó un poco, y justo a tiempo porque el marica acababa de llamarnos.

Entré al lugar y me senté en mi sitio de siempre. Escuché intentando entender lo de los pozos. - Entonces…¿Solo hay que buscar y destruir esas mierdas? - Puse mi mano en mi barbilla, acariciando mi rasposa barba y puse los pies sobre la mesa - Joder, creía que iba a ser mucho más difícil, es más, si rompemos uno podrá haber magia en esa zona. ¿no? La pregunta ahora es cómo nos deshacemos de ellos, de aquí nadie tiene habilidades de hackeo no mágicas como para superar a la de los humanos, no tienen otra cosa mejor que hacer ya que no tienen magia- Solté un suspiro ante el paripé que soltaba Bellatrix, al parecer el estar como un puto cencerro no era cosa de la magia. Casi que había imaginado que iba a venir una mujer con las cosas más claras ahora que no podía escuchar voces ni saber lo que vamos a decir incluso antes de pensarlas nosotros. - Si al menos Locatrix o Da Vinci tuviesen sus poderes podríamos preparar algo, ¡que impotencia!-

Cuando Sean dijo lo de cooperar empecé a mover mi cabeza hacia los lados. No podía creer que era lo que estaba diciendo, nada más terminar Bellatrix me levanté de la silla y señalé a Sean dramáticamente.

- ¡No, no, no no y NO! ¿Pero se puede saber qué os pasa? Somo la élite de la magia y lo único que veo son caras tristes y depresión por todas partes. Charles, Merlín, Discórides, Moises… ¿Qué dirían si os vieran así? Este Consejo fue nombrado precisamente para estas situaciones. No solo estamos aquí por nuestro poder, nuestro conocimiento nos dá mucha ventaja ante el resto. Cuando el resto del mundo ve un muro, nosotros vemos una ventana. Me niego a que sigáis por ahí tirados llorando, los alumnos os ven, habéis creado un manto de depresión en el castillo, ellos que creen en vosotros y vosotros rindiéndoos. Pues ojs voy a decir una cosa; Cuando las brujas no no luchamos… Nos quemamo - Dije mirando lentamente a cada uno de los presentes, intentando transmitir mis pensamientos a aquella panda de débiles.

Habían podido rendirle una despedida con honor a Snagov, con eso la revolucionada mente de Adael pudo encontrar un poco de paz.

Ese día por la mañana partió junto con el grupo de Descendientes y personas de confianza hacia lo que quedaba de Ouroboros. El paisaje era desolador, escombros por los aires, edificios milenarios en ruinas... no alcanzarían los dedos de todos los Descendientes para enumerar los crímenes de guerra de la Alianza.

Verificó los alrededores para cerciorase de que no hubieran sorpresas y fue al hospital para ayudar al grupo a trasladar las pesadas maquinarias hasta los dragones. Cuando se hizo la hora se dirigió a la sala en la que se celebraría el Cónclave, pero justo antes se cruzó con Altair gritando muy enfadado. Alcanzó a cubrirse justo a tiempo de la mesa volando por los aires hasta estrellarse contra la pared.

-Si puedes ver que la isla esta en ruinas, entonces ¿Qué te parece dejar de destrozarla?- Dijo con calma, se veía que el licántropo sufría problemas de ira... más de los habituales, pero la mesa de más de 2.000 años de antigüedad no tenía la culpa. Lo positivo fue que se relajó... a costa de una reliquia invaluable, en la que sus ancestros pudieron haber redactado los libros más importantes. "El presente es un regalo Adael" Respiró profundo y siguió a Altair a la sala donde ya estaban muchos de los Descendientes presentes. Se sentó en su sitio, donde al lado suyo acostumbraba sentarse Cath y escuchó atentamente primero a Sean, luego a Bellatrix y a Altair.

Murmuró sorprendido ante la idea de aliarse con el resto de grupos mágicos junto con otros Descendientes. Prestó atención a la explicación a cerca de los pozos de magia, el libro, los posibles materiales que podrían contener tal poder con expresión pensativa. Le lanzó a Altair una mirada severa por su falta de respeto a la médium, pero su expresión cambió cuando el lican hablo con sabiduría mirando a cada uno a los ojos. Luego de un momento de silencio Adael habló con la mirada perdida y la expresión pensativa:

-Una autoridad es reconocida como tal por su sabiduría, por su templanza. Nuestros antepasados fueron nombrados autoridades y, debido a la genética, heredamos sus habilidades y sus conocimientos. Con esto que conseguimos al nacer podemos hacer la diferencia, hay que brindarle honor a nuestra ascendencia y demostrar nuestra sabiduría. La razón de la vida de muchos de los aquí presentes, la magia, se desvaneció. Personalmente me siento desprotegido, como si mi mano derecha hubiera desaparecido. Pero debemos concentrarnos en el presente. Con esta gran desventaja debemos reforzarnos, lo que me lleva a la propuesta de Sean de aliarnos con el resto de los grupos mágicos- Dijo mirando al susodicho, luego posó su mirada sobre la mística Bellatrix -¿Cómo hacer para que confíen en nosotros? Planteándoles un plan con sus ventajas y sus riesgos. Tendrán miedo, lo cuestionarán quizás, pero como líderes que somos sabremos inspirar el valor en sus corazones. Podemos reunir a los que sepan de tecnología humana, aprender de lo que ellos sepan y crear algo nuevo. Podemos llamar a los Elfos, a los Drows, a los Enanos, a los ferales, a los clanes de licántropos...- Dijo eso último mirando a Altair. -A los Dragones, ¡Incluso a los Soul Reapers! También a los orcos, los cíclopes, los trolls de montaña, los yeti, las drarañas, los Caminantes Blancos, las acromántulas, los cerberos...- Continuó decidido.

Camino con los compañeros que se han ofrecido a hacerlo para ayudar a Sean en sus investigaciones. Se me hace extraño andar por estos pasillos antes llenos de vida, ahora vacíos. La verdad es que la isla me trae recuerdos contradictorios: agradables y dulces por un lado, desagradables y amargos por otro. Pasamos por una esquina que conocía bien, pues allí solía quedar con Snagov a horas intempestivas, casi a las espaldas del resto del consejo. Pero en fin, cosas pasadas que solo traen punzadas de dolor. Me he dado cuenta de que he posado la mano en la ahora fría roca, esperando que todavía tuviera su calor. Suspiro, sintiéndome especialmente idiota.

Me he dado cuenta de que me he quedado rezagada y corro para unirme a mis compañeros, justo en el momento en el que me responden a mi pregunta -Algún tipo de ... ¿aniquilador de magia? ¿antimagia?- La verdad es que se me hace rarísimo que algo así pueda existir, pero pensándolo bien, lo que dice Sean tiene algo de razón.

-La física ha demostrado que todas, o prácticamente todos los elementos del universo tienen su contraparte de signo contrario: el protón tiene el antiprotón, el electrón el positrón, la materia la antimateria... hasta las fuerzas tienen sus formas contrarias. Tiene cierta lógica que en este caso ocurra algo parecido- Nos explica Newton.

-¿Y cómo han llegado los muggles a encontrar ese... elemento? Se me hace raro que les haya llegado por arte de magia, por así decirlo. ¿Pensáis que puede venir del espacio exterior?- Interrogo a mis compañeros, esperando a que ellos pudieran saber algo más. Al fin y al cabo, eran ellos tres los que, casualmente, se dedicaban más en profundidad al estudio de las estrellas, el cielo y esas cosas -De ser algo químico seguro que Helena sabría la respuesta...- Llegamos a la biblioteca que, como era de esperar, estaba patas arriba. Al menos conservaba la integridad estructural, al menos aparentemente, por lo que Sarah no temió por su vida. Flipo en colores cuando veo a Sean arrancar las hojas de los libros. Le detengo un momento, cogiéndole por la mano -Sean. Vas a destruir el primer libro impreso de la edad moderna. La auténtica biblia de Gutenberg. ¿Y si la magia no vuelve nunca? ¿Vas a destruir también el primer ejemplar de el Origen de las Especies? Porque espero que la respuesta sea no- Le suelto la mano, quizás haya sido brusca, pero, ¿en serio? Información casi que ha sobrevivido de la biblioteca de Alejandría ahora quemada -No se va a quemar un libro, por encima de mi cadáver- Cojo los libros que he mencionado porque los he visto encima de la mesa, futuras víctimas de Sean, arranca hojas, y los guardo en mi zurrón. Ordeno a un par de estudiantes que me acompañen con un par de bolsas llenas de libros enteros, volvemos por donde habíamos venido y ordeno a Piedra que lleve a estos alumnos al castillo con los libros, así mismo le pido que convoque a otras aves rocs. Son más ligeras y rápidas que los dragones, así podremos sacar más libros y más rápido.

Volví a pasar por la misma esquina de antes, maldiciendo en mi nombre. Ahora necesitaba estar centrada. Al menos todo lo anímicamente que podía estar. Al volver  Sean había encontrado algo... sobre los pozos de magia. A los pocos minutos terminaron por llegar los demás compañeros de para organizar el cónclave. Suspiró contando el número de asistentes. Sí, faltaban muchos: Jean, Helena, Mandela, Matvey, Snagov... ¿qué había pasado? ¿Acaso los Descendientes estábamos de alguna forma malditos? Bellatrix lo dejó caer también, mencionando al Grim, como si nos siguiera. Quizás sea la mismísima parca la que está detrás de todos nosotros...
-Sinceramente, creo que lo de recuperar los linajes no sea algo que sea prioritario en este momento... hay problemas más acuciantes... - Murmullo. En parte sabía que Bellatrix tenía razón, pero me negaba en rotundo a que sustituyéramos tan pronto a Snagov. No. Ya lo habíamos intentado con la línea de Nicolas Flamel, y fue un fastidioso fracaso, pues la descendiente asignada, aunque parecía competente, desapareció de la faz de la tierra.
-Altair tiene razón. Tenemos que buscar la ventana del final del muro. Yo también me siento indefensa sin mi magia, es una parte casi esencial de mi. Me han arrancado no una parte de mis misma, sino tres. Pero eso no hace que me vaya a rendir. No. Ahora toca luchar con más fuerza, buscar los problemas, proponer soluciones. Somos un referente, ya no solo por nuestra magia, sino por nuestros conocimientos, por nuestra genialidad. Cada uno de nosotros somos expertos es materias, algo podremos sacar entre todos. Ya abrimos la isla a todos los magos, quizás sea el momento de abrirla más: un concilio o algo como dice Adael. De todos modos, Sean, cuéntanos más sobre los pozos de magia, primero tendremos que saber a qué nos enfrentamos...- Le estudio a él, pero luego a mis otros compañeros científicos: Markus que jugueteaba con un poster lleno de post-its que estaba preparando, Gio también había estudiado los planos, quizás sabía algo más, la antimagia esa que mencionaba Newton...  -El mismo Tesla consiguió mantener la isla a flote mientras preparábamos la evacuación, quizás podría explicarnos qué o cómo lo hizo...

Con cada compañero que daba su punto de vista, sus nervios iban en aumento, la primera fue Bellatrix, a pesar de su voz calmada no parecía muy convencida y por tanto el descendiente de Merlín no podía hacer otra cosa más que culparse, pues al parecer no lo estaba haciendo muy bien, el siguiente fue el licantropo, que más que aportar ideas lo que hizo fue criticar el modo que tenían de hacer las cosas, él era el primero en querer mantenerse fuerte, sabía que sus estudiantes dependían de ellos pero en ese momento de fatalidad lo normal era sentirse apesadumbrados.

-Perdona, pero ser parte de los descendientes no implica ser una persona sin corazón, que otros así lo decidan no significa que el resto deba hacerlo, es cierto que nos hemos sentido tristes con la pérdida de algunos compañeros y nuestro hogar, bueno, la mayoría, pero a pesar de eso hemos estado todo el tiempo allí, organizando a los chicos, apoyandolos, intentando mantener con vida a otros y manchándonos las manos y seguiremos haciéndolo juntos, si tienes un problema con como gestionamos las cosas, deberías haber estado en el lugar que te corresponde y no por ahí a tu gusto.. En todo momento habló con voz calmada pero estaba claro que no le había gustado nada las palabras del licántropo y así se lo hizo saber, por lo que había parecido ser su posición ante la idea de aliarse, no le extrañaba lo más mínimo que se opusiera.

El siguiente en exponer su opinión fue Adahel, cuando escuchó sus palabras casi se le sale un suspiro de alivio, pues parecía estar a favor de unirse con las otras organizaciones, además hablaba con sabiduría respecto al plan, deberían tener uno y para eso estaban allí, cuando hubo terminado, puso el libro sobre la mesa para que uno a uno fueran pasandolo y leyendo lo que habían encontrado, además de los planos que Yaroslav les había entregado. -Esta página del libro habla sobre los pozos de magia y en los planos como podéis observar, está la estructura de lo que parece ser un satélite, por lo que hemos deducido gracias a la colaboración de muchos de nosotros, esas cosas se mueven por el espacio y amplifican el efecto, tal y como dice Adahel necesitamos gente que sepa sobre informática y tecnología humana, nosotros desconocemos por completo todo eso, ni siquiera sabemos como infiltrarnos en sus bases o lo que sea que tengan, Yaroslav y Johan han entrado y sacado estos planos de allí, hasta donde tengo entendido solo uno de los aquí presentes ha combatido cara a cara con ellos, sé que tenemos un título que defender, que somos "la élite de la magia" pero de qué nos sirve si acabamos muertos? sin magia, sin hogar... ahora mismo no somos muy diferentes a los humanos.

Tragó saliva, llamase a si mismo y a los demás "humanos" a lo mejor le costaba bastante caro, sin embargo creía que de verdad necesitaban ayuda, basta de elitismos, ahora todos estaban en el mismo barco. La voz de Sarah captó su atención, la estaba mirando mientras daba su opinión pero lo cierto es que llevaba un rato mosqueado con ella por la bronca que le había echado respecto a los libros, ¿En serio pensaba que podría quemar libros como los incunables? o libros tan importantes como la biblia Mazarina? estaba loca!? sin duda alguna esos libros tenían un valor incalculable y eran de los primeros en estar entre la pila de cosas importantes, por el resto de libros había sido una decisión realmente difícil la de quemarlos, los amaba sobre todas las cosas y si no estaba en la biblioteca leyendo todos y cada uno de ellos era porque estaba dando clases, muchos eran aportaciones que él mismo había hecho en alguno de sus viajes de búsqueda de conocimiento, no había persona presente que amara más esa biblioteca que él, pero que harían si la alianza se hacía con ellos y los usaban en su contra? si volvían a atacarlos no tendrían tiempo de cogerlos todos de nuevo, ya era bastante extraño que no hubiese nada vigilando las ruinas y que todo estuviera más o menos en su sitio. Cuando la chica le pidió más información despertó de su pensamientos. Actualmente no tenemos mucha más información, quiero pensar que el resto de organizaciones dependientes de la magia también han investigado y sacado cosas en claro, pero si unimos todas las piezas quizás podamos ver con más claridad.-

Página del libro:

Esto viene de aquí: ------> Castillo  Le Fay

Markus llega con su séquito de empujadores de silla motorizada, tuneada con pegatinas. Ya no huele a plástico requemado y eso hace un poco más feliz a Markus, pero tampoco mucho, pues eso de que ya no le funcionen las piernas no mola nada, piensa el científico.

Le hubiera gustado poder ir con Gio a buscar los restos de esos cochinos aparatos del infierno, y destrozarlos tal y como le han destrozado a él, pero pensó que lo mismo molestaba más que ayudaba. Avanzó en silencio (él, porque el motorcillo emite un ligero y soporífero zumbido) atravesando las callejuelas de lo que antes era la mejor ciudad del  mundo mundial, a ojos del científico.

Cuando llegó a la sala del cónclave, la situación la silla del consejo fue un poco incómoda, pues había una silla vacía que le había arrebatado su lugar alrededor de la mesa. Intentó apartarla en silencio, porque Markus es autosuficiente, pero en realidad aquello se convirtió en una pelea propia de MWW: la silla golpeaba el artilugio de Markus, y el científico hacía lo propio con la silla, que a su vez golpeaba la mesa…Menos mal que todavía quedan almas caritativas, como la de Rosse, que le ayudó a apartar la malvada silla vacía para dejar hueco a la de Markus.


El cónclave empezó, y había gente que recriminaba que estábamos tristes. ¡Pues claro! ¡Cómo no iba a estar triste Markus, si resulta que se ha roto! Vaya ocurrencia, Markus bufó molesto, porque no le hizo ni pizca de gracia. Todos sus juguetes se rompen y encima le dicen que no puede estar triste.

Por otro lado, otros proponen que hagamos un megacónclave aka reunión con un montón de gente desconocida -A Markus no le gustan las multitudes… las multitudes traen problemas, es mejor esconderse y hacerse los despistados. Las muchedumbres rompen los juguetes de Markus, y su isla… y a Markus… ¬¬ - Gruñe el científico cruzándose de brazos y hundiéndose en su acolchada silla que ya no huele a plástico requemado.


Sean llama la atención de Markus cuando habla de los pozos de magia, y de los satélites. Por lo que Markus decide intervenir, agradeciendo a Sarah que le deje explicarse:

-Lo primero que tenéis que hacer es clickar en la imagen que Markus os va a dejar, así se podrá ampliar y podéis leer su contenido- Explica a los presentes, mientras desenrolla el póster sobre la mesa. Había trabajado muchísimo en el poster, con un montón de anotaciones procedentes de las escuchas clandestinas, de los estudios que él y su mascota rusa habían hecho, y de sus propias investigaciones


-Markus os explicará. Cuando los Souls vinieron a romper a sus juguetes quitándoles la magia, como a Lucio o a Sofía, Markus ideó una especie de rayo pistolil cuya función era intentar devolver la magia a los juguetes rotos de Markus. Lo que hizo Markus fue invertir la polaridad de las calaveras de los Souls para que, en lugar de quitar magia, pudieran devolverla.

Markus, junto con su mascota rusa, descubrieron muchas cosas interesantes de los aparatos que los científicos muggles habían lanzado sobre nuestras cabezas. Markus os explica: cada satélite de esos consta de un núcleo de un material que por el momento desconocemos, que puede ser uno de esos pozos de magia de los que nos habla Sean. En cualquier caso, Markus sabe que la fuerza de esos núcleos es amplificada y enviada a la Tierra. En el póster podéis ver cada una de las partes de las que constan los chismes.



Por otro lado, la magia en este mundo vibra con unas frecuencias muy concretas, pero muy muy concretas. El cacharro ese de allá arriba emite unas ondas que son antagonistas de las ondas de magia, y eso es lo que bloquea de alguna forma la magia. Markus utilizó la torre Wardenclyffe (que su clon malvado había colocado) y usando la misma tecnología que Markus había inventado para devolver la magia, amplificada con los artefactos que quedaban en la isla, cuyo material era más resistente a las ondas bloqueadoras de magia, y las calaveras, amplificó las ondas vibracionales de la isla en una sinergia muy interesante, el tiempo justo como para poder intentar aparcar la isla… con un catastrófico resultado.-

Markus revisa a todos sus compañeros, a ver si le habían entendido. Veo caras de no haber entendido nada, Markus rueda los ojos, suspira y explica para los que no son científicos -A ver… Los satélites de allá arriba emiten una especie de rayito que bloquea nuestra magia. Lo que Markus hizo con su torre fue amplificar la magia, pero ésta terminó por agotarse. Y entonces, cuando eso pasó, la isla se esmorró contra el suelo…- “¿Ahora sí, no?” –Markus tiene hambre, si hubiera magia se sacaría una pizza de pepperoni de la manga…-

Desde que la isla había caído no había parado de trabajar, todo eran problemas y cosas por resolver, los alumnos, el corazón de josephine... las cosas estaban patas arriba pero siempre mantenía su actitud recta y estricta frente a los jóvenes, incluidos los miembros del consejo pues aún eran unos críos ante sus ojos. Durante el funeral de Snagov se mantuvo impasible, mirando a las llamas, despidiendo al hombre que había dado su vida por ellos. Cuando el acto terminó, se retiró a su laboratorio para seguir trabajando hasta que el joven descendiente de Merlín le asaltó en el pasillo, sin duda alguna sus palabras eran perturbadoras pues aquello de las "estrellas nuevas" sonaba a que el chico necesitaba descansar urgentemente, sin embargo por simple cortesía decidió hacer lo que le pedía y para su sorpresa, el chico no se equivocaba pues era cierto que había un nuevo cuerpo celeste en el firmamento, uno muy extraño.

A la mañana siguiente marchó con todos hasta las ruinas de Ouroboros para celebrar el cónclave, ayudando al joven Sean con los libros de la biblioteca pues muchos eran de su interés, había demasiadas cosas valiosas como para perderlas, aún así estaba de acuerdo en deshacerse con lo que no pudieran cargar, era la opción más sensata hasta que la joven Sarah decidió vaciar la biblioteca entera, no sería el quien se opusiera si de verdad podían sacarlo todo pues prefería no perder nada.

Cuando por fin llegó el momento esperado, se sentó en su sitio, justo al lado del lugar de quien presidía la mesa que en este caso era Sean pues había convocado el cónclave, uno por uno fueron exponiendo sus opiniones y dando información para resolver aquél galimatías, él mismo ofreció los pocos datos que había podido obtener de la observación que hizo aquella noche, haciendo algunos cálculos físicos para determinar la posible órbita del objeto respecto a la superficie de la tierra.- según he podido observar, el satélite que pasó esta noche podría tener esta trayectoria, lo que significa que los otros no deben estar muy lejos cuando este desaparece de la zona, de no ser así tendríamos magia al menos unas horas al día... respecto al tema de la alianza con otros, algunos habláis con sabiduría, otros con la razón, otros con orgullo y sobretodo con el fervor de vuestra juventud, no sabéis lo que significa entrar a una guerra, pero desde luego quedarnos de brazos cruzados puede ser mucho peor... mi voto es Neutral hasta poder hablar con los líderes de las otras facciones. Dicho esto, el mayor hace un dibujo sobre la posible órbita del satélite y pasa el libro y los planos a la siguiente persona.

Tener que asistir a un cónclave casi siempre significa problemas, al menos así ha sido en los pocos cónclaves a los que he asistido desde que el puesto en el consejo recayó sobre mí. Esta vez el tema parece mucho más serio que en otras ocasiones, así que trato de no interrumpir antes de que los demás terminen de hablar, a pesar de que soy de las que les cuesta mantenerse callada demasiado rato. Además, necesito poner toda mi atención para lo que van explicando, porque algunas cosas de las que dicen me resultan tan extrañas que no termino de entenderlas, en especial las de Markus. Siempre me cuesta seguirle el hilo cuando habla. El salseo y los reproches no tardan en suceder, de Altair a todos, y de Sean a Altair, principalmente. Apoyo la cara en la mano mientras observo al joven descendiente de Merlín soltar ese zasca al licántropo potentorro, aunque la verdad es que Sean me parece más mono, tan tímido él. Decido intervenir en la conversación de una vez, poniéndome en pie y apoyando las manos en la mesa para dar más énfasis a lo que voy a decir.

- Pasemos del entrante aderezado con reproches al primer plato de ir al grano y sacar conclusiones. Eire lleva mucha razón, solos no podemos hacer nada. Yo voto a favor de su propuesta, quiero participar de lleno en todo lo que se haga a partir de ahora. ¿Cómo queréis que nos recuerden en el futuro? ¿como unos cobardes que se hicieron a un lado a lamerse las heridas? no, claro que no. Porque podemos hacer eso...- miro a Altair entornando los ojos porque nos ha criticado por llorones. - y después hacer lo que debemos. Tenemos que trabajar con el resto de grupos. - desvío mi mirada hacia Sean, guiñándole un ojo de manera cómplice antes de volver a sentarme. Luego empiezo a escribir en una cuaderno que me he traído, apuntando lo que ha dicho Markus, además de tratar de copiar su esquema para estudiarlo luego con más calma. De tanto en tanto alzo la vista del cuaderno, acabando por arrancar una hoja de éste para lanzarla a la cara de Mei, que está muy callada y retraída. - Decid algo...que tenemos que montar un plan. - acabo llenando el esquema de tantas flechas que al final ni se entiende.

- Entonces lo que nos está bloqueando es el artefacto del mapa, que es un pozo de magia, ¿no es eso? satélites.... - perfecto, se supone que debemos luchar contra algo a lo que no podemos acceder. - No podemos atacar a algo que está orbitando alrededor del planeta. Tampoco entendemos qué tiene eso tan poderoso como para anular la energía. Ni siquiera infiltrándonos en la base militar sabríamos hacia dónde tenemos que ir o acceder para poder tener opción a deshabilitar esos satélites. Tendremos que obligarles a rendirse por la fuerza.