Beinn Dearg, Ruinas de Ouroboros

El espíritu del escriba guarda silencio durante largos segundos, como si no quisiese revelar demasiados datos sobre las palabras que se ha aventurado a decir. Han despertado, obviamente, la curiosidad de Markus. - No es oro todo lo que reluce, ni siempre han sido sólo 20 en el Consejo, ni ... - en ese momento Bellatrix está a punto de perder la conexión, haciendo que cierro los ojos fuertemente por un momento mientras se lleva una mano a la sien, emitiendo un quejido por un doloroso pinchazo en la cabeza. Una especie de interferencia, algo que podía suceder cuando dos o más espíritus entraban en conflicto, intentando ocupar su cuerpo a la vez. Por suerte Bellatrix logra retomar el control, aunque el tema anterior queda algo olvidado.

- En el libro de la fundación, allí está todo. Debe seguir un orden concreto, debe pronunciarse correctamente, y unir el suficiente poder mágico para activar las runas. - una risa sarcástica sale de los labios de la mujer, sonando un tanto escalofriante por la extraña voz que le confería la posesión. - ¿No estás dispuesto a sacrificar nada por la Ouroboros? qué decepcionante. - tal vez se pensaba que el sacrificio se refería a vidas humanas, por lo que pudo ver en su cara. El ancestro niega lentamente. - Los fundadores no eran ningunos salvajes, ni querían iniciar el gran proyecto con muertos en su conciencia. No...no es ese tipo de sacrificio.- la voz cada vez se escucha más lejana, empezando a escucharse más como Bellatrix y menos como el espíritu. - Magia de sangre, dejar algo de uno mismo en la isla, dejar el alma y la esencia... - la voz se va apagando poco a poco, y tras eso la médium cae al suelo, desvaneciéndose sobre los dibujos de las runas.

Regreso a las ruinas de Ouroboros junto con Zaphira, de la que me separo cuando nos aparecemos en el lugar, dejando que vaya a inspeccionar el terreno para que vea lo que tenemos que hacer. Después camino entre los grupos de elementaristas que siguen con la reconstrucción de la isla, observando el buen trabajo que están haciendo tras seguir el mando de Adael. - Tenemos las indicaciones de Sean y un libro de los fundadores, de cómo pusieron la isla en funcionamiento la primera vez. - alzo la mano en la que llevaba ambas cosas, anunciando las buenas nuevas de manera solemne. La alegría se ve en las caras de los presentes, que comienzan a trabajar con más ánimo.

Tras eso busco a alguno de mis compañeros, dando con Markus y Bellatrix en un claro del bosque. Me acerco lentamente, frunciendo el ceño al comprobar que la bruja está haciendo una de sus invocaciones. El caso es que me quedo a un par de metros de ambos, llegando a escuchar buena parte de al conversación, incluido el nombre que menciona. Sé que lo he leído en algún lado. Abro el libro que he cogido de la biblioteca de Sean, comprobando que ha sido ahí donde he visto el nombre del tal Eginardo, el biógrafo de Carlomagno. Lo que dice el espíritu coincide con lo que he hablado con Sean sobre las runas, aunque yo tengo información más precisa del modo en que debe ejecutarse. Camino hasta quedar a la altura de Markus, inquieto por las extrañas interferencias en la posesión. Le señalo el libro que he conseguido, dejándolo en sus manos cuando tengo que ir a socorrer a Bellatrix después de que se desmaye. - Ya le ha pasado otras veces tras hacer alguna invocación. - aviso a los estudiantes de Lucio y Aldaron para que vengan a atenderla. Éstos se encargan de ella, llevándola a otro lugar.

- Creo que hemos llegado a conclusiones similares, Markus. Debemos hacer el ritual en el orden correcto, Sean ha sido muy claro en eso. Una parte no funciona si falla la anterior. Comencemos a grabarlas en la isla. - empujo la silla de Tesla para que no le de tiempo a replicarme, retornando con él al lugar donde se encuentra la acción. Allí comienzo a dar instrucciones a los que están participando, explicando lo que tenemos que hacer. - Aunque no tengo tan clara la parte del sacrificio. El que entendía más de magia de sangre era Snagov.

-¿Qué?- Brama Markus con lo del oro que no reluce -Si no reluce se pule, Markus no entiende cuál es el problema, o eso de que no siempre han sido 20 miembros. ¡Siempre hemos sido 20! Markus lo sabe bien porque siempre hemos sido 20... bueno casi siempre. Últimamente se han muerto unos cuantos...- Divaga Markus en voz alta, algo que parece hacer que la conexión entre los mundos produzca algún tipo de interferencia. ¿Habrá sido Markus? ¿Habrá descubierto Markus un nuevo poder, el de aburrir hasta a los muertos?

-Y dale con que la abuela fuma. Que se ha roto el libro, como no...haya.... alguna otra copia... ¡Oh por el nombre de toda la ciencia! ¡No me digas que hay otro libro! ¿Dónde? Así Markus no podrá publicar su libro llamado Fundación- "Maldición, Markus tiene que hacerse con esa publicación" Pero la Bellatrix va y le salta con eso de los sacrificios. ¿Perdona? Markus se mosquea, porque parece que está de coña -Hemos sacrificado todos muchas cosas por Ouroboros. Todos los juguetes de Markus se han roto han perdido compañeros, amigos, miembros de sus cuerpos, miembros del consejo... Hasta el mismísimo Markus se ha roto. No le vengas ahora a hablar de sacrificios, voz rara de administador- "Markus te iba a invitar a pizza, pues ya no le apetece"

Finalmente la voz consigue mosquear a Markus que termina por cerrarse en banda. Y porque Jack llega y recoge a Bellatrix, si hubiera sido por Markus se quedaba allí, por ser la intérprete de administrador. Maldito sea, que se cree todopoderoso con sus blablabla y sus cambios de rango a muerto. Se cruza de brazos arrugando el ceño y torciendo la boca, como un niño chico cuando se enfadas, siendo empujado por Jack. El traqueteo de la silla relaja a Markus un tanto, mientras Jack desdeña las palabras de la compañera -Dejar el alma y la esencia. Magia de sangre... Dejar algo de uno mismo en la isla...- Mark repasa los apuntes en voz alta, cuando Jack le dice lo de las dudas de los sacrificios, repitiendo lo que había dicho un instante atrás Bellatrix -Magia de sangre. Magia arcana... Magia que llama a magia...¿Intercambio equivalente? A Markus todo esto le suena a alquimia. Arg, Markus es una persona de ciencias, él entiende de fórmulas, no de palabrerías y de metáforas. No podría haber sido más clara Bellatrix-

El que entendía de magia de sangre era Snagov. ¡Markus idea! Un pensamiento llega a la mente del hombre del bigote que trata de girarse para hablar con Jack, sin mucho éxito, pareciendo más bien una culebrilla a la que han encerrado y quiere huir. -Snagov no tenía un aprendiz con él? Uno de esos chicos del Torneo...-

Poco a poco consigo que Markus deje de estar alterado y se calme, que al parecer se ha puesto un poco de los nervios al conversar con la Bellatrix poseída. Yo también estoy algo cansado con tanto trote durante todo el día, así que espero que podamos terminar pronto con la difícil tarea. - Si ellos pudieron, nosotros también. No vamos a ser menos. - murmuro un tanto gruñón, dando algunas órdenes más a todo el personal que hay desplegado en la zona. - Sí, a mi tampoco me van mucho las metáforas, pero en este caso creo que tenemos casi todos los datos necesarios. Se referirá a pagar el precio de la sangre mágica. A que la isla conservará nuestra sangre mucho después de que nosotros hayamos desaparecido, y que en cierto modo quedamos atados a ella. Lo que perjudique a la isla, nos perjudicará a nosotros, y estaremos conectados con ella como si fuese un ente más. No sé si puede acarrear consecuencias perjudiciales, como otros contratos mágicos... de eso no pone nada, o al menos no lo he leído. - hago como si supiese del tema, aunque en realidad es que he vuelto a coger el libro ese antiguo de los rituales y estoy leyendo por encima lo que voy viendo. - Así es, Markus, es como una especie de intercambio, aunque no estoy seguro de que sea alquimia. Damos parte de nuestra esencia y la isla nos da protección. Maldita letra medieval del demonio...- murmuro mientras saco las gafas de mi bolsillo. Me pongo delante de Markus, suspirando apenado al recordar a Snagov.

- Sí, Snagov tenía varios aprendices. El que dices del torneo es Reiv Black, pero no sabemos dónde está ahora mismo. Nos apañaremos con los que hay aquí ahora. También tenemos que llevar a cabo las medidas de protección que ha dicho Sean. Dijo que el mismo lo había diseñado y es algo parecido a lo que protege su casa. Las runas crearán una barrera parecida a la que levantó en el castillo pero será autónoma ya que tomará la magia de fuera y no de un mago- me agacho para mostrar a Markus la página en la que está escrito el ritual que siguieron, los dibujos de las runas, el orden en que deben estar, las palabras...en definitiva, lo que tenemos que hacer.

Las horas que siguen a continuación son de un trabajo incesante, pues nos dividimos en varios equipos: los elementaristas terminan de formar la totalidad del terreno de la isla. Más adelante ya nos encargaríamos de que la superficie estuviese habitable y con las edificaciones pertinentes. Otro para proceder a grabar todas las runas en el orden correcto, en las grandes rocas que los elementaristas han colocado de manera visible por toda la isla. Se desconoce dónde estaban las rocas primigenias, pues han tenido que ser sustituidas. Las tareas de tallado con magia elemental de tierra deben ser vigiladas de cerca para que se hagan de modo correcto, y el grabado final queda a cargo del fuego de un dragón. Por suerte tenemos a Zaphira para la tarea, que remata de manera bastante efectiva. A continuación preparamos el ritual, después de haber explicado a los miembros presentes del Consejo lo que tienen que hacer. Es cierto que faltan muchos de los que éramos, entre los que han muerto, los que están convalecientes, el que sigue prisionero, y el que ha huido. Eso no nos impide que los que estamos aportemos nuestra sangre mágica, haciendo un corte en nuestros brazos para dejar que el líquido rojo se derrame sobre las hendiduras de las runas talladas sobre las piedras. Entonces es el momento de situarnos en círculo para comenzar a recitar las palabras del ritual de ascensión, esperando que eso sea suficiente para la activación de las runas.

-"Wyrm com snican, toslat he man; ða genam Woden VIIII wuldortanas, sloh ða þa næddran, þæt heo on VIIII tofleah. þær geændade æppel and attor, þæt heo næfre ne wolde on hus bugan."- la letanía mágica comienza a ser recitada en voz alta por los presentes, continuando cada vez en tono más alto.

-Hombre, faltaría más- Gruñe Markus cuando Jack le dice eso de que nosotros también lo conseguiríamos. Markus desconoce si es que el compañero científico tenía dudas de sus capacidades, pero el bigotudo no. Él sabía que lo iban a lograr, lo que no tenía tan claro es cuando -Pagar por la sangre mágica, ¿qué se creen que somos? ¿el departamento de hematología de un hospital? ¿Cruz Roja? En cualquier caso, Markus no ha visto que cuando se hayan muerto los antiguos fundadores la isla no cayera por primera vez. A Markus le da mala espina esto, lo que no sabe es porqué. Pero hay algo, lo nota en el bigote. Administrador está detrás de todo esto, Markus lo sabe...-

Markus queda un paso por detrás de Jack cuando éste deja de empujar la silla, por lo que toca activar el motorcillo de la misma. ¿Markus mancharse las manos? Debe estar loco. -Sí, ese mismo. El tal Reiv Black. Ese. Markus puede mandar a Entropía para que le dé un picotazo y se lo traiga aquí, arrastras si hace falta-
Mientras los trabajos avanzan en la isla Markus revisa el trazado de las runas. Tanto de las que le dieron los espíritus de los fundadores como la que vienen dibujados por Sean. El científico trata de averiguar cómo funcionan esos trazados, qué características son comunes las unas con las otras para conseguir las funciones deseadas. Mientras tanto comienzan las labores y el ritual de inscripción con todo el asunto de la sangre, el cortecito que a Markus le parece fatal. Él ofrece un padrastro en lugar del corte, que luego tiene que hacer experimentos y le duele la mano y no es plan, que escuece. Pero le atacan a traición y terminan por pincharle en un dedo, pero le recompensan con pizza hawaiana y Markus ya es feliz.

Y mientas come contempla expectante cómo con las palabras chungas de Jack y una leve sacudida de tierras la isla comienza a elevarse. Markus se limita a mover los labios porque desconoce qué demonios significan esas palabras, y que no sabe pronunciarlas. Y él es un artista y el asunto del playback se le da genial.
Y como iba diciendo, la isla se eleva... se eleva.... se eleva.... hasta que las colinas más altas se pierden entre las nubes.

La desconfianza de Markus es comprensible, también me da por pensar qué pasó cuando murieron los primeros, los fundadores. - No lo sé, puede que aquello se mantuviese mientras quedase algún miembro de dicho linaje. Hay algunos que permanecen desde tiempos inmemoriales. Aunque no me hagas mucho caso, sólo son suposiciones. - dejamos las dudas para otro momento, pues la isla no se va a levantar sola si seguimos de conversación. Después de eso da inicio todo el proceso.

El ritual sigue su curso, con las voces de todos presentes sonando como una sola. El hechizo tiene varias partes, la primera en Futhark antiguo, después unos cuantos versos en latín, y finalmente otro en nuestro propio idioma, haciendo alusión al Ouroboros.

- El Uno da su sangre a lo Otro
el Uno engendra a lo Otro.
La naturaleza se complace de la naturaleza, la naturaleza goza de la naturaleza, la naturaleza vence
a la naturaleza y la naturaleza domina a la naturaleza. Y no es por causa de una o
de otra naturaleza, sino por su propia naturaleza única que procede de sí misma,
consecuencia de la operación, con trabajo y mucho esfuerzo.-

Las runas talladas sobre las piedras brillan con gran intensidad, desprendiendo una luz rojiza que ilumina el rostro de todos los que allí se encuentran. La tierra empieza a sacudirse estruendosamente, las rocas se estremecen y la enorme isla comienza a elevarse muy lentamente del suelo. Un haz de luz sale del centro de la isla, formando sobre ésta el símbolo del Ouroboros.

"Ante la duda, recorrer el camino que otros recorrieron antes puede ser la solución"

La enorme mole rocosa sigue ascendiendo, incluso una vez que hemos terminado de recitar todo el conjuro. Poco a poco la vamos perdiendo de vista, hasta que se eleva incluso por encima de las nubes, donde una vez estuvo. El esfuerzo ha merecido la pena.

- Volvemos a casa. - anuncio con una sonrisa, una como la que comparte la mayoría. Ya nos merecíamos una buena noticia. Bajo nuestros pies queda el recuerdo de la parte destruida, las ruinas seguirán ahí, como recuerdo de lo sucedido. El lugar queda vacío nuevamente después de que los que allí nos encontramos usemos la desaparición, regresando así a nuestro hogar, la isla.

La isla Ouroboros se elevó nuevamente a los cielos, tras la destrucción de los satélites antimagia que bloqueaban el flujo de energía mágica en todo el planeta. Antiguos rituales fueron necesarios para volver a levantar Ouroboros, acudiendo a la información de los fundadores, aquellos que la pusieron en el aire por primera vez, hace cientos de años.
Una mitad de la isla sigue siendo la antigua Ouroboros, que se salvó parcialmente de la caída y ha sido reconstruida por Adael Cohen, sus elementaristas y otros colaboradores. La otra mitad de la isla es completamente nueva, formada  desde cero con nuevas rocas, puesto que la mitad que existía antes quedó totalmente destruida. Sus ruinas permanecerán en en Beinn Dearg , lugar donde se realizó el ritual.

Las gravísimas heridas que le hacen perder alrededor de la mitad de la sangre en menos de 5 minutos sumado a la horrorosa visión del furioso drow con los ojos tapados por la oscuridad y chorreando hilos de sangre de los ojos tiene al blood keeper al punto del desfallecimiento. Entre los mareos, la baja de presión y el aletargamiento, el susurro del otro parece venir desde la lejanía, desde el más allá.

-Si... si, una vida tranquila en verdad.- Dice con una expresión ida, como si estuviera viendo a un ser que solo él puede ver, con la piel más pálida a cada momento. Cuando el peliblanco esquiva la maldición, éste mismo afloja ligeramente la firme sujeción sobre el mago, momento que aprovecha para intentar conjurar otra barrera defensiva porque, incluso con los mareos y la vista borrosa, sabe que se avecina otro ataque, pero no es suficiente y el cuchillo vuelve a insertarse en su cuerpo, ante esto se dobla de dolor apoyándose un poco en su atacante mientras un hilo de sangre cae por su boca. Cuando el drow propone intercambiar su vida por información centra su mirada entre sorprendida, extrañada, aliviada y esperanzada en su atacante todo lo que puede y empieza a hablar con dificultad.

-El ataque en Trafalgar Square, el año pasado... ¿Lo recuerdas?... No fueron los Blood Keepers... L-La Señora Prince... ella... es una bruja nigromante... trabajó en el ministerio desde antes que asumiera el poder Jones... e-ella era una auror miembro de las fuerzas especiales del Escuadrón de Aplicación Mágica... sus trabajos se centraban en arrestos de alto riesgo que no cualquier auror podía hacer... pe-pero desde la desaparición del Ministerio le fueron asignadas misiones cada vez de menor importancia... la de hoy fue recuperar la Piedra de los Tres Mundos robada a los Blood Keepers... creo que consigue abrir vías entre el mundo terrenal, celeste y el demoníaco y... los más poderosos pueden conseguir viajar en el tiempo... el mestizo que consiguió robarla es un t-traficante del mercado negro de objetos mágicos... el plan era que yo le extraería la joya y ella lo asesinaría... Pe-pero ¿Cómo iba a saber que se encontraba en su estómago?- Comienza otra vez con sus lloriqueos en el que balbucea cosas inentendibles mientras su sangre sale en una cascada incontenible. El cuchillo perfora en la pelvis comprometiendo una de las arterias más importantes del cuerpo, de ahí la pérdida incontenible de sangre.

-A-aquel hombre...- Dice recuperando la calma y centrando su mirada en el mago. -Me parece familiar… me recuerda a uno de mi época en Hogwarts… antes de abandonarla, claro... ese lugar poco a poco se fue infestando de mestizos y sangres sucias... ¿Aaron Jones? ¿El Hufflepuff sombrero de excremento?… ¿Jacob Britt? ¿El gemido de rinoceronte? Oh oh!! ¡Connor Wells! El Gryffindor moco de troll!... No, espera... él es un Gamp... si, lo recuerdo... el slytherin enamorado de la Ravenclaw sangre sucia... Kalhenz Gamp... sus padres trabajaron en el Ministerio... incluso él los acompañaba a hacer “encargos”...- Justo ahí aparecen los soldados y el centinela, a los cuales distingue muy débilmente por sus mareos, la bruja lo toma de las ropas y desaparecen para aparecer en Beinn Dearg, Escocia. La noche estrellada cubre todo el cielo, nos encontramos a nosotros mismos en la vera del río Lael frente al camino de ascenso hasta el collado, a nuestro alrededor hay escombros muy esparcidos por el terreno, pero se nota que si se avanza por el camino se encontrarán más concentrados.

-La residencia de tu familia se encuentra en el collado... más bien, lo que queda de ella.- Dijo la bruja con su voz ronca y ligeramente aguda pero calmada. -Necesitas recordar tus orígenes... y alguien que te ayude a llegar...- Dice esto último mirando de soslayo con su actitud de superioridad al drow.

105 - 20 (Sangrado brutal) = 85 PS
Defensa Mágica orange: dado 15 + stat 10 = 25 - ataque de Dyospiros 73 = -48 daño a orange ¿doble sangrado brutal?
PS = 37 Please, stop.

El miembro 'Blood Keeper' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa Mágica' :

132-5 ps= 127/150 PS

Si hubiera podido ver la expresion del Blood Keeper al repetir aquello de una vida tranquila, habria sido capaz de identificar la muerte acechándolo tras aquellas pupilas. Pero la unica cosa que me indicaba que se le escapaba la vida con cada inspiracion de aire era el tono de sus palabras. De pronto comenzó a hablar.

"Chico listo"

Pensé para mi mismo. De haberse negado, no habria vacilado lo mas minimo en acabar con él.
- Claro que lo recuerdo. Causó un buen revuelo y lograron que los humanos perdieran la poca confianza que pudieran haber depositado en los magos.

"Jones? Mierda. Mucha de esta historia de magos...me suena a silvano. Resumen: la señora Prince debe ser muy vieja. Lo mismo hasta nació antes que yo..."

- Si no fueron los blood keepers, quienes? Eran magos, claramente, usaron magia. Magos renegados?

Lo siguiente que soltó fue aun mas interesante. El por qué del jaleo en el cual yo me habia metido, asi tontamente. Cuando escuché lo que hacia aquella reliquia llamada "piedra de los tres mundos", se me hizo un nudo raro en el estomago. No me interesaba para nada aquello de abrir vias entre los planos terrenales, celestes, ni mucho menos demoniacos. Los demonios, lejos de mi, mejor. Pero aquello de que los mas poderosos podian lograr viajar en el tiempo... fue como un dardo que me atravesó directo. En seguida pensé en aquello. Habian muchas cosas del pasado que habria deseado cambiar, pero solo una en concreto, fue la que me hizo, súbitamente, desear el poder de aquella piedra. Por fortuna, las sombras que ocultaban mis ojos ocultaron tambien aquella expresion de anhelo que se me debió pintar en la mirada.

- Un estómago rajado es un pequeño precio a pagar por ese poder, no crees? - siseé de mala hostia, tanto lloriqueo me iba a hacer perder la paciencia. Pero terminé la drase con una sonrisa. Me había dicho lo suficiente como para perdonarle la vida.

"Gamp. Mago. Mercenario. Antiguo Ministerio"

Anoté aquella informacion sobre un posible competidor a la hora de hacerme con la piedra.

Entonces, llegó la Alianza. Reclamando territorios que decian ser suyos. Ademas llegaron los centinelas como acompañantes. Y yo, cegato todavia. Maldije y estuve a punto de echar a correr de ahi, pero entonces, aquella bruja se desapareció con nosotros, y fuimos a dar con nuestros huesos en una zona que no me era familiar en absoluto. El cuchillo que aun tenia clavado en el blood se revolvió, dolorosamente para él, pero al poco de dar con mis rodillas en el suelo, lo desclavé y lo guardé. Del bolsillo, saqué un par de viales: una cicatrizante y una reabastecedora. Pegué un trago a cada una de ellas, yo primero, y luego se las di al mago, para que detuviese su sangrado. De lo contrario, palmaría en breves.

- Me has sido útil, mago. No descarto futuras colaboraciones contigo, será un placer. - mas para mi que para el, seguramente. Me erguí, entornando la mirada hacia la blood que nos habia sacado de alli, que ahora me miraba de reojo. Me estaba insinuando algo? - Tu lacayo está fuera de peligro. De momento


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sangrado leve detenido por uso de pocion

Supongo qué un impacto directo era mucho pedir se dijo a sí mismo mientras observaba cómo su espada quedaba atascada en el escudo de la anciana. Le notó confiada ¿Y por qué no habría de estarlo? Su situación se complicó más cuando los anti-magos muggles aparecieron. Chasqueó la lengua al entender qué la situación, ahora más qué nunca, le superaba enormemente. Media paga no está mal, al menos recuperaré la munición y comeré un rato. Adiós a mis sueños de saldar todas mis deudas.

La aparición le tomó por sorpresa, de haberla previsto la habría evitado. Llegó a un lugar qué no conocía de nada, aunque tenía elementos qué recordaba… entre las ruinas. La caída del proyecto Uroboros. Estoy en la zona cero su mirada vagó por unos instantes, bajando su guardia, razón por la cual no logró evitar mostrar interés sobre el comentario de aquella poderosa maga. Su mundo regresó a la normalidad cuando la anciana nigromante le habló de su anterior morada, a lo qué alguna vez llamó hogar y donde lo abandonaron a su suerte cuando el ministerio cayó. No obstante, logró advertir qué ya había mostrado interés, ocultarlo no tenía ningún sentido ahora. Si bien le habían abandonado, seguían siendo su familia. Recuerdos buenos y malos traía su apellido. Recuerdos qué pesaban en nostalgia qué, hasta ahora, no había parecido tan abrumadoramente pesada.

Dirigió su atención a la bruja, pero bajó sus armas, sin enfundarlas. Miró al quéjicas. Ahora con apellido era más fácil recordar a aquel gordo al qué costaba no molestar en el colegio. Aunque su estatus familiar había cultivado un pequeño grupo de guardaespaldas, había gente a la qué no podían parar sin encontrar sus lealtades en conflicto. A su familia, por ejemplo. Recuerdos hilarantes le llevaron un brillo divertido en los ojos. aunque se esforzó por mantener su rostro impasible, se le escapaban recuerdos de los rasgos faciales. En ningún momento sonrió.

-El hecho de qué el drow no tenga más qué una leve ceguera implica qué aún le das más importancia a la comida qué al estudio de las artes mágicas -fue toda la apreciación qué le mereció la lamentable escena de un mago siendo rescatado de las garras de la muerte por un semihumano. Se encontró a sí mismo con actitudes de antaño, lo corrigió inmediatamente. Se dirigió a la Señora Prince- Bruja ¿Qué sabes de mi familia? ¿Por qué el proyecto Uroboros abandonaría su casa? Seguro mi padre tuvo mucho qué decir al respecto-.

Su postura había cambiado, no pensaba combatir contra la bruja qué le había enseñado todo sin una buena razón, y sabía qué “Barril sin Fondo” Akaster no podría con él. Con la mitad qué le habían pagado bastaba para vivir tranquilamente el mes. El contrato no decía nada de un artefacto de la comunidad mágica, no pensaba recuperarlo para él.

Paseó la mirrada nuevamente, ésta vez sin alejar su atención del grupo qué le acompañaba. La vista era desoladora, por decir poco, no sólo habían casas de familias respetadas, magos qué habían hecho mucho por la comunidad mágica estaban allí. ¿Qué tramaba la comunidad mágica actual con ésto? ¿Podrían llegar a perder más del respeto del mercenario? Kalhenz estaba realmente sorprendido. Le costaba creer lo qué veían sus ojos.

El tono acusatorio del drow empalidece más al regordete Blood Keeper el cual niega tembloroso mientras su papada sigue el movimiento de su cabeza al compás cuando el otro le pregunta quién pudo haber hecho el atentado si no fueron ellos.

-N-nadie sabe… tampoco sabemos cómo fue que se hicieron con nuestra vestimenta… y nu-nuestra insignia… pero suponemos que el mercado negro tuvo mucho que ver… hubiera pasado lo mi-mismo con la Piedra de los Tres Mundos… e-el traficante mestizo seguramente estuvo involucrado… al igual que sus empleados…- Con esto último busca dirigir la atención de su atacante a Kalhenz. Cada palabra y cada gesto del peliblanco tienen al mago a punto del desmayo. La imagen de una criatura profana sonriente con los ojos cubiertos por la oscuridad mientras hilillos de sangre corren por sus mejillas lo perseguiría en sus pesadillas. A esto le sigue el ajetreado viaje hasta Escocia con el cuchillo del drow clavado y revolviéndose por el movimiento, sumado al mareo que traía desde antes, todo esto resulta en el desplome del Akaster en el suelo, ya no tiene energías para quejarse. A su lado se encuentra arrodillado el que fue su atacante y, cuando retira el cuchillo, el verde pasto se tiñe de rojo con la sangre que emana directamente desde la arteria. Aún cuando se encuentra prácticamente inconsciente acepta con cautela los pequeños frascos que el otro le pasa, quizás le sirvan a los de su especie, pero y ¿si para el mago la sustancia resulta letal? Al final les da un trago a cada uno, se los devuelve y, de a poco, la herida se cicatriza, deja de sangrar y el color vuelve a su piel. Los mareos persisten un tiempo más así que opta por mantenerse en posición horizontal hasta que todo deje de dar vueltas a su alrededor. Mira extrañado a la criatura que hace un momento estaba dispuesta a quitarle el cerebro a través de la nariz sin ningún asco y que ahora propone colaborar no sabiendo qué contestar a eso.

-Al menos cumples con tu palabra.- Era algo que el mago deseaba profundamente cuando estaba con el cuchillo clavado en la pelvis pero era una posibilidad en la que no confiaba por sus conocimientos sobre seres inferiores a los magos de sangre pura. Ya se había entregado a la muerte, pero allí estaba, recuperándose para vivir más tiempo. Se le ocurre que al drow no le quedaría mal el traje de mayordomo cuando lo ve erguirse.

-Mi héroe ¿Qué es lo que haría sin ti?- Dice la bruja irónicamente. -¡Oh! Ya sé: hacer bien la misión. Si quieres hacer algo útil, criatura de las profundidades, acompañaras a Kalhenz hasta la residencia, puede que necesite ayuda, además, de seguro allí hay más pociones y cosas de valor que la familia no hizo tiempo a salvar que les sirvan. Tal vez te encuentres un poco desorientado, lo pondré en palabras muy simples para que lo entiendas; estamos en Escocia, la zona más norte de la isla, en Beinn Dearg. Lo único que tienen que hacer es seguir este camino que asciende hasta la zona más central entre los cerros, allí cayó la residencia de la familia Gamp.- Mientras la mujer mayor habla con parsimonia, el mago cuarentón se levanta torpemente y, cuando consigue estar en posición vertical, está agitado por el esfuerzo. En ese momento se encuentra con la mirada de su otrora compañero de casa y constante molestia que ni siquiera con el grupo que se había formado entre los hijos de familias puras había podido sacárselo de encima. Sus palabras lo intimidan como el primer día así que, luego de apartar la mirada con una expresión molesta, opta por cambiar a su forma de cuervo y posarse en el hombro de la Señora Prince desde donde levanta las alas y emite un fuerte graznido hacia Kalhenz, en esta forma, además puede disimular su sobrepeso.

-¿Quién eres tú para hablar de artes mágicas? Si ni siquiera conjuraste una triste barrera defensiva.- El cuervo secundo a la bruja con un aleteo de alas y otro graznido. -Por eso te traje aquí, para que recuerdes tus orígenes, quién eres y que la magia forma parte de ti, no puedes simplemente renunciar a ella.- Habla con fuerza y furia en su voz.

-Muchos de los miembros de tu familia continúan estando con los Blood Keepers, otros fallecieron, como tus bisabuelos y otros se encuentran desaparecidos, suponemos que están muertos o, en su defecto, abandonaron la organización siguiendo los pasos de traidores como tú.- Dice en un tono más calmado. -Durante el bloqueo mágico, en el que la isla cayó, los diversos grupos mágicos acordaron unirse, incluyendo los Blood Keepers, para formar un frente común y buscar soluciones. Quizás estas casas fueron los hogares de familias radicales que rechazaron unirse a seres mágicos inferiores, pacifistas y traidores o también puede ser que aprovecharon para deshacerse de estas construcciones para crear otras más grandes y mejores, todo puede ser, tu padre se ha vuelto un hombre impredecible desde que se enteró que su prima fue asesinada por estudiantes insurgentes y, no sólo con esto, sino que tu estabas entre aquellos estudiantes traidores. No me quiero imaginar cómo se pondrá cuando se entere que has renegado de la magia y que has vivido todo este tiempo como un simple humano al servicio de seres inferiores, creo que te considerará muerto.-


Blood Keeper red
PS = 130 - 5 (sangrado leve) = 125

Blood Keeper orange
37 - 20 (Sangrado brutal) = 17 PS
sangrado brutal detenido por uso de poción

Las sombras se habian desvanecido de mis ojos, la pocion habia surtido efecto y comenzaba a dejar de notar las molestias aquellas en las retinas de mis ojos. Pasé la manga por mis mejillas al notarlas humedas, limpiando los restos de sangre.  Miré de reojo al mago, el tal Akaster. Que al menos cumplía mi palabra.

- Yo sí. Pero no tientes a la suerte.

Desvié la vista bruscamente a la bruja, su tono irónico no me pasaba desapercibido. Le devolví la sonrisa del mismo modo. Me estaba dando ordenes?

-  No me interesan las pociones.

"de eso tengo mas que suficiente"

- Y no sigo instrucciones de  patéticas brujas . - Miré de reojo al tal Kalhenz, aquella bruja tenia mucho que decirle al mago.  Al parecer su familia lo despreciaba, pero eso era como algo muy cotidiano. - Los Blood Keeper no sois muy diferentes de los Drows de donde yo vengo. Todos os creeis tan superiores, estais tan pagados de vosotros mismos.... - se me escapó una risa por lo bajo, burlona. No se daban cuenta de que eran iguales. Oprimidos por sus propios actos. - Le he abierto la barriga a tu soldado en menos de cinco segundos. - hice aparecer un globo oscuro en mi mano. - Quizá necesitas tú tambien escoltas mejores. Negociamos?

La bruja tenía la idea equivocada, aunque no estaba seguro si deseaba intentar aclarársela. Las edificaciones allí eran, en algunos casos, edificaciones tradicionales de familias muy orgullosas, lo qué propició que parte de sus explicaciones tuvieron sentido para él. El sentido de la autoridad y el deber no habían abandonado a la anciana bruja, ni siquiera, cuando todo lo demás si lo hizo. Algo qué alivió al joven renegado. Fue una pequeña sorpresa para el mago qué el inútil del asistente de la Señora Prince fuera, de hecho, un animago habilidoso. Incluso cuando ya lo había hecho antes, vino a darse cuenta del mérito al reconocer al hombre.

El cuerpo le empezó a doler pesadamente Cierto, las heridas. Mientras la bruja daba indicaciones, el mago se acercó a una roca al tiempo qué se quitaba el gabán, llevandose consigo la mayoría de vidrios qué llevaba encima. Se deshizo de la funda de su pistola mientras se sentaba en la roca. Se removió el chaleco, qué sería un chaleco sin mangas de color gris profundo y sin mayor adorno qué los vidrios qué se quedaron adheridos a él. Justo antes de sentarse en la roca recordó algo. Tomó un frasquito de uno de sus bolsillos. El frasco estaba abollado, pero su contenido intacto, lo qué sacó una sonrisa del semblante del mercenario.

Continuó con su camisa. Aquella camisa qué había empezado el día de un negro profundo tenía manchas rojas por todas partes, moverla le causó dolor. Al quitársela, descubrió un cuerpo qué, sin ser muy grueso, tenía los músculos bien posicionados. Los tendones de sus bíceps orquestaban un movimiento armónico con los diferentes músculos de su espalda para describir las guías qué realizaba a la extremidad correspondiente. Su carne distaba de ser continua en casi ninguna zona de su cuerpo. Sus brazos tenían toda suerte de cicatrices. Algunas de las cuales eran claramente de tortura. En su torso, por otra parte, sólo había cortadas. Algunas eran cicatrices pequeñas y bien cuidadas, otras poco estéticas y desagradables a la vista. Todas eran recuerdos, recuerdos qué había aprendido a conservar, quisiera o no, desde qué dejó atrás la magia.

Agitó la camisa para removerle todos los vidrios qué pudiera, luego la puso delicadamente en el suelo. Destapó el frasquito y vertió el liquido transparente sobre el objeto. El olor característico del alcohol emanó de su camisa. Sacó de su otro bolsillo una cajetilla. La cajetilla estaba compuesta por un pequeño compartimiento para los encendedores desechables, y otro más grande para los paquetes de cigarrillos. El último cigarrillo. La única razón por la qué has sobrevivido es porque en ese distrito no venden de los qué me gustan. Encendió el cigarrillo con una profunda calada, dejó qué el humo de muerte le invadiera, tenía qué esperar unos segundos a qué el alcohol se regara por la camisa, los contabilizó con dos caladas largas y profundas.

Una vez se cansó de esperar, desenvainó su sable. Tomó las mangas de la camisa y, en ceremonioso acto de despedida, cortó sus mangas de forma impecable. Evitó todo lo qué pudo las manchas de sangre, sabía qué los coágulos serían malos para los primeros auxilios. Le tomó un rato, pero alcanzó a recuperar seis trozos de buen tamaño. Usó dos de ellos para desinfectar sus heridas en un proceso doloroso y poco estético a la vista. Nunca antes había logrado conservar la compostura ante los primeros auxilios, no logró empezar hoy. Gruñidos leves y muecas desagradables acompañaron el rápido tratamiento qué se realizó. Luego de ello utilizó los restantes cuatro trozos para vendarse las heridas más profundas qué, a pesar de todo, seguían abiertas.

Una vez terminado el desagradable proceso tomó su camisa nuevamente, ahora sin mangas, y se la puso. La temperatura del lugar no permitió qué el alcohol se evaporara tan rápido cómo debería y alcanzó a sentir el poderoso roce del liquido antiséptico con las heridas superficiales, generando un escozor continuado por lo qué, sabía, sería un largo rato.

-Agradecería qué no mencionaras mi existencia a la comunidad mágica, ya suficientes problemas tengo sin qué hayan más conflictos de interés en mi vida -lanzó una mirada seria a la bruja- ¿Puedo contar con su palabra, Señora Prince?-.

Se gira hacia el drow para escucharlo mientras mira con detalle su pelo blanco, mal cortado, sucio y enmarañado, sus ojos lilas, un exótico color de ojos, pero bastante normal entre la gama de colores entre los de su raza por lo que la bruja sabe y espera a que Kalhenz termine con sus primeros auxilios, el cual tiene el atrevimiento de no hacer ni un mísero hechizo de sanación y prácticamente restregarle esto en la cara a quien le enseñó trucos que no aprendería nunca en ninguna escuela. No está acostumbrada a que le respondan con la impertinencia del peliblanco, pero tampoco le contesta solo lo mira, el esfuerzo físico y las heridas comienzan a pasar factura, las inclemencias del correr del tiempo hacen que su cuerpo no sea lo que fue en su juventud, todo esto confluye y permite que se vislumbre claramente a través de sus ojos el profundo cansancio que siente cuando entrecierra los ojos hacia el drow en el momento en el que éste dice que los de su raza y Blood Keepers son iguales. Levanta una ceja, escéptica, cuando propone negociar.

-Ehhh… no.- Dice cortante y agotada incluso para ser irónica. Permanece de espaldas a Kalhenz hasta que éste termina de hablar, pensando en si mirarlo o no y en si responderle o no, luego de un momento de silencio decide voltearse lentamente para mirarlo con los ojos entrecerrados.

-¿Me estás pidiendo que mienta por ti? Soy vieja pero no chismosa… *sigh* Solo te diré esto; si vives lo suficiente, ves los mismos ojos en distintas personas… en ti veo los ojos de un hombre que quiere huir.- Inspira profundamente, se yergue en todo lo que su estatura le permite y roza, casi con mimo, su anillo elfico con su otra mano. Cierra sus ojos para concentrarse pero los abre casi al instante, como si se hubiera olvidado de algo.

-Oh! Y las pociones les van a interesar cuando se internen entre las derrumbadas estructuras… nunca se sabe con qué criaturas se pueden encontrar…- Dicho esto emite una risa aguda y algo quedada y desaparece junto con el animago convertido en cuervo el cual emite graznidos a su vez, aquella inquietante combinación de sonidos es lo último que queda de ellos en aquella noche despejada.

Fruncí los labios levemente ante el escrutinio de la bruja de avanzada edad. Un hueso duro de roer. En mi interior sabia que no iba a conseguir lo que me habia propuesto. Mientras tanto, el muy silencioso Kalhenz se daba sus propios primeros auxilios.

"Otro renegado de la magia. Como mi hermano"

Esa actitud de no usar la magia me recordó a mi desaparecido hermano, cómo evitar la comparacion. La verdad me parecia absurdo dejar de usar una habilidad por...por qué? orgullo? Asco? No lo se. Un resoplido escapó finalmente de mis labios fruncidos cuando la bruja simplemente dijo "no".

"eso te pasa por pedir las cosas por favor"

- cállate. - mascullé por lo bajo dirigiendo mis pupilas hacia arriba y la derecha

Tras partirse de risa de modo muy siniestro incluso para mi, los dos brujos se desaparecieron. Gruñí me limpié la sangre de los guantes de las manos sobre mis pantalones. Ahora, en la soledad que nos habian dejado, miré al mercenario que tenía delante. Fumaba (podría robarle los cigarrillos). No tenía nada contra él, ni a su favor... aunque dadas las circunstancias...

"no pierdo nada por colaborar. Salvo quizá ganarme una emboscada y morir"

Mis ojos se habian entornado mientras examinaba a Kalhenz, el mago-no mago. Finalmente hablé.

- Lo que nos encontremos, al 50%. - dije por fin, habia decidido colaborar. Por el momento.

Las palabras de la bruja dieron en un punto sensible. Por primera vez en la conversación, no supo qué decir ni contestar. No tenía un sano desacuerdo o un cansado hastío de las palabras vacías tan populares entre los Adoradores de la Sangre. Habían dicho algo qué era cierto, estaba huyendo. No podía decir qué no lo supiera, huía del asco de pertenecer a una especie llena de inconscientes qué olvidaban lo importante por arrogancia, envidia o ambición; huía de lo repulsivo de la existencia de una guerra qué se podría haber evitado si alguien hubiera dicho “Basta”; huía, por sobretodo, de la realidad de qué no era mejor qué ninguno de ellos; huía de la posibilidad de verse en la misma situación y tomar las mismas decisiones; huía del terror, y la repugnancia, qué le daba pensar en sí mismo usando la magia por un objetivo, no sólo banal, basado en un oxímoron; huía de sí mismo, su pasado y recuerdos.

Tal fue su ensimismamiento qué, para cuando volvió en sí, la anciana se había ido y el semi-humano había demandado un trato por alguna razón, su mirada tardó en recuperar la compostura. Su cara pasó, rápidamente, de una cara cargada de tristeza y dolor a su habitual rostro inexpresivo. Adicional a el golpe emocional, se encontraba en una situación donde debía dar una respuesta, una qué no entendía. Tardó unos instantes en armar el hilo de eventos y entender la descarada demanda. Suspiró, no necesitaba de su ayuda, pero tampoco deseaba enfrentarse a unas ruinas invadidas sólo.

-No me importan tus convenciones. Sólo recuerda qué es la mansión de mi familia -su voz sonó cansada y con un tono qué, hasta ahora, no había demostrado: débil. No confiaba en aquella criatura, pero aquella misión había probado ser especialmente difícil, ahora qué le pagaban sólo la mitad sentía qué había regalado su trabajo. -Si de verdad me acompañarás, sólo recuerda ese detalle-.

Avanzó por la ciudad destruida. El olor a polvo hacía tiempo qué se había ido. Las pocas edificaciones aún en pie alcanzaban, cuando mucho, el tamaño de cuartos de baño o dormitorios pequeños. El olor predominante era el de las heces de diversas criaturas y la carne podrida, un escenario lleno de moscas revoloteando aquí y allí. Prueba viva de qué no todas las familias dejaron sus hogares de forma voluntaria. También se olía aceite de motor, aunque no era tan fuerte. El viento soplaba con fuerza, generando leves silbidos acompasados por el territorio y sus ruinosas fallas topográficas. No se detuvo.

Poco a poco, paso a paso, se fue descubriendo la mansión Gamp. A medida qué avanzaba, cómo si de un bosque de roca y ladrillo se tratase, el aire se tornaba pesado, había menos flujo de aire, incluso si estaban en una zona más alta. Los olores se intensificaban y se volvía más difícil mantener la comida en el estomago. Al mercenario le costaba, siquiera, avanzar sin sentir arcadas. Pero, triste consuelo, llegaron a su destino.

La mansión Gamp distaba mucho de lo qué recordaba, no era tan majestuosa cómo su diminuto ser la vivió, pero no era sólo eso. La mansión era de las pocas qué conservaban un techo y algunos cuartos conectados en un inestable equilibrio. Amenazando con caerse en cualquier momento, esperando, cómo una trampa de gatillo. Parecía estar aguardando a su desdichada presa con una paciencia infinita. La fachada estaba desgastada, pero el verde característico de las casas de magos Adoradores de la Sangre se le notaba; También quedaban vestigios de los adornos y el escudo de armas de los Gamp, qué constaba de un colacuerno húngaro luchando con una mantícora; Las ventanas, rotas y deformadas, invitaban a ver escenarios más desoladores; la puerta había caído, aún cuando su marco parecía intacto; estaba ladeada ligeramente, apenas y logrando no reventar. Había caído toda el ala izquierda, desde la perspectiva del mercenario.

-Ha buscar qué tan importante era mi existencia en la familia -declaró con un suspiro -También ver de qué prescindieron. Cómo si fuera un vulgar carroñero-.

Me quedé mirando a Kalhenz. Parecía perdido en su propia mente. Decidí entonces que ese mago era un tipo curioso. Al menos no parecía tan racista como los otros dos...

"se ha quedado asi de ensimismado en cuanto la bruja le dijo que tenia los ojos de alguien que se dedicaba a huir..."

"pero, en este mundo, quien no huye de algo? Hay cosas a las que es imposible enfrentarse"

Resoplé. Finalmente, la cara del mago dejó de reflejar aquella angustia existencial para ponerse de nuevo la mascara de tipo duro. Sonreí de lado. Le di el tiempo necesario al humano....

- Mis convenc...qué? - mis convenciones? Me pilló desprevenido esa palabra, no la habia oido mucho. Se referia a mis...normas para el trato del reparto? Hice una mueca. Sí, sí, la mansion de su familia. - Quieres que muestre respeto a las ruinas de lo que fue tu hogar. Lo entiendo. - aunque el tono de mi voz indicaba que me parecia absurdo, lo respetaria

Le enseñé las palmas de mis manos en alto, como diciendole que esa norma podía acatarla. Después, eché a andar detrás del mercenario. Solo con observar su modo de andar podia averiguar algunas cosas...o al menos, imaginarlas. Para ser un humano, tenia un caminar muy ligero, silencioso. Eso me indicaba que podia ser un ladrón consumado, o un asesino de los que te rajan la garganta sin que te enteres de que ha ocurrido. Sigilo. Entonces, era alguien que sabia andarse con cuidado en mas de un aspecto. Si ahora parecia mas debil...era por aquel encuentro emocional con aquella bruja. Me pregunté si ademas de saber usar la pistola, seria habil con las armas blancas, como las espadas. En cuanto a su magia...un misterio.

Tras mi analisis de su persona, me encontré con que ya habiamos llegado al lugar de destino. Levanté una ceja ante la decadencia que nos rodeaba. Aquel olor a podrido agitado por el fuerte viento me traia malos recuerdos. Me cubrí la nariz y la boca con el cuello de la guerrera y segui avanzando.

Aquella sensacion solo se acrecentó conforme el mercenario guiaba hacia aquella estructura que antaño fuese una mansion, su casa. Escuché lo que el mago tenía que decir y preparé mi cuchillo, pero saqué tambien mi espada corta de debajo de los pliegues del abrigo. La atmósfera de aquel lugar me ponia en guardia. Miré de reojo al mago.

- Tan importante es para ti? Tu familia. Aunque fuesen extremistas y hayas renunciado a ellos - pregunté. La ultima frase que habia soltado Kalhenz sonaba muy melancolica, como si hurgar entre los restos de su casa fuese contra su voluntad. Mientras esperaba una respuesta miré a los alrededores, y le hice un gesto al mago para que hiciese los honores y fuese el primero en entrar. - Yo cubro la retaguardia

En la sombría habitación podía escucharse un suave golpeteo de más de un par de pies, también podía verse algo de movimiento, podría decirse, sistemático en una esquina superior que, por el derrumbe, la pared había quedado muy desfasada creando un hueco muy profundo, allí podía verse una silueta ir y venir hasta que se detuvo súbitamente. Una voz femenina llena de agresividad hizo eco en la habitación.

-¡AAAGHHHH!¡No escaparás esta vez maldit...- Dejó de hablar cuando vió a Kalhenz, el drow aún no estaba al alcance de su vista. Pudo ver al mago porque se asomó dejando al descubierto su larga y sedosa cabellera blanca y sus elegantes y hermosas formas élficas por encima de la cintura, apoyó sus brazos sobre la pared que tapaba el resto de su cuerpo. -Estás más alto goblin... pero no te hagas ilusiones, ya no romperás mis telarañas nunca más, tu nueva apariencia no impedirá que beba la sangre de tu cuerpo sin vida.- Un golpe rotundo pudo escucharse detrás del nuevo personaje y esto hizo que un par de cascotes tambaleantes de mediano tamaño (no el suficiente para tapar la entrada) se desprendan y caigan sobre el hombre si éste no se movía.

Su mente se empezaba a despejar cuando al cruzar el umbral se vio, nuevamente, de nueve años. Le recibió su elfo con una, claramente afectuosa, reverencia. Kalhenz siempre le trataba con todo el respeto qué una criatura inferior merecía, en parte porque su padre le había inculcado qué el miedo lograba mucho, el respeto lograba más. Y por esa razón se esforzaba porque el elfo no sufriera, sin permitir qué confundiera los límites de su existencia. Las palabras de su acompañante lo devolvieron a la realidad.

De aquella majestuosa mansión no quedaba nada. Había luz natural filtrándose por el techo, el altisimo candelabro se había derrumbado; Los muebles qué alcanzaba a ver estaban desgarrados, desde dentro, o fuera, y tenían un aspecto tétrico. Un dolor punzante le invadió. Lo qué no estaba destruido, o desgastado, estaba cubierto por telarañas, excremento, humedades de líquidos varios en una sopa qué hacía qué su sangre hirviera de ira y odio.

Se sobresaltó.

Una figura femenina emergió de un codo en la habitación. Su cuerpo actuó más rápido qué él, se aterró. Había olvidado recoger su arma ¡Claro! Lo qué faltaba. Su otra mano alcanzó el sable qué poseía en su cinto y desenfundó rápidamente. Escuchó la frase carente de sentido de aquel insectoide. Ahora sabía dos cosas: la primera, había goblins y todo tipo de criaturas ¡Mierda! Si no vuelvo con la pistola cuando vea a ese enano me veré en un aprieto. Fragmentos de su propia casa fueron arrojados contra él. Su espacio no había cambiado tanto cómo para ponerlo en un aprieto. Con soltura, y sin perder un segundo, se movió de su anterior puesto. Acto seguido arrancó su carrera en dirección a la criatura. Aprovechando la lentitud de su enorme oponente para cubrir la distancia qué los separaba, mientras su espada destellaba la poca luz qué llegaba por los huecos y daños estructurales de aquella edificación.

Una vez allí lanzó una floritura con su sable con objetivo de hacer un corte en el cuello de aquel enorme arácnido. Moviéndose tan rápido cómo podía, una vez hecho el corte, dio dos saltos hacía atrás, creando distancia con su oponente.

-Lo diré una sola vez inmundo semi-humano -dijo con odio en su voz- gracias por decirme qué tan plagado de ustedes, alimañas, estaba ésto. Cómo premio prometo darte una muerte rápida-.

-Sobre tu pregunta -alza la voz para qué el Drow le escuche- no es a mi familia a quién quiero, es a ésta casa. Mi vida transcurrió aquí, es simplemente normal qué le guarde aprecio, aunque no tanta nostalgia-.

sobre el ataque: