Beinn Dearg, Ruinas de Ouroboros

El barullo que se levantó ante la súbita solicitud de la Dama llegó hasta sus oidos a la vez que se arrodillaba sobre la hierba. Una suave brisa la alcanzó, trayendo consigo el peso de lo que acababa de hacer. ¿Qué sería de ella? Sin magia, lo único que podía hacer era ofrecerle la espada al mayor de sus hermanos y sentarse a ver el mundo. ¿Qué más podía hacer? Quizás los humanos eran lo suficientemente estúpidos para creer que había gente extraordinaria entre ellos, pero siempre había sangre mágica en las venas de quienes habían dejado su marca en la historia humana. Como simple mortal no podía esperar que su vida fuera algo que valiera la pena vivirse. Ahora, sin nada que la uniera a sus hermanos, no podría contar con ellos en absoluto; lo más seguro era contar con que le dieran la espalda, tarde o temprano. Tampoco con los dragones, ni con su propio dragón, a quien había llegado a querer más allá del lazo de sangre que los unía. No podía decir que fuera recíproco en absoluto.

Cuando sus hermanos reaccionaron, se levantó con cuidado en un solo movimiento, sonrió a Cedric por un instante y luego lo tomó por las mejillas con cuidado, hablando solo para él, ignorando sobre todo a Shyvanna que parecía estar más loca que nunca. No era tan estúpida como para pensar siquiera que esas lágrimas eran por ella, ni que nada de lo que hacía era por Cedric. A medida que de sus labios salían las palabras, sus manos tensaban sobre el rostro de su hermano.- No es lo que quiero, Cedric. No deberíamos ser nosotros quienes decidieran el destino de la espada, y la Dama tampoco quiere hacerlo. ¿Lo ves como yo? La historia será muy diferente si aceptas tú o si acepto yo. Esto se va a torcer hacia una guerra de sangre eterna o hacia la paz absoluta, por eso somos tú y yo. Somos opuestos totalmente. ¿Qué pensaste mientras la tomabas? Yo solo pensaba... eso ya no importa. Mi magia la manchará con soberbia e ira. La tuya con repudio. Porque no la quieres, ¿cierto? Tu tampoco quieres ceder tu magia. No somos Gwen para aceptar algo así sin ataduras. Quizás yo acabe degollándome de ira, mi sacrificio será sangre y fuego, pero tú... tú vivirás tu vida con amargura. Piensa bien Cedric si quieres presentarte como sacrificio. Si lo estoy haciendo es para que tú no tengas qué, pero si así lo deseas, aceptaré que te arrodilles a mi lado y me tomes de la mano, que te presentes también y dejemos que escoja. Yo ya ofrecí lo que tengo para ofrecer, pequeño hermano, y no voy a regresar en mi palabra.- Aún con la adrenalina en el cuerpo, soltó a Cedric y giró hacia la Dama, dando un paso más adelante.

Noté el tirón de Shyvanna y me giré para mirarla. Dudaba mucho que a Shy lo que le importase fuese que desacreditara a Lake, no. Era mas bien su antigua competicion entre ellas.

Wthyr al menos fue mas sincero y directo. Asentí mirándolo, porque esas eran mis verdaderas intenciones. Tras eso bajé la mirada hacia Lake, al notar sus manos sobre mis mejillas. Un poco preocupado, a decir verdad, porque el contacto fisico de Lake generalmente era de temer....no solía ser para mostrar cariño, y cuando lo parecía, era para obtener algo de tí. O eso me decía la experiencia con ella.

"Lake..."

Negué con la cabeza, diciendo un "no" silencioso, solo moviendo mis labios. No, no lo veía como ella. Evidentemente que no. Fruncí el ceño. No.... Excalibur purificaría la magia de Lake, no se mancharía por ella. Quizá por eso la elegía? Lake era destructiva por intención, yo lo era por descuido. Quiza la dama del lago no estaba tan equivocada como pensaba...?

"pequeño?"

La miré indignado visiblemente, pero con una sonrisa amable, porque ella era menor que yo....en todos los sentidos. No era de hermano mayor dejar a la pequeña ir a entregarse pero....por otro lado Lake era mayor para tomar sus propias decisiones, y lo mismo hasta le hacía un favor al mundo si permitía que cediera su magia, aunque eso me llenase de culpa.

"Te equivocas, Lake. Mi corazón estaría más tranquilo si te impidiese hacer lo que vas a hacer. Pero lo haces por mi, de verdad? Desde cuando ....es tan altruista?"

Estaba confundido en ese sentido, lo hacía por Avalon, por mi....? Era manipulacion, para que me sintiera mal? Si, eso podía ser. Era astuta. Parecía tan decidida que dio un paso más al frente, hacia la dama.

Sí, estaba decidido entonces. Miré a la dama del lago, asintiendo. Lake había elegido primero y sería lo que tuviera que ser.

La Dama del Lago, con su voz melodiosa y misteriosa, se dirige a Lake, quien ha tomado la valiente decisión de renunciar a sus poderes con el fin de ser merecedora de la legendaria espada Excalibur. La figura etérea de la Dama se alza sobre las aguas cristalinas mientras habla con una sabiduría ancestral.

- Lake, te has presentado ante mí con una elección valiente y desafiante. Tus palabras y acciones han demostrado tu determinación y tu anhelo de trascender tus propios límites. Ahora, como custodia de Excalibur, te confiaré una verdad profunda. Ten presente, Lake, que al renunciar a tus poderes, también renuncias a una parte de ti misma. Ser digna de Excalibur requerirá perseverancia, sacrificio y un coraje inquebrantable. - los ojos de la Dama se posaron en Wthyr cuando expresó su desconfianza, limitándose a sonreír de manera enigmática.

- Es el precio a pagar para que vuestro linaje recupere la espada que perdió por sus actos indignos, para restaurar el legado. Merlín la ha custodiado hasta ahora, y se requiere un sacrificio para poder acceder a la espada y la magia protectora que la imbuye. - extendió su mano hacia la frente de la joven, posándola sobre ella mientras su energía mágica era extraída lentamente, dejando que su esencia fluyese en dirección a la espada hasta dejarla sin la capacidad de poder usarlos. Era un hechizo de bloqueo de capacidades, puesto que no alteraba el hecho de que su sangre seguía siendo la misma.

- Ahora, Lake, toma la espada Excalibur con gratitud y determinación, y que tu destino se funda con el de esta legendaria arma.- las palabras se disolvieron en el viento mientras la figura de la dama desaparecía, dejándolos a solas.

Su firme determinación la hizo posarse frente a la Dama del Lago con toda la intención de ser ella quien erigiera la espada. Si acaso, tenía una gran incertidumbre en el cuello cuando pensaba en los dragones, pero no, no iba a permitirle a su mente ir a aquel lugar. No se permitiría flaquear. El día que se lo permitiera, sería el día en que se clavara Excalibur en el estómago.

Trascender límites. Sonaba difícil sin magia. Perseverancia, sacrificio y un coraje inquebrantable. Ahora entendía por qué el resto de sus hermanos no habían sido dignos. Cuando la mano de la Dama se posó en su frente, cerró los ojos y sintió, claramente, como las fuerzas iban saliendo de su cuerpo. Pudo evitar tropezarse por un instante cuando terminó, pero tras unos segundos se sentía... igual. Igual de vacía, igual de irascible, igual de desafiante que hacía un minuto atrás. Pero las llamas no salieron de sus manos como antes solían. De pronto pensó en su abuelo. En Goth, y en lo mucho que había tardado en enseñarle a transformarse como para que lo perdiera a la primera. Gruñó por lo bajo y repidió "gratitud y determinación" una y otra vez en la cabeza, a ver si se le pegaba. Que su destino se fundiera.

Tomó la espada con ambas manos al llevar a ella y la levantó en el aire, como si hubiera estado encajada en mantequilla un momento atrás. Era increíble. Su brillo a la luz del sol era simplemente majestuoso. Sintió en el viento a la Dama irse, mientras ella seguía mostrando la espada a sus hermanos.- Con esta espada dominaré a mis enemigos y conquistaré los reinos sin piedad, sin compasión. Que teman los que se atrevan a desafiarme.- Susurró, probando el filo con el pulgar, dejando sobre ella el efímero rastro de una gota de su sangre que no podría devolver a su cuerpo jamás. Ya no más. Tras unos minutos, salió de aquel lugar con ayuda de sus hermanos.