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[TURÍN SUBTERRÁNEO]
Uno de los sitio más mágicos y misterioso de Turín tiene que ser el Grotte Alchemiche (o Cuevas Alquímicas). Están situadas justo debajo del Palazzo Madama, en la Piazza Castello y en las cuevas se suponen que está toda las energías esotéricas - tanto del bien como del mal, las cuales estan en guerra en la ciudad - ya que convergen y se encuentran en la ciudad.
En ellas se entrecruzan grandes lineas teluricas y geomanticas. Aqui operaban los cientificos de la casa Saboya, encargados de encontrar la Piedra Filosofal. Se accedia desde la cropta de la SS. Annunziata y de los subterraneos del Palazzo Reale. En el pasado numerosos hechiceros videntes y sabios famosos como Paracelos, Nostradamus o Cagliostro llegaron convocados para realizar investigaciones en ellas, bajo la protección de "Madama Reale"
Según las leyendas locales, hay tres cuevas en total y es casi imposible de alcanzarlas, porque el subterráneo de Turín está lleno de túneles y pasadizos secretos que fueron creados para confundir a la gente y proteger las cuevas. La leyenda dice que si usted fuese capaz de encontrar uno de ellos, verían como sus pensamientos, esperanzas y temores se materializan.
Se dice que el Príncipe Umberto de Saboya había logrado llegar a la primera. Sin embargo, una vez que la encontró, pensó en su mayor temor: ser asesinado. Posteriormente, fue asesinado en Monza sólo unos días más tarde.
Las grutas, que se extienden por toda la ciudad en forma de misteriosos tuneles y calles subterraneas, conectan estas las tres cuevas, que no son otras que aquellas que coincidirian con las ubiaciones de la Piazza del Statuto (la zona negativa) y la Piazza Castello/Palazzo Reale y la Iglesia de la Gran Madre (las zonas positivas).
La razón, desconocida para muchos, por la cual estas Cuevas son practicamente inalcanzables es gracias a la acción de los Guardianes, quienes se encargan de su protección de diversas maneras. Si alguien entrara sin su consentimiento o conocimiento expreso, aun logrando el objetivo de hallarlas, sufrirá de persecucion hasta su muerte.
Las cuevas estan protegidas por hechizos que vuelven dementes o aterrorizan con visiones a los intrusos para que se den la vuelta, y las grutas están plagadas de poderosas y feroces quimeras, seres muy longevos creados por el gremio de alquimistas que servian a la Orden
Finalmente accedimos a las grutas, siempre guiados por Setelah porque de todos los presentes es el que tiene más idea de lo que buscamos, y desde dónde tenemos que ir. Las grutas se extienden por toda la ciudad, en forma de misteriosos túneles y calles subterráneas. Estas grutas conectan con las tres cuevas, que no son otras que aquellas que coincidirían con las ubicaciones de la Piazza del Statuto (la zona negativa) y la Piazza Castello/Palazzo Reale y la Iglesia de la Gran Madre (las zonas positivas). En este caso hemos accedido desde el palazzo reale, descendiendo hasta encontrar unos laberínticos y bellos corredores, iluminados con brillantes tonalidades azules. Quedo fascinado ante tal espectáculo, hasta el punto de olvidar un poco las advertencias de Setelah sobre lo que puede haber aquí abajo. - Increíble... - murmuro mirando hacia el techo y las paredes, aunque no por ello me despisto por completo de lo que me rodea. Mantengo a buen recaudo la bolsa bandolera que llevo colgada, donde guardo los pergaminos que nos ha entregado Sean a cada uno, además de algunas medicinas y pociones de primeros auxilios básicos.
- Deberíamos dejar algún tipo de marca para no perdernos aquí abajo, no quiero que acabemos dando vueltas durante horas. Tomemos ese camino. A no ser que el guardián tenga otra idea...- sugiero señalando hacia la izquierda, pues me da la sensación de que está más iluminado y puede guiarnos hacia la fuente de la energía mágica del subsuelo de la ciudad. Camino muy cerca de mis compañeros del Consejo, especialmente de Sean, preparado para usar mi magia defensiva en caso de que sea necesario. - Seguro que sabes qué produce este efecto.- comento a Sean mirándolo con una sonrisa, suponiendo que debe saber lo que puede ser por el hecho de que ha leído una gran cantidad de libros. Empezamos a avanzar como divididos en dos grupos, dejando que vaya Setelah a la cabeza por el momento. No pasan muchos minutos hasta que empiezo a sentirme raro, como si de repente hiciese mucho frío y me costase respirar. Todo a mi alrededor parece volverse más oscuro, así que me detengo en seco, con gesto aterrorizado por lo que empiezo a ver delante de mí. Agarro con fuerza el hombro de Sean, preguntando tanto a él como a Gio.
- Decidme que...que no estáis viendo lo mismo que yo...- avanzan hacía mi varias figuras de gente muerta, caminando de modo grotesco. No me asustaría tanto si supiese que son inferis cualquiera, pero lo que estoy viendo son pacientes que he perdido a lo largo del tiempo, de los más antiguos, a los más recientes. Lo peor de todo es que entre ellos encuentro a Matvey, y a Josephine, a los que creía que había salvado. - No...vosotros no. Estáis vivos...- susurro con un hilo de voz, retrocediendo con las manos en la cabeza hasta darme de espaldas contra la pared, intentando protegerme de unas alucinaciones cadavéricas que tratan de arrancarme la piel mientras lanzan lúgubres cánticos de venganza hacia aquel que no los salvó.
- Deberíamos dejar algún tipo de marca para no perdernos aquí abajo, no quiero que acabemos dando vueltas durante horas. Tomemos ese camino. A no ser que el guardián tenga otra idea...- sugiero señalando hacia la izquierda, pues me da la sensación de que está más iluminado y puede guiarnos hacia la fuente de la energía mágica del subsuelo de la ciudad. Camino muy cerca de mis compañeros del Consejo, especialmente de Sean, preparado para usar mi magia defensiva en caso de que sea necesario. - Seguro que sabes qué produce este efecto.- comento a Sean mirándolo con una sonrisa, suponiendo que debe saber lo que puede ser por el hecho de que ha leído una gran cantidad de libros. Empezamos a avanzar como divididos en dos grupos, dejando que vaya Setelah a la cabeza por el momento. No pasan muchos minutos hasta que empiezo a sentirme raro, como si de repente hiciese mucho frío y me costase respirar. Todo a mi alrededor parece volverse más oscuro, así que me detengo en seco, con gesto aterrorizado por lo que empiezo a ver delante de mí. Agarro con fuerza el hombro de Sean, preguntando tanto a él como a Gio.
- Decidme que...que no estáis viendo lo mismo que yo...- avanzan hacía mi varias figuras de gente muerta, caminando de modo grotesco. No me asustaría tanto si supiese que son inferis cualquiera, pero lo que estoy viendo son pacientes que he perdido a lo largo del tiempo, de los más antiguos, a los más recientes. Lo peor de todo es que entre ellos encuentro a Matvey, y a Josephine, a los que creía que había salvado. - No...vosotros no. Estáis vivos...- susurro con un hilo de voz, retrocediendo con las manos en la cabeza hasta darme de espaldas contra la pared, intentando protegerme de unas alucinaciones cadavéricas que tratan de arrancarme la piel mientras lanzan lúgubres cánticos de venganza hacia aquel que no los salvó.
Les había costado relativamente poco encontrar la entrada a las grutas que los llevarían hasta las cuevas, en lo más profundo del castillo, en la zona que no habían remodelado en los últimos años, una trampilla oculta por un encantamiento fue la que les concedió el acceso a dicho lugar, al principio era oscuro pero con solo con unas simples palabras pudo invocar una pequeña bolita de luz con ojos y sonrisa amigable, de la cual brotaban otras pequeñas bolitas que iban desapareciendo, no fue necesario tenerla durante todo el camino pues cuanto más se acercaban, más luz había, las cuavas brillaban con luz propia y era realmente sorprendente, se quedó fascinado con aquello, tanto que no escuchó la sugerencia de Lucio sobre marcar el camino pues él ya estaba haciendo memoria sobre dónde había visto o leído algo así y algo pudo recordar, algo que se le parecía mucho.
Cuando Lucio le dice que él seguramente lo sabe, se gira con una sonrisa de oreja a oreja dispuesto a explicarle lo que sabe -esto es increíble lucio, lo que brilla es magia pura! algunos alquimistas han intentado hacer algo así, reunir la magia y sintetizarla en una especie de cristal, algo así como un cristal de maná pero en éstas cuevas con la gran concentración de magia que ha fluido con los siglos se han sintetizado de forma natural, como las estalagmitas o estalactitas, gota a gota durante miles y miles de años, esto es realmente sorprendente!!!- camina al lado del mago, levantando los brazos, señalando esas pequeñas luces que brillan como estrellas en el firmamento. No se separa de sus compañeros pero sigue absorto en las luces, pensando de que forma se podría estudiar aquello, un alquimista sería la mejor solución, pero ya hacía mucho tiempo que no veía a su compañera descendiente Helena, quien era la experta, se iba a girar para preguntar a los otros sobre ella cuando vio la cara de lucio, parecía bastante pálido y le estaba agarrando el hombro con fuerza.
Toma la mano que tiene en su hombro y con la otra toca su mejilla levemente, algo le estaba pasando, perecía aterrorizado y al parecer estaba viendo algo, el medimago se aleja y pone la espalda contra una de las paredes, tan blanco como el papel, los ojos desorbitados mirando a la nada... pensó un instante antes de caer en lo que estaba pasando, había caído presa de un maleficio, pero como podía ser eso posible? por suerte tenía pergaminos contra eso, los había preparado para todos así que buscó en su bolsa pero antes de meter la mano, sintió frío y una especie de punzada en la parte trasera de los ojos, se apresuró a meter la mano en su bolsa pero cuando sacó un pergamino, estaba en blanco, todos lo estaban, a sus ojos la condición de lucio estaba empeorando, escuchó otro Grito, era giordano, se estaba retorciendo de dolor en el suelo mientras una especie de aura negra lo envolvía, más adelante Setelah y la mujer de cabellos morados también eran presa del mismo maleficio -NO! no, no, no! aguantad! debéis tener los perg.... am...!! a...!!!!- la voz empezó a fallarle, no se escuchaba a si mismo mientras los demás se retorcían en el suelo y lucio seguía sufriendo ante sus ojos, gritó con todas sus fuerzas "Los pergaminos! es un maleficio! Lucio! Lucio! no...!!" pero a pesar de que le dolía la garganta no escuchaba su propia voz.
Decidió entonces volver a escribir los pergaminos, sacó los que estaban en blanco y se arrodilló en el suelo, sacó la tinta, la pluma y todo lo que necesitaba, debía darse prisa si quería ayudarlos pero entonces recibió otro pinchazo en los ojos, esta vez mucho más fuerte lo que le hizo soltar la pluma, alzó la vista hacia Lucio que era el que tenía al lado y entonces empezó a desvanecerse ante sus ojos, todos lo hacían, ya no le fallaba solo la voz, también la vista, la oscuridad lo fue envolviendo poco a poco, dejándolo solo y escuchando los gritos de dolor de sus compañeros a los cuales no podía ayudar, no podía hacer nada y la desesperación se apoderaba de él.
Cuando Lucio le dice que él seguramente lo sabe, se gira con una sonrisa de oreja a oreja dispuesto a explicarle lo que sabe -esto es increíble lucio, lo que brilla es magia pura! algunos alquimistas han intentado hacer algo así, reunir la magia y sintetizarla en una especie de cristal, algo así como un cristal de maná pero en éstas cuevas con la gran concentración de magia que ha fluido con los siglos se han sintetizado de forma natural, como las estalagmitas o estalactitas, gota a gota durante miles y miles de años, esto es realmente sorprendente!!!- camina al lado del mago, levantando los brazos, señalando esas pequeñas luces que brillan como estrellas en el firmamento. No se separa de sus compañeros pero sigue absorto en las luces, pensando de que forma se podría estudiar aquello, un alquimista sería la mejor solución, pero ya hacía mucho tiempo que no veía a su compañera descendiente Helena, quien era la experta, se iba a girar para preguntar a los otros sobre ella cuando vio la cara de lucio, parecía bastante pálido y le estaba agarrando el hombro con fuerza.
Toma la mano que tiene en su hombro y con la otra toca su mejilla levemente, algo le estaba pasando, perecía aterrorizado y al parecer estaba viendo algo, el medimago se aleja y pone la espalda contra una de las paredes, tan blanco como el papel, los ojos desorbitados mirando a la nada... pensó un instante antes de caer en lo que estaba pasando, había caído presa de un maleficio, pero como podía ser eso posible? por suerte tenía pergaminos contra eso, los había preparado para todos así que buscó en su bolsa pero antes de meter la mano, sintió frío y una especie de punzada en la parte trasera de los ojos, se apresuró a meter la mano en su bolsa pero cuando sacó un pergamino, estaba en blanco, todos lo estaban, a sus ojos la condición de lucio estaba empeorando, escuchó otro Grito, era giordano, se estaba retorciendo de dolor en el suelo mientras una especie de aura negra lo envolvía, más adelante Setelah y la mujer de cabellos morados también eran presa del mismo maleficio -NO! no, no, no! aguantad! debéis tener los perg.... am...!! a...!!!!- la voz empezó a fallarle, no se escuchaba a si mismo mientras los demás se retorcían en el suelo y lucio seguía sufriendo ante sus ojos, gritó con todas sus fuerzas "Los pergaminos! es un maleficio! Lucio! Lucio! no...!!" pero a pesar de que le dolía la garganta no escuchaba su propia voz.
Decidió entonces volver a escribir los pergaminos, sacó los que estaban en blanco y se arrodilló en el suelo, sacó la tinta, la pluma y todo lo que necesitaba, debía darse prisa si quería ayudarlos pero entonces recibió otro pinchazo en los ojos, esta vez mucho más fuerte lo que le hizo soltar la pluma, alzó la vista hacia Lucio que era el que tenía al lado y entonces empezó a desvanecerse ante sus ojos, todos lo hacían, ya no le fallaba solo la voz, también la vista, la oscuridad lo fue envolviendo poco a poco, dejándolo solo y escuchando los gritos de dolor de sus compañeros a los cuales no podía ayudar, no podía hacer nada y la desesperación se apoderaba de él.
Seguí de cerca a Setelah durante todo el camino de descenso hacia las grutas alquímicas, intentando estar lo suficientemente atenta como para serle útil en caso de que tengamos que luchar contra algo aquí abajo. Normalmente siempre hemos peleado por nuestra cuenta, así que es la ocasión de demostrar que podemos formar un buen equipo de combate. Los socios de misión que tenemos parecen ser de fiar, así que en ese sentido me relajo un poco, incluso sonrío a Sean cuando conjura esas pequeñas esferas de luz con ojos y cara amistosa. Eso nos sirve de primera fuente de iluminación, aunque pronto no es tan necesario, en cuanto el brillo azulado de la cueva se convierte en suficiente fuente de luz para poder ver el camino. Suelto un 'ooh' de exclamación por lo bajo, deteniéndome unos segundos a observar el espectáculo. Algo tan bonito no tiene pinta de ir a resultar peligroso, aunque sé que no hay que fiarse de las apariencias. Pongo la oreja para escuchar las explicaciones que da Sean sobre a lo que puede deberse el aspecto de la cueva, atreviéndome a tocar uno de esos fragmentos de las paredes. - ¿Cristales de magia? - pregunto al chico con interés, que parece que él entiende de lo que habla.
De repente se tuerce el momento contemplativo, Lucio comienza a gritar como si estuviese aterrado por algo desconocido, aunque no podemos ver nada. Me acerco más a Setelah por puro instinto, sacando mi espada por si acaso viene algún tipo de monstruo a atacarnos. - Yo no veo nada, ¿de qué hablas? - pregunto al médico con recelo, entornando los ojos para mirar hacia el final de la gruta, o hasta donde alcanza la vista al menos. Es en ese momento cuando distingo una figura siniestra, sólo de pensar en él me recorre un escalofrío por todo el cuerpo. Abro mucho los ojos, apretando con tanta fuerza la katana que se me ponen los nudillos blancos. ¿Es esto de lo que hablaba el médico?
- Te maté una vez, es imposible que estés aquí, no...¡no puedes estar aquí! - me abalanzo contra la figura fantasmagórica de Alphonse Bertram, aunque antes de que pued alcanzarlo se desvanece, reapareciendo a mi lado. Esta vez lleva un recién nacido, al cual agarra por la cabeza con absoluto desprecio. A continuación lo estampa contra la pared con violencia, aunque para ese momento ya he caído al suelo de rodillas, gritando de manera desgarradora al reconocer la escena. Cierro los ojos mientras me llevo las manos a la cabeza, intentando convencerme a mí misma de que sólo son pesadillas, de que no son más que malos recuerdos. Apenas me llega la voz de Sean, que parece un eco diciendo que resistamos. Cuando vuelvo a abrir los ojos veo a mi familia a mi alrededor, hijos y sobrinos, pero esta vez no es Bertram quien los ataca, pues se ha esfumado. Hordas de soldados de la Alianza inundan la cueva, abriendo fuego contra todos ellos, sin que pueda hacer nada para impedirlo. - ¡NO! - Setelah trata de protegernos a todos, pero también cae abatido bajo el fuego enemigo. Para ese momento ya no me queda nada, así que me quedo inmóvil en la oscuridad, con la mirada perdida y atada de pies y manos en la oscuridad de una celda que se asemeja mucho a las que estuve en el Coliseo.
De repente se tuerce el momento contemplativo, Lucio comienza a gritar como si estuviese aterrado por algo desconocido, aunque no podemos ver nada. Me acerco más a Setelah por puro instinto, sacando mi espada por si acaso viene algún tipo de monstruo a atacarnos. - Yo no veo nada, ¿de qué hablas? - pregunto al médico con recelo, entornando los ojos para mirar hacia el final de la gruta, o hasta donde alcanza la vista al menos. Es en ese momento cuando distingo una figura siniestra, sólo de pensar en él me recorre un escalofrío por todo el cuerpo. Abro mucho los ojos, apretando con tanta fuerza la katana que se me ponen los nudillos blancos. ¿Es esto de lo que hablaba el médico?
- Te maté una vez, es imposible que estés aquí, no...¡no puedes estar aquí! - me abalanzo contra la figura fantasmagórica de Alphonse Bertram, aunque antes de que pued alcanzarlo se desvanece, reapareciendo a mi lado. Esta vez lleva un recién nacido, al cual agarra por la cabeza con absoluto desprecio. A continuación lo estampa contra la pared con violencia, aunque para ese momento ya he caído al suelo de rodillas, gritando de manera desgarradora al reconocer la escena. Cierro los ojos mientras me llevo las manos a la cabeza, intentando convencerme a mí misma de que sólo son pesadillas, de que no son más que malos recuerdos. Apenas me llega la voz de Sean, que parece un eco diciendo que resistamos. Cuando vuelvo a abrir los ojos veo a mi familia a mi alrededor, hijos y sobrinos, pero esta vez no es Bertram quien los ataca, pues se ha esfumado. Hordas de soldados de la Alianza inundan la cueva, abriendo fuego contra todos ellos, sin que pueda hacer nada para impedirlo. - ¡NO! - Setelah trata de protegernos a todos, pero también cae abatido bajo el fuego enemigo. Para ese momento ya no me queda nada, así que me quedo inmóvil en la oscuridad, con la mirada perdida y atada de pies y manos en la oscuridad de una celda que se asemeja mucho a las que estuve en el Coliseo.
Caminaba en la retaguardia de todos ellos, bastante metido en mi mundo, observando atentamente todos mis alrededores y escuchando todo lo que decian, pese a que por mi expresion distraida y medio ausente, pudiera parecer que no prestaba ninguna atencion.
"Tesla lo habria disfrutado. Deberia haber venido...."
- Si. A Paracelso tambien le habria gustado estar aqui....
Ante la sugerencia de Lucio crei que seria buena idea marcar la ruta tomada. Asi que saqué uno de mis tinteros de tinta magica y....si, podeis imaginar que fui dibujando en la pared a modo de flechas. Ademas con presencia de magia ahora podia animar mis creaciones y era todo mucho mas divertido.
Pero la diversion se fue pronto al traste. Al principio no entendí a Lucio, ni tampoco las advertencias de Sean, y de la nada...todo dejó de tener sentido. Ellos seguian hablando entre si, pero de pronto, no entendía un carajo, era como si hablasen en un idioma que no era de este mundo. Que pasaba? Debia de haber algo mal con mi cabeza. Les empecé a hablar, pidiendo explicaciones, pero me di cuenta de que nada coherente salia de mi boca, ni una sola frase con sentido.
- Los peces saben correr medias maratones!!! Las esferas tienen 3 lados y 4 aristas! Uno mas uno es igual al increible Ralph!
Me agobié y me tapé la boca, que absurdo era todo. O me habria tapado la boca si tuviese manos... pero estas tambien me habian abandonado. Sean y Lucio me miraban ahora con desprecio absoluto. Igual que todos los demás. De pronto estaban ahi todos, despreciándome. Incluso mi difunto padre, con las tripas de fuera, que me aseguró que iba a acabar igualito que él. No pude evitarlo y retrocedí, hasta darme de espaldas bruscamente contra la pared. Momento en el que me escurrí hasta el suelo, sollozando.
"esto no puede ser real. Esto no puede estar pasando...."
"Tesla lo habria disfrutado. Deberia haber venido...."
- Si. A Paracelso tambien le habria gustado estar aqui....
Ante la sugerencia de Lucio crei que seria buena idea marcar la ruta tomada. Asi que saqué uno de mis tinteros de tinta magica y....si, podeis imaginar que fui dibujando en la pared a modo de flechas. Ademas con presencia de magia ahora podia animar mis creaciones y era todo mucho mas divertido.
Pero la diversion se fue pronto al traste. Al principio no entendí a Lucio, ni tampoco las advertencias de Sean, y de la nada...todo dejó de tener sentido. Ellos seguian hablando entre si, pero de pronto, no entendía un carajo, era como si hablasen en un idioma que no era de este mundo. Que pasaba? Debia de haber algo mal con mi cabeza. Les empecé a hablar, pidiendo explicaciones, pero me di cuenta de que nada coherente salia de mi boca, ni una sola frase con sentido.
- Los peces saben correr medias maratones!!! Las esferas tienen 3 lados y 4 aristas! Uno mas uno es igual al increible Ralph!
Me agobié y me tapé la boca, que absurdo era todo. O me habria tapado la boca si tuviese manos... pero estas tambien me habian abandonado. Sean y Lucio me miraban ahora con desprecio absoluto. Igual que todos los demás. De pronto estaban ahi todos, despreciándome. Incluso mi difunto padre, con las tripas de fuera, que me aseguró que iba a acabar igualito que él. No pude evitarlo y retrocedí, hasta darme de espaldas bruscamente contra la pared. Momento en el que me escurrí hasta el suelo, sollozando.
"esto no puede ser real. Esto no puede estar pasando...."
- El "guardián" como tu dices Lucio....está aquí por primera vez tambien, al igual que vosotros. Mis datos se acababan con dónde hallar la entrada. Y otra cosa importante es que...el resto de miembros de la orden no me conocen, por asi decirlo. No tadavía
Asi que seguimos el camino que propone Lucio, que es tan bueno (o malo) como cualquier otro. Al final el medimago y el otro hechicero más el inventor acaban caminando tras nosotros, y yo voy a la cabeza con Monica. Escucho lo que comentan sobre los cristales, la verdad es que resulta curioso, sin duda vamos por el buen camino...
"aqui huele a humedo que flipas. Pero se ponen los pelos de punta....será por la sinergia de energias?"
El primero en empezar a decir cosas raras fue Lucio. La verdad es que no entendí a que se referia
- No se qué estas viendo, como quieres que te responda? El relativismo apesta....
Luego miré a Monica, ella tambien parecia estar viendo algo... Entonces oí una voz que creia conocer, susurrándome algo al oido: "hemos matado a tus hijos, no debiste dejarlos solos tanto tiempo". Me di la vuelta subitamente, pero no vi a nadie. Tampoco a Lucio, Sean o Giordano....extrañado, miré a donde estaba Monica. Yacía en el suelo, desangrada. Muerta. Se me encogió el estómago con terror, y retrocedí un par de pasos. ¿Qué estaba pasando? Asi de pronto? Donde estaban los demas?
Me aproximé de nuevo a donde yacía Mónica, muerta (mi alucinacion, que conste XD). Me parecía tan inutil seguir viviendo de pronto....todo lo que habia querido siempre habia sido bastante sencillo, al parecer, pero ahora ya no estaba. Ni ambiciones, ni poder, nada era util. Poder. Alargar demasiado la mano, acercarse demasiado a las llamas...el mal de Ícaro....de pronto dejar de vivir parecía la mejor opcion. Tenia la katana a mano, si...la preparé....pero recordé que la joya de Smaug que llevaba en el pecho no me dejaria unirme a ella. A no ser que la desactivase con la antimagia. Asi que antes de hacer nada, extendí a mi costado mi mano siniestra, invocando aquella pequeña canica oscura en la palma de la mano...Y en cuanto cerré mis dedos con fuerza alrededor de dicha piedra (y alrededor del mango de la katana, al unisono) la imagen de Monica en el suelo se desvaneció.
"una ilusion?"
Entonces lo comprendí al toque, lo que habia pasado. Me giré despacio, dejando caer lentamente el brazo con el cual sujetaba la katana...y me giré para descubrir que los demás seguian intactos, a mis espaldas, ella incluida.
- ...estais bien? - pregunté con la voz un tanto afectada. Decidí no anular el efecto de la antimagia por el momento, ya que al parecer, mantendría las maldiciones alucinógenas a raya.
Un problema, dado que ahora empezaban a perfilarse en la oscuridad un monton de ojos rojos, atras y delante de nosotros. Las bestias nos habian rodeado...
Asi que seguimos el camino que propone Lucio, que es tan bueno (o malo) como cualquier otro. Al final el medimago y el otro hechicero más el inventor acaban caminando tras nosotros, y yo voy a la cabeza con Monica. Escucho lo que comentan sobre los cristales, la verdad es que resulta curioso, sin duda vamos por el buen camino...
"aqui huele a humedo que flipas. Pero se ponen los pelos de punta....será por la sinergia de energias?"
El primero en empezar a decir cosas raras fue Lucio. La verdad es que no entendí a que se referia
- No se qué estas viendo, como quieres que te responda? El relativismo apesta....
Luego miré a Monica, ella tambien parecia estar viendo algo... Entonces oí una voz que creia conocer, susurrándome algo al oido: "hemos matado a tus hijos, no debiste dejarlos solos tanto tiempo". Me di la vuelta subitamente, pero no vi a nadie. Tampoco a Lucio, Sean o Giordano....extrañado, miré a donde estaba Monica. Yacía en el suelo, desangrada. Muerta. Se me encogió el estómago con terror, y retrocedí un par de pasos. ¿Qué estaba pasando? Asi de pronto? Donde estaban los demas?
Me aproximé de nuevo a donde yacía Mónica, muerta (mi alucinacion, que conste XD). Me parecía tan inutil seguir viviendo de pronto....todo lo que habia querido siempre habia sido bastante sencillo, al parecer, pero ahora ya no estaba. Ni ambiciones, ni poder, nada era util. Poder. Alargar demasiado la mano, acercarse demasiado a las llamas...el mal de Ícaro....de pronto dejar de vivir parecía la mejor opcion. Tenia la katana a mano, si...la preparé....pero recordé que la joya de Smaug que llevaba en el pecho no me dejaria unirme a ella. A no ser que la desactivase con la antimagia. Asi que antes de hacer nada, extendí a mi costado mi mano siniestra, invocando aquella pequeña canica oscura en la palma de la mano...Y en cuanto cerré mis dedos con fuerza alrededor de dicha piedra (y alrededor del mango de la katana, al unisono) la imagen de Monica en el suelo se desvaneció.
"una ilusion?"
Entonces lo comprendí al toque, lo que habia pasado. Me giré despacio, dejando caer lentamente el brazo con el cual sujetaba la katana...y me giré para descubrir que los demás seguian intactos, a mis espaldas, ella incluida.
- ...estais bien? - pregunté con la voz un tanto afectada. Decidí no anular el efecto de la antimagia por el momento, ya que al parecer, mantendría las maldiciones alucinógenas a raya.
Un problema, dado que ahora empezaban a perfilarse en la oscuridad un monton de ojos rojos, atras y delante de nosotros. Las bestias nos habian rodeado...
Su respiración agitada no hace más que empeorar las cosas, quiere gritar pero la voz no le sale, además de encontrarse solo en la más absoluta oscuridad y lo único que lo acompaña son los gritos de dolor de sus compañeros, los cuales le piden ayuda pero él no es capaz de hacer nada, no puede verlos, no puede ayudarlos. sin embargo, una voz en su cabeza le obliga a tranquilizarse, era su madre, pero más que su voz, era un recuerdo de los días que había pasado entrenando duramente con ella "concéntrate Sean, sabes que te estoy lanzando una maldición, mantén la calma y lanza el contrahechizo..." era cierto, lo había dicho él mismo al quedarse sin voz, tenía que tranquilizarse y pensar en algo, los hechizos de sus pergaminos no podían haber desaparecido ni su voz haberse esfumado por las buenas, podía sentir las manos así que debería ser capaz de pronunciar un simple "actio pergamino de protección" a punto esta de hacerlo cuando de repente su vista volvió, estaba tirado en el suelo y los pergaminos que había sacado de la bolsa estaban ante él, no brillaban pero los hechizos estaban escritos, suspiró un poco aliviado de no haberlos roto todos como pensó pues en uno había un hechizo de bombarda y no habría sido divertido.
al alzar la vista pudo ver a Lucio contra la pared, a su lado estaba Giordano, las manos aún le temblaban por el susto y al parecer los dos seguían un poco aturdidos por aquellas alucinaciones pero estaban bien, menudo alivio, se apresuró también a buscar con la mirada a Setelah y Mónica, estaban un poco más adelante, ambos estaban tirados en el suelo de igual manera pero había algo extraño en el guardián que al parecer no lo era del todo, sujetaba algo en su mano pero no podía ver que era.
-Yo estoy bien, pero hemos sido victimas de una especie de maldición de protección, lo que no sé es como se ha desacti...- contesta al pregunta del guardián pero no termina la frase pues a lo lejos y delante de Setelah, en la oscuridad, muchos ojos rojos los observaban, se apresura a lanzar un protego pero algo andaba mal, se queda sin magia nuevamente y eso era imposible, mira hacia el techo, todas las luces que los rodeaban se habían apagado, todas en un radio determinado y el centro de este era Setelah -Has... has bloqueado la magia!? como lo has hecho? se gira al escuchar a Giordano y Lucio, ya se habían espabilado y se apresura en ayudarles, no puede evitar el darles un abrazo a ambos y recibirlos con una sonrisa -Menos mal que estáis bien... rápido, tomad los pergaminos que os he dado al entrar, Setelah, tu y Mónica haced lo mismo, tomad los pergaminos y deshaz lo que sea que hayas hecho con la magia, haznos una señal y todos romperemos los dos pergaminos que os he dado, uno es de protección y el otro es contra maleficios, nos servirán para evitar durante una hora las alucinaciones-
al alzar la vista pudo ver a Lucio contra la pared, a su lado estaba Giordano, las manos aún le temblaban por el susto y al parecer los dos seguían un poco aturdidos por aquellas alucinaciones pero estaban bien, menudo alivio, se apresuró también a buscar con la mirada a Setelah y Mónica, estaban un poco más adelante, ambos estaban tirados en el suelo de igual manera pero había algo extraño en el guardián que al parecer no lo era del todo, sujetaba algo en su mano pero no podía ver que era.
-Yo estoy bien, pero hemos sido victimas de una especie de maldición de protección, lo que no sé es como se ha desacti...- contesta al pregunta del guardián pero no termina la frase pues a lo lejos y delante de Setelah, en la oscuridad, muchos ojos rojos los observaban, se apresura a lanzar un protego pero algo andaba mal, se queda sin magia nuevamente y eso era imposible, mira hacia el techo, todas las luces que los rodeaban se habían apagado, todas en un radio determinado y el centro de este era Setelah -Has... has bloqueado la magia!? como lo has hecho? se gira al escuchar a Giordano y Lucio, ya se habían espabilado y se apresura en ayudarles, no puede evitar el darles un abrazo a ambos y recibirlos con una sonrisa -Menos mal que estáis bien... rápido, tomad los pergaminos que os he dado al entrar, Setelah, tu y Mónica haced lo mismo, tomad los pergaminos y deshaz lo que sea que hayas hecho con la magia, haznos una señal y todos romperemos los dos pergaminos que os he dado, uno es de protección y el otro es contra maleficios, nos servirán para evitar durante una hora las alucinaciones-
Acabo en el suelo encogido sobre mi mismo, tirado de lado con las manos en la cabeza y los ojos cerrados tratando de no ver esas horribles imágenes ante mis ojos, para poder dejar así de sentir las culpas por aquello que no había hecho bien, por no haber hecho todo lo que podía. Las voces de mi cabeza no dejan de juzgarme y de decirme que no soy el jedi que debería el descendiente que debería, que soy un inútil, que el linaje se perderá conmigo, que debería aprender a luchar...infinidad de cosas que me dejan cada vez más y más derrotado mentalmente, hasta el punto de que ni siquiera escucho la voz de Sean cuando nos pide que resistamos.
Por suerte todo termina y se desvanece, de manera casi tan repentina a como empezó. Quedo tendido en el suelo con cara de estar alucinando por lo sucedido, respirando de manera agitada mientras me llevo las manos por todo el cuerpo para comprobar que estoy entero. Después me levanto de manera repentina, mirando alrededor para comprobar que todos estén bien. Asiento a la pregunta de Setelah, aunque no muy convencido de ello. Alucinaciones por maldiciones, según dicen...por eso no me gusta nada la magia oscura. Agradezco mucho el abrazo que Sean nos da, y me encargo de hacérselo saber devolviéndole el abrazo tan fuerte como puedo, además de sonreírle de la manera más tranquilizadora que puedo teniendo en cuenta que el miedo y la tensión todavía no me han abandonado del todo, incluso me tiemblan las piernas. Ya habrá tiempo de hablar de lo que hemos visto cada uno, ahora no es el momento. - Si necesitáis tomar alguna de las pociones que llevo para recuperaros no tenéis más que decírmelo, ¿de acuerdo? - obedezco después a Sean, rebuscando los pergaminos que nos dio en el saco de cuero en el que guardo las pociones. Los saco para tenerlos cerca, por si tengo que usarlos para defenderme.
- Pues en esa hora que tenemos tendremos que darnos prisa. - no pierdo detalle de lo que tiene que hacer Setelah para que puedan volver a funcionar los pergaminos, pero por lo que he entendido él mismo es como un satélite antimagia en miniatura, porque ha anulado antes los efectos de lo que estaba pasando, y tampoco funcionan los pergaminos de Sean si sigue haciendo lo que le han dicho que deje de hacer. Me estremezco levemente al alzar la vista y encontrarme con demasiados ojos rojos brillando en la oscuridad, al acecho. Desconozco de qué clase de criaturas estamos hablando, pero sea lo que sea no se me da muy bien eso de pelear ofensivamente, sólo de manera defensiva. - Gio, Sean...¿qué tal vuestras clases de combate? ¿os veis capaces, no? - claro que debemos ser capaces de derrotarlos, especialmente si usamos magia, que por algo se supone que somos los encargados de transmitir conocimiento importantes para el legado mágico. Pongo espalda contra espalda con mis compañeros, para estar así más protegidos contra las bestias, que cada vez estaban más cerca. Algunas de ellas se impacientan y empiezan a correr velozmente hacia nosotros, emitiendo unos infernales gruñidos guturales que hacen que de mucho más miedo conforme se acercan. - ¡Setelah, rápido, haz algo! - grito cada vez más nervioso al ver que las quimeras se acercan, tirándome hacia un lado para esquivar a una de las quimeras que se abalanzan contra nosotros. En mi caída arrastro también a Sean y a Giordano, haciendo que los tres quedemos a muy pocos centímetros de los afilados y babosos dientes de la furiosa quimera
Por suerte todo termina y se desvanece, de manera casi tan repentina a como empezó. Quedo tendido en el suelo con cara de estar alucinando por lo sucedido, respirando de manera agitada mientras me llevo las manos por todo el cuerpo para comprobar que estoy entero. Después me levanto de manera repentina, mirando alrededor para comprobar que todos estén bien. Asiento a la pregunta de Setelah, aunque no muy convencido de ello. Alucinaciones por maldiciones, según dicen...por eso no me gusta nada la magia oscura. Agradezco mucho el abrazo que Sean nos da, y me encargo de hacérselo saber devolviéndole el abrazo tan fuerte como puedo, además de sonreírle de la manera más tranquilizadora que puedo teniendo en cuenta que el miedo y la tensión todavía no me han abandonado del todo, incluso me tiemblan las piernas. Ya habrá tiempo de hablar de lo que hemos visto cada uno, ahora no es el momento. - Si necesitáis tomar alguna de las pociones que llevo para recuperaros no tenéis más que decírmelo, ¿de acuerdo? - obedezco después a Sean, rebuscando los pergaminos que nos dio en el saco de cuero en el que guardo las pociones. Los saco para tenerlos cerca, por si tengo que usarlos para defenderme.
- Pues en esa hora que tenemos tendremos que darnos prisa. - no pierdo detalle de lo que tiene que hacer Setelah para que puedan volver a funcionar los pergaminos, pero por lo que he entendido él mismo es como un satélite antimagia en miniatura, porque ha anulado antes los efectos de lo que estaba pasando, y tampoco funcionan los pergaminos de Sean si sigue haciendo lo que le han dicho que deje de hacer. Me estremezco levemente al alzar la vista y encontrarme con demasiados ojos rojos brillando en la oscuridad, al acecho. Desconozco de qué clase de criaturas estamos hablando, pero sea lo que sea no se me da muy bien eso de pelear ofensivamente, sólo de manera defensiva. - Gio, Sean...¿qué tal vuestras clases de combate? ¿os veis capaces, no? - claro que debemos ser capaces de derrotarlos, especialmente si usamos magia, que por algo se supone que somos los encargados de transmitir conocimiento importantes para el legado mágico. Pongo espalda contra espalda con mis compañeros, para estar así más protegidos contra las bestias, que cada vez estaban más cerca. Algunas de ellas se impacientan y empiezan a correr velozmente hacia nosotros, emitiendo unos infernales gruñidos guturales que hacen que de mucho más miedo conforme se acercan. - ¡Setelah, rápido, haz algo! - grito cada vez más nervioso al ver que las quimeras se acercan, tirándome hacia un lado para esquivar a una de las quimeras que se abalanzan contra nosotros. En mi caída arrastro también a Sean y a Giordano, haciendo que los tres quedemos a muy pocos centímetros de los afilados y babosos dientes de la furiosa quimera
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- He sido yo, tranquilo. - respondí a Sean cuando dijo que algo habia bloqueado la magia. Me encogí de hombros cuando preguntó que cómo lo habia hecho. Hasta el momento, la ausencia de magia habia parecido un inconveniente. Pero en instantes como estos era una ventaja. Igual que cuando un centinela de los de antaño que estaban menos locos te escaneaba y no encontraba rastro de magia en ti....
Poco tiempo hubo pues las bestias comenzaron a cargar contra nosotros. Claro. Quimeras. Corri hacia Sean para tomar los pergaminos mio y de Monica.
-Espero que estés en lo cierto y detenga la maldicion de alucinaciones. Solo nos faltaba alucinar mientras nos comen
"muy bien pensado, guardianes"
Hice desaparecer la canica de mi mano, y al abrir el puño, ya no estaba ahi. La magia debió de volver- los cristales que se habian opacado brillaron de nuevo con fuerza. Le hice la seña acordada a los demas y rompimos todos el pergamino, con fortuna, el escudo se activó para cada uno antes de que la maldicion hiciera presa de nosotros de nuevo.
- Vamos alla, me apetece un poco de wrestling. - y gruñí un poquete, arrugando mi nariz en una sonrisilla. Risa que casi parecia un ronroneo, y que cuando salté hacia delante se convirtio en un rugido, al tiempo que convertía mi cuerpo en el de una pantera mediante un hechizo de animagia. Me lancé sobre una de las primeras quimeras que llegó a nuestra zona, apretando las facues alrededor de su gaznate.
Poco tiempo hubo pues las bestias comenzaron a cargar contra nosotros. Claro. Quimeras. Corri hacia Sean para tomar los pergaminos mio y de Monica.
-Espero que estés en lo cierto y detenga la maldicion de alucinaciones. Solo nos faltaba alucinar mientras nos comen
"muy bien pensado, guardianes"
Hice desaparecer la canica de mi mano, y al abrir el puño, ya no estaba ahi. La magia debió de volver- los cristales que se habian opacado brillaron de nuevo con fuerza. Le hice la seña acordada a los demas y rompimos todos el pergamino, con fortuna, el escudo se activó para cada uno antes de que la maldicion hiciera presa de nosotros de nuevo.
- Vamos alla, me apetece un poco de wrestling. - y gruñí un poquete, arrugando mi nariz en una sonrisilla. Risa que casi parecia un ronroneo, y que cuando salté hacia delante se convirtio en un rugido, al tiempo que convertía mi cuerpo en el de una pantera mediante un hechizo de animagia. Me lancé sobre una de las primeras quimeras que llegó a nuestra zona, apretando las facues alrededor de su gaznate.
Poco a poco ve como sus compañeros empiezan a sentirse mejor, eso es un alivio después de lo que acababan de pasar, el ofrecimiento de Lucio es bien recibido pero de momento no sentía que necesitaran las pociones. Todos se agrupan al ver como las quimeras se iban acercando y cuando tuvo a Lucio lo suficientemente cerca le puso algo en la mano -Toma esto Lucio, sé que no usas magia ofensiva pero tus escudos son tan buenos como los míos, podremos luchar mejor si nos cubres las espaldas, pero sobretodo no olvides protegerte a ti mismo, te necesitamos- le hace entrega de su piedra lunar, para ayudarle a conjurar escudos.
Una vez que todos tienen sus pergaminos listos, Setelah deshace su antimagia o lo que sea que hiciera, dándo la señal para que todos pudieran romper sus pergaminos, no les dio tiempo a comprobar si funcionaban o no porque las quimeras se abalanzaban contra ellos, una cargó contra el grupo de descendientes por el lado en el que se encontraba Lucio, pudo esquivarla pero algo salió mal y cayó al suelo arrastrándolos tanto a él como a Giordano, al verse las fauces de la bestia tan cerca con la intención de zampárselos no dudó en lanzar un hechizo contra ella, sujetando la bolsa en la que se encontraba su canalizador para darle aún más potencia.
Lo primero que hizo fue lanzar un hechizo "Reducto" pues aquellas bestias no tenían la culpa de estar ahí encerradas y no era muy partidario de hacer daño a personas o animales, aunque intentaran convertirlo en sushi inglés, el hechizo funcionó reduciendo a la bestia al tamaño de un hamster, una vez se la pudo quitar de encima utilizó un "ascendio" para incorporarse lo más rápido posible y ponerse frente a sus compañeros para que pudieran levantarse y así defenderlos de las otras quimeras que ya cargaban contra ellos.
Una vez que todos tienen sus pergaminos listos, Setelah deshace su antimagia o lo que sea que hiciera, dándo la señal para que todos pudieran romper sus pergaminos, no les dio tiempo a comprobar si funcionaban o no porque las quimeras se abalanzaban contra ellos, una cargó contra el grupo de descendientes por el lado en el que se encontraba Lucio, pudo esquivarla pero algo salió mal y cayó al suelo arrastrándolos tanto a él como a Giordano, al verse las fauces de la bestia tan cerca con la intención de zampárselos no dudó en lanzar un hechizo contra ella, sujetando la bolsa en la que se encontraba su canalizador para darle aún más potencia.
Lo primero que hizo fue lanzar un hechizo "Reducto" pues aquellas bestias no tenían la culpa de estar ahí encerradas y no era muy partidario de hacer daño a personas o animales, aunque intentaran convertirlo en sushi inglés, el hechizo funcionó reduciendo a la bestia al tamaño de un hamster, una vez se la pudo quitar de encima utilizó un "ascendio" para incorporarse lo más rápido posible y ponerse frente a sus compañeros para que pudieran levantarse y así defenderlos de las otras quimeras que ya cargaban contra ellos.
Las horribles visiones cesaron de repente, dejándonos a todos tirados por el suelo, todavía asustados y temblando por lo que acabábamos de ver. Afortunadamente todo había estado en nuestras mentes, pero las alucinaciones por las maldiciones eran lo suficientemente reales como para atenazarnos y dejarnos fuera de juego. Negué a Lucio cuando preguntó si necesitábamos atención médica, al menos no por ahora. Eso de llevar un médico en el equipo me parecía una cosa de lo más necesaria. Me incorporé lentamente, limpiándome un par de lágrimas de las mejillas con el dorso de la mano, inspirando después profundamente para intentar calmarme y apartar de mi cabeza las imágenes. Me había costado mucho tiempo volver a estabilizar mi mente, y no podía dejar que aquello me afectase más de lo debido. Agradecí que Setelah se encargase él de romper los pergaminos de ambos, pues parecía un poco más tranquilo que yo. Con la antimagia desvanecida, los pergaminos y su protección ya se hacían efectivos, al igual que la vuelta de nuestras capacidades mágicas.
- ¡Por fin! - suelto de manera motivada al notar que puedo canalizar magia de nuevo, muy a tiempo para empezar a librarnos de las quimeras que comienzan a correr hacia nosotros. Alzo ambas manos a la altura de mi pecho, canalizando mi magia para lanzar un rayo de energía morado hacia una de las quimeras que tengo más cerca. A mi lado escucho a Setelah gruñir, instantes antes de convertirse en pantera para empezar a atacar a las quimeras. Decido ir a cubrirle las espaldas, sin perderle de vista para así evitarle los ataques que pueda. En un momento dado una quimera se me lanza encima, derribándome en el suelo mientras suelta dentelladas. Extiendo mis brazos para intentar empujarla y alejar sus fauces de mí, agobiándome un poco por lo cerca que está. Trato de concentrarme para aprovechar el contacto físico con la bestia, utilizando así la tactohipnosis para inducir a la quimera a obedecerme, al menos brevemente. - Quítate de encima. Ataca a las otras quimeras.- repito la orden en un par de ocasiones mientras sigo empujando al bicho, apartando la cara hacia un lado como si fuese la teniente Ripley en Alien. Por fin se quita de encima, dándose la vuelta de modo lento antes de lanzarse contra otras quimeras.
- ¡Por fin! - suelto de manera motivada al notar que puedo canalizar magia de nuevo, muy a tiempo para empezar a librarnos de las quimeras que comienzan a correr hacia nosotros. Alzo ambas manos a la altura de mi pecho, canalizando mi magia para lanzar un rayo de energía morado hacia una de las quimeras que tengo más cerca. A mi lado escucho a Setelah gruñir, instantes antes de convertirse en pantera para empezar a atacar a las quimeras. Decido ir a cubrirle las espaldas, sin perderle de vista para así evitarle los ataques que pueda. En un momento dado una quimera se me lanza encima, derribándome en el suelo mientras suelta dentelladas. Extiendo mis brazos para intentar empujarla y alejar sus fauces de mí, agobiándome un poco por lo cerca que está. Trato de concentrarme para aprovechar el contacto físico con la bestia, utilizando así la tactohipnosis para inducir a la quimera a obedecerme, al menos brevemente. - Quítate de encima. Ataca a las otras quimeras.- repito la orden en un par de ocasiones mientras sigo empujando al bicho, apartando la cara hacia un lado como si fuese la teniente Ripley en Alien. Por fin se quita de encima, dándose la vuelta de modo lento antes de lanzarse contra otras quimeras.
Quedo algo sorprendido cuando Sean pone en mi mano su piedra lunar de protección para conjurar hechizos, sintiéndome bastante honrado porque haya elegido dejármela a mí, como si considerase que soy digno de usarla y que puedo ser útil también en batalla. Pongo una de mis manos sobre la suya cuando me deja la piedra, apretando levemente y asintiendo. - Cuenta conmigo, os protegeré mientras lucháis. - sonrío levemente por lo de que debo protegerme porque me necesitan, añadiendo a continuación. - Lo sé, sois unos imprudentes y necesitáis a un médico detrás constantemente.- les regaño a modo de broma, aunque el breve instante de distensión apenas dura por el tema de que aparecen las quimeras. - Tened mucho cuidado vosotros también. Tenemos que regresar los tres enteros y con buenas noticias para todos. - Menos mal que Setelah deshace su antimagia para permitir que nos pergaminos de Sean funcionen al ser rotos, y también de paso recuperamos una vez más nuestra magia.
Me disculpo con Sean y Giordano por hacerlos caer conmigo al arrastrarlos en la caída, provocando que quedemos demasiado cerca de una de las quimeras atacantes. El joven Eire se encarga rápidamente de darle al vuelta a esa situación, dando muestra de su maestría con los diferentes hechizos que conjura, haciendo honor al linaje del que procede. Aprovecho el tiempo que nos da Sean para hacer lo que me ha pedido, sujetando la piedra lunar en una mano para potenciar todavía más la creación de la barrera defensiva que conjuro, haciéndola extensible a los cinco que estamos en la gruta, de modo que todos quedan protegidos por ese aura. Mantengo el escudo mientras voy avanzando y abriendo camino hacia delante, esperando que ellos me sigan para que nadie se quede atrás ni rodeado por demasiadas quimeras. Entre unos y otros se las apañan bastante bien, cada uno en su estilo gracias a la magia. Sin ella no creo que pudiésemos hacer frente a tantas quimeras a la vez, no sin un arma de fuego potente para cada uno, además de entrenamiento usándola. - ¡Gio! ¿alguno de tus inventos para acelerar esto de quitárnoslas de encima? - Al alzar la vista me fijo en la bifurcación que había quedado frente a nosotros cuando la toma decisiones fue interrumpida por las alucinaciones. Ahora es momento de tirar por una de ellas, y casi que me decanto por aquella que parece tener más cristales mágicos refulgiendo. Se supone que buscamos la principal fuente generadora de energía, así que intuyo que puede estar por ahí.
- ¡Setelah! ¿por aquí? ¡avísanos de qué más cosas pueden pasarnos además de alucinaciones o quimeras, para ir preparados! - le pido mientras mantengo un poco más el escudo, intensificándolo sobre aquellos compañeros que van a recibir el ataque de alguna de las quimeras cuando están luchando con otras. Me acerco más a Sean para que tenga total libertad de movimientos mientras hace sus conjuros, protegiéndole las espaldas siempre que alguna de esas quimeras trata de darle algún zarpazo. Seguro que se siente pletórico al usar de nuevo la magia, pero no por ello debe confiarse. - Vamos, Sean, un último esfuerzo, noquea a todas las que puedas. Te cubro.- lo animo a seguir un poco más, sin perder de vista lo que hacen el resto. Lo de Setelah en modo pantera me perturba un poco, y lo de la otra quimera atacando al resto me da hasta pena.
Me disculpo con Sean y Giordano por hacerlos caer conmigo al arrastrarlos en la caída, provocando que quedemos demasiado cerca de una de las quimeras atacantes. El joven Eire se encarga rápidamente de darle al vuelta a esa situación, dando muestra de su maestría con los diferentes hechizos que conjura, haciendo honor al linaje del que procede. Aprovecho el tiempo que nos da Sean para hacer lo que me ha pedido, sujetando la piedra lunar en una mano para potenciar todavía más la creación de la barrera defensiva que conjuro, haciéndola extensible a los cinco que estamos en la gruta, de modo que todos quedan protegidos por ese aura. Mantengo el escudo mientras voy avanzando y abriendo camino hacia delante, esperando que ellos me sigan para que nadie se quede atrás ni rodeado por demasiadas quimeras. Entre unos y otros se las apañan bastante bien, cada uno en su estilo gracias a la magia. Sin ella no creo que pudiésemos hacer frente a tantas quimeras a la vez, no sin un arma de fuego potente para cada uno, además de entrenamiento usándola. - ¡Gio! ¿alguno de tus inventos para acelerar esto de quitárnoslas de encima? - Al alzar la vista me fijo en la bifurcación que había quedado frente a nosotros cuando la toma decisiones fue interrumpida por las alucinaciones. Ahora es momento de tirar por una de ellas, y casi que me decanto por aquella que parece tener más cristales mágicos refulgiendo. Se supone que buscamos la principal fuente generadora de energía, así que intuyo que puede estar por ahí.
- ¡Setelah! ¿por aquí? ¡avísanos de qué más cosas pueden pasarnos además de alucinaciones o quimeras, para ir preparados! - le pido mientras mantengo un poco más el escudo, intensificándolo sobre aquellos compañeros que van a recibir el ataque de alguna de las quimeras cuando están luchando con otras. Me acerco más a Sean para que tenga total libertad de movimientos mientras hace sus conjuros, protegiéndole las espaldas siempre que alguna de esas quimeras trata de darle algún zarpazo. Seguro que se siente pletórico al usar de nuevo la magia, pero no por ello debe confiarse. - Vamos, Sean, un último esfuerzo, noquea a todas las que puedas. Te cubro.- lo animo a seguir un poco más, sin perder de vista lo que hacen el resto. Lo de Setelah en modo pantera me perturba un poco, y lo de la otra quimera atacando al resto me da hasta pena.
De pronto las cosas se habian arreglado y la pesadilla habia desaparecido. Pero como todo despertar tras una mala pesadilla, aquello te dejaba asustado, aturdido y con miedo, y un profundo sentimiento de dolor en el interior. Incluso el cálido abrazo de Sean resultaba ajeno. Los miré a ambos, tratando de confirmar que fueran reales y no otra alucinacion o pesadilla que fuese a esfumarse entre amasijos de carne y sangre.
Me puse en pie poco a poco, sacudiendo de tierra mi ropa, y tomando el pergamino que nos dio Sean.
- Cazzo...menuda cosa mas fea acaba de pasar.... - me sequé un poco las lagrimillas y me reafirmé el gesto.
Y entonces, los bichos, y la no magia de nuevo. Por fortuna aqui nos coordinamos. Rompí mi pergamino para desatar el sello que nos habia otorgado Sean y asi ser inmune de aquella maldicion de terror durante el tiempo que aguantase aquello. Pero para entonces era tarde y una quimera nos empujó restregandonos por el suelo. Solté unas cuantas palabras en italiano, de muy mala folla. Era mi unico traje!
- Tch, déjame pensar, Galeno cansino!!! - algo para acelerar las cosas, que se pueda usar en una cueva, que lleve encima ahora mismo. Me despeino estresadisimo, porque yo asi no furulo bien, con tanta gente y tanto animal a mi alrededor, y tanto brilli brilli. - A LA MERDA! - apunté hacia un grupo de quimeras con mi bastón y apreté un botón. Éste pareció disparar algo, que cuando llegó al grupo de quimeras, las hizo desaparecer, asi sin mas. Aquel era mi invento para la desaparicion asistida: podia hacer desaparecer grupos o individuos a distancia de mi, sin transportarme yo mismo, al destino que tuviese en mente. En este caso, fue el inicio del tunel, por donde habiamos pasado hacia ya un largo rato. Si enviaba ahi a todas esas quimeras, aun tardarian largos minitos en llegar a donde nosotros, aun si iban corriendoa si de rapido.
- Visto para sentencia! Movimiento! Y que alguien le diga a ese gato que deje de comerse a las quimeras, por favor, que mal gusto!
Me puse en pie poco a poco, sacudiendo de tierra mi ropa, y tomando el pergamino que nos dio Sean.
- Cazzo...menuda cosa mas fea acaba de pasar.... - me sequé un poco las lagrimillas y me reafirmé el gesto.
Y entonces, los bichos, y la no magia de nuevo. Por fortuna aqui nos coordinamos. Rompí mi pergamino para desatar el sello que nos habia otorgado Sean y asi ser inmune de aquella maldicion de terror durante el tiempo que aguantase aquello. Pero para entonces era tarde y una quimera nos empujó restregandonos por el suelo. Solté unas cuantas palabras en italiano, de muy mala folla. Era mi unico traje!
- Tch, déjame pensar, Galeno cansino!!! - algo para acelerar las cosas, que se pueda usar en una cueva, que lleve encima ahora mismo. Me despeino estresadisimo, porque yo asi no furulo bien, con tanta gente y tanto animal a mi alrededor, y tanto brilli brilli. - A LA MERDA! - apunté hacia un grupo de quimeras con mi bastón y apreté un botón. Éste pareció disparar algo, que cuando llegó al grupo de quimeras, las hizo desaparecer, asi sin mas. Aquel era mi invento para la desaparicion asistida: podia hacer desaparecer grupos o individuos a distancia de mi, sin transportarme yo mismo, al destino que tuviese en mente. En este caso, fue el inicio del tunel, por donde habiamos pasado hacia ya un largo rato. Si enviaba ahi a todas esas quimeras, aun tardarian largos minitos en llegar a donde nosotros, aun si iban corriendoa si de rapido.
- Visto para sentencia! Movimiento! Y que alguien le diga a ese gato que deje de comerse a las quimeras, por favor, que mal gusto!
Al girarme en un momento de respiro que me dan los enemigos me fijo en que Monica está en problemas. Salté para llegar cerca de ella rapidamente, pero para cuando quise estar a rango de poder ayudarla, ya se habia librado ella solita.
Volvi a adquirir mi forma normal, pasandome la manga por la boca para limpiarme un poco. La verdad es que si que daba un poco de asquete pero en fin-
-POR AHI MISMO! - le dije al medimago, a Lucio. Luego puse los ojos en blanco por la queja de Giordano. - Lo siento si mis modales no son lo suficientemente exquisitos para usted, su excelencia!!!!!! - dije de coña, girándome despues con una sonrisilla tras ver como se habia librado de una buena cantidad de quimeras de un movimiento tan sencillo.
Conjuré una barrera magica para retrasar a un par de quimeras mas y ayudé a Mónica a ponerse en pie. Echamos a correr en aquella direccion, aquella otra bifurcacion. Mas cosas que tuvieramos que saber? Sinceramente, no lo sabia. De pronto, dejamos de escuchar los berridos de las quimeras que quedaban tras de nosotros persiguiendonos. Eché la vista atrás y vi que se habian detenido, se habian quedado estaticas bloqueando aquella salida, de alguna manera.
"uhm...feo"
Al final de aquella gruta, lado contrario a donde dejabamos las quimeras, se recortaban las siluetas de unas cuantas figuras humanas. No es que fueran muchas pero era dificil contar, la imagen se veia como en espejismo. Quizá estaban utilizando algo. Era posible que fuesen ellos? Hice un gesto a mis acompañantes con la mano, como de que se detuviesen, y me adelanté un par de pasos, despacio.
- Guardianes? No somos enemigos. Hemos venido aqui a Turín porque descubrimos el origen del problema y necesitabamos de éste lugar. Podemos compartir la informacion. No me conoceis pero soy uno de vosotros...
Fue terminar aquella frase y algo me hizo caer fulminado contra el suelo, boca abajo. Ni lo vi venir. Al caer contra el suelo de morros me di cuenta de lo estupido que habia sido al considerarlos aliados o creer que por eso, ellos nos considerarian aliados a nosotros. Un guardián, trayendo al lugar que se supone que debia proteger en secreto, a otras cuatro personas aún mas desconocidas que él mismo? Fuera lo que fuera lo que me habian hecho, dolía a horrores, apenas me dejaba pronunciar palabra, y lo notaba retorcerse por la zona de mi abdomen. Tambien notaba el calor de la sangre empapando la ropa.
- Si eso es cierto, no deberias conocer las prohibiciones que existen? - se escuchó a alguien hablar de modo difuso. - se produjo un silencio tenso. - Y las penas consecuentes... - había pena en aquella voz?
Volvi a adquirir mi forma normal, pasandome la manga por la boca para limpiarme un poco. La verdad es que si que daba un poco de asquete pero en fin-
-POR AHI MISMO! - le dije al medimago, a Lucio. Luego puse los ojos en blanco por la queja de Giordano. - Lo siento si mis modales no son lo suficientemente exquisitos para usted, su excelencia!!!!!! - dije de coña, girándome despues con una sonrisilla tras ver como se habia librado de una buena cantidad de quimeras de un movimiento tan sencillo.
Conjuré una barrera magica para retrasar a un par de quimeras mas y ayudé a Mónica a ponerse en pie. Echamos a correr en aquella direccion, aquella otra bifurcacion. Mas cosas que tuvieramos que saber? Sinceramente, no lo sabia. De pronto, dejamos de escuchar los berridos de las quimeras que quedaban tras de nosotros persiguiendonos. Eché la vista atrás y vi que se habian detenido, se habian quedado estaticas bloqueando aquella salida, de alguna manera.
"uhm...feo"
Al final de aquella gruta, lado contrario a donde dejabamos las quimeras, se recortaban las siluetas de unas cuantas figuras humanas. No es que fueran muchas pero era dificil contar, la imagen se veia como en espejismo. Quizá estaban utilizando algo. Era posible que fuesen ellos? Hice un gesto a mis acompañantes con la mano, como de que se detuviesen, y me adelanté un par de pasos, despacio.
- Guardianes? No somos enemigos. Hemos venido aqui a Turín porque descubrimos el origen del problema y necesitabamos de éste lugar. Podemos compartir la informacion. No me conoceis pero soy uno de vosotros...
Fue terminar aquella frase y algo me hizo caer fulminado contra el suelo, boca abajo. Ni lo vi venir. Al caer contra el suelo de morros me di cuenta de lo estupido que habia sido al considerarlos aliados o creer que por eso, ellos nos considerarian aliados a nosotros. Un guardián, trayendo al lugar que se supone que debia proteger en secreto, a otras cuatro personas aún mas desconocidas que él mismo? Fuera lo que fuera lo que me habian hecho, dolía a horrores, apenas me dejaba pronunciar palabra, y lo notaba retorcerse por la zona de mi abdomen. Tambien notaba el calor de la sangre empapando la ropa.
- Si eso es cierto, no deberias conocer las prohibiciones que existen? - se escuchó a alguien hablar de modo difuso. - se produjo un silencio tenso. - Y las penas consecuentes... - había pena en aquella voz?
Continuaban luchando en un tira y afloja con las quimeras, por su parte se dedicaba a reducirlas al tamaño de un hamster o a transformarlas en objetos pequeños con el hechizo "vera verto" pues matarlas no entraba en sus planes e iría totalmente en contra de sus principios y los de Lucio, giordano y los otros dos parecían apañarse bien luchando pero el médico no podía hacerlo así que lo defendió como pudo de cualquier ataque procedente de esos animales, sin embargo eran demasiadas para él solo.
No lo pensó mucho cuando Lucio propuso el camino a seguir, todos empezaron a moverse y dirigirse a la zona más iluminada con aquellos cristales pero con tan solo darle la espalda a las quimeras unos segundos, éstas se abalanzaron contra ellos, se interpuso nuevamente para protegerlos pero no pudo actuar con toda la rapidez que pudo, por suerte llevaban un escudo protector, lo que hizo que el golpe no fuera demasiado grave, aún así se llevó un buen zarpazo desde el hombro hasta el pecho justo antes de que Setelah levantara la barrera.
La herida parecía mucho más fea de lo que era o eso pensaba pues estaba sangrando y manchandole la camiseta, pero le resto importancia pues ahora cumplir la misión era lo primero. Las quimeras seguían persiguiendolos pero al llegar a una gran sala se detuvieron, ante ellos las siluetas de unos hombres, Setelah se adelanta para hablar con ellos, al parecer eran los guardianes y no parecían muy contentos pues en un abrir y cerrar de ojos aquel hombre que los había guiado hasta allí yacía en el suelo y sangrando.
Rápidamente toma su orbe y levanta una barrera en forma de cúpula entre ellos y Setelah, rodeando también a sus compañeros -Basta! No le hagáis daño, solo venimos para encontrar una forma de recuperar la magia! El planeta se muere y nosotros con él- mira a Lucio para que se acerque a examinar a Setelah y así lanzar un pergamino a los guardianes, en él estaba un pequeño dibujo de los satélites y un resumen sobre todo lo que sabían de sus efectos, lo justo y menos importante pues el conocimiento ahora mismo era su mejor baza.
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Éxito: se lleva 50 quimeras de tamaño hamster para vender
Fallo: le ataca alguna
No lo pensó mucho cuando Lucio propuso el camino a seguir, todos empezaron a moverse y dirigirse a la zona más iluminada con aquellos cristales pero con tan solo darle la espalda a las quimeras unos segundos, éstas se abalanzaron contra ellos, se interpuso nuevamente para protegerlos pero no pudo actuar con toda la rapidez que pudo, por suerte llevaban un escudo protector, lo que hizo que el golpe no fuera demasiado grave, aún así se llevó un buen zarpazo desde el hombro hasta el pecho justo antes de que Setelah levantara la barrera.
La herida parecía mucho más fea de lo que era o eso pensaba pues estaba sangrando y manchandole la camiseta, pero le resto importancia pues ahora cumplir la misión era lo primero. Las quimeras seguían persiguiendolos pero al llegar a una gran sala se detuvieron, ante ellos las siluetas de unos hombres, Setelah se adelanta para hablar con ellos, al parecer eran los guardianes y no parecían muy contentos pues en un abrir y cerrar de ojos aquel hombre que los había guiado hasta allí yacía en el suelo y sangrando.
Rápidamente toma su orbe y levanta una barrera en forma de cúpula entre ellos y Setelah, rodeando también a sus compañeros -Basta! No le hagáis daño, solo venimos para encontrar una forma de recuperar la magia! El planeta se muere y nosotros con él- mira a Lucio para que se acerque a examinar a Setelah y así lanzar un pergamino a los guardianes, en él estaba un pequeño dibujo de los satélites y un resumen sobre todo lo que sabían de sus efectos, lo justo y menos importante pues el conocimiento ahora mismo era su mejor baza.
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Éxito: se lleva 50 quimeras de tamaño hamster para vender
Fallo: le ataca alguna
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El miembro 'Sean Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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La pelea contra las quimeras no va tan mal como pudiese esperarse, entre todos vamos consiguiendo mantenerlas a raya, no sin ciertas dificultades. Agradezco la ayuda de Setelah cuando vuelve a su forma humana y me echa una mano para levantarme del suelo tras el ataque de una quimera. Después echamos todos a correr hasta llegar por fin a esa bifurcación en el camino, aunque no tenemos ni idea de si estamos ya cerca del objetivo, o no. Los desagradables ruidos de las quimeras persiguiéndonos cesan de manera repentina, aunque no estoy segura de si eso es bueno o malo. Avanzo muy cerca de Setelah conforme nos adentramos en ese nuevo camino, preparando el arma de nuevo cuando comienzo a distinguir figuras humanas acercándose. - Espera, no te acerques todavía. - susurro a Setelah antes de que se separe de mí para ir a hablar con esas personas, los supuestos guardianes que debían custodiar el lugar. ¿Qué clase de personas deben ser para no haber salido de aquí para informar al resto de seres mágicos? o para empezar ellos mismos a buscar una solución.
Dejamos que sea Setelah quien actúe como portavoz y comience a explicar los motivos de que hayamos entrado aquí, pero de repente todo se tuerce y cae al suelo fulminado. - ¡SETELAH! - Suelto un grito ahogado al ver lo que sucede, corriendo hacia él para agacharme en el suelo y darle la vuelta. Me asusto al ver la sangre que empieza a manchar su ropa a la altura del abdomen, pues en ningún momento he visto que hiciesen nada para herirlo. - ¡Haced que pare lo que sea que hayáis hecho! ¿creéis que si no fuese un guardián habría sabido traernos hasta aquí? no sabe las reglas porque no ha vivido entre vosotros, pero eso no quiere decir que no lo sea, ni que nuestro único interés para venir aquí sea solucionar el problema, ya que parece que nadie más está haciendo nada. - me muerdo el labio para contenerme y no insultarlos, que no es cuestión de ponerlos en nuestra contra. Dejo que hable Sean, que parece más diplomático y dialogante.
Dejamos que sea Setelah quien actúe como portavoz y comience a explicar los motivos de que hayamos entrado aquí, pero de repente todo se tuerce y cae al suelo fulminado. - ¡SETELAH! - Suelto un grito ahogado al ver lo que sucede, corriendo hacia él para agacharme en el suelo y darle la vuelta. Me asusto al ver la sangre que empieza a manchar su ropa a la altura del abdomen, pues en ningún momento he visto que hiciesen nada para herirlo. - ¡Haced que pare lo que sea que hayáis hecho! ¿creéis que si no fuese un guardián habría sabido traernos hasta aquí? no sabe las reglas porque no ha vivido entre vosotros, pero eso no quiere decir que no lo sea, ni que nuestro único interés para venir aquí sea solucionar el problema, ya que parece que nadie más está haciendo nada. - me muerdo el labio para contenerme y no insultarlos, que no es cuestión de ponerlos en nuestra contra. Dejo que hable Sean, que parece más diplomático y dialogante.
Lancé una mirada de ofendido a Gio al escucharle llamarme cansino, yo, que lo decía todo por su bien. Refunfuñé un poco por lo bajo por ello, aunque se me pasó rápido al ver lo que hizo con las quimeras, haciéndolas desparecer con su bastón especial. Otro de sus trucos e inventos, y ese en concreto parecía de lo más útil. Ese momento de distracción y curiosidad hace que deje de vigilar a Sean, y para cuando vuelvo a mirarlo me encuentro con que se acaba de llevar un zarpazo por parte de una quimera, provocándole una herida desde el hombro hasta el pecho. - ¡Sean! ¡ten cuidado! - le grito con preocupación mientras seguimos corriendo para escapar de las quimeras, por lo que no puedo detenerme aún a ver qué le ha hecho exactamente. El hecho de que no le hayan derribado no quiere decir que sea una herida menor. Tras una buena carrera dejamos atrás a las quimeras, pero es raro el modo en que dejan de seguirnos, todas a la vez. Puede que tenga algo que ver con que se aproxima un grupo de personas.
Aprovecho ese momento para acercarme a Sean y examinarle, haciendo un quedo sonido de disgusto al ver que la sangre ha comenzado a manchar su ropa. Pongo una mano sobre su hombro para que sea él quien se aparte la ropa para poder verlo mejor, todo con interés de médico, claro. - Déjame que te vea, tengo que curarte antes de que sangres demasiado o de que la herida se infecte. - en realidad no tengo tiempo ni de llegar a ver su herida, porque enseguida sucede lo de Setelah. Apenas le dejan explicarse, de buenas a primeras le hacen algo que provoca que caiga al suelo de una manera muy extraña, de modo que Sean tiene que intervenir volviendo a crear una barrera entre ellos y nosotros. Capto la mirada de Sean para que vaya primero a por el caído, así que me separo de mi compañero para ir a ayudar a Setelah. Pido a Mónica que se aparte un poco para poder examinar mejor al hombre, poniendo una mano en su ensangrentado abdomen para averiguar qué ha provocado la herida. Algo se retuerce dentro de él.
- ¿Un parásito? - miro horrorizado a los guardianes, sin comprender por qué han usado ese tipo de magia tan hostil. - Os están diciendo la verdad. Sólo si colaboramos conseguiremos que la magia retorne a todo el mundo. Que aquí no os afecte no quiere decir que eso vaya a ser siempre así. Como ha dicho el descendiente de Merlín...el planeta se está marchitando, y la raza mágica junto a él. Acabaremos pereciendo todos si no hacemos algo. El equilibrio se ha roto...vosotros deberíais entender de eso, sois los encargados de velar por ese equilibrio, ¿cierto? - permanezco expectante por una respuesta mientras vuelvo a mirar a Setelah, tratando de canalizar mi magia sanadora hacia él para detener el sangrado, aunque primero debería sacarle esa especie de parásito con el que le han atacado, así que debería hacer una incisión.
Aprovecho ese momento para acercarme a Sean y examinarle, haciendo un quedo sonido de disgusto al ver que la sangre ha comenzado a manchar su ropa. Pongo una mano sobre su hombro para que sea él quien se aparte la ropa para poder verlo mejor, todo con interés de médico, claro. - Déjame que te vea, tengo que curarte antes de que sangres demasiado o de que la herida se infecte. - en realidad no tengo tiempo ni de llegar a ver su herida, porque enseguida sucede lo de Setelah. Apenas le dejan explicarse, de buenas a primeras le hacen algo que provoca que caiga al suelo de una manera muy extraña, de modo que Sean tiene que intervenir volviendo a crear una barrera entre ellos y nosotros. Capto la mirada de Sean para que vaya primero a por el caído, así que me separo de mi compañero para ir a ayudar a Setelah. Pido a Mónica que se aparte un poco para poder examinar mejor al hombre, poniendo una mano en su ensangrentado abdomen para averiguar qué ha provocado la herida. Algo se retuerce dentro de él.
- ¿Un parásito? - miro horrorizado a los guardianes, sin comprender por qué han usado ese tipo de magia tan hostil. - Os están diciendo la verdad. Sólo si colaboramos conseguiremos que la magia retorne a todo el mundo. Que aquí no os afecte no quiere decir que eso vaya a ser siempre así. Como ha dicho el descendiente de Merlín...el planeta se está marchitando, y la raza mágica junto a él. Acabaremos pereciendo todos si no hacemos algo. El equilibrio se ha roto...vosotros deberíais entender de eso, sois los encargados de velar por ese equilibrio, ¿cierto? - permanezco expectante por una respuesta mientras vuelvo a mirar a Setelah, tratando de canalizar mi magia sanadora hacia él para detener el sangrado, aunque primero debería sacarle esa especie de parásito con el que le han atacado, así que debería hacer una incisión.
Por fin parece que podremos respirar un poco cuando nos internamos en ese otro pasaje y las quimeras dejan de perseguirnos. Resoplo, dejo de correr, me repeino (o lo intento) me recoloco mi traje y le saco la lengua a las quimeras.
"bichos feos, ahi os quedéis"
No tengo ni tiempo de percatarme de la escenita de "jugar a los medicos" que están a punto de protagonizar Sean y Lucio, pues aquellos tipos aparecen frente a nosotros y pese a que Setelah parece que va todo dialogante, no le hacen mucho caso. Alzo una ceja cuando se cae al suelo.
"Y a este que le ha pasado?"
La cupula de Sean mi hace mirar a nuestro alrededor, asi que esas tenemos, se han puesto en plan enemigos. Me acerqué a pasitos lentos para cotillear que era lo que le habia pasado a Setelah, y puse cara de "iurgh!" al ver lo que examinaba Lucio. Por fortuna mis compañeros eran mas adecuados en la dialectica que yo mismo, y mas, con aquellos extraños.
Simplemente los miré, aun en la distancia, pensando que seguro que a Sayid o Altair se les habria ocurrido algo molón para decir, pero a mi, no. Yo solo pensaba en como iba a hacerles desaparecer de ahi si seguian mostrandose hostiles, y lo mas que se me ocurria decir era que...
-... pues ha quedado muy buena tarde, sip.... - asi en voz bajita, mirando la sangre que estaba dejando nuestro pobre setelah por el suelo.
"bichos feos, ahi os quedéis"
No tengo ni tiempo de percatarme de la escenita de "jugar a los medicos" que están a punto de protagonizar Sean y Lucio, pues aquellos tipos aparecen frente a nosotros y pese a que Setelah parece que va todo dialogante, no le hacen mucho caso. Alzo una ceja cuando se cae al suelo.
"Y a este que le ha pasado?"
La cupula de Sean mi hace mirar a nuestro alrededor, asi que esas tenemos, se han puesto en plan enemigos. Me acerqué a pasitos lentos para cotillear que era lo que le habia pasado a Setelah, y puse cara de "iurgh!" al ver lo que examinaba Lucio. Por fortuna mis compañeros eran mas adecuados en la dialectica que yo mismo, y mas, con aquellos extraños.
Simplemente los miré, aun en la distancia, pensando que seguro que a Sayid o Altair se les habria ocurrido algo molón para decir, pero a mi, no. Yo solo pensaba en como iba a hacerles desaparecer de ahi si seguian mostrandose hostiles, y lo mas que se me ocurria decir era que...
-... pues ha quedado muy buena tarde, sip.... - asi en voz bajita, mirando la sangre que estaba dejando nuestro pobre setelah por el suelo.
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