Piso Hacksaw Le Fay || Le Fay Hacksaw

No podía respirar y se estaba ahogando prácticamente desde que se había puesto el vestido. En realidad estaba ahogándose desde hace meses sólo que no lo había sentido hasta ahora cuando no había tenido a Ian a su lado. La...situación iba mucho más allá de lo que ella pensaba y lo que más odiaba de todo aquello es que estaba representando una faceta que no quería y ella nunca...nunca había sido así.

Mientras caminaba por el pasillo hacia la puerta de su piso podía sentir cómo las lazadas de su vestido se apretaban más y más, los tacones estúpidos que se había puesto hacía que le dolieran los pies y el maquillaje que llevaba le resultaba absolutamente asqueroso como una máscara que llevaba puesta con una felicidad que no sentía. Sólo quería llorar, como siempre. Pero no podía porque entonces  todos esos temores que le tenían el estómago revuelto se harían realidad...de verdad. Y Aedan...Aedan lo percibiría.

Al llegar a la puerta puso los dedos sobre la madera con un gesto pensativo, apoyando la frente en ésta con aquellas irrefrenables ganas de llorar -¿Cath?- La Descendiente dio un respingo y se dio la vuelta para  ver a Desmond -¿Todo bien?- Ella le sonrió y asintió -Buenas noches, Des- Dijo abriendo la puerta sin perder contacto visual con él y cortándolo sólo al cerrarla. Al estar en su apartamento se sintió un poco más cómoda pero en seguida se empezó a desnudar. Se sacó los tacones con rabia, que terminaron estampándose contra la pared. Se rompió un poco de la falda del vestido para sacarse el labial que le había dado Anteia. Se sacó los ganchos del cabello y se alborotó el pelo quedando en una facha horrorosa pero muy suya mientras caminaba hacia dentro. Fue entonces cuando lo vio...- ¿Ian?- Inquirió dudosa.

Al final decidí dejar de dar rodeos, dirigiéndome al piso en el que llevábamos tan poco tiempo viviendo. No había llegado a escribir en el papel que cogí en aquella aula de la academia, lo tiré por el camino al pensar en lo cobarde y ridículo que podía quedar aquello. No era mi estilo, si lo pensé fue por las pocas ganas que tenía de enfrentarme a la realidad. Cuando llegué al piso estaba todo bastante silencioso, algo normal teniendo en cuenta que mi hermana se había quedado al cargo del pequeño en el otro piso. Decidí esperar a que terminase la fiesta para que llegase Catherine, por mucho que no me apeteciese tener esa conversación. Me senté en el sillón del salón a esperar, tratando de ignorar esa molesta sensación de inquietud y de peso en el pecho que tenía desde que había decidido que teníamos que hablar de una claro de una vez por todas.

La espera no es muy larga, y apenas transcurren unos pocos minutos hasta que se escucha la puerta del piso abriéndose. La tenue luz de la lámpara de mesa parece ser suficiente para que Catherine se de cuenta de mi presencia conforme avanza por el pasillo. El sonido del golpe por los zapatos lanzados y el desastroso aspecto post fiesta ya auguran un mal comienzo para ambos. - ¿La fiesta no ha ido como esperabas? - inquiero con un tono de cierto desinterés, puesto a propósito. Me levanto del sillón con aparente calma, avanzando unos cuantos pasos hacia ella antes de detenerme a un par de metros para observarla mejor. Parecía más que disgustada. - No sé por qué lo haces. - murmuro negando con la cabeza, aunque no sigo por ahí por el momento. - Te estaba esperando. Creo que ya sabes que tenemos que hablar... - por fin suelto la maldita frase, sabiendo que es el peor modo de iniciar una conversación.

Al escuchar su pregunta, Catherine negó con la cabeza -Pero tampoco he sido, nunca, el alma de la fiesta...- Indico terminando de sacarse las pinzas del cabello y dejándolo libre finalmente. Se masajeó el cuero cabelludo tratando de relajarse un poco y escucho la pregunta siguiente. Cerró un poco los ojos y sonrió con cansancio -Lo sabes... Es mi responsabilidad, es mi deber... Y tengo esa manía de querer complacer a todo el mundo por encima de mí. - Y se mordió la lengua cuando quiso decirle que de todas las personas del mundo... Él debería saberlo.

Lo miro a los ojos cuando se acercó y al comprender lo que estaba por decir Catherine sintió que, una vez más, se le formaba un nudo en la garganta. Cómo si de pronto todo ese remolino de sentimientos fueran un ancla que se clavaba en su pecho -Si- No tuvo nada más que decir porque no sabía donde habían dejado de ser ellos, dónde habían fallado. No entendía las relaciones, por no decir que Ian era su primera y única relación. Y aquí estaba, cómo esposa y madre en menos de año y medio. Se masajeó suavemente la sien -¿Me ayudas con el vestido? No llego bien a las lazadas- Dijo estirando las manos hacia su espalda para después girarse y mostrarle que, evidentemente, no podía. Respiró lentamente y miró hacia el piso con confusión pero lo único bueno que tenía con Ian es que podía decirle las cosas con claridad.

-Dame...un momento - dijo frunciendo el ceño y se fue hacia su cuarto para cambiarse por unos shorts y una camiseta negra mucho más ella. Con una frase, sin duda: Dead is just around the corner. Se estiró la camisa hacia abajo y después de saco el cabello por arriba. Se pasó una de esas toallitas de Anteia para quitarse el maquillaje y al verse más ella en el espejo de sintió... Peor.

Salió hacia el salón tratando de contener esas horribles sensaciones que le recorrían el cuerpo porque aunque lo hubiese evitado ...allí estaban -Vale... - Frunció un poco el ceño y recordó las mil y una ocasiones en las que habían llegado a conversaciones así y también las decisiones de Ian. Era predecible -Yo...- Y ella no era suficiente -Se que quieres dejarme. Lo... Lo ... - camino hasta el sofá y se sentó, jugando con sus dedos y con el anillo de matrimonio, girándolo  tratando de recordar el día de su boda por lo que terminó frunciendo el ceño. Negó con la cabeza -¿Por qué ha sido tan difícil que tengamos, al menos, un recuerdo feliz? Es decir...- Alzó suavemente un hombro - Pense que lo haría mejor que mis padres...Y... Aquí estamos...- Alzó la mirada hacia él con los labios tensos. Habían tantas cosas que tenía que decirle y no sabía qué hacer. Deseo tener a Anteia a su lado, a Azahar, a Chloe... A cualquiera que tuviera un buen ámbito de comunicación -Quiero que seas feliz- Eso era una verdad tan dura que le dolía -Y aparentemente yo no puedo darte eso- Y había tratado... Tanto... Pero el problema de estar sin magia había afectado su psiquis, poniéndola paranoica. Luego el herido con plata. La isla y sus responsabilidades y sobretodo, Aedan.

Responsabilidad, deber...esas odiosas palabras me hacen suspirar con un deje de cansancio, como si las tuviese demasiado oídas. Lo de complacer a todo el mundo por encima de ella también solía ser una característica muy suya, y más de una vez hemos tenido una conversación al respecto. Prefiero que lea en mi silencio en lugar de empezar a decirle ya mismo lo que estoy pensando, accediendo a ayudarla cuando me pide ayuda con el vestido. En otra situación esto podría haber dado pie a comenzar con juegos que habrían terminado, probablemente, en la alcoba. Por ahora eso parece algo bastante lejano. No tardo demasiado en deshacer las lazadas de la espalda de su vestido, todo ello en un tenso silencio por lo que estaba por venir. Espero mientras se marcha a la habitación para cambiarse, trayendo una camiseta con una frase muy poco alentadora. Arqueo levemente una ceja, subiendo la mirada de la camiseta hasta el rostro de Catherine. - Creo que me gustaba más la camiseta que llevabas cuando nos conocimos. Si...ese día que fuiste en manga corta a la nieve. Morgana rules... - lo recuerdo perfectamente. Allí en el torneo Ouroboros empezó todo.

El nerviosismo de Catherine hace que me sienta peor por haber iniciado la conversación, así que camino hasta el sofá para sentarme a su lado cuando por fin comienza a hablar. - ¿Qué? no, no es eso. - la interrumpo un tanto molesto por su suposición. - No he dicho que quiera dejarte, sólo quiero hablar claro, hace tiempo que lo necesitamos. Tú también te habrás dado cuenta. - lo siguiente que dice me lo tomo como un golpe bajo, porque da a entender que no ha tenido ningún recuerdo feliz conmigo. Desvío la mirada del anillo que mueve en su dedo, mirando hacia el suelo bastante frustrado. - Así que ningún recuerdo feliz, ¿no? ...yo al menos sí los tengo. Pero parece que soy el único. - lo de hacerlo mejor que nuestros padres resulta como una segunda puñalada. Los suyos lo hicieron mal, pero los los míos...todavía me duele lo que pasó mi madre por el abandono de mi padre.

- No nos compares con ellos. No tenemos nada que ver. - replico un tanto a la defensiva, dándome cuenta de que si me voy estaré haciendo lo mismo que hizo Adam, aunque por motivos diferentes. Al encontrarme con sus ojos no puedo evitar sentir como un nudo en la garganta, aunque intento que eso no me domine ni se note en mi gesto. Esperaba que esto fuese más sencillo. - Yo también quiero que seas feliz...que lo seamos los tres... - tomo su mano entre las mías, inspirando profundamente antes de volver a hablar. - Ahora parece que eres tú la que me quiere dejar a mí. - murmuro negando con la cabeza ante su frase de que, al parecer, no puede darme lo que necesito. - Catherine, hemos superado cosas peores porque las hemos enfrentado. Tú sabes bien todo lo que hemos pasado. - no hacía falta repetir cada uno de los momentos que habíamos superado, los llevamos bien grabados en la memoria. - Pero parece que algunas cosas nos están pasando factura. Tantas responsabilidades, tanto tiempo sin magia, lo de mi descontrol como licántropo, lo de la muerte de tu hermano por culpa de Jean, la falta de comunicación, y el Consejo...el puto Consejo de los 20. No quiero que Aedan se críe aquí, ni quiero que tú tengas que seguir cumpliendo con tu "deber". Todo ha ido tan rápido que a veces no puedo evitar pensar que nos precipitamos...

Que recordara aquella camiseta la hizo sonreír para luego negar levemente con la cabeza -Sospecho que por culpa de Morgana estamos aquí. No estoy muy de su lado ahora mismo...En cambio, esto...- Le señaló la camiseta, estirándola hacia abajo con suspicacia -Representa más nuestra realidad, Ian- Dijo suspirando con tristeza y recordando la muerte de Rhaegar como si hubiese sido ayer. Cerró un momento los ojos, dándose el tiempo de procesar aquel sentimiento para pasar a lo siguiente.

Comenzar la conversación no había sido fácil pero en el momento en el que la interrumpió y le confesó que no quería dejarla, Cath sintió una felicidad tan profunda que quiso llorar a moco tendido inmediatamente. Le dio la razón asintiendo porque tenía un nudo en la garganta pero en cuanto hablaron de los recuerdos negó suavemente -No...No es eso, Ian...- Le miró con el ceño fruncido pero una sonrisa en los labios. Se perdió por un instante en sus ojos verdes -Creo que lo que quiero decir es ...paz. Sí tengo recuerdos felices, tonto... El día que te recuperé y dormimos en aquella litera, cuando me besaste en la playa, cuando nos quedamos una noche entera mirando la luna...Nuestra boda- Alzó suavemente el hombro pero su sonrisa se fue borrando -¿Pero no te parece que siempre estamos corriendo de algo? ¿Que el destino se interesa en truncarnos la vida? ¿Y si tenemos alguna maldición? ¿Que pasa si soy yo la que, después de tanta mierda encima,  no puede hacerte feliz?- Preguntó y con sus últimas palabras se le quebró un poco la voz.

Entrelazó sus dedos con los de él y negó con la cabeza. No quería dejarlo. Aquel simple gesto de la mano había sido como un bálsamo para ella. Necesitaba sus abrazos, necesitaba sus besos. Lo necesitaba.  Escuchó todo lo que decía y cerró los ojos bajando la cabeza para que no viera sus lágrimas. Se secó con la mano libre -Ese es el meollo del asunto. Mis responsabilidades...Siempre lo ha sido- Se acarició el entrecejo, presionándose esa parte para relajarse un poco -No podemos negarle que se críe aquí. Este también es su hogar. Podemos mostrarle ambos y que, cuando sea su momento, decida en qué mundo quiere vivir. A mi me privaron de tu libertad, Ian y mira quién soy ahora. A ustedes los privaron de este ámbito y desarrollo de magia y descubrirlo fue algo nuevo para ustedes. Él puede tener lo mejor de ambos mundos- Entonces alzó la vista y le miró a los ojos con intensidad quedándose en silencio un momento, sopesando algo. Bajó la vista hacia sus manos y apretó un poco la de Ian -Puedo abdicar-

Las palabras de Catherine hablando de momentos felices juntos hacen que desaparezca la amarga sensación que me había dejado el pensar que ella no tenía ningún recuerdo así. Incluso esbozo una leve sonrisa al rememorar aquellas cosas a las que hace referencia, pues coincido en la elección. - Y añadiría algunos más...como cuando nació Aedan. - había sido un momento para recordar, y, aún así, sentía que habíamos pasado de cero a cien, de estar más de un año sin querer reconocer que éramos algo más que amigos a vivir como un matrimonio con un hijo. Niego lentamente con la cabeza, nada más escuchar eso de que tenemos alguna maldición. - Al contrario. Creo que, después de todo, hemos tenido mucha suerte. Yo podría no haber vuelto jamás de los campos. Tú podías haber acabado desaparecida con el asunto del tipo aquel. Y después también fuimos afortunados por salir con vida después de todo lo que ha sucedido en tantos meses con la magia bloqueada, tras tantos ataques.- es necesario que nos demos cuenta de esas cosas, porque muchos no están aquí para contarlo. Aprieto un poco más su mano al escuchar que se le quiebra la voz en la última frase, sintiéndome un poco culpable por hacerla pensar eso.

- ¿Qué? no, no tienes que culparte de nada. No somos puto perfectos para que todo nos vaya bien siempre, ni tenemos que estar felices todo el tiempo, ni depende sólo del otro. Es sólo que...no sé muy bien qué nos está pasando. Son varias cosas... - suspiro un tanto cansado, pensando en lo mal que se me da intentar arreglar las cosas. El tema de las responsabilidades, da la impresión de que ya se lo esperaba incluso antes de que empezásemos a hablar. Diferencias en los modos de ver las cosas, y sobre el futuro. - Esa es la historia. No podrá elegir. Si se queda aquí le tocará hacer lo mismo que a ti, tener esas obligaciones sólo por nacimiento. Y ya no es sólo eso...me preocupa que alguien pueda querer hacerle algo, como pasó con tu familia. - le sostengo la mirada cuando alza la vista con esa incertidumbre, sin esperarme para nada lo de abdicar. Por un momento estoy tentado en que lo haga, aunque por otro podría sonar egoísta. - No quiero ser yo el responsable de que lo dejes, si es que eso es posible. Otra cosa es que realmente quieras, que no haya nada aquí que te sujete ya. Pregúntate quién quieres ser, y si lo que estás haciendo ahora te lleva a lo que quieres.

Catherine bajó la mirada cuando habló sobre Aedan -Es uno de mis recuerdos más tristes y más felices. ¿Te das cuenta que ese día fue arruinado? ¿que el parto fue adelantado por culpa de lo que sea que pasó ese día?- No quería recordarlo. Cerró los ojos, de pronto su aspecto parecía demasiado cansado de todo. En cuanto Ian comenzó a hablar, Catherine tuvo que sonreír -Eres el optimista- Soltó, echándose hacia atrás en el sofá y subiendo los pies en este -Yo nunca lo vería así-  Dijo finalmente abriendo los ojos y mirando hacia el frente con el gesto algo pensativo. Tal vez esforzándose por verlo de esa manera pero no podía. Algo en el fondo le decía que llevaban algo encima (capaz sus users, pero bueno, shit happens)

Volvió la vista a Ian cuando aseguró que no sabía lo que estaba pasando -Bien... Estamos en la misma página allí... pero tengo una teoría- Indicó y se volvió hacia él, apoyando la cabeza en el sofá -¿Sabes algo que no nos gusta? que nos coaccionen, nos digan cómo vivir, qué hacer y cómo hacer las cosas. Los dos los odiamos y...- Alzó una ceja con el ceño fruncido -Creo que todos nos están diciendo cómo hacer las cosas y, yo más que nadie, los he estado escuchando y complaciendo. Lo sabes...- Expresó con la voz abatida. Sólo podía pensar en Anteia hablando sobre Aedan, los Descendientes hablando de sus funciones, Desmond instándola a seguir algún puto protocolo y obsesionado con su protección.

-Mi idea no es que se quede aqui. Había familias que subían y bajaban con continuidad. Podemos vivir seis meses aquí, otros seis allá. Podemos hacer que funcione, Ian...- Alzó los hombros -Le debemos al menos intentarlo- En cuanto habló sobre el tema de la familia, la morena cambió el gesto. Ya no era preocupación, era otra cosa que no podía definir. Apartó las manos de Ian y se incorporó cruzándose de brazos para acercarse a los ventanales en profundo silencio. Mientras miraba la isla se preguntaba todas esas cosas que Ian le decía...Porque si no era la descendiente de Morgana Le Fay ¿Quién era en realidad? Además, una cosa es lo que ella quisiera y otra que Desmond aceptara. Se colocó el cabello tras las orejas -Tú sabías quien era yo- Indicó con un tono de voz muy neutral -Aedan siempre estará en peligro, Ian. Igual que tú y yo, porque aunque seas un Hacksaw eres mi esposo y por ello tú y él son mi punto débil. Si alguien quisiera hacerme daño, los cogería a ustedes. Así que da igual si abdico o no, la guillotina sobre nuestras cabeza siempre penderá. Haz tu paz con eso. Tu sangre y la de Morgana Le Fay son una- Se quedó en silencio después mirando de nuevo la ciudad que ella, en parte, había ayudado a construir y que había abierto para la sociedad mágica. Se le hizo un nudo en el estómago que le costó desenredar para poder hablar.

-No sé lo que quiero ser, no sé quien soy sin ser la Descendiente de Morgana. Pero si es eso lo que me impide estar contigo, ser feliz contigo y con Aedan soy capaz de sacrificar todo lo que ello conlleva. El poder, la posición, la riqueza. Sólo quiero paz- Se giró hacia él alzando los hombros -Pero ya no podré hacer mucho. Mi poder mágico será limitado, mi acceso a recursos lo mismo, los Descendientes no se verán en la "obligación" de salvarme si algo sucede... Y tampoco sé donde deja esto a Aedan, no estoy segura- Se acarició la sien con un gesto molesto. Eran demasiadas cosas. Debía...Debía hablar con Desmond.

Todavía me cabrea recordar lo que hicieron ese par de Soul Reaper el día de nuestra boda, el hecho de que se hayan convertido en aliados no quita que me siga fastidiando que vinieran a joder precisamente en ese momento. Como si no tuviesen otra ocasión. Asiento más o menos convencido, arqueando ligeramente una ceja al escuchar eso de que soy el optimista porque no me veo así.  - Esa es mi hermana, que vive en sus mundos hippies. Yo sólo soy realista...y sé que todo podría haber sido mucho peor, porque lo he visto. - puede que no se de cuenta, pero por lo menos ya ha tenido más suerte de la que tuvo su hermano Rhaegar, por ejemplo.

A continuación pongo toda la atención a su teoría sobre lo que está sucediendo y lo que no nos gusta, imitando la postura que adopta ella, apoyando la cabeza en el sofá para estar más cómodo.  Era eso precisamente, demasiada gente a su alrededor diciéndole lo que tenía que hacer. - Es lo que te han "obligado" a hacer desde siempre. No has tenido oportunidad de decidir qué querías hacer o quién querías ser. - la sigo con la mirada en el momento en que se levanta del sofá para caminar hacia las ventanas, suponiendo que ha podido molestarle la mención al asunto de la familia.  - Sí, sabía quién eras, y aún así...no hice nada para evitar que acabásemos donde estamos. No le puse la parte racional, ni pensé en consecuencias. Ya sé que todos somos el punto débil de alguien, no hace falta que me lo recuerdes.  - replico un tanto molesto porque no me gusta pensar en ello. Me levanto del sofá algo más tranquilo de lo que estaba al llegar, cuando iniciamos la conversación. Avanzo un poco hacia ella mientras mira por la ventana, posicionándome detrás pero guardando algo de distancia todavía, tratando de imaginar qué está pasando por su cabeza ahora mismo.  

- Eres más que la descendiente de Morgana. Un linaje no te define. ¿Quién soy yo entonces? no soy descendiente de nadie importante. Somos lo que vivimos, no lo que somos cuando nacemos. - escruto su mirada cuando se da la vuelta, buscando algún rastro de molestia ante la idea de dejar de lado todas esas cosas que dice, para saber si es cierto que sólo quiere paz o únicamente quiere convencerse.  - Puede que sea eso lo único que quieres ahora, pero...¿lo será también luego? ¿no te arrepentirás si lo dejas? - acorto la distancia hasta quedar frente a frente con ella, negando a eso de que su poder será limitado.  - No pueden hacer eso. No tienen control sobre el poder mágico de otra persona. Lo único que no sé es si dejan abandonar sin consecuencias, supongo que eso estará en vuestras leyes. Si sólo te salvaban por obligación es que eran unos cabrones elitistas, en lugar de una familia. Tal vez eso fuese antes. Ahora han cambiado y ayudan a aquel que lo necesite. Aedan no necesita nada de esto. - la decisión no será fácil, y dudo que pueda hacerla en este momento, pues necesita pensarlo bien.  - Tú decides...tómate el tiempo que necesites. Por esta noche deberíamos dejarlo y descansar. -  

Se le quedó mirando cuando habló de todos esos posibles escenarios donde todo podría haber acabado peor y de sólo pensar en volver a vivir ese momento en el que se quedó sola con Aedan sentía un nuevo nudo en la garganta. Pero cuando el tema derivó a los Descendientes le miró con seriedad -A ti también Ian-Hizo una leve mueca -Podrías no haber sido licántropo, podrías nunca haber aprendido a usar cimitarras...¿Qué hubieses sido tú si no existiera la guerra? ¿Si hubieses podido decidir?- Cerró los ojos e inspiró con profundidad. Miró hacia los detalles de la ciudad con sentimientos encontrados. Lo vio en el reflejo del vidrio y deseó que la abrazara.

-Si, bueno...en eso tienes razón. Supongo- Indicó pensando que su fuerte, sin duda, no eran las maldiciones ni tenía esa vena sociópata o malvada. Cuando lo miró y él preguntó sonrió de lado con sinceridad -Yo lo único que quiero es  a ti- Arrugo la nariz un momento -Y no me digas ñoña-  Rodó la vista antes de escuchar aquello de que necesita descanso y asintió un poco para después hacer una mueca -Bueno...Pero esto también implica salir de esas fiestas que no soporto, y los tacones...los vestidos... - Se rió  -El pelo revuelto porque simplemente odio peinármelo...- Le miró el cabello a Ian deseando poder hundir sus dedos en él  y sonrió de nuevo -Pintar...- Susurró con cierta nostalgia invadiéndola y, por un instante,  pensó en algo y fue como si de pronto algo encajara en sí misma. Una idea, una pequeña idea pero  que podría darle sentido a muchas cosas-¿Te animas a conocer a mi padre?

Quedé sin respuesta ante la pregunta de qué habría sido de mí sin la guerra, si habría sido el mismo en otras circunstancias. En alguna ocasión había fantaseado con cómo habría sido mi familia de no haber pasado por aquellos acontecimientos, desde el secuestro de Chloe, la muerte de Daeron y el abandono de nuestro padre. Supongo que yo habría sido un tanto diferente, aunque la esencia permanecería. - Nunca lo sabremos. - repuse ante la imposibilidad de responder algo coherente, algo que no fuese una basura de hipótesis. - Pero podemos inventarnos lo que sí podemos ser. - cosa que tampoco era fácil.

Dibujé media sonrisa al escuchar lo que sí tenía claro, aunque en algún momento de los últimos meses hubiese llegado a dudar de que ella quisiese seguir conmigo. - Ñoña. - repito por fastidiar, aunque no respondo lo mismo con los gestos, terminando de acercarme a ella para darle un beso en la mejilla en un ambiente ya menos denso y más distendido que al inicio de la conversación. - Pues si lo tenemos tan claro no sé por qué hacemos tanto el idiota, a pesar del tema de las diferencias de opinión... - me quedé pensativo unos segundos, murmurando eso de pintar. - Creo que nunca he visto nada tuyo. Deberías enseñarme alguno. - más enigmático fue lo que dijo a continuación, lo de conocer a su padre. Obviamente estaba muerto, lo que implicaba historias con nigromantes o médiums. No sabía cómo decirlo para que no sonase a falta de tacto. - El espíritu de mi suegro Le Fay probablemente enfadado por conocer a la persona que se ha casado con su hija. Sí, suena como a buena idea. - ironicé ante la propuesta, aunque acabé asistiendo algo reticente. - Puede que consigamos de él las respuestas que no conseguimos de otro sitio. Estoy dispuesto. - murmuré antes de cogerla de la mano, guiándola para salir del salón definitivamente e ir por fin a descansar, después de aquella conversación pendiente.

Aparecí en aquel piso porque sinceramente no me quedaba mas remedio. La casa Hacksaw habia ardido hacia meses, la Malfoy habia corrido destino similar recientemente y aun no habiamos investigado por qué, y a casa de mis padres se me hizo mala idea por varias razones.

Seguia sujetando a Reed con fuerza, esperaba que no hubiese perdido el conocimiento. Miré a mi alrededor, se notaba que la pareja aun tenia por delante bastante tarea de decoracion. El piso estaba muy silencioso.


- Ian? ...Cat?

"No están? madre mia, no se lo van a tomar nada bien..."

- Deberia llevarlo al hospital y punto.

Usé la magia para levitarlo y ayudarme con ello a moverlo hacia uno de los sillones, dejándolo ahi lo mejor colocado que puse. Luego, saqué mi galeon comunicador, mordiendome el labio inferior.

"a quien aviso?..."

Empecé a mandarle un mensaje de auxilio a Chloe. Ella era mucho mas competente que yo en estas cosas.

Había pasado muy rápido. Al incorporarle sintió como se removía todo en su interior y su cabeza. Y de pronto un golpe seco y vueltas, muchas vueltas hasta que paró de pronto. Soltó varios sonidos nada agradables a causa del mareo y de bueno.... seguramente sus intestinos y tripas, que no debían tener muy buena pinta ahora mismo.
Algo mullido rozó su espalda, sentía algo eso era un paso. Buscó con la mirada el borrón azul ahora algo más enfocado.
-Ha sido una de esos chismes que se creen humanos.
Apoyó la mano en el sofá, pringándolo de sangre, tratando de incorporarse.
-Nada de hospitales.
Sentenció. Allí podrían encontrarle y es lo que menos necesitaba ahora.
Observó a la muchacha portando la moneda y alzó una ceja.
-¿En serio quieres meter a más gente en esto?
Llevó una mano a su boca tosiendo fuertemente y luego escupió.
-Busca pociones, o puñetera sangre de dragón, tiene que haber algo en este sitio tan pijo.
Murmuró observando el lugar. No estaba para nada decorado pero era amplio y las paredes y el suelo le recordaban a los de los castillos y palacetes. Siguió mirándola apretando su estómago aunque no parecía que saliese más sangre de ahí.
-Así que lo has hecho ¿eh?
Sonrió de medio lado dándoselas de listo como cuando pillas a alguien en una mentira.
-Te has fijado en mi culo...te prometo que gano más desnudo...y no muriéndome.
Notó su torso tambaleándose aún estando medio recostado en el sofá. Su sonrisa se desfiguró en un segundo y sintió como todo fallaba. Su cuerpo topó con el sofá pero instantáneamente después cayó al suelo.

- Un androide. Es que están por todas partes o qué? De verdad ahora tambien tenemos que preocuparnos por ellos, ademas de por los soldados de carne y hueso?

Renegué, frustrada, yendome hacia la cocina para llenar una cacerola de agua tibia directamente del grifo. No podia dejar de pensar en que en cualquier momento podria entrar por la puerta Ian. Ese en el mejor de los casos. En el peor, Desmond, o Cat....

- Pues no, no quiero meter a mas gente. Precisamente por eso el hospital, porque alli los medimagos son discretos y preguntan poco. Es que les tienes manía o que pasa?

Dejé la cacerola con agua sobre la mesa y lo miré bufando.

- Sangre de dragon, en serio? Y por qué no mejor lágrimas de fenix?

"no creo que Ian tenga de eso..."

Rodé el ojo cuando soltó aquello de su culo y salí de nuevo de la habitacion dispuesta a rebuscar alguna pocion reabastecedora, yendome a donde las gentes suelen guardar los botiquines. Revoliqueé algunos frascos en un armariete que encontré, hasta que oi un porrazo fuerte y regresé corriendo.

- Tsk! Es que no sabes tenerte derecho? - Dejé la poción a un lado y lo tomé por los hombros para incorporarlo y subirlo de nuevo al sofá. Estaba mas pálido que un folio...pero el caso es que asi de cerca, su cara me daba un vago aire a alguien que ya conocía, aunque no tenía muy claro el por qué de aquella sensacion. - Ey, puedes tragar o te la pincho?

Gruñió en el suelo a la vez que trataba de girar su cabeza para no ahogarse contra el mismo. Su cuerpo no estaba respondiendo demasiado bien a estar destrozado por dentro. Tampoco ayudaba que Azahar se hubiese marchado a saber donde.
-Nada de hospitales.
Repitió con voz rasposa mientras la chica le reincorporaba. Reed entornó los ojos soltando una bocana de aire cuando volvió a estar sentado.
-No cuela que lo he hecho para que me sobases un poco¿verdad?
Pasó la mano por su boca tratando de limpiar lo que sea que tuviese ahí, que seguramente era sangre y comenzaba a molestarle bastante. Alzó una ceja observando a la muchacha sin comprender muy bien de que hablaba.
-¿que mierda quieres pincharme?
No le gustaban los pinchazos. Recordaba haber ido al médico de pequeño acompañado de su padre, a su madre no le gustaban esos sitios. Por primera vez desvió su mirada hacia el abdomen y levantó un poco la camiseta, había mucha sangre ya coagulada y una cicatriz fresca.
-¿Como has hecho esto?
La pregunta sonó a queja, no es que se quejase de que le hubiese curado ni nada parecido, es que empezaba a no saber ni lo que estaba sucediendo en ese momento. La miró a ella, confuso y después se fijó en los frascos que tenía en la mano. Dejó caer la tela de la camiseta e hizo un gesto con la mano indicando que le diese el maldito frasco. Agarrándolo sin darle tiempo a que se lo pasara comenzó a beberlo.
Al principio le costó, paró varios segundos haciendo una mueca nauseosa pero siguió ingiriendo el contenido. Cuando terminó un sonido de asco salí de su boca.
-¿No tenías mejor cerveza?

- lo siento, pero si veo que empiezas a ponerte peor no voy a prometerte que no te llevaré al hospital. Asi que ya sabes, aguanta...o al galeno.

Negué con la cabeza a su pregunta, no colaba para nada

- es para reponer la sangre que has perdido, tranquilo, no es nada raro

Cuando accedió a beber le pasé el frasco y un vez vaciado lo cogi de nuevo, percatándose de las manchas de sangre que habia dejado al beberlo.

- ehhhnop, creo que aquí no tienen cerveza.... Que por cierto me debes una o dos.

Me acerqué y levanté de nuevo la camiseta para ver la herida. No estaba del todo cerrada y seguía preocupándome el interior.

" No recuerdo que había dicho adael que había que hacer en estos casos con...."

- lo he hecho con agua. - movi una mano y el agua que había traído se alzó de la cacerola, adquiriendo un tenue brillo celeste cuando por otro movimiento de la mano fue a rodear y a circular sobre el tejido dañado, cerrandolo mejor ahora. - pero creo que puedes tener una hemorragia interna. No soy exactamente una sanadora... Solo he aprendido a curar asi.

"Igual si lo meto a la bañera entero...."


Le acerqué un trapo a la cara con cuidado, para dejarle algo con lo que pudiera limpiarse la sangre de la boca, aunque me acabe distrayendo y quitándole yo algún restregon de sangre fresca de la cara

-Pues no me prometas una mierda y suéltame en un callejón.¿No has aprendido nada de lo que te enseñé?
Reed no estaba nada de acuerdo en lo de los hospitales, pero estaba menos conforme aún con eso de perder el tiempo salvando gente.
-Deja de salvar a la gente, belleza. No vas a ganar nada a cambio.
En realidad estaba agradecido de que le hubiesen encontrado. Por lo general solía confíar en su "suerte" para que todo se solucionase finalmente aunque había que reconocer que esta vez se las había visto putas. La peliazul tenía otro frasco así que procedió a beberlo dejándolo por ahí al terminar. Miró a la chica con un gesto de disgusto, una cereveza le vendría bien ahora luego frunció su ceño cuando dijo que le debía algunas.
-¿Qué?
Estuvo a punto de rebatirle que no le debía nada, que si ella se había metido en ese lío había sido por su cuenta y riesgo pero pensó que podía ser una buena oportunidad para llevársela a la cama.
-Ah...cervezas...sí, te invitaré a lo que quieras siempre que no me lleves a un puto matasanos.
Apartó las manos cuando se acercó. Mientras ella miraba la herida por su menté pasaron mil y una frases guarras que soltarle pero se contuvo de algún modo. Carraspeó algo tenso poco antes de que ella le enseñase como hacía magia con agua.
-¿Y si me metes agua dentro?
Preguntó sin saber muy bien como funcionaba el tema. Cuando acercó el trapo supuso que era para limpiar el desastre de la sangre pero en vez de eso se puso a limpiarlo ella. Reed se quedó en silencio unos segundos observando como lo hacía.
-Quiero decir...llenas mi cuerpo y cicatrizas lo que sea que pase ahí.
Dijo algo ido aún mirando como le limpiaba y de pronto la imagen. Ella misma limpiando las boceras de un Reed de unos 2 añitos. Apartó un poco la cabeza hacia atrás parpadeando.
-Hostia puta
"Joder que cosa mas chunga"

- Ehh, no me has enseñado una mierda. - le dije arrugando la nariz por aquella estupida enseñanza que habia intentado transmitirme acerca de ser mala gente. - Además no salvo a todo el mundo. Solo a los guapos.

Solté asi sin mas, para desviar el tema de conversacion de aquella eterna confrontacion que pareciamos presentar él y yo en el modo de ver las cosas. El no me iba a convencer a mi, y al parecer....yo a él tampoco.

Al menos ya parecía poder hablar un poco mejor que antes, lo cual probablemente queria decir que su respiracion se habia regulado. Pero aun estaba muy pálido. Oi su idea acerca de hacer circular agua por dentro y regruñí algo, haciendo una mueca, en plan que no estaba segura de como iba a hacer eso. Habia visto que los alumnos mas avanzados de Adael empleaban aquello de un modo peculiar, y estaba por proponerselo

- Creo que...en lugar de meterte agua dentro...lo que deberia hacer es meterte a tí dentro del agua. Lo he visto hacer asi y...

Estaba distraida en quitarle la sangre de la cara pero entonces el parpadeó y retrocedió un poco, soltando aquello. Me di cuenta de que igual me habia pasado con las distancias o las confianzas y bajé el trapo un poco.

- Qué? Tienes cara de acabar de acordarte de algo. Como cuando yo me acuerdo que me he dejado el potaje en el fuego.

-Eso es porque no te dejas enseñar.
Murmuró desviando la mirada, como si se acabase de dar cuenta de que esa muchacha era cabezona y que no iba a convencerla de nada. Alzó una ceja al oír lo siguiente, sonriendo levemente.
-¿ves?sabía que estabas coladita por mí.
Lo dijo medio en broma, medio en serio. Tampoco quería ir de sobrado, no en ese momento, no con esa situación. Notó cómo algo se revolvía en su interior haciendo un pequeño gesto de malestar.
"¿meterme dentro del agua?
No le dio tiempo a contestar a su proposición justo cuando pasó aquello. Daba mal rollo, mucho. Joder.
-¡Qué? no...
Soltó con seriedad como cambiando de humor de pronto. Agarró su muñeca mientras con la otra mano arrebataba el trapo que tenía en la mano procediendo a limpiarse él.
-Meterme en el agua... bien. Vamos.
Agarrando su abdomen a la par que apoyaba la mano en el reposabrazos se levantó del sillón como buenamente pudo. Miró alrededor.
"Supongo que los pijos estos tendrán una bañera o una piscina o algo"
Sin más comenzó a andar en busca de algo que sirviese para meterle en el agua. Su gesto era serio, podría parecer que era por estar echo mierda pero no, era por esa puta imagen que le acababa de recordar que tenía casi 5 putos años. Desvió la vista a la muchacha, Azahar, esperando que le siguiese o le indicase al menos donde ir. A Reed no le importaba que ella fuese quien era.
Cuando llegaron al baño con una bañera de buen tamaño a decir verdad, abrió el grifo y procedió a quitarse la chaqueta tirándola en el suelo. Estaba impregnada en sangre, así como el paquete de cigarrillos que se deslizó de ella y el cuadernillo. Posteriormente siguió desvistiéndose.
-¿No lo has hecho nunca verdad?
Preguntó mirando a la muchacha de reojo justo antes de pasar la camiseta por su cabeza para tirarla al suelo junto con la chaqueta. Empezó a desabrochar el cinturón tirando de él varias veces a la vez que trataba de deshacerse de sus botas. La pregunta obviamente se refería a ese tipo de curación, pero la mirada de Reed podía ofrecer algo de confusión, así como el tono empleado. Lo hizo a propósito ya que la peliazul parecía alterarse cuando le hacía insinuaciones y eso, eso era divertido.

- En serio, parece que acabases de ver un fantasma o algo.

Lo dejé que terminase él de limpiarse un poco la sangre. Accedió a mi experimento de sanacion, y yo me puse en pie. Él empezó a caminar un poco sin rumbo y en cierto punto lo adelanté y terminé de guiarle al baño para que no siguiese deambulando por ahi sin rumbo.

- Es aqui.

Me fijé en lo sucia de sangre que estaba su ropa cuando comenzó a quitarsela, sin duda habia perdido bastante. Cuando quité la vista de las ropas que iba tirando al suelo lo vi que estaba ya medio en pelotas y se me puso cara rara, como de no saber donde meterme de pronto a causa de la vergüenza que aquella subita escena me provocó.

- Que yo no qué? No, nunca.

"eh, lo ha dicho con doble sentido, verdad?"

"eso creo...."

Poco a poco mi cara de sorpresa y azoro fue cambiando, entorné la mirada hacia él, arrigué la nariz y fruncí el ceño y la boca, en plan...acabo de darme cuenta.

- Métete al agua...y recuerda que el que hace el hechizo tiene que concentrarse.... y la ropa interior...no te la quites.