Piso Hacksaw Le Fay || Le Fay Hacksaw

Los días que siguieron a la salida del hospital fueron los más tranquilos que habíamos tenido en mucho tiempo. Todo parecía haber vuelto a la calma y a la normalidad, aunque en el fondo ambos supiésemos que no era más que un espejismo, que probablemente sería algo temporal. Por suerte no hubo ningún mensaje o interrupción molesta por parte del Pendragon, algo que me extrañó teniendo en cuenta lo posesivo que era. Que siguiese así, mucho mejor para nosotros. Ojalá hubiese logrado herirlo, aunque fuese mínimamente, con mis palabras sobre su inutilidad como "esposo". Por las noches dejábamos que Aedan durmiese en nuestra cama, pues lo pedía siempre y no quería separarse de su madre por si acaso volvía a perderla de vista. Tanto ella como yo teníamos que aguantarnos para no actuar igual y hacer las mismas cosas que cuando éramos una pareja normal, se notaba que Catherine era más distante a propósito. Tenía miedo de esa magia de maldición cuyo comportamiento desconocíamos.

Aún así me conformaba con lo que teníamos, con volver a ser una familia. Hasta volver al olor de tostadas quemadas por la mañana era bueno. Estaba terminando de vestir a Aedan cuando me llegó su voz desde la cocina, preguntando por temas de "trabajo". Me gustaba que siguiese interesándose por aquello, quería decir que ya estaba recuperada y que tenía algo más en que pensar que no fuesen nuestros problemas con los Pendragon y la maldición . - De Lykaios lo único que sé es que ya llegaron a Italia, o eso me dijo Azahar hace unos días. Y de Johan sé que tenían una misión pendiente en el puerto de Londres, dije que me avisase luego si necesitaban ayuda.- Alcé la voz de vuelta, mientras bajaba a Aedan al suelo ya vestido y nada peinado.

Fui caminando detrás de Aedan cuando éste salió correteando en dirección a la cocina, resoplando cuando preguntó por la situación política. Yo no sabía mucho porque tampoco había estado demasiado pendiente, pero recordé lo que me contó Savannah del culto ese y ya me hacía una idea del jaleo. También estaba pendiente por Jarkko y ella avisaban pidiendo ayuda. - Complicada...muchos grupos raros. - resumí antes de detenerme a medio camino, yendo a abrir la puerta al escuchar que llamaban. La visita de Matvey siempre era bien recibida, así que abrí sin dudar y sin tener que fingir que no estábamos en casa. En cuanto abrí me encontré con el nigromante y con un niño con gorro de ruso, asociando rápidamente que era el niño que había conseguido quitarle a la odiosa Adele.

- Pasa, Matvey. - Aedan vino también hacia la puerta, mirando con curiosidad al otro crío que también era de su edad. La futura generación de Descendientes...supuestamente. - Catherine se alegrará de verte. Ha tenido unos días muy jodidos. - no sabía cuánto le había contado ella en su mensaje, pero Matvey tenía que saber que habían intentado matarla en Ávalon. Por eso yo no quería que volviese allí.

Al escuchar la respuesta de Ian y leer los mensajes de Jack supo lo que tenía que hacer así que sin duda alguna le mandó un mensaje mental a Johan para que supiera que si necesitaba ayuda, ella estaba allí…Más allá del Consejo o de cualquier otra figura. Ella, como Catherine. Aunque no dudaría en ejercer su autoridad para movilizar gente y que fuesen a ayudar. No entendió mucho de que iba lo de Sofía y Jack porque siempre se habían llevado bien pero…

-Grupos raros…- Tensó los labios mirando el brazalete y releyendo los mensajes. Si Lykaios estaba en Italia, Gio podría ponerse en contacto con él. Esperaba que estuviera leyendo el grupo -No me gustan las cosas raras- Reconoció soltando un suspiro y cuando volvió a leer a Jack con eso de “espía” se sintió fuera de lugar e incómoda. Ella no había ido con esa intención es sólo que…No le gustó como había sonado eso. Hablaría con él…cuando lo viera. Suspiró brevemente y sacó el jugo.

La voz de Matvey fue reconocible y como Ian iba de camino a la puerta se ahorró el viaje hasta que escuchó una voz marcial preguntando por ella. Se tomó apenas un instante para contener la sensación que le dio en el estómago y entonces caminó hacia la puerta mirando a Ian con una sonrisa incómoda y a Matvey con otra. Se inclinó un momento para dejarle un beso en la frente a Aedan. Se extrañó de la pinta de Matvey y su sonrisa se suavizó con un gesto familiar y cariñoso -Hola Ivanov, Matvey…Pasad, íbamos a comer- Miró hacia el Guardia que hizo una leve reverencia y le tendió la carta, la tomó, mirando el sello y la letra, reconociéndola. Tomó una larga inspiración y dio la espalda a todos -Espera aquí, por favor- Le dijo al guardia mientras se retiraba a su despacho para leer la carta. Se sentó en el escritorio, o se apoyó en él, tomando de nuevo otro largo respiro y soltándolo lentamente. Sabía que esos días tenían que llegar a su fin pero odiaba separarse de ellos…Y Aedan…Iba a romperle el corazón de nuevo.

Se tomó el tiempo de garabatear lo primero que le vino en la mente en la carta y luego la cerró, desempolvando el sello que usaba su padre para ello, tampoco quería que la leyeran. La de Wthyr la tiró en la basura y salió del despacho un poco más compuesta para darle la carta al guardia -Gracias- Susurró antes de cerrarle la puerta en las narices e ir directamente a por Aedan para subirlo a sus brazos y estrecharlo. Miró a Ian a los ojos de forma significativa -Tengo que volver mañana a Ávalon- Lo dijo, sin anestesia alguna. Era algo que esperaban pero aún así sentía un resquemor en el pecho…Así que bajó la cabeza  y apoyó los labios sobre la frente de su bebé. Tragó en seco y fue dirigiéndose hacia la mesa con el crío para comer.

Ian me abrió la puerta, si estaban juntos era buena señal. Y Aedan no tardó en asomar.
-Hola Ian. -dije entrando, cruzando la puerta mientras miraba a Aedan y me bajaba a Ivanaov de los hombros,dejándolo a su lado. Daba gusto verlo en pie de nuevo - Hola, Aedan. Éste es Ivanov. Podeis jugar un rato juntos. - le quité el gorro porque se iba a asar y lo colgué en el perchero.

Catherine llegó, aun no habiamos cerrado la puerta cuando apareció un hombre que por su atuendo era un guardia de los pendragon. Lo miré mal, muy mal, de arriba abajo.

Me aseguré de alejar a Ivanov de él y pasar mas adentro del hall, mientras Catherine se llevaba la carta y preparaba la respuesta. No le quité ojo de encima al guardia hasta que volvió ella con la carta y lo despachó. Y luego, a quien no le quité ojo de encima fue a Catherine. Cerré la puerta tras ellos y los seguí hasta la cocina, volviendo a tomar a Ivanov en brazos, porque estaba muy retraido y bastante habia tenido con conocerme a mi en los dias anteriores. Aunque miraba con mucha atencion a Aedan, eso si, asi que al llegar a la cocina lo volví a dejar cerquita de él.
- He estado con Anteia y me dijo que te vio y que no te encontrabas bien. De qué es eso de lo que teníamos que hablar? - pregunté seriamente, tratando de no sonar inquisitivo o demandante, pero estaba preocupado por su estado....en toda su totalidad. Ademas estaba lo del laberinto de Morgana, y los mensajes que ella habia escrito al Cónclave.

Reconocí de inmediato el atuendo del guardia Pendragon que llegó a la puerta apenas unos segundos después de que le abriese a Matvey, y a punto estuve de cerrarle la puerta en las narices antes de que le entregase la carta a Catherine. Ya la estaba reclamando, y se atrevía a enviar a buscarla a uno de sus guardias. Suspiré pesadamente y la seguí con la mirada mientras se llevaba la carta para ir a responderla, manteniéndome cerca de la puerta hasta que ella regresó de nuevo para despachar al guardia con la carta de respuesta. En cuanto cogió a Aedan en brazos supe qué le pedía en la carta. No me había equivocado al pensar que le exigía que volviese.

- ¿Cómo puede pedirte que regreses allí después de lo que pasó? es un sinvergüenza. - bufé indignado mientras nos movíamos con Matvey y su crío hacia la cocina, negando con la cabeza mientras empezaba a poner cosas de comer aleatorias encima de la mesa. - Es un peligro que vuelvas. ¿Por qué te pide eso? Parece imbécil. - agarré una silla para sentarme a la mesa, cerca de ella y de Matvey. Por lo visto sólo sabía de Catherine por medio de Anteia.

- La envenenaron en Ávalon. Ha estado ingresada en el hospital varios días. - lo solté todo de una, para ver si él también hacía fuerza para que ella no se marchase. Una cosa es que el pirado Pendragon quisiese a su niño por encargo, y otra que tuviese que tenerla allí viviendo con él como si de verdad fuese su esposa.

Recibió el mensaje de Johan y no dudó en decirle que la ayuda iba en camino. Se comunicó con la Guardia con bastante rapidez después de notar que no podía hablar con la General, iría alguno de esos tenientes Royden. Tras eso, y el cierre de la puerta, todo avanzó. Sentía la mirada de Matvey encima y también la de Ian y aunque eran las personas más cercanas que tenía en la vida, sentía un nudo en el estómago, un cúmulo de ansiedad.

-Porque no puedo…- Miró a los críos un instante mientras dejaba a Aedan con Ivanov y le tendía un pedazo de manzana, luego cogió otro pedazo y se lo dio a Ivanov -...Hacer lo que tengo que hacer en Ouroboros-  Alzó la mirada hacia Ian con un gesto serio, esperaba que comprendiera que la decisión estaba tomada y que no iba a permitir que ninguno le cambiara su percepción del castigo que se merecía Katarina.

Se sentó junto a Ian y finalmente dejó de rehuir la mirada de Matvey -No se refiere a eso- Susurró a su…ex esposo mientras se servía un poco de jugo -Se refería a mi estado mental. Tuve un ataque de ansiedad cuando me dijo lo de los bebés… fue... Le grité... Y...- Se recostó de la silla lentamente, bajando la mirada al vaso con vergüenza y acariciando el vidrio -Los dos tuvieron que usar su magia para calmarme… Es que… Ese día también tuve la pesadilla, tenia un mes sin dormir bien y…todo…Sólo… Exploté- Dejó escapar el aire en un suspiro y cerró los ojos antes de subir el vaso y beber del jugo un largo trago -Estoy un…poco mejor. He descansado y… Sé que sólo debo esperar que el tiempo pase. Una cosa a la vez- Apretó los labios un momento. Una cosa a la vez.

Alzó la mirada hacia Matvey y luego movió las manos abarcándolo todo pero… finalmente esperó un momento en silencio -¿Consideras prudente que me lleve al otro hijo de Adele de vuelta a Ávalon? Estuvo pidiéndole a Wthyr que interviniera y la echó…Pero… Sé lo que es estar separada de tus hijos, o al menos… espero que ella se sienta igual que yo. Sobre Ivanov sé que está mejor contigo pero el otro chico no tiene a nadie ¿No?- Cuestionó, inclinándose un poco hacia Ian para recostarse de él.

Me senté a la mesa mirando a la pareja de manera alternativa. Qué habia pasado? Me tenian en ascuas, a dos velas, o como se diga.

Al final Ian dijo que la habian envenenado y me puse muy serio, girando el rostro hacia ella. Había estado ingresada y no me había enterado si quiera? Estuve a punto de reciminarle que no me avisara y mi ceño se frunció. Pero recordé las palabras de Anteia y me ahorré el reproche.
- Te quieren quitar de en medio. - miré a los niños, no era una conversacion que deberían escuchar.

"Hacer lo que tiene que hacer en Ouroboros?"

Se me daba muy bien leer a Cath, a ratos.
- Se refiere a vengarse de los que han tratado de envenenarla. No han sido ninguno de los Pendragon, saben que su vida depende de ella. Bueno, mas bien de.... - señale su vientre con mi mirada. Ella les importaba poco. Y eso era lo que me preocupaba. Ella era solo un medio para un fin.

Asentí escuchando lo que explicaba del ataque de ansiedad. Era mas que comprensible. Me extrañó cuando de pronto me hablo de Adele.
- Creía que me habias llamado para hablar de tí, no de ella. - contesté de modo esquivo. Acabé lanzando un suspiro, de modo muy pausado, mirando al niño. - Iba a solicitarle a los Guardias de Ouroboros que trasladaran al mayor a las Montañas del Dragón. No te impliques en esos asuntos con ella. No dudó un segundo en abandonarlo a él también después de atacarme en la fiesta. Te perdiste esa parte. Fue interesante. - dije mirandola de reojo y tamborileando un momento con los dedos en su mesa. - Dicho esto... me parece una locura que vuelvas a Avalon.

La miré perplejo cuando dijo que era algo que no podía hacer en Ouroboros, entendiendo enseguida cuando Matvey aclaró que lo que quería era ir a vengarse. - Puedes volver después de vengarte. Ya sé que no ha sido ninguno de los Pendragon, pero me da igual. Son unos ineptos que no han sabido ni protegerla. Ha sido su entorno. Tú lo has dicho, están deseando quitársela del medio. - me sentí un poco idiota cuando tuvo que explicar que no hablaba del envenenamiento, sino de toda la ansiedad que llevaba encima por todo lo que estaba pasando. Sólo podía pensar que yo no había estado ahí con ella cuando sucedió.

- Lo siento. - Bajé la mirada mientras hablaba sobre Adele, importándome muy poco lo que pasase con ella y con el otro crío. Era una mala madre que lo había abandonado. - Matvey lleva razón. Lo mejor será dejarlo en las montañas para que se lo lleve allí uno de los guardias. Cuanto menos trato tengas con Adele, mejor. También la tiene en lo de que es una locura ir. A él no le han vetado la entrada, podría acompañarte para ir a reventar a quien quiso envenenarte. - miré a Matvey esperando respuesta, aunque ahora con lo del crío pequeño estaba menos libre. Los pequeñajos parecían haber hecho buenas migas, especialmente Aedan, que no paraba de decirle cosas con su lengua de trapo mientras hacía gestos. Suspiré por enésima vez cuando Catherine se inclinó para recostarse un poco sobre mi hombro, agobiándome por estar de nuevo en la casilla de salida.

- Estos días ni te ha buscado...a lo mejor está de acuerdo en que no vivas allí. Por favor...convéncele de que es un peligro que te quedes en ese sitio. Aunque sea por su propio interés. A él también le conviene que ese niño nazca.

Analizó las palabras de Ian y no iba a negar que tenía cierta razón, no le habían protegido porque confiaba ciegamente en sus vasallos. Porque era un ciego, que no quería ver algunas cosas respecto a los lazos de confianza en Ávalon. Igual que con sus hermanos. Frunció el ceño algo contrariada -Soy una Descendiente en su casa. ¿Queríamos nosotros quitar del medio a los Pendragon?-  Le preguntó a Matvey con un tono bastante neutral.

Sonrió brevemente hacia Ian -Lo sé- No era necesario que se lo dijera, alargó una mano y acarició la de él brevemente para luego hablar de lo de Adele -¿Qué hizo qué?- Preguntó arqueando una ceja y su rostro se quedó bastante más serio de lo que esperaba. Así que esa había sido la razón, maldijo interiormente por creer que esa mujer le quedaba un ápice de cordura en la cabeza. Lamentaba que ese niño estuviera en sus manos -Pues que lo lleve la guardia adelante- Y así no tenía nada que ver con su propio viaje.

-Matvey puede venir, si quiere… Pero no cobrará una venganza que es mía. Es mi derecho- Soltó dejando el vaso sobre su regazo mientras controlaba la respiración. Se merecía todo lo que le iba a pasar, se lo merecía todo. A veces, en las noches, se espabilaba y lo único que podía pensar era en ella. En la forma en la que debía pagar el daño que le había hecho a sus hijos, y pensando en ello llevó una mano a su vientre.

-Quizás…- Murmuró ladeando la cabeza hacia Ian -Ahora tiene una razón de peso pero…- Se quedó en silencio un momento, apretando sus labios y frunciendo el ceño -¿Eso no sería huir? No soy una cobarde…- No se había amedrentado con la primera daga que le habían clavado en el cuerpo. No, no era una cobarde. Y sabía que era pecar de orgullo pero... No quería que la vieran como una débil. Terminó apartándose de Ian para incorporarse, dejando el juego en la mesa y yendo hacia donde estaban Aedan e Ivanov, acariciando el cabello del primero. Tras ello levitó un par de juguetes para ambos -Ya se lo había pedido- Susurró -Quizás se ha tomado el tiempo para pensarlo- Añadió alzando los hombros -Lo presionaré- Porque si eso implicaba estar cerca de Aedan, haría lo que fuera.

Evalué la situación y me resultó curioso y quizá divertido que ninguno de los dos la estabas tratando de convencer de que no se vengase, al contrario, solo de que no volviera a Avalon. Alcé una ceja cuando me preguntó aquello con tono neutral, como dandole la vuelta a la tortilla, que quería insinuar?

- Por supuesto que queríamos quitar de en medio a los Pendragon cuando llegaron a Ouroboros. No sé que intentas hacerme ver con esa pregunta. - me incliné un poco hacia delante, levantando tenuemente una ceja. - Aunque claro...nosotros no tenemos casas vasallas que complotean contra nosotros a nuestras espaldas.

"Eso del vasallaje no desemboca en nada mas que en rebelión"

- Atacar en plena fiesta después de amenazarme con no poder ver nunca a Ivanov. Y...el niño necesitará un maestro. Y un padre...- lo de la madre ya sería algo mas complicado. Dejamos zanjado el tema del hermano mayor, hablaría con la guardia. - No te fies de Adele, por favor. No te dejes engañar.

Cuando Ian sugirio que reventase a no se quien que le habia hecho eso a Cath, la miré con gesto interesado, pero declinó la posibilidad.
- Eso lo respeto. Es tu venganza. Sin embargo me gustaría acompañarte si has de volver mañana. - miré a Ivanov con Aedan, el pequeño Le Fay no tardaba en mostrarle sus juguetes a Ivanov y levanté una ceja al verlo quedarse mirando a medio metro hacia la derecha de donde realmente estaba Aedan.

- No me parece que sea huir, o cobarde, Cat. Me parece que sería de ser inteligente. No es más valiente quien más riesgo asume sin nada que ganar a cambio.

Seguí rumiando ese sentimiento de culpabilidad a pesar de que ella me eximiese de culpa alguna por no haber estado en aquel momento. Era absurdo sentirme así cuando ni siquiera me había enterado a tiempo de la mitad de las cosas, pero no podía evitarlo.

Sobre el tema de querer eliminarse los unos a los otros...la equivalencia que ella proponía no tenía sentido a mi parecer.  - Hay una diferencia...vosotros no pensasteis en matar a los Pendragon. Ellos a vosotros sí. No es lo mismo. - Desconecté un poco de lo de Adele porque ya había dicho lo que tenía que decir, que no se acercase a ella. Lo que me extrañaba es que Matvey lo hubiese hecho. Iría borracho o algo así. El crío al menos le había salido bien, incluso podía ser un buen compañero de juegos para Aedan. Asentí más tranquilo cuando ella accedió a que Matvey le acompañase, sin oponerme en ningún momento a que se cobrase su venganza contra quien había querido matarla.

Ya sólo faltaba convencerla para no tener que quedarse en Ávalon. Al verla ponerse en pie me pareció que dudaba, que no tenía tan claro lo de irse de allí. Si el otro tenía dos dedos de frente la dejaría en paz. - No puedes huir de un sitio que no es tu hogar. Eso es una cárcel. De las cárceles sólo se puede escapar, no hay más opciones. - me levanté también para ir hacia donde estaban ella y los críos, dejando el desayuno de la mesa. Por un momento me extrañó que Ivanov estuviese mirando a un rincón en el que aparentemente no había nada, como si fuese uno de esos gatos que ven cosas donde no las hay.  Pensé en llevármelos a jugar a la habitación de Aedan, para que ellos pudiesen terminar de hablar de todo lo que tenían pendiente.

- Eso, presiónale como sea. Allí no estás bien...ahora mismo necesitas tranquilidad. - que se jodiese Wthyr, no era su esclava como para tenerla cautiva en la isla. Además, ya tenía lo que quería de ella, ahora sólo tenía que asegurarse de que todo llegase a término.  Le di la mano a Aedan con la intención de que viniese conmigo, haciendo después un gesto a Matvey para que me diese permiso para llevarme al suyo a jugar también.  - Por cierto...creo que Catherine tiene que actualizarte con el tema de Morgana y el laberinto. Creemos que intentó poseerla después de entrar en esa dimensión a través del objeto. La atacaba durante sus sueños, hasta que me llevé ese chisme a la zona antimagia. Desde entonces ha podido dormir bien. ¿Crees que tenemos que hacer algo más?

Esperó la respuesta de ambos y sonrió brevemente -Que sé cómo se sintieron y quizás esos vasallos no tienen nuestros mismos valores y formas de pensar. O al menos no los de la mayoría- Alzó suavemente los hombros, porque bien sabía que algún que otro habitante habría querido rajarle la garganta a algún Pendragon. Ian no aguantaba las manos en sí mismo incluso antes de que Wthyr estuviese casado con ella. ¿Y Adam? -No estoy perdonándolos ni excusándolos a lo que voy es que comprendo su reticencia hacia mí. Total…yo tampoco quiero estar mucho tiempo allí- Añadió, pensando en su teoría de investigación de canalización de magia y luego asintió dándole la razón a Matvey sobre los vasallos, para luego mirarlo con cierta intensidad -Tienen muchos, Matvey. Avalon es quizás más grande que Ouroboros – La advertencia estaba clara, él no lo había visto, pero Catherine sí. ¿Y los vikingos? Eran miles… Y si todos peleaban como Viggo o tenían la fuerza de Freyja… Alzó la mano hacia el brazo donde el fantasma de la daga aún persistía.  -De acuerdo- Asintió respecto a lo de Adele, cerrándole a cal y canto cualquier puerta de empatía que hubiese tenido con su posición.

El análisis de Ian hizo que lo mirara con algo de nostalgia. ¿Cómo podía hacerle entender que su hogar eran ellos? ¿Qué no había espacio físico que los representara? Podía vivir en cualquier sitio si no estaba con ellos y podría hacerlo durante décadas sin llamarlo hogar. Pero no o hizo, no lo dijo, se contuvo porque aquello haría más difícil la despedida. Bajó la mirada y acarició a Aedan, antes de ver a Ivanov con aquella atención hacia una esquina. Sonrió de lado y miró  a Matvey con cierto conocimiento. Luego miró a Ivanov -¿Te está saludando?- Le preguntó al niño con toda la tranquilidad del mundo. Miró al nigromante -Mañana nos vemos en la residencia…Sobre las 10am…¿Qué vas a hacer con Ivanov?-

Alzó la vista hacia Ian mientras se incorporaba, asintiendo con suavidad aunque en el fondo no creía llegar a sentir tranquilidad nunca más. Pero eso tampoco lo dijo. Suspiró un poco y fue a por algo de queso y jamón para hacerse una tostada cuando oyó lo de Morgana, ralentizó sus movimientos -Lo hizo- Tensó los labios y vio a Matvey -Dice Wthyr que tenía los ojos negros totalmente y que mi gesto y mi voz habían cambiado. Luego la oscuridad me atacó, creo que fueron mis elementales, y el dolor me trajo de vuelta. En Ávalon no la escuché, pude dormir bien pero cuando volví aquí tras el envenenamiento empezó a cantarme de nuevo….Hasta que se la llevó a la zona anti magia-  Terminó por sentarse en la silla con la tostada en mano pero sin comerla -Hablé con Elise… Cree que podría ser un horrocrux para ella-

- ¿Y eso justifica sus acciones? - argumenté a lo que dijo Catherine sobre que ahora sabía como se sintieron, o que sus vasallos no compartían valores con nosotros. - Leí tambien lo que comunicaste al Consejo sobre que renuncian al puesto pero desean mantener su residencia aquí. Al mismo tiempo que pretenden expandirse y crear un "imperio mágico" y hacerse con más vasallos....


Señalé a Cath asintiendo con la cabeza cuando dijo que tenian muchisimos vasallos.
- Tienen vasallos, y dragones, ejércitos.... Y Ouroboros tiene ciudadanos, y estudiantes. Guardias, a lo sumo. No somos Avalon ni quiero compararnos con ellos. Ni pretendo dejar que nos anexen a su "imperio mágico". - me quedé mirando hacia le mismo lugar que Ivanov, frunciendo mi ceño. Cath parecía haberse dado cuenta tambien. Interesante. Así que el chiquillo tendría dotes...señaló al espacio en blanco y dijo "dice que está muetto". Me pasé una mano por la barba disimulando una breve sonrisa.

- Lo dejaré en la guardería, no quiero llevarmelo allí. Creo que debería ver más a Aedan, parece que se han llevado bien... - le di permiso a Ian para que se llevara a Ivanov a jugar con Aedan. - Arreglaré eso que os he dicho de los guardias y...volveré a por Ivanov en una hora.

Luego escuché lo de Morgana y el laberinto, con interés. Asentí porque habian hecho bien en anular el objeto llevándolo a ese lugar.

- Si Morgana Le Fay está intentando volver a este mundo a través de ti, Catherine....deberíais destruirlo. Tiene toda la pinta de ser un horrocrux. Y ya sabes cómo se destruyen esos, verdad? - me puse en pie, apoyando las manos en la mesa y mirando a la morena, Catherine se sabía esa lección muy bien y no tenía por qué repetirsela. - Mañana a las 10, entonces. - volví la mirada a Ian. - En una hora me paso a por el pequeño, voy a arreglar lo de Gaultier y su solicitud. No saquéis el laberinto de ese lugar hasta que tengáis con qué destruirlo.

Dicho esto, me fui a despedirme del pequeño, no me contestó mucho pero si asintió, parecía un niño listo. Luego de despedirme de la pareja, me desaparecí de alli rumbo a los cuarteles de la guardia, donde pediría que trasladasen al hijo mayor de Adele hacia las montañas del dragón, sano y salvo, y lo entregasen alli para Adele.

La visión analítica de Catherine sobre los vasallos podía servir para comprender mejor hasta qué punto estaba amenazada en Ávalon. La veían como una "extranjera" indeseable, incluso una invasora. Eso me ponía más nervioso porque me hacía ver enemigos para ella por todas partes. Lo del imperio mágico ese que dijo Matvey era algo que por ahora no le habíamos contado a nadie, pero no sonaba nada bien. Habría que pararles los pies si intentaban ese tipo de estupidez. Bastante nos había costado derrocar a los dictadores de turno anteriores. - Lo hablaré con los míos. Deben saberlo también. - comenté antes de escuchar la frase rarita que dijo Ivanov, creyendo intuir que ya había empezado con sus cosas de nigromantes. A nuestro Aedan que no lo asustase con seres del más allá. Seguro que Ivanov no era buena influencia, aunque Matvey dijese que debían verse más porque se habían llevado bien.

- Tranquilo, no tengas prisa. Vamos a llevarlos un rato a jugar a la plaza de Ouroboros. Podemos vernos allí para que lo recojas. - le hice un gesto como queriendo decir que fuese con calma, mirando después de reojo a Catherine cuando mencionó eso de que ella sabía destruir horrocruxes. ¿Se referiría a la serpiente que le pidieron matar? dudaba que fuese igual de sencillo destruir el disco del laberinto. - Por ahora se queda en ese sitio. Buscaremos el modo de destruirlo. Esa Morgana no va a poder con nosotros.  - agradecí a Matvey eso de que acompañase a Catherine, aunque me jodía bastante no poder ir yo en persona. Nos despedimos de él antes de que se marchase, quedándonos con su crío para terminar de desayunar los cuatro en relativo silencio. Todavía tenía que aceptar que se iba mañana a cobrarse su venganza. - Ten mucho cuidado, ¿vale? y vuelve pronto. - le susurré al oído al darle un abrazo por la espalda mientras recogíamos la cocina, dejando después un beso en su mejilla. Al acabar los abrigamos para ir a dar un paseo y que jugasen al aire libre durante esa hora que nos había dado Matvey. Antes de salir del piso me llevé la cámara de fotos que me había regalado Catherine, aprovechando para echarnos algunas fotos familiares juntos.

Catherine y yo regresamos a casa tras la revisión en el hospital y después de recoger a Aedan. El momento de la ecografía no había sido como esperaba, y habíamos acabado incluso un poco molestos el uno con el otro. No dijimos mucho el resto del camino, pero se notaba cierta incomodidad. Aedan era el único que parecía contento en aquel momento, y no se soltó de los brazos de su madre en todo el tiempo. Esperé a llegar a casa para hablar, quitándole la ropa de abrigo al niño antes de cogerlo de brazos de Catherine para dejarlo en el suelo. Prefería que no estuviese pendiente de nosotros. Era pequeño para entender de lo que hablábamos, pero los gestos y tonos sí que podía comprenderlos. - Venga, ve a buscar a Incanta. - animé a Aedan para que fuese a jugar con la gata de Catherine, haciendo después un gesto a la morena para que entrase hasta el salón. - Ahora ya podemos pensarle un nombre. Saqué la ecografía que me había guardado en el bolsillo y la dejé en la mesita que había junto al sofá, suspirando.

- No te estaba atacando por haberte tomado eso. Sólo me preocupaba por ti. - aclaré por su reacción cuando le había dicho lo de la leche de amapola. La miré de reojo un instante, esperando que se acercase al sofá. Llevaba demasiado tiempo sin tener contacto en condiciones con ella, parecía que habían pasado siglos desde la última vez. - Lucio tiene razón. Estar allí no te viene bien. Y dices que aquí tampoco. Hay que buscar una solución, esto no puede seguir así. Dices que no te obligan a quedarte allí...así que no entiendo por qué vas a volver más allá de lo estrictamente necesario. Sé que ya lo hemos hablado y yo también estoy cansado de esta situación y de estar dando vueltas en redondo sobre lo mismo. ¿Por qué vas a volver? intenta explicarme. - cada vez odiaba más todo lo que tuviese que ver con los Pendragon, con Wthyr y toda su puta familia. Desde que aparecieron todo se había torcido, justo cuando podíamos haber sido más felices. Ni siquiera quería saber nada del otro bebé, hasta ese punto llegaba la rabia que me estaba quemando por dentro.

- Dime qué quieres hacer. Algo que sea posible. - advertí para que no hablase de utopías irrealizables, que eso yo también sabía pedirlo.

Había mantenido a Aedan en sus brazos y aunque no había hablado mucho con Ian si que lo había hecho con su bebé, que le ponía al día de todo lo que había estado haciendo y de cuando estuvo con el abuelo Adam y los abuelos Lyran y Anteia. No se percató de que hablaba de la ausencia de Ian, quizás porque tenía la cabeza en otro sitio. Al llegar al piso se encontraba un poco más tranquila y sonrió al ver al bebé ir a buscar a su gata, se quedó mirándolo un rato dándose cuenta de cuánto le extrañaba. Se llevó una mano al centro del pecho, moviéndolo con suavidad para tratar de aliviar el dolor punzante que tenía allí.

Empezó a caminar hacia donde estaba Ian, asintiendo con lentitud con respecto a su nuevo bebé. Una niña. Una niña delicada y cuidadosa. Nunca pensó que se encontraría en esa situación, en el fondo, simplemente… Con Aedan todo había sido “fácil”, supuso que aún le quedaban un par de meses para hacerse con la idea pero no dejaba de aterrarle. Catherine no era ejemplo de nada, o al menos no se sentía así, pero no quería que su hija fuera de esa forma.

-No, estabas juzgando porque pensaste que habían sido ellos- Le dijo con claridad, su tono era neutral pero eso no quitaba que estuviese levemente ofuscada -De haber sabido que yo lo había hecho no habrías dicho lo mismo- Recalcó pero alzó una mano para evitar que le respondiera porque no quería discutir -Entiendo tu rechazo hacia ellos, creeme, aún me cuesta relacionarme con cualquiera que no sea Wthyr pero no todo es blanco y negro- Añadió con bastante simpleza antes de sentarse a su lado. Al hacerlo emitió un largo suspiro y dejó caer la cabeza hacia atrás un instante, cerrando los ojos con suavidad.

“Una solución… Una solución mágica que arregle todo. ¡Ah, sí! UNA MIERDA QUE HAY SOLUCIÓN”

Se guardó ese pensamiento para sí misma. -¿Perdona?- Se incorporó un poco para mirarlo cuando dijo que no entendía porqué iba hacia allí. En realidad, le pilló por sorpresa su análisis y estaba estupefacta -Voy allí porque le di mi palabra a Wthyr que si no te hacía daño viviría en Avalon y soy una persona que aún cree que su palabra vale algo- Aunque no esperaba lo mismo de lo demás -¿Recuerdas? ¿Cuándo le partiste la nariz y yo estaba aterrada de no poder defenderte de un ataque de su magia si te atacaba? – De momento, igualmente, Ian mantenía un tono neutral y eso la hacía frustrarse un poco más porque el cansancio no hacía más que embotarle la cabeza.

Se llevó las manos a la cara cuando preguntó qué era lo que quería hacer, realmente, soltó otra risa cansada y triste -¿Sabes qué es lo mejor para mí? No estar con ninguno de los dos. Porque cuando estoy con él tengo que defender la razón por la que respiras, tengo que esconder todos y cada uno de mis sentimientos por ti, hasta intento no pensar en Aedan y en ti sino en lo que corresponde a este arreglo que tengo con él y nuestro matrimonio…Y cuando estoy contigo tengo que lidiar con tu odio acérrimo hacia los Pendragon, que lo entiendo, pero es que ni siquiera son culpables de la maldición;  y tengo que controlar que he descubierto que, así como muchos de nosotros, también tienen una razón y un porqué. No todo es blanco y negro- Le dijo y bajó las manos para mirarlo -¿Sabes que Wthyr perdió dos esposas y a sus dos hijos? En el parto…Y él no me lo dice, pero sé que está aterrorizado por lo que pueda pasarme- Alzó suavemente las cejas -Así que trato de tener cierto respeto y tacto con él porque este es quizás el primero de sus hijos que sobreviva la maldición, por eso solicite el sobre. Me parece adecuado y hasta respetuoso que pueda verlo y saber el sexo de su hijo por sí mismo. Es tanto suyo como mío- ¿Quería que fuera sincera? Lo estaba haciendo. Estaba siendo tan honesta como podía.

-¿Qué es lo que quieres que te diga Ian? ¿Quieres que te diga que una vez nazca este bebé se lo daré a Wthyr para que lo críe como suyo y yo me desentenderé y daré por finalizada la maldición? Sabes  que nunca podría hacer eso con ninguno de mis hijos – Alzó suavemente las cejas porque ese era un escenario que ni siquiera se planteaba -¿Qué pasa con mi palabra? ¿Con los acuerdos que hice para salvar a Aedan? ¿Qué pasará si falto a ella?- Ladeó la cabeza, arrugando la nariz en un gesto para contener las lágrimas que empezaban a inundar sus  ojos porque aquello dolía como si le estuviesen atravesando una daga en el medio del corazón -¿Qué pasa si la rompo y la maldición se reactiva?...- Y entonces soltó un suspiro cargado de sollozos -¿Qué es lo que quieres que te diga cuando es que simplemente NO SÉ si volveremos a estar juntos en la vida?-

Crucé los brazos cuando dio por hecho que me habría comportado de otra manera de saber que era ella la que había pedido la leche de amapola, regruñendo un poco. Vale, tenía razón. De los otros no me fiaba. Fruncí el ceño al escuchar que le costaba relacionarse con cualquiera que no fuese Wthyr, levantándome del sofá lentamente con cara de qué quería decir eso.  - ¿Acaso se puede mantener una conversación con ese ser? - solté con absoluto desprecio, bufando después cuando dijo eso de darle su palabra a Wthyr. La promesa que le hizo cuando le ataqué, cuando temía que el otro me hiciese daño.

- Y yo te dije que no quería ser la causa que te retuviese allí, que no tenías que protegerme de él por sus amenazas. ¡Que se meta su manipulación tóxica por donde le quepa!- acabé soltando con más vehemencia de la cuenta, descruzando los brazos para darle más énfasis. No podía creerme que dijese que lo mejor para ella era no estar conmigo, se me quedó cara de estar muy perdido en todo el asunto.

- ¿Qué?...si siempre hemos estado bien... - bueno, siempre...el poco tiempo que habíamos podido estar juntos como pareja.  - Ellos son el enemigo. Al enemigo no se le entiende. Si lo humanizas corres el riesgos de unirte a ellos, de querer ser como ellos. No me digas que te están empezando a caer bien...- avancé un par de pasos más hacia ella, temiendo que estuviesen llevándola a su terreno con tanta permanencia allí.  - Además, antes has hablado de una manera que no te reconozco. Has dicho que eras la reina de Ávalon y podías hacer lo que te diese la gana. -  Me importaba una mierda los miedos que tuviese Wthyr, me parecía que lo estaba utilizando para dar pena y ganarse a Catherine.

- Tú no tienes que cargar con sus traumas o lo que quiera que tenga. No es tu problema. - quise acercarme a ella cuando empezó a llorar, pero me detuve un momento al escuchar eso de dejarle el hijo a Wthyr. Sabía que no querría desprenderse de él, pero si lo hacía desde el principio quizás fuese más fácil. Tenía que verlo como un medio para un fin.   - La maldición se anulará, si todo va como esperamos y no nos han mentido. Podríamos volver a nuestra vida de antes. Tú, yo, Aedan y... - no tenía nombre, pero sabía que me refería a nuestra futura hija. Quería creer que sería así.

 - Habrás cumplido. La maldición de los cojones debe tener alguna regla, no puede ser tan impredecible. ¿Nos vamos a pasar la vida entera teniendo miedo por lo que pueda pasar?  - se  me hizo un nudo en la garganta ante la perspectiva de no saber si podríamos volver a estar juntos, la incertidumbre podía hacerse insoportable. Aparté la mirada de sus ojos y la bajé al suelo, desesperanzado. Al principio había pensado que sería cuestión de aguantar unos meses, hasta el parto, pero ahora...no veía el final claro de aquello. Costó que me saliesen las palabras, pero al final lo hicieron, de forma amarga.

- Entonces no hay un futuro para nosotros. Y si lo hay...es muy oscuro e incierto.  - ¿Cómo se luchaba contra aquello?  parecíamos ya derrotados.

Catherine no contuvo la mueca que se le formó en la boca mientras hacía memoria -Se intenta… pero generalmente acabamos discutiendo -Alzó los hombros, restándole importancia -Cuando hablamos de cualquier cosa que no sea la maldición, magia o el embarazo acabamos chocando. Tenemos diferentes perspectivas de…Bueno, todo- Pero habían llegado a un acuerdo de evitar que ese tipo de situaciones afectaran un poco a futuro. Sin embargo, no le agradó mucho la actitud de Ian, pero… ¿Qué iba a decirle ella? Es como si de pronto, él estuviese en la misma situación con Bellatrix. Suspiró brevemente.

La mirada de Catherine analizó a Ian durante un momento cuando habló de la manipulación…Ahí estaba otra vez, porque era ella la manipulable y endeble por escuchar versiones de otras personas y no quedarse exactamente en el mismo sitio siempre. Se preguntó qué habría sucedido si ella no lo hubiese oído a él sobre la guerra. ¿Qué hubiese sucedido? -Así que si te mata entonces cargo con tu muerte encima…- Indicó asintiendo con suavidad. Eso la mataría por dentro y la destrozaría pero supuso que Ian era consciente de ello-De acuerdo- Le dijo en un tono neutro y apartó la mirada de él. Hablaría con Wthyr al volver y ya vería que solventaría, dudaba que le gustara ninguno de los acuerdos o propuestas que iba a darle porque ahora era Reina de Ávalon y la imagen… Suspiró de nuevo, como si le faltara el aire en sí.

-El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Y ahora mismo el único enemigo de mierda que me importa, Ian, es la puta maldición- Le salió del fondo del alma y sintió que estaba empezando a molestarse de nuevo. “Al enemigo no se le entiende” … Hubo un eco de risa en el interior de su ser. Los “de abajo” eran enemigos de la paz de Ouroboros y ella les había abierto su casa. Aunque claro, no habían puesto en jaque la vida de todos allí… No realmente, al menos. Se cruzó de brazos -Soy Reina de Ávalon, me coronaron ayer porque Wthyr es el Rey y, al ser su esposa, soy su reina y a lo que me refería es que puedo entrar y salir sin dar putas explicaciones asi que no necesitaba un maldito papel para justificarme ante nadie. ¿Crees que tuve que excusarme para venir a Ouroboros? No… No necesito darle excusas a nadie, hago lo que me da la gana igual que he hecho siempre con el Consejo- Le respondió negando con la cabeza. Era un título que le importaba sólo lo justo para que nadie tuviera que llevarle la contraria cuando quisiera salir, del resto, aunque sus votos estaban para proteger a esas personas realmente no los conocía y no les importaban y estaba segura de que la sensación de ellos era la misma.

-Joder Ian…- Lo miró estupefacta, esta vez sí, porque le parecía que estaba tan cerrado que estaba perdiendo cierta parte de sí mismo  -¿Cómo te sentiste cuando Aedan estuvo mal? Imagina ahora haberlo perdido. Imagina ahora haberme perdido a mí. Hazlo doble… No estoy cargando con los traumas de nadie, pero me parece que se puede tener cierta empatía por la gente como yo la tuve por ti, por los Knox por toda la gente que he conocido desde que empecé a ayudar con la guerra- Negó con la cabeza -¿Está mal? ¿Intentar entender? ¿Empatizar? ¿Por qué todos queréis que sea una maldita perra fría? ¿Está mal ser buena? ¿Está mal mi “buenismo”? -  Las preguntas salieron de su boca sin pensarlo la verdad, pero es que lo que le había dicho Jack había tocado una fibra muy sensible dentro de ella porque siempre había intentado diferenciarse de Morgana precisamente por eso. Apenas usaba sus maldiciones, trataba de estudiar y usar otras ramas mágicas para poder defenderse y aún así era cuidadosa -Puedo ser la bruja oscura, desleal, fría y desgraciada que todos quieren…Lo llevo en la sangre después de todo- Dijo finalmente apretando los puños con fuerza. Chloe le había dicho que la clave era la paciencia, pero esa se le estaba acabando…Poco a poco.

Lo cierto es que no paraba de mostrarse sorprendida y mosqueada por la actitud de Ian, luego se inclinó hacia él -¿No tienes miedo? ¿De que al besarme Aedan recaiga? ¿No tienes miedo de que en el momento en el que me toques algo suceda?... No soy tan valiente como tú Ian, no en realidad, y esto no es una situación en la que podamos salir simplemente peleando… Esto no es un enemigo visible, físico o mecánico… Es magia… Y la magia ES impredecible- Entrecerró los ojos mientras se limpiaba las lágrimas lentamente -Viste lo que me hizo en el castillo Le Fay. Viste lo que me hizo la ausencia de ella… - Negó con la cabeza otra vez -He sido valiente toda mi vida… ¿Cuántas reglas del Consejo he roto por nosotros? ¿Por ayudar en la guerra? Fui valiente hasta que llegó Aedan- Porque era su talón de Aquiles.

Se quedó en silencio, dejando que todo lo que había dicho se quedara entre ellos y cerró los ojos al verlo de esa forma…Tan derrotado. No creyó nunca verlo así y le partió el corazón.  Sus palabras pusieron en perspectiva lo que les esperaba y Catherine subió las piernas al sofá para abrazarlas, tensando los labios antes de llorar en silencio -No tengo … una respuesta Ian- Esta vez no  -Lo siento…Por haberte arrastrado conmigo. Al final, nos he condenado a los dos y a Aedan a una vida de mierda... Justo lo que no quería para mi familia- Se llevó las manos a la sien, apretando suavemente y masajeándoselas para aliviar el repentino dolor de cabeza que le estaba dando.

Claro que acababan discutiendo...porque las ideas de Catherine y las de él eran irreconciliables. No es que me gustase que ella se pasase el tiempo peleando, pero me tranquilizó la idea de que ella no lograse llevarse bien con él. Podía ser egoísta, pero era así. Estar a gusto con él sería preferirle, y eso ya sería demasiado para soportar. - Si me mata será exclusivamente culpa suya, y mía en todo caso. Tuya nunca. - aquello lo dije con total seguridad, porque Catherine tendía a cargar incluso con las culpas que no eran suyas. Podría quedar muy pretencioso decir que él no lograría matarme aunque quisiera, pero sabía que no todo era cuestión de fuerza. La magia de sangre era muy difícil de contener, contra eso no había casi nada que pudiese hacerse.

Dejé escapar un pesado suspiro al escuchar que la maldición era el enemigo, dándome cuenta de que ella estaba empezando a perder la paciencia también. - Ya sé que es la puta maldición de los cojones. Eso, y muchas cosas más. ¿Por qué no investigan más? ¿Por qué si son tan poderosos como dicen no hacen nada con su ridículo árbol? ¿Nadie ha pensado en destruirlo? - por un momento se me pasó por la cabeza una locura de idea, algo que jodiese a los Pendragon. El problema es que también implicaba el alma de Morgana, y de esa tampoco me fiaba. Eso por no hablar de que también era una acción que podía derivar en consecuencias impredecibles. No podía jugarme así la vida de mi hijo, ni la de ella. Escuchar lo de la coronación me pareció tan surrealista que no logré decir nada coherente. Era como si viviesen en una realidad ajena al mundo que había quedado, anclados en el pasado. Me recordaban demasiado a los puristas ministeriales, a los Blood Keepers. No sólo eso, estaba celoso. Terriblemente celoso.

La pregunta sobre Aedan me sentó como una patada en el estómago. No era lo mismo...¿o sí? - No he tenido más miedo en toda mi vida. - confesé bastante tocado, acabando por sentarme en el sofá cabizbajo. Alcé la cabeza para mirarla sorprendido por eso de que queríamos que fuese una maldita perra fría, a lo que negué de inmediato. - ¿Eso es lo que te parece que te estoy diciendo? porque entonces no has entendido nada. - supe que había sonado borde de más, pero no quería detenerme a aclarar porque me parecía importante aclararlo todo. - Yo no quiero que cambies, no quiero que te vuelvas despiadada y cruel con quien no lo merece. - y ahí estaba el matiz...en algunos casos no se podía ser bueno. - Comparar a los Knox o a mi familia con ellos es...- hice un gesto con las manos como intentando decir que me parecía una aberración, no teníamos nada que ver con los Pendragon. Observé sus puños cerrándose, signo inequívoco de ira. Algo le habían dicho allí, seguro. - Una vez acordamos que tanto tú como yo haríamos lo que fuera por defender a Aedan o el uno al otro. En esos casos sí estaría justificado. No sé qué te habrán estado diciendo allí. - solté con recelo, entornando los ojos.

- Pues claro que temo por Aedan y lo que pueda pasarle si me acerco a ti más de lo debido. ¿Crees que no te habría recibido de una manera más efusiva al verte si no fuese por la mierda esta que tenemos encima? no soy idiota, Catherine...sé que es impredecible y me agobia enfrentarme a algo que no entiendo. Si no ya habría hecho mil cosas. - hice un sonido irónico por lo de valiente, no me consideraba así. No era valiente, sólo temerario. Y ahora no podía ni serlo.

- ¡Lo sé, joder, lo sé! has arriesgado mucho desde que me conoces, pero la apuesta no nos ha salido bien. - o al menos lo bueno no había durado demasiado. Los ojos acabaron por empañárseme al ver los suyos, ya llenos de lágrimas. Tragué intentando deshacer el nudo de la garganta, sin mucho éxito. Acabé acercándome a ella, pasando un brazo sobre sus hombros. Eso no significaba nada, no podía suceder nada malo por intentar consolarla. Pues sí, era todo una mierda. Para qué negarlo. - Empezamos siendo amigos...eso no nos pueden impedir seguir siéndolo. Ni pueden hacer que dejemos de querernos de la noche a la mañana aunque ya no estemos juntos. - murmuré con un resignado y amargo tono, pensando que no teníamos muchas más opciones.

No respondió nada a aquello de eximirle la culpa. Ella estaba casada con él, por ende, lo había arrastrado a meterse en la maldición sin siquiera saberlo así que técnicamente era su culpa. Si hubiese ignorado sus sentimientos, Ian habría encontrado la felicidad en otro sitio y estaría fuera de peligro. Y buena suerte intentando quitarle ese pensamiento de la cabeza.

Miró hacia él cuando le dijo lo del árbol con el ceño fruncido -Porque me dijiste que no lo hiciera…- Le soltó alzando las cejas luego cuando sugirió destruirlo y algo dentro de su ser se removió con miedo, Catherine cambió un poco su mirada a una de inspección hacia Ian porque aquellas palabras le habían sonado demasiado a lo que Morgana había dicho. Se quedó en silencio un momento largo para luego suspirar -Investigaré pero…No estoy muy segura de que se pueda destruir, no te das una IDEA de la fuente de magia que es y cómo de arraigado está a Ávalon y, sospecho, al mundo. Es…- Negó con la cabeza parpadeando con cierta reticencia -Es decir…- Carraspeó un poco porque le daba un poco de vergüenza reconocer aquello y, si lo hacía, sólo lo hacía porque era IAN. De lo contrario, no diría eso en voz alta ante NADIE. Se mordió un poco el labio -Conecté con él y… - Apretó las muelas -¿Recuerdas lo que te he dicho sobre las mentes? ¿Sobre lo fácil que es perderse en ellas? El árbol multiplica eso con creces y no puedo ponerme a jugar o investigar sin estar segura. Wthyr también está interesado en descubrir un poco la conexión que tenemos con él, creo que viene a raíz de la sangre que usamos durante nuestro matrimonio pero yo…- Volvió los ojos hacia Ian porque había apartado la mirada -Yo sólo necesito saber cómo funciona- Porque cuando sabes cómo funciona algo… Podías destruirlo. Necesitaba que él supiera que ella estaba trabajando en ello sólo que…no era tan fácil.

En cuanto la conversación giró en torno a Aedan asintió con suavidad -Lo sé… Lo sé, Ian. Y lo siento pero no puedo… dejar de empatizar con él porque él sí los perdió, incluso a sus esposas. No sé, quizás no las amaba, quizás fueron matrimonios arreglados, no tengo ni idea pero un hijo es un hijo… Supongo que por eso comprendió cuando quise volver a Ouroboros esa noche inmediatamente- Alzó los hombros para luego dejarlos caer, no conocía del todo a Wthyr, por no decir para nada así que sinceramente no podía entender cómo trabajaba su mente.

-No estoy comparando las familias, no…No es eso- Intentó explicar  y entonces cuando indicó que para algunos casos estaría justificado asintió. Sabía que no iba a juzgarla en ese sentido pero entonces se ofuscó cuando volvió a echarle la culpa a los Pendragon. Puso los ojos en blanco con un gesto irreverente -Ian todo lo que va mal en mi vida no tiene que ver con los Pendragon. ¡Esa gente ni siquiera me habla!... Blabla Su majestad, buenas tardes, su alteza…blablabla- Remedó en una profunda mímica infantil cruzándose de brazos casi encaprichada -¡Fue Jack! ¡Jack es un imbécil!- No podía creer que hubo un tiempo en el que lo había respetado.

Dejó caer la cabeza hacia atrás en el sofá porque odiaba cuando se hablaban así -No te estoy llamando idiota- Bastante que lo insultaba Wthyr sin siquiera conocerlo y de Ian podía decir ella un par de cosas, pero lo de idiota no iba a ser. ¿Temerario? ¿Valiente? ¿Impulsivo? Bueno, sí pero ni idiota, ni imbécil, ni chucho.

Y tenía razón, la apuesta les había durado dos años. Preciosos, a su manera, pese a los obstáculos que habían saltado. Cuando sintió su brazo cerca, se echó contra él abrazándolo por la cintura y apoyando la cabeza en su pecho. Ojalá pudiera quedarse allí donde pese a estar en un estado de ánimo que nada tenía que ver con la felicidad sino más con un sentimiento de condenación eterno, Catherine sabía que ante cualquier cosa, ella haría lo que fuera por él y viceversa. Asintió con suavidad aunque eso no implicaba que dejara de sollozar. En eso tenía toda la razón, podían…podían seguir siendo amigos y daba igual lo que el destino pusiera en su plato, no podían borrar sus sentimientos por él -No estoy segura de que alguna vez deje de quererte- Se quedó un momento entre sus brazos para luego alzar la cara hacia él y subir la mano para acariciarle el cabello. Soltó un suspiro pesado para luego intentar sonreír, fracasando en el intento -Yo… ayer hablé con Wthyr y le expliqué que por mucho que las cosas hubiesen cambiado tenía que aceptar que tú formabas parte de mi vida, que eras el padre de mis hijos y que no podía eliminarte de mi vida. Y que no podíamos vivir peleándonos porque eso iba a afectar a la familia... Creo que lo comprendió… - Alzó los hombros sin poder asegurarle realmente nada. Acabó subiendo las piernas sobre las de él para acurrucarse con el exceso de tela de su estúpido vestido de gala.

-No sé qué voy a hacer pero no me gusta estar lejos de Aedan, no puedo estar lejos de mis hijos. Pero tú no puedes venir a Ávalon y, por lo que pinta, Wthyr no puede venir a Ouroboros o no podrá…- Chasqueó la lengua un poco -Tiene que haber un punto neutro- Expresó y luego frunció el ceño, empezando a calmarse y a organizar su cabeza – Ellos…iban a empezar algo de un imperio…Dejó de hablar delante de mí cuando se dio cuenta de que yo no apoyaba su idea. Quizás deberías decírselo a Johan…- Apartó la mirada para luego suspirar, alzó las manos hacia sus mejillas, limpiándose las lágrimas lentamente -¿Crees que es buena idea que reconstruya el Castillo Le Fay? Es mi… es mi tierra. Es decir… Ya sabes lo que quiero decir…-

Tuve que admitir que la idea de destruir un el árbol había sido muy mala, sobre todo porque no sabíamos lo que podía pasar. Mis ganas por encontrar una solución eran más fuertes, y por eso podían entrar en contradicción con la prudencia. - Nunca había oído hablar de nada parecido. Lo más similar son las fuentes de magia de las que extrajeron el material que llevaron al castillo Le Fay para hacer el amplificador. - supuse que ella no recordaba mucho de todo el asunto, pues fue una temporada mala para ella y estaba como ausente ante la falta de magia. De haber estado en condiciones seguramente habría mandado a la mierda a más de uno de los que se refugiaron en el castillo.

Asentí al recordar lo que me había dicho de perderse en las mentes, y por eso mismo tampoco me terminaba de convencer el tipo de investigación que implicaba conectar con el árbol. - Debes tener cuidado. - le pedí con visible agobio, imaginando escenarios bastante malos para ella y para Aedan. Por eso no pude decir nada más cuando habló de perder a un hijo, no quería revivir lo que había sentido cuando estuvo a punto de suceder. Cerré los ojos un momento inspirando profundamente, prestando de nuevo atención cuando imitó el trato de majestad que le daban. - Qué pesados. Esos y Jack. Se mete donde no le llaman y es un maleducado. Pasemos de todos...- me cansaban, y mucho. Eran muy pocas las personas que aguantaba a estas alturas, y suponía que a ella le pasaba igual. Hice un gesto de que daba igual cuando dijo que no me estaba llamando idiota, ya lo suponía.

A partir de ahí nos quedamos abrazados en un angustioso silencio, ni siquiera estando cerca lográbamos estar en calma porque sabíamos lo que había. Apoyé la mejilla sobre su cabeza y la rodeé con mi brazo para mantenernos así un poco más. Echaba de menos el calor de su cercanía, las noches a su lado, reírnos y ser un desastre juntos... todo eso sólo eran recuerdos ahora. - No...sólo pasaría eso si nos borrasen la memoria a los dos. - murmuré a lo de dejar de quererse, me negaba a pensar que la costumbre y el paso del tiempo acabasen haciendo desaparecer lo que sentíamos. Ojalá no llegase a sentir nada por Wthyr, que sólo fuese un intento de no estar siempre discutiendo con él.

- Un imperio...qué locura. Se lo diré. - que se encargase él, ahora mismo no tenía ganas ni de desmontar los planes de esos locos. Al final lo único que anhelábamos los dos era una poca de calma y tranquilidad. - Lo del castillo Le Fay sólo sería buena idea si lograses protegerlo de mil maneras. Aún hay peligro abajo. Me...me atacaron hace unos días. En la casa Hacksaw. - acabé confesando para advertirla, aunque prefería no dar detalles. Fue culpa mía por no pensar más en la seguridad. - Pero se solucionó, así que no perdamos tiempo hablando de eso. Quédate a descansar aquí unos días conmigo y con Aedan, hasta que logremos un lugar seguro en el que puedas estar sin que nadie te moleste.