Piso Hacksaw Le Fay || Le Fay Hacksaw

Decidió aceptar de buen grado todos los consejos de Catherine sobre agradar a los demás y sobre lo de no ser invencible, pero puso cara de crío enfurruñado cuando le mencionó lo de Shyvanna y lo que había aprendido de aquello. ¿Acaso tenía que sacar una enseñanza de un error que había cometido una invasora loca? Encima había atacado a Justin. No, no iba a acobardarse. - He aprendido que no voy a dejar que hagan lo que les de la gana en nuestra isla. Ella fue la que apareció allí para atacar a mi amigo. - Suspiró volviendo la vista al libro después de haber traducido aquello, encogiéndose de hombros porque él no estuvo en la fiesta en la que Bellatrix dijo eso. - ¿Los mencionó? ¿fue cuando la poseyeron, verdad? - pasó a la siguiente página, donde había un grabado que podía ajustarse a las características de dragón vinculado al mar. - Seiryū.- susurró al leer los versos que había tras la imagen, pero era un poema que tampoco le decía mucho. Era difícil de interpretar.

Después la miró sorprendio al darle la impresión de que ella también pensaba que Ávalon era peligrosa. Incluso había tenido que sacar a su hijo de la isla de Ávalon. Eso era bastante raro, no tenía sentido siendo Pendragon el crío. - Pff...ni saben protegerse ellos mismos. - murmuró por lo bajo, extrañándose después de eso de que los otros iban a colaborar en su formación y no sé qué más cosas. - Ehm...¿qué pinto yo con ellos? y lo de Gwen fue cosa de Merlín. Le pidieron que hiciese un hechizo que impidiese la entrada de los Pendragon. - miró algo receloso a Catherine como preguntándose si podía estar más del lado de ellos. Después de todo tenía hijos con uno. Se removió en el asiento con inquietud porque se moría de ganas de saber los secretos de Ávalon que conocía Catherine, pero se quedó algo chafado porque antes tenía que responder a cosas que le hicieron poner gesto de desconfianza. Estaba indignado.

- Eso es imposible. Eran felices aquí. Muchos conocían a mi padre, y a mi también. Los han hechizado...debe ser eso. - se quedó mirando al bebé con gesto pensativo, preguntándose si él también se pondría a hechizar dragones cuando tuviese unos años más. - Si no quieren regresar...mi puesto en el Consejo ya no tendría sentido. Sería un fracaso. - apartó la mirada abatido, pensando que Catherine tampoco iba a ayudarlo a entrar allí.

-Ah- Dijo  Catherine al oír la respuesta de Khan, asintió suavemente después mientras volvía la vista a los libros. Por un instante, recordó a Helena que durante tanto tiempo había sido una astilla en su costado. No quería ser esa persona para Khan. Pero tampoco quería que se pusiera en peligro sabiendo que tenía con quienes contar.

En realidad…¿Quién era ella para decirle eso?

Asintió de nuevo en silencio, con un gesto un poco taciturno y algo dubitativo. Los nombres… Los elementos -¿Cuántos hay? ¿Están vinculados a los elementos básicos?- Porque quizás Adael podría ayudar, aunque no le apetecía tener su cara y mirada de “soy mejor que todos porque no me ensucio las manos” cerca de ella.

No respondió a aquello de que no sabían protegerse porque coincidía, pero también había aprendido que para los Pendragon el sacrificio no estaba tan mal visto. Si lo hacías por una buena razón, por ejemplo. Acarició la espalda de su hijo al pensar en eso. Dejó de caminar y se quedó mirando a Khan cuando le preguntó que qué pintaba él con ellos. Arqueó ambas cejas al darse cuenta de que -...Me lo estás preguntando en serio- Murmuró  y parpadeó como tratando de procesar aquello. Decidió que luego hablaría por el grupo sobre el maldito Leroy -Khan, abre los ojos y espabila- Le dijo con firmeza -Me estabas pidiendo que te llevara Ávalon a tratar de recuperar a unos dragones que estás convencido que han robado. Y si los han robado de tus garras es porque son más poderosos que tú. ¿Me estás diciendo que no le ves ningún beneficio a saber los secretos intrínsecos del poder de los Pendragon sobre los dragones? - Ladeó la cabeza, suavizando el gesto ¿O es sólo tu orgullo hablando por ti?- Inquirió -Porque de eso sé un poco yo- Murmuró poniendo los ojos en blanco y soltando el aire por la nariz con algo de exasperación por ver  a su yo adolescente reflejada en él.

-¿Y quien te dice que son infelices en Ávalon?- Le preguntó y entonces lo sumergió vertiginosamente en uno de sus recuerdos, ahora su comunicación sería mental. Habían sido pocas veces las que había ido a la cúpula de dragones así que tenía algunos huecos de información. Se ocupó de emborronar todo fuera de aquella gran zona para que viera exactamente cuán felices eran los dragones allí -No lo son- Le espetó -Y el vínculo de los Pendragon con los dragones no es un hechizo, va más…Argh, es que no sé explicarlo- Se acercó a él para luego señarle hacia adelante y que explorara su recuerdo de aquella cúpula que tenía no sólo espacio sino áreas para cada tipo de dragón.

-Tu puesto en el Consejo no te define, Khan. Y además… ¿A dónde van a volver? Si apenas si podemos vivir nosotros en Ouroboros. ¿Cuál es tu plan realmente? ¿Qué pretendes decirles? ¿Cómo vas a romper su "hechizo"?- Siguió siendo un poco molesta e irritante -Sé que estoy haciéndote sentir  incómodo- Advirtió -Pero quiero que contemples todos los escenarios. Ojalá alguien me hubiese dicho este tipo de mierda a mí- Suspiró quedamente -Además, no trabajas sólo con dragones. Tu magia de sangre también es uno de tus aspectos de investigación. No te cierres… Sé… Sé más pragmático. Créelo o no, pero yo he aprendido mucho sobre mi propio poder con los Pendragon. Tienen libros y escritos antiguos, cosas que yo no tenía ni idea de que podía realizar. Y tú tienes la oportunidad de absorber su información para usarla a tu gusto… ¿Por qué no habrías de aprovecharla? No dejes que tu odio y tu rabia te inhabiliten y hagan perder la oportunidad de aprender de aquellos a los que consideras enemigos- Acabó.

Puso cara de concentración máxima releyendo de nuevo cuando ellla le preguntó por el número de dragones y los elementos, aunque no pudo darle una respuesta clara. - Es que no lo tengo claro, habría que estudiar más a fondo. Te dejaría los libros, pero...sólo si no los compartes con ellos. - añadió muy serio, siguiéndola con la mirada mientras paseaba con el crío. Empezó a molestarse un poco con todo eso de espabilar, y sobre todo que pareciese que el poder de los Pendragon era superior.

- No es orgullo. Es que somos diferentes. ¿Por qué tendría que hacer las cosas como ellos? - finalmente decidió cerrar el libro y guardar todo lo que había traído, levantándose del sofá de manera algo impulsiva. Pensaba que le ayudaría de manera incondicional, pero al final todo eran trabas. Se movió hacia donde había dejado la botella de vino de regalo, echándose una copa más mientras intentaba dominar el enfado repentino. Bebió rápidamente antes de dejarla, cruzándose después de brazos.


- Cualquiera diría que no quieres que vaya allí. El plan era entrar y...convencerlos para salir, a donde fuese. No tiene que ser aquí. Yo qué sé. - en un arranque se echó la mochila al hombro, dispuesto a marcharse por mucho que Catherine estuviese intentando aconsejarle. Ya no era capaz ni de verlas cosas buenas que le había dicho, estaba obcecado. - Entonces estás sugiriendo que vaya ahí fingiendo en plan servil para que me digan sus secretos, ¿es eso? ¿Tú querrías que los engañase? ¿Que aproveche si bajan la guardia para ir contra ellos? ¿A quién defenderías llegado el momento, al padre de ese niño o a nosotros? Aclárate. - se quedó esperando una respuesta, aún sabiendo que podía no gustarle. Pensó en Rasputín, y en lo que le diría él. - ¿Y con Matvey? ¿A quién defenderías? - la miró de manera desafiante, recordando algo más al nombrar al nigromante. - Que por cierto, está desaparecido porque iba a hacer algo del árbol. No sabemos nada de él. Y tiene a su discípula esperando que le quite de encima a un demonio muy pesado.

-Pues ya tienes un tema en el que profundizar- Mencionó Catherine con un gesto enigmático, recordando de nuevo aquel ojo tan grande que había visto Azahar y ahora entendía por qué le había impactado tanto. Se mordió la mejilla por dentro rememorando todo lo que había visto de ese día, para ver si se le escapaba algo pero Khan hizo énfasis en una caso que le sentó un poco…Mal -No, quédatelos. Son tuyos. No sé gaélico y mi ignorancia sobre los dragones será un obstáculo, es mejor que continúes tú y si encuentras algo  importante pues ya me lo comentas- Dijo negando con la cabeza para que supiera que no quería sus libros.

Sin embargo…La conversación fue avanzando no de la forma más amena posible. Catherine guardó silencio y lo observó analizando sus palabras y gestos -No tienes porqué, pero saberlo tampoco te hará daño- Dijo alzando un hombro, era en parte lo que ella había hecho. Sabía que su vínculo con Wthyr era fuerte…Pero también sabía que podía hacerlo con más personas…Sólo que no lo había probado aún.

Lo miró recoger y volvió a morderse la mejilla, estaba claro que el tema de los Pendragon sería así de peliagudo con todos. Ilusa ella que creyó que su interés por el poder y por el conocimiento era algo que compartía con sus congéneres. El Consejo de los 20 ya no era…lo que solía ser. Se guardó aquel pensamiento para ella…para compartirlo con alguien más.

-Por supuesto que no quiero que vayas allí. Intentaron asesinarme dos veces y la tercera provocó mi parto- Espetó con ímpetu -Y era su puta Reina- Le recalcó y al ver lo abstracto de su plan, frunció el ceño -Construye un santuario para dragones en tierra, Khan. Algo tuyo, que lleve tu firma. Algo que sea único y que se convierta en un refugio para ellos porque Ouroboros ya no lo es y Ávalon les da esa seguridad y cariño-

No obstante, la mala hostia de Khan (tan parecida a la suya) siguió hasta que finalmente soltó aquello que le ardía en el pecho -¿Servil? No. No agresivo, que es distinto. Es un pacto que hemos hecho- Indicó tratando de mantener un tono cordial -No- ¿Pero de qué iba eso del engaño? Entonces llegó aquella pregunta y el gesto de Catherine se endureció. Sobre todo cuando sacó a Matvey a relucir porque era un golpe bajo. Arrugó la nariz tratando de controlar el arranque de ira que le provocó. Cerró los ojos y se tomó un momento, respirando profundamente.

-El mundo pertenece a los soñadores- Murmuró, más para sí misma que para él y luego abrió los ojos para observarlo -Yo espero no tener que hacer esa elección y sueño con el día en el que aprendamos del pasado para no repetir los mismos errores. Sé que soy la única pero…Por si no te queda claro. Protegería con mi vida a Matvey y a mi esposo, Wthyr. ¿De acuerdo?- Dijo acercándose a él un par de pasos hasta quedar lo bastante cerca como para meterle un cachetón -Y por cierto...Si fuese una traidora, Khan- Aquellas palabras fueron dichas con un tono de voz que emulaba más aquel que había aprendido de Morgana en su laberinto que el de ella misma -Esos libros, ahora mismo, no estarían en tus manos. Habría manipulado tu mente para hacerte creer que nunca los has tenido, robaría y usaría todos tus conocimientos para hacerme con lo que necesito y luego despacharte. Para ti habría sido una tarde de té y vivirías feliz sin enterarte de todo lo que habría sucedido. ¿Crees que soy lo suficientemente estúpida para dejar huellas por todos lados?- Alzó la barbilla en un tono soberbio -Me subestimas- Dio un paso más -Y me hiere tu desconfianza- Confesó, recordando eso de que ahora decía lo que sentía -Ni siquiera me conoces ni sabes por lo que he pasado este último año- Le retiró la mirada con un gesto despectivo recordando tantos momentos en los que Wthyr le dijo que simplemente se deshiciera del lastre del Consejo.

Y sin embargo, se había quedado. Y ahí estaba, dando pistas a un joven iluso.

-Sé exactamente dónde está Matvey - O tenía muy claras sus sospechas que, precisamente, iba a confirmar luego de aquello -Y no estoy segura de cuándo regresará o si lo hará- Sentenció levitando el biberón a la cocina, objeto que se puso a lavarse solito de inmediato.

“¿Estás en el sitio?”, tras la confirmación habló  -Me encargaré de Lémoni, hablaré con los Souls y pediré colaboración para Erebus- Era extraño que no se hubiese comunicado con ella. Quizás también pensaba que era traidora. Estaba harta de la gente de Ouroboros. Es más, estaba harta de todo el mundo -Cierra la puerta cuando salgas- Cuando lo hiciera la casa se sellaría de nuevo ante su ausencia, elevando los hechizos de protección. Convocó un bolso que ya tenía preparado y se fue por un portal a encontrarse con su padre.

La conversación que en un principio había sido amable fue tornándose más incómoda por momentos, hasta el punto de que Khan se quedó unos segundos sin reaccionar ante el cambio en la actitud de su compañera de Consejo. No conocía esa faceta suya, más combativa y oscura. Era un contraste respecto a la persona que segundos antes le daba consejos. Supuso que tenerla de enemiga no era buena idea, pero aún así decidió no recular por puro orgullo. - ¿Y sigues ahí después de que intentaran matarte? increíble...- apretó con más fuerza el asa de la mochila porque se estaba crispando, relajáńdose apenas un segundo al escuchar lo de su propio santuario para dragones. - Eso es lo que quiero, pero necesito llegar allí. - por ahora sólo tenía los huevos que encontró en los templos, pero no era seguro que eclosionasen.

No le convenció para nada la respuesta de defender tanto a Matvey como a Wthyr, porque no elegía a ninguno de los dos y eso a la hora de la verdad no podía ser. Debía de estar realmente dividida si pensaba así. Por un momento le dio la impresión de que se acercaba para pegarle, pero no retrocedió aunque le diesen ganas. - Lo de traidora lo has dicho tú sola. Pero que pienses en lo que podrías hacerme a la mente para manipularme...no dice nada a tu favor. - advirtió antes de sentirse algo culpable por eso de que su desconfianza la hería. No, la verdad es que tampoco la conocía bien ni sabía lo que le había sucedido durante ese año. Desvió la mirada y no dijo nada más, sólo asintió para centrarse en lo de Matvey.


- Pues deberíamos ayudarle. Yo estoy dispuesto. - pero no parecía que fuera a decirle cómo hacerlo ni dónde estaba, así que se dio por satisfecho con lo de la ayuda a Lémoni. Se quedó allí solo cuando ella se marchó, analizando lo que había pasado en aquel encuentro para acabar así. Habían chocado y no había acabado bien. No tardó mucho en marcharse de allí, desapareciéndose para ir a resolver ciertos asuntos.

Siguió en modo invisible mientras escuchaba la charlita de esos dos, conspirando a escondidas sobre cosas de dragones antiguos, leyendo libros juntos, criticando al Consejo...hasta que ellos mismos acabaron discutiendo. Leroy sonrió internamente por ello porque tenía una información valiosa sobre dragones y ellos no se habían hecho amigos del alma despueś de todo. Además, ahora tenía claro que ya no quería secuestrar al bebé de Catherine porque lloraba mucho y no le apetecía pasarse noches sin dormir por ello. Ya lo adiestraría cuando estuviese un poco más criado. Esperó hasta que se marcharon ambos, aunque decidió quedarse un poco más por la casa para cotillear por el lugar a fondo. Eso de ver casas ajenas le gustaba.

- Qué mal gusto de decoración...a ver qué tiene en el dormitorio. - se coló por allí, echando un vistazo a sus productos de cuidado facial colocados en el tocador. Las olisqueó todas, perfumes incluidos, y al final se echó al bolsillo de la capa las que más le gustaron. En ello estaba cuando de repente le vino una especie de bajada de tensión repentina que le hizo tener que tumbarse en la cama de al lado, de modo un tanto dramático.

- Auxilio, me desmayoo....- se quedó allí unos minutos para ver si se le pasaba, pero nada. Quería desaparecerse de allí para ir al campamento, aunque no lo logró en varios intentos. Seguro que era culpa de estar en aquella casa, que le chupaba la energía. Finalmente, tras descansar al menos una hora, pudo desaparecerse de allí.


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bajón energía mágica

El miembro 'Leroy Merlín' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado (20)' :