Piso Hacksaw Le Fay || Le Fay Hacksaw

El recuerdo de aquella casa quemada le era vago y Catherine no quiso seguir hablando de su increíble error. Simplemente se escondió más en Ian recordando ese momento tan oscuro de su vida. Un momento en el que estuvo sin magia. Aquello la  hizo reflexionar, la hizo analizar sus actitudes actuales y frunció suavemente el ceño. Había caído en lo más profundo de sí misma al descubrirse indefensa por carecer de magia. Ahora, ante esta amenaza, la tenía. Por esa razón estaba donde estaba, por esa razón Ian seguía vivo y con ella. Al aparecer en el apartamento dejó a Chloe hacer lo suyo mientras ella misma realizaba un par de encantamientos que avisaran de intrusos, posibles entradas, ataques, etcétera.  También avisó a Adam de dónde estaban y también a Azahar para que estuviera más tranquila.

Cuando llegó el momento de despedirse, Catherine tomó a Aedan en brazos y lo acunó un poco susurrándole un par de palabras al oído sobre seguridad y protección, esperando que su tono más calmo lo tranquilizara. En cuanto tuvo que dárselo a Chloe la miró con cierta angustia, como reteniéndolo un poco. Sin embargo, sabía que con Chloe estaría a salvo. Y no sólo eso, sino que le avisaría si algo pasaba. Se mordió el labio y aunque se alejó un par de pasos, volvió sobre ellos y le dejó otro beso en la cabeza. Dejó que esta vez fuera Chloe la que caminara y se quedó mirándolos hasta que los perdió de vista, sintiendo un nudo en el estómago. Al menos su bebé no estaba llorando en los brazos de su tía. Catherine se llevó la mano a la sien intentando contener las lágrimas. La posesión del espíritu salía de su campo. Confiaba en que no lo matarían.

Fue al baño a lavarse la cara con cuidado  y al verse en el espejo, observó su piercing y arqueó suavemente las cejas. El recuerdo parecía lejano y, al mismo tiempo, era consciente de que había sucedido hace muy poco. Se quitó la pesada túnica, guardó el báculo y se quitó algunos de los anillos. Cuando volvió vio el gesto de Ian y sonrió levemente, se metió entre sus brazos tumbándose tras sacarse las botas.  Se quedó pensativa escuchando lo que decía, inspirando profundamente con la cabeza sobre su pecho, le acarició suavemente el torso mientras pensaba en qué decir -No fue una misión sin éxito- Explicó y se incorporó un poco. Luego, con mucha confianza fue y se sentó a horcajadas encima de él. Apartó un par de mechones negros de su rostro -Ha servido para que Altair convocara un cónclave al respecto. Los Descendientes accedieron a hacer piña con el resto de bandos, tuvimos una reunión con los Renegados, Souls, etcétera. Hemos organizado todo para hacer una nueva misión y destruir a SAM. Aparentemente el problema del mundo somos nosotros, no el mundo. Está reconstruyendo todo- Explicó y sonrió de lado. Tenía un aspecto distinto, como si de pronto, todo fuera a solucionarse en un parpadeo.

Se quedó mirándolo a los ojos con profundidad y su sonrisa se ensanchaba un poco más cada tanto -Yo…- Se rió brevemente y después cerró los ojos, con un gesto mucho más pacífico, le envió un mensaje  mental a Jo dándole las gracias y pidiéndole que estuviera, aunque fuese difícil, con Johan y Nyara porque la situación en la isla era insegura. Entonces cortó la conexión y volvió a abrir los ojos para mirarlo – Te he extrañado mucho- Dijo y se dejó caer sobre él, abrazándolo con fuerza y escondiendo su cabeza en el hueco entre el hombro y el cuello, percibiendo su aroma -Estaba asustada de quedarme sola con Aedan… - Se removió un poco para mirarle son una semisonrisa -Pero una vez que ha estado conmigo…he podido protegerlo. Podemos salir de esta. Sé que vamos a salir de esta, tengo mi magia- Dijo, esperanzada, aunque no pareciera en lo absoluto ella. Supuso que se debía a volver a tener su magia. Se mordió suavemente el labio al recordar a Sean, así que volvió a recostarse sobre él. -Tal vez... Debería ir a ayudar a Sean- Musitó preocupada -Lo dejé solo-

Aproveche los minutos que estuvo Catherine en la ducha para cerrar los ojos y descansar, sintiendo la cabeza todavía bastante embotada. Volví a abrirlos en cuanto ella salió del baño, consiguiendo por fin un momento de tranquilidad para ambos, el primero desde que me había marchado a la misión. Suspiré de modo negativo cuando ella aseguró que la misión sí que había servido de algo, pues ahora mismo pensaba lo contrario. - Éxito habría sido acabar con esa cosa. Y no lo hemos logrado.  - Subí mis manos hacia sus muslos cuando ella se sentó sobre mí, mirándola a los ojos como si la hubiese echado mucho de menos aunque sólo hubiesen pasado unos pocos días desde la última vez que nos vimos.

- Eso tenía que haberse hecho antes. El plan...unirse, dejar el maldito torneo...-  seguía desanimado, y ni siquiera funcionó eso de que S.A.M estuviese reconstruyendo todo. - Bah...qué más me da que arregle el mundo si no estamos en él para disfrutarlo. Al infierno. - decir aquello me provocó un escalofrío por lo reciente que estaba todo. Desvié la mirada en ese momento porque no quería que ella me viese así, aunque probablemente no se diese cuenta  al estar haciendo uso de sus poderes. La abracé con toda la fuerza que pude cuando se dejo caer sobre mí, inspirando profundamente para tratar de calmarme. Teníamos que ser fuertes sin importar lo que hubiese pasado. - Y yo. Por un instante pensé que...que no iba a volver a veros. Luego tienes que contarme qué ha pasado. No recuerdo nada de lo que pasó después de que el demonio saliese. - recordé que estaban Khaled y Matvey, y que Catherine contactaba conmigo mentalmente, pero poco más.

- Te lo dije. Eres poderosa,  Catherine, y puedes protegerte de sobra a ti y a Aedan. - aún así yo no me quería separarme más para poder protegerlos. No iría a más misiones que hubiesen orquestado.  - No...no te vayas. - le pedí ya medio adormilado cuando dijo que debería regresar para ayudar a Sean, dejando un beso en su frente. - Ellos lo solucionarán, descansa... - yo al menos lo necesitaba. Dije alguna cosa más sin mucho sentido antes de quedarme dormido, todavía abrazado a ella. Catherine ronroneó un poco, cayendo dormida también a los pocos segundos.

De no haber sido por los brazos de Ian, Catherine no habría podido conciliar el sueño en toda la noche. Los recuerdos amenazaron con mantenerla despierta pero el cansancio físico pudo más. Cayó rendida.

Al día siguiente, se despertó con la boca seca y una sensación extraña. Se restregó con suavidad los ojos y enfocó a Ian, lo que le robó una sonrisa leve. Le acarició suavemente el cabello para luego hacerlo con la línea de su mandíbula y acercarse para dejarle un beso corto -Despierta- Murmuró para luego dejarle un par de besos por el cuello en una estrategia para despertarlo que no fuese brusca. No obstante, se detuvo y se incorporó en la cama.

“Catherine…”

Mei no había tenido que decir mucho. Sólo su nombre. La única descendiente de Morgana se pasó el cabello detrás de las orejas y subió las piernas para apoyar los brazos. No se las abrazó.

“Sé lo que me vas a decir”
“Lo siento”
“Lo sé”
“Está en…”
“Sé perfectamente el protocolo de un descendiente muerto. He enterrado cinco”

Si Mei le dijo algo más, Catherine no le prestó atención. Apoyó la cabeza en las manos mientras sentía que su entereza se resquebrajaba un poco. Habían prometido… Adam lo había prometido. Mientras salía de la cama podía sentir las lágrimas abandonar sus ojos, pero consciente de que no había otra persona que se encargara fue a asearse y tras ello a vestirse. Dejó atrás el rebelde aspecto que solía llevar y se vistió con un poco más de protocolo, tal como él le había enseñado e insistido. Incluso se peinó el cabello, logrando que su larga y rebelde melena pareciese un manto negro que se fundía con su capa.

Observó su aspecto en el espejo y recordó las palabras que le había dicho Ian el día anterior. El encuentro con Khaled. Los recuerdos de Adramelech. La promesa a su padre. Y en la conversión de aquellas memorias se creaba una nueva Catherine Le Fay, entregada a una única misión. Una misión que la llenaba de una seguridad que nunca había sentido, una sensación de compromiso consigo misma que nunca había alcanzado. Una fe que nunca había tenido en ella.

Salió del aseo para ver a Ian con una calma extraordinaria -Desmond ha muerto. Voy a enterrarlo. Prefiero hacerlo sola. No abandones la casa, la isla no es un lugar seguro- Dijo y activó su báculo, que se armó en un despliegue de magia negra y morada antes de desaparecer.

Catherine intentaba que no siguiera cayendo hasta el fondo de mi espiral de autoculpa y arrepentimiento, el abrazo sin duda alguna era algo que necesitaba -pero Cath... tu familia...- no dije más, los mocos no me dejaban al igual que mis incomprensibles sollozos, aún así ella era comprensiva y hablaba con sabiduría pero me seguía preocupando su tranquilidad frente a aquello pues a pesar de que yo muchas veces me dejaba llevar por mis emociones, Catherine se esforzaba en esconderlas y algún día le explotaría en la cara.

Hice un intento de sonreír cuando la bruja dijo que se parecía a mi -Yo no sueno tan genial cuando lo digo- de nuevo sorbí los mocos, me sentía como un crío que se acababa de despertar de una pesadilla aunque la mía no había hecho más que empezar. Fruncí un poco el ceño cuando dijo aquello de entrometerse en la cabeza de Zaphira, no era buena idea -Zaphira sigue siendo mi familia, me gustaría agotar la vía diplomática antes de llegar a eso pero si no colabora... no te detendré- y me dolería tener que llegar a ello pero era por el bien de todos, incluso por el de ella misma.

-pero se me caen los mocos...- dije en respuesta a lo que me decía la morena sobre mi aspecto pero no me importaba demasiado a decir verdad, aún así obedecí cuando me pilló de la manga, estaba claro que ahora era madre y estaba acostumbrada a ciertas cosas. Agaché la cabeza en el momento que mencionó a Lucio, tenía razón y lo sabía perfectamente y sabía que el se negaría a abandonarme al igual que lo haría yo, pero si le pasara algo por mi culpa no sabía si sería capaz de reponerme -Igualmente estará mejor en el hospital... casi que lo prefiero, es lo que se le da mejor, ayudar a otros-

La descendiente me tomó del hombro para desaparecernos hasta otro lugar, al parecer su casa y lo primero que hizo fue tirarme al baño para que me diera una ducha. Tomé de buen grado su "ofrecimiento" para después quitarme la ropa y entrar al cubículo, palpando las paredes para poder dejar caer el agua sobre mi. Primero el latigazo del agua helada me hizo espabilar un poco mientras esta se iba calentando gradualmente, era una sensación agradable y acogedora por lo que me permití unos largos minutos, estaba cansado, agotado y somnoliento pues no había podido dormir desde que me fui de la isla y bien podrían haber sido dos días enteros.

-Estarán conmigo- Le había respondido con un tono más bien misterioso. Bien interpretado se diría que la Le Fay se refería a que siempre estarían en su corazón pero si alguien entrara en su mente entendería perfectamente el significado de aquellas palabras. Sin embargo, no era algo a lo que pudiera dedicar mucho tiempo en ese momento. Sean seguía en modo caótico y empezaba a exasperar a Catherine que, si bien tenía poca paciencia, había trabajado en ella con Aedan.

-Entonces, Sean, esperaré. Pero creéme cuando te digo que no pretendo esperar demasiado- Advirtió con fiereza pues no iba a soportar poner a Aedan en peligro porque Zaphira fuera una cabezota. Lo de los mocos la hizo soltar un "tsk"  y rodó los ojos con hastío. Pero claro, no pretendía hacer nada más porque él estaba agotado. Se le notaba -Le informaré que estás conmigo- Expresó y cerró los ojos mandándole un mensaje mental a Lucio de que se llevaría a Sean a su casa a bañarse  y descansar y que su piso estaba protegido. Esperó su respuesta y cortó la conexión.

Una vez en su casa lo guió al baño de invitados y lo dejó allí, después de lavarse las manos, le soltó un -No te duermas y te ahogues- Tras eso se dirigió hacia el cuarto de Aedan, a quien consiguió despertándose. Se acercó a él con cuidado y le sonrió -Sí, soy mamá- Murmuró mientras lo atraía  a sus brazos y lo abrazaba. Se lo acomodó en la cadera para caminar con tranquilidad hacia la cocina -¿Preparamos el desayuno?- Inquirió con una sonrisa mientras lo sentaba en la mesa -Jo me ha enseñado unos hechizos importantes para no quemar la casa, quieres verlos?- Preguntó mientras se quitaba la capa y la levitaba hacia un gancho para colgarla. Intentó darle normalidad a todo el asunto mientras enviaba un mensaje mental a Ian y Chloe para que vinieran a desayunar. Tampoco es que se haya esforzado mucho pero al menos llevó a la mesa mermelada, mantequilla, fiambre y demás cosas para comer con unas tostadas. Algunas bebidas y la papilla de Aedan -Listo...¿Quieres probar a hacerlo tú?- Preguntó mirando a su hijo con un deje pícaro y señaló una manzana -A la mesa- Dijo señalandolo desde su isla hacia la mesa del comedor -Concéntrate... Queremos la manzana en la mesa- Dijo señalando de un lugar a otro y esperó. En efecto, segundos más tarde la manzana empezó a levitar levemente. Aedan sonreía pero curiosamente no iba a  la mesa sino a sus manos, cuando la atrapó le extendió los brazos a su madre para que lo cargara en brazos y lo llevara a la mesa.

Objetivo logrado.

Las palabras de Catherine seguían teniendo un tono extraño que me hacía sospechar pero tal vez solo fuera mi imaginación y solo se tratase de un intento por parte de la bruja de mantener las apariencias y no dejar ver su dolor, así que simplemente lo dejé pasar. Agradecí que aceptara esperar a que Zaphira hablara por su cuenta, no podía obligarla tan fácilmente y sentía que sería como traicionarla así que si podía evitarlo mejor, la morena también envió un mensaje a Lucio para que no se preocupara por mi y después aparecimos en su casa.

-Por suerte o por desgracia no puedo ahogarme en la ducha, aunque con lo gafe que soy... quien sabe- la broma me había salido demasiado emo, eso era más el estilo de Catherine pero parecía que nos habíamos intercambiado los papeles. El agua recorriendo mi piel era reconfortante y se llevaba parte del cansancio pero no las preocupaciones que me seguían rondando la cabeza, Me quedé un buen rato hasta que me sentí preparado para salir tomando la toalla más cercana aunque me costara un rato encontrarla.

Una vez fuera del baño Ian me ofreció su ropa para poder cambiarme lo cual le agradecí pero aún sin mis ojos notaba que me venía bastante grande. Cuando salí hasta la cocina con un aspecto poco descendentil y más de vagabundo, olí el ligero aroma de las tostadas recién hechas en el aire, me senté a la mesa sacándo algo alargado de mi túnica que me sirviera como bastón para guiarme, no era mi báculo pero servía.

Dejé aquel artefacto que parecía envuelto en algo a un lado para sentarme y sonó con algo metálico, de inmediato recordé que Zaphira me había metido algo en el bolsillo y palpé para saber de qué se trataba -Cath... ¿esto es una espada, Verdad?- dije mientras la desenvolvía para sentir mejor el acero pero lo que más me llamaba la atención era la magia que emanaba de ella.

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off: Si, Sean ha usado a Excalibur de bastón XD

Se encargó de ir dándole la papilla a Aedan mientras hablaba con él y trataba de mantenerlo tranquilo tras la noche horrorosa que habían tenido. Catherine le acarició el cabello con suavidad, dejando pasar los mechones negros como alas de cuervo entre sus pálidos dedos con cierta nostalgia -Mama- Ella le sonrió levemente y asintió, instándolo a seguir comiendo. Pese a todo Aedan estaba calmado lo que le hacía ver que, probablemente, creía que todo era una pesadilla. Lo que daría por saber qué pensaba...Pero no era seguro.

Cuando Sean ingresó al comedor Catherine lo miró de arriba a abajo y se mordió el labio para no soltar una de sus burradas. Agradecía enormemente que esa ropa no fuera algo que ella le hubiese quitado  a Ian en un momento de pasión. Porque le daba un yuyu…. Aunque bien podría burlarse de él. Aún podía recordar su cara en la Reunión cuando le soltó lo de que podrían pensar que tenían algo.

Sin embargo, lo que fue sacando del bolsillo fue muy extraño y la puso en alerta. Se irguió y alargó una mano para hacer un hechizo de protección en caso de que hubiese traído el enemigo a casa. Pero Sean simplemente preguntó si era una espada -Sí- Dijo con neutralidad -Aedan está en la mesa, Sean- Informó al verlo empezar a desenvolver la espada. Sin embargo, la curiosidad le podía. ¿De dónde demonios había sacado una espada su amigo? ¡Él era muchas cosas pero no un guerrero cuerpo a cuerpo! -Elevaré una ilusión- Dijo y susurró un par de palabras que pronto hicieron que Aedan no viera más que la mesa original y oyera sólo lo que Cath quería -¿De dónde has sacado esa espada?...- Frunció el ceño y se inclinó para mirarla mejor sintiendo un escalofrío que terminó por erizarle la piel -Tiene un símbolo de dragones, Sean- Soltó, escéptica y lo miró con los ojos entrecerrados. Envió un mensaje mental a Ian para que viniera a buscar a Aedan mientras con un hechizo lo empujaba lejos de la mesa hasta la habitación contigua y cerraba las puertas. Literalmente, por mucho que quisiera a Sean, empezaba a pensar que eso de "No confiar en nadie" le incluía a él. Agradeció que estuviera sin vista y en un silencioso movimiento su báculo se construyó en su mano derecha por si le tocaba defenderse de su mejor amigo.

En un principio no fui consciente de lo que había sacado para guiarme pero fue lo primero que encontré dado que mi báculo normal estaba perdido en la inmensidad de mi bolsillo dimensional. En cuanto me senté y toqué aquel objeto pude sentir las inscripciones que estaban grabadas en ella pero Catherine me hizo saber que Aedan estaba con nosotros -Lo siento! espera... dame un segundo- saqué un gran pergamino del bolsillo que flotó en el aire junto a la espada además de un carboncillo haciendo una copia en el papel de las inscripciones, hecho esto la guardé de nuevo.

Con un movimiento de mi mano elevé todo lo que había en la mesa encantándolo todo para que el desayuno estuviera "automatizado" una tostada voló hasta mi mientras el bote de mermelada se acercaba para poner una buena capa sobre el pan y mientras eso ocurría extendí el pergamino -Zaphira me la ha metido en el bolsillo en la reunión en cuanto llegó... Bueno, ya sabes- Tomé la tostada para darle un bocado a la vez que una taza de té volaba hacia mi y como siempre, pedí dos cucharadas de azúcar.

Lo de los dragones me sorprendió pero tal vez tenía sentido -¿Crees que se referían a esto cuando le dijeron que lo devolviera? creo que Zaph no me la habría dado si no fuera importante... además siento un gran poder mágico que viene de ella...- era un asco no poder ver por mi mismo tal vez habría podido sacar algo más de aquello pero solo podía contar con las descripciones de Catherine -¿Ves algo más? ¿alguna inscripción? ¿Algo que te llame la atención?-

El despertar que tuvimos no fue para nada el esperado. La noticia que le llegó a Catherine parecía difícil de creer, pero mucho más de digerir. Nadie se esperaba que Desmond hubiese acabado así. Apenas hubo tiempo de reacción, ella decidió marcharse sola, expresando su preferencia porque así fuese. Quise protestar porque quería acompañarla en un momento así, pero al final acabé respetando su decisión y me quedé en la casa con Aedan y con Chloe. Las horas que pasé encerrado se me hicieron interminables, sin saber nada de Catherine, de la historia Pendragon, o de mi padre. Volví a dormir mientras mi hermana se encargaba del crío, y no me enteré de mucho hasta que Catherine regresó de nuevo. Me espabile al escuchar el mensaje mental que me envió, pidiéndome que fuese a una habitación concreta para recoger a Aedan. Aquello me extrañó un poco, pero me levanté rápidamente para hacerlo. Me puse sólo el pantalón antes de salir de la habitación, caminando por el pasillo para abrir la puerta del cuarto en el que estaba Aedan. Lo alcé cuando extendió sus brazos hacia mí, cargándolo mientras le hacia un par de carantoñas.

- ¿Qué pasa con mamá? ¿por qué te ha metido aquí? - me dijo algo que sonaba a "Sean", así que seguí avanzando para entrar al lugar en el que estaba reunida con él, moviendo la puerta corrediza. Fruncí el ceño mirándolos extrañado, no esperaba visitas. - Sean...¿ha pasado algo más? dime que no. - dirigí mi mirada a Catherine rápidamente, intentando evaluar su estado después de lo que venía de hacer. - ¿Estáis bien? dentro de lo que cabe, claro...- Me acerqué a ella para pasar un brazo tras su cintura y atraerla hacia mí, apoyando mi mejilla en su cabeza. Tal vez necesitase hablar, aunque sería mejor en privado. Eché después un vistazo al pergamino y la espada de la que andaban hablando. - ¿Esto tiene algo que ver con lo que le ha pasado a Desmond? Han debido poseerlo para matarlo. - eran demasiadas preguntas, pero necesitaba que alguien me explicase lo que estaba sucediendo.

La reacción de Sean le inspiró…Confianza. Habló atropelladamente y solucionó el problema lo que le generó mucha calma a Catherine quien había empezado a sospechar de él. Escuchar el porqué tenía la espada allí le hizo entrecerrar los ojos. Zaphira. Todo empezaba y todo terminaba con ella -Me está costando mucho no enviar un mensaje a Zaphira, Sean. Sinceramente, todo inicia y finaliza con ella. Quiero saber dónde está e ir a por ella. Le avisaré que necesito hablar con ella- Advirtió con un tono neutral y no esperó autorización.

“Zaphira. Me gustaría saber dónde estás. Tengo a Sean conmigo, protegido. Tengo una espada que parece importante. Tengo un hermano …muerto, un hijo en peligro y muchas preguntas. Necesito respuestas. ¿Dónde estás? No me hagas usar magia para localizarte, Zaph. Estamos juntos en esto”

Cuando Ian ingresó en el comedor, Catherine le dirigió una mirada serena. Decidió no responder. Se inclinó contra él cuando la abrazó y cerró los ojos, sintiendo un poco más de calma al estar entre sus brazos. Ojalá con esa sensación pudiera quedarse con ella siempre. Ojalá pudiera construir un mundo a base de ello. Ojalá pudiera hacer sus ilusiones realidad. Tragó en seco.  Un recuerdo vino a su mente que desechó de inmediato y volvió hacia Sean cuando le hizo aquellas preguntas. La pelinegra se levantó y se acercó a la espada, observando cada detalle con atención. Alzó los ojos hacia Ian cuando habló de Desmond -Sí, estaba poseído. Sean, tal vez puedas aclarar un poco más lo que oíste en la reunión- Expresó Catherine desviando su mirada de nuevo a la espada y analizándola.

-Sí, tiene una especie de runa. Un momento- Dijo y tomó la mano de Sean para guiarlo sobre la runa que estaba mirando. A ella no le sonaba de nada pero tampoco tenía un fetiche con la historia del mundo mágico -Es..Parece una estrella…y algo más. Como una Z pero rara- Expresó confundida -¿Tú las conoces?-

OFF: Lanza dado opciones si sacas 8 o superior te enviaré la información por MP.

La espada volvía a estar a buen recaudo, no era conveniente tenerla frente al pequeño, mucho menos después de lo que había pasado la noche anterior aunque yo no me enterara de nada. Catherine tenía razón, todo apuntaba a Zaphira pero ella no mostraba demasiado interés en decir nada a pesar de que era la clave para resolver el entuerto -Está bien, tienes Razón, pero déjame hablar con ella a mi primero... algo me dice que no estará de muy buen humor con todo esto, la he notado bastante alterada desde la reunión-

Saludé con la mano en la dirección que la voz de Ian me llegaba -De momento no ocurre nada, solo estamos hablando un poco y reuniendo ideas por si podemos sacar algo en claro- contesté al licántropo que pronto e atacó con una pregunta desagradable, mi rostro reflejo de forma inmediata la tristeza que sentía por aquello y la voz de Desmond resonó de nuevo en mi cabeza con aquellas últimas palabras -La verdad es que había demasiado ruido en la sala, todos gritaban y yo estaba nervioso, lo siento...- no tenía mucha más información acerca de aquel suceso más que la que ya conocían ellos.

el grabado de la espada en el papel parecía haber funcionado y pronto Catherine pudo diferenciar algo más, unas runas que habría descifrado en un momento si tuviera mis ojos. Toqué el relieve atendiendo a las descripciones de la morena pero solo con el tacto era imposible saber lo que era -Exu...eca... ahhh... no hay manera, las runas son muy complicadas, tan solo una pequeña línea puede cambiar su significado por completo y estas parecen muy detalladas...- eso y que mi cabeza no daba para mucho más, mi cuerpo se negaba a dormir, debía permanecer en alerta pero me costaba cada vez más pensar con claridad.

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'Dado opciones' : 3

Bajé al pequeño al suelo después de abrazar a Catherine durante unos cuantos segundos más, dejando que se entretuviese arrastrando sillas. El crío empezó a hacer un ruido que no nos venía muy bien para concentrarnos en eso de la espada que querían averiguar, y mucho menos para hablar de cosas serias. Al parecer Sean no sabía mucho de lo que había pasado en la sala, y sólo estaban reuniendo ideas sobre lo de la espada y demás. Apoyé las palmas de la mano en la mesa, inclinándome sobre el arma para observarla mejor. - ¿Y por qué tanto interés con esto? ¿de dónde ha salido? - parecía una espada de calidad, y bastante antigua, pero no le veía mucho sentido a que la estuviesen analizando.

- Tampoco entiendo lo de Desmond...Matvey sabe hacer exorcismos perfectamente. A mi me salvó anoche. De no ser por él...- sentí un escalofrío de sólo pensarlo, sacudiendo levemente la cabeza para apartar aquella sensación de mi mente. No, él no podía haber hecho mal el exorcismo. - Aquí encerrados no vamos a averiguar nada. Necesitamos salir en busca de respuestas. ¿Quién creéis que os está persiguiendo? - eché un vistazo a Aedan, que seguía feliz jugando y ajeno a todo. Desmond, o el espíritu, habían decidido ir a por él. Quién sabe si de verdad querían hacerle daño o era sólo por atemorizar a su madre.

- Quiero decir, que si tenéis claro en quién podéis confiar. Puedo llamar a mi padre para que se quede protegiendo la casa mientras nosotros salimos fuera a buscar información. Le pediré a Chloe que contacte con él mentalmente. - me di media vuelta para ir a la habitación de mi hermana, dejando que mientras siguiesen con lo de leer runas y demás.

-Zaphira se la dio…Y aparentemente es la mujer de las respuestas. O la dragona...Sean, bebe café, eso no te va a despertar- Soltó Catherine y al alzar la vista hacia Ian un recuerdo no muy lejano vino a su mente -¿Recuerdas su actitud cuando mencionamos esto en la fiesta?- No sabía si Ian se había fijado o no, aparte no conocía mucho a la dragona pero Catherine sí. Se humedeció los labios y se irguió cruzándose de brazos -A Desmond le poseyó un espíritu, no un demonio. Es más el campo de Bellatrix que el de Matvey- Aclaró Catherine agarrando una tostada y mordisqueándola, sin demasiado apetito para comerla toda.

La pelinegra miró a Ian con intensidad e hizo un movimiento de manos, de pronto la ilusión sonora que había hecho para “darle normalidad” a Aedan se redujo solo a él y los gruñidos de los dragones invadieron la isla -Los Pendragon- Soltó Catherine de manera enigmática. Suspiró antes de volver a elevar la ilusión porque a Aedan no le habían asustado para nada los gritos, se había quedado mirando a la ventana embobado.  Escuchó lo de Adam y asintió con suavidad -Tal vez nos dé más luz en el asunto. Él estaba allí después de que yo me fuera- Pero antes de que se retirara de la habitación Catherine se acercó a él y le tomó de la muñeca para atraerlo hacia sí, apoyó su frente en la de él.

“Te necesito conmigo porque corremos peligro los dos y, sobretodo, Aedan. No sé que desean pero no me da confianza nadie…Nadie Ian, excepto tú”

Lo dejó irse con un regusto amargo, aún sabiendo que volvería pronto. Volvió la vista hacia la mesa cogió un té y se lo llevó a la boca, bebiendo varios tragos mientras se acercaba a las ventanas. Desde donde estaba sólo veía algunas sombras indescriptibles pero el recuerdo de los rugidos aún le erizaba la piel -Pendragon, dragones… Tengo unos diarios de un antepasado mío pero mientras los estuve leyendo no conseguí nada realmente importante. Tal vez debería leer los siguientes…- Los ojos multicolores de Catherine se posaron en una sombra en particular mientras su mente hacia conexiones extrañas…

“Antepasado”

Entonces algo pareció iluminarse en su mente. Una leyenda. Un mito. Algo que la gente creía que no había ocurrido porque había sido hace tantos siglos atrás que la mera mención parecía un susurro. Miró de forma intermitente a Sean y  el dibujo de la  espada sin poder creérselo. Se echó hacia atrás un momento y se llevó una mano a la barbilla con gesto contrariado -Sean…- Su tono sonaba algo extraño y Aedan la miró también, había arrastrado cara letra del nombre de …¿amigo? -Excálibur- La pelinegra fue acercándose a Aedan para atraerlo hacia sus brazos con suavidad. Lo alzó y elevó un hechizo de repulsión -¿Por qué tienes tú la espada de Arturo Pendragon?- Dijo con un tono de desconfianza, frunciendo el ceño -Voy a pedirte que dejes la espada sobre la mesa y te alejes de ella, Sean.


"¿Por qué Sean tiene a Excálibur? ¿Qué hace la espada del linaje Pendragon en las manos del linaje Eire? ¿Por qué no está resguardada por el Consejo? A fin de cuentas...Zaphira ¿Por qué nos ocultas una verdad que nos pone en peligro? La ignorancia ya no nos sirve de protección. Es más... Incluso puedo aventurar que la muerte de Desmond es, en parte, culpa tuya por mantenernos a oscuras...Y de ser así, Zaphira, ¿Cuántas muertes llevas en tu consciencia? ¿Somos Sean, Aedan y yo otros más que cargarás en ella?
Es hora de que nos mires a los ojos y te niegues a confesarte. Quiero que me veas a los ojos y te niegues a decirme lo que sabes. ¡QUÉDATE DONDE ESTÁS!"

El miembro 'Catherine Le Fay' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 10

Asentí confirmando lo que Catherine decía, Zaphira era el centro de todo y cada vez tenía más claro que necesitaba hablar con ella  -Tranquila, no creo que pueda dormir igualmente...- el asunto de la fiesta ya tenía su miga pues fue cuando empezó todo pero no sabía nada sobre la fiesta del torneo pues no había podido asistir -Bellatrix también actuaba de una forma extraña en la reunión, se puso a cantar y a decir cosas horribles... ¿crees que aún pueda tener algún espíritu dentro de ella?- solo esperaba que esa fuera la razón y no que la descendiente hubiera perdido la cabeza de verdad.

Catherine se encargó de responder a Ian mientras yo pensaba un poco más en alguna pista, decidieron pedir ayuda al padre de Ian, lo recordaba de nuestro viaje a Praga y parecía un hombre muy confiable por lo que no había objeciones por mi parte. El marido de Catherine se retiró y los rugidos de los dragones se escucharon helandome la sangre -¿qué les ocurrirá a los dragones? nunca habían estado tan alterados...- de inmediato pensé en Zaphira y la habilidad que tenía para predecir cosas, era como un instinto y probablemente eso le ocurría al resto -¿Crees que pueden sentir que algo malo ocurre?-

El dato sobre el antepasado de Catherine me recordó el mapa que nosotros habíamos encontrado tiempo atrás -Yo tengo unos cuantos pergaminos y cosas sueltas en casa, no encontré mucho más y lo único que sé de los Pendragon es sobre la leyenda de la espada... eso y una especie de imagen medieval en la que salía el nombre de un antepasado mío- Pensé un poco, el nombre de Robert había alterado bastante a Zaphira y tal vez ese era el hilo del cual debíamos tirar pero la pista se perdía con el antiguo pensadero del consejo de los 20.

Levanté la cabeza dejando de mover mis manos sobre el dibujo, extrañado por el tono en el que Catherine había dicho mi nombre pero en seguida dijo algo que se asemejaba a las runas que intentaba leer -Eso es! es excálibur! pensaba que era una leyenda pero por eso la espada tiene tanto poder mágico- era un gran descubrimiento, un objeto tan legendario que había estado ligado a mi familia desde el principio, por un momento la emoción me llenó de energía, quería estudiarla, quería verla pero Catherine tenía otras cosas en mente -¿Qué dices? me la ha dado Zaphira en la reunión, ya te lo había dicho... ¿Cath?- el tono de su voz había cambiado y no entendía el por qué pero me pidió que dejara la espada -eh? no, si Zaphira me la dio debe ser importante, tal vez podamos sacar algo en claro con los grabados ¿en qué estás pensando?...- aquello no tenía sentido pero ya había visto esa reacción en ella, cuando me di cuenta de lo que pasaba me sorprendí a la vez que me sentí herido -¿estás desconfiando de mi, Cath?-

La aclaración de Catherine sobre Matvey y Desmond me dejó nuevamente sin pistas sobre lo que podía haber pasado. El sonido de los dragones me erizó la piel, ahora parecía real que estuviesen aquí. No entendía cómo, pero era muy posible. Antes de salir apoyé brevemente mi frente contra la de ella, recibiendo aquel mensaje en el que me quedaba claro que sólo podíamos confiar en nosotros. Tal vez en los del Consejo no, pero yo sí tenía más gente en la que confiar.

"No me voy a separar de Aedan, es nuestra prioridad ahora."

Fui a la habitación en la que estaba mi hermana, pidiendo que hiciese contacto mental con nuestro padre. Conforme iba mirando su cara me di cuenta de que algo no iba bien. Algo le había pasado a nuestro padre. Cuando Chloe me dijo que él no podía venir porque estaba apresado me sorprendió mucho, pero cuando me quede sin reaccionar fue cuando supe que lo acusaban de la muerte de Desmond Le Fay.  - Eso no puede ser...no tiene ningún sentido, Chloe. - mi hermana estaba al borde de las lágrimas, y yo me negaba a creer aquello.  Me negaba, pero...conocía el historial de mi padre.

Teníamos que ir a los calabozos, teníamos que saber qué pasaba. No podía decirle nada a Catherine en este momento, la sola idea de hacerlo me parecía horrible. Regresé con una llorosa Chloe hasta donde estaban Sean y Catherine, encontrándolos en una situación muy tensa. Yo mismo me estaba poniendo paranoico, y me había quedado un tanto pálido por la noticia de mi padre.  -  ¿Qué está pasando? Tal vez lo mejor sea que te marches, Sean. - repuse fríamente, con desconfianza. Fui a coger a Aedan de los brazos de Catherine, en actitud protectora. Mi hermana fue la primera en desaparecer sin dar explicaciones, pero yo sabía hacia dónde iba. Pronto la seguiría. Al irse ella la casa volvió a ser visible por no estar bajo la protección del anillo Vilya.

Cuando el Descendiente de Merlin habló de Bella, Cath dejó caer los párpados. ¡Debía haberlo sabido! Desmond nunca hubiese propuesto mezclarse con otro linaje. Se mordió el labio para no responder al comentario, no quería vociferar sus pensamientos sobre la bruja.  Cuando el tema cambió a los dragones, la pelinegra suspiró pensando en los que vivían en la isla-Son criaturas inteligentes… Considero que sí, percibirán el cambio o … No lo sé, Sean. No son idiotas- Dijo y alzó los hombros, restándole importancia.

-No y sí- Dijo con mucha neutralidad mientras observaba que no sacaba la espada. Tragó en seco y observó a Ian cuando entró, entendiendo por su gesto y palidez que estaba tan tenso como ella -Sé que nunca me harías daño pero confié de la misma forma en el Consejo y todos los Le Fay cayeron como moscas...- Expresó con tristeza pensando en las palabras que le había dejado su hermano y, de todos, había elegido a Sean ¿Vinculo? No… Sabiduría, quería creer. Su hermano tenía esa virtud -Pero ¿Y si la espada influye en ti? ¿O tiene algún poder que no conocemos? No deberías cargarla encima…Es más, esto debería saberlo al menos la gente en la q…- Volvió a cerrar los ojos sintiendo que se le humedecían  por primera vez desde que había enterrado a Desmond. ¿En quien confiaban? ¿En quien realmente confiaban? Escuchó las palabras de su esposo  -No…- Advirtió a Ian acercándose a él -Tenemos que hacerlo juntos- Mantenía la mirada brillante mientras se acercaba a él, le acarició el cabello a su esposo y luego a Aedan. Tras ello vió a Chloe afectada y se preocupó, intercambió apenas una mirada con ella antes de que desapareciera y sintió que se le revolvía el estómago, la protección desaparecía. Podía sentirlo -Ve con ella. Protege a Aedan…Dime qué te dice tu padre…Os quiero- Dejó un beso en los labios de Ian y luego otro en la mejilla de Aedan -Mamá…- Susurró su  hijo y luego acunó algo en sus brazos, sin embargo, Ian desapareció con él.

Pero ella entendió todo.

Catherine perdió el poco color que tenía en el rostro-¡Sean… Oh por Morgana, oh por…!- Esta vez sí gritó y su sonido fue una exasperación total. Se escuchó pronto a Catherine corriendo como alma que llevaba el diablo, con un temor que le helaba la sangre pero, al mismo tiempo, la impulsaba a ir por su objetivo. En el cuarto de Aedan, en una de las repisas superiores se encontraba en una especie de nido junto a un hechizo de calor, el huevo que Nekros le había regalado. El brillo dorado, esta vez, no le dio ningún alivio. Atrajo el huevo hacia sí misma y lo abrazo antes de volver corriendo al comedor -Sean… Nekros…Nekros…- Le faltaba el aliento de ir corriendo de un lado a otro así que simplemente cogió  las manos de Sean y las puso encima del huevo -Me lo… Dio hace cuatro o cinco días. Ian se había ido. Vino a saludarme y me dijo que lo cuidara… oh por dios… ¿Y si es un traidor? ¿CÓMO HA PODIDO? ¡NO LO QUIERO! HAZLO DESAPARECER-

Entonces Zaphira…respondió. Catherine sintió que se le estaba erizando el pelo de la nuca ante la respuesta de la dragona pero lo que le resultó tan doloroso como si fuera un golpe físico fue lo de Adam. La bruja se tambaleó y se llevó consigo el azucarero amigo de Sean -¿Adam?- Murmuró y parpadeó lentamente, recordando las palabras que le había dicho para asegurarse de que se fuera. Sabía…Que era caótico. Sabía que su vida había sido … Difícil pero…Catherine soltó un gemido y se llevó una mano a la boca para ocultarlo mientras se dejaba caer en una silla.  No pudo responderle aunque la escuchó. Lloró en silencio, tratando de no alertar a Sean de lo que estaba sintiendo en ese momento. Y así se mantuvo, un rato, mientras digería la noticia. No podía creérselo. Tendría… ¿Por eso lloraba Chloe? Tenía que hablar con él.

-¿Por qué…- Se le quebró la voz en esas dos palabras y carraspeó -¿Por qué Zaphira cree que voy a hacerte daño?- Preguntó hacia Sean -Ha dicho que te dio la espada para protegerte. Esperemos aquí, vendrá a buscarte. Aparentemente soy un peligro para ti- Se limpió las lágrimas con una servilleta y se levantó de la mesa caminando hacia la ventana -¿Crees que si Zaphira nos hubiese advertido de esta posible amenaza Desmond aún seguiría vivo?-

Ella tenía razón en lo de los dragones, eran listos y probablemente habían notado algo. Las palabras de Catherine seguían hiriéndome, su familia se había visto mermada pero de verdad era eso algo que sacar en ese momento? la muerte de Desmond si la sentía, pero del resto no pude hacer nada, algunas sucedieron cuando apenas éramos niños. -La espada no tiene magia negra... no parece ser peligrosa- ella no terminó la frase.

Ian volvió y no parecía que las cosas fueran bien, incluso me pidió que me marchara, no me lo tenía que decir dos veces -Si, será lo mejor, me iré a casa, tengo muchas cosas que hacer- pero la espada se venía conmigo. Esperé a que se marcharan y que Cath se despidiera de ellos para yo hacer lo mismo, no estaba de humor pero entonces empezó a pegar gritos, escuché sus pasos ir y venir hasta que puso algo en mis manos, estaba calentito y rugoso... ¿un huevo? -¿Pero quien es Nekros? calmate Catherine!- utilicé un hechizo congelante para enfriar el huevo, guardándolo en mi bolsillo de dónde no volvería a salir hasta encontrarle un lugar seguro -Ya está Cath, no pasa nada...- intenté tranquilizarla pero sin acercarme demasiado, cuando estaba en aquel estado lo mejor era mantener las distancias por si se le escapaba alguna maldición.

Algo cayó al suelo  la magia del azucarero se deshizo y supe que lo había tirado, pronto unos leves sollozos me advirtieron de lo que pasaba, ella intentaba ocultarlo pero si algo había ganado con mi ceguera era un buen oído, siempre que no me amenazaran de muerte y todo el mundo gritara como loco. Esperé a que ella rompiera el silencio, no podía marcharme y dejarla sin más, lo de Zaphira no lo sabía pero seguro que no era lo que ella pensaba -Será algún malentendido, no pienses en eso- sus pasos se alejaron de nuevo pero esta vez en la dirección contraria, había contactado con la dragona y venía de camino -La leyenda dice que la espada protege a su portador, tal vez se refiera a eso, ya te he dicho que siento magia que viene de ella y no es oscura- quería acercarme a ella pero no era el momento, no confiaba en mi y yo seguía sintiéndome mal por ello, pero no la dejaría a su suerte -Tal vez... pero confío en Zaphira, debe haber una razón para todo esto, debe haber algo por lo que se empeñe en no decirnos nada aunque tengamos al enemigo respirándonos en la nuca-

-Un dragón...¿No..lo conoces? Vivía aquí en la isla, era amigo de Snagov- Se puso el pelo detrás de las orejas, tratando de calmarse y viendo cómo su amigo se encargaba del huevo sin ni siquiera inmutarse. ¿Cómo podía ser él ahora el que estaba en control de sus emociones? Maldita sea. Iba a exigir que le pusieran esa materia a Aedan en la Academia... Si sobrevivían a esto.

Pero cuando Catherine le informó lo que le había dicho Zaphira, Sean intentó arreglarlo -Entiendo ahora cómo te hice sentir. Lo siento. Sé... que no me harías daño- Mencionó acomodándose un poco la camiseta de botones negra que tenía metida dentro de los pantalones. Si él la viera probablemente sería su turno de burlarse. Pero estaba agobiada y esa ropa estaba robándole el aliento. Intentó calmarse, intentó respirar como le habían enseñado los chamanes del Clan Fenrir. Se llevó una mano al abdomen y empezó a respirar diafragmáticamente, lentamente. Mientras lo hacía analizaba las palabras de Zaphira. ¿Por qué Adam mataría a su hermano? No le veía sentido. Algo más debía haber pasado, después de todo, había mucha gente atacando a Desmond en ese momento sólo para controlarlo y entre ellos muchos Descendientes.

"Ian... Zaphira ha culpado a Adam de asesinar a mi hermano pero... No termino de entenderlo, ya yo me había ido...No creo que lo haya hecho... ¿Estás ya con él?¿Qué te ha dicho?"

Le costó seguir respirando de esa manera pero lo consiguió y, con ello, se tranquilizó un poco -Tengo miedo. Finalmente, estoy sola- Confesó y sonrió de lado antes de quitarse la mano del abdomen y volver a acomodarse el pelo que, al estar peinado por primera vez desde la boda, se le desparramaba por todos lados -¿Lo has oído? He confesado mis sentimientos. Ya soy mayor- Dijo con una sonrisa pequeña. Su respuesta a lo de Zaphira le hizo pensar -Siempre la has tenido contigo, Sean. Te trata como un niño. Eres su hijo y cree que lo que no sabes no puede herirte. Aprenderé bien esta lección para no hacer lo mismo con Aedan-