Templo de Sangre

Asistir a la ceremonia de bautismo del primogénito era deber de toda la familia, era necesario para consagrar el linaje, la sangre y el fin de la maldición. Como era de esperar, el segundo Pendragon asistió con las galas para la ocasión, y se sentaría al lado de Wthyr, al que se le esperaba otra vez solo. Al otro lado, Freyja.
El reclamo de la entrada del niño con su padre hizo que la muchedumbre se volviera a este, comenzando los murmullos. Darren arrugó el ceño un milisegundo para tratar de entender qué, cómo y por qué. La mujer merecía estar, simplemente por ser la madre de Zephyr con su pareja, lo que no sabía es de dónde había sacado el coraje para presentarse allí, lejos de todo protocolo. Tensó la mandíbula y no pudo apartar la mirada de la pareja entregando al niño a la pila bautismal -O eso o es que es terriblemente idiota. Ninguna de las dos alternativas nos beneficia- Añadió en el mismo susurro a Freyja cuando se dirigió hacia él. No quería apartar (no debía) apartar la mirada del frente, pero no dejaban de escapársele miradas furtivas a Shyvanna, esperando que por todos los dragones de Avalon, se controlara, cosa que pareció ocurrir después de que los otros dos hermanos varones consiguieran frenarla. El problema es que, ahora que Catherine ya no era la reina de Avalon, ¿con qué razón podría impedir que acabara con ella cuando todos la temíamos ganas por intrusa?  

Después de los sacrificios de sangre, las profecías de las hadas, lo siguiente que seguiría sería la presentación del hermano dragón de Zephyr. Shyvanna y él se habían encargado de buscar minuciosamente en las brigadas voladoras hasta que, muy orgullosa, una dragona ofreció a su camada. Escogieron el huevo dorado. Darren empujó a su hermana cogida de la muñeca para caminar hasta delante de su majestad y la otra. Con un ligero aspaviento hizo aparecer el huevo del dragón dorado sobre un mullido cojín de terciopelo rojo. Lo ofreció con una leve inclinación, rindiendo pleitesía al príncipe nacido -Un Pendragon no se entiende sin hermano dragón. Unidos por la fuerza de la magia, unidos por el yawë. No se entenderán el  uno sin el otro- Un huevo dorado, dorado como el color del verano del cabello de los mellizos.

Tras la entrega del huevo, los hermanos rubios se colocaron frente al niño y bendijeron al príncipe en lengua dragón -Atra esterní ono thelduin, Mor’ranr lífa unin hjarta onr, Un du evarínya ono varda. Atra gülai un ilian tauthr ono un atra ono waisé skölir frá rauthr (Que la fortuna gobierne tus días, la paz viva en tu corazón  y las estrellas cuiden de ti. Que la suerte y la felicidad te acompañen y te protejan de la desgracia.- Tras una leve reverencia, a modo de despedida, los mellizos se retiraron a su posición, no sin antes dedicarle una mirada de advertencia a Shyvanna.

La respuesta de Darren no le daba mucha tranquilidad pero aún así le robó una breve sonrisa que respondiera a su cotilleo/duda certera. Se dio cuenta de que Shyvanna había querido hacer de las suyas mientras ella se incorporaba para el sacrificio pero aparentemente había sido controlada, por ahí bien.

El sacrificio hecho por los Lothbrock había, finalmente, robado palabras del Rey y Freyja asintió bruscamente ante ese agradecimiento. Esperaba que así fuera, esperaba que no hubiera largas…En realidad, esperaba mucho más del Rey Pendragon que lo que estaba obteniendo últimamente. Lo mejor para paliar aquella sensación era entrenar y darle una puta paliza. Después lo sugeriría. Ahora no era el momento.

Descendió para dar espacio a las hadas que estaban encargadas del oráculo y ocupó su sitio nuevamente, escuchando con claridad las palabras proféticas y preguntándose si Le Fay era consciente de lo que aquellas criaturas estaban diciendo. No tendría cómo preguntarle. Tampoco es que le importara mucho.

Tras ello, procedía la última entrega significativa de regalos que en este caso, como dictaba la tradición era el huevo de dragón. Freyja siguió a los mellizos, fijándose en esa agarrada de muñeca que tenía Darren sobre Shyvanna con una leve sonrisa. La dama caprichosa tenía deberes que cumplir, por mucho que quisiera rebelarse. Se cruzó de piernas y les oyó hablar en lengua dragón, finalizando la bendición…

Cuando se escuchó un extraño sonido perceptible sólo para aquellos en las primeras filas.

Observó a las hadas y cómo Catherine había retrocedido con una satisfacción malsana. Ah, ese siseo de rechazo era música para sus oídos. A ver si tanto Wthyr como ella se enteraban de que no era bienvenida. Esperó pacientemente las predicciones del oráculo, intepretándolas para sí misma como que los Pendragon prevalecería mientras la estúpida de Catherine moría.

Y encima predecía su victoria sobre Ouroboros. Todo buenas noticias.

Eso le puso de buen humor, al menos hasta que fue su turno de presentar el huevo. No le apetecía nada ver a Catherine ni estar delante de ella, ni rendirle pleitesía. Si no fuera porque estaba mal visto le escupiría a los pies. Pero Darren la miró…De esa forma en la que siempre lograba sonsacarle cosas y Shyvanna se incorporó con desgana, siendo arrastrada por su hermano hasta la pila bautismal.

En su ascenso se dedicó a ignorar a la morena para ver a Wthyr con intensidad, que entendiera la rabia que bullía en sus venas por semejante ofensa. Que hablara Darren, a ella no le daba la gana. Pero fueron precisamente sus palabras las que aliviaron algo de su rabia. Zephyr no tenía la culpa de la ineptitud de su madre y la poca voluntad de su padre, ella lo corregiría y le enseñaría mejor que esos dos.

Sonrió ante la idea y fijó su vista en el pequeño niño cuando debían bendecirlo -Atra esterní ono thelduin, Mor’ranr lífa unin hjarta onr, Un du evarínya ono varda. Atra gülai un ilian tauthr ono un atra ono waisé skölir frá rauthr- Le dedicó cada palabra a Zephyr con un sentimiento de propiedad que no le correspondía por ser tía, pero ese detalle lo ignoraría deliberadamente. Reverenció al niño y al Rey, mirando a Wthyr aún con resquicios de molestia y esperando que el brillo de advertencia en sus ojos fuera suficiente para hacerle saber que quería echarla.

Se retiraron de allí de vuelta a sus asientos. La verdad no recordaba que faltara nada. ¿Wthyr iba a dar algún tipo de discursito? Seguramente. En esas estaba pensando cuando sonó algo que desvió su atención hacia Catherine.

Permanecí en un discreto segundo plano a pesar pertenecer a la línea principal de la familia Pendragon. Al fondo, junto al resto de sacerdotisas presenciaba con atención la ceremonia de bautismo de sangre.

La presencia de Catherine no detonó más que una seria mirada hacia ella de la que seguro no se percató y otra hacia Wthyr tratando de averiguar qué era lo que le pasaba por la cabeza en aquellos momentos. Los pasados días desde su ruptura oficial no había sido precisamente comunicativo como rey ni como hermano.

Todo se desarrollaba sin incidentes hasta que llegaron las hadas. Como cada vez que sentía su presencia un escalofrío , que traté de disimular, recorrió mi cuerpo. Las hadas no eran agradables, por su aspecto, sus gestos o sus palabras cargadas de rencor. Aquella reacción hacia la morena hizo que mis labios se apretasen con cierta tensión.

Observé a Catherine de nuevo que obviamente parecía intentar disimular el espanto que le provocaban pero el movimiento de mi rubia hermana captó mi atención para dedicarle a ella y a Lake un breve pero notorio gesto con mi rostro recriminándoles aquel descaro. Era el bautismo de su sobrino, un pequeño vivo y sano, un momento de celebración. ¿No podían quedarse quietas?. Inspiré profundo antes de volver a mirar hacia Zephyr, Catherine y Wthyr.

La profecía de las hadas se reveló y alcé ambas cejas consciente de los deseos del Árbol sagrado. ¿Tendría que ver?. A continuación mis hermanos presentaron al nuevo compañero del pequeño Zephyr, aún por nacer. Una pequeña sonrisa se escapó fuera de protocolo pensando en el hermoso vínculo que tendrían.

De pronto sonó algo que parecía llegar desde Catherine.

El murmullo de las sacerdotisas no tardó en surgir así como de varios de los invitados presentes. Miré a Wthyr con gesto dudoso. ¿Nadie le había explicado a Catherine lo importante que era respetar aquellos rituales? Una de las sacerdotisas carraspeó molesta y las hadas volvieron a sisear con disgusto.

"Gwen me dijo que tenía que ser digna para verlas… y ahora las has obligado a estar en mi presencia. Se han enojado… ya. Entiendo"

Le respondió y agradeció el toque de su mano porque la unión de ambas auras mágicas le daba tranquilidad, como si en efecto pudieran parar todo lo que viniera hacia ellos. La sucesión de sacrificios paso y Catherine se concentró en las hadas, observandolas con cuidado. La curiosidad le podía. ¿Por qué era así? Necesitaba hablar con ellas. Saber si siempre habían sido así o Morgana les había hecho algo.

"¿Por qué no? Es mi hijo…lleva mi sangre y, por ende, la de Morgana"

Al menos accedió a cogerlo él, así que Catherine le ayudó pasándoselo y cogió la manta, atrayéndola hacia su pecho como si con ello pudiera aún sostenerlo. Buscó con los dedos el dije Le Fay y lo acarició brevemente mientras las terroríficas criaturas se asomaban a la pila. Los cánticos le helaron la sangre y, al mismo tiempo, le recordaron la forma en la que Morgana le cantó aquella vez en la que había entrenado con Sean. Frunció el ceño brevemente. Pronto, las profecías fueron hechas y a Catherine no le pasó por algo aquello del cielo y la tierra. ¿Sería Zephyr la alianza que uniera Ouroboros y Ávalon? Aún así…aquello de sangre y fuego no le daba buena espina.

Miró hacia Wthyr con una breve sonrisa. Al menos no había sido nada negativo, no había maldición, no había muerte de por medio. Su sonrisa se ensanchó un poco más al pensar en ello y esperó el siguiente paso. En ese momento Darren y Shyvanna avanzaban hacia la pila y por las palabras del rubio supo que iban a regalarle un huevo. Apretó con fuerza la manta entre los dedos pensando que aquello sería tan importante para su hijo. No pudo evitar emocionarse. Iba a tener un amigo para toda la vida, un compañero. No iba a estar solo pese a que nunca podría ver a Aelin, estaría con su dragón.

Al observar el color del dragón, Catherine mantuvo su sonrisa y emoción aunque el patente recuerdo de su visión cuando subía a un dragón dorado y partía de la capital del imperio con Wthyr se coló en sus pensamientos. Maldijo y negó con la cabeza. "lo siento", le dijo mentalmente al Pendragon. Escuchó la bendición en lengua dragón y soltó el aire despacio. Seguramente sería momento de envolverlo, la sangre estaría tibia pero mejor era que no pasará frío siendo tan pequeño.

Estaba acercándose a Wthyr y Zephyr, ya que había dado un par de pasos atrás por si acaso, cuando su brazalete sonó. Estaba tan…metida en el ritual, en el momento, que el sonido la hizo dar un respingo brusco. Se puso la manta al hombro para buscar el botón de apagado, sintiendo como todo el mundo la observaba y el siseo de las hadas se intensificaba. Los nervios le pudieron y apretó de un golpe varios botones para callarlo de una vez pero hizo todo lo contrario.

-...mos hecho enfadar ¡Nos va a matar a todos! ¡A todos!-

A Catherine los gritos de Markus no le ayudaron y actuó de la forma más instintiva y brusca que había hecho en la vida, se giró hacia una columna y golpeó brutalmente el brazalete contra la piedra unas cuatro veces, cada golpe más fuerte que el anterior. El brazalete echó una pequeña columna de humo y Catherine volvió a ser consciente de que debía respirar. Le dolía la muñeca de lo fuerte que se había golpeado y de pronto sintió una profunda vergüenza por su reacción y por haber interrumpido la ceremonia. Se giró hacia Wthyr tratando de contener sus emociones, con el rostro enteramente sonrojado -Lo siento- Tragó en seco y tendió la manta para sostener al niño. Tenía que ser el árbol para hacer una llamada urgente. Aquello le hizo buscar a Gwen entre la gente.

"Hemos leído tu carta, tenemos que decidir quién irá"

Pero lo único en lo que realmente estaba pensando es que si el Sanguis Ligno estaba extendiéndose… no iba a quedar mucha gente. Con el estómago hecho un nudo, decidió que debía irse. Pero antes, mantuvo su mirada un poco más en Gwen.

"Quedas liberada de mis órdenes"

Se giró hacia Wthyr de nuevo con el gesto preocupado.

"Debo irme. El Sanguis debe estar haciendo algo en la isla. Perdón por arruinarlo"

No tenía cara para mirar a la gente de Ávalon después de semejante burrada así que tras envolver a Zephyr se lo dio de nuevo a Wthyr, que era con quién debía estar. Se inclinó para darle un beso en la sien -Tu futuro es tuyo para forjar. Te quiero- Le susurró, tras ello miró a Wthyr y le apretó levemente el antebrazo como gesto de despedida antes de alejarse de ellos, yendo por la parte de atrás donde habían estado antes para abrir un portal.

"No sé qué entienden por ser digna. El problema lo tienen con tu antepasado, no contigo."

Aunque él tampoco podía decir mucho de eso, pues habían ido a la isla a reclamarles por lo que habían hecho los antepasados, por echarlos. Habían ido a Ouroboros con la intención de entrar en el Consejo de los 20. Qué lejos quedaba ya todo aquello. Lo que sí le dejó algo más inquieto fue que le recordase que las hadas sí que podían tener algo contra él por tener también sangre Le Fay. Ahora tenía la necesidad de saberlo, pero no intentó que no leyese ese pensamiento cuando cogió al niño en brazos. La inquietud se aplacó pronto, pues las profecías de las hadas no se hicieron esperar. La sangre del dragón prevalecería y uniría los cielos y la tierra con sangre y fuego. Contempló al pequeño con orgullo de padre, seguro de que haría grandes cosas. La mezcla de los dos linajes podía ser explosiva. La parte del ritual que más le preocupaba ya había terminado, sin que le presagiaran mal o tragedias a su hijo. Intercambió una breve mirada con Catherine cuando ella le sonrió por lo de las profecías, esperando que pudiese leer en su mente un "te lo dije" respecto a lo poderosa que sería su descendencia.

Las hadas se apartaron lo suficiente como para que pudiesen acercase Darren y Shyvanna, momento que aprovechó para sacar al niño de la pila de sangre. Sólo esperaba que su hermana no se dejase llevar por uno de esos arrebatos de locura. Supuso que no lo haría porque estaba con su amado Darren, él la apaciguaba lo suficiente. Le dirigió una mirada de agradecimiento a su hermano mientras hacía un asentimiento con la cabeza para aceptar el huevo de dragón, cogiéndolo para colocarlo entre sus brazos junto a Zephyr. El niño se removió haciendo un ruidillo mientras se agarraba a él, como si supiese que en el futuro estarían muy unidos. Sólo esperaba que nadie se lo arrebatase, como le había sucedido con Tauren. La imagen del dragón dorado de Catherine se coló en su mente, como un triste recordatorio de lo que habían perdido. Sí, el también lo sentía.

- Que surquen los cielos por muchos años junto a su familia de sangre. - respondió a Darren en tono solemne, porque esperaba que sus tíos también estuviesen junto a él, enseñándole. Al alzar la vista pudo ver la sonrisa que se le escapó a Gwen, sabiendo que debía ser sincera porque pocas veces se la permitía. Todo eso se vio interrumpido por un sonido que reconoció casi al instante, el del brazalete del Consejo que tenía Catherine. Entornó los ojos bastante molesto porque no quería ni pensar en ellos en un día como ese, aunque el pequeño fragmento que se escuchó valió la pena. Ese "hemos hecho enfadar" y "nos va  a matar a todos" bien podían significar que el Sanguis les estaba dando problemas y por eso la llamaban. Pues que se esperasen a lo que pasaría cuando acelerasen el proceso de unión de los árboles. Si Catherine hubiese estado más atenta tal vez habría podido captar ese pensamiento, pero estaba más ocupada intentando apagar esa cosa a lo bestia. Tanto las hadas como la sacerdotisa parecían irritadas por ello, era el peor momento para hacer ruidos. Cogió la manta que le tendía para envolver al niño y al huevo de dragón, ambos juntos como debía ser. Enseguida se confirmó lo que sospechaba, el Sanguis estaba haciendo de las suyas en la isla.

Esta vez no respondió mentalmente a su pensamiento, porque si se iba prefería decirle las cosas de viva voz. Dejó que se marchase a la sala trasera tras despedirse de Zephyr, suponiendo que se le hacía muy duro no poder tenerlo más a menudo. Él debía dar por concluida la ceremonia primero, como mandaba la tradición.  - La sangre entregada para el oráculo ha revelado un futuro prometedor para el príncipe Zephyr. ¡El heredero prometido a Ávalon continuará nuestra estirpe de poder y seguirá extendiendo junto a vosotros el poder de la raza mágica por el mundo! - tras alzar la voz hizo una breve pausa antes de anunciar lo que todos querían, la parte de comer y beber.   - Id al castillo para la celebración del banquete. - se dio la vuelta tras aquello, entrando en la sala tras el altar en la que limpiaría a Zephyr y en la que estaba aún Catherine pero ya con el portal abierto.

- Tú no lo has arruinado, sino ellos. Es inevitable lo que está pasando, y lo que sucederá son sus designios. Céntrate en encontrar el anillo para resolver lo de tu hija. Te aconsejo que te alejes del Sanguis. - le advirtió, aunque no como amenaza. Dejó a Zephyr sobre un altar de piedra para poder limpiarle la sangre y que no se enfriase, echándole después una mirada críptica durante varios segundos.  - Antes de que te marches...quiero que hagas lo que te pedí en el coliseo. Sobre las maldiciones.- no sabía cuándo la volvería a ver, y necesitaba saber si lo de ese Papa era real o no. Si lo era...debía poner en orden sus asuntos.

La celebración estuvo a punto de volverse una revuelta cuando su querida y muy rubia hermana se levantó para tratar de matar a Ca... para entregar el huevo de dragón a su querido sobrino. Seguro había cambiado de opinión en un minuto, porque hasta se contuvo. Sonrió de lado, a sabiendas de que había alguien que odiaba a esa maga desgraciada tanto como ella, incluso más. Shyvanna podría ser una buena aliada si no fuera tan absolutista. Si tan solo la rubia pudiera dejar de lado sus diferencias y unirse a ella... Pero ahora ya nada importaba. Nada. El árbol terminaría con todo lo que aquella mujer había construido en su vida, y ella se había encargado de destruir a las únicas personas que la habían querido alguna vez en la vida. Quizás debería pegarle una visita al lobo. O enviar a Shyvanna en su dirección. Se preguntó si le dolería más verlo herido, muerto o con otra, y cada uno tenía sus deleites. 

La verdad es que habían escogido un lindo huevo de dragón. Le daba buenas vibras y seguro que le serviría a Zephyr a forjarse una vida en el mundo. A veces, cuando veía a su pequeño sobrino, sentía algo parecido a afecto. Si tan solo pudiera borrar de él la sangre de Catherine sería el bebé más perfecto del mundo.- La antigua sangre del dragón prevalecerá.- Murmuró para sí misma pensando en que aquello era bueno para la familia. Prevalecerían a pesar de todo. Era bueno para el apellido. Sin embargo, la sangre y el fuego no necesariamente tenían que ser de sus enemigos. Pero podían. Ella se podía encargar de regar sangre desde ahora, para que después la profecía se cumpliera con él. Solo esperaba que no fuera la sangre de Zephyr la que tuviera que ser derramada para unir el cielo y la tierra.

El rubio se removió incómodo cuando empezaron los murmullos desencadenados por el chisme que tenía la descendiente. Es que ni siquiera en el bautismo de su hijo podría estarse quieta. Revisó con la mirada a toda la familia allí sentada, desde Freyja hasta Gwen. Y, ¿dónde estaba Goth? Sabía que echaba en falta a Aelle, pero le resultó francamente sospechoso que se perdiera el nacimiento de su bisnieto, que tanto costó que llegara a término después de la racha de Wthyr con las mujeres. Darren reconoció casi al instante aquel acento y voz chirriante y dirigió levemente la mirada a la hermana rubia. Era el amigo de Shyvanna, el de la silla, el exprometido de Lake. ¿A qué vendría ahora a interrumpir la ceremonia? Tensó los labios clavando la mirada verde en la morena, con pocos amigos por mucho que decidiera destrozar el comunicador ya había, de nuevo, deshonrado a todos. ¿Ni en el bautizo sabía comportarse?

Bochornoso espectáculo.

Darren buscó con la mirada la de su hermano mayor para confirmar qué es lo que habían escuchado, sin poco éxito, por lo que buscó la de su futura mujer o la de cualquiera de su familia, acabando en la de Gwen. ¿Nos va a matar a todos? ¿Hecho enfadar? La desaparición de Catherine generó una nueva ola de murmullos acallada por Wthyr y la despedida de la ceremonia. -La antigua sangre del dragón prevalecerá.- Murmulló, al unísono de Lake, para acabar con la ceremonia antes de que el regente y el vasallaje empezara a moverse para salir de allí. Pero el rubio no lo hizo y se atrevió a retener a la vikinga, como su mano derecha en el combate, debía conocer su opinión. Bajó el tono, pero lo justo para que los que estaban a su alrededor supieran de lo que estaba hablando, aunque la conversación era con Freyja

-Estoy seguro de que lo has escuchado. Deseo conocer tu opinión-

Recapitulando...

Kafele, luego de realizado el sacrificio, se sintió realizado, todo había ido según el protocolo, al menos en lo que refiere a sí mismo y a su linaje, cosa que para él viene a ser más que suficiente, aunque el resto de la gente presente se notaba bastante tensa, él estaba estoico.

A diferencia de otros, no veía mal qué la descendiente quisiera venir al bautizo de su propio hijo, indistintamente de lo que pensasen las hadas, y sabe que si está ahí es porque el mismo rey seguro piensa lo mismo, motivo más que suficiente para que considere qué su postura es la correcta.

Estuvo mirando el próximo sacrificio y demases, hasta que escuchó a alguien poniéndose de pie súbitamente, y vió de nuevo a Shyvanna, aguantando la respiración por un segundo, porque tampoco hace falta saber nada más allá de lo básico para preocuparse al verla tan molesta.

Así que observó en tensión, como fácilmente el 90% de la sala debió estarlo haciendo, y como todas estas personas, pudo ver... El fallo repentino de guardarropa qué tuvo, ante el cuál parpadeó unos buenos dos segundos, y luego giró la cabeza totalmente avergonzado y arrepentido de mirar tanto el espectáculo.

Afortunadamente, él tiene esa maravillosa capacidad de confundirse con la masa general de tan común que es, por lo que básicamente nadie le puso atención, cosa que sabe con certeza porque la ceremonia siguió como si nada, y él tuvo tiempo de bajarse el calor del rostro y ver la entrega del huevo...

Misma qué otra vez fue hecha un poco incomoda por la dama Pendragon Shyvanna, quien parecía... No sabe explicarlo, pero algo no estaba bien con la forma en que le habló al niño, se sentía un poco como si estuviese apropiandoselo verbalmente, de forma implícita.

Y bueno, finalmente las profecías... Eran buenas en general... Mientras consideremos qué la sangre y el fuego no sean una metáfora tan catastróficas como suenan, claro, porque sí no, tranquilamente podría ser una alegoría a una destrucción mutua, sobre todo, considerando las palabras del hombre del Vaticano antes de morir, que por poco y no llega para oírlas, pero sí que estuvo.

Y finalmente, luego de tanta parafernalia, incluyendo una suerte de mensaje al azar qué él no consigue ubicar de quien podría provenir, más allá de la idea de que sea un descendiente... Parece que llega la parte tranquila del evento, sobre todo porque la antigua reina se ha ido, y aunque le apene, lo cierto es que ella ya no pertenece a ese sitio, y el sitio no la recibirá bien, lamentablemente.

Luego de esto, Kafele simplemente sigue al resto de linajes al castillo para seguir las festividades, pensando las cosas.

Cuatro golpes y una humillación. ¿O eran cuatro bodas y un entierro? Freyja observó a Catherine ser presa de los nervios y le dio hasta lástima. A veces, cuando no estaba en su bucle mega poderoso, le parecía sólo una cría problemática. El mensaje que llegó a la primera fila hizo que Freyja sonriera de lado. Ah… problemas.

La ex Reina se retiró,  y bien que hacía, luego el Rey dio su discursito y finalmente los despidió a comer; algo que a Freyja le gustaba mucho después de cumplir con todos los protocolos pero cuando iba a incorporarse, Darren le detuvo. La mujer clavó ambos ojos, verde  y violeta, en su futuro esposo y los entrecerró.

Se inclinó un poco para que aquellas palabras quedaran entre ellos -No soy Shyvanna, Darren- Dijo soltándose de su mano para luego oír su “pregunta”. Miró hacia la pila bautismal con una leve sonrisa -¿Qué haces cuando la vida te da limones? Limonada- Volvió la mirada hacia él - Ouroboros y el Consejo sucumbe al Sanguis Ligno. El miedo estará arraigando en ellos, en sus familias  y en los ciudadanos. Aprovechad el momento para conquistarla…O destruirla. Podeis ser salvadores y doblegarlos usando su necesidad, o ejecutores y quitársela de encima-

Se incorporó y se acomodó el vestido -Tengo que viajar a las tierras de los Haraldson para establecer el imperio. Pero si planeáis desatar vuestro poder sobre ellos, estaré a tu lado- Tras ello se dio la vuelta para salir del lugar, siendo seguida por sus hermanos y el resto del clan Lothbrock.

Ridícula. Si es que era imposible que aprendiera a comportarse como una Reina. Lo único que hacía era humillar a Wthyr. Shyvanna empezó a planificar lo que en otrora hubiese sido una venganza atada a que Catherine dañara a Wthyr, pero…la matizaría. Ahora, debía cazar al chucho.

Just because.

Sí, sí, sí. Blablablablabla. Al crío aún le faltaba mucho, mejor empezar  a actuar desde ya. Markus estaba histérico, pero él era histérico. Aún así esa forma brusca de cortar. Esos gritos. Shyvanna se regocijó en todo. Ouroboros era caos. Y eso implicaba que Catherine estaría con la cabeza en otro sitio y no volvería a Ávalon. Bien.

Giró la cabeza hacia Freyja cuando Darren habló, escuchando luego a la vikinga que tan directamente había dicho: Hagan algo. La rubia giró la cabeza hacia Lake, porque sabía que Cedric se opondría y Darren pensaría demasiado. Wthyr… Ah, hallaría alguna excusa. Sonrió a su hermana, porque lo único que se les daba bien a las dos y les unía eran los dragones y el caos.

-¿Quieres dar una vueltita, hermana?- Inquirió antes de guiñarle un ojo y desaparecerse en las narices de todos.

Mantuve el silencio mientras observaba a Catherine ocuparse toquetear el brazalete hasta que la voz del Descendiente de Tesla surgió de él. Busqué la mirada de alguno de mis hermanos fijándome en Darren y se me escapó un gesto con la cabeza junto a una leve sonrisa "Se lo advertí".

La morena se esmeraba en silenciar el mensaje a base de golpes, evidentemente nerviosa. Al menos se había dado cuenta de que no había sido apropiado. Y aunque yo lo sentía de igual modo sentí cierta satisfacción por los gritos del mago. Les habíamos dado la oportunidad de evitar aquello y la habían desaprovechado.

El pensamiento de Catherine me invadió y fijé la vista de nuevo en ella. ¿Aún tenían que decidir? "¿En qué habéis perdido el tiempo en vez de hacerlo? "Seguramente en tratar de solventar el problema por ellos mismos sin depender de nosotros. Incliné la cabeza cuando me liberó de su control mental a modo de agradecimiento.

Decidió abandonar la sala. Otra razón para más murmullos. Wthyr pareció tomar las riendas y callar las voces. -La antigua sangre del dragón prevalecerá.-Murmuré junto a los demás antes de que diese por finalizado el ritual y la gente empezase a dispersarse.

Wthyr se ausentó, posiblemente en busca de Catherine. Aquello hizo que mis labios se fruncieran. Mi hermano podía tratar de satisfacer los deseos de Catherine, contentarla. Tomé camino hacia ellos no sin antes escuchar a Shyvanna parando mis pasos para mirarla con gesto serio. Pero decidí no decir nada. Miré a Lake del mismo modo, una advertencia silenciosa antes de continuar para ir tras Whtyr.

Y encontré a ambos allí, ella había convocado un portal. Intenté descifrar si mi hermano había ofrecido algo a la morena.-¿Qué maldiciones?-Pregunté inmiscuyéndome ignorando mis buenos modos. ¿Más maldiciones?. ¿Acaso hablaban de aquello que se había comentado en la reunión sobre el tratado?.

“No quieren depender de vosotros, Gwen. ¿Es acaso tan difícil de entender? ¿Cuándo fue la última vez que ustedes estuvieron en una posición en la que debían inclinarse ante alguien más? No es fácil”

Al pasar a la sala anterior se quedó un momento mirando el desastre del brazalete, se lo quitó para evaluar la muñeca pero no podía perder mucho más tiempo. Buscó la piedra y concentró su magia para abrir el portal, aún así antes desplegó su báculo por miedo de salir a enfrentarse directamente con el Sanguis Ligno.

Iba a cruzarlo cuando la voz de Wthyr la detuvo, le miró por encima del hombro antes de bajar la mirada al piso. Tenían que encontrar una solución, negociar pero se le estaban acabando las cartas -No puedo, Wthyr. Lo sabes…- Susurró con un gesto contrariado -Intentaré retomar el tratado, la gente de Ouroboros no puede seguir sufriendo por nuestra culpa- Cerró el portal un momento para ir con Zephyr y él, ayudándolo a limpiarlo y a ponerle un cambio de ropa que estaba preparado para él.

Al oír lo del coliseo detuvo las manos un segundo, respiró profundo tratando de controlar el incesante miedo que empezaba a poseerla. Tras ello movió las manos de nuevo y terminó de vestir al niño -La de Roma ¿No?- Dijo desviando la mirada hacia él -Me he enterado hoy… No sé porqué no me lo dijiste antes. ¿Acaso no soy tu Rompemaldiciones?- Dijo frunciendo el ceño y luego se mordió la lengua para no preguntarle si eso era una debilidad también. El pensamiento la irritó así que apartó la vista -No me respondas- Porque como dijera alguna tontería iba a irse molesta.

Aseguró a Zephyr en una pequeña cuna y con el báculo hizo un amplio movimiento para dibujar una oscura runa en el piso, tras ello colocó el báculo en el centro y posicionó a Wthyr en el punto oeste, colocándose ella al frente. Para entonces llegó Gwen y Catherine desvió su mirada a ella -El Papa lanzó una maldición durante la batalla. Voy a comprobar si es real- Le explicó a Gwen suponiendo que su mensaje no había llegado bien.

El siguiente paso hizo que mirara las manos de Wthyr y aunque durante un momento dubitó, acabó cogiéndolas y colocándolas frente a él con sus palmas hacia Catherine -Fluye- Ella hizo lo mismo y entrelazó sus dedos, cerró los ojos al sentir de nuevo aquella familiar corriente mágica recorrerla. Se mordió el labio brevemente antes de agitar la cabeza y concentrarse, no tardando demasiado en empezar a hablar en lengua antigua para obligar a la maldición a aparecer. La oscura runa empezó a ascender como la otra vez, rodeándolos y moviéndose a su alrededor. Catherine tembló ligeramente y dejaría que Wthyr y Gwen creyera que era por la canalización de magia.

Sin embargo, esta vez no hubo ni resistencia, ni dolor, ni marca. No había maldición alguna.

Abrió los ojos brillantes y lo miró negando con suavidad -Sólo palabras producto de la desesperación- Apretó levemente sus manos como haciéndole saber que aquello le alegraba y aunque en el fondo le apetecía estar allí solo canalizando, ya no tenía ese privilegio. Lo había rechazado…Además, tenía cosas que hacer… Debía irse, se obligó a apartar la vista de sus ojos brillantes para ir a coger el báculo, en cuanto lo hizo la runa se disipó y Catherine fue hasta donde estaba Zephyr, inclinándose para dejarle otro beso en la frente. Suspiró un poco, con pesadez, al incorporarse - Estaré en contacto- Murmuró abriendo un portal y pasando por él sin ninguna otra despedida.

En el fondo le daba igual lo que le pasase a la gente de Ouroboros, por mucho que no fuese su culpa. Los Descendientes los habían condenado al no querer dejarles entrar a la isla en al que estaba SU Sanguis y SUS templos. Esbozó una media sonrisa cínica con lo del tratado, del cual habían pasado, al igual que Gwen. - Esto no va a acabar bien, y lo sabes. - igual de mal que había acabado su relación, que por un momento parecía que podría ser pero luego nada. Luego le dejó hueco cuando se acercó para ayudarle a terminar de limpiar al crío de sangre para vestirlo en condiciones, aunque estando algo tenso por estar a su lado. Después hizo un sonido de molestia con la mención de Roma, suponiendo que algo le habían contado. En realidad no habían tenido tiempo de hablar con calma de nada en absoluto.

- Había otras cosas mucho más importantes que las palabras venenosas de un Papa loco. - la mención de rompemaldiciones le trajo a la mente el momento del nacimiento de Zephyr, cuando él le dijo que verdaderamente lo era. Cerró los ojos un momento, soltando el aire con resignación y cierta nostalgia. No llegó a responder, ya que al abrir los ojos ella le soltó eso con ese tonito molesto. Gwen entró justo en ese momento, a tiempo para saber si cargaban con una nueva maldición o no. - Quiero que compruebe algo. Coge a Zephyr mientras. - Hizo un gesto a su hermana para que vigilase a su sobrino mientras hacían las comprobaciones pertinentes, sintiéndose algo inquieto porque la vez anterior reveló lo que él ya temía, que ambos linajes estaban malditos. Trató de disimular lo tenso que estaba mientras volvían a aquella posición, sintiendo esa conexión y cosquilleo de la magia fluyendo a través de ellos. Echaba de menos esa maldita cosa, no era tan fácil desengancharse. Cerró los ojos en parte para concentrarse y en parte para no ver los de ella, canalizando juntos hasta que escuchó su sentencia con gran alivio. No había maldición alguna. Por el momento no tenía que poner sus asuntos en orden ni tenía que lidiar con nada más.

Volvió a abrir los ojos para mirarla con algo así como ...agradecimiento. No estaba seguro. - La desesperación puede llevar a decir y a hacer cualquier cosa. - añadió a lo que dijo ella, que lo tomase como quisiera. Se separó de ella despacio, como resistiéndose a hacerlo. Finalmente le dejó espacio para despedirse de Zephyr, sintiendo por un instante el impulso de atravesar el portal también. No lo hizo, tenía que celebrar el banquete de su hijo, y no iba a permitir que ni las caras de Shyvanna ni la marcha de Catherine se lo estropeasen.

Finalmente se marchó de allí con Gwen, Zephyr y Darren, siguiendo al resto de los que ya se habían ido al banquete. No se dirigió la palabra con Shyvanna en todo el rato, aunque al menos había ido a la comida. Hubiese considerado una gran afrenta que no lo hiciese. Antes de que terminase el banquete le dijo que quería hablar con ella en los próximos días.

Menuda cartita la de Wiwi. Shyvanna después de un Beltane bastante sorprendente había hecho exactamente lo que le había dicho a su hermano: Centrarse. Y como la ida a Irlanda estaba a la vuelta de la esquina se había esforzado en entrenar con la Brigada y atender las nuevas camadas de dragones y los dragones recién nacidos. Sentía bastante orgullo de que el de Zephyr ya hubiese eclosionado, le esperaba un brillante futuro a su sobrino.

Estaba en la cúpula cuando llegó la carta de Wthyr así que dio un par de órdenes para que se quedaran entrenando mientras iba a la reunión sin llegar a comprender muy bien lo que decía la misiva. ¿Cómo se había conectado a él? ¿Eso no sólo podía hacerlo Gwen?

Y encima se comía la magia de la isla después de Beltane. Había esperado el momento indicado en su opinión. De camino se encontró con Cedric y con Darren, a quienes acompañó en el camino aparentando normalidad entre sus hermanos. Como siempre, dada más a las muestras de afecto con Cedric porque se las devolvía pero también con Darren aunque la situación entre ellos estuviese a punto de cambiar.

-Wiwi…- Dijo accediendo al templo tras ver un poco de la situación por fuera. Las sacerdotisas parecían un poco agobiadas - Te ves horrible- Siempre con su dulzura a tope. Se acercó a él para ver si se trataba de algo en particular y vio la herida en su antebrazo, no tardó mucho en absorberla para que se encontrara mejor - Ahora…deja de ser capcioso. ¿Qué pasa?-


Aprovecho y tiro el té -> Surte efecto. No baby magicoso

El miembro 'Shyvanna Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Dado (10)' :

Entró con la rapidez de una bala al templo. La vieron venir desde hacía metros, con toda la prisa del mundo y la furia bien encapsulada en la piel, lista para explotar en cuanto hubiera que hacerlo. Leroy Merlín había hecho algo en aquellas cuevas, algún tipo de encantamiento, pues de ser la viva imagen de la salud ahora sentía fuertes dolores punzantes de tanto en tanto, como si hubiera envejecido cien años en un abrir y cerrar los ojos. Sería al primero que descuartizaría con sus propias manos. A pesar de ser un inepto, tenía la sospecha de que su último gramo de valentía lo había usado para hacerle algo, y aquello se pagaba con la muerte más dolorosa conocida.

Cuando entró a la sala, reconocio a sus rubios hermanos y a los morenos. Ese día no iba con ganas de aparentar ser dulce ni traía dobles intenciones bajo la manga, por lo que simplemente se acercó al grupo y observó a la rubia curarle... ¿heridas? Parecía que no era la única jodida por ahí.- Excelente convocatoria, cinco de seis. ¿Qué nos trae hoy por aquí?

La convocatoria de hermanos estaba hecha, y tan sólo quedaba esperar a que fuesen acudiendo al templo. Todavía estaba medio mareado de soltar sangre al Sanguis, así que se sentó en la escalinata de la entrada durante algunos minutos para reponerse un poco. Allí siguió dándole vueltas a cuál era la mejor solución, pero la respuesta no era clara ni mucho menos inmediata. Necesitaba saber que al menos uno de ellos le creía, que era capaz de ver las cosas como las estaba viendo él después de todo lo sucedido.

Volvió a ponerse en pie al ver que acudía Shyvanna con Darren y Cedric, aunque ni el uno ni el otro hablaban, por diferentes motivos. Le faltaba Gwen, que esperaba que no estuviese demasiado enfadada para acudir. Tenía que abrirle los ojos. El "saludo" de Shyvanna tenía su habitual amabilidad, aunque no le molestó porque le recordó a la relación que tenían antes. - Es lo que tiene desangrarse para el Sanguis, no es favorecedor. - respondió de manera sarcástica, avanzando hacia ellos. - Y que no sirva de nada. - terminó añadiendo con resignación, dejando que le echase un vistazo al corte de su brazo para curar la herida con su magia. Como en los viejos tiempos, pensó. Al ver llegar a Lake se esperó para explicarles mejor el motivo de la reunión, aunque en la carta ya había dicho unas cuantas cosas. La pelirroja tampoco tenía muy buena cara, pero tampoco les había dicho que en el encuentro con Leroy la hubiesen atacado.

- ¿Ha pasado algo más que no nos contases? ¿Ese idiota de Merlín? - lo dudaba, Lake le habría derrotado sin mucha complicación. Después miró al resto en silencio durante algunos segundos, tomando un aire más solemne antes de hablar. - El Sanguis Ligno ha estado absorbiendo magia de la isla, no sé si se ha detenido ya o todavía continúa. Catherine y yo queríamos obtener respuestas más claras que las habituales, así que utilizamos sangre y su magia para conectarnos. Lo que descubrimos fue perturbador... - respiró hondo antes de seguir, intentando no pensar en el llanto desesperado. - El alma de Asiaín está allí, y no parecía nada en paz. Dijo algo como "jardineros de un verdugo". Es Charles quien controla a todos. Dijo que Catherine sólo seguía viva por un motivo, pero que tarde o temprano culminaría su venganza. Sigue obsesionado con los objetivos. Nuestros padres también estaban allí...y nosotros seguiremos su camino como no hagamos algo, como sigamos simplemente obedeciendo y siendo pasivos. Dijo que el poder tenía un precio, que lo pagásemos. - al final estaban a merced de lo que quisiera pedir el Sanguis, de los designios que hubiese para ellos. Si tan sólo pudiesen ter el control total sin que hubiese consecuencias para la isla...

- Debemos decidir el camino a seguir. Enfrentar el origen de todo o seguir cumpliendo con sus deseos porque supuestamente así finalizará todo. - no lo creía, y tampoco estaba dispuesto a asumir ciertas cosas. Lo de la venganza contra Le Fay no era negociable.

No había obtenido respuesta de Ouroboros aún así que tras un descanso estaba preparándome para volver al Sanguis y ayudar con la situación que teníamos entre manos. Sin embargo el aviso de Wthyr llegó antes de cambiarme a los atuendos apropiados para los rituales.

Crucé los pasillos y salas rumbo al templo de sangre y para cuando llegué al parecer ya habían empezado la reunión. Antes de acercarme junto a mis hermanos una de las sacerdotisas se acercó y me informó, con cierto desconcierto en sus palabras además de molestia, de que mi hermano había vuelto junto al Sanguis Ligno. Mi ceño se frunció tenso al igual que mis labios mientras me aproximaba al grupo.

Wthyr había tomado la palabra así que no interrumpí para saludar y crucé mis brazos al llegar junto a ellos. Desvié la mirada a mis hermanos y por un momento la posé en Lake...parecía cansada, algo extraño en ella. Sí, también había recibido aquella comunicación en la que hablaba de Merlin. Aún no entendía por qué había tenido una reunión con él.

Clavé la mirada en mi hermano mientras seguía hablando y al acabar simplemente encogí mis hombros.-¿Enfrentar el qué Wthyr?-Pregunté sin entender a qué se refería con exactitud.-Ya te lo dije antes, tienes una responsabilidad como Rey, juraste proteger esta isla y a sus habitantes como lo juraron tus predecesores.-Para mí estaba bastante claro.-¿En serio creías que el Sanguis Ligno era un ente de amor y paz?-Pregunté susurrando dado que...el templo no era un lugar adecuado para tratar esos temas.-¿Lo creías por todos los actos magnánimos que has presenciado o...?-Encogí mis hombros como si fuese obvio que no era así. No entendía ese cambio de actitud tan repentino por su parte.

-Llevo anclada a las raíces del Árbol Sagrado quince años Wthyr ¿Crees que no he escuchado los gritos y los llantos? No todos lo hacen, la mayoría alzan la voz como Charles. No puedes traicionar a tu pueblo solo porque habéis cometido una estupidez y has escuchado gracias a los poderes de "alguien del Consejo"-remarqué aquello porque a saber en qué había influido.-que quiere vengarse de Catherine.-Solté susurrando de nuevo ante las idas y venidas de las sacerdotisas por el lugar.-Y te dije que no te acercaras de nuevo, las sacerdotisas están enfadadas y pronto lo estarán el resto de linajes si sigues pensando solo en consecuencias que solamente te atañen a ti.-Añadí con molestia.

-¿Y qué haces tú haciendo eso? No es tu lugar- Le dijo Shyvanna con cara de “WTF” clarísimo y las siguientes palabras le hicieron arquear una ceja -Claro que no… Si no eres sacerdote. ¿O pidió por ti?- Aquella última pregunta tenía un tono de temor claro -¿Es eso?- Insistió antes de que llegara Lake que también tenía mala cara. La mención de lo Merlín hizo que torciera el gesto. Se acercó a ella en silencio mientras usaba su magia pero no había nada realmente qué curar así que se quedó en las mismas.

Tras ello se cruzó de brazos colocándose al lado de Darren y Cedric para enfrentar a Wthyr mientras hablaba. ¿Cómo que se habían conectado? ¿Cómo se hacía eso? Miró hacia las afueras del templo con curiosidad. El Sanguis Ligno nunca se había dignado a nada en su honor, excepto comerse a Aric. El pensamiento le enturbió la mirada que luego se posó en Gwen, pensando que… si el árbol estaba empezando a pedir cosas…

Las letras de Cedric salieron de inmediato cuando Wthyr mencionó a Asiaín, aunque se leían un poco mal: "Asiain siempre fue un dramático, ni caso. Y lo de Charles pues que eso lo sospechaban ya…No entiendo qué cambia ahora”, pero al hacerlo su mirada intensa hacia Wthyr dejaba entrever que sí que lo sabía. Shyvanna se quedó en silencio, oyendo. En este caso Gwen era la más adecuada para hablar, así que esperó a que ella lo hiciera. La pregunta sobre el Sanguis Ligno y “ente de amor y paz” hizo que volviera a ver hacia afuera. Por su parte era una amplia negativa… Ella sabía que no había nada de amor y paz en una cosa que pedía sangre y sacrificios de su propia estirpe. Tras años haciendo sacrificios con los vikingos, estaba familiarizada. Pero allí siempre había voluntad, nadie se sacrificaba porque el clan lo pedía. Había honor.

Los sacrificios del Sanguis Ligno no dejaban más que preguntas y dolor.

Buscó la mirada de Darren pero no la encontró, estaba callado y hermético. Aún así el hecho de que Gwen supiera de aquellos llantos y… fueran…simplemente “gajes del oficio” le hizo preguntarse qué otras cosas ellos daban por hecho y para los demás era raro. Se miró las manos un momento. Su magia de sanación ERA rara. Había visto a los sanadores de Ouroboros, ellos no sufrían. Escuchó el rintintin en la voz de Gwen cuando se refirió a Catherine y alzó la vista hacia ella confundida. ¿No la había defendido en Ouroboros? ¿No le había dado a ella una orden mental para que se detuviera? Gwen aún estaba enojada con ella y lo comprendía, no le había pedido disculpas por lo que había hecho pero ese cambio de actitud...

-No le atañen solo a él- Respondió Shyvanna con el ceño fruncido, se llevó una mano al cabello rascándose la cabeza - ¿Haces caso omiso a la gente que llora porque hay una voz más fuerte?- Le preguntó a Gwen con el ceño levemente fruncido. No es algo que… nunca hubiese vinculado a su hermana, pero supuso que todos tenían secretos, como ella -Eso es porque… ¿Están sufriendo? ¿Qué se supone que les hace el árbol a… sus almas? - Volvió la mirada a Wthyr y tensó los labios -Vienes cambiando tu forma de hacer las cosas desde el minuto que Catherine entró en tu vida- Le advirtió, para que supiera de donde venían todas esas actitudes -Y ahora nos estás pidiendo que vayamos en contra de lo que conocemos, de lo que es…nuestro, nuestras creencias…- Se reacomodó un poco mientras se acercaba a él.

-Si… A ver… - Miró a Gwen como haciendo referencia a su pregunta -¿A qué te refieres con enfrentar el origen? ¿Te refieres a Charles?- Porque había dicho que los controlaba a todos. -Y si…Si lo hacemos… Eso quiere decir que no pedirá a Gwen ¿Verdad? ¿Qué los sacrificios acabarían de una vez por todas? - Si aceptaba a Gwen, porque si había que pagar el precio por el poder y el Sanguis Ligno recordaba que había mentido en su nombre quizás rechazara su sacrificio y fuera a por otro de los hermanos. ¿Iría a por ella? ¿A por Darren? ¿O los consideraría sucios pecadores? Quizás no eran suficientemente ejemplares. Miró a Lake y a Cedric, pensando en ellos y entonces se centró en el último. Quizás a él... El corazón le dio un vuelco al pensar en que podía perder a dos hermanos por los caprichos del árbol pero se calló.