Hospital de Campaña (HIGHLANDS)

Primero se quedó con la boca abierta mientras ella le hablaba y explicaba que las mujeres no eran todas iguales, luego esbozo una sonrisa intentando no reírse cuando comprendió que estaba intentando enseñarle. - ¿Enserio? Fueron muy pocas condiciones las que me demostraron eso. - Tanteo su frente con el dedo dándole de golpes con su dedo índice, solo una forma de remarcar y molestarla. En cuanto a lo de las mujeres, no sabía muy bien si las conocía lo suficiente, pero… ¿Que podía importar eso? - ¿Me dices que tú me vas a enseñar?, porque para mí todas son iguales. - En carácter y en lo que querían. Bueno, exceptuándola a ella y por lo que al respectaba tenía un alma compasiva y caritativa. Ya la había juzgado con ese carácter y no le gustaba ese modo, porque, se la comerían viva, algo que ya paso. Ladeo la cabeza mientras la miraba. -Entonces dime, ¿Cuáles son tus circunstancias? -

Otra vez se le abrió la boca, pero ahora no con humor, sino casi con enojo al escucharle decir que Ian ya se había marchado. Se había marchado el muy… Y lo habían dejado ir sabiendo que estaba de recuperación luego de sufrir las mil pestes. -Esta bien. Él se pudo ir a pesar de que aún no se recuperaba del todo. - Señalo hacia la puerta improvisada del campamento. -Y yo no puedo salir porque aún me estoy recuperando de una enfermedad casi mortífera. - No estaba entendiendo cual era el punto. -Eso fue porque era tu hermano, donde queda eso de la ética profesional o eso del juramento que ustedes tienen…- Por lo menos en parte de la milicia tenían un juramento que honrar y era de figurarse que en otro tipo de labores también lo tendrían. Farfullo algo más de favoritismo mientras se cruzaba de brazos. Podía ir a buscarlo y llevarlo de vuelta, pero no le daba la gana y sobre todo porque la chica que tenía a su lado no le quería dejar irse. Ahora… Sí que se sentía como un juguete, usado de otra forma, tampoco le contesto por lo de no tener casa y esas cosas que se estaba inventando porque estaba más concentrado en echar humitos y mirar hacia la otra punta de la pared. -No es justo, si querías jugar a los doctores, debiste tomar a alguien más, tal vez el tipo ese de la otra vez que estuvo dispuesto a mostrar lo peor de si. -

Momentos después de su imperioso silencio, la sintió removerse de donde estaba ocupando SU espacio y comenzaba a quitarle la aguja que tenía insertado en el brazo aun asiendo de “pucheros” dejándola hacer, más que nada porque no estaba de humor para tomar las riendas de ninguna cosa. Ya le enseñaría el su parte de las cosas. No estaba muy seguro de aquello de sujetarse de su brazo. ¿No sería mejor que ella se sujetara del suyo? Se sentía extraño, se veía ridículo y no podía soportar la situación. Así que, de estar sujetando el brazo de ella como un abuelo que necesitaba ayuda, paso a que ella le sujetara el brazo a él, aun se sentía ridículo con esa bata, pero, ahora estaba mejor.

- ¿Tú quieres pedirme un favor a mí? - Pregunto de una forma impetuosa alzando una de sus cejas, su vista siempre al frente en impedimento de mirarla. El aire limpio que soplaba en esos momentos le hizo sentir bien, al igual que sentir la hierba. -¿Qué?- Y eso saliendo como una pregunta de mala gana.

Justin Granger escribió:
Había pasado algún tiempo desde que Chloe consiguió “persuadirme” de pasar, como mínimo, una noche en el hospital y por revisión, además de análisis de sangre y otras pruebas que descartaran que no me había enfermado con la Plaga de la Montaña. En mi caso la infección era por Rabia de Goblin, pero al final la vacuna y los antibióticos terminaron por hacer efecto. Pero me dejaron fuera de combate durante un tiempo, con fiebre, malestar... lo típico. Eso sí, en cuanto desaparecieron los síntomas me dejaron volver a ser libre y lo primero que hice fue ir a revisar a Khan y preparar algunas cosas.

Cuando volví al campamento y al hospital de campaña, Khan ya había despertado. Toqué por la ventana de cristalera para saludarle desde el pasillo y me preparé para entrar. Eso sí, tuve que vendarme bien la mordida del goblin para entrar, el resto de los compañeros me habían avisado por activa y por pasiva que una herida es un foco de contagio bastante importante, y no solo porque se pudiera infectar.

-No quiero ver una cara lánguida ni morritos- Le dije cuando, una vez vestido para evitar contagios, pude entrar en la habitación. Estaba especialmente contento, la idea de usar sueroterapia a partir de la sangre de Ian era una… ¡idea brillante! Y, dado que Ian había recibido ya el alta era casi como una esperanza de que todo iba a salir bien. -Cada vez te queda menos para estar aquí- Le dije a Khan atrayendo una banqueta para sentarme cerca de él, revisando por encima las constantes y palpando la fiebre sobre su frente. Y sí, luego no lo pude evitar y abracé a Khan con muchísima fuerza porque no le quería soltar nunca jamás -¿Cómo te encuentras?-

Allí tumbado en la cama lo único que podía hacer era pensar y pensar, a pesar de tener la cabeza todavía bastante embotada. De normal ya echaba mucho de menos a su padre, pero en aquella situación y estando más vulnerable lo echaba de menos más aún. Se sentía solo, no podía evitarlo. Sabía que si Snagov hubiese estado vivo, se habría quedado con él. Menuda mierda de todo. No era justo haberle perdido tan pronto, de aquel modo tan horrible. Cerró los ojos para hacer más real la imagen de su padre, pensando por un momento que tal vez si no hubiese sobrevivido a las fiebres ahora estaría con él, donde quiera que estuviese. Sólo volvió a abrir los ojos al escuchar el ruido de unos golpes en la cristalera que separaba la habitación del pasillo, notando que el corazón le pegaba un pequeño brinco al ver quién era. Se frotó los ojos para asegurarse de que la visión aún algo borrosa no le engañaba, intentando incorporarse un poco en la cama para verle mejor mientras entraba. No le había abandonado.

- Justin...- al principio escuchó su propia voz más rasposa y floja de lo que le gustaría, pero no por ello se calló. Recordaba algunas cosas de la cueva de los goblins, y de cuando llegaron al campamento. - ¿Estás bien? ¿tu mordedura?- preguntó con inquietud, pasando luego a un tono de voz con algo de culpa.  - Estaba preocupado por si te había contagiado...- era a lo primero a lo que le había dado vueltas nada más despertarse, que el peor de los casos sería que no estuviese por haberlo pillado.  No sabía cuánto tiempo llevaba allí metido, ni lo que le quedaba, por eso no pudo evitar mirarlo con cara de "ojalá sea cierto".

- Quiero irme de aquí, donde sea. - le puso ojos de animalillo pidiendo algo mientras se le acercaba para tocarle la frente, notando su mano fresca al contacto. Cuando llegó el abrazo le costó unos segundos darse cuenta de que era real antes de poder reaccionar, reuniendo las fuerzas que tuviese para alzar también sus brazos para rodearlo. No pudo evitar venirse abajo al tenerle por fin cerca, dejando que saliesen de manera silenciosa las lágrimas que había contenido antes pensando en su padre, en lo cerca que había estado de acabar como él.  - Pensé que no salía de esta... - Lo apretó un poco más fuerte y apoyó la frente sobre el hombro de Justin como buscando refugio, que le transmitiese ese optimismo y calma que solía darle. Poco después suspiró algo más tranquilo, alzando la mirada hacia él con los ojos aún cristalinos.  - Gracias por salvarme en la cueva, lo que hiciste fue jodidamente épico.

Lorcan:

Tuvo que contenerse para no golpearle en un brazo cuando insistió en aquello de que todas le parecían iguales, pensando que si no abría un poquito la mente pues probablemente daría igual las conversaciones que tuviesen o lo que ella le pudiese enseñar. Paciencia... - Entonces yo soy igual que Savannah, igual que Amaya, igual que Arleen...claro...- lo dejó ahí para que reflexionase, sin querer decirle tampoco claramente cuáles eran sus circunstancias. Él conocía parte de ellas, pero no todas. - ¿Cuáles crees tú que son? - le interesaba saber hasta qué punto era capaz Lorcan de conocerla, o de leerla para averiguar cómo era ella. Tal vez fuese observador, tal vez no. Decidió no darle demasiada bola sobre sus quejas de por qué Ian se había podido ir y él no, porque casi le parecía un niño emberrinchado por no poder salir a jugar.

- Él estaba mejor de lo que estás tú ahora. Además, estaba preocupado por Aedan. - Chloe no se había enterado de mucho con tanto trabajo, pero por lo visto había estado muy alterado por sus poderes mentales porque algo le había pasado a Catherine. Ya le informarían cuando supiesen algo más, supuso. Puso cara de disconformidad cuando le mencionó que podía usar al tipo borde del otro día para "jugar a los doctores", fastidiada porque parecía que no se la tomaba en serio. ¿Por qué la infravaloraba así?

- Si hubiese estado jugando no habrías mejorado como lo has hecho. Ya no soy una simple estudiante, y lo que me pasó el otro día... - inspiró haciendo un gesto como queriendo decir que prefería no hablar de ello. - No tiene que ver con lo que sé hacer, sino con que estaba demasiado alterada. - le soltó del brazo un momento para darle un golpe en el pecho con el dedo índice, alzando la mirada hacia su rostro. - Y me quedé contigo porque te considero mi amigo, prefería atenderte yo. - tras aquello y hacerle la petición de pedirle un favor se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado un tanto incómoda. Si la iba a estar cuestionando todo el rato no estaba segura de si sería una buena idea.

- Quería saber si...si podrías entrenarme. - masculló por lo bajo algo avergonzada, mirándole después de reojo. - Quiero saber luchar sin magia, por si acaso. Y prefiero que no me entrenen ni mi hermano ni mi padre.

Khan Tepes:

Según entré a la habitación de aislamiento me llovieron tantas preguntas que no pude evitar sonreír. De estar en la situación contraria el entrevistador seguramente fuese yo. Sonreí con calma mientras revisaba que todo estaba conforme -La mordedura me ha dado más guerra de lo que esperaba, la verdad. Pero estoy bien. Chloe me hizo unas curas- Le enseñé la herida de guerra, que estaba vendada y protegida. Al menos ya no llevaba el brazo en cabestrillo y podía moverlo libremente, los primeros días, con un miembro menos, me sentía especialmente inútil, y eso que podría perfectamente haber usado la magia que me había enseñado Aldaron. Preparé un par de frascos de poción y saqué algo de comer de la mochila, colocándolo en la mesa auxiliar -Eh. He dicho nada de caras tristes ni de culpabilidad. ¿En serio pensabas que eso podría conmigo?- Le guiñé un ojo con complicidad para que no se sintiera culpable -¡Fuerte como un roble!- Terminé de prepararlo todo antes de espachurrarlo fuertemente porque… porque lo necesitaba y porque no podía luchar contra esa mirada de gatito de Shrek. Y algo me decía que Khan también necesitaba ese abrazo.

Y por eso no me moví ni un ápice cuando el moreno apretó con fuerza el abrazo, dejándole que se expresara tanto como necesitara y llorara tanto cuanto necesitase. No quise reconocerle que, por un momento, yo también pensé que iba a acabar todo mal. Pero no aportaba ni ayudaba, de modo que preferí callármelo. Yo, que estaba totalmente aterrado porque aquello no hubiese salido bien, no podía imaginarme cómo se sentía Khan. Traté de consolarle acariciándole suavemente la espalda y el hombro, usando el brazo bueno, claro. Apoyé mi mejilla sobre la coronilla para que pudiera escuchar mi susurro -No te preocupes, ¿vale? Ya vas a estar bien, todo va a salir bien. Era una promesa, ¿recuerdas?- Acabé por apoyar lo que hubiesen sido mis labios sobre la cabeza de Khan, quizás podría haber sido un beso. Aunque la mascarilla lo impedía, me salió casi natural. De la misma manera que secarle los lagrimones asustados. Y busqué asiento para ponerme cómodo mientras atraía la mesa auxiliar, con algo de comida sanota.

Negué con la mano para que dejara de adularme con lo que hice o con lo que pasara. -No hice nada del otro mundo. Estábamos en apuros y había que sacarte de allí. Y había que sacarlos a ellos también- Dije apoyando la mochila sobre mi regazo, dándole a entender que los huevos estaban a salvo -Pero antes de que me repitas lo que me vas a repetir, cabezota, te tengo una cosa- Extendí las manos para que se estuviera quieto mientras me ponía de pie, levantándome de la silla. Había practicado mucho los días que estaba de reposo usando los apuntes de las pocas clases que Sean nos dio antes de irse … Abrí la mochila y con mucha teatralidad hice círculos sobre ella, como un mago de teatro muggle, recitando una especie de cita, con tonito, aunque no rimase nada -Caminar con un amigo en la oscuridad es mejor que caminar solo en la luz- Entonces, de la mochila aparecieron unas pequeñas bolitas de luz de distintos colores que con parsimonia se distribuyeron por toda la habitación, flotando como burbujas -No podía traer velas por el tema del oxígeno, de modo que se me ocurrió esto. Es una bobada, pero al menos espero que te ayude- Dije cogiendo en el aire una de esas lucecitas tintineantes, esta de color anaranjado, por el calcio, y se la puse entre las manos a Khan.

Justin Granger escribió:

Según entré a la habitación de aislamiento me llovieron tantas preguntas que no pude evitar sonreír. De estar en la situación contraria el entrevistador seguramente fuese yo. Sonreí con calma mientras revisaba que todo estaba conforme -La mordedura me ha dado más guerra de lo que esperaba, la verdad. Pero estoy bien. Chloe me hizo unas curas- Le enseñé la herida de guerra, que estaba vendada y protegida. Al menos ya no llevaba el brazo en cabestrillo y podía moverlo libremente, los primeros días, con un miembro menos, me sentía especialmente inútil, y eso que podría perfectamente haber usado la magia que me había enseñado Aldaron. Preparé un par de frascos de poción y saqué algo de comer de la mochila, colocándolo en la mesa auxiliar -Eh. He dicho nada de caras tristes ni de culpabilidad. ¿En serio pensabas que eso podría conmigo?- Le guiñé un ojo con complicidad para que no se sintiera culpable -¡Fuerte como un roble!- Terminé de prepararlo todo antes de espachurrarlo fuertemente porque… porque lo necesitaba y porque no podía luchar contra esa mirada de gatito de Shrek. Y algo me decía que Khan también necesitaba ese abrazo.

Y por eso no me moví ni un ápice cuando el moreno apretó con fuerza el abrazo, dejándole que se expresara tanto como necesitara y llorara tanto cuanto necesitase. No quise reconocerle que, por un momento, yo también pensé que iba a acabar todo mal. Pero no aportaba ni ayudaba, de modo que preferí callármelo. Yo, que estaba totalmente aterrado porque aquello no hubiese salido bien, no podía imaginarme cómo se sentía Khan. Traté de consolarle acariciándole suavemente la espalda y el hombro, usando el brazo bueno, claro. Apoyé mi mejilla sobre la coronilla para que pudiera escuchar mi susurro -No te preocupes, ¿vale? Ya vas a estar bien, todo va a salir bien. Era una promesa, ¿recuerdas?- Acabé por apoyar lo que hubiesen sido mis labios sobre la cabeza de Khan, quizás podría haber sido un beso. Aunque la mascarilla lo impedía, me salió casi natural. De la misma manera que secarle los lagrimones asustados. Y busqué asiento para ponerme cómodo mientras atraía la mesa auxiliar, con algo de comida sanota.

Negué con la mano para que dejara de adularme con lo que hice o con lo que pasara. -No hice nada del otro mundo. Estábamos en apuros y había que sacarte de allí. Y había que sacarlos a ellos también- Dije apoyando la mochila sobre mi regazo, dándole a entender que los huevos estaban a salvo -Pero antes de que me repitas lo que me vas a repetir, cabezota, te tengo una cosa- Extendí las manos para que se estuviera quieto mientras me ponía de pie, levantándome de la silla. Había practicado mucho los días que estaba de reposo usando los apuntes de las pocas clases que Sean nos dio antes de irse … Abrí la mochila y con mucha teatralidad hice círculos sobre ella, como un mago de teatro muggle, recitando una especie de cita, con tonito, aunque no rimase nada -Caminar con un amigo en la oscuridad es mejor que caminar solo en la luz- Entonces, de la mochila aparecieron unas pequeñas bolitas de luz de distintos colores que con parsimonia se distribuyeron por toda la habitación, flotando como burbujas -No podía traer velas por el tema del oxígeno, de modo que se me ocurrió esto. Es una bobada, pero al menos espero que te ayude- Dije cogiendo en el aire una de esas lucecitas tintineantes, esta de color anaranjado, por el calcio, y se la puse entre las manos a Khan.

Se quedó algo más tranquilo al escuchar que le habían atendido en condiciones de la mordedura del puto goblin, observando unos segundos el vendaje que le mostraba. Podía haber sido peor...mucho peor. No era tan fácil no poner cara triste o de culpabilidad, sobre todo porque hasta que no lo vio sano y salvo no hacía más que pensar qué le habría sucedido. Pero Justin era mucho más fuerte de lo que había pensado, y ahí lo tenía, al pie del cañón otra vez más. Su abrazo y aquella frase susurrada fueron como un bálsamo para calmar los miedos contenidos, la incertidumbre y la soledad que había sentido, permitiéndole sacar todo eso sin avergonzarse. Con él podía hacerlo, no le iba a juzgar por permitirse comportarse como el crío que aún era. Cerró los ojos un instante al notar que se apoyaba en su cabeza, inspirando profundamente antes de volver a abrirlos para mirarle ya lo suficientemente relajado como para que no tuviese que apartarle más lágrimas de las mejillas. Ya lo había visto así antes, cuando lo de Snagov.

Justin fue humilde y como siempre negó que fuese de mucha importancia lo que había hecho en las cuevas, como si librarse el sólo de tanto goblin fuese cualquier cosa. - Qué va, te tocó hacerlo solo porque a mi no me salía nada a derechas. Tiene mucho más mérito. Y manejabas muy bien la espada, para que luego digas que no. - alzó mucho las cejas al ver la mochila enorme que le mostró con lo que parecía algo cuadrado, interpretando que estaba dentro el cofre con los huevos de dragón. Hasta el momento no se había parado a pensar en ello. Seguramente se los habrían acabado llevando los goblins de no ser por la intervención de Justin.

- Joder, menos mal que estás en todo. Desde luego que te merecerías criar a uno de ellos cuando salgan. - si es que salían...tenían que ver en qué condiciones estaban. Lo siguió con una mirada curiosa cuando se levantó de la silla para ir a mostrarle algo que guardaba en una mochila, sonriendo levemente al escuchar aquella cita que parecía tan cargada de significado. Era cierto, y no se refería sólo al incidente de la cueva. No pudo disimular su expresión de sorpresa al ver aquellas bolas luminosas salir por el aire para iluminar todo alrededor, haciendo que alzase la mirada hacia arriba y alrededor para verlas todas mientras su sonrisa se acentuaba más.

- Qué bonito...¿qué son? ¿cómo lo hiciste? - No, no era ninguna bobada. Una de las últimas cosas que recordaba de sus delirios febriles eran aquellas sombras oscuras por el campamento, decir que hacía falta luz. Pues él se la había traído. Con aquel pensamiento en mente se quedó observando la bolita luminosa que puso él entre sus manos, pero tomando también las de él para que no se apartase. Tal vez se arrepentiría y avergonzaría más tarde de lo que estaba pensando decir, pero lo que le había pasado y estar tan cerca de no sobrevivir le empujaba a hablar aunque fuese sin mirarle a la cara. - Tienes razón...sobre todo si ese amigo que va contigo en la oscuridad es la propia luz. - porque lo era, pocas personas quedaban en la actualidad con bondad, sin corromper. Y haría todo lo posible para que nada ni nadie lo apagasen.

Chloe Hacksaw escribió:
Tuvo que contenerse para no golpearle en un brazo cuando insistió en aquello de que todas le parecían iguales, pensando que si no abría un poquito la mente pues probablemente daría igual las conversaciones que tuviesen o lo que ella le pudiese enseñar. Paciencia... - Entonces yo soy igual que Savannah, igual que Amaya, igual que Arleen...claro...- lo dejó ahí para que reflexionase, sin querer decirle tampoco claramente cuáles eran sus circunstancias. Él conocía parte de ellas, pero no todas. - ¿Cuáles crees tú que son? - le interesaba saber hasta qué punto era capaz Lorcan de conocerla, o de leerla para averiguar cómo era ella. Tal vez fuese observador, tal vez no. Decidió no darle demasiada bola sobre sus quejas de por qué Ian se había podido ir y él no, porque casi le parecía un niño emberrinchado por no poder salir a jugar.

- Él estaba mejor de lo que estás tú ahora. Además, estaba preocupado por Aedan. - Chloe no se había enterado de mucho con tanto trabajo, pero por lo visto había estado muy alterado por sus poderes mentales porque algo le había pasado a Catherine. Ya le informarían cuando supiesen algo más, supuso. Puso cara de disconformidad cuando le mencionó que podía usar al tipo borde del otro día para "jugar a los doctores", fastidiada porque parecía que no se la tomaba en serio. ¿Por qué la infravaloraba así?  

- Si hubiese estado jugando no habrías mejorado como lo has hecho. Ya no soy una simple estudiante, y lo que me pasó el otro día... - inspiró haciendo un gesto como queriendo decir que prefería no hablar de ello.   - No tiene que ver con lo que sé hacer, sino con que estaba demasiado alterada. - le soltó del brazo un momento para darle un golpe en el pecho con el dedo índice, alzando la mirada hacia su rostro.  - Y me quedé contigo porque te considero mi amigo, prefería atenderte yo. - tras aquello y hacerle  la petición de pedirle un favor se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado un tanto incómoda. Si la iba a estar cuestionando todo el rato no estaba segura de si sería una buena idea.

- Quería saber si...si podrías entrenarme. - masculló por lo bajo algo avergonzada, mirándole después de reojo.  - Quiero saber luchar sin magia, por si acaso. Y prefiero que no me entrenen ni mi hermano ni mi padre.

Igual que Savannah Amaya y Savannah, no lo creía. Le faltaba carácter en cuanto a Arleen no la conocía tanto como para definirla. - Tus circunstancias... - Miró hacia el horizonte mientras las pensaba, en primeras, la veía como una chica con un carácter tímido, siempre comparándola con las otras. También parecía muy sociable y risueña hasta que pasó aquello del rapto y se retraso bastante... - Tus circunstancias son ser una persona alegre y optimista. Juzgo también que eres bastante blanda y por eso te metes en serios problemas. Te lo habré dicho en algún momento. No todo el mundo es bueno. - Le advirtió y que esperaba que en algún momento se tomará enserio. - ¿Y bien, he pasado la prueba? - Se quedó a la espera de una respuesta para saber si había pasado aquel pequeño examen. - Cualquier cosa que quieras saber, siempre me la puedes preguntar. - Su tono fue de burla y mofa pasando ese momento en el que se había disgustado y luego volvió a pasar a estar disgustado cuando soltó el aire ruidosamente que también fue un gesto de mofa ante lo de Ian que estaba mejor que el, hermanos... -Deja, entiendo. No tienes que justificarlo. -

Ciertamente si no hubiese estado a su lado, dudaba que podría haber hecho algo. Ella había influido mucho en su estado y se preocupo por el. - Te agradezco por eso. - Lo que había pasado ese día, el lo sabia perfectamente. - Claro, demasiado alterada y a pesar de todo querías ayudar estando alterada. - Recalcó las palabras "alterada" alzando una ceja ante la incongruencia de aquello.

Se quedó mirando el dedo que le punteaba en el pecho como un bicho molesto que terminó por agarrar con su mano - Eso es molesto. - Suspiro a la vez que sintió una emoción ante lo de que se había quedado con él, porque le consideraba su amigo. ¿Eso era como algo especial? Tampoco se sintió incómodo con esa revelación, ya que llevaba bastante tiempo compartiendo con ella decidiendo que le gustaba.

El que quisiera que le entrenará, hizo que su cabeza volteara al instante sólo para mirarla, aunque no fuera precisamente directo a los ojos. Fue, por  lo menos ,sorprendente de una manera extraña. - Claro, si, bueno. - Tropezó con sus propias palabras antes de aclararse la mente. - Puedo hacerlo, quiero decir... Estoy dispuesto, pero, no seré un profesor complaciente, solo porque seas mujer y mi amiga. Te puedo enseñar un par de cosas. - Que serían las necesarias para que pudiera defenderse a ella y los que la rodearan. Una forma también de compensarle el que se quedara con el en su estado.

- Antes era más optimista...- Supuso que Lorcan había interpretado lo de sus circunstancias como su forma de ser, aunque no le gustó nada que dijera que era blanda. Daba a entender que era una llorona o algo así, o que se había buscado lo que le había pasado por ser "demasiado buena". Se quedó seria y con gesto algo triste durante algunos segundos y sin saber qué decir cuando Lorcan le preguntó si había pasado la prueba. - Así que eso es lo que veis los demás de mí...tal vez sea cierto. - puede que tuviese que cambiar, intentar ser de otra manera. Ya no estaba tan segura de querer seguir preguntándole cosas al licántropo por si no le gustaban las respuestas.

- Claro que quería ayudar, pero acabé armando más lío. Lo siento, ya me han contado algunas cosas los compañeros... - se disculpó por eso, suspirando después cuando él le agarró el dedo después de que le diese unos toquecitos en el pecho. Por suerte era su mano normal, así que no se alteró en exceso. Podía ir acostumbrándose poco a poco a retomar algo de contacto con la gente. - No, tú eres molesto. - le replicó frunciendo el ceño antes de soltarse, aunque le pareció que a él le había agradado eso de darle la consideración de amigo. Él mismo se lo repitió al decir que no sería cuidadoso en el entrenamiento por ser amiga, aunque añadiese eso de ser mujer. Rodó los ojos un momento. No tenía nada que ver. Azahar y Erika eran mujeres y a ambas las consideraba muy buenas guerreras. Igual que había bastantes hombres que no sabían nada de lucha.

- Vale, trato hecho. Todo lo que puedas enseñarme será bien recibido. No es suficiente con saber magia defensiva de escudos, necesito desenvolverme tan bien como tú o como Ian. Ya me dirás dónde quieres que entrenemos. Será secreto de momento...por ahora prefiero que sea así. - después apoyó la mano en el antebrazo de Lorcan, haciendo una indicación hacia el interior. - Será mejor que vuelvas a descansar, y a comer algo. Mañana por la mañana te prometo que te dejo marchar.

-Si, por lo menos así lo veo yo. Te metes en muchos problemas por eso. – Pensó por unos momentos sobre todo lo de la conversación y sobre lo de la circunstancia de cada uno, que suponía que era un tema que convergía del porqué de cada uno, pero todo aquello parecía más complicado de lo que podía resistir cuando el solo era capaz de hacer observaciones sobre su carácter o el carácter de las demás. Y sobre lo del optimismo no sabía. - ¿Más optimista aun… que ahora? -

-No te he pedido que te disculpes, ya lo has hecho todo el tiempo que hemos estado juntos. Y tus compañeros deberían cerrar la boca. – Dijo pensando que lo que le estaban diciendo a ella, la molestaba puesto que sabía un tanto cuál era su estado mental, sobre todo después del ataque que había quedado tal cual ratón asustado, luego sonrió de medio lado por lo de ser molesto queriendo preguntarle si realmente lo consideraba. Hace algún tiempo también había considerado que era una persona molesta, pero eso eran otras circunstancias, algo completamente diferente y suspiro como si estuviera reconsiderándolo.  

¿Un secreto? No entendió bien esa parte, pero le valía de todos modos, si ella quería que fuera secreto así sería hasta que ella quisiera desecharlo. Estuvo de acuerdo dando lugar en su mente a cosas que podía enseñarle ¿Espada? Alzo una ceja y la evaluó detenidamente. No, era muy blandita ¿Y qué tal puntería? Una daga insertada con buena puntería estaría muy bien. A lo mejor ella podría lograr aquello y en cuanto a un lugar para entrenar, el territorio era basto en los alrededores del campamento como para que pudieran formar un punto donde ir. Inmediatamente después, se alegró al escucharla decir que le daría el alta al día siguiente, lo que hizo que prácticamente saltara con entusiasmo y entonces para lograr eso solo debía comer y descansar hasta que a la mañana siguiente le dieron de alta dejando ese lugar atrás.

Khan Tepes:

-Calla, zalamero. Vas a hacer que me sonroje- Aunque me dio que pensar, ¿en serio? ¿Johan había conseguido algo con sus entrenamientos y su elemental malvado de luz? De verdad, que prefería que no siguiera diciendo qué bien se me había dado todo aquello, porque para mi no lo era. Tendría que haberlo resuelto de otra forma y aunque estaba bien escuchar que había hecho algo bueno, no me sentía de sentir como si fuera el super héroe que Khan dibujaba. -No podía dejarlos allí, a merced de los goblins. Esta mochila es como… una minicaja fuerte. No me he separado de ella. ¿Quieres verlos? Todavía están calientes- Pregunté sin sacar el cofre allí. De hacerlo debería ser con las persianas bajadas para que nadie supiera qué había y les dieran las tentaciones de cogerlos sin permiso. Es decir, que no se los robasen.

-¡Me alegro que te gusten!- Dije eufórico. Eso sí me hacía sentir orgulloso, mucho más que el episodio de los goblins en la cueva. Era algo más … personal y lo mejor de todo es que podía conseguir que Khan estuviera mucho más calmado y protegido de los miedos de las fiebres. -Son una bobada. Es un hechizo muy básico para iluminar. Los colores son un truco barato de química, sales y alquimia. Los utilizaba para entretener a Nyara- Lo que no esperaba es lo que ocurrió a continuación. Cuando me cogió las manos lo primero que sentí era el frío, pero el contacto hizo que el corazón me hiciera un salto. Me sentía confundido por aquel contacto abrupto que no esperaba. Una cosa era el reencuentro y… Y entonces soltó aquello e hizo que me sonrojara como si fuera una de aquellas lucecitas de color rojo. Seguro que podría ver el rubor por debajo de la mascarilla. Luego sonreí y sentí cómo todo el cuerpo se me hacía flan. Lo peor es que quería llorar, pero no de tristeza, sino porque quizás era una de las cosas más bonitas que me habían dicho en mucho tiempo. Y esto hizo que el tonto de Khan me dejara sin palabras. Por eso solo pude abrazarle a modo de agradecimiento, al menos durante un rato.

Cuando me separé, al poco, me sequé la estúpida humedad de los ojos -¿Sabes? Todavía te tengo una sorpresa más. Pero no la tengo aquí y estoy preparándola para cuando estés ya al cien por cien. Me han dicho que mañana o pasado te darán el alta. De modo que solo necesitas un poco de paciencia. Puedo traerte libros, cómics… te he traído algo caliente de comer y no papillas insípidas de hospital- Extendí el dedo índice entre nosotros para que no preguntara -Eh. He dicho que es una sorpresa, de modo que no te lo voy a decir. Lo único que me tendré que ausentar un rato, pero puedo esperar. ¿Vas a estar bien? No quiero irme hasta saber que sí- Me había salido un poco imperativo aquello, pero conociéndole lo mismo se arrancaba las vías y se iba. Era una práctica que al parecer se había puesto muy de moda entre los jóvenes.

Le hizo gracia eso de que Justin se sonrojase por los halagos, se notaba que estaba poco acostumbrado a que se los hiciesen. Pero se los merecía, sin duda. Miró receloso alrededor por el tema de los huevos de dragón, pues aunque quisiera verlos no le parecía buena idea sacarlos ahí por si acaso. Tal vez se los quitaban.  - Mejor luego...cuando salga de aquí. Prefiero que por ahora nadie que no sea del Consejo sepa que los tengo. Incluso...podías llevarlos a un lugar que tú consideres seguro.  -  algo que no fuese la cueva de los goblins, obviamente.

Cuando llegó el momento de la sorpresa luminosa todo el ambiente cambió, creando un momento que se le antojó bastante especial entre ambos. - Pues luego me enseñas cómo se hace. -  Durante algunos segundos no pudo evitar seguir sonriendo por el gesto que había tenido su amigo, aunque no fue capaz de mirarla a la cara al decir aquella última frase sobre lo que era para él. Sólo cuando se atrevió a alzar la cabeza desde sus manos hacia su rostro pudo darse cuenta de que Justin se había sonrojado, incluso con mascarilla y todo se notaba. Igual tenía que haberse quedado callado, pues ahora no sabía muy bien qué más decir ni dónde meterse. Por suerte no tuvo que decir nada porque el abrazo que le dio fue suficiente respuesta para saber que estaba todo bien, que no le había incomodado. Respiró más tranquilo y le apretujó un poco más fuerte antes de soltarle de nuevo. Mejor que no dijesen nada más.

- ¿Otra sorpresa más? Ahora quiero saberlo. Me va a costar llegar a tu altura si sigues así. - bromeó volviendo a un tono más relajado, cruzando los dedos cuando dijo que mañana o pasado le darían el alta. Ojalá fuese así, quería irse cuanto antes aunque tuviese que descansar un poco más en otro sitio. No sabía dónde, eso de ser exiliado era una mierda. - ¿Podría...quedarme contigo unos días cuando salga? es que no quiero seguir en el campamento. No hace falta que me contestes ahora, ya me lo dirás. - porque tal vez lo de ir a la casa del padrino de Justin no fuese buena idea. Tampoco sabía dónde podían meterse. Negó a lo de los cómics y libros, porque ganas de momento no tenía. Tampoco tenía hambre ninguna, pero le agradeció igualmente que le hubiese traído algo rico de comer.

- Estaré bien, no te preocupes, ve tranquilo. Nos vemos pronto. - se despidió de él finalmente, quedándose de nuevo a solas pero mucho más reconfortado por su visita y todo lo demás. Se puso a comer un poco de lo que le había traído, y después se quedó un  buen rato mirando las luces que ahora flotaban por la habitación hasta quedarse dormido.
Días después, cuando terminó de recuperarse, abandonó por fin el hospital.