Área de habitaciones mixtas [Piso 4] EDIFICIO OUROBOROS

Tras salir del taller del científico loco, comer un poco en un incómodo y tenso silencio con Lykaios y pegarme un buen duchazo fuimos a las habitaciones y pasé prácticamente toda la semana en una especie de bucle infinito de siesta del infierno.
La cama me atrapaba y por alguna razón a mi me parecía bien. Seguramente todo lo que había avanzado con esa ducha, consiguiendo que mi pelo dejase de ser un nido enmarañado y sucio, se había perdido al dar tantas vueltas en la cama. Pero estaba cansada, muy cansada.
A veces me medio despertaba pero volvía a dormir, y de cuando en cuando buscaba comida pero poco más. Conforme pasaba la semana podía sentir la presencia de la luna acercarse, pero por suerte o por desgracia me habían inyectado una matalobos.
Me desperecé en la cama estirándome por completo pero aún medio dormida. Parecía que iba a despertar pero por el contrario giré sobre mi misma abrazándome a la almohada.
-mmmmm.....

Ya habia pasado una semana y poco más despues de todo aquel infierno (literal). Las cosas estaban raras, pero con el paso de los días, asumí que era así porque yo mismo me sentía raro conmigo mismo, algo que nunca me habia pasado, ni si quiera cuando me convirtieron en licántropo. Era culpa de la derrota. No es que no me hubiesen derrotado antes, había perdido en muchas, muchisimas ocasiones...pero siempre me habia reincorporado rapidamente.

No habia sido asi esta vez. Y era aquello lo que me habia traido raro y amargado durante la semana. No habia convocado a la Brigada y habia hablado con ellos...lo justo. Para comprobar como iba su salud y poco más, o el asunto de las futuras misiones.

No sabía cuanto tenía que ver en todo aquello mi excursion por el infierno y cuánto me había afectado. Saber que no tenia el control sobre nada, o mas bien, que no tenia el control sobre mis emociones...me cabreaba mucho.

Pero por fin habia decidido que era momento de poner los pies en movimiento, y que la cabeza ya los seguiría despues. Habia preparado vino calentito, con miel, con especias como canela y clavo.... era una receta que tenia aprendida desde que era adolescente. Alguien me dijo que servía para curar las heridas del alma. No como ese maldito whisky....

Fui al cuarto de Gen donde estaba y me colé en el interior sin llamar. Aunque seguro que se habia percatado de mi llegada....no en vano ella tambien era lican. Dejé la jarra con el vino en la mesilla. Desprendía un olor bastante agradable.

Me senté en el borde de la cama de la pelimorada y le puse una mano sobre el hombro, a traves de la colcha.

- Eh, Gen...estas sobando? Espabila.

Seguía abraza a mi almohada tan tranquila cuando alguien empezó a molestar.
-hmhmhmmh buff
Me quejé rodando al otro lado abrazando la "almohada"/pierna del General presionando la nariz sobre ella. Esa almohada estaba dura.Fruncí el ceño apretando con las manos, blandita pero dura.
-mm?
Abrí un ojo observándole desde mi sobamiento y volví a regruñir algo mientras me apartaba quedando tirada boca arriba en la cama.
"puff..."
Pasé mi mano por los ojos tratando de despertarme como debidamente pude y volví a mirarle aún con cara de destroyer total.
-¿Que pasa?
Bostecé estirándome antes de incorporarme quedando sentada en la cama. En mi empane sentía aquellas cosquillas tímidas empezar a despertar pero por el momento era controlable.
-¿Nos vamos ya?no...espera...se supone que yo no puedo largarme, por lo del chisme.
Sí, estaba hablando conmigo misma. Suspiré sentándome a lo indio y miré empanadamente a la mesilla. Alcé ambas cejas e incliné mi cuerpo un poco para observar aquella jarra. Finalmente gateé hasta la mesilla aspirando aquel aroma a vino especiado y miré al general sonriendo de medio lado.
-¿Has venido a emborracharme General? ¿o hay alguna misión que se te pase por la cabeza?

Se me habia agarrado a la pierna en sus intentos por despertarse. Se me escapó una media risa, que era, una licatropo o una mujer-hurón?

- Pasa que llevas aqui dentro una semana ya

Hice una mueca por su observación.

- Puedes rondar la isla, pero fuera...sería peligroso irse  hasta que acabademos con esa maldita maquina. - respondí con visible rencor en la voz.  Ella no podia acompañarnos fuera, no. Pero nosotros si nos iriamos. - De todos modos, creo que aqui tambien tendréis problemas. Ha pasado algo con unos...descendientes cabreados porque hace siglos les dieron la patada, y ahora han venido a vengarse. Una putada... vamos que en Ouroboros tambien se está liando. Quería preguntarte si podrás echarles una mano. Les vendría bien tu ayuda.

Cogí la jarra y los dos vasos que había preparado, llenando un y otro, pasándole uno a ella. Aun humeaba pero estaba listo para beberse, asi que pegué un corto trago.
- A ambas cosas, pero primero a emborracharte, claro está. - le sonreí, alcé una ceja y brindé hacia ella.

-He salido a por comida, tío listo.
Respondí algo picada por aquella frase que tomé como una insinuación de que era una puñetera vaga.
-Y a ducharme...
Arrugué la nariz y me incliné un poco para olerle, tal vez fue una mala idea por mi parte y por parte de mis poderes pero....todo fuera por fastidiarle un poquillo.
-Veo que otros no lo han hecho.
Comenté alzando una ceja y por fin tomé asiento al borde de la cama mientras él hablaba. Tomé entre mis manos aquel vaso notando el calor y observé con intensidad el humo que salía del vino.
Las palabras del general eran sutiles pero claras, la Brigada saldría de la isla, en cambio yo debía permanecer en ella. Le miré de reojo y sonreí de medio lado chocando la copa con la suya para después beber un pequeño trago mirando la pared frente a mí. No estaba muy decorada, era una habitación simple, sin mucha personalidad. No me había percatado hasta entonces de ello.
-Os marcháis entonces...
Volví a mirarle interrogativa a pesar de que mi frase era toda una afirmación y por alguna razón volví a mirar aquel vino.
-Siento lo de... lo de Delsin.
Solté con pesadez. Tenía casi la total certeza de que Lykaios no habría dejado de pensar en aquella pérdida en la ciudadela.Yo tampoco me sentía mucho mejor por haberlo impedido.
-No podía dejar que lo hicieras. Hubiésemos perdido a dos...o a tres, Ben seguro que te habría seguido.
El vino ondeaba levemente en aquella copa y el olor de las especias inundaba la habitación. Por el momento era fácil concentrarme en aquello en vez de en otros olores. Pasé el pelo alborotado tras mi oreja tratando de mantener mis manos ocupadas y la mente clara.
-La Brigada necesita a su general.
Volví a beber de aquel vino mirándole de reojo. Alcé la vista a su pelo mientras aún mantenía la copa en mis labios arrugando un poco el ceño al ver aquel mechón blanco.
"WTF Que yo sepa no es tan viejo como para tantas canas"

- Ah si? no te veo muy bien alimentada. - dije clavandole un dedo entre los michelines de la barriga. Mmmm. Barriga....

Pensamiento estupido a parte, capté la decepcion que mis palabras le habian causado.
- Si, ya lo sé, es una mierda eso de pedirte que te quedes aqui. - observé como pegó un trago y mis ojos fueron de su vaso a sus ojos, interrogantes. - Te gusta?

"al menos el vino está bueno"

Resoplé con pesadez al oir lo de Delsin y pegué un buen trago.
- Yo también lo siento. El caso es que tienes razón y lo sabes. No habría podido volver. - me quedé mirando el color del vino, casi del mismo color que mis ojos, y le di vueltas. Si, era probable que Ben hubiese venido detrás. - ¿crees que seguirá vivo?

Saber que Gen habia hecho lo correcto no lograba hacerme sentir mejor. La escuché decir aquello y la miré a los ojos con detenimiento, antes de responderle.
- Y el general necesita a su Brigada.

Me estaba echando miradas de reojo mientras bebía. Me dejé mi vaso a medio acabar y lo puse sobre la mesita. La miré entornando los ojos. Era por las ojeras que tenía? Por las estúpidas canas que me habían salido?

- No es lo que estás pensando - y le di una hostia con su almohada. Aunque aquello no logró distraerme del otro tema que habia decidido venir a hablar con ella.

Me encogí un poco tratando de evitar ese dedo clavándose donde no debía mientras le lanzaba miradas de semi-odio.
-Nch...Ge...general para...
No es que no me gustase el jueguecito pero claro, siendo yo no era prudente a pesar de que no tocase directamente mi piel. Estuve a punto de preguntar si de verdad se tenían que ir, tal vez no era tan importante que bajasen, pero lo descarté.
-Les echaré una mano si es lo que quieres General.
Murmuré bastante decidida a pesar de que no me gustase la idea de permanecer en la isla y que el resto se marchase. Asentí a la pregunta.
-Sienta bien... No lo he visto en ningún sitio¿dónde lo has conseguido?
Apreté las manos alrededor del vaso cuando empezó a hablar de Delsin él suspirando por su última pregunta, que me hizo perder la mirada a lo lejos.
Mi primer pensamiento fue que seguramente sí, igual que a mí me habían mantenido con vida, pero decir aquello significaría que la Brigada iría allí y no sé si me convencía que nadie volviese allí.
-No lo sé.
Murmuré sintiéndome mal por aquello. Debí haber dicho que sí y no abandonar de nuevo a Delsin con mis palabras. LA respuesta de Lykaios no hizo que me sintiese mejor. Le sonreí sin más y me extrañé por aquellos ojos entornados. Justo antes de ver llegar esa almohada que traté de parar con una mano, cosa que conseguí a medias.
El vaso se derramó un poco, algo de líquido cayó a la cama y parte salió despedido salpicando a mí y a la almohada.
-¿Pero qué haces?
Dejé el vaso ahora medio vacío y le miré sin comprender, agarrando la almohada que el había usado y aún tenía en las manos frunciendo mi ceño.
-¿Que no es lo que pienso el que?General!Me has empapado!
No era tanto como haberme empapado, vale, exageré un poco bastante, pero hacerme la indignada me salió sólo.
-¿Es por las canas?Te ponen de mala hostia y empiezas a pegar a la gente o que?

- Preferiría que pudieras venir a dar caña abajo. Pero parece mejor plan que te quedes en la isla y los ayudes. Te van a necesitar. No queremos que destruyan Ouroboros mientras destruimos a Sam. Son uno poco pijales, y bastante estirados y se lo tienen un poco creido, pero eh, a vosotros los franceses os encantan esas mierdas... - dije con mala baba lanzandole una mirada retadora. Despues me señalé con el pulgar al pecho.

- Lo he hecho yo! Bueno, lo de calentarlo y añadirle las especias...el vino lo saqué del bar. Obviamente.

Su respuesta sobre Delsin me dejó bastante desanimado pero en realidad era una posibilidad que ya había contemplado. Puede que estuviese muerto, o bajo su control. Era por eso que se descartaba la idea de hacer algo que, al destruir a Sam, acabase con aquellos conectados a la entidad.

La miré boquiabierto por el caos que habia permitido que una simple almohada desatase en su vino.
- Dramática. No es para tanto. - entonces soltó lo de las canas y me arrepeiné esa zona haciendome el digno. - Es eso y que he dormido cinco horas durante toda esta semana! - me excusé. Las canas me habian producido mucho insomnio. Bueno, las canas no, las malditas pesadillas. Menos mal que tenia mi sombrero de beber, un traguito de manzanilla y acababa mas pedo que Alfredo y podia dormir un rato. Luego la miré muy fijamente, como pensando algo. A ver si mis pensamientos podian traspasar mi cabeza.

- Gen tu...tu manera de convencerme de que no me fuese alli en la Ciudadela... - el caso es que no sabía seguir. El puto paseo por el infierno me habia dejado traumatizado pero no me habia dado mas labia para estas cosas. Mierda! Fruncí el ceño. Agarré las manos de ella que agarraban su almohada y tiré un poco de ella hacia mi. - Venganza. - terminé de inclinarme hacia ella y le di aquel beso que llevaba rato queriendo darle, y que habia estado planeando mucho rato mientras venia hacia acá.

"juro que en mi cabeza se veia mejor!"

Me separé despues de unos segundos, antes de que fuese demasiado tarde. Corto, pero en realidad había sido un buen beso. Me levanté de la cama, me acabé el vino y le guiñé un ojo.

"ahora vete, Lykaios"
- No me voy a desmayar modo dramatico, eso si.

Asentí a lo de ayudar, si era lo que quería lo haría. Tampoco tenía mucho más que hacer en esa isla si no estaba acompañada de la Brigada. Le lancé una mirada reprobatoria por lo que dijo de los franceses.
-Los irlandeses preferís revolcaros en alcohol y no ducharos...algunos hemos sabido nacer en el sitio adecuado.
Contesté a sabiendas de que le encantaba meterse con los franceses por alguna razón extraña. Después alcé las cejas mirando el vino.
-¿Ves? sois buenos con el alcohol...eso debo admitirlo, aunque en vino somos mejores nosotros.

Tras el incidente de la almohada y el vino, llevé una mano a mi pecho abriendo la boca indignadísima cuando me llamó dramática.
-¿Dramática yo?!
"será desgraciao"
Entorné los ojos y después reí abandonando el papel de indignada mirándole de reojo aún. Aquellos momentos eran necesarios, quitaban hierro al asunto, supongo. Aunque no ayudaban con mis poderes.
Dejé de reír cuando sacó aquel tema.
-Prff.... General...lo siento no sabía como....es lo primero que se me pasó por la cabeza!
Traté de excusarme con aquello. Miré sus manos cuando tocaron las mías y después a él cuando tiró para acercarme.
-Gene...
El besó llegó y yo tampoco lo negué, cerré los ojos casi al instante sintiendo cierto alivio. No puedo negar que disfruté de ello pero también lo hicieron mis poderes que por fin despertaron, envolviendo mi cuerpo con una nube de feromonas. Cuando despegó sus labios seguía aferrada a la almohada y con los ojos cerrados, tratando de contenerlos.
Algo se revolvía en mi estómago y mi pecho. El se había levantado y yo trataba de no seguirle. Mis manos se tensaban en la tela de la almohada, tanto, que la rompí, en cierto modo ayudada por la cercanía de la luna.
Las plumas volaron por la estancia, era verdad que eran unos pijos estirados con almohadas de plumas en las habitaciones de invitados. Y con ellas la nube de feromonas también se dispersó por la estancia.

Unas manos surcaron la espalda de Lykaios ascendiendo por la tela de la capa del general. Cuando alcanzaron sus hombros los labios de aquella Gen estaban demasiado cerca de su oreja.
-¿Estás seguro de eso?
Murmuró antes de ayudarse con la mano para girar su rostro y darle un suave beso.
Otra Gen agarró su brazo derecho con una mano mientras que su otra mano giraba la cabeza del general. Sonrió de medio lado.
-Tal vez pueda ayudarte a dormir...
Se acercó y depositó otro beso en sus labios, mientras la que estaba a su espalda se preocupaba de desenganchar su capa.

Abrí los ojos al escuchar las voces y me levanté como un resorte mirando a una y otra copia de mi con cierto estupor, dejando caer el resto de la almohada destrozada al suelo. Ellas desaparecieron.
"¿que mierda ha sido eso?"
Aún así lo había sentido igualmente, y eso no había ayudado. Le miré con intensidad y tras cerrar los ojos de nuevo dirigí mis pasos a la puerta abriéndola.
-No...no ha sido buena idea. Deberías irte...
Dije sin atreverme a mirarle, sin embargo ese remolino del estómago me hizo hacerlo. No sé si pretendía irse o no pero como si fuese una loca cerré la puerta cambiando de opinión súbitamente. Caminé hasta él alzando las manos a su rostro mientras me aupaba para darle un beso tal vez más intenso que el que le habían dado mis copias.
El brillo de las feromonas envolvía la estancia y no tenía claro como podía pararlo esta vez.

Aparecí nuevamente en la zona de los dormitorios, directamente en mi habitación esperando encontrar a Leila y la niña echando la siesta después de comer o cualquier otra cosa menos no ver a nadie, me llevé las manos a la cabeza para revolverme el pelo algo mosqueado por eso -¿es que esta mujer no puede quedarse cinco minutos en el mismo sitio?- en verdad no podía culparla, había estado tan encerrada como yo por una semana pero al menos podría haberme dejado una nota o algo, un post-it, letras con sangre sobre la cámara secreta, algo...

La agitación empezó de repente con un estruendo, se había escuchado a lo lejos pero el rugido de los dragones era claro, me puse encima todo lo que pude después de ver por la ventana como un dragón negro chamuscaba uno de los edificios más altos, corrí por los pasillos a contracorriente por la gente histérica que también había visto aquello -Leila! Lila!- nada, no había respuesta y había demasiada gente como para seguir su rastro, al final solo pude suponer que habían salido por lo que hice lo mismo, yendo de nuevo hasta la entrada del edificio por si las veía entre la multitud y si no funcionaba saldría a buscarlas.

Iba caminando la mar de feliz, tras el súper abrazo mega familiar de Ben y la nueva adición a la Brigada, con su perro raro que la seguía siendo el perrito más amigable de todos los perritos del mundo mundial. Y se consiguió a Balto en el camino, justo donde debía estar la habitación de  Gen. Aquello la hizo detenerse y de pronto saltó aplaudiendo rapido pero sin hacer sonido. ¡El jefe y Gen! ¡El jefe y Gen! Jamalgoso al ver la emoción de su dueña empezó a ladrar de pronto y Balto se unió, con lo cual hubo tremendo barullo en el medio del pasillo. Mérida intentó que los perros se calmaran pero no logró absolutamente nada lo que hizo que sonriera incómodamente.

Cogió valor y caminó hasta la puerta, tocó dos veces como esperando que pasara desapercibido por el bullicio de los perros que…¡De PUTO PRONTO! Se pusieron calladitos y se sentaron el uno al lado del otro detrás de Mérida. La pirómana los miró con los ojos entrecerrados como preguntándoles porque habían hecho tanto ruido y anunciado su llegada -Os vais a morir como perros espías… Balto, esperaba más de ti ¡Tenías que enseñarle a Jamalgoso!- Le soltó acomodándose la melena pelirroja con algo de estrés mientras la gente empezaba a moverse por los pasillos con algo de prisa, como si pasara algo... Detuvo a alguien, un PNJ y le preguntó que pasaba, y le informó el tema de los dragones, el humo en el edificio de los Descendientes y  básicamente le cotilleó todo. Mérida alzó las cejas y tocó con más rapidez la puerta de Gen

Estaba a puntito de salir por la puerta, tan satisfecho con mi beso de despedida, cuando noté unas manos sobre mis hombros y un susurro en mi oido. Nada raro, hasta ahí. Agradable y, casi lo habia esperado. Ahora que me insinuaba que me quedase, no estaba tan seguro de querer irme, en realidad me apetecia quedarme,...

Bueno, hasta ahi normal, porque un segundo par de manos me tomó por el brazo y me hizo girar la cabeza. Ahi mi cerebro dijo "ein?". Me estampó un beso en los labios pero yo me quedé con los ojos abiertos mirando a la Gen de antes, la que me habia tocado los hombros.

"es que estoy ya borracho? Veo doble?"

No, imposible, no me habia puesto mi sombrero especial de beber! De pronto, desaparecieron, y me quedé mirando a la Gen de verdad, la que seguia en la cama, levantando mis dos cejas con gesto atonito. Eso habia sido...

- Wow... - fue lo unico que atinó a salir de mis labios. Asentí energicamente a su propuesta, si, irme. Debia irme. Porque mi imaginacion habia empezado a volar salvajemente y no pude evitar imaginarme un trio con Gen. Qué. Tengo mi lado pervertido.

- Ese poder...es nuevo?

Me cerró la puerta, cambiando de idea de modo bipolar. Este beso me gustó mucho mas que el de su réplica. Se lo correspondí con pasión, agarrandola por la cintura y avanzando hasta que la cama quedó a espaldas de ella, para tirarnos y caer sobre el colchón, yo encima de ella. La despeiné entera mientras la besaba, en los labios primero, y luego por el cuello, con mis manos recorriendo su piel bajo la ropa.

Empezó a oirse jaleo por ahi afuera, gritos.... no nos percatamos del asunto de los incendios en viviendas mas alejadas, los bloques de viviendas no habian sido directamente atacados. Pero el griterío era cada vez mas palpable. Y aunque estaba ajeno a ello, cuando llamaron a la puerta no pudimos ignorarlo mas.

Gruñí quedamente contra el cuello de ella, visiblemente fastidiado por la interrupcion. El caso es que sabía quien estaba al otro lado de la puerta, el puñetero Balto y su olor a perro mojado. Pero no estaba solo, el perro no sabe llamar asi a la puerta. Mérida?

- Eso son...chillidos de pánico? - ahora que habia parado un poco era mas consciente de lo que ocurría fuera de la habitacion. La miré con el deseo pintado en los ojos. Me acerqué despacio una vez más, para darle otro beso...uno en los labios y otro en la frente. Respeto. Luego me retiré de encima de ella... y miré a la puerta un par de veces, poniendome otro cojín encima de la entrepierna, sentado aun en la cama.

- Abre tu, que...tengo que....

"Y si me concentro en controlar mi propia sangre?"

"eres un genio Lykaios, un genio..."

"dios pero y si sale mal? Que te quedas esteril o algo!!!!!!!!!!"

"tengo muchas dudas al respecto..."

Gruñí algo indescifrable cuando correspondió mi beso y me dejé llevar. Por una maldita vez dejé de luchar contra mi poder y de pronto estábamos en la cama.
Mordí mi labio cuando empezó a recorrer mi cuello y no escuché para nada las voces y ruidos del exterior. Mi mano estaba sobre su trasero tirando del pantalón hacia abajo cuando se quejó, notando como paraba de pronto.
"que?no!"
Negué a lo de los gritos poniendo mis manos en sus mejillas.
-No... no es na...
Me besó de nuevo y por un segundo creí que le había convencido de que no pasaba nada, a pesar de no haberle dicho casi ni 4 palabras pero luego me besó en la frente y se apartó. Rodé mis ojos y soplé para apartar el pelo de mi cara mirando al puñetero techo.
En la habitación las feromonas seguían dispersas y yo respiraba bastante agitada. Le miré de reojo y tras gruñir fastidiada fui hacia la puerta. Me preocupé poco de mi pelo enmarañado y mi ropa descolocada.
Al principio abrí muy poco asomándome. Unas personas pasaron corriendo a lo loco y las seguí con la mirada por unos segundos. Después miré a Mérida y aunque estuviese cagándome en ella bastante en ese momento sonreí aliviada de verla tan viva y tan bien.
-Oh... Mérida, te veo genial!¿pasa algo?
A todo esto, lo pregunté mientras alguien gritaba algo de fuego por el pasillo, pero mi situación actual me hizo ignorar aquello un poco. Miré al interior y encogí un hombro.
[Todo está bien]
Eso lo vocalicé sin hablar mientras le hacía un gesto a Lykaios de que no se preocupase. Volví a mirar a Mer y luego a Lykaios varias veces y tras pasar más personas rollo putolocas entorné los ojos.
"Vaaalee..."
Abrí la puerta del todo y me concentré en disipar las feromonas tratando de no mirar al peliazul canoso.
"una maldita vez... para una maldita vez!"

-Pueeeees están pasando un montón de cosaa- Se rió nerviosamente apoyándose en el marco de la puerta sin pensar mucho en que decir la verdad. Miro de nuevo a los dos perros con cara de molestia. Pasó dentro cuando le abrieron la.puerta entendiendo perfectamente lo que había interrumpido.

Se rió rápido y a carcajadas antes de hacer ese sonido tan típico de ella en la que parecía un cerdo. -Os estaba shippeando desde afuera pero los perros me han delatado- Aplaudió varias veces con una felicidad tan palpable que seguro le robaba sonrisitas a sus compis. Le guiñó un ojo a Lykaios varias veces pero después se dio cuenta, o recordó al menos, lo del tic que le había dicho Dyospiros y entonces guiño de nuevo una sola vez pero muuuuy lentamente.

-Hagamos algo interesante...- Los dejo en suspenso mientras lo señalaba a cada uno con un índice y luego a si misma alzando las cejas en varias ocasiones -Ustedes siguen con lo suyo y yo les compro tiempos unos 20 minutos mientas me entero de que está ocurriendo by me encargo de la Brigada- Sonrió tan abiertamente que le dolieron las mejillas. Se las apretó brevemente y luego los miró fangirleando literalmente delante de ellos. Así se quedó al menos un minuto.

-MUY BIEN. MISION AUTOENCOMENDADA- Se dio un golpecito en el pecho y volvió a hacer ese maravilloso ruido de cerdo -BALTO! JAMALGOSO! - Los llamó y se fue de la.habiyaciom tan repentinamente como vino.

Ante la idea de que hubiese alguna emergencia y tuviesemos que salir corriendo o algo, seguí ahi sentado con el cojin en mi regazo como si no pasase nada, tratando de dilucidar que merecía mas la pena: si ir por ahi con la lanza en ristre o subir un nivel en eso de jugar con mi propia sangre.

"que me da una embolia fijo, que yo no soy medico"

Me puse rojo cual tomate cuando Mérida empezó a guiñarme el ojo de aquella manera, fruncí mi ceño y estuve a punto de arrojarle el cojin a la cara.  SE rió como una loca soltando sus tipicos cerdos entre medias y al final acabó dandome un poco de risa a mi tambien cuando se marchó de alli como un torbellino, concediendonos 20 minutos. Despues de haberse pasado uno mirandonos alternativamente cual fangirl enloquecida.


- Sólo 20 minutos? -  sonreí mirando a Gen apoyando la cara sobre mi mano, medio tapandome aquella sonrisa con ese gesto. - Necesitaría horas...contigo. - aunque podía notar que aquel impulso loco de antes se desvanecía lentamente, aun deseaba lanzarme sobre ella.  Pero y la gente que gritaba por ahi "fuego" a lo loco?

"bueno, yo no huelo a fuego... esto no es nada"

Moví la mano en un gesto breve para hacer que la puerta se cerrase sola gracias a un sencillo hechizo, y luego le lancé otra mirada en una clara invitación.

Crucé mis brazos mientras miraba a la pared tratando de concentrar aquellas feromonas y que desapareciesen.
"Piensa en cosas poco sexys...piensa en cosas poco sexys... piensa en cosas poc..."
Sin querer desvié la mirada al oir un ruidillo y al lado de Balto ese...ser me miraba inquietántemente.
"wtf es eso?"
Entonces oí la risa de cerdo de Mérida y giré para mirarla. Estaba ahí riéndose y aplaudiendo. Caí en la cuenta de que lo mismo no había sido buena idea abrir la puerta.
-¿Qué?nah nah...estábamos hablando sobre...
Me coloqué un poco mejor la ropa carraspeando, desviando un segundo la vista al general.
"sobre que?!"
-Vino.
"seh..."
Pero no, ella siguió como en su pompa y decidió largarse. Abrí los ojos al ver las feromonas pegadas a ella y fui hacia la puerta.
-Mérida!Oye!...ehh!
Pero nada corría por el pasillo con Balto y...esa cosa rara.Entorné los ojos volviendo a entrar en la habitación y de pronto el general me soltó aquello lo que me hizo quedarme entre <¿que mierda dices?>y , así que no supe muy bien que contestar excepto sonreír extrañamente.
Miré de reojo a la puerta que evidentemente él había cerrado.
-General...
Eso lo dije como con tono de advertencia volviendo a mirarle por un segundo, bueno, por algo más...más bien le recorrí entero con la mirada y mordí mi labio.
"una maldita vez!"
Gruñí algo frustrada y me giré para volver a mirar a la pared maldiciéndome a mi misma.
-¿Horas?JA!Te tendría aquí encerrado días!Y tú...tú tienes que hacer cosas!Importantes!no ...vale...esto puede ser importante pero hay cosas más...más importantes...
No, eso no lo solté muy convencida pero era lo...¿correcto?Supongo. Me pasé la mano por la cara arrastrándola mientras me gritaba insultos internamente.

Seguía sentado en la cama, escuchándola. Estaba poniendo esfuerzos por resistirse pero...yo no quería resistirme más. Solo quería estar con ella. Seguía mirando a la puerta asi que me permití sonreir como un tonto sintiendome el hombre mas afortunado e la tierra al oirla decir que me tendría aqui dias encerrado.

- Nah! Están Mérida y Ben encargándose, pueden arreglarselas bien un rato! - no sabia que en un rato estarían en una fiesta nazi rara poniendose como cerdos a comida. Y esto era importante.

Me levanté y fui hacia ella, que estaba de espaldas en la puerta. La tomé por la espalda por la cintura y apoyé mi barbilla en su hombro, cerca de su oreja.
- Gen. Tú eres importante. Esto...es importante. Imagina que no hubieses vuelto de aquel lugar. Que siguieses alli. Que harías si fuesemos a morir mañana? Cosa que, eh, es posible...

Besé su cuello tras la oreja de modo pausado, mientras mis manos ascendian desde su cintura a su vientre y despues al pecho, pero por debajo de la ropa. El corazón habia vuelto a irme a mil por hora.

Entorné los ojos a pesar de tener la cara cubierta con mi mano. ¿No me había escuchado o qué? Un rato decía!un rato!.
Abrí los ojos del todo cuando sentí sus manos en mi cintura y dejé caer la mano de mi rostro tensando mi cuerpo.
"¿Se le ha ido la pinza?...¿no he disipado bien las feromonas?"
Estaba intentando no dejar que se escapasen ahora mismo, al sentirle tan cerca y hablándome casi al oído. Aunque me resultaba inevitable dejar que alguna pululase por el aire.
-General...
Casi se pudo notar el tono de "te la estás jugando", además por un breve instante sus palabras me hicieron pensar en la pila y eso de...la "inmortalidad". Seguía mirando a la puerta y cerré los puños intentando contenerme.
-Lykaios no me lo estás poniendo fa...
Contuve el aliento y sentí como la piel de mi nuca se erizaba ante esos besos acabando por cerrar mis ojos.
-Fácil.
Terminé por decir casi ahogada. El corazón latía rápido y mi espalda se arqueó por instinto al sentir el roce de sus manos subir por mi piel. El intento por controlar mi respiración había fracasado y mis puños se abrieron dejándome llevar. Para entonces mi piel supuraba aquellas mágicas sustancias de golpe sin previo aviso. Mis manos buscaron las suyas y las apreté contra mi pecho.
Yo ya le había advertido.
Giré para quedar frente a él con rapidez, con la mirada perdida por el deseo pero con un atisbo de advertencia o puede que cabreo, era una mezcla extraña que no duró mucho ya que no tardé demasiado en aferrarme a su cuello para besarle con mayor intensidad que antes de que apareciese Mérida.Aunque fue breve, separé mi cuerpo para mandar al carajo parte de mi ropa antes de volver a él de nuevo, tirando de su cuerpo hasta que mi espalda quedó pegada a la puerta mientras le besaba y mis mano buscaban con urgencia como deshacerse de su pantalón.