- +18 :
- Dejé escapar un sonido de placer cuando enredó sus piernas alrededor de mi cadera, como mostrando aprobación mientras la miraba mordiendome el labio antes de volver a atacar su cuello a besos y mordiscos. Sentía sus manos por mi espalda, cada yema de sus dedos, que erizaban mi piel sin remedio y hacía que mi deseo aumentase, como bien demostraba la parte de mi cuerpo a la que dirigió su mano, rozándolo y haciendo despertar mil sensaciones que me recorrieron de pies a cabeza. Se habia detenido un momento antes y la miré a los ojos, instandole a continuar, dejandome llevar totalmente por su cuerpo, su poder, el instinto....
No podía aguantarlo más, y deseaba tanto entrar en ella que gruñí contra su cuello moviendo mi cadera hacia delante y hacia arriba, facilitando asi el movimiento que ella hizo para guiarme a su interior. Me separé lo justo, porque quería mirarla a los ojos en ese primer momento, ver en ellos ese mismo placer que me recorría a mi. La entrada inicial fue lenta, pero contundente al final, y acompañé su sonido de alivio de modo ronco al notar su calor rodeandome.
A partir de ahi, los empujones contra la puerta se sucedieron de modo un tanto desenfrenado. Cada golpe de mi cadera y cada sinuoso movimiento de su cuerpo amenazaba con romperla.
Ella gruñó aquello, y tenía bastante razón. La sujeté con fuerza por el trasero y sin salir de ella la llevé a la cama, dejándonos caer sobre esta quedando yo encima en principio. En esa nueva posición aproveché para pasar mis labios y mi lengua por sus senos, disfrutando de sus formas con mi boca y buscando darle placer. Agarré sus firmes y bien torneados muslos con fuerza, era otra parte de su cuerpo que me volvía loco...alzando sus piernas me incorporé un poco, usando una mano para sujetar una de ellas y dejando otra libre para bajar hasta su zona intima, mientras continuaba moviendome al son de sus caderas, imprimiendo cada vez mas fuerza a mis movimientos.
Empezaba a notar un calor enorme subirme por el cuerpo, cada vez estaba más cercano al climax y no podía evitar dejar escapar gruñidos de éxtasis, y también se notaba en el ímpetu de las arremetidas. La miré a los ojos, diciendo su nombre entre jadeos.
- +18:
- Sentí el golpe contra la cama en mi espalda y una vez allí se tomó su tiempo para explorar mi pecho. Aquello liberó varios sonidos desde mi garganta que no podían pasar desapercibidos, nunca había sido demasiado sutil en cuanto a eso. Mis manos se enredaron en su cabello a la par que mis ojos se cerraban disfrutando de aquel momento.
Cuando se incorporó mi mirada buscó sus ojos, esa forma de agarrarme y tomar mi cuerpo hacía que me estremeciese. En algún momento agarré la sábana retorciéndola, tal vez cuando su mano bajó hacia mi pelvis. Seguía su ritmo sin descanso alguno y sentía mis músculos apretarse contra él conforme seguía tocándome.
Los gemidos de ambos se mezclaban en el aire junto con una música alejada que venía de alguna zona de Ouroboros con un ritmo también frenético.
El calor se estaba haciendo insoportable para cuando comenzó a llamarme por mi nombre, era obvio que al ritmo que llevábamos aquello iba a resultar insoportable retrasarlo, y tampoco quería hacerlo.Pero tal vez podríamos jugar un rato más.
Mi cuerpo se incorporó volviendo a rodearle con mis muslos y besé sus labios con todo el ardor que sentía recorrerme en ese momento acompañando sus profundos movimientos, recorriendo su firme espalda con mis manos. De mis labios se escapó una sonrisa con cierta malicia antes de empujarle con fuerza hacia un lado, como la fuerza que sentía cuando volvía en mi tras la luna llena, para presionar su espalda contra el colchón.
Mis manos quedaron en su pecho ejerciendo fuerza por unos minutos mientras me mantenía sentada sobre él y continuaba con los movimientos fuertes e intensos arqueando mi espalda, apretaba mi mandíbula tratando de resistir lo que pudiese, cosa que no parecía que fuese a dar resultado dado el escándalo que estaba aflorando de mí.
Tras un rato más, el clímax había resultado intenso y sentía mis piernas temblar aún sintiéndole dentro de mi. Le observaba desde ahí respirando con agitación y podía sentir como el sudor recorría mi cuerpo. Las feromonas se podían ver con claridad en el aire, revoloteando por la estancia.
Aún con la falta de aliento sonreí y se me escapó una risilla, por alguna razón sentí algo de vergüenza que era casi completamente eclipsada por aquel sentimiento de satisfacción y felicidad.
Dejé caer mi cuerpo , apoyando mis codos en la cama, para besarle ahora con mayor delicadeza antes de separar mi rostro de nuevo pasando mi vista de sus labios a sus ojos varias veces, recorriendo sus facciones con la mirada.
-Ha sido...
Volví a sonreír sin encontrar las palabras. La tarde había caído y la música del exterior ahora sonaba con mayor claridad. Aparté varios mechones de su frente aún con esa sonrisilla en mis labios. No encontraba las palabras para describirlo y las sensaciones de mi cuerpo seguían sin dejarme pensar con claridad.
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- +18:
- Gen invirtió los papeles para quedar encima de mi. No me importó para nada, mas bien al contrario, aquel cambio de perspectiva resultaba aun mas excitante, tenía una muy buena visión. Sus incesantes movimientos sentada encima de mi, unidos al aroma de su piel, sus gemidos y el profundo vaivén que sus caderas marcaban me hicieron agarrarla por los glúteos con fuerza, acompañando sus movimientos con mis manos. Pude notar como se estrechaba a mi alrededor, arrancandome un gruñido de éxtasis, y aquello, unido a su escándalo y el modo de arquear su espalda, hicieron que yo tampoco pudiera aguantar más y explotase en una intensa oleada de placer que no había experimentado nunca de tal modo.
Pasé mi mano tras su nuca para acercarla a mi y besarla, respirando entrecortadamente. La miré a los ojos tras el beso, asintiendo a lo que intentaba decir.
- ... ha sido ... -negué con la cabeza, tampoco sabia describirlo, pero algo si sabia decir. - unico...
Suspiré cuando se quitó de encima de mi y se tendió para recolocarme el pelo, a mi lado. Ahora mismo solo me apetecía estar ahi tirado a su lado, rodeandola con mis brazos.
- Ven aquí. - le dije estirándo mis brazos para rodearla por la cintura y quedarnos tumbados abrazados, yo rodeándola desde la espalda. Le di un beso en el hombro y cerré los ojos, reposando un poco, disfrutando de aquellos momentos....
Fue la mejor siesta que me había echado desde que volvimos de la ciudadela Alpha, y la unica vez desde entonces que pude dormir sin pesadillas. Abrí los ojos de nuevo, al rato.
Sonreí al darme cuenta de que lo de antes, no lo había soñado. Me pegué un poquito contra ella, a juzgar por la presión que empezaba a notar, simplemente el roce de su cuerpo contra el mío había hecho que empezara a dispararme de nuevo.... y así fue, esta vez más despacio que la primera y entreteniendome mucho más en los preliminares, comenzando a tocarla de modo sutil para arrancarla del sueño, y no solo con las manos, a decir verdad, no había dejado centímetro de su cuerpo sin recorrer con mis labios. Le di los "buenos días" (aunque más bien debía de ser alguna hora de la noche) después de haberme tomado mi tiempo con ella, antes de pasar a mayores en una segunda ronda.
Alcé ambas cejas cuando encontró su palabra para describir lo que acababa de pasar aún con la sonrisa en mi rostro plantada. Se podría decir que si, a pesar de los numerosos encuentros que yo había mantenido a lo largo de los años esta vez había sido...única.
Me dejé abrazar y quedamos en la tranquilidad de aquel silencio, interrumpido por el lejano sonido de la música y el jolgorio de la plaza. Le sentía a mi espalda mientras mis manos acariciaban las suyas y llegó un momento en el que volví a sentir el calor apoderarse de mi. Sin embargo al alzar mi rostro girando para mirarle le encontré plácidamente dormido.
Mordí mi labio tentada de despertarle pero recordé que no había dormido, eso dijo el poco después de entrar en la habitación, antes de todo ésto y mi...copia? si, supongo que era una copia mía o algo parecido que tendría que investigar más tarde, ella había sugerido que le ayudaría a dormir, y así había resultado. Así que aproveché para descansar también, disfrutando del calor que me proporcionaba su cuerpo y la tranquilidad de su respiración.
Me dejé abrazar y quedamos en la tranquilidad de aquel silencio, interrumpido por el lejano sonido de la música y el jolgorio de la plaza. Le sentía a mi espalda mientras mis manos acariciaban las suyas y llegó un momento en el que volví a sentir el calor apoderarse de mi. Sin embargo al alzar mi rostro girando para mirarle le encontré plácidamente dormido.
Mordí mi labio tentada de despertarle pero recordé que no había dormido, eso dijo el poco después de entrar en la habitación, antes de todo ésto y mi...copia? si, supongo que era una copia mía o algo parecido que tendría que investigar más tarde, ella había sugerido que le ayudaría a dormir, y así había resultado. Así que aproveché para descansar también, disfrutando del calor que me proporcionaba su cuerpo y la tranquilidad de su respiración.
- semi +18:
- De pronto empecé a sentir algo que hizo que me estremeciese entre sueños, me costó un poco despertar pero mientras lo hacía mi cuerpo si que respondía a sus caricias. Sonreí al escuchar sus buenos días aún con mis ojos cerrados antes de darme la vuelta para quedar frente a frente deslizando mi mano por la zona de su cadera.
-Buenos días a ti también...
Respondí en un sugerente tono al notar el ánimo del peliazul antes de volver a besarle y recorrer los rincones de su cuerpo con mayor dedicación que antes.
Pasado un tiempo indeterminado me encontraba tirada en la cama boca arriba, en un colchón evidentemente desplazado de la estructura de la cama, con uno de mis brazos sobre mi cabeza respirando con agitación. El General se encontraba a mi lado, su brazo rodeaba mis hombros. No sabía cuantas veces había pasado, había perdido la cuenta en algún punto de la noche que ahora era más profunda, pero mi cuerpo seguía ardiendo y la habitación seguía envuelta en aquella nube espesa de feromonas.
Debía estar bastante roja por el acaloramiento que notaba y me costaba recuperar un ritmo de respiración normal. Soplé para apartar parte de mi pelo del rostro.
-¿Ves como era buena idea?
Giré el rostro al oír mi voz.Si, mi copia se encontraba al otro costado de Lykaios, boca abajo en la cama con su rostro hundido en el cuello del peliazul, seguramente lamiéndolo. En algún momento de la noche aparecieron, las dos, pues las manos de la segunda copia aparecieron bajo las sábanas ascendiendo por el pecho del General hasta asomar su cabeza mirándole con cierta perversión en sus ojos antes de dejar su cabeza apoyada cerca de su ombligo.
Miré al techo de nuevo, tal vez ahora el pensaría que me había pasado o algo así. Tragué saliva antes de hablar.
-Tal vez sean más que unos días.
Murmuré algo asustada dado que no había sido tan intensa la cosa desde que mis poderes aparecieron la primera vez.Mordí mi labio algo preocupada por ello y volví a mirarle algo interrogante.
-Tal vez deberías huir.
Las otras dos alzaron levemente la cabeza y fruncieron el ceño juzgándome. Por lo visto no estaban de acuerdo...o tal vez era yo la que no estaba de acuerdo.
Aquello volvió a suceder, lo de antes de la puerta, despues de pasar parte de la noche de modo intenso. EStabamos reposando los dos y yo la estaba mirando modo ensimismado, porque me gustaba mucho como se le quedaban de rojas las mejillas despues del esfuerzo y todo el ajetreo.
- Creo que...me va dar un infarto... -anuncié, pasandome una mano por la frente, tenía el pelo ya empapado del sudor. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que era de día.
"pues no han sido 20 minutos"
Arrastré la mano por el suelo buscando la moneda, dando con ella por ahí tirada y viendo que tenía mensajes atrasados de Mérida. - Nos toca ponernos en movimiento.... Ducha... - dije modo zombi, levantandome del suelo. Hice un gesto de "oof" porque las agujetas se anunciaban dolorosas. - Ducha? - invité a Gen a la ducha, seguro que a ella tambien le venía bien. - Oye, necesitas que te consiga algo...? Porque han sido muchas veces...y...uh...ya sabes...
- +18 muy light:
- - Oh, lo estás haciendo otra vez? - pregunté al notar sus labios en mi cuello, pese a que tenía visual de ella. Me dio un escalofrio de gusto por lo que estaba haciendo. Luego se me escapo una risa nada inocente cuando la otra apareció debajo de las sábanas. - Eh, tranquila, ha resultado interesante.
Me volvió a advertir como la otra vez que sus copias habían aparecido. Parecían estar en desacuerdo a eso de huir, yo también lo estaba....aun estaba oscuro, no había amanecido... y el brillo de la luna entraba por la ventana, insinuando y dibujando sus formas bajo la luz plateada. La admiré por varios segundos en silencio queriendo hacer una fotografia mental de aquello. Me acerqué a ella y acaricié su cara. - La luna aun está alta.... - la besé despacio y luego me separé fijándome en sus ojos, abrazandola por la cintura y poniendome encima de ella, entre sus piernas, sujetandome con los codos a ambos lados de su torso. - Gen...yo... - le coloqué el pelo un poco, que lo tenía desmadrado. - Te quiero, vale? Da igual lo que pase. - la interrogué con la mirada antes de continuar. Esta vez entré en ella muy lentamente, conteniendo la pasión, a la que ya habiamos dado rienda suelta antes varias veces, aunque aun así me costaba. Quería hacerlo distinto después de haberle dicho aquello. De huir nada.
Ir mas despacio no hizo si no lograr un climax que tardó mas en llegar pero mas intenso. Pero como habia pasado las otras veces, acabamos perdiendo la noción del tiempo y para cuando terminamos, esta vez en el suelo, ya despuntaba el alba.
- Creo que...me va dar un infarto... -anuncié, pasandome una mano por la frente, tenía el pelo ya empapado del sudor. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que era de día.
"pues no han sido 20 minutos"
Arrastré la mano por el suelo buscando la moneda, dando con ella por ahí tirada y viendo que tenía mensajes atrasados de Mérida. - Nos toca ponernos en movimiento.... Ducha... - dije modo zombi, levantandome del suelo. Hice un gesto de "oof" porque las agujetas se anunciaban dolorosas. - Ducha? - invité a Gen a la ducha, seguro que a ella tambien le venía bien. - Oye, necesitas que te consiga algo...? Porque han sido muchas veces...y...uh...ya sabes...
Mis cejas se alzaron al escucharle como si fuese tan normal que hubiese otras dos como yo ahí mismo. Después mi ceño se frunció pero a la vez esbocé una sonrisa no entendiendo todo aquel silencio mientras me miraba.
-¿Que pasa?
"le ha dado un aire, me he pasado de feromonas y le ha dado un aire"
Cuando por fin reaccionó al parecer no tenía intenciones de irse y eso por un lado me agradaba y por otro...por otro me preocupaba pero aún así correspondí ese beso con el firme pensamiento de tratar de separarme de él y dejarle libre de una vez a pesar de que me costase hacerlo.
Pero luego se puso sobre mi, cosa que imposibilitaba bastante aquello. Le observé aún pegada al colchón al escucharle tan...serio?no era serio pero era raro...tierno, dulce y cuando dijo lo siguiente solamente acerté a sonreír de forma boba, cosa que hicieron mis copias también observándonos a ambos antes de desaparecer.
Mordí mi labio inferior mientras trataba de que saliesen palabras de mi boca en un absurdo momento vergonzoso que no venía al caso, o tal vez si. Pero Lykaios no dio tregua a que pudiese pensar haciendo que una cosa llevase a la otra y tras un rato acabásemos tirados en el suelo.
Otra vez estaba muerta de calor con las sensaciones a flor de piel, aunque había sido diferente al resto de la noche. Estaba boca abajo medio apoyada en su cuerpo cuando las primeras luces del alba asomaron por la ventana. Reí por lo del infarto antes de quedar seria para auparme un poco y mirarle.Eso ya había pasado una o dos veces, no con él.
-No...no juguemos con eso.¿vale?
Comenté dejándolo caer antes de sentarme pasando mi pelo hacia atrás. Desvié la mirada a su mano que encontraba la moneda comunicadora y por mi mente cruzó la idea de cogerla y tirarla por la ventana pero de algún modo me resistí. Gruñí al oírle, fastidiada observándole aún desde el suelo mientras se levantaba.
-¿No prefieres...
Pasé la mano por su pierna alzando una ceja mientras sonreía poco inocentemente.
-no sé...
"BASTA"
Gruñí separando la mano de él antes de levantarme yo también cruzando mis brazos y desviando la mirada. Estaba gruñona, si, antes había decidido dejarle libre para ahora tenía una pelea entre hacerlo o no. Era como si mi poder estuviese afianzándose dentro de mi y pudiese pasarse días sin salir de aquella habitación y sin dejarle salir a él. Entorné los ojos asintiendo.
-Ducha...
Cogí algo de ropa que comencé a ponerme por eso de que ir a las duchas comunes desnudos pues no estaría bien y le miré con una ceja alzada cuando preguntó aquello.
"conseguirme?"
-Qué romántico.
Murmuré algo irónica lanzándole su ropa antes de terminar de ponerme la mía e ir hasta él mientras cambiaba el modo a veneneno y hacía lo que siempre hacía tras una noche movida para asegurarme de que no tuviese consecuencias.
-Tranquilo, sé apañarme.
Comenté dando un par de palmaditas en su pecho antes de abrir la puerta estando ya vestido él. Alcé un dedo advirtiendo.
-Ducha separados si no quieres perder otro día entero.
Sonreí de medio lado antes de salir ambos de la habitación para darnos una ducha e ir a donde tuviésemos que ir.
-------------
Hab veneno 1-8 efectivo
-¿Que pasa?
"le ha dado un aire, me he pasado de feromonas y le ha dado un aire"
Cuando por fin reaccionó al parecer no tenía intenciones de irse y eso por un lado me agradaba y por otro...por otro me preocupaba pero aún así correspondí ese beso con el firme pensamiento de tratar de separarme de él y dejarle libre de una vez a pesar de que me costase hacerlo.
Pero luego se puso sobre mi, cosa que imposibilitaba bastante aquello. Le observé aún pegada al colchón al escucharle tan...serio?no era serio pero era raro...tierno, dulce y cuando dijo lo siguiente solamente acerté a sonreír de forma boba, cosa que hicieron mis copias también observándonos a ambos antes de desaparecer.
Mordí mi labio inferior mientras trataba de que saliesen palabras de mi boca en un absurdo momento vergonzoso que no venía al caso, o tal vez si. Pero Lykaios no dio tregua a que pudiese pensar haciendo que una cosa llevase a la otra y tras un rato acabásemos tirados en el suelo.
Otra vez estaba muerta de calor con las sensaciones a flor de piel, aunque había sido diferente al resto de la noche. Estaba boca abajo medio apoyada en su cuerpo cuando las primeras luces del alba asomaron por la ventana. Reí por lo del infarto antes de quedar seria para auparme un poco y mirarle.Eso ya había pasado una o dos veces, no con él.
-No...no juguemos con eso.¿vale?
Comenté dejándolo caer antes de sentarme pasando mi pelo hacia atrás. Desvié la mirada a su mano que encontraba la moneda comunicadora y por mi mente cruzó la idea de cogerla y tirarla por la ventana pero de algún modo me resistí. Gruñí al oírle, fastidiada observándole aún desde el suelo mientras se levantaba.
-¿No prefieres...
Pasé la mano por su pierna alzando una ceja mientras sonreía poco inocentemente.
-no sé...
"BASTA"
Gruñí separando la mano de él antes de levantarme yo también cruzando mis brazos y desviando la mirada. Estaba gruñona, si, antes había decidido dejarle libre para ahora tenía una pelea entre hacerlo o no. Era como si mi poder estuviese afianzándose dentro de mi y pudiese pasarse días sin salir de aquella habitación y sin dejarle salir a él. Entorné los ojos asintiendo.
-Ducha...
Cogí algo de ropa que comencé a ponerme por eso de que ir a las duchas comunes desnudos pues no estaría bien y le miré con una ceja alzada cuando preguntó aquello.
"conseguirme?"
-Qué romántico.
Murmuré algo irónica lanzándole su ropa antes de terminar de ponerme la mía e ir hasta él mientras cambiaba el modo a veneneno y hacía lo que siempre hacía tras una noche movida para asegurarme de que no tuviese consecuencias.
-Tranquilo, sé apañarme.
Comenté dando un par de palmaditas en su pecho antes de abrir la puerta estando ya vestido él. Alcé un dedo advirtiendo.
-Ducha separados si no quieres perder otro día entero.
Sonreí de medio lado antes de salir ambos de la habitación para darnos una ducha e ir a donde tuviésemos que ir.
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Mérida Pyro
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Lo del piso. Lo había entendido mal. Ella estaba de acuerdo, sólo que tenía tanto cacao mental que no sabía cómo expresarlo y luego…había saltado. Como si el asiento estuviera en llamas, cuando Amaya dijo lo de la familia para aclararlo. Pero luego prácticamente se dedicó a ella y se la llevó tras su petición. Avanzó en silencio junto a él llegando hasta la habitación que compartían y empezó a desvestirse casi en seguida. Dejó todo en el sitio y se tiró en la cama en ropa interior, metiéndose entre las suaves mantas como deseaba y miró a Kyll un momento con un gesto extraño.
-Trae mi regalo…quiero mostrarte algo- Murmuró con curiosidad. Evidentemente, ella no llevaba alcohol encima y estaba más bien muy clara de mente. Y tal vez era por eso que se estaba enrollando tanto. Se agarró un poco el cabello hacia un lado y se sentó, cruzando las piernas por los tobillos -Me estoy comiendo la cabeza, Kyll…- Se mordió el labio, sincerándose y le mostró de nuevo su bolsillo haciendo énfasis -Trae la piedra- Dijo y después dio un par de palmaditas en la cama para que le acompañara.
-Trae mi regalo…quiero mostrarte algo- Murmuró con curiosidad. Evidentemente, ella no llevaba alcohol encima y estaba más bien muy clara de mente. Y tal vez era por eso que se estaba enrollando tanto. Se agarró un poco el cabello hacia un lado y se sentó, cruzando las piernas por los tobillos -Me estoy comiendo la cabeza, Kyll…- Se mordió el labio, sincerándose y le mostró de nuevo su bolsillo haciendo énfasis -Trae la piedra- Dijo y después dio un par de palmaditas en la cama para que le acompañara.
Kyllian Evans
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volvimos a la habitación sin decir nada, durante el camino de vuelta sobre el hipogrifo o por los pasillos de vuelta a las habitaciones, no sabía qué le pasaba a Mérida pero era demasiado raro todo aquello. Una vez en nuestra habitación la pelirroja se quitó aquel incómodo vestido y yo hice lo mismo con el pantalón que llevaba porque me venía ajustadito y ya empezaba a sentirme como una morcilla, embutido.
Mérida se tiró en la cama y yo preferí cambiarme de ropa, algo deportivo porque con aquel empacho necesitaba bajar la comida, tal vez un par de vueltas trotando a la isla me ayudarían a hacer digestión y a despejarme un poco porque con el asunto aquel de " follamigos pero solo si lo digo yo porque si lo dices tu me sienta mal" me estaba empezando a mosquear conmigo mismo. El plan era maravilloso, quemaba calorías y de paso se me pasaba la tontería pero Mérida rompió aquel silencio para decirme que le entregara su regalo, la miré extrañado pero hice lo que me pidió, su ropa no tenía bolsillos así que lo habría guardado en uno de los que tenía la chaqueta que le dejé, rebusqué entre los dos bolsillos y di con la piedra.
No sabía que sucedía pero de repente mi enfado o esa intranquilidad que tenía encima desapareció, me sentí bien y con cara de empanao me fui acercando a la pelirroja que me pedía acercarme a ella y sentarme en la cama pero el buen rollo desapareció en seguida cuando dejé de ver a Mérida frente a mi y en su lugar estaba yo, solo, triste y llorando en silencio mientras sujetaba la caja de música que le había regalado a Lila por su primer cumpleaños, después de eso vino otra imagen, un lugar que no conocía, una casa y desde una puerta podía ver a Mérida riéndose mientras perseguía pequeños pasos que correteaban por aquel lugar... cuando volví a la realidad solté la piedra, no sabía que pasaba pero según las palabras de Adael esa cosa podía mostrarte cosas del futuro, estaba confuso, la visión sobre la casa y Mérida había sido demasiado bonita pero a mi lo que me preocupaba era la otra.
Miré a la pelirroja bastante nervioso y alterado, no sabía que hacer y empecé a escribir en la libreta "¿Qué has visto? ¿esa cosa se equivoca? dime que si, por favor"
Mérida se tiró en la cama y yo preferí cambiarme de ropa, algo deportivo porque con aquel empacho necesitaba bajar la comida, tal vez un par de vueltas trotando a la isla me ayudarían a hacer digestión y a despejarme un poco porque con el asunto aquel de " follamigos pero solo si lo digo yo porque si lo dices tu me sienta mal" me estaba empezando a mosquear conmigo mismo. El plan era maravilloso, quemaba calorías y de paso se me pasaba la tontería pero Mérida rompió aquel silencio para decirme que le entregara su regalo, la miré extrañado pero hice lo que me pidió, su ropa no tenía bolsillos así que lo habría guardado en uno de los que tenía la chaqueta que le dejé, rebusqué entre los dos bolsillos y di con la piedra.
No sabía que sucedía pero de repente mi enfado o esa intranquilidad que tenía encima desapareció, me sentí bien y con cara de empanao me fui acercando a la pelirroja que me pedía acercarme a ella y sentarme en la cama pero el buen rollo desapareció en seguida cuando dejé de ver a Mérida frente a mi y en su lugar estaba yo, solo, triste y llorando en silencio mientras sujetaba la caja de música que le había regalado a Lila por su primer cumpleaños, después de eso vino otra imagen, un lugar que no conocía, una casa y desde una puerta podía ver a Mérida riéndose mientras perseguía pequeños pasos que correteaban por aquel lugar... cuando volví a la realidad solté la piedra, no sabía que pasaba pero según las palabras de Adael esa cosa podía mostrarte cosas del futuro, estaba confuso, la visión sobre la casa y Mérida había sido demasiado bonita pero a mi lo que me preocupaba era la otra.
Miré a la pelirroja bastante nervioso y alterado, no sabía que hacer y empecé a escribir en la libreta "¿Qué has visto? ¿esa cosa se equivoca? dime que si, por favor"
Mérida Pyro
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-No no, Kyll, no canalices magia…- Pero fue demasiado tarde, en cuanto vio que el ceño fruncido de Kyllian se deshizo supo que estaba utilizando la piedra. Ella también se había sentido así, tranquila y en paz hasta que… lo vio palidecer. Algo malo. Estaba viendo algo malo. Mérida se sacó las sábanas de encima para acercarse a él y abrazarlo, desesperada porque se le fuera ese gesto del rostro. No sabía qué había visto pero estaba segura de que era horrible. Se dio cuenta de que volvió a la realidad por cómo la vio y ella tensó los labios
-¿Qué viste tú?- Preguntó y le llevó las manos al rostro, acariciándoselo un poco -Parece que hubieses visto un muerto… ¿Qué viste?- Inquirió y pateó la piedra hacia fuera de la cama con cierto terror, no quería nada que tuviera que ver con el futuro. Él se veía aún desesperado y al leer la segunda parte, Mérida casi quiso llorar. ¡Malditas hormonas! -No lo sé…No lo sé. No sé cómo funciona, no sé nada…- Se levantó de la cama y fue a buscar una botella de agua para beberse la mitad de golpe y bajar el mal trago, después se la tendió a Kyll y empezó caminar de un lado a otro. Así de la nada fue y se cogió una camiseta negra de él y se la puso por encima, si iban a hablar de cosas serias y futuros debería ponerse ropa.
-Vi…Te vi a ti. Estábamos en una casa, estabas acostado en la grama con tres chiquillos pelirrojo encima de ti. Creo que estaban peleando…pero os reíais – Sonrió brevemente y después su gesto cambió a uno más bien terrorífico -Y luego, estaba delante de Gen y un montón de licántropos que me veían como si me fueran a comer… Y…He estado dándole vueltas…- Se paró en medio de la habitación y se le quedó mirando -¿Y si tengo trillizos y somos felices durante un tiempo pero después soy carne de lobos y te dejo sólo con los niños?- Inquirió y empezó a llorar de pronto -¿Y qué pasa si intentando evitarlo lo provoco? ¿Y cómo es que son tres si me dijeron que era uno? ¿Y dónde está Lila?- Empezó a hacer preguntas a lo loco mientras lloraba, subiéndose a la cama y dejándose caer boca abajo -No quiero dejarte solo-Dijo, aunque aquello no se oyó muy bien porque estaba diciendolo contra las sábanas con el rostro aplastado.
-¿Qué viste tú?- Preguntó y le llevó las manos al rostro, acariciándoselo un poco -Parece que hubieses visto un muerto… ¿Qué viste?- Inquirió y pateó la piedra hacia fuera de la cama con cierto terror, no quería nada que tuviera que ver con el futuro. Él se veía aún desesperado y al leer la segunda parte, Mérida casi quiso llorar. ¡Malditas hormonas! -No lo sé…No lo sé. No sé cómo funciona, no sé nada…- Se levantó de la cama y fue a buscar una botella de agua para beberse la mitad de golpe y bajar el mal trago, después se la tendió a Kyll y empezó caminar de un lado a otro. Así de la nada fue y se cogió una camiseta negra de él y se la puso por encima, si iban a hablar de cosas serias y futuros debería ponerse ropa.
-Vi…Te vi a ti. Estábamos en una casa, estabas acostado en la grama con tres chiquillos pelirrojo encima de ti. Creo que estaban peleando…pero os reíais – Sonrió brevemente y después su gesto cambió a uno más bien terrorífico -Y luego, estaba delante de Gen y un montón de licántropos que me veían como si me fueran a comer… Y…He estado dándole vueltas…- Se paró en medio de la habitación y se le quedó mirando -¿Y si tengo trillizos y somos felices durante un tiempo pero después soy carne de lobos y te dejo sólo con los niños?- Inquirió y empezó a llorar de pronto -¿Y qué pasa si intentando evitarlo lo provoco? ¿Y cómo es que son tres si me dijeron que era uno? ¿Y dónde está Lila?- Empezó a hacer preguntas a lo loco mientras lloraba, subiéndose a la cama y dejándose caer boca abajo -No quiero dejarte solo-Dijo, aunque aquello no se oyó muy bien porque estaba diciendolo contra las sábanas con el rostro aplastado.
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La advertencia de Mérida llegó tarde pues la piedra ya estaba haciendo de las suyas conmigo y cuando me abrazó volví a la habitación con ella, a la realidad pero ya había visto dos futuros muy distintos, la miré muy preocupado pero ahora entendía lo que le había pasado en la boda y me preguntaba si había visto lo mismo que yo. Solté la piedra y ella le dio un golpe para perderla de vista y entonces hice las preguntas que me rondaban la cabeza.
Las hormonas de la pelirroja habían decidido actuar en el peor momento y cuando ella se puso nerviosa yo me puse peor ¿y si había visto lo mismo? o... ¿habría visto algo que yo no? no sabía nada, escribir en la libreta era desesperante, necesitaba mi voz de vuelta, rechacé el agua que me ofreció Mérida mientras me cruzaba de brazos y movía la pierna nervioso, la vi moverse por la habitación, de un lado a otro, pilló una de mis camisetas y quería decirle que se estuviera quieta pero no quería gritarle o decirle algo malo, seguro eran las hormonas y no era culpa de ella pero yo no tenía hormonas a las que culpar.
Al final se quedó quieta y empezó a hablar, lo de los tres críos me sorprendía pero eso no era malo, además ya nos habían dicho que solo tendríamos uno por lo que la posibilidad que la piedra diera visiones erróneas era una opción, eso o que Anteia se había equivocado. Después de eso el rostro le cambió, empezó a caminar y a divagar hasta que sus lágrimas me hicieron levantarme de la cama rápidamente para abrazarla con fuerza, "no pasará, estarás bien y nuestro hijo o los que vengan también" eso era lo que quería decirle pero esperaba transmitirlo con ese abrazo pero yo no estaba menos nervioso, menos después de sus últimas palabras " ¿y dónde está Lila?"
Me separé de ella y la miré mientras llevaba mis manos a sus mejillas secando las lágrimas con mis pulgares, le di un beso en la frente y de nuevo la abracé, esta vez para tranquilizarme a mi mismo. Ella fue a tirarse a la cama a decir cosas que no pude comprender , me senté a un lado y escribí en la libreta " No vas a dejarme solo, ni yo a ti... pero me preocupa Lila" tuve que hacer una pausa pensando en lo que yo había visto y se lo conté "yo también te he visto a ti... corriendo detrás de un niño mientras te reías, después me he visto a mi mismo llorando con la caja de música de Lila, ninguno de los dos la ha visto y estoy muy preocupado" dejé la libreta a un lado para que ella pudiera leer mientras me pasaba las manos por la cabeza desesperado porque tampoco tenía una forma de comunicarme con Leila y de hacerlo dudaba que me dijera algo.
Las hormonas de la pelirroja habían decidido actuar en el peor momento y cuando ella se puso nerviosa yo me puse peor ¿y si había visto lo mismo? o... ¿habría visto algo que yo no? no sabía nada, escribir en la libreta era desesperante, necesitaba mi voz de vuelta, rechacé el agua que me ofreció Mérida mientras me cruzaba de brazos y movía la pierna nervioso, la vi moverse por la habitación, de un lado a otro, pilló una de mis camisetas y quería decirle que se estuviera quieta pero no quería gritarle o decirle algo malo, seguro eran las hormonas y no era culpa de ella pero yo no tenía hormonas a las que culpar.
Al final se quedó quieta y empezó a hablar, lo de los tres críos me sorprendía pero eso no era malo, además ya nos habían dicho que solo tendríamos uno por lo que la posibilidad que la piedra diera visiones erróneas era una opción, eso o que Anteia se había equivocado. Después de eso el rostro le cambió, empezó a caminar y a divagar hasta que sus lágrimas me hicieron levantarme de la cama rápidamente para abrazarla con fuerza, "no pasará, estarás bien y nuestro hijo o los que vengan también" eso era lo que quería decirle pero esperaba transmitirlo con ese abrazo pero yo no estaba menos nervioso, menos después de sus últimas palabras " ¿y dónde está Lila?"
Me separé de ella y la miré mientras llevaba mis manos a sus mejillas secando las lágrimas con mis pulgares, le di un beso en la frente y de nuevo la abracé, esta vez para tranquilizarme a mi mismo. Ella fue a tirarse a la cama a decir cosas que no pude comprender , me senté a un lado y escribí en la libreta " No vas a dejarme solo, ni yo a ti... pero me preocupa Lila" tuve que hacer una pausa pensando en lo que yo había visto y se lo conté "yo también te he visto a ti... corriendo detrás de un niño mientras te reías, después me he visto a mi mismo llorando con la caja de música de Lila, ninguno de los dos la ha visto y estoy muy preocupado" dejé la libreta a un lado para que ella pudiera leer mientras me pasaba las manos por la cabeza desesperado porque tampoco tenía una forma de comunicarme con Leila y de hacerlo dudaba que me dijera algo.
Mérida Pyro
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Inspiró profundamente cuando la abrazó, intentando absorber de él algo de fuerza mientras la estrechaba. Necesitaba eso, que le dijera que todo iba a estar bien pero no podía oírlo. Al menos podía sentirlo. Cuando le limpió las lágrimas no alcanzó a sonreír, pero esta vez le abrazó ella a él tratando de que aquellas visiones desaparecieran y más aún el desasosiego que sentía. Después de eso cayó en la cama y sólo levantó el rostro para mirar lo que le escribía… pero antes de leer alzó la mirada hacia él -De verdad extraño tu voz- Murmuró antes de volver a mirar la libre, asintiendo a lo de Lila -Le escribiré a la brigada en general-
Se incorporó un poco y fue en busca de la moneda, empezó a escribir un mensaje corto pero conciso, pero no lo envió a Leila. A Leila le envió uno más particular. Cuando volvió a mirar hacia la libreta, él le había escrito lo que había visto y sonrió de lado -Estoy segura de que … sabremos qué pasa. Tal vez Leila se vuelve más atenta o….o justo en ese momento está de custodia compartida…- Aunque ella había visto tres pelirrojos y él uno. No sé porque estaba dándole todo mala espina y sintió que de nuevo le entraba mucha ansiedad
Le cogió la mano con fuerza y tiró de él hasta acostarse en la cama y mirarlo de frente, ella acostándose de lado -Kyll…Me sentí fatal en la fiesta- Murmuró aún con la nariz roja por las lágrimas -Por tener que estar explicando todo el rato lo que somos y lo que no somos. Y sé que dijimos de no enrollarnos…De… Es que creo que ninguno de los dos se ha planteado nunca nada así…Pero cada vez que lo repetíamos, cada vez que nos miraban, cada vez que hablaban de la “dulce espera”- Y pensó en Amaya, con la palabra familia -¿Y qué le vamos a decir a la alubia? Somos tus padres, nos apreciamos, pero no estamos seguros de nada más, tenemos química sexual y vivimos juntos pero no somos pareja… - Se mordió el labio, tal vez estaba entrando en un tema un tanto escabroso pero necesitaba sacárselo de encima -¿Qué es ser pareja? Es decir…¿Qué es lo que no hacemos nosotros que hace que no seamos pareja? ¿Es porque…no queremos? ¿Es porque….no queremos sincerarnos? ¿Es muy pronto? – Se llevó al propia mano de Kyllian a la cara riéndose por lo bajo, solo un poco -Estoy más enrollada que cuando bebo alcohol…Lo siento… Pero…¿Tú has sentido eso hoy? ¿O sólo he sido yo?-
Se incorporó un poco y fue en busca de la moneda, empezó a escribir un mensaje corto pero conciso, pero no lo envió a Leila. A Leila le envió uno más particular. Cuando volvió a mirar hacia la libreta, él le había escrito lo que había visto y sonrió de lado -Estoy segura de que … sabremos qué pasa. Tal vez Leila se vuelve más atenta o….o justo en ese momento está de custodia compartida…- Aunque ella había visto tres pelirrojos y él uno. No sé porque estaba dándole todo mala espina y sintió que de nuevo le entraba mucha ansiedad
Le cogió la mano con fuerza y tiró de él hasta acostarse en la cama y mirarlo de frente, ella acostándose de lado -Kyll…Me sentí fatal en la fiesta- Murmuró aún con la nariz roja por las lágrimas -Por tener que estar explicando todo el rato lo que somos y lo que no somos. Y sé que dijimos de no enrollarnos…De… Es que creo que ninguno de los dos se ha planteado nunca nada así…Pero cada vez que lo repetíamos, cada vez que nos miraban, cada vez que hablaban de la “dulce espera”- Y pensó en Amaya, con la palabra familia -¿Y qué le vamos a decir a la alubia? Somos tus padres, nos apreciamos, pero no estamos seguros de nada más, tenemos química sexual y vivimos juntos pero no somos pareja… - Se mordió el labio, tal vez estaba entrando en un tema un tanto escabroso pero necesitaba sacárselo de encima -¿Qué es ser pareja? Es decir…¿Qué es lo que no hacemos nosotros que hace que no seamos pareja? ¿Es porque…no queremos? ¿Es porque….no queremos sincerarnos? ¿Es muy pronto? – Se llevó al propia mano de Kyllian a la cara riéndose por lo bajo, solo un poco -Estoy más enrollada que cuando bebo alcohol…Lo siento… Pero…¿Tú has sentido eso hoy? ¿O sólo he sido yo?-
Kyllian Evans
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los abrazos nos habían venido bien a ambos, sentaba bien que alguien te apoyara de esa forma, volvimos a la cama y sonreí de lado cuando Mérida dijo que extrañaba mi voz, yo también la extrañaba porque en el papel era difícil expresar muchas cosas. Le di las gracias cuando dijo lo de la brigada, a lo mejor ellos sabrían más de Lila y por si acaso siempre estaba Lykaios al que le había pedido que le echara un ojo a la pequeña, solo tenía que confiar en ellos como hacía Mérida, tenía que creer que estaba bien.
Ella siempre intentaba ver el lado positivo de todo y siempre intentaba mediar por Leila, parecían muy buenas amigas y eso me hacía sentir mal porque yo no opinaba lo mismo, Leila había cambiado mucho desde que la conocí o simplemente me hizo conocer a otra persona y ahora me mostraba sus verdaderas intenciones, no lo sabía pero ojalá Mérida tuviera razón. Parecía que en su cabeza seguía dándole vueltas a algo al igual que yo, tiró de mi para que me acostara en la cama con ella y eso hice, quedando de lado y mirándola.
Esperaba que me hablara de los niños, del piso o simplemente que me pidiera un abrazo para dormir pero también le preocupaba lo de nuestra relación, a mi me asaltaban las dudas de vez en cuando pero siempre me autoconvencía con un " solo somos amigos con derechos" en eso habíamos quedado y eso era lo mejor, era más simple porque si al final todo se iba a la mierda sería más fácil dejarla ir y tal vez no acabaríamos mal, solo separarnos y seguir siendo amigos con un hijo en común, sería una persona menos por la cual tener miedo y no tendría que perder otra familia, pero ¿y la alubia? en eso llevaba razón ella ¿qué íbamos a decirle? me quedé en silencio intentando procesar todo lo que ella decía, pero ¿qué podía decirle yo? tampoco sabía lo que era tener pareja, siempre fui por libre, por mi cuenta y siempre solo hasta que encontré a Leila pero ¿qué tenía con ella? absolutamente nada.
Me quedé mirandola unos segundos cuando por fin terminó de hablar y me incorporé ara quedar sentado en la cama y empezar a escribir, primero la alubia "aún no ha nacido, tenemos tiempo para pensar una excusa buena" ahora lo de ser pareja... eso tenía que pensarlo mucho más, al igual que ella me sentía mal por tener que decir si eramos pareja o no pero llevábamos un mes viéndonos, cada uno por su lado y después vino el embarazo, mudarnos y vivir juntos "creo que a ninguno de los dos nos gustan las etiquetas, pero también me hace sentir raro decir que no hay nada, ¿y si simplemente les decimos que si lo somos y ya está? mientras tu y yo tengamos claro lo que hay ¿qué más da lo que le digamos a los demás? tenemos nueve meses para pensarlo, así que no te preocupes por eso" dejé que leyera eso, me quité los zapatos y me acerqué a ella de nuevo, acostándome en la cama pero esta vez pasándole un brazo por encima para acercarla a mi, tanto pensar era agotador y ya no tenía ganas de salir a correr, no tenía ganas de nada que no fuera quedarme en la cama y dormir.
Ella siempre intentaba ver el lado positivo de todo y siempre intentaba mediar por Leila, parecían muy buenas amigas y eso me hacía sentir mal porque yo no opinaba lo mismo, Leila había cambiado mucho desde que la conocí o simplemente me hizo conocer a otra persona y ahora me mostraba sus verdaderas intenciones, no lo sabía pero ojalá Mérida tuviera razón. Parecía que en su cabeza seguía dándole vueltas a algo al igual que yo, tiró de mi para que me acostara en la cama con ella y eso hice, quedando de lado y mirándola.
Esperaba que me hablara de los niños, del piso o simplemente que me pidiera un abrazo para dormir pero también le preocupaba lo de nuestra relación, a mi me asaltaban las dudas de vez en cuando pero siempre me autoconvencía con un " solo somos amigos con derechos" en eso habíamos quedado y eso era lo mejor, era más simple porque si al final todo se iba a la mierda sería más fácil dejarla ir y tal vez no acabaríamos mal, solo separarnos y seguir siendo amigos con un hijo en común, sería una persona menos por la cual tener miedo y no tendría que perder otra familia, pero ¿y la alubia? en eso llevaba razón ella ¿qué íbamos a decirle? me quedé en silencio intentando procesar todo lo que ella decía, pero ¿qué podía decirle yo? tampoco sabía lo que era tener pareja, siempre fui por libre, por mi cuenta y siempre solo hasta que encontré a Leila pero ¿qué tenía con ella? absolutamente nada.
Me quedé mirandola unos segundos cuando por fin terminó de hablar y me incorporé ara quedar sentado en la cama y empezar a escribir, primero la alubia "aún no ha nacido, tenemos tiempo para pensar una excusa buena" ahora lo de ser pareja... eso tenía que pensarlo mucho más, al igual que ella me sentía mal por tener que decir si eramos pareja o no pero llevábamos un mes viéndonos, cada uno por su lado y después vino el embarazo, mudarnos y vivir juntos "creo que a ninguno de los dos nos gustan las etiquetas, pero también me hace sentir raro decir que no hay nada, ¿y si simplemente les decimos que si lo somos y ya está? mientras tu y yo tengamos claro lo que hay ¿qué más da lo que le digamos a los demás? tenemos nueve meses para pensarlo, así que no te preocupes por eso" dejé que leyera eso, me quité los zapatos y me acerqué a ella de nuevo, acostándome en la cama pero esta vez pasándole un brazo por encima para acercarla a mi, tanto pensar era agotador y ya no tenía ganas de salir a correr, no tenía ganas de nada que no fuera quedarme en la cama y dormir.
Mérida Pyro
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Notó en su cara que la había cagado y sintió que se le revolvió el estómago, pero lo dejó hacer. Leyó todo lo que ponía forzando una sonrisa y asintiendo -Tienes razón- Dijo, como tratando de quitarle importancia y decidió que no iba a volver a sacar aquella estúpida conversación y que no iba a tener más pensamientos al respecto. Se acomodó junto a él y tardó pero finalmente se quedó dormida.
...
Al final, durante la noche, se había despertado un par de veces; entre pesadillas cortas y las ganas de hacer pis. Cerca del amanecer se despertó para, precisamente, descargar la vejiga de nuevo. Cuando volvió a la cama notó que tenía un mensaje en la moneda, aún soñolienta la cogió pensando que no eran horas de responder…A menos que estuvieran de fiesta. Se rascó los ojos e hizo una llama para leer el mensaje. Era corto y conciso, y se le clavó en el corazón como una estaca de madera.
Se levantó, para ir al baño de nuevo, porque se le revolvió el estómago. Intentó devolver algo pero no pudo, se quedó en arcadas. Cuando se cansó de intentarlo se sentó en el piso y se llevó las manos a la cara, preocupada por cómo se iba a sentir Kyllian. Iba a ser horrible. Iba a ser horrible. No dejó de repetirse eso mientras se incorporaba, con lo poquito que le quedaba de voluntad, y encendía las luces del cuarto. Tenía los labios hechos un puchero y se subió a la cama lentamente, lo zarandeó suavemente -Kyll- Dijo, en voz baja, con las lágrimas ya cubriéndole la cara. Volvió a zarandearlo hasta que despertó
¿Cómo podía decirle que tenía razón? La frase se le iba a desgastar de todo lo que tenía que decírsela, incluso sin saber las razones que habían llevado a que ahora Lila no existiera. Si hace poco habían celebrado su cumpleaños. Inspiró profundamente y lo atrajo hacia sí misma abrazándolo con fuerza antes de alejarse y tenderle la moneda -Leila me ha escrito, está en la funeraria…Lila…- Negó con la cabeza y se tapó el rostro con las manos, no podía decirlo. La idea, otra vez, le dio náuseas y se levantó para ir al baño a hacer otro intento infructuoso.
...
Al final, durante la noche, se había despertado un par de veces; entre pesadillas cortas y las ganas de hacer pis. Cerca del amanecer se despertó para, precisamente, descargar la vejiga de nuevo. Cuando volvió a la cama notó que tenía un mensaje en la moneda, aún soñolienta la cogió pensando que no eran horas de responder…A menos que estuvieran de fiesta. Se rascó los ojos e hizo una llama para leer el mensaje. Era corto y conciso, y se le clavó en el corazón como una estaca de madera.
Se levantó, para ir al baño de nuevo, porque se le revolvió el estómago. Intentó devolver algo pero no pudo, se quedó en arcadas. Cuando se cansó de intentarlo se sentó en el piso y se llevó las manos a la cara, preocupada por cómo se iba a sentir Kyllian. Iba a ser horrible. Iba a ser horrible. No dejó de repetirse eso mientras se incorporaba, con lo poquito que le quedaba de voluntad, y encendía las luces del cuarto. Tenía los labios hechos un puchero y se subió a la cama lentamente, lo zarandeó suavemente -Kyll- Dijo, en voz baja, con las lágrimas ya cubriéndole la cara. Volvió a zarandearlo hasta que despertó
¿Cómo podía decirle que tenía razón? La frase se le iba a desgastar de todo lo que tenía que decírsela, incluso sin saber las razones que habían llevado a que ahora Lila no existiera. Si hace poco habían celebrado su cumpleaños. Inspiró profundamente y lo atrajo hacia sí misma abrazándolo con fuerza antes de alejarse y tenderle la moneda -Leila me ha escrito, está en la funeraria…Lila…- Negó con la cabeza y se tapó el rostro con las manos, no podía decirlo. La idea, otra vez, le dio náuseas y se levantó para ir al baño a hacer otro intento infructuoso.
Kyllian Evans
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La cara de Mérida me decía que no estaba muy convencida con lo que le había dicho, poco a poco iba aprendiendo a ver esas pequeñas deiferencias y matices en sus gestos, su mirada o su sonrisa, aún así preferí dejar el tema para otro momento en el que tuviera la mente más despejada y no llena de pensamientos absurdos que me había metido una piedra en el coco. Me acomodé en la cama abrazando a Mérida para quedarme dormido.
Los últimos días me había a costumbrado a tener un sueño ligero, debía estar más o menos atento por si la pelirroja se sentía mal por las noches pues a pesar de ir mejor las nauseas no habían desaparecido, pero esa noche estaba agotado, me desperté las dos primeras veces al sentir que abandonaba la cama pero solo iba al baño, la tercera supuse que era igual así que seguí durmiendo cómodamente. Escuché las arcadas pero las sentía lejos, como si estuviera soñando y al final cesaron.
Las luces de la habitación se encendieron e hice un gesto de incomodidad llevándome un brazo por encima de los ojos para que no me molestara tanto, escuché la voz de Mérida pero de primeras no le hice caso hasta que empezó a zarandearme, me quité el brazo y empecé a parpadear hasta poder enfocarla, las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas y me incorporé de inmediato asustado por si le había pasado algo, llevé mis manos a su rostro muy preocupado, quería preguntarle qué le sucedía pero mi voz seguía sin salir de mi garganta. Mérida me abrazó y yo correspondí sin saber a que se debía eso, tal vez fueran las hormonas pero en cuanto se separó y habló la cara me cambió por completo de color, ahora era yo el que quería vomitar, ella me dio la moneda y en cuanto leí el mensaje sentí de todo, se me encogió el estómago y el aire que había no me alcanzaba para respirar, la pelirroja fue al baño mientras yo intentaba procesar la información, me levanté de la cama y me vestí con lo primero que encontré pero no me marché, no era cierto, no podía serlo, intenté autoconvencerme de ello mientras daba vueltas por la habitación llevándome las manos a la cabeza.
No podía esperar más pero seguía escuchando a Mérida en el baño, no podía dejarla sola así que me fui hacia ella aún muy preocupado, no sabía que hacer pero mejor tenerla conmigo que llevarme más sorpresas, fui hasta el baño y escribí en su moneda sin enviar ningún mensaje "Tengo que ir, Mer no te puedes quedar aquí sola" le di la moneda y fui a por la ropa de la chica, esperé a que se vistiera y cuando estuvo lista la pillé en brazos para correr fuera del edificio y usar su hipogrifo para salir volando de allí hasta las coordenadas que nos habían enviado.
Los últimos días me había a costumbrado a tener un sueño ligero, debía estar más o menos atento por si la pelirroja se sentía mal por las noches pues a pesar de ir mejor las nauseas no habían desaparecido, pero esa noche estaba agotado, me desperté las dos primeras veces al sentir que abandonaba la cama pero solo iba al baño, la tercera supuse que era igual así que seguí durmiendo cómodamente. Escuché las arcadas pero las sentía lejos, como si estuviera soñando y al final cesaron.
Las luces de la habitación se encendieron e hice un gesto de incomodidad llevándome un brazo por encima de los ojos para que no me molestara tanto, escuché la voz de Mérida pero de primeras no le hice caso hasta que empezó a zarandearme, me quité el brazo y empecé a parpadear hasta poder enfocarla, las lágrimas empezaron a caerle por las mejillas y me incorporé de inmediato asustado por si le había pasado algo, llevé mis manos a su rostro muy preocupado, quería preguntarle qué le sucedía pero mi voz seguía sin salir de mi garganta. Mérida me abrazó y yo correspondí sin saber a que se debía eso, tal vez fueran las hormonas pero en cuanto se separó y habló la cara me cambió por completo de color, ahora era yo el que quería vomitar, ella me dio la moneda y en cuanto leí el mensaje sentí de todo, se me encogió el estómago y el aire que había no me alcanzaba para respirar, la pelirroja fue al baño mientras yo intentaba procesar la información, me levanté de la cama y me vestí con lo primero que encontré pero no me marché, no era cierto, no podía serlo, intenté autoconvencerme de ello mientras daba vueltas por la habitación llevándome las manos a la cabeza.
No podía esperar más pero seguía escuchando a Mérida en el baño, no podía dejarla sola así que me fui hacia ella aún muy preocupado, no sabía que hacer pero mejor tenerla conmigo que llevarme más sorpresas, fui hasta el baño y escribí en su moneda sin enviar ningún mensaje "Tengo que ir, Mer no te puedes quedar aquí sola" le di la moneda y fui a por la ropa de la chica, esperé a que se vistiera y cuando estuvo lista la pillé en brazos para correr fuera del edificio y usar su hipogrifo para salir volando de allí hasta las coordenadas que nos habían enviado.
Kyllian Evans
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Los días siguientes al funeral de Lila pasaron para mi lentos, sin nada que me incentivara a nada, Mérida se había encargado de casi todo mientras yo me encargaba de vegetar en un rincón mientras ella estaba despierta y cuando creía que dormía lloraba en silencio. La pelirroja consiguió por fin sacarme de la cama con la excusa de ir al médico, Anteia nos había dado cita para la alubia pero en realidad la mujer lo que quería era verme a mi.
Estaba muy dolido, llevaba un gran peso en el pecho que la rubia hizo mucho más llevadero con un abrazo muy largo, me desahogué y al final le pedí que le hiciera otra ecografía a Mérida, solo para escuchar el latido de nuestro hijo y asegurarme de que seguía ahí. Antes de salir de la consulta la mujer me dedicó unas palabras que no sabía muy bien como tomarme, seguramente lo hacía con la mejor de las intenciones pero Lila no debería estar en el cielo, tenía que estar entre nosotros, aún así le agradecí todo lo que hizo y volvimos a nuestra habitación.
una vez en "casa" sentí todo el cansancio acumulado esos días por la falta de sueño, miré a Mérida y le di un beso en la mejilla antes de irme a dormir casi todo el día pero a la hora del té ya estaba remoloneando en la cama sintiendo como el cuerpo empezaba a necesitar movimiento, esa noche habría luna llena
Estaba muy dolido, llevaba un gran peso en el pecho que la rubia hizo mucho más llevadero con un abrazo muy largo, me desahogué y al final le pedí que le hiciera otra ecografía a Mérida, solo para escuchar el latido de nuestro hijo y asegurarme de que seguía ahí. Antes de salir de la consulta la mujer me dedicó unas palabras que no sabía muy bien como tomarme, seguramente lo hacía con la mejor de las intenciones pero Lila no debería estar en el cielo, tenía que estar entre nosotros, aún así le agradecí todo lo que hizo y volvimos a nuestra habitación.
una vez en "casa" sentí todo el cansancio acumulado esos días por la falta de sueño, miré a Mérida y le di un beso en la mejilla antes de irme a dormir casi todo el día pero a la hora del té ya estaba remoloneando en la cama sintiendo como el cuerpo empezaba a necesitar movimiento, esa noche habría luna llena
Mérida Pyro
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Los días habían sido algo monótonos. Ella se ocupaba de buscar comida para ambos y trataba de apoyarle, de estar allí, de hablar pero Kyllian estaba más silencioso de lo normal y algo estaba comiéndola por dentro. Extrañaba sus chistes, su voz, sus miradas; pero no había nada más que la ausencia de cualquier sentimiento que no fuese la tristeza y la nostalgia y cuando era consciente de quién había hecho eso le entraban unas ganas asesinas de matar a Leila. Y después lloraba, en la ducha, para que no la oyera por pensar en ese tipo de cosas sobre su amiga. ¿O ex amiga? Ya no estaba tan segura de la relación que las unía. Pero al menos mientras él la veía era todo lo fuerte que siempre había sido.
La noticia de Anteia le había pillado por sorpresa pero sospechó que se quería ver cómo iba su dieta y si seguía con los vómitos; pero no ahora sólo se despertaba a ir al baño y vaciar la vejiga. Aunque no tuviera nah. Pero lo que vino en la cita la hizo poner morros tristes todo el día porque sabía que él lo estaba pasando mal pero no sabía como ayudarlo, Anteia sólo le sugirió que siguiera allí y se enfocaran en la alubia. Oír el latido del bebé le dio sentimientos encontrados. Volvió a comerse la cabeza. ¿Sería buena mamá o sería como Leila? Bueno, intentaría que su bebé siguiera viviendo.
Al llegar a la habitación Kyllian se echó a dormir y Mérida volvió a lo que había estado haciendo los últimos días después de guardar la eco donde estaba la otra, en una cajita aparte exclusiva de cosas de la alubia. Miró las ofertas de trabajo. Estaba pensando que mientras él no se sintiera preparado para la Guardia iba a aplicar a las cocinar, siempre se necesitaban manos si había que alimentar tanta gente y ella se defendía un poco. Mientras él seguía dormido fue a buscar comida y luego merienda, pero él siguió de largo así que ella comió luego tomó un poco de siesta y se levantó para darse una ducha larga. Aún estaba un poco perseguida por lo de la mañana y necesitaba aclararse la mente. Tal vez hablar con alguien como… Anteia, a solas. Salió de la ducha y se secó, mirándose con curiosidad al espejo de lado por si le había crecido algo de panza pero no. Se echó su loción y después se puso la ropa interior y una camiseta sin mangas negra.
Salió del baño para ir a buscar unas galletas que tenía por allí cuando vio a Kyllian removerse en la cama. Sonrió levemente y tras coger las galletas se subió allí -Hola tú…Señor dormilón- No sabía si ya podía responderle o no así que sólo le revolvió el cabello con suavidad antes de abrir el paquete de galletas con chispas de chocolate y empezar a comer. No tenía lácteos ¿No?
La noticia de Anteia le había pillado por sorpresa pero sospechó que se quería ver cómo iba su dieta y si seguía con los vómitos; pero no ahora sólo se despertaba a ir al baño y vaciar la vejiga. Aunque no tuviera nah. Pero lo que vino en la cita la hizo poner morros tristes todo el día porque sabía que él lo estaba pasando mal pero no sabía como ayudarlo, Anteia sólo le sugirió que siguiera allí y se enfocaran en la alubia. Oír el latido del bebé le dio sentimientos encontrados. Volvió a comerse la cabeza. ¿Sería buena mamá o sería como Leila? Bueno, intentaría que su bebé siguiera viviendo.
Al llegar a la habitación Kyllian se echó a dormir y Mérida volvió a lo que había estado haciendo los últimos días después de guardar la eco donde estaba la otra, en una cajita aparte exclusiva de cosas de la alubia. Miró las ofertas de trabajo. Estaba pensando que mientras él no se sintiera preparado para la Guardia iba a aplicar a las cocinar, siempre se necesitaban manos si había que alimentar tanta gente y ella se defendía un poco. Mientras él seguía dormido fue a buscar comida y luego merienda, pero él siguió de largo así que ella comió luego tomó un poco de siesta y se levantó para darse una ducha larga. Aún estaba un poco perseguida por lo de la mañana y necesitaba aclararse la mente. Tal vez hablar con alguien como… Anteia, a solas. Salió de la ducha y se secó, mirándose con curiosidad al espejo de lado por si le había crecido algo de panza pero no. Se echó su loción y después se puso la ropa interior y una camiseta sin mangas negra.
Salió del baño para ir a buscar unas galletas que tenía por allí cuando vio a Kyllian removerse en la cama. Sonrió levemente y tras coger las galletas se subió allí -Hola tú…Señor dormilón- No sabía si ya podía responderle o no así que sólo le revolvió el cabello con suavidad antes de abrir el paquete de galletas con chispas de chocolate y empezar a comer. No tenía lácteos ¿No?
Kyllian Evans
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El olor de la loción de Mérida me hizo parpadear y buscarla con la mirada, al encontrarla la vi mirarse la barriga en el espejo, eso me sacó una pequeña sonrisa y después un estiramiento felino en la cama que hizo que me crujieran todos los huesos me tumbé de nuevo solo para verla sentarse con unas galletas de chocolate en la mano... y me apetecían demasiado, tenía un hambre atroz.
Cerré los ojos al sentir el toque de la pelirroja en mi cabeza, me arrastré hasta ella para abrazarla y poner mi cabeza muy cerca de su vientre, tenía una temperatura agradable y su aroma lo era mucho más, me froté un poco contra la pelirroja como haría cualquier felino pidiendo atención pero en cuanto se descuidó lo que hice fue dar una vuelta con ella en brazos para dejarla tumbada en la cama y echarle mano a las galletas, sonreí triunfal y saqué una del paquete para saborearla, con lo de Lila era como si todo me supiera a nada y aquella galleta me supo a gloria, por fin.
Me levanté de la cama y corrí por la estancia sacándole la lengua por si me perseguía, perolas galletas me las iba a acabar yo solito... bueno, a lo mejor le dejaba una, el caso es que no iban a quedar ni las migajas. Cuando acabé con aquello tomé de nuevo la libreta y volví a la cama, era consciente de que no habían sido días buenos para ninguno de los dos y no me había ocupado de Mérida como debería, más bien ella lo había hecho de mi "lo siento" escribí para mirarla con una sonrisa de disculpa por lo mal que la había hecho sentir.
Cerré los ojos al sentir el toque de la pelirroja en mi cabeza, me arrastré hasta ella para abrazarla y poner mi cabeza muy cerca de su vientre, tenía una temperatura agradable y su aroma lo era mucho más, me froté un poco contra la pelirroja como haría cualquier felino pidiendo atención pero en cuanto se descuidó lo que hice fue dar una vuelta con ella en brazos para dejarla tumbada en la cama y echarle mano a las galletas, sonreí triunfal y saqué una del paquete para saborearla, con lo de Lila era como si todo me supiera a nada y aquella galleta me supo a gloria, por fin.
Me levanté de la cama y corrí por la estancia sacándole la lengua por si me perseguía, perolas galletas me las iba a acabar yo solito... bueno, a lo mejor le dejaba una, el caso es que no iban a quedar ni las migajas. Cuando acabé con aquello tomé de nuevo la libreta y volví a la cama, era consciente de que no habían sido días buenos para ninguno de los dos y no me había ocupado de Mérida como debería, más bien ella lo había hecho de mi "lo siento" escribí para mirarla con una sonrisa de disculpa por lo mal que la había hecho sentir.
Mérida Pyro
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Una risita le subió a Mérida cuando Kyllian empezó a retozar con ella, le acarició el cabello disfrutando de que al menos ahora pareciera tener mejor ánimo. Pero estaba tan concentrada en ello que la estrategia roba-galletas la pilló absolutamente desprevenida -¡Kyllian!- Le gritó riéndose y tratando de sacárselo de encima -Pero si no te las estoy quitando- Dijo riéndose, haciendo de nuevo ese sonido de cerdita cuando le dio el ataque de levantarse de la cama y empezar a escapar
-¡Ehhh! No me hagas jugar una carta de víctima- Le dijo empezando a perseguirlo pero sin tener mucho éxito, Mérida estaba segura que tenía que ver con sus instintos felinos porque ella no podía ser tan rápida y cada vez que se acercaba y estiraba la mano se escapaba -Agh! ¡Dame una!- Al final terminó casi todo el paquete y se tiró en la cama, ella le siguió hasta quedarse en la cama junto a él -Una solita… ¡No vayas a hacerme comerme una fruta!- Le exigió con el ceño fruncido porque a ella le apetecía específicamente eso, galletitas con chispitas de chocolate que le subieran el ánimo. Pero al menos las risas le habían ayudado.
Lo vio coger la libreta y suspiró. Extrañaba tanto hablar con él, escuchar su voz, sus chistes -Ya han pasado dos semanas casi…¿Has probado hacer algún ruido?- Preguntó antes de mirar la libre con el ceño fruncido -¿Por qué?- Preguntó sin comprender de qué iba aquella disculpa. Se incorporó un poco, sentándose en la cama, y comiéndose la galleta disfrutando de cada mordisco. Deseo tener una coca cola en la mano, no muy fría porque era invierno. -Da igual porqué, no hay razones para pedirme disculpas por nada-Le sonrió abiertamente y alargó una mano, de nuevo, para revolverle el pelo -Todo estará bien-
-¡Ehhh! No me hagas jugar una carta de víctima- Le dijo empezando a perseguirlo pero sin tener mucho éxito, Mérida estaba segura que tenía que ver con sus instintos felinos porque ella no podía ser tan rápida y cada vez que se acercaba y estiraba la mano se escapaba -Agh! ¡Dame una!- Al final terminó casi todo el paquete y se tiró en la cama, ella le siguió hasta quedarse en la cama junto a él -Una solita… ¡No vayas a hacerme comerme una fruta!- Le exigió con el ceño fruncido porque a ella le apetecía específicamente eso, galletitas con chispitas de chocolate que le subieran el ánimo. Pero al menos las risas le habían ayudado.
Lo vio coger la libreta y suspiró. Extrañaba tanto hablar con él, escuchar su voz, sus chistes -Ya han pasado dos semanas casi…¿Has probado hacer algún ruido?- Preguntó antes de mirar la libre con el ceño fruncido -¿Por qué?- Preguntó sin comprender de qué iba aquella disculpa. Se incorporó un poco, sentándose en la cama, y comiéndose la galleta disfrutando de cada mordisco. Deseo tener una coca cola en la mano, no muy fría porque era invierno. -Da igual porqué, no hay razones para pedirme disculpas por nada-Le sonrió abiertamente y alargó una mano, de nuevo, para revolverle el pelo -Todo estará bien-
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