Mazmorra. Pruebas día 3+4 (Adramelech) FINALIZADA

-¿Sabes qué es lo más difícil de descender de Morgana?- La voz de Catherine resonó contra las paredes una y otra vez. Las mazmorras de Ouroboros eran húmedas, realmente oscuras y tenebrosas. Una espesa niebla empezó a elevarse desde el suelo que complicaba el avance de Adremelech -Intentas convencerte...Convencerles de que no eres mala- Indicó y una risa resonó, entre graciosa  y tenebrosa, retumbando con eco por los pasadizos. Entre los ladrillos pequeños hilos negros empezaron a recorrer la gruesa piedra oscureciéndola - Pero entonces...- Los hilos negros finalmente ocuparon todo el espacio dejando una estancia negra pero en la que Adramelech podía sentirse asfixiado -Apareces tú-

La imagen de Catherine parpadeó delante de Adramelech por escaso segundos y luego hubo silencio. Un largo silencio. La imagen de Astaroth parpadeó delante de Adramelech como la de Catherine. La imagen de Zayra lo hizo pero se quedó un espacio más largo de tiempo, el suficiente para que el Soul Reaper la viera alzar la mano hacia su rostro con la nostalgia delineando sus rasgos, como si quisiera acariciarlo pero luego sus ojos se volvieron oscuros y desapareció.

La imagen de Catherine apareció en la lejanía y sus ojos brillaban, la única cosa que daba luz en aquella oscuridad -Dicen que cuando quieres que las cosas se hagan bien tienes que hacerlo tú misma- La sonrisa que perfiló fue sádica y en sólo un parpadeó extendió unas alas de cuervo  y Adramelech sólo captó algo de aquel movimiento antes de que miles de plumas se lanzaran contra él cual dagas de acero con el único objetivo de hacerle daño. Catherine acrecentó el temor en su mente con pensamientos varios mientras con el control mental impedía que se moviera o esquivara.-Le dije que los quería muertos- Advirtió -Fue lo único que pedí- Susurró Catherine, cuya figura había desaparecido, y reaparecido detrás de Adramelech susurrandole al oído -No debiste interrumpir mi boda ni adelantar mi parto, Adramelech Svensson- La mujer desapareció rápidamente así como las dagas que nunca llegaron a golpearle.

Pronto la oscuridad pareció tragarlo y el Soul Reaper cayó, cayó y cayó en un foso negro mientras varios recuerdos y equivocaciones parecían renacer en su mente. Su historia, sus errores, repetidos una y otra vez -Oh... Pero qué vida- La risa de Catherine se perfiló maligna, oscura y tenebrosa mientras la espalda de Adramelech se estrellaba contra un piso de baldosas oscuras. Las llamas que iluminaban aquel pasadizo eran moradas y habían millones y millones de puertas. De cada una de ellas  salía una frase distinta.

-No soy un maldito experimento, pendejo de mierda-

- ¿Sabes cuantas veces he deseado ver arder a todos los infectos seres que rondan por aqui? Nigromantes incluidos? Tu joven hermano no tenia ninguna posibilidad contra aquel....yo habria puesto fin a su sufrimiento antes, mas rápido.

Catherine prestó atención con curiosidad y se materializó al lado de Adramelech, no dudó  en meterle una patada en el costado con odio por despertar su curiosidad -Agh, esto me pasa cada vez que me meto en la mente de alguien... Tengo tanto material para hacerte un derrame cerebral que no me decido- Soltó con evidente  sarcasmo y empezó a caminar mirando las puertas - Cada una de ellas representa un error, una equivocación, un recuerdo, una cagada que te has mandando- Sonrió de lado y tronó los dedos -Esta es mi boda- Dijo mientras se materializaba otra puerta y la pateó con fuerza escuchando todo el barullo de fuera  -Es curioso que tengas que buscar el objeto de Rasputin, se supone que tenía que matarte. Al final... Resulta que si cumplirá su promesa y si no, ya me ocuparé yo. ¿Sabías que Astaroth entró al torneo antiguo gracias a él?  El destino se repite, una y otra y otra vez- Advirtió y entonces volvió hacia la puerta que repetía lo de la marioneta y el experimento -Astaroth- Se acercó a aquella puerta y señaló el pomo -¿Vamos?- Preguntó pero no lo dudó usó su control mental para hacer que el cuerpo de  Adramelech se moviera y abriera la puerta, ocasionando que reviviera la muerte de su hermano.

OFF: En cada recuerdo está el objeto, Catherine lo ha insertado de una u otra manera.

Habíamos pasado la noche descansando en la cabaña tras haber superado las pruebas del segundo día en el Templo de los Fundadores, obteniendo 7 puntos para la clasificación general por eliminar a 7 demonios. Al final nos las habíamos apañado más o menos bien a pesar de ser uno menos luchando en el equipo, y no nos habíamos llevado demasiado mal. Tal vez con Mérida hubo algún momento tenso al final, ya que pasó de estar muy motivada a querer abandonar el torneo para irse a Francia. Eso de estar aislados con el torneo no nos dejaba saber qué estaba pasando fuera. Por eso acudí bastante pensativo a la prueba en las que pasaríamos dos días enteros, y además de manera individual. No tenía ni idea de qué se trataba, pero los organizadores nos llevaron a la zona de túneles subterráneos de la isla, dejándonos allí frente a una puerta y sin darnos demasiada información. Me decidí a entrar antes de arrepentirme, pensando que ya quedaba menos para llegar a la prueba del día final.

Comencé a caminar por aquel frío y oscuro pasillo con aspecto abandonado, mojándome los pies por el agua que corría por allí. Esperaba que aquello no fuesen las alcantarillas. Apenas había avanzado unos metros cuando comencé a escuchar una voz femenina en mi cabeza, una voz que me sonaba pero no reconocía. Miré alrededor esperando ver a alguien, pero únicamente me encontré con finos hilos negros cubriendo toda la pared hasta convertirse en una maraña oscura que me impedía ver nada. Me sobresalté al vislumbrar la figura de una joven a varios metros de mi posición, resultándome de lo más siniestro ese parpadeo y brillo en los ojos. Por fin reconocí su cara, la Descendiente Le Fay a la que había arruinado la boda. Lo que no me esperaba era ver la figura de Astaroth allí, me dejó bastante fuera de juego, y menos la de mi madre, en actitud maternal que yo no había conocido jamás. Aquello no era cierto, debía estar jugando con mi mente. La prueba iría en esa dirección, supuse. Quise moverme cuando advertí que aquellas plumas o dagas, lo que fuese, venían en dirección a mí. Ni uno sólo de mis músculos respondió a la orden, temí acabar ensartado nada más empezar. El susurro de la mujer en mi oído al aparecer a mi lado hizo que me recorriese un escalofrío.  - Ya estoy un poco harto de que me repitáis lo mismo. Ya me disculpé por haber interrumpido vuestras frívolas fiestas, era todo por un bien mayor. - seguro que provocarla no era la mejor manera de seguir, pero no pude callarme. Al final ella desapareció y ni una sola daga llegó a herirme. El vértigo de la caída que siguió fue peor aún, seguía sin saber si eso era real o no, y para colmo comenzó a atormentarme con recuerdos de mis errores del pasado, casi burlándose. La odié en ese momento, no tenía derecho a hurgar ahí.

- ¡Eso es juego sucio! ¡haz la maldita prueba de una vez y déjame! - grité antes de estamparme contra el suelo, poniéndome en pie poco después tras recibir esa patada por su parte. Puertas, puertas con errores.  - Eres una sádica, definitivamente...- murmuré mientras la seguía porque no me quedaba otro remedio si quería salir de aquí. Al menos me dio la pista de que tenía que buscar un objeto.  Hice un sonido irónico al saber que era el objeto de Rasputín el que debía usar. Genial, otro mago al que molesté diciendo que no le llegaba a la suela de los zapatos a Khaled Svensson. Le dirigí una mirada de resignación al escuchar que mi hermano entró aquí por ese nigromante, era de suponer. Ella eligió la puerta a la que debía enfrentarme, la que decía eso del experimento. Negué con la cabeza porque no quería entrar ahí, no quería tener que enfrentarme a lo de Astaroth. De nada sirvió, algo me obligó a entrar. Enseguida comencé a revivir los últimos recuerdos que tenía de Astaroth con vida, cuando ya había sido poseído, antes de irse al torneo. La escena se materializó ante mí tal y como fue.

Astaroth Svensson escribió: -¿Hermano? ¡HERMANO! ¿Qué crees Adramelech? ¿Qué crees que me ha pasado? ¿Acaso no lo ves? ¿Acaso no lo has oído? Tú has tenido la culpa. Tú me dejaste con el auror y la mujer aquella para intentar solucionar un problema en el que tú solo te has metido. ¿Y quién es el que ha tenido que ver el más profundo de los círculos infernales? YO. Yo Adramelech, piénsalo. Tú me has matado. Los abrazos ya no sirven de nada. Haberlo pensado antes, antes de cagarla.
¿Consideras que perder una mano por algo que, claramente, tú mismo has causado es peor que perder tu humanidad? ¿Acaso crees que todos tus mundanos problemas son peores que el tormento de los inframundos?
Tu ingenuidad ha hecho que pierdas muchas cosas Adramelech: tu mano, a mi, a ti mismo. Las calaveras también estuvieron a punto de perderse por tu culpa. Tu culpa una y otra vez-

La imagen se disolvió y aparecimos en la Torre de la Alta Hechicería, el día que volví a reencontrarme con Khaled. Me entregó un medallón que solía llevar mi hermano, aunque no podía aceptar lo que aquello significaba

Khaled Svensson escribió:
Intenté separarlo del demonio, Adramelech. Pero un exorcismo no siempre sale bien. Los cuerpos...no siempre aguantan, depende de la persona poseida tambien. No era un pacto, no habia pacto alguno. Era una posesion, una sanguijuela, sin mediaciones. Él no fue capaz de controlarlo en vida. Tu hermano no era lo suficientemente fuerte. Sucumbió a causa de ello. Murió siendo humano. Un Soul Reaper.

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post 1 (máximo 6)

A Catherine le sentó como una patada en el estómago las palabras de Adramelech respecto a su boda. Instauró su figura delante de él y clavó sus ojos multicolores en el Soul Reaper con un gesto serio, no vengativo. Serio -Es la primera vez que me ves cara a cara. Es la primera vez que me dices a mí o a Ian que lo sientes. Fue mi boda, no la de quien sea que te estuviera molestando con eso ¿De acuerdo?- Dijo con el ceño fruncido -Me importa una mierda las veces que se lo dijiste a alguien más, a quien arruinaste un bonito momento fue a mí. Y… ¡MALDITA SEA! ¡¿FRÍVOLO?! ¿Tienes una puta idea de lo que ha sido mi vida? Es la primera vez en una década que hay algo siquiera mínimamente feliz en la Isla. ¡Lo único que celebrábamos eran funerales! Más aún los que estaban fuera de la Isla. ¡Qué han perdido todo! ¿Qué crees? ¿Qué porque tenemos bastante poder mágico somos felices? ¡Es una maldita mierda!– Boqueó un momento como si no se creyera lo que estaba oyendo pero tras un momento bajó la vista al piso y se miró las manos. Tras ello alzó la mirada con el mismo gesto serio -Y no te perdono porque sé que no lo sientes. Tenías un objetivo y si fuera por ti habrías quemado la isla entera por hacerlo, habrías sacrificado a cualquiera. Es la historia de los Soul Reaper. O al menos la que yo sé- Dijo y se desvaneció en una nube de humo con un gesto de decepción en el rostro.

Cuando retomaron el pasaje de las puertas Catherine arqueó una ceja -Estás en la prueba- Indicó ladeando suavemente la cabeza -Haz hecho prueba física, mágica… Esta es la prueba de tu fortaleza mental, de tu voluntad, Adramelech. Y aparentemente, tienes muchos “talones de Aquiles” por así llamarlo. La estabilidad mental forma parte de lo que buscamos en nuestros aprendices. Imagínate a un…- Se quedó un momento en silencio mirándolo mientras un fugaz recuerdo de Max venía a su mente, pero controló que no se materializara delante de Adramelech -Un … Obsesionado con el poder adquiriendo conocimiento de los Descendientes y usándolo más para su propio bien que por el bienestar general, la defensa de los derechos de nuestra sociedad y, por supuesto, la investigación de nuestro campo- Explicó con una ajena serenidad porque el recuerdo del oniromante estaba causándole algo de estrés -Por eso, Soul Reaper, ten cuidado porque hablas de un bien mayor pero creo que no estás seguro de los límites ni, realmente, del concepto de bien mayor– Advirtió.

La escena que presenció la hizo estremecerse. Había visto a Astaroth en el torneo pero no en esa faceta. Sintió…Empatía. Y maldijo. Pensó en Rhaegar y que si su hermano estuviera vivo, si hubiese tenido unas palabras con ellas justo antes…. Pero no había sido su culpa. Había sido secuestrada y la Dimensión de  Molay era distinta, el tiempo era distinto. Lo que para ella habían sido horas, para esta dimensión habían sido semanas. Catherine observó las facciones de Khaled y se estremeció al oír sus palabras. Antes de que todo siguiera Catherine obligó a la escena a disiparse -Lamento lo de tu hermano- Expresó con el ceño fruncido -Entiendo la pérdida. Perdí a tres. Expresó y luego inspiró profundamente para elevar otra puerta delante de él y escuchar la voz de una mujer. -Zayra- Dijo metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones rotos.

-Antes de entrar. ¿Qué es lo que hiciste que causó que tu hermano acabara con el auror y la mujer?- Preguntó y se giró hacia él con curiosidad -¿Otro objetivo por el bien mayor? Tu hermano....Tu mano...- Preguntó con cierto tono, haciendo referencia al análisis que había hecho antes de entrar a la escena con Astaroth.  Movió la mano y la puerta de Zayra se abrió haciendo que los recuerdos del ataque se reflejaran en su mente. -¿Cuál es tu límite?-

La indignación de Catherine por el tema de la boda fue en aumento por culpa de mi respuesta, especialmente la parte en la que dije lo de frívolo. Se puso a hablarme de su vida como si me importara, como si eso de estropearle la boda me hiciese una mala persona sólo por el hecho de que ella lo había pasado mal durante su vida. No me daba pena ninguna, a decir verdad.  - Tienes razón. No me arrepiento de lo que hice. - incluso podría decirse que me daba cierta satisfacción verla todavía tan alterada por aquello, por su estúpida boda. Tampoco pensaba repetir ni una vez más la disculpa, ya había tenido bastante de eso en el castillo Le Fay y después en la torre con Adael. Ya habíamos llegado a un acuerdo sobre aquello.  - También estás en lo cierto, teníamos un objetivo, y lo cumplí. Habría quemado la isla, sí. Habría interrumpido cualquier fiesta. Pero te equivocas en una cosa. No habría sacrificado una vida. Te toca revisar lo que tienes en tus libros de Historia. - repliqué con orgullo defendiendo lo que habíamos hecho, conseguir recuperar el poder de las calaveras después de tantísimo tiempo. No evité su mirada, a pesar de que me resultaba perturbadora.

Esa conversación dejó el ambiente bastante tenso de cara a seguir avanzando por el pasaje de puertas para ir hacia la prueba, o pruebas. Equilibrio y fortaleza mental no parecían mis puntos fuertes, y casi deseaba tener que volver a luchar en el Pandemónium, a pesar de que al principio lo había pasado mal con el tema demonios.  - Claro que sé a qué bien mayor me refiero...que todos puedan acceder al don de la magia. Debes saber que no somos ningunos locos que solo alimentan su propio ego, su propia ambición. - el tono en que le respondí volvió a ser frío, aunque durante los minutos siguientes no encontré palabras con las que responderle debido a las visiones sobre mi hermano, las cuales se sucedieron como una repetición de hechos desgarradora. Los recuerdos me dejaron bastante tocado, desequilibrado, tal y como ella había dicho al enfrentarme a la puerta. Cerré los ojos porque no quería ver más, aunque daba igual porque eso siempre iba conmigo. Sólo los abrí al escuchar la voz de Catherine, que ahora se mostraba más empática.  Podía comprenderme, si había perdido tres.  - Espero que no tuvieses culpa alguna...que pudieses despedirte de ellos. - murmuré respecto a lo de sus hermanos, sin ninguna mala intención. Tuve que seguir a la Le Fay hasta la siguiente prueba, sintiendo un escalofrío cuando dijo 'Zayra'. No tenía caso esconderle la verdad de mi error con el auror, pues ella podía leer mi mente a voluntad.

- Ese maldito auror me engañó...Astaroth tuvo que hacer un trato con él para recuperar las calaveras perdidas, las que él se quedó para sus negocios. Dijo que las devolvería a cambio de que un nigromante expulsase al demonio que había poseído a aquella mujer del cabello morado. - mi hermano mayor solucionando mis errores, como siempre había hecho. Los errores de su estúpido hermano menor. - Expulsó al demonio...pero se lo llevó con él al plano demoníaco. Allí lo poseyó, y cuando regresó ya no era él. Sólo su marioneta. - concluí con un deje de rabia en la voz, sin saber qué responder a eso de cuál era mi límite. Era cierto que había perdido mucho. Finalmente se abrió la puerta de Zayra, provocando que los recuerdos de su fin regresasen a mi mente. Pude ver otra vez cómo se volvió loca, decidiendo atacar a su propio hijo para seguir la orden de El Todo. Quiso sacrificarme por las calaveras, y ver la escena de nuevo era horrible.  

- Ella no tenía límites...no sé si estaba cuerda cuando hizo eso, o si justificarlo diciendo que perdió el juicio. - yo no habría llegado tan lejos, y no quisiera convertirme en ella en un futuro.  
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post 2 (máximo 6)

Catherine no añadió nada a lo que le dijo Adramelech sólo aceptó el hecho de que a él no le importaba y confirmó que sus disculpas estaban tan vacías como ella esperaba. Ignoró lo de los libros de historia porque a fin de cuentas eran una hermandad que no podía despertarle menos interés en el mundo. Él seguía hablando sobre el bien mayor y aunque parecía enfocado su argumento no terminaba de convencerle, ella se mantuvo en silencio sin mirarlo. Como si de pronto estuviese hablando con una pared, aunque ella escuchaba, oía y sentía.

Cuando desarrollaron la escena de Astaroth y él le preguntó aquello, Catherine lo analizó un poco -No, dos de ellas fueron culpa de mi madre. Y la tercera, técnicamente, también. Unos días de la boda y parir me secuestraron para ir a otra dimensión donde estaba mi hermano mayor sufriendo de la maldición que le echó mi madre. Rhaegar y Desmond me buscaron con un ritual muy…- Ladeó suavemente la cabeza- Complicado. Rhaegar falleció buscándome- Explicó y tras analizarlo un segundo en silencio, negó con la cabeza -No. No es mi culpa. Él fue quien tomó la decisión y, de haber estado en sus zapatos, yo hubiese hecho lo mismo- Añadió y le recorrió el rostro con los ojos -¿Obligaste a Astaroth a tomar esa decisión? ¿Habrías hecho lo mismo de estar en sus zapatos?- Inquirió. Era curioso, Catherine extrañaba profundamente su relación con Rhaegar. Por muy extraña, oscura, distante y sarcástica que fuera; lo hacía. Extrañaba su “Catty”. Extrañaba su mala hostia con Max. Pero…No se culpaba de su muerte.

-Y Khaled intentó…Entiendo- Asintió y se humedeció suavemente los labios -En mi opinión, sigue sin ser tu culpa. Uno no cae engañado porque le da la gana. No te despertaste ese día y dijiste “Oye, me gustaría caer en una trampa hoy”- Añadió con un plan un tanto de mímica con lo que había podido captar de los gestos de Adramelech -Aparte, todos los nigromantes son conscientes de lo que envuelve su magia. Es como si yo un día despertara y dijera, voy a jugar con maldiciones, seguro no pasa nada- Alzó los hombros restándole importancia para ver la escena de su madre. Catherine la observó con los ojos entrecerrados. Ahora siendo madre no podía entender cómo… Elise, Zayra… ¿Cómo? -Ni ahora ni nunca podrás saberlo… ¿Qué te hace dormir mejor por las noches?...- Dejó un momento en silencio pero no dejó que respondiera -Aférrate al pensamiento que te da paz. Y cree tanto en él que lo vuelvas tu realidad- Añadió y todo volvió a volverse negro.

De pronto Adramelech se encontró en una bifurcación. Delante de él estaba Astaroth y Zayra -Un camino lleva a la muerte segura, el otro a la felicidad eterna. O, lo que a ti te haría feliz, tu bien mayor – Aclaró Catherine -Uno de ellos siempre dice la verdad, el otro siempre miente. Sólo puedes hacerle una pregunta a cada uno. ¿Cómo determinarías qué camino tomar, o sea, el de la felicidad eterna?- Explicó Catherine y se posicionó al lado de Adramelech con los brazos cruzados y mirando al frente.

La historia de Catherine sobre cómo fue perdiendo a sus hermanos a sus hermanos sonaba bastante trágica, pero quedaba claro que ella no había tenido culpa alguna en todo aquello. Ni siquiera en la del hermano que la buscó cuando estaba secuestrada. Ella llegó a esa misma conclusión tras pensarlo unos segundos, a lo que asentí como dándole la razón.  - Los culpables fueron otros. - me sentí algo incómodo al saberme analizado por ella mientras le sostenía la mirada, negando rápidamente a la primera pregunta.

- No...no lo obligué. Él quiso ayudarme a resolver el error que había cometido. La protección de las calaveras es cosa de todos los Soul Reapers, no quiso desentenderse. Claro que habría hecho lo mismo por él, si poseyese los poderes de un nigromante. - recordé aquella vez en la que estuve dispuesto a atravesar aquel extraño arco de las almas del edificio ministerial, sólo por la esperanza de poder encontrarlo. No conseguí atravesarlo. Me quedé silencioso durante algunos segundos, con la vista perdida en el suelo. Las palabras de la Le Fay tenían sentido y en cierto modo le quitaban algo de peso de encima, aunque había matices con la historia de su herman. - Ya...no me lo propuse, obviamente, pero mi ingenuidad lo provocó. - eso y el aprovechado de Setelah Barrett. Todavía no sabía ni cómo habíamos sido capaces de colaborar en la misión de Turín para recuperar la magia. Suspiré como intentando dejarlo ir, entendiendo que todo lo que envuelve a los nigromantes tiene peligro. Puede que Khaled tuviese razón, que Astaroth no estuviese lo suficientemente preparado como nigromante como para dominar a demonios más fuertes. - Lo sé. La magia oscura como la vuestra tiene mucho más riesgo. - murmuré tratando de convencerme, centrándome después en la escena de Zayra. No, no podría saberlo. Tal vez fuese una mezcla de ambición y locura.

Aquellas preguntas que me hizo Catherine me dejaron confuso mientras todo se volvía negro, no supe contestar al instante. La bifurcación de caminos que apareció ante mí a continuación me dejó más descolocado todavía. Traté de buscar ese pensamiento que me daba paz, encontrando el de la misión cumplida después de tantos y tantos sacrificios. Recordé el momento en el que todas las calaveras se activaron a la vez en Turín. En cómo habíamos colaborado en devolver la magia al mundo y cómo habíamos logrado acabar con siglos de conflicto con los magos. También pensé en toda la gente que había conseguido tener poderes al unirse a nosotros.

- Una pregunta para cada camino...- seguro que había alguna trampa en aquello, parecía fácil y complicado a la vez. Eso de tener que preguntar a las imágenes de Astaroth y Zayra lo complicaba más. - ¿Siempre dices la verdad? - pregunté a Zayra en primer lugar, sin esperar demasiado a su respuesta para después preguntar a Astaroth. - ¿El camino de Zayra es el correcto? -



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post 3 (máximo 6)

-No decidiste ser ingenuo. Créeme. Es algo que no se decide- Le dije con total honestidad pensando en cómo Ian había acabado secuestrado por la Alianza porque ella queria saber más de los humanos y si realmente se merecían su espacio en Ouroboros. Suspiró un poco -Piensa en lo que me has dicho y en las acciones de Astaroth, en lo que tú hubieses hecho en su lugar. La autoflagelación no es sana y si te duele mucho tengo un método que puede ayudarte- Explicó porque a medida que avanzaba con el chico se daba cuenta de que podía ser…el ganador.

Tras ello se presentó la bifurcación y Catherine se mantuvo en silencio mientras él analizaba la situación. Al escuchar las preguntas, la morena arqueó una ceja -¿Esas son las que eliges?- Inquirió con el ceño fruncido para luego mirar a las figuras y escuchar sus voces. Tanto Zayra como Astaroth respondieron con un seco sí antes de desvanecerse ante sus ojos. No había más preguntas -Toma el camino que consideres, Svensson- Expresó y ella misma desapareció en volutas de humo.

Era curioso el modo en que las palabras de una desconocida podían servir para replantearse ciertas espinas clavadas desde hacía tiempo. Tal como lo decía tenía mucha lógica, aunque el corazón poco entendiese de eso. Estaba seguro de que yo en el lugar de mi hermano habría hecho lo mismo y que, obviamente, ninguno de los errores era voluntario. La teoría para el autoperdón era fácil, creérselo del todo era otra cosa. Intuí el método al que se refería para evitar el peso de la culpa, pero negué con la cabeza, en caso de que fuese lo que yo pensaba.  - No es algo que deba olvidar. Debemos recordar el pasado, aunque duela. Seguir adelante... - miré hacia la bifurcación y las figuras de mi madre  y mi hermano, pensando en que ahora mismo tomaría mis palabras en sentido literal, dejándolos atrás mientras avanzaba.  

Asentí a la elección de preguntas, recibiendo dos escuetas respuestas por parte de cada una de las ilusiones antes de que desapareciesen. Debía analizar bien lo que habían dicho para saber por dónde ir.  - Gracias, Le Fay. - hice un leve gesto de despedida con la cabeza, sosteniéndole la mirada un instante antes de que ella  misma (o la ilusión mental creada por ella) desapareciese. El agradecimiento era sincero, aunque ambos hubiésemos empezado con mal pie y siendo poco amables el uno con el otro. Me dio la impresión de que era capaz de comprenderme porque ella había pasado también por pérdidas trágicas.

Volví a mirar hacia los caminos a tomar, ahora ya despejados. Era cuestión de razonar. Zayra había dicho que siempre decía la verdad, y Astaroth decía que el camino de Zayra era el correcto. Tendría sentido hacer lo contrario de lo que dijesen ambos, porque uno estaría diciendo la verdad sobre lo que sería una mentira, y otro estaría mintiendo sobre qué es verdad. Al menos esa creía que era la respuesta. Entonces, en el supuesto caso de que Zayra mintiese y Astaroth dijese la verdad a la pregunta de que el camino de Zayra era el correcto...aquel debía ser el que escogiese. Medité unos segundos más y al final me dejé llevar por la primera impresión, avanzando por dicho camino. Nada malo sucedió al poner el primer pie, por lo que respiré aliviado.

Pude seguir avanzando de manera cautelosa por aquel túnel de la bifurcación, apenas iluminado por algunas antorchas. El entorno de ilusiones en el que estaba antes parecía haber desaparecido, aunque no sabía ni cuándo, ni cómo, ni cuánto tiempo llevaba metido en la prueba. Pronto apareció ante mí, a unos 100 metros, un pequeño altar en el que resplandecía un objeto brillante. Sólo me quedaba correr hasta allí y cogerlo, debía ser el objeto del que me habló Catherine al principio, la reliquia del nigromante. Me detuve en seco al recibir una extraña visión en mi mente, la de nuestra guarida de Gorgoroth. Gorgoroth, reducida a nada. En la visión aparecía Khaled  de pie entre los jirones de polvo alertando de lo ocurrido, llamándonos a ser cautos, observar, y redoblar la protección en la Torre de la Alta Hechiceria.

La visión desapareció tan rápido como había llegado, dejándome con la duda de si de nuevo era cosa de la Descendiente o era real lo que nos había enviado Khaled. Estaría intranquilo hasta saberlo, pero por ahora no podía hacer nada. Di otro paso más, y en ese preciso momento el pasillo comenzó a llenarse de agua de manera repentina y muy rápida. No lograba identificar la fuente de la inundación, pero antes de que me diese tiempo a correr me llegó el agua a la cintura. Comencé a nadar con la vista puesta en el objeto brillante, estando segundos después con el agua al cuello. Todavía me quedaban unos metros para alcanzarla cuando acabé sumergido por completo, pegado ya al bajo techo del túnel. Buceé intentando conservar el aire que me había dado tiempo a tomar, buscando la moneda que se había movido del altar de piedra por culpa del agua. Seguía siendo fácil de localizar por su brillo, pero ahora estaba unos cuantos metros más lejos respecto a su posición inicial. Me moví en esa dirección de manera enérgica, notando cómo comenzaba a faltarme el oxígeno. En un último esfuerzo me impulsé hacia el fondo, extendiendo la mano hacia la moneda para apretarla en mi puño justo en el instante en el que todo comenzó a oscurecerse. El me salvó haciendo el resto, me sacó de allí directo al lugar de la prueba final, a las montañas de Ouroboros.

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Post 4 y final (máximo 6)

dado opciones:

El miembro 'Adramelech Svensson' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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