Mazmorra. Pruebas día 3+4 (Kyllian) FINALIZADO

Cuando Catherine preparó aquella mazmorra no esperó encontrarse con aquello. En cuanto empezó a hurgar en la mente de Kyllian sintió que las piernas le desfallecían y todo el escenario escabroso que había creado para afectar la psiquis del feral se desvaneció y ella apareció frente a él mirándolo con profundida -y mala hostia- a los ojos. No había nada excepto ellos en una profunda oscuridad con una antorcha cuyo fuego emita una débil luz morada -¿Quién eres?- Le tiró de un mechón de pelo negro y luego lo cogió de la mandíbula con fuerza, ejerció control mental para que no pudiera moverse. Le revisó los dientes para luego hacer una vuelta a su alrededor -¿Quién, maldita sea, eres?- Volvió a preguntar con los ojos encendidos en confusión e ira.

Se posicionó a su lado y movió una mano. Una densa ola de oscuridad recorrió la sala hasta el final y poco a poco los recuerdos empezaron a cobrar vida. Una mesa larga se veía ante sus ojos. El protocolo dictaba que el cabeza de familia se sentara al inicio. Era un hombre de cabello oscuro y ojos astutos, rasgos endurecidos pero aún así sonrisa afable. Catherine miró a su padre con el ceño fruncido, parecía joven. A su izquiera su madre, dándole la espalda a ambos. Como siempre. Del lado derecho de Stavron estaban los padres de Kyllian. Hablaban, conversaban de algo que parecía serio y habían apartado a los niños. A lo lejos se escuchaba la risita de una niña y luego las carcajadas de otros.

Cuando Catherine giró su mano el recuerdo dio una vuelta que, aunque ella estaba acostumbrada, podría generar que el estómago de Kyllian se revolviera. Entonces otra escena apareció. Altair sentado en un sofá oscuro leyendo un libro -o eso parecía- mientras cuatro niños jugaban frente a él. Estaba rebajado a niñero, pero le divertía. Podía practicar sus ilusiones con los niños. Catherine se reconoció a si misma cuando la pequeña niña de cinco años con el pelo tan oscuro como la noche saltó por encima de sus hermanos en la cama elástica. De pronto, Kyllian saltó también y Altair le generó unas alas que lo hicieron parecer un ángel. Catherine miró a su hermano con molestia, a Kyllian con envidia y se hizo unas alas ella misma. Así de poderosa era, desde pequeña. Voló al lado de Kyllian antes de retarlo a una carrera hasta la chimenea que cruzaba el salón -¡NO!- Gritó Altair, pero ya era tarde y cuando los chiquillos cruzaron cual rayo el salón hubo un estruendo que hizo que las ilusiones se desvanecieran. El gran candelabro de Elise estaba estrellado en el piso, hecho añicos. Catherine miró a Altair que hizo un gesto con la cabeza -¡¡Corre!!- Le cogió de la mano a Kyllian y se perdieron por los pasillos del Castillo Le Fay.

Todo se desvaneció de pronto y Catherine se posicionó delante del participante. Malditos torneos. Maldita sea -Te lo voy a preguntar otra vez y más te vale que me respondas con la verdad o te voy a licuar el cerebro ¿Quién eres?-

La prueba de los demonios había sido una auténtica tortura, así que después de una buena ducha había ido directamente a dormir, tan agotado que si hubiera un terremoto ni me habría enterado. La siguiente prueba se desarrollaba en las mazmorras, aquello olía que tiraba para atrás y tenía ese aspecto de viejo y carca que representaba a los descendientes -menuda pocilga, no les vendría mal limpiar un poco- comenté para mi mismo mientras pasaba por la gran reja que se cerró a mis espaldas con un ruido estridente y metálico que por poco y me hace pegarme al techo.

La oscuridad me rodeó y estuve envuelto en ella hasta que una antorcha que emitía una luz morada me iluminó y frente a mi na chica más o menos de mi edad con muy malas pulgas -Eh? no eres tu la de la prueba? es que no tenéis una chuleta o algo con los nombres de los participantes?- la morena no se cortó un pelo y tiró del mío para después pillarme de la cara, mi mirada decía claramente que estaba cabreado por eso pero no podía responder al menos físicamente "otra loca! por qué solo me tocan mujeres que están mal de la azotea!?" pensé para mi mismo sin poder liberarme del agarre.

Cuando por fin decidió soltarle me llevé una mano al rostro y abrí la mandíbula como si intentara volver a encajarla moviéndola de un lado a otro mientras ella movía una mano dejando a su paso un recuerdo, uno que estaba realmente escondido en mi interior. Miré las paredes, las lámparas y la larga mesa, quien la presidía era alguien que conocía -tío Stav.. - aquel hombre no era realmente familia pero solía visitarnos, no sabía si mirar a los otros dos pero escuchaba sus voces, había pasado tantos años sin verlos, odiaba recordarlos por la tristeza que ello acarreaba pero allí estaban, como si el tiempo no hubiera pasado por ellos, sonreí de forma melancólica intentando alcanzarlos con mi mano pero solo era una ilusión, no estaban allí -Que pena, un abrazo habría estado bien...- aquel pensamiento se me escapó en voz alta y de repente la escena dio un giro demasiado rápido para mi haciéndo que me desestabilizara y cayera de culo sobre la gran alfombra sobre la que jugaba de niño con los hijos de aquel hombre.

El verme con alas de pequeño era extraño pero solo recordar esa diversión y tanta inocencia me hizo reír igual que mi otro yo, arrugando la nariz -joder, me encantaba que hiciera esa mierda pero francamente, me veo ridículo, parezco una imagen de esas mal recortadas de intenet que piden un amén y un like- me crucé de piernas viendo como la pequeña echaba a correr conmigo a través del salón y de repente un sonido de roto, pero no cualquier roto, un roto de cosa cara, encogí al ver aquello y me llevé una mano a la oreja recordando el tirón que vendría después por parte de mi madre y la bronca de mi padre -me castigaron sin tarta todo un mes...- de nuevo un pensamiento en alto mientras mi mirada se quedaba fija en los dos niños que se alejaban por los pasillos de aquel enorme castillo en el que había estado medio año atrás.

de nuevo todo se desvaneció como el humo y estaba sentado nuevamente en aquella oscuridad frente a la chica con tan mala leche, me levanté y sacudí mi ropa quedando frente a ella con una leve sonrisa -Me llamo Kyllian Evans, los dos en la mesa eran mis padres... Ha pasado mucho tiempo Cat, ¿Sigue tu madre enfadada por aquella lámpara?- si, la había reconocido, mismo cabello y los ojos de un color profundo aunque ahora su mirada era menos amable.

Catherine sintió que se le revolvía el estómago cuando la palabra “Tío” salió de los labios del moreno. Era lo que se temía. Su ceño se frunció. Estaba confundida. Y tenía miedo. Y estaba…emocionada. La pelinegra se llevó un mechón tras la oreja cuando escuchó aquello de que “un abrazo estaría bien”, presintiendo lo peor. No tardó mucho en rebuscar en la mente de Kyllian exactamente lo que había pasado y volvió a sentir náuseas. Pero debía continuar manejando aquel recuerdo.

-No sé porque sueltas esos comentarios tan …- “Graciosos” Quería decir graciosos. Quería pegarle. Quería… Maldita sea, inmadurez emocional. Se sentía profundamente bipolar. Y cuando se levantó con esa sonrisita, la morena no pudo más, plantó ambas manos en su pecho y lo empujó echándolo a volar -¡NO ME VENGAS CON ESA SONRISA KYLL!- En un parpadeo estaba delante de él de nuevo -¡Te creíamos muerto! ¡Desaparecisteis! ¡Ya no estabas! ¡De la nada!- Espetó con furia queriendo darle una patada, como en antaño. Es más, lo hizo. En la espinilla, como le había hecho a Desmond hace sólo tres días. Tras su desaparición había encontrado otros amigos, Sean...Adael... Etcétera. Por eso había olvidado su cara. Y porque habían pasado más de 15 años.

-¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Por qué demonios no te has comunicado conmigo?- Indicó y luego al oír la pregunta sobre Elise frunció el ceño como si no entendiera a qué venía aquello -Están muertos, pequeño pedazo…- Se llevó ambas manos a la sien como intentando controlar el dolor de cabeza que le estaba produciendo este encuentro -Están todos muertos. Sólo quedamos Desmond y yo- Explicó y apareció un sofá para echarse en él. Mirando a Kyllian en el piso con los ojos entrecerrados. Con un movimiento de mano apareció un sofá debajo de él, levantándolo y haciendo que se sentara con comodidad -Me has traído recuerdos de una vida que había olvidado…- Dijo con nostalgia y una semi sonrisa se dibujó en sus labios -Debería pegarte más fuerte- Añadió pero sólo hizo que los recuerdos poco a poco afloraran entre ellos.

Esta vez era uno de ella, estaban en el parque de juegos de los Le Fay. Sus madres lo vigilaban. Elise fumaba un cigarrillo con uno de esos aparatos largos de plata, para evitar que sus dedos olieran a tan nefasto material. Y sin embargo, ella misma olía a perversión y maldad. Sus ojos esmeralda se posaban en los dos críos que jugaban a perseguirse el uno al otro hasta tirarse al piso. Este juego era más físico, no había ilusiones. Catherine movió con la mano la escena para ver a sus madres mientras los cuidaban -Deberíamos prometerlos… - Soltó la matriarca Le Fay pensativa y la madre de Kyllian alzó una ceja mirando hacia ella. No era idiota. Era muy consciente de que Elise no tenía sentimientos hacia su familia. Es más, hasta poco afecto por Catherine pero sonrió -Sería una buena idea- La madre de la Descendiente volvió los ojos hacia la madre de Kyllian con un gesto críptico -Ahora sólo queda que tengas una hija. Entonces Rhaegar tendrá solución- Sonrió cortés pero tirantemente y volvió la vista a los niños. La memoria se difuminó y Catherine miró a Kyllian con cierta cara de asco -De acuerdo…Menos mal que os fuisteis- Añadió arqueando una ceja y después cerró los ojos echando la cabeza hacia atrás.

-¿Cómo es que se te ha ocurrido andar por todo el torneo y ni siquiera preguntar por mí? Tío Stavron, sueltas, cabrón y te has pasado nuestra amistad por el forro del….- Preguntó, indignadísima. Se levantó del sillón y lo miró desde arriba -Ahora, tu prueba- Dijo con un tono bastante decepcionado antes de desaparecer.

Alrededor de Kyllian aparecieron numerosos recuerdos de su infancia. Incluyendo aquellos donde estaba Cat. Pero tras ello, una imagen de sus padres apareció llamándolo. Pidiéndole que los siguiera pero en el momento en el que él daba un paso, las figuras daban otro hasta que echaron a correr entrando en un laberinto. El moreno debería conocer ese juego, su puto tío, se los hacía de pequeños como diversión. A todos los Le Fay.

¿Quería un abrazo?
Tendría que ganárselo.

Tras correr un buen rato siguiendo la estela, Kyllian se topa con tres puertas. Catherine aparece al lado de él y las mira. La primera puerta, roja y con un extraño color brillante que aparecía por la ranura inferior -Esa conduce al infierno. Más o menos…lo que has vivido en la tierra- Expresó y sonrió de lado pero sin gracia -La segunda lleva directamente al asesino de tus padres… Que por cierto, interesante lo que piensas del Consejo de los 20- Expresó y luego señaló la tercera -Y esta va a la jungla, supongo que la conoces, hay un león que no ha comido en….unos tres meses- Indicó alzando los hombros. Volvió la vista hacia él con seriedad -Elige bien…- Y desapareció en un humo violeta y negro.

Catherine no parecía encontrarse muy bien y la verdad es que yo tampoco estaba para tirar cohetes, todo aquello me afectaba de forma emocional y de inmediato mi mente reaccionaba con mi mejor mecanismo de defensa, la diarrea verbal y una sonrisa -¿Ingeniosos? ¿perspicaces? ¿Maravillosos? soy único en mi especie- dije completando la frase de la morena respecto a mis comentarios, por desgracia mi picarezca de poco sirvió con la descendiente que me mandó a volar de un empujón en mitad de aquella ilusión, mi destino estaba sellado desde pequeño, todas las mujeres de mi vida acababan dándome de palos, como una piñata.... otra vez las putas piñatas.

Los reproches de Catherine me enfadaban, como si fuera culpa mía todo lo que pasó, como si fuera culpa mía que mis padres decidieran bajar a ese maldito pueblo de humanos -Puedes leer mi mente, puedes saber qué pasó..- esperaba que lo hiciera pero al final se decidió por seguir con el interrogatorio -No es fácil para un niño huérfano comunicarse... solo quedo yo- miré a la descendiente, su vida no había sido fácil pero la mía en tierra no se quedaba atrás. El sofá repentino me venía bien después de caer de culo antes, pensando en esos recuerdos olvidados -Yo tampoco recordaba nada de eso... es agradable y amargo- en mi voz había cierto tono de tristeza, eran demasiadas cosas que procesar -Venga ya ¿por qué todas tenéis esa manía de pegarme, lanzarme estacas o romperme el cuello? al final me hago gay, ya verás-

los recuerdos seguían fluyendo aparecimos en el parque, nuestras madres hablaban de fondo mientras nosotros jugabamos ignorantes de los negocios que se traían las dos mujeres entre manos, la propuesta de prometernos me hizo echarle una mirada a Catherine, hacía mucho que no la veía pero incluso de pequeños era más como un colega, la niña que podía seguirme el ritmo y se metía en el barro -No jodas! habría sido un matrimonio desastroso, se me ponen los pelos de punta- hice un movimiento brusco como de escalofrío para después echarme a reír mientras me frotaba un brazo con la mano.

-ah ah! con esa boca besas a tu... ¿Marido? ¿Hijos?- corté a la descendiente antes de que terminara la frase y acto seguido contesté a su pregunta -Mis padres nunca me dijeron nada de su posición de descendiente, para mi solo eráis el tío stav y mi amiga Cat, también ha pasado mucho tiempo, de no ser por esa ilusión ni tan siquiera habría podido reconocerte, pero ya hablaremos de eso después- ella estuvo de acuerdo y la prueba pudo continuar, llevándome a un nuevo lugar, un laberinto que ya conocía.

-Joder el puto laberinto no...- vi como mis padres se alejaban, se perdían en aquel lugar al que tendría que enfrentarme para tener lo que quería y esta vez no era nada tan banal como un trozo de tarta o algún juguete. Miré las tres puertas, ninguna tenía sentido, el asesino me tentaba pero no había sido solo una persona, habían muchos implicados, los que quemaron nuestra casa, los que se quedaron mirando y los que nunca acudieron a ayudar. El león podría ser fácil pero qué tenía que ver un león con mis padres? no le encontraba sentido alguno y finalmente, el infierno, se trataba de todo aquello que había vivido en tierra, pero no todo había sido malo y al menos sabía a lo que me enfrentaba y no lo había vivido solo una vez, el cabrón de Éamon se había encargado de repetírmelo de mala manera y después el hombre de la máscara una vez más para arreglar mis recuerdos -¿No puedo simplemente salir de aquí? si la respuesta es si, paso de las puertas, si no queda de otra... creo que elijo la puerta roja-

Puso los ojos en blanco al oír como se halagaba a sí mismo. Supuso que también, como ella, se defendía a base del humor. Sólo que el de Cath era muy malo. Se humedeció los labios cuando soltó todo aquello y miró al piso como buscando alguna respuesta pero decidió callarse -Ahora no estoy para probar si lo intentaste o no Kyllian, estoy aquí para conocer tu fortaleza mental. Para ponerla a prueba, después hablamos- Indicó con un tono bajo. Alzó los hombros cuando preguntó eso sobre lo de pegarle. Era...divertido. No lo sabía. Le daba igual -Hazte gay, me la pela-

-¿Perdona?- Preguntó ante su expresión "de desastre" hacia la propuesta -Que sepas que me he casado y tengo a mi primer hijo y todo va bien. Soy una buena esposa- Mintió con descaro. Era una esposa normal que quemaba cocinas, pero le sacaba de quicio que él expresara lo que ella estaba pensando.  Se rascó la frente perdiendo un poco los estribos -Vamos con tu prueba-

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-¿Escaquearte es uno de tus pasatiempos?- Inquirió alzando la ceja con un gesto adusto y después negó con la cabeza. Simplemente la puerta se abrió mientras las otras dos se desvanecían. Le pareció curiosa la elección. Prefería pasar por el infierno que enfrentarse a los asesinos de sus padres. ¿Tortura en vez de venganza? Y la tercera puerta. Un misterio interesante. Catherine se preguntó sobre las funciones vitales del cuerpo de Kyllian...se preocupó más bien. 

Lo que el competidor se encontró allí fue, precisamente, lo que había elegido. Catherine tenía una idea de lo que era el infierno y trabajo en ella en conjunto con los recuerdos de Kyllian. Esos dolorosos que se repetían una y otra vez transformándose en cosas aún peores. La morena recordó el desasosiego, las voces que la seducían, el calor, la tortura. 

La estela de los padres de Kyllian se consumió ante el, quemados en una hoguera como en antaño los humanos destruían a los brujos. Esa no había sido su muerte, pero estaba tirando de creatividad. Esperaba no volverlo loco. De verdad, ya que no dejaba de desbloquear recuerdos dolorosos que su subconsciente había escondido muy muy dentro de su mente. Era un infierno...adecuado a él.

OFF: Todo tiene consecuencias, Kyllian debes lanzar dado de opciones para ver cuán cuerdo sales.

claramente había picado a Catherine con mis comentarios pero era divertido ver como reaccionaba pero ya seguiríamos poniéndonos al día porque lo primero en la lista era terminar el torneo. me encogí de hombros cuando mencionó lo de escaquearse, era una estrategia muy válida si querías evitar problemas o vivir un día más y lo había aprendido a la fuerza, a base de ensayo y error y de muchos golpes.

La puerta a mi infierno personal se abrió mientras las otras dos se desvanecían, entré y nuevamente me encontraba en casa, mis padres estaban intentando huir pero el fuego empezó a consumir nuestro hogar, agonizaban, gritaban pero sus voces eran ahogadas por la muchedumbre que gritaba victoriosa en la parte de fuera... ya había visto aquello, una y otra vez gracias al maldito O´connell pero en una versión ligeramente diferente. Sentía odio, un profundo odio por aquellos humanos y sobretodo tristeza, pesar, remordimiento y la soledad en la que había vivido durante tantos años.

las imágenes se repetían una y otra vez unidas a demonios, criaturas horribles que intentaban atraparme, tentarme y llevarme con ellos pero era consciente de algo y es que todo aquello solo pasaba en mi cabeza, aún así era triste y alguna que otra lágrima se me escapó mientras atravesaba aquel lugar desastrozo hasta la puerta que se veía al final. una vez pasé por la puerta me froté los ojos para volver a encontrarme en el laberinto al lado de la descendiente -Qué calor! creo que debería haber elegido jungla, un destino más exótico y menos infernal- dije aquello con una sonrisa nerviosa pues no había pasado totalmente de rositas por la primera prueba -si las opciones son las mismas me pido al gatito! porque nunca era la puerta más fácil!-

El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 1

La Descendiente observó el desenvolvimiento de Kyllian con curiosidad. Tenía una fuerza de voluntad interesante, una psiquis que habría que estudiar pero lo dejó a él desenvolverse sólo...Y lo hizo perfectamente. Catherine sonrió de lado, aún quedaba una oportunidad y él la aprovechó. La mujer le miró a los ojos un momento con eso, curiosidad y tras ello las puertas desechadas se desvanecieron. Esta vez Catherine le abrió la puerta personalmente.

-Revisa tus clases de biología. Un león no puede estar tanto tiempo sin comer sin...- Señaló al león muerto sobre una roca y sonrió de lado. Al entrar la jungla no dejaba de ser un clima tropical y caluroso. Unos sonidos particulares le llamaron la atención y la morena alzó la cara para ver como un pedazo de mierda acababa directo en la cara de Kyllian -Creo que han visto a un lindo gatito...- Bromeó y se mordió el labio inferior para no sonreír, luego miró a Kyllian e intentó mantener el gesto serio -Ve... Tienes que atrapar uno- Indicó y se desvaneció pero aún así su voz continuó con él -Y luego bañate, apestas-

OFF: Con tu post puedes sacarlo

al parecer la segunda opción había sido la correcta, suerte pura y dura eso y que había descartado por completo la opción del asesino, los le fay nunca te daban lo que querías a la primera, siempre era la opción más dificil o la menos obvia -Joder, me podría haber ahorrado el camino por la casita de los horrores... si yo puedo aguantar tres días sin comer como no va a poder un leon!?-  Catherine abrió la puerta y lo primero en salir fue una mierda del tamaño de mi cabeza directo a mi cara, si para un humano normal olía mal para mi olfato de feral era aún peor -¡QUÉ PUTO ASCO! JODER CATHERINE! QUÍTAMELO! QUITAMELO! AAAAH!!-  poco me faltó para echar a correr en círculos, meneando la cabeza de un lado a otro para quitarme la boñiga de la cara, esparciéndolo por todas partes, lástima que la descendiente no estuviera de cuerpo en ese lugar o le habría tocado su parte del pastel.

Me limpié con la camiseta para después quitármela y lanzarla por ahí, más allá de los árboles un chimpancé saltaba con los brazos arriba mientras se mofaba de mi, la jungla no me era indiferente pues mis habilidades de supervivencia natural me daban cierta ventaja, puse mis manos en la tierra y me puse en posición felina -Te vas a cagar... otra vez- dicho esto mi cuerpo se transformó en el de una pantera, no era mi forma feral, era mi magia de cambiaformas la que estaba usando en este momento pues solo quería atrapar al mono, no merendarmelo.  El simio se movía rápido desplazándose entre los árboles y lianas pero yo no me quedaba atrás, de un momento a otro paré en seco, otro ruido se acercaba, no era humano y si alguna vez lo fue ya no estaba vivo pues podía sentir el aroma de la putrefacción.

El silencio se hizo en aquella jungla, no cantaban los pájaros ni los insectos y eso definitivamente no era una buena señal por lo que me apresuré en localizar al mono que ahora estaba erguido en dos patas, mirándome con semblante serio como si estuviera examinando mis movimientos, como si me evaluara. entre la espesura un sonido de ultratumba dio paso a un ser grotesco, un inferis que se detuvo al verme, solo unos segundos antes de gritar para llamar al resto de aquellos cadáveres andantes "me cago en la puta más bichos muertos no!"  como si no hubiera tenido suficiente con los demonios.

Aquellas cosas me emboscaban y se lanzaban unas a otras contra mi como si de una colmena se tratase, corrí por toda aquella jungla y por encima de mi estaba el mono, coluumpiandose en las lianas mientras se alejaba más y más lo que me daba una idea, dos simios eran mejor que uno, salté con todas mis fuerzas a un árbol y la pantera se redujo hasta el tamaño de un mono araña que trepó con gran habilidad ganado terreno a los inferis y desde luego quedando cada vez más cerca del chimpancé. al final la jungla llegó a su fin dejando ver un enorme claro con mucha luz, el chimpancé estaba de pie en medio de todo aquello, lo perseguí y en cuanto mis pies tocaron la última rama salté en aquella luz para levantarme de nuevo con mi forma humana.

Los inferis se detuvieron en la linde, quedando en la sombra pues no soportaban la luz , suspiré y los miré dando la espalda al mono que ya no parecía con intención de huir -Menudo palizón me estoy dando en este torneo... como no me den un premio jugoso les quemo el chiringuito- una colleja voló hacia mi desde atrás, maldito mono, estuve a punto de girarme y devolverle el golpe pero no  trataba del mono, mis ojos se abrieron de par en par mientras  se iban inundando de lágrimas

-Te parecerá bonito jovencito! yo no te he enseñado a hablar así! Rick dile algo!-  la mujer de cabellera castaña y ojos verdes parecía enfadada mirando al hombre que estaba a su lado, de cabello negro y ojos claros como los míos el cual se acercó para revolver mi cabello -Lo estás haciendo bien Kyllian! ya queda poco chaval! y si no lo consigues el jardín de discórides arde bien en verano- mi madre se acercó para darle un pellizco a mi padre, eran tal y como los recordaba, las mismas expresiones y manías, las mismas estupideces de siempre, me eché a reír pero no podía dejar de llorar y por más que me secara las lágrimas estas no dejaban de brotar, al final mi madre se acercó con aquella dulce sonrisa para abrazarme al igual que mi padre y entre ellos volvía a ser un niño pequeño -no llores, ya eres un niño mayor... ya queda poco- dijo ella  mientras mi padre se acercaba de la mano del mono -Éste es César, te ayudará en la siguiente prueba y lo mejor es que puede lanzar caca! joder lo vas a flip...AU!-  de nuevo un pellizco por parte de la castaña hizo que volviera a reírme, ambos se alejaron dejando al mono a mi lado y de nuevo volvía a ser un adulto, los miré sin moverme, sabía que era una ilusión pero no quería dejarlos ir.

El mono empezó a tirar de mis pantalones y a hacer ruido, los inferis estaban listos para cruzar al claro mientras yo seguía sumergido en aquella ilusión, al final César me dio un mordisco que me hizo despertar y apartar la mirada, para cuando volví a mirar mis padres ya no estaban, no sabía si aquella ilusión era cruel o simple compasión pero ya lo decidiría después. El primero de los inferis se lanzó contra nosotros y pude reducirlo de un puñetazo pero al ver que no pasaba nada el resto siguió su ejemplo, por suerte el mono estaba cerca -Salgamos de aquí- toqué el collar del mono que de inmediato nos trasladó hasta la siguiente prueba.

El miembro 'Kyllian Evans' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Dado opciones' : 4