Mazmorras y zona subterránea de Ouroboros.
- info prueba:
DÍA 3 + DÍA 4 (pruebas fusionadas y continuas durante los dos días)
Usos alternativos de los poderes fuera del ámbito del combate. Enigmas, resolución de pruebas prácticas y situaciones de supervivencia. Los personajes que no hayan posteado en las anteriores pruebas serán eliminados directamente. Pueden formarse nuevos grupos a partir de aquí. Pueden eliminarse participantes en las pruebas de estos dos días.
Información
Lugar de desarrollo de las pruebas:
- Mazmorras y túneles subterráneos de Ouroboros
Descripción de las pruebas:
- Pruebas individuales
- Cada personaje tira dado de 20 (Tiran dado en este mismo tema poniendo "pruebas días 3+4") para saber a qué nivel debe acceder (cada nivel corresponde al lugar en el que deben obtener el objeto de cada Descendiente). Si un número ya ha salido se pasará al siguiente.
- Los objetos son trasladores que te sacan directamente al lugar de la prueba del último día, las montañas. Podrás utilizar el objeto que hayas conseguido, sólo para la última prueba. Después desaparecerán de nuevo.
¿Cómo se ganan los puntos?:
- Por resolver el enigma/pregunta/prueba práctica 2 puntos (serán diferentes, según personaje. Mientras los alteran mentalmente con miedos, visiones, etc). Si se quedan aquí bloqueados demasiados posts no obtienen los dos puntos.
- Dado de la suerte (10 caras): Tras resolver la prueba hay que llegar hasta el objeto que te haya tocado mientras tratas de sobrevivir a "algo" (opciones serán dadas por Admin). 1 punto
- Por llegar hasta el traslador y salir de la mazmorra: se ganarán 2 puntos extra si se resuelve la prueba completa máximo de 6 posts (post con coherencia y en condiciones, se entiende). No se ganarán si se excede de esa cantidad.
Las rejas de la mazmorra se abrieron para dar paso a la participante, cerrándose de manera estruendosa una vez que se adentra en el húmedo y verdoso túnel. A los pocos pasos todo comienza a cambiar, volviéndose algo más cálido y acogedor, con antorchas en las paredes y un aspecto menos viejo. La ilusión creada por Mei transforma por completo el lugar en el que se mueve la dragona, buscando que el entorno se transforme en algo similar a un antiguo castillo. La mentalista comenzó a hurgar sin permiso en la mente de la dragona, algo que llevaba tiempo con ganas de hacer.
"Tantos y tantos recuerdos...es lo que tiene haber vivido cientos de años". - la vocecilla de Mei resonó en la cabeza de Zaphira, haciéndole saber que iba a ser ella la que realizaría su prueba. "Sin embargo, no eres de esas personas que hablan de su vida. Eres todo un misterio, Zaphira."la voz se acalló durante algunos pasos más, haciéndola caminar ahora por una estancia llenas de armaduras antiguas. "Pero no para mí. " la voz sonó menos dulce de lo habitual, como si fuese a actuar sin importarle las consecuencias. Los poderes mentales de la joven se abrieron paso entre los recuerdos de Zaphira, haciéndole rememorar primero los más recientes, los de su paso por el torneo, y la conversación con Jack en la cabaña.
"¿Preocupada por Sean? toda una vida dedicada a los Eire. Casi servil diría yo." la progresión de recuerdos fue un poco más hacia atrás, llegando a los recuerdos del baila con Khaled Svensson. " El nigromante... " Ante Zaphira se proyectó la imagen de ellos dos bailando elegantemente, hasta que la imagen de él se transformó en un horrible demonio que acabó devorándola de manera desagradable. " ¿Tus miedos? ¿el futuro? ¿o mi advertencia? " Mei suspiró levemente, haciendo que la imagen se desvaneciese ante ella. Las armaduras de la estancia giraron el yelmo hacia la dragona, comenzando a caminar hacia ella. "Veamos más de tu pasado, puesto que el futuro es incierto..." el yelmo de la primera armadura se levantó al estar cerca de ella, mostrando un rostro conocido, el del padre de Sean. A partir de ahí comenzaron a mostrarse los rostros del resto de yelmos, retrocediendo cada vez más y más en el tiempo, mostrando todos los antepasados a los que Zaphira había servido, y a los cuales había perdido por el paso del tiempo. "Debe ser duro, ¿verdad? perderlos a todos. "
La sucesión de rostros fue cada vez más rápida, hasta llegar al último, el rostro de Robert Eire. El escenario cambio de manera repentina, llevando a Zaphira de vuelta al campo de batalla. Habían retrocedido hasta el día de la derrota de los Pendragon.
La imagen de Mei se materializó al lado de Zaphira para contemplar con ella la escena, observando desde fuera cómo la joven dragona atravesaba a Robert con su espada.
-ROBERT!! ROBERT YO NO QUERÍA! PERDÓNAME, NO TE MUERAS POR FAVOR!!!
- No fue tu culpa...- susurró Mei, obligando a la Zaphira adulta a acercarse.
-Llévate la espada... el pensadero de la sala de reuniones... toma todo lo que ha ocurrido aquí y encierralo en lo más profundo de tu memoria... nadie puede saber lo que ha ocurrido aquí, nadie debe recordar que la sangre maldita de los pendragon una vez existió...- La mano ensangrentada de Robert tomó la de la joven Zaphira con las fuerzas que le quedaban, mirándola a los ojos mientras la vida lo iba abandonando
-Si buscas redención aquí tienes tu misión, guarda a la familia del horror de esta guerra, protege a la isla y a los suyos de la sangre maldita, custodia el secreto hasta el fin de tus días-
La escena se fue desvaneciendo lentamente, dejando a Zaphira y a la imagen de Mei a solas en medio de un campo de batalla lleno de muertos y cuervos. - No lo sabe nadie, ¿verdad? ni siquiera Sean. - no era un reproche, más bien una duda. - Curiosamente tienes que encontrar el objeto de alguien a quien Sean valora mucho, un objeto de Lucio. Será tu modo de salir de aquí. Para llegar hasta él tendrás que luchar con tu propia mente, tu culpa, tus secretos...- un haz de luz iluminó una roca con una espada clavada, aunque al acercarse podría comprobar que era más bien una especie de llave que debía girar adecuadamente. -Te liberaré de todo esto si me respondes correctamente. Podrás mover la espada si lo averiguas. - La Mei corpórea desapareció de escena tras decir eso, volviendo a ser una tenue voz en la cabeza de Zaphira.
"Él te guarda y te vigila, desde que naces hasta que mueres. Sin descanso, siempre atento, sin él habrías muerto cientos de veces. Solo tiene un defecto, todo el día tocando el maldito tambor."
Zaphira Eire
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Por fin había llegado el día de la tercera prueba y con eso ya quedaba menos para terminar aquel torneo. Las mazmorras no me eran para nada desconocidas, de hecho ningún rincón de la isla lo era, solo la zona nueva que habían reconstruido pero ya tendría tiempo para memorizar todas y cada una de las piedras nuevas. Mi mirada al entrar era impasible, no me impresionaba el lugar pero iba acariciándome la nuca, estaba agotada, más que físicamente era una carga mental, la espada maldita consumía mucha de mi energía pero aún así la llevaba incluso ahora.
La gran reja se cerró tras de mi con gran estruendo pero tampoco me impresionó, de hecho estaba pensando más en el pésimo estado de la misma -Debería pedir a alguien que baje a aceitar esas rejas, suenan fatal- me adentré en la estancia ahora más iluminada y esta empezó a cambiar lo que me hizo pensar en que bien podría tratarse de Catherine o de Mei -si ahora sale una acromántula te voy a tirar de las orejas- dije cruzandome de brazos y sonriendo pensando en las jugarretas que la chica de los le fay le hacía a Sean de pequeño, para mi sorpresa la voz que escuché fue la de Mei. La joven descendiente empezó a hablar y lo que decía no me gustaba nada, iba a forzar su entrada en mi mente, ver mis secretos y tenía muchos que proteger pero había perdido en el mismo momento de entrar por aquella reja.
-Se llama lealtad, es un honor haber servido a la casa de Merlín por tantos años, pero mi lazo con Sean no se limita a eso, somos familia, siempre me preocuparé por él- "aunque un día me deje atrás, aunque encuentre su propio camino..." esas palabras fueron lo priero que pasó por mi mente frente a la pregunta de la chica, al parecer solo se iba a quedar en lo superficial y eso era un alivio. La siguiente imagen incluso me hizo reírme -El nigromante es más interesante de lo que todos pensáis- aquella ilusión no era tan mala, pero tenía que quemar ese vestido pues visto desde otro ángulo era horrible -No le tengo miedo y no puedes ver el futuro, tal vez sea una advertencia, no te preocupes, ya me la han hecho otros tres antes que tu- me confié demasiado, la imagen cambió rápidamente y de nuevo estaba en el castillo con aquellas armaduras que ahora me miraban, al ver el rostro de la primera mi sonrisa se borró por completo -David...-
El padre de Sean estaba ante mi, ya hacía años desde que desapareció sin dejar rastro y detrás de él muchos más y de todos y cada uno de ellos recordaba sus nombres, ahora mi mirada reflejaba absoluta tristeza y solo podía verlos a la cara, eran tal y como los recordaba todos y cada uno de ellos... no contesté a Mei, no podía apartar la mirada de ellos pero estaba segura de que conocía la respuesta. Caminé entre todas aquellas caras hasta llegar a la última a la cual miré con una extraña mezcla de emociones -No vayas más lejos Mei, es suficiente...- de golpe me vi de nuevo en aquel campo de batalla maldito, el humo, la sangre, el olor a polvora, azufre, a podredumbre en el aire -TE HE DICHO QUE YA BASTA!- estaba empezando a alterarme, mi respiración era acelerada y mi mirada estaba perdida en aquel campo de batalla y yo simplemente estaba ahí de pie, indefensa hasta el momento que tomé la espada, mala idea.
La imagen se movió sin que yo pudiera hacer nada viéndome a mi misma atravesar de nuevo a Robert, desde fuera era aún peor -¡NO! PARA DE UNA VEZ!- intenté detenerme a mi misma pero la imagen se me escapó como humo entre las manos, era inevitable, era el pasado y nada podía hacer para cambiarlo, ni tan siquiera con todos los años que le había dedicado a la isla, a los descendientes, nada sería capaz de borrar mi pecado y aún después de tantos siglos la culpa me seguía comiendo por dentro, era una herida que jamás iba a cicatrizar.
De nuevo me moví contra mi voluntad, moví la espada a mi alrededor con clara intención de herir, de acertar a algo para que todo aquello acabara y todas esas emociones negativas estaban dando ventaja a la energía de la espada desde la cual algo negro empezaba a extenderse desde la mano en la que la blandía hasta el brazo e iba subiendo poco a poco -SAL DE MI MENTE AHORA MISMO!- aquello sonaba como una orden, casi lo había rugido y de no ser por la ilusión se habría escuchado por toda la mazmorra y retumbado por sus paredes pero en realidad era un grito de dolor, una petición desesperada, mi secreto era mi mayor tesoro y mi razón de vivir.
La voz de Robert sonó tras de mi, no quería mirar, su voz era tan débil... nada que ver con el hombre regio que una vez fue y de nuevo esas palabras que eran como una sentencia. caí de rodillas al suelo tal y como lo estaba mi yo más joven mientras las lágrimas caían por mis ojos -Lo siento Robert... lo he intentado... lo siento...- la imagen se desvaneció quedándome a solas con Mei en aquel campo, no era culpa de ella, pero me había arrebatado algo, y los dragones guardan sus tesoros con recelo, la mirada que le dirigí no fue nada agradable pues aún entre lágrimas quería ensartarla con la espada -Llevo siglos luchando contra mis propios demonios, no me vengas con monsergas y palabrerías, puede que te haya funcionado con los otros pero no conmigo- estaba furiosa, triste, quería gritar y pagarla con alguien pero el dolor de mi brazo me hizo mirar abajo, al igual que a Rosse la espada me estaba consumiendo y tenía que calmarme, me llevé una mano al pecho mientras me encogía y mi cabeza casi tocaba el suelo "suéltala... respira y dejalo ir..." dejé que mi respiración volviera a la normalidad mientras la chica seguía explicando lo de la prueba.
Al parecer se trataba de un acertijo, pero ya pensaría en eso después, de momento me estaba concentrando en mi, en calmarme, regular mi respiración, concentrarme en los latidos de mi corazón y sobretodo intentar detener las lágrimas. Después de unos minutos finalmente pude tranquilizarme, simplemente tenía que postponer algunos asuntos hasta que acabara el torneo, después de eso debía tomar varias decisiones importantes.
Me acerqué a aquella espada pensando de nuevo en el acertijo "Él te guarda y te vigila, desde que naces hasta que mueres. Sin descanso, siempre atento, sin él habrías muerto cientos de veces. Solo tiene un defecto, todo el día tocando el maldito tambor." lo primero que vino a mi mente fue un reloj, el tiempo siempre estaba presente en todas las etapas de tu vida hasta que se acababa para ti, sin embargo un "tic tac" nada tenía que ver con el "bum bum" de un tambor... bum bum... bum bum... mi mente se había quedado con ese sonido en concreto, "bum bum" de nuevo, me llevé una mano al pecho... y ahí estaba "bum bum" -Es el corazón-
La gran reja se cerró tras de mi con gran estruendo pero tampoco me impresionó, de hecho estaba pensando más en el pésimo estado de la misma -Debería pedir a alguien que baje a aceitar esas rejas, suenan fatal- me adentré en la estancia ahora más iluminada y esta empezó a cambiar lo que me hizo pensar en que bien podría tratarse de Catherine o de Mei -si ahora sale una acromántula te voy a tirar de las orejas- dije cruzandome de brazos y sonriendo pensando en las jugarretas que la chica de los le fay le hacía a Sean de pequeño, para mi sorpresa la voz que escuché fue la de Mei. La joven descendiente empezó a hablar y lo que decía no me gustaba nada, iba a forzar su entrada en mi mente, ver mis secretos y tenía muchos que proteger pero había perdido en el mismo momento de entrar por aquella reja.
-Se llama lealtad, es un honor haber servido a la casa de Merlín por tantos años, pero mi lazo con Sean no se limita a eso, somos familia, siempre me preocuparé por él- "aunque un día me deje atrás, aunque encuentre su propio camino..." esas palabras fueron lo priero que pasó por mi mente frente a la pregunta de la chica, al parecer solo se iba a quedar en lo superficial y eso era un alivio. La siguiente imagen incluso me hizo reírme -El nigromante es más interesante de lo que todos pensáis- aquella ilusión no era tan mala, pero tenía que quemar ese vestido pues visto desde otro ángulo era horrible -No le tengo miedo y no puedes ver el futuro, tal vez sea una advertencia, no te preocupes, ya me la han hecho otros tres antes que tu- me confié demasiado, la imagen cambió rápidamente y de nuevo estaba en el castillo con aquellas armaduras que ahora me miraban, al ver el rostro de la primera mi sonrisa se borró por completo -David...-
El padre de Sean estaba ante mi, ya hacía años desde que desapareció sin dejar rastro y detrás de él muchos más y de todos y cada uno de ellos recordaba sus nombres, ahora mi mirada reflejaba absoluta tristeza y solo podía verlos a la cara, eran tal y como los recordaba todos y cada uno de ellos... no contesté a Mei, no podía apartar la mirada de ellos pero estaba segura de que conocía la respuesta. Caminé entre todas aquellas caras hasta llegar a la última a la cual miré con una extraña mezcla de emociones -No vayas más lejos Mei, es suficiente...- de golpe me vi de nuevo en aquel campo de batalla maldito, el humo, la sangre, el olor a polvora, azufre, a podredumbre en el aire -TE HE DICHO QUE YA BASTA!- estaba empezando a alterarme, mi respiración era acelerada y mi mirada estaba perdida en aquel campo de batalla y yo simplemente estaba ahí de pie, indefensa hasta el momento que tomé la espada, mala idea.
La imagen se movió sin que yo pudiera hacer nada viéndome a mi misma atravesar de nuevo a Robert, desde fuera era aún peor -¡NO! PARA DE UNA VEZ!- intenté detenerme a mi misma pero la imagen se me escapó como humo entre las manos, era inevitable, era el pasado y nada podía hacer para cambiarlo, ni tan siquiera con todos los años que le había dedicado a la isla, a los descendientes, nada sería capaz de borrar mi pecado y aún después de tantos siglos la culpa me seguía comiendo por dentro, era una herida que jamás iba a cicatrizar.
De nuevo me moví contra mi voluntad, moví la espada a mi alrededor con clara intención de herir, de acertar a algo para que todo aquello acabara y todas esas emociones negativas estaban dando ventaja a la energía de la espada desde la cual algo negro empezaba a extenderse desde la mano en la que la blandía hasta el brazo e iba subiendo poco a poco -SAL DE MI MENTE AHORA MISMO!- aquello sonaba como una orden, casi lo había rugido y de no ser por la ilusión se habría escuchado por toda la mazmorra y retumbado por sus paredes pero en realidad era un grito de dolor, una petición desesperada, mi secreto era mi mayor tesoro y mi razón de vivir.
La voz de Robert sonó tras de mi, no quería mirar, su voz era tan débil... nada que ver con el hombre regio que una vez fue y de nuevo esas palabras que eran como una sentencia. caí de rodillas al suelo tal y como lo estaba mi yo más joven mientras las lágrimas caían por mis ojos -Lo siento Robert... lo he intentado... lo siento...- la imagen se desvaneció quedándome a solas con Mei en aquel campo, no era culpa de ella, pero me había arrebatado algo, y los dragones guardan sus tesoros con recelo, la mirada que le dirigí no fue nada agradable pues aún entre lágrimas quería ensartarla con la espada -Llevo siglos luchando contra mis propios demonios, no me vengas con monsergas y palabrerías, puede que te haya funcionado con los otros pero no conmigo- estaba furiosa, triste, quería gritar y pagarla con alguien pero el dolor de mi brazo me hizo mirar abajo, al igual que a Rosse la espada me estaba consumiendo y tenía que calmarme, me llevé una mano al pecho mientras me encogía y mi cabeza casi tocaba el suelo "suéltala... respira y dejalo ir..." dejé que mi respiración volviera a la normalidad mientras la chica seguía explicando lo de la prueba.
Al parecer se trataba de un acertijo, pero ya pensaría en eso después, de momento me estaba concentrando en mi, en calmarme, regular mi respiración, concentrarme en los latidos de mi corazón y sobretodo intentar detener las lágrimas. Después de unos minutos finalmente pude tranquilizarme, simplemente tenía que postponer algunos asuntos hasta que acabara el torneo, después de eso debía tomar varias decisiones importantes.
Me acerqué a aquella espada pensando de nuevo en el acertijo "Él te guarda y te vigila, desde que naces hasta que mueres. Sin descanso, siempre atento, sin él habrías muerto cientos de veces. Solo tiene un defecto, todo el día tocando el maldito tambor." lo primero que vino a mi mente fue un reloj, el tiempo siempre estaba presente en todas las etapas de tu vida hasta que se acababa para ti, sin embargo un "tic tac" nada tenía que ver con el "bum bum" de un tambor... bum bum... bum bum... mi mente se había quedado con ese sonido en concreto, "bum bum" de nuevo, me llevé una mano al pecho... y ahí estaba "bum bum" -Es el corazón-
Algunas de las reacciones de Zaphira no sorprendieron a Mei, pues sabía la lealtad que ella profesaba hacia Sean y su familia. Nunca lo había sentido como servidumbre, sino como otro tipo de lazo más fuerte, más auténtico. Aquello complació a la descendiente de Confucio, que valoraba mucho que respondiese de ese modo, sin vacilar. Lo que sí le sorprendió fue su falta de reacción ante la visión de Khaled. Creyó que al menos la perturbaría, pero no fue así. Parecía estar muy segura. - Advertencia pues. - la dragona había acertado, no se trataban de sus miedos. Ella sabría, tenía edad suficiente para saber qué hacía.
Todo comenzó a volverse más interesante cuando comenzaron a mostrarse los rostros de los antepasados de la familia de Sean, causando una profunda conmoción en Zaphira. Era de esperar, y estaba sucediendo tal y como Mei había pensado. Cada rostro nuevo servía para desestabilizarla más, para sumirla en un estado de ansiedad y confusión que le dificultaría seguir adelante en la prueba. Lidiar con su pasado no debía ser fácil, menos todavía con aquel asesinato involuntario. La descendiente no se detuvo a pesar de que Zaphira se lo pidió de todas las maneras posibles, incluso sonando desesperada.
- No servirá de nada atacar al pasado...se fue. No puedes olvidarlo, no puedes aceptarlo...sólo perdonarte porque no fue tu voluntad la que lo hizo. Haz que tu carga sea más liviana. - la ilusión de Mei observó la espada que blandía Zaphira, haciendo un gesto de preocupación. - ¿Es tu espada? curioso...- no dijo nada más al respecto, pero casi se sintió culpable cuando se dio cuenta de lo que había desencadenado en la guardiana de los Eire. Monsergas y palabrerías...algo de razón tenía. Mei era muy joven y todavía no había tenido que enfrentarse a nada así. Zaphira la superaba por mucho en ese sentido. Suspiró sin querer enfrentarse a ella, simplemente acompañándola hasta la piedra para resolver el acertijo con el que podría mover la espada. Para ese momento la imagen de Mei ya se había esfumado, y hablaba directamente en su cabeza.
La dragona había conseguido serenarse lo suficiente para pensar, y no tardó demasiado en dar respuesta al acertijo. "Es correcto." susurró la voz de Mei, dándole la combinación. " Gira la espada 45º a la derecha y después 180º a la izquierda. Se abrirá un agujero en la roca por el que regresarás al pasadizo en el que empezaste. Allí encontrarás un frasco que debes conseguir para salir de aquí. Ten cuidado, todavía no has terminado...buena suerte" la mente de Zaphira obtuvo por fin el silencio tras la partida de la voz de Mei, que deshizo la ilusión dejándola a solas con la espada y la piedra, en medio de un apestoso túnel.
- Dado opciones:
Dado de la suerte (10 caras): Tras resolver la prueba hay que llegar hasta el objeto que te haya tocado mientras tratas de sobrevivir a "algo" (opciones serán dadas por Admin)
1. Piedra rodante
2. Fuego
3. Arañas gigantes
4. Inferis
5. Paredes se estrechan con pinchos
6. Ceguera temporal
7. Se llena todo de agua
8. Cerbero
9. Hechizo de dolor
10. Arenas movedizas
Tira el dado y rolea acorde a la dificultad que te haya salido. Puede encontrar el objeto en este post y salir, o puede encontrarlo al siguiente, a elección.
Zaphira Eire
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La primera parte de la prueba había quedado zanjada con una advertencia y la aclaración sobre mi lealtad por la sangre de Merlin, cuando todo se volvió turbio fue cuando perdí el control. Que Mei se entrometiera en lo profundo de mis recuerdos había sido un gran golpe y a pesar de sus palabras de aliento o lo que fuera que intentara solo había conseguido poner más carga sobre mis hombros, la misión que había llevado a cabo durante tantos años carecía de sentido, lo había destruido todo en un momento y solo deseaba salir de allí .
Después de darle mi respuesta sobre el acertijo no quise contestar ni decir nada más pero en el momento que su presencia desapareció apreté los dientes con una cara de furia infinita dando un buen puñetazo a una de las paredes. Moví la espada tal y como me había indicado la descendiente de confucio, mi mano sangraba por el golpe de antes pero mi orgullo estaba mucho más herido.
La sala empezó a temblar y una puerta se abrió para mi, no dudé en cruzarla aún con mi cara de malas pulgas pero en cuanto puse un pie en el nuevo lugar, de las paredes salieron grandes estacas de piedra a la vez que estas empezaban a estrecharse poco a poco, me agaché como si tomara la pose de un velocista en plena carrera, activando mis botas de celeridad para tener más velocidad aún, atravesé aquella sala todo lo rápido que pude pero las paredes lo fueron más que yo, estaban a punto de cerrarse del todo pero con un último esfuerzo salté y la punta de mi dedo alcanzó a tocar el frasco que se encontraba al final, trasladándome de inmediato hasta la prueba final en las montañas de Ouroboros.
Después de darle mi respuesta sobre el acertijo no quise contestar ni decir nada más pero en el momento que su presencia desapareció apreté los dientes con una cara de furia infinita dando un buen puñetazo a una de las paredes. Moví la espada tal y como me había indicado la descendiente de confucio, mi mano sangraba por el golpe de antes pero mi orgullo estaba mucho más herido.
La sala empezó a temblar y una puerta se abrió para mi, no dudé en cruzarla aún con mi cara de malas pulgas pero en cuanto puse un pie en el nuevo lugar, de las paredes salieron grandes estacas de piedra a la vez que estas empezaban a estrecharse poco a poco, me agaché como si tomara la pose de un velocista en plena carrera, activando mis botas de celeridad para tener más velocidad aún, atravesé aquella sala todo lo rápido que pude pero las paredes lo fueron más que yo, estaban a punto de cerrarse del todo pero con un último esfuerzo salté y la punta de mi dedo alcanzó a tocar el frasco que se encontraba al final, trasladándome de inmediato hasta la prueba final en las montañas de Ouroboros.
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El miembro 'Zaphira Eire' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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