Mazmorra. Pruebas día 3+4 (Leila) FINALIZADO

El camino de Leila comienza a cambiar a los pocos metros de haber comenzado, costando distinguir entre lo que es real y lo que no lo es. Todos los sonidos que pudiese escuchar desaparecen, ya sea el sonido del agua cayendo, sus propias pisadas, o su propia respiración. El rumbo a seguir parece ser guiado por unas brillantes mariposas moradas, que dejan tras de sí una estela de color. El techo y las paredes del túnel parecen ampliarse, como si se agrandasen a cada paso.



Una voz susurrante, suave e infantil  apareció en la mente de la participante, interrumpiendo cualquier pensamiento que tuviese en ese instante.  - Has llegado hasta aquí por tu propia fuerza, ahora probaremos tu mente. ¿Estás preparada? - Mei Xian no esperó a una respuesta, comenzó a introducirse en su cabeza para buscar sus recuerdos, sus anhelos, sus miedos, sus debilidades... lo que encontró perturbó a la legeremente, haciendo que la propia Leila reviviese parte de esos recuerdos, ya fuesen dolorosos o felices, haciéndola consciente de aquellas cosas a las que temía, y cuáles deseaba.

 - Ira...agresividad...ansias de venganza... - la voz sonó asustada como si le diese miedo lo que había encontrado en los recónditos lugares de su psique. - ¿Qué estarás dispuesta a perder en el camino? ¿A ti misma? ¿a los tuyos? ¿todo? - dejó la pregunta en el aire como un eco mientras permitió que ella siguiese avanzando un poco más. - Tendrás que salir de aquí para saberlo, tendrás que encontrar el objeto de Da Vinci si no quieres perderte en tu propia cabeza atormentada. - ejerció un ligero control mental sobre ella para obligarla a detenerse delante de una roca que obstaculizaba el camino.

- Aquí no te valdrá la fuerza bruta, Leila. - susurró Mei en su mente, haciendo que la feral avanzase lentamente hasta tocar la roca. - Si quieres que la roca se mueva... - Después la hizo mirar hacia abajo,  en el suelo había 7 botellas de cristal y un trozo de pergamino que decía lo siguiente:

"El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás,   dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres,   una entre nosotras siete te dejará adelantarte,   otra llevará al que lo beba para atrás,   dos contienen sólo vino de ortiga,   tres son mortales, esperando escondidos en la fila.   Elige, a menos que quieras quedarte para siempre,   para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves: Primera, por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga; Segunda, son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga; Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior; Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes."

Luego de la agria despedida con Mérida busqué algún médico en la cabaña que pudiera ayudarme con las heridas. Dormí en mi habitación envuelta en vendas y anestesiada con bebidas alcohólicas que Ares dejó detrás de sí. Al levantarme a la mañana siguiente las heridas habían desaparecido y había que continuar con el Torneo así que me dejé guiar hasta uno de los niveles de la zona subterránea de la isla flotante con los mismos items que el día anterior encima porque no estaba enterada de qué tratarían los desafíos de éste día, seguramente porque no presté atención... estaba ocupada evitando a Kyllian e intentando que él notara que lo estaba evitando.

"Sigh... ¿Por qué soy así?" Pensé algo avergonzada mientras caminaba por los túneles. Avanzaba a través de los oscuros pasillos pensando en los de la brigada, en el escoces borracho, en que faltaban menos de dos meses para el primer cumpleaños de Lila y que le quería regalar algo importante, algo que la proteja.

"¿Estoy pensando en un regalo de despedida o qué?" Me pregunté internamente. "Claro, porque Dramaqueen es una forma de vida, una filosofía" Me auto respondí sarcásticamente. Adra también vino a mi mente, la prueba de las puertas del primer día, con todos los dragones que participaron en ella.

"Hmmm... dragones..." Algo importante resonaba en el fondo de mi mente con respecto a eso. En la isla abundaban los dragones, nunca antes había visto tantos juntos. El primer dragón del que oí hablar fue de Smaug cuando todavía vivía en la colonia en la que nací, recordé mientras el chapoteo de mis pisadas hacía eco en los túneles. Agua verdosa y apestosa se filtraba por grandes rendijas pero no se acumulaba demasiado en el pasillo, el nivel del agua apenas me superaba las suelas de las botas. Pensé que los desagües deben ser cañerías que dan al precipicio.

"¿La prueba de hoy será salir por esas cañerías que dan al precipicio y trepar por los costados de la isla hasta llegar a un nivel en el que mi vida no corra peligro?¿Cómo se relaciona ésto con el compañerismo? La mente de ésta gente es muy retorcida." Aunque deseché la idea porque agua que cae del cielo en forma de chorros constantes puede ser una pista para descubrir la ubicación de la isla secreta. Sorteaba pequeños obstáculos como objetos que no pude identificar, rocas, cadenas y rejas cuando pude ver claramente como una rata atravesaba una pared. Me resultó un detalle extraño pero enseguida pensé que la magia puede ser una posible explicación ya que estaba en una isla mágica. Esa podría ser una puerta secreta así que palpé la pared por aquí y por allí pero nada pasó.

"Quizás me imaginé la rata." Pensé para luego seguir caminando hasta chocarme con algo sólido que me obstruía el paso, llevé mi mano a donde parecía no haber más que aire pero algo sólido detuvo mi mano. Palpando encontré una especie de pared invisible que obstruía el 80% del pasadizo. Cuando encontré el sector por el que podía pasar, lo atravesé rápidamente con miedo a que comience a cerrarse justo cuando yo estaba pasando, como Indiana Jones. Al encontrarme del otro lado la pared invisible no pareció cerrarse así que pasé el brazo al otro lado para ver si podía verlo y sí, se veía claramente pero también había una pared, quizás era una pared de vidrio.

"Indiana Jones parece nombre de mujer..." Pensé mientras retomaba la caminata. Caminaba con los brazos al frente como resguardo para no chocarme con otra pared invisible, mis sentidos parecían inservibles porque ya no sabía diferenciar si lo que mis ojos veían era verdad o era una ilusión, luego fueron los sonidos los que fueron desapareciendo, dejé de escuchar el chapoteo de mis pisadas, aunque saltara sobre el agua, ésta no sonaba.

"Debe ser por la altura de la isla flotante que se me están tapando los oídos" Probé bostezar pero seguía sin poder escuchar. Lo que parecía estar allí en realidad no estaba y, donde parecía haber nada, había algo. Estaba nerviosa y ansiosa por salir de allí, sentía que estaba perdiendo la cabeza. En eso, las brillantes mariposas violetas hicieron acto de presencia y parecieron mostrar el camino así que les seguí el paso.

"Son mariposas ¿Qué es lo peor que me puede pasar?... ¿Verdad?" Sabía que estaba agitada porque sentía mi corazón golpear mi pecho, pero no podía escuchar mi voz, ni mi respiración. Seguramente las mariposas ni siquiera estaban allí, pero las seguí porque mi mente no las crearía de esa forma por sí sola, alguien... o algo las debió haber creado y encontraría al responsable. Me dio vértigo ver el techo y las paredes ampliarse a medida que avanzaba y al escuchar aquella voz me detuve en seco y apunté mi pistola a distintos puntos, tratando de encontrar el origen de la voz.

"¿Que si estoy preparada? ¡Ayer luche contra putos demonios!" Entonces sentí algo que invadía mi mente, una molestia que me hacía rememorar eventos de mi vida: caminando hacia la cabaña con Adra, Mérida y Ares, los demonios del Templo de los Fundadores, el elemental de Mérida, los rayos de Adra, Ares siendo secuestrado por demonios planta, el coliseo visto desde la arena y visto desde las gradas lleno de gente, Reiv contándome cuando se conoció con Kyllian, Juliet y la licántropa enfrentando a un Altaïr dividido, Kyllian y el dragón contra Sayid, el que apareció en kimono en el baile de apertura y el otro buscando una llave, muchos de los que conocí de vista en el Castillo Le Fay y otros de la isla, los extraños globos del baile de inauguración del Torneo, el elfo curandero, el choque con Kyllian en la clase de Altaïr, mi frustración con la piedra aquella...

"Yo Ho, Yo Ho, a pirate's life for me
We pillage, we plunder we rifle and loot
Drink up me hearties, yo ho
We kidnap and ravage and don't give a hoot
Drink up me hearties, yo ho
Yo Ho, Yo Ho, a pirate's life for me…"

La mordida en el hombro, el dolor de la transformación, la luna llena, la furia con Kyllian, el sentimiento de traición, con Emily en el probador de una tienda del centro de la ciudad de Praga, la expresión ausente y triste de Imram, el viaje a Praga, el estruendo que vino de la despensa del Escocés Borracho cuando Lyka se apareció, el festín que Kyllian preparó, él, Lila y yo caminando por la playa, el zafiro de Cartago de Lyka y la pasta verde de Ben, Lila haciendo desastres en el barco, Ben y yo siendo rodeados por los licántropos, Nathan y Morgana en el callejón, Eamon en el castillo Black, el lago dentro de la cueva del elfo, nieve llena de hollín, la hermosa casa de Hogsmeade destruida, el primer llanto de Lila al nacer, los refugiados en la Torre de Londres amontonados uno arriba de otro, el pastel de calabaza que comí en el castillo Le Fay, Eamon en la camilla, yo nombrando a Lyka el padrino de Lila, Kyllian y yo atacando a un grupo de personas en nuestra forma feral, la travesía para llegar desde el Escocés Borracho hasta el castillo Le Fay atravesando ríos secos, bosques desérticos, redadas, lluvias ácidas y aires tóxicos producto de los satélites en forma feral.

"Basta..." El mes entero que pase en forma feral, los meses en los que estuve en el barco en mi forma humana, atrincherada en mi camarote, sin dejar que vean a mi barriga crecer, sola en el inmenso y vacío barco, los vientos salados del mar y el sonido de las olas, Kyllian siendo secuestrado por androides de la Alianza Humana, la curiosidad de encontrar a otro como yo, un hombre rubio de tez clara, un poco menos que el doble de mi altura vistiendo de manera bastante elegante, hasta que se interpuso en mi contemplación del paisaje cuando se sentó a mi lado en la barra, las vistas de la nieve desde el hospital del bosque de Sherwood, Cleopatra, Altair Kirgyakos en la entrada de la base de la Alianza Humana, Eamon en los pasillos, Nathan en una camilla, las manos del Ministro de Paz acariciándome.

“Ahora eres suya.” Ese tono posesivo hizo que sintiera cosquillas en lugares recónditos. La horrible sensación de desgarro acompañada por una insuficiente lubricación, mis sollozos acompañados por el sonido de las pieles chocando, el látigo, la pequeña y tenebrosa habitación con los elementos de tortura, el cuchillo cortando mi piel, el cuchillo hundiéndose en mi estómago, las tres ratas mordisqueando y comiendo la carne abierta de mi abdomen, sus vacíos y extraños ojos azules tirando a morado, el olor a piel chamuscada y pelo quemado llenaba mi olfato, los gusanos caminando debajo de mi piel y consumiendo todo a su paso, la falta de aire al ser estrangulada.

"What a wonderful world..." Ser levantada por los aires aprisionada por un centinela al ser secuestrada, saltar sobre la espalda de un troll, acromántulas, Justin, Lykaios, Victorya, Johan, Thalos y Cleo en el gran salón del Castillo Black, volando en una moto saliendo despedidos de una de las ventanas de la Torre de Telecomunicaciones, el lago congelado y sin patos de Hyde Park, el ataque a la base del ejército de la alianza humana en la que conocí a la Brigada siendo un soldado aún, el beso con Nathan en medio de la adrenalina, misiones en las que tenía que apuntar y disparar cuando lo ordenaran, el entrenamiento de espía incompleto, el completo entrenamiento como francotiradora, los amenos almuerzos con mi escuadrón, las noches de luna llena en las que tuve que escapar para que no me vieran en mi otra forma, las largas horas de vigía en lugares como la Torre de Telecomunicaciones, el shock al escuchar la noticia de la muerte de mi madre en la batalla de los Tres Bandos cuando recién ingresaba al ejército como soldado raso.

"¡Basta ya!" El viaje desde África hasta Europa en un barco pirata, los desiertos, las sabanas, las barcazas en las que atravesamos con mi hermano mellizo los grandes lagos, los coloridos bazares de Adís Abeba, comerciantes con oro, esclavos y marfil, cazarrecompenzas buscando esclavos para vender, los circos de Ruanda, el abuelo contándonos a la luz de la fogata historias sobre un lugar fantástico en el que las personas se convertían en animales con gran facilidad, sin dolor, un lugar llamado "Escuela de Magia Uagadou", el sonido del agua rompiendo contra la costa similar al rugido de leones...

"¡YA BASTA!" Disparé a distintos puntos del lugar sin un objetivo claro, solo quería que dejara de hurgar en mis recuerdos. Sentía mi mente desordenada, como si alguien hubiera entrado a una habitación llena de cajones con archivos y hubiera abierto todos los cajones, sacado todos los archivos y los hubiera lanzado por la habitación dejando un desastre. La gama de emociones que atravesé fue amplia y de lo más variopinta. Temblando y con las piernas flojas avancé a través de la estancia mientras la voz enumeraba las emociones más recurrentes en mi y lanzaba una pregunta al aire. Yo solo quería salir de allí.

"No quiero encontrar el objeto de nadie, solo quiero salir... ¿Quién eres?¿Eres producto de mi alcoholismo?" En eso mis piernas cobraron vida propia y me pusieron delante de una gran roca.

"¿Sabes? Para futuras referencias, con decir "Ponte en frente de la gran piedra que obstaculiza el camino." es suficiente, yo sé mover mis piernas." Observé el trozo de tierra masisa durante un rato, intenté empujarla de lado para que se mueva del camino, pero no resultó. Avancé cuando me hizo avanzar, toqué la piedra cuando me ordenó tocarla y miré hacia abajo cuando me ordenó hacerlo. Miré las 7 botellas con curiosidad, tomé el pergamino mientras me sentaba frente a los envases y lo leí una y otra vez.

"El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás"
"Entonces adelante hay peligro y atras hay seguridad... ¿Se refiere a que atrás se encuentra la seguridad del premio?... No creo... Ustedes tienen fama de hacer desafíos extremos en los que la vida corre peligro así que, siguiendo esa lógica; peligro = premio y seguridad = no premio... Entonces tengo que ir hacia adelante."

Dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres, una entre nosotras siete te dejará adelantarte, otra llevará al que lo beba para atrás, dos contienen sólo vino de ortiga, tres son mortales, esperando escondidos en la fila.
"Okeey, una me lleva para adelante, otra para atrás, otras dos tienen vino, lo que supongo que quiere decir que no tienen ningún efecto, y tres me pueden matar ... a ver las claves..."

Por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado izquierdo del vino de ortiga.
"Eso quiere decir queeeee... emmm... dos de las botellas tienen vino, al lado izquierdo de éstas botellas hay un veneno."

Son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga.
"Las de los extremos no. Okay, fácil"

Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior.
"Ni en la botella petiza ni en la alta hay veneno, got it."

La segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes.
"... ¿Eh? ... Organicemos por colores: La blanca y la violeta no, la celeste y la negra si... Hasta ahora tenemos cuatro, nos faltan tres... La celeste y la negra no llevan veneno, o sea que pueden llevarme para adelante, para atrás, o tener vino. La blanca o la violeta pueden llevarme hacia atrás, tener vino o veneno... necesito un papel..." Me puse a escribir todas las combinaciones que se me ocurrían, me frené varias veces porque sentía que algo siempre se me escapaba y si no me concentraba perdía el hilo y debía volver a empezar. Fue muy confuso y murmuraba cosas sin sentido, pero que yo entendía. De a poco, más pistas fueron cobrando sentido. Finalmente sentí que lo había resuelto, aunque la duda de si había hecho mal una combinación o me había equivocado en alguna palabra seguía allí muy presente, dejé el papel lleno de garabatos a un lado y tomé el frasco enano de color celeste. El tiempo que pasó entre que consideré resuelto el acertijo y acerqué el envase a mi nariz para olisquear su contenido fue el suficiente para minar mi confianza en que ésa sea la elección correcta. Respiré profundo para armarme de valor y bebí el contenido de un trago.

La mente de Leila se convirtió en un libro abierto para Mei, que buceó en sus memorias cada vez más lejos. Los momentos más relevantes de su vida parecieron hacerse tan reales como el día en que sucedieron. Algunos de aquellos recuerdos asustaron a la Descendiente, especialmente aquellos más oscuros.  La vocecilla siguió sonando dentro de la cabeza de Leila, casi en un susurro.  - Has sufrido mucho...eso te hace inestable y peligrosa.  ¿Qué piensas hacer con esos malos recuerdos? ¿Hay algo de lo que te arrepientas? ¿algo que cambiarías? - dejó la pregunta flotando en el aire, sin esperar realmente una respuesta. Quería invitarla a meditar, aunque la otra parte del objetivo era desquiciarla  y descentrarla para la prueba que debía resolver. De hecho lo consiguió, pues la feral acabó rogando para que aquello terminase,  llegando incluso a usar su arma para atacar a la nada. Mei no estaba allí físicamente, sólo estaba interviniendo su mente.  - No, no puedes salir de aquí sin rendirte. Soy Mei Xian, descendiente de Confucio. Tu alcoholismo todavía no ha llegado a un nivel tan preocupante, créeme.- era bien sabido que los de la Brigada tenían fama de ser algo borrachos.  - Sé que sabes mover tus piernas, pero es más divertido así. - el eco de una risilla divertida resonó en la mente de la participante.

-También eres afortunada...estás rodeada de gente que te aprecia.- dedujo por las imágenes con su hija, con Kyllian, con los de la Brigada. Tras esas reflexiones llegó el momento de que resolviese el acertijo, así que Mei fue siguiendo el razonamiento lógico de Leila mientras ésta descartaba frascos y seguía las instrucciones del papel. - No puedo darte pistas...- susurró ante la duda de si la seguridad y el premio eran lo mismo. Era evidente que no, pero Mei no podía decir nada aunque se sintiese tentada de decirle que iba por buen camino. Finalmente se decidió por la tercera botella comenzando desde la izquierda, la del frasco enano de color azul celeste. - ¿Estás segura de que esa es la elección correcta?  - preguntó Mei intentando hacerla dudar, justo en el preciso momento en que la mujer llevo la botella a sus labios para beber. Fuese lo que fuese ya era demasiado tarde, pues había dado el trago.

- Enhorabuena. - El cuerpo de Leila comenzó a irradiar una luz azulada que fue envolviendo a la roca que bloqueaba el camino. Ésta crujió, estremeciéndose de arriba a abajo.  Después comenzó a resquebrajarse en finas grietas, convirtiéndose poco a poco en fina arena de color celeste. Ahora había un hueco lo suficientemente grande para dejarla pasar, el camino quedaba despejado. - Para esa roca has sido como el paso del tiempo...nada resiste a él. ¿Qué quieres hacer con tu tiempo, Leila? ¿crees que estás en el camino adecuado para lograrlo? - la voz cada vez se escuchaba más distante, pero siguió acompañando a la joven durante un tramo más del trayecto.

 - Y hablando de de tiempo...ya llevas más del que crees aquí metida y todavía no has encontrado el objeto. - ante ella apareció un pasillo algo más estrecho que el que había transitado antes, con baldosas de aspecto más resbaladizo. - Ten cuidado al pisar, todo se puede complicar.

Dado opciones:

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La voz de la bruja revoloteaba en mi cabeza, hacía que mis pensamientos se contradigan. Busque poner la mente en blanco cuando bebí el contenido del frasco, no quería escucharla, no necesitaba estar más insegura aún. El instante despues a ingerir el líquido fue un momento de tensión en el que no sabía lo que ocurriría conmigo, hasta que Mei me felicitó, en ese momento exhalé el aire que estaba reteniendo, aliviada. Me alarmé cuando vi esa luz salir de mi pero mantuve la calma al ver que convirtió a la roca en fina arena de color celeste y tomé un puñado para sentir la suavidad en la mano.

"Planeo sobrevivir." Pensé como respuesta a su última pregunta, aunque su voz se escuchaba lejana, no sabía si podría oírme. En parte por eso resolví que llevaría a cabo mi plan. Escarbé un poco en la arena para poder pasar al otro lado y me encontré a mi misma en otro pasillo.

"Al menos dime que no han pasado años." Pensé algo temerosa de salir al exterior y encontrarme en el futuro mientras caminaba. Para cuando entendí su advertencia sobre prestar atención a mis pasos encontré mi pié hundiendo una sospechosa baldosa, lo saqué en cuanto me dí cuenta pero, como si de un interruptor se tratase, comencé a oír traqueteo del otro lado de las paredes del pasillo y a mi alrededor, en eso unos filosos pinchos surgieron de los muros.

"El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás"

"Éste debe ser el peligro al que se refería el pergamino..." Pensé resignada. Al fondo del pasillo pude distinguir algo, parecía una persona. ¿Era Mei? En cuanto avancé unos pasos en su dirección el sonido de traqueteo a mi alrededor volvió, pero ésta vez el polvo saltó de las paredes cuando éstas comenzaron a moverse. Si antes el pasillo ya daba claustrofobia, ni hablar ahora que se estrechaba cada vez más. No sabía qué hacer, si ir para adelante o volverme. Adelante no parecía haber un futuro muy prometedor y atrás tampoco. Aún así, ésta gente parecía seguir siempre un patrón, así que supuse que el camino para continuar era hacia adelante, por lo que comencé a correr en dirección a aquella figura misteriosa tras un suspiro de fastidio. A medida que avanzaba, el espacio entre las paredes era menor, cada vez pasar entre los pinchos sin cortarme era más difícil, respirar se hacía imposible. Probé disparar a los pinchos para ver si así podía deshacerme de ellos, gran error ya que la bala comenzó a rebotar en los pinchos sin control, yendo de aquí para allí haciéndome imposible predecir dónde terminaría la bala, pero al final se perdió por ahí. Estaba muy agitada y moverme en ese pasillo se hacía una tarea titánica. Algunos pinchos los tenía que pasar por arriba saltando, otros tenía que avanzar con el cuerpo a tierra para poder sortearlos, los últimos metros solo podía ir de lado.

Solo faltando menos de un metro para alcanzar aquella figura que se mantenía inmutable por mí, moverme se volvió una tarea imposible. Poco a poco, un pincho se fue clavando en mi hombro y otro en mi pierna. El dolor me hizo gritar ya que se hundían más y más. Me encontraba con medio cuerpo afuera y moverme para alcanzar la figura hacía que las heridas se abrieran más. Sentí al filoso pincho que tenía atrapado mi pierna encontrarse con algo duro dentro de mí, un hueso, pero las paredes no conocían la piedad y continuaron estrechándose. El eco de mi grito se escuchó más fuerte cuando sentí el hueso quebrarse. Entre lamentos y con la mirada borrosa por las lágrimas contuve la respiración mientras buscaba estirarme más y más con el objetivo de alcanzar la figura. Con la mandíbula apretada, gemidos de esfuerzo y la respiración forzada, la yema de uno de mis dedos consiguió tocar la figura, éso me dio esperanzas así que, como último esfuerzo, respiré profundo y dejé ir el aire en un grito mientras me estiraba todavía más al tiempo que las paredes continuaban presionando mi cuerpo con parsimonia y, aquel dedo que había conseguido tocarla, se enrollaba al rededor de lo que parecía ser el brazo hasta tocar el dedo pulgar. En ése momento sentí que algo me enganchaba por la zona del ombligo y me tiraba hacia atrás.

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