Recuerdo del primer mensaje :
Las cuevas encantadas son uno de los lugares más mágicos de Ávalon, casi a la par con el Sanguis Ligno. Cuenta la leyenda que tras la batalla con su hijo Mordred, Arturo, moribundo, fue llevado a Ávalon por Morgana, la hechicera y medio hermana del rey. Era un lugar de reposo. En esta zona de la isla el tiempo y las leyes naturales corren distintos a los acostumbrados por los mortales. No sigue las leyes físicas de la tierra corriente, sino que está regido por la magia y la brujería. El tiempo puede discurrir más lento o más rápido que fuera, dependiendo de la necesidad del momento. Un día fuera podría equivaler a un mes dentro, o viceversa.
Se accede a través de una cueva que pasa desapercibida en una zona de manzanos. Tras caminar un kilómetro por la gruta se accede a una zona más amplia y majestuosa. La puerta de piedra tiene una inscripción grabada que reza Hic iacet sepultus iclitus rex Arthurus in insula Avalonia. ("Aquí yace sepultado el Rey Arturo, en la isla de Ávalon"). Sólo el linaje Pendragon y sus leales pueden acceder al interior mediante pago de sangre.
En las cuevas interiores se encuentra un antiguo templo de las hadas en mal estado, una cueva de cristales mágicos y un lago de aguas curativas, unas dependencias secretas custodiadas por un monolito del linaje innombrable, y un antiguo templo de dragones con osario.
Las cuevas encantadas son uno de los lugares más mágicos de Ávalon, casi a la par con el Sanguis Ligno. Cuenta la leyenda que tras la batalla con su hijo Mordred, Arturo, moribundo, fue llevado a Ávalon por Morgana, la hechicera y medio hermana del rey. Era un lugar de reposo. En esta zona de la isla el tiempo y las leyes naturales corren distintos a los acostumbrados por los mortales. No sigue las leyes físicas de la tierra corriente, sino que está regido por la magia y la brujería. El tiempo puede discurrir más lento o más rápido que fuera, dependiendo de la necesidad del momento. Un día fuera podría equivaler a un mes dentro, o viceversa.
Se accede a través de una cueva que pasa desapercibida en una zona de manzanos. Tras caminar un kilómetro por la gruta se accede a una zona más amplia y majestuosa. La puerta de piedra tiene una inscripción grabada que reza Hic iacet sepultus iclitus rex Arthurus in insula Avalonia. ("Aquí yace sepultado el Rey Arturo, en la isla de Ávalon"). Sólo el linaje Pendragon y sus leales pueden acceder al interior mediante pago de sangre.
En las cuevas interiores se encuentra un antiguo templo de las hadas en mal estado, una cueva de cristales mágicos y un lago de aguas curativas, unas dependencias secretas custodiadas por un monolito del linaje innombrable, y un antiguo templo de dragones con osario.
No podía convencerse de que le daba igual esa indiferencia por su parte, por mucho que lo intentase. Por eso le molestaba cada vez que le contestaba con monosílabos, a lo que él respondía también con una forzada frialdad. Encima tardaba en contestarle, como si no quisiese hacerlo. Al menos no le había dicho que no, algo era. Tomó asiento en silencio en una silla junto a la mesa, siguiéndola con la mirada mientras se marchaba a saber dónde. Últimamente los dos se iban sin decirle nada al otro, aunque él siempre estaba pendiente y con un ojo encima por si le sucedía algo o le necesitaba para algún tipo de ayuda.
Aguardó un poco más hasta que la vio regresar, con el material para tatuar y papeles en los que suponía estaba el diseño. Se levantó de la silla porque ya suponía que sería más fácil con él sentado en el suelo y ella en la banqueta, pero antes le echó un vistazo a los bocetos que había hecho. La primera impresión fue buena, porque era lo que le había pedido. La zona, los símbolos mágicos que le vio dibujar alrededor de la cabaña, y algunos otros que habían visto en los libros. Iban bien enlazados entre sí, para que se activasen correctamente y así canalizar mejor.
- Sí, es lo que tenía en mente. Quiero también enlazarlo con siluetas de dragones, y que se una en un Sanguis a la espalda pero sin tapar las marcas de los nombres. - se refirió a lo que llevaba tatuado con las dagas ceremoniales, de sus tres bodas. Tal vez pedía algo muy complicado, y teniendo en cuenta que podía estar molesta...igual no se lo tomaba bien. Se fijó en otro de los diseños, uno que obviamente no era para él y que estaba dibujado en un cuerpo de mujer. Inspiró algo disgustado porque...tenía que llevarle la contraria. Aún así se tomó su tiempo, sentándose en el suelo a lo indio dándole la espalda para que pudiese comenzar. - Por el momento tú no puedes tatuarte. Puede ser peligroso para ti y para ellos. Tendrás que esperar un par de meses más. - lo soltó sin rodeos, a pesar de que la primera vez que hablaron de eso pensó que ella podría hacerse uno conjunto con él. Después, durante los ratos de distanciamiento, le había dado un par de vueltas, dándose cuenta de que no era buena idea.
Aguardó un poco más hasta que la vio regresar, con el material para tatuar y papeles en los que suponía estaba el diseño. Se levantó de la silla porque ya suponía que sería más fácil con él sentado en el suelo y ella en la banqueta, pero antes le echó un vistazo a los bocetos que había hecho. La primera impresión fue buena, porque era lo que le había pedido. La zona, los símbolos mágicos que le vio dibujar alrededor de la cabaña, y algunos otros que habían visto en los libros. Iban bien enlazados entre sí, para que se activasen correctamente y así canalizar mejor.
- Sí, es lo que tenía en mente. Quiero también enlazarlo con siluetas de dragones, y que se una en un Sanguis a la espalda pero sin tapar las marcas de los nombres. - se refirió a lo que llevaba tatuado con las dagas ceremoniales, de sus tres bodas. Tal vez pedía algo muy complicado, y teniendo en cuenta que podía estar molesta...igual no se lo tomaba bien. Se fijó en otro de los diseños, uno que obviamente no era para él y que estaba dibujado en un cuerpo de mujer. Inspiró algo disgustado porque...tenía que llevarle la contraria. Aún así se tomó su tiempo, sentándose en el suelo a lo indio dándole la espalda para que pudiese comenzar. - Por el momento tú no puedes tatuarte. Puede ser peligroso para ti y para ellos. Tendrás que esperar un par de meses más. - lo soltó sin rodeos, a pesar de que la primera vez que hablaron de eso pensó que ella podría hacerse uno conjunto con él. Después, durante los ratos de distanciamiento, le había dado un par de vueltas, dándose cuenta de que no era buena idea.
Al escuchar que quería agregarle algunas cosas más se quedó mirando el boceto mientras oía lo que necesitaba. Frunció un poco el ceño mientras buscaba la forma de incorporarlos. Atrajo el boceto para sí misma mientras pensaba cómo hacerlo -Ok- Dijo asintiendo con suavidad y tomando el lápiz, sentándose luego en la silla para empezar a hacer las modificaciones. Recordaba los nombres eran cortos con lo cual, quizás, podía trazar una silueta de un árbol que contuviera los nombres de sus esposas… incluyéndose. Si le daba la gana claro, fuese a ser demasiado íntimo y acabará por lanzarse por un barranco -Los nombres pueden formar parte del tronco - Musitó haciendo un pequeño esquema del tatuaje y mostrándoselo para que diera su aprobación. Evidentemente tanto Dana como Awen tenían mucho más protagonismo que si nombre, que se quedaba como la base del árbol y de allí partía el tatuaje.
Una vez que se acomodó y vio su espalda pensó, por un instante, que más valía no quedarse sin tinta antes de acabarlo entero porque era grande y la espalda de Wthyr era amplia. Quizás debía reducir el suyo.
Como la parte de arriba estaba hecha iba a empezar con los hombros así que aseó la zona y colocó el diseño con cuidado, esperó a que se traspasará y luego quitó el papel. Iba a empezar a tatuar cuando le escuchó decir que ella no podía. Estuvo a punto de quejarse porque la idea era que pudieran hacer la canalización juntos y probar. Además quería saber si con las runas incorporadas en ambos podían llegar a alcanzar su unión sin necesidad del contacto físico. Algo que les venía de lujo ahora porque apenas si tenían contacto visual. Pero tenía un argumento válido y por un instante se imaginó a Anteia poniendo el grito en el cielo. Catherine dejó escapar un pequeño suspiro. Daba igual, a la mierda -Ok- por un instante tuvo el deseo de coger el boceto y romperlo en pedacitos, tirarlo al fuego y verlo arder hasta que no fueran más que cenizas. Pero fue un parpadeo… no tenía sentido, le gustaba el dibujo. Era la rabia que tenía encima que buscaba objetivos sin parar.
-Empiezo- Le avisó porque no se había fijado nunca si Wthyr llevaba tatuajes o no más allá de los nombres en su espalda, si era su primera vez mejor avisarle para que supiera el dolor que empezaría a sentir. Con pulso estable y mucha concentración, Catherine fue haciendo cada trazo y cada punto en absoluto silencio, limpiando cada tanto para ver qué todo iba bien.
A medida que avanzaba recordaba la última vez que había tatuado a alguien. Ian, en navidad, con el cuervo. Habían tenido una conversación bastante honesta sobre sus miedos y… parpadeó y dejó de tatuar un momento. Y habían intimado… había sido el día que habían concebido a Aelin. No había pensado en eso nunca. En el momento en el que había ocurrido pero...había sido especial y ahora tenían un regalo que tendría una familia rara pero eso no implicaba que no sería querida. Se volvió hacia la mesa para descansar la mano y coger un vaso con agua, bebiendo un par de tragos para pasar el sabor agridulce que tenía.
Eso no iba a pasar allí. Si hablaban era por pura suerte.
Retomó su trabajo tratando de despejar su mente al concentrarse en las runas mágicas que estaba haciendo, era lo más importante. Que todo saliera bien. Le gustaba que sus tatuajes fuesen bonitos, los de ella eran raros en su mayoría pero los que hacía para los demás se esforzaba porque quedarán bien y satisfechos.
Una vez que se acomodó y vio su espalda pensó, por un instante, que más valía no quedarse sin tinta antes de acabarlo entero porque era grande y la espalda de Wthyr era amplia. Quizás debía reducir el suyo.
Como la parte de arriba estaba hecha iba a empezar con los hombros así que aseó la zona y colocó el diseño con cuidado, esperó a que se traspasará y luego quitó el papel. Iba a empezar a tatuar cuando le escuchó decir que ella no podía. Estuvo a punto de quejarse porque la idea era que pudieran hacer la canalización juntos y probar. Además quería saber si con las runas incorporadas en ambos podían llegar a alcanzar su unión sin necesidad del contacto físico. Algo que les venía de lujo ahora porque apenas si tenían contacto visual. Pero tenía un argumento válido y por un instante se imaginó a Anteia poniendo el grito en el cielo. Catherine dejó escapar un pequeño suspiro. Daba igual, a la mierda -Ok- por un instante tuvo el deseo de coger el boceto y romperlo en pedacitos, tirarlo al fuego y verlo arder hasta que no fueran más que cenizas. Pero fue un parpadeo… no tenía sentido, le gustaba el dibujo. Era la rabia que tenía encima que buscaba objetivos sin parar.
-Empiezo- Le avisó porque no se había fijado nunca si Wthyr llevaba tatuajes o no más allá de los nombres en su espalda, si era su primera vez mejor avisarle para que supiera el dolor que empezaría a sentir. Con pulso estable y mucha concentración, Catherine fue haciendo cada trazo y cada punto en absoluto silencio, limpiando cada tanto para ver qué todo iba bien.
A medida que avanzaba recordaba la última vez que había tatuado a alguien. Ian, en navidad, con el cuervo. Habían tenido una conversación bastante honesta sobre sus miedos y… parpadeó y dejó de tatuar un momento. Y habían intimado… había sido el día que habían concebido a Aelin. No había pensado en eso nunca. En el momento en el que había ocurrido pero...había sido especial y ahora tenían un regalo que tendría una familia rara pero eso no implicaba que no sería querida. Se volvió hacia la mesa para descansar la mano y coger un vaso con agua, bebiendo un par de tragos para pasar el sabor agridulce que tenía.
Eso no iba a pasar allí. Si hablaban era por pura suerte.
Retomó su trabajo tratando de despejar su mente al concentrarse en las runas mágicas que estaba haciendo, era lo más importante. Que todo saliera bien. Le gustaba que sus tatuajes fuesen bonitos, los de ella eran raros en su mayoría pero los que hacía para los demás se esforzaba porque quedarán bien y satisfechos.
Observó con detenimiento el boceto antes de dar el visto bueno a la idea de que los nombres formasen parte del tronco, le parecía una forma bastante visual de representarlo y no se limitaba a esquivar o tachar lo que ya había en su piel. - Perfecto, así entonces. - No tenía nada que objetar, así que guardó otra vez ese molesto silencio y la dejó proceder mientras preparaba la zona del tatuaje. Pensó que se enfadaría con la advertencia de los peligros en un tatuaje en ella, pero en lugar de eso se limitó a soltar otro de esos "ok" tan secos. Estaba empezando a odiar esa palabra. Si no le discutía ni le llevaba la contraria parecía que le faltaba algo, estaba acostumbrado a que le peleara. Iba a añadir algo más al respecto, pero no tenía sentido porque Catherine ya había aceptado que no se lo haría. Eso o simplemente le daba la razón para luego pasar de él y hacer lo que quisiera. Ni siquiera le veía al cara al estar de espaldas, así que no pudo ver su expresión.
- Cuando quieras. - respondió tan escueto como ella, comenzando a escuchar el ruido que su aparato de tatuar y sintiendo el contacto sobre la piel. No podía decir que fuese gran cosa comparado con los cortes hechos en la espalda con la daga, y mucho menos con otros dolores bastante más intensos que había sentido en sus batallas o con la magia de sangre. Era más bien como la sensación de una uña rascando de manera repetida. Era un tatuaje grande, así que supuso tardaría. Durante los minutos que siguieron sólo se escuchó el sonido de la máquina, aunque ni siquiera eso era suficiente para llenar el silencio pesado que había entre ambos. Él se lo había buscado, sin duda. Apenas le tocaba lo necesario para ir haciendo el dibujo, y para limpiar la tinta que caía. Antes de la "discusión" había imaginado ese momento de otro modo, pero al final no había salido como esperaba.
- No hemos recorrido ni la cuarta parte de esto todavía...- comenzó alzando la voz levemente para que se escuchase por encima del sonido del chisme. Ni siquiera sabía lo que tenía planeado cuando empezó a hablar, pero no le apetecía seguir aguantando aquello. Bastante habían sido tres semanas de estar así, a cada cual más orgulloso. Por ese motivo, empezó a hablar incluso aunque pensase que no iba a responderle. - Tenemos que darnos prisa si queremos verlo todo, mientras todavía puedas. - que sería como mucho durante el mes que acababan de empezar. Volvió a quedarse callado, muy serio y mirando al frente. - Quiero retomar las preguntas que nos hacíamos, pero con una condición. Poder reservarnos algunas para el final si no somos capaces de responderlas en ese momento. - se atrevió a decir por fin, lanzando su pregunta de ese día. - ¿Te arrepientes de estar aquí?
- Cuando quieras. - respondió tan escueto como ella, comenzando a escuchar el ruido que su aparato de tatuar y sintiendo el contacto sobre la piel. No podía decir que fuese gran cosa comparado con los cortes hechos en la espalda con la daga, y mucho menos con otros dolores bastante más intensos que había sentido en sus batallas o con la magia de sangre. Era más bien como la sensación de una uña rascando de manera repetida. Era un tatuaje grande, así que supuso tardaría. Durante los minutos que siguieron sólo se escuchó el sonido de la máquina, aunque ni siquiera eso era suficiente para llenar el silencio pesado que había entre ambos. Él se lo había buscado, sin duda. Apenas le tocaba lo necesario para ir haciendo el dibujo, y para limpiar la tinta que caía. Antes de la "discusión" había imaginado ese momento de otro modo, pero al final no había salido como esperaba.
- No hemos recorrido ni la cuarta parte de esto todavía...- comenzó alzando la voz levemente para que se escuchase por encima del sonido del chisme. Ni siquiera sabía lo que tenía planeado cuando empezó a hablar, pero no le apetecía seguir aguantando aquello. Bastante habían sido tres semanas de estar así, a cada cual más orgulloso. Por ese motivo, empezó a hablar incluso aunque pensase que no iba a responderle. - Tenemos que darnos prisa si queremos verlo todo, mientras todavía puedas. - que sería como mucho durante el mes que acababan de empezar. Volvió a quedarse callado, muy serio y mirando al frente. - Quiero retomar las preguntas que nos hacíamos, pero con una condición. Poder reservarnos algunas para el final si no somos capaces de responderlas en ese momento. - se atrevió a decir por fin, lanzando su pregunta de ese día. - ¿Te arrepientes de estar aquí?
Sabía que el silencio era incómodo pero con tres semanas viviendo de esa forma ya se convertía en algo normal y común. Además, le recordaba al piso Le Fay con sus hermanos cuando Desmond no se empeñaba en hacerlo socializar. Además, no quería sacar ningún tema comprometido que los hiciera alejarse más así que dejó que el constante sonido de la máquina la abstrajera como lo hacía el pincel y la pintura. De esa forma, no pensaba ni en Ian ni en nadie. No había nada y era…relajante.
Alzó la vista del tatuaje hacia la nuca de Wthyr cuando le habló -Eres el guía- Le dijo con un tono neutro, porque ella no se quería aventurar a ver las cosas por sí sola por miedo a que le sucediera algo y no supiera cómo comunicarse con él -Hoy no podrá ser, el tatuaje me llevará gran parte del día si es que lo acabo hoy. Priorizaré las runas- Explicó limpiando de nuevo la piel y alejándose un poco para ver el panorama mejor y ver el avance, pese a todo, iba bastante bien -No tenemos que volver a comer aquí. Podemos llevarnos la comida y hacer paradas en otras de las cuevas, comer allí y luego seguir- Expresó, inspirando profundamente antes de volver a colocar la máquina y continuar tatuando.
Cuando volvió a escucharlo, el gesto de Catherine se ensombreció un poco pero no paró de tatuar. No le respondió a lo primero porque no le apetecía, para ser sincera. Apartó la mano para luego mover el antebrazo y sacarse el cabello de la cara. En realidad debería habérselo atado. La condición le daba igual porque conociendo a Wthyr cualquier cosa que le preguntara podría interpretarlo como íntimo y dejarlo todo para el final o no responderle nunca. Acabó parando y apoyando la máquina en la mesa para quitarse una de las coletas que llevaba en la muñeca, más de adorno que otra cosa porque siempre iba con el pelo suelto. Se hizo una coleta alta recogiendo todo el cabello en ella -No- Expresó en cuanto soltó su pregunta sintiendo una incomodidad creciente en sí misma.
Sabía que estaba intentando… resolver la situación así que Catherine tomó un largo respiro antes de coger la máquina de nuevo -Empiezo- Avisó otra vez y durante unos segundos se mantuvo en silencio -No me arrepiento porque es lo que necesitaba para el embarazo, para aclarar mi mente sobre los asuntos que tengo que estudiar e investigar cuando salga. Además, el lugar en sí tiene enigmas y misterios que despiertan mi curiosidad…- Limpió una vez más la piel para luego continuar tatuando y hablando -Pero supongo que estamos robando tiempo que no tenemos y cuando salgamos vamos a tener la misma cantidad de problemas que dejamos atrás y… No lo sé, quizás cometiste un error al mostrarme este lugar. Tal vez me vuelvo a escapar aquí dentro y no vuelvo nunca más ni a Ávalon, ni a Ouroboros, ni a una santa mierda- Le dijo con absoluta sinceridad porque allí había conocido una “paz” parecida a lo que había vivido en la cabaña.
Sabía que tenía que devolverle una pregunta pero ya no sabía que preguntar. La idea de aquel acuerdo era llegar a conocerse mejor pero, sinceramente, su reacción había sido tan tajante respecto a cualquier tipo de cercanía que no sabía ni por donde empezar así que se quedó en silencio un rato y optó por algo sumamente banal -¿Es la primera vez que te tatuas?-
Alzó la vista del tatuaje hacia la nuca de Wthyr cuando le habló -Eres el guía- Le dijo con un tono neutro, porque ella no se quería aventurar a ver las cosas por sí sola por miedo a que le sucediera algo y no supiera cómo comunicarse con él -Hoy no podrá ser, el tatuaje me llevará gran parte del día si es que lo acabo hoy. Priorizaré las runas- Explicó limpiando de nuevo la piel y alejándose un poco para ver el panorama mejor y ver el avance, pese a todo, iba bastante bien -No tenemos que volver a comer aquí. Podemos llevarnos la comida y hacer paradas en otras de las cuevas, comer allí y luego seguir- Expresó, inspirando profundamente antes de volver a colocar la máquina y continuar tatuando.
Cuando volvió a escucharlo, el gesto de Catherine se ensombreció un poco pero no paró de tatuar. No le respondió a lo primero porque no le apetecía, para ser sincera. Apartó la mano para luego mover el antebrazo y sacarse el cabello de la cara. En realidad debería habérselo atado. La condición le daba igual porque conociendo a Wthyr cualquier cosa que le preguntara podría interpretarlo como íntimo y dejarlo todo para el final o no responderle nunca. Acabó parando y apoyando la máquina en la mesa para quitarse una de las coletas que llevaba en la muñeca, más de adorno que otra cosa porque siempre iba con el pelo suelto. Se hizo una coleta alta recogiendo todo el cabello en ella -No- Expresó en cuanto soltó su pregunta sintiendo una incomodidad creciente en sí misma.
Sabía que estaba intentando… resolver la situación así que Catherine tomó un largo respiro antes de coger la máquina de nuevo -Empiezo- Avisó otra vez y durante unos segundos se mantuvo en silencio -No me arrepiento porque es lo que necesitaba para el embarazo, para aclarar mi mente sobre los asuntos que tengo que estudiar e investigar cuando salga. Además, el lugar en sí tiene enigmas y misterios que despiertan mi curiosidad…- Limpió una vez más la piel para luego continuar tatuando y hablando -Pero supongo que estamos robando tiempo que no tenemos y cuando salgamos vamos a tener la misma cantidad de problemas que dejamos atrás y… No lo sé, quizás cometiste un error al mostrarme este lugar. Tal vez me vuelvo a escapar aquí dentro y no vuelvo nunca más ni a Ávalon, ni a Ouroboros, ni a una santa mierda- Le dijo con absoluta sinceridad porque allí había conocido una “paz” parecida a lo que había vivido en la cabaña.
Sabía que tenía que devolverle una pregunta pero ya no sabía que preguntar. La idea de aquel acuerdo era llegar a conocerse mejor pero, sinceramente, su reacción había sido tan tajante respecto a cualquier tipo de cercanía que no sabía ni por donde empezar así que se quedó en silencio un rato y optó por algo sumamente banal -¿Es la primera vez que te tatuas?-
El simple hecho de que le hablase ya era suficiente como para intentar mejorar toda aquella situación, aunque fuesen frases breves y exclusivamente sobre lo que le estaba preguntando. Asintió sin moverse apenas para que no le fastidiase el tatuaje, aceptando que aquello tendría que ser otro día. En realidad solo había sido un pretexto para iniciar una conversación. - En ese caso podemos hacer ruta de exploración de varios días, si te ves capaz. - él podía encargarse de facilitarle todo, pero dependía de que ella aceptase.
Aguardó con algo de tensión hasta que Catherine dijo que no se arrepentía de haber venido a las cuevas, pues se temía que después de lo sucedido se estuviese preguntando qué demonios hacía allí. Era un alivio que comprendiese y le encontrase ventaja a tomarse aquel tiempo de tranquilidad y para mejorar. No pretendía que se sintiese atrapada en ningún momento. - Realmente son muchos frentes abiertos. Ouroboros y el tratado, una posible guerra, el problema del dictador del Vaticano, esperar al desenlace de nuestra maldición, lo de Morgana...- eso por hablar de los más acuciantes, luego había otros detalles, como su relación con el Consejo, o su aceptación en Ávalon. Estuvo a punto de girar la cabeza para mirarla cuando mencionó que había cometido un error, sin entender a qué se refería hasta que soltó aquello de escaparse. Huir de la realidad...era algo que hacía mucho. Por eso no le había costado nada entender la referencia de la sanadora cuando en la carta quiso saber si Catherine estaba "desconectada". Parecía muy harta de todo, y a Wthyr no le gustaba cuando empezaba a coquetear con ese sendero porque ya había visto cómo acababa.
- Vendría a buscarte. Si pasases demasiado tiempo aquí...tu mente acabaría perdida en este laberinto, en el tiempo. No es un sitio al que venirse a vivir, puede tener sus consecuencias. - advirtió, para que supiese que ese lugar tan especial no era una opción permanente. Por eso él había ido en ocasiones contadas y separadas en el tiempo, a lo largo de tantos años desde que lo conocía. Bajó la mirada al suelo, frunciendo levemente el ceño como si estuviese concentrado. - Tú quieres paz, y yo no puedo darte eso. - su relación podía ser extraña y otras muchas cosas, pero desde luego calmada y pacífica no era. - Creo que nadie puede hacerlo, excepto tú misma. - por eso iba a dar igual dónde o con quién estuviese, al final tenía que depender de ella y no del entorno.
No le dijo no que sí ni que no a lo de retomar las preguntas, supuso que porque no le entusiasmaba la idea. Aún así lo intentó, aunque fuese una tan básica como preguntar el color favorito. - Sí. No es como que hayas visto otros tatuajes en mi cuerpo...- respondió a lo que le pareció una pregunta bastante evidente, dando por sentado que ella no sabía muy bien qué preguntarle ahora que el ambiente entre ellos estaba enrarecido. Optó por seguir preguntando, total...se habían perdido muchos días de preguntas y tenía derecho a soltar varias de golpe. - ¿Qué es lo que menos te gusta de ti misma? ¿Y lo que más? - podía imaginarse algunas, pero prefería escucharlo de su boca.
Aguardó con algo de tensión hasta que Catherine dijo que no se arrepentía de haber venido a las cuevas, pues se temía que después de lo sucedido se estuviese preguntando qué demonios hacía allí. Era un alivio que comprendiese y le encontrase ventaja a tomarse aquel tiempo de tranquilidad y para mejorar. No pretendía que se sintiese atrapada en ningún momento. - Realmente son muchos frentes abiertos. Ouroboros y el tratado, una posible guerra, el problema del dictador del Vaticano, esperar al desenlace de nuestra maldición, lo de Morgana...- eso por hablar de los más acuciantes, luego había otros detalles, como su relación con el Consejo, o su aceptación en Ávalon. Estuvo a punto de girar la cabeza para mirarla cuando mencionó que había cometido un error, sin entender a qué se refería hasta que soltó aquello de escaparse. Huir de la realidad...era algo que hacía mucho. Por eso no le había costado nada entender la referencia de la sanadora cuando en la carta quiso saber si Catherine estaba "desconectada". Parecía muy harta de todo, y a Wthyr no le gustaba cuando empezaba a coquetear con ese sendero porque ya había visto cómo acababa.
- Vendría a buscarte. Si pasases demasiado tiempo aquí...tu mente acabaría perdida en este laberinto, en el tiempo. No es un sitio al que venirse a vivir, puede tener sus consecuencias. - advirtió, para que supiese que ese lugar tan especial no era una opción permanente. Por eso él había ido en ocasiones contadas y separadas en el tiempo, a lo largo de tantos años desde que lo conocía. Bajó la mirada al suelo, frunciendo levemente el ceño como si estuviese concentrado. - Tú quieres paz, y yo no puedo darte eso. - su relación podía ser extraña y otras muchas cosas, pero desde luego calmada y pacífica no era. - Creo que nadie puede hacerlo, excepto tú misma. - por eso iba a dar igual dónde o con quién estuviese, al final tenía que depender de ella y no del entorno.
No le dijo no que sí ni que no a lo de retomar las preguntas, supuso que porque no le entusiasmaba la idea. Aún así lo intentó, aunque fuese una tan básica como preguntar el color favorito. - Sí. No es como que hayas visto otros tatuajes en mi cuerpo...- respondió a lo que le pareció una pregunta bastante evidente, dando por sentado que ella no sabía muy bien qué preguntarle ahora que el ambiente entre ellos estaba enrarecido. Optó por seguir preguntando, total...se habían perdido muchos días de preguntas y tenía derecho a soltar varias de golpe. - ¿Qué es lo que menos te gusta de ti misma? ¿Y lo que más? - podía imaginarse algunas, pero prefería escucharlo de su boca.
-Podría hacerlo- Reconoció, siempre que no aceleraran el paso y pudiera tomar varios descansos entonces estaría bien. En última instancia podían devolverse pero si querían aprovechar el tiempo tenían que seguir adelante y mapear las cavernas. De momento lo que había visto le había llamado la atención pero quedaban cosas, lo sabía, como si algo antiguo estuviera esperando a que ella lo viera y la llamara.
El resumen de los frentes abiertos no ayudó en nada a Catherine porque ella tenía su propia lista, en la que figuraba -aparte de todo lo que Wthyr había dicho- su investigación sobre el Sanguis Ligno porque seguía sin comprender porqué una horrocrux no pedía sacrificios pero el Sanguis, que era un árbol que tenía almas, sí que exigía de esa manera. Tenía mil teorías escritas pero necesitaba refinar e investigar. Había optado por no preguntarle nada a Wthyr, en principio porque sabía sólo lo básico y le derivaba siempre a las sacerdotisas y luego porque se ponía a la defensiva -Umjum- Soltó como modo de respuesta a su numerosa lista.
-No sería la primera vez- Murmuró cuando dijo que se perdería en el laberinto y en su propia mente. En el castillo Le Fay, sin ningún ápice de magia, había rozado la locura con los dedos. De no ser por Aedan e Ian estaba segura de que habría perdido la cabeza. O la había perdido de verdad y simplemente no quería reconocerlo -Todo tiene consecuencias. Vivir tiene consecuencias, morir tiene consecuencias. Todo en esta vida es una consecuencia de algo- Le respondió un poco cabreada porque en general estaba de mala hostia, simplemente que antes no había hablado y ahora que interactuaban le saltaba por los poros.
Limpió la zona y tomó un respiro, echandose hacia atrás para ver de nuevo como iba avanzando. El lado derecho de momento estaba terminado hasta donde podía alcanzar, luego él tendría que girarse para ocupar bien el hombro y finalmente la clavícula. Le avisó con un leve toque del meñique que iba a empezar con el izquierdo cuando mencionó que él no podía darle paz -No es tu responsabilidad- Le soltó escueta porque él mismo le había dicho que su felicidad no era trabajo de Catherine así que, cuanto menos, le extendió la misma cortesía -Da igual, Wthyr- Expresó cuando dijo que sólo podía dársela ella misma, básicamente porque estaba de acuerdo con él y dudaba que ella fuese a darse paz a sí misma. ¿No había evaluado eso ya? Sí, muchos días de partirse la cabeza después de que él le echara en cara que lo suyo no era quedarse quieta. Siempre iba a haber algo que hacer, dónde intervenir, alguien a quien detener y Catherine se conocía lo suficiente para saber que siempre iba a meter las narices -El caos es mi zona de confort.- O era masoquista. Una de dos - Lo que estamos viviendo aquí es la excepción que confirma la regla, sólo pretendemos que lo demás no existe.
La respuesta a su pregunta hizo que soltara un “hmm” bastante corto pero era cierto, no había visto ningún otro y no porque él hubiese ocultado su cuerpo como ella. Para nada. Qué estúpida debía pensar que era al tener reacciones de colegiala cuando se desnudaba en el baño para ducharse. Puso los ojos en blanco por sus propias actitudes y siguió tatuando en silencio no esperándose otra pregunta.
Pero llegó y… fue directa y sensible. No respondió al principio pensando que…No entendía a qué venía ese intento de acercamiento de nuevo. Aunque técnicamente había abierto la conversación diciendo que no quería que siguieran así -Lo fácil que es lastimarme- Sí, era lo que odiaba más. Lo frágil que podía ser, lo fácil que era elegir un par de palabras y llevarla a llorar. Lo dependiente que era de sus ilusiones para evitar que vieran lo mucho que la herían. La necesidad de ese escudo perenne porque no era de Le Fays llorar delante de nadie. La obligación que sentía de mantenerse fuerte, impertérrita -Mis ojos- Murmuró pensando en lo que le gustaba de ella. Nada de su personalidad le gustaba, es más detestaba muchos aspectos de ella y el físico en general tampoco era su fuerte pero siempre habían halagado sus ojos y ella misma podía apreciarlos en cada reflejo y por eso le causaba tanta impresión las pesadillas y visiones donde sólo había oscuridad en ellos.
Paró la máquina un momento para alejarse de él e inclinarse y coger el vaso de agua para beber un poco más y estirar la espalda. Tras eso la encendió de nuevo y se inclinó hacia él en silencio. Sabía que podía empujar los límites un poco, el detalle es que no quería. Sí él quería indagar, estaba bien, no le importaba porque siempre había respondido sus preguntas y la había visto en situaciones muy vulnerables. Pero ella… No se sentía cómoda haciéndole preguntas más íntimas…Simplemente, se le estrujaba el pecho. Sabía perfectamente que ella había propuesto aquella “situación” pero eso fue antes de la discusión sobre dónde estaban o qué querían, en la que no se ponían de acuerdo -¿Cuál es la materia de estudio que te gusta más? ¿Tienes algún personaje histórico favorito?- Soltó pensando que aunque eran banales quizás podía decir algo de él o no. Apretó las muelas con fuerza por sentirse tan inhibida por toda la situación.
El resumen de los frentes abiertos no ayudó en nada a Catherine porque ella tenía su propia lista, en la que figuraba -aparte de todo lo que Wthyr había dicho- su investigación sobre el Sanguis Ligno porque seguía sin comprender porqué una horrocrux no pedía sacrificios pero el Sanguis, que era un árbol que tenía almas, sí que exigía de esa manera. Tenía mil teorías escritas pero necesitaba refinar e investigar. Había optado por no preguntarle nada a Wthyr, en principio porque sabía sólo lo básico y le derivaba siempre a las sacerdotisas y luego porque se ponía a la defensiva -Umjum- Soltó como modo de respuesta a su numerosa lista.
-No sería la primera vez- Murmuró cuando dijo que se perdería en el laberinto y en su propia mente. En el castillo Le Fay, sin ningún ápice de magia, había rozado la locura con los dedos. De no ser por Aedan e Ian estaba segura de que habría perdido la cabeza. O la había perdido de verdad y simplemente no quería reconocerlo -Todo tiene consecuencias. Vivir tiene consecuencias, morir tiene consecuencias. Todo en esta vida es una consecuencia de algo- Le respondió un poco cabreada porque en general estaba de mala hostia, simplemente que antes no había hablado y ahora que interactuaban le saltaba por los poros.
Limpió la zona y tomó un respiro, echandose hacia atrás para ver de nuevo como iba avanzando. El lado derecho de momento estaba terminado hasta donde podía alcanzar, luego él tendría que girarse para ocupar bien el hombro y finalmente la clavícula. Le avisó con un leve toque del meñique que iba a empezar con el izquierdo cuando mencionó que él no podía darle paz -No es tu responsabilidad- Le soltó escueta porque él mismo le había dicho que su felicidad no era trabajo de Catherine así que, cuanto menos, le extendió la misma cortesía -Da igual, Wthyr- Expresó cuando dijo que sólo podía dársela ella misma, básicamente porque estaba de acuerdo con él y dudaba que ella fuese a darse paz a sí misma. ¿No había evaluado eso ya? Sí, muchos días de partirse la cabeza después de que él le echara en cara que lo suyo no era quedarse quieta. Siempre iba a haber algo que hacer, dónde intervenir, alguien a quien detener y Catherine se conocía lo suficiente para saber que siempre iba a meter las narices -El caos es mi zona de confort.- O era masoquista. Una de dos - Lo que estamos viviendo aquí es la excepción que confirma la regla, sólo pretendemos que lo demás no existe.
La respuesta a su pregunta hizo que soltara un “hmm” bastante corto pero era cierto, no había visto ningún otro y no porque él hubiese ocultado su cuerpo como ella. Para nada. Qué estúpida debía pensar que era al tener reacciones de colegiala cuando se desnudaba en el baño para ducharse. Puso los ojos en blanco por sus propias actitudes y siguió tatuando en silencio no esperándose otra pregunta.
Pero llegó y… fue directa y sensible. No respondió al principio pensando que…No entendía a qué venía ese intento de acercamiento de nuevo. Aunque técnicamente había abierto la conversación diciendo que no quería que siguieran así -Lo fácil que es lastimarme- Sí, era lo que odiaba más. Lo frágil que podía ser, lo fácil que era elegir un par de palabras y llevarla a llorar. Lo dependiente que era de sus ilusiones para evitar que vieran lo mucho que la herían. La necesidad de ese escudo perenne porque no era de Le Fays llorar delante de nadie. La obligación que sentía de mantenerse fuerte, impertérrita -Mis ojos- Murmuró pensando en lo que le gustaba de ella. Nada de su personalidad le gustaba, es más detestaba muchos aspectos de ella y el físico en general tampoco era su fuerte pero siempre habían halagado sus ojos y ella misma podía apreciarlos en cada reflejo y por eso le causaba tanta impresión las pesadillas y visiones donde sólo había oscuridad en ellos.
Paró la máquina un momento para alejarse de él e inclinarse y coger el vaso de agua para beber un poco más y estirar la espalda. Tras eso la encendió de nuevo y se inclinó hacia él en silencio. Sabía que podía empujar los límites un poco, el detalle es que no quería. Sí él quería indagar, estaba bien, no le importaba porque siempre había respondido sus preguntas y la había visto en situaciones muy vulnerables. Pero ella… No se sentía cómoda haciéndole preguntas más íntimas…Simplemente, se le estrujaba el pecho. Sabía perfectamente que ella había propuesto aquella “situación” pero eso fue antes de la discusión sobre dónde estaban o qué querían, en la que no se ponían de acuerdo -¿Cuál es la materia de estudio que te gusta más? ¿Tienes algún personaje histórico favorito?- Soltó pensando que aunque eran banales quizás podía decir algo de él o no. Apretó las muelas con fuerza por sentirse tan inhibida por toda la situación.
La actitud de Catherine le pareció de lo más nihilista, como si no le importase nada lo que pudiese pasarle. Daba la impresión de que no le echaba para atrás lo más mínimo aquello de correr riesgos en las cuevas, o poder acabar con la mente perdida. Espero que estuviese influida en parte por el tono de cabreo que destilaban sus palabras, porque si pensaba eso de normal pues era un poco preocupante. - Suena a el típico "de algo hay que morir", solo que no te gustaría en absoluto hacerlo aquí, te lo aseguro. - tal vez sonó algo tétrico, pero no le importaba. Que se quitara esa idea de esconderse aquí de la cabeza, si es que de verdad la tenía.
Permaneció en la misma posición mientras ella empezaba con el otro lado, dando por supuesto que el anterior estaba terminado. Suspiró al escuchar ese "da igual", aunque lo hizo despacio para que no se torciera el dibujo. No sería su responsabilidad tal y como él le había dicho sobre la suya, pero le importaba que ella estuviese bien. Lo que dijo del caos le arrancó un sonido irónico. - Eso me suena. - podía sentirse perfectamente identificado, pero eso no quería decir que lo mejor fuese vivir de ese modo. - No conocemos otra cosa. - tampoco es que fuesen buscando los problemas, ellos los encontraban. Habían aprendido a vivir bajo la tormenta de manera casi constante.
Cerró los ojos un momento cuando le dio la confirmación de lo que sospechaba sobre lo que menos le gustaba de ella. Estaba claro que tendría que ver con sus inseguridades, que eso venía de lejos, desde el trato que le daba su madre. Supuso que él también la habría lastimado alguna vez con sus palabras. Como bien decía, era fácil. - Dime alguna cosa que te haya dicho yo que te haya lastimado. - Wthyr sabía que las respuesta podían no gustarle, pero necesitaba saberlo. Probablemente al principio, cuando apenas se conocían y discutían, le hubiese dicho muchas. Serían peores las que le hubiese dicho después, tras conocerse algo más. Estuvo muy de acuerdo en la parte de ella que más le gustaba, aunque notó que se había referido a algo físico y no a otra de sus cualidades de personalidad. - Concuerdo. Me llamaron la atención incluso antes de saber quién eras.- no era exactamente una confesión, pero era la verdad. Le habían parecido muy llamativos, como probablemente le sucedía a la mayoría cuando la conocían.
Aprovechó cuando ella paró a beber agua para reacomodarse un poco y mover ligeramente el cuello, porque ya llevaba un rato así en la misma posición y necesitaba variar un poco. Las preguntas que le hizo después le parecieron las que le harían en su primer día de clase, hechas por algún maestro para conocerle mejor. Empezó a ver un patrón en esa clase de preguntas...no quería hacerle ninguna muy personal. Parecía como escarmentada por la que había quedado sin responder tres semanas atrás. Algún día reuniría el valor de confesar lo que le estaba pasando por la cabeza, y ojalá para entonces no fuese demasiado tarde.
- No puedo elegir solo una...las ansias de conocimiento no se pueden ni se deben cercenar. Siempre debemos aspirar a más, a desarrollar todo el potencial. Pero puedo elegir unas cuantas. La magia de sangre, obviamente. También las artes oscuras...las maldiciones...tu campo de estudio. Me obsesioné con las maldiciones durante una buena temporada, ya sabes el motivo. Los textos sobre magia antigua y arcana, aquella que ya existía antes que nosotros, la que habita en los dragones...y los dragones antiguos, aquellos que Charles buscó toda su vida. La magia de almas, para poder desentrañar los misterios del Sanguis...- se dio cuenta de que se había extendido demasiado, solía pasarle cuando se ponía a hablar de temas que le apasionaban. Lo del personaje histórico favorito le dejó más pensativo, no se le venía ningún referente a la cabeza, al menos no "admiraba" a ninguno en exceso. - Me parecen acertadas e interesantes las ideas de Thomas Hobbes. Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres son libres y, sin embargo, viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de todos contra todos. La sumisión por pacto de un pueblo al dominio de un soberano abre una posibilidad de paz. - resumió, a grandes rasgos. Se regañó de nuevo mentalmente por soltarle todo el rollo, aunque probablemente estuviese más concentrada en el tatuaje y ni lo habría escuchado bien. Pensó en alguna otra pregunta que podía hacerle, de las que le habían rondado por la cabeza durante esos días.
- ¿Hay alguna cosa que no podrías perdonar?
Permaneció en la misma posición mientras ella empezaba con el otro lado, dando por supuesto que el anterior estaba terminado. Suspiró al escuchar ese "da igual", aunque lo hizo despacio para que no se torciera el dibujo. No sería su responsabilidad tal y como él le había dicho sobre la suya, pero le importaba que ella estuviese bien. Lo que dijo del caos le arrancó un sonido irónico. - Eso me suena. - podía sentirse perfectamente identificado, pero eso no quería decir que lo mejor fuese vivir de ese modo. - No conocemos otra cosa. - tampoco es que fuesen buscando los problemas, ellos los encontraban. Habían aprendido a vivir bajo la tormenta de manera casi constante.
Cerró los ojos un momento cuando le dio la confirmación de lo que sospechaba sobre lo que menos le gustaba de ella. Estaba claro que tendría que ver con sus inseguridades, que eso venía de lejos, desde el trato que le daba su madre. Supuso que él también la habría lastimado alguna vez con sus palabras. Como bien decía, era fácil. - Dime alguna cosa que te haya dicho yo que te haya lastimado. - Wthyr sabía que las respuesta podían no gustarle, pero necesitaba saberlo. Probablemente al principio, cuando apenas se conocían y discutían, le hubiese dicho muchas. Serían peores las que le hubiese dicho después, tras conocerse algo más. Estuvo muy de acuerdo en la parte de ella que más le gustaba, aunque notó que se había referido a algo físico y no a otra de sus cualidades de personalidad. - Concuerdo. Me llamaron la atención incluso antes de saber quién eras.- no era exactamente una confesión, pero era la verdad. Le habían parecido muy llamativos, como probablemente le sucedía a la mayoría cuando la conocían.
Aprovechó cuando ella paró a beber agua para reacomodarse un poco y mover ligeramente el cuello, porque ya llevaba un rato así en la misma posición y necesitaba variar un poco. Las preguntas que le hizo después le parecieron las que le harían en su primer día de clase, hechas por algún maestro para conocerle mejor. Empezó a ver un patrón en esa clase de preguntas...no quería hacerle ninguna muy personal. Parecía como escarmentada por la que había quedado sin responder tres semanas atrás. Algún día reuniría el valor de confesar lo que le estaba pasando por la cabeza, y ojalá para entonces no fuese demasiado tarde.
- No puedo elegir solo una...las ansias de conocimiento no se pueden ni se deben cercenar. Siempre debemos aspirar a más, a desarrollar todo el potencial. Pero puedo elegir unas cuantas. La magia de sangre, obviamente. También las artes oscuras...las maldiciones...tu campo de estudio. Me obsesioné con las maldiciones durante una buena temporada, ya sabes el motivo. Los textos sobre magia antigua y arcana, aquella que ya existía antes que nosotros, la que habita en los dragones...y los dragones antiguos, aquellos que Charles buscó toda su vida. La magia de almas, para poder desentrañar los misterios del Sanguis...- se dio cuenta de que se había extendido demasiado, solía pasarle cuando se ponía a hablar de temas que le apasionaban. Lo del personaje histórico favorito le dejó más pensativo, no se le venía ningún referente a la cabeza, al menos no "admiraba" a ninguno en exceso. - Me parecen acertadas e interesantes las ideas de Thomas Hobbes. Según este filósofo inglés, en la condición de estado de naturaleza todos los hombres son libres y, sin embargo, viven en el perpetuo peligro de que acontezca una guerra de todos contra todos. La sumisión por pacto de un pueblo al dominio de un soberano abre una posibilidad de paz. - resumió, a grandes rasgos. Se regañó de nuevo mentalmente por soltarle todo el rollo, aunque probablemente estuviese más concentrada en el tatuaje y ni lo habría escuchado bien. Pensó en alguna otra pregunta que podía hacerle, de las que le habían rondado por la cabeza durante esos días.
- ¿Hay alguna cosa que no podrías perdonar?
-De algo hay que morir- Soltó bastante convencida, repitiendo la frase de Wthyr aunque no entendía por qué iba a haber un problema con morir allí dentro. Apartó un poco la máquina y miró alrededor con curiosidad. Había visto zonas muy bonitas lo que le llevaba a pensar que el moreno tenía más información de la que ella conocía -¿Alguna razón en particular?- Inquirió antes de continuar con el tatuaje, enfocada en las líneas y limpiando cada tanto para que todo quedara lo más cercano a la perfección.
-Debería- Le respondió cuando soltó aquel sonido irónico porque…Maldita sea, aquella respuesta hizo que reavivara la rabia en ella. Cuando finalmente habían llegado a una especie de acuerdo, de tranquilidad, reculaba porque era “lo mejor para los dos”. De acuerdo, pues estaba claro que ni paz, ni felicidad, ni una puta mierda -Ahí te equivocas, yo sí la conozco. Pero son tan efímeros los momentos que, sinceramente, ya no veo que valga la pena hacer los sacrificios por buscarlos. Lo mejor es vivir un día a la vez y…ya- Era una vista pesimista pero sinceramente esa era la conclusión a la que había llegado esas semanas. Quizás imaginarse algo más con Wthyr había sido un error basado en su comunión mágica. Sí, eran poderosos juntos pero hasta ahí llegaba todo y empezaba a resignarse.
Continuó tatuando y cuando le pidió que le dijera algo que le hubiese lastimado negó con la cabeza -No- Porque, primero que nada, probablemente ya sabía muchas cosas y, segundo, no le apetecía pensar en eso en ese momento. No quería tatuarle pensando desde el dolor o la incomodidad -Hmm…- Soltó -Pensé que nos teníais identificados desde el momento en el que llegaron a Ouroboros, después de todo, mi casa fue una de las atacadas- Supuso que porque era uno de sus objetivos aunque él lo hubiese negado tajantemente todas las ocasiones en las que le había enfrentado.
Tras ello continuó trabajando en su espalda, esperando la respuesta a su pregunta la cual, para su sorpresa, fue larga. Escuchó con atención porque, a fin de cuentas, había preguntado…No iba a ignorarlo -La magia antigua y su fuente a mi también me llama la atención desde el tema de la antimagia- Murmuró y luego frunció el ceño sin comprender -¿Qué dragones antiguos?- ¿Había una raza previa de dragones? No tenía ni idea. ¿En qué se diferenciarían? ¿Y por qué habían desaparecido? El hecho de que también le llamara la atención la magia de almas hizo que desviara la mirada un momento a su nuca, como analizando algo, pero decidió callarse la boca y seguir investigando al Sanguis sola.
El análisis del filósofo hizo que frunciera un poco el ceño -Suena a SAM...con eso de la guerra inevitable- Al menos la parte de una “guerra” de todos contra todos, como si fuera inherente de la naturaleza humana. Pero su última frase le recordó un poco a las palabras de Wthyr sobre el imperio, al que también le había dedicado horas y horas de pensamientos sobre la posibilidad real de compartir los secretos de Ávalon con el mundo. Pero tenía dudas… Si esa era la realidad ¿Qué se estaba haciendo con los países actuales que “formaban” ese imperio? No tenía pruebas, pero tampoco dudas de que no había nada patente.
Siguió con la espalda durante un rato, en silencio, mientras pensaba alguna otra pregunta que no implicara demasiadas cosas profundas pero Wthyr volvió a cuestionarle algo sensible y Catherine ya estaba mosqueándose un poco. No porque le costara responderlas sino porque le obstinaba su indecisión. Paró la máquina y la colocó sobre la mesa tras un rato en silencio -Tengo que ir al baño… Estírate y acomódate que tengo que hacerte el hombro y luego la clavícula- Se incorporó llevándose las manos al vientre. Los mellizos habían crecido considerablemente y el peso extra la hacía un poco torpe así que solía sostenerse el vientre por seguridad y confort. Fue hasta el baño para atender sus necesidades y se acomodó de nuevo la coleta tras lavarse las manos, dándole vueltas a la pregunta.
Volvió poco después buscando el vaso de agua para beber un par de tragos y volver a sentarse en la silla ahora que él estaba acomodado. Encendió la máquina y volvió a concentrarse en el tatuaje en silencio, durante un rato hasta que finalmente respondió -La gente que deliberadamente hace daño a mi familia y a mis seres queridos sólo porque puede- Se humedeció los labios pensativa, contemplando las líneas mientras tatuaba -El Papa por ejemplo. Dañó a Gio porque podía, porque necesitaba un medio para un fin. Bellatrix amenazó a Aedan e intentó asesinar a Matvey, contempló esa idea. Ese día debí haberla matado pero Sayid fue demasiado rápido- No se arrepentía ningún ápice, habría deseado verla desangrarse sobre sus rodillas -Katarina- Añadió -Mi venganza no fue por lo que me hizo a mí, fue por lo que le hizo a mis bebés- Mencionó -A diferencia de Freyja, que me atacó a mí… No sentí ese impulso de destrozarla. No me importa realmente lo que me pase a mí mientras la gente a la que aprecio esté bien. Tampoco me importa ensuciarme las manos… Después de todo, es lo que la gente espera de mí y yo no tengo problemas en reconciliarme con mi lado oscuro. Cuando mi instinto se dispara, simplemente hago caso-
No le apetecía en lo absoluto controlarse porque era tan reservada en muchas ocasiones pero cuando realmente… herían a alguien cercano, perdía los cabales. Eso explicaba también porqué no había destrozado a Adramelech. Por mucho que hubiese arruinado su boda realmente no había dañado a nadie cercano y Aedan había nacido perfectamente. Pero si hubiese sucedido algo… Quizás el Soul Reaper no estaría aún caminando sobre aquella tierra -Deberías saber que Lake se comportó muy…ella y entre líneas soltó algo sobre Aedan que no me gustó. No me pude controlar y tiene una orden mental… Quería hacer algo más drástico pero realmente no tenía un porqué así que me controlé y le ordené que si pensaba en hacer daño a Ian, Aedan… Anteia o incluso a alguno de vosotros o mis hijos, tendría que hacérselo a sí misma. Sin morir en el proceso- Ya la había visto decapitar a diestra y siniestra, sabía de lo que era capaz -He soportado lo suficiente de Shyvanna y Lake, no permitiré que amenacen a Aedan o a Ian. Ian es lo único estable que tiene mi hijo ahora mismo y no se lo voy a quitar, ya tiene que lidiar con que yo no esté allí para él- Soltó un suspiro y aunque por un instante quiso mirarlo para saber cómo se lo tomaría, prefirió no hacerlo.
-¿Ouroboros era lo que esperabas? No el Consejo, la isla-
-Debería- Le respondió cuando soltó aquel sonido irónico porque…Maldita sea, aquella respuesta hizo que reavivara la rabia en ella. Cuando finalmente habían llegado a una especie de acuerdo, de tranquilidad, reculaba porque era “lo mejor para los dos”. De acuerdo, pues estaba claro que ni paz, ni felicidad, ni una puta mierda -Ahí te equivocas, yo sí la conozco. Pero son tan efímeros los momentos que, sinceramente, ya no veo que valga la pena hacer los sacrificios por buscarlos. Lo mejor es vivir un día a la vez y…ya- Era una vista pesimista pero sinceramente esa era la conclusión a la que había llegado esas semanas. Quizás imaginarse algo más con Wthyr había sido un error basado en su comunión mágica. Sí, eran poderosos juntos pero hasta ahí llegaba todo y empezaba a resignarse.
Continuó tatuando y cuando le pidió que le dijera algo que le hubiese lastimado negó con la cabeza -No- Porque, primero que nada, probablemente ya sabía muchas cosas y, segundo, no le apetecía pensar en eso en ese momento. No quería tatuarle pensando desde el dolor o la incomodidad -Hmm…- Soltó -Pensé que nos teníais identificados desde el momento en el que llegaron a Ouroboros, después de todo, mi casa fue una de las atacadas- Supuso que porque era uno de sus objetivos aunque él lo hubiese negado tajantemente todas las ocasiones en las que le había enfrentado.
Tras ello continuó trabajando en su espalda, esperando la respuesta a su pregunta la cual, para su sorpresa, fue larga. Escuchó con atención porque, a fin de cuentas, había preguntado…No iba a ignorarlo -La magia antigua y su fuente a mi también me llama la atención desde el tema de la antimagia- Murmuró y luego frunció el ceño sin comprender -¿Qué dragones antiguos?- ¿Había una raza previa de dragones? No tenía ni idea. ¿En qué se diferenciarían? ¿Y por qué habían desaparecido? El hecho de que también le llamara la atención la magia de almas hizo que desviara la mirada un momento a su nuca, como analizando algo, pero decidió callarse la boca y seguir investigando al Sanguis sola.
El análisis del filósofo hizo que frunciera un poco el ceño -Suena a SAM...con eso de la guerra inevitable- Al menos la parte de una “guerra” de todos contra todos, como si fuera inherente de la naturaleza humana. Pero su última frase le recordó un poco a las palabras de Wthyr sobre el imperio, al que también le había dedicado horas y horas de pensamientos sobre la posibilidad real de compartir los secretos de Ávalon con el mundo. Pero tenía dudas… Si esa era la realidad ¿Qué se estaba haciendo con los países actuales que “formaban” ese imperio? No tenía pruebas, pero tampoco dudas de que no había nada patente.
Siguió con la espalda durante un rato, en silencio, mientras pensaba alguna otra pregunta que no implicara demasiadas cosas profundas pero Wthyr volvió a cuestionarle algo sensible y Catherine ya estaba mosqueándose un poco. No porque le costara responderlas sino porque le obstinaba su indecisión. Paró la máquina y la colocó sobre la mesa tras un rato en silencio -Tengo que ir al baño… Estírate y acomódate que tengo que hacerte el hombro y luego la clavícula- Se incorporó llevándose las manos al vientre. Los mellizos habían crecido considerablemente y el peso extra la hacía un poco torpe así que solía sostenerse el vientre por seguridad y confort. Fue hasta el baño para atender sus necesidades y se acomodó de nuevo la coleta tras lavarse las manos, dándole vueltas a la pregunta.
Volvió poco después buscando el vaso de agua para beber un par de tragos y volver a sentarse en la silla ahora que él estaba acomodado. Encendió la máquina y volvió a concentrarse en el tatuaje en silencio, durante un rato hasta que finalmente respondió -La gente que deliberadamente hace daño a mi familia y a mis seres queridos sólo porque puede- Se humedeció los labios pensativa, contemplando las líneas mientras tatuaba -El Papa por ejemplo. Dañó a Gio porque podía, porque necesitaba un medio para un fin. Bellatrix amenazó a Aedan e intentó asesinar a Matvey, contempló esa idea. Ese día debí haberla matado pero Sayid fue demasiado rápido- No se arrepentía ningún ápice, habría deseado verla desangrarse sobre sus rodillas -Katarina- Añadió -Mi venganza no fue por lo que me hizo a mí, fue por lo que le hizo a mis bebés- Mencionó -A diferencia de Freyja, que me atacó a mí… No sentí ese impulso de destrozarla. No me importa realmente lo que me pase a mí mientras la gente a la que aprecio esté bien. Tampoco me importa ensuciarme las manos… Después de todo, es lo que la gente espera de mí y yo no tengo problemas en reconciliarme con mi lado oscuro. Cuando mi instinto se dispara, simplemente hago caso-
No le apetecía en lo absoluto controlarse porque era tan reservada en muchas ocasiones pero cuando realmente… herían a alguien cercano, perdía los cabales. Eso explicaba también porqué no había destrozado a Adramelech. Por mucho que hubiese arruinado su boda realmente no había dañado a nadie cercano y Aedan había nacido perfectamente. Pero si hubiese sucedido algo… Quizás el Soul Reaper no estaría aún caminando sobre aquella tierra -Deberías saber que Lake se comportó muy…ella y entre líneas soltó algo sobre Aedan que no me gustó. No me pude controlar y tiene una orden mental… Quería hacer algo más drástico pero realmente no tenía un porqué así que me controlé y le ordené que si pensaba en hacer daño a Ian, Aedan… Anteia o incluso a alguno de vosotros o mis hijos, tendría que hacérselo a sí misma. Sin morir en el proceso- Ya la había visto decapitar a diestra y siniestra, sabía de lo que era capaz -He soportado lo suficiente de Shyvanna y Lake, no permitiré que amenacen a Aedan o a Ian. Ian es lo único estable que tiene mi hijo ahora mismo y no se lo voy a quitar, ya tiene que lidiar con que yo no esté allí para él- Soltó un suspiro y aunque por un instante quiso mirarlo para saber cómo se lo tomaría, prefirió no hacerlo.
-¿Ouroboros era lo que esperabas? No el Consejo, la isla-
Pensó que no querría saber más sobre lo que podía suceder en las cuevas, pero siguió preguntándole. A ver si de una maldita vez se le iba la idea de la cabeza. - Sí. Morirías en la más absoluta locura, tu alma no encontraría descanso jamás. - respondió en tono lúgubre, pues había historias en la isla de gente que había terminado así. Más de uno había querido perderse en aquella tranquilidad, pero no había acabado bien. El tono de mala leche con el que le seguía hablando era preferible al tono de indiferencia, así que no le importó que sus palabras fueran cargado de aquello. - Pues afortunada tú. - esta vez no fue irónico, sino sincero. Seguro que echaba de menos esos momentos de paz pero ya se había resignado a no luchar por ellos. En realidad no deberían requerir tantos sacrificios.
Tuvo que aceptar que no quisiese contestarle a qué cosas de las que le había dicho la habían dañado, así que simplemente tendría que suponerlas. La respuesta fue tan tajante que no insistió. A lo que no pudo callarse fue a lo que dijo después, creía que aquello ya lo había aclarado, pero al parecer ella seguía insistiendo. - En absoluto. Solo supe quién eras cuando llegaste al parlamento. Y tú casa no era un objetivo, ni siquiera sabía dónde vivías. Ataqué todas las casas que parecían buenas por igual, sin discriminar. El objetivo era intimidar y despertar a los Descendientes dormidos, que reaccionasen. - que supiese eso, le indignaba que pensase que iba a por ella en exclusiva. Volvió a guardar silencio durante algunos segundos, ligeramente sorprendido de que hubiese escuchado todo lo que le había soltado sobre áreas de estudio y filosofía.
- Podemos estudiarla juntos. - tal vez no en ese momento, pero si lograban que las aguas volvieran a su cauce...había alguna opción. - Los dragones antiguos son diferentes de los que habitan actualmente la tierra. Criaturas más poderosas, antiguas, nacidas de una magia diferente, indomable, horrores que no pueden ser controlados. La conexión entre ellos y los "dragones jóvenes" se desconoce, pero no poseen la misericordia o familiaridad que ellos tienen con el resto de razas. Sirrush o Ascalon son algunos de sus nombres. - la comparación que hizo de S.A.M con lo del filósofo no le pareció muy acertada, porque el objetivo de esa cosa no era guerra de todos contra todos, sino hacer que todo le perteneciese para que fuese uno con él. - Más bien se refiere a que todos competimos por los mismos recursos. Bellum omnium contra omnes, "Guerra de todos contra todo"; y Homo homini lupus est, "El hombre es un lobo para el hombre". - no se extendió mucho más, sobre todo porque para ese momento ya llevaban tanto rato con el tatuaje que ella tuvo que ir al baño. Aprovechó para reacomodarle tal y como ella el dijo, pero esta vez poniéndose de frente a la silla para que pudiese hacerle la zona de debajo de la clavícula. La posición era bastante más cercana que antes para poder permitirle comodidad en aquella posición, pero intentó no pensarlo demasiado.
Ya ni siquiera esperaba que respondiese a lo de que no perdonaría, pero nada más regresar lo hizo, en cuanto comenzó a tatuar. Esta vez podía mirarla a la cara, y saber qué expresión estaba poniendo mientras le hablaba. Supo que no mentía al decir que no perdonaría a quien hiciese daño a los suyos. - Y supongo que eso me incluye. - porque él había atacado, sin saber, la casa en la que ella vivía y quienes estaban dentro. Y había atacado también a Matvey y otros Descendientes. - Lo de Bellatrix...tuve algo que ver. - Ya que estaban con confesiones y ya no aspiraba al Consejo, no quiso seguir callándolo. Bajó la mirada brevemente, asintiendo a lo del Papa y Katarina. No se arrepentía ni en lo más mínimo de haberla hecho sufrir, se lo merecía. Era venganza, era justicia.
- En defensa de Freyja, ella ni siquiera sabía que eras tú. Estabas oculta y pensó que había un intruso en la sala. Sólo actuó con lealtad para defendernos. - la vikinga podía ser lo que quisiera, pero no la atacó por ser su esposa. Por supuesto que aprobaba el lado oscuro de Catherine, y deseaba que lo sacase cuando fuese necesario para sobrevivir. - Y poco a menudo lo sacas. - lo que le dijo de Lake no le gustó, así que frunció el ceño disgustado. - A Lake le gusta hablar, pero ya sabes...perro ladrador...- le dejó que completase el resto. - Nunca haría nada. Así que no manipules su mente porque no es necesario...imaginaste que haría daño a un niño. Y a Shyvanna ya le paré los pies en el templo. - zanjó el asunto, para que dejase de una vez las paranoias de que querían dañar a su hijo o a ella. De Ian no dijo nada.
- El Consejo no, desde luego. Es decadente. Y la isla...sí, sobre todo el hogar de nuestros ancestros en las montañas. Es un lugar con potencial, si no tuviese tantos lastres dirigiéndola. Pudo haber sido grande si hubiesen aceptado nuestra presencia.
Tuvo que aceptar que no quisiese contestarle a qué cosas de las que le había dicho la habían dañado, así que simplemente tendría que suponerlas. La respuesta fue tan tajante que no insistió. A lo que no pudo callarse fue a lo que dijo después, creía que aquello ya lo había aclarado, pero al parecer ella seguía insistiendo. - En absoluto. Solo supe quién eras cuando llegaste al parlamento. Y tú casa no era un objetivo, ni siquiera sabía dónde vivías. Ataqué todas las casas que parecían buenas por igual, sin discriminar. El objetivo era intimidar y despertar a los Descendientes dormidos, que reaccionasen. - que supiese eso, le indignaba que pensase que iba a por ella en exclusiva. Volvió a guardar silencio durante algunos segundos, ligeramente sorprendido de que hubiese escuchado todo lo que le había soltado sobre áreas de estudio y filosofía.
- Podemos estudiarla juntos. - tal vez no en ese momento, pero si lograban que las aguas volvieran a su cauce...había alguna opción. - Los dragones antiguos son diferentes de los que habitan actualmente la tierra. Criaturas más poderosas, antiguas, nacidas de una magia diferente, indomable, horrores que no pueden ser controlados. La conexión entre ellos y los "dragones jóvenes" se desconoce, pero no poseen la misericordia o familiaridad que ellos tienen con el resto de razas. Sirrush o Ascalon son algunos de sus nombres. - la comparación que hizo de S.A.M con lo del filósofo no le pareció muy acertada, porque el objetivo de esa cosa no era guerra de todos contra todos, sino hacer que todo le perteneciese para que fuese uno con él. - Más bien se refiere a que todos competimos por los mismos recursos. Bellum omnium contra omnes, "Guerra de todos contra todo"; y Homo homini lupus est, "El hombre es un lobo para el hombre". - no se extendió mucho más, sobre todo porque para ese momento ya llevaban tanto rato con el tatuaje que ella tuvo que ir al baño. Aprovechó para reacomodarle tal y como ella el dijo, pero esta vez poniéndose de frente a la silla para que pudiese hacerle la zona de debajo de la clavícula. La posición era bastante más cercana que antes para poder permitirle comodidad en aquella posición, pero intentó no pensarlo demasiado.
Ya ni siquiera esperaba que respondiese a lo de que no perdonaría, pero nada más regresar lo hizo, en cuanto comenzó a tatuar. Esta vez podía mirarla a la cara, y saber qué expresión estaba poniendo mientras le hablaba. Supo que no mentía al decir que no perdonaría a quien hiciese daño a los suyos. - Y supongo que eso me incluye. - porque él había atacado, sin saber, la casa en la que ella vivía y quienes estaban dentro. Y había atacado también a Matvey y otros Descendientes. - Lo de Bellatrix...tuve algo que ver. - Ya que estaban con confesiones y ya no aspiraba al Consejo, no quiso seguir callándolo. Bajó la mirada brevemente, asintiendo a lo del Papa y Katarina. No se arrepentía ni en lo más mínimo de haberla hecho sufrir, se lo merecía. Era venganza, era justicia.
- En defensa de Freyja, ella ni siquiera sabía que eras tú. Estabas oculta y pensó que había un intruso en la sala. Sólo actuó con lealtad para defendernos. - la vikinga podía ser lo que quisiera, pero no la atacó por ser su esposa. Por supuesto que aprobaba el lado oscuro de Catherine, y deseaba que lo sacase cuando fuese necesario para sobrevivir. - Y poco a menudo lo sacas. - lo que le dijo de Lake no le gustó, así que frunció el ceño disgustado. - A Lake le gusta hablar, pero ya sabes...perro ladrador...- le dejó que completase el resto. - Nunca haría nada. Así que no manipules su mente porque no es necesario...imaginaste que haría daño a un niño. Y a Shyvanna ya le paré los pies en el templo. - zanjó el asunto, para que dejase de una vez las paranoias de que querían dañar a su hijo o a ella. De Ian no dijo nada.
- El Consejo no, desde luego. Es decadente. Y la isla...sí, sobre todo el hogar de nuestros ancestros en las montañas. Es un lugar con potencial, si no tuviese tantos lastres dirigiéndola. Pudo haber sido grande si hubiesen aceptado nuestra presencia.
Tuvo que sonreír brevemente porque…le hacía gracia, tanto, que es que soltó una pequeña risa. Efímera y corta -No sería la primera vez- Repitió. Sí, tenía un humor oscuro ¿Y qué? -Quizás toda mi vida me ha estado entrenando para ello. Será como si aún siguiera viva- Lo cierto es que ni el tono lúgubre de Wthyr había logrado espantarla de aquella idea. Al menos no del todo pero le había hecho gracia así que las endorfinas hicieron algo de trabajo. Aquello de que ella fuese afortunada le hizo poner los ojos en blanco -No pretendas que tu tiempo con Dana fue una mierda, Wthyr- Le soltó sin pensarlo para luego maldecir internamente por traer a colación a una de sus esposas -Olvídalo- Dijo casi de inmediato, corrigiéndose.
-Mhm…- Dijo asintiendo cuando volvió a aclararle que había atacado las casas sin discriminar de quien eran. La estrategia era una mierda, en su opinión, pero…¿Para qué echarle más leña al fuego? Ya habían pasado por eso varias veces y él mantenía su argumento. Algo le decía que era sincero pero aún quedaba el resquemor de que tanto Ian como Aedan habían tenido que ser atendidos con urgencia en el hospital por hipotermia. Por…Hipotermia. Frunció el ceño un momento, cayendo en cuenta de eso -¿De qué color son los dragones que atacan con hielo?- Preguntó.
Aquello de estudiar juntos…No le veía gran problema. Catherine había estudiado con Desmond, con Sean, con Ian y se había concentrado en sus estudios. Es más, se ponía de mala hostia cuando se desviaban del tema -Como decidas- Total, era él quien aparentemente tomaba decisiones por los dos sin importarle una mierda lo que ella pensaba. Desde desmayarla hasta cómo debían interactuar. Escuchar sobre los dragones antiguos le hizo fruncir el ceño. ¿Por qué, si eran indomables, Charles lo estaba buscando? -Y… ¿Por qué habrías de buscarlos? Suenan como demonios que se escaquean hasta de vuestro poder- Mencionó pensando que quizás era por una ambición egoísta de tratar de doblegar a alguno a su poder pero…no lo veía muy seguro. La aclaración sobre SAM le dejó un poco igual pero como eran asuntos políticos y del imperio decidió no añadir nada más.
Le incomodaba un poco la posición en la que estaban ahora porque era mucho más cercana de lo que habían hecho en semanas, pero hizo de tripas corazón y se concentró sólo en las líneas del tatuaje. En cada pequeño centímetro hasta que mencionó aquello de que le incluía. Alzó un momento la máquina para no tatuar, tomándose su tiempo para analizarlo. Él… sus órdenes había puesto a Ian y a Aedan en peligro, por no mencionar al resto de sus amigos. Su anuncio había hecho que Giordano se enfrentara a un vikingo. Ian y él se partían la cara constantemente. Pero le había salvado de ser comido por un dragón. Y la guerra era algo a la que ambas partes parecían deseosas de ir -Supongo que sigo buscando y encontrando razones para justificar tus acciones- ¿Por qué? ¿Por qué, Catherine, por qué? Frunció el ceño, contrariada y siguió concentrándose en mirar las líneas aunque no las estuviera tatuando. No consiguió la respuesta que quería en su mente ni en ningún sitio sino en las palabras de Matvey…Y no le terminó de gustar la conclusión, así que limpió la piel y volvió a tatuar escuchando lo de Bellatrix su gesto se tensó y los dedos en la máquina también -Explícate- Soltó en tono seco.
-Lo sé- Mencionó respecto a Freyja, con el tiempo había estudiado esa situación y la comprendía. Con Freyja tenía una extraña relación pero sospechaba que era un factor común para la vikinga. Por eso le había enviado aquel mensaje antes de…intentar irse. No respondió a que “sacaba” su lado oscuro muy poco porque lo cierto es que el mundo no le daba suficiente razones para ellos y mostrarse así por cualquier cosa era…Simplemente, coquetearle al lado malvado sin razón alguna. Convertirse en aquello que no podía perdonar.
-Perro ladrador disfruta decapitando traidores- Le cortó a Wthyr de una vez, no le importaba una mierda si Lake le relataba una retahíla de letanías. No confiaba en ella. Optó por no responder a nada más porque la orden ya estaba dada y lo de Shyvanna…Duda que su hermano supiera controlarla en ningún ápice pero si él quería creer en esa ilusión…Es como si se hubiese dicho a sí misma que iba a convertir a Rhaegar en un ser amable y social. Prf…Sí, claro. Recordar a su hermano le hizo sonreír muy brevemente. No se podía cambiar la esencia de las personas. Sólo…No se podía. Y Shyvanna la odiaba. Eso no cambiaría.
Escuchó su descripción y alzó las cejas ante el cierre de su frase -Ouroboros es grande con o sin vuestra presencia- Resaltó con rintintin antes de limpiar la piel y separarse un poco, yendo de nuevo a por el vaso de agua y bebiendo un par de tragos. Volvió a inclinarse sin mirarlo y continuó -Pero si lo que quieres decir es que vuestra colaboración habría aportado mejorías a la isla, entonces, reconozco que podría haber sido posible- La humildad por delante, aunque dudaba que Wthyr conociera el término. Pero no quería perderse en discusiones de mierda así que optó por otra pregunta estúpida y banal -¿Cuál es tu estación favorita?-
-Mhm…- Dijo asintiendo cuando volvió a aclararle que había atacado las casas sin discriminar de quien eran. La estrategia era una mierda, en su opinión, pero…¿Para qué echarle más leña al fuego? Ya habían pasado por eso varias veces y él mantenía su argumento. Algo le decía que era sincero pero aún quedaba el resquemor de que tanto Ian como Aedan habían tenido que ser atendidos con urgencia en el hospital por hipotermia. Por…Hipotermia. Frunció el ceño un momento, cayendo en cuenta de eso -¿De qué color son los dragones que atacan con hielo?- Preguntó.
Aquello de estudiar juntos…No le veía gran problema. Catherine había estudiado con Desmond, con Sean, con Ian y se había concentrado en sus estudios. Es más, se ponía de mala hostia cuando se desviaban del tema -Como decidas- Total, era él quien aparentemente tomaba decisiones por los dos sin importarle una mierda lo que ella pensaba. Desde desmayarla hasta cómo debían interactuar. Escuchar sobre los dragones antiguos le hizo fruncir el ceño. ¿Por qué, si eran indomables, Charles lo estaba buscando? -Y… ¿Por qué habrías de buscarlos? Suenan como demonios que se escaquean hasta de vuestro poder- Mencionó pensando que quizás era por una ambición egoísta de tratar de doblegar a alguno a su poder pero…no lo veía muy seguro. La aclaración sobre SAM le dejó un poco igual pero como eran asuntos políticos y del imperio decidió no añadir nada más.
Le incomodaba un poco la posición en la que estaban ahora porque era mucho más cercana de lo que habían hecho en semanas, pero hizo de tripas corazón y se concentró sólo en las líneas del tatuaje. En cada pequeño centímetro hasta que mencionó aquello de que le incluía. Alzó un momento la máquina para no tatuar, tomándose su tiempo para analizarlo. Él… sus órdenes había puesto a Ian y a Aedan en peligro, por no mencionar al resto de sus amigos. Su anuncio había hecho que Giordano se enfrentara a un vikingo. Ian y él se partían la cara constantemente. Pero le había salvado de ser comido por un dragón. Y la guerra era algo a la que ambas partes parecían deseosas de ir -Supongo que sigo buscando y encontrando razones para justificar tus acciones- ¿Por qué? ¿Por qué, Catherine, por qué? Frunció el ceño, contrariada y siguió concentrándose en mirar las líneas aunque no las estuviera tatuando. No consiguió la respuesta que quería en su mente ni en ningún sitio sino en las palabras de Matvey…Y no le terminó de gustar la conclusión, así que limpió la piel y volvió a tatuar escuchando lo de Bellatrix su gesto se tensó y los dedos en la máquina también -Explícate- Soltó en tono seco.
-Lo sé- Mencionó respecto a Freyja, con el tiempo había estudiado esa situación y la comprendía. Con Freyja tenía una extraña relación pero sospechaba que era un factor común para la vikinga. Por eso le había enviado aquel mensaje antes de…intentar irse. No respondió a que “sacaba” su lado oscuro muy poco porque lo cierto es que el mundo no le daba suficiente razones para ellos y mostrarse así por cualquier cosa era…Simplemente, coquetearle al lado malvado sin razón alguna. Convertirse en aquello que no podía perdonar.
-Perro ladrador disfruta decapitando traidores- Le cortó a Wthyr de una vez, no le importaba una mierda si Lake le relataba una retahíla de letanías. No confiaba en ella. Optó por no responder a nada más porque la orden ya estaba dada y lo de Shyvanna…Duda que su hermano supiera controlarla en ningún ápice pero si él quería creer en esa ilusión…Es como si se hubiese dicho a sí misma que iba a convertir a Rhaegar en un ser amable y social. Prf…Sí, claro. Recordar a su hermano le hizo sonreír muy brevemente. No se podía cambiar la esencia de las personas. Sólo…No se podía. Y Shyvanna la odiaba. Eso no cambiaría.
Escuchó su descripción y alzó las cejas ante el cierre de su frase -Ouroboros es grande con o sin vuestra presencia- Resaltó con rintintin antes de limpiar la piel y separarse un poco, yendo de nuevo a por el vaso de agua y bebiendo un par de tragos. Volvió a inclinarse sin mirarlo y continuó -Pero si lo que quieres decir es que vuestra colaboración habría aportado mejorías a la isla, entonces, reconozco que podría haber sido posible- La humildad por delante, aunque dudaba que Wthyr conociera el término. Pero no quería perderse en discusiones de mierda así que optó por otra pregunta estúpida y banal -¿Cuál es tu estación favorita?-
Soltó un 'tsk' por lo bajo cuando se empeñó en seguir con su humor negro sobre lo poco que le importaba su final y cómo acabase, estaba claro que no la iba a hacer cambiar de opinión, al menos con el modo en que estaba ese día. La mención de Dana le golpeó lo suficiente como para mirarla sorprendido, todavía no se acostumbraba a que le había contado esa parte de su pasado y lo mucho que la quiso. Eso le hacía sentir más expuesto y casi que se arrepentía de haber hablado. Catherine pareció darse cuenta también del "error", porque enseguida le dijo que lo olvidase. Prefirió guardar silencio y no decir nada, bajando la mirada a algún punto indeterminado del suelo. Claro que habían sido felices, pero poco tiempo. Para eso casi prefería que nunca hubiese sucedido y así no tendría nada que echar de menos.
Al menos al no responder consiguió cortar esa parte de la conversación ahí, pudiendo centrarse en la rencilla sobre el ataque de los dragones a las residencias de Ouroboros. Era raro que no se hubiese planteado eso del tipo de dragón hasta ahora. - Los blancos y los plateados, son los que atacan con hielo. Yo volaba con Smaug, pero también junto a Aslaug...ella pertenece a los que atacan con hielo. La envié a otra zona a seguir atacando, de manera aleatoria, pero evitando las casas más humildes. No era contra ellos. - la orden la había dado él, así que daba lo mismo que no la hubiese ejecutado el dragón sobre el que montaba, sino otro de los que comandaba en ese momento. Dejó escapar un sonido de irritación cuando le dijo ese "como decidas". - No hables como si sólo hiciésemos cosas que yo decido. Fui contigo a Italia porque tú decidiste que querías ir a por tu amigo, y no quería dejarte sola ante el peligro. Así que deja de actuar como si no te tuviese en cuenta para nada. - no pudo evitar que aflorase también cierto tono de enfado, aunque había querido evitarlo porque necesitaba y quería arreglar las cosas con ella. Inspiró profundamente, girando después la cabeza hacia otro lado mientras se tensaba un poco la línea de su mandíbula.
Lo que puntualizó sobre los dragones tenía buena parte de verdad. Parecían incontrolables, y por eso no se habían lanzado de golpe a por ellos. Era algo más a largo plazo. - Eso parece. Necesitamos saber más al respecto. - hasta que no supiesen lo suficiente, no actuarían. - ¿Y por qué? ¿Por qué buscas razones para justificarme? ¿Incluso aunque eso te haga ganarte enemistades en el Consejo?- Giró de nuevo la cabeza hacia ella, alzándola para poder mirarla directamente a la cara. La pregunta le salió sin pensarlo, le costaba creer que fuese capaz de encontrar razones, como si la arrastrase a justificar cosas que en otra situación no consentiría. Por ejemplo lo de Bellatrix...que fue una de las primeras cosas que hizo al llegar a la isla.
- Quería buscar un traidor entre vuestras filas, y ella ya había servido como puerta de entrada al "dejarse" poseer. Le pedí que... - recordó lo que le susurró al oído en las montañas de dragón. - Que acabase con uno de vosotros como prueba de lealtad hacia los Pendragon. Pero no que lo hiciese en público, del modo en que lo hizo, y aliándose con Matvey. Fue una jugada absurda por su parte y la repudié. - al decirlo en voz alta fue como si se quitase un peso de encima, aunque en su día hubiese intentado retorcerlo todo porque tenían otras aspiraciones. Al menos lo de Freyja quedó claro, pero no lo de Lake. - Enemigos. - si quería encontrar motivos para pensar que Lake era un peligro, allá ella. Bastantes enemigos reales había ya como para buscarse una que no lo era, sólo porque fuese borde o le cayese mal.
- Sí, Ouroboros es tan grande que no hace más que desintegrarse y perder miembros del Consejo a marchas forzadas, y los que quedan no se preocupan por los demás. Pregúntale a Giordano cómo se siente al saber que sólo tú y el nigromante fuisteis a por él. - porque el resto ni había movido un dedo. Aquello era para tomarles rencor, o para darse cuenta de que no merecían la pena. Dejó el sarcasmo inicial cuando le reconoció que los Pendragon habrían apoyado mejorías a la isla. Lástima que todo se hubiese desarrollado del modo en que se desarrolló al final. La pregunta final le sacó bastante de contexto porque volvía a ser algo superficial. ¿Hasta cuándo seguiría con esa estrategia o lo que fuese? él se había referido a cercanía física más que otra cosa, no a que tuviesen que tratarse como un par de desconocidos. - Invierno. ¿Queda mucho? - no era impaciencia precisamente, pero tenía ganas de ver el resultado. - Si estás cansada podemos parar un rato y seguir mañana.
Al menos al no responder consiguió cortar esa parte de la conversación ahí, pudiendo centrarse en la rencilla sobre el ataque de los dragones a las residencias de Ouroboros. Era raro que no se hubiese planteado eso del tipo de dragón hasta ahora. - Los blancos y los plateados, son los que atacan con hielo. Yo volaba con Smaug, pero también junto a Aslaug...ella pertenece a los que atacan con hielo. La envié a otra zona a seguir atacando, de manera aleatoria, pero evitando las casas más humildes. No era contra ellos. - la orden la había dado él, así que daba lo mismo que no la hubiese ejecutado el dragón sobre el que montaba, sino otro de los que comandaba en ese momento. Dejó escapar un sonido de irritación cuando le dijo ese "como decidas". - No hables como si sólo hiciésemos cosas que yo decido. Fui contigo a Italia porque tú decidiste que querías ir a por tu amigo, y no quería dejarte sola ante el peligro. Así que deja de actuar como si no te tuviese en cuenta para nada. - no pudo evitar que aflorase también cierto tono de enfado, aunque había querido evitarlo porque necesitaba y quería arreglar las cosas con ella. Inspiró profundamente, girando después la cabeza hacia otro lado mientras se tensaba un poco la línea de su mandíbula.
Lo que puntualizó sobre los dragones tenía buena parte de verdad. Parecían incontrolables, y por eso no se habían lanzado de golpe a por ellos. Era algo más a largo plazo. - Eso parece. Necesitamos saber más al respecto. - hasta que no supiesen lo suficiente, no actuarían. - ¿Y por qué? ¿Por qué buscas razones para justificarme? ¿Incluso aunque eso te haga ganarte enemistades en el Consejo?- Giró de nuevo la cabeza hacia ella, alzándola para poder mirarla directamente a la cara. La pregunta le salió sin pensarlo, le costaba creer que fuese capaz de encontrar razones, como si la arrastrase a justificar cosas que en otra situación no consentiría. Por ejemplo lo de Bellatrix...que fue una de las primeras cosas que hizo al llegar a la isla.
- Quería buscar un traidor entre vuestras filas, y ella ya había servido como puerta de entrada al "dejarse" poseer. Le pedí que... - recordó lo que le susurró al oído en las montañas de dragón. - Que acabase con uno de vosotros como prueba de lealtad hacia los Pendragon. Pero no que lo hiciese en público, del modo en que lo hizo, y aliándose con Matvey. Fue una jugada absurda por su parte y la repudié. - al decirlo en voz alta fue como si se quitase un peso de encima, aunque en su día hubiese intentado retorcerlo todo porque tenían otras aspiraciones. Al menos lo de Freyja quedó claro, pero no lo de Lake. - Enemigos. - si quería encontrar motivos para pensar que Lake era un peligro, allá ella. Bastantes enemigos reales había ya como para buscarse una que no lo era, sólo porque fuese borde o le cayese mal.
- Sí, Ouroboros es tan grande que no hace más que desintegrarse y perder miembros del Consejo a marchas forzadas, y los que quedan no se preocupan por los demás. Pregúntale a Giordano cómo se siente al saber que sólo tú y el nigromante fuisteis a por él. - porque el resto ni había movido un dedo. Aquello era para tomarles rencor, o para darse cuenta de que no merecían la pena. Dejó el sarcasmo inicial cuando le reconoció que los Pendragon habrían apoyado mejorías a la isla. Lástima que todo se hubiese desarrollado del modo en que se desarrolló al final. La pregunta final le sacó bastante de contexto porque volvía a ser algo superficial. ¿Hasta cuándo seguiría con esa estrategia o lo que fuese? él se había referido a cercanía física más que otra cosa, no a que tuviesen que tratarse como un par de desconocidos. - Invierno. ¿Queda mucho? - no era impaciencia precisamente, pero tenía ganas de ver el resultado. - Si estás cansada podemos parar un rato y seguir mañana.
Se percató de la tensión en el cuerpo de Wthyr y acabó apretando las muelas por la tontería que se le había salido pero al notar su silencio… Bueno prefirió no decir nada más o disculparse por traerla a colación. Ya le había dicho que lo olvidara. El tema moriría allí.
Guardó silencio escuchando su explicación. Así que al final quizás si había estado involucrado indirectamente en el ataque. Es decir, no había sido él, había sido su orden la que había desencadenado el ataque en su casa. Le pareció que la excusa esa de que solo fuera a por casas bien posicionadas era estúpida. No tendría que haber sido con nadie, deberían haber ingresado directamente con el parlamento y no con la forma en la que lo hicieron. No lo pensaron, actuaron.
Tuvo que parar… Tuvo que detenerse para no clavarle la aguja de más cuando soltó aquello de Italia. Finalmente, alzó la cara y lo enfrentó con un gesto serio -Fuiste conmigo a Italia cuando tú decidiste que era correcto ir a Italia. Porque cuando yo lo decidí, me desmayaste. Me tiraste por un portal porque decidiste que ya no debía estar allí. Estamos donde estamos porque tú decidiste que era el lugar que necesitábamos en ese momento y yo acepté. Y estamos aquí porque tú decidiste que yo no debía irme. Estamos como estamos porque tú decidiste lo que era “mejor para los dos”- Terminó de sacarse lo último del pecho con un tono que dejaba en claro el cabreo que llevaba cocinando desde aquella discusión. Le sostuvo la mirada un poco más y luego negó con la cabeza -Déjalo- No iba a ponerse a discutir ahora. Inspiró profundo y bajó la mirada, llevándose la mano libre a los ojos y estrujándolos un poco antes de centrarse en el tatuaje y continuar.
Supuso que por eso era que investigaba, precisamente para saber más de ellos así que tenía sentido. No agregó nada más porque era un tema que, en principio, no le interesaba en lo más mínimo.
El hecho de que Wthyr preguntara por qué hizo que Catherine cerrara brevemente los ojos, alejando la máquina de la piel para no cometer un error. Se tomó su dulce tiempo en responder, en encajar las piezas en su cabeza, en tratar de encontrarle sentido a sus palabras y a las de Matvey, en tener una conclusión. Terminó alzando la cara para observarlo con un gesto serio -Porque no puedo creerme que la persona cuyo destino está entrelazado con el mío carezca de corazón y disfrute del caos, del daño y del dolor ajeno sólo porque tiene el poder de infligirlo- …Y entonces… Si llegaba a estar en buenas condiciones con él ¿En qué la convertía eso? Frunció el ceño un instante antes de bajar la mirada hacia el tatuaje y continuar con el otro lado.
Lo de Bellatrix había causado que se tensara con evidencia pero guardó silencio y escuchó. La realidad sobre lo que había ocurrido le enfermaba. ¿Qué ganaba él con el asesinato de algún miembro del Consejo? ¿Qué ganaba con aquella plaza cuando había tantas abiertas? Por eso despreciaba la política, sus estrategias, sus planteamientos. No sabía cómo reaccionar a aquello. Simplemente no lo entendía ¿Por qué pedir ese tipo de muestra de lealtad y luego intentar hacerlo todo por la vía correcta de protocolo? Tampoco dijo nada de Lake. ¿Quién le decía a él que no la veía a ella como enemiga? No tenía ni idea de la conversación que habían tenido. Pero tampoco quería recordarla. Mientras no estuviera a su alrededor, mejor.
De pronto, una vez más, Wthyr empezó a atacar al Consejo y dio en puntos que, evidentemente, aún le dolían. Trató de controlar su rostro, frunciendo el ceño como si estuviese concentrada en el trazo. Recibió la respuesta a su pregunta y asintió, a ella también le gustaba el invierno. En principio porque podía vestirse con más ropa pero también tenía un aura de calma y cuando todo estaba cubierto de blanco lo sentía como un nuevo lienzo. Pero también era preciosa la primavera con sus colores y sus nuevas formas de vida…
-Tengo que hacerte toda la parte del tronco, antes estabas demasiado bajo y no podía inclinarme más…pero aquí falta aún- Mencionó limpiando la piel y alejándose un poco para poder ver que todo estuviera bien, en principio sobre todo simétrico. No pudo evitar que su mirada se desviara a la marca de la maldición y su gesto se ensombreció un poco. No había contado con ella en el diseño. Negó con la cabeza -Quiero acabarlo hoy. Estoy bien- Añadió y volvió a inclinarse para continuar.
Guardó silencio escuchando su explicación. Así que al final quizás si había estado involucrado indirectamente en el ataque. Es decir, no había sido él, había sido su orden la que había desencadenado el ataque en su casa. Le pareció que la excusa esa de que solo fuera a por casas bien posicionadas era estúpida. No tendría que haber sido con nadie, deberían haber ingresado directamente con el parlamento y no con la forma en la que lo hicieron. No lo pensaron, actuaron.
Tuvo que parar… Tuvo que detenerse para no clavarle la aguja de más cuando soltó aquello de Italia. Finalmente, alzó la cara y lo enfrentó con un gesto serio -Fuiste conmigo a Italia cuando tú decidiste que era correcto ir a Italia. Porque cuando yo lo decidí, me desmayaste. Me tiraste por un portal porque decidiste que ya no debía estar allí. Estamos donde estamos porque tú decidiste que era el lugar que necesitábamos en ese momento y yo acepté. Y estamos aquí porque tú decidiste que yo no debía irme. Estamos como estamos porque tú decidiste lo que era “mejor para los dos”- Terminó de sacarse lo último del pecho con un tono que dejaba en claro el cabreo que llevaba cocinando desde aquella discusión. Le sostuvo la mirada un poco más y luego negó con la cabeza -Déjalo- No iba a ponerse a discutir ahora. Inspiró profundo y bajó la mirada, llevándose la mano libre a los ojos y estrujándolos un poco antes de centrarse en el tatuaje y continuar.
Supuso que por eso era que investigaba, precisamente para saber más de ellos así que tenía sentido. No agregó nada más porque era un tema que, en principio, no le interesaba en lo más mínimo.
El hecho de que Wthyr preguntara por qué hizo que Catherine cerrara brevemente los ojos, alejando la máquina de la piel para no cometer un error. Se tomó su dulce tiempo en responder, en encajar las piezas en su cabeza, en tratar de encontrarle sentido a sus palabras y a las de Matvey, en tener una conclusión. Terminó alzando la cara para observarlo con un gesto serio -Porque no puedo creerme que la persona cuyo destino está entrelazado con el mío carezca de corazón y disfrute del caos, del daño y del dolor ajeno sólo porque tiene el poder de infligirlo- …Y entonces… Si llegaba a estar en buenas condiciones con él ¿En qué la convertía eso? Frunció el ceño un instante antes de bajar la mirada hacia el tatuaje y continuar con el otro lado.
Lo de Bellatrix había causado que se tensara con evidencia pero guardó silencio y escuchó. La realidad sobre lo que había ocurrido le enfermaba. ¿Qué ganaba él con el asesinato de algún miembro del Consejo? ¿Qué ganaba con aquella plaza cuando había tantas abiertas? Por eso despreciaba la política, sus estrategias, sus planteamientos. No sabía cómo reaccionar a aquello. Simplemente no lo entendía ¿Por qué pedir ese tipo de muestra de lealtad y luego intentar hacerlo todo por la vía correcta de protocolo? Tampoco dijo nada de Lake. ¿Quién le decía a él que no la veía a ella como enemiga? No tenía ni idea de la conversación que habían tenido. Pero tampoco quería recordarla. Mientras no estuviera a su alrededor, mejor.
De pronto, una vez más, Wthyr empezó a atacar al Consejo y dio en puntos que, evidentemente, aún le dolían. Trató de controlar su rostro, frunciendo el ceño como si estuviese concentrada en el trazo. Recibió la respuesta a su pregunta y asintió, a ella también le gustaba el invierno. En principio porque podía vestirse con más ropa pero también tenía un aura de calma y cuando todo estaba cubierto de blanco lo sentía como un nuevo lienzo. Pero también era preciosa la primavera con sus colores y sus nuevas formas de vida…
-Tengo que hacerte toda la parte del tronco, antes estabas demasiado bajo y no podía inclinarme más…pero aquí falta aún- Mencionó limpiando la piel y alejándose un poco para poder ver que todo estuviera bien, en principio sobre todo simétrico. No pudo evitar que su mirada se desviara a la marca de la maldición y su gesto se ensombreció un poco. No había contado con ella en el diseño. Negó con la cabeza -Quiero acabarlo hoy. Estoy bien- Añadió y volvió a inclinarse para continuar.
Los cauces que iba tomando su conversación eran más bien revueltos. Era lo que tenía ir soltando verdades, o al menos la mayoría de ellas. La cortó de plano en cuanto dijo lo del Italia, porque le daba la impresión de que siempre le malinterpretaba. - No, nunca me pareció correcto lo de ir a Italia e intente disuadirte del modo que fuese. Si al final viajé allí es porque acabarías yendo conmigo o sin mí, y porque tampoco quería volverte a ver tan mal y perdida en tu mundo, no quería que te abandonases. - pero no le quedó otro remedio que callarse en cuanto Catherine le expuso el resto de veces en las que habían hecho lo que él decía, en la que sus decisiones habían tenido consecuencias. Ahora le tocaba afrontarlas. Se sintió mal consigo mismo porque, tal y como ella lo contaba, parecía que la estaba obligando constantemente y que la tenía asfixiada. La última frase de "es lo mejor para nosotros" fue como un golpe bajo, aquella maldita discusión le había costado demasiado.
- Está claro que no lo era. - admitió, tal vez como una manera de disculparse. ¿Tan mal lo estaba haciendo? visto lo visto...hubiese sido mejor correr el riesgo de decirle los verdaderos motivos. Incluso si se lo decía ahora, el daño ya estaba hecho. - En el resto de ocasiones fue porque pensaba que era lo mejor para ti, para que estuvieses segura y a salvo. En la última...te mentí. Fui egoísta y solo pensé en mí. - no terminó de explicar por qué, pero tenía bien claro el motivo por el que había intentado apartarla. Era en beneficio propio.
Cada vez que paraba la máquina de tatuajes parecía que era para decir algo serio, y esa vez que se detuvo no fue menos. Con todo eso apenas estaba prestando ya atención al dibujo de su piel, le importaba más saber en que iba a acabar esa conversación. El motivo por el que buscaba razones para justificarle le resultó bastante duro, que pensara así de él era menospreciarle. No pudo evitar un gesto de decepción, pero ni siquiera elevó la voz para defenderse. - Me dijiste una vez que no pensabas que yo fuese un monstruo...y ahora me dices que tienes que buscar razones para convencerte de que no disfruto haciendo daño, provocando caos y dolor sólo porque puedo. Crees que si actúo de manera opuesta a como a ti te parece bien es por eso. ¿Cuándo me has visto disfrutar causando daño porque sí? No me conoces si crees que causo el caos sin motivos, sin objetivo alguno. Tengo mis objetivos, y si prefieres hacerlos pasar por maldad o locura... - suspiró finalmente, algo harto. Empezaba a cansarse de intentar convencerla, de que creyese que él ni siquiera tenía su propia brújula moral y que lo que hacía era acorde a lo que consideraba mejor para él y los suyos.
Casi agradeció que no dijese nada de Bellatrix, porque no le apetecía añadir nada más a lo anteriormente dicho. Cuando volvió a fijarse en Catherine la pilló desviando un momento la mirada a la marca de maldición, que evidentemente seguía allí y no había disminuido. Ahora con el tatuaje llamaba aún más la atención porque descuadraba la simetría del dibujo. - De acuerdo. Cuando quieras terminar el tronco avísame y me pongo de espaldas en una silla para que no tengas que inclinarte. - añadió en un tono meramente práctico, carente de emoción alguna. Quería terminar con eso...al parecer no sería el día en que lograsen mejorar.
- Está claro que no lo era. - admitió, tal vez como una manera de disculparse. ¿Tan mal lo estaba haciendo? visto lo visto...hubiese sido mejor correr el riesgo de decirle los verdaderos motivos. Incluso si se lo decía ahora, el daño ya estaba hecho. - En el resto de ocasiones fue porque pensaba que era lo mejor para ti, para que estuvieses segura y a salvo. En la última...te mentí. Fui egoísta y solo pensé en mí. - no terminó de explicar por qué, pero tenía bien claro el motivo por el que había intentado apartarla. Era en beneficio propio.
Cada vez que paraba la máquina de tatuajes parecía que era para decir algo serio, y esa vez que se detuvo no fue menos. Con todo eso apenas estaba prestando ya atención al dibujo de su piel, le importaba más saber en que iba a acabar esa conversación. El motivo por el que buscaba razones para justificarle le resultó bastante duro, que pensara así de él era menospreciarle. No pudo evitar un gesto de decepción, pero ni siquiera elevó la voz para defenderse. - Me dijiste una vez que no pensabas que yo fuese un monstruo...y ahora me dices que tienes que buscar razones para convencerte de que no disfruto haciendo daño, provocando caos y dolor sólo porque puedo. Crees que si actúo de manera opuesta a como a ti te parece bien es por eso. ¿Cuándo me has visto disfrutar causando daño porque sí? No me conoces si crees que causo el caos sin motivos, sin objetivo alguno. Tengo mis objetivos, y si prefieres hacerlos pasar por maldad o locura... - suspiró finalmente, algo harto. Empezaba a cansarse de intentar convencerla, de que creyese que él ni siquiera tenía su propia brújula moral y que lo que hacía era acorde a lo que consideraba mejor para él y los suyos.
Casi agradeció que no dijese nada de Bellatrix, porque no le apetecía añadir nada más a lo anteriormente dicho. Cuando volvió a fijarse en Catherine la pilló desviando un momento la mirada a la marca de maldición, que evidentemente seguía allí y no había disminuido. Ahora con el tatuaje llamaba aún más la atención porque descuadraba la simetría del dibujo. - De acuerdo. Cuando quieras terminar el tronco avísame y me pongo de espaldas en una silla para que no tengas que inclinarte. - añadió en un tono meramente práctico, carente de emoción alguna. Quería terminar con eso...al parecer no sería el día en que lograsen mejorar.
Cambió el gesto a uno de leve sorpresa cuando le dijo que no quería verla perdida de nuevo, sabiendo exactamente a lo que se refería. A su…¿Cómo lo había llamado Shyvanna? Ah, sí, desequilibrio mental. Lo cierto es que ahora estaba avergonzada porque no sólo Shyvanna sabía hasta donde podía llegar sino que lo había vociferado por todo Ávalon.
-No lo es- Coincidió, sacándoselo absolutamente del pecho -Habíamos acordado algo y decidiste echarlo por tierra justo en el momento en el que era yo la que estaba buscando dar un paso al frente, hacia delante, a lo que sea que podíamos llegar a ser. Después de todo lo que me había costado y me cuesta el contacto físico, después de comprender que el hecho de que me sintiera atraída no me convertía en alguien infiel porque ese capítulo ya estaba cerrado… - Cerró los ojos dejando escapar un suspiro cuando mencionó que su intención era que estuviera segura y a salvo -¿Crees que no lo sé? Pero tienes que hablar conmigo, no decidir sobre mí. Tengo derecho a tomar decisiones sobre mi vida…- Lo último que le dijo no lo entendió y frunció el ceño, moviendo luego la cabeza como esperando que se explicara -¿A qué te refieres con egoísta?- Maldita sea, no le entendía nada nunca y estaba empezando a frustrarle soberanamente.
-Y no lo eres- Pero decidió callar porque estaba claro que era su turno de hablar pero a medida que avanzaba y avanzaba se dio cuenta de que quizás no había dicho lo que realmente pensaba o se había explicado mal -No- Se llevó la mano libre a la cara y la pasó de arriba a abajo, lentamente, como tratando de aclararse mentalmente y que aquello no escalara en algo peor -Sé cómo eres… O lo estoy aprendiendo y sí, hay cosas que no entiendo… Pero sé como eres porque tú has tenido la confianza para explicarme cosas a MÍ. Porque te has abierto a MÍ. Me preguntaste porqué buscaba excusas y justificaciones si podía ganarme enemistades en el Consejo. Lo hago porque no voy a ser yo quien traicione tu confianza contando tus vulnerabilidades delante de ellos… Así que busco la manera de hacer esa justificación- Ella no era como Shyvanna. Había callado sus intento de asesinato, había callado el ataque de Freyja y cómo se sentía fuera de lugar en Ávalon siendo una Descendiente cuando Adael lo había traído a colación; porque no quería demostrarles que Wthyr podía ser traicionado.
Se estaba empezando a agobiar y se llevó la mano al cuello un instante tomando una larga respiración -He visto cómo te persiguen muchas consecuencias de tus actos, he visto el tormento en tus ojos cuando piensas en mi envenenamiento, el dolor al pensar en Gwen en Ouroboros, el estrés que te producía cuando te hablé del impacto de la guerra en las familias de Ávalon, el temor de que descubrieran vuestra naturaleza como híbridos, el dolor de la pérdida de tus esposas e hijos, el miedo de que se repita…- Enumeró y enumeró hasta negar con la cabeza -Pero nadie lo ve, porque no lo permites y lo respeto, porque yo hago lo mismo…Pero la gente no entiende porqué no quiero que te mueras, porqué te defiendo y es… Es…No entienden que estoy casada contigo, que estamos juntos en esto, que… somos pareja... Echan por tierra mi intento de sacar la mejor versión de esto- Ya no sabía que más decir. Alzó de nuevo la mano a su cara y se apretó los ojos -Sé que no eres un monstruo pero cuestiono muchas de tus decisiones políticas porque no comprendo su argumento…Y como paso de pelear contigo porque te pones a la defensiva, la gente cree que apruebo tu comportamiento…Y me juzgan por perdonarte, por estar contigo, por vivir en Ávalon, por…todo- Hasta a Ian había tenido que hacerle ver que Wthyr había sentido el dolor de perder a sus hijos. Negó con la cabeza y luego sonrió brevemente -Suena egoísta…Es egoísta, sólo estoy agotada de la gente juzgándome porque no te conocen así que busco excusas para protegernos-
Decidió que con toda la retahíla que le había soltado lo mejor era guardar silencio y concentrarse en el tatuaje así que continuó escuchando aquello del tronco con aquel tono… que la hizo tensar los labios pero simplemente asintió sin añadir nada. Aún le quedaba un poco de esa zona y el hombro.
-No lo es- Coincidió, sacándoselo absolutamente del pecho -Habíamos acordado algo y decidiste echarlo por tierra justo en el momento en el que era yo la que estaba buscando dar un paso al frente, hacia delante, a lo que sea que podíamos llegar a ser. Después de todo lo que me había costado y me cuesta el contacto físico, después de comprender que el hecho de que me sintiera atraída no me convertía en alguien infiel porque ese capítulo ya estaba cerrado… - Cerró los ojos dejando escapar un suspiro cuando mencionó que su intención era que estuviera segura y a salvo -¿Crees que no lo sé? Pero tienes que hablar conmigo, no decidir sobre mí. Tengo derecho a tomar decisiones sobre mi vida…- Lo último que le dijo no lo entendió y frunció el ceño, moviendo luego la cabeza como esperando que se explicara -¿A qué te refieres con egoísta?- Maldita sea, no le entendía nada nunca y estaba empezando a frustrarle soberanamente.
-Y no lo eres- Pero decidió callar porque estaba claro que era su turno de hablar pero a medida que avanzaba y avanzaba se dio cuenta de que quizás no había dicho lo que realmente pensaba o se había explicado mal -No- Se llevó la mano libre a la cara y la pasó de arriba a abajo, lentamente, como tratando de aclararse mentalmente y que aquello no escalara en algo peor -Sé cómo eres… O lo estoy aprendiendo y sí, hay cosas que no entiendo… Pero sé como eres porque tú has tenido la confianza para explicarme cosas a MÍ. Porque te has abierto a MÍ. Me preguntaste porqué buscaba excusas y justificaciones si podía ganarme enemistades en el Consejo. Lo hago porque no voy a ser yo quien traicione tu confianza contando tus vulnerabilidades delante de ellos… Así que busco la manera de hacer esa justificación- Ella no era como Shyvanna. Había callado sus intento de asesinato, había callado el ataque de Freyja y cómo se sentía fuera de lugar en Ávalon siendo una Descendiente cuando Adael lo había traído a colación; porque no quería demostrarles que Wthyr podía ser traicionado.
Se estaba empezando a agobiar y se llevó la mano al cuello un instante tomando una larga respiración -He visto cómo te persiguen muchas consecuencias de tus actos, he visto el tormento en tus ojos cuando piensas en mi envenenamiento, el dolor al pensar en Gwen en Ouroboros, el estrés que te producía cuando te hablé del impacto de la guerra en las familias de Ávalon, el temor de que descubrieran vuestra naturaleza como híbridos, el dolor de la pérdida de tus esposas e hijos, el miedo de que se repita…- Enumeró y enumeró hasta negar con la cabeza -Pero nadie lo ve, porque no lo permites y lo respeto, porque yo hago lo mismo…Pero la gente no entiende porqué no quiero que te mueras, porqué te defiendo y es… Es…No entienden que estoy casada contigo, que estamos juntos en esto, que… somos pareja... Echan por tierra mi intento de sacar la mejor versión de esto- Ya no sabía que más decir. Alzó de nuevo la mano a su cara y se apretó los ojos -Sé que no eres un monstruo pero cuestiono muchas de tus decisiones políticas porque no comprendo su argumento…Y como paso de pelear contigo porque te pones a la defensiva, la gente cree que apruebo tu comportamiento…Y me juzgan por perdonarte, por estar contigo, por vivir en Ávalon, por…todo- Hasta a Ian había tenido que hacerle ver que Wthyr había sentido el dolor de perder a sus hijos. Negó con la cabeza y luego sonrió brevemente -Suena egoísta…Es egoísta, sólo estoy agotada de la gente juzgándome porque no te conocen así que busco excusas para protegernos-
Decidió que con toda la retahíla que le había soltado lo mejor era guardar silencio y concentrarse en el tatuaje así que continuó escuchando aquello del tronco con aquel tono… que la hizo tensar los labios pero simplemente asintió sin añadir nada. Aún le quedaba un poco de esa zona y el hombro.
Cuanto más la escuchaba explicarse, más cuenta se daba de que había elegido la peor opción al evitar responderle aquel día. Se pasó la mano por la cara un momento, antes de bajarla al darse cuenta de que podía interferir con el tatuaje. - Ya lo sé, joder. Sé que te costó dar el paso, que para ti era un avance. Y sí, claro que tienes derecho a tomar tus decisiones, eres mi igual. - aunque a veces le costase entender que se requería más diálogo para obtener las cosas, porque generalmente las quería rápido y por la vía más directa. Eso de negociar y de tira y afloja apenas lo concebía. Esbozó una breve sonrisa de culpabilidad, acompañándolo de un sonido entre irónico y amargo. - Egoísta porque sólo pensé en mi propia tranquilidad y paz mental...es...- se quedó a medias cuando ella le negó tajantemente que pensase que era un monstruo, quitándole algo de peso de encima. Le era leal, y no quería darle sus puntos débiles al Consejo. Intentaba entenderlo, a pesar de todo sus fallos, a pesar de todo lo que chocaban. Valoraba que se hubiese abierto a ella. Ahora la estaba comprendiendo mejor, ya le encontraba sentido a lo que le había dicho antes. La había malinterpretado.
Fijó su mirada de manera intensa en la de ella mientras la dejaba continuar, sintiendo una especie de conexión diferente a la que había tenido otras veces. Era como si Catherine consiguiese leerle, a través de todas las cosas que fue diciendo, como sus temores o las cosas que le atormentaban. Estaba equivocado si pensaba que no le comprendía, porque lo hacía, o al menos ponía de su parte y empatizaba con él. También era cierto que no permitía que nadie lo viese, porque no ganaba nada con aquello, sino que supiesen cómo podían hacerle daño y atacarle, cómo podían sacar ventaja sobre él. Tenían mucho en contra, y estaba claro que para Catherine debía resultar casi injustificable no desear su muerte para liberarse de él, para que dejase de ser un problema para el Consejo y para poder volver con su anterior marido. Aún así no quería que Wthyr muriese. Estar con él era una fuente de conflictos.
- No, no eres egoísta. Tienes más fuerza y valor del que piensas. Más que yo. - Subió las manos hasta apoyarlas en sus piernas, intentando buscar las palabras necesarias. Se merecía la maldita verdad, aunque le costase decirlo. Era el momento. Tal vez no hubiese un después porque ella se acabaría cansando de no saber lo que pasaba.
- Fui un egoísta aquel día porque no quería confesar el motivo por el que evitaba situaciones como dormir juntos, o tener más contacto físico, o cualquier modo de cercanía. - Acabó por inclinar la cabeza ligeramente hacia delante, de modo que, con tanta proximidad, su frente quedó apoyada sobre el vientre de Catherine un momento. Suspiró pesadamente antes de separarse, dejando un rápido beso allí antes de alzar la vista hacia ella. - - La verdad es que temo acercarme más a ti , terminar de cruzar la línea en la que todo esto de la atracción física y mágica se convierte en algo más, y que no sea mutuo. Temo que para mí no sea suficiente con lo que acordamos. Me cabrea que me importe tanto no ser suficiente y quedar por detrás de quien realmente quieres.- logró arrancarse por fin del pecho aquella confesión, y en ese momento no sabía si había hecho bien o si lo único que debería hacer era levantarse y huir de allí antes que esperar a una respuesta.
Fijó su mirada de manera intensa en la de ella mientras la dejaba continuar, sintiendo una especie de conexión diferente a la que había tenido otras veces. Era como si Catherine consiguiese leerle, a través de todas las cosas que fue diciendo, como sus temores o las cosas que le atormentaban. Estaba equivocado si pensaba que no le comprendía, porque lo hacía, o al menos ponía de su parte y empatizaba con él. También era cierto que no permitía que nadie lo viese, porque no ganaba nada con aquello, sino que supiesen cómo podían hacerle daño y atacarle, cómo podían sacar ventaja sobre él. Tenían mucho en contra, y estaba claro que para Catherine debía resultar casi injustificable no desear su muerte para liberarse de él, para que dejase de ser un problema para el Consejo y para poder volver con su anterior marido. Aún así no quería que Wthyr muriese. Estar con él era una fuente de conflictos.
- No, no eres egoísta. Tienes más fuerza y valor del que piensas. Más que yo. - Subió las manos hasta apoyarlas en sus piernas, intentando buscar las palabras necesarias. Se merecía la maldita verdad, aunque le costase decirlo. Era el momento. Tal vez no hubiese un después porque ella se acabaría cansando de no saber lo que pasaba.
- Fui un egoísta aquel día porque no quería confesar el motivo por el que evitaba situaciones como dormir juntos, o tener más contacto físico, o cualquier modo de cercanía. - Acabó por inclinar la cabeza ligeramente hacia delante, de modo que, con tanta proximidad, su frente quedó apoyada sobre el vientre de Catherine un momento. Suspiró pesadamente antes de separarse, dejando un rápido beso allí antes de alzar la vista hacia ella. - - La verdad es que temo acercarme más a ti , terminar de cruzar la línea en la que todo esto de la atracción física y mágica se convierte en algo más, y que no sea mutuo. Temo que para mí no sea suficiente con lo que acordamos. Me cabrea que me importe tanto no ser suficiente y quedar por detrás de quien realmente quieres.- logró arrancarse por fin del pecho aquella confesión, y en ese momento no sabía si había hecho bien o si lo único que debería hacer era levantarse y huir de allí antes que esperar a una respuesta.
-Entonces ¿Por qué me rechazaste?- Dijo finalmente preguntando realmente lo que tenía en la cabeza, la pregunta que se había hecho constantemente porque la única respuesta que tenía…lo único que podía imaginarse hizo que se le hiciera un nudo en la garganta. Las palabras de Shyvanna no hacía más que repetirse en su cabeza. Y quizás lo hacían en la de Wthyr y finalmente había visto la realidad: Que ella no era suficiente. Ni para romper la maldición, ni para ser reina, ni para nada. Que era exactamente lo que le había dicho: Una cría cobarde. Pestañeó con rapidez para disipar la humedad en su mirada, no quería llorar. No le apetecía. Encima no entendía a que se refería con su “tranquilidad y paz mental”...¿Por qué? ¿Qué tenía que ver? ¿Es que no quería verse como su aliado? ¿o algo por el estilo? Entonces…¿Qué estaban haciendo así?
Puso los ojos en blanco cuando soltó aquello de que era fuerte y valiente. No lo veía, simplemente. Pero ¿para qué iba a discutirle? En cuanto sintió las manos en sus piernas se tensó. No sabía… qué estaba haciendo o qué era lo que estaba decidiendo. Tampoco sabía qué era lo que tenía que hacer o como reaccionar así que se quedo quietecita.
Lo primero le despertó un escalofrío porque… era la respuesta a su pregunta. Sintió una horrible necesidad de salir corriendo y escapar. No quería oírlo. No quería que le dijera la razón detrás de su rechazo, no quería oír sobre sus defectos o porqué no estaba a la altura del Rey de Ávalon. Empezó a temblar porque estaba conteniendo la necesidad de empujarlo e irse. Tenía que quedarse, aunque doliera, tenía que oír porqué.
Su gesto suavizó un poco su estrés porque le recordó cuando se encontraba fatal de la fiebre y estaba en la bañera, había apoyado su barbilla en la pierna y Catherine había pensado que nunca lo había visto tan vulnerable. Y ahora…ahora era lo mismo sólo que no entendía porqué. El beso la dejó anonadada pero… pero… normal, era un beso para su bebé. No para ella. Al verlo alejarse apretó las muelas preparada para lo que iba a salir de su boca, fuese lo que fuese no podía ser peor de lo que ya se había dicho ella misma ¿Verdad?
No se esperaba en lo absoluto la confesión de Wthyr y realmente se le quedó mirando estupefacta. Se había quedado con la mano de la máquina arriba para no herirlo y la otra con el trapo de limpieza y no podía hacer más que mirarlo anonadada. Es que de todas las cosas que podía haberle dicho, de todos los escenarios que se pensó… -¿Tienes miedo de enamorarte de mí?- Resumió parpadeando mientras volvía a actuar como persona y no como pared. Pero no era solo eso…Era…Ian. Agitó suavemente la cabeza como intentando realmente pensar… Se movió un poco para dejar la máquina en la mesa junto al trapo y volvió la cabeza hacia él con el ceño fruncido como intentando buscar las palabras o reconciliarse con la idea.
Apoyó sus manos sobre las de él -Entiendo…- dijo finalmente pero no parecía todavía encontrar las palabras -Yo también tengo ese miedo…- Mencionó en voz baja, asintiendo suavemente -No porque me compare con Dana o Awen, porque vaya a quedar detrás de ellas o… Da igual, sinceramente no es algo que me haya planteado. Que podría… por la forma en la que te refieres a ellas pero…- ¿Cómo podía explicarlo? Se quedó un momento más en silencio -Es más por… ¿Cómo encaja eso en mi realidad? Por lo que te dije antes- Alzó la cabeza para mirarlo con el ceño levemente fruncido - Porque sé que todo el mundo lo verá como una traición y no encontrarán razones, no podrán entenderlo. Ian el primero- Tensó los labios un momento, sintiendo que estaba caminando sobre cáscaras de huevos -No puedes competir con Ian, ni siquiera deberías plantearlo… Porque yo no puedo compararme con Dana. Pero tú fuiste el que dijiste que amaste a Awen, de un forma distinta, pero lo lograste ¿verdad?- Ladeó la cabeza pensando en que quería ser lo más clara posible con él -Yo te conté sobre Ian, sabes lo que él significa y significará para mi vida, siempre. Y a diferencia de tus esposas, él va a ser un constante en nuestra vida como pareja y en nuestro futuro como familia y matrimonio, Wthyr-
Apretó sus manos, no quería que se alejara o huyera porque…ella sentía el mismo impulso de hacerlo pero si seguían esquivando ese tipo de conversaciones iban a vérselas negras -No se trata de ser suficiente o no, no se trata de competir con nadie. Ha sido duro… Pero yo he aclarado las cosas con Ian. Y dolió, duele como los mil demonios- Le dijo -Le tuve que echar de la cabaña porque pensó que me había mudado allí para estar con él. Discutimos, nos hicimos daño pero…enfrentamos la realidad que tenemos y que, aunque estaremos incluidos en nuestra vida, nuestra relación de pareja ya no podrá ser. Él lo entiende. Él sabe que estoy atraída hacia ti- Terminó por inspirar profundamente y tardó un poco más en hablar -Creo que lo que estoy tratando de decir es que podemos encontrar la forma de cuidarnos, de querernos y de apreciarnos de una forma única sin necesidad de pensar en los que forman parte de nuestro pasado. Pero esa sí es una decisión que tenemos que tomar porque si queremos otra cosa, entonces, es el momento de reevaluar nuestro acuerdo y las condiciones de él-
Puso los ojos en blanco cuando soltó aquello de que era fuerte y valiente. No lo veía, simplemente. Pero ¿para qué iba a discutirle? En cuanto sintió las manos en sus piernas se tensó. No sabía… qué estaba haciendo o qué era lo que estaba decidiendo. Tampoco sabía qué era lo que tenía que hacer o como reaccionar así que se quedo quietecita.
Lo primero le despertó un escalofrío porque… era la respuesta a su pregunta. Sintió una horrible necesidad de salir corriendo y escapar. No quería oírlo. No quería que le dijera la razón detrás de su rechazo, no quería oír sobre sus defectos o porqué no estaba a la altura del Rey de Ávalon. Empezó a temblar porque estaba conteniendo la necesidad de empujarlo e irse. Tenía que quedarse, aunque doliera, tenía que oír porqué.
Su gesto suavizó un poco su estrés porque le recordó cuando se encontraba fatal de la fiebre y estaba en la bañera, había apoyado su barbilla en la pierna y Catherine había pensado que nunca lo había visto tan vulnerable. Y ahora…ahora era lo mismo sólo que no entendía porqué. El beso la dejó anonadada pero… pero… normal, era un beso para su bebé. No para ella. Al verlo alejarse apretó las muelas preparada para lo que iba a salir de su boca, fuese lo que fuese no podía ser peor de lo que ya se había dicho ella misma ¿Verdad?
No se esperaba en lo absoluto la confesión de Wthyr y realmente se le quedó mirando estupefacta. Se había quedado con la mano de la máquina arriba para no herirlo y la otra con el trapo de limpieza y no podía hacer más que mirarlo anonadada. Es que de todas las cosas que podía haberle dicho, de todos los escenarios que se pensó… -¿Tienes miedo de enamorarte de mí?- Resumió parpadeando mientras volvía a actuar como persona y no como pared. Pero no era solo eso…Era…Ian. Agitó suavemente la cabeza como intentando realmente pensar… Se movió un poco para dejar la máquina en la mesa junto al trapo y volvió la cabeza hacia él con el ceño fruncido como intentando buscar las palabras o reconciliarse con la idea.
Apoyó sus manos sobre las de él -Entiendo…- dijo finalmente pero no parecía todavía encontrar las palabras -Yo también tengo ese miedo…- Mencionó en voz baja, asintiendo suavemente -No porque me compare con Dana o Awen, porque vaya a quedar detrás de ellas o… Da igual, sinceramente no es algo que me haya planteado. Que podría… por la forma en la que te refieres a ellas pero…- ¿Cómo podía explicarlo? Se quedó un momento más en silencio -Es más por… ¿Cómo encaja eso en mi realidad? Por lo que te dije antes- Alzó la cabeza para mirarlo con el ceño levemente fruncido - Porque sé que todo el mundo lo verá como una traición y no encontrarán razones, no podrán entenderlo. Ian el primero- Tensó los labios un momento, sintiendo que estaba caminando sobre cáscaras de huevos -No puedes competir con Ian, ni siquiera deberías plantearlo… Porque yo no puedo compararme con Dana. Pero tú fuiste el que dijiste que amaste a Awen, de un forma distinta, pero lo lograste ¿verdad?- Ladeó la cabeza pensando en que quería ser lo más clara posible con él -Yo te conté sobre Ian, sabes lo que él significa y significará para mi vida, siempre. Y a diferencia de tus esposas, él va a ser un constante en nuestra vida como pareja y en nuestro futuro como familia y matrimonio, Wthyr-
Apretó sus manos, no quería que se alejara o huyera porque…ella sentía el mismo impulso de hacerlo pero si seguían esquivando ese tipo de conversaciones iban a vérselas negras -No se trata de ser suficiente o no, no se trata de competir con nadie. Ha sido duro… Pero yo he aclarado las cosas con Ian. Y dolió, duele como los mil demonios- Le dijo -Le tuve que echar de la cabaña porque pensó que me había mudado allí para estar con él. Discutimos, nos hicimos daño pero…enfrentamos la realidad que tenemos y que, aunque estaremos incluidos en nuestra vida, nuestra relación de pareja ya no podrá ser. Él lo entiende. Él sabe que estoy atraída hacia ti- Terminó por inspirar profundamente y tardó un poco más en hablar -Creo que lo que estoy tratando de decir es que podemos encontrar la forma de cuidarnos, de querernos y de apreciarnos de una forma única sin necesidad de pensar en los que forman parte de nuestro pasado. Pero esa sí es una decisión que tenemos que tomar porque si queremos otra cosa, entonces, es el momento de reevaluar nuestro acuerdo y las condiciones de él-
Empezaron a cuadrarle bastantes cosas al comprender que ella había tomado lo sucedido como un rechazo. Tenía sentido, después de todo lo parecía, aunque los motivos fuesen otros. Pudo percibir la tensión de Catherine en cada uno de sus gestos, en lo estática que se quedó en cuanto empezó a hablar y subió las manos a sus piernas. El tatuaje había pasado a un segundo plano. Wthyr terminó de soltar aquellas palabras que tanto le habían costado, y ella por fin tuvo la respuesta que llegó con semanas de retraso. No sabía si tenía tantas ganas de salir corriendo como él, pero por su gesto de asombro e incredulidad era bien posible. Le sostuvo la mirada a pesar de que el corazón se le había acelerado por el giro final en la conversación, terminando por asentir a su pregunta. Había dado en el clavo.
- Sí. De permitir que suceda. De ser rechazado. De lo que pueda pasar después. De volver a sufrir como las veces anteriores. Por eso guardé silencio o conté verdades a medias.
Eran varias cosas, no una sola, y sabía que para impedirlo lo mejor era el distanciamiento. Estar cerca de ella y compartir tiempo lo acercaba a una posición peligrosa. Esperaba que comprendiese por qué no había dicho nada antes. El tiempo que tardó en volver a hablar se le hizo eterno, aunque le tranquilizó un poco que pusiera sus manos sobre la de él. Significaba que iba a huir. No pudo ocultar un gesto de sorpresa cuando la escuchó decir que ella también tenía miedo de que sucediese. Entonces...¿por qué no había actuado como él? ni siquiera le importaba poder quedar por detrás de sus anteriores esposas, aunque la diferencia era que Ian estaba vivo. No era lo mismo.
- Si eso sucediese...- que tampoco lo veía muy claro todavía - se pondrían en tu contra. Estarías en medio. - admitió imaginándose la situación, porque ya la tenían un poco cruzada algunos de los suyos por su nuevo rol de reina de Ávalon. Bajó la mirada con el ceño levemente fruncido por lo de no competir con Ian, pues sabía que ella no podía simplemente arrancarse lo que sentía. Aún así le costaba encajar que hubiese sitio para dos en todo aquello. - Así es. Aunque siempre hay uno que da más que el otro. En su caso era ella. - y algo de remordimiento le quedaba porque sabía que se daba cuenta, aunque no se lo dijese claramente. Tampoco tuvieron demasiado tiempo. Que el otro iba a ser una constante estaba claro, no hacía falta que dijese eso de "a diferencia de tus esposas".
- Ya, porque ellas están muertas. - era la cruda realidad. Si vivieran y estuvieran divorciados tal vez no sería lo mismo. Que le explicase lo de Ian en la cabaña era algo que no se esperaba, que hubiesen "discutido" hasta ese punto. Tampoco que él hubiese comprendido como si nada lo de la atracción, pues lo veía bastante posesivo con Catherine. A lo mejor la había malinterpretado, como acababa de sucederle a él cuando pensaba que lo estaban llamando monstruo. En parte envidiaba la capacidad de Catherine para expresarse y para decir lo que quería y lo que esperaba, a él le costaba horrores terminar de poner en palabras lo que se le pasaba por la cabeza cuando se trataba de esos asuntos. Cogió sus manos entre las suyas, negando con la cabeza a lo último que dijo. Lo hacía sonar casi como un contrato. Hasta los votos ante el Sanguis tenían más significado.
- Mi mente es un caos, y tal vez mi vida también, pero quiero que formes parte de ese caos. También sé que, aunque no pueda ponerle nombre a lo que tenemos, haría lo que fuese necesario para que no te sucediese nada malo. Creo que deberíamos olvidarnos de condiciones y acuerdos que nos sujetan, que nos hacen tener expectativas y enfadarnos si creemos que el otro no cumple. - y eso que a él le gustaba organizar y controlar, pero no le había ido demasiado bien hasta ahora con eso. - No sé si a ti te sirve, pero por ahora me basta con haberlo aclarado. - Se había quitado un enorme peso de encima, y a la vez estaba un poco agotado mentalmente de tanta intensidad y de haber dado ese paso. - Dejemos el resto para mañana. No pasa nada. - se puso el pie apoyándose en el suelo, así la convencería para seguir en otro momento.
- Sí. De permitir que suceda. De ser rechazado. De lo que pueda pasar después. De volver a sufrir como las veces anteriores. Por eso guardé silencio o conté verdades a medias.
Eran varias cosas, no una sola, y sabía que para impedirlo lo mejor era el distanciamiento. Estar cerca de ella y compartir tiempo lo acercaba a una posición peligrosa. Esperaba que comprendiese por qué no había dicho nada antes. El tiempo que tardó en volver a hablar se le hizo eterno, aunque le tranquilizó un poco que pusiera sus manos sobre la de él. Significaba que iba a huir. No pudo ocultar un gesto de sorpresa cuando la escuchó decir que ella también tenía miedo de que sucediese. Entonces...¿por qué no había actuado como él? ni siquiera le importaba poder quedar por detrás de sus anteriores esposas, aunque la diferencia era que Ian estaba vivo. No era lo mismo.
- Si eso sucediese...- que tampoco lo veía muy claro todavía - se pondrían en tu contra. Estarías en medio. - admitió imaginándose la situación, porque ya la tenían un poco cruzada algunos de los suyos por su nuevo rol de reina de Ávalon. Bajó la mirada con el ceño levemente fruncido por lo de no competir con Ian, pues sabía que ella no podía simplemente arrancarse lo que sentía. Aún así le costaba encajar que hubiese sitio para dos en todo aquello. - Así es. Aunque siempre hay uno que da más que el otro. En su caso era ella. - y algo de remordimiento le quedaba porque sabía que se daba cuenta, aunque no se lo dijese claramente. Tampoco tuvieron demasiado tiempo. Que el otro iba a ser una constante estaba claro, no hacía falta que dijese eso de "a diferencia de tus esposas".
- Ya, porque ellas están muertas. - era la cruda realidad. Si vivieran y estuvieran divorciados tal vez no sería lo mismo. Que le explicase lo de Ian en la cabaña era algo que no se esperaba, que hubiesen "discutido" hasta ese punto. Tampoco que él hubiese comprendido como si nada lo de la atracción, pues lo veía bastante posesivo con Catherine. A lo mejor la había malinterpretado, como acababa de sucederle a él cuando pensaba que lo estaban llamando monstruo. En parte envidiaba la capacidad de Catherine para expresarse y para decir lo que quería y lo que esperaba, a él le costaba horrores terminar de poner en palabras lo que se le pasaba por la cabeza cuando se trataba de esos asuntos. Cogió sus manos entre las suyas, negando con la cabeza a lo último que dijo. Lo hacía sonar casi como un contrato. Hasta los votos ante el Sanguis tenían más significado.
- Mi mente es un caos, y tal vez mi vida también, pero quiero que formes parte de ese caos. También sé que, aunque no pueda ponerle nombre a lo que tenemos, haría lo que fuese necesario para que no te sucediese nada malo. Creo que deberíamos olvidarnos de condiciones y acuerdos que nos sujetan, que nos hacen tener expectativas y enfadarnos si creemos que el otro no cumple. - y eso que a él le gustaba organizar y controlar, pero no le había ido demasiado bien hasta ahora con eso. - No sé si a ti te sirve, pero por ahora me basta con haberlo aclarado. - Se había quitado un enorme peso de encima, y a la vez estaba un poco agotado mentalmente de tanta intensidad y de haber dado ese paso. - Dejemos el resto para mañana. No pasa nada. - se puso el pie apoyándose en el suelo, así la convencería para seguir en otro momento.
Asintió cuando respondió su pregunta, aún tratando de procesar aquello; de digerir la verdad que le acababa de decir porque lo cierto es que lo comprendía totalmente. Lo poco que conocía de él sabía que no era una persona dada a sentimientos fáciles y con escasa suerte en el amor gracias a la maldición. Desvió la mirada hacia allí, deseando tener un cuchillo y que todo fuera tan fácil como cortarle la carne y arrancársela del pecho. Pero no lo era y por ello es que estaban allí en ese momento. No se sorprendió de que le dijera que temía ser rechazado, ella había sido muy tajante respecto a muchos de sus acercamientos y se había cerrado a cal y canto a otras muchas cosas. Pero…simplemente no podía eliminar a Ian de su pensamientos y sentimientos. Había sido todo un proceso y que, incluso en su opinión, había hecho rápido.
-Sí- Resumió a su análisis pero luego hizo una mueca leve con el rostro, como de disconformidad -Pero…¿Realmente cambiaría algo? Ya estoy en el medio, ya me han dicho cosas, ya…- Alzó los hombros como dándose por vencida. El Consejo al menos lo había hecho y también había captado ciertas reacciones de Ian que, conociéndolo, era su forma de expresar su contraria sin usar palabras. Se lo guardaba dentro…Hasta que un día se lo gritaría a la cara como tantas otras veces habían peleado antes de estar juntos -Ya estoy haciendo malabares- No estaba segura de que algo cambiaría. Ella no le deseaba el mal a Wthyr por mucho que la gente lo quisiera pero es que no le deseaba el mal a nadie, ni siquiera a Shyvanna o a Lake. Al menos no al punto de querer verlos muertos.
Lo de Awen y la aclaración de que siempre uno daba más que el otro no supo como responderla. No tenía suficiente experiencia en las relaciones como para tener algo que aportar. Pero supuso que Awen quizás si sentía la necesidad de competir con Dana, como él lo sentía con Ian. O no. O… daba igual, no quería perder la cabeza pensando en escenarios que no le importaban en lo absoluto. Apretó levemente sus manos cuando mencionó que estaban muertas y asintió con suavidad -Pero aún así…No quiero que sientas que no puedes hablar de ellas conmigo. Fueron una parte importante de tu vida y tú mismo lo dijiste, no deberían caer en el olvido- No les hacía justicia así. O al menos eso era lo que pensaba ella.
Bajó la mirada a sus manos cuando las tomó y luego alzó la vista hacia él escuchando sus palabras. Esperaba que supiera que ella tampoco le deseaba el mal o la muerte y que a su manera buscaba protegerlo hasta donde tuviera el poder de hacerlo porque se supone que era su aliado, sí, pero también iba a ser el padre de su hijo y la persona con la que iba a compartir el resto de sus días y…No quería ser Elise, odiaría convertirse en ella. Aún así cuando sugirió olvidarse de los acuerdos, Catherine parpadeó un poco y frunció el ceño. Eso daba libertad… pero no sabía qué hacer con esa libertad porque con Wthyr las cosas no le salían de forma tan natural como con Ian y eso le agobiaba. Pero tal vez era la mejor opción porque lo anterior no les había funcionado -Vale… Sí…- Asintió con suavidad percibiendo también como si estuviese más ligera.
Al verlo levantarse del piso asintió de nuevo a lo de seguir mañana. Lo cierto es que el cansancio le había dado de golpe y quería dormir -Espera- Murmuró y se incorporó para guardar los implementos, luego fue a por el ungüento para aplicarlo en su espalda donde sólo faltaba la parte central. Había avanzado bien, lo extendió con cuidado hasta acceder a la zona de los hombros y luego fue al frente -No puedes mojarlo- Le advirtió terminando de aplicar el ungüento y luego fue a por los vendajes para ponérselos aunque siendo una crema con propiedades mágicas aquello le duraría un día. Se concentró en cubrirlo todo, esta vez ignorando la marca de la maldición. Cuando acabó revisó que todo estuviera bien, terminó de recoger y se fueron a descansar. Aquella noche no estuvieron cada uno en un extremo de la cama sino que acabaron un poco como al principio, cerca y Catherine con la mano sobre el brazo de Wthyr para no tocarle el tatuaje.
~~
Las siguientes dos semanas fueron mucho mejores que las anteriores. Al menos podían hablar de sus teorías sobre las fuentes de magia antigua y Catherine finalmente había compartido los pasajes que había leído sobre ello y porqué los relacionaba constantemente con la maldición. Habían avanzado bastante con las cavernas aunque Catherine tenía que tomar descansos constantemente por el abultado vientre y cómo le presionaba los pulmones. No es que se hubiesen vuelto, de la noche a la mañana, una pareja amorosa que no se quitaba las manos de encima pero Catherine se apoyaba bastante en él a la hora de caminar, cuando dormían juntos y eran pequeños los gestos o caricias que realmente le propinaba pero existía una...química distinta en su forma de interactuar ahora.
También habían acabado el tatuaje y habían practicado con la canalización de magia. Era increíblemente hermoso ver cómo se encendía el tatuaje cuando lo hacía y Catherine le confesó poco después el nivel de envidia que le hacía sentir al verlo practicar con ello. Le preguntó por las alas y estuvieron ratos hablando sobre todo el tema de los híbridos y las posibilidades que tenían de explorar esa pizca de sangre de dragón. También habían dejado de un lado algunas barreras físicas.
En uno de esos días, les despertaron unos sonidos en la puerta y la morena realmente se puso de los nervios, clavándole las uñas a Wthyr mientras convocaba su piel de ébano y la compartía con él empezando a sospechar de… todo…Porque nadie los molestaba. Nadie. Extendió su campo mental mientras se incorporaba con esfuerzo y encontró a Eretria, en seguida redujo su piel y volvió la vista a Wthyr -Eretria… con Anteia- Tomó una larga respiración y le pidió a la ayudante de la matrona que esperaran un momento y ya les hacía pasar.
Se sentó en el extremo de la cama y tomó un par de respiraciones para tranquilizarse -Esto será interesante- Le hizo saber a Wthyr antes de ir al baño a atender sus necesidades y cambiarse de ropa, dejando las sábanas encantadas para que se acomodaran solas.
-Sí- Resumió a su análisis pero luego hizo una mueca leve con el rostro, como de disconformidad -Pero…¿Realmente cambiaría algo? Ya estoy en el medio, ya me han dicho cosas, ya…- Alzó los hombros como dándose por vencida. El Consejo al menos lo había hecho y también había captado ciertas reacciones de Ian que, conociéndolo, era su forma de expresar su contraria sin usar palabras. Se lo guardaba dentro…Hasta que un día se lo gritaría a la cara como tantas otras veces habían peleado antes de estar juntos -Ya estoy haciendo malabares- No estaba segura de que algo cambiaría. Ella no le deseaba el mal a Wthyr por mucho que la gente lo quisiera pero es que no le deseaba el mal a nadie, ni siquiera a Shyvanna o a Lake. Al menos no al punto de querer verlos muertos.
Lo de Awen y la aclaración de que siempre uno daba más que el otro no supo como responderla. No tenía suficiente experiencia en las relaciones como para tener algo que aportar. Pero supuso que Awen quizás si sentía la necesidad de competir con Dana, como él lo sentía con Ian. O no. O… daba igual, no quería perder la cabeza pensando en escenarios que no le importaban en lo absoluto. Apretó levemente sus manos cuando mencionó que estaban muertas y asintió con suavidad -Pero aún así…No quiero que sientas que no puedes hablar de ellas conmigo. Fueron una parte importante de tu vida y tú mismo lo dijiste, no deberían caer en el olvido- No les hacía justicia así. O al menos eso era lo que pensaba ella.
Bajó la mirada a sus manos cuando las tomó y luego alzó la vista hacia él escuchando sus palabras. Esperaba que supiera que ella tampoco le deseaba el mal o la muerte y que a su manera buscaba protegerlo hasta donde tuviera el poder de hacerlo porque se supone que era su aliado, sí, pero también iba a ser el padre de su hijo y la persona con la que iba a compartir el resto de sus días y…No quería ser Elise, odiaría convertirse en ella. Aún así cuando sugirió olvidarse de los acuerdos, Catherine parpadeó un poco y frunció el ceño. Eso daba libertad… pero no sabía qué hacer con esa libertad porque con Wthyr las cosas no le salían de forma tan natural como con Ian y eso le agobiaba. Pero tal vez era la mejor opción porque lo anterior no les había funcionado -Vale… Sí…- Asintió con suavidad percibiendo también como si estuviese más ligera.
Al verlo levantarse del piso asintió de nuevo a lo de seguir mañana. Lo cierto es que el cansancio le había dado de golpe y quería dormir -Espera- Murmuró y se incorporó para guardar los implementos, luego fue a por el ungüento para aplicarlo en su espalda donde sólo faltaba la parte central. Había avanzado bien, lo extendió con cuidado hasta acceder a la zona de los hombros y luego fue al frente -No puedes mojarlo- Le advirtió terminando de aplicar el ungüento y luego fue a por los vendajes para ponérselos aunque siendo una crema con propiedades mágicas aquello le duraría un día. Se concentró en cubrirlo todo, esta vez ignorando la marca de la maldición. Cuando acabó revisó que todo estuviera bien, terminó de recoger y se fueron a descansar. Aquella noche no estuvieron cada uno en un extremo de la cama sino que acabaron un poco como al principio, cerca y Catherine con la mano sobre el brazo de Wthyr para no tocarle el tatuaje.
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Las siguientes dos semanas fueron mucho mejores que las anteriores. Al menos podían hablar de sus teorías sobre las fuentes de magia antigua y Catherine finalmente había compartido los pasajes que había leído sobre ello y porqué los relacionaba constantemente con la maldición. Habían avanzado bastante con las cavernas aunque Catherine tenía que tomar descansos constantemente por el abultado vientre y cómo le presionaba los pulmones. No es que se hubiesen vuelto, de la noche a la mañana, una pareja amorosa que no se quitaba las manos de encima pero Catherine se apoyaba bastante en él a la hora de caminar, cuando dormían juntos y eran pequeños los gestos o caricias que realmente le propinaba pero existía una...química distinta en su forma de interactuar ahora.
También habían acabado el tatuaje y habían practicado con la canalización de magia. Era increíblemente hermoso ver cómo se encendía el tatuaje cuando lo hacía y Catherine le confesó poco después el nivel de envidia que le hacía sentir al verlo practicar con ello. Le preguntó por las alas y estuvieron ratos hablando sobre todo el tema de los híbridos y las posibilidades que tenían de explorar esa pizca de sangre de dragón. También habían dejado de un lado algunas barreras físicas.
En uno de esos días, les despertaron unos sonidos en la puerta y la morena realmente se puso de los nervios, clavándole las uñas a Wthyr mientras convocaba su piel de ébano y la compartía con él empezando a sospechar de… todo…Porque nadie los molestaba. Nadie. Extendió su campo mental mientras se incorporaba con esfuerzo y encontró a Eretria, en seguida redujo su piel y volvió la vista a Wthyr -Eretria… con Anteia- Tomó una larga respiración y le pidió a la ayudante de la matrona que esperaran un momento y ya les hacía pasar.
Se sentó en el extremo de la cama y tomó un par de respiraciones para tranquilizarse -Esto será interesante- Le hizo saber a Wthyr antes de ir al baño a atender sus necesidades y cambiarse de ropa, dejando las sábanas encantadas para que se acomodaran solas.
Su posición de estar en medio de Ávalon y Ouroboros era evidente, y Wthyr pensaba que siempre podía ir a peor, que el modo en el que la habían hecho sentir en aquel cónclave no era más que un atisbo de lo que le esperaba si se implicaba más aún con él, con su linaje. - Claro que cambiaría algo. Llegado el momento te obligarían a elegir.- sucedería, y para algunos se quedaría en decepción, para otros sería como una traición. Ya se vería. La mención a sus esposas le reconfortó en cierto modo, no tenía la necesidad de tomarlo como un tema prohibido o hacer silencio cada vez que algo le recordaba a ellas o se había alguna alusión. De ese modo lograron terminar la larga conversación que había comenzado con monosílabos y frialdad, consiguieron superar esa distancia que los había mantenido alejados durante las últimas semanas. Al final había valido la pena arriesgarse y soltar todo el enredo mental que tenía en la cabeza. El tatuaje le recordaría también a ese momento.
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La convivencia fue bastante más sencilla desde ese día, dejando atrás los densos silencios y las actitudes incómodas de ambos. Ya no buscaban separarse de manera deliberada, y por las noches tampoco se alejaban. Desde entonces había empezado a dormir mejor, o al menos ya casi no tenía esas pesadillas que lo despertaban durante las primeras semanas. El tiempo de entrenamiento y de exploración por las cuevas les ocupaba buena parte del día. Él había avanzado bastante con la mejora de sus habilidades, explorando nuevas facetas de su magia de sangre y buscando desarrollar otro tipo de magias que pudiesen servirle de manera complementaria. La canalización con el tatuaje de runas que le había hecho Catherine funcionaba a la perfección, incluso le hacía regenerar magia más rápido. También habían avanzado mucho en la realización del mapeado de las cuevas, aunque empezaba a darse cuenta de que, quizás, lo mejor sería salir de las cuevas cuando cumplieran los dos meses allí. Lo avanzado del embarazo de mellizos haría que pronto no pudiese darse aquellas caminatas por terrenos que no eran del todo llanos, sino empinados y pedregosos.
Precisamente tenían pendiente la visita de Anteia para revisarla, aunque la mujer estaría algo despistada con lo peculiar de los tiempos allí. Ese día se habían despertado tarde de más, por eso la llamada a la puerta de la casa-cueva les pegó un sobresalto. Wthyr se puso alerta un instante, incorporándose de golpe por puro instinto. La confirmación de que eran Anteia y Eretria le relajó un poco. - El guardia las habrá guiado por la gruta...solo que normalmente no llaman, dejan las cosas que necesitemos en la entrada. Interesante no sé, pero tu sanadora va a hacer muchas preguntas. - regruñó un poco antes de salir de la cama, porque aún tenía sueño. Se dedicó a dejar el sitio en un perfecto orden que pasaría hasta la revista del exigente Goth, y también se puso unos pantalones y una camisa por encima para no recibirlas casi sin vestir. Finalmente fue a la puerta de la casa para abrirles, pidiéndole al guardia que las acompañaba que esperase fuera.
- Buenos días. Catherine os está esperando. - saludó a ambas mientras las invitaba a pasar, guiándolas hasta la habitación donde ya se encontraba su esposa preparada, de nuevo en la cama. Observó de reojo a Anteia para fijarse en la cara que ponía al ver a la morena. En el exterior sólo debía haber pasado un día y medio desde que la examinó en Ávalon, justo cuando llegaron todos heridos de Italia.
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La convivencia fue bastante más sencilla desde ese día, dejando atrás los densos silencios y las actitudes incómodas de ambos. Ya no buscaban separarse de manera deliberada, y por las noches tampoco se alejaban. Desde entonces había empezado a dormir mejor, o al menos ya casi no tenía esas pesadillas que lo despertaban durante las primeras semanas. El tiempo de entrenamiento y de exploración por las cuevas les ocupaba buena parte del día. Él había avanzado bastante con la mejora de sus habilidades, explorando nuevas facetas de su magia de sangre y buscando desarrollar otro tipo de magias que pudiesen servirle de manera complementaria. La canalización con el tatuaje de runas que le había hecho Catherine funcionaba a la perfección, incluso le hacía regenerar magia más rápido. También habían avanzado mucho en la realización del mapeado de las cuevas, aunque empezaba a darse cuenta de que, quizás, lo mejor sería salir de las cuevas cuando cumplieran los dos meses allí. Lo avanzado del embarazo de mellizos haría que pronto no pudiese darse aquellas caminatas por terrenos que no eran del todo llanos, sino empinados y pedregosos.
Precisamente tenían pendiente la visita de Anteia para revisarla, aunque la mujer estaría algo despistada con lo peculiar de los tiempos allí. Ese día se habían despertado tarde de más, por eso la llamada a la puerta de la casa-cueva les pegó un sobresalto. Wthyr se puso alerta un instante, incorporándose de golpe por puro instinto. La confirmación de que eran Anteia y Eretria le relajó un poco. - El guardia las habrá guiado por la gruta...solo que normalmente no llaman, dejan las cosas que necesitemos en la entrada. Interesante no sé, pero tu sanadora va a hacer muchas preguntas. - regruñó un poco antes de salir de la cama, porque aún tenía sueño. Se dedicó a dejar el sitio en un perfecto orden que pasaría hasta la revista del exigente Goth, y también se puso unos pantalones y una camisa por encima para no recibirlas casi sin vestir. Finalmente fue a la puerta de la casa para abrirles, pidiéndole al guardia que las acompañaba que esperase fuera.
- Buenos días. Catherine os está esperando. - saludó a ambas mientras las invitaba a pasar, guiándolas hasta la habitación donde ya se encontraba su esposa preparada, de nuevo en la cama. Observó de reojo a Anteia para fijarse en la cara que ponía al ver a la morena. En el exterior sólo debía haber pasado un día y medio desde que la examinó en Ávalon, justo cuando llegaron todos heridos de Italia.
La habían custodiado y llevado por varios sitios pero cuando tuvieron que dirigirse a las cavernas hicieron esperar a Lyran fuera, en una sala del castillo principal. Su esposo era legeremente así que realmente no le preocupaba para nada internarse en otras partes de Ávalon y verlo todo. Estuvo hablando un poco con Eretria sobre los nuevos objetos que había traído y le presentó a la matrona que aparentemente estaba jubilándose.
El guardia les guió a través de las cavernas y llegaron a una especie de casa donde Eretria le hizo el favor de anunciarles. Finalmente, Wthyr les abrió la puerta y Anteia lo evaluó con la mirada con curiosidad. La carta la había leído tarde ya que la rubia sabía bien como estaba Catherine pues la había visto hace poco -Buenos días- Saludó y asintió entrando finalmente y acercándose al dormitorio.
Sin embargo, cuando vio a Catherine se quedó perpleja. Eretria siguió caminando saludando a la morena y Anteia parpadeó un poco, es más se tomó el dulce momento de restregarse los ojos -Cariño…- No, lo que veía era real -Pero…- Miró hacia Eretria cuando le explicó apenas por encima que el embarazo había avanzado por la magia que cubría las cuevas.
Anteia se quedó aún parada en el sitio -¿Magia de tiempo?- Preguntó y volvió la mirada a Catherine y luego a Wthyr -¿De cuánto está entonces? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Se supone que debería haberte venido a ver cuando terminaste el reposo absoluto. Yo… Oh por Merlín… ¿Esto me afecta a mí? ¿A mi embarazo?- Preguntó mientras se acercaba un poco preocupada pero lo cierto es que Catherine se veía…Bien, mejor que hace dos días. Tenía color en el rostro, estaba más rellena y se le veía calmada -¿Qué te están dando de comer?- Inquirió mientras se sentaba a su lado -¿Cómo te sientes? - Acabó por preguntar aún tratando de encajar todo mientras Eretria dispersaba y acomodaba los implementos a usar.
El guardia les guió a través de las cavernas y llegaron a una especie de casa donde Eretria le hizo el favor de anunciarles. Finalmente, Wthyr les abrió la puerta y Anteia lo evaluó con la mirada con curiosidad. La carta la había leído tarde ya que la rubia sabía bien como estaba Catherine pues la había visto hace poco -Buenos días- Saludó y asintió entrando finalmente y acercándose al dormitorio.
Sin embargo, cuando vio a Catherine se quedó perpleja. Eretria siguió caminando saludando a la morena y Anteia parpadeó un poco, es más se tomó el dulce momento de restregarse los ojos -Cariño…- No, lo que veía era real -Pero…- Miró hacia Eretria cuando le explicó apenas por encima que el embarazo había avanzado por la magia que cubría las cuevas.
Anteia se quedó aún parada en el sitio -¿Magia de tiempo?- Preguntó y volvió la mirada a Catherine y luego a Wthyr -¿De cuánto está entonces? ¿Cuánto tiempo ha pasado? Se supone que debería haberte venido a ver cuando terminaste el reposo absoluto. Yo… Oh por Merlín… ¿Esto me afecta a mí? ¿A mi embarazo?- Preguntó mientras se acercaba un poco preocupada pero lo cierto es que Catherine se veía…Bien, mejor que hace dos días. Tenía color en el rostro, estaba más rellena y se le veía calmada -¿Qué te están dando de comer?- Inquirió mientras se sentaba a su lado -¿Cómo te sientes? - Acabó por preguntar aún tratando de encajar todo mientras Eretria dispersaba y acomodaba los implementos a usar.
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