Recuerdo del primer mensaje :
Le gustó la sonrisa de la mujer. Era atractiva y no le parecía que tuviera maldad, que no malicia. Eso todavía tendría que verlo y conocerla mucho mejor. Bueno, para eso estaban allí. Mientras se dirigían a la pista de baile trató de no ser descarado, pero se le escapó, accidentalmente, miradas de soslayo que se dirigieron perdidas hacia las curvas de ella, y cómo se contoneaban por el bar. Por cómo saludó a su compañero, el que se supone licántropo, entendió que estaban de alguna forma relacionados, lo que todavía no entendía cómo. ¿Acaso serían familia? ¿Amigos? ¿Hermanos de clan?
Se enfrentaron para poder bailar. Ben bastante más torpe que ella, que parecía no tener huesos. Por su parte era como si tuviera algún tipo de estaca o hubiera perdido la movilidad de la cadera por arte de magia, pero, a pesar de todo, trató de hacerlo lo mejor posible. Sonrió a sus compañeros, que rondaban por ahí, y siguió a lo suyo. Contempló, casi embobado, cómo ella ya había conseguido seguir el ritmo de la canción y ahora bailaba como si fuera una con la música. Era terriblemente atractiva, y no debían llevarse mucha diferencia de edad. Le devolví la sonrisa con aquella respuesta, sin estar seguro de si sabía a qué se refería con aquello. Sonrió de una forma muy socarrona a su comentario -Pues es una pena no habernos conocido antes- Pasó directamente de las escusas, que tenía cientos… al igual que había tenido ocasiones para no salir de cervezas con sus compañeros, con los que había hecho piña después de entrar en la guardia. Tantas horas juntos, y tantos entrenamientos, le hacía ahora como hermanos de no sangre. Bueno, amigos.
No puso objeción a bailar con ella y se dejó hacer. Aquél colocó las manos en la cadera de ella, como le habían indicado y bailaron bien pegados, rozando las prendas de ropa. Me separé de ella cuando tuvo aquella reacción y la estudié -¿Estás bien?- ¿Qué mierda acababa de pasar? No entendió nada de lo que estaba pasando, pero ahora ella le estaba empujando fuera de la pista. -Claro. Una cerveza- Trató de fijarse en su rostro, por si podía identificar qué mierda estaba pasando. Aquella reacción le pareció tan extraña que se le habían activado todas las alarmas por si hubiera problemas. Demasiados años como Blood pasan factura, y ya no te puedes fiar de nada. Con la mosca detrás de la oreja pidió sendas cervezas para ambos, quedando apoyado en la barra -Lorcan y tú parecéis muy cercanos…- Preguntó, era el momento de empezar a resolver algunas dudas.
Se enfrentaron para poder bailar. Ben bastante más torpe que ella, que parecía no tener huesos. Por su parte era como si tuviera algún tipo de estaca o hubiera perdido la movilidad de la cadera por arte de magia, pero, a pesar de todo, trató de hacerlo lo mejor posible. Sonrió a sus compañeros, que rondaban por ahí, y siguió a lo suyo. Contempló, casi embobado, cómo ella ya había conseguido seguir el ritmo de la canción y ahora bailaba como si fuera una con la música. Era terriblemente atractiva, y no debían llevarse mucha diferencia de edad. Le devolví la sonrisa con aquella respuesta, sin estar seguro de si sabía a qué se refería con aquello. Sonrió de una forma muy socarrona a su comentario -Pues es una pena no habernos conocido antes- Pasó directamente de las escusas, que tenía cientos… al igual que había tenido ocasiones para no salir de cervezas con sus compañeros, con los que había hecho piña después de entrar en la guardia. Tantas horas juntos, y tantos entrenamientos, le hacía ahora como hermanos de no sangre. Bueno, amigos.
No puso objeción a bailar con ella y se dejó hacer. Aquél colocó las manos en la cadera de ella, como le habían indicado y bailaron bien pegados, rozando las prendas de ropa. Me separé de ella cuando tuvo aquella reacción y la estudié -¿Estás bien?- ¿Qué mierda acababa de pasar? No entendió nada de lo que estaba pasando, pero ahora ella le estaba empujando fuera de la pista. -Claro. Una cerveza- Trató de fijarse en su rostro, por si podía identificar qué mierda estaba pasando. Aquella reacción le pareció tan extraña que se le habían activado todas las alarmas por si hubiera problemas. Demasiados años como Blood pasan factura, y ya no te puedes fiar de nada. Con la mosca detrás de la oreja pidió sendas cervezas para ambos, quedando apoyado en la barra -Lorcan y tú parecéis muy cercanos…- Preguntó, era el momento de empezar a resolver algunas dudas.
Savannah
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Se rió cuando lo vio sonreír se esa manera, tenía un guiño en la sonrisa que le alcanzaba los ojos claros -Es el destino- Lo dijo con cierta solemnidad antes de reírse un poco mientras disfrutaba del baile cómo sólo ella podía pero cuando sucedió aquel raro episodio -Sí… Son cosas mías- Murmuró sonriéndole para quitarle peso al asunto pero estaba claro que algo estaba sucediendo pero no lograba saber el qué y estaba poniéndose nerviosa.
Se dio cuenta de que estaba mirándola mucho y estaba segura de que no era por su hermosura -Lo somos- Le respondió a … -¿Cómo te llamas? Yo soy Savannah, soy Alfa de la facción Hati del clan de licántropos los Hijos de Fenrir- Dijo con una sonrisa amplia mientras cogía la cerveza y pegaba un trago. No debería seguir dándole muy duro al alcohol porque se notaba mareada y con la sonrisa fácil, y un poco el cuerpo también. Pero le duraría sólo 30 minutos o algo así y luego volvería a estar bastante más decente -Es mi beta, en la facción. Es la persona en la que reside mi confianza, me salvó la vida y…bueno, nos hemos liado bastante- Se echo a reír, ocultándolo con un par de dedos... para luego inclinarse hacia él, acortando la distancia y así poder susurrarle al oído -Todas tenemos necesidades que satisfacer…Y no conocía gente en la isla- Se alejó recorriéndole el rostro con la mirada, deteniéndose en los labios un momento antes de sonreír. Esos labios que había saboreado brevemente antes.
Pero aquella sonrisa se evaporó en sus labios y poco a poco fue poniéndose rígida mientras sus ojos se volvían neblinosos. Empezó a sentir frío de nuevo y ráfagas de viento congelado que le helaban las entrañas y entonces…El disco, la cueva, los gruñidos. Algo iba mal. Algo iba mal con…¿Ian? ¿Por qué tenía compañía en las montañas? ¡Debía estar solo! Aquello era peligroso, porque era peligroso ¿Y si era un Pendragon? Cuando volvió en sí misma exhaló y se formó una nube de vaho delante de ella. Tardó un poco más en recomponerse y volvió la vista encima del hombro para ver si alguno del clan lo había visto, pero no -Mierda. Mierda…- Se llevó ambas manos a la cabeza y pensó algo rápido, miró a Ben a los ojos y sonrió de lado antes de lanzarse para besarlo con cierta fiereza.
A medida que lo besaba iba empujándolo a una de las esquinas más oscuras del bar y lo pegó contra la pared para luego restregar su cuerpo contra él, con todo menos suavidad; que incluso a ella que tenía un plan en mente le jugó en contra. Ayudaba mucho el hecho de que no controlara todos sus movimientos gracias al alcohol. Se separó de él y sonrió como excusándose -Necesito que me cubras. Tengo que ir a ayudar a un amigo a las montañas pero no puedes venir porque me convertiré… Escóndete, he dejado mi aroma en ti eso me comprará un par de minutos… Si no he vuelvo en…20 minutos o así dile a Lorcan que he ido a las montañas y que me busque, él sólo, nadie más- Tras eso guardó un poco de silencio y le recorrió el rostro de nuevo, deteniéndose en los labios. Se inclinó y le robó otro beso corto -Tenemos que quedar de nuevo para acabar esto. Prometido- Musitó y después de tomar una gran respiración se desapareció.
Se dio cuenta de que estaba mirándola mucho y estaba segura de que no era por su hermosura -Lo somos- Le respondió a … -¿Cómo te llamas? Yo soy Savannah, soy Alfa de la facción Hati del clan de licántropos los Hijos de Fenrir- Dijo con una sonrisa amplia mientras cogía la cerveza y pegaba un trago. No debería seguir dándole muy duro al alcohol porque se notaba mareada y con la sonrisa fácil, y un poco el cuerpo también. Pero le duraría sólo 30 minutos o algo así y luego volvería a estar bastante más decente -Es mi beta, en la facción. Es la persona en la que reside mi confianza, me salvó la vida y…bueno, nos hemos liado bastante- Se echo a reír, ocultándolo con un par de dedos... para luego inclinarse hacia él, acortando la distancia y así poder susurrarle al oído -Todas tenemos necesidades que satisfacer…Y no conocía gente en la isla- Se alejó recorriéndole el rostro con la mirada, deteniéndose en los labios un momento antes de sonreír. Esos labios que había saboreado brevemente antes.
Pero aquella sonrisa se evaporó en sus labios y poco a poco fue poniéndose rígida mientras sus ojos se volvían neblinosos. Empezó a sentir frío de nuevo y ráfagas de viento congelado que le helaban las entrañas y entonces…El disco, la cueva, los gruñidos. Algo iba mal. Algo iba mal con…¿Ian? ¿Por qué tenía compañía en las montañas? ¡Debía estar solo! Aquello era peligroso, porque era peligroso ¿Y si era un Pendragon? Cuando volvió en sí misma exhaló y se formó una nube de vaho delante de ella. Tardó un poco más en recomponerse y volvió la vista encima del hombro para ver si alguno del clan lo había visto, pero no -Mierda. Mierda…- Se llevó ambas manos a la cabeza y pensó algo rápido, miró a Ben a los ojos y sonrió de lado antes de lanzarse para besarlo con cierta fiereza.
A medida que lo besaba iba empujándolo a una de las esquinas más oscuras del bar y lo pegó contra la pared para luego restregar su cuerpo contra él, con todo menos suavidad; que incluso a ella que tenía un plan en mente le jugó en contra. Ayudaba mucho el hecho de que no controlara todos sus movimientos gracias al alcohol. Se separó de él y sonrió como excusándose -Necesito que me cubras. Tengo que ir a ayudar a un amigo a las montañas pero no puedes venir porque me convertiré… Escóndete, he dejado mi aroma en ti eso me comprará un par de minutos… Si no he vuelvo en…20 minutos o así dile a Lorcan que he ido a las montañas y que me busque, él sólo, nadie más- Tras eso guardó un poco de silencio y le recorrió el rostro de nuevo, deteniéndose en los labios. Se inclinó y le robó otro beso corto -Tenemos que quedar de nuevo para acabar esto. Prometido- Musitó y después de tomar una gran respiración se desapareció.
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Ya que estaban de risas, hizo lo propio con su comentario, riendo de forma abierta, encogiéndose de hombros -Pues habrá que agradecerle al destino de alguna forma. Con cervezas- Pero luego, tal y como habían dicho, querían disfrutar de la canción bailando bien pegados. Y es que aquella noche parecía prometer, hasta que se pudo rara la cosa, al menos fue después del baile y pudieron dirigirse a la barra para conseguir una jarra del líquido dorado. Ella, por su parte, trató de quitarle hierro al asunto diciendo que aquello eran cosas suyas. Sería todo lo suyo que quisiera, pero aquello fue extraño. Prefirió no darle mayor importancia, pero la siguiente vez no le pillaría de a nuevas.
Ladeó levemente la cabeza y entrecerró los ojos, a fin de fijarse en la mujer con más detalle. Era terriblemente hermosa, claro que eso ya lo había pensado antes y tenía un algo… Le estuvo aguantando la mirada un rato mientras bebía de la cerveza, fijándose en sus labios ahora húmedos -Ben. Benjamin. Pero mi currículum no es tan extenso como el tuyo- Bromeó por aquello de la alfa de no sé qué, ni que fuera Daenerys madre de dragones, la que no arde, etc. Pero de todo aquello lo que le interesó es que era licántropa, algo que ya había casi supuesto, que era alfa, por tanto debía de tener cierto poder en aquel clan. Quizás su jefa -Me pregunto su todas las alfa tienen unos ojos tan bonitos como los tuyos- Dijo poniéndose de codos sobre la barra -O una sonrisa tan perfecta- Recordó al licántropo escondido que tenía en Londres, ¿cómo se llamaba? ¿Ragnok? Él también era especialmente atractivo. ¿Todos los licántropos son… así? Algo que le decía en la nariz que no. Sonrió de medio lado con aquella insinuación de las necesidades, alzando la ceja y cogiendo la jarra para beber. De nuevo, ahí estaba, aquella cosa rara: ¿era algún tipo de poder de visión? ¿proyección astral? No supo cuánto tiempo duró aquello, si minutos, segundos u horas, pero no apartó la mirada de aquel efecto. Cuando volvió en si no supo cómo reaccionar y casi se le cae la jarra de la mano cuando le arrastraron a una esquina. Aquella sensación extraña rápidamente se disipó y se dejó hacer, queriendo él también participar en el intercambio de besos, cogiéndola por la cadera para poder acercarla más hacia su cuerpo. Cuando nos separamos también sonreí, con bastante satisfacción. Lo que no esperaba era lo que pasó después. Empezó a mascullar y a tartamudear sin entender qué mierda estaba pasando y cuando la sangre pareció que volvió al cerebro para poder crear una frase coherente ella le robó otro beso y con las mismas se desapareció. Se quedó estupefacto en aquella esquina, con un calentón que no sabría muy bien cómo podría solucionar…
Ladeó levemente la cabeza y entrecerró los ojos, a fin de fijarse en la mujer con más detalle. Era terriblemente hermosa, claro que eso ya lo había pensado antes y tenía un algo… Le estuvo aguantando la mirada un rato mientras bebía de la cerveza, fijándose en sus labios ahora húmedos -Ben. Benjamin. Pero mi currículum no es tan extenso como el tuyo- Bromeó por aquello de la alfa de no sé qué, ni que fuera Daenerys madre de dragones, la que no arde, etc. Pero de todo aquello lo que le interesó es que era licántropa, algo que ya había casi supuesto, que era alfa, por tanto debía de tener cierto poder en aquel clan. Quizás su jefa -Me pregunto su todas las alfa tienen unos ojos tan bonitos como los tuyos- Dijo poniéndose de codos sobre la barra -O una sonrisa tan perfecta- Recordó al licántropo escondido que tenía en Londres, ¿cómo se llamaba? ¿Ragnok? Él también era especialmente atractivo. ¿Todos los licántropos son… así? Algo que le decía en la nariz que no. Sonrió de medio lado con aquella insinuación de las necesidades, alzando la ceja y cogiendo la jarra para beber. De nuevo, ahí estaba, aquella cosa rara: ¿era algún tipo de poder de visión? ¿proyección astral? No supo cuánto tiempo duró aquello, si minutos, segundos u horas, pero no apartó la mirada de aquel efecto. Cuando volvió en si no supo cómo reaccionar y casi se le cae la jarra de la mano cuando le arrastraron a una esquina. Aquella sensación extraña rápidamente se disipó y se dejó hacer, queriendo él también participar en el intercambio de besos, cogiéndola por la cadera para poder acercarla más hacia su cuerpo. Cuando nos separamos también sonreí, con bastante satisfacción. Lo que no esperaba era lo que pasó después. Empezó a mascullar y a tartamudear sin entender qué mierda estaba pasando y cuando la sangre pareció que volvió al cerebro para poder crear una frase coherente ella le robó otro beso y con las mismas se desapareció. Se quedó estupefacto en aquella esquina, con un calentón que no sabría muy bien cómo podría solucionar…
Había decidido salir a aprovechar mi noche libre después del turno, yendo al bar a tomar algo con algunos compañeros del trabajo. Me apetecía divertirme un rato después de las preocupaciones de los últimos días, y ahora estaba más tranquila con mi padre ya fuera del hospital. Él y Jarkko se habían venido a la casa Knox, donde también teníamos a Aedan bastante tiempo. Se ve que sus padres estaban ocupados. Sabía que Ian estaba de entrenamientos de cosas de licántropos en las montañas, por eso me extrañó ver por el bar a su grupo Fenrir. Seguro que mi hermano era un soso y no se unía a la fiesta.
La que parecía estar divirtiéndose bastante era Savannah, a la que había conocido oficialmente cuando fue a visitar a Jarkko. La miré desde la barra con una sonrisa cotilla al ver que se llevaba a uno de la guardia a una esquina, comentando la jugada con mi compañera de trabajo. Bebí un par de tragos de mi jarra de cerveza antes de volver a mirar hacia esa esquina, parpadeando un par de veces extrañada al ver que la chica había desaparecido.
Pobre...¿Qué habrá pasado? Nadie debería quedarse sin amor en una fiesta. Necesitamos divertirnos. Guárdame la cerveza. - le dije a mi amiga dejándole la copa antes de alejarme de ella, caminando después hacia donde se había quedado Ben. El caso es que no estaba segura de conocerlo, la poca luz que había en el bar y las cervezas anteriores no ayudaban a reconocer a una persona. El caso es que era un joven guardia atractivo, la mayoria de la guardia lo eran.
- Ey! ¿Todo bieen? Te invito a una copa y me cuentas qué ha pasado.
La que parecía estar divirtiéndose bastante era Savannah, a la que había conocido oficialmente cuando fue a visitar a Jarkko. La miré desde la barra con una sonrisa cotilla al ver que se llevaba a uno de la guardia a una esquina, comentando la jugada con mi compañera de trabajo. Bebí un par de tragos de mi jarra de cerveza antes de volver a mirar hacia esa esquina, parpadeando un par de veces extrañada al ver que la chica había desaparecido.
Pobre...¿Qué habrá pasado? Nadie debería quedarse sin amor en una fiesta. Necesitamos divertirnos. Guárdame la cerveza. - le dije a mi amiga dejándole la copa antes de alejarme de ella, caminando después hacia donde se había quedado Ben. El caso es que no estaba segura de conocerlo, la poca luz que había en el bar y las cervezas anteriores no ayudaban a reconocer a una persona. El caso es que era un joven guardia atractivo, la mayoria de la guardia lo eran.
- Ey! ¿Todo bieen? Te invito a una copa y me cuentas qué ha pasado.
Todavía estaba un poco estupefacto por el desplante que acababa de ocurrir delante de mis narices y por el que todavía seguía sin entender. Se supone que nos lo estábamos pasando bien, habíamos bebido y nos estábamos alegrando mutuamente y entonces… ¿habría hecho algo mal? La cosa es que no estaba dolido, ni enfadado, solo confuso. Se rascó la nuca mientras salía del rincón sin estar muy seguro de qué es lo que debía hacer según las indicaciones que le había dado Savannah, ¿tendría que esconderse hasta pasados 20 minutos? ¿sencillamente debía dejarse estar hasta que alguien pasara por allí y le preguntara?
Con aquellas dudas se separó de la esquina y se aproximó a la barra, lugar donde estaba la cerveza que había dejado a medias. A su alrededor el resto de los compañeros de la guardia andaban bastante entretenidos, con las otras chicas que andaban roneando con ellos. Sonreí con un poco de envidia, maldita fuera mi suerte. Pero pareciese que la soledad no iba a tardar en desaparecer, giré hacia la pelirroja que parecía unirse a la conversación -Veo tu copa y subo la apuesta- Le dije, en tono de broma, pidiendo al camarero una copa para cada uno creo que cervezas para ambos -Voló… y yo no volé y entonces ni idea de qué cojones ha pasado- Me encogí de hombros, todavía tratando de asimilar aquella situación. Suspiré y cogí la cerveza, que justo era servida en ese momento -Por las oportunidades perdidas y las nuevas oportunidades- Giré hacia ella, a fin de brindar, refiriéndome, claramente a ella con aquello. No era tan exuberante como la mujer de pelo blanco, pero tenía cierto encanto que… no sabría decir. Tenía algo.
Con aquellas dudas se separó de la esquina y se aproximó a la barra, lugar donde estaba la cerveza que había dejado a medias. A su alrededor el resto de los compañeros de la guardia andaban bastante entretenidos, con las otras chicas que andaban roneando con ellos. Sonreí con un poco de envidia, maldita fuera mi suerte. Pero pareciese que la soledad no iba a tardar en desaparecer, giré hacia la pelirroja que parecía unirse a la conversación -Veo tu copa y subo la apuesta- Le dije, en tono de broma, pidiendo al camarero una copa para cada uno creo que cervezas para ambos -Voló… y yo no volé y entonces ni idea de qué cojones ha pasado- Me encogí de hombros, todavía tratando de asimilar aquella situación. Suspiré y cogí la cerveza, que justo era servida en ese momento -Por las oportunidades perdidas y las nuevas oportunidades- Giré hacia ella, a fin de brindar, refiriéndome, claramente a ella con aquello. No era tan exuberante como la mujer de pelo blanco, pero tenía cierto encanto que… no sabría decir. Tenía algo.
- Perfecto, esta ronda invito yo. - respondí alegremente cogiendo la jarra nueva que nos trajeron, mucho mejor que la anterior que ya estaba calentuja. Después me reí por su modo de contar lo que había pasado con la chica del clan, eso era sentido del humor. - Misterios de la vida...seguro que es un plan cósmico del universo en la quinta vibración. Pero no te preocupes, al menos no acabarás convertido en silicio. - comenté místicamente mirándole con interés antes de brindar con él de manera enérgica repitiendo las palabras que él había dicho. Me pareció un buen brindis, uno optimista. No se iba a quedar lloriqueando en una esquina, estábamos de fiesta. A lo mejor Savannah había ido a buscar a mi poco festivo hermano, o tal vez a Jarkko, para que socializase también.
- Esto es lo mejor que puedes hacer, venirte al bar con tus amigos después del trabajo. Los de la guardia me caéis bien. Yo trabajo en el hospital...¿puede ser que te conozca de ahí? a lo mejor te he hecho algún remiendo...- bromeé antes de beber un buen trago, animándome a acercarme más a él. Era fornido dentro de sus posibilidades, los guardias no podían ser esmirriados. Le pasé una mano por la cara, parecía que me quería sonar de algo pero no lo tenía claro. La noche me confundía a veces. Rocé sus labios con mi pulgar al llegar ahí, subiendo la mirada alternativamente desde ahí hasta sus ojos.
Ya había insistido en pagar la ronda cuando le dije lo de que aceptaba la apuesta, pero ella volvió a insistir, de modo que ya no volví a ofrecerme para pagar. No iba a pecar de pesado, y de mantenido tampoco. Una invitación era una invitación. Y si a ella le hacía ilusión pagar, no sería él el que le quitara sus sueños. Le agradó su risa al contar la historia, y en aquel momento se sintió como si fuera un gran cómico, aunque la verdad es que lo que había dicho era una chorrada, pero le satisfizo que ella se riera. Eso sí, su respuesta no la entendió. WTF? Sicilio? Sonrió un poco perdido y asintió -Pues me voy a acordar de la madre de los planes cósmicos…- Por no hablar feo, que no estaba bien hacerlo cuando conocías por primera vez a una persona. Porque…. ¿nos conocíamos de primeras? La cosa es que su cara me quería sonar de algo pero no terminaba de ubicarla. Bebí de la cerveza, mirando poco descaradamente a la muchacha, todavía dándole vueltas al tema.
Ella pareció entender aquella ojeada porque enseguida se presentó -¡Ah! Estaba dándole vueltas porque tu cara me sonaba, pero no te situaba. Claro sin el pijama, parecéis otras personas. Pues seguramente alguna de estas suturas sean cosa tuya- Bromeé, enseñándole las cicatrices, que habían curado bastante bien, de la batalla en la ciudadela Alpha. Para descubrirlas tuve que levantarme parcialmente la camiseta y la sobrecamisa que llevaba en ese momento, dejando ver parte de los músculos que ya empezaban a notarse por los entrenamientos físicos de la guardia. Y así aprovechaba y lucía tipín, aunque tampoco era el objetivo prioritario de aquello. Volví a apoyarme en la barra para volver a tomar un trago de cerveza cuando ella me tocó la cara y luego los labios con su dedo pulgar. Un escalofrío me recorrió la espalda que se convirtió en calentura de nuevo. Secuestré su dedo con mis labios y pasé mi mano por su cintura, para poder estrechar nuestras distancias aproximándola a la nulidad. Fijé mi mirada en sus ojos, tal y como estaba haciendo ella con los míos y luego me fijé en sus carnosos labios. Ya era la segunda vez que aquella noche se aproximaba a una mujer, en otras ocasiones no se hubiera atrevido, o lo hubiera hecho de otra forma, pero, qué mierda. Se acercó a los labios de ella y la besó, pero de una forma breve y tímida, para tentar el terreno y saber si estaba interpretando las señales o se le estaba yendo la pinza. Al separarse quedó muy cerca de ella, con los ojos entreabiertos, esperando que ella siguiera con el beso, si es que quería hacerlo…
Ella pareció entender aquella ojeada porque enseguida se presentó -¡Ah! Estaba dándole vueltas porque tu cara me sonaba, pero no te situaba. Claro sin el pijama, parecéis otras personas. Pues seguramente alguna de estas suturas sean cosa tuya- Bromeé, enseñándole las cicatrices, que habían curado bastante bien, de la batalla en la ciudadela Alpha. Para descubrirlas tuve que levantarme parcialmente la camiseta y la sobrecamisa que llevaba en ese momento, dejando ver parte de los músculos que ya empezaban a notarse por los entrenamientos físicos de la guardia. Y así aprovechaba y lucía tipín, aunque tampoco era el objetivo prioritario de aquello. Volví a apoyarme en la barra para volver a tomar un trago de cerveza cuando ella me tocó la cara y luego los labios con su dedo pulgar. Un escalofrío me recorrió la espalda que se convirtió en calentura de nuevo. Secuestré su dedo con mis labios y pasé mi mano por su cintura, para poder estrechar nuestras distancias aproximándola a la nulidad. Fijé mi mirada en sus ojos, tal y como estaba haciendo ella con los míos y luego me fijé en sus carnosos labios. Ya era la segunda vez que aquella noche se aproximaba a una mujer, en otras ocasiones no se hubiera atrevido, o lo hubiera hecho de otra forma, pero, qué mierda. Se acercó a los labios de ella y la besó, pero de una forma breve y tímida, para tentar el terreno y saber si estaba interpretando las señales o se le estaba yendo la pinza. Al separarse quedó muy cerca de ella, con los ojos entreabiertos, esperando que ella siguiera con el beso, si es que quería hacerlo…
Bebí otro par de tragos tras reírme por lo de cagarse en los planes cósmicos, me estaba pareciendo simpático el chaval. - Espero que lo de parecer otras personas sin el pijama sea para bien. - bromeé cuando dijo que le sonaba mi cara, que tal vez sí me conocía del hospital. - Si leíste "Chloe" en la identificación de la bata, esa era yo. - me señale con el pulgar, orgullosa de estar trabajando ya en el hospital. Había sido mi objetivo desde que me di cuenta de que quería ser sanadora. Observé sus abdominales con una sonrisilla pícara cuando se levantó la camisa un momento, asintiendo a que tal vez alguna sutura fuese cosa mía.
- Tal vez...o tal vez no. Yo creo que todo eso lo recordaría. - tras aquel inicial y breve intercambio de palabras comenzó el acercamiento, primero por mi parte al rozar sus labios al acariciar su cara. Dejé que me aproximase a él al poner su mano tras mi cintura, subiendo la mía por su bíceps de guardia fuertaco. Cerré los ojos cuando él se decidió a dar el primer paso con ese beso breve para tantear el terreno, sonriendo levemente cuando él se separó. El segundo paso lo di yo, iniciando otro beso más intenso para demostrarle que me apetecía seguir con el juego. Seguimos así un poco más, pero conforme pasaba el tiempo el tono de aquello fue subiendo. Demasiado para seguir apoyados contra la barra. Me separé de él mordiéndome el labio inferior y sin apartar la mirada de él, tomándolo de la mano para guiarlo hacia la zona de los aseos de mujeres del bar. Cerré la puerta tras entrar en aquel lugar, unos baños que no eran para nada sucios y apestosos. Eran limpios y perfectos como todo en Ouroboros, hasta con grifería dorada. - ¿Por dónde íbamos? - pregunté con media sonrisa, apartándome el pelo hacia un lado después de recolocarme la falda vaquera. Tiré de él hacia los lavabos, agarrándolo por la solapa de su uniforme de guardia, los trajeados siempre me parecían interesantes. Comencé a desabrocharle los botones de la camisa con una mano mientras colaba la otra por debajo, tocando por fin los abdominales que me había mostrado antes.
- Tal vez...o tal vez no. Yo creo que todo eso lo recordaría. - tras aquel inicial y breve intercambio de palabras comenzó el acercamiento, primero por mi parte al rozar sus labios al acariciar su cara. Dejé que me aproximase a él al poner su mano tras mi cintura, subiendo la mía por su bíceps de guardia fuertaco. Cerré los ojos cuando él se decidió a dar el primer paso con ese beso breve para tantear el terreno, sonriendo levemente cuando él se separó. El segundo paso lo di yo, iniciando otro beso más intenso para demostrarle que me apetecía seguir con el juego. Seguimos así un poco más, pero conforme pasaba el tiempo el tono de aquello fue subiendo. Demasiado para seguir apoyados contra la barra. Me separé de él mordiéndome el labio inferior y sin apartar la mirada de él, tomándolo de la mano para guiarlo hacia la zona de los aseos de mujeres del bar. Cerré la puerta tras entrar en aquel lugar, unos baños que no eran para nada sucios y apestosos. Eran limpios y perfectos como todo en Ouroboros, hasta con grifería dorada. - ¿Por dónde íbamos? - pregunté con media sonrisa, apartándome el pelo hacia un lado después de recolocarme la falda vaquera. Tiré de él hacia los lavabos, agarrándolo por la solapa de su uniforme de guardia, los trajeados siempre me parecían interesantes. Comencé a desabrocharle los botones de la camisa con una mano mientras colaba la otra por debajo, tocando por fin los abdominales que me había mostrado antes.
Me gustó que se riera de nuevo con la bobada de los planes cósmicos. A decir verdad, tenía una sonrisa bonita y bastante agradable. Como entrañable y sin maldad. Ser medimaga le sentaba como un guante. Respondí con un trago de la cerveza, y casi acabándola ya. -Pues puedes creerme si te digo que te queda estupendamente. No como a ese brabucón de Oscurus y su mal humor- Arrugué el ceño, cada vez que se pasaba por la planta para revisar a los que estábamos allí ingresados, todo el mundo se echaba a temblar. Bebió otro trago de cerveza y la dejó sobre la barra, apartándola de él. Sonreí abiertamente, usando su estrategia -Pues si leíste “Benjamín” en el informe de urgencias, entonces es que estás ante el auténtico- Aquella forma de presentarse le resulto simpática y agradable. Muy diferente a la que había ocurrido hacía un par de minutos con Savannah. -Ah, pues son un maravilloso trabajo- respondió de una forma muy inocente, sin haber pillado el doble sentido sobre acordarse de todo aquello que le había soltado la pelirroja, dado que él iba por otros lados, más por el elogio que por el tema físico.
Y en físico se transformó la conversación. Primero habían acortado distancias y ahora estaban tocándose mutuamente y pasando a los besos. Gracias a Merlín no había interpretado mal las señales y ahora era ella la que respondía con un segundo, mucho más intenso y excitante que el anterior. La veda estaba abierta, claramente, y se acabaron los tientos. Se respondieron varias veces, hasta llegaron a jugar con sus lenguas y se acercaron al cuello y al lóbulo de la oreja, para excitar otras zonas corporales. Le miré a los labios cuando ella me los mordió para separarme de ella y recobrar un poco la respiración, ya de por sí agitada. Me dejé coger de la mano y arrastrarme al baño, con una sonrisa pícara y ladeada. Miré a mi alrededor buscando la mirada de mis compañeros, Gonzalez en ese momento me echó un ojo y yo le alcé las cejas, antes de desaparecer en el interior y acabar apoyado en los lavabos. -Por la mejor parte- La cogí por la cintura para arrimarla de nuevo a mí hasta chocar con el lavabo mientras volvía a besarla, para que luego fuera ella la que me cogió por la solapa de la camisa y acabamos dentro de uno de los lavabos. Cerré la puerta con el pie y giré para quedar apoyado en la puerta del urinario y que nadie se atreviera a molestarnos. Comencé a jugar con el cuello de la muchacha, mordiendo levemente algunos de sus músculos, subiendo hasta la oreja de nuevo y haciendo lo propio con sus labios. Dejé que sus manos juguetearan con mi cuerpo y trabajaran con mi camisa, mientras pasaba mis manos por debajo de su camiseta recorriendo su cuerpo y arrastrar la tela hasta quitársela por encima de la cabeza y deshacernos de la prenda. Le ayudé con la camisa y la camiseta, tirándolas también por ahí. Nuestros torsos descubiertos ahora chocaron y fui buscando con la boca, bajando desde la clavícula hasta perderme en sus senos, todavía cubiertos, por poco tiempo, por el sujetador.
Y en físico se transformó la conversación. Primero habían acortado distancias y ahora estaban tocándose mutuamente y pasando a los besos. Gracias a Merlín no había interpretado mal las señales y ahora era ella la que respondía con un segundo, mucho más intenso y excitante que el anterior. La veda estaba abierta, claramente, y se acabaron los tientos. Se respondieron varias veces, hasta llegaron a jugar con sus lenguas y se acercaron al cuello y al lóbulo de la oreja, para excitar otras zonas corporales. Le miré a los labios cuando ella me los mordió para separarme de ella y recobrar un poco la respiración, ya de por sí agitada. Me dejé coger de la mano y arrastrarme al baño, con una sonrisa pícara y ladeada. Miré a mi alrededor buscando la mirada de mis compañeros, Gonzalez en ese momento me echó un ojo y yo le alcé las cejas, antes de desaparecer en el interior y acabar apoyado en los lavabos. -Por la mejor parte- La cogí por la cintura para arrimarla de nuevo a mí hasta chocar con el lavabo mientras volvía a besarla, para que luego fuera ella la que me cogió por la solapa de la camisa y acabamos dentro de uno de los lavabos. Cerré la puerta con el pie y giré para quedar apoyado en la puerta del urinario y que nadie se atreviera a molestarnos. Comencé a jugar con el cuello de la muchacha, mordiendo levemente algunos de sus músculos, subiendo hasta la oreja de nuevo y haciendo lo propio con sus labios. Dejé que sus manos juguetearan con mi cuerpo y trabajaran con mi camisa, mientras pasaba mis manos por debajo de su camiseta recorriendo su cuerpo y arrastrar la tela hasta quitársela por encima de la cabeza y deshacernos de la prenda. Le ayudé con la camisa y la camiseta, tirándolas también por ahí. Nuestros torsos descubiertos ahora chocaron y fui buscando con la boca, bajando desde la clavícula hasta perderme en sus senos, todavía cubiertos, por poco tiempo, por el sujetador.
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A partir de ese momento empezaron a sobrar las palabras, ambos queríamos divertirnos. Apoyé mis manos en sus pectorales para empujarlo levemente contra la puerta del baño en el que habíamos entrado, asegurándome de echar el cerrojo para no tener que estar pendientes de si abrían o no la puerta. Después de eso volví a dedicarme plenamente a lo que íbamos, comenzando a acariciar su cuerpo por debajo de la camisa, deleitándome con su torso antes de ir hacia su espalda.
Eché la cabeza ligeramente hacia atrás para darle mejor acceso a mi cuello, volviendo después a buscar sus labios de manera apremiante, profundizando más el beso. La temperatura fue subiendo hasta el punto de que ya empezaba a sobrarnos la ropa, así que le ayudé a que me quitase la camiseta y yo hice lo propio con la suya. Nuestras pieles se encontraron en un cálido y agradable contacto, despertando más el deseo de seguir explorando por la sensación placentera de sus labios llegando a mis pechos.
Mis manos recorrieron un camino descendente desde sus omóplatos hasta sus caderas, siguiendo después por debajo de su pantalón para estrechar su culo pétreo y prieto y acercarlo aún más a mí. Subí nuevamente para llevarlas a su cintura, desabrochando el cinturón y el botón para deslizar mi mano por allí para encontrarme con el efecto que todo el juego previo había surtido en su virilidad. Tiré hacia abajo de su pantalón para liberarlo de él, aunque a ambos nos quedaba todavía quedaba la ropa interior de por medio. Me sujeté a su cuello antes de enroscar las piernas en su cadera, besando ahora su cuello y dejando incluso algún pequeño mordisco apasionado. Dejé escapar un leve jadeo al provocar el roce rítmico de nuestras zonas íntimas, transformando aquello ya en una imperiosa necesidad en la que sólo quería que arrancase la poca tela que nos quedaba.
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- Sentí su empujó y me dejé llevar por la fuerza hasta pegar mi espalda a la puerta del baño. Aquella mínima demostración de fuerza me pareció sugerente y daba la impresión de las ganas de disfrutar que teníamos ambos. Desabroché el sujetador sin mayores problemas e igualmente me deshice de la prenda. Me aparté un poco de ella, para poder verla con distancia y disfruté de su desnudez, sonriendo con picardía, y atacar sus senos, cogiéndolos con ambas manos y mordiéndoles con suavidad en su contorno y pezones. Necesito separarme de ella para poder coger aire, en ese momento aprovecho para de rodearla nuevamente y acercarla todo lo posible a mi cuerpo, agarrando con fuerza su muslo para subir su pierna por encima de mi cadera y poder acceder a sus glúteos, pasando la mano por debajo de la falda y la ropa interior.
Ahogué un gemido, que se convirtió en jadeo cuando tocó mi masculinidad, provocando un escalofrío que me recorrió toda la espalda como un chispazo y tuve que morderme el labio para tratar de controlar los instintos, deseando poder tomarla en aquel mismo momento. El roce de nuestras zonas me hacía arquear mi espalda a cada jadeo. Me deshice de las partes inferiores de la ropa, dejándolas por ahí, sin prestarle especial interés, quedando descalzo y desnudo en ese momento. Con las manos todavía debajo de la falda, al tenerla cogida por los muslos, me facilitó el hecho de quitarle la ropa interior y dejarla por ahí. Palpé con la mano libre su zona: húmeda, caliente. Disfruté su tacto y recorrí toda su zona con los dedos corazón y anular, jugando con sus labios, describiendo círculos en la zona más excitada, facilitando su lubricación.
Le mordí el cuello con ansia y retiré mi mano de aquella zona para poder coger a Chloe con ambas manos y abarcar toda la superficie de sus nalgas y subirla hasta la altura de mi ombligo. Aquellas zonas excitadas se aproximaron y mi virilidad se introdujo lentamente sobre la lubricada y abierta feminidad de la mujer. Ahogó un jadeo que se convirtió en gemido al notar el calor absorbente de la ella sobre su miembro y tuvo la necesidad de empujar más hacia al fondo, empezando con un ritmo lento, ayudándose de sus brazos para subir y bajar a la muchacha.
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Le eché una miradilla pícara y recíproca a la suya cuando me despojó finalmente del sujetador, apartándose un momento para verme mejor. Me gustó el modo en que me miró, y más aún la manera en que se me erizó la piel cuando abordó mis pechos. La excitación fue en aumento con cada roce de nuestras partes, siguiendo un poco más con aquel juego hasta que ya fue imposible aguantar y tuvimos la urgencia de quedar por fin completamente desnudos. Lo apreté contra mí más fuerte con mis piernas alrededor de su cadera, sujetándome a él también con los brazos. Pegué mis pechos contra el suyo, disfrutando del contacto de su piel. Una mano fue acariciando su fornida espalda hasta subir a su nuca, atrayéndolo hacia mi para besarlo una vez más. Al separarme me mordí levemente el labio inferior, mirándolo con deseo un instante antes de que comenzase a pasear su mano por mi zona íntima. Dejé escapar un sonido de placer, cerrando los ojos un momento mientras arqueaba levemente la espalda ante aquellas atenciones que dejaban el terreno preparado. El guardia sabía lo que se hacía.
Los fuertes brazos de Benjamin me sujetaron con firmeza en el momento en que él comenzó a entrar en mí, despacio hasta que terminó de empujar hacia el fondo. De mis labios salió un suave jadeo al sentirlo, tomándome un momento para acomodarme antes de que iniciase el vaivén. Enseguida comencé a mover mi cadera de manera sinuosa, acompañando el ritmo que él marcaba con la suya. Iba subiendo y bajando con cada embestida de él, provocándome oleadas de sensaciones placenteras y un cosquilleo en la parte baja que iba en aumento. Una mano permaneció en su cuerpo, pero tuve que apoyar la otra en la pared de al lado cuando los movimientos pasaron a ser cada vez más potentes e intensos, más rápidos y lujuriosos como si fuese un baile aproximándose a su parte final. Gemidos y jadeos de diferentes intensidades resonaron entre las paredes del estrecho cubículo en el que nos encontrábamos, aumentando la temperatura del lugar con nuestros cuerpos. Con cada empuje notaba que se aproximaba el inminente clímax, hasta que llegado el momento final sentí una especie de descarga recorriendo todo mi cuerpo y nublando mi sentido. Por suerte la música del bar estaba tan alta que impidió que se escuchasen los sonidos que salieron de nuestras gargantas durante colofón de la sesión, tras el cual quedé varios segundos con la frente apoyada sobre su hombro mientras iba recuperando el ritmo normal de respiración.
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- Me pareció muy sugerente notar cómo los músculos de Chloe se tensionaban para sujetarse con mayor firmeza y se acoplaban a mis manos que seguían cargando a la pelirroja sin mayores problemas. Nos fundimos en otro beso, los cuales cada vez iban en mayor fuerza e intensidad, resultado de la excitación de ambos. Dibujé una sonrisa socarrona cuando me soltó el labio después de su último mordisco, aventurando lo que estaba por venir, la excitación de su feminidad, trabajando aquella parte a distintos ritmos a fin de producir mayor placer, que se visualizaba en el arqueo de la espalda de ella. Aquello me excitaba como hacía mucho tiempo que no ocurría. Me mordí el labio inferior y miré a Chloe con intensidad mientras avanzaba en el terreno y trabajaba ahora con mi excitada virilidad.
Estaba apoyado contra la pared, con los brazos de Chloe por encima del hombro, y las piernas rodeándome el cuerpo. La primera entrada fue lenta, superficial, al fin de ir dilatando. Se fueron siguiendo una tras otra, hasta alcanzar la profundidad total. Sus nalgas chocaban con la piel de mi bajo abdomen, en un sonido característico. Aquello produjo un reflejo que recorrió todo mi interior y me llevó a emitir un gemido de placer que se continuó con un jadeo, y así de forma alternante con cada vaivén del juego sexual de ambos. Fui cambiando los ritmos según me iba surgiendo, que además se iban acompasando con los movimientos de la cadera de ella. Joder, era una maestra en la tarea. Notaba las contracciones de su sexo y aquello producía sensaciones placenteras en el mío, haciéndome apretar los dientes para ahogar un gemido ronco y profundo.
Paramos un segundo, para coger fuerzas mientras nuestras respiraciones se empezaban a acompasar. Sonreí a la chica con malicia, clavando mi mirada azul hielo en ella. Me relamí los labios para cogerla por la nuca y juntar su cara a mi cuello, mientras que con el otro brazo la abarqué. Y sin separarnos de aquella posición la cargué, girando hasta que pude sentarme en el retrete, quedando ahora ella encima de mi cuerpo sudoroso. Eché la cabeza hacia atrás y la sonreí de medio lado, mientras mi torso subía y bajaba con la respiración. Ahora sería ella la que pudiera marcar el ritmo y su propia velocidad.
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- Nos tomamos un momento para recuperar la respiración y descansar tras haber acabado, acompañando nuestras miradas con una sonrisa pícara como cómplices de la travesura realizada. Debía reconocer que tenía unos ojos bonitos, no era sólo el cuerpo. Buscar más allá en las miradas de la gente era una de mis costumbres, me gustaba ver qué podía averiguar de ellos si me fijaba un poco más. - Paraa, que me vas a derretir. - bromeé con una pequeña risa tras aquella mirada suya, ya con la respiración más acompasada y las mejillas todavía sonrosadas por la actividad. Me gustó su ímpetu que parecía decir que se sentía con fuerzas para continuar. Yo no iba a negarme, me lo había pasado muy bien y también tenía ganas de un poco más, o lo que surgiese. - A mí la guardia...- susurré antes de morderle suavemente el cuello cuando lo aproximó a mi cara, dejando después que me cargase para quedar sentada encima de él. La cosa se ponía interesante con ese cambio de posición para la que sería la segunda ronda en aquel lugar improvisado.
Subí mis manos desde sus abdominales hasta sus pectorales, acariciando cada músculo sin apartar la mirada de él. Sentí el latido acelerado de su corazón mientras su pecho subía y bajaba, mordiéndome el labio un instante antes de lanzarme de nuevo para besarlo con ganas. Rodeé su cuello con mis brazos mientras profundizaba un poco más, separándome después poco a poco. Guié una de sus manos a mi cadera, dejando libre la otra para que él la llevase donde quisiera. Puse las mías sobre su pecho como punto de apoyo, comenzando a describir movimientos circulares con la pelvis como si de una danza se tratase. Tras esa primera toma de contacto fui imprimiendo algo más de velocidad a aquel gesto, aunque todavía con un ritmo cadencioso, disfrutando de las sensaciones que volvían a aparecer en escalada. No tardé mucho en necesitar un poco más, cambiando el movimiento para empezar a subir y bajar sobre el arrectus (xD) artefacto de Benjamin. Cada nueva ida y venida sacaba sonidos de placer desde mi pecho, provocando un sinuoso choque de nuestros cuerpos. Ahora era yo la que dirigía, aunque siempre buscando la compenetración con mi compañero.
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- Su comentario sobre derretirse me arrancó una sonrisa abierta y una carcajada, había que reconocer que la muchacha tenía sus ocurrencias. Guapa, lista y posiblemente divertida. -A sus órdenes, majestad- Le respondí en su mismo tono jocoso con su segundo comentario, con el poco aire que todavía me quedaba del fuelle. Dibujé una sonrisa divertida, señalando que todavía podía con un asalto más, y me dejé morder el cuello, con un gruñido quedo de placer que hizo que se me estremeciera todo el cuerpo y erizase cada uno de los pelos del vello. Y menos mal que cambiaron de posición, porque de seguir así se le cansarían los brazos y terminaría por caerse, de esta forma, ella podía ser más partícipe y él podría descansar sus bíceps, al menos, por un rato.
Mi espalda se arqueó con la sensación de humedad y calor al entrar en las profundidades de Chloe, y una contracción recorrió todos los músculos, marcando todavía mucho más la musculatura. Exhalé aire cálido en un jadeo antes de que Chloe me rodeara con sus brazos y pudiera incorporarme para poder acceder a su boca con mayor facilidad mientras ella era la que trabajaba en el vaivén de sus caderas, produciendo placeres que provocaban gemidos que trataba de sostener en lo más profundo de mi garganta, quedando como murmullos por debajo de la música del bar. La besé con la ansiedad que me estaba pidiendo el cuerpo en esos momentos de excitación y calentamiento, separándome de ella para recuperar la respiración y poder verla con los ojos entrecerrados, mirando fijamente sus labios que me pedían a gritos que les volviera a atacar, para describir una trayectoria descendente con la punta de la nariz desde sus labios hasta sus senos y poder volver a jugar con mi lengua, describiendo círculos en sus pezones, mordiéndolos con dulzura y cuidado, buscando otro de sus puntos erógenos. La mano que estaba sobre su cadera descendió levemente, para llegar hasta su nalga y abarcarla con toda mi mano y empujar su pelvis con fuerza hacia mi masculinidad, para poder alcanzar zonas inexploradas en su interior, zonas cálidas, húmedas y apretadas.
La respiración se aceleraba con cada embestida y con sus movimientos de cadera empecé a notar que se acercaba el clímax. Me mordí el labio y junté mi frente con la suya, nuestros torsos entraron en contacto entre ellos, húmedos y pegajosos por el sudor. Respiré su aroma cálido y sexual con profundidad y le miré a los ojos y a sus labios. Ahora empecé a marcar yo una velocidad más lenta, pero más profunda con la cadera. Alcanzado el momento todos los músculos se contrajeron al unísono y se me detuvo la respiración por un momento. Cerré los ojos disfrutando de nueva excitación y humedad que se sumaba al juego del placer.
- +18:
El juego entre mi cadera y la suya se convirtió en un incesante ir y venir, alternando diferentes movimientos e intensidades que arrancaban jadeos ahogados que se confundían con la música del local. Me mordí el labio inferior tras dejar escapar un gemido suave cuando su boca recorrió mis pechos, provocando placenteras sensaciones que erizaron mi piel. Eché la cabeza ligeramente hacia atrás para dejarle el camino más libre, cabalgándolo cada vez con más ímpetu conforme el cuerpo lo iba demandando. Mis manos rodearon después su espalda, pasando mis brazos bajo los suyos para asirme con fuerza a la zona de sus omóplatos.
Con cada nuevo envite llegaba más lejos, estrechándolo en lo más profundo de mi cuerpo. Sentí su descarga final en una potente y profunda última embestida suya, estremeciéndome de placer en ese instante de éxtasis que pareció una eternidad. Después me dejé ir sobre su cuerpo, abrazándole para esconder mi cara en su cuello un momento mientras volvía a recobrar mi ritmo de respiración normal poco a poco. - Uff...esto hay que repetirlo luego, ha sido ...- iba a decir alguna cosa mística, pero ya se había quedado con cara de póker con lo de la quinta vibración y no quería confundirlo.
Tras dejarle un beso corto en los labios lo liberé saliendo de él definitivamente, levantándome de su regazo para ponerme en pie. Había quedado más que satisfecha con nuestro improvisado encuentro, como podía deducirse de mi sonrisa al mirarle desde mi altura antes de comenzar a recoger mi ropa del suelo. Comencé a vestirme sin demasiada prisa y sin dejar de mirar descaradamente su cuerpo ahora sin la urgencia de antes, apreciando más cada detalle. Tenía que saber de qué me sonaba su cara.
- ¿Qué vas a hacer ahora, Benjamin? ¿sigues de fiesta con tus amigos o te vas a a casa? Yo tengo que irme ya...se me ha hecho un poco tarde y mañana tengo guardia. - me puse nuevamente la ropa interior, empezando a subirme la falda poco después mientras esperaba a que él estuviese vestido para poder abrir la puerta.
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Ocupación
Bando
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Edad
Nacionalidad
El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Embarazo' :
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Cargué a Chloe sobre mi pecho, el cual ascendía y descendía a velocidad acelerada pero rítmica según iba recuperando la normalidad de sus ciclos después del último embiste tan sumamente placentero. Sonreí y dirigí mi mirada hacía la mujer que yacía sobre mi pecho en ese momento, rodeándola con el brazo, acabando su frase -… algo digno de repetir- Suspiró mirando al techo, satisfecho, mientras ella se bajaba y empezaba a recoger las ropas. Me incorporé para quedar sentado en el urinario, contemplando su cuerpo sin moverme mucho, con movimientos pausados mientras yo también procedía a recoger la ropa y vestirme, dirigiéndole alguna mirada descarada, buscando poder contactar visualmente con ella, de una manera cómplice por aquella travesura que acabábamos de realizar. Aproveché que estaba sentado para localizar las prendas interiores y el pantalón, comenzando a vestirme por la parte inferior.
-¿No te apetece tomarte una última cerveza? Hay que reponer electrolitos, lo dicen los médicos- Bromeé mientras me calzaba las botas, con clara intención de seguir un rato más, porque la fiesta todavía podía continuar. Él, a diferencia de ella, no tenía que madrugar para su turno y de hacerlo tampoco le importaba ir de empalmada… aunque debería ducharse antes de entrar a la guardia. O no, y así podría presumir. Aquello le arrancó una sonrisa sibilina en lo que se ponía la camiseta, dejando sentir el cuello de la misma rozando sus labios y nariz, todavía sensibles por el roce con Chloe.
Terminamos de vestirnos, pero antes de salir, bloqué la puerta, estirando el brazo y quedando delante de Chloe. La miré con interés de nuevo, le sonreí levemente y le robé un beso húmedo que sellaba y ponía fin a todo aquello, por ahora -La guardia, para servirte- Tras aquello abrí la puerta para salir del cubículo u del baño, donde el volumen de la música elevada nos envolvió. Aquella sala se había llenado de más gente en lo que nosotros estábamos ocupados, ¿cuánto tiempo había pasado? Localicé a mis compañeros, que también parecían estar bastante a su bola, sin echarme mucho de menos. -Mierda, Lorcan- Me llevé la mano a la cabeza, echando hacia atrás mi sudoroso pelo
-¿No te apetece tomarte una última cerveza? Hay que reponer electrolitos, lo dicen los médicos- Bromeé mientras me calzaba las botas, con clara intención de seguir un rato más, porque la fiesta todavía podía continuar. Él, a diferencia de ella, no tenía que madrugar para su turno y de hacerlo tampoco le importaba ir de empalmada… aunque debería ducharse antes de entrar a la guardia. O no, y así podría presumir. Aquello le arrancó una sonrisa sibilina en lo que se ponía la camiseta, dejando sentir el cuello de la misma rozando sus labios y nariz, todavía sensibles por el roce con Chloe.
Terminamos de vestirnos, pero antes de salir, bloqué la puerta, estirando el brazo y quedando delante de Chloe. La miré con interés de nuevo, le sonreí levemente y le robé un beso húmedo que sellaba y ponía fin a todo aquello, por ahora -La guardia, para servirte- Tras aquello abrí la puerta para salir del cubículo u del baño, donde el volumen de la música elevada nos envolvió. Aquella sala se había llenado de más gente en lo que nosotros estábamos ocupados, ¿cuánto tiempo había pasado? Localicé a mis compañeros, que también parecían estar bastante a su bola, sin echarme mucho de menos. -Mierda, Lorcan- Me llevé la mano a la cabeza, echando hacia atrás mi sudoroso pelo
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