Coliseo de Roma [ The Arena]

El miembro 'Wthyr Pendragon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Ataque' :

Le habló a Dyos, varias veces, mientras iban por el laberinto para que supiera que ya habían ido por él, que la Brigada estaba allí, que estaba saliendo de ese lugar oscuro, de esa celda y de la tortura que había estado viviendo. En ese momento sólo podía pensar en llegar hasta el barco y meterlo en el tanque, que se recuperara.

Siguió y siguió, sacando lo mejor del grifo y siguiendo el camino más por instinto que por memoria. Entonces, llegó hasta la zona de las puertas y allí no había ningun campo y cuando lo vio abierto sonrió, avanzando rápidamente para encontrarse a la Brigada en todo su esplendor. Sonrió abiertamente -Tengo a Dyos…Pero están en problemas abajo ...demasiados guardias- Miró a Ben, ignorando completamente que estaba desnudo pero aquello sólo le robó una risa magistral.

-Os espero arriba, jefe, Brigada- Dijo haciendo un saludo casi militar y despegó el grifo directo hacia el barco sin mirar atrás, sabía que el tiempo podía acabarse en cualquier momento.

No sabía qué contestar a la respuesta de Francesco, porque, a decir verdad, maldita sea, tenía razón. Y.. y aquella actitud y aquella seguridad, en el fondo, le gustó. Sí, tenía que reconocerlo. De no estar oculta, el hombre habría visto que se había ruborizado. -Pues entonces piensa en cosas bonitas y sobrevive-  Tampoco le pudo seguir dando bola, pues tenía un montón de gente que curar y atender. Entre ellos, al capi, y acabar con la maldita estatua era otra de las necesidades. Liberado el portal, podrían huir de allí de una maldita vez.

La sorpresa fue mayúscula cuando cierta cabellera roja apareció, tranquilizada porque Ben había sanado correctamente. Demasiado correctamente, quizás, dado su desnudez… eso , o había perdido completamente la cabeza. Le seguía Imram. Llegaban los refuerzos. Aquello saldría bien. Entrar y salir. -Solo hay que tratarla con cariño- Bromeé con el capi y su zafiro, mientras Fue Dae la que respondió y observó al grupo de muggles operar con su antiguo líder.  Se lo devolví dejando caer la piedra en uno de los bolsillos interiores de la chaqueta. -Vamos a darles tiempo para sacar de aquí a Marco- Murmullé al capi, que no le debía tener muy lejos, mientras, esta vez con el bo, atacaba a la estatua cuando ésta vino hacia nosotros. Al final, entre todos los golpes terminó cayendo, de una forma pesada. El silencio de la Arena era atronador, avivado después de aquella ardua batalla.  Wiwi pasó de largo, pero nadie le hizo el menor de los casos, más bien fue profundamente ignorado y se perdió por los pasillos.


Con el drow rescatado, el portal a punto de cerrarse, pues era innecesario, la información de que abajo ya estaba todo finiquitado, allí ya no hacíamos nada. Lo mejor era salir del Coliseo antes de que a saber qué aberraciones sacadas de los sueños de Lovecraft les lanzaban. El ancla cayó desde la altura del barco, a la contra del ascenso de la pelirroja Mérida. El grupo de brigadistas se fue agarrando de la cuerda, uno a uno, todos nosotros. Me retiré la capucha de la capa, dejando ver mi cara cansada por el sobreesfuerzo de canalización mágica y física de la batalla. Lancé una mirada de desdén y molestia profunda a los Guardiani que seguían en aquellos palcos. ESOS eran los que había que llevarse por delante. Pero eso sería en otra batalla, pues esta la habían ganado, tanto en la arena como en las  grutas inferiores. Lo habían conseguido… habían conseguido rescatarlos, a casi todos. Mientras el ancla recogía al grupo que había quedado en tierra, lanzó una última mirada al Coliseo, observando los restos de las estatuas y, en el centro, la cruz. Habían ganado, sí, pero la victoria no sabía tan dulce como en otras ocasiones.

Brigada OFF

Yo estaba ahi tan tranquilo en la borda del barco esperando qe Catherine me abriese un portal para volver, cuando Ben me agarró por detrás modo demasiado amigo, se me puso romanticón pero a mi me hizo mucha gracia y me convertí en su Rose, y cantamos Titanic un poco, pero luego nos caimos al vacío porque seguro alguien debió empujarnos. Entre chillidos nos rescató un dragon que nos arrojó de modo no mortal en la arena.

Rodé  llenándome de barro, porque aquello era un barrizal a estas alturas.

- Otra vez aquiiiihhhhhhic!! - seguia pedo, pero no lo iba a compartir con Ben. - Es un secreto. Shhhhhhhh...

Los guardianinis estaban muy cerca de nosotros, asi que tiré de Ben para echar a correr hacia la puerta grandota más cercana que teníamos. Habia que bajar, o algo. Seguir el rastro del hombre alto ceñudo.

-DRAGON, ESCUPEGFUEGO O ALGO!! - le dije a Smaug para que nos cubriera el culo con sus llamas, ahora podían porque no habia escudo, y asi pudiesemos escapar de los guardianis y entrar hacia adentro.

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La estupidez del día vino con lo de subirnos los dos a la borda y acabamos cayéndonos, metiendo tal chillido que hasta yo mismo me hice daño en los oídos. Por suerte nos apresaron las garras de un dragón antes de estamparnos, dejándonos en el suelo sanos y salvos. Me quedé en el suelo flipando, con el corazón a mil y la adrenalina por los aires por lo que acababa de pasar.

- JOODER. ¡Que hemos estado a punto de estamparnos por una gilipollez! Esto es peor que cuando eché a perder el barco anterior...- y encima estábamos de nuevo en el sitio de antes. ¿Por qué no pensábamos las cosas un poco antes de lanzarnos? si no llega a ser por el dragón nos estampamos, así que le hice un gesto de agradecimiento con la mano porque no parecía de muchas palabras.

- Aghh...ahí están los guardias. - señalé a las gradas, tirando enseguida de Lykaios para llevármelo de la arena a la carrera, esperando que el dragón nos diese ese fuego de cobertura. El otro capullo no podía haber llegado muy lejos, así que con un poco de suerte lo encontraríamos rápido.

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off: salen de la arena

El portal de Catherine se abrió mucho más cerca de la zona de las escaleras para poder ayudar a la Brigada y también a Smaug, que ahora protegía la puerta, a salir de allí con rapidez.

El colérico dragón negro escupió potentes llamaradas de fuego de cobertura contra los guardiani que comenzaban a bajar desde las gradas, soltando algún que otro coletazo para mandarlos a volar. El objetivo era conseguir tiempo para que esos dos individuos de la Brigada trajesen de vuelta al Pendragon atrapado en el laberinto. Su parte de la misión le pareció de lo más entretenida, incluso intentó devorar a algún guardia que se acercó demasiado. De repente llegó aquella información mental de la bruja Le Fay, pero no hizo falta que dijese mucho más porque vio salir a Wthyr Pendragon volando con unas alas de dragón que nunca le había visto. Smaug entornó los ojos ante aquellas sombras, expulsando una nube de humo por la nariz ante aquello. Necesitaba una explicación.

El portal se abrió ante ellos, y para entrar no le quedó más remedio que volverse a transformar para adoptar un tamaño normal. El peliazul y el pelirrojo de la Brigada se metieron rápidamente, farfullando cosas como que había vuelto a pasar de ellos. Luego se metió Smaug en forma élfica, abandonando la arena justo cuando el portal se cerró.

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Off: Ben, Lykaios y Smaug fuera

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Código:

Link al perfil/ficha de combate:
Nombre y número de la misión: M5 (FASE 2) Los Puristas No Son Bienvenidos
Dinero: 300
Puntos de stat y apartados a los que se destinan:  + 5 a repartir

En cuanto recibí el mensaje de Mérida me puse en camino, huí del hospital y arrastré a Reiv hasta casa, tenía que darme una ducha rápida porque olía a muerto y no quería besar a MI HIJOOOOOOOOOOO o HIJAAAAAAA oliendo a bicho de cloaca, a afeitarme no me daba tiempo y tenía cara de haber estado secuestrado muchos meses pero no pasaba nada. Una vez limpito contesté el mensaje

"salgo ya! voy volando, literal y figuradamente, en llegar te aviso!"

Escribía en aquella moneda del demonio demasiado pequeña para mis manazas. quería que Reiv me hiciera de taxista pero el pobre ya se había pegado la paliza para ir a recogerme así que le robé la alfombra, ya se la devolvería... algún día. -Creo que Cath sabe hacer portales.. le voy a decir que me enseñe- dije antes de salir.. no sabía cuanta razón tenía porque la puta alfombra no tenía nada que me protegiera contra bichos y mierda de pájaro... que ascazo y yo que acababa de ducharme.

Tardé al menos unas tres horas, casi cuatro en llegar a Roma por culpa de las inclemencias del tiempo y cosas que se pueda encontrar uno en el aire. pero finalmente conseguí llegar... el ambiente era.. raro, pero preguntando llegué al coliseo y de inmediato envié mi patronus a Mérida que se elevó hasta que lo perdí de vista. Miré alrededor y vi alguna que otra tienda por ahí, no tenían mucho pero al menos un peluche de esos de i love roma pude comprar. Estaba tremendamente nervioso, andando en círculos, pensando que decir y estrujando el monigote en mis manos hasta que se le salió la cabeza, pero no me di cuenta de eso.

Todavía le costaba creer que Kyllian estaba en Roma pero cuando el patronus llegó reconoció su voz y sintió otra montaña rusa de emociones. Todas complicadas y enredadas y, sinceramente, no sabía qué hacer con ellas. Preparó a Kendrick y lo metió en su fular transportable. Se fue del barco diciendo que iba a hacer unas compras para el bebé. No era la primera ni sería la última vez que lo haría.

Sí, mintió porque primero necesitaba organizar su mente después de ver a Kyllian y porque sabía perfectamente lo mucho que la Brigada le rechazaba. Y no sabía si tenía la fuerza para estar, otra vez, dividida. Voló en el grifo hacia el Coliseo. En Roma se respiraba otro ambiente desde que habían derrocado a Giaccomo pero aún así había inestabilidad, por eso es que la Brigada seguía allí.

Después de llegar se dio cuenta de que no le había dicho ningún sitio específico así que empezó a caminar cerca de las puertas, manteniendo la guardia arriba porque nunca se sabía cuándo algún amiguito de Giaccomo quería romper las bolas. Reconoció a Kyllian de cerca, porque de lejos con la barba no era muy fácil y sonrió de lado acercándose a él -Kyll...hey- No pudo evitar recorrerlo con la mirada para verificar si estaba bien, eso parecía aunque tenía un carucho y una barba feísima… Ella no estaba muy detrás. Amamantar y cuidar a un crío requería mucho, era evidente que le faltaba sueño pese a la gran ayuda de la Brigada para cuidar al bebé y que ella descansara. Aún así, él tenía una pinta peor.

No sabía muy bien cómo actuar. Es cierto que antes de que se fuera habían estado bien…como pareja. Pero ahora ella se sentía…rara. Pero había alguien que no debía sentirse raro. Con cuidado se giro hacia un lado para que Kyllian pudiera ver la cabeza de Kendrick entre sus pechos, tras eso fue moviendo al bebé de ya dos meses en sus brazos para sacarlo del fular -Sé que hablamos de llamarle Duncan pero…- Alzó la vista hacia él con una pequeña mueca -Lo he llamado Kendrick…Para que tuviera tus iniciales- Le había parecido lo más apropiado - K E… Es que…- Abrazó un poco al pequeño que siempre acababa levemente nervioso de volar mientras le daba palmaditas -Pensé que habías muerto, Kyll pero sabía que no, porque aún tenía la marca...Entonces pensé que te habías ido y… - Negó con la cabeza  -Yo…- Quiso decir algo pero no pudo así que simplemente arrugó la nariz y negó de nuevo, no quería hablar. Señaló a Kendrick con la cabeza, haciéndole un gesto al gato a ver si quería sostenerlo.

Estaba muy nervioso porque no sabía como iba a reaccionar Mérida... ni yo, estaba en la más profunda y asquerosa incertidumbre retorciendo el monigote cutre que tenía en las manos ante la mirada de algunos curiosos, me mosqueaba un poco pero tampoco es que me matara, tenía cosas más importantes en las que pensar... ¿que tal había sido el parto? cómo había salido todo? ¿se parecía a mi? ¿había salido pelirrojo? me iba a dar algo, hasta me estaba mareando pero no sabía si era por los nervios o por estar andando en círculos.

Un olor... muy reconocible, el sándalo de Mérida, llegó a mi... la busqué con la mirada y esperé a que se acercara, me miraba como si estuviera comprobando que era yo hasta que por fin se decidió a hablarme -Lo sé, estoy horrible, no hay maquinas de afeitar en oriente medio, muy mal servicio- dije bromeando para intentar romper el hielo... ella estaba... agotada, o eso parecía a mis ojos, pero me intrigaba mucho el pequeño bulto que se movía y hacía ruiditos entre sus brazos. Cuando empezó a quitarle capas y vi su cabecita sentía que se me inundaban los ojos -Es un buen nombre Mer, es precioso- al final me eché a llorar cuando ella me explicó que pensaba que me había ido, pero nada más lejos de la realidad.

Me acerqué y los abracé a ambos con cuidado de no hacer daño al pequeño -Solo podía pensar en vosotros para no rendirme... porque tenía que volver... lo siento, lo siento mucho...- era lo único que podía hacer mientras besaba la frente de la pelirroja para después mirar al pequeño en sus brazos -No volverá a pasar...-

Se rió un poco cuando le soltó que había mal servicio en el Medio Oriente -Bueno…ya estás en Europa- Le siguió el juego sonriendo de lado, tenía el rostro demacrado y Mérida no quería ni pensar un poco en lo que había vivido Kyllian a manos de esos tipos o, principalmente, qué demonios querían.

Lo bueno es que Kendrick estaba despierto y enfocó su mirada azul en Kyllian cuando habló, buscando el sonido de su voz que seguramente reconocía desde el vientre. Mérida le acomodó un poco el pelo negro y sonrió abiertamente cuando aprobó el nombre que le había puesto.

Se dejó abrazar y reposó su cabeza en el pecho de Kyllian mientras cerraba los ojos. Lo había extrañado, pero tenía demasiados sentimientos encontrados y un cúmulo importante de cansancio. Aún así…Había vuelto y no se había mantenido lejos por voluntad propia. -Lo sé… Lo sé- Ella sabía bien cuánto Kyllian había querido a Kendrick, incluso antes de nacer, y si se había ido a esa misión había sido por dinero; un dinero que necesitaban ambos para el bebé. Pero eso no borraba el horrible sentimiento de soledad que había sentido. Ni las horas de dolor ni el proceso de parto que había tenido que vivir sin acompañante, esperándole hasta el último segundo y dándose cuenta tarde de que no llegaría.

-No puede volver a pasar…- Negó con la cabeza alejándose y limpiándose las lágrimas que le cubrían las mejillas. Bajó la mirada a Kendrick y lo sacó del fular para entregárselo y que lo cargara, su hijo también tenía derecho a conocer a su padre. Entonces miró el peluche -¿Le has traído un regalo?¿Aparte de ti?- Le preguntó sonriendo con ternura.

Se alejó del abrazo y estuvo a punto de darle al bebé cuando escuchó una voz conocida. Al girarse, vio a Cleo con cara de pocos amigos y tensó los labios. Eran pocas las veces que ese gesto nublaba el rostro de su amiga y en general era porque estaba de misión…o muy molesta -No- Le dijo sonriendo brevemente aunque sintió un horrible tirón en el estómago.

Odiaba estar en el medio pero… Se giró hacia Kyllian -¿Qué te parece si te quedas un rato con Kendrick y yo hablo con Cleo? Así os conocéis- Dijo con aparente tranquilidad y le entregó el niño, pidiéndole paciencia con la mirada.

Tras eso se llevó a Cleo hacia un lado, suspirando levemente -Estaba secuestrado. Ha vuelto a Ouroboros y me contactó…viajó ahora- Resumió y miró a Cleo con un gesto de súplica para que entendiera que la situación, no para que la apoyara sino para que comprendiera lo que estaba pasando -No podía no dejarle ver a Kendrick… Es su hijo- Miró hacia donde estaba Kyllian y luego hacia Cleo.

-Estaré con la Brigada Cleo, pero tampoco puedo pretender que Kyllian no existe- Murmuró quedamente cruzándose de brazos y bajando la mirada para ver el movimiento de su pie que jugaba con una piedrita.

Agradeció enormemente que Cleo cambiara el gesto. Sabía bien que toda la situación entre Kyllian y la Brigada era muy sensible, pero de todos los brigadista agradecía que fuese Cleo quien la encontrara porque ella también había tenido que elegir, comprendía bien los detalles de su situación aunque lo suyo no había sido por una pareja ni un bebé. Se quedó sentada mirándose los dedos entrelazados de las manos.

Sus palabras tenían sentido para ella y escuchó tanto un consejo como comprensión en ellas. Sonrió de lado, con Kyllian era feliz sí pero Ouroboros no. Simplemente no estaba hecha para un trabajo normal, no estaba hecha para ese cúmulo de reglas, no… Simplemente no. Había vuelto a ser ella misma durante la misión. Si Imram podía, ella también.

-Eso no va a cambiar, Cleo. No os lleváis bien y ya. Toda la situación es complicada pero yo de momento me quedo con la Brigada y..- ¿Qué necesitaba? Ojalá fuera tan fácil como decir que quería a Kyllian en el barco pero no. Tenía dinero, de lo que habían estado haciendo en los últimos meses así que conseguiría alquilarle una habitación en Roma por esos días mientras discutían como iban a arreglarse. Ella tenía su hipogrifo y podía viajar así que…Bueno, ya verían.

-Voy a buscar algún lugar para que se quede un tiempo y esté con Kendrick pero no lejos de mí y ya luego veremos. Un día a la vez- Alargó la mano y cogió la de Cleo antes de atraerla hacia sí misma y darle un fuerte abrazo -Gracias- Le susurró y entonces se incorporó para, precisamente, ir en busca de esa habitación, saliendo todos de allí a seguir con sus asuntos.

El abrazo fue recibido de buen grado y eso, la verdad me hizo sentir algo de alivio. Había pasado todas y cada una de las noches pensando en qué estaría haciendo Mérida y me mataba por dentro el no poder ver como le crecía la barriga y más aún el pensar en el pequeño que ahora estaba entre los dos, tenía los ojos grandes y azules como su madre pero el cabello era negro azabache como el mío... Mérida se apartó con lágrimas que le rodaban por las mejillas mientras decía que no debía volver a pasar -No lo volveré a dejaros, lo prometo- dije mientras besaba sus mejillas.

La pelirroja sacó Kendrick de macuto que llevaba... necesitaba un porta bebés urgente. Asentí cuando me dijo lo del regalo -ha sufrido las consecuencias de mis nervios absolutos pero siempre podemos decir que es un oso dulahan, tendrá que buscar la cabeza- cuando estaba a punto de darme al peque llegó una de sus amigas que claramente no me miraba con buenos ojos, no dije nada, después de haberme ido tampoco sentía que tuviera derecho a eso, pero después de la última bronca con Mer dije que no iba a meterme con sus amigos y así lo iba a hacer, pero eso no evitó que girará los ojos.

Mérida se quedó hablando con su amiga y me lo entregó al pequeño. Me hizo demasiada ilusión, por un momento no supe como sujetarlo pero eso era como andar en bici.. más o menos. Lo puse entre mis brazos mientras el pequeño estiraba sus manitas, acerqué mi mano para que pudiera pillar algo y tomó mi dedo con la firme intención de metérselo en la boca, claramente no lo dejé pero empecé a llorar fuerte y sin contención alguna, hasta se me salían los mocos que más o menos me limpié levantando un hombro y girando la cabeza -Hola Ken, siento llegar tarde, espero no le hayas dado mucho la lata a mamá, ahora es mi turno pero no seas un pequeño cabroncete como tu padre- dije antes de sonreír.. estaba demasiado feliz... era un sentimiento indescriptible y ahora tenía una familia.

Le hice caras raras, carantoñas y todas esas cosas que se le hacen a los bebés para que se rían, tenía que saber cual era su favorita, entre unas y otras conseguí sacarle una sonrisa al peque mientras su madre volvía, aún teníamos cosas que hablar y aclarar.