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El Coliseo Ouroboros se utiliza en grandes eventos y en torneos. Tiene capacidad para acoger a una gran cantidad de público en su graderío, y cuenta también con palcos para las autoridades de la isla. La zona de la arena puede ser modificada según lo requiera la situación. También puede cubrirse con techos removibles en caso de que sea necesario.
Lo llamé al silencio con una expresión facial cuando se mostró ofuscado con mis cambiantes deseos. Asentí a la cuestión de la necesidad de abrir un medio de comunicación seguro. Lo del barril de cerveza me saco otra sonrisa. Ante los besos en mi hombro tire ligeramente del cabello que se filtraba entre mis dedos.
Kyllian encabezó el camino hacia la salida del escenario. Le pedí que me esperara un momento para luego salir disparada hacia donde el elfo estaba contando sus ganancias para devolverle sus zapatos y darle su dinero por la marihuana y los preservativos. Luego saludé desde la distancia a Ares con la mano. Su broma hizo que mi sonrisa se ampliara aún más cuando volví junto al feral. Cuando me cargó de ese modo rodee su cuello con mis brazos. Al aparecer en la zona de habitaciones me sentí algo mareada porque aún no me acostumbraba a esa magia, pero como todavía Kyllian me cargaba pude recuperarme rápido.
-Mi hada madrina se quedó con mis zapatos y me dejó el vestido.- Bromee. Aquella noche me contuve las ganas de besarlo, aunque abundaron las caricias y las sonrisas, nos dormimos con ropa y maquillaje puestas. Por la mañana desperté más descansada que nunca entre los brazos del feral. Aquella noche no había tenido pesadillas, o no tantas como las habituales desde haber visitado el campo de concentración, no como soldado, sino como prisionera. Acariciaba su cabello cuando comenzó a abrir los ojos despertándose. Su mirada somnolienta me saco otra sonrisa. Mi cara debía ser un asco, no me había sacado el maquillaje antes de dormir. Otra sesión de caricias fue necesaria, mientras evitaba besarlo, para que me dejara irme a asear.
Luego de quitarme el maquillaje, cepillarme los dientes con un cepillo nuevo, que definitivamente no era de Kyllian porque éste olía a nuevo y sin usar mientras que el otro cepillo que había allí se veía más usado y tenía el olor del azabache, ducharme y vestirme con prendas más fieles a mi estilo urban, salí al fin del baño. Le di un beso en la mejilla al feral antes de dejar la habitación y dirigirme al comedor para desayunar algo. Al final dejé los cogollos y los preservativos sin usar en la habitación de Kyllian.
En el comedor me encontré con Ares y Mérida. El peliazul había hecho lo que le había pedido y había conseguido el alcohol de calidad, así que luego de meter algo sólido en mi estómago, comenzaron los brindis por razones que se nos iban ocurriendo, la mayoría eran excusas para beber más. Con las botellas encima, salimos del comedor, aún bastante conscientes, yo pasé por la guardería del hospital a darle un rápido beso a Lila y de allí nos fuimos a la zona de torneos.
La entrada del coliseo parecía un embudo de toda la gente que ingresaba para ver el primer día. Atrás nuestro también había mucha gente. Desde las gradas se podía ver los sinuosos caminos del gran laberinto las pantallas que mostraban zonas que no eran visibles para los espectadores, los palcos para los privilegiados y público con pancartas. Aún había varios sitios donde elegir sentarse, así que pudimos agarrar un lugar con buenas vistas. Allí continuamos tomando el elixir de los dioses mientras charlabamos.
Kyllian encabezó el camino hacia la salida del escenario. Le pedí que me esperara un momento para luego salir disparada hacia donde el elfo estaba contando sus ganancias para devolverle sus zapatos y darle su dinero por la marihuana y los preservativos. Luego saludé desde la distancia a Ares con la mano. Su broma hizo que mi sonrisa se ampliara aún más cuando volví junto al feral. Cuando me cargó de ese modo rodee su cuello con mis brazos. Al aparecer en la zona de habitaciones me sentí algo mareada porque aún no me acostumbraba a esa magia, pero como todavía Kyllian me cargaba pude recuperarme rápido.
-Mi hada madrina se quedó con mis zapatos y me dejó el vestido.- Bromee. Aquella noche me contuve las ganas de besarlo, aunque abundaron las caricias y las sonrisas, nos dormimos con ropa y maquillaje puestas. Por la mañana desperté más descansada que nunca entre los brazos del feral. Aquella noche no había tenido pesadillas, o no tantas como las habituales desde haber visitado el campo de concentración, no como soldado, sino como prisionera. Acariciaba su cabello cuando comenzó a abrir los ojos despertándose. Su mirada somnolienta me saco otra sonrisa. Mi cara debía ser un asco, no me había sacado el maquillaje antes de dormir. Otra sesión de caricias fue necesaria, mientras evitaba besarlo, para que me dejara irme a asear.
Luego de quitarme el maquillaje, cepillarme los dientes con un cepillo nuevo, que definitivamente no era de Kyllian porque éste olía a nuevo y sin usar mientras que el otro cepillo que había allí se veía más usado y tenía el olor del azabache, ducharme y vestirme con prendas más fieles a mi estilo urban, salí al fin del baño. Le di un beso en la mejilla al feral antes de dejar la habitación y dirigirme al comedor para desayunar algo. Al final dejé los cogollos y los preservativos sin usar en la habitación de Kyllian.
En el comedor me encontré con Ares y Mérida. El peliazul había hecho lo que le había pedido y había conseguido el alcohol de calidad, así que luego de meter algo sólido en mi estómago, comenzaron los brindis por razones que se nos iban ocurriendo, la mayoría eran excusas para beber más. Con las botellas encima, salimos del comedor, aún bastante conscientes, yo pasé por la guardería del hospital a darle un rápido beso a Lila y de allí nos fuimos a la zona de torneos.
La entrada del coliseo parecía un embudo de toda la gente que ingresaba para ver el primer día. Atrás nuestro también había mucha gente. Desde las gradas se podía ver los sinuosos caminos del gran laberinto las pantallas que mostraban zonas que no eran visibles para los espectadores, los palcos para los privilegiados y público con pancartas. Aún había varios sitios donde elegir sentarse, así que pudimos agarrar un lugar con buenas vistas. Allí continuamos tomando el elixir de los dioses mientras charlabamos.
El gran día había llegado, el día en que el Torneo Fénix daría comienzo. La noche anterior me había ido a la cama temprano, abandonando la fiesta antes de que acabase. El elfo se había montado su propia fiesta Erasmus allí, lo que me recordó a mi época de profesor universitario en Cambridge. Hice la vista gorda con las drogas y sus orgías, como hice en el pasado. Eso eran cosas de jóvenes, yo tenía ganas de llegar a casa para hacerme mi infusión con miel y limón, leyendo un rato en la cama antes de ir a dormir. A la mañana siguiente desperté bastante temprano, vistiéndome con mis mejores galas para ir a dar el discurso de apertura. Los jóvenes Adael y Sean tenían que preparar sus pruebas, así que me ofrecí yo para hablar en la apertura.
Aparecí directamente en el palco del coliseo para ahorrarme las colas, encontrándome en el lugar a varios de mis compañeros que ya habían llegado. Los saludé uno a uno antes de ir hacia el atril en el que estaba el megáfono mágico, que haría que se escuchase mi voz en todo el lugar. Era impresionante ver el sitio tan lleno, y más aún la estructura laberíntica que habían construido los elementaristas de tierra. Dentro del laberinto habría varios espacios, adaptados según el miembro del Consejo que llevase a cabo la prueba. En el caso de Sean sería una cúpula, así que se necesitarían pantallas para que pudiésemos ver lo que estaba sucediendo. Éstas estaban distribuidas por todo el recinto, y retransmitirían imágenes de los diferentes combates en tiempo real. El bullicio y el buen ambiente general era palpable, cosa que me alegraba. Ya nos hacía falta algo así. Carraspeé antes de acercarme al micrófono, comenzando mi discurso.
- ¡BIENVENIDOS, HABITANTES DE OUROBOROS E INVITADOS! ¡Nos llena de orgullo y satisfacción recibiros hoy aquí en el coliseo de Ouroboros para inaugurar el primer Torneo Fénix! - hice una pequeña pausa, lo justo para los aplausos. Más les valía aplaudir, más les valía... - Este torneo se ideó para conmemorar el retorno de la magia a nuestras vidas, tras los aciagos sucesos de hace ya cosa de un año... - más o menos, a veces se me olvidaban las fechas exactas de las cosas. - Aquella situación no habría podido superarse de no ser por la colaboración entre diferentes bandos y razas mágicas, que lucharon codo con codo para poner cada uno su granito de arena, contribuyendo a que esta realidad sea hoy posible. Por eso jamás debemos olvidar que nuestros lazos son nuestra principal fortaleza, que la división sólo nos debilitará, y que debemos ser capaces de encontrar el camino para crear un futuro juntos. - dejé esas palabras en el aire, dando el tiempo justo para que reflexionasen mientras mi mirada recorría el graderío. Una cosa eran las palabras, y otra que fuesen capaces de llevarlo a cabo y de olvidar viejas rencillas. Los Descendientes debíamos dar ejemplo ante todos, dejar a un lado el odio para poder disfrutar de todo lo que teníamos, de lo que habíamos construido y creado durante tantos años.
- Por ello quiero recordar que, aunque al finalidad del torneo sea ganar, debemos aprovechar la ocasión para mostrar juego limpio, colaboración, y dar ejemplo de que es posible crear una verdadera hermandad. El futuro lo estáis construyendo vosotros con cada acción, cada día. - sentía que estaba empezando a dar la chapa en modo profesor, así que decidí ir finalizando. - ¡Ahora dará comienzo el torneo! durará cinco días, y en la primera prueba tendrán que atravesar unas puertas del laberinto que les conducirán a sus rivales, miembros del Consejo o ellos mismos. También tenemos un grupo que gracias al azar ha pasado la primera fase y se encuentra en las gradas. - la pantalla mostró el grupo que había conseguido pasar con el sorteo de bolas, así que aplaudí. - ¡Que empiece el juego! - extendí mis manos hacia arriba para crear unas ilusiones ópticas de fuegos artificiales danzantes que se extinguieron tras recorrer el estadio, dejando caer al suelo brillantes racimos que iban apagándose.
El espectáculo que vino a continuación fue grandioso. Abandoné las gradas tras las pruebas del primer día, ya regresaría para las siguientes.
Aparecí directamente en el palco del coliseo para ahorrarme las colas, encontrándome en el lugar a varios de mis compañeros que ya habían llegado. Los saludé uno a uno antes de ir hacia el atril en el que estaba el megáfono mágico, que haría que se escuchase mi voz en todo el lugar. Era impresionante ver el sitio tan lleno, y más aún la estructura laberíntica que habían construido los elementaristas de tierra. Dentro del laberinto habría varios espacios, adaptados según el miembro del Consejo que llevase a cabo la prueba. En el caso de Sean sería una cúpula, así que se necesitarían pantallas para que pudiésemos ver lo que estaba sucediendo. Éstas estaban distribuidas por todo el recinto, y retransmitirían imágenes de los diferentes combates en tiempo real. El bullicio y el buen ambiente general era palpable, cosa que me alegraba. Ya nos hacía falta algo así. Carraspeé antes de acercarme al micrófono, comenzando mi discurso.
- ¡BIENVENIDOS, HABITANTES DE OUROBOROS E INVITADOS! ¡Nos llena de orgullo y satisfacción recibiros hoy aquí en el coliseo de Ouroboros para inaugurar el primer Torneo Fénix! - hice una pequeña pausa, lo justo para los aplausos. Más les valía aplaudir, más les valía... - Este torneo se ideó para conmemorar el retorno de la magia a nuestras vidas, tras los aciagos sucesos de hace ya cosa de un año... - más o menos, a veces se me olvidaban las fechas exactas de las cosas. - Aquella situación no habría podido superarse de no ser por la colaboración entre diferentes bandos y razas mágicas, que lucharon codo con codo para poner cada uno su granito de arena, contribuyendo a que esta realidad sea hoy posible. Por eso jamás debemos olvidar que nuestros lazos son nuestra principal fortaleza, que la división sólo nos debilitará, y que debemos ser capaces de encontrar el camino para crear un futuro juntos. - dejé esas palabras en el aire, dando el tiempo justo para que reflexionasen mientras mi mirada recorría el graderío. Una cosa eran las palabras, y otra que fuesen capaces de llevarlo a cabo y de olvidar viejas rencillas. Los Descendientes debíamos dar ejemplo ante todos, dejar a un lado el odio para poder disfrutar de todo lo que teníamos, de lo que habíamos construido y creado durante tantos años.
- Por ello quiero recordar que, aunque al finalidad del torneo sea ganar, debemos aprovechar la ocasión para mostrar juego limpio, colaboración, y dar ejemplo de que es posible crear una verdadera hermandad. El futuro lo estáis construyendo vosotros con cada acción, cada día. - sentía que estaba empezando a dar la chapa en modo profesor, así que decidí ir finalizando. - ¡Ahora dará comienzo el torneo! durará cinco días, y en la primera prueba tendrán que atravesar unas puertas del laberinto que les conducirán a sus rivales, miembros del Consejo o ellos mismos. También tenemos un grupo que gracias al azar ha pasado la primera fase y se encuentra en las gradas. - la pantalla mostró el grupo que había conseguido pasar con el sorteo de bolas, así que aplaudí. - ¡Que empiece el juego! - extendí mis manos hacia arriba para crear unas ilusiones ópticas de fuegos artificiales danzantes que se extinguieron tras recorrer el estadio, dejando caer al suelo brillantes racimos que iban apagándose.
El espectáculo que vino a continuación fue grandioso. Abandoné las gradas tras las pruebas del primer día, ya regresaría para las siguientes.
Llevaba un par de años en aquella isla. Había pasado casi todo mi tiempo intentando aprender las costumbres de esos tiempos extraños.
Aún no manejaba bien el idioma pero lo intentaba con fuerza. Seguía sin convencerme cómo se relacionaban ahora los dragones y humanos. Era extraño, unos parecían mascotas, otros sirvientes, otros iguales a los magos. Pasaba tiempo con los pequeños dragones jugando como una cría. Al menos con ellos si sabía relacionarme. Pero lo intentaba. Que no se dijera que no lo intentaba.
Había aprendido a vestirme con sus ropajes, comer sus comidas, usar sus espacios. Intentaba leer, aunque los símbolos actuales eran imposibles había ciertos libros que sí podía entender. Así que pasaba mucho tiempo entre libros antiguos mientras la gente iba y venía.
A veces me hartaba de los humanos y pasaba tiempos de letargo. En otras ocasiones emprendía el vuelo hasta que no podía más. Pero lo intentaba...
En los últimos días sentí un gran revuelo, alboroto. Había un torneo. No sabía si iba a ser como uno de esos antiguos encuentros masivos con muertes aseguradas o si era uno de lucha de poder como hacíamos nosotros en mis tiempos. Pero por lo visto era un acontecimiento social y era pertinente asistir.
Tras esperar en la fila para entrar, que por cierto casi abandono por el ruido de tanta gente junta, subí a las gradas. Había rostros que me resultaban medio conocidos pero no de haber cruzado más de dos palabras. Suspiré tomando asiento y alcé la vista al escuchar el retumbar de una voz. Era Newton, no le conocía en persona pero daba la sensación de que era uno de los más importantes representantes de los regentes de la isla. Entre sus palabras entendió que se trataba de un torneo de celebración, de unión.
Mi gesto se torció extrañado. Los humanos hacían ese tipo de cosas, celebrar luchando, celebrar haciendo daño. Seguía pensando que no tenía sentido nada de aquello cuando aparecieron esos fuegos de colores. Dí un respingo en mi asiento incorporándome algo asustada. La gente alrededor aplaudía y sonreía.
"Son una panda de maníacos"
Volví a tomar asiento no muy convencida de todo aquello.
Aún no manejaba bien el idioma pero lo intentaba con fuerza. Seguía sin convencerme cómo se relacionaban ahora los dragones y humanos. Era extraño, unos parecían mascotas, otros sirvientes, otros iguales a los magos. Pasaba tiempo con los pequeños dragones jugando como una cría. Al menos con ellos si sabía relacionarme. Pero lo intentaba. Que no se dijera que no lo intentaba.
Había aprendido a vestirme con sus ropajes, comer sus comidas, usar sus espacios. Intentaba leer, aunque los símbolos actuales eran imposibles había ciertos libros que sí podía entender. Así que pasaba mucho tiempo entre libros antiguos mientras la gente iba y venía.
A veces me hartaba de los humanos y pasaba tiempos de letargo. En otras ocasiones emprendía el vuelo hasta que no podía más. Pero lo intentaba...
En los últimos días sentí un gran revuelo, alboroto. Había un torneo. No sabía si iba a ser como uno de esos antiguos encuentros masivos con muertes aseguradas o si era uno de lucha de poder como hacíamos nosotros en mis tiempos. Pero por lo visto era un acontecimiento social y era pertinente asistir.
Tras esperar en la fila para entrar, que por cierto casi abandono por el ruido de tanta gente junta, subí a las gradas. Había rostros que me resultaban medio conocidos pero no de haber cruzado más de dos palabras. Suspiré tomando asiento y alcé la vista al escuchar el retumbar de una voz. Era Newton, no le conocía en persona pero daba la sensación de que era uno de los más importantes representantes de los regentes de la isla. Entre sus palabras entendió que se trataba de un torneo de celebración, de unión.
Mi gesto se torció extrañado. Los humanos hacían ese tipo de cosas, celebrar luchando, celebrar haciendo daño. Seguía pensando que no tenía sentido nada de aquello cuando aparecieron esos fuegos de colores. Dí un respingo en mi asiento incorporándome algo asustada. La gente alrededor aplaudía y sonreía.
"Son una panda de maníacos"
Volví a tomar asiento no muy convencida de todo aquello.
La noche de la fiesta había dado para mucho, tanto que a la mañana siguiente lo que menos me apetecía es que Juliet se fuese al torneo. Decidí retrasarla más de la cuenta al darle los buenos días como se debía antes de que se marchase, apurando al máximo el tiempo. Podríamos habernos quedado más horas juntos en aquella habitación, ignorando todo lo demás. El torneo, el mensaje de la moneda de los renegados, las obligaciones, los peligros de fuera...pero no lo hicimos. Al final tocó salir de allí, después de que hubiese recuperado aquel anillo que le regalé la noche que nos capturaron. Tenía bastante significado para ambos, además de ser útil, así que pareció lógico usar el deseo para hacer que apareciese de nuevo en su dedo. También pedimos las cosas que les habían robado a otros tantos de los que acabaron capturados. Seguro que en la Alianza se les debió quedar de idiotas al ver desaparecer las cosas. Lástima que eso de pedir deseos tuviese sus limitaciones.
Al salir del edificio de habitaciones la acompañé a la zona del torneo, despidiéndome de ella con un beso y deseándole suerte antes de que se separase para ir hacia donde tenían que reunirse los participantes. Yo me fui hacia la zona de gradas, buscando un sitio para sentarme y tener buena perspectiva de las pantallas mágicas instaladas por todo el recinto. Localicé a Leila y sus compañeros de la Brigada ya sentados y todavía bebiendo, cosa que no me extraño porque en la Brigada eran un poco borrachuzos. Ella parecía de fe bastante buen humor, así que intuí que habían tenido una buena noche. Me senté cerca de ella, en los asientos de atrás, bajando la voz para comentarle algo. - Esta noche lo has matado de otra manera, ¿verdad? - pregunté con descaro y media sonrisa, echándome después hacia atrás en mi asiento para echar un vistazo a las pantallas.
Juliet ya estaba lista para entrar junto con su compañera, abriendo la puerta que les conduciría a su prueba. No podía negar que le sentaba perfectamente la ropa de combate que había escogido, tanto que casi me dieron ganas de bajar a la arena para secuestrarla un rato más. El camino que les había tocado me parecía inquietante, sobre todo con eso de los cachorros de lobo, tenía truco fijo. Después eché un vistazo a otra de las pantallas, justo en el momento en que Kyllian mostró a cámara el producto estrella del elfo. Eché a reír por lo bajo al ver que había acertado en lo que le dije a Leila, que seguro le iba a reservar unos cuantos golpes para cuando saliese, además de la recompensa.
Miré alrededor por curiosidad para ver las reacciones de la gente, aunque lo que me llamó la atención fue el ver a Aslaug entre el público. Hacía mucho que no hablaba con ella, puede que la última vez fuese cuando mi maestro Snagov se encargó de sus heridas aquí en la isla. Me dio la impresión de que estaba extrañada y molesta por lo que estaba viendo, o tal vez no supiese lo que estaba pasando. Traté de hacer contacto visual con ella, haciéndole un gesto con la mano para que se acercase.
Al salir del edificio de habitaciones la acompañé a la zona del torneo, despidiéndome de ella con un beso y deseándole suerte antes de que se separase para ir hacia donde tenían que reunirse los participantes. Yo me fui hacia la zona de gradas, buscando un sitio para sentarme y tener buena perspectiva de las pantallas mágicas instaladas por todo el recinto. Localicé a Leila y sus compañeros de la Brigada ya sentados y todavía bebiendo, cosa que no me extraño porque en la Brigada eran un poco borrachuzos. Ella parecía de fe bastante buen humor, así que intuí que habían tenido una buena noche. Me senté cerca de ella, en los asientos de atrás, bajando la voz para comentarle algo. - Esta noche lo has matado de otra manera, ¿verdad? - pregunté con descaro y media sonrisa, echándome después hacia atrás en mi asiento para echar un vistazo a las pantallas.
Juliet ya estaba lista para entrar junto con su compañera, abriendo la puerta que les conduciría a su prueba. No podía negar que le sentaba perfectamente la ropa de combate que había escogido, tanto que casi me dieron ganas de bajar a la arena para secuestrarla un rato más. El camino que les había tocado me parecía inquietante, sobre todo con eso de los cachorros de lobo, tenía truco fijo. Después eché un vistazo a otra de las pantallas, justo en el momento en que Kyllian mostró a cámara el producto estrella del elfo. Eché a reír por lo bajo al ver que había acertado en lo que le dije a Leila, que seguro le iba a reservar unos cuantos golpes para cuando saliese, además de la recompensa.
Miré alrededor por curiosidad para ver las reacciones de la gente, aunque lo que me llamó la atención fue el ver a Aslaug entre el público. Hacía mucho que no hablaba con ella, puede que la última vez fuese cuando mi maestro Snagov se encargó de sus heridas aquí en la isla. Me dio la impresión de que estaba extrañada y molesta por lo que estaba viendo, o tal vez no supiese lo que estaba pasando. Traté de hacer contacto visual con ella, haciéndole un gesto con la mano para que se acercase.
Aldaron Failon
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La noche de la fiesta había sido muy productiva para mi, muchos de los que apostaron por personajes secundarios pnj perdieron su dinero en las apuestas así que me embolsé un buen pellizco, por no hablar del éxito de mis productos que después se usaron en el after, eso si que era un fiestón, como en mis tiempos mozos en los días del orgullo pues rematé con mi querido mayordomo sin neuronas pero con un buen instrumento.
A pesar de la noche fantástica tenía que madrugar, ya no me quedaban muchas drogas y menos aún condones pero podía seguir ganando dinero con las apuestas, además de preparar mi siguiente ataque para derretir el iceberg que tenía el ruso en el pecho y que había hundido mi titanic la noche de antes -Esto ya está! vamos Thory! trae la pizarra y el maletín del dinero, yo llevo la pancarta!- y así salimos hasta la arena en la que se llevaría a cabo el Torneo.
Por suerte habiamos llegado prontito, eso y que me colé con la excusa de ser médico, si hacía falta saltaría a atender heridos pero de momento no me tocaban turnos gracias a que Lucio me debía un favor. llegué a un buen sitio, en la parte baja para ver mejor y muy cerquita de los sitios para los que ya habían pasado la prueba, la gente guay -Montemos el chiringuito aquí- mi mayordomo puso la mesa y yo le puse su máscara para que nadie se coscara de que era una versión de Thoren mejorada (este no decía tantas tonterías... directamente no hablaba) , la pizarra de las apuestas y el maletín listo, ahora tocaba la pancarta, la desplegué y la planté justo delante de nosotros con un par de piedras de esas que habían usado para construir todo eso en tan poco tiempo, que bien podía ser de corchopan y toda la familia de Adael hundirse por el peso de tanta gente.
Esperamos un rato y por fin el torneo había empezado, muchos delos participantes estaban ya situados en sus puertas y yo animaba a mi cacho de carne come patatas como una fangirl enfurecida, de repente el novio de Leila va y se saca uno de mis maravillosos condones haciendo que muchas de las chicas de la grada gritaran como lo estaba haciendo yo que en seguida miré a Leila contento porque al parecer le había ido bien la noche -OYE LEILA! ME ALEGRO DE QUE HAYAS MOJADO! TU NOVIO ES MUY GUAPO!!- Le grité desde el lado en el que estaba para después secuestrar una de las cámaras y hablar a ellas -Ya lo saben amigos! son aptos para ferales! estamos fuera de stock pero hagan su preorder ya! polvos mágicos con Elfo-llador! también llevamos las apuestas! acérquense y ganen!!-
A pesar de la noche fantástica tenía que madrugar, ya no me quedaban muchas drogas y menos aún condones pero podía seguir ganando dinero con las apuestas, además de preparar mi siguiente ataque para derretir el iceberg que tenía el ruso en el pecho y que había hundido mi titanic la noche de antes -Esto ya está! vamos Thory! trae la pizarra y el maletín del dinero, yo llevo la pancarta!- y así salimos hasta la arena en la que se llevaría a cabo el Torneo.
Por suerte habiamos llegado prontito, eso y que me colé con la excusa de ser médico, si hacía falta saltaría a atender heridos pero de momento no me tocaban turnos gracias a que Lucio me debía un favor. llegué a un buen sitio, en la parte baja para ver mejor y muy cerquita de los sitios para los que ya habían pasado la prueba, la gente guay -Montemos el chiringuito aquí- mi mayordomo puso la mesa y yo le puse su máscara para que nadie se coscara de que era una versión de Thoren mejorada (este no decía tantas tonterías... directamente no hablaba) , la pizarra de las apuestas y el maletín listo, ahora tocaba la pancarta, la desplegué y la planté justo delante de nosotros con un par de piedras de esas que habían usado para construir todo eso en tan poco tiempo, que bien podía ser de corchopan y toda la familia de Adael hundirse por el peso de tanta gente.
Esperamos un rato y por fin el torneo había empezado, muchos delos participantes estaban ya situados en sus puertas y yo animaba a mi cacho de carne come patatas como una fangirl enfurecida, de repente el novio de Leila va y se saca uno de mis maravillosos condones haciendo que muchas de las chicas de la grada gritaran como lo estaba haciendo yo que en seguida miré a Leila contento porque al parecer le había ido bien la noche -OYE LEILA! ME ALEGRO DE QUE HAYAS MOJADO! TU NOVIO ES MUY GUAPO!!- Le grité desde el lado en el que estaba para después secuestrar una de las cámaras y hablar a ellas -Ya lo saben amigos! son aptos para ferales! estamos fuera de stock pero hagan su preorder ya! polvos mágicos con Elfo-llador! también llevamos las apuestas! acérquense y ganen!!-
Seguí calmadamente en mi asiento aunque de cuando en cuando la gente seguía siendo ruidosa y hacía algún gesto arrugando mi cara que denotaba mi desagrado con ello.
Miraba a los diferentes laberintos de pruebas con atención. De momento no habían hecho mucho y algunas de las pruebas parecían tener algo de lógica en ellas, eso me agradaba más que lo otro.
Estiré mi espalda notando algo raro. Era una sensación extraña. Desvié la vista y estaba el chico, el robahuevos, haciéndome gestos. Le miré extrañada y tras observarle un rato deduje que quería parlamentar. Suspiré incorporándome y fui hacia su posición sentándome cerca aunque no al lado. Delante había una muchacha rubia. Posé ambas manos sobre mis rodillas y ladeé la cabeza mirando al chico.
-¿Querías algo?
Pregunté en un idioma bastante mejorado con respecto a la última vez que hablé con él pero con un acento extraño todavía. Desvié la mirada cuando un dragón ascendió de una de las pruebas y después bajó de nuevo.
-alikho udrako
Susurré para mi misma arrugando mis labios en una mueca pensativa. No era un dragón pero tenía ciertos movimientos muy conseguidos.
En ese momento alguien gritó y volví a pegar un respingo. Refunfuñé entornando los ojos mientras el elfo ese gritaba cosas extrañas y miré a Reiv de nuevo.
-¿Los humanos sabéis no gritar?
Miraba a los diferentes laberintos de pruebas con atención. De momento no habían hecho mucho y algunas de las pruebas parecían tener algo de lógica en ellas, eso me agradaba más que lo otro.
Estiré mi espalda notando algo raro. Era una sensación extraña. Desvié la vista y estaba el chico, el robahuevos, haciéndome gestos. Le miré extrañada y tras observarle un rato deduje que quería parlamentar. Suspiré incorporándome y fui hacia su posición sentándome cerca aunque no al lado. Delante había una muchacha rubia. Posé ambas manos sobre mis rodillas y ladeé la cabeza mirando al chico.
-¿Querías algo?
Pregunté en un idioma bastante mejorado con respecto a la última vez que hablé con él pero con un acento extraño todavía. Desvié la mirada cuando un dragón ascendió de una de las pruebas y después bajó de nuevo.
-alikho udrako
Susurré para mi misma arrugando mis labios en una mueca pensativa. No era un dragón pero tenía ciertos movimientos muy conseguidos.
En ese momento alguien gritó y volví a pegar un respingo. Refunfuñé entornando los ojos mientras el elfo ese gritaba cosas extrañas y miré a Reiv de nuevo.
-¿Los humanos sabéis no gritar?
No había ido a la fiesta de la noche anterior por quedarme ayudando a mi padre con Aedan, aunque también era un poco excusa porque me daba pereza arreglarme tanto como exigía la ocasión. Al menos me levanté bien temprano a la mañana siguiente para ir al coliseo a la inauguración del torneo, buscando un más o menos cercano para poder seguirlo de cerca. Al ver a Aldaron me fui directo hacia él, pues me caía bastante bien y solía cotillear con él cuando me tocaban prácticas en el hospital. - ¡Aldaron! - lo saludé con la mano mientras me acercaba, haciéndome hueco para sentarme a su lado. - ¿Qué tal la fiesta de anoche? seguro que ni te has acostado. - pregunté con una sonrisilla y dándole con el codo antes de que empezase el discurso, echando un ojo al chiringuito que tenía montado el elfo con eso de las apuestas y el ayudante enmascarado.
"éste no pierde oportunidad de hacer negocio...se ve que Lucio no paga bastante"
Miré hacia la zona del palco cuando Newton comenzó a dar el discurso, al cual aplaudí emocionada porque hablaba de cosas como la colaboración interracial y esas mierdas que tanto me gustaban. Solté el típico 'oooooooooooh' de fuegos artificiales cuando hizo el truqui del dragón que se movía, pasando después a mirar hacia las puertas por donde empezaban a reunirse los participantes. Estaba el hermano de mi amor platónico Yaroslav, pero este me gustaba menos porque era un poco más tonto. - Prefiero a Yaroslav, que tiene músculos y cerebro. - cuchicheé con el elfo mientras que el ruso se metía en el laberinto, aplaudiendo después al feral y a su acompañante cuando también entraron al laberinto. A partir de ahí empecé a seguir con interés las pruebas, que se iban mostrando en diferentes pantallas divididas. La prueba de las chicas parecía misteriosa y daban ganas de robar los cachorros, pero la de Sayid era muy bonita visualmente. En todos los sentidos. - Ais, míralo, tan moreno, con esos ojos tan penetrantes, tan fuerte...- era otro de los profes de Ouroboros que me gustaban, además de Altair y de Adael, cada uno por diferentes cosas. - ¿Sabes si cree en el amor libre? -
"éste no pierde oportunidad de hacer negocio...se ve que Lucio no paga bastante"
Miré hacia la zona del palco cuando Newton comenzó a dar el discurso, al cual aplaudí emocionada porque hablaba de cosas como la colaboración interracial y esas mierdas que tanto me gustaban. Solté el típico 'oooooooooooh' de fuegos artificiales cuando hizo el truqui del dragón que se movía, pasando después a mirar hacia las puertas por donde empezaban a reunirse los participantes. Estaba el hermano de mi amor platónico Yaroslav, pero este me gustaba menos porque era un poco más tonto. - Prefiero a Yaroslav, que tiene músculos y cerebro. - cuchicheé con el elfo mientras que el ruso se metía en el laberinto, aplaudiendo después al feral y a su acompañante cuando también entraron al laberinto. A partir de ahí empecé a seguir con interés las pruebas, que se iban mostrando en diferentes pantallas divididas. La prueba de las chicas parecía misteriosa y daban ganas de robar los cachorros, pero la de Sayid era muy bonita visualmente. En todos los sentidos. - Ais, míralo, tan moreno, con esos ojos tan penetrantes, tan fuerte...- era otro de los profes de Ouroboros que me gustaban, además de Altair y de Adael, cada uno por diferentes cosas. - ¿Sabes si cree en el amor libre? -
Me sobresalte un poco al oír una voz hablarme tan cerca por detrás porque la bebida ya estaba haciendo efecto y tenía a mis sentidos algo disminuidos, pero enseguida pude reconocer el tono así que bajé el puño que había levantado instintivamente y que estaba por encontrarse con la cara de Reiv.
-Una dama no habla de su intimidad.- Respondí a Reiv recordando las palabras de mi abuela para luego llevarme el pico de la botella a la boca para beber un gran trago. Aplaudí y vítoree junto con el público luego de las palabras de bienvenida, ya algo entonada y riendo por nada fruto del alcohol. Cuando el descendiente nos mencionó sacudí a los miembros de brigada a mi lado diciendo algo como "¡Está hablando de nosotros! ¡Está hablando de nosotros!" para luego carcajearme divertida. Luego de recuperarme de la risa que casi me hace caer del asiento note que en las pantallas había unas personas que se parecían mucho a mis compañeros de Brigada a mi lado y a mi.
-Si nosotros no estuviéramos aquí, diría que estamos allí.- Dije para luego volver a reír. Tomé otro trago de alcohol mientras veía el espectáculo de luces para luego aplaudir al igual que el público y seguir riendo por la cosa más mínima. Divisé el cabello rojo de Juliet y la vi acercarse a una mujer morena. Tarde un rato, pero cuando al fin conseguí reconocer a la compañera que le había tocado abrí mucho los ojos.
-¡Juliet!… Va a matarla en cuanto se gire.- Dije mirando preocupada a Reiv. -¡JULIEEET! ¡MATA A ESA MALDITA LOCA AHORA QUE TIENES OPORTUNIDAD!- Dije gritando con fuerza para que la dragona me escuche. Cuando vi que, en principio, aquella licántropa desquiciada no se mostraba hostil con ella me relajé un poco y me dedique a mirar otras pantallas sin sacarle el ojo completamente de encima a la pareja que le había tocado a Juliet. Pude ver a Kyllian entrando a la arena por la zona de participantes y lo saludé sonriente cuando me divisó pensando que estaba levantado la mano para saludarme, pero mi cara se descompuso cuando lo vi sacar el preservativo. Escondí mi cara entre mis manos queriendo desaparecer como los magos.
-Voy a castrarlo.- Dije mientras escuchaba la risa disimulada de Reiv y los gritos emocionados de las chicas de la grada. Escuché al elfo en gradas delante de nosotros, más abajo y esa fue la gota que rebalsó el vaso.
-Y a ese le voy a meter la cerbatana en el culo ¡Suéltame!- Le dije a mis compañeros de Brigada que me retuvieron para que no ataque al elfo. Me volví a sentar con cara de pocas pulgas para tomar otro trago, en eso percibí un nuevo olor detrás mío, así que me giré para ver a la chica que se sentó cerca de Reiv con acento extraño, no la conocía de nada, solo la miré para asegurarme no más sorpresas, aunque no sabía lo que ella podía hacer. A partir de ese momento dediqué mi atención a las pantallas, vi llegar al hombre peliblanco y corpulento y a la elfa-dragón dorado a un espacio abierto, una especie de campo abierto dentro del laberinto y a Kyllian y a su compañero a la sala con plataformas, aparentemente tenían que conseguir la lámpara.
El descendiente accedió a decirles cómo de buena gana, pero después pareció que fue obra del compañero de Kyllian, Dean… o Reed, luego apareció el genio cuando Sayid lo invocó y se lanzó a por el mismo participante que había utilizado su magia en el árabe, pero Kyllian bloqueo el ataque. Luego el que tenía muchos nombres se convirtió en dragón y salió volando directo hacia Sayid sorteando al genio. Todos los espectadores alzaron la cabeza para luego ver su caída en picada.
-Fácil para el experto en estrategias decir que piensen en una estrategia.- Dije a todo aquel que me quisiera escuchar esperando ver a Kyllian salir pronto del laberinto mientras seguía prestándole atención al combate que ya se había encendido. Ahogaba gritos de susto mientras el suspenso de ver al feral al borde de caer de las plataformas me tenía de los nervios. Fue gracioso ver al descendiente negarse con incredulidad y hacer lo que el participante le ordenaba al mismo tiempo, reí mientras tomé otro trago para ver sus piruetas. Los de la brigada soltamos un "wooo" al igual que buena parte del público. Deseaba hacer eso, tenía que pedirle a Sayid unas clases. Aplaudí emocionada con la pelea porque habían conseguido darle al descendiente en equipo. Kyllian seguía defendiéndose bien así que yo seguí aplaudiendo. Mérida se mostró dispuesta a quemar lo que le quedaba de ropa al moro a lo que yo reí y tomé otro trago.
-¿De dónde conocessssssss a Kyllian?- Le pregunté a Reiv de repente ya arrastrando un poco las palabras, algo ebria.
-Una dama no habla de su intimidad.- Respondí a Reiv recordando las palabras de mi abuela para luego llevarme el pico de la botella a la boca para beber un gran trago. Aplaudí y vítoree junto con el público luego de las palabras de bienvenida, ya algo entonada y riendo por nada fruto del alcohol. Cuando el descendiente nos mencionó sacudí a los miembros de brigada a mi lado diciendo algo como "¡Está hablando de nosotros! ¡Está hablando de nosotros!" para luego carcajearme divertida. Luego de recuperarme de la risa que casi me hace caer del asiento note que en las pantallas había unas personas que se parecían mucho a mis compañeros de Brigada a mi lado y a mi.
-Si nosotros no estuviéramos aquí, diría que estamos allí.- Dije para luego volver a reír. Tomé otro trago de alcohol mientras veía el espectáculo de luces para luego aplaudir al igual que el público y seguir riendo por la cosa más mínima. Divisé el cabello rojo de Juliet y la vi acercarse a una mujer morena. Tarde un rato, pero cuando al fin conseguí reconocer a la compañera que le había tocado abrí mucho los ojos.
-¡Juliet!… Va a matarla en cuanto se gire.- Dije mirando preocupada a Reiv. -¡JULIEEET! ¡MATA A ESA MALDITA LOCA AHORA QUE TIENES OPORTUNIDAD!- Dije gritando con fuerza para que la dragona me escuche. Cuando vi que, en principio, aquella licántropa desquiciada no se mostraba hostil con ella me relajé un poco y me dedique a mirar otras pantallas sin sacarle el ojo completamente de encima a la pareja que le había tocado a Juliet. Pude ver a Kyllian entrando a la arena por la zona de participantes y lo saludé sonriente cuando me divisó pensando que estaba levantado la mano para saludarme, pero mi cara se descompuso cuando lo vi sacar el preservativo. Escondí mi cara entre mis manos queriendo desaparecer como los magos.
-Voy a castrarlo.- Dije mientras escuchaba la risa disimulada de Reiv y los gritos emocionados de las chicas de la grada. Escuché al elfo en gradas delante de nosotros, más abajo y esa fue la gota que rebalsó el vaso.
-Y a ese le voy a meter la cerbatana en el culo ¡Suéltame!- Le dije a mis compañeros de Brigada que me retuvieron para que no ataque al elfo. Me volví a sentar con cara de pocas pulgas para tomar otro trago, en eso percibí un nuevo olor detrás mío, así que me giré para ver a la chica que se sentó cerca de Reiv con acento extraño, no la conocía de nada, solo la miré para asegurarme no más sorpresas, aunque no sabía lo que ella podía hacer. A partir de ese momento dediqué mi atención a las pantallas, vi llegar al hombre peliblanco y corpulento y a la elfa-dragón dorado a un espacio abierto, una especie de campo abierto dentro del laberinto y a Kyllian y a su compañero a la sala con plataformas, aparentemente tenían que conseguir la lámpara.
El descendiente accedió a decirles cómo de buena gana, pero después pareció que fue obra del compañero de Kyllian, Dean… o Reed, luego apareció el genio cuando Sayid lo invocó y se lanzó a por el mismo participante que había utilizado su magia en el árabe, pero Kyllian bloqueo el ataque. Luego el que tenía muchos nombres se convirtió en dragón y salió volando directo hacia Sayid sorteando al genio. Todos los espectadores alzaron la cabeza para luego ver su caída en picada.
-Fácil para el experto en estrategias decir que piensen en una estrategia.- Dije a todo aquel que me quisiera escuchar esperando ver a Kyllian salir pronto del laberinto mientras seguía prestándole atención al combate que ya se había encendido. Ahogaba gritos de susto mientras el suspenso de ver al feral al borde de caer de las plataformas me tenía de los nervios. Fue gracioso ver al descendiente negarse con incredulidad y hacer lo que el participante le ordenaba al mismo tiempo, reí mientras tomé otro trago para ver sus piruetas. Los de la brigada soltamos un "wooo" al igual que buena parte del público. Deseaba hacer eso, tenía que pedirle a Sayid unas clases. Aplaudí emocionada con la pelea porque habían conseguido darle al descendiente en equipo. Kyllian seguía defendiéndose bien así que yo seguí aplaudiendo. Mérida se mostró dispuesta a quemar lo que le quedaba de ropa al moro a lo que yo reí y tomé otro trago.
-¿De dónde conocessssssss a Kyllian?- Le pregunté a Reiv de repente ya arrastrando un poco las palabras, algo ebria.
Ares Kylee
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Tenía una resaca de tres mil pares de cañones a babor, por no decir una palabra más fuerte, no recuerdo la cantidad de líquido alcohólico ingerido aquella noche, ahora que lo pienso... ¿como coño nadie en la Brigada ha llegado a tener un coma etílico aún con la cantidad que nos metemos en cuerpo? Me levanté como pude y me aseé un poco y me dirigí hacia la zona de torneos a ver si podía ver un poco desde las gradas porque no tenía nada mejor que hacer la verdad.
Además el poder ver un poco como eran las demás pruebas quizás me daban un poco de idea de lo que yo quizás podría llegar a enfrentarme. Cuando llegué a las gradas ya habían empezado los combates, nunca fui un hombre muy puntual la verdad, así que no me importaba mucho. Vi que Leila ya estaba animando y con el carácter muy feliz, me acerqué a ella con el resto de la Brigada.
- Hombre Leila, buenos días veo que estas un poco seca pero Mama Luna trae más bebercio. - dije riendo.
Con un gesto hice desaparecer el sello de la luna nueva sobre las botellas incautadas en nombre de la brigada y por idea de Leila el día de la fiesta, haciendo que fueran de nuevo visibles a los ojos y le entregué una sonriendo y guiñando un ojo mientras me sentaba con el resto de las botellas y abría una para empezar a beber y reenganchar la fiesta en las gradas.
Además el poder ver un poco como eran las demás pruebas quizás me daban un poco de idea de lo que yo quizás podría llegar a enfrentarme. Cuando llegué a las gradas ya habían empezado los combates, nunca fui un hombre muy puntual la verdad, así que no me importaba mucho. Vi que Leila ya estaba animando y con el carácter muy feliz, me acerqué a ella con el resto de la Brigada.
- Hombre Leila, buenos días veo que estas un poco seca pero Mama Luna trae más bebercio. - dije riendo.
Con un gesto hice desaparecer el sello de la luna nueva sobre las botellas incautadas en nombre de la brigada y por idea de Leila el día de la fiesta, haciendo que fueran de nuevo visibles a los ojos y le entregué una sonriendo y guiñando un ojo mientras me sentaba con el resto de las botellas y abría una para empezar a beber y reenganchar la fiesta en las gradas.
Aldaron Failon
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Los de la brigada que estaban un poco más lejos se lo estaban pasando bien de buena mañana ¿cómo podían beber a esas horas!? vamos, ni yo hacía tal cosa, cosas de ingleses supuse, es que ni el ruso estaba bebiendo, aunque también estaba claro que tenía una resaca del copón -BUENA SUERTE THOREN!!- ya nos veríamos después en la cabaña aunque eso él no lo sabía.
La declaración de intenciones del chico Feral a la pantalla me había ido de perlas, felicité a Leila pero al parecer no se lo había tomado muy bien, puse una mano en mi cadera y con la otra hice un movimiento de negra acompañado de mi cabeza -lo siento querida pero sin rabo no ha diversión, solo carne, nada de pescado- la clientela empezó a venir apostando por los diferentes participantes aunque de momento nadie apostaba por los borrachos de la brigada que habían pasado por tener una flor en el culo.
Una vocecilla encantadora llamó mi atención desde atrás para después sentarse ami lado -¡Choleeeeeeeee!!! cariño como me alegro de verte, ven, siéntate a mi vera que estoy muy solo y tu si que sabes salsear- empezamos por la fiesta de la noche anterior a lo cual sonreí -Pues claro que dormí! en cuanto se me acabó el producto me fui a descansar, había que estar fresco para hoy y...- hice como si me limpiara algo de la comisura de los labios -digamos que hice algo de buen ejercicio mañanero- las risas no se hicieron esperar y nos sentamos a charlar y comentar el torneo mientras me liaba un porrete, eso si entraba bien y más en buena compañía, que yo sabía que a Chloe no le iba a disgustar.
-No tengo el placer de conocer a Yaroslav, pero es que mira cuanta carne tiene ese ruso esculpido por los dioses de la estepa! qué monumento... yo tengo que catar eso o me muero de tristeza, como los periquitos- le comenté a la chica cuando dijo eso del hermano del ruso, en lo de tonto coincidíamos todos, pobrecito, con lo que le gustaban sus tortugas.
Los combates empezaron y la prueba de Altair era demasiado mística para mi que ya llevaba un porrete encima -Me ponen nervioso chica, de verdad, si no va a morir nadie en este torneo, que se lancen a la aventura ¡PASAD YA! ¡EL PUNTO DÉBIL DEL LOBO SON LOS PEZONES! QUE SIEMPRE LOS LLEVA AL AIRE Y FIJO LOS TIENE SENSIBLES!- grité mientras me reía pasando a ver la prueba de Sayid... Ahí si que había carne -uuuh! así si!, menudo aguante tiene el feral, yo que pensaba que era un blando, el otro día su novia casi se lo carga- ahora hablaba bajito solo para chloe -pero shhh!! secreto profesional que tu también eres del hospital- Sayid parecía tener problemas con los dos muchachos que le estaban dando buena guerra aunque apenas había atacado, le había dejado casi todo el trabajo a su invocación, pero en el momento que se quito la ropa para ir más ligerito, grité con el resto de la grada femenina -Mira, yo lo dejaba que me diera kus kus y lo que surgiera- con eso del amor libre ya no estaba tan seguro -Siendo descendiente, lo dudo, podrá echar una canita al aire pero en principio se tiene que casar y tener un crío-
La declaración de intenciones del chico Feral a la pantalla me había ido de perlas, felicité a Leila pero al parecer no se lo había tomado muy bien, puse una mano en mi cadera y con la otra hice un movimiento de negra acompañado de mi cabeza -lo siento querida pero sin rabo no ha diversión, solo carne, nada de pescado- la clientela empezó a venir apostando por los diferentes participantes aunque de momento nadie apostaba por los borrachos de la brigada que habían pasado por tener una flor en el culo.
Una vocecilla encantadora llamó mi atención desde atrás para después sentarse ami lado -¡Choleeeeeeeee!!! cariño como me alegro de verte, ven, siéntate a mi vera que estoy muy solo y tu si que sabes salsear- empezamos por la fiesta de la noche anterior a lo cual sonreí -Pues claro que dormí! en cuanto se me acabó el producto me fui a descansar, había que estar fresco para hoy y...- hice como si me limpiara algo de la comisura de los labios -digamos que hice algo de buen ejercicio mañanero- las risas no se hicieron esperar y nos sentamos a charlar y comentar el torneo mientras me liaba un porrete, eso si entraba bien y más en buena compañía, que yo sabía que a Chloe no le iba a disgustar.
-No tengo el placer de conocer a Yaroslav, pero es que mira cuanta carne tiene ese ruso esculpido por los dioses de la estepa! qué monumento... yo tengo que catar eso o me muero de tristeza, como los periquitos- le comenté a la chica cuando dijo eso del hermano del ruso, en lo de tonto coincidíamos todos, pobrecito, con lo que le gustaban sus tortugas.
Los combates empezaron y la prueba de Altair era demasiado mística para mi que ya llevaba un porrete encima -Me ponen nervioso chica, de verdad, si no va a morir nadie en este torneo, que se lancen a la aventura ¡PASAD YA! ¡EL PUNTO DÉBIL DEL LOBO SON LOS PEZONES! QUE SIEMPRE LOS LLEVA AL AIRE Y FIJO LOS TIENE SENSIBLES!- grité mientras me reía pasando a ver la prueba de Sayid... Ahí si que había carne -uuuh! así si!, menudo aguante tiene el feral, yo que pensaba que era un blando, el otro día su novia casi se lo carga- ahora hablaba bajito solo para chloe -pero shhh!! secreto profesional que tu también eres del hospital- Sayid parecía tener problemas con los dos muchachos que le estaban dando buena guerra aunque apenas había atacado, le había dejado casi todo el trabajo a su invocación, pero en el momento que se quito la ropa para ir más ligerito, grité con el resto de la grada femenina -Mira, yo lo dejaba que me diera kus kus y lo que surgiera- con eso del amor libre ya no estaba tan seguro -Siendo descendiente, lo dudo, podrá echar una canita al aire pero en principio se tiene que casar y tener un crío-
Sayid Ibn Salah
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Suspiré agotado, estaba para el arrastre y había perdido mucha sangre, con las fuerzas que me quedaban me aparecía en la zona de atención médica de la grada. Lo primero que hice fue quitarme la cota y dejarla a un lado, con ella puesta no podía ver bien las heridas que me había hecho y por lo que pude ver estaban bastante feas pero mi sonrisa no desapareció en ningún momento, me senté y eché la cabeza hacia atrás para relajarme y al hacerlo pude ver como unas cuantas mujeres se agolpaban por los lados de la zona médica, levanté una mano y saludé sonriente ante lo cual muchas gritaron... ¿que hice?
Esperé tranquilo mientras alguien se acercaba a atenderme, los otros participantes se estaban tomando su tiempo, eso era bueno, podía disfrutar un rato más de los otros combates y ver las distintas estrategias de batalla, me vendría bien pues no tardaría demasiado en ir a luchar junto a los renegados en Francia.
Era algo que llevaba toda la noche pensando desde que había bailado con la adorable Anteia Knox, una lástima que estuviera casada y parecía tener muchos problemas, el caso es que influyó bastante en mi decisión de unirme a la batalla, ya se había decidido que los descendientes lucharían en las guerras y estaba claro que no volveríamos a cometer el error de aislarnos una vez a salvo, al menos yo no lo haría.
Esperé tranquilo mientras alguien se acercaba a atenderme, los otros participantes se estaban tomando su tiempo, eso era bueno, podía disfrutar un rato más de los otros combates y ver las distintas estrategias de batalla, me vendría bien pues no tardaría demasiado en ir a luchar junto a los renegados en Francia.
Era algo que llevaba toda la noche pensando desde que había bailado con la adorable Anteia Knox, una lástima que estuviera casada y parecía tener muchos problemas, el caso es que influyó bastante en mi decisión de unirme a la batalla, ya se había decidido que los descendientes lucharían en las guerras y estaba claro que no volveríamos a cometer el error de aislarnos una vez a salvo, al menos yo no lo haría.
Retrocedí por instinto al darme la impresión de que Leila quería estampar su puño en mi cara, echándole una mirada entornada por lo violento de su reacción. Después se me escapó una risa al escuchar eso de una dama. - Eso de las damas que no hablan está anticuado, no te hacía yo tan tradicional. - en cualquier caso entendí que no iba a decirme nada, así que lo dejé estar. Alcé una ceja al darme cuenta de que ya iba un poco borracha, y tenía pinta de querer seguir a juzgar por cómo empinaba el codo con la botella. Su otro compañero de la Brigada la animaba a beber, así que estaba rodeada de malas influencias.
Volví la mirada a las pantallas tras negar para mí mismo, echando un ojo a cómo iban los combates que más me interesaban, el de Juliet y el de Kyllian. Me sobresalté por lo que dijo Leila sobre Juliet y su compañera, aunque preferí achacarlo a la borrachez de Leila. - Qué va. Juliet sabe defenderse de sobra. Además, no tiene sentido que su compañera la ataque. - ellas iban algo más despacio en el desarrollo de su prueba, pero la de Sayid avanzaba a un vertiginoso ritmo, el combate parecía que no duraría mucho. - Y el tuyo también se defiende bien... - comenté sin apartar la vista de la pantalla, refiriéndome al feral. El elfo también fue blanco de la ira de Leila, que al ir taan borracha parecía mucho más agresiva que de normal. Le habría quitado la botella, pero estando rodeada de tantos brigadosos no sería fácil. Lo que me extrañó fue el no ver a Lykaios y compañía por allí, lo que me dio por pensar de nuevo en el mensaje que envió Johan. Por un momento me sentí culpable por estar allí pasando de todo, pensando que el mensaje lo habíamos recibido todos los renegados y deberíamos actuar e informar a los de la isla. Había que decírselo todo o vivían empanados.
Cuando volví a prestar atención el combate de Kyllian ya había terminado casi, y Leila comentaba no sé qué de estrategias. - No estaría mal entrenar con él, hay unas cuantas disciplinas que me interesan, aunque ninguna tanto como las de Snagov. - ahora me tocaba seguir aprendiendo por mi cuenta, investigando sus ramas de conocimiento. Miré extrañado a la rubia cuando me preguntó de qué conocía a Kyll, pensé que él se lo habría contado. Dudé unos segundos, sabiendo que ella también había pasado por allí. - Estuvimos encerrados a la vez en los campos de concentración. Incluso Éamon nos torturó a la vez... - murmuré con tono de resentimiento, prefiriendo no entrar en muchos más detalles sobre el tema. Aplaudí al ver la victoria definitiva de Kyllian, esperando el momento en que saliesen del laberinto.
La aparición de Aslaug me vino bastante bien para eso, así que me giré hacia ella, aunque sin invadir el espacio que había dejado a propósito. Me sorprendió lo bien que se apañaba ya con la lengua común. - Nada, sólo quería saber de ti. Hace mucho que no te veía. ¿Cómo has estado? ¿has salido de aquí? - tenía curiosidad por saber qué había sido de ella durante los meses sin magia. Hice un sonido irónico a eso de que si los humanos eran capaces de no gritar, negando. - Bruniik. - respondí en su propio idioma, usando la palabra con la que decían 'salvaje', para hacer alusión a los humanos. Pensé en Svart, en cómo estaría ahora mismo en la colonia de dragones. Se me ocurrió que tal vez la dragona podría ir allí. - Aslaug...¿ Lost Zeymah? - traté de pronunciar correctamente si tenía hermanos, para saber un poco más.
Volví la mirada a las pantallas tras negar para mí mismo, echando un ojo a cómo iban los combates que más me interesaban, el de Juliet y el de Kyllian. Me sobresalté por lo que dijo Leila sobre Juliet y su compañera, aunque preferí achacarlo a la borrachez de Leila. - Qué va. Juliet sabe defenderse de sobra. Además, no tiene sentido que su compañera la ataque. - ellas iban algo más despacio en el desarrollo de su prueba, pero la de Sayid avanzaba a un vertiginoso ritmo, el combate parecía que no duraría mucho. - Y el tuyo también se defiende bien... - comenté sin apartar la vista de la pantalla, refiriéndome al feral. El elfo también fue blanco de la ira de Leila, que al ir taan borracha parecía mucho más agresiva que de normal. Le habría quitado la botella, pero estando rodeada de tantos brigadosos no sería fácil. Lo que me extrañó fue el no ver a Lykaios y compañía por allí, lo que me dio por pensar de nuevo en el mensaje que envió Johan. Por un momento me sentí culpable por estar allí pasando de todo, pensando que el mensaje lo habíamos recibido todos los renegados y deberíamos actuar e informar a los de la isla. Había que decírselo todo o vivían empanados.
Cuando volví a prestar atención el combate de Kyllian ya había terminado casi, y Leila comentaba no sé qué de estrategias. - No estaría mal entrenar con él, hay unas cuantas disciplinas que me interesan, aunque ninguna tanto como las de Snagov. - ahora me tocaba seguir aprendiendo por mi cuenta, investigando sus ramas de conocimiento. Miré extrañado a la rubia cuando me preguntó de qué conocía a Kyll, pensé que él se lo habría contado. Dudé unos segundos, sabiendo que ella también había pasado por allí. - Estuvimos encerrados a la vez en los campos de concentración. Incluso Éamon nos torturó a la vez... - murmuré con tono de resentimiento, prefiriendo no entrar en muchos más detalles sobre el tema. Aplaudí al ver la victoria definitiva de Kyllian, esperando el momento en que saliesen del laberinto.
La aparición de Aslaug me vino bastante bien para eso, así que me giré hacia ella, aunque sin invadir el espacio que había dejado a propósito. Me sorprendió lo bien que se apañaba ya con la lengua común. - Nada, sólo quería saber de ti. Hace mucho que no te veía. ¿Cómo has estado? ¿has salido de aquí? - tenía curiosidad por saber qué había sido de ella durante los meses sin magia. Hice un sonido irónico a eso de que si los humanos eran capaces de no gritar, negando. - Bruniik. - respondí en su propio idioma, usando la palabra con la que decían 'salvaje', para hacer alusión a los humanos. Pensé en Svart, en cómo estaría ahora mismo en la colonia de dragones. Se me ocurrió que tal vez la dragona podría ir allí. - Aslaug...¿ Lost Zeymah? - traté de pronunciar correctamente si tenía hermanos, para saber un poco más.
Comencé el marujeo con el elfo toda emocionada, riendo por lo bajo al escuchar lo de su ejercicio mañanero. Después le pedí que me pasase el porro para darle una calada, algo que hacía de vez en cuando y a lo que me había acostumbrado cuando me hice colega de Maffy la hippie de la caravana y Gabriel el centauro. Le devolví su porro asintiendo, tenía buena calidad de producto. - Pues si conoces a Yaroslav lo preferirás, te lo aseguro. Además, me salvó una vez. - desde entonces lo tenía como amor platónico. - Pero él no me hace ni caso. Será cosa de rusos. - me encogí de hombros, el suyo tampoco parecía hacerle mucho caso.
Hice un repaso por cada una de las pantallas, muriendo de amor al ver la prueba de los lobitos. Le di un golpe en el hombro al elfo para que se calmase y se le quitasen las ganas de retorcer pezones. - Ya, van un poco lentas, pero mira qué adorabels son los lobos. - señalé después a la pantalla a la pareja formada por Mooshie y Arturo, que también era de lo más curiosa. Luego volví a fijarme en Sayid, que el pobre tenía ya unas cuantas heridas. - ¿La novia del feral casi se lo carga? ¿por qué? - susurré para enterarme del cotilleo, poniendo cara de fastidio después al enterarme de que Sayid no podía tener amor libre de manera definitiva, sólo casarse. Pegué un respingo en cuanto lo vi aparecer en la zona médica, tirando del brazo del elfo para abrirnos paso entre el gentío e ir hacia el lugar donde se supone deberíamos habernos sentado.
- ¡Abrid paso a las urgencias médicas! - empujé majamente a unas cuantas pesadas que no nos dejaban pasar, alcanzando por fin el lugar donde estaba Sayid. Se había quitado la cota, e iba todo sudado y ensangrentado. No pude evitar fijarme en su cuerpazo, a pesar de repetirme mentalmente que debía ponerme en modo profesional en este momento. Solté al elfo para ir hacia el árabe, que estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada contra la pared para reposar la cabeza.
- ¡Sayid! - me agaché a su lado para no hacerlo levantarse aún para ir a la camilla, dispuesta a darle los primeros auxilios. - Claro, es que dos contra uno...es normal, por muy Descendiente que seas. - sonreí levemente, comenzando a examinar sus heridas. Estaba sangrando mucho así que lo primero era detener el sangrado. Comencé a canalizar mi magia de sanación con la ayuda del anillo Vilya, haciendo que un aura azulada apareciese sobre las zonas a tratar.
-----------------------------------------------------------------------------
0 dado + 10 habilidad curación + 40 anillo Vilya= 50 PS para SAYID
Hice un repaso por cada una de las pantallas, muriendo de amor al ver la prueba de los lobitos. Le di un golpe en el hombro al elfo para que se calmase y se le quitasen las ganas de retorcer pezones. - Ya, van un poco lentas, pero mira qué adorabels son los lobos. - señalé después a la pantalla a la pareja formada por Mooshie y Arturo, que también era de lo más curiosa. Luego volví a fijarme en Sayid, que el pobre tenía ya unas cuantas heridas. - ¿La novia del feral casi se lo carga? ¿por qué? - susurré para enterarme del cotilleo, poniendo cara de fastidio después al enterarme de que Sayid no podía tener amor libre de manera definitiva, sólo casarse. Pegué un respingo en cuanto lo vi aparecer en la zona médica, tirando del brazo del elfo para abrirnos paso entre el gentío e ir hacia el lugar donde se supone deberíamos habernos sentado.
- ¡Abrid paso a las urgencias médicas! - empujé majamente a unas cuantas pesadas que no nos dejaban pasar, alcanzando por fin el lugar donde estaba Sayid. Se había quitado la cota, e iba todo sudado y ensangrentado. No pude evitar fijarme en su cuerpazo, a pesar de repetirme mentalmente que debía ponerme en modo profesional en este momento. Solté al elfo para ir hacia el árabe, que estaba sentado en el suelo con la espalda apoyada contra la pared para reposar la cabeza.
- ¡Sayid! - me agaché a su lado para no hacerlo levantarse aún para ir a la camilla, dispuesta a darle los primeros auxilios. - Claro, es que dos contra uno...es normal, por muy Descendiente que seas. - sonreí levemente, comenzando a examinar sus heridas. Estaba sangrando mucho así que lo primero era detener el sangrado. Comencé a canalizar mi magia de sanación con la ayuda del anillo Vilya, haciendo que un aura azulada apareciese sobre las zonas a tratar.
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El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
'Curación' :
'Curación' :
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Que a gusto estaba de charreta con Chloe, eso era bueno y malo a la vez porque Lucio nos había separado después de pasarnos casi todo un turno en el hospital hablando y ya no nos juntaba tanto... ni me dejaba hacer los turnos sin que él los comprobara para no hacer trampas. El porro fue pasando entre los dos y lo disfrutamos mientras observábamos las pruebas -Chica pero Yaroslav parece más seriote y menos tonto, seguro, a ese no se la puedo colar.... bueno, no puedo hacer que me la cuele- eché a reír como un desquiciado con eso, efecto del cannabis seguro -Es que estos rusos tienen la cabeza en otro lado, este solo piensa en tortugas y animalejos, tendré que sobornarlo con algo... ¿Habrá visto un Fenix?- la pregunta era más para mi que para la pelirroja, pero solo conocía un fénix y tenía muy mala leche... mal plan.
Chloe hizo mención de los dos lobos cachorros y si, eran monos pero mi paciencia se limitaba a los hombres y mis labores como médico -Muy monos hasta que se mean y te rompen los muebles- ahora mirábamos otra de las pantallas, no conocía a ninguno de los dos que iban a pasar por la puerta de sofía así que mi mente simplemente lo ignoró. El salseo volvió a lo de los ferales y entonces me activé otra vez el modo maruja, me faltaba mi mantón de manila y el abanico con la peineta -Pues porque la niña que tiene se puso malita, le dio fiebre y no dejaba de llorar porque le están saliendo los dientes y ese machote que ves en pantalla parando golpes como un campeón vino con el rabo entre las piernas...padres primerizos, ya sabes, el caso es que por algún motivo ella se lo tomó a malas y tocó en luna llena, menudo estropicio hija, él acabó con la traquea rota y todo-
El combate de Sayid terminó el primero y el pobre acabó hecho un trapo, se apareció en la zona médica de la grada y todas las lobas corrieron a cotillear -A ver señoras! el espectáculo está en las pantallas! despejen el área médica - "que nos toca pase vip por haber estudiado" pensé para mi mismo mientras Chloe me arrastraba entre la gente, alguna nos miraba mal y yo le devolvía la mirada, eran como hienas oliendo carne fresca. Cuando por fin llegamos a donde estaba Sayid la pelirroja se apresuró a detener su sangrado y a darle los primeros auxilios -Pero quien te manda a ti a recibir golpes de gratis? haberles puesto un puzzle o unas integrales ¿tu no sabías de números? - el descendiente simplemente se encogió de hombros sonriendo como si nada, luego el loco era Giordano.
Pedí a los que estaban de guardia que movieran a Sayid para ponerlo en una camilla, seleccioné una de las pociones de la mesa y se la dí para que la bebiera mientras le curaba con mi magia - Chloe, trae algo para que le limpies las heridas a Sayid y una pomada para ponérsela...- aquí me giré a las viejas chismosas con una sonrisa de mala pécora -por tooodo el cuerpo- y que se jodan por mirarme mal.
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20 dado + 10 habilidad curación + 50 poción = 80 curación a Sayid
Chloe hizo mención de los dos lobos cachorros y si, eran monos pero mi paciencia se limitaba a los hombres y mis labores como médico -Muy monos hasta que se mean y te rompen los muebles- ahora mirábamos otra de las pantallas, no conocía a ninguno de los dos que iban a pasar por la puerta de sofía así que mi mente simplemente lo ignoró. El salseo volvió a lo de los ferales y entonces me activé otra vez el modo maruja, me faltaba mi mantón de manila y el abanico con la peineta -Pues porque la niña que tiene se puso malita, le dio fiebre y no dejaba de llorar porque le están saliendo los dientes y ese machote que ves en pantalla parando golpes como un campeón vino con el rabo entre las piernas...padres primerizos, ya sabes, el caso es que por algún motivo ella se lo tomó a malas y tocó en luna llena, menudo estropicio hija, él acabó con la traquea rota y todo-
El combate de Sayid terminó el primero y el pobre acabó hecho un trapo, se apareció en la zona médica de la grada y todas las lobas corrieron a cotillear -A ver señoras! el espectáculo está en las pantallas! despejen el área médica - "que nos toca pase vip por haber estudiado" pensé para mi mismo mientras Chloe me arrastraba entre la gente, alguna nos miraba mal y yo le devolvía la mirada, eran como hienas oliendo carne fresca. Cuando por fin llegamos a donde estaba Sayid la pelirroja se apresuró a detener su sangrado y a darle los primeros auxilios -Pero quien te manda a ti a recibir golpes de gratis? haberles puesto un puzzle o unas integrales ¿tu no sabías de números? - el descendiente simplemente se encogió de hombros sonriendo como si nada, luego el loco era Giordano.
Pedí a los que estaban de guardia que movieran a Sayid para ponerlo en una camilla, seleccioné una de las pociones de la mesa y se la dí para que la bebiera mientras le curaba con mi magia - Chloe, trae algo para que le limpies las heridas a Sayid y una pomada para ponérsela...- aquí me giré a las viejas chismosas con una sonrisa de mala pécora -por tooodo el cuerpo- y que se jodan por mirarme mal.
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20 dado + 10 habilidad curación + 50 poción = 80 curación a Sayid
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El miembro 'Aldaron Failon' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Sayid Ibn Salah
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Sentarme me había sentado mejor de lo que yo me esperaba, el cansancio y el agotamiento me estaban ganando la batalla cuando la pelirroja que conocí en la crisis del Le fay se acercó a mi apartando a todos seguida por el elfo -Hola querida Chloe, me alegro de volver a verte- aunque estaba tan mareado que no la veía. De inmediato empezó a curarme con su magia deteniendo el sangrado de mis heridas, ayudándome a recuperarme un poco -Cualquiera no habría podido hacer esto, eso demuestra que los chicos tienen potencial, aunque también es cierto que habría podido con ellos uno por uno- respondí a la chica con una sonrisa en el rostro. El elfo sin embargo no era tan simpático -Si les llego a poner problemas mentales no salen del laberinto hasta que acabe el torneo- a menos que Reed usara su magia conmigo, no sabía que tipo era pero sin duda era interesante.
Una vez pude moverme, me dejé llevar hasta la camilla dónde el elfo me dio otra de sus pociones a la vez que me curaba, haciendo que me sintiera mucho mejor -Aldaron viejo amigo, estás loco pero sin duda eres un buen médico, sin olvidarme de la bella dama que te acompaña- se merecían los elogios, yo sabía mucho de números pero la medicina nunca fue lo mío por muy inteligente que fuera. Al cabo de un rato la chica pelirroja se había ocupado de limpiar la sangre y ahora me estaban embalsamando o algo parecido por todo el cuerpo, casi parecía un masaje y eso me estaba relajando más de la cuenta, tanto que casi me quedo dormido pero cuando terminaron estaba como nuevo.
Me levanté de la camilla y pedí prestados unos pantalones nuevos, al parecer la pomada era para las quemaduras y no sé qué más -Muchas gracias a los dos, ahora debo retirarme, tengo asuntos que atender - hice una reverencia a los dos y saludé a los que se arremolinaban cerca de la zona médica, tal vez futuros estudiantes que quisieran formar parte de mis clases, eso era bueno.
Salí del coliseo enviando un mensaje a todos mis compañeros descendientes en el palco:
"Me marcho a Francia, hay una crisis y parece que necesitan nuestra ayuda, si alguien más quiere venir es bienvenido, para los demás, disfrutad del torneo, os mantendré informados"
A la mañana siguiente partiría a Francia para encontrarme con los renegados y los miembros de la brigada.
Una vez pude moverme, me dejé llevar hasta la camilla dónde el elfo me dio otra de sus pociones a la vez que me curaba, haciendo que me sintiera mucho mejor -Aldaron viejo amigo, estás loco pero sin duda eres un buen médico, sin olvidarme de la bella dama que te acompaña- se merecían los elogios, yo sabía mucho de números pero la medicina nunca fue lo mío por muy inteligente que fuera. Al cabo de un rato la chica pelirroja se había ocupado de limpiar la sangre y ahora me estaban embalsamando o algo parecido por todo el cuerpo, casi parecía un masaje y eso me estaba relajando más de la cuenta, tanto que casi me quedo dormido pero cuando terminaron estaba como nuevo.
Me levanté de la camilla y pedí prestados unos pantalones nuevos, al parecer la pomada era para las quemaduras y no sé qué más -Muchas gracias a los dos, ahora debo retirarme, tengo asuntos que atender - hice una reverencia a los dos y saludé a los que se arremolinaban cerca de la zona médica, tal vez futuros estudiantes que quisieran formar parte de mis clases, eso era bueno.
Salí del coliseo enviando un mensaje a todos mis compañeros descendientes en el palco:
"Me marcho a Francia, hay una crisis y parece que necesitan nuestra ayuda, si alguien más quiere venir es bienvenido, para los demás, disfrutad del torneo, os mantendré informados"
A la mañana siguiente partiría a Francia para encontrarme con los renegados y los miembros de la brigada.
-Eso, querido Black, es porque casi no nos conocemos. Lo sé, no me digas, te acaba de explotar una neurona del notición que te acabo de dar.- Le respondí irónica y divertida.
-¡Ay, Ares!¡Bendita sea la Luna que te parió! Trae acá el agua de los dioses.- Dije animándolo a que se siente a mi lado mientras agarraba la botella que me ofrecía y la abría al mismo tiempo que el compañero de brigada para brindar. Tomé un gran trago y pasé un brazo por sobre sus hombros para seguir la fiesta de anoche, pero ésta vez con más alcohol para mí, y comentar el torneo. Dejé estar el tema de Juliet y Kiana con las palabras de Reiv. Las comisuras de mis labios subieron orgullosa al ver a Kyllian pelear, no me gustaban mucho cómo le quedaban las orejas pero no negaba su efectividad. Levanté una ceja al comentario del elfo. ¿Qué tenía que ver la carne y el pescado con dar a conocer mi vida privada a todos los espectadores en las gradas?
-Yo también quiero entrenar con él. Quisiera profundizar mis estrategias de sigilo y mi lucha cuerpo a cuerpo. Por ahora mi especialidad son las armas de fuego, pero me gustaría saber hacer llaves, bloquear el chi, ésa clase de cosas. Podemos pedirle que nos dé una clase, luego del torneo, claro.- Le dije a Reiv respecto a Sayid.
-¿Los dos al mismo tiempo? ¡Ja!... su voracidad solo va en aumento. Adivinaré; los llevaron a trabajos forzados y a la arena de combate.- Le dije recordando cómo se trataba a los reclusos de su clase, por alguna razón, no me habían tratado así a mí, quizás por ser una desertora, pero me habían llevado a un sector que nunca había visto antes. Me levanté de mi asiento para aplaudir y ovacionar la victoria de Kyll y su compañero junto con todo el resto de los espectadores. En eso, gran parte de los espectadores, entre ellos muchas mujeres, se amucharon en las gradas próximas a la zona de atención médica, yo no me enteré muy bien porque, así que seguí en la mía, comentando el torneo con Ares.
-¿Hass vishto la fierahh que esh Kyllian?- Arrastraba notoriamente las palabras cuando hablaba con mi compañero mientras lo empujaba contra mí desde el brazo que tenía sobre sus hombros y señalaba al feral que se retiraba.
-Esa beshtia ferozz me preparó pashta, enshalada yyyyyy... melocotonesh en almibar.- Seguía hablando con Ares balanceándome en el asiento y babeando un poco pensando en el feral que podría degustar durante el Torneo, sin que nadie nos moleste.
-¡Ay, Ares!¡Bendita sea la Luna que te parió! Trae acá el agua de los dioses.- Dije animándolo a que se siente a mi lado mientras agarraba la botella que me ofrecía y la abría al mismo tiempo que el compañero de brigada para brindar. Tomé un gran trago y pasé un brazo por sobre sus hombros para seguir la fiesta de anoche, pero ésta vez con más alcohol para mí, y comentar el torneo. Dejé estar el tema de Juliet y Kiana con las palabras de Reiv. Las comisuras de mis labios subieron orgullosa al ver a Kyllian pelear, no me gustaban mucho cómo le quedaban las orejas pero no negaba su efectividad. Levanté una ceja al comentario del elfo. ¿Qué tenía que ver la carne y el pescado con dar a conocer mi vida privada a todos los espectadores en las gradas?
-Yo también quiero entrenar con él. Quisiera profundizar mis estrategias de sigilo y mi lucha cuerpo a cuerpo. Por ahora mi especialidad son las armas de fuego, pero me gustaría saber hacer llaves, bloquear el chi, ésa clase de cosas. Podemos pedirle que nos dé una clase, luego del torneo, claro.- Le dije a Reiv respecto a Sayid.
-¿Los dos al mismo tiempo? ¡Ja!... su voracidad solo va en aumento. Adivinaré; los llevaron a trabajos forzados y a la arena de combate.- Le dije recordando cómo se trataba a los reclusos de su clase, por alguna razón, no me habían tratado así a mí, quizás por ser una desertora, pero me habían llevado a un sector que nunca había visto antes. Me levanté de mi asiento para aplaudir y ovacionar la victoria de Kyll y su compañero junto con todo el resto de los espectadores. En eso, gran parte de los espectadores, entre ellos muchas mujeres, se amucharon en las gradas próximas a la zona de atención médica, yo no me enteré muy bien porque, así que seguí en la mía, comentando el torneo con Ares.
-¿Hass vishto la fierahh que esh Kyllian?- Arrastraba notoriamente las palabras cuando hablaba con mi compañero mientras lo empujaba contra mí desde el brazo que tenía sobre sus hombros y señalaba al feral que se retiraba.
-Esa beshtia ferozz me preparó pashta, enshalada yyyyyy... melocotonesh en almibar.- Seguía hablando con Ares balanceándome en el asiento y babeando un poco pensando en el feral que podría degustar durante el Torneo, sin que nadie nos moleste.
Seguí observando los combates, poco a poco aparecía más gente en las pantallas y empezaba a resultar bastante lioso. Volvieron a gritar más cosas en las gradas por lo que mis dedos se encogieron un poco y respiré pesadamente, como en un suspiro brusco.
"no, no saben callarse nunca"
Miré extrañada al muchacho. Después del encuentro que tuvimos hace más de un año no habían cruzado palabra. Su maestro por aquel entonces se cruzó en aquella discusión sobre el pequeño dragón que tenía. Aún seguía sin entender eso de tener de mascota a un dragón por mucho que me lo hubiesen tratado de explicar.
-Bien. Si...he...he...
Traté de buscar la palabra y se notó, miré hacia el cielo mientras pensaba y después suspiré.
-Volado fuera
No eran las palabras exactas que buscaba pero más o menos venían a expresar lo mismo. El de las orejas puntigudas volvió a gritar y mis labios se arrugaron en una mueca pero pronto cambié el gesto alzando ambas cejas mirando a Reiv. Sabía mi idioma...o parte de él. Sin querer solté una pequeña risa justo antes de que más fuegos artificiales saliesen de una de la zona del torneo. Uno de los combates había acabado, había sido rápido. Aplaudí escuetamente y la rubia que se sentaba delante se levantó un poco alterada por los acontecimientos. Olía a alcohol.
Poco después apareció alguien en la zona baja de las gradas. Uno de los participantes. Entrecerré mis ojos enfocándole. Por alguna razón sus facciones me eran conocidas.
-¿hmm?
Pregunté algo ida al escuchar a Reiv.
-Oh...Zeymah...
Pronuncié un tanto diferente de él desviando la vista a otra de las zonas del torneo donde luchaban otros tres.
-Antes... cuando no había magos.
Dije tranquilamente volviendo a mirarle.
-Luego ... no hermanos, sólo magos.
Encogí mis hombros junto con una mueca parecida a una medio sonrisa conformista.
"no, no saben callarse nunca"
Miré extrañada al muchacho. Después del encuentro que tuvimos hace más de un año no habían cruzado palabra. Su maestro por aquel entonces se cruzó en aquella discusión sobre el pequeño dragón que tenía. Aún seguía sin entender eso de tener de mascota a un dragón por mucho que me lo hubiesen tratado de explicar.
-Bien. Si...he...he...
Traté de buscar la palabra y se notó, miré hacia el cielo mientras pensaba y después suspiré.
-Volado fuera
No eran las palabras exactas que buscaba pero más o menos venían a expresar lo mismo. El de las orejas puntigudas volvió a gritar y mis labios se arrugaron en una mueca pero pronto cambié el gesto alzando ambas cejas mirando a Reiv. Sabía mi idioma...o parte de él. Sin querer solté una pequeña risa justo antes de que más fuegos artificiales saliesen de una de la zona del torneo. Uno de los combates había acabado, había sido rápido. Aplaudí escuetamente y la rubia que se sentaba delante se levantó un poco alterada por los acontecimientos. Olía a alcohol.
Poco después apareció alguien en la zona baja de las gradas. Uno de los participantes. Entrecerré mis ojos enfocándole. Por alguna razón sus facciones me eran conocidas.
-¿hmm?
Pregunté algo ida al escuchar a Reiv.
-Oh...Zeymah...
Pronuncié un tanto diferente de él desviando la vista a otra de las zonas del torneo donde luchaban otros tres.
-Antes... cuando no había magos.
Dije tranquilamente volviendo a mirarle.
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Encogí mis hombros junto con una mueca parecida a una medio sonrisa conformista.
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