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Recuerdo del primer mensaje :
El Coliseo Ouroboros se utiliza en grandes eventos y en torneos. Tiene capacidad para acoger a una gran cantidad de público en su graderío, y cuenta también con palcos para las autoridades de la isla. La zona de la arena puede ser modificada según lo requiera la situación. También puede cubrirse con techos removibles en caso de que sea necesario.
Joram Jones Gallagher
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Había acudido a las gradas del Coliseo cargado con un montón de palomitas del comedor, dispuesto a ver el combate de Setelah en el torneo. Los pesados de mis hermanos se habían quedado a cargo de mi prima Belle, y el primo Nicho me había dejado en uno de los asientos antes de irse a no sé qué asuntos. Mamá también se había ido esa mañana, aunque no dijo mucho, sólo que si Setelah iba a su aire pues que ella también, y que se iba de misión. Ya volvería, como hacía siempre.
El caso es que ahora tenía el día libre para hacer lo que quisiera, así que me coloqué en el mejor sitio que pude encontrar para poder ver las pantallas gigantes, alucinando mucho con lo grande que era aquello y todos los combates. Saqué la pancarta que había dibujado, en la que salía el nombre de Setelah y él en modo pantera, comiéndoselos a todos. Era el plan que tenía que hacer para ganar, estaba claro. Eso sí, se había vestido un poco raro con la alfombra como si fuese una capa. Seguro que se había confundido.
- ¡VAMOS SETELAH! ¡ACABA CON TODOS! - agité la pancarta en el aire, gritando de manera escandalosa para que me oyese. Me eché un puñado de palomitas a la boca, disfrutando del espectáculo.
El caso es que ahora tenía el día libre para hacer lo que quisiera, así que me coloqué en el mejor sitio que pude encontrar para poder ver las pantallas gigantes, alucinando mucho con lo grande que era aquello y todos los combates. Saqué la pancarta que había dibujado, en la que salía el nombre de Setelah y él en modo pantera, comiéndoselos a todos. Era el plan que tenía que hacer para ganar, estaba claro. Eso sí, se había vestido un poco raro con la alfombra como si fuese una capa. Seguro que se había confundido.
- ¡VAMOS SETELAH! ¡ACABA CON TODOS! - agité la pancarta en el aire, gritando de manera escandalosa para que me oyese. Me eché un puñado de palomitas a la boca, disfrutando del espectáculo.
- Llámalo primeras impresiones, también funcionan, ¿sabes? - respondí a Leila en tono mordaz a eso de que casi no nos conocíamos, aunque eso no me impedía haberme formado una opinión sobre ella. Murmuré algo así como 'borrachos' al ver el ritmo que llevaban ella y Ares, aunque al menos ella aún tenía la cabeza para pensar en futuros entrenamientos. - Me da la impresión de que nos tocará esperar para entrenar con él. Mira, debe tener lista de espera. - comenté al ver que Sayid era abordado por un montón de tipas cuando fue a la zona médica, dando un espectáculo bochornoso. Me salía la vena antigente al ver ese tipo de cosas. - Palurdas. - murmuré para mi mismo antes de hacer un sonido afirmativo a lo que dijo Leila sobre el modo en que conocí a Kyllian.
- Bingo. No había muchas más opciones en ese sitio. Tú también has estado. Sabes la mierda que es. - claro que lo sabía bien...no hacía falta hablar mucho más. - Pero no me ha contado cómo os conocisteis vosotros. Cosas de ferales, supongo. Hay muchas cosas que podriamos contarnos... - menos mal que no los conocí en la época en la que me dio por cazar todo bicho peludo en luna llena. Volví a mirar a la pantalla para ver cómo iba Juliet. Al parecer se las estaba apañando bastante bien en combinación con su compañera, y ya había optado por usar su forma de dragón. El licántropo iba a tener serios problemas para enfrentar él solo a dos a la vez. Si terminaban pronto podrían ir en el segundo equipo, en de Kyllian, según la dinámica del torneo.
Me giré en el asiento para quedar un poco más cerca de Aslaug, dejando que los brigadosos siguieran con sus cosas de beber. La dragona estaba más que crispada con tanto grito, era todavía más asocial que Juliet cuando la conocí. Asentí a Aslaug para hacerle saber que entendía lo que estaba diciendo en su esfuerzo por usar palabras de humanos. - Luego puedo llevarte a una colonia de dragones, si quieres. Un buen sitio. - puede que estuviese más a gusto ahí que con la gente de Ouroboros. - Eso, hermanos...¿dices que tenías hermanos cuando no había magos? - no entendí muy bien a qué se refería. A lo mejor era un fallo en el idioma. Tampoco eso de que luego no tuviese hermanos y sólo hubiese magos. - ¿Les hicieron algo a tus hermanos? - empezaba a tener curiosidad, aunque ella no parecía muy afectada por eso de dejar de tener hermanos.
- Bingo. No había muchas más opciones en ese sitio. Tú también has estado. Sabes la mierda que es. - claro que lo sabía bien...no hacía falta hablar mucho más. - Pero no me ha contado cómo os conocisteis vosotros. Cosas de ferales, supongo. Hay muchas cosas que podriamos contarnos... - menos mal que no los conocí en la época en la que me dio por cazar todo bicho peludo en luna llena. Volví a mirar a la pantalla para ver cómo iba Juliet. Al parecer se las estaba apañando bastante bien en combinación con su compañera, y ya había optado por usar su forma de dragón. El licántropo iba a tener serios problemas para enfrentar él solo a dos a la vez. Si terminaban pronto podrían ir en el segundo equipo, en de Kyllian, según la dinámica del torneo.
Me giré en el asiento para quedar un poco más cerca de Aslaug, dejando que los brigadosos siguieran con sus cosas de beber. La dragona estaba más que crispada con tanto grito, era todavía más asocial que Juliet cuando la conocí. Asentí a Aslaug para hacerle saber que entendía lo que estaba diciendo en su esfuerzo por usar palabras de humanos. - Luego puedo llevarte a una colonia de dragones, si quieres. Un buen sitio. - puede que estuviese más a gusto ahí que con la gente de Ouroboros. - Eso, hermanos...¿dices que tenías hermanos cuando no había magos? - no entendí muy bien a qué se refería. A lo mejor era un fallo en el idioma. Tampoco eso de que luego no tuviese hermanos y sólo hubiese magos. - ¿Les hicieron algo a tus hermanos? - empezaba a tener curiosidad, aunque ella no parecía muy afectada por eso de dejar de tener hermanos.
Ares Kylee
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- No digas eso muy alto Leila o empezaran a aparecer más "ares" por ahí y entonces será el fin del mundo tal y como lo conocemos - dije riendo mientras guiñaba un hojo y le pasaba una botella de "ambrosía".
Me senté a su lado mientras observaba los distintos torneos, visto lo visto voy a tener que ir precalentando el cerebro para cuando toque rebanarse la sesera con los puzzles, gracias a los cielos que tengo el mejor calienta mentes de todo el mercado: el sagrado alcohol de los guerreros ancestrales robado con toda la cautela exigida en una fiesta de etiqueta. Bebo con mi compañera haciendo brindis con las botellas de vez en cuando.
Ibamos comentando las jugadas, entusiasmándonos con el resto del público, levantándonos a ratos a hacer la ola, mientras en el hueco reservado para la Brigada haciamos malabarismos con las botellas bebiendo, riendo y disfrutando. Al poco ya empezabamos a estar alegres y un poco chispas empezando ya a hablar como viejas del visillo, marujeando cual radio patio.
- Jodida afortunada que eresssh - dije riéndome con la risa floja - Te lo cambio un ratejjjjjjjjo, sho tuve un novio que era un artishta del romanticishmo, peeeeeeeero un completo inútil con el falo - me volví a descojonar - El jodio quería hacer lash cosash taaaaaan super bien y perfesssstassh que aquello sha parecía la lectura del libro gordo de Petete - di un generoso trago a la botella - Puto Petete, que asco le tengo y no lo conozco - me froté un lado de la cara con la mano y me reí - Puesh tía, ¡que cocine para la puta Brigada! Dishelo al boss, le dices, tenemosh a un joooooodido chef de primerishimo primer plano... shi es que eso tiene shentido alguno.
Me senté a su lado mientras observaba los distintos torneos, visto lo visto voy a tener que ir precalentando el cerebro para cuando toque rebanarse la sesera con los puzzles, gracias a los cielos que tengo el mejor calienta mentes de todo el mercado: el sagrado alcohol de los guerreros ancestrales robado con toda la cautela exigida en una fiesta de etiqueta. Bebo con mi compañera haciendo brindis con las botellas de vez en cuando.
Ibamos comentando las jugadas, entusiasmándonos con el resto del público, levantándonos a ratos a hacer la ola, mientras en el hueco reservado para la Brigada haciamos malabarismos con las botellas bebiendo, riendo y disfrutando. Al poco ya empezabamos a estar alegres y un poco chispas empezando ya a hablar como viejas del visillo, marujeando cual radio patio.
- Jodida afortunada que eresssh - dije riéndome con la risa floja - Te lo cambio un ratejjjjjjjjo, sho tuve un novio que era un artishta del romanticishmo, peeeeeeeero un completo inútil con el falo - me volví a descojonar - El jodio quería hacer lash cosash taaaaaan super bien y perfesssstassh que aquello sha parecía la lectura del libro gordo de Petete - di un generoso trago a la botella - Puto Petete, que asco le tengo y no lo conozco - me froté un lado de la cara con la mano y me reí - Puesh tía, ¡que cocine para la puta Brigada! Dishelo al boss, le dices, tenemosh a un joooooodido chef de primerishimo primer plano... shi es que eso tiene shentido alguno.
Seguí con la vista fija en el pa que tenía delante. No sólo olían a alcohol sino que empezaban a estar bastante borrachos. Mi cuerpo se removió en el asiento sutilmente pero empecé a ponerme nerviosa. No me gustaban los borrachos...y menos los borrachos que gritaban.
Arrugué en una mueca media cara cuando Reiv me dijo que me llevaría a una colonia de dragones. El mago pensaba llevarme a una colonia de dragones. ¿Creía que yo no conocía ninguna?
-Conozco nuestras casas.
Dije secamente pensando que el que ese muchacho las conociese no era tampoco buena noticia. Suspiré como molesta por ello y luego negué.No me había entendido, no al menos lo que quería decir.
Traté de buscar las palabras pero el jaleo de los borrachos tampoco me lo facilitaba en demasía. Carraspeé cerrando los ojos tratando de centrarme durante unos segundos antes de retomar la conversación.
-Nosotros pertenecíamos a magos. Ya no éramos hermanos.
O eso recordaba más o menos. Su memoria seguía sin funcionar bien del todo, pero si recordaba la colonia a la que pertenecía y sus rituales y luego como cada uno pasó a ser parte de familias de magos distintas. Fijó su vista en las pantallas. Algunos combates habían avanzado mientras que otros parecían más lentos.
Había varios dragones luchando, alguno no de verdad y otros si. La chica del pelo blanco sin duda alguna era un dragón. Supuso que debía ser conocida porque le sonaba bastante.
Giró de pronto cuando alguien gritó más para mirarle con cara de que le llevasen los mil demonios pero se encontró con una de las crías de mago emocionadísimo animando con un cartelón. Soltó una risilla al verle, las crías a veces le parecían grasiocillas.
-¿Y dragón pequeño?
Pregunté volviendo a mirar a Reiv. Se notaba que seguía algo enfadada por aquello pero tampoco pregunté a malas, simplemente quería saber si estaba bien.
Arrugué en una mueca media cara cuando Reiv me dijo que me llevaría a una colonia de dragones. El mago pensaba llevarme a una colonia de dragones. ¿Creía que yo no conocía ninguna?
-Conozco nuestras casas.
Dije secamente pensando que el que ese muchacho las conociese no era tampoco buena noticia. Suspiré como molesta por ello y luego negué.No me había entendido, no al menos lo que quería decir.
Traté de buscar las palabras pero el jaleo de los borrachos tampoco me lo facilitaba en demasía. Carraspeé cerrando los ojos tratando de centrarme durante unos segundos antes de retomar la conversación.
-Nosotros pertenecíamos a magos. Ya no éramos hermanos.
O eso recordaba más o menos. Su memoria seguía sin funcionar bien del todo, pero si recordaba la colonia a la que pertenecía y sus rituales y luego como cada uno pasó a ser parte de familias de magos distintas. Fijó su vista en las pantallas. Algunos combates habían avanzado mientras que otros parecían más lentos.
Había varios dragones luchando, alguno no de verdad y otros si. La chica del pelo blanco sin duda alguna era un dragón. Supuso que debía ser conocida porque le sonaba bastante.
Giró de pronto cuando alguien gritó más para mirarle con cara de que le llevasen los mil demonios pero se encontró con una de las crías de mago emocionadísimo animando con un cartelón. Soltó una risilla al verle, las crías a veces le parecían grasiocillas.
-¿Y dragón pequeño?
Pregunté volviendo a mirar a Reiv. Se notaba que seguía algo enfadada por aquello pero tampoco pregunté a malas, simplemente quería saber si estaba bien.
Entorné los ojos y le sonreí a Reiv, no podía refutar el mordaz comentario pero me daba gracia igual, e hice un sonido afirmativo cuando mencionó la lista de espera al tiempo que miraba hacia la zona médica.
-Por ejemplo, yo podría contarte que, cuando me secuestraron, no me llevaron a ninguno de esos lugares...- Dije queriendo parecer misteriosa. Me sorprendí al ver a Altaïr dividirse en dos lobos.
El tiempo con Ares pasaba volando. Hacíamos locuras, reíamos y disfrutábamos de los combates. Yo me desternillé con su historia del novio artista del romanticismo. Abrí mucho los ojos con la idea de que Kyllian forme parte de la Brigada.
-¡Areshh!¡Eshha es una excelente idea! Primero she la voy a proponer a Kyllian ¡Y she lo voy a proponer ahora mishmo!- Me levanté rápidamente y decidida luego de decir ésto ultimo, pero todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas así que volví a sentarme para recobrar la estabilidad.
-Mejor, she lo digo luego de las pruebashh de lash puertashh...- Bastó solo una mirada con Ares para volver a estallar en risas. El tiempo pasó mientras las botellas se vaciaban y los combates avanzaban. Por la tarde noche las pruebas llegaron a su fin con los equipos ya formados y con las habilidades de cada uno de los participantes ya vistas, bah... más o menos... entre tanto alcohol se me pudieron haber pasado muchos detalles, de todas formas, ya tocaba marcharse de las gradas del coliseo así que me dirigí a la Cabaña de la zona de torneos para comenzar a alistarme para el segundo día, aunque tenía en mente otros planes.
-Por ejemplo, yo podría contarte que, cuando me secuestraron, no me llevaron a ninguno de esos lugares...- Dije queriendo parecer misteriosa. Me sorprendí al ver a Altaïr dividirse en dos lobos.
El tiempo con Ares pasaba volando. Hacíamos locuras, reíamos y disfrutábamos de los combates. Yo me desternillé con su historia del novio artista del romanticismo. Abrí mucho los ojos con la idea de que Kyllian forme parte de la Brigada.
-¡Areshh!¡Eshha es una excelente idea! Primero she la voy a proponer a Kyllian ¡Y she lo voy a proponer ahora mishmo!- Me levanté rápidamente y decidida luego de decir ésto ultimo, pero todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas así que volví a sentarme para recobrar la estabilidad.
-Mejor, she lo digo luego de las pruebashh de lash puertashh...- Bastó solo una mirada con Ares para volver a estallar en risas. El tiempo pasó mientras las botellas se vaciaban y los combates avanzaban. Por la tarde noche las pruebas llegaron a su fin con los equipos ya formados y con las habilidades de cada uno de los participantes ya vistas, bah... más o menos... entre tanto alcohol se me pudieron haber pasado muchos detalles, de todas formas, ya tocaba marcharse de las gradas del coliseo así que me dirigí a la Cabaña de la zona de torneos para comenzar a alistarme para el segundo día, aunque tenía en mente otros planes.
Nuestras conversaciones sobre mozos rusos y sobre cotilleos de Leila y Kyllian quedaron aparcados para otra ocasión por aquello de la urgencia médica de Sayid, aunque nos quedaba pendiente seguir hablando de ello. Las pesadas se quitaron del medio gracias a lo que dijo Aldaron, que también me hizo que se me escapase la risa al soltarle eso de ponerles a hacer integrales o un puzzle. - Se harían viejos pensando, eso no lo sacan en la vida. - no, no tenían pinta de saber demasiado del tema.
- ¡Hola, Sayid! yo sí que me alegro de verte. Quiero decir...de verte bien. Vivo. Eso. - decidí dejarlo porque con cada cosa que decía sonaba más absurdo, así que me limité a sonreír un tanto nerviosa. Dejé que pusieran a Sayid en la camilla, asintiendo de manera diligente al elfo en todo lo que me mandaba. Traje material para limpiar las heridas, y la pomada que me pidió. - Claro, esto debe aplicarse muuuy bien, por todo todo el cuerpo. - le seguí el rollo, aunque me diese una poca vergüenza, más aún cuando halagó mi capacidad como sanadora. - Tengo que practicar mucho si quiero superar a Aldaron y al galeno. - aspiraba a hacerlo tan bien o más que ellos, que seguro que era posible. Nos dedicamos a sanar las heridas de Sayid durante varios minutos, hasta que pudo levantarse por sí mismo. - ¿Asuntos que atender? deberías descansar un rato... - fruncí levemente el ceño mientras se marchaba, mirando después a Aldaron con resignación.
- Ahora entiendo por qué vas armado con una cerbatana. Estos pacientes se escapan en cuanto pueden moverse un poco. - suspiré antes de volver a nuestro sitio, mirando el combate durante un rato más. Algunos iban algo lentos, y otros parecían terminar ir a terminar pronto. En ese momento me puse a revisar los mensajes que tenía en la moneda, viendo uno que me llamó la atención. Seguro que mi padre e Ian iban a ir con Johan, y tenía que enterarme mejor del asunto. - Aldaron, tengo que salir un momento, asuntos familiares. ¡Te veo luego, entérate de los cotilleos para contarme! - me despedí de mi colega, desapareciendo del coliseo en dirección a mi casa.
- ¡Hola, Sayid! yo sí que me alegro de verte. Quiero decir...de verte bien. Vivo. Eso. - decidí dejarlo porque con cada cosa que decía sonaba más absurdo, así que me limité a sonreír un tanto nerviosa. Dejé que pusieran a Sayid en la camilla, asintiendo de manera diligente al elfo en todo lo que me mandaba. Traje material para limpiar las heridas, y la pomada que me pidió. - Claro, esto debe aplicarse muuuy bien, por todo todo el cuerpo. - le seguí el rollo, aunque me diese una poca vergüenza, más aún cuando halagó mi capacidad como sanadora. - Tengo que practicar mucho si quiero superar a Aldaron y al galeno. - aspiraba a hacerlo tan bien o más que ellos, que seguro que era posible. Nos dedicamos a sanar las heridas de Sayid durante varios minutos, hasta que pudo levantarse por sí mismo. - ¿Asuntos que atender? deberías descansar un rato... - fruncí levemente el ceño mientras se marchaba, mirando después a Aldaron con resignación.
- Ahora entiendo por qué vas armado con una cerbatana. Estos pacientes se escapan en cuanto pueden moverse un poco. - suspiré antes de volver a nuestro sitio, mirando el combate durante un rato más. Algunos iban algo lentos, y otros parecían terminar ir a terminar pronto. En ese momento me puse a revisar los mensajes que tenía en la moneda, viendo uno que me llamó la atención. Seguro que mi padre e Ian iban a ir con Johan, y tenía que enterarme mejor del asunto. - Aldaron, tengo que salir un momento, asuntos familiares. ¡Te veo luego, entérate de los cotilleos para contarme! - me despedí de mi colega, desapareciendo del coliseo en dirección a mi casa.
Alpha Kakumei
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Después de haber pasado el momento del hospital mientras Adra se preparaba, Rosse se marchó para preparase para su torneo, como no tengo nada mejor que hacer por ahora pensé que sería bueno ir a las gradas a ver y de paso animar un poco. Permití que Diablo viniera disfrazado en su forma humana a observar, no sin antes convencerle de que esto no era el coliseo romano, que no iba a haber nada de sangre, sudor y lágrimas y nada de "panem et circenses", afuuuf, que alguien me recuerde por qué me metí en tanto embrollo con este demonio.
Me senté en uno de los pocos sitios que había libres en una zona algo estratégica para poder observar bien a Rosse. Puzzles y combate, el combate no creo que tanto pero los puzzles son la delicia de cualquier Kakumei, nuestro forté, de haberlo sabido hubiera participado, mi espíritu de profesor Layton está inquieto.
- Al final sí que va a haber sangre, sudor y lágrimas
- Oh, por los cielos... Esto no es un combate de bárbaros, Diablo, aquí no es una lucha a vida o muerte con final sangriento
- Es una pelea, así que habrá algo de sangre, sudor y probablemente lágrimas
- Whatever... - dije girando los ojos.
Me senté en uno de los pocos sitios que había libres en una zona algo estratégica para poder observar bien a Rosse. Puzzles y combate, el combate no creo que tanto pero los puzzles son la delicia de cualquier Kakumei, nuestro forté, de haberlo sabido hubiera participado, mi espíritu de profesor Layton está inquieto.
- Al final sí que va a haber sangre, sudor y lágrimas
- Oh, por los cielos... Esto no es un combate de bárbaros, Diablo, aquí no es una lucha a vida o muerte con final sangriento
- Es una pelea, así que habrá algo de sangre, sudor y probablemente lágrimas
- Whatever... - dije girando los ojos.
Sophia Diborguesse
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Después de la complicada operación, me tomé un buen descanso para prepararme para la ronda de turnos en el coliseo por el torneo del Fénix. Había descansado bien aunque le seguía dando vueltas en la cabeza a la conversación tan extraña que había tenido con Lucio durante la operación, por no mencionar que también se me olvidó preguntarle un par de cosas, tendré que dejarlo para más adelante y con una taza de té.
Me senté en una zona habilitada de las gradas para los médicos que ibamos a atender a los heridos, cuando llegué ya habían empezado varios de los combates y por falta de personal tampoco iba a ser, comprobé que había traido algunos útiles básicos en los bolsillos de la bata como vendas, tiritas y esparadrapo y tijeras con las que cortar las vendas. Vi que estaba el médico de la cerbatana que me había atendido, así que decidí saludar a Aldaron.
- Hola, creo que me va a tocar ayudarte con las heridas, si necesitas cualquier cosa o que realice alguna tarea, dímelo
Me senté en una zona habilitada de las gradas para los médicos que ibamos a atender a los heridos, cuando llegué ya habían empezado varios de los combates y por falta de personal tampoco iba a ser, comprobé que había traido algunos útiles básicos en los bolsillos de la bata como vendas, tiritas y esparadrapo y tijeras con las que cortar las vendas. Vi que estaba el médico de la cerbatana que me había atendido, así que decidí saludar a Aldaron.
- Hola, creo que me va a tocar ayudarte con las heridas, si necesitas cualquier cosa o que realice alguna tarea, dímelo
Aldaron Failon
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Que bien me sentaba marujear, en alguna ocasión llegué a pensar que me rejuvenecía, como sacar toxinas de la piel, pues igual, para mi los chismes eran como radicales libres, me oxidaban y soltar todo ese lastre ayudaba... Aunque probablemente fuera una excusa barata para para justificar que no puedo tener la lengua quita, en todos los sentidos. A empujones y entre miradas de envidia conseguimos llegar hasta la zona médica dónde atendimos a Sayid, mi sonrisa de maruja afloró de nuevo al ver la reacción de Chloe con Sayid -Me parece que no solo te gusta el Vatrushka, las delicias turcas también- le dije flojito mientras pasaba a su lado para molestarla a la vez que tomaba las pociones para Sayid.
La chica me siguió el rollo de buena gana, Sayid no se enteraba de nada, hasta había cerrado los ojos para el masaje momento que aprovechamos para mirar triunfantes a las cotillas que miraban con envidia y se mordían los codos, qué placer, por no hablar de meter mano gratuitamente -Me encanta ser médico- . Chloe respondió al halago de Sayid diciendo que aún le quedaba por aprender para ser como Lucio o como yo, eso me llegó al alma y casi me hace llorar, tomé sus manos emocionado y la miré a los ojos -Mi hierba es tu hierba! te adopto!-
El descendiente de saladino se levantó de la camilla, ese hombre no paraba quieto un segundo y antes de poder decir nada, desapareció -Por fin alguien lo entiende! con esta gente hay que usar medidas extremas o no se están quietos, los curas y al día siguiente vuelven peor- con todos era lo mismo, solo esperaba no tener que volver a tratar a un Sayid moribundo. Nos quedamos un rato más viendo las batallas y al final incluso mi compi tuvo que marcharse -Yo te mantendré al día, no te preocupes! suerte, nos vemos otro día!- me despedí de ella de forma enérgica volviendo a los monitores... el siguiente en pasar por la zona médica sería el lobo, estaba casi seguro.
Una voz me distrajo de las pantallas, se trataba de Sophia, la amiga de Lucio o eso me pareció, yo la conocía como paciente y poco después me enteré de que también era una colega -Hola Sophia! si, si, siéntate, ya vendrán los heridos aquí o los aparecemos desde el laberinto ¿Has visto a Lucio? pensé que estaría de guardia... aunque puede que esté en el palco cosas de descendientes- puse mi mano en la frente para que me tapara el sol y entorné los ojosmirano hacia el palco pero era difícil distinguirlos.
La chica me siguió el rollo de buena gana, Sayid no se enteraba de nada, hasta había cerrado los ojos para el masaje momento que aprovechamos para mirar triunfantes a las cotillas que miraban con envidia y se mordían los codos, qué placer, por no hablar de meter mano gratuitamente -Me encanta ser médico- . Chloe respondió al halago de Sayid diciendo que aún le quedaba por aprender para ser como Lucio o como yo, eso me llegó al alma y casi me hace llorar, tomé sus manos emocionado y la miré a los ojos -Mi hierba es tu hierba! te adopto!-
El descendiente de saladino se levantó de la camilla, ese hombre no paraba quieto un segundo y antes de poder decir nada, desapareció -Por fin alguien lo entiende! con esta gente hay que usar medidas extremas o no se están quietos, los curas y al día siguiente vuelven peor- con todos era lo mismo, solo esperaba no tener que volver a tratar a un Sayid moribundo. Nos quedamos un rato más viendo las batallas y al final incluso mi compi tuvo que marcharse -Yo te mantendré al día, no te preocupes! suerte, nos vemos otro día!- me despedí de ella de forma enérgica volviendo a los monitores... el siguiente en pasar por la zona médica sería el lobo, estaba casi seguro.
Una voz me distrajo de las pantallas, se trataba de Sophia, la amiga de Lucio o eso me pareció, yo la conocía como paciente y poco después me enteré de que también era una colega -Hola Sophia! si, si, siéntate, ya vendrán los heridos aquí o los aparecemos desde el laberinto ¿Has visto a Lucio? pensé que estaría de guardia... aunque puede que esté en el palco cosas de descendientes- puse mi mano en la frente para que me tapara el sol y entorné los ojosmirano hacia el palco pero era difícil distinguirlos.
Me dio la impresión de que la respuesta de Aslaug era un tanto cortante, quizá la había subestimado pensando que era una pobre dragona desamparada que ni conocía dónde estaban los refugios de los dragones. - Pues yo sólo conozco ese de la isla de Wight, no sé si tú conocerás otros. Podrías decirme cuáles son...no estaría mal saberlo. - casi al momento fui consciente de que podía sonar mal o que yo podía tener algún interés poco noble en eso de conocer esos refugios, así que rectifiqué. - Para que Svart conozca otros sitios. - aclaré, esperando que se acordase del nombre del joven dragón negro. Noté que le costaba encontrar palabras para seguir hablando, así que lo dejé estar por un breve espacio de tiempo, echando un vistazo a los combates de las pantallas. Juliet y Kiana se desenvolvían bastante bien contra Altair, ninguna de las dos parecía herida. La prueba del licántropo de los lobos blanco y negro me pareció de lo más curiosa, aunque tendría que pedir a Juliet que me explicase mejor el significado de cada una de las decisiones, que con todo el barullo de alrededor no me enteré de los detalles. Volví la atención a Aslaug, sin comprender muy bien a qué se refería.
- Ya veo...magos que os utilizaron. Termeritus Jones hizo eso con los dragones, los utilizaba en beneficio propio. - no sabía si hablaba de eso en concreto, pero era una posibilidad. Puse cara de fastidio por los gritos del niño que estaba sentado solo en la grada, sorprendiéndome de que Aslaug lo mirase con una leve sonrisa. Al parecer le hizo acordarse de Svart. - Él está bien. Al final lo dejé en esa colonia de dragones que te he dicho...aunque su padre sea un dragón agresivo insoportable. Creo que estará mejor allí, con los suyos. Aunque voy a visitarlo de vez en cuando. - en ese momento el combate de Kiana y Juliet terminó, a lo que aplaudí aunque ellas no pudiesen enterarse hasta que saliesen del laberinto. Tampoco podría verla antes de la siguiente prueba, porque se supone que irían a una cabaña a descansar y sólo podían ir participantes. Poco más podía hacer aquí, y el resto de combates me daban un poco igual ahora que había visto a Juliet y a Kyll. Me levanté, haciendo un gesto a Aslaug por si quería venir. - He pensado que podría ir a ver a Svart ahora, por si quieres venir tú también. Tienes para pensártelo hasta que salgamos del coliseo. Vamos. - de ese modo abandonamos ambos el lugar, todavía sin saber si se vendría o no.
- Ya veo...magos que os utilizaron. Termeritus Jones hizo eso con los dragones, los utilizaba en beneficio propio. - no sabía si hablaba de eso en concreto, pero era una posibilidad. Puse cara de fastidio por los gritos del niño que estaba sentado solo en la grada, sorprendiéndome de que Aslaug lo mirase con una leve sonrisa. Al parecer le hizo acordarse de Svart. - Él está bien. Al final lo dejé en esa colonia de dragones que te he dicho...aunque su padre sea un dragón agresivo insoportable. Creo que estará mejor allí, con los suyos. Aunque voy a visitarlo de vez en cuando. - en ese momento el combate de Kiana y Juliet terminó, a lo que aplaudí aunque ellas no pudiesen enterarse hasta que saliesen del laberinto. Tampoco podría verla antes de la siguiente prueba, porque se supone que irían a una cabaña a descansar y sólo podían ir participantes. Poco más podía hacer aquí, y el resto de combates me daban un poco igual ahora que había visto a Juliet y a Kyll. Me levanté, haciendo un gesto a Aslaug por si quería venir. - He pensado que podría ir a ver a Svart ahora, por si quieres venir tú también. Tienes para pensártelo hasta que salgamos del coliseo. Vamos. - de ese modo abandonamos ambos el lugar, todavía sin saber si se vendría o no.
Tras asegurarme de que todo estaba en su lugar en la Torre de la Alta Hechiceria y dejar a los novicios preparados, asi como a los lideres de las hermandades y a la propia Lyosha avisados, decidí volver a aquella isla con un propósito en mente. Suponía que mi "pequeño contacto" en esta isla podría hacer un buen uso de la información que poseía, eso si no estaba demasiado enfrascada en sus...hazañas.
Me encontré mirando las imágenes que retransmitían de los combatientes en los diferentes puntos del torneo hasta que di con Zaphira.
"menuda muestra de ego por parte de los hechiceros... lo que me sorprende es que los dragones se hayan unido a esto"
La localicé en una de las pantallas, dando buena cuenta de un monton de demonios de rango menor y uno un poco más...algo. Mis labios delgados se curvaron en una sonrisa y se me escapó un sonido de ironía, justo al ver como extraía aquella espada del cuerpo del demonio. Sin proponérmelo, mis iris se iluminaron. Desdén por ver como se realizaban invocaciones por un simple torneo sin mayor ánimo que demostrar quien era el mejor, satisfacción por ver como se masacraban entre ellos, ira al contemplar aquella espada... a tal punto, que no sabía qué era lo que sentía Belialt y que era lo que yo sentía.
Quizá eso hizo que la visión que envié a la mente de Zaphira fuese demasiado invasiva.
El demonio que ella acaba de desterrar con aquella espada se alza y se transforma en mí. Avanzo hacia ella con las manos tras mi espalda hasta quedar a una distancia no muy razonable.
- Se aproxima algo. Han destruido uno de mis refugios. Guardad los vuestros, antes de que sea demasiado tarde
"Belialt"
"Quien me llama?"
Corté la visión subitamente. Intentamos localizar la fuente y el lugar, pero no pudimos.
"Belialt!"
- Ah...interesante. - sonreímos. Los dejamos jugar un poco más. Desapareci de allí, usando uno de aquellos portales demoniacos.
Me encontré mirando las imágenes que retransmitían de los combatientes en los diferentes puntos del torneo hasta que di con Zaphira.
"menuda muestra de ego por parte de los hechiceros... lo que me sorprende es que los dragones se hayan unido a esto"
La localicé en una de las pantallas, dando buena cuenta de un monton de demonios de rango menor y uno un poco más...algo. Mis labios delgados se curvaron en una sonrisa y se me escapó un sonido de ironía, justo al ver como extraía aquella espada del cuerpo del demonio. Sin proponérmelo, mis iris se iluminaron. Desdén por ver como se realizaban invocaciones por un simple torneo sin mayor ánimo que demostrar quien era el mejor, satisfacción por ver como se masacraban entre ellos, ira al contemplar aquella espada... a tal punto, que no sabía qué era lo que sentía Belialt y que era lo que yo sentía.
Quizá eso hizo que la visión que envié a la mente de Zaphira fuese demasiado invasiva.
El demonio que ella acaba de desterrar con aquella espada se alza y se transforma en mí. Avanzo hacia ella con las manos tras mi espalda hasta quedar a una distancia no muy razonable.
- Se aproxima algo. Han destruido uno de mis refugios. Guardad los vuestros, antes de que sea demasiado tarde
"Belialt"
"Quien me llama?"
Corté la visión subitamente. Intentamos localizar la fuente y el lugar, pero no pudimos.
"Belialt!"
- Ah...interesante. - sonreímos. Los dejamos jugar un poco más. Desapareci de allí, usando uno de aquellos portales demoniacos.
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Si alguien conoce a Markus tan bien como Markus o su hacedor, debería saber que no hay mayor disfrute para él que poder ver uno de los torneos que se dedican a organizar en la isla. Markus debería organizar más, no hay lugar a duda. Pero sobre todo, de todo todo, lo que más le gustaba era poder fastidiar a los personajes que corretean en la arena que él, y otros imitadores de marca blanca Lidl, habían construido para esta ocasión.
Esta vez, a pesar de las reticencias de Markus, la novedad era el hecho de tener que abrir el torneo a bichos que no fueran magos. En su momento ya se les escapó un Soul Reaper poseído participando en el anterior Torneo de Ouroboros, y ahora tenían al hermano ni más ni menos. Y una dragona, y un bicho de esos que muerden. Menos mal que han decido llamarlo Torneo del Fénix (marca en patente, en fase de registro, tiene copyright y si queréis usar fénix a partir de ahora, deberéis pagar a Markus por ello. Esta es la venganza personal de Markus contra el pajarraco de Sean, ahora Markus lo tiene en propiedad cuasi legal) porque se parece lo mismo que un higo a una castaña al Torneo de Ouroboros original (el weno de verdad, el de calidad). Y Markus debe reconocer, aunque no lo hará en voz alta, porque es muy orgulloso,que ver a los tipos corriendo de un lado para otro peleando contra los demoños tenía su gracia.
Pero jamás lo dirá Markus en voz alta, ¡JAMÁS! Y por eso lo va a tachar en el post
Después de estar trabajando fuertemente, Markus estaba hasta los cataplines y había decidido ir a ver un rato el torneo, como el que va a ver una serie de Netflix, pero sin Supermanes teñidos de rubio. Se había preparado kilo y medio de palomitas azucaradas y se había presentado en las gradas, con su silla que seguía crujiendo y chirriando con cada vuelta de ruedas. Y a veces le sonaban los muelles. Detrás seguía colgado el cartel de [Manejado temporalmente por la administración], como tenían sus compañeros, que parecía que le había traído suerte, porque hasta el momento Admin no le había cambiado el color.
Ahora sí. Markus llega a las gradas.
Se sienta Ya va sentado
Observa y come palomitas.
“Markus debería ponerle cohetes ciberespeciales a su silla para ir volando de un lado a otro. No habrá nadie en Ouroboros que sea tan cool como Markus.” –Y Da Vinci tendrá que rendirse ante Markus por tener ideas más mejores que él. Y no se discuta más- Sentencia Markus mientras come palomitas y se atraganta, tosiendo muy salvajemente. Es la venganza del karma por pensar mal.
En realidad había ido a ver si hacía llamamiento de su aprendiz Yaroslav, ya que cuando Markus aparece lo hace el tipo de pelo blanco, como una mosca que vuela a lacaca miel bellos elementos orgánicos (Markus se niega a ser comparado con eso)
Esta vez, a pesar de las reticencias de Markus, la novedad era el hecho de tener que abrir el torneo a bichos que no fueran magos. En su momento ya se les escapó un Soul Reaper poseído participando en el anterior Torneo de Ouroboros, y ahora tenían al hermano ni más ni menos. Y una dragona, y un bicho de esos que muerden. Menos mal que han decido llamarlo Torneo del Fénix (marca en patente, en fase de registro, tiene copyright y si queréis usar fénix a partir de ahora, deberéis pagar a Markus por ello. Esta es la venganza personal de Markus contra el pajarraco de Sean, ahora Markus lo tiene en propiedad cuasi legal) porque se parece lo mismo que un higo a una castaña al Torneo de Ouroboros original (el weno de verdad, el de calidad). Y Markus debe reconocer, aunque no lo hará en voz alta, porque es muy orgulloso,
Pero jamás lo dirá Markus en voz alta, ¡JAMÁS! Y por eso lo va a tachar en el post
Después de estar trabajando fuertemente, Markus estaba hasta los cataplines y había decidido ir a ver un rato el torneo, como el que va a ver una serie de Netflix, pero sin Supermanes teñidos de rubio. Se había preparado kilo y medio de palomitas azucaradas y se había presentado en las gradas, con su silla que seguía crujiendo y chirriando con cada vuelta de ruedas. Y a veces le sonaban los muelles. Detrás seguía colgado el cartel de [Manejado temporalmente por la administración], como tenían sus compañeros, que parecía que le había traído suerte, porque hasta el momento Admin no le había cambiado el color.
Ahora sí. Markus llega a las gradas.
Observa y come palomitas.
“Markus debería ponerle cohetes ciberespeciales a su silla para ir volando de un lado a otro. No habrá nadie en Ouroboros que sea tan cool como Markus.” –Y Da Vinci tendrá que rendirse ante Markus por tener ideas más mejores que él. Y no se discuta más- Sentencia Markus mientras come palomitas y se atraganta, tosiendo muy salvajemente. Es la venganza del karma por pensar mal.
En realidad había ido a ver si hacía llamamiento de su aprendiz Yaroslav, ya que cuando Markus aparece lo hace el tipo de pelo blanco, como una mosca que vuela a la
El descendiente Markus estaba disfrutando del torneo cruzando de piernas y en una posición casi antinatural en su silla. Había decidido posicionar su personaje en esta ubicación pensando que algún usuario o usuaria simpático o simpática iría a hacerle compañía con sus personajes. Y quizás podría haber surgido el amor, pensó Markus, ilusamente.
La cruel realidad le abofetea como Cersei a Joffrey en el meme de los chistes guarros. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Un mensaje llega al poder de Markus y le llama la atención. Especialmente el tema de la pizza. Se recoge en su silla y sale de allí, dejando las palomitas que no se había comida, deseando que los duendecillo de Cornualles se las comieran, se reprodujeran entre ellos y mordieran las orejas a Bellatrix y al descendiente de Edison, que aunque no existe, Markus sabe que está en el imaginario colectivo.
La cruel realidad le abofetea como Cersei a Joffrey en el meme de los chistes guarros. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] Un mensaje llega al poder de Markus y le llama la atención. Especialmente el tema de la pizza. Se recoge en su silla y sale de allí, dejando las palomitas que no se había comida, deseando que los duendecillo de Cornualles se las comieran, se reprodujeran entre ellos y mordieran las orejas a Bellatrix y al descendiente de Edison, que aunque no existe, Markus sabe que está en el imaginario colectivo.
Mi obra pirómana en el bosque de Sherwood no me satisfizo lo suficiente, por lo que decidí buscar un lugar más poblado en el que pudiese joder a más gente. No sabría decir si era todo a causa del control del demonio que había dejado que me poseyese o si también había alguna pizca de voluntad por mi parte en aquello. Simplemente no oponía esfuerzo alguno a que el demonio usase mi cuerpo.
Al llegar a Ouroboros pude comprobar que seguían con aquel estúpido torneo, así que me dirigí a la zona de las gradas para ver qué estaban haciendo. Me metí por la parte baja de las gradas, echando un vistazo a las pantallas. Estaban en las montañas del dragón, a las que había ido con Snagov alguna vez. En uno de los planos enfocaron a Juliet mientras peleaba, había llegado a la final. También estaban Setelah y Kyllian entre la gente que más conocía. Las ganas de seguir sembrando el caos y la destrucción eran grandes, debía ir allí.
Muy cerca de mí había un crío pelimorado que no paraba de gritar y animar a Setelah de manera irritante, molesta. - Cierra la puta boca, criaturo insoportable. - lo agarré por el brazo sin hacer mucho revuelo, desapareciéndome de allí con él en dirección a las montañas del dragón.
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PS: 141
Tantos días de torneo me estaban pasando factura, dejándome medio anquilosado por pasar tanto rato sentado en las gradas del coliseo. Los participantes no lo estaban haciendo nada mal, aunque había habido unos cuantos que no se habían presentado a todas las pruebas o que habían abandonado con todo a medias. No todos tenían la suficiente responsabilidad para llegar hasta el final. La última prueba se antojaba la más complicada al ser un todos contra todos, se podía notar desde las pantallas mágicas las ansias por ganar, la ambición y la impaciencia. Me apenó la partida de Zaphira, pero comprendí que esto era sólo un torneo, y que ella ya tenía ganas de marcharse desde hacía días. Envié a los guardias de Ouroboros a resolver el incidente del mago no participante que había aparecido allí en medio llevándose a un niño, sin entender muy bien a qué había venido eso. Creí reconocer al que había sido uno de los ganadores del anterior torneo, así que me pareció muy extraño.
Pronto llegaron más guardias a la grada para comunicarme que algunos miembros del Consejo habían llegado de una misión, y que había heridos en el hospital. También me informaron de que se había convocado un cónclave urgente aunque no hubiese terminado el torneo. - Mei, quédate vigilando. Ya no les deben quedar más que unas horas para terminar. Te excusaré en el cónclave. Envíame un mensaje mental para cualquier cosa que debamos saber. - dejé a la muchacha en el palco de autoridades del coliseo, marchándome de allí con todos los Descendientes que estaban presentes en ese momento.
Pronto llegaron más guardias a la grada para comunicarme que algunos miembros del Consejo habían llegado de una misión, y que había heridos en el hospital. También me informaron de que se había convocado un cónclave urgente aunque no hubiese terminado el torneo. - Mei, quédate vigilando. Ya no les deben quedar más que unas horas para terminar. Te excusaré en el cónclave. Envíame un mensaje mental para cualquier cosa que debamos saber. - dejé a la muchacha en el palco de autoridades del coliseo, marchándome de allí con todos los Descendientes que estaban presentes en ese momento.
Newt Scamander
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Después de las revisiones de las que fue objeto en el hospital, Scamander fue prácticamente liberad, dejado fuera de sospecha alguna bajo aquel mundo nuevo y aún más hostil.
Se le permitió en cierto modo integrarse a una actividad, de suma importancia al parecer, que se estaba llevando a cabo en una especie de estadio.
Caminó abriéndose paso por la gente en las gradas, escuchaba gritos por parte de la multitud. No prestó atención aún a que tipo de competencia se le había permitido entrar a observar, pero por un momento pensó que quizá era un partido de quiddicht. Por fin encontró un lugar sólo y tomó asiento, colocando la maleta en su regazo y aferrandola fuertemente crontra su pecho, se ensimismó un momento, pensando en su actual situación. Estaba sólo, todos a los que conoció no existían más. Por un instante se sintió derrotado. ¿Qué haría ahora en un mundo tan diferente y desconocido para él? ¿Con qué motivación seguiría adelante?
Quizá habría sido mejor no despertar, seguir encerrado en la maleta en compañía de sus criaturas y no despertar jamás. En ciertomodo sería como estar con los suyos, haber seguido su misma suerte o simplemente... simplemente ya no sabía que.
Respiró profundo y sintió movimiento en su solapa. Era pickett quien lo miraba preocupado. Newt lo observó por un momento y suspiró, sonriendo levemente.
No podía derrumbarse así, por algo había despertado nuevamente, ¿No? Debía levantarse yseguir. Buscaría alguna biblioteca y leería todos los archivos necesarios para ponerse al corriente y saber que había ocurrido durante todos estos años, quizá así podría...
Los gritos de los espectadores lo sacaron de su mundo. Levantó la mirada y quedó horrorizado. Él esperaba ver catorce jugadores en sus escobas disputandose la quaffle, pero en vez de eso fue testigo de una masacre.
Varios magos en una arena, o al menos eso parecía, peleando... ¿entre ellos o por su vida? Miró los lienzos enormes que mostraban la acción en el lugar (las pantallas), sin poder creer lo que estaba viendo. Aquello no le agradaba y le hacía sentir demasiado incómodo, necesitaba salir de ahí.
Recordó a la joven que lo había ayudado y se preguntó como estaría. Decidió regresar al hospital para averiguar si se encontraba bien.
Se le permitió en cierto modo integrarse a una actividad, de suma importancia al parecer, que se estaba llevando a cabo en una especie de estadio.
Caminó abriéndose paso por la gente en las gradas, escuchaba gritos por parte de la multitud. No prestó atención aún a que tipo de competencia se le había permitido entrar a observar, pero por un momento pensó que quizá era un partido de quiddicht. Por fin encontró un lugar sólo y tomó asiento, colocando la maleta en su regazo y aferrandola fuertemente crontra su pecho, se ensimismó un momento, pensando en su actual situación. Estaba sólo, todos a los que conoció no existían más. Por un instante se sintió derrotado. ¿Qué haría ahora en un mundo tan diferente y desconocido para él? ¿Con qué motivación seguiría adelante?
Quizá habría sido mejor no despertar, seguir encerrado en la maleta en compañía de sus criaturas y no despertar jamás. En ciertomodo sería como estar con los suyos, haber seguido su misma suerte o simplemente... simplemente ya no sabía que.
Respiró profundo y sintió movimiento en su solapa. Era pickett quien lo miraba preocupado. Newt lo observó por un momento y suspiró, sonriendo levemente.
No podía derrumbarse así, por algo había despertado nuevamente, ¿No? Debía levantarse yseguir. Buscaría alguna biblioteca y leería todos los archivos necesarios para ponerse al corriente y saber que había ocurrido durante todos estos años, quizá así podría...
Los gritos de los espectadores lo sacaron de su mundo. Levantó la mirada y quedó horrorizado. Él esperaba ver catorce jugadores en sus escobas disputandose la quaffle, pero en vez de eso fue testigo de una masacre.
Varios magos en una arena, o al menos eso parecía, peleando... ¿entre ellos o por su vida? Miró los lienzos enormes que mostraban la acción en el lugar (las pantallas), sin poder creer lo que estaba viendo. Aquello no le agradaba y le hacía sentir demasiado incómodo, necesitaba salir de ahí.
Recordó a la joven que lo había ayudado y se preguntó como estaría. Decidió regresar al hospital para averiguar si se encontraba bien.
Todo estaba ya preparado en la arena del coliseo para recibir a los tres participantes que quedasen vencedores en el torneo. El público jaleaba y aplaudía lo reñido de los últimos combates, reaccionando a cada giro, a cada golpe y estrategia.
El podio y los trofeos estaban ya listos para ser entregados, a la espera de que terminasen por caer los últimos contendientes y se quedasen sólo los tres con más puntos. Mei era la única representante del Consejo que quedaba en el palco, pues el resto se habían marchado para celebrar un cónclave urgente. A la joven no le había importado quedarse vigilando el torneo, pero sentía demasiada inquietud por lo que podía estar pasando para convocar algo con tan poca antelación. Esperaba ansiosa cualquier noticia vía mental por parte de Catherine, pero al principio no le llegó información alguna. Después ya fue recibiendo informes de situación.
Se puso en pie al ver en las pantallas los puntos de los tres ganadores, pensando que ya sólo quedaba que Setelah y Juliet se disputasen el primer puesto tras la caída de Lasaña. Lo que sucedió a continuación la dejó sin palabras clickbait de manual. Una avalancha de dimensiones colosales puso en peligro la vida de los últimos participantes en las montañas, mucho más la de aquellos que estaban ya inconscientes. Mei contuvo la respiración hasta que vio que Setelah cargó a Kyllian en su alfombra, y Juliet en forma de dragón se encargó de la joven Lasaña. Las pantallas no habían mostrado al grupo de dragones que lo había provocado, pero sí que se habían escuchado unos siniestros rugidos coordinados antes de aquella avalancha. Aquello era raro y no estaba programado para nada, y debía ser comunicado al Consejo cuanto antes. Lo primero era desalojar el coliseo, no podía realizarse una entrega de premios sin saber qué había sucedido.
- ¡Atención por favor! - utilizó el mismo aparato amplificador de sonido que había usado Jack cuandoo abrió los juegos, tratando de informar sin que cundiera el pánico. - Ha habido un imprevisto en el torneo y por motivos de seguridad no podemos entregar los premios aún. Se hará en otro momento, vayan desalojando el estadio, les mantendremos informados. - la reacción de la gente fue inmediata. Un gran barullo inundó el lugar, mientras la gente trataba de salir de manera poco relajada. Mei se apresuró a salir del palco, más nerviosa de lo que había estado en mucho tiempo. Tardó unos segundos en calmarse, pero poco después ya estaba enviando un mensaje mental a sus compañeros.
"Ha sucedido algo malo en el torneo. Una avalancha...no sé que lo ha provocado, pero me ha parecido que se escuchaban rugidos antes de la avalancha. He desalojado la grada por seguridad. Voy para allá."
Tras eso se desapareció del lugar, poniendo rumbo al salón del Cónclave.
El podio y los trofeos estaban ya listos para ser entregados, a la espera de que terminasen por caer los últimos contendientes y se quedasen sólo los tres con más puntos. Mei era la única representante del Consejo que quedaba en el palco, pues el resto se habían marchado para celebrar un cónclave urgente. A la joven no le había importado quedarse vigilando el torneo, pero sentía demasiada inquietud por lo que podía estar pasando para convocar algo con tan poca antelación. Esperaba ansiosa cualquier noticia vía mental por parte de Catherine, pero al principio no le llegó información alguna. Después ya fue recibiendo informes de situación.
Se puso en pie al ver en las pantallas los puntos de los tres ganadores, pensando que ya sólo quedaba que Setelah y Juliet se disputasen el primer puesto tras la caída de Lasaña. Lo que sucedió a continuación la dejó sin palabras clickbait de manual. Una avalancha de dimensiones colosales puso en peligro la vida de los últimos participantes en las montañas, mucho más la de aquellos que estaban ya inconscientes. Mei contuvo la respiración hasta que vio que Setelah cargó a Kyllian en su alfombra, y Juliet en forma de dragón se encargó de la joven Lasaña. Las pantallas no habían mostrado al grupo de dragones que lo había provocado, pero sí que se habían escuchado unos siniestros rugidos coordinados antes de aquella avalancha. Aquello era raro y no estaba programado para nada, y debía ser comunicado al Consejo cuanto antes. Lo primero era desalojar el coliseo, no podía realizarse una entrega de premios sin saber qué había sucedido.
- ¡Atención por favor! - utilizó el mismo aparato amplificador de sonido que había usado Jack cuandoo abrió los juegos, tratando de informar sin que cundiera el pánico. - Ha habido un imprevisto en el torneo y por motivos de seguridad no podemos entregar los premios aún. Se hará en otro momento, vayan desalojando el estadio, les mantendremos informados. - la reacción de la gente fue inmediata. Un gran barullo inundó el lugar, mientras la gente trataba de salir de manera poco relajada. Mei se apresuró a salir del palco, más nerviosa de lo que había estado en mucho tiempo. Tardó unos segundos en calmarse, pero poco después ya estaba enviando un mensaje mental a sus compañeros.
"Ha sucedido algo malo en el torneo. Una avalancha...no sé que lo ha provocado, pero me ha parecido que se escuchaban rugidos antes de la avalancha. He desalojado la grada por seguridad. Voy para allá."
Tras eso se desapareció del lugar, poniendo rumbo al salón del Cónclave.
La reunión en casa de Sayid la había tranquilizado, sólo un poco. Tenían que hablar con el resto del Consejo e intentar que nadie se viera a solas con un Pendragon porque tenían arte...Para hablar, para engatusar y luego clavarte una daga sin que te dieras cuenta. Al menos, en su caso Wthyr había ido directo con su oferta y aunque al principio le había tentado… Decidió que no era buena idea.
Tras despedirse de Giordano fue hasta su casa pero no encontró a Ian así que se comunicó con él mentalmente. Le explicó lo que había sucedido con Sean y luego con Giordano y porqué había tenido que irse para poder hablar con el resto de sus compañeros. Le dijo que seguramente en la tarde tendría que ir con Giordano a ver a Shyvanna pero que, sino le molestaba, quería estrenar su regalo. El de él lo habían estrenado en la mañana pero ella...Necesitaba espacio, silencio y soledad. Inspirarse.
Después de eso, cogió sus implementos y pensó durante un largo rato el lugar donde pudiera ir. Le apetecía...Pintar algún espacio abierto y pensó en un lugar alto, alto...Que no fuesen las montañas y recordó las estatuas del coliseo. Estaba segura de que no habrían gente con la qué toparse y desde allí podía apreciarse el lago que estaría congelado así que se desapareció hacia esa zona.
Hacía un frío horroroso y una ventisca fuerte le revolvió el pelo cuando apareció allí pero pronto se apaciguó, entonces empezó a colocar sus cosas tras elegir la vista que quería. Una sonrisa sincera se dibujó en sus labios pensando que esa pintura sería perfecta para su despacho. Aunque le apetecía hacer una para el cuarto de Aedan y otra para el de Ian y ella. Se sentó en el taburete transportable y tras asegurarse de que no había nadie empezó a plasmar su visión de aquel panorama mientras Donovan sobrevolaba sobre su cabeza.
Tras despedirse de Giordano fue hasta su casa pero no encontró a Ian así que se comunicó con él mentalmente. Le explicó lo que había sucedido con Sean y luego con Giordano y porqué había tenido que irse para poder hablar con el resto de sus compañeros. Le dijo que seguramente en la tarde tendría que ir con Giordano a ver a Shyvanna pero que, sino le molestaba, quería estrenar su regalo. El de él lo habían estrenado en la mañana pero ella...Necesitaba espacio, silencio y soledad. Inspirarse.
Después de eso, cogió sus implementos y pensó durante un largo rato el lugar donde pudiera ir. Le apetecía...Pintar algún espacio abierto y pensó en un lugar alto, alto...Que no fuesen las montañas y recordó las estatuas del coliseo. Estaba segura de que no habrían gente con la qué toparse y desde allí podía apreciarse el lago que estaría congelado así que se desapareció hacia esa zona.
Hacía un frío horroroso y una ventisca fuerte le revolvió el pelo cuando apareció allí pero pronto se apaciguó, entonces empezó a colocar sus cosas tras elegir la vista que quería. Una sonrisa sincera se dibujó en sus labios pensando que esa pintura sería perfecta para su despacho. Aunque le apetecía hacer una para el cuarto de Aedan y otra para el de Ian y ella. Se sentó en el taburete transportable y tras asegurarse de que no había nadie empezó a plasmar su visión de aquel panorama mientras Donovan sobrevolaba sobre su cabeza.
La noche de Yule había sido bastante intensa y larga, dando paso a una mañana en la que parte de los hermanos salimos a sobrevolar la isla a lomos de los dragones. Aquello no era sólo una tradición, sino algo necesario para relajarnos después de las tensiones del banquete. Quedé con Shyvanna en hablar cuando ella estuviese preparada, y tras eso tomamos cada uno un camino distinto para seguir volando por libre.
Hice que el dragón negro virase hacia un lado para dirigirme a la zona más exterior de la isla, recorriendo así toda la zona de los campos de cultivo y las zonas boscosas. Todo estaba nevado, con un aspecto muy distinto al que habíamos encontrado la primera vez que habíamos volado sobre esos campos. Aquel silencio y esos momentos de soledad eran más que necesarios para mí, momentos para no pensar en nada y dejar al instinto al mando. El viento helado en la cara contrastaba con el calor del fuego de la hoguera de Yule, trayéndome a la mente de manera inevitable todo lo sucedido la noche anterior. Lo que menos me importaba era que se hubiese enfadado el descerebrado Lothbrok. Fueron las reacciones del resto de hermanos lo que menos me agradó. Daba la impresión que algunos habían olvidado que nuestros matrimonios casi siempre eran concertados. Parecía que era una ofensa elegir a gente como los Descendientes, cuando al fin y al cabo todo eso tenía que ver con los motivos que teníamos para regresar a la isla. La nuestra seguía siendo mejor, pero Ouroboros también nos pertenecía por derecho, y no íbamos a renunciar a ella tan fácilmente.
Guie al dragón hacia el gran coliseo con la intención de hacer ahí una breve parada. Ya había visto antes ese lugar, pero ahora que no había nadie era el momento apropiado de ver mejor aquel lugar. Las enormes esculturas situadas en la parte superior habían llamado mi atención desde el primer momento, quería identificar a qué grandes magos del pasado representaban. Al parecer no había sido el único con la idea de parar en el lugar. Había alguien en la base de la estatua, aunque al principio no distinguí quién era. Hice que Smaug descendiese en círculos, despacio hasta poder hacer un aterrizaje sobre la base de una de las estatuas. El aleteo del dragón al estabilizarse hizo que la nieve más fresca de la base de la estatua se levantase, cayendo en forma de copos sobre la mujer que había ido allí. Una breve e irónica sonrisa cruzó mi rostro durante un instante al ver de quién se trataba. Casualidades...o no.
- Le Fay.- saludé con una elegante inclinación de cabeza antes de bajar del dragón para descender al suelo de un salto cuando estuve lo suficientemente cerca. - Qué agradable sorpresa...parece que estuvieses esperándome. - evidentemente no lo estaba, por lo que había un leve tono de sorna en mi voz. Recoloqué los cuellos de pelaje de mi capa para abrigarme mejor con aquella ventisca, avanzando después unos cuantos pasos hacia ella. Eché un rápido vistazo al cuervo que sobrevolaba su cabeza, y después me fijé en el lienzo, en lo que había empezado a pintar en él. No se le daba nada mal, eso no me lo esperaba. - ¿Buscando paz y tranquilidad mientras pintas a los antepasados? - a ellos no les hablaban como sucedía con los nuestros. No tenían las almas de aquellos que habían partido para poder comunicarse con ellos. Sólo les quedaba hablar ante inertes piedras carentes de toda magia
- Es extraño verte sola... - añadí sin aparente segunda intención antes de ordenar a Smaug que aterrizase en el centro del Coliseo. Allí tendría más espacio para estar y descansar un rato.
Hice que el dragón negro virase hacia un lado para dirigirme a la zona más exterior de la isla, recorriendo así toda la zona de los campos de cultivo y las zonas boscosas. Todo estaba nevado, con un aspecto muy distinto al que habíamos encontrado la primera vez que habíamos volado sobre esos campos. Aquel silencio y esos momentos de soledad eran más que necesarios para mí, momentos para no pensar en nada y dejar al instinto al mando. El viento helado en la cara contrastaba con el calor del fuego de la hoguera de Yule, trayéndome a la mente de manera inevitable todo lo sucedido la noche anterior. Lo que menos me importaba era que se hubiese enfadado el descerebrado Lothbrok. Fueron las reacciones del resto de hermanos lo que menos me agradó. Daba la impresión que algunos habían olvidado que nuestros matrimonios casi siempre eran concertados. Parecía que era una ofensa elegir a gente como los Descendientes, cuando al fin y al cabo todo eso tenía que ver con los motivos que teníamos para regresar a la isla. La nuestra seguía siendo mejor, pero Ouroboros también nos pertenecía por derecho, y no íbamos a renunciar a ella tan fácilmente.
Guie al dragón hacia el gran coliseo con la intención de hacer ahí una breve parada. Ya había visto antes ese lugar, pero ahora que no había nadie era el momento apropiado de ver mejor aquel lugar. Las enormes esculturas situadas en la parte superior habían llamado mi atención desde el primer momento, quería identificar a qué grandes magos del pasado representaban. Al parecer no había sido el único con la idea de parar en el lugar. Había alguien en la base de la estatua, aunque al principio no distinguí quién era. Hice que Smaug descendiese en círculos, despacio hasta poder hacer un aterrizaje sobre la base de una de las estatuas. El aleteo del dragón al estabilizarse hizo que la nieve más fresca de la base de la estatua se levantase, cayendo en forma de copos sobre la mujer que había ido allí. Una breve e irónica sonrisa cruzó mi rostro durante un instante al ver de quién se trataba. Casualidades...o no.
- Le Fay.- saludé con una elegante inclinación de cabeza antes de bajar del dragón para descender al suelo de un salto cuando estuve lo suficientemente cerca. - Qué agradable sorpresa...parece que estuvieses esperándome. - evidentemente no lo estaba, por lo que había un leve tono de sorna en mi voz. Recoloqué los cuellos de pelaje de mi capa para abrigarme mejor con aquella ventisca, avanzando después unos cuantos pasos hacia ella. Eché un rápido vistazo al cuervo que sobrevolaba su cabeza, y después me fijé en el lienzo, en lo que había empezado a pintar en él. No se le daba nada mal, eso no me lo esperaba. - ¿Buscando paz y tranquilidad mientras pintas a los antepasados? - a ellos no les hablaban como sucedía con los nuestros. No tenían las almas de aquellos que habían partido para poder comunicarse con ellos. Sólo les quedaba hablar ante inertes piedras carentes de toda magia
- Es extraño verte sola... - añadí sin aparente segunda intención antes de ordenar a Smaug que aterrizase en el centro del Coliseo. Allí tendría más espacio para estar y descansar un rato.
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