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Recuerdo del primer mensaje :
El Coliseo Ouroboros se utiliza en grandes eventos y en torneos. Tiene capacidad para acoger a una gran cantidad de público en su graderío, y cuenta también con palcos para las autoridades de la isla. La zona de la arena puede ser modificada según lo requiera la situación. También puede cubrirse con techos removibles en caso de que sea necesario.
Hacía años que no se encontraba así: Feliz. Es que incluso con los problemas del Consejo, Catherine disfrutaba de cada pincelada que daba, de cada nuevo tono y color porque cuando pintaba era capaz de crear un mundo mejor. Un mundo que brillaba por su paz y tranquilidad. Una utopía, estaba clara, pero aún así le hacía seguir adelante con la esperanza de alcanzar al menos cierta parte de esto. Y así había llegado a ese momento, atravesando situaciones peliagudas y de mucho crecimiento personal pero había alcanzado su felicidad con su familia. ¿Su padre estaría orgulloso? Quizás podría pregúntarselo a Morgana, porque si ella estaba allí y cada Descendiente dejaba una marca. ¿Era como dejar parte de su alma o no? No lo sabía…¿Y cómo podía dejar ella la suya?
Estaba sumergida en sus pensamientos cuando la sombra de un gigantesco dragón le tapó la luz del sol. Apretó suavemente la mandíbula. Le había advertido a Giordano que nadie más debía reunirse a solas y, muy a su pesar, envió tres mensajes telepáticos. Uno a Ian, uno a Sayid y otro a Mei anunciándoles de la inminente llegada del primogénito de los Pendragon a donde ella se encontraba sola en el Coliseo. Informó exactamente su locación y del acompañamiento con el que venía. Si algo sucedía...Al menos lo sabrían. Pronto, debajo de todo el abrigo, excepto por sus manos y el rostro que tenía expuesto, su piel de ébano se extendió. No iba a recibir una puñalada por la espalda así nada más. Si Wthyr venía con intenciones de guerra, planeaba dársela.
Apartó los copos de nieve de la cara sintiendo las mejillas heladas y escuchó la voz profunda del Pendragon llamarla por su apellido. Bien, al menos no se tomaba atribuciones que no le pertenecían. Donovan soltó un graznido y se posó encima del caballete clavando sus ojos oscuros en Wthyr. -Pendragon- Saludó pero no tuvo la deferencia ni de mirarlo ni de reverenciarlo. Se quedó mirando su cuadro haciendo el detalle de luz del lago congelado con sumo cuidado y concentración. Sus palabras la hicieron sonreír. Sobre todo por el rintintin. Podría haberle respondido tantas cosas...Podría haber soltado más pullas. Podría haberle preguntado si le congratulaba estar a su alrededor. Pero no, eso lo habría hecho la Catherine que respondía a cada detalle dicho con un insulto, una broma pesada o simplemente con desdén. Ahora no era necesario, el silencio era mejor arma. Aparte los Pendragon tenían maestría en manipular las palabras así que mantuvo los hombros quietos, el silencio a su alrededor y continuó con el cuadro aunque se sentía cohibida de tenerlo allí no permitiría que la interrumpiera demasiado. No quería darle el poder de estorbarle.
Escuchó ambos diálogos analizándolos, él también paseaba “solo” aunque su dragón seguramente respondía cuando le hablaba; a diferencia de Donovan. Mientras lo hacía se quedó mirando el paisaje un momento antes de responder -Paz, tranquilidad y soledad…- El dragón se había retirado ya y sintió que se le quitaba un peso de encima, pero sospechaba que Wthyr podía ser tan peligroso como Smaug así que mantuvo su protección y elevó sus escudos mentales por si acaso -Así que puedes retirarte exactamente por donde has venido- Le respondió Catherine en un tono bastante neutral. Aunque estaba tensa, intentó que no se notara y mantuvo su posición sobre el cuadro dibujando ahora un árbol esquelético de color negro.
Estaba sumergida en sus pensamientos cuando la sombra de un gigantesco dragón le tapó la luz del sol. Apretó suavemente la mandíbula. Le había advertido a Giordano que nadie más debía reunirse a solas y, muy a su pesar, envió tres mensajes telepáticos. Uno a Ian, uno a Sayid y otro a Mei anunciándoles de la inminente llegada del primogénito de los Pendragon a donde ella se encontraba sola en el Coliseo. Informó exactamente su locación y del acompañamiento con el que venía. Si algo sucedía...Al menos lo sabrían. Pronto, debajo de todo el abrigo, excepto por sus manos y el rostro que tenía expuesto, su piel de ébano se extendió. No iba a recibir una puñalada por la espalda así nada más. Si Wthyr venía con intenciones de guerra, planeaba dársela.
Apartó los copos de nieve de la cara sintiendo las mejillas heladas y escuchó la voz profunda del Pendragon llamarla por su apellido. Bien, al menos no se tomaba atribuciones que no le pertenecían. Donovan soltó un graznido y se posó encima del caballete clavando sus ojos oscuros en Wthyr. -Pendragon- Saludó pero no tuvo la deferencia ni de mirarlo ni de reverenciarlo. Se quedó mirando su cuadro haciendo el detalle de luz del lago congelado con sumo cuidado y concentración. Sus palabras la hicieron sonreír. Sobre todo por el rintintin. Podría haberle respondido tantas cosas...Podría haber soltado más pullas. Podría haberle preguntado si le congratulaba estar a su alrededor. Pero no, eso lo habría hecho la Catherine que respondía a cada detalle dicho con un insulto, una broma pesada o simplemente con desdén. Ahora no era necesario, el silencio era mejor arma. Aparte los Pendragon tenían maestría en manipular las palabras así que mantuvo los hombros quietos, el silencio a su alrededor y continuó con el cuadro aunque se sentía cohibida de tenerlo allí no permitiría que la interrumpiera demasiado. No quería darle el poder de estorbarle.
Escuchó ambos diálogos analizándolos, él también paseaba “solo” aunque su dragón seguramente respondía cuando le hablaba; a diferencia de Donovan. Mientras lo hacía se quedó mirando el paisaje un momento antes de responder -Paz, tranquilidad y soledad…- El dragón se había retirado ya y sintió que se le quitaba un peso de encima, pero sospechaba que Wthyr podía ser tan peligroso como Smaug así que mantuvo su protección y elevó sus escudos mentales por si acaso -Así que puedes retirarte exactamente por donde has venido- Le respondió Catherine en un tono bastante neutral. Aunque estaba tensa, intentó que no se notara y mantuvo su posición sobre el cuadro dibujando ahora un árbol esquelético de color negro.
La reacción de Catherine al saludo fue aparentemente tranquila, aunque se notaba que no le agradaba mi presencia en el lugar. No se levantó de la silla que tenía frente al lienzo, por lo que no debía sentirse demasiado en peligro. El graznido de su cuervo resultó un tanto molesto, haciendo que me cruzase por la mente la idea de pedirle a Smaug que lo devorase. El dragón se come al cuervo, como es natural. La dueña del cuervo estaba siendo parca en palabras, como si las estuviese midiendo muy bien o temiese decir más de la cuenta. Al menos no parecía una chiquilla impulsiva fácil de alterar. - Anhelar la soledad significa que no te sientes libre. Tal vez por eso buscas alejarte un rato de tus obligaciones y de aquellos que te asfixian, las debilidades que te atan. - aparté la mirada de su cuadro, alzándola hacia el horizonte, más concretamente hacia la zona de las montañas. Mis pasos me dejaron a un metro escaso de ella, justo a su espalda mientras seguía pintando. Chasqueé la lengua con fingido tono de reproche cuando me sugirió marcharme por donde había venido, negando después con la cabeza.
- Entierra el hacha de guerra, Le Fay. No es necesario que sigas tan a la defensiva. Tenemos más en común de lo que piensas. - me situé a su lado si intención alguna de marcharme. Puede que por poner a prueba su paciencia, o puede que por conocerla un poco mejor. Me incliné un poco, llevando las manos a la espalda para observar el siniestro árbol que acababa de pintar. - Árbol negro y retorcido de alma atormentada. - no quería decir que fuese malo, pero era lo que transmitía. Después ladeé la cabeza para mirarla a ella, observando su armónico perfil y su rostro concentrado en tener cara neutra. A pesar de ello se apreciaba cierta tensión en sus músculos faciales. Lo que estaba pintando me recordó al Sanguis, a sus designios. - No es como el Sanguis que aparece en mis sueños...tú también estabas allí. Todavía desconozco el motivo. - volví a erguirme con seriedad, rememorando las imágenes que habían acudido a mi mente días atrás mientras descansaba de la batalla. - Hay algo que está por encima de nosotros. De algún modo nos atrae y nos guía.
- Entierra el hacha de guerra, Le Fay. No es necesario que sigas tan a la defensiva. Tenemos más en común de lo que piensas. - me situé a su lado si intención alguna de marcharme. Puede que por poner a prueba su paciencia, o puede que por conocerla un poco mejor. Me incliné un poco, llevando las manos a la espalda para observar el siniestro árbol que acababa de pintar. - Árbol negro y retorcido de alma atormentada. - no quería decir que fuese malo, pero era lo que transmitía. Después ladeé la cabeza para mirarla a ella, observando su armónico perfil y su rostro concentrado en tener cara neutra. A pesar de ello se apreciaba cierta tensión en sus músculos faciales. Lo que estaba pintando me recordó al Sanguis, a sus designios. - No es como el Sanguis que aparece en mis sueños...tú también estabas allí. Todavía desconozco el motivo. - volví a erguirme con seriedad, rememorando las imágenes que habían acudido a mi mente días atrás mientras descansaba de la batalla. - Hay algo que está por encima de nosotros. De algún modo nos atrae y nos guía.
El análisis de Wthyr a sus propias palabras hizo que mirara el cuadro con una sonrisa. ¿Respondía o no? Porque cuando ella buscaba la soledad no era porque se ahogaba con sus obligaciones si no porque había encontrado paz en estar consigo misma. Sus demonios se habían ido diluyendo después de tanto combatirlos y no le daba miedo estar sola -Por favor, no te saques la licencia de psicología. No vales para ello- Indicó mientras continuaba con la vista fija en su lienzo, pensando que era curioso cómo la nieve podía tener tantas tonalidades. ¿O quizás era su ojo de artista el que lo veía? Lo notó más cerca, sus pasos sonaron, y Catherine reforzó su piel de ébano en la espalda por si se atrevía a matarla ahí mismo.
-Lo dudo- Expresó y decidió que no era una buena idea revelar información sobre lo que sabía de la cena de la noche anterior. Preferiría reservársela. Bajó la vista a su paleta y mezcló un poco de la pintura negra con un gris que tenía para que la luz siguiera tenue en el árbol. Al sentirlo inclinarse sobre ella, Catherine deslizó la mirada para observarlo de refilón sintiendo un nerviosismo tan grande que tuvo que apoyar la paleta en la pierna para que no la viera temblando. Pero sus palabras la hicieron fruncir el ceño. ¿Iba a seguir con su análisis? Catherine se echó hacia el lado contrario de Wthyr, inclinándose y apunto con el pincel hacia la zona donde estaba dibujando. No había uno, había mil árboles sin hojas. Volvió la vista al lienzo -No intentes reflejar en mi lo que no te gusta de ti mismo- Respondió y continuó con el siguiente.
Se dio cuenta que de pronto estaba contemplando su perfil y entonces sí se sintió incómoda y pudo notar que las mejillas se le sonrojaban. Ni siquiera con Ian era capaz de controlarlo. Odiaba que la miraran, le avergonzaba profundamente, y más siendo así de cerca pero intentó mantener el gesto sereno, concentrándose en la pintura y deseando que el frío arreciara y le congelara las mejillas para que el flujo de sangre se fuera -¿Sueñas conmigo, Wthyr? ¿Tan obsesionado estás con el linaje Le Fay? Quizás el asfixiado con todos sus planes maquiavélicos eres tú- Cuando dijo aquello, lo miró con cierta soberbia por encima del hombro y tras un breve instante volvió la vista al cuadro -¿Vas a repetirme lo que dijo aquel espíritu que se llevó a mi hermano? ¿La sangre llama a la sangre?- Inquirió, aún dando pinceladas calculadas sobre el lienzo. Después se inclinó hacia un lado y cambió el pincel, evaluó las cerdas acariciándolas con el dedo y empezó a pintar el cielo que se mostraba ligeramente nublado -¿O vienes a predicar una religión arcaica?-
-Lo dudo- Expresó y decidió que no era una buena idea revelar información sobre lo que sabía de la cena de la noche anterior. Preferiría reservársela. Bajó la vista a su paleta y mezcló un poco de la pintura negra con un gris que tenía para que la luz siguiera tenue en el árbol. Al sentirlo inclinarse sobre ella, Catherine deslizó la mirada para observarlo de refilón sintiendo un nerviosismo tan grande que tuvo que apoyar la paleta en la pierna para que no la viera temblando. Pero sus palabras la hicieron fruncir el ceño. ¿Iba a seguir con su análisis? Catherine se echó hacia el lado contrario de Wthyr, inclinándose y apunto con el pincel hacia la zona donde estaba dibujando. No había uno, había mil árboles sin hojas. Volvió la vista al lienzo -No intentes reflejar en mi lo que no te gusta de ti mismo- Respondió y continuó con el siguiente.
Se dio cuenta que de pronto estaba contemplando su perfil y entonces sí se sintió incómoda y pudo notar que las mejillas se le sonrojaban. Ni siquiera con Ian era capaz de controlarlo. Odiaba que la miraran, le avergonzaba profundamente, y más siendo así de cerca pero intentó mantener el gesto sereno, concentrándose en la pintura y deseando que el frío arreciara y le congelara las mejillas para que el flujo de sangre se fuera -¿Sueñas conmigo, Wthyr? ¿Tan obsesionado estás con el linaje Le Fay? Quizás el asfixiado con todos sus planes maquiavélicos eres tú- Cuando dijo aquello, lo miró con cierta soberbia por encima del hombro y tras un breve instante volvió la vista al cuadro -¿Vas a repetirme lo que dijo aquel espíritu que se llevó a mi hermano? ¿La sangre llama a la sangre?- Inquirió, aún dando pinceladas calculadas sobre el lienzo. Después se inclinó hacia un lado y cambió el pincel, evaluó las cerdas acariciándolas con el dedo y empezó a pintar el cielo que se mostraba ligeramente nublado -¿O vienes a predicar una religión arcaica?-
- Tranquila, lo de la empatía y la simpatía te lo dejo a ti, que se te da muy bien. - repliqué con sarcasmo a su comentario sobre la licencia de psicólogo. Al parecer no se podía hablar con ella de un modo normal y educado, pues seguía a lo suyo sin querer prestar atención a su interlocutor. Todas sus respuestas destilaban soberbia y molestia por mi análisis de su cuadro. - Sabrías de lo que hablo si hubieses estudiado lo suficiente...- suspiré algo así como "en fin, la ignorancia", observando su sonrojo con mi acercamiento. Eso no lo había podido ocultar. Así que le inquietaba que invadiesen su espacio personal. Dibujé una enigmática sonrisa en mi rostro cuando preguntó si soñaba con ella y toda esa sarta de paranoias sobre mis planes maquiavélicos. - Tal vez sueñe contigo...sabes que esas cosas significan algo. Nuestros antepasados influyen en nuestros sueños. ¿No quieres descubrir el motivo? Tu linaje y el mío son prácticamente el mismo, no lo olvides. - hice una mueca de hastío cuando volvió al maldito cuadro, dándome ganas de estropeárselo o tirárselo para que no perdiese el tiempo.
- Ah, el espíritu de Charles Pendragon. - recordé el incidente con su hermano, llevando las manos a la espalda mientras la rodeaba por detrás para caminar al otro lado. - Creo recordar que no fue el espíritu el que le mató, sino los que estaban en esa sala. ¿Ya se ha acusado de asesinato a algún miembro del Consejo? - evidentemente no. Hecha la ley, hecha la trampa. Parecían inviolables hicieran lo que hicieran. Ni siquiera Catherine se había atrevido a reclamarles. - Creía. - finalicé sin esperar su respuesta, tratando de enfocar el tema de la sangre. - ¿Por qué crees que el espíritu eligió a Desmond sin ser médium ni nada de eso? Por la conexión de la sangre. Puedes intentar ignorarlo cuanto quieras, al final todos los caminos te conducen a nosotros. - cuanto antes lo aceptase, mejor. Desvié la mirada hacia el pincel que ella acababa de dejar, cogiéndolo para observarlo más de cerca mientras ella seguía hablando. Al final no me quedó otro remedio que dedicarle una mirada de incredulidad por lo que comenzó a decir.
- ¿La magia antigua te parece arcaica? ¿tanto os habéis perdido en el camino que habéis olvidado los secretos de lo arcano? - esta vez mi sonido de decepción sí que fue real. Habían tomado tantas cosas de los humanos sin magia, hasta el punto de alardear de manera ignorante sobre lo que no sabían. - Has olvidado tus raíces...hay demasiado poder enterrado en ti, pero tienes miedo de liberarlo.- bajé la mano en la que tenía el pincel, poniendo la otra sobre su hombro de manera demandante para obligarla a girarse y mirarme a los ojos. - No soy tu enemigo, Catherine. Sé que tú también quieres explorar los límites de tu poder, recorrer todas las sendas que te llevan al juego final. Para eso nuestros linajes se necesitan, nos guste o no.
- Ah, el espíritu de Charles Pendragon. - recordé el incidente con su hermano, llevando las manos a la espalda mientras la rodeaba por detrás para caminar al otro lado. - Creo recordar que no fue el espíritu el que le mató, sino los que estaban en esa sala. ¿Ya se ha acusado de asesinato a algún miembro del Consejo? - evidentemente no. Hecha la ley, hecha la trampa. Parecían inviolables hicieran lo que hicieran. Ni siquiera Catherine se había atrevido a reclamarles. - Creía. - finalicé sin esperar su respuesta, tratando de enfocar el tema de la sangre. - ¿Por qué crees que el espíritu eligió a Desmond sin ser médium ni nada de eso? Por la conexión de la sangre. Puedes intentar ignorarlo cuanto quieras, al final todos los caminos te conducen a nosotros. - cuanto antes lo aceptase, mejor. Desvié la mirada hacia el pincel que ella acababa de dejar, cogiéndolo para observarlo más de cerca mientras ella seguía hablando. Al final no me quedó otro remedio que dedicarle una mirada de incredulidad por lo que comenzó a decir.
- ¿La magia antigua te parece arcaica? ¿tanto os habéis perdido en el camino que habéis olvidado los secretos de lo arcano? - esta vez mi sonido de decepción sí que fue real. Habían tomado tantas cosas de los humanos sin magia, hasta el punto de alardear de manera ignorante sobre lo que no sabían. - Has olvidado tus raíces...hay demasiado poder enterrado en ti, pero tienes miedo de liberarlo.- bajé la mano en la que tenía el pincel, poniendo la otra sobre su hombro de manera demandante para obligarla a girarse y mirarme a los ojos. - No soy tu enemigo, Catherine. Sé que tú también quieres explorar los límites de tu poder, recorrer todas las sendas que te llevan al juego final. Para eso nuestros linajes se necesitan, nos guste o no.
-Gracias- Susurró con rintintin hacia Wthyr cuando mencionó aquellas dos cosas que se le daban bien. Lo cierto es que sabía perfectamente que no pero no entendía porqué el continuaba allí. Le incordiaba. Había rechazado su oferta y bajo ninguna circunstancia se ganaría su voto, mucho menos después de lo que le había hecho a Giordano. Se reacomodó en el asiento cuando criticó su conocimiento. Le dolió. Le dolió tanto que tuvo que responder físicamente a aquello. Si sólo él supiera lo que le había costado aprender. El tiempo que le había dedicado…Desde que Stavron había muerto, Altaïr no había tenido tiempo de enseñarle y en un parpadeo se había ido. Elise y Layla le habían ignorado, como habían hecho toda su vida, y luego…Luego el peso del mundo y de su linaje cayó sobre sus hombros. La dislexia se había reforzado en ese momento pero también su determinación para que no pensaran que era una imberbe. Había sido una mezcla muy mala porque la frustración estaba a la orden del día y también la autodestrucción. Con el paso del tiempo, desde la muerte de Stavron, los tres hermanos se había vuelto más ensimismados y solitarios, quizás haciéndose compañía a su manera con aquellas bromas pesadas… pero en el momento en el que asumió su puesto en el Consejo, Desmond le había ayudado, Sean también...Rhaegar, de una forma particular. Había aprendido todos los encantamientos y maldiciones, aunque ahora casi no los utilizaba. Le costaba hacer magia sin los canalizadores porque era incapaz de controlarla y todo eso…Todos esos recuerdos ardieron en su pecho con tanta fiereza que tuvo que apartar el pincel. No podía pintar aquel cielo tranquilo…No cuando todo lo que veía eran llamas de dolor.
Estaba agotada de aquel palabrerío, sobre todo, porque era una de las cosas más tediosas que se le daba al Consejo. Movió suavemente la cabeza para evaluar sus pasos mientras pasaba detrás de ella esperando que no volviera a acercarse y observara su mirada empañada cuando mencionó la muerte de Desmond. Él, que siempre había creído en ella, su hermano pequeño que incluso cuando no estaba de acuerdo con sus decisiones le apoyaba…Y a quien había fallado al proteger. Sus últimas palabras golpearon con tanta fuerza que Catherine cerró los ojos tomando un respiro. Su hermano, a quien se había prometido revivir, para luego abandonar la idea por ser tan descabellada. Su último error -Pero tampoco lo protegió ¿No es así?- Inquirió abriendo los ojos y observando su lienzo sintiéndose asqueada de lo que estaba pintando. La tranquilidad y paz que había querido reflejar se había disipado y sólo podía ver la sonrisa perspicaz de Desmond, una que ni siquiera era de él. Sólo podía ver a Aedan gritando y llorando.
-No lo ignoro- Algo en su interior se removió, la presencia del primogénito de los Pendragon estaba empezando seriamente a incomodarla. Ella no quería “ser” una Pendragon. Era una Le Fay y Wthyr haría bien en recordarlo Aunque…Una vez, una única vez se lo había planteado. Pero el hombre por el que se lo había planteado no tenía nada que ver con aquel que se ATREVÍA a tocar sus pinceles -Deja eso en su sitio- Espetó con un tono severo y detuvo sus pinceladas, finalmente, conectando su mirada violeta en la de él con fuego en ésta.
-Para- Dijo finalmente incorporándose y alzando una mano para que detuviera su palabrería -Déjame ser absolutamente clara contigo, porque desde el día que te conocí te dije que no me andaba con rodeos. No he olvidado mis raíces - Tras eso avanzó un paso hacia él con el ceño fruncido, pensando en que había avanzado mucho desde la niña huérfana y disléxica a la mujer que era ahora. Todo lo que había sufrido para reclamar su legado en aquel laberinto. Todo lo que se había reconstruido desde que tocó fondo cuando la magia desapareció de sí misma. No, no iba a permitir que la cuestionara. Alzó el mentón, aunque él fácilmente le llevaba media cabeza, no permitiría que su altura le robara su propio orgullo -No tengo miedo de liberar mi poder, pero tampoco la necesidad de estar desplegándolo a diestra y siniestra- Añadió -Dices no ser mi enemigo pero llegaste aquí poniendo en jaque la isla que tanto deseas y ofreciéndome una salida con una amenaza tácita. Dices que nuestros linajes se necesitan pero te empeñas en decirme que también son los mismos. ¿Y si lo que te están diciendo tus sueños, Wthyr, es que no necesitas entrar al Consejo porque ya me tienes a mí allí?- Arqueó una de sus delicadas cejas esperando ver la reacción de él y su mente en seguida analizó sus propias palabras. Lo siguiente...Ni siquiera ella misma se lo esperó- No necesitamos llenar una plaza de magia de sangre y de dragones. Y lo sabes… No te has ganado la simpatía de nadie en la isla pese a tus esfuerzos y los de tus hermanas. Puedo ser y seré lo que me apetezca ser, puedo ser una Le Fay. Puedo ser una Le Fay – Pendragon. Te llenas la boca diciendo que todos los caminos me llevan a ser una de vosotros. Que así sea, patriarca, declina tu petición y venganza y yo seré tu portavoz en el Consejo de los 20-
Estaba agotada de aquel palabrerío, sobre todo, porque era una de las cosas más tediosas que se le daba al Consejo. Movió suavemente la cabeza para evaluar sus pasos mientras pasaba detrás de ella esperando que no volviera a acercarse y observara su mirada empañada cuando mencionó la muerte de Desmond. Él, que siempre había creído en ella, su hermano pequeño que incluso cuando no estaba de acuerdo con sus decisiones le apoyaba…Y a quien había fallado al proteger. Sus últimas palabras golpearon con tanta fuerza que Catherine cerró los ojos tomando un respiro. Su hermano, a quien se había prometido revivir, para luego abandonar la idea por ser tan descabellada. Su último error -Pero tampoco lo protegió ¿No es así?- Inquirió abriendo los ojos y observando su lienzo sintiéndose asqueada de lo que estaba pintando. La tranquilidad y paz que había querido reflejar se había disipado y sólo podía ver la sonrisa perspicaz de Desmond, una que ni siquiera era de él. Sólo podía ver a Aedan gritando y llorando.
-No lo ignoro- Algo en su interior se removió, la presencia del primogénito de los Pendragon estaba empezando seriamente a incomodarla. Ella no quería “ser” una Pendragon. Era una Le Fay y Wthyr haría bien en recordarlo Aunque…Una vez, una única vez se lo había planteado. Pero el hombre por el que se lo había planteado no tenía nada que ver con aquel que se ATREVÍA a tocar sus pinceles -Deja eso en su sitio- Espetó con un tono severo y detuvo sus pinceladas, finalmente, conectando su mirada violeta en la de él con fuego en ésta.
-Para- Dijo finalmente incorporándose y alzando una mano para que detuviera su palabrería -Déjame ser absolutamente clara contigo, porque desde el día que te conocí te dije que no me andaba con rodeos. No he olvidado mis raíces - Tras eso avanzó un paso hacia él con el ceño fruncido, pensando en que había avanzado mucho desde la niña huérfana y disléxica a la mujer que era ahora. Todo lo que había sufrido para reclamar su legado en aquel laberinto. Todo lo que se había reconstruido desde que tocó fondo cuando la magia desapareció de sí misma. No, no iba a permitir que la cuestionara. Alzó el mentón, aunque él fácilmente le llevaba media cabeza, no permitiría que su altura le robara su propio orgullo -No tengo miedo de liberar mi poder, pero tampoco la necesidad de estar desplegándolo a diestra y siniestra- Añadió -Dices no ser mi enemigo pero llegaste aquí poniendo en jaque la isla que tanto deseas y ofreciéndome una salida con una amenaza tácita. Dices que nuestros linajes se necesitan pero te empeñas en decirme que también son los mismos. ¿Y si lo que te están diciendo tus sueños, Wthyr, es que no necesitas entrar al Consejo porque ya me tienes a mí allí?- Arqueó una de sus delicadas cejas esperando ver la reacción de él y su mente en seguida analizó sus propias palabras. Lo siguiente...Ni siquiera ella misma se lo esperó- No necesitamos llenar una plaza de magia de sangre y de dragones. Y lo sabes… No te has ganado la simpatía de nadie en la isla pese a tus esfuerzos y los de tus hermanas. Puedo ser y seré lo que me apetezca ser, puedo ser una Le Fay. Puedo ser una Le Fay – Pendragon. Te llenas la boca diciendo que todos los caminos me llevan a ser una de vosotros. Que así sea, patriarca, declina tu petición y venganza y yo seré tu portavoz en el Consejo de los 20-
El prolongado silencio de la muchacha podía interpretarse de varias maneras. Podría ser autocontención, desinterés, o tal vez miedo a perder los nervios y hablar de más. Probablemente fuese una mezcla de todas ellas, según el momento. La muerte de su hermano no pareció dejarla impasible, por mucho que se empeñase en mantener el rostro neutral. - Evidentemente. ¿Cómo iba a protegerle un espíritu del daño que infligieron al cuerpo? y...¿por qué iba a hacerlo? se supone que tu hermano estaba rodeado de los suyos, del Consejo. Sería una hipocresía que tuviesen las conciencias limpias. - pero así eran ellos, capaces de haber provocado la muerte del hermano de una Descendiente y que pareciese que no había pasado nada, no había ningún culpable ni acusado.
Jugué con el pincel entre mis dedos cuando me instó a dejarlo, ignorándola por completo sólo porque me pareció entretenido irritarla con aquella nimiedad. Al menos había dejado de pintar y decidió, por fin, ponerse en pie para hablar cara a cara. Dejé escapar un sonido de cierto hastío cuando me recordó nuestra entrada triunfal. - Supéralo ya, eso fue antes del parlamento y de nuestro acuerdo. Tampoco me negarás que salir de aquí para llevar una vida mejor era una mala oferta para tu caso. Al final ha podido más tu ambición, no quieres abandonar tu puesto. Habrías demostrado que eres diferente si hubieses aceptado, pero no has querido. - escruté su rostro mientras hacia una breve pausa, demorándome en sus ojos de manera bastante invasiva. - Son el mismo y a la vez diferentes, como ramas del mismo árbol. - expliqué dirigiendo el pincel para corregir el árbol de su lienzo, añadiendo ramas de las que nacían otras, conectándose. Tal vez así entendiese mejor lo que quería decir con los linajes, aunque ella no tuviese el Sanguis como referencia. - Sólo las sacerdotisas saben si podrías comunicarte con alguno de nuestros antepasados comunes a través del árbol sagrado...encontrar respuestas. - Tras eso tomé su mano con la mía enguantada, devolviéndole por fin el pincel. Solté su mano después, sin prisa. Esta vez fui yo el que arqueó una ceja cuando intentó venderme que no necesitábamos entrar al Consejo porque ella ya estaba allí. Se encargó de recordarme una vez más que no nos querían allí, que no les caíamos "simpáticos".
- No hemos venido aquí para hacer falsas amistades a base de falsas sonrisas. Hemos luchado junto a vosotros en la lucha contra la máquina, hemos llevado a nuestro ejército a esa guerra. Mi hermano le ha salvado la vida a uno de los vuestros. Hemos intentado entablar una relación educada, pero da la sensación de que seguís cerrados en banda a cualquier conversación sin hostilidad y que ya conocéis de antemano la respuesta cuando pase el tiempo de espera. ¿Acaso me equivoco? - inquirí con fiereza alzando la barbilla, aunque la mención de Le Fay-Pendragon me hizo guardar silencio durante un instante al recordar los designios del Sanguis. Había sido tan poco claro que... - Si quisiéramos vengarnos ya lo habríamos hecho...y no, no puedo declinar la petición que por derecho nos corresponde. Nuestras familias se sentaron juntas a la mesa del Consejo, y así debe volver a ser. - para ese momento había comenzado a nevar de nuevo al tiempo que el viento arreciaba. - No obstante...puedes trasladar nuestras propuestas durante el período de "prueba" fijado en el parlamento. De ese modo nos conoceremos mejor para establecer futuras alianzas provechosas para todos. - mi cabeza siguió dándole vueltas a la unión de apellidos que había hecho, como si no fuese casual. ¿Y si ella era la respuesta a algo más? - Hay algo que quiero preguntarte. ¿Cuánto sabes de maldiciones? se supone que son tu especialidad, pero en el tiempo que llevo aquí no te he visto usar esos poderes, ni siquiera con los humanos de la batalla.
Jugué con el pincel entre mis dedos cuando me instó a dejarlo, ignorándola por completo sólo porque me pareció entretenido irritarla con aquella nimiedad. Al menos había dejado de pintar y decidió, por fin, ponerse en pie para hablar cara a cara. Dejé escapar un sonido de cierto hastío cuando me recordó nuestra entrada triunfal. - Supéralo ya, eso fue antes del parlamento y de nuestro acuerdo. Tampoco me negarás que salir de aquí para llevar una vida mejor era una mala oferta para tu caso. Al final ha podido más tu ambición, no quieres abandonar tu puesto. Habrías demostrado que eres diferente si hubieses aceptado, pero no has querido. - escruté su rostro mientras hacia una breve pausa, demorándome en sus ojos de manera bastante invasiva. - Son el mismo y a la vez diferentes, como ramas del mismo árbol. - expliqué dirigiendo el pincel para corregir el árbol de su lienzo, añadiendo ramas de las que nacían otras, conectándose. Tal vez así entendiese mejor lo que quería decir con los linajes, aunque ella no tuviese el Sanguis como referencia. - Sólo las sacerdotisas saben si podrías comunicarte con alguno de nuestros antepasados comunes a través del árbol sagrado...encontrar respuestas. - Tras eso tomé su mano con la mía enguantada, devolviéndole por fin el pincel. Solté su mano después, sin prisa. Esta vez fui yo el que arqueó una ceja cuando intentó venderme que no necesitábamos entrar al Consejo porque ella ya estaba allí. Se encargó de recordarme una vez más que no nos querían allí, que no les caíamos "simpáticos".
- No hemos venido aquí para hacer falsas amistades a base de falsas sonrisas. Hemos luchado junto a vosotros en la lucha contra la máquina, hemos llevado a nuestro ejército a esa guerra. Mi hermano le ha salvado la vida a uno de los vuestros. Hemos intentado entablar una relación educada, pero da la sensación de que seguís cerrados en banda a cualquier conversación sin hostilidad y que ya conocéis de antemano la respuesta cuando pase el tiempo de espera. ¿Acaso me equivoco? - inquirí con fiereza alzando la barbilla, aunque la mención de Le Fay-Pendragon me hizo guardar silencio durante un instante al recordar los designios del Sanguis. Había sido tan poco claro que... - Si quisiéramos vengarnos ya lo habríamos hecho...y no, no puedo declinar la petición que por derecho nos corresponde. Nuestras familias se sentaron juntas a la mesa del Consejo, y así debe volver a ser. - para ese momento había comenzado a nevar de nuevo al tiempo que el viento arreciaba. - No obstante...puedes trasladar nuestras propuestas durante el período de "prueba" fijado en el parlamento. De ese modo nos conoceremos mejor para establecer futuras alianzas provechosas para todos. - mi cabeza siguió dándole vueltas a la unión de apellidos que había hecho, como si no fuese casual. ¿Y si ella era la respuesta a algo más? - Hay algo que quiero preguntarte. ¿Cuánto sabes de maldiciones? se supone que son tu especialidad, pero en el tiempo que llevo aquí no te he visto usar esos poderes, ni siquiera con los humanos de la batalla.
Las palabras de Wthyr sobre la escena del Consejo hicieron que Cath se mareara. Los recuerdos fluyeron a través de ella lentamente… Cada ápice de ellos. Aedan, la sangre cayendo del cuerpo de Desmond, las esposas… La bruja sintió que se le comprimía el corazón. Podía escuchar el llanto de Aedan y sus propias palabras al irse…Les había pedido que no lo asesinaran y sin embargo, justo aquel al que había llamado ella misma… De pronto, sintió que le costaba respirar -No tienes idea de lo que sucedió ¿No?- Preguntó, al darse cuenta de que la forma en la que había entrado Desmond a la reunión le era completamente ajena -¿Acaso Charles no te lo contó?- Inquirió bajo, tratando de controlar las emociones en sí misma. Siempre le había resultado difícil, pero en último año había aprendido a manejarlas…Un poco.
Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando mencionó la ambición, asintiendo con suavidad -Sí, soy ambiciosa. No me da miedo reconocerlo ¿Sabes por qué me quedé?- Alzó ambas cejas pero no esperó su respuesta -Porque después de más de dos años luchando para que el Consejo interviniera en la guerra, lo logré. Porque finalmente el Consejo de los 20 estaba tomando acciones sobre algo que mi padre advirtió hace casi una década atrás, algo por lo que dio su vida. Pero no solo eso, Wthyr, sino que no soy lo suficientemente egoísta para buscar una salida para mí misma. Ese no es mi deber como Descendiente, mi deber es asegurarme de proteger toda esta isla y a sus habitantes. Mi deber es proteger el conocimiento mágico. Y, por si fuera poco, no tengo que demostrarte que soy diferente. Ni a ti, ni a tu linaje, ni a nadie. Soy quien soy y estoy orgullosa de ello. Si no te gusta, repito, puedes irte por donde has venido. Regresa a tu agujero en Avalon y no vuelvas a salir- Espetó mientras le mantenía la mirada con fiereza porque al menos no estaba invadiendo su espacio personal. No iba a intimidarla porque sus palabras fueran duras, había soportado cosas peores de Helena Paracelso. Había soportado cosas peores de Jack. Wthyr ni siquiera tenía su respeto asi que no iba a desintegrar su propio orgullo.
Cuando lo vio inclinarse a su cuadro sintió que algo se reventaba dentro de ella. Estaba…Estaba usando sus pinceles en su cuadro. En SU cuadro. ¿Cómo se atrevía? La rabia bulló dentro de ella y las mejilla y orejas se le enrojecieron mientras veía las estúpidas ramas que estaba dibujando. Cogió el pincel mirándolo con tanta ira -Asumes que tengo preguntas sin contestar... No vuelvas a tocar ninguno de mis cuadros- Dijo, mordaz. Y sin embargo… ¿Tenía preguntas? Podría hacérselas a Morgana directamente, pero no era algo que le iba a decir a Wthyr. Se acercó a su cuadro y quitó el lienzo pintado porque no quería ver aquel paisaje nunca más. Lo enrolló sobre sí mismo y lo dejó a un lado de sus pinceles y demás herramientas mientras guardaba el pincel usado donde estaban los demás que tendría que limpiar posteriormente.
Después de eso se incorporó y volvió a enfrentarse a Wthyr -¿Educada?- Preguntó y ladeó suavemente la cabeza con una sonrisa envenenada. Así que falsas sonrisas -¿Es eso lo que han estado haciendo tus hermanas? ¿Llevar educadamente a los Descendientes con quienes trabaron “amistad” para luego usarlos como peones en tu estrategia? Excelente trabajo en equipo. Mis felicitaciones. Muchos se lo han tragado y han acabado con una puñal en el cuello- Respondió, ignorando aquello de si se equivocaba o no. No iba a indicar absolutamente nada al respecto porque lo cierto es que ni siquiera se había hablado de ellos hasta la reunión de esa misma mañana con Sayid y los agraviados.
Catherine apartó la mirada hacia un lado y se rió con suavidad. Le hacía mucha gracia que pecara con los mismos “errores” que ella -Me llamas ambiciosa pero tú no te quedas atrás…- Le ofrecía una tangente pero en el fondo Catherine sabía que no iba a cogerla. Si algo había aprendido de lo poco que había interactuado con él es que le gustaba mucho el sonido de su propia voz. Orgulloso, como ella. Le estaba dando repelús las similitudes -Nuestras familias se asesinaron mutuamente, Wthyr. Me lo dijiste en el Parlamento como si fuera una espinita que tienes clavada en el costado y no creo que lo hayas perdonado. Simplemente, no creo en tu palabra. No creo que de un par de meses para acá hayas decidido confiar en mí…Porque yo misma no confío en ti, no me has dado ni te he dado pruebas de lo contrario- Alzó suavemente el hombro y empezó a sentir el viento frío calarle bajo la ropa. Metió las manos en el abrigo, suspirando con cierto cansancio y apartó la vista de él para ver hacia el coliseo donde Smaug permanecía impertérrito.
-SON…Mi especialidad- Corrigió, volviendo su mirada con una ceja arqueada ante el insulto en sus palabras -Las maldiciones no afectan a la máquina así que tuve que buscar una tangente a mi magia, convirtiéndola en algo físico para poder defenderme y atacar. En cuanto a los humanos, muchos de ellos estaban chipeados y siguiendo las órdenes de la máquina sin poder negarse así que prefería dejarlos inconscientes o inmovilizarlos- Alzó los hombros restándole importancia. Había dormido a mucha gente cuando bajaron a China Town porque fue lo que, pensó, sería lo más efectivo -Aparte muchas de mis maldiciones pueden dejar secuelas y si los humanos luego recuperaban su libre albedrío usarían esas excusas para buscar una guerra nueva, no quería ser la causante de ello después de haber logrado detenerla…O casi- Emitió un largo suspiro y luego volvió la vista hacia él, lo recorrió con la mirada de arriba abajo con los ojos entrecerrados -¿He aprobado el examen o quieres hacerme otra preguntita quisquillosa para demostrar tu valía superior y mega poderosa sobre una ignorante ambiciosa?- Porque estaba seguro de que era así como la veía.
Una sonrisa se dibujó en sus labios cuando mencionó la ambición, asintiendo con suavidad -Sí, soy ambiciosa. No me da miedo reconocerlo ¿Sabes por qué me quedé?- Alzó ambas cejas pero no esperó su respuesta -Porque después de más de dos años luchando para que el Consejo interviniera en la guerra, lo logré. Porque finalmente el Consejo de los 20 estaba tomando acciones sobre algo que mi padre advirtió hace casi una década atrás, algo por lo que dio su vida. Pero no solo eso, Wthyr, sino que no soy lo suficientemente egoísta para buscar una salida para mí misma. Ese no es mi deber como Descendiente, mi deber es asegurarme de proteger toda esta isla y a sus habitantes. Mi deber es proteger el conocimiento mágico. Y, por si fuera poco, no tengo que demostrarte que soy diferente. Ni a ti, ni a tu linaje, ni a nadie. Soy quien soy y estoy orgullosa de ello. Si no te gusta, repito, puedes irte por donde has venido. Regresa a tu agujero en Avalon y no vuelvas a salir- Espetó mientras le mantenía la mirada con fiereza porque al menos no estaba invadiendo su espacio personal. No iba a intimidarla porque sus palabras fueran duras, había soportado cosas peores de Helena Paracelso. Había soportado cosas peores de Jack. Wthyr ni siquiera tenía su respeto asi que no iba a desintegrar su propio orgullo.
Cuando lo vio inclinarse a su cuadro sintió que algo se reventaba dentro de ella. Estaba…Estaba usando sus pinceles en su cuadro. En SU cuadro. ¿Cómo se atrevía? La rabia bulló dentro de ella y las mejilla y orejas se le enrojecieron mientras veía las estúpidas ramas que estaba dibujando. Cogió el pincel mirándolo con tanta ira -Asumes que tengo preguntas sin contestar... No vuelvas a tocar ninguno de mis cuadros- Dijo, mordaz. Y sin embargo… ¿Tenía preguntas? Podría hacérselas a Morgana directamente, pero no era algo que le iba a decir a Wthyr. Se acercó a su cuadro y quitó el lienzo pintado porque no quería ver aquel paisaje nunca más. Lo enrolló sobre sí mismo y lo dejó a un lado de sus pinceles y demás herramientas mientras guardaba el pincel usado donde estaban los demás que tendría que limpiar posteriormente.
Después de eso se incorporó y volvió a enfrentarse a Wthyr -¿Educada?- Preguntó y ladeó suavemente la cabeza con una sonrisa envenenada. Así que falsas sonrisas -¿Es eso lo que han estado haciendo tus hermanas? ¿Llevar educadamente a los Descendientes con quienes trabaron “amistad” para luego usarlos como peones en tu estrategia? Excelente trabajo en equipo. Mis felicitaciones. Muchos se lo han tragado y han acabado con una puñal en el cuello- Respondió, ignorando aquello de si se equivocaba o no. No iba a indicar absolutamente nada al respecto porque lo cierto es que ni siquiera se había hablado de ellos hasta la reunión de esa misma mañana con Sayid y los agraviados.
Catherine apartó la mirada hacia un lado y se rió con suavidad. Le hacía mucha gracia que pecara con los mismos “errores” que ella -Me llamas ambiciosa pero tú no te quedas atrás…- Le ofrecía una tangente pero en el fondo Catherine sabía que no iba a cogerla. Si algo había aprendido de lo poco que había interactuado con él es que le gustaba mucho el sonido de su propia voz. Orgulloso, como ella. Le estaba dando repelús las similitudes -Nuestras familias se asesinaron mutuamente, Wthyr. Me lo dijiste en el Parlamento como si fuera una espinita que tienes clavada en el costado y no creo que lo hayas perdonado. Simplemente, no creo en tu palabra. No creo que de un par de meses para acá hayas decidido confiar en mí…Porque yo misma no confío en ti, no me has dado ni te he dado pruebas de lo contrario- Alzó suavemente el hombro y empezó a sentir el viento frío calarle bajo la ropa. Metió las manos en el abrigo, suspirando con cierto cansancio y apartó la vista de él para ver hacia el coliseo donde Smaug permanecía impertérrito.
-SON…Mi especialidad- Corrigió, volviendo su mirada con una ceja arqueada ante el insulto en sus palabras -Las maldiciones no afectan a la máquina así que tuve que buscar una tangente a mi magia, convirtiéndola en algo físico para poder defenderme y atacar. En cuanto a los humanos, muchos de ellos estaban chipeados y siguiendo las órdenes de la máquina sin poder negarse así que prefería dejarlos inconscientes o inmovilizarlos- Alzó los hombros restándole importancia. Había dormido a mucha gente cuando bajaron a China Town porque fue lo que, pensó, sería lo más efectivo -Aparte muchas de mis maldiciones pueden dejar secuelas y si los humanos luego recuperaban su libre albedrío usarían esas excusas para buscar una guerra nueva, no quería ser la causante de ello después de haber logrado detenerla…O casi- Emitió un largo suspiro y luego volvió la vista hacia él, lo recorrió con la mirada de arriba abajo con los ojos entrecerrados -¿He aprobado el examen o quieres hacerme otra preguntita quisquillosa para demostrar tu valía superior y mega poderosa sobre una ignorante ambiciosa?- Porque estaba seguro de que era así como la veía.
Había ido con Aedan a visitar a los Knox y ver cómo estaban, aunque al final acabé dejando a Anteia al cuidado del crío para poder ir hacia donde Catherine estaba. El mensaje mental que me había enviado me parecía inquietante, era extraño que Wthyr la hubiese seguido hasta el coliseo. Me dio igual que dijese que podía controlarlo, yo no me fiaba y no me quedaba tranquilo sabiendo que estaba sola con él. Usé la aparición para llegar directamente al lugar, visualizando la arena del coliseo porque desconocía en qué estatua concreta estaba ella. Nada más aparecer en la arena me topé con el enorme dragón negro, al cual reconocí casi enseguida como el que aterrorizó Bastion Hollow durante años. Ahora parecía estar calmado, tumbado sobre la nieve con las alas plegadas y la cola enroscada. Retrocedí por prudencia, por si le daba por intentar alcanzarme. Tras eso alcé la mirada para tratar de localizar a Catherine, dando con ella en una de las estatuas. Frente a ella estaba Wthyr, más cerca de la cuenta. Por un momento temí que fuese a empujarla.
"Qué asco le estoy cogiendo. No pinta nada aquí"
Desaparecí nuevamente tras haber fijado nuevo destino, reapareciendo esta vez en el pedestal de la estatua en el que estaban ellos. A primera vista parecía que no estaban peleando, pero llegué a tiempo de pillar las últimas palabras de Catherine. Tampoco era una conversación cordial. - Que te pires, pesado. ¿No ves que la estás hartando y que venía a pintar a SOLAS? - avancé hacia ellos con los puños cerrados y cara de pocos amigos, dispuesto a dar el primer golpe antes de que le diera por usar sus mierdas de sangre. - No le hagas preguntas, ni la mires.
"Qué asco le estoy cogiendo. No pinta nada aquí"
Desaparecí nuevamente tras haber fijado nuevo destino, reapareciendo esta vez en el pedestal de la estatua en el que estaban ellos. A primera vista parecía que no estaban peleando, pero llegué a tiempo de pillar las últimas palabras de Catherine. Tampoco era una conversación cordial. - Que te pires, pesado. ¿No ves que la estás hartando y que venía a pintar a SOLAS? - avancé hacia ellos con los puños cerrados y cara de pocos amigos, dispuesto a dar el primer golpe antes de que le diera por usar sus mierdas de sangre. - No le hagas preguntas, ni la mires.
- Sé lo suficiente. Sé que él murió, y que no fue precisamente el espíritu quien lo mató. Es tan sencillo como saber que un cúmulo de ataques de fuego amigo acabó con su vida. - zanjé de una vez el tema de la muerte de su hermano, que le quedase bien claro que si no estaba con ella era única y exclusivamente por sus amados compañeros de Consejo y por su propia inacción. Tras eso comenzó a darme los motivos por los que se quedó, aunque a mí me sonó más a perorata para inflar el ego propio. La escuché con las cejas levemente alzadas y cara de que me daba un poco igual su currículum. - Perfecto, si todo eso fue gracias a ti...¿para qué necesitas al resto? no hacen nada, vaya unos inútiles. Expúlsalos y funda el matriarcado Le Fay. Catherine se sobra y se basta ella sola. - comenté con oscuro sarcasmo y media sonrisa, divirtiéndome más de lo que esperaba hasta que dijo eso del agujero de Ávalon. Chasqueé la lengua con decepción, casi indignación.
- Jamás has visto ese lugar, el hogar de tus antepasados. No juzgues sin haber contemplado aquella maravilla. - por eso mismo me alegré de haberla molestado con lo de fastidiar su estúpido cuadro, pensando que debería haberlo dejado peor que con unas simples ramas para explicarle lo de los linajes. - Deja de quejarte, lo he mejorado. - repliqué después de haberle entregado el pincel, dedicándole después una mirada de bastante interés al comprender que ya se había enterado del tema de los matrimonios concertados. - ¿Y? Shyvanna y Giordano se llevan bien, que es mucho más de lo que puede esperarse de cualquier matrimonio de ese tipo. Ella tiene más cualidades de las que puedas imaginar. Tampoco veo el problema, la mayoría de vosotros lleváis a cabo esos matrimonios. ¿Acaso mi hermana no te parece digna de uno de los vuestros? cuidado con lo que respondes. - le advertí en tono autoritario, que no se atreviese a criticar a mis hermanas delante de mí. No le negué cuando me llamó ambicioso, no tenía caso hacerlo.
- Tú lo has dicho. Nuestros antepasados se mataron. ¿Tenemos que seguir matándonos como venganza, es eso lo que me estás diciendo? - solté un calculado sonido de exasperación, negando un par de veces a eso de confiar en ella. No era eso. - Busco resolverlo. Casi siempre se gana más con alianzas que matando. No sé por qué te cuesta tanto comprenderlo. - había ido alzando la voz progresivamente, pero más para hacerme oír mejor sobre los gélidos silbidos provocados por el vendaval. El tema de las maldiciones pareció molestarla, justificando por qué no había usado maldiciones más a menudo. Más o menos me convenció, así que no le llevé la contraria sobre eso. Ignoré eso de haber pasado el examen, captando que le había fastidiado eso de "ignorante ambiciosa" - Casi has terminado. ¿Sabes reconocer maldiciones? ¿deshacerlas?- tanteé el terreno planteando las cuestiones de modo algo enigmático, aunque por culpa de la aparición de Ian no pude seguir preguntando. Alcé levemente la comisura de un lado de la boca al girarme hacia él, mostrando mi desagrado por verle allí. - Y aquí está tu apéndice.
- Jamás has visto ese lugar, el hogar de tus antepasados. No juzgues sin haber contemplado aquella maravilla. - por eso mismo me alegré de haberla molestado con lo de fastidiar su estúpido cuadro, pensando que debería haberlo dejado peor que con unas simples ramas para explicarle lo de los linajes. - Deja de quejarte, lo he mejorado. - repliqué después de haberle entregado el pincel, dedicándole después una mirada de bastante interés al comprender que ya se había enterado del tema de los matrimonios concertados. - ¿Y? Shyvanna y Giordano se llevan bien, que es mucho más de lo que puede esperarse de cualquier matrimonio de ese tipo. Ella tiene más cualidades de las que puedas imaginar. Tampoco veo el problema, la mayoría de vosotros lleváis a cabo esos matrimonios. ¿Acaso mi hermana no te parece digna de uno de los vuestros? cuidado con lo que respondes. - le advertí en tono autoritario, que no se atreviese a criticar a mis hermanas delante de mí. No le negué cuando me llamó ambicioso, no tenía caso hacerlo.
- Tú lo has dicho. Nuestros antepasados se mataron. ¿Tenemos que seguir matándonos como venganza, es eso lo que me estás diciendo? - solté un calculado sonido de exasperación, negando un par de veces a eso de confiar en ella. No era eso. - Busco resolverlo. Casi siempre se gana más con alianzas que matando. No sé por qué te cuesta tanto comprenderlo. - había ido alzando la voz progresivamente, pero más para hacerme oír mejor sobre los gélidos silbidos provocados por el vendaval. El tema de las maldiciones pareció molestarla, justificando por qué no había usado maldiciones más a menudo. Más o menos me convenció, así que no le llevé la contraria sobre eso. Ignoré eso de haber pasado el examen, captando que le había fastidiado eso de "ignorante ambiciosa" - Casi has terminado. ¿Sabes reconocer maldiciones? ¿deshacerlas?- tanteé el terreno planteando las cuestiones de modo algo enigmático, aunque por culpa de la aparición de Ian no pude seguir preguntando. Alcé levemente la comisura de un lado de la boca al girarme hacia él, mostrando mi desagrado por verle allí. - Y aquí está tu apéndice.
El tema de Desmond prefirió no continuarlo. Le dolía demasiado así que lo enterró profundamente y decidiría que la próxima vez que Wthyr mencionara a su hermano le sellaría la boca con cemento. Tras aquello, su cara de hizo que le respondiera el gesto con los ojos entrecerrados antes de finalmente reír limpiamente por su sarcasmo, se metió las manos en los bolsillos del abrigo y negó con la cabeza. Aquella imagen le resultaba terrorífica y al mismo tiempo absolutamente horrorosa -Oh, Wthyr…- Suspiró, parando de reírse sintiéndose algo peculiar de que le robara una risa tan fuerte y tan espontánea.
-Mira Wthyr…Quizás vuestro Avalon es el puto paraíso, pero si fuera así os habría sido suficiente, os habríais quedado allí…O quizás hubieseis tenido puto corazón para abrirlo a los millones de magos y brujas que perecieron a manos de los humanos y la maldita guerra de mierda…- Arqueó las cejas, retándole a que le respondiera -Así que puede estar hecho por hadas y ser idílico, puede ser el lugar donde mis antepasados sembraron raíces pero… ¿De qué me ha servido? De nada… Así que… No juzgaré el lugar, tienes razón, juzgaré a esos que se quedaron escondidos allí esperando para atacar en el momento más vulnerable...Ni te preocupes en contestar, seguro tienes excelentes argumentos que crees que me servirán-
El tema de Shyvanna y Giordano le tocaba las narices, porque sabía que Giordano había estado agobiado y Markus ni más ni menos. Pero el italiano tendría que enfrentarse a un duelo que no quería por orgullo -¿Qué demonios voy a saber yo de tus hermanos? No los conozco, tú eres el único con el que he hablado- Alzó los hombros restándole importancia -Pero que sepas que los matrimonios concertados están pensados para que ambas partes estén de acuerdo. ¿Le preguntaste a Giordano qué tal le iba? Porque…- Estuvo a punto…A punto… Entonces se detuvo. Observó a Wthyr a los ojos como si de pronto hubiese caído en algo interesante, algo que él no y sonrió de lado. Apartó la mirada hacia el paisaje con una semi sonrisa pérfida en sus labios y se encogió dentro de su abrigo y bufanda un poco.
-No. No estoy diciendo eso- Expresó con la sonrisa diluyéndose de sus labios para mantenerlos quietos en una mueca. Porque no…No quería seguir durmiendo con la amenaza sobre su cabeza -No quiero otra guerra, Wthyr- Confesó, esta vez, su mirada se torno oscura y quizás un poco nostálgica. Su ceño se frunció con suavidad -No me cuesta comprenderlo, me cuesta hablar contigo porque eres un denso, parece que siempre vas con segundas y me toca las narices tu actitud de superioridad ¿Lo entiendes o te lo explico con dibujitos?- Le dijo y se giró hacia él soltando el aire como si estuviera liberándose de un peso -No sé cómo puedo confiar en ti porque no me gusta hacerlo en nadie. Te sonará a cuento triste, pero he sido traicionada muchas veces. Y tú y tu linaje tenéis una historia con el mío que me despierta muchas cosas excepto tranquilidad-
El tema de las maldiciones la cogió un poco desprevenida -Sí, sé hacerlo. Lo de deshacer, dependerá. No suelo deshacerlas…- Eso le robó una sonrisa pícara, porque a fin de cuentas, su trabajo era lanzarlas y disfrutar de las consecuencias. De pronto escuchó la voz de Ian y sus ojos brillaron mientras su sonrisa se ensanchaba. De pronto escuchó lo que le dijo Wthyr y arqueó una ceja, volvió la vista hacia él y mantuvo la sonrisa mientras arrugaba la nariz -Oh, mira tus formas para ganar confianza y respeto. Sin duda, eres un ejemplo a seguir- Soltó, con ironía mientras iba hacia Ian y entrelazaba sus dedos con los propios, se quedó mirándolos un momento y recordó brevemente las palabras que el primogénito Pendragon le había dedicado en el parlamento. Quizás estaba suponiendo cosas, quizás no -Sólo puedo esperar que algún día encuentres una felicidad como la mía. Y eso, Wthyr, es con absoluta sinceridad- Mencionó y luego miró a Ian con cariño -Pintaré en casa… ayúdame a recoger, por favor- Murmuró tirando suavemente de él para que fueran los dos a por el caballete, el taburete y todo lo demás. Tras eso miró una última vez a Wthyr de forma enigmática y se desapareció junto a Ian.
-Mira Wthyr…Quizás vuestro Avalon es el puto paraíso, pero si fuera así os habría sido suficiente, os habríais quedado allí…O quizás hubieseis tenido puto corazón para abrirlo a los millones de magos y brujas que perecieron a manos de los humanos y la maldita guerra de mierda…- Arqueó las cejas, retándole a que le respondiera -Así que puede estar hecho por hadas y ser idílico, puede ser el lugar donde mis antepasados sembraron raíces pero… ¿De qué me ha servido? De nada… Así que… No juzgaré el lugar, tienes razón, juzgaré a esos que se quedaron escondidos allí esperando para atacar en el momento más vulnerable...Ni te preocupes en contestar, seguro tienes excelentes argumentos que crees que me servirán-
El tema de Shyvanna y Giordano le tocaba las narices, porque sabía que Giordano había estado agobiado y Markus ni más ni menos. Pero el italiano tendría que enfrentarse a un duelo que no quería por orgullo -¿Qué demonios voy a saber yo de tus hermanos? No los conozco, tú eres el único con el que he hablado- Alzó los hombros restándole importancia -Pero que sepas que los matrimonios concertados están pensados para que ambas partes estén de acuerdo. ¿Le preguntaste a Giordano qué tal le iba? Porque…- Estuvo a punto…A punto… Entonces se detuvo. Observó a Wthyr a los ojos como si de pronto hubiese caído en algo interesante, algo que él no y sonrió de lado. Apartó la mirada hacia el paisaje con una semi sonrisa pérfida en sus labios y se encogió dentro de su abrigo y bufanda un poco.
-No. No estoy diciendo eso- Expresó con la sonrisa diluyéndose de sus labios para mantenerlos quietos en una mueca. Porque no…No quería seguir durmiendo con la amenaza sobre su cabeza -No quiero otra guerra, Wthyr- Confesó, esta vez, su mirada se torno oscura y quizás un poco nostálgica. Su ceño se frunció con suavidad -No me cuesta comprenderlo, me cuesta hablar contigo porque eres un denso, parece que siempre vas con segundas y me toca las narices tu actitud de superioridad ¿Lo entiendes o te lo explico con dibujitos?- Le dijo y se giró hacia él soltando el aire como si estuviera liberándose de un peso -No sé cómo puedo confiar en ti porque no me gusta hacerlo en nadie. Te sonará a cuento triste, pero he sido traicionada muchas veces. Y tú y tu linaje tenéis una historia con el mío que me despierta muchas cosas excepto tranquilidad-
El tema de las maldiciones la cogió un poco desprevenida -Sí, sé hacerlo. Lo de deshacer, dependerá. No suelo deshacerlas…- Eso le robó una sonrisa pícara, porque a fin de cuentas, su trabajo era lanzarlas y disfrutar de las consecuencias. De pronto escuchó la voz de Ian y sus ojos brillaron mientras su sonrisa se ensanchaba. De pronto escuchó lo que le dijo Wthyr y arqueó una ceja, volvió la vista hacia él y mantuvo la sonrisa mientras arrugaba la nariz -Oh, mira tus formas para ganar confianza y respeto. Sin duda, eres un ejemplo a seguir- Soltó, con ironía mientras iba hacia Ian y entrelazaba sus dedos con los propios, se quedó mirándolos un momento y recordó brevemente las palabras que el primogénito Pendragon le había dedicado en el parlamento. Quizás estaba suponiendo cosas, quizás no -Sólo puedo esperar que algún día encuentres una felicidad como la mía. Y eso, Wthyr, es con absoluta sinceridad- Mencionó y luego miró a Ian con cariño -Pintaré en casa… ayúdame a recoger, por favor- Murmuró tirando suavemente de él para que fueran los dos a por el caballete, el taburete y todo lo demás. Tras eso miró una última vez a Wthyr de forma enigmática y se desapareció junto a Ian.
No comprendí la risa de Catherine ante el comentario irónico de matriarca, ya fuese porque no lo imaginaba para nada o porque alguna vez lo había tenido tenido entre sus vanidosos planes. Escuché con cierta indiferencia sus acusaciones sobre no haber abierto Ávalon durante la guerra, pasando de contestar incluso antes que ella me dijese que no me molestase en hacerlo. - Claro que no nos conoces, porque no quieres hacerlo y siempre estás agresiva, a la defensiva. - repliqué cuando habló de no conocer a mis hermanos, soltando después una risa irónica al escuchar los términos de los matrimonios concertados. - Qué ingenua. Crees que en los matrimonios concertados están todos de acuerdo. Cómo se nota que eres una niña caprichosa a la que han dejado casarse con quien quiera. - al menos aclaró que no quería otra guerra, aunque por cómo se comportaba a veces dudaba que eso fuese cierto. Daba la impresión de que quería provocarnos para que fuésemos nosotros los que diésemos el primer paso hacia el fin de las negociaciones, hacia la guerra.
Admitió que le costaba hablar conmigo, así que aquello no era problema mío, sino suyo. - Mira quién habló de actitud de superioridad. No, deja lo de tus dibujitos, son tan malos que no lo entendería. - repliqué en forma de pulla con desinterés, aunque sí que presté atención a lo de su triste historia de traiciones. Nadie nos fiábamos de nadie. Mi rostro reflejó cierta decepción ante aquello de que no solía deshacer maldiciones, aunque no dijo si era porque no sabía o porque no quería. La sonrisa pícara me inclinaba a pensar lo segundo. Ella no querría averiguar si realmente pesaba una maldición sobre mí, y en caso de saberlo no querría deshacerla. Tal vez sólo podía ser a la fuerza. La aparición del licántropo provocó que el tema quedase inconcluso. Comenzaron a recoger mientras ella me deseaba eso de encontrar la felicidad, unas palabras que encontré bastante falsas a pesar de que Catherine dijese que era con sinceridad.
- La felicidad nunca es permanente...harías bien en recordarlo para evitar caídas más duras. - mi respuesta tenía un matiz de advertencia, pero también algo amargo. Me quedé unos segundos mirando las huellas que habían dejado con sus pisadas en la nieve, aunque sin fijarme en ellas realmente. - Qué muchacha más insufrible. - murmuré por lo bajo antes de desaparecer en dirección a la arena del coliseo para regresar con Smaug. Esperé a que desenroscase la cola y desplegase las alas, subiendo a su lomo antes de que elevase el vuelo para alejarnos de allí volando.
Admitió que le costaba hablar conmigo, así que aquello no era problema mío, sino suyo. - Mira quién habló de actitud de superioridad. No, deja lo de tus dibujitos, son tan malos que no lo entendería. - repliqué en forma de pulla con desinterés, aunque sí que presté atención a lo de su triste historia de traiciones. Nadie nos fiábamos de nadie. Mi rostro reflejó cierta decepción ante aquello de que no solía deshacer maldiciones, aunque no dijo si era porque no sabía o porque no quería. La sonrisa pícara me inclinaba a pensar lo segundo. Ella no querría averiguar si realmente pesaba una maldición sobre mí, y en caso de saberlo no querría deshacerla. Tal vez sólo podía ser a la fuerza. La aparición del licántropo provocó que el tema quedase inconcluso. Comenzaron a recoger mientras ella me deseaba eso de encontrar la felicidad, unas palabras que encontré bastante falsas a pesar de que Catherine dijese que era con sinceridad.
- La felicidad nunca es permanente...harías bien en recordarlo para evitar caídas más duras. - mi respuesta tenía un matiz de advertencia, pero también algo amargo. Me quedé unos segundos mirando las huellas que habían dejado con sus pisadas en la nieve, aunque sin fijarme en ellas realmente. - Qué muchacha más insufrible. - murmuré por lo bajo antes de desaparecer en dirección a la arena del coliseo para regresar con Smaug. Esperé a que desenroscase la cola y desplegase las alas, subiendo a su lomo antes de que elevase el vuelo para alejarnos de allí volando.
Caía la tarde cuando llegué alli tras haber cumplido con los recados del día, y ya no quedaba nada más que hacer por esa jornada. Había estado practicamente todo el rato encerrado en mi taller, diseñando el modelo que me habia encargado Rasputín, solo dibujando y diseñando, hasta haberlo completado; y cuando no, con mi abuela, compartiendo aquella botella que le habia llevado del bar y charlando de cosas. Me faltaban materiales para ponerme a realizarlo, y probablemente, como era un diseño sencillo similar al que yo tenía, se lo encargaría a alguno de mis aprendices, que....llevaban mucho tiempo tranquilos. Yo supervisaría el toque final, y ya. Ademas, le había dicho a Arleen que iba a volver a dar clases.
Aquí habia venido porque...no lo tenía claro. El en taller estaba mi nonna, descansando y roncando con sus macutos preparados para irse a Roma en cuanto a mi me diera la gana de instalarle el GPS al grifo. Pero me había llevado mi botella de vino de Avalon, regalo de Gwen, y mi cuaderno de dibujos.
El coliseo estaba desierto, alli no habia nadie, y al estar en el extrarradio de la isla era perfecto. Necesitaba soledad. Necesitaba que el exterior se correspondiera con lo que habia en el interior, para descansar. Ese estúpido sentimiento de aislamiento no desaparecía si no que al contrario, crecía por momentos. Y eso era lo único que sabía. Así que me senté al borde de la isla, dejando colgar los pies por el borde. Descorché la botella y brindé con ella hacia la nada, el cielo y el vacío, antes de pegar un trago.
El mejor vino, sin lugar a dudas...
Aquí habia venido porque...no lo tenía claro. El en taller estaba mi nonna, descansando y roncando con sus macutos preparados para irse a Roma en cuanto a mi me diera la gana de instalarle el GPS al grifo. Pero me había llevado mi botella de vino de Avalon, regalo de Gwen, y mi cuaderno de dibujos.
El coliseo estaba desierto, alli no habia nadie, y al estar en el extrarradio de la isla era perfecto. Necesitaba soledad. Necesitaba que el exterior se correspondiera con lo que habia en el interior, para descansar. Ese estúpido sentimiento de aislamiento no desaparecía si no que al contrario, crecía por momentos. Y eso era lo único que sabía. Así que me senté al borde de la isla, dejando colgar los pies por el borde. Descorché la botella y brindé con ella hacia la nada, el cielo y el vacío, antes de pegar un trago.
El mejor vino, sin lugar a dudas...
Después de ubicar a Gio le había dicho a Ian que iría a verle. Se encontraba mejor físicamente, había recuperado apenas algo de sueño y se había dado por vencida con Aelin y la lactancia, no había manera, la odiaba. Y si iba a buscar a Gio no era por haber leído sus mensajes con Tesla, ni nada sobre el árbol.
Era el único que, como ella, tenía una relación complicada con los Pendragon. Aún así…reflexionó, nunca le habían llamado traidor.
Tampoco se había casado.
Apareció en el coliseo con un vestido negro de manga corta y empezó a buscarlo, encontrándolo poco después. Avanzó sintiendo, o esperando, que de todo el mundo; él pudiera comprenderla y se le humedeció la mirada porque si Gio no le entendía, no le quedaba nadie.
Se sentó a su lado en silencio y estuvieron un rato así sin que le pasará desapercibido ni el cuaderno ni la botella. Ella también quería pintar…cerró los ojos con fuerza al recordar todos los dibujos que había dejado en su escritorio. Tenía que decirle a Eretria que los quitará antes de que los viera Wthyr.
Catherine recordó la última vez que estuvo allí y lo que le había deseado a Wthyr. Irónico el destino que le dio la oportunidad de otorgarle esa felicidad para después arrebatársela. Sintió que, de nuevo, tenía ganas de llorar y cuando habló ya las lágrimas recorrían su rostro pero lo hizo con una leve sonrisa - Le he usurpado el puesto a Sean. Soy la más llorona- Murmuró limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano porque pese a todo creía que era la primera vez que lloraba delante de Giordano.
Era el único que, como ella, tenía una relación complicada con los Pendragon. Aún así…reflexionó, nunca le habían llamado traidor.
Tampoco se había casado.
Apareció en el coliseo con un vestido negro de manga corta y empezó a buscarlo, encontrándolo poco después. Avanzó sintiendo, o esperando, que de todo el mundo; él pudiera comprenderla y se le humedeció la mirada porque si Gio no le entendía, no le quedaba nadie.
Se sentó a su lado en silencio y estuvieron un rato así sin que le pasará desapercibido ni el cuaderno ni la botella. Ella también quería pintar…cerró los ojos con fuerza al recordar todos los dibujos que había dejado en su escritorio. Tenía que decirle a Eretria que los quitará antes de que los viera Wthyr.
Catherine recordó la última vez que estuvo allí y lo que le había deseado a Wthyr. Irónico el destino que le dio la oportunidad de otorgarle esa felicidad para después arrebatársela. Sintió que, de nuevo, tenía ganas de llorar y cuando habló ya las lágrimas recorrían su rostro pero lo hizo con una leve sonrisa - Le he usurpado el puesto a Sean. Soy la más llorona- Murmuró limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano porque pese a todo creía que era la primera vez que lloraba delante de Giordano.
Cuando llegó Catherine la miré brevemente mientras se sentaba a mi lado con los pies colgando por el borde de la isla. El hecho de que no rompiera el silencio se me hizo agradable. En esa esquina de nuestro mundo había paz, y quizá el silencio entre ambos me dijo mucho más que cualquier palabra.
Pegué otro trago al vino, y cuando Cath por fin habló, ladeé mi cabeza hacia ella. Estaba llorando, pero la frase habia sido...demasiado.
- No sé si reirme o saltar por el borde. El chiste nº1 de Catherine. - estiré el brazo y le ofrecí la botella de vino, para ella, que le hacia falta tambien. Me parecía que era la primera vez que la veía llorar. Luego, definitivamente, el chiste caló en mi y empecé a reirme, sí, me dio la risa tonta al final y me tuve que tapar la cara. Suspiré por fin cuando se me pasó un poco y negué con la cabeza. - Para tí el podio. Yo me conformo con el tercer puesto. ¿cómo estas?
Pegué otro trago al vino, y cuando Cath por fin habló, ladeé mi cabeza hacia ella. Estaba llorando, pero la frase habia sido...demasiado.
- No sé si reirme o saltar por el borde. El chiste nº1 de Catherine. - estiré el brazo y le ofrecí la botella de vino, para ella, que le hacia falta tambien. Me parecía que era la primera vez que la veía llorar. Luego, definitivamente, el chiste caló en mi y empecé a reirme, sí, me dio la risa tonta al final y me tuve que tapar la cara. Suspiré por fin cuando se me pasó un poco y negué con la cabeza. - Para tí el podio. Yo me conformo con el tercer puesto. ¿cómo estas?
Volvió la cabeza hacia él cuando habló, sonriendo un poco mientras cogía la botella con curiosidad. Vino…Nunca había sido de beber nada pero hoy…Hoy lo necesitaba. Tenía que firmar los papeles hoy pero no había reunido la voluntad para ir a Ávalon. Miró hacia el borde con el corazón apretado mientras empinaba la botella y bebía un trago, degustando el licor y decidiendo que…No era tan malo como la cerveza, podía soportarlo.
-Si saltaras por el borde… ¿Quién te gustaría que estuviera abajo esperándote? ¿En quién depositarías tu confianza ciega para saber que te atraparía?- Preguntó sin mirarlo pensando en su propia respuesta y cerró los ojos cuando le escuchó reírse, notando que a ella también le daba un poco de gracia su chiste y se rió con él. Joder…¿hace cuánto tiempo no se reía? ¿Cuándo era la última vez, consciente, que se había reído? Y… Pensó que una de esas…Muy muy espontáneas había sido en la coronación cuando habían hecho maniobras con Thauren.
- ¿Crees que Sean me retará a duelo por el primero? Eso de ser segundón no va con él- Mencionó suspirando antes de escuchar su siguiente pregunta y se quedó en silencio para luego mirarle -No lo sé- Le confesó con total sinceridad -Tengo que ir a Ávalon a firmar el divorcio con Wthyr y he vuelto con Ian, con Aedan y Aelin. Zephyr se quedará con Wthyr…Es su primogénito, su heredero- Y el único hijo que tenía vivo, Catherine prefería sacrificar su corazón que hacerle más daño.
-Y siento que… estoy en caída libre- Dijo mirando hacia abajo, hacia el borde, moviendo suavemente sus pies -No tengo nada a lo que agarrarme, no tengo control, sólo la certeza de que hay un suelo donde voy a estrellarme y no sé quién va a recoger los pedazos-
-Si saltaras por el borde… ¿Quién te gustaría que estuviera abajo esperándote? ¿En quién depositarías tu confianza ciega para saber que te atraparía?- Preguntó sin mirarlo pensando en su propia respuesta y cerró los ojos cuando le escuchó reírse, notando que a ella también le daba un poco de gracia su chiste y se rió con él. Joder…¿hace cuánto tiempo no se reía? ¿Cuándo era la última vez, consciente, que se había reído? Y… Pensó que una de esas…Muy muy espontáneas había sido en la coronación cuando habían hecho maniobras con Thauren.
- ¿Crees que Sean me retará a duelo por el primero? Eso de ser segundón no va con él- Mencionó suspirando antes de escuchar su siguiente pregunta y se quedó en silencio para luego mirarle -No lo sé- Le confesó con total sinceridad -Tengo que ir a Ávalon a firmar el divorcio con Wthyr y he vuelto con Ian, con Aedan y Aelin. Zephyr se quedará con Wthyr…Es su primogénito, su heredero- Y el único hijo que tenía vivo, Catherine prefería sacrificar su corazón que hacerle más daño.
-Y siento que… estoy en caída libre- Dijo mirando hacia abajo, hacia el borde, moviendo suavemente sus pies -No tengo nada a lo que agarrarme, no tengo control, sólo la certeza de que hay un suelo donde voy a estrellarme y no sé quién va a recoger los pedazos-
La miré con aprobación cuando aceptó mi botella y bebió.
"Muy bien, ahora sí estamos perdidos"
- que pregunta más fácil... Nadie... Mis alas se activarian y me harían subir aquí otra vez. Tienen un sistema... Detección de perdida de altura brusca y se activan cuando..
"Espera creo que es un test de confianza"
- ... No lo sé.- respondí porque... Al final... Todos se alejaban. Sean, Arleen, Gwen.... Tenían sus propios asuntos, familias, proyectos o problemas.
Lo de Sean había sido muy gracioso y nos habíamos reído los dos por la estupidez.
- oh sí, odia perder. Llorará por ser el segundo y entonces será el primero otra vez. Pero tranquila, a ti también se te pone una carita adorable cuando lloras, la mayoría de la gente se pone... No se...feisima. -
Escuche aquello del divorcio y la miré extrañado... Porque estaba llorando.
- no es eso lo que deseabas entonces? - suspiré y apoyé mi cabeza en su hombro, quitandole la botella para beber más antes de pasarsela de nuevo.
- Bueno. Hoy puedes agarrarte a esta botella. Compartiré contigo y prometo no soltarla. Mientras tú sigas agarrada- no tenía muchos más consejos para ella, pero entendía perfectamente su sensación asi que...
- por cierto era una metáfora.
"Muy bien, ahora sí estamos perdidos"
- que pregunta más fácil... Nadie... Mis alas se activarian y me harían subir aquí otra vez. Tienen un sistema... Detección de perdida de altura brusca y se activan cuando..
"Espera creo que es un test de confianza"
- ... No lo sé.- respondí porque... Al final... Todos se alejaban. Sean, Arleen, Gwen.... Tenían sus propios asuntos, familias, proyectos o problemas.
Lo de Sean había sido muy gracioso y nos habíamos reído los dos por la estupidez.
- oh sí, odia perder. Llorará por ser el segundo y entonces será el primero otra vez. Pero tranquila, a ti también se te pone una carita adorable cuando lloras, la mayoría de la gente se pone... No se...feisima. -
Escuche aquello del divorcio y la miré extrañado... Porque estaba llorando.
- no es eso lo que deseabas entonces? - suspiré y apoyé mi cabeza en su hombro, quitandole la botella para beber más antes de pasarsela de nuevo.
- Bueno. Hoy puedes agarrarte a esta botella. Compartiré contigo y prometo no soltarla. Mientras tú sigas agarrada- no tenía muchos más consejos para ella, pero entendía perfectamente su sensación asi que...
- por cierto era una metáfora.
La respuesta de Giordano hizo que reflexionara con una triste sonrisa. No carecía de razón. ¿Por qué habría que depositar su seguridad en alguien que no fuese él mismo? Wthyr le había dicho que no era responsable de su felicidad y viceversa. Bueno…Podría no ser responsable de su felicidad, pero sí de su dolor. Miró hacia abajo con curiosidad. ¿Confiaba en sí misma para salvarse?
Había personas… Sí, ella por ejemplo sabía que Matvey y su padre la atraparían. Y curiosamente…Confiaba más en Matvey que en Stavron. Ian también y Wthyr. Pero si tuviera que elegir, no lo sabía. Volvió la vista hacia él -Si me lo pidieras, yo lo haría- Le aseguró, para que lo tuviera en cuenta. Era la pura verdad, pero no conocía tanto a Gio en cuanto a sociabilidad; quizás tenía gente más importante que ella.
Se rió suavemente cuando dijo que a ella se le ponía cara cuchi y bebió otro trago del vino -Quizás lo ponga en mi currículo. Catherine Le Fay, la rompemaldiciones, Descendiente de Morgana Le Fay y miembro del Consejo de los 20. PD: Me veo bonita cuando lloro- Aunque tal vez era por eso que el destino se empeñaba tanto con ella.
Se quedó en silencio ante su pregunta, al menos durante un rato -Tengo sentimientos por Wthyr- Le dijo y cerró los ojos, sintiendo que las lágrimas volvían a descender -Y amo a Ian- Se humedeció los labios lentamente -Es sólo que… Me creí con la libertad de permitirme cosas con Wthyr porque creí que estaría para siempre con él. Le di mi palabra y se lo aclaré a Ian…Pero Ian me… - La puso entre la espada y la pared y ella prefería perder su credibilidad que perderlo a él - He elegido a Ian pero siento que todo está dando vueltas a mi alrededor y no sé cómo pararlo- Explicó.
Ella apoyó su cabeza en la de él. Ninguno de los dos era mucho de contacto, era Sean Don Abracitos el que tenía facilidad con eso. Pero allí, allí, con ese pequeño gesto se sintió reconfortada y apoyó su propia cabeza en la de él escuchando sus palabras que, en el fondo, la emocionaron -Gracias- No tenía más qué decir.
-¿Metáfora? ¿Lo de lanzarte?- Preguntó y miró de nuevo hacia sus pies, moviéndolos -¿No te preguntas, nunca, si el mundo estaría mejor sin ti? Yo lo hago constantemente-
Había personas… Sí, ella por ejemplo sabía que Matvey y su padre la atraparían. Y curiosamente…Confiaba más en Matvey que en Stavron. Ian también y Wthyr. Pero si tuviera que elegir, no lo sabía. Volvió la vista hacia él -Si me lo pidieras, yo lo haría- Le aseguró, para que lo tuviera en cuenta. Era la pura verdad, pero no conocía tanto a Gio en cuanto a sociabilidad; quizás tenía gente más importante que ella.
Se rió suavemente cuando dijo que a ella se le ponía cara cuchi y bebió otro trago del vino -Quizás lo ponga en mi currículo. Catherine Le Fay, la rompemaldiciones, Descendiente de Morgana Le Fay y miembro del Consejo de los 20. PD: Me veo bonita cuando lloro- Aunque tal vez era por eso que el destino se empeñaba tanto con ella.
Se quedó en silencio ante su pregunta, al menos durante un rato -Tengo sentimientos por Wthyr- Le dijo y cerró los ojos, sintiendo que las lágrimas volvían a descender -Y amo a Ian- Se humedeció los labios lentamente -Es sólo que… Me creí con la libertad de permitirme cosas con Wthyr porque creí que estaría para siempre con él. Le di mi palabra y se lo aclaré a Ian…Pero Ian me… - La puso entre la espada y la pared y ella prefería perder su credibilidad que perderlo a él - He elegido a Ian pero siento que todo está dando vueltas a mi alrededor y no sé cómo pararlo- Explicó.
Ella apoyó su cabeza en la de él. Ninguno de los dos era mucho de contacto, era Sean Don Abracitos el que tenía facilidad con eso. Pero allí, allí, con ese pequeño gesto se sintió reconfortada y apoyó su propia cabeza en la de él escuchando sus palabras que, en el fondo, la emocionaron -Gracias- No tenía más qué decir.
-¿Metáfora? ¿Lo de lanzarte?- Preguntó y miró de nuevo hacia sus pies, moviéndolos -¿No te preguntas, nunca, si el mundo estaría mejor sin ti? Yo lo hago constantemente-
Sonreí de lado porque su ofrecimiento sobre recoger pedazos me pareció sincero y de corazón. En fin...
- Ya lo hiciste. - En Roma. Aquella conversación iba así al parecer, entre cosas serias de las que te volvían el corazón pesado, y chistes ridículos. Como lo de su CV. Era el metodo perfecto para nosotros, al parecer - Yo no te contrataría, que conste, con ese curriculum? Pfff
Suspiré un poco cuando me confesó que tenía sentimientos por Wthyr, lo cual explicaba muchas cosas. Se acababa de dar cuenta ahora que se habia roto la maldicion y ya no tenia por qué seguir...?
- Dividida entre dos amores. - me quedé mirando a las nubes con aquel gesto de empanamiento, aunque en realidad estaba pensando en muchas cosas a la vez. Entendía que ella se sintiera dividida, ademas, Wthyr.... en fin, todos lo veían como un monstruo y el tipo sin duda tenía muchas cosas que pulir, pero al igual que Gwen... incluso Shyvanna...o Darren ...no eran los malos del film. También se me ocurrió pensar que al menos, ella tenía donde elegir.
Dos personas que la amaban. Pero claro, ahi el daño lo hacia ella. - Puede ser que te...disculpa mi redundancia, te duela más causar dolor, que recibirlo tú misma? - dije frunciendo mi ceño con los ojos entrecerrados, en un momento de extraña lucidez. Sería el vino?
- Ahora, eso es muy poético, querida amiga. Dame el vino. Si no fueras tan llorica como Sean -o más-, no estarías llorando porque dos hombretones te aman. Tú no mandas sobre el corazon, ni el tuyo ni el de nadie. Solo sobre...sus cabezas,...ya sabes - hice gestos con los dedos de la mano libre, en plan bruja controlando la mente, y ladeé la botella para beber porque seguia apoyado en su hombro, y ella a su vez en mi cabeza. - Aham. - respondí a lo de la metáfora. Lo que dijo a continuación confirmó mi pequeña teoria anterior. No? Tenía sentido. Pensé, la maldita Catherine me estaba haciendo pensar mucho sobre ...todo. Si lo habia pensado? No...mas bien, lo había sentido.
- En todo caso, pienso que el mundo seguiría igual - no se cantearía lo más minimo. - Bueno definitivamente Mei y Newton estarían mejor pero... - hice una mueca y encogí mis hombros. - No puedo atribuirme el mérito de todo. Y tú lo mismo.
- Ya lo hiciste. - En Roma. Aquella conversación iba así al parecer, entre cosas serias de las que te volvían el corazón pesado, y chistes ridículos. Como lo de su CV. Era el metodo perfecto para nosotros, al parecer - Yo no te contrataría, que conste, con ese curriculum? Pfff
Suspiré un poco cuando me confesó que tenía sentimientos por Wthyr, lo cual explicaba muchas cosas. Se acababa de dar cuenta ahora que se habia roto la maldicion y ya no tenia por qué seguir...?
- Dividida entre dos amores. - me quedé mirando a las nubes con aquel gesto de empanamiento, aunque en realidad estaba pensando en muchas cosas a la vez. Entendía que ella se sintiera dividida, ademas, Wthyr.... en fin, todos lo veían como un monstruo y el tipo sin duda tenía muchas cosas que pulir, pero al igual que Gwen... incluso Shyvanna...o Darren ...no eran los malos del film. También se me ocurrió pensar que al menos, ella tenía donde elegir.
Dos personas que la amaban. Pero claro, ahi el daño lo hacia ella. - Puede ser que te...disculpa mi redundancia, te duela más causar dolor, que recibirlo tú misma? - dije frunciendo mi ceño con los ojos entrecerrados, en un momento de extraña lucidez. Sería el vino?
- Ahora, eso es muy poético, querida amiga. Dame el vino. Si no fueras tan llorica como Sean -o más-, no estarías llorando porque dos hombretones te aman. Tú no mandas sobre el corazon, ni el tuyo ni el de nadie. Solo sobre...sus cabezas,...ya sabes - hice gestos con los dedos de la mano libre, en plan bruja controlando la mente, y ladeé la botella para beber porque seguia apoyado en su hombro, y ella a su vez en mi cabeza. - Aham. - respondí a lo de la metáfora. Lo que dijo a continuación confirmó mi pequeña teoria anterior. No? Tenía sentido. Pensé, la maldita Catherine me estaba haciendo pensar mucho sobre ...todo. Si lo habia pensado? No...mas bien, lo había sentido.
- En todo caso, pienso que el mundo seguiría igual - no se cantearía lo más minimo. - Bueno definitivamente Mei y Newton estarían mejor pero... - hice una mueca y encogí mis hombros. - No puedo atribuirme el mérito de todo. Y tú lo mismo.
Le observó un momento cuando mencionó que ya lo había hecho y por ello le sonrió, sí, algo bueno había salido de todo ese lío. Era absolutamente cierto -Y lo volvería a hacer- Le hizo saber golpeando suavemente su pierna con un puño antes reírse brevemente por lo del CV -Ah… bueno, otra cosa con la que tendré que vivir- Murmuró con un poco de tranquilidad, un poco al menos.
Pero el resto de la conversación era distinta, más densa y apreció que Gio no la observará de forma juiciosa. Matvey lo había hecho, o al menos eso había percibido ella en Roma. Los dos se quedaron en silencio después de que hablará de la división pero lo que no se esperó fue el siguiente planteamiento. Durante un largo rato pensó, simplemente, se dedicó a analizarlo y asintió -También- Reconoció -La cosa es Gio que yo he aprendido a vivir en constante dolor. Siempre hay algo ¿Sabes? Algo que se atraviesa y destruye todo cuando creo que finalmente lo tengo arreglado, que ya está, que tengo la vida solucionada. Y entonces… viene algo y lo destruye. Me pasó en Navidad… hacia años que no sonreía o me reía así y en enero todo se fue a la mierda. Y yo… no quiero que nadie tenga que vivir así. Wthyr e Ian, ninguno ha tenido la vida fácil por distintos motivos y yo estoy HARTA de ser un motivo de sus quebraderos de cabeza- Habló, habló y habló -No me digas que no soy responsable de la felicidad de los demás sino de la mía. Ya lo sé pero… joder… me estoy cayendo y solo se que cualquier ápice de paz y felicidad que tenga ahora será temporal, sé que todo se va a ir a la mierda otra vez pero no estoy segura de que podré afrontarlo y no quería, no quiero, que ellos se sientan como yo-
Se tomó un respiro, y con él, un largo trago del vino antes de cerrar los ojos y respirar. Se había agitado un poco al hablar con tanta vehemencia pero era la realidad. Le escuchó y cuando mencionó lo de las cabezas se le fue una risa -He tenido que drogarme para evitar caer en eso… sólo quería tenerlo todo. Tenerlos a los dos. Y que se jodiera el mundo- Negó un poco -Pero no estaría bien. No puedo ser así de egoísta. Está mal. ¿Verdad? Está muy mal- Sí, Wthyr se lo había recordado y Catherine lo sabía solo… que estaba tan ida. Tan perdida.
-Umm…- Vale, no era la única, se sentía mejor -Yo creo que no seguiría igual, que mucha gente a mi alrededor estaría mejor - Como Azahar e Ian. Aún así tras la última frase de Giordano Catherine cerró los ojos -Hmm- No añadió nada más, simplemente volvió a quedarse en silencio compartiendo la vista que se les presentaba con la botella de vino como complemento del deprimido trío -Es el primer vino que podría soportar. Espero que tengas más en tu casa, iré a robarte-
Off: algo = user empeñadisima en hacerte sufrir, date cuenta amiga
Pero el resto de la conversación era distinta, más densa y apreció que Gio no la observará de forma juiciosa. Matvey lo había hecho, o al menos eso había percibido ella en Roma. Los dos se quedaron en silencio después de que hablará de la división pero lo que no se esperó fue el siguiente planteamiento. Durante un largo rato pensó, simplemente, se dedicó a analizarlo y asintió -También- Reconoció -La cosa es Gio que yo he aprendido a vivir en constante dolor. Siempre hay algo ¿Sabes? Algo que se atraviesa y destruye todo cuando creo que finalmente lo tengo arreglado, que ya está, que tengo la vida solucionada. Y entonces… viene algo y lo destruye. Me pasó en Navidad… hacia años que no sonreía o me reía así y en enero todo se fue a la mierda. Y yo… no quiero que nadie tenga que vivir así. Wthyr e Ian, ninguno ha tenido la vida fácil por distintos motivos y yo estoy HARTA de ser un motivo de sus quebraderos de cabeza- Habló, habló y habló -No me digas que no soy responsable de la felicidad de los demás sino de la mía. Ya lo sé pero… joder… me estoy cayendo y solo se que cualquier ápice de paz y felicidad que tenga ahora será temporal, sé que todo se va a ir a la mierda otra vez pero no estoy segura de que podré afrontarlo y no quería, no quiero, que ellos se sientan como yo-
Se tomó un respiro, y con él, un largo trago del vino antes de cerrar los ojos y respirar. Se había agitado un poco al hablar con tanta vehemencia pero era la realidad. Le escuchó y cuando mencionó lo de las cabezas se le fue una risa -He tenido que drogarme para evitar caer en eso… sólo quería tenerlo todo. Tenerlos a los dos. Y que se jodiera el mundo- Negó un poco -Pero no estaría bien. No puedo ser así de egoísta. Está mal. ¿Verdad? Está muy mal- Sí, Wthyr se lo había recordado y Catherine lo sabía solo… que estaba tan ida. Tan perdida.
-Umm…- Vale, no era la única, se sentía mejor -Yo creo que no seguiría igual, que mucha gente a mi alrededor estaría mejor - Como Azahar e Ian. Aún así tras la última frase de Giordano Catherine cerró los ojos -Hmm- No añadió nada más, simplemente volvió a quedarse en silencio compartiendo la vista que se les presentaba con la botella de vino como complemento del deprimido trío -Es el primer vino que podría soportar. Espero que tengas más en tu casa, iré a robarte-
Off: algo = user empeñadisima en hacerte sufrir, date cuenta amiga
- Pues yo espero que NO tengas que volver a hacerlo. - le aseguré con una ceja alzada y soltando una socarrona sonrisa. Dios, no, eso sería mala señal.
"vivir en constante dolor? Que puta mierda"
Hice un pucherillo por eso que dijo y cuando me ruló la botella, bebí, antes de volver a pasarsela, cual porro de borrachos. Sin duda, nos la ibamos a acabar. La dejé hablar porque, no se, no paraba. Quizá el vino la habia soltado la lengua, quiza la necesidad, quizá el borde de Ouroboros...joer, que bonito era.
- Bueno pero...te estás cayendo porque...no eres feliz porque...querías tenerlos a los dos y al final no puede ser porque ellos no se aman obviamente... las parejas abiertas poliamorosas tienen que amarse entre todos ya sabes como van estas cosas.... - la miré de reojo cuando admitió que habia tenido que consumir para no caer en la trampa de...tenerlo todo, a los dos.
Me retiré de su hombro y observé su perfil. Si decía que estaba mal, es porque se estaba refiriendo a lo que yo creía? Controlar sus mentes...esclavizarlos a su voluntad. Me recorrío un escalofrio porque eso era lo que habian hecho exactamente conmigo, y miré las puntas de mis botines. Pero tomé aire y me armé de valor para mirarla de nuevo.
- No hagas eso nunca. Por favor. Obligar a alguien a vivir una vida que no es la suya. No te lo digo...como miembro del Consejo...Te lo digo como yo mismo.
"tú no eres así"
- Pero tampoco te pases con la cocaína. Oh y yo estaría peor si te quitases de en medio, asi que quita, olvidalo. Te echariamos de menos, y tus hijos tambien. Y no, no tengo más vino, es edicion limitada de Avalon y no me regalaron muchas botellas. - apuramos el ultimo culillo de botella, y cuando terminamos, la agarré y la arrojé al vacío. - Ciao. Bueno, ahi se van nuestras penas. Creo que va siendo hora de que nos retiremos.
"vivir en constante dolor? Que puta mierda"
Hice un pucherillo por eso que dijo y cuando me ruló la botella, bebí, antes de volver a pasarsela, cual porro de borrachos. Sin duda, nos la ibamos a acabar. La dejé hablar porque, no se, no paraba. Quizá el vino la habia soltado la lengua, quiza la necesidad, quizá el borde de Ouroboros...joer, que bonito era.
- Bueno pero...te estás cayendo porque...no eres feliz porque...querías tenerlos a los dos y al final no puede ser porque ellos no se aman obviamente... las parejas abiertas poliamorosas tienen que amarse entre todos ya sabes como van estas cosas.... - la miré de reojo cuando admitió que habia tenido que consumir para no caer en la trampa de...tenerlo todo, a los dos.
Me retiré de su hombro y observé su perfil. Si decía que estaba mal, es porque se estaba refiriendo a lo que yo creía? Controlar sus mentes...esclavizarlos a su voluntad. Me recorrío un escalofrio porque eso era lo que habian hecho exactamente conmigo, y miré las puntas de mis botines. Pero tomé aire y me armé de valor para mirarla de nuevo.
- No hagas eso nunca. Por favor. Obligar a alguien a vivir una vida que no es la suya. No te lo digo...como miembro del Consejo...Te lo digo como yo mismo.
"tú no eres así"
- Pero tampoco te pases con la cocaína. Oh y yo estaría peor si te quitases de en medio, asi que quita, olvidalo. Te echariamos de menos, y tus hijos tambien. Y no, no tengo más vino, es edicion limitada de Avalon y no me regalaron muchas botellas. - apuramos el ultimo culillo de botella, y cuando terminamos, la agarré y la arrojé al vacío. - Ciao. Bueno, ahi se van nuestras penas. Creo que va siendo hora de que nos retiremos.
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