Panteón de Agripa

Poco había pasado desde que volvieron de la misión, Lyosha huyó de la torre y blablablá. En verdad tenía una vida bastante aburrida, aunque todavía seguía dándole vueltas a lo de la guardia. Era un pensamiento que no se había atrevido a plantear siquiera a Adramelech. Cuando llegó la despedida de la isla sabía que, acompañar al chico, era la decisión correcta, aunque la otra opción le tentaba, era una mierda. Pan para hoy, hambre para mañana.

Al poco de aterrizar la torre en Italia, empezó el ataque, todos los y las hermanas estaban dispuestas a defender la construcción. Sin embargo las órdenes eran otras, al menos para un grupo numerario de Souls. Por su parte podría haberse quedado a defender la torre pero, que Adramalech fuera ordenado para atravesar el portal y que Lysoha se fuese a quedar en la torre fueron determinantes para cruzar el portal, aunque me hubiera encantado repartir somantas de palos. A uno no le podía dejar solo, porque cada vez que lo hacía le pasaba algo. A la otra no la aguantaba (y estaba segura de que ella a mí tampoco, pero mira, me comía el coño).

Total, que salimos a la plaza donde se sitúa el panteón. Repasé con la mirada los alrededores, siguiendo los rascacielos que rodeaban al panteón. Edificio que juraría que debía haber sido derruido con los ataques de Jupiter (porque era una maldita psicópata). Pero allí estaba de nuevo… precisamente eso: de nuevo. Sacó la pistola de la funda, por si las moscas, la cargó e inspeccionó el terreno por el momento aparentemente tranquilo. -No parece que haya nadie por aquí. Pero no por ello podemos dejar de bajar la guardia- Le indiqué a la mascota para que avanzara, seguido el recién adquirido médico.

Khaled había dispuesto al final el modo en que debíamos distribuirnos para comenzar a inspeccionar el terreno, enviándonos por un portal lejos del asedio de la torre. Me preocupaba un poco abandonar el lugar, pero sabía que entre Lyosha, Khaled y los demás podían encargarse de todo. - A saber quiénes son esos guardiani...- murmuré por lo bajo más para mí que para los demás, echando un vistazo de reojo a mis compañeros de misión. El sanador era nuevo, pero parecía que ya empezaba a adaptarse, y Vanessa...me alegraba ir de nuevo de misión con ella, pero estaba un tanto incómodo. Apenas habíamos hablado nada desde cierto momento. Ahora me daba corte aguantarle la mirada mucho rato, pensando que si no me había dicho nada era porque se arrepentía de aquel beso, que sólo lo había hecho por el estado en el que me encontraba. Yo recordaba a medias, todo como a trozos, con algunas lagunas de por medio. No estaba seguro de lo que le había dicho exactamente ni con qué palabras, sólo sabía que me había "declarado".

- Sí...no parece que haya peligro cerca. - respondí casi como repitiendo sus palabras sin aportar nada nuevo. Qué absurdo todo. Me sentía estúpido. Lo mejor sería hablar únicamente de trabajo, de lo que teníamos entre manos. - Allen, no te separes. - le indiqué al nuevo porque seguro que iba despistado en su primera misión. Me adelanté un poco para fijarme mejor en el panteón, aunque realmente no era el de antes. Lo conocía tan bien que apenas tarde unos segundos en darme cuenta. - Yo me crie por aquí...y este sitio se vino abajo hace mucho. Lo han reconstruido. - me molestaba que no lo hubiesen dejado como estaba, para mi era un sitio importante. Supuse que también para Vanessa, aquí la habían reclutado como Soul Reaper. - Vuelta a los orígenes...- puse el pie en el primer escalón del lugar, sin que sucediese nada particular. Nadie se nos echó encima a pesar de que seguí avanzando, adentrándome poco a poco en el majestuoso panteón que ya no tenía la inscripción M.AGRIPPA.L.F.COS.TERTIVM.FECIT.

- Me pregunto si habrán respetado lo que había bajo la obra original...nosotros vivíamos en las catacumbas. Durante muchos años nos escondimos allí abajo. - bajé la voz mientras levantaba la cabeza para observar los detalles de la nueva construcción, que replicaban los casetones de la cúpula de hormigón y el óculo central.
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éxito: encuentra algo interesante
fallo: nada de nada

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'Probabilidad' :

Estaba de acuerdo con Lyosha, con práctica me acostumbraría a la magia de sanación, pero me interesaba averiguar qué la diferenciaba de la curación sin magia, por el momento no podía definirlo, pero era evidente para mí que había algo, como cuando sientes un sabor un poco diferente en una comida a la que estás habituado pero no sabes bien cuáles especias fueron agregadas o quitadas. Tensé los labios cuando la peliblanca ignoró mi pregunta y asentí cuando Khaled dijo que estaba bien. Alcé las cejas visiblemente interesado en lo que dijo de aprender sobre el origen de los Souls. Comenzaba a entender los gestos de la mujer con el círculo blanco en la frente y su sonrisa auguraba cosas malas. No supe cómo sentirme respecto a irme para hacer el reconocimiento, era como abandonar al resto, pero supuse que tenía cierta lógica, así que atravesé el portal.

Reconocer terreno y encontrar pistas. Miré el paisaje de modernos edificios bañados con la cálida luz del atardecer y luego a mis compañeros; una atractiva mujer de piel bronceada que llevaba recogido su cabello castaño y un hombre escultural de piel morena que usaba corto su pelo negro. Debía concentrarme y no sucumbir ante las tentaciones. Agudice los sentidos, atento a los alrededores. -Ni loco.- Respondí a lo de no separarme esbozando una sonrisa ladina y avancé siguiendo de cerca al pelinegro. Algo en su tono me dió a entender que no estaba feliz con la reconstrucción, me pregunté cómo sería volver a la tierra en la que crecí y verla cambiada, tal vez me desilucionaría. -Un lindo lugar para vivir.- Dije caminando junto a él entre las regias columnas pero lo siguiente que dijo me hizo esbozar una mueca de incomodidad, no debió ser fácil crecer bajo tierra.

-Yo crecí en Sierra Leona, un país africano, rodeado de plantas, bestias y fracturas expuestas. Entonces tenemos a un italiano, un sierraleonés ¿Y tú?¿De dónde eres?- Le pregunté a la castaña, girándome hacia ella. -Mi nombre es Allen Dushambe ¿Ustedes cómo se llaman?- Alcé la vista al techo imaginándome gente viviendo en ese edificio. -¿Los turistas los descubrieron alguna vez?- ¿Por qué se vendría abajo un lugar así? Seguramente porque había gente que no quería a los Soul Reaper allí, seguía habiendo de esa gente. -¿Por qué creen que lo reconstruyeron?- Una idea me hizo mirar nervioso alrededor. -¿Piensan que es posible que sea una trampa?- Aspiré aire queriendo registrar cada aroma. -Los seguiré de cerca pero espero que no les importe cubrirme.-

Emme's Codes







DM: Tirad 1d20 para inspeccionar, necesitais 10 o más para encontrar algo. Si tenéis habilidades de rastreo y sentidos aumentados o similares, tirad dos.

-Pues unos remilgados con nombre de pijo que tratarán de emular a… ve a tú a saber. Pero seguramente sean los nuevos amiguitos de los de los que llamabais ministeriales- Solté con bastante sorna al escuchar a Adamelech elucubrar sobre los Guardiani Magici esos. Era como obvio, joder, que no eran colegas de los renegados, porque de lo contrario tendrían otro nombre más… ¿inclusivo? Qué sabía ella, podría ser…. Friends 4 Ever… aunque eso no parecía muy italiano. No, descartó la idea con una sacudida de pelo. -¿Quieres entrar y lo comprobamos?- Enfundó el arma y empezó a subir las escaleras mientras el arrullo de una paloma denotaba su presencia en los alrededores. El pájaro empezó a volar hacia el cielo sin que nadie viera aquello como una amenaza. Parte del grupo se quedó fuera para vigilar, otro grupo entró al interior.

Accedieron al interior y, a pesar del calor del exterior, el interior era frío. Cuatro veces se había levantado ese edificio, contando con el actual. Pero… No era igual. Reconocía los recovecos, incluso podía identificar el punto geográfico exacto donde Zayra la salvó y donde hablaron, donde el soldado que le acompañaba murió aplastado. Sí, había sido allí, pero a la vez no había sido en aquel lugar que parecía desierto. No se percató de la inscripción del suelo y la rodeó, con las pesadas botas sin prestar atención a la inscripción dirigiéndose a la pared. Las voces de ellos rebotaban contras las paredes desnudas, haciendo eco, al igual que sus sombras proyectadas por la luz que se colaba por el ósculo.

Alcé la ceja cuando el sanador empezó con las rondas de presentaciones, quizá querría saber cómo nos llamábamos para que, en caso de que muriéramos, nos llorara con más pena. Me giré hacia él y le hablé en un tono más confidente, entre nosotros -Vanessa Montenegro. Española, mi cielo. Aquel ratoncillo de por allí es Adramelech Svensson, el nieto del jefe. No le hagas enfadar o te las tendrás que ver con Khaled- Le respondí con una sonrisa burlona, no estando segura de si Adra nos escucharía o no. Me apoyé las manos en la nuca, estirando los codos a ambos lados y no pude evitar que se me escapara una risotada ante el comentario de Allen -¿Turistas? Hace mucho que no vienen turistas a Roma a tirar moneditas a la Fontana de Trevi, a pasear en góndola por Venecia o a hacerse la patética foto mientras sujetan la torre de Pisa. Un chivatazo le dijo al ejército que aquí se escondían gentes con poderes y, en un asalto, lo bombardearon- Se ahorró el añadir que con ella en el interior. Puta Júpiter. Para el resto de preguntas no tenía respuestas por el momento. Todo había cambiado, todo podía ser una trampa o, sencillamente, abandono. -No creo que tardemos mucho en averiguarlo- Le advertí a Allen, girando sobre mí misma para mirar el suelo con cierta distancia viendo, ahora sí, la inscripción.


Lo descubro todo. ADMIN DIME COSAS, puto!

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'Dado (20)' :

Emme's Codes






DM: 19 de 20, buena tirada. Ahora os toca seguir haciendo conjeturas.

- ¿Tú crees que tienen que ver con los ministeriales? - pregunté a Vanessa bajando un poco la voz, con un evidente gesto de desagrado al pensar en esa gente. Luego miré sorprendido a Allen cuando me dijo su país de procedencia, sobre todo porque no era negro y casi todos los que venían de allí lo eran. El apellido tampoco se me hacia muy de allí, pero tal vez fuese porque sus padres emigraron a aquel lugar. No habíamos tenido mucho tiempo para presentaciones formales, pero sabía quién era. - Sí, Lyosha nos habló del nuevo reclutamientamiento y nos dijo tu nombre. Yo me llamo Adramelech. - le eché la mano para presentarme de manera formal, que se sintiese bienvenido a los Soul Reapers. Luego seguí caminando, negando con la cabeza a la pregunta sobre los turistas. Habíamos vivido más tiempo en guerra que en esa normalidad en la que había turismo.

- Ni idea, supongo que recostruyeron porque Roma es una ciudad estratégica y no interesa que esté en ruinas. - volví a indicarle que se quedase cerca, asegurándole que podía estar tranquilo. - Nosotros te cubrimos. Vanessa y yo hemos estado juntos en muchos combates y no nos las arreglamos mal. - miré de reojo a mi compañera para ver qué cara ponía, pero enseguida protesté por llamarme "ratoncillo". - ¡Eh! que se defenderme solo, no metas al ab...a Khaled. - suspiré negando con la cabeza, centrándome de una vez por todas en examinar el lugar. Leí en voz alta la inscripción en latín, traduciéndola por lo bajo de manera inmediata.

- Es como...un homenaje a los ideales de los Soul. ¿Pero por qué lo han escrito? ¿simpatizantes? ¿alguien de aquí que quedase con vida? - no sabíamos lo sucedido con los que podían haber quedado atrás. Perdimos gente, pero no supimos si habían muerto o simplemente desaparecido. Seguí observando a mi alrededor, echando un vistazo a las columnas con inscripciones de números romanos. - ¿Y esto? ¿Por qué del I al VIII? Antes no estaba. - empecé a estrujarme el cerebro para pensar que tenían que ver esos números con los Soul, porque debía estar relacionado con la inscripción del suelo. - No...las calaveras eran doce. O trece actualmente. Pero eso es ahora...antes eran cuatro. Sólo quedaron cuatro en el año 2012. Entonces...doce menos cuatro...son ocho. Esas fueron las que se perdieron, las que tuvieron que ser sacrificadas. ¿Puede ser un recuerdo de lo perdido? Aunque si fuese eso...es muy críptico. - me acerqué a la columna VIII, pasando la mano por el grabado. Era el último número.

- La última que se perdió fue la de nigromancia. - inspiré profundamente al recordar las historias que contaba mi madre, especialmente el modo en que Khaled se sacrificó para salvarnos a todos. También contaba cómo habíamos tenido que destruir las calaveras anteriores, era una historia que conocían los Soul del panteón.

Resoplé con una sonrisa filosa al ver la expresión de sorpresa en el hombre. -Sé lo que piensas, se me aclaró la piel.- Expliqué en broma. -Es chiste, en realidad se usaba mucho el rapto, varias generaciones de blancos secuestrados resultaron en personas de un aspecto como el mío.- Yo mismo había raptado y me había enterado hace poco que, producto de una de esas ocasiones, tenía una hija que estaba en prisión. No era el momento de explayarse pero el recuerdo me hizo sentir remordimiento y la incomodidad en mi expresión era evidente. Asentí cuando dijo que sabían mi nombre, lo suponía porque Khaled me había llamado por mi nombre frente a todos antes, pero prefería presentarme a mí mismo y le estreché la mano con gusto. Adramelech... qué nombre tan curioso. Noté algo raro al sujetar su mano y al mirar encontré que tenía prótesis metálicas... ¡en ambas manos! Ahora fue mi turno de quedar perplejo, sobre todo porque él era capaz de sujetar cosas, eso quería decir que las prótesis no eran simplemente de decoración, deberían estar conectadas directamente con los huesos, músculos y nervios, por lo menos. Mi primer impulso fue querer ver más de cerca las prótesis y donde se unían con su cuerpo, pero me contuve porque habíamos ido allí a reconocer el terreno y encontrar pistas. -Quiero ver esto después.- Dije señalando esas extremidades.

No pude evitar mirar a Vanessa con una mueca algo traviesa cuando me habló de ese modo. Sus curvas daban un exquisito vértigo en el que uno deseaba perderse. -Hmmm- Gruñí roncamente complacido con su procedencia y su fragancia. Miré al pelinegro cuando ella se refirió a él y alcé las cejas al saber que era el nieto de Khaled pero luego sonreí divertido con el ida y vuelta entre ellos. -Ya me las ví con Khaled y su látigo de fuego.- Dije poniendo los ojos en blanco pero luego miré a Adramelech y se me ocurrió que podría no gustarle que hable así de su abuelo. -Me hirió a drede para probar el poder de la calavera que me eligió. Es un hombre difícil.- Yo no conocía mucho a Khaled pero eso último era evidente. Decidí no hacer más preguntas personales porque habíamos dejado a los Souls en medio de un asedio a la torre y contaban con nosotros, así que había que concentrarnos... aunque mi mente no dejó de especular; Khaled tenía toda la pinta de adorar al cabras, no me extrañaría ver que su cabeza comience a dar vueltas sin cesar, y me pasó por la cabeza que las extremidades mutiladas de Adramelech podrían haber sido una especie de sacrificio ¿Se las ofrecieron al diablo como ofrenda? Que escalofriante escenario. Recorrí con la mirada la increíble arquitectura interior de la construcción mientras escuchaba las palabras de Vanessa sobre los turistas, los bombardeos que destruyeron el lugar y luego a Adramelech hablando sobre que Roma es una ciudad estratégica. -Lo que dijo Khaled sobre hacer arder Roma… ¿Lo decía en serio?- Pregunté aprovechando que ellos lo conocían mejor y también para ver qué opinaban al respecto, al menos por sus expresiones corporales. -Excelente, los mantendré lo más sanos posible, es la práctica que necesito para acostumbrarme a la magia.- Respondí cuando el pelinegro aseguró que me cubrirían. -Se siente muy raro, como un hormigueo debajo de la piel ¿saben?- Tal vez ellos habían experimentado algo parecido. Esperaba poder tener la oportunidad más adelante de preguntarles cómo había sido su iniciación, cuál había sido su vida antes de tener magia.

En eso, la castaña señaló marcas en el suelo alrededor de una inscripción en un idioma que no me resultaba familiar y también indicó que había números romanos grabados en algunas columnas. -Creo que es demasiado elaborado para ser una trampa.- Acote a las preguntas de Adramelech. Lo observé mientras hacía sus cálculos y me iba enterando que primero eran doce calaveras, después cuatro en el año 2012 cuando se sacrificaron ocho, siendo la de nigromancia la última en perderse, y ahora son trece. Eso explicaba los grabados pero daba pocas pistas sobre cómo hacer para que se abra lo que sea que hizo esas marcas en el suelo. -De todos modos, muy buen ojo.- Felicité a Vanessa. -Tal vez hay que presionar los grabados en el orden en el que las reliquias perdidas fueron creadas… quiero decir, si la calavera de nigromancia fue la última en perderse podría ser el número ocho pero, si fue la primera en ser creada, el primer número que hay que presionar es el ocho.- En mi mente tenía sentido. Me acerqué a la columna que tenía grabado el número cuatro en números romanos, presioné sobre el grabado para ver si pasaba algo, volví a olfatear el aire y a parar la oreja para seguir investigando.

(Sentidos aumentados por feral, dos dados)

El miembro 'Allen Dushambe' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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#1 'Dado (20)' :


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#2 'Dado (20)' :

Emme's Codes







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DM:

Con la información que tenéis, comenzad a resolver el puzzle.

Si movéis alguna de las palancas/interruptores, tenéis que especificarme cuál (la 1º, 2º etc....en orden, comenzando por la izquierda, sentido de lectura habitual) y si la subís y la bajáis más de una vez, también debéis especificarlo.

Me encogí de hombres ante la pregunta de Adramelech, era una conjetura, no podía asegurar nada -Puede. O puede que no. Lo mismo son los Guardianes de la Magia de Turín, que viendo la cagada de estos años, ha decidido salir de sus cuevas y formar su propia facción de locos- Me encogí de hombros, quizás desvelando por bocazas el secreto mejor guardado de la historia de la magia, pasando al interior siguiendo con las presentaciones y el tema de los colores de la piel, del que tampoco añadió nada, pareciéndole infructífero. Le señalé con los dedos índices y chasqueé la lengua cuando dijo que nos desenvolvíamos bien la batalla. Había que reconocerlo, era verdad. -Podrían haber construido encima. Quizás esto sea obra de los guardianes, quizás no, quizás de SAM, o de otros Souls que hayan podido escapar de la máquina- Tantas opciones…. Ninguna en verdad del todo estúpida ni plausible. Para ello estaban allí. El texto del suelo demostraba lo mismo que ella y Adra habían planteado.

La batallita de Khaled me hizo soltar una carcajada. Typical de los Svensson. -Pues ya conocerás a Lyosha, es capaz de sacarte el hierro de tu sangre, hacerse una puntera para las botas, y una patada en las pelotas con tu propia hemoglobina- Le avisé, amenacé e informé a la vez, añadiendo muy locuazmente, gestos para presentar la magia de la revenant. Y por no hablar, por supuesto, del hermano tarado, pero atractivo, de pelo blanco. O de Zayra… Al final el único normalico de todos era el perrete, al que le dirigí una mirada de soslayo que no sé si pudo captar o no. -Que arda. Qué más da. La volverán a reconstruir sobre sus propios cimientos, otra vez- Dije volviendo la mirada hacia el centro de la sala, bajando desde el ósculo donde se escuchaba el batir de las alas de la paloma, mientras tarareaba la canción de White Skull con el título del tema del que estaban hablando, dándole una palmadita en el hombre al iniciado mientras contaba sus sensaciones.

Me puse de cuclillas sobre la inscripción y me retiré la coleta para que no me molestara, dejándola caer por el hombro. Posé la mirada en la inscripción del suelo y me acerqué más para poder comprobar la mella en las rocas, direccionales, indicando la fricción de las mismas. Paseó el silencio las yemas de los dedos por entre los bloques de piedra tratando de buscar algún agujero más grande de lo habitual y con ello algún tipo de manivela o pulsador que pudiera activar aquello. Sin éxito. -¿Esto siempre ha estado aquí?- Le pregunté a Adramelech, él conocía mejor el edificio y la historia de las calaveras y de los Souls que ella. Si vivían allá abajo accederían por algún lado, ¿no? ¿Por esta puerta quizás? Los números no. Aquello era nuevo. Revisó las columnas grafiadas, y también las otras cuatro que no poseían número. Con todo, faltaría una, la decimotercera calavera que se formó al rescatar la de la nigromancia. Siguió con la mirada a Allen, no había entendido muy bien su elucubración, pero mientras, en su cabeza, seguía sonando aquella banda sonora. Sin embargo, nada pasó -¿No fue la séptima perdida la de la sanación?- Le quería sonar algo de un sacrificio, no estaba segura, solo eran habladurías y cuentos de viejas que contaban entre ellos y esperaba que Adra le indicara que se había equivocado. Pero si aquellos números estaban relacionados con las calaveras, ahora no disponían de ningún nigromante, pero sí de un sanador… y sin embargo… -Electricidad. Metal. Fuego. Y hielo- Se acercó a las columnas sin número, mirando en toda ella cualquier resquicio que no fuera de piedra. Si había metal en ellas lo podría detectar, movilizar, jugar con ello -Estoy pensando, que si yo fuera Soul, y tuviera una entrada secreta, que pudiera activar con magia, no lo haría con las calaveras que se perdieron, sino con las que se conservaron- Dirigí una mirada de soslayo a Adramelech, quizás él también pudiera añadir algo con la calavera de electricidad. -Y, con todo, tu madre me enseñó dos calaveras: Electricidad y Metal, porque Fuego y Hielo estaban en Londres. ¿No? ¿No tuviste que ir a buscarlas tú, de hecho?- Si estaba en lo cierto, solo dejaba dos columnas activas realmente… sin embargo, parecía que Allen tenía otro rastro que quería seguir. Le siguió con la mirada y se acercó a él desde la espalda, viendo ahora sí las palancas -Pues no son nada discretas- Dejó caer el peso de su cuerpo sobre una de sus piernas, cruzando de brazos, hablando con cierta desidia. Molaba más su plan, pero bueno.

El sanador les indicó, de igual manera, que había unas marcas en el techado. Alzó la mirada y, en efecto, comprobó que había símbolos en las paredes. Y que había tres anillos más de artesonado en la cúpula. Definitivamente había olvidado lo románticos que son los Souls con su pasado, siempre recordándolo. Rodeó los ojos y se unió -La primera es una calavera… aquello parecen montañas, que quizás sea tierra. Aire. ¿Una hoja? ¿Esa es una cruz de sanación? Veamos entonces, si la primera es la nigromancia, y ha sido la última en destruir, la VIII, entonces…. Uno, dos tres, cuatro…- Fue contando las palancas una a una hasta llegar a la octava. Miró a sus compañeros y luego a la palanca -Alea jacta est- y la bajó, esperando que pudiera pasar algo


OFF: baja la octava palanca

TIC TAC

La sorpresa de Allen con mis manos metálicas y su interés por verlas me hicieron sentir incómodo. Bastante inseguro me sentía ya al respecto como para que encima me mirasen como un bicho raro. Negué con la cabeza y lo dejé pasar, esperando que no insistiese más con el tema. Escuché en silencio lo que comentó de Khaled, sin sorprenderme mucho por las pruebas que le hizo ni por lo de hacer arder cosas. Así era él. - Es un gran líder. - repliqué a lo de ser un hombre difícil, tenía que acostumbrarse a hablar con respeto de él. Por eso era complicado instruir a los nuevos, había muchas cosas que no entendían. Aún así me gustó el modo en que habló de la sensación de tener magia.  - Cuanto más la domines, más valorarás el don de la magia. -   Luego tuve que hacerle un gesto a Vanessa para que se callase y dejase de hablar de los guardianes de las cuevas alquímicas, eso era un secreto que no debía ser aireado a la mínima.

Los siguientes minutos permanecí bastante callado, elucubrando sobre las pistas que  teníamos ante nuestros ojos mientras escuchaba las teorías de Allen y de Vanessa. Lo del orden tenía cierto sentido, pero no el orden de creación.  - Fueron creadas hace cientos de años, y se desconoce el orden de creación que hizo el demonio. Los Soul Reapers conocemos su orden de destrucción. Es algo que sabrían todos los que hayan estudiado nuestra historia. - estudiado y escuchado, porque yo me había empapado bien de todas las historias que contaban los más mayores de la hermandad, incluida mi madre.

Me aproximé a Vanessa cuando me preguntó si ciertos elementos habían estado siempre ahí, negando de inmediato con la cabeza. Todo era nuevo, excepto los elementos principales del edificio. - Sí, la de sanación fue la séptima. Para ser destruida requería el sacrificio de una vida. Debía ser Maharet Scalovix, según mi madre, pero fue Lyosha la que se sacrificó por ella. La octava fue la de nigromancia, la que se llevó Khaled.  Se conservaron sólo cuatro...mi madre vino a Italia con la de electricidad y con la de hielo. La del padre de Astaroth y la suya propia. El gobierno mágico se quedó con la de fuego y la de metal. Son las que yo fui a buscar. - suspiré al recordar toda la odisea que trajo aquello, todas las desgracias, como la pérdida de mi hermano, o la de mi mano. Muchos sacrificios.  

Alcé la vista a la cúpula para fijarme en los símbolos del interior de los casetones, observando los detalles y lo que parecían representar. Algunos estaban claros, como la de nigromancia, aire, una hoja que podía significar vegetal... - Puede tener sentido. La octava fue la de nigromancia. ¿El orden sería la columna ocho? hay algunos símbolos que no se ven bien desde aquí. Puedo trepar y os digo. - fui a decirle que se esperase antes de mover las palancas de cuchilla que habíamos descubierto en la pared, pero su impulsividad hizo que llegase tarde. Le puse la mano en el antebrazo como preocupado por su precipitación, volviendo después la mirada a la cúpula.  - La palanca 8 está asociada con el anillo 8. Se ha movido el último...se ha alineado con la columna uno. Voy a comprobar una cosa. - sabía cuál fue la primera calavera en ser destruida, pero por si acaso.  Me separé de ellos para ir hacia una de las columnas, comenzando a trepar y escalar con bastante facilidad porque era una habilidad que llevaba años practicando. No era la primera vez que trepaba por los casetones para salir por el óculo, pero cuando llegué hasta allí me sonrojé al ver el símbolo. ¿¿Quién había decidido representar así esa calavera?? Qué falta de respeto.

- Es... - me sostuve con las dos manos para no caerme, girando un poco la cabeza hacia ellos alzando la voz.  - Es un pene...creo que representa la calavera de dureza. Fue la primera en destruirse. alcé la voz todo lo que pude a pesar de que me daba vergüenza decir eso en voz alta, y después pensé en la siguiente. - Vale, calavera de dureza, anillo ocho, palanca ocho. Primera columna. En la segunda columna debería ir... invisibilidad, esa fue la segunda.

Clavé fijamente la mirada en el hombre y la mujer mientras hablaban sobre los guardianes. Suspiré ante la negativa de Adramelech a dejarme ver sus prótesis pero lo dejé estar... de momento. La mención de Sam me hizo recordar que hace unos meses era capaz de acceder a la nube de información que había recopilado la inteligencia artificial así que lo intenté queriendo encontrar datos sobre el edificio en el que estábamos pero parecía haber problemas de conexión por lo que no obtuve resultados. -No me refiero a eso.- Dije mirando al pelinegro y, si era un buen o mal jefe, lo juzgaría por mí mismo. Hice una mueca de dolor ante la gráfica descripción de Vanessa sobre las habilidades de la peliblanca, los rasguños en la cara parecían piadosos en comparación. Las reacciones de ambos ante mis palabras sobre Khaled me hicieron fruncir el ceño ¿Eran cosas normales? Alcé una comisura de mi boca como respuesta a la palmadita de la morocha posando mis ojos en ella, luego en Adramelech mientras escuchaba sus palabras sobre valorar el don de la magia y asentí como respuesta. Luego de buscar conseguir la magia durante tantos años, sentirla fluir dentro de mí era una experiencia que realmente no podía poner en palabras. Ahora sabía también que muchas vidas habían sido sacrificadas para que yo consiguiera ese poder, así que si, valoraría por siempre el don que se me había otorgado.

Tensé los labios en una mueca cuando el pelinegro dijo que cualquiera que hubiera estudiado sabría el orden de destrucción, debí haber hecho lo que había dicho Khaled y aprender más sobre la historia de los Souls antes de la misión. Los escuché y los miré mientras inspeccionaban el lugar y reflexionaban. Me llamó especialmente la atención cuando se mencionó que Lyosha se sacrificó para destruir la calavera de sanación, no pregunté qué era lo que había sacrificado porque la idea era estar enfocados en conseguir otro tipo de respuestas, pero comencé a imaginar varios escenarios. Nada pasó al presionar el grabado así que alcé la mirada hacia el óculo de la cúpula para mirar a la paloma y suspiré en un intento por despejar la mente. Al mirar hacia allí noté que había más grabados en algunos cuadros de la cúpula así que me dirigí al centro de la estancia, justo debajo del óculo, y fui girando mientras miraba el techo para luego señalarles los detalles a mis compañeros. Entonces llegó hasta mí un olor muy peculiar y le seguí el rastro hasta la pared del Panteón donde había interruptores, dato que también señalé. Exhalé aire por la nariz mientras sonreía, fue una especie de risa, me hizo gracia lo que dijo Vanessa. Me pareció buena idea la de trepar, así que asentí de acuerdo. Seguí el razonamiento de la mujer pero no la detuve y miré al techo para ver lo que pasó al activar esa palanca.

Crucé los brazos sobre mi pecho mientras miraba a Adramelech subir hasta el techo. -¿Puedes verlo?- Le pregunté alzando la voz porque pareció vacilar. Presioné los labios juntos para aguantar la risa al saber de qué se trataba y miré a Vanessa para ver su reacción aunque seguí escuchando lo que nos decía. Lo que pasó a continuación borró todo rastro de sonrisa, me froté la cara porque me había caído arena y miré las rendijas que se abrieron. -¡Arena!- Exclamé. -Tal vez hicimos algo mal... intentemos alinear el resto de los símbolos en el orden en que se perdieron.- Dije, miré el techo buscando el símbolo que podría significar invisibilidad... dudé entre una que parecían tres ojos y otra que parecía un cuerpo... me decidí por la que parecía un cuerpo porque la de los tres ojos tenía más sentido que fuera mente, así que ocho, siete, seis... fuí, tomé la sexta palanca y la bajé dando por hecho que así el símbolo se alinearía con la columna marcada con un II.

OFF: Bajo la 6° palanca una sola vez.

Quedé cruzada de brazos mientras seguía con la mirada interesada a la mascota mientras se terminaba por aproximar y explicar el tema de la séptima calavera, resolviendo dudas que por mi parte, o no recordaba o no quería recordar, o definitivamente no le había dado la importancia que ahora requerían. -La misma Lyosha que conocemos, ¿ESA Lyosha?- Sorprendentemente esa mujer podría sacrificarse por alguien. Aquello me rompió los esquemas y tendría que dedicarle, quizás, algún tiempo para entenderla, más allá de que siguiera pensando que era una psicópata.

Como toda mi especulación no había servido para nada, tragué saliva y moví la palanca. Me detuve un instante en la mano fría de Adra, luego subí hacia su rostro y me quedé perdida un segundo allí. El mismo tiempo que tardaron las piedras en moverse y resonar por la cúpula. Alcé la mirada con curiosidad, esperando que se moviera el anillo que contenía el dibujo de la calavera, que suponía que representaba la nigromancia. Para mi sorpresa, no fue así, sino que se movió el octavo anillo concéntrico: 8ª palanca, 8º anillo, columna I, un movimiento. Anillo que representaba la…. Aham, la primera calavera en ser destruida. Ok -¿De qué te asustas? Ni que nunca hubieras visto una polla tiesa- Me encogí de hombros mientras seguía con la mirada a Adra volver a descender como rantoncito que es, pensando que aquello del pito era una genialidad por su parte, no entendía a qué venía tanto tabú. -Es más, en esta sala debería haber dos como esa del dibujo- Solté sin reparo alguno, lanzando la coleta hacia atrás y preparándome para la siguiente acción.

La arena empezó a caer sobre nuestras cabezas, pero no le di la más importancia que la que podía tener algo de polvo sobre el hombro. Algo habíamos hecho que habíamos activado alguna trama… -Adra, no toques nada allá arriba. Resulta que este sitio tiene más regalos de los que esperábamos… como trampas…- Segunda calavera: invisibilidad, II columna, 6º anillo, 6ª palanca. Tenía sentido en mi cabeza. Tanto como el sentido que tenía en la de Allen, supongo. Seguí con la mirada el dibujo del hombre que se queda a medio camino del movimiento que esperábamos a hacer. Miré a Allen confundida porque parecía que no se había completado el movimiento, ¿quizás había que mover aquella palanca otra vez? -Pues nos hemos quedado a medias- Me acerqué a la palanca, con claras intenciones a hacer algo cuando escuchamos los chasquidos que representaban a apertura de los cajetones -¡A cubierto!- Fue lo único que pude decir antes de que empezaran los disparos.

Ah, el bello sonido de la batalla. Salté, casi por reflejo de tantos años de batallas ya luchando y protegiéndose de las armas muggles… rodé por el suelo y me acomodé detrás de una columna, la que estaba en la antesala de las palancas. Con un gruñido me acerqué a la pared, pegué la espalda sobre ella para subir y  mover, otra vez, la palanca de Allen, esperando que terminara de realizar el recorrido que tendía que hacer hasta la columna II, esperando que los disparos cesaran.

OFF: Mueve la palanca 6 una segunda vez.
Edit Admin: Pues no pasa nada, pringada hehehe

DF: 10 casco + 25 cota + 16 stat + 10 raza + 10 habilidad soldado +15 dado = 86, superado.