Panteón de Agripa

Parpadeé un par de veces cuando ofreció algo de refrigerio. Estaba tan centrada en acabar lo que había venido a hacer que había olvidado los básicos modales de cortesía.

Mis labios esbozaron una pequeña y tensa sonrisa por ello.-He purificado mi cuerpo para que sea más efectivo.-Expliqué suponiendo que no conocía los detalles de los rituales de sangre. -Y no creo que quiera mi sangre cargada de vino.-Una broma muy extraña por mi parte si es que se podía considerar una.


El ceño se frunció levemente y la cabeza adquirió una posición algo ladea, cofusa. ¿muy?-¿Concentrada para ofrecer mi sangre en un ritual? -Alcé ambas cejas. Definitivamente Giordano,un mago pero al fin y al cabo un hombre de ciencia, desconocía lo que suponía para una sacerdotisa de sangre un ritual. Suspiré e hice un gesto con la mano a la vez que negaba. -Tal vez más tarde, gracias.


Recogió su chaqueta y bajé la mano observando que ponía en marcha la cafetera. Apreté los labios. Definitivamente. Inspiré tratando de obviar aquello.¿Mi decisión? Me tensé. Sería lógico elegir lo más efectivo sin embargo lo prudente era acercarme lo menos posible a Giordano.

Asentí a lo de observar su sangre primero. Tomé su mano,seleccionando un dedo en el que apreté la uña de mi pulgar. Un pequeño accesorio de metal con punta parecido a un anillo se encargó de rasgar su piel.-Aquella debilidad no fue por el ritual. Usé mi magia de un modo no habitual.- Froté el dedo sobre su sangre y lo acerqué a mis labios susurrando palabras de sangre antes de soplar. La sangre voló y se posó flotando en el aire creando una mancha de pintura prácticamente dorada por completo con pequeños reflejos iridiscentes cortesía de mi propia sangre. Quedaban pocos hilos dorados dañados.-Parece que está prácticamente curado descendiente.-murmuré cortando la sangre de su herida,soltando su mano.


Suspiré empezando a desabotonar mi abrigo desde el cuello. -seguramente sea suficiente con el método que hemos usado estos meses.- Suspiré deslizando el abrigo por mis hombros. - aunque como comenté en mi carta es bastante menos efectivo. No sé si teniendo en cuenta a lo que nos enfrentamos sería más prudente hacerlo del modo original. -saqué todo el abrigo dejando solo el simple vestido blanco ritual que tampoco es que fuese lo más abrigado del mundo. Lo doblé y procedí a dejarlo sobre una mesa. -¿qué opináis?- pregunté volviendo a dejar la piedra es su tejado. No. No quería elegir.

- Sangre cargada de vino...podría añadirle un puntillo de embriaguez a todo el asunto, podría estar incluso bien. Según creo recordar haber leido una vez, es un método usado por los vampiros que quieren embriagarse... - si ella lo habia hecho como broma, yo lo habia tomado totalmente en serio y habia aportado un dato que nadie pidio. - Aja, concentrada. Muy concentrada.

Me acerqué a ella para que pudiera proceder a comprobar la sangre. Aproveché ese momento suyo de concentración mientras hablaba para observarla un poco mejor. Es que era mala idea, de aqui a Turín.

- Por no usar la daga adecuada? No haber purificado el cuerpo antes?

"se referirá a una ducha?"

Olfateé un poco su cabello, que aun parecía húmedo; siendo lo más discreto posible. Sí...olía a incienso y a ....flores. Cítricas? No se. Olía muy bien. Suspiré sin quererlo dejando de retener aire en los pulmones.

"Prácticamente curado"

Pensé cuando dijo eso, observando la mancha de sangre dorada flotando en el aire.

- Me llamo Giordano. - solté de pronto en respuesta a su frase "está practicamente curado, descendiente". Bajé la mirada hacia ella. Habia sido brusco? - Por qué me sigues llamando asi?

Apreté los labios, ¿decepcionado? al oir que seria suficiente con el metodo de siempre. Un chupito en un vaso. La sangre era siempre espesa, caliente y me dejaba muy mal sabor de boca. Me asqueaba tragarla, a decir verdad.

- Sin duda tus métodos han sido efectivos aunque al principio tuviera mis dudas... - moví levemente la cabeza hacia un lado, con una expresión que hacia notarse lo mucho que me costaba admitir que alguien hubiera podido tener razón sobre mis propios criterios o pensamientos críticos. No obstante, tambien se podia intuir por el tono de voz satisfacción y...admiración.

"lo unico bueno de este ritual, ademas de los efectos sobre la magia, es pasar un rato contigo"

Me senté en la silla en la que habia dejado el abrigo, y me rasqué la cabeza cuando dijo que eligiera yo. Miré su falda blanca, y con la luz de la lámpara de atrás incidiendo en su silueta, podía intuir la forma de sus piernas bajo esa fina tela. Se me aceleró el corazón.

"no quiero que piense que soy un pervertido. Pero tampoco quiero que piense que me da asco. También puede ser que ella se sienta incómoda del otro modo"

Tamborileé con los dedos de una mano en la mesa mientras la otra buscaba algo en mi bolsillo trasero.
- Usaremos...el azar. Cara lo hacemos original, cruz, abreviado. - tiré la monedita al aire y la recogí con el dorso de la otra mano, tapándola con la mano lanzadora. La levanté para ver el resultado y compartirlo con ella.

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exito- completo
fallo- vasito!

El miembro 'Giordano Da Vinci' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Probabilidad' :

Escuché bastante pasmada pero con la expresión lo más neutra posible aquello del método para emborracharse de los vampiros. Sus palabras me hicieron recordar lo desagradable que le había resultado aquella vez en el hospital y en general lo asqueado que solía sentirse con sus hechizos de sangre.-¿no es más fácil que beba usted en vez de pasar mi sangre alcoholizada?-pregunté con cierta inocencia en parte. Uno de mis hombros se encogió.-No hay ninguna regla que impida que se tome unas copas de vino.-la cafetera sonó un poco mientras hacía el café. -aunque veo que ya ha elegido bebida.


Asentí a su pregunta mientras hacía la prueba de sangre. -Exacto. Los rituales tienen sus normas por algo. Puedes hacer magia de sangre y que sea efectiva pero no es lo mismo que un ritual. -Explicaba concentrada en lo que hacía. -Supongo que su tecnomagia y sus invenciones también siguen unas reglas.

Estaba cortando el flujo de sangre cuando su tono cambió. Alcé la vista cruzándola con la suya,manteniéndola mientras preguntaba. -Os llamáis Giordano -Solté neutra aunque por dentro sentía como se encogía mi estómago. -Y también sois un descendiente del consejo de Ouroboros. -continué bajando la mirada comprobando así que no saliese más sangre de su dedo.

¿Qué no entendía de eso? Ya se lo había explicado en varias ocasiones. Cuando se apartó y comentó la eficiencia de mi método no me pasó desapercibido que parecía casi molesto con ello.-[Escéptico hombre de ciencia] -mascullé en idioma antiguo. Ya le había llamado así en otra ocasión.


De cualquier forma debía utilizar la daga así que fui hacia la caja, abriendo la tapa que dejé caer cuando decidió confiar en la suerte. Si, mi expresión sin duda era de sorpresa, tensa. ¿se había jugado mi magia al azar? Apreté los labios con cierta molestia y volví a abrir la caja.

Comencé a susurrar palabras en idioma antiguo. Unas que él ya conocía. Alcé la daga y cerré los ojos mientras continuaba el ritual. Aproximé mis pasos y tras unas pocas frases más alcé la hoja. En ese momento dejé de hablar.

La última vez se había quejado del muslo. ¿donde debía... Dudé un poco y no sé si fue por la mención al vampiro anteriormente pero aparté el pelo de uno de mis hombros e hice un corte en la parte baja de mi cuello,más cerca de la nuca que del pecho, mientras continuaba hablando en idioma antiguo. Miré el filo manchado antes de apartar el arma a una mesa cercana y le hice un gesto a DaVinci para que se incorporarse, que era su turno .

Sin embargo fruncí el ceño un segundo mientras continuaba susurrando y de pronto giré dándole la espalda. Demasiado intimidada supongo.

- Pues tienes....razón en eso, sí. - Dije pensativo mirando hacia un lado como si me extrañara no haberlo pensado antes. A decir verdad estaba hablando demasiado sin pensar. La cafetera me avisó al tiempo que ella concluía su frase. Fui hacia la mesa en la que estaba, rodeando algunos trastos mientras ella explicaba lo del ritual y sus peculiaridades. Saqué el café y serví una pequeña taza de espresso. Soplé y mientras se enfriaba, miré la botella de vino. No, debería beberme diez de esas para desinhibirme. Pero igual si podía matizar el sabor de la sangre que dejara en la boca. Me bebi el café en dos tragos.

- Una bebida fuerte siempre ayuda a pasarlo mejor, ya imaginas... no he desarrollado un gusto por el sabor de la sangre...lo cual está bien...lo otro sería raro... - asentí a su pregunta sobre las reglas de la tecnomagia. Claro que las habia. Volví hacia ella pero me habia llevado la botella de vino. Dejé caer los hombros cuando tan seria me dijo que me llamaba Giordano y me decía mi cargo.

- Es por establecer distancias? Tranquila, lo entendería perfectamente. Es que no se si solo me llamas así cuando estas enfadada o cuando...o por lo otro que he mencionado antes.

"O si estás enfadada todo el rato"

Entrecerré la mirada al oirla susurrar aquello.
- No se lo que has dicho pero ha sonado a insulto, piccola ragazza. - no es justo, el italiano era muy facil de descrifrar.

Había visto lo que habia salido en la moneda despues, y aproveché que ella fue a por la caja para abrirla botella y beber un par de tragos. Lo tuve un rato en la boca, para lograr engañar un poco a mis papilas gustativas. Miré su espalda mientras hacia eso. En cuanto empezó a recitar las oraciones, decidí guardar silencio. Otro trago.

Mis ojos se abrieron entre con sorpresa y preocupacion al verla hacerse el corte ahi. Mentiría si dijera que no me asusté un poco pero decidi no interrumpirla con preguntas. Me levanté dejando la botella a un lado y fui hacia ella, justo cuando se dio la vuelta. Estaba nervioso y sentía como se me salia el corazon del pecho, tan solo con la idea, la simple idea, de acercarme tanto. Pero por qué diablos? Qué demonios había hecho ella? Sabía leerme, sí...

"pero es solo eso?"

Toqué uno de sus codos primero, por algun motivo no quería ...asaltarla? De eso modo por la espalda. Se me hacía en una posición mas vulnerable. Y eso no me gustaba...nada. No me traía buenos recuerdos. Con la otra mano toqué su otro codo hasta hacerla girar y que quedase frente a mi. Evalué un momento su gesto.

"es solo un ritual"

- Apártame en cuanto te moleste. - no queria que tuviera la herida sangrando más de lo necesario asi que no me andé con mas ceremonias. Cerré los ojos y llevé mis labios a su cuello, donde el corte. El primer contacto con su piel fue más un beso que otra cosa, lento para comprobar que no hubiera dolor...mucho, al menos. Sin darme cuenta de que mis manos seguían rozando sus antebrazos en un leve agarre. Esta vez el calor de su sangre no me molestó tanto, no me molestó...en absoluto, a decir verdad. Era cálida, reconfortante. El sabor se habia vuelto familiar, y el truco del vino y el café...había añadido su efecto. Pero lo mejor sin duda, era el perfume. En su cuello se olía diferente.

Me había olvidado de que tenía que beber. No fue dificil, pues la sangre habia manado ya dentro de la boca, solo tuve que hacer un pequeño esfuerzo. Pero no era como lo recordaba, y ni mucho menos era como tragarse los viales que me habia estado enviando. ¿Por qué?

Una ceja se arqueó junto a mis labios apretados al escuchar que sería raro acostumbrarse al sabor de la sangre. Se lo estaba diciendo...en fin...a una sacerdotisa de sangre. Me removí incómoda porque básicamente estaba diciendo que era rara y desvié la mirada.

Suspiré sin mirar a su pregunta. ¿Por qué lo hacía tan difícil? ¿Enfadada? Mi rostro se encogió por unos segundos contrariada. -Ambas.-Acabé confesando sin querer más explicación. A veces por enfado le llamaba por su nombre sin más y en otras ocasiones utilizaba la fórmula formal. No tenía una regla para ello, más allá de que intentaba controlar lo máximo posible no apartarme de su título.

Una sonrisa ladeada se escapó de entre mis labios sin querer, sin percatarme de ello, cuando pilló mi "insulto" volviendo a una expresión seria y concentrada tras ello para comenzar a trabajar.

Encogí el brazo por acto reflejo mientras seguía susurrando al sentir el contacto de su mano. No me lo esperaba. Tampoco era necesario. Bastaba con que bebiese la sangre y ya. La otra vez había hecho lo mismo aferrándose a mi pierna. Al contacto de su otra mano la piel del brazo se erizó y miré por encima de mi hombro aún recitando las palabras, para ver si captaba que simplemente empezase a beber. Pero cuando me giró...

Algo tembló en mi pecho y me recorrió un escalofrío mirándole con cierta gravedad por unos instantes mientras sentía el corazón acelerado y no paraba de recitar. No podía parar de hacerlo si quería que funcionase.

"solo concéntrate en el ritual"

Alargué una mano a su brazo tratando de indicarle así que ...no sé ni lo que pretendía con eso la verdad. Me encogí un poco al contacto de sus labios, no por dolor. Solté aire en mitad de los susurros que continuaban deslizándose entre mis labios. Paré un segundo de hablar sintiendo que los latidos eran más fuertes y continué cerrando los ojos para tratar de concentrarme. Igual que la otra vez, el cuerpo simplemente se me incendió por dentro y sin darme cuenta apreté su brazo con mi mano a la par que se me escapaba otro suspiro. Mi otra mano se extendió y encontró algún ropaje de su torso del que tiré sin querer. O queriendo.

Peor que la otra vez.

Susurré un par de palabras más que concluyeron el ritual pero me quedé inmóvil. Respiré entrecortadamente y tragué saliva antes de hablar.-Ya ha terminado...-Murmuré por lo bajo.

"Ambas". Esas palabras que habia hecho como que pasaba por alto volvieron a pasarme por la cabeza. Por enfado. Por establecer distancias. Distancias que...ahora mismo, no estaba respetando para nada. Las fisicas, claro está.

"Ha sido el azar, y es solo un ritual"

Cuando habia examinado su rostro antes de acercarme a su herida habia visto una expresion de gravedad. Podía interpretarlo como enfado, más al menos, no como rechazo o miedo. Tenía la cabeza bombardeada por ese gesto, sus palabras anteriores, las de otras conversaciones previas...sí, aliados con un fin y una fecha de caducidad, algo que no iba a ningun lado...y yo aqui montandome películas. Intenté mandar a callar las voces de las dudas de mi cabeza.

"Observa más, piensa menos. Siente más, razona menos...."

Como si todo el esfuerzo que hubiese hecho estos meses en mantenerme al margen de ella se hubiera visto desbaratado por aquel suspiro que se le escapó entre versos, me rendí a mis sensaciones finalmente. Estaba tan cerca que podía notar su corazón. Acelerado, como el mio. Otro suspiro. Podría hacer canciones con esa voz suya. Y ésta vez estaba lúcido, no asediado por la fiebre y la abstinencia. Bebí un poco más, esperando aquella señal. Noté calor extenderse desde mi garganta por todos mis vasos sanguineos y recorrer todo mi cuerpo y era...agradable. Hasta habia desaparecido el dolor de cabeza. La mano que llevó a mi pecho fue como un permiso para subir la mia hasta la base de su cabeza, tras el cuello.

Cuando dejé de oir su voz me di cuenta de lo fuerte que escuchaba mi propio corazon. Era muy ingenuo pensar que ella no lo notaría? Aun sin sus poderes...

"ya ha terminado"

Separé los labios de su herida automáticamente pero... recorrí con la lengua el corte antes de hacerlo. Lentamente. Rocé la piel con la punta de mi nariz, disfrutando una vez mas de su aroma. Separé mi rostro de su cuello para mirarla a los ojos, habia dejado la mano tras su nuca y la otra la usé para sacar un pañuelo de tela y colocarlo sobre el corte de su cuello. No me molesté ni en limpiarme los labios. Miré a los suyos, deseando...deseando besarlos.

"Ambas"

Fruncí un poco el ceño y aparté la mirada de sus labios para dirigirla nuevamente a sus ojos, me costaba ocultar lo que deseaba hacer, de hecho preferia no ocultarlo. Al menos habia hecho las paces con lo que quería, aunque no pudiera tenerlo. Acerqué mas mi rostro al suyo, el pecho subiendo y bajando como si acabase de correr un sprint, y repetí lo mismo de antes pero con un tono...diferente.
- A...apártame en cuanto te moleste... - dije de modo algo entrecortado, en voz baja, pegando mi frente a la suya. Le estaba pidiendo permiso. Y como no me apartase, lo que ocurriría es que terminaría por besarla en los labios. Pero le daría tiempo.

No le había apartado como la vez anterior. Mis manos tampoco aflojaron el agarre sobre el mientras esperaba a que DaVinci tomara la iniciativa en aquella acción.

Aún con los ojos cerrados sentía como mi pecho se elevada y hundía de manera intensa y acelerada acompañado de mi corazón. Abrí los ojos repentinamente al percibir el vacío de sus labios en mi piel. Demasiado frío en contraposición al tacto de su lengua. Por ello apreté los labios y una especie de quejido resonó opacado en mi garganta mientras mis manos apretaban sin querer su agarre.

Aún así se había apartado. No había sido mi ritual más digno y concentrado pero lo había controlado. Nuestros cuerpos continuaban unidos y sentía el fluir de su sangre, tan rápida como la mía. Tal vez era mi propia sangre alterada tontamente fluyendo por sus venas.

Sentí la suave presión en la herida y alcé la mirada para encontrar la suya. No miraba mis ojos, no hasta ese momento. Mis labios se entreabrieron al contacto de su mirada y cuando habló...


Maldita atracción estúpida. Un suspiro agitado abandonó mis labios en una mezcla de alivio y expectación. Fruncí el ceño con angustia al contacto de nuestras frentes. Necesité tragar saliva una vez más antes de hablar y la mano en su pecho se cerró un un puño arrugando la ropa de Giordano.-Sería una grandísima estupidez Gio.- Murmuré con un dejé de angustia cerrando los ojos apartando la frente de la suya pero pegando en cambio la nariz a la suya. Sentía su aliento cálido, aquel que extrañaba sobre mi piel.

Desconecté los rostros brevemente buscando sus ojos. -Y ninguno de los dos somos tan estúpidos.-aclaré la realidad mientras una de las comisuras de mis labios se elevaba mínimamente en lo que podría entenderse como una especie de mueca de tristeza. Suspiré hondo bajando la mirada a sus labios manchados de mi propia sangre.

Demasiado cerca, demasiado cálido. Qué  atrevimiento más grande el acercar los míos para sentirlos. Nuestros labios se rozaron mínimamente y las manos se aferraron a su agarre. -Ojalá  ser idiota.-Murmuré en su boca, manchando así los míos.

Se escuchó una aspiración de sorpresa muy sonora. No era mía. -¡Guinevere!- la voz evidentemente extranjera hizo que mis ojos se abriesen repentinamente y apartaste mi rostro de DaVinci, buscando.

Alud tenía ambas manos sobre su boca y nariz y nos miraba alternativamente con los ojos muy abiertos desde la apertura que hacia de ventana/terraza de aquel taller. Yo misma cogí aire sorprendida.-A...-Miré a Giordano con rapidez antes de volver a ella empujando delicadamente al inventor para apartar nuestros cuerpos.-Alud![¿ Qué haces? Te dije en la plaza] -Solté en idioma antiguo con los colores subiendo a mi rostro.

Ella bajó las manos y nos señaló extendiendo las manos hacia nosotros. -[Me dijiste que lo tenias controlado!] - exclamó con cara de extrema preocupación. -[¿Qué crees que hago?]-se acercó a nosotros un poco molesta. Sonrió algo incomoda a DaVinci alzando una mano y con una sonrisa  que desapareció al mirarme a mi, a la par que se interpuso entre ambos cuerpos -[He olido vuestras hormonas desde piazza navona. me dijiste que no había problema! Es del consejo de Ouroboros Gwen] - soltó  señalandole en su cara y suspiré profundamente agachando la mirada. -[lo sé]- Dije angustiada. Hablábamos muy rápido-[No eres como Shyvanna! Sabes que no puedes...]- [lo sé!]-respondí con más angustia mirando al techo. No era capaz de hacer ese tipo de cosas sin pensar en las consecuencias. Envidiaba a Shyvanna. Ella agarró mi mano agitandola en el aire con el maldito sello-[y qué pasa con Hipatia? Crees que no se va a dar cuenta? Tú no veis como os miráis!]- cerré los ojos y apreté las manos contra la cara. -[lo se]. -Mierda. Qué  cagada.

Alud suspiró poniendo ambas manos en sus caderas y luego sonrió de medio lado haciendo un gesto con la cabeza hacia mi. -[Dime que al menos besa bien]-Alud!-exclamé avergonzada apartando las manos de la cara para darle un pequeño manotazo en el brazo. Ella soltó una risita y luego desvió la mirada a DaVinci. -[oh amigo, la habéis fastidiado pero bien¿ eh?]- se estaba burlando con ese tonto que usaba ella y esa sonrisa ladeada de elfa pilla que tenía en esa forma.

[No ha pasado nada.] - Solté molesta cruzando los brazos y entornando los ojos. Ella de pronto borró la sonrisa y acercó su rostro al de Giordano en un movimiento muy poco humano. Buscó algo con la mirada enfocando la daga. Me miró de sopetón y cogió mi mentón con cierta alerta señalando mis labios.-[Dime que no es una unión de sangre]-dijo muy seria antes de apartarse para rodear a DaVinci. -¿Qué?No!- Dije como si fuese obvio que no cometería una estupidez parecida. Ella parecía estar inspeccionando la espalda del descendiente y se asomó por encima de mi hombro con esa mirada que preguntaba de nuevo. -No Alud, no soy tan tonta.-Solté con molestia y ella resopló por sus fosas nasales.

Volvió junto a mi y cogió mis muñecas. -[Sabes que tengo que sacarte de aquí, ¿verdad?]-arqueó ambas cejas y mi mirada fue hacia el inventor para luego bajar al suelo y asentir. Ella asintió también y fue hacia la daga, la cogió y la plantó en mi pecho para después recoger el abrigo. Seguía sin mirarle. Negué. Estúpida.

Dejé que me pusiera el abrigo y después Alud fue hacia DaVinci tirando de mi muñeca. Palmeó su hombro y luego sonrió. -Buen café!-pronunció con alegría con un acento bastante raro y tiró de mi hacia la terraza extraña.

Se lanzó al vacío y al momento se escucharon sus alas. Alcé la mirada desde ahí hasta él. Solté el aire que había contenido en el pecho y poco a poco mi gesto se transformó en el de siempre. -Que la fortuna guíe sus días mi señor DaVinci.-incliné la cabeza en una despedida formal antes de dar unos pasos para dejarme caer hasta Alud.

Conforme alzaba el vuelo fui encaramandome a su espalda hasta que salimos volando de allí.

Al menos mi instinto no me habia fallado. Al menos habia confirmado, como mínimo, que la atracción era mutua, que no me lo había imaginado y que como poco, había "algo". Solo dejé de mirarla a los ojos cuando me llamó por mi nombre...no, mi diminutivo, para cerrarlos brevemente, sonreir y tratar de grabar ese instante en la memoria. Mi sonrisa tornó en algo más parecido a una mueca amarga, y negué un poco con la cabeza al entenderla.

Estaba TAN cerca. Acaricié su antebrazo. Cerca pero lejos. Buscó mi mirada y aunque en ningun momento me apartó, lo hizo con las palabras. Prudencia, inteligencia...de que servía tanta inteligencia, o raciocinio, si te dejaba siempre con el amargo sabor de la soledad en los labios? Agaché la mirada, pero esta vez no para buscar su boca. Solo...la agaché. El roce de sus labios y esa frase fue suficiente para hacerme derrumbarme por dentro, sí. Entreabrí los míos, pero el contacto fue breve. Terminé mordiendo mi labio inferior y frunciendo el ceño.

- ¿Qué te lo  impi...? - no terminé la pregunta, porque alguien nos interrumpió. Me sorbesalté visiblemente y miré en direccion a la voz. Esa no era Alud, el dragon que iba siempre con Gwen? Sí, era Alud. Me había puesto rojo hasta las orejas por la pillada, no es que hubiesemos llegado a hacer nada pero...
- No estabamos haciendo nada raro!! - empezaron a hablar acaloradamente en dragon y, sin lugar a dudas, no era una conversacion agradable.

No, le estaba echando la bronca. Por eso decía Gwen que seria una estupidez? No se lo iban a permitir? Pero, por qué? Por ser sacerdotisa? De qué? Si el Sanguis ya no...es decir, no? Por ser Pendragon? No habíamos dejado eso atrás? No podía entenderlo...demasiado bien. Una parte de mi si que lo entendia, obviamente, pero...

"decididamente, tengo que aprender a hablar la lengua de los dragones"

Por mis narices que lo iba a aprender. Ya vería cómo lo hacia. Automaticamente me limpié la boca con el pañuelo que usara en el cuello de ella, tratando de parecer decente.

"le está echando la bronca pero bien"

Habian algunas cosas que entendía por no tener traduccion directa, tal como Ouroboros...Hipatia? Que pintaba eso ahi? Miré su mano que en ese momento sacudió Alud. Pero no asocié nada. Carraspeé porque pese a todo, la dragona no pintaba enfadada conmigo, y hasta me sonrió.

- Señorita, no entiendo ni media palabra de lo que me está diciendo. Pero Gwen estaba unicamente tratando de ayudarme con un problema de... - desadiccion a las drogas? Ehh...no era tan asi pero...

Me encogí un poco cuando la dragona se puso a darme vueltas, receloso de mi espacio personal.
- Tss! quita. - fui a por el vino mientras ellas seguian discutiendo y, con cierto enfado, le di otro trago. - Sí, si...arrivederci y bienhallada seas... y esas cosas....-la dragona me caía bien. Aunque nos hubiera interrumpido.  Al menos no parecia tener un palo metido por el cu...

- Gwen espera!! - corrí hacia el borde cuando se despidió usando OTRA vez ese maldito modo de referirse a mi, pero se tiró para subir a lomos de su dragon que emprendía el vuelo. Me quedé enganchado a la viga de metal estirando una mano al aire que...eso, solo tocó el aire. Con cara de lelo, seguro. Con esa misma mano, me pegué una fuerte palmada en la cara, volviendo al interior.

"Cazzo!!"

Empecé a dar vueltas por el lugar, insultándome en italiano de diversos modos. Por idiota. Quien decía que no era idiota? lo diría ella!  Porque si lo era.

"al menos sé que no ha sido una alucinación"

No, porque llevaba limpio varios meses, y eso se habia acabado. Al final volví a asomarme al borde del observatorio, ya habia anochecido para entonces y habia salido la luna. Miré hacia el horizonte de Roma, con sus luces... sus edificios...

- Sono condannato, vero? - suspiré y negué con la cabeza. Me senté en el suelo, con mi botella de vino. Y le hablé al vino. - Forse ha ragione. Forse... è meglio dimenticarlo. Merda. - quizá, directamente, esas cosas no estaban hechas para mi. Siempre me acababa por enamorar de quien no debía. Lo mismo era mejor dedicarse a simplemente, affairs puntuales, la ciencia, el arte y la tecnomagia.

"....eso será si sobrevivimos a lo de mañana"

-MAÑANA!! - ya amanecía para cuando me di cuenta. Me habia pasado toda la noche con mi vino, hablando solo, divagando. El tiempo se habia esfumado. - Merda, merdamerdamerda! - me puse a reocger cosas, preparar armas, equipar el bastón, los brazaletes....si queria llegar a tiempo debia salir ya!  

- Automata medico check, baston y guanteletes armados check, ehh....automatas belicos check! Oh si, cañon de plasma antiespiritus check....el vehiculo....nah...me lo llevo tal cual....y la pistola de portales? - miré el prototipo, estaba por terminar. - Lo mismo explota. - encogí mis hombros. La guardé tambien. Me bebí media cafetera, me la guardé tambien para el camino, puse a punto también las alas y una serie de  artilugios más (chorprecha!) y después me pinté pinturas de guerra en la cara usando el carboncillo. Perfecto.

Preparé en la pasarela por la que se fuera Alud y Gwen el vehiculo que iba a usar. Le cargué las baterías de magia con una buena descarga por mi parte. Subí y con un retranqueo arrancó, llenando aquello de humo... La motorueda salió disparada desde las alturas conmigo dentro, ya pondría el GPS luego. Me esperaba un buen viaje.

la motorueda: