Moulin Noir

Tras una larga caminata que ha durado horas, llegamos a la ciudad londinense, observo que este lugar ya no fue lo que era antaño, o al menos, fue lo que leí en libros, que la ciudad era totalmente distinta a como está ahora, se ve que la guerra ha hecho mella aquí. Ya hemos llegado a la entrada de la posada que tanta falta me hacía y lo primero que observo es que el cartel de la puerta ponía que estaba abierto. ¡Perfecto! podré hospedarme aquí y de paso beber alcohol. -No no, quédatelo, no necesito que me devuelvas parte del dinero, además, también es por las molestias que te he causado al llevarme aquí -le respondí a Chloe la intención de devolverme parte de las donaciones.

Decido entrar a la posada, mmm... olor a limpio... noto que lo han limpiado recientemente, estaba todo reluciente. Es enorme, mesas y sillas por doquier, por no decir que el ambiente me gusta bastante. ¡Tienen hasta escenario! ¿Es que acaso trabajan bailarinas en este local? ¿que tipo de posada es esta? Lo primero que hago es irme a la barra. Miro a la que posiblemente podría ser la barman o... ¿barwoman en este caso? Su piel oscura me hace deducir que posiblemente no sea de aquí, lo único que tengo claro, es que trabaja aquí. Me decido a hablarle:

-Konbanwa -saludé en mi idioma, algunas cosas se quedan como manía- ¿podría decirme las tarifas? Me interesaría hospedarme aquí, y de paso, que me de el mejor alcohol que tenga, y a mi amiga lo que ella pida.

El camino se hace algo largo porque es una buena caminata y a decir verdad podría haber probado a usar desaparición puesto que conozco el destino, pero aún no soy muy diestra manejándome con eso y he preferido no hacerlo por su acaso alguno acababa escindido o con una pierna en otro sitio por hacerlo mal. Me pregunto qué pensará Kosuke al ver el estado en el que se encuentra la capital inglesa, aunque puede que por sus tierras todo haya quedado tan destrozado como por aquí. - Se supone que quieren empezar a reconstruirlo, pero...no tiene mucho sentido si todavía hay batallas.-

"volverá a estar todo igual. No merece la pena hasta que no se haya firmado la paz definitiva entre todos"

Niego con la cabeza a lo de las molestias por traerlo, pero como insiste me acabo quedando con el donativo que hace para que sigamos con nuestras labores benéficas. Por fin llegamos a la puerta del Moulin, que por suerte sigue en pie y espero que también los de dentro. Un sitio que ha dado tanta alegría en medio de tiempos de horror debería seguir adelante por mucho tiempo. Acompaño a Kosuke hacia la barra, mientras le voy explicando un poco. - Es uno de los pocos locales en los que la mayoría de los que entran son magos...aunque a veces puede que haya entrado algún despistado, no sé, antes tenían seguratas raros en la puerta. Y esa chica es una de las encargadas principales.

"A Siria llevo tiempo sin verla, seguro que su hermano Johan sabe algo"

Al llegar a la barra saludo a Indira con una sonrisa, llevaba sin verla desde que organizamos aquí la fiesta benéfica de adoptar seres mágicos, donde uno acabó enamorado de una sirena, muy tragicómico todo. - ¡Hola Indira! me alegro de ver el local así de bien, llevaba tiempo sin saber de vosotras nada de naada. - me pienso unos segundos lo que pedirme, porque en teoría todavía no puedo pedir alcohol, pero con los colegas hippies de la caravana del centauro alguna vez he probado cosas de las que tenían. - Puees, ponme una cerveza, y mientras nos cuentas las novedades que tengas.

Uso mis artes en camuflaje y espejismos en el aire para llegar al Moulin sin que me detectase ningún humano. Últimamente habían muchos de esos centinelas y soldados rondando por las calles y ya no me dejaban andar tranquilo.
"Algún día echaremos estas chatarras de la ciudad y podré volver a caminar en paz".
Abro la puerta del Moulin creando una pequeña fuerza con el aire en el manillar, y luego la cierro una vez que estoy dentro con una ligera brisa. Aunque no pueda ver, detecto como todas las personas del local inhalan y exhalan el aire del ambiente, como máquinas que no paran de crear turbulencias y perturbaciones en las corrientes.
"Así que este es de los pocos sitios donde puede estar un mago tranquilo sin que le molesten".
Tranquilamente, voy caminando hasta que detecto alguna mesa libre en la cual sentarme a esperar que me atienda alguna camarera.

El servicio del local era muy eficaz dado que no pasaron ni 20 segundos hasta que apareció una joven con algo extraño en la espalda a atenderme. Hago que una ligera brisa le acaricie la espalda para darme cuenta de que lo que tenía detrás eran un par de alas bastante grandes.
"¿Una alada de camarera? Es la primera vez que estoy en frente de una de su raza."
No llego a levantar mi cabeza de la mesa ni a mirarla, total no iba a conseguir ver nada con mis ojos inertes.
—¿Esas alas que tienes en la espalda son reales o falsas? Un vaso de soda por favor.

No puedo evitar pensar que la mujer me esta tomando el pelo cuando me niega que las tuviera. A lo mejor le había sorprendido que lo supiera sin que levantase la vista hacia ella, pero no era razón para que me tratase como tonto.
"¿Acostumbran a tratar así a los clientes aquí?"
En cuanto la joven me trae la soda, hago que una brisa más fuerte que la anterior le menee un poco las alas para demostrarle que sí las había notado.
—Pues alguien te ha puesto un par de alas enormes en la espalda, deberías de tener cuidado que hay gente así de graciosa.
Cojo la soda y le doy un trago dejando que el gas me haga consquillas por todo el esófago hasta llegar a mi estómago, me gustaba mucho esa sensación.
—Ahora que lo dices, unas patatas bravas no estarían mal.

Me pongo todavía más nerviosa cuando el hombre sigue en sus trece, aunque me tranquiliza un poco pensar que si el hombre ve las alas es porque el mago. O tal vez tenga un visor.

"No tiene pintas de ser muggle"

Tengo que ir a la cocina a preparar yo misma las patatas bravas porque todavía no había llamado a las camareras.

"Espero que quede alguna. Qué suerte que ya tenía varias cosas preparadas"

Quince minutos más tarde salgo de la cocina y le llevo las patatas patatas bravas.

-Aquí tiene. Y lo de las alas, que sea nuestro secretito, ¿vale?

Me quedo esperando pacientemente en mi lugar disfrutando de la maravillosa soda cuando la no-alada se va a preparar las patatas bravas. Mientras tanto, intento inferior si hay algún humano de entre los presentes en el bar, pero a menos que empieza a gritar que soy mago y ellos salten como conejos dudo que fuera capaz de averiguarlo.
"A lo mejor podría hacer que ocurra algún fenómeno mágico y dejar que salten exigiendo una explicación de quién ha sido".
Luego de pensar un poco, me doy cuenta de que si hubiera algún humano podría ver las alas de la camarera y consecutivamente intentar matarla y cerrar este lugar. Me parecía muy poco lista la mujer al no ocultar sus alas para prevenir ese escenario.
"A no ser..."
Recuerdo en mis años de estudios que nos habían enseñado hechizos de camuflaje, y a lo mejor ella se había echado uno de esos en sus alas para prevenirlo. Eso explicaría que me tratase como idiota al nombrar sus extremidades traseras.
"Curiosamente ahora mismo me habría gustado tener ojos para ver lo que no puede ser visto".
Luego de un rato, noto que regresa la camarera y deja sobre la mesa un plato que calienta el aire a su alrededor y desprende un delicioso aroma. En cuando la camarera me propone que lo de sus alas sea un secreto, levanto mi vista por primera vez hacia ella, dejándole ver mis vacíos ojos blancos.
—¿Qué alas? Yo no se nada de eso, soy ciego.
Luego de dedicarle una sonrisa cómplice, vuelvo a dirigir mi vista hacia la mesa dispuesto a disfrutar de las patatas.

-¡¡¡¿Naniiiiiiiiiiiiiii?!!! -grité al ver que la chica utopía pedía una cerveza- ¡Se supone que eres menor de edad, tu no puedes beber bebidas alcohólicas! ¡Ni hablar, para ti como mucho una coca-cola! ¡Estos jóvenes de hoy en día se emborrachan cada vez más rápido, no tienen remedio alguno! -mi cara era todo un poema al estar gritando todo esto, debería de parecerme a uno de esos personajes de anime que he estado viendo- ¡Servir alcohol a menores está PRO-HI-BI-DO! ¡Ni se le ocurra servirle alcohol a esta dulce e inocente niña! Y ahora que me fijo onee-san... -forma de decir señorita, decido fijarme en la "barwoman"- ¡Tu también eres una niña! ¿Qué haces trabajando en un sitio como este? ¿Acaso este ambiente es sano para vuestras cabezas? ¡No tiene sentido alguno! ¡Soy consciente de que estamos en guerra, pero las cosas no son así!

Recupero la compostura al sentir que entra un hombre encapuchado y vi que la conocida de Chloe se dirigía a él, parece que la ha puesto nerviosa y vuelve aquí para prepararle un vaso de soda, aunque antes de llevársela me dice que enseguida me atiende guiñándome un ojo, lo propio para hacer fanservice. Al volver para atender al encapuchado noto que se ha puesto aun más nerviosa y se va a la cocina para servirle un plato. En vistas de que ya ha acabado con su cliente decido llamarla. -Sí mira, me decido por la habitación barata y bueno, realmente me da igual si es un cocktel o no, me basta con que me sirvas lo más fuerte que tengas.

Cara al ver que Chloe pide cerveza pese a su edad:

Me quedo con las ganas de que Indira me cuente las novedades porque enseguida se marcha a atender a un cliente con pinta siniestra. Y además parece que le da mucho trabajo porque va y viene a la barra varias veces. - Que no se te olvide contarnos los coti...digo...las novedades...- río de manera disimulada como si no se hubiese notado mi venazo de cotilla, esperando que al regresar nos hable y cuente cosas. Además, así le puedo presentar a Kosuke. Al girarme para mirarlo pego un pequeño bote en el taburete en que me he sentado, debido a la reacción inesperada del japonés. Me echo un poco hacia atrás alzando ambas cejas, chocando después los índices algo azorada como si me hubiese pillado en una ilegalidad, que realmente así es.

- Pero...¡si eso da igual! ya lo he probado alguna vez, me han dado mis compañeros de caravana, que también cultivan sus propias plantas en la caravana, plantas que los hacen felices y les hacen ver cosas. Además, por una cerveza no pasa nada. ¿Acaso va a venir la policía?

Pregunto con una sonrisa algo retadora, de vez en cuando me salía un poco la tontería adolescente. Si ni mi padre, ni Lyran, ni mi hermano se enteran no pasa nada. - Además, hay que divertirse. Imagina que al salir de aquí nos matan. O que ese señor raro que se ha sentado ahí decide que nos mata.-digo en voz más alta de la cuenta mientras miro a Victor entornando los ojos, exagerando un poco mi pequeña paranoia, aunque en realidad lo que estoy haciendo es copiar la desconfianza de mi hermano, que siempre me repite lo mismo.

"ten cuidad Chloe, no salgas sola Chloe, no te vayas de noche a ningún lado...¡el mundo no se va a salvar sólo y menos si nos quedamos encerrados!"

- Y si te vas a quedar aquí...que sepas que verás muchas cosas así. Hay cosas ilegales por todas partes. Más les valdría hacer otro tipo de leyes. Ahora...quiero mi cerveza.

"y mi bocadillo..."

Al parecer había ido al bar mas ruidoso de toda la ciudad, dado que uno de los clientes no se dedica a otra cosa más que gritas. Por otra parte, la que parecía ser su compañera dice algo como que a lo mejor yo los mataba, cosa que no sería mala idea.
"Hace tiempo que no hago correr la sangre".
—¿A quién llamas raro, niña?— Le digo a Chloe desde mi sitio y sin girarme hacia ella.— Si lo que quieres es morir solo tienes que pedírmelo, te lo concederé con mucho placer y más si os dedicáis a chillar molestando a los demás clientes.
En respuesta, hago que el aire gire alrededor suya, despeinándola frenéticamente pero no hago que el mini tornado tenga la suficiente fuerza como para tirarla de la silla. Luego de unos segundos, hago que pare esa corriente de aire y sigo disfrutando de mi soda junto con mis deliciosas y picantes patatas.

... Encima fumas porros... yo de ti lo dejaba, te echarás a perder -mi respuesta a ello fue una mala cara- soy consciente de que los jóvenes hoy día cometéis dichas ilegalidades, pero en serio... os estáis echando a perder con esas mierdas empezando tan pronto... aun os queda un brillante futuro por delante, aunque ahora esté cubierto de mierda guerrillera... Y para cuando haya acabado esto habrás crecido lo suficiente como para dedicarte a tales vicios.

Respiro tranquilo al saber que la cerveza que le dio es sin alcohol, soy consciente de la edad mínima para trabajar, pero pienso que este sitio no es el adecuado, aunque recapacito que ahora mismo cualquier trabajo para sacar dinero y sobrevivir es válido... Atiende a mi pedido, la cual me indica que es absenta negra, me parece bien, aunque cuando sacó la botella no pude evitar fijarme en su busto, una de mis grandes debilidades absurdas es que me quedo embobado mirando... ¡Idiota, tienes 27 años y ella es una niña, eso está mal, para de mirar jodido idiota! Al entregarme las llaves y la ficha me saca de mi ensimismamiento y me dispongo a rellenarla en su idioma, aunque mi firma si debía ponerla con mis caracteres, aunque me paro a la mitad al escuchar la amenaza del encapuchado que le dedica a Chloe y noto que el aire a su alrededor la despeina en respuesta. -El único que ha gritado aquí he sido yo y perdón por ello,  pero si quieres meterte con alguien, que sea conmigo, deja a la chica en paz. -le repliqué al que por intuición es un mago, dedicándole algo de hostilidad, que se meta con alguien que no ha hecho nada me molestaba bastante.

- Noo, yo no fumo, sólo....¡sólo lo probé una vez! de verdad...- me excuso todavía un poco azorada porque se piense que soy de las que se pasan el día fumando y tomando sustancias, porque no es el caso. Además pienso que por un poco no pasa nada, y que él se está comportando como si fuese poli o algo. ¿Y si me había engañado para hacer de agente encubierto?. Probablemente tengan cosas mejores que hacer que perseguir a muchachas que quieren una cerveza. - Además, a lo que me gustaría dedicarme es a trabajar en algún sanatorio, además de seguir ayudando a los seres sin derechos. Nada de crecer sólo para ir a los vicios. Aunque podría decirse que ya soy casi adulta, en navidades cumpliré 17. - le informo como si esa edad fuese claramente lo más similar a la mayoría de edad, para que no me trate como a una cría.

Resoplo tras inflar los mofletes al ver que la cerveza que me trae Indira es sin alcohol, sin entender que teniendo casi la misma edad que yo no me quiera servir nada alcohólico. - Genial...cerveza de esta que sabe a....mejor no digo a lo que sabe. ¡Indira! ¡y sigues escaqueándote de contarme cosas! ¿Dónde están los que habitualmente suelen estar por aquí?

"necesito saber cosas, la gente no habla más que de guerra y cosas de política, de crisis y cosas malas"

Voy a pedir mi bocadillo, aunque me extraña que sepa que quiero un bocadillo porque sólo lo he pensado. Entorno los ojos pensando si me ha leído la mente o algo, es todo raro. En ese momento una ráfaga de aire que viene de donde está el señor raro me despeina, además de acompañar su numerito con palabras poco amables. Abro la boca para replicar, bastante indignada por su comportamiento, pero antes de que pueda intervenir se me adelanta Kosuke, excusándose y saliendo en mi defensa. Le agradezco que haga eso, murmurando por lo bajo un gracias, aunque le tiro de la manga un poco para que no siga por si hay pelea o algo.

- Eso es, no estamos haciendo nada que moleste. Además, esto es un bar, no es un sitio al que venir a buscar silencio, precisamente. ¿Por qué va amenazando con matar a la gente? ¿qué le pasa para estar tan enfadado? ¿No sabe que el karma le tratará bien si usted trata bien a los demás? Si todos fuésemos más amables no estaríamos en medio de una guerra sin sentido como la que estamos.

Mientras ellos discuten, yo escucho tranquilamente mientras me termino mis patatas bravas. Una vez que acabo, saco mi botella vacía, le saco el tapón y la pongo encima de la mesa.
"Demasiado tarde niña, no puedes hablar de muerte y ahora retractarte, llevo mucho tiempo sin escuchar gritos agónicos y súplicas".
Dado que no había saltado nadie gritando que había magos en el bar, podía deducir que no había ningún humano, lo cual me decepcionaba un poco. Pero torturar magos también era placentero. Cojo mi vaso de soda y vierto el contenido en mi botella para bebérmelo luego.
—Así que prefieres que me meta contigo en vez de con la niña, ¿no?— Hablo dirigiéndome a Kosuke— En verdad no me importa a cual de los dos torturar, me viene igual de bien.
Dejo el dinero de lo que cuesta la soda y las patatas en la mesa, me guardo la botella con soda y me levanto de mi asiento mirando hacia donde estaba Kosuke, con mi cara tapada con la capucha.
—No puedes echar pecho diciendo que quieres que me meta contigo en vez de con la niña, ahora has de actuar en consecuencia de tus palabras.
Me concentro en el aire alrededor de Kosuke. Modifico la temperatura de una fina capa de aire alrededor suya, aumentando y disminuyendo su temperatura en distintas partes de la capa, modificando así su densidad. Esto provoca que, debido a la difracción de la luz en el aire, a los ojos de Kosuke todo a su alrededor está distorsionado como si alguien hubiera licuado la imagen que ven sus ojos. Acto seguido, levanto mi mano derecha y empiezo a formar lo que a los ojos de los demás son tres pequeñas esferas encima de mi palma, no mayores de unos milímetros de diámetro.

Acabo de llegar y ya me meto en líos... tch... -me ha dejado ciego, aunque al notar los cambios de temperatura a mi alrededor pude comprender de inmediato que está manipulando el aire para ello, memoricé por completo el bar pero... siendo analíticos, si tiene esa capacidad, ¿cual sería la mejor opción para atacar? ¿y para defenderme? Ahora mismo mi mejor opción es la de quitarme de mi posición actual y teletransportarme a otra, manteniendo distancias, este tipo de manipulaciones espaciales suelen tener un rango limitado, antes de teletransportarme, dejo la cartera sobre la mesa. -Chloe, págale a la camarera de mi parte. Camarera, no conozco tu nombre, pero llévate a Chloe arriba, las cosas se van a poner feas -acto seguido me teletransporto, poniendome a más o menos 50 metros detrás suya.

Ahora que me he teletransportado, puedo ver que en su mano habían 3 esferas, balas de aire... y algo me dice que cada una tiene nuestros nombres... ¡Mierda! -¡Corred, ahora! -saco 3 dagas arrojadizas de mi cinturón con mi mano izquierda al tiempo que les grito que se vayan de nuevo, canalizo magia sobre ellas y las tiro contra las esferas para poder cortarlas.