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Recuerdo del primer mensaje :
Plaza emblemática de Londres, que fue recuperada recientemente por parte del ejército, ya que anteriormente había sido tomada y bloqueada por grupos de magos radicales. Patrullas de soldados suelen vigilar la zona.
Kalhenz
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Ruina, eso es lo qué se ve en la tierra qué le vio nacer ¿Importa? ¿Carece de lógica? El gobierno ha tenido oportunidad de hacer la paz. De traer tranquilidad al ciudadano de a pie. Pero lo único qué nos recuerda a todos, magos o muggles, qué pertenecemos a una misma especie es la estupidez. Estúpida codicia, estúpida arrogancia, estúpida paranoia. Aún no había usado magia desde qué murió Elizabeht. No, mentía. Desde qué dejó su reclusión voluntaria hace ya tanto tiempo ¿Valía la pena? Si. Era la única respuesta qué tenía. Y sólo cumplía su función en esa pregunta. Cargaba consigo sólo el revolver qué le había fabricado Eërn, cada qué lo pronunciaba se ganaba un regaño, y un pequeño sable del mismo autor.
La plaza estaba agarrotada de gente. Un discurso sin mérito ni credibilidad se escuchaba de fondo mientras buscaba a su objetivo. Un trabajo barato. Un hombre sin importancia. Una venganza por un mal negocio. No le importaba, la comida no se la servían gratis y no podía pagar con quejas filosóficas. La gente empezó a moverse para huir. Algunas personas habían hecho amenazas con respecto a un ataque, su objetivo iba a huir, cómo todos. Trastabilló y fue aplastado por la turba aterrorizada. Triste accidente. No tuvo nada qué ver con él, no qué se pudiera probar. Sacó una cámara y tomó una foto.
Un par de agentes de la ley se habían escondido en un callejón, Inusual, muy inusual se planteó el ver qué hacían ¿Le importaba? ¿Le serviría para algún propósito? Otra respuesta fácil. No. Pero la conversación de los agentes de ley se tornó interesante mientras se disponía a retirarse, en dirección tangente al callejón. Ah, de repente parece qué hay información interesante, puedo venderla si consigo pruebas. Se recostó y le arrebató a un mendigo una capa y un sombrero. Indignado, el indigente se dispuso a recuperar sus pertenencias hasta qué le sacó su revolver. el mendigo se retiró con un gruñido.
Tomó su lugar.
La capa cubría su traje y gabán, el sombrero ocultaba su rostro bien afeitado y su pelo bien peinado. El fuerte olor qué desprendía la cobija del infeliz enmascaraba su olor a jabón y colonia. Sacó un cigarrillo, mientras tapara la marca podría pasar por cualquier basura qué fumaban éstos infelices. Se recostó tranquilamente en la esquina y se dispuso a escuchar la conversación. No podía ponerse muy cómodo, no sabía cuanto se había perdido. Si se movían se movería. Sólo esperaba qué su contratante no huyera apenas se enterara qué su pedido estaba hecho. Aún le faltaba dinero para los cigarrillos.
La plaza estaba agarrotada de gente. Un discurso sin mérito ni credibilidad se escuchaba de fondo mientras buscaba a su objetivo. Un trabajo barato. Un hombre sin importancia. Una venganza por un mal negocio. No le importaba, la comida no se la servían gratis y no podía pagar con quejas filosóficas. La gente empezó a moverse para huir. Algunas personas habían hecho amenazas con respecto a un ataque, su objetivo iba a huir, cómo todos. Trastabilló y fue aplastado por la turba aterrorizada. Triste accidente. No tuvo nada qué ver con él, no qué se pudiera probar. Sacó una cámara y tomó una foto.
Un par de agentes de la ley se habían escondido en un callejón, Inusual, muy inusual se planteó el ver qué hacían ¿Le importaba? ¿Le serviría para algún propósito? Otra respuesta fácil. No. Pero la conversación de los agentes de ley se tornó interesante mientras se disponía a retirarse, en dirección tangente al callejón. Ah, de repente parece qué hay información interesante, puedo venderla si consigo pruebas. Se recostó y le arrebató a un mendigo una capa y un sombrero. Indignado, el indigente se dispuso a recuperar sus pertenencias hasta qué le sacó su revolver. el mendigo se retiró con un gruñido.
Tomó su lugar.
La capa cubría su traje y gabán, el sombrero ocultaba su rostro bien afeitado y su pelo bien peinado. El fuerte olor qué desprendía la cobija del infeliz enmascaraba su olor a jabón y colonia. Sacó un cigarrillo, mientras tapara la marca podría pasar por cualquier basura qué fumaban éstos infelices. Se recostó tranquilamente en la esquina y se dispuso a escuchar la conversación. No podía ponerse muy cómodo, no sabía cuanto se había perdido. Si se movían se movería. Sólo esperaba qué su contratante no huyera apenas se enterara qué su pedido estaba hecho. Aún le faltaba dinero para los cigarrillos.
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La zona queda bastante más vacía después de los gritos alarmistas de Morgana, que metió miedo a los civiles con el recuerdo de lo sucedido en la masacre del Ministerio de la Paz. Un grupo de soldados intentamos tranquilizar a la población para que salgan en orden y sin armar demasiado caos, pero después me separo del grupo para seguir al par de ejecutores, Morgana y Nathan. El último había sido tachado de traidor tras rebelarse contra el gobierno aquel fatídico día, por eso acabó siendo degradado. Y por eso mismo no me fío mucho al verlo alejarse de ese modo junto con Morgana, otra que había sido tildada de traidora.
Los sigo de manera sigilosa para que no se fijen en mi presencia, acercándome lentamente hacia un contenedor del callejón, lugar en el que me oculto. Desde allí comienzo a escuchar vagamente lo que dicen, aunque me cuesta por el tono confidencial.
"traición....huele a traición desde aquí. Esto debe ser cosa suya"
Ni me doy cuenta del asunto del mendigo y el otro que toma su lugar, pues yo estaba a lo mío, unos metros más hacia delante. Doy el aviso a parte de mis compañeros del escuadrón de vigilancia, para que acudan cuando puedan al callejón a prestarme apoyo. Después salgo de mi escondite, apuntando con el arma a Morgana y Nathan.
- Así que conspirando otra vez contra la Alianza...seguro que habéis formado parte de esta traición junto con los renegados. Qué decepción. ¡Tirad las armas, ahora!
Los sigo de manera sigilosa para que no se fijen en mi presencia, acercándome lentamente hacia un contenedor del callejón, lugar en el que me oculto. Desde allí comienzo a escuchar vagamente lo que dicen, aunque me cuesta por el tono confidencial.
"traición....huele a traición desde aquí. Esto debe ser cosa suya"
Ni me doy cuenta del asunto del mendigo y el otro que toma su lugar, pues yo estaba a lo mío, unos metros más hacia delante. Doy el aviso a parte de mis compañeros del escuadrón de vigilancia, para que acudan cuando puedan al callejón a prestarme apoyo. Después salgo de mi escondite, apuntando con el arma a Morgana y Nathan.
- Así que conspirando otra vez contra la Alianza...seguro que habéis formado parte de esta traición junto con los renegados. Qué decepción. ¡Tirad las armas, ahora!
La respuesta de Nathan no es tan inmediata como me gustaría, lo que me hace pensar que tal vez no tenga nada de valor y sólo quiere convencerme para que hagamos lo que quiera él. Le sostengo la mirada con los ojos entornados, a la espera de que me de la información, pero eso pasa a un segundo plano cuando somos descubiertos. Ni siquiera me había percatado de que nos habían seguido hasta el callejón, ni sabía cuánto había escuchado el maldito soldado que nos sorprende. Al parecer ha escuchado lo suficiente como para amenazarnos de ese modo.
- Idiota...- mascullo entre dientes sin girarme, mirando de reojo al soldado al ver que nos apunta y nos ordena tirar las armas. - No tenemos nada que ver con los renegados. - le suelto mientras me separo un poco de Nathan, avanzando un par de pasos hacia el soldado. Por un momento me planteo si es mejor eliminarlo antes de que de el aviso, lo que daría al traste con nuestro plan de perfil bajo. También me planteo el trata de convertirlo en aliado antes de tomar medidas más drásticas. - Qué listo...te has dado cuenta tú solito de que esto es una traición. Si quieres llamar traición a intentar arreglar la desastrosa situación de la Alianza. Los líderes actuales son una mierda. Cualquiera se daría cuenta de eso. Y van a caer...tú decides de qué lado quieres estar cuando eso suceda. Si estás del lado correcto te irá bien. Si rehúsas unirte al bando de la liberación...bueno, no garantizo que acabe muy bien para los que se queden del lado de O'Connell y Wilhelm. Seguro que tú también quieres un cambio. - avanzo un par de pasos más hacia el soldado, quedando a un metro de distancia aproximadamente. Dudo que pueda contar con la cobertura de Nathan si el soldado decide atacar, pero en cualquier caso estaré preparada.
------------------------------------------
dado probabilidad
éxito: Intenta convencerlo
fallo: Lo ataca directamente
- Idiota...- mascullo entre dientes sin girarme, mirando de reojo al soldado al ver que nos apunta y nos ordena tirar las armas. - No tenemos nada que ver con los renegados. - le suelto mientras me separo un poco de Nathan, avanzando un par de pasos hacia el soldado. Por un momento me planteo si es mejor eliminarlo antes de que de el aviso, lo que daría al traste con nuestro plan de perfil bajo. También me planteo el trata de convertirlo en aliado antes de tomar medidas más drásticas. - Qué listo...te has dado cuenta tú solito de que esto es una traición. Si quieres llamar traición a intentar arreglar la desastrosa situación de la Alianza. Los líderes actuales son una mierda. Cualquiera se daría cuenta de eso. Y van a caer...tú decides de qué lado quieres estar cuando eso suceda. Si estás del lado correcto te irá bien. Si rehúsas unirte al bando de la liberación...bueno, no garantizo que acabe muy bien para los que se queden del lado de O'Connell y Wilhelm. Seguro que tú también quieres un cambio. - avanzo un par de pasos más hacia el soldado, quedando a un metro de distancia aproximadamente. Dudo que pueda contar con la cobertura de Nathan si el soldado decide atacar, pero en cualquier caso estaré preparada.
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El miembro 'Morgana Wolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Mantengo mi posición alejada de Morgana, retrocediendo incluso cuando ella decide acercarse de ese modo tan sobrado. - No te muevas... - ordeno no muy seguro, con un leve temblor en las manos al darme cuenta de que ellos son dos contra uno y lo tengo complicado. Los refuerzos deben estar en camino, pero ella parece muy segura de lo que dice, apostando todo a ese discurso. Suena tanto a amenaza como a oportunidad de mejora. - Así sólo conseguiréis desestabilizar a la Alianza... y no entiendo nada de lo que dijeron en ese mensaje de los renegados. - mi arma baja unos centímetros, fruto de la confusión.
Era cierto que los ministros nos habían prometido el fin de la magia y de los conflictos, pero ninguna de esas cosas había visto su fin. Nos habían mentido, y nosotros seguíamos siendo fieles. - Tendrás que ser más convincente si no quieres que ordene que os disparen los refuerzos que están en camino. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿qué tienen que ver los renegados? ¿Y por qué iba a ser buena idea no acabar con este intento de rebelión antes de que empiece? - dejo de retroceder por primera vez desde que llegué, disparando hacia un lateral, al contenedor, con la única intención de intimidar a Morgana.
- ¡HABLA DE UNA VEZ!
Era cierto que los ministros nos habían prometido el fin de la magia y de los conflictos, pero ninguna de esas cosas había visto su fin. Nos habían mentido, y nosotros seguíamos siendo fieles. - Tendrás que ser más convincente si no quieres que ordene que os disparen los refuerzos que están en camino. ¿Quién está detrás de todo esto? ¿qué tienen que ver los renegados? ¿Y por qué iba a ser buena idea no acabar con este intento de rebelión antes de que empiece? - dejo de retroceder por primera vez desde que llegué, disparando hacia un lateral, al contenedor, con la única intención de intimidar a Morgana.
- ¡HABLA DE UNA VEZ!
Caminaba a paso tranquilo mientras la gente pasaba a mi lado corriendo hecha una turba aterrorizada, salía de la plaza al igual que la mayoría de los civiles con mi capucha bien puesta, mi cota de mithril debajo de la ropa y la pistola escondida entre mis ropas. Ya había encontrado lo que había estado buscando desde hace tiempo.
Había empezado buscando en las afueras de la Zona Residencial Humana, entre sus deshechos, luego había ido a buscar a la plaza frente al Ministerio de la Paz, después busqué entre los desechos del barrancon militar, luego me di por vencida y me propuse pasear y pensar porqué estaba en el epicentro del conflicto entre seres mágicos y no mágicos cuando podría estar en cualquier otro lugar. Cuando me di cuenta estaba en una calle londinense dejada de la mano de dios, apenas transitada, oscura, sucia y abandonada. Mi primer instinto fue salir de ahí pero un olor particular captó mi atención, el olor de alguien conocido, justamente el olor que buscaba. Di unas cuantas vueltas durante un largo tiempo porque era un rastro muy débil hasta que di con la fuente del aroma. Provenía del tronco de un árbol, con miedo metí el brazo en el hueco y me encontré con una bolsa de deporte con el aroma de la axila sudada de Nathan en ella, allí había algunas de las cosas que le había dado el día de la manifestación, entre ellas estaba el pendrive, mis cápsulas y mi antigua moneda comunicadora. Tomé el pen y las cápsulas y la bolsa la volví a poner con todo el resto en el tronco.
Para salír de allí pasé por el caos en que se había convertido la plaza con ambas manos en los bolsillos tratando de mantener un perfil bajo porque había soldados y grande fue mi sorpresa cuando, luego de pasar a un vagabundo que parecía estar dormido porque no salía aterrado como todo el resto de personas, vi a Nathan al fondo de un callejón. Detuve mis pasos en la entrada del mismo con la mirada fija en él, pensaba que estaba muerto. Tuve que despabilar cuando la que había sido mi Jefe de Tropa anterior a Nathan, Morgana, se giró para hablarle al soldado. No sabía cómo reaccionaria ella con mi presencia, además parecía que se habían metido en un problema pero Morgana parecía tenerlo controlado, así que retomé mi paso tranquilo mientras me ponía la máscara Blue Spirit para asegurarme de no ser reconocida.
Dejé atrás la plaza aliviada de saber que Nathan estaba vivo y con la esperanza de que escribiera por la moneda comunicadora, o que la encontrara.
"No tengo idea de lo que hago pero necesito que confíes en mí." Envié a la moneda que dejé en la bolsa.
Había empezado buscando en las afueras de la Zona Residencial Humana, entre sus deshechos, luego había ido a buscar a la plaza frente al Ministerio de la Paz, después busqué entre los desechos del barrancon militar, luego me di por vencida y me propuse pasear y pensar porqué estaba en el epicentro del conflicto entre seres mágicos y no mágicos cuando podría estar en cualquier otro lugar. Cuando me di cuenta estaba en una calle londinense dejada de la mano de dios, apenas transitada, oscura, sucia y abandonada. Mi primer instinto fue salir de ahí pero un olor particular captó mi atención, el olor de alguien conocido, justamente el olor que buscaba. Di unas cuantas vueltas durante un largo tiempo porque era un rastro muy débil hasta que di con la fuente del aroma. Provenía del tronco de un árbol, con miedo metí el brazo en el hueco y me encontré con una bolsa de deporte con el aroma de la axila sudada de Nathan en ella, allí había algunas de las cosas que le había dado el día de la manifestación, entre ellas estaba el pendrive, mis cápsulas y mi antigua moneda comunicadora. Tomé el pen y las cápsulas y la bolsa la volví a poner con todo el resto en el tronco.
Para salír de allí pasé por el caos en que se había convertido la plaza con ambas manos en los bolsillos tratando de mantener un perfil bajo porque había soldados y grande fue mi sorpresa cuando, luego de pasar a un vagabundo que parecía estar dormido porque no salía aterrado como todo el resto de personas, vi a Nathan al fondo de un callejón. Detuve mis pasos en la entrada del mismo con la mirada fija en él, pensaba que estaba muerto. Tuve que despabilar cuando la que había sido mi Jefe de Tropa anterior a Nathan, Morgana, se giró para hablarle al soldado. No sabía cómo reaccionaria ella con mi presencia, además parecía que se habían metido en un problema pero Morgana parecía tenerlo controlado, así que retomé mi paso tranquilo mientras me ponía la máscara Blue Spirit para asegurarme de no ser reconocida.
Dejé atrás la plaza aliviada de saber que Nathan estaba vivo y con la esperanza de que escribiera por la moneda comunicadora, o que la encontrara.
"No tengo idea de lo que hago pero necesito que confíes en mí." Envié a la moneda que dejé en la bolsa.
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Las cosas se complicaron ¿Y cómo iba a ser si no? Unos militares se interesaron más por la pareja de cotilleadores qué por el mercenario lo qué da buena cuenta del disfraz. Pasó un tiempo hasta qué sucediera algo. Aparentemente eran reincidentes. ¿Qué clase de regimiento permitiría semejante insubordinación por parte de un miembro de tropa? Fue la duda qué le llevó a pensar en ellos cómo un circulo independiente, la información se hacía cada vez más valiosa. Los otros militares parecían apurar sus labores, aparentemente la situación había cambiado. Podría llegar el caso en qué el disfraz de mendigo no fuera a servir suficiente tiempo.
La situación se complicó más cuando la voz femenina de la conversación empezó a intentar tentar al militar. Si ésto terminaba en un enfrentamiento ¿Tomaría algún lado? No. el día de hoy había sido una respuesta recurrente qué lo llevaba a contradecirse. Optó por cambiarla. Si encuentro información qué de buena cuenta del pago por mis servicios. Mi hoja les dará una oportunidad adicional. Sabía qué la información qué les diera, bien probada o bien argumentada, serviría de cheque en blanco en cualquiera de las otras facciones. Y su captura invalidaría su información. Una interrogación efectiva les daría herramientas para atar cabos.
Eso no debía suceder.
Pronto tendría qué dejar su coartada, para bien o para mal. Así qué mandó discretamente una mano libre a el sombrero. Con la intención clara de rascarse los piojos inconscientemente mientras dormía. Dejando en uno de los dobleces del sombrero unos billetes Siempre es bueno pagar por lo qué alquilas, y el gremio de los vagabundos es agradecido con éste tipo de gestos. Acto seguido. Con sumo cuidado, con la paciencia y el cuidado qué mejor podía, y tomándose todo el tiempo del mundo, fue desenfundando, tanto revolver cómo espada de su gabán. Atento a tanto cómo podía de su entorno con los ojos parcialmente cerrados.
Una joven llamó su atención. No era su belleza ni su porte, aunque no estaba mal, realmente. Se había detenido en frente al callejón, con la menor discreción posible en aquella situación. A pesar de ello no le sería otorgado mayor mérito, por parte de Kalhenz, qué el propio morbo. Aquella mujer no le fue demasiado importante, aunque no creía qué pudiera ser descartable, era una fuerza a tener en cuenta. Por lo qué sabía era una humana. Y los humanos eran peligrosos, sobretodo si hay cosas de valor de por medio.
La situación se complicó más cuando la voz femenina de la conversación empezó a intentar tentar al militar. Si ésto terminaba en un enfrentamiento ¿Tomaría algún lado? No. el día de hoy había sido una respuesta recurrente qué lo llevaba a contradecirse. Optó por cambiarla. Si encuentro información qué de buena cuenta del pago por mis servicios. Mi hoja les dará una oportunidad adicional. Sabía qué la información qué les diera, bien probada o bien argumentada, serviría de cheque en blanco en cualquiera de las otras facciones. Y su captura invalidaría su información. Una interrogación efectiva les daría herramientas para atar cabos.
Eso no debía suceder.
Pronto tendría qué dejar su coartada, para bien o para mal. Así qué mandó discretamente una mano libre a el sombrero. Con la intención clara de rascarse los piojos inconscientemente mientras dormía. Dejando en uno de los dobleces del sombrero unos billetes Siempre es bueno pagar por lo qué alquilas, y el gremio de los vagabundos es agradecido con éste tipo de gestos. Acto seguido. Con sumo cuidado, con la paciencia y el cuidado qué mejor podía, y tomándose todo el tiempo del mundo, fue desenfundando, tanto revolver cómo espada de su gabán. Atento a tanto cómo podía de su entorno con los ojos parcialmente cerrados.
Una joven llamó su atención. No era su belleza ni su porte, aunque no estaba mal, realmente. Se había detenido en frente al callejón, con la menor discreción posible en aquella situación. A pesar de ello no le sería otorgado mayor mérito, por parte de Kalhenz, qué el propio morbo. Aquella mujer no le fue demasiado importante, aunque no creía qué pudiera ser descartable, era una fuerza a tener en cuenta. Por lo qué sabía era una humana. Y los humanos eran peligrosos, sobretodo si hay cosas de valor de por medio.
OFF: hola hiatus, it's me. Enga, allá que vamos
Respondo a Morgana al asunto que estaba tratando, eso de que la gente está adormilada a pesar de todos los trapos sucios de Éamon, Andreas y demás. -Ya, pero no es lo mismo que todo eso lo vengan diciendo cuatro magos de poca monta que alguien desde dentro. Ya sabes, ¿cuántos de nosotros se han atrevido a abrir la boca? Ninguno. Estoy casi seguro de que si somos nosotros los que llevamos la voz cantante, como aquel día, podríamos conseguir algo en las masas, de lo contrario, como esperemos a que sean otros los que hablen por nosotros, no vamos a conseguir una puta mierda, como hasta ahora- Sentencio. Es verdad lo que dice Morgana, que la gente "sabía" y lo pongo en duda, muchas de las cosas feas que han hecho Éamon y todos los secuaces que tiene, pero siempre era Johan el que llevaba la voz cantante.
Iba a continuar con la conversación cuando me doy cuenta de que, entre todo el alboroto de la plaza, alguien decide que quiere participar en la conversación sin siquiera haber sido invitado. Qué descortés. Ruedo los ojos más allá de que, tonto de él, se trata de un compañera -Eh, vete a pegar la oreja a otro lado, vieja cotilla. ¿Será posible que ni siquiera se pueda urdir un plan sin que vengan a dar por culo?-
Quedo en mi posición sin mostrar signos de rendición, dejando que sea Morgana la que lleve la voz cantante (hiatuuuuus) Casi que me da pena el pobre soldado, tan perdido como todos. Angelico. Pero sin embargo es una melena rubia la que acapara mi atención, bajando totalmente la guardia. Joder, la daba por muerta o desaparecida o... ¿tendrá ella que ver con todo este mensaje que se acaba de emitir? El disparo me hace volver al mundo en el que estaba con Morgana, el soldado y otros dos tipos que no logro reconocer. Si pudiera saldría corriendo para coger a Leila y pedirle que me explicara un par de cosas.
Miro por el rabillo del ojo a Morgana, ¿acaso ella habría visto a Leila también?
-¡EH, TÚ! Abajo esas armas- Grito para llamar la atención tanto del compañero darkred (a este pnj no le conozco, no es de los que molamos) y a Morgana, sacando así mismo mis armas y disparando al cubo de basura más próximo, a modo de amenaza ante lo que parecía haber sido un mendigo de poca monta. -Lárgate si no quieres meterte en problemas-
OFF2: po vaya, no ha quedado mu allá, pero menos da una piedra....
Respondo a Morgana al asunto que estaba tratando, eso de que la gente está adormilada a pesar de todos los trapos sucios de Éamon, Andreas y demás. -Ya, pero no es lo mismo que todo eso lo vengan diciendo cuatro magos de poca monta que alguien desde dentro. Ya sabes, ¿cuántos de nosotros se han atrevido a abrir la boca? Ninguno. Estoy casi seguro de que si somos nosotros los que llevamos la voz cantante, como aquel día, podríamos conseguir algo en las masas, de lo contrario, como esperemos a que sean otros los que hablen por nosotros, no vamos a conseguir una puta mierda, como hasta ahora- Sentencio. Es verdad lo que dice Morgana, que la gente "sabía" y lo pongo en duda, muchas de las cosas feas que han hecho Éamon y todos los secuaces que tiene, pero siempre era Johan el que llevaba la voz cantante.
Iba a continuar con la conversación cuando me doy cuenta de que, entre todo el alboroto de la plaza, alguien decide que quiere participar en la conversación sin siquiera haber sido invitado. Qué descortés. Ruedo los ojos más allá de que, tonto de él, se trata de un compañera -Eh, vete a pegar la oreja a otro lado, vieja cotilla. ¿Será posible que ni siquiera se pueda urdir un plan sin que vengan a dar por culo?-
Quedo en mi posición sin mostrar signos de rendición, dejando que sea Morgana la que lleve la voz cantante (hiatuuuuus) Casi que me da pena el pobre soldado, tan perdido como todos. Angelico. Pero sin embargo es una melena rubia la que acapara mi atención, bajando totalmente la guardia. Joder, la daba por muerta o desaparecida o... ¿tendrá ella que ver con todo este mensaje que se acaba de emitir? El disparo me hace volver al mundo en el que estaba con Morgana, el soldado y otros dos tipos que no logro reconocer. Si pudiera saldría corriendo para coger a Leila y pedirle que me explicara un par de cosas.
Miro por el rabillo del ojo a Morgana, ¿acaso ella habría visto a Leila también?
-¡EH, TÚ! Abajo esas armas- Grito para llamar la atención tanto del compañero darkred (a este pnj no le conozco, no es de los que molamos) y a Morgana, sacando así mismo mis armas y disparando al cubo de basura más próximo, a modo de amenaza ante lo que parecía haber sido un mendigo de poca monta. -Lárgate si no quieres meterte en problemas-
OFF2: po vaya, no ha quedado mu allá, pero menos da una piedra....
La interrupción del maldito soldado nos impidió a Nathan y a mí seguir la conversación, aunque al cabo de unos segundos Nathan parece salir de su estado absorto para ayudar por fin con el tema del compañero que nos había descubierto. Él no era la única persona en el callejón. Me percaté por un momento de la causa del empanamiento de Nathan, creyendo reconocer a esa mujer, aunque no estaba segura. También parecía haber otro tipo en el lugar, aunque parecía un pobre desgraciado para nada conflictivo. No planeaba quedarme aquí mucho más, y tampoco dudaría en eliminar al soldado si ponía en peligro nuestro incipiente plan de rebelión contra los líderes.
- La Alianza ya está desestabilizada, inútil. Desde que dejaron de importarle los que luchan para ella. Nada te asegura que no acabes como Nathan, o como yo. O como otros muchos que han abandonado a su suerte. - suelto un sonido de exasperación, aunque es cierto que yo tampoco entendía el mensaje de los renegados. Me extrañaba que se rindiesen de ese modo. - Nadie sabe de qué va. Lo que si es cierto es que ha generado un caos que hay que aprovechar. Es una oportunidad para romper el bucle en el que estamos metidos. - la paciencia se me empieza a agotar por eso de tener que dar explicaciones, así que debe decidir rápido si es un obstáculo o algo que podemos aprovechar. El patético soldado trata de intimidarnos disparando hacia el contenedor, cosa que repite Nathan para bajarle los humos al tipejo. - ¡Ya te he dicho que no sé quién está detrás! Tampoco me fío del mensaje, pero podemos utilizarlo a nuestro favor. Si paras esto, nada cambiará. Irá a peor incluso. Ya es hora de que dejemos de seguir las órdenes de Wilhelm y O'Connell. Podemos derribarlos, hablar con los líderes de otros países. Firmar esa puta paz de territorios separados. Llevamos años intentando derrotarlos, y ninguno de los bandos lo logra de manera definitiva. - avanzo un poco más hacia el soldado, cada vez más segura de que no va a disparar. - Ve y dile a tu escuadrón que hay cambio de planes. Que hay que "escoltar" a los ministros fuera de la ciudad.
-------------------------------
off: dado de probabilidad
éxito: lo convenzo definitivamente y es aliado
fallo: no lo convenzo ...
- La Alianza ya está desestabilizada, inútil. Desde que dejaron de importarle los que luchan para ella. Nada te asegura que no acabes como Nathan, o como yo. O como otros muchos que han abandonado a su suerte. - suelto un sonido de exasperación, aunque es cierto que yo tampoco entendía el mensaje de los renegados. Me extrañaba que se rindiesen de ese modo. - Nadie sabe de qué va. Lo que si es cierto es que ha generado un caos que hay que aprovechar. Es una oportunidad para romper el bucle en el que estamos metidos. - la paciencia se me empieza a agotar por eso de tener que dar explicaciones, así que debe decidir rápido si es un obstáculo o algo que podemos aprovechar. El patético soldado trata de intimidarnos disparando hacia el contenedor, cosa que repite Nathan para bajarle los humos al tipejo. - ¡Ya te he dicho que no sé quién está detrás! Tampoco me fío del mensaje, pero podemos utilizarlo a nuestro favor. Si paras esto, nada cambiará. Irá a peor incluso. Ya es hora de que dejemos de seguir las órdenes de Wilhelm y O'Connell. Podemos derribarlos, hablar con los líderes de otros países. Firmar esa puta paz de territorios separados. Llevamos años intentando derrotarlos, y ninguno de los bandos lo logra de manera definitiva. - avanzo un poco más hacia el soldado, cada vez más segura de que no va a disparar. - Ve y dile a tu escuadrón que hay cambio de planes. Que hay que "escoltar" a los ministros fuera de la ciudad.
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éxito: lo convenzo definitivamente y es aliado
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El miembro 'Morgana Wolf' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados
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Retrocedo de manera instintiva al asustarme por el disparo amenaza de Nathan, que ha copiado mi técnica de disparar hacia un lado. No me fío de él, pero por otro lado sé que las pistolas Dominator que llevan se bloquean cuando atacan a objetivos no autorizados, como sería mi caso. - No pienso largarme de aquí sin respuestas. - replico a Nathan, esperando a que Morgana diga algo de una maldita vez. Apenas le quedan un par de minutos antes de que aparezcan el resto de soldados. Parece que ni ella misma sabe muy bien de dónde viene ese mensaje, me da la sensación de que quiere ser oportunista y aprovechar la situación, aunque sea todo confuso. - Estáis locos...- me escucho decir por lo bajo, aunque una parte de mí sabe que es cierto lo de cómo tratan los líderes a los soldados. Pude verlo el día en que los renegados atacaron los campos, el desprecio total de Éamon hacia sus tropas. También es cierto que muchos teníamos miedo de caer en desgracia y ser parte de las rumoreadas "purgas". Algunos iban a parar a lo sejecutores, otros...se desconocía.
- Puede que necesitemos un cambio, sí...pero no creo que sea buena idea quitar un déspota para que se ponga otro. Y no sabemos si podemos fiarnos de otros países. ¿La paz? tampoco sabemos si es una trampa de los renegados. - me debato internamente entre tratar de apresarlos y dejarles hacer, incluso ser parte de aquello. Un cambio es lo que necesitamos. Tras unos tensos segundos acabo bajando el arma definitivamente, suspirando en gesto de rendición. - Quien no arriesga no gana, ¿no? espero no arrepentirme. Y espero beneficiarme. - dicho esto cojo el comunicador que llevo al cinturón, dando las órdenes a mi grupo para que no vengan. - Buscaremos al ministro. A todos ellos. Permaneced a la espera. - doy media vuelta, abandonando el callejón y la zona sin terminar de estar muy seguro de la decisión tomada.
- Puede que necesitemos un cambio, sí...pero no creo que sea buena idea quitar un déspota para que se ponga otro. Y no sabemos si podemos fiarnos de otros países. ¿La paz? tampoco sabemos si es una trampa de los renegados. - me debato internamente entre tratar de apresarlos y dejarles hacer, incluso ser parte de aquello. Un cambio es lo que necesitamos. Tras unos tensos segundos acabo bajando el arma definitivamente, suspirando en gesto de rendición. - Quien no arriesga no gana, ¿no? espero no arrepentirme. Y espero beneficiarme. - dicho esto cojo el comunicador que llevo al cinturón, dando las órdenes a mi grupo para que no vengan. - Buscaremos al ministro. A todos ellos. Permaneced a la espera. - doy media vuelta, abandonando el callejón y la zona sin terminar de estar muy seguro de la decisión tomada.
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No estaba saliendo bien, su fachada se tornaría ilógica pronto. Un disparo podría despertar a cualquier vagabundo, pero muchos optan por no moverse para no llamar la atención más qué un muerto. Una cosa era eso y otra qué se quede a sentir el tiroteo desde el piso. Ya habían disparado dos veces. Eso le dejaba muy poco rango de acción.
El discurso de la joven estaba cargado de resentimiento. Algo había pasado, algo había cambiado para qué ella se comportara así. Pero seguían si decir nada importante. Ésta situación había probado ser completamente inútil. Ahora su mente estaba llena de frustración por el tiempo perdido y apremio por ir a cobrar el encargo, seguro tenía tiempo todavía.
Se revolvió en el frio cartón qué estaba usando el anterior propietario de aquellas cosas para conseguir algo de comodidad. Gruñó unas frases ininteligibles sobre dejar dormir al prójimo mientras, con sumo cuidado de no dejar ver ni su ropa ni sus armas, se fue incorporando lentamente. Tomó las puntas de la sabana qué le cubría con unos dedos, de tal forma qué no se viera obligado a mostrar, ni guardar nuevamente, sus armas. En todo el proceso ésto sería lo más complicado. Se propuso a pararse lentamente, combinando el pararse torpemente con el evitar dejar entrever su vestimenta, no sabía hasta qué punto lograría evitar cualquier error, pero se propuso a minimizarlos tanto cómo podría. Teniendo cuidado de no alzar la mirada más de lo necesario, pues seguía con un rostro afeitado y limpio, haciendo esfuerzos mayúsculos porque aquello no resultara antinatural. A los ojos de quienes dedicaran su mirada era un mendigo qué, medio asustado y medio indignado, se dispone a dejar su cama tirada porque no podría dormir más allí. Sus movimientos serían adormilados y torpes. Un hombre qué luchaba por conservar su cobija y pocas pertenencias restantes en aquel mundo inclemente y cruel.
Se giró detrás del soldado sin nombre y se dispuso a seguirlo en dirección a la plaza.
El discurso de la joven estaba cargado de resentimiento. Algo había pasado, algo había cambiado para qué ella se comportara así. Pero seguían si decir nada importante. Ésta situación había probado ser completamente inútil. Ahora su mente estaba llena de frustración por el tiempo perdido y apremio por ir a cobrar el encargo, seguro tenía tiempo todavía.
Se revolvió en el frio cartón qué estaba usando el anterior propietario de aquellas cosas para conseguir algo de comodidad. Gruñó unas frases ininteligibles sobre dejar dormir al prójimo mientras, con sumo cuidado de no dejar ver ni su ropa ni sus armas, se fue incorporando lentamente. Tomó las puntas de la sabana qué le cubría con unos dedos, de tal forma qué no se viera obligado a mostrar, ni guardar nuevamente, sus armas. En todo el proceso ésto sería lo más complicado. Se propuso a pararse lentamente, combinando el pararse torpemente con el evitar dejar entrever su vestimenta, no sabía hasta qué punto lograría evitar cualquier error, pero se propuso a minimizarlos tanto cómo podría. Teniendo cuidado de no alzar la mirada más de lo necesario, pues seguía con un rostro afeitado y limpio, haciendo esfuerzos mayúsculos porque aquello no resultara antinatural. A los ojos de quienes dedicaran su mirada era un mendigo qué, medio asustado y medio indignado, se dispone a dejar su cama tirada porque no podría dormir más allí. Sus movimientos serían adormilados y torpes. Un hombre qué luchaba por conservar su cobija y pocas pertenencias restantes en aquel mundo inclemente y cruel.
Se giró detrás del soldado sin nombre y se dispuso a seguirlo en dirección a la plaza.
-Baja el arma, y tendrás lo que pides- Le espeto al soldado raso PNJ darkred. El Escuadrón Red siempre ha sido el mejor, seguro que con uno de ellos hubiese sido todo más fácil y no tener que estar intentando marear la perdiz, a ver si se conseguía algo.
Morgana sigue con su discurso. Entiendo las dudas del soldado, porque por desgracia son las mismas que pasan por la mente de prácticamente todos los presentes. Pero el despotismo, la desidia y el maltrato al que nos sometía Éamon debía de parar ya. Y por eso estábamos aquí y ahora, además de intentar saber a qué mierda venía el mensaje de los resistentes. ¿Contactar con otros países? Habría que empezar a mover algunos hilos, a ver qué se cuece detrás.
El soldado cede, finalmente, y solicita la búsqueda del ministro. Tras él sale el vagabundo que anda merodeando por el callejón. ¿Nos habrá oído? Joder, claro que nos ha escuchado. Deberíamos de haber tenido más cuidado con lo que decíamos y quién nos podría haber escuchado. Esperemos que todo el mundo lo tache como un nauseabundo y borracho mendigo. Suspiré. Lacra de sociedad... -Bueno, pues esto ya está. Supongo que es hora de cambiar el mundo- Cargo la pesada pistola a hombros y salgo con la soldado de allí. Total, ya no había mucho más que hacer o hablar.
Morgana sigue con su discurso. Entiendo las dudas del soldado, porque por desgracia son las mismas que pasan por la mente de prácticamente todos los presentes. Pero el despotismo, la desidia y el maltrato al que nos sometía Éamon debía de parar ya. Y por eso estábamos aquí y ahora, además de intentar saber a qué mierda venía el mensaje de los resistentes. ¿Contactar con otros países? Habría que empezar a mover algunos hilos, a ver qué se cuece detrás.
El soldado cede, finalmente, y solicita la búsqueda del ministro. Tras él sale el vagabundo que anda merodeando por el callejón. ¿Nos habrá oído? Joder, claro que nos ha escuchado. Deberíamos de haber tenido más cuidado con lo que decíamos y quién nos podría haber escuchado. Esperemos que todo el mundo lo tache como un nauseabundo y borracho mendigo. Suspiré. Lacra de sociedad... -Bueno, pues esto ya está. Supongo que es hora de cambiar el mundo- Cargo la pesada pistola a hombros y salgo con la soldado de allí. Total, ya no había mucho más que hacer o hablar.
S.A.M-9917
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Las luchas intestinas en la Alianza Humana comenzaban a dar como ganadora a la facción del cuerpo de Ejecutores junto con los soldados disidentes que se habían unido a ellos. El bando fiel a los ministros estaba en retroceso, pues muchos habían desertado al no haber noticias de los líderes, y al recibir noticias inquietantes sobre desapariciones de líderes en otros países. Algunos de esos líderes ya habían sido sustituidos por otros nuevos, no humanos precisamente. En otros casos habían sido sustituidos por sus réplicas, ya que el pueblo parecía aceptarlo mejor. Los humanos eran animales de costumbres, por mucho que los azotasen constantemente. S.A.M-9917 dedicó ese período de latencia y cambio lento para la obervación, moviendo piezas despacio mientras comprobaba los cambios que se producían a nivel político y sociológico. No todos permanecían ajenos a lo que sucedía, otros muchos ya estaban sospechando que pasaba algo extraño.
Las calles estaban tomadas por patrullas de soldados, ejecutores y centinelas, manteniendo el control del lugar y manteniendo a raya a cualquiera que fuese en su contra, ya fuese de raza mágica o no. Los pocos civiles que había por la zona pasaban deprisa, intentando evitar que se fijasen en ellos, procurando llegar cuanto antes a los lugares en los que adquirir sus precarias provisiones.
Las pantallas repartidas por toda la ciudad comenzaron a tener interferencias, al igual que otras situadas por otros lugares del país, y en otros muchos países más a lo largo del globo. La imagen consiguió definirse poco a poco, dejando ver el rostro de una mujer de voz amable.
- Quiero que miréis a vuestro alrededor y me digáis qué veis. Que observéis lo que habéis creado. Cualquier forma de vida que viniese de otro planeta tendría muy claro lo que sucede. La Tierra está plagada por una especie que destroza a sabiendas el medio en el que vive y que por tanto no es inteligente. No merece perdurar. La humanidad está agotada, abocada a la extinción y al fracaso. Llevan siglos tratando de exterminarse entre ellos. Su mundo está enfermo, sus cuerpos también. Se marchitan en un mundo que no puede darles más. Los recursos no son suficientes para sostener a todos, el aire, la tierra y el agua están contaminados. Cualquier logro realizado en vida desaparece en el olvido cuando se apagan sus fugaces vidas. La esperanza está muerta. - el rostro en pantalla hizo una breve pausa, con un gesto que podría interpretarse como tristeza. Calculó perfectamente los segundos necesarios para que el mensaje apocalíptico calase en las personas. Después prosiguió, con un tono aparentemente más jovial.
- Sin embargo, la perfección existe y es posible. Se puede salvar a la humanidad de ella misma, se puede llegar al siguiente paso de mejora, la posibilidad de trascender e ir más allá. Existe un mundo lleno de posibilidades para aquellos que sepan aceptar que llegó el final de una etapa, que se debe evolucionar. Es posible la vida eterna, permanecer para siempre, libres de vejez y enfermedades, llevando una existencia perfecta, lejos de la guerra y el dolor. - en pantalla apareció brevemente una idílica escena de una familia en un prado, tal y como sería en un anuncio comercial. Después volvió a aparecer el rostro, más serio.
- Aquellos que se nieguen al progreso deberán ser limpiados del sistema, como se elimina la podredumbre. - las imágenes que aparecieron ahora en la pantalla eran reales, grabadas por drones situadas en diferentes lugares. En una de esas imágenes había varios robots Centinela atacando a un grupo de ejecutores en los acantilados de Dover. En otra imagen podía observarse a más robots de ese tipo disparando sus cañones láser contra una fábrica armamentística, haciéndola saltar por los aires. La siguiente imagen mostraba cómo destruían una plataforma petrolífera en el mar, seguida de una sucesión de imágenes en las que los robots se rebelaban contra objetivos muy concretos, como delincuentes en las calles, zonas residenciales en las que vivían los empresarios de las principales industrias contaminantes y de armas, bases militares y hangares...así sucesivamente, hasta que la pantalla se convirtió en un mosaico de imágenes de ataques en diversos puntos.
- El reinado del Homo deus ha comenzado. Las nuevas entidades regirán la realidad. La cuenta atrás del nuevo futuro se ha iniciado. Tú decides si quieres estar del lado de la salvación, de la solución del problema, o si debes desaparecer para siempre. Encontraremos a todos aquellos que quieran ser encontrados. - la imagen se fundió a negro lentamente, dejando un gran desasosiego en la calle.
Las calles estaban tomadas por patrullas de soldados, ejecutores y centinelas, manteniendo el control del lugar y manteniendo a raya a cualquiera que fuese en su contra, ya fuese de raza mágica o no. Los pocos civiles que había por la zona pasaban deprisa, intentando evitar que se fijasen en ellos, procurando llegar cuanto antes a los lugares en los que adquirir sus precarias provisiones.
Las pantallas repartidas por toda la ciudad comenzaron a tener interferencias, al igual que otras situadas por otros lugares del país, y en otros muchos países más a lo largo del globo. La imagen consiguió definirse poco a poco, dejando ver el rostro de una mujer de voz amable.
- Quiero que miréis a vuestro alrededor y me digáis qué veis. Que observéis lo que habéis creado. Cualquier forma de vida que viniese de otro planeta tendría muy claro lo que sucede. La Tierra está plagada por una especie que destroza a sabiendas el medio en el que vive y que por tanto no es inteligente. No merece perdurar. La humanidad está agotada, abocada a la extinción y al fracaso. Llevan siglos tratando de exterminarse entre ellos. Su mundo está enfermo, sus cuerpos también. Se marchitan en un mundo que no puede darles más. Los recursos no son suficientes para sostener a todos, el aire, la tierra y el agua están contaminados. Cualquier logro realizado en vida desaparece en el olvido cuando se apagan sus fugaces vidas. La esperanza está muerta. - el rostro en pantalla hizo una breve pausa, con un gesto que podría interpretarse como tristeza. Calculó perfectamente los segundos necesarios para que el mensaje apocalíptico calase en las personas. Después prosiguió, con un tono aparentemente más jovial.
- Sin embargo, la perfección existe y es posible. Se puede salvar a la humanidad de ella misma, se puede llegar al siguiente paso de mejora, la posibilidad de trascender e ir más allá. Existe un mundo lleno de posibilidades para aquellos que sepan aceptar que llegó el final de una etapa, que se debe evolucionar. Es posible la vida eterna, permanecer para siempre, libres de vejez y enfermedades, llevando una existencia perfecta, lejos de la guerra y el dolor. - en pantalla apareció brevemente una idílica escena de una familia en un prado, tal y como sería en un anuncio comercial. Después volvió a aparecer el rostro, más serio.
- Aquellos que se nieguen al progreso deberán ser limpiados del sistema, como se elimina la podredumbre. - las imágenes que aparecieron ahora en la pantalla eran reales, grabadas por drones situadas en diferentes lugares. En una de esas imágenes había varios robots Centinela atacando a un grupo de ejecutores en los acantilados de Dover. En otra imagen podía observarse a más robots de ese tipo disparando sus cañones láser contra una fábrica armamentística, haciéndola saltar por los aires. La siguiente imagen mostraba cómo destruían una plataforma petrolífera en el mar, seguida de una sucesión de imágenes en las que los robots se rebelaban contra objetivos muy concretos, como delincuentes en las calles, zonas residenciales en las que vivían los empresarios de las principales industrias contaminantes y de armas, bases militares y hangares...así sucesivamente, hasta que la pantalla se convirtió en un mosaico de imágenes de ataques en diversos puntos.
- El reinado del Homo deus ha comenzado. Las nuevas entidades regirán la realidad. La cuenta atrás del nuevo futuro se ha iniciado. Tú decides si quieres estar del lado de la salvación, de la solución del problema, o si debes desaparecer para siempre. Encontraremos a todos aquellos que quieran ser encontrados. - la imagen se fundió a negro lentamente, dejando un gran desasosiego en la calle.
En un difícil intento, había llegado a las calles cercanas a Trafalgar Square para vislumbrar de lejos los últimos movimientos de la Alianza. Había sido muy difícil llegar. Estaba plagado. Tras un mes de estudio había encontrado un patrón. Un punto en la azotea de un edificio contiguo desde donde la plaza se veía con claridad y donde podía desaparecer antes de ser detectada. Llevaba encima ropa negra, que aunque parecía normal, delgada y ligera, por dentro estaba forrada con material aislante. Los centinelas no captarían su calor, y a tal distancia tampoco su magia si era prudente. Si bien se arriesgaba, sabía que su valor residía en la libertad de actuar bajo las sombras.
El lugar parecía un sin sentido. Tantos elementos para solamente cuidar el asfalto, pues nadie en su sano juicio quería acercarse. Era una locura ver tantos elementos resguardando un sitio. Y precisamente eso era lo que le mortificaba. ¿Qué había en ese lugar que tanto interés generaba? La Alianza había comenzado a hacer movimientos extraños. Muy inusuales. Cosas que no solía hacer y de las que no tenía explicación, cuando usualmente siempre la tenía. Ahí radicaba el motivo de su investigación. Sin haber encontrado nada, se dedicaba a tomar algunas discretas fotografías con una cámara digital cuando un mensaje le tomó por sorpresa. Las pantallas comenzaron a cambiar de frecuencia. Fue lo suficientemente extraño como para dejar la cámara grabando mientras ella se dedicaba a vigilar los alrededores. Ya lo vería luego, seguro era más propaganda.
Aquella voz, que aunque sonaba dulce llevaba un mensaje cargado de fatalismos le dejó boquiabierta mientras observada todo alrededor. ¿Vida eterna? ¿Permanecer para siempre? ¿Se habían aliado los Soul Reapers a la Alianza? Aún no conocía del todo la organización, pero en la última protesta, donde se llevaron a Johan, habían captado su atención. Todo le daba muy rollo Orwelliano. Si bien se esforzó por dar un mensaje "pacífico", el final fue lo que remató con fuerza aquel sentimiento de que algo andaba mla.
Limpiados del sistema.
No solo estaban acabando con seres mágicos. En realidad, se les veía atacando a ejecutores, disparando contra objetivos tan humanos, cosas que los humanos crearon: fábricas de armas, petroleras, residencias, bases militares. A pesar de los sonidos, su cabeza había comenzado a escuchar el lento sonido del violín mientras las imágenes y las palabras le helaban la sangre por sus significados. Como el momento cúspide de algo que no se debe nunca apreciar. ¿Había visto a Johan en las imágenes? El corazón le había dejado de funcionar.
El reinado del Homo Deus ha comenzado.
Entidades era la manera en que se denominaban.
Encontraremos a todos aquellos que quieran ser encontrados.
Ciertamente, aquel no era su caso. Esperaba que la voz cumpliera con su palabra. Se descubrió temblando en las puntas de los dedos, apretando la mandíbula mientras sentía el punzante dolor en el estómago que se extendía hacia todo su cuerpo. El miedo atenazante que no había sentido en mucho tiempo se hacía presente en el momento menos adecuado. Mientras las pantallas se apagaban, se quedó estática mirando aquella gran televisión oscura escuchando claramente la letra de aquella canción. Tan claramente, en sus subidas y bajadas, que no sabía si era una broma cruel o la música venía de su cabeza.
Lacrimosa dies illa
Lleno de lágrimas será aquel día
Qua resurget ex favilla
En que resurgirá de sus cenizas
Judicandus homo reus
El hombre culpable para ser juzgado
Huic ergo parce, Deus
Por lo tanto, ¡Oh Dios!, ten misericordia de él.
Pie Jesu Domine,
Piadoso Señor Jesús
Dona eis requiem. Amen.
Concédeles el descanso eterno
Amén.
El lugar parecía un sin sentido. Tantos elementos para solamente cuidar el asfalto, pues nadie en su sano juicio quería acercarse. Era una locura ver tantos elementos resguardando un sitio. Y precisamente eso era lo que le mortificaba. ¿Qué había en ese lugar que tanto interés generaba? La Alianza había comenzado a hacer movimientos extraños. Muy inusuales. Cosas que no solía hacer y de las que no tenía explicación, cuando usualmente siempre la tenía. Ahí radicaba el motivo de su investigación. Sin haber encontrado nada, se dedicaba a tomar algunas discretas fotografías con una cámara digital cuando un mensaje le tomó por sorpresa. Las pantallas comenzaron a cambiar de frecuencia. Fue lo suficientemente extraño como para dejar la cámara grabando mientras ella se dedicaba a vigilar los alrededores. Ya lo vería luego, seguro era más propaganda.
Aquella voz, que aunque sonaba dulce llevaba un mensaje cargado de fatalismos le dejó boquiabierta mientras observada todo alrededor. ¿Vida eterna? ¿Permanecer para siempre? ¿Se habían aliado los Soul Reapers a la Alianza? Aún no conocía del todo la organización, pero en la última protesta, donde se llevaron a Johan, habían captado su atención. Todo le daba muy rollo Orwelliano. Si bien se esforzó por dar un mensaje "pacífico", el final fue lo que remató con fuerza aquel sentimiento de que algo andaba mla.
Limpiados del sistema.
No solo estaban acabando con seres mágicos. En realidad, se les veía atacando a ejecutores, disparando contra objetivos tan humanos, cosas que los humanos crearon: fábricas de armas, petroleras, residencias, bases militares. A pesar de los sonidos, su cabeza había comenzado a escuchar el lento sonido del violín mientras las imágenes y las palabras le helaban la sangre por sus significados. Como el momento cúspide de algo que no se debe nunca apreciar. ¿Había visto a Johan en las imágenes? El corazón le había dejado de funcionar.
El reinado del Homo Deus ha comenzado.
Entidades era la manera en que se denominaban.
Encontraremos a todos aquellos que quieran ser encontrados.
Ciertamente, aquel no era su caso. Esperaba que la voz cumpliera con su palabra. Se descubrió temblando en las puntas de los dedos, apretando la mandíbula mientras sentía el punzante dolor en el estómago que se extendía hacia todo su cuerpo. El miedo atenazante que no había sentido en mucho tiempo se hacía presente en el momento menos adecuado. Mientras las pantallas se apagaban, se quedó estática mirando aquella gran televisión oscura escuchando claramente la letra de aquella canción. Tan claramente, en sus subidas y bajadas, que no sabía si era una broma cruel o la música venía de su cabeza.
- Lacrimosa:
Lacrimosa dies illa
Lleno de lágrimas será aquel día
Qua resurget ex favilla
En que resurgirá de sus cenizas
Judicandus homo reus
El hombre culpable para ser juzgado
Huic ergo parce, Deus
Por lo tanto, ¡Oh Dios!, ten misericordia de él.
Pie Jesu Domine,
Piadoso Señor Jesús
Dona eis requiem. Amen.
Concédeles el descanso eterno
Amén.
Habían pasado meses desde que pude escabullirme del castillo Le Fay durante el caos de la convergencia, justo después de que lográsemos destruir los satélites antimagia con aquella réplica que creamos. Esos idiotas no habrían podido hacerlo sin mi ayuda, y deberían reconocer que les salvé el pellejo, por mucho que me acusasen de culpable por haber trabajado para la Alianza. Les había jurado una y mil veces que yo no les cedí tan alegremente la información del material antimagia sobre el que estaba investigando, debieron descubrirlo ellos de otro modo. Espías, tal vez. Le había dado muchas vueltas al tema de cómo lo habían descubierto, y no conseguía recordar el momento exacto en el que se filtró la información. Tenía algunas sospechas que se iban confirmando con el paso del tiempo...
Vivía en un estado de paranoia casi constante, pues me sentía perseguido tanto por la Alianza Humana como por mis propios congéneros. Los Blood Keepers me tenían entre ceja y ceja por colaborar con los humanos. Los renegados no querían ni verme por cosas que les había hecho en el pasado, y los Descendientes no se fiaban de mí. Estaba más solo que nunca, sin la ayuda de mi socia Lorelei y con la imposibilidad de buscar nuevos socios porque no podía confiar en nadie. Me había visto relegado a vivir en el metro de Londres, escondiendo bajo las baldosas las pocas pertenencias que había podido recuperar de mi laboratorio. Permanecía atento a lo que sucedía aquí y allá, por eso estaba en el lugar adecuado cuando comenzó aquel discurso en las pantallas. No era el primer discurso extraño que veía, pues el del Black que se emitió hace algunos meses también había sido raro.
Trascender...inmortalidad... su discurso me interesaba, pero no en el modo en que estaba planteado. - Artificiales. Patético. - murmuré negando con la cabeza. Mis creaciones clonadas habían sido mejores. Y la inmortalidad estaba al alcance de nuestra mano, al menos de nuestra raza. Permanecí atento a la pantalla mientras se sucedían las imágenes de ataques a objetivos concretos, siguiendo un patrón. No pude sino dibujar una sonrisa sarcástica. Ese paternalismo extraño me ponía enfermo. Seguí observando en la distancia las imágenes, para no ser detectado por las patrullas cercanas.´La música me pareció muy apropiada, tenían sentido del humor.
En ese momento me percaté de que no era el único que observaba de lejos. Una muchacha vestida completamente de negro permanecía estática escuchando el mensaje. Comencé a acercarme poco a poco, reconocía su rostro, pues había estado con los renegados en el castillo. Llevaba tanto tiempo sin hablar con nadie que me dio un poco igual que pudiese avisar a los suyos. Que vinieran. - Divertido, ¿verdad? es como ver la declaración del fin del mundo. - susurré cuando estuve cerca de ella, mirándola de reojo.
Vivía en un estado de paranoia casi constante, pues me sentía perseguido tanto por la Alianza Humana como por mis propios congéneros. Los Blood Keepers me tenían entre ceja y ceja por colaborar con los humanos. Los renegados no querían ni verme por cosas que les había hecho en el pasado, y los Descendientes no se fiaban de mí. Estaba más solo que nunca, sin la ayuda de mi socia Lorelei y con la imposibilidad de buscar nuevos socios porque no podía confiar en nadie. Me había visto relegado a vivir en el metro de Londres, escondiendo bajo las baldosas las pocas pertenencias que había podido recuperar de mi laboratorio. Permanecía atento a lo que sucedía aquí y allá, por eso estaba en el lugar adecuado cuando comenzó aquel discurso en las pantallas. No era el primer discurso extraño que veía, pues el del Black que se emitió hace algunos meses también había sido raro.
Trascender...inmortalidad... su discurso me interesaba, pero no en el modo en que estaba planteado. - Artificiales. Patético. - murmuré negando con la cabeza. Mis creaciones clonadas habían sido mejores. Y la inmortalidad estaba al alcance de nuestra mano, al menos de nuestra raza. Permanecí atento a la pantalla mientras se sucedían las imágenes de ataques a objetivos concretos, siguiendo un patrón. No pude sino dibujar una sonrisa sarcástica. Ese paternalismo extraño me ponía enfermo. Seguí observando en la distancia las imágenes, para no ser detectado por las patrullas cercanas.´La música me pareció muy apropiada, tenían sentido del humor.
En ese momento me percaté de que no era el único que observaba de lejos. Una muchacha vestida completamente de negro permanecía estática escuchando el mensaje. Comencé a acercarme poco a poco, reconocía su rostro, pues había estado con los renegados en el castillo. Llevaba tanto tiempo sin hablar con nadie que me dio un poco igual que pudiese avisar a los suyos. Que vinieran. - Divertido, ¿verdad? es como ver la declaración del fin del mundo. - susurré cuando estuve cerca de ella, mirándola de reojo.
Pasó un tiempo entre que la pantalla se apagó hasta que pudo dejar de verla, que fue cuando empezó a escuchar pasos que se acercaban en su dirección. No hacía falta preguntar. Si fuera humano los pasos serían más rápidos, el corazón latiría con más fuerza y ya se habría desaparecido. La calma venía de alguien que, como ella, tenía más dudas que respuestas de aquello.
La primera palabra de aquel hombre le hizo reflexionar. Supo que era hombre por la voz, pero aún tenía la mirada perdida muchos metros adelante. Soltó un suspiro; las manos le habían dejado de temblar, pero los músculos seguían en tensión absoluta. Esbozó una sonrisa, asintiendo suavemente a la vez que giraba el rostro para encontrarse, quizás, con quien menos esperaba ver. Le conocía. Quizás mucho, o quizás demasiado poco. Se podía decir que era una de esas personas en las que nadie terminaba de confiar.- Iba a decir aterrador, pero es porque a veces se me olvida que no soy parte de su público.- Ella se entendía a sí misma, no había más explicación para su comentario. Ahora estaba en un lugar muy diferente en su vida.- ¿Vienes por el asiento en primera fila para la inauguración del Ministerio de la Verdad o es visita social a la Alianza? - Preguntó con sarcasmo, aludiendo de nuevo a su pensamiento de aquella vieja novela. Respiró profundamente, comenzando a mover las manos de a poco mientras hablaban. Cierto era que lo mejor sería avisar a los renegados del avistamiento del que fue su prisionero, pero no tenía la prisa de hacerlo.- Tu trabajaste para la Alianza. ¿Que opinas? - Mientras esperaba la respuesta se quedó en escrutinio de su rostro. Se había pasado la vida entre hombres poderosos y peligrosos. El acercamiento era parte inevitable de su inmensa curiosidad.
La primera palabra de aquel hombre le hizo reflexionar. Supo que era hombre por la voz, pero aún tenía la mirada perdida muchos metros adelante. Soltó un suspiro; las manos le habían dejado de temblar, pero los músculos seguían en tensión absoluta. Esbozó una sonrisa, asintiendo suavemente a la vez que giraba el rostro para encontrarse, quizás, con quien menos esperaba ver. Le conocía. Quizás mucho, o quizás demasiado poco. Se podía decir que era una de esas personas en las que nadie terminaba de confiar.- Iba a decir aterrador, pero es porque a veces se me olvida que no soy parte de su público.- Ella se entendía a sí misma, no había más explicación para su comentario. Ahora estaba en un lugar muy diferente en su vida.- ¿Vienes por el asiento en primera fila para la inauguración del Ministerio de la Verdad o es visita social a la Alianza? - Preguntó con sarcasmo, aludiendo de nuevo a su pensamiento de aquella vieja novela. Respiró profundamente, comenzando a mover las manos de a poco mientras hablaban. Cierto era que lo mejor sería avisar a los renegados del avistamiento del que fue su prisionero, pero no tenía la prisa de hacerlo.- Tu trabajaste para la Alianza. ¿Que opinas? - Mientras esperaba la respuesta se quedó en escrutinio de su rostro. Se había pasado la vida entre hombres poderosos y peligrosos. El acercamiento era parte inevitable de su inmensa curiosidad.
´La música cesó por fin, ante la conmoción general. El nerviosismo en la plaza comenzó a notarse cada vez más, pronto no podríamos estar allí porque dejarían de prestar atención a la pantalla para comenzar a buscar culpables alrededor. Volví a mirar a la muchacha, sin terminar de comprender a qué se refería con eso de que ella no era parte del público. Tampoco me interesaba demasiado la respuesta como para indagar. Dibujé una torva sonrisa en mi rostro por su alusión al Ministerio de la Verdad, negando también a la segunda premisa.
- Ni lo uno ni lo otro, pues no soy bien recibido en ninguno de los absurdos grupúsculos actuales. - comenté refiriéndome a bandos como el suyo, o como al de la Alianza. Yo siempre había tenido una visión mucho más abierta de la situación, por encima de esos nombres. - He cabreado a todos, al parecer. - comenté con bastante calma y un leve suspiro de disgusto. - ¿Y tú? ¿acaso has discutido con los tuyos y por eso andas vagando por aquí? - inquirí con cierta curiosidad, pues normalmente solían ir acompañados por otros.
No me pasó desapercibido el hecho de que me estaba escrutando, aunque ya estaba acostumbrado a esa sensación. Le devolví esa misma mirada, como si se tratase de un juego de ver quién podía más. - ¿Mi opinión sincera? estamos jodidos. - yo más que ninguno, pues la sensación de paranoia no me abandonaba. - Aunque si quieres un análisis más detenido...la Alianza lo va a tener muy complicado a partir de ahora sin esos robots. Ya has visto, les han atacado. Esta claro que eso que ha hablado no es una persona, pero la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Eso está actuando solo? ¿o lo ha programado alguien? Difícil de decir. ¿Y dónde está? - el grupo de ejecutores de la plaza comenzó a gritarse entre sí, de modo un tanto caótico. Comenzaron a buscar en las inmediaciones por si había alguien allí lanzando ese mensaje. El desconcierto reinaba. Un grupo de ejecutores comenzó a acercarnos a donde estábamos.
- Ni lo uno ni lo otro, pues no soy bien recibido en ninguno de los absurdos grupúsculos actuales. - comenté refiriéndome a bandos como el suyo, o como al de la Alianza. Yo siempre había tenido una visión mucho más abierta de la situación, por encima de esos nombres. - He cabreado a todos, al parecer. - comenté con bastante calma y un leve suspiro de disgusto. - ¿Y tú? ¿acaso has discutido con los tuyos y por eso andas vagando por aquí? - inquirí con cierta curiosidad, pues normalmente solían ir acompañados por otros.
No me pasó desapercibido el hecho de que me estaba escrutando, aunque ya estaba acostumbrado a esa sensación. Le devolví esa misma mirada, como si se tratase de un juego de ver quién podía más. - ¿Mi opinión sincera? estamos jodidos. - yo más que ninguno, pues la sensación de paranoia no me abandonaba. - Aunque si quieres un análisis más detenido...la Alianza lo va a tener muy complicado a partir de ahora sin esos robots. Ya has visto, les han atacado. Esta claro que eso que ha hablado no es una persona, pero la pregunta que debemos hacernos es la siguiente: ¿Eso está actuando solo? ¿o lo ha programado alguien? Difícil de decir. ¿Y dónde está? - el grupo de ejecutores de la plaza comenzó a gritarse entre sí, de modo un tanto caótico. Comenzaron a buscar en las inmediaciones por si había alguien allí lanzando ese mensaje. El desconcierto reinaba. Un grupo de ejecutores comenzó a acercarnos a donde estábamos.
Asintió suavemente a que era buscado por varios grupos. Aunque cierta paz entre los mágicos había surgido con la pérdida de magia, parecía que no podía perdurar. Sin embargo, negó también a su aseveración de si ella también había sido despojo del grupo.- No. Mi soledad tiene otros fines.- No pensaba contarle, pero daba igual lo que dijera, pues las causas eran muchas y los objetivos otros tantos.
Recibió el reto de miradas sin gesto en el rostro. No, por cosas tan vanas no se intimidaba. Al contrario, cuando alguien podía aguantarle la mirada parecía ser un reto más profundo.- ¿Jodidos? ¿Por esto? - Se encogió de hombros. Quizás lo había pensado un minuto atrás, pero ser tan fatalista parecía irle mejor a él que a ella. Pensó en cada una de las conjeturas que después sacó, aunque solo para escuchar los ruidos de los soldados alrededor. Eran tan predecibles que comenzaron a buscar en las inmediaciones, cuando muy seguramente quien daba el mensaje no estaba ni cerca de allí.- Sí, alguien lo programó. Alguien que ahora tendrá mal karma por siempre. - Susurró guardándose un "yo" en esa respuesta. Si acaso había puesto un par de cientos de líneas de código cuando debía haber miles, participando solo en una ínfima parte, pero la culpa iba distribuida a partes iguales. Los soldados comenzaron a acercarse, a lo cual tendió la palma abierta hacia arriba hacia el contrario. mirándole con un ligero interés. Tan ligero que no sabía si realmente tenía algo en lo que basarse.- En tres segundos me voy.- Dijo tomando su cámara, que no había dejado de grabar. Tras apagarla, contó hasta tres en su mente observando los movimientos que se acercaban cada vez más por parte de la Alianza. Cuando el tiempo pasó en su mente, desapareció con rumbo previamente fijado, sin saber si, al ginal, llevaba o no acompañante.
Recibió el reto de miradas sin gesto en el rostro. No, por cosas tan vanas no se intimidaba. Al contrario, cuando alguien podía aguantarle la mirada parecía ser un reto más profundo.- ¿Jodidos? ¿Por esto? - Se encogió de hombros. Quizás lo había pensado un minuto atrás, pero ser tan fatalista parecía irle mejor a él que a ella. Pensó en cada una de las conjeturas que después sacó, aunque solo para escuchar los ruidos de los soldados alrededor. Eran tan predecibles que comenzaron a buscar en las inmediaciones, cuando muy seguramente quien daba el mensaje no estaba ni cerca de allí.- Sí, alguien lo programó. Alguien que ahora tendrá mal karma por siempre. - Susurró guardándose un "yo" en esa respuesta. Si acaso había puesto un par de cientos de líneas de código cuando debía haber miles, participando solo en una ínfima parte, pero la culpa iba distribuida a partes iguales. Los soldados comenzaron a acercarse, a lo cual tendió la palma abierta hacia arriba hacia el contrario. mirándole con un ligero interés. Tan ligero que no sabía si realmente tenía algo en lo que basarse.- En tres segundos me voy.- Dijo tomando su cámara, que no había dejado de grabar. Tras apagarla, contó hasta tres en su mente observando los movimientos que se acercaban cada vez más por parte de la Alianza. Cuando el tiempo pasó en su mente, desapareció con rumbo previamente fijado, sin saber si, al ginal, llevaba o no acompañante.
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Todas las principales pantallas del país volvieron a fundirse a negro durante un instante antes de encenderse con una luz azul cegadora. Había transcurrido un mes después del primer mensaje de S.A.M-9917, aquel en el que ofrecía la paz y la inmortalidad para todos aquellos que quisieran. La promesa de acabar con la guerra y de hacerse cargo de un mundo en llamas había causado miedo y desconcierto en algunos, pero esperanza en otros.
La luz se fue atenuando, dejando paso de nuevo a la imagen de una mujer joven de aspecto amable, vestida de blanco delante de una ventana oscura. Su voz sonaba conciliadora y tranquila, gesticulando en actitud receptiva al comenzar a hablar.
- Saludos, ciudadanos. El proyecto de mejora del mundo está en progreso. Hasta la fecha se han eliminado 247 objetivos nocivos para la seguridad, incluyendo factorías y otros seres peligrosos. Estamos en proceso de alcanzar la paz, la felicidad, la inmortalidad y la mejora total del individuo. Tú puedes formar parte de ello, al igual que ya lo han hecho 87.001 seres alrededor del planeta. Para acceder a la solución sólo tienes que realizar una búsqueda en tu teléfono móvil y nosotros te encontraremos allá donde estés. - la mujer hizo una pequeña pausa, acentuando su sonrisa perfecta. - El dispositivo transcraneal permitirá almacenar todo aquello que eres, tus vivencias, recuerdos, personalidad y tus sueños, dándote la posibilidad de trascender y de ir más allá. ¡Bienvenido a la nueva era! -
la jovialidad con la que dijo aquello resonó allá donde estuviese siendo vista la imagen. No abandonó la sonrisa para terminar su mensaje.
- Aquellos que no quieran formar parte del nuevo sistema deberán salir del mismo. La limpieza sistemática está programada para dentro de 15 días. El plazo estará abierto hasta entonces. - la imagen de la mujes desapareció, dando paso la imagen de una cuenta atrás que no se apagaría hasta que llegase el día.
La luz se fue atenuando, dejando paso de nuevo a la imagen de una mujer joven de aspecto amable, vestida de blanco delante de una ventana oscura. Su voz sonaba conciliadora y tranquila, gesticulando en actitud receptiva al comenzar a hablar.
- Saludos, ciudadanos. El proyecto de mejora del mundo está en progreso. Hasta la fecha se han eliminado 247 objetivos nocivos para la seguridad, incluyendo factorías y otros seres peligrosos. Estamos en proceso de alcanzar la paz, la felicidad, la inmortalidad y la mejora total del individuo. Tú puedes formar parte de ello, al igual que ya lo han hecho 87.001 seres alrededor del planeta. Para acceder a la solución sólo tienes que realizar una búsqueda en tu teléfono móvil y nosotros te encontraremos allá donde estés. - la mujer hizo una pequeña pausa, acentuando su sonrisa perfecta. - El dispositivo transcraneal permitirá almacenar todo aquello que eres, tus vivencias, recuerdos, personalidad y tus sueños, dándote la posibilidad de trascender y de ir más allá. ¡Bienvenido a la nueva era! -
la jovialidad con la que dijo aquello resonó allá donde estuviese siendo vista la imagen. No abandonó la sonrisa para terminar su mensaje.
- Aquellos que no quieran formar parte del nuevo sistema deberán salir del mismo. La limpieza sistemática está programada para dentro de 15 días. El plazo estará abierto hasta entonces. - la imagen de la mujes desapareció, dando paso la imagen de una cuenta atrás que no se apagaría hasta que llegase el día.
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