Pasillos de la Academia Ouroboros

-Acabo de escuchar tu apellido- Aclaró a Johan y se sorprendió de que hubiese escuchado su nombre. ¿Por qué? ¿Rodrigo la había mencionado? Aquello le dio cierta esperanza pero el “era” le hirió. Aún así mantuvo la mirada hacia Johan aunque sus ojos se volvieron cristalinos  no lloró -Murió defendiendo lo que amaba- Sonrió de lado y  tras eso sí que bajó la cabeza. Ignoró el hecho de que la morena se fuera. Sólo podía pensar en Rodrigo, el sanador que de guerrero tenía lo que ella de madre, poco o nada. Pero seguramente estaba protegiendo gente, tal como lo había hecho ella. Alzó lentamente la cara cuando habló de su madre, sonriendo de lado -Así que está viva… O al menos eso crees- Dijo con una sonrisa triste. La muchacha seguía viva y el legado de Rodrigo también.

-Irónico- Indicó por lo bajo cuando escuchó lo de los Souls -Di mi vida para protegerla de los Souls y acabó uniéndose. Aún siendo bruja. El mundo ha cambiado demasiado desde la última vez que estuve aquí y no es precisamente agradable- Apretó la mano alrededor del arakh antes de moverse hacia un lado y señalar el camino para que se retirara -Consigue un sanador, Scalovix. Tu abuelo, tu madre…Ya deberías saber la importancia de ellos- Si él no comenzaba a caminar, ella sí y lo hizo hacia la entrada -Te daré un consejo que no me has pedido pero… Abraza a tu hija como si fuera la última vez. Todas y cada una de las veces que lo hagas, porque en el mundo en el que vivimos realmente no sabemos cuándo será nuestro último aliento- Le recorrió el rostro con la mirada, intentando encontrar en él algo de Rodrigo pero no pudo. Sintió que su corazón ardía de dolor pero se permitió sentirlo porque sólo yendo a través de él cerraría aquel capítulo -No planeaba sacrificarme por tu madre y, aún así, lo hice- Bajó la mirada, asintiendo para sí misma, y se dio media vuelta para irse de allí hacia la entrada.

Al final Victorya se fue sin que pudiésemos despedirnos de una manera más personal, así que sólo le pude decir un 'cuídate' después de que se ofreciese para ir a la misión si hacía falta. Le dije que sí contaría con ella si hacía falta, pero en el fondo no pensaba llamarla porque lo mejor era que se quedase aquí. Más seguro. Al final me quedé a solas con Lyosha, asintiendo con orgullo a eso de que mi abuelo materno defendió defendiendo lo que amaba. Mi abuelo paterno también murió protegiendo a la familia. Ojalá pudiese asegurar lo de mi madre. - Sé la importancia de ellos, y me casé con una sanadora, así que he aprendido a usar magia de sanación para casos así. El sanador de la misión seré yo. - no era tan bueno como Jo, pero si podía atenderles si era necesario.

El consejo sobre mi hija me dejó bastante tocado porque no quería pensar algo así, aunque sabía que ella tenía razón y que no había tiempo que perder. No me esperaba su Consejo, pero menos aún lo que dijo sobre sacrificarse por mi madre. Aquello si que era desconocido para mí. Sólo sabía de su nombre por alguna mención de mi madre y abuelo sobre la época de los Soul Reapers. Tampoco habían profundizado en aquello lo suficiente como para que yo tuviese más datos. Si aquello era así, y la mujer tampoco tenía motivos para mentir, debía estarle agradecido por lo que hizo en el pasado. - No lo sabía...gracias Lyosha. Espero que en algún momento puedas contarme algo más de aquella época. Ahora mismo sólo puedo saber más cosas a través de ti. - la vi marchar con el gesto apenado por la revelación sobre Rodrigo, dejándola ir. Desaparecí de allí cuando la perdí de vista.

Me desaparecí de la UCI del hospital para reaparecer en los pasillos de la Academia. Todavía llevaba el pijama azul de la guardia y maldijo en todos los idiomas que se le ocurrieron por no haber pasado antes por el vestuario para coger alguna prenda, de modo que tendía que usar algo de magia para no entrar en hipotermia. Aquellos pasillos ahora estaban prácticamente vacíos, con sus anchos corredores el viento campaba a placer, las ventanas estaban abiertas porque a alguien le daría miedo el Coronavirus o que el olor a viejo se quedara impregnado en las paredes. Se encontró con una cualquiera y le preguntó por el despacho de Jack Newton, y dijo algo así como que no sabía bien si estaría allí o si seguía en su periodo vacacional. Le dio una serie de indicaciones que tuvo que realizar para alcanzar las talladas puertas del despacho de Newton. Tocó la puerta en varias ocasiones, llamando al viejo Descendiente para que le abriera. Igualmente trató de escuchar atentamente en el interior, por si se escuchaba movimiento.

Regresé a la academia para adelantar tarea pendiente, como hacer correcciones de exámenes de alumnos y ponerme al día para cuando reiniciaran las clases. Tras la conversación con Catherine me había quedado más claro que nunca las discrepancias internas que teníamos, extremadamente notorias. Los problemas se veían venir, especialmente desde los dos últimos mensajes enviados por Sayid. En uno alertaba de temas con los Pendragon, lo mismo que me había dicho Catherine sobre matrimonios concertados. Lo otro era un cónclave con varios puntos a tratar, a cada cual más interesante.

La llamada a la puerta interrumpió mis divagaciones, levantándome para ir a abrir. Me sorprendió que fuese Oscurus el que me buscase, no solía hablar con él a menudo. Le hice pasar tras el saludo protocolario, haciendo que se sentase en la silla frente a la mesa de mi despacho. - Tú dirás, Galenus...¿Qué te trae a mi despacho? ¿algún problema en el hospital? - no sabía si Lucio había regresado ya al trabajo o no, pero en mi opinión ya era hora.

- Si tienes algo de importancia que decir será mejor que sea ahora. Hay un cónclave próximamente y puede que la información que aportes sea de interés. - añadí con seriedad mientras guardaba los exámenes de los estudiantes en una carpeta, metiéndola después al cajón.

Devolví el saludo protocolario al viejo cuando me invitó a pasar, cerrando la gruesa puerta al entrar y dirigiéndome a la silla del despacho en la que me invitó a que me sentara, que hice de una forma muy cómoda, sentándome de medio lado, con el brazo por encima del respaldo y las piernas cruzadas. -¿Hay un Cónclave? Pues quizás es interesante que conozca cierta información previa al mismo. Salude a mi primo de mi parte- Jugué con las yemas de mis dedos sin mucho interés para volver a mirar al viejo Newton después de que guardara los exámenes en su cajonera. Continué hablando del tema cuando escuché el ruido de la madera del cajón al cerrarse -El hospital bien. Tranquilo. Ya se encargó Chloe Hacksaw de dar el alta a la inmensa mayoría de los pacientes y ahora están todas las instalaciones preparadas para recibir a aquellos que vuelvan a bajar a la superficie después de luchar contra la máquina. Ah. La máquina… En fin, Quería preguntarle una cosa, ¿qué opinión le trae la Brigada de las… ¿cómo se hacían llamar? ¿Mil Grullas? Espero que tenga migas de pan para darles de comer, porque ya vuelan en libertad- Volví a mirarle de regreso, alzando las cejas y clavando mis ojos azules en él. Según Lucio, él les había encerrado y ahora, el medimago les había liberado, y necesitaba saber cómo podía reaccionar a aquello en consecuencia. Y más estando un Cónclave tan próximo, qué pena que no pueda ir, se lo pasaría en grande viendo los puñales volar de un lado a otro de la mesa

Eché un vistazo de reojo al reloj de pared para ver cuánto tiempo se iba a pasar allí Oscurus, prestando atención únicamente cuando dijo el nombre de Chloe Hacksaw asociado al hospital. - ¿Está allí la estudiante de Lucio? Tiene una carta de cese de empleo y sueldo por negligencia con la fuga de Bellatrix. Ella le dio el alta y la envió a prisión, donde se fugó usando portales. No puede desacatar la orden por el error cometido. - comenté molesto porque alguien debía haber metido mano. Lucio, o probablemente Aldaron, que era el director sustituto durante la baja de Lucio. Me iban a oír.

La mención de la Brigada hizo que frunciese el ceño, especialmente cuando dijo eso de que ya volaban en libertad. Imposible, no se habían cumplido las 24 horas decretadas en calabozos. Me levanté de la silla soltando un suspiro de molestia, apoyando las manos sobre la mesa. - Sus conductas disruptivas deben ser castigadas, porque si no todo el mundo empezará a tomarse la justicia por su mano, desacatando lo decretado por los Descendientes. ¿Te refieres a que se han fugado de prisión? ¿Qué información tienes? - rodeé la mesa para acercarme más a él, intentando aparentar tranquilidad aunque estuviesen agotando mi paciencia con cada contratiempo que surgía. Aquello era culpa de toda la gente que se nos había metido allí, y de los jóvenes pusilánimes del Consejo.

- ¿O acaso alguien ha dado la orden de liberarlos...?

Asentí con un leve movimiento de cabeza a modo de respuesta de si estaba Chloe allí, ¿por qué no habría de estarlo? No tardó en darse cuenta de que había metido la gamba hasta el fondo. -Me señor, supongo que mi opinión le importará poco o nada. Pero le voy a ser franco. Chloe Hacksaw es compañera mía, es una gran trabajadora y mejor persona. Si la bruja del Consejo estaba bien en el hospital no hacía nada, más que utilizar los escasos rescusos del hospital para mantenerla, agravar y poner en peligro a los pacientes con sus estupideces de médium. Si la Bellatrix se ha escapado de prisión no es culpa de una decisión médica, sino de la seguridad de la Guardia. Esa es la que quizás debería revisar. Hable con Descendiente de Ibn Salah. O con la General Hua, suspéndales también de cargo y sueldo- Le respondí con total franqueza sin alterar mi tono, neutro, pero directo. Aquella conversación no era por lo que había venido al despacho del viejo, pero le había alterado los planes y se había recolocado mejor en la silla, pasando a una más recta, con el cuerpo adelantado y con los brazos sobre las rodillas. -Ya le he expuesto mi opinión. Si tiene algo que tratar sobre ese tema o las gestiones deficitarias del hospital, hágalo con Lucio o con Aldaron- Porque aquello era harina de otro costal, la gestión del hospital. Pero ya metió el dedo en la llaga y su primo salió a relucir.

Disfruté de su ceño fruncido y le seguí con la mirada sin moverme yo siquiera un ápice. Aquella era la reacción que esperaba, por supuesto. Volví a colocarme en una posición mucho más cómoda, volviendo a cruzar las piernas. -Es obvio que ya NO están en prisión- Respondió a su primera pregunta, sonriendo de medio lado. Parece que el viejo no era muy de metáforas. Dirección: acción y reacción, como su antepasado. Ladeé la cabeza, dejándola caer sobre los hombros. -Estoy de acuerdo con usted. Sin embargo…. Parece que hay gente, próxima, muy próxima a ambos que no comparte su opinión sobre este espinoso tema. A mí me da exactamente igual si esa Brigada estaba en prisión por robar manzanas o por escándalo público. La jurisprudencia queda a manos de otros. Pero parece que sus decisiones no han sido muy bien recibidas. Puede preguntar a Lucio qué opina del tema, seguro que él le puede instruir en la razón por la cual considera que esa pandilla de salvajes pueda volar libremente. No voy a ser yo quien “le lleve la contraria”. Esa gente, riéndose de todos nosotros, empezando por usted. Pregúntele, pregúntele. Mañana se van a ver, ¿no es así?- Alcé la ceja levemente, recostándome en el asiento y alzando la mano de nuevo para jugar con las yemas de mis dedos, recorriendo el pulgar por cada una de ellas.

Oscurus salió en defensa de su compañera de trabajo, cosa que me extrañó porque tenía cierta fama de antipático. Hice un sonido de indignación cuando echó las culpas a Amaya o a Sayid.

- Eso no es de tu incumbencia. Ellos no estaban al tanto de la decisión unilateral de la residente. Actuó sin pedir permiso, de manera imprudente. Eso es incontestable. En todo caso son Lucio y Aldaron los responsables de readmitirla.

Hice un gesto de que dejase de lado ese tema, pasando al que más me interesaba. Tuve que disimular mi enfado ante Oscurus, eso de venir a quejarse de ese modo no me ofrecía confianza alguna. Mi cara de extrañeza fue difícil de ocultar al escuchar el nombre de Lucio. No me esperaba eso de él a pesar de ser un desviado.

- Desconozco de donde sacas esa información, pero le preguntaré para que me saque de dudas. Si es cierto, tendrá que responder por sus actos. No sé qué pretendes viniendo aquí para eso, pero cualquiera diría que no tienes en gran estima  a tu primo.

Le invité a salir, utilizando mis poderes gravitatorios para empujarlo hacia la puerta del despacho sin violencia.

- Gracias por tu visita e información. Ya hablaremos, tengo mucho que hacer.-

Me despedí de él sin amabilidad, terminado de sacarlo del despacho para salir yo también de allí, cerrando la puerta antes de marcharme. Había mucha información que recabar.

Me encogí de hombros, pues ya suponía que mi pequeña observación por la compañera pelirroja iba a levantar alguna espina especialmente porque nadie me había pedido mi opinión y viendo que se lo estaba tomando como algo personal, estaba claro que Newton debía estar metido en el ajo de alguna forma, una mano negra que se cierne, queriendo mandar sobre algo que no era de su incumbencia -Y tampoco la gestión del personal del hospital, y aquí estamos hablando de ello- Respondí muy secamente al descendiente sin ningún tipo de censura, tema que parecía o no llamarle la atención o no interesarle o a sabiendas de que posiblemente la había cagado. En cualquier caso se apuntó el dato de la aparente defensa férrea de la gestión de la Guardia. Aquello sí que no era mi tema y solo me importaba el hospital.

-Se aprende muchas cosas viendo, oyendo y asintiendo. Sé de lo que hablo y sé de quién estoy hablando, de lo contrario no le haría perder su tiempo ni el mío, y mucho menos el tiempo que requieren mis pacientes- Me levanté de la silla, con claro gesto para salir -La relación con mi primo es asunto mío, y de Lucio-

Ya me iba a ir, pero había que reconocer que me echara de esa forma me había tocado las pelotas a dos manos. -Vigílese la espalda. Es una recomendación como amigo- Le avisé desde la puerta señalándole. Saltaba a la legua a la vista de todos los ciudadanos las confrontaciones y discrepancias que había en la política de Ouroboros desde que se volviera a levantar la isla tras la caída por el apagado mágico. El Torneo del Fénix era una pantomima, estaba cada vez más claro y si el Consejo seguía así, la isla caería otra vez, y esta vez, por su propio peso. Cerré sin prestar gran atención a la puerta, posiblemente de un portazo y salí de la academia, desapareciéndome para volver a la UCI del hospital.