Aula de clases y prácticas. Academia Ouroboros

Acudo al aula dedicada a instruir a nuestros discípulos, después de haber enviado un howler (carta que envía el mensaje gritando) a Reiv. Hace ya semanas que trato de contactar con él, y más después de que me metiese cierta prisa por iniciar los entrenamientos. Ahora el que se está retrasando es él, y tampoco tengo todo el día para dedicarle, dada la delicada situación actual. En esta ocasión acudo a la sala sin llevar a mi dragón, el que vieron la ocasión anterior. Llevo también bajo el brazo un par de tomos de libros relacionados con el tema que trataremos, además de algunos objetos en un cofre que se irán viendo conforme avance la sesión.

Por suerte la sala está vacía en este momento, y el aire nada viciado me indica que no ha habido nadie aquí con anterioridad. Está acondicionada del modo estándar, pero es modificable según la lección que se vaya a impartir. Dejo los libros sobre la mesa y tomo asiento en una de las mesas dedicadas a los mentores, instructores, maestros o como quieran llamarnos, apoyando los codos sobre la mesa mientras entrelazo las manos en actitud reflexiva, mirando al frente. Mis ojos permanecen mirando al frente, clavados en el reloj de arena que hay a la entrada de la puerta.

"No me gusta que me hagan esperar, así que espero que no tarde demasiado en llegar. Mostrará si realmente tiene interés o si sólo se quejaba de mi ausencia porque sí"

Me echo a un lado la capa, terminando por desabrocharla para dejarla sobre la silla, así estaré más cómodo. Por ahora creo que soy el primero de los míos en comenzar con las lecciones, tal vez a excepción del galeno, que tuvo que dar una improvisada lección práctica de sanación. Ya es hora de que comiencen a aprovechar los conocimientos que se les brindan. El conocimiento debe fluir y echar raíces fuertes en las siguientes generaciones. De lo contrario terminaremos por perder nuestra esencia, por volvernos mediocres y olvidar de lo que eran capaces nuestros ancestros.

Recorro los pasillos a toda prisa, pero sin llegar a correr por ellos, tampoco es cuestión. Un minuto arriba o abajo no va a cambiar mucho, teniendo en cuenta que ya llego tarde. Tampoco tengo muy claro dónde es el aula esa, así que me pierdo un par de veces antes de conseguir llegar. El dragón se remueve en brazos, aleteando un par de veces, un tanto incómodo. Ya va pesando demasiado y siendo bastante grande como para llevarlo así, pero no tengo tiempo para que se ponga a jugar a mitad de camino.

Finalmente doy con la dichosa aula, entrando al extraño lugar. No he visto antes nada menos parecido a un aula. Todo blanco, con una escultura extraña y un gran reloj de arena en la puerta. Observo todo eso durante algunos segundos, antes de fijarme en Snagov, que está al fondo, sentado en una mesa de madera, lo único más típico de un profesor que se puede encontrar en el aula. Me acerco a él un poco más despacio, aunque todavía un tanto acelerado por las prisas.

- Lamento la tardanza. He tenido algunos problemas para llegar hasta aquí y...tampoco tenía muy claro cuándo habíamos quedado.

"bueno, eso y que el otro día me pillé una borrachera del 15"

- Supongo que me ha llamado para empezar ya directamente con las clases, entrenamiento o lo que sea, ¿no? He traído a Svart. Aquí estará mejor atendido y más seguro hasta que sea lo suficientemente fuerte. - dejo al dragón en el suelo, para que pueda ya moverse libremente por el lugar.

Clavo mis ojos en Reiv cuando lo veo aparecer, una mirada siniestra que parece augurarle la muerte. Ademas se atreve a hablar y a excusarse.

-¿Que problemas? Te atacó un centinela?

Digo con un evidente tono mordaz, destilando un aura de mil demonios. No le respondo a lo demas, le indico con un tosco gesto de mi cabeza que se siente en la silla frente a mi. Dedico una mirada mas compasiva a su dragon.

-Faasnu, fahdon. -su dragon levanta la cabeza y me mira. Entonces comienza a moverse por ahi tranquilamente. Luego vuelvo a clavar mi poco amistosa mirada en el.

-Vale. Lo primero que debes hacer es aprender el dracónico. La lengua de los dragones. No espero que consigas dominarla a nivel arcano hasta que tu propio dragón madure y decida concederte ese don, pero para criarlo deberas conocer ciertas palabras para poder entrenar con el como es debido.

Muevo un enorme y antiguo libro hacia su lado de la mesa.
-Tambien debes conocer las caractaristicas de los dragones negros y su historia. Que sabes de los dragones negros? Hay cosas escritas en el libro tambien, si no sabes, busca. Y empezarás aprendiendo los numeros. Has de saber que espero mucho de mis aprendices. Mas te vale estar preparado.

No me pasa desapercibido el tono sarcástico que usa para cuestionar los motivos por los que he llegado tarde, parece ser de estos profesores a los que le digas lo que le digas van a saber responderte de manera irónica. Ya tuve algunos así en mi época en el Inquisitor College, pero se supone que aquellos no les llegan ni a los talones en nivel a estos. Ya veremos lo que pueden aportar. - No en esta ocasión, pero sí que los probé de primera mano otra vez. - le aclaro algo molesto para que sepa que sí me he enfrentado a ellos, así que no es cuestión de andar bromeando con eso.

Tomo asiento mientras él dedica unas palabras a mi dragón, que le hace más caso a él que a mí, aunque tenga que ver con eso de que sabe su idioma. - Entendido, lo del idioma ya lo suponía...no sé por dónde empezar pero trataré de dominarlo lo antes posible para poder hablarle de ese modo. Aunque...tengo una duda. Hace algún tiempo había un dragón negro por la zona de Bastion Hollow, uno que también trabajaba para Termeritus Jones. Ese dragón era capaz de hablar nuestro idioma, sin perder su forma de dragón. Pero no estoy seguro si realmente hablaba o lo dirigía a tu cabeza. ¿Eso es habitual?

El libro que mueve hacia mi es bastante tocho, con pinta de antiguo y de haber pasado por muchas manos. Lo abro con curiosidad, comenzando a pasar las hojas, aunque no entienda nada en absoluto. Esto va a ser bastante difícil. Alzo la mirada de nuevo, sintiéndome un poco estúpido cuando me pregunta qué sé sobre dragones negros, básicamente nada. Culpo mentalmente al sistema educativo, tratando de responder lo poco que conozco.

- Conozco algo de las especies...creo que el mío es un Ridgeback noruego. Las especies negras son del norte, me parece. Por lo demás no sé nada de su historia. No nos enseñaron mucho sobre ellos en clase, en el Inquisitor. Y en Hogwarts no pude terminar de estudiar porque ya sabe lo que pasó. Arrasaron el colegio.

"y luego yo, listo de mí, voy y me meto a aurores. Qué imbécil"

- Enhorabuena

Es mi unica y seca respuesta mientras miro aquel otro libro de los que habia traido, sin mirarlo a el ahora.
-Como que no sabes por donde empezar con lo del idioma? Te lo estoy poniendo ahi frente a tus narices. Empieza por algo basico. Los numeros. Pagina 89. Ae, Ero, Deal, Fas, Kui, Des, Gen, Txen, Grea. Los lees? Es posible que necesites saberlos para educar a tu dragón. Es un negro....lo vas a tener jodido. Si al crecer decide que mereces la pena y no te devora puede que hayas hecho algo bien.

Su dragoncillo me mira cuando me escucha contar en la lengua arcana. Son ecos del instinto pasado el que tienen, reconocen ese idioma sin haberlo aprendido, pues va en su sangre. Asiento cuando menciona a aquel dragón

-Smaug. Lo conozco. No personalmente... un dragon codicioso que se puso al servicio de unos magos porque consideró que el sacaba un beneficio mayor. No tengo ni idea de donde está ahora pero lleva tiempo sin versele por aqui. Y si, algunos dragone son tan poderosos que pueden proyectar sus palabras en nuestras cabezas, usando meramente la magia. No te quepa duda que Smaug tambien podia caminar cual humano o elfo...otra cosa es que quiera. Eso para muchos es indigno.

Cuando dice Ridgeback noruego a mi me da la risa, recordando entonces los nombres aquellos que les dan en las escuelas de magos. Pero es una risa desapasionada. Le paso mi libro, uno igualmente viejo pero bien conservado. En el, a parte de un monton de texto en draconido, estan las imagenes de un dragon negro devorando una manada de gente, agarrando la bola del mundo con sus garras. Frente a el hay otro blanco que se le opone.

- En el tiempo en que nacieron las estrellas y los sueños empezaron, los dioses de la luz y la oscuridad donaron al mundo sus hijos: eran los primeros dragones. Esos regios reptiles que se encumbraban por los cielos de eran diez: cinco para cada dios. Los primeros servían al dios de la luz, y como tales daban brillo y fuerza al mundo. Los segundos, servían al dios de la oscuridad, criaturas de maldad implacable. Los dragones malignos eran los de color negro, rojo, azul y blanco. El negro, en tu caso....son aquellos capaces de lanzar poderosas llamaradas y bocanadas de acido corrosivo y letal. Son muy, muy independientes.

Le paso otro tomo, este es algo más sencillo, porque a parte de ser mas ligero está en su idioma. Lo habia escrito yo mismo. Es un libro muy preciado que no deseo que se separe de mi nunca. Pero ahora necesito que el busque algo ahi.
- Eso podras entenderlo .Busca algo mas de la historia de los dragones negros. Debes comprenderlos. Debes saber que ellos ya no están determinados al destino que les asignaron en un principio.

"no me equivocaba, este tío es un borde. En fin...esperemos que se vaya relajando un poco"

Busco la página que me dice, un tanto irritado por eso de que me trate como si fuese tonto. Al menos para empezar no parece complicado eso de saberse los números, pero intuyo que la parte de la gramática y el aprender más vocabulario y saber cuándo usarlo será más complicado. Leo los números tratando de memorizarlos, pero alzo la cabeza en cuanto dice eso de que puede decidir devorarme en cuanto crezca.

- ¿Aunque lo trate bien tratará de devorarme? Yo no soy de esos que van por ahí tratando de manipular a sus dragones, desde que nació creo que lo he estado criando de la manera correcta.

"quitando que he estado ausente durante bastante tiempo...pero fue culpa del torneo"

Desvío la mirada hacia mi dragón, que anda por ahí entretenido explorando el lugar. Es cierto que lo cogí de manera 'ilegal' en aquella expedición que hice con Mireya, en la zona de Bastion Hollow. Los huevos estaban en un nido de un campanario semiderruido, y aparentemente abandonados. La sorpresa vino cuando descubrimos que no fue así, teniendo que escapar de un furioso dragón adulto, tal vez su progenitor, o un miembro de la familia.

- De todos modos me preocupa que crezca y sea consciente de que lo saque de donde vivía.

"mierda, es como si fuese una especie de hijo adoptado"

Asiento cuando menciona el nombre de Smaug, ese dragón había tenido su papel en el conflicto. En parte de ese conflicto estuve yo presente, cuando aquel asunto de las calaveras de los Soul Reaper, las que habían entregado al dragón como tesoro por colaborar en la guerra. En aquella ocasión me asocié con Setelah Barret para el negocio de las calaveras, consiguiendo que el dragón que protegía Bastión de Magos abandonase a Bertram al ver que era una copia falsa. Después engañé al dragón diciendo que creía que la calavera que buscaba estaba con los muggles o los resistentes, quitándomelo así de encima y mandándoselo para que atacase. Lo mejor será que no vuelva a cruzarme con ese dragón. Presto ahora atención al libro que me muestra, observando las ilustraciones sobre los tipos de dragones. Lo cierto es que los magos somos bastante insignificantes en magia, en comparación con la que poseen los dragones.

- ¿Sólo ácido? eso no lo sabía. Pero yo he visto al tal Smaug lanzar fuego...a no ser que sea una mezcla o algo. No sé. - cojo otro de los libros que me pasa, esta vez con su nombre. El tipo debe ser una eminencia en el tema y seguro que no es su único libro. La idea de que no estén determinados al fin que tenían el principio me agrada bastante, relacionándolo también con la libertad de elección, el no estar destinado únicamente para un fin.

- Creo que entiendo a lo que te refieres...no tienen por qué ser malvados sólo porque su raza esté en teoría destinada a serlo.

Me incorporo hacia delante clavandole una mirada gélida cuando se excusa diciendo que el no es de esos que andan por ahi explotando a SUS dragones.

-Ahora es solo una cría. ¿Cuantos hijos no se revuelven contra los padres aun cuando éstos los trataron bien? No hay manera correcta.... él te juzgará al crecer, cuando sepa más, su instinto hablará....deberás ser alguien realmente especial para que decida no morder la mano que lo crio. Podrá verte bien como el que le puso las cadenas o como un aliado en quien confiar. Quizá como un amigo...

Miro a su dragon negro, mi ceño, levemente fruncido, mi mirada, brillante bajo mis cejas castañas. Me acaricio la barba pensativo esperando que el se ponga en serio con lo de lenguaje

-He dicho que potentes llamaradas y acido

"este crio no me escucha!!!"

-Tu tarea es que para la proxima vez que nos veamos, te hayas aprendido todos los numeros, más una manera de llamar a tu dragon en su idioma. Y pedirle que lance fuego. Tambien quiero que extraigas la historia del origen de los dragones de esos volúmenes que tienes ahi. Qué paso durante sus guerras y cómo han llegado hasta nuestros dias. Por cada fallo que cometas, te haré llorar una lágrima de sangre. Lección 1 terminada.

Y me echo para atras en mi silla, sosteniendome sobre las patas traseras en un ligero balanceo, brazos cruzados y mirada clavada en él, igual de serio que...durante todo el rato, a decir verdad.

La referencia de los hijos que crecen detestando a sus padres me hace acordarme de mí mismo hará unos 7 años, cuando descubrí quién era mi padre, odiando con todas mis fuerzas lo que fue y lo que hizo. O lo que no hizo, porque realmente no me crió. Detestaba tanto su condición de miembro de la Resistencia como su condición de padre ausente, pero realmente era la segunda la que más me molestaba. Afortunadamente con el tiempo fui comprendiendo lo que sucedió, él no sabía de mi existencia, por lo que no tenía fundamento real seguir detestándolo de ese modo. Poco a poco esa sensación de rencor y rabia se fueron diluyendo, dejando paso a una simple nostalgia por lo que podría haber sido y no fue, cierta tristeza por no haber podido tenerlo como padre antes de que se convirtiese en vampiro. Todas estas reflexiones me hacen darme cuenta de que no es tan extraño eso de revolverse contra el progenitor, incluso en los casos en los que se ha criado. En esta situación no es lo mismo, pero es algo por el estilo.

- Aliado no estaría mal. Pero es preferible que sea como amigo, que exista confianza mutua.

"aunque todavía es muy joven para entender eso de la confianza. Sólo sabe que le doy de comer."

- Por cierto, ¿cuándo aprenderá a volar? ¿y a cazar? He pensado llevarlo a que empiece a cazar, no quiero que se quede rezagado en eso o que no aprenda. ¿y cuando alcanzará una madurez suficiente para comunicarse conmigo, más allá de que entienda las palabras que le diga?

Capto su irritación al escucharlo repetir lo de las llamaradas y el ácido, aunque se ve que antes no lo escuché bien y me quedé solo con lo segundo. Como esto ha sido error mío lo mejor será no decir nada, aunque empiezo a abrumarme un poco por toda la tarea que me manda. Además, los libros demasiado gruesos, no sé el tiempo que me llevará. Por un breve instante pienso que si hubiese elegido a otro tal vez habría tenido que estudiar menos, aunque trato de motivarme mirando un momento a mi dragón, pensando en lo importante que será el que sepa entenderlo y tenerlo como compañero.

"jooder...cuántas cosas. ¿Lo de la historia no podría hacer un resumen y ya?"

- Está bien.- acepto un tanto resignado, comenzando a recoger los libros de la mesa. Lo de la lágrima esa de sangre me ha sonado fatal, pero tal vez sea en sentido metafórico. Lo que sea, prefiero no preguntarlo. - Entonces...¿qué? ¿me marcho ya? ¿para cuando tiene que estar eso listo? ¿No me va a mandar alguna tarea que sea más de acción? ¿Va a haber alguna clase de examen o control al final del entrenamiento?

Asiento de brazos cruzados y ya está cuando dice que prefiere amigo. Mas le vale. Si se desvia del camino yo mismo me voy a encargar de reconducirlo. Vigilarlo estrechamente. Ya lo habia hecho antes, pues yo mismo fui uno de los que propuso a Reiv para el torneo. Y no solo por lo del dragon, en realidad se habian juntado algunas cosas mas.

-Ya deberia saber cazar. Y volará pronto. De hecho...¿no vuela aun?

Me encojo de hombros a lo de la madurez suficiente- eso nunca se sabia. Dependia de tantas cosas.
-Pueden pasar aun varios años. Se sabe que los dragones de menos de 6 u 8 años nunca se han comunicado con humanos. Incluso algunos cuando adquieren la capacidad ni si quiera lo hacen, porque no quieren.

Luego cuando ya le he mandado tarea, que vaya aprendiendo el idioma y que se informe de la historia de los dragones, se pone a preguntar y me pide una clase más practica y si habra examen final. Me levanta de la mesa cruzado de brazos.
-Que dices de examen final? La vida es un constante examen final, no me hace falta ponerte uno. Para aprender de dragones no necesitas mejorar tu apartado fisico. Sin embargo....tambien entrenaré el resto de tus habilidades mágicas. ¿Qué sabes hacer?

- Creo que no, a menos que haya cazado algo en mi ausencia. Volar...poca cosa, lo he visto planear más bien. Creo que debo sacarlo a algún espacio abierto. Aquí no puedo enseñarle ni a cazar ni a volar. ¿Algún consejo para empezar?

Resoplo con algo de impaciencia al saber que todavía tardaría en poder comunicarme con él de una manera más completa que como lo haría tal vez con un perro, que te entiende y tú más o menos lo entiendes pero con el que la comunicación no es para nada completa. - Esperemos que él si quiera comunicarse. - me levanto cargando los libros, pensando que él ha dado la clase por concluida, aunque ha sido algo corta la sesión. Hago un gesto al dragón para que se venga conmigo, pensando que ya va siendo momento de marchar puesto que tengo tarea y nada más que hacer aquí. Me detengo un momento cuando me pregunta por las habilidades, sin tardar demasiado en responder sobre aquellas que soy capaz de realizar sin el uso de varita, que es lo que usaba antes para hacer hechizos.

- Pues se me da más o menos bien el manejo del fuego. Y puedo transformar cosas, variando su forma y tamaño. ¿Por qué lo pregunta?

- A volar no le puedes enseñar tú. Ellos aprenden por instinto. Ya lo hará. Sácalo a los jardines más seguido. Estudia al aire libre. Aprenderá de las corrientes y el uso de la cola. Acá no aprenderá a cazar del todo, pero volar sí y eso es uno de los primeros pasos.

Noto con curiosidad cómo desea comunicarse con el dragón, era un buen inicio al menos. La comunicación siempre era vital. Ya le sería mucho más fácil cuando aprendiera un poco más del lenguaje de los dragones, el suyo se vería más estimulado.

-Fuego. Muy bien. Ya me encargaré de esas habilidades, mientras tanto nos mantendremos en la teoría-

Advirtió pensando en el resto de cosas que aprendería de él y se despidió con un hosco gesto de la cabeza para retirarse.

Camino con los pesados libros en brazos, en dirección hacia la puerta. El dragón me sigue andando, mientras Snagov me da unos últimos consejos, como sacarlo de allí más a menudo con el fin de que aprenda a volar pronto. Me pregunto qué más podrá enseñarme este mentor, además del trato con dragones, su lenguaje y otros conocimientos relacionados. De todos modos creo que debería entrenar todavía más, no sólo con él, sino por mi cuenta, para mejorar otras cosas. Me despido de él antes de que se marche, pensando que al final no ha ido tan mal como creía. Lo único malo es que tengo tarea como para estar encerrado estudiando una semana. - Bff....mira todos los deberes que me han puesto.- comento al dragón tras soltar una especie de suspiro resignado, abriendo la puerta con el pie porque llevo los brazos ocupados.

"debería llamar a un dragón mayor para que me ayudase a hacerlos. Y justo después de preguntarle seguro que me arrancaba la cabeza de un bocado"

- Vamos Svart, a trabajar al jardín, como ha dicho el señor siempreestoydemalhumor de los dragones. Tenemos deberes ambos, yo estudiar, y tú...aprender a volar.- y dicho esto salgo de allí con mi dragón, rumbo a los jardines con unos cuantos retos que cumplir.

Entro a las aulas de clases de Ouroboros llevando mi carpeta de apuntes y demás cosas para tomar notas, sentándome en uno de los pupitres vacíos que hay en el lugar. No somos más que 6 o 7 en clase, se nota que la gente está algo inquieta después del ataque que hubo en la boda y todo lo que vino después. Yo me marché de casa de los Le Fay al poco de llegar, no me apetecía quedarme allí aburriéndome, así que me vine para la isla de nuevo. No me he enterado de nada de lo que sucedió después, ni me he contactado mentalmente con nadie.

Aguardo a que comience la clase de hoy, que creo que era la de Dioscórides. Espero que la profesora ya esté recuperada y pueda venir. Si no es así supongo que nos mandarán a Lucio, a darnos clases de pociones curativas. Mientras espero me pongo a dibujar en una esquinita del pergamino, haciendo monigotes de Yaroslav con su melena al viento y su enorme martillo. Apoyo la mejilla en la mano, suspirando mientras le dibujo corazoncitos por arriba.

"es tan moooono"

Entré con aquel caminar cadencioso que me caracterizaba. Era la primera clase que daba después del ataque en la boda y también la primera que daba en mucho tiempo. Tanto que ni siquiera sabía que daría de clase. Igual me preparé, que proyectar confianza era necesario después de las vilesas que ocurrieron en el pasado cercano.

- Buenos días, buenos días a todos.- Comencé en cuanto toqué el aula de clases. Me indignaba que fueran tan pocos, seguro que mi materia era de las importantes, pero no le di importancia. Igual estaban los valientes. Me senté apenas en el filo del escritorio, con mis brazos extendidos sobre el mismo, de frente a los estudiantes. Me dejaban a desear en cuanto a aspecto personal, aunque uno se veía lindo.- Bueno, será que no los veo mucho o que hay caras nuevas...- Suspiré con una ligera sonrisa.- Bienvenidos a la clase de herbología. Espero que le saquen provecho.- ¿Era de herbología? - Iniciaremos con una dinámica. Vayanme diciendo qué quieren aprender y...- Y quizás haré como que los escucho...- y haremos quizás algo práctico.- Mientras hablaba, ya estaba pensando en la decoración del salón. Quizás algunas enredaderas por el techo y las paredes y algunas flores venenosas al fondo.

Y me dicen su nombre, que es importante que lo sepan.- Finalizó antes de seleccionar a la primera incauta, la que estaba dibujando corazoncillos por su cuaderno. Ay, que el amor de adolescente era cosa seria.

Sigo dibujando de manera distraída hasta que entra la profe, a la cual saludo con una sonrisa y un buenos días. Pongo las manos un poco por encima del pergamino porque me da corte que vea que he estado pintarrajeando la hoja con corazones y bellos rusos. Me alegra que esté de vuelta tras el ataque de la boda, y seguro que ya recuperó sus poderes, como mi hermano o los Knox. Comienzo a poner la fecha en la parte de arriba en otro cuaderno que había traído, poniendo como título Herbología y subrayando después. Miro alrededor para ver si alguien se anima en ser el primero en responder, ya que me da algo de vergüenza comenzar con las preguntas. Finalmente alzo la mano para pedir el turno de palabra, presentándome en primer lugar. Creo que ya me presente en la fiesta, pero no está demás hacerlo ahora con el resto de gente.

- Mi nombre es Chloe Hacksaw, y he estado dando lecciones de magia sanadora con Lucio. Me he apuntado también a esta clase porque creo que si quiero ser una buena sanadora es necesario que aprenda también sobre herbología, antídotos, pociones y demás... - me quedo pensativa unos segundos, por si tengo algo más que añadir. - Puees...a mi me interesaría aprender a fabricar algunas pociones, por ejemplo la matalobos. Mi hermano es licántropo, y es necesaria, aunque cada vez esté aprendiendo a controlarse más y más porque le ayudan los de su clan. - no me da reparo decir lo que es Ian, aunque en algunos eso sigue despertando miradas recelosas. - También quisiera aprender a fabricar pociones herbovitalizantes, que los renegados suelen necesitarlas muy a menudo. - finalizo con las ideas que se me ocurren por el momento, aunque al fin y al cabo es la profe la que decidirá por dónde debemos empezar.

Me aparecí donde se imparten las clases de herbología con unas marcadas ojeras, fruto de no haber dormido a causa de patrullar toda la noche alrededores de Londres para buscar el rastro de dos vampiros pasándose de la raya. Busqué el aula que corresponde y miré en su interior, encontrando a Sofía, la mujer que buscaba, pero parecía haber empezado la clase.

Escucho la palabra "matalobos", provocando una mirada de curiosidad ante la chica que lo acababa de decir. Le di una larga bocanada al cigarro, encendido ya de hace un rato, y tiré el humo hacia fuera de la clase, respetando la norma de no fumar, y me apoyo en la puerta para dejar mi mano con el cigarro fuera, impidiendo que entrase el humo.

- Hola, Sofía. Lamento molestarte. ¿Habláis de los de mi raza? -

Me voz era seria, pero no borde, dado que a lo que había venido era para pedirle un favor. Nunca me había molestado su presencia, a diferencia de la de Sarah.

- He encontrado vegetación nueva por los alrededores de Londres. Es muy similar a la que hay en Grecia, pero allí se la considera una flor asociada con la muerte y el inframundo y me extraña que haya llegado hasta aquí.-

Cuando la vi aquella noche en el bosque lo primero que pensé fue en Acudir a Matvey por eso de que consideraba la flor como algo del inframundo, pero supuse que me daría una hostia al hacerle perder el tiempo con flores en vez.

- Espero no estar interrumpiendo tu clase… -

Miré al conjunto de estudiantes que había allí. Se notaba que eran magos por su enclenque físico, que esperaba que compensasen con habilidades útiles para un combate no muy lejano que les esperaba.

Florecilla:

Chloe, sí, bienvenida.- Dije cuando la chica inició con su presentación. Me parece que ya la he conocido con anterioridad, quizás en la boda, que no soy muy de socializar y es lo único para lo que salí en los últimos meses. Cuando la chica menciona a Lucio mi mente divagó hasta su coletita sexy, volviendo solo cuando inicia a decir sobre lo que desea aprender.

La mata lobos es bastante avanzada para quien no tiene conocimientos previos, iremos paso a paso. Las dos tienen ingredientes complejos de encontrar, pero puede hacerse. Quizás empecemos con la herbovitalizante, así vamos primero por lo más sencillo.- Al menos la chiquilla tenía ambición, no parecía solo ir a calentar la banca. Estaba por pedir al siguiente incauto que hiciera su presentación cuando Altair aparece en el lugar. Me sentí complacida de que fuera a buscarme. Después de todo, siempre me pareció un lobo guapo.

Hablamos un poco de todo. Quizás te convenga tomar mi clase, Chloe quiere hacer matalobos.- Sonreí de lado, aunque más que matar lobos me hacía más interés despertarlos.

En Grecia… relacionada con la muerte… creo que te refieres a los asfódelos . Puede ser una flor extraña, pero crece en todo el mundo. Es flexible con los climas ¿Por qué te preocupa?- Negué suavemente a lo de interrumpir la clase, la verdad es que ya me quería ir, pero supuse que no podía si era yo la maestra.- No, no interrumpes. Ya va siendo hora de un viaje de campo. ¿Dónde las encontraste?

Asiento porque estoy de acuerdo en comenzar con la herbovitalizante, que al fin y al cabo es la que más van a usar mis amigos. Ian suele tener bastante controlado lo de alejarse las noches de luna llena, aunque espero que pronto logre el control suficiente de su forma de licántropo como para poder quedarse. Algún que otro compañero deja escapar un suspiro de alivio porque no tendremos que preparar la matalobos, que se ve que es más compleja. La interrupción de la clase por parte de Altair es totalmente de mi agrado, ya le había echado el ojo a ese Descendiente de verlo por la isla. No es Yaroslav, pero también lo metería en mi top 10. Tan embobada estoy que pego un pequeño respingo al escuchar que la profesora le dice mi nombre a Altair, sonrojándome porque Sofía diga que quiero hacer matalobos delante de Altair.

- S-sí, lo decía por los licántropos que todavía no pueden controlarse. Mi hermano está en ello. - aclaro así un poco que no me refería a él. Después guardo silencio por educación, por no interrumpir la conversación de los dos profesores. Presto atención a cada palabra, poniendo interés en los datos para tratar de recordar si sabía algo al respecto. Todo lo que sé de magia hasta ahora me lo ha enseñado Lyran, que daba clases a los niños en la base de la Resistencia. Alzo la mano tímidamente, espero que no se tomen a mal la intromisión. - Es originaria de Europa, así que creo que no significa nada raro encontrarla por aquí, en principio no debería suponer un problema. Los antiguos griegos asociaban el asfódelo con la muerte y el inframundo, creyendo que había una hermosa pradera de asfódelos en los Campos Elíseos, y consideró que era sagrado para Perséfone, diosa de la primavera y la reina del mundo subterráneo. Asphodel se creía que la comida favorita de los muertos, por lo que comúnmente se plantó cerca de las tumbas. - me callo tras terminar de comentar lo que me sonaba de esa planta, pensando que si Dumbledore levantara la cabeza me daría 10 puntos para Gryffindor. Y si no fuese de Gryffindor pues me jodería, me quedaría sin nada. Un par de compañeros bostezan por la explicación, otra toma apuntes como una loca y otra hace un sonido un poco despectivo, como ridiculizando lo que acabo de decir. A esa la ignoro sin más.

-Ught, matalobos. Ya solo de olerla me entran nauseas, si haceis avisadme para no estar por aquí - Dije con la nariz arrugada tras una arcada, recordando la cara de mi madre cuando la bebía la semana previa a la luna llena.

Escuché a Sofía, y chasqueé los dedos al recordar que se llamaban Asfódelos, lo había tenido en la punta de la lengua desde que las había visto y tuve un pequeño orgasmo mental al oirlo. Chloe terminó la explicación igual o mejor que lo hubiese un libro, que aproveché para darle la última calada a mi cigarro, tras lo que lo apagué en la palma de mi mano y tirándolo a la basura cercana a la puerta. Empecé a sentir como la quemadura se regeneraba poco a poco hasta desaparecer completamente y empecé a observar al resto de alumnos de forma amenazante, dada la falta de interés que mostraban.

- Todo correcto, señorita Hacksaw, pero está incompleto, por mi culpa en parte. Se me ha olvidado decir que las he encontrado en el cementerio, y no hay un par, habrá como docenas de la noche a la mañana. ¿Y sabes qué pociones se pueden hacer con los Asodelfos?- Miraba a Chloe a los ojos, retándole para ver si realmente sabía de lo que hablaba o simplemente había tenido un golpe de suerte con su explicación anterior.Le lancé a Sofía una mirada cómplice cuando dijo lo del viaje de campo.

-Totalmente de acuerdo. La herbología no es solo cultivar en el terrario, pero no se puede obligar a ningún alumno a salir de la isla, Sofía. Que se una quien quiera, aunque creo que Chloe no sería de ayuda.

Le ofrecí la mano a Sofía y esperé a que algún alumno se uniese (Chloe, ejem) para aparecernos en el cementerio.