Libros de todas las materias impartidas por los Descendientes, además de antiguos manuscritos.
Bajo el cuidado del Descendiente de Merlin, Sean Eire, y sus acólitos.
Tiene un hechizo de protección que no permite el robo de libros.
Bajo el cuidado del Descendiente de Merlin, Sean Eire, y sus acólitos.
Tiene un hechizo de protección que no permite el robo de libros.
Gwen Pendragón
Raza
mensajes
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Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Me encontraba en la biblioteca. Había tomado asiento cerca de una de las ventanas tras recopilar varios tomos entre mis brazos interesada en conocer aquello que no aparecía en los libros que teníamos nosotros.
Mantenía las piernas cruzadas y una postura implacablemente recta mientras mis ojos exploraban con rapidez el contenido de aquellas páginas, demasiados años perdidos sin registrar.
Fruncía el ceño de cuando en cuando, sobre todo al leer ciertos datos que no concordaban con la realidad según estaba escrita en mis libros. Ambas islas, la suya y la nuestra habían permanecido ajenas al mundo exterior por bastante tiempo, aunque seguramente al estar la nuestra en tierra nos habíamos preocupado más de lo que sucedía en ella e incluso habíamos intervenido. Como cuando los dragones se pusieron a quemar aldeas y mis tatara-tíos tuvieron que salir a controlarlos.
O cuando mi abuela había tenido que dialogar con el tal Termeritus para llegar a un pacto y que no se hiciese con el control de nuestros dragones. De aquello en Ouroboros no sabían nada al parecer.
Mantenía las piernas cruzadas y una postura implacablemente recta mientras mis ojos exploraban con rapidez el contenido de aquellas páginas, demasiados años perdidos sin registrar.
Fruncía el ceño de cuando en cuando, sobre todo al leer ciertos datos que no concordaban con la realidad según estaba escrita en mis libros. Ambas islas, la suya y la nuestra habían permanecido ajenas al mundo exterior por bastante tiempo, aunque seguramente al estar la nuestra en tierra nos habíamos preocupado más de lo que sucedía en ella e incluso habíamos intervenido. Como cuando los dragones se pusieron a quemar aldeas y mis tatara-tíos tuvieron que salir a controlarlos.
O cuando mi abuela había tenido que dialogar con el tal Termeritus para llegar a un pacto y que no se hiciese con el control de nuestros dragones. De aquello en Ouroboros no sabían nada al parecer.
Gwen Pendragón
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La lectura estaba resultando interesante y reveladora, a pesar de no encontrar información sobre nuestra familia y que nuestras versiones sobre la historia difiriesen bastante estaba disfrutando de aquel rato tranquilo y en soledad en la biblioteca.
Aquel día me había tomado la libertad incluso de subir los pies para reposarlos en una de las sillas vacías dado que apenas había gente rondando por allí. Seguía inmersa en las páginas cuando uno de nuestros guardias apareció. Con rapidez bajé los pies y adopté una postura mucho más correcta clavando mi mirada en él como si su repentina presencia sin un aviso previo me hubiese parecido de mala educación.
Llevó su mano al pecho saludando con una inclinación de cabeza y me informó de la llamada de mi hermano Darren. Desvié la mirada a la ventana mientras explicaba que había tardado un par de horas en encontrarme y en la razón de que requiriese de mi presencia.
Así que una boda...y no nos habían invitado. Asentí al guardia haciendo un gesto con mi mano para que se retirase y desapareció casi al instante. Cerré el libro y toda la lectura acumulada antes de ponerme en pie.
Estiré mi vestido en el que se había marcado alguna arruga por el paso del tiempo en la silla y abandoné el lugar.
Aquel día me había tomado la libertad incluso de subir los pies para reposarlos en una de las sillas vacías dado que apenas había gente rondando por allí. Seguía inmersa en las páginas cuando uno de nuestros guardias apareció. Con rapidez bajé los pies y adopté una postura mucho más correcta clavando mi mirada en él como si su repentina presencia sin un aviso previo me hubiese parecido de mala educación.
Llevó su mano al pecho saludando con una inclinación de cabeza y me informó de la llamada de mi hermano Darren. Desvié la mirada a la ventana mientras explicaba que había tardado un par de horas en encontrarme y en la razón de que requiriese de mi presencia.
Así que una boda...y no nos habían invitado. Asentí al guardia haciendo un gesto con mi mano para que se retirase y desapareció casi al instante. Cerré el libro y toda la lectura acumulada antes de ponerme en pie.
Estiré mi vestido en el que se había marcado alguna arruga por el paso del tiempo en la silla y abandoné el lugar.
Me siento en una de las mesas con otra persona que es mí tutor. Miro la pila de libros como si fuera comida podrida de hace días. Me cuenta sobre la mitología griega, sus dioses y héroes y su forma de explicar la naturaleza del mundo y los orígenes del mismo.
Me habla de la religión de la Antigua Grecia, que tenía como objeto de culto a los dioses olímpicos. La explicación de los orígenes del mundo a través de los mitos griegos que detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas.
Escucho sobre sus constelaciones y los relatos que construyeron a su alrededor. Los nombres que les dieron a las estrellas me dan ideas para los nombres de mis cachorros. Nombraron a trece constelaciones, justo la cantidad de la camada. Cada estrella tiene su historia y sus características.
Los relatos de los dioses y héroes griegos me fascinan, vivían con fiereza y bravío. Aprendo, también, las bases del idioma griego. Me dedico a escribir, leer y hablar en griego hasta lograr algo entendible. Paso la mayor parte de mis días en la biblioteca, aprovechando que aún no tengo que estar postrada y puedo moverme, pero no mucho por las dudas.
Me habla de la religión de la Antigua Grecia, que tenía como objeto de culto a los dioses olímpicos. La explicación de los orígenes del mundo a través de los mitos griegos que detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y otras criaturas mitológicas.
Escucho sobre sus constelaciones y los relatos que construyeron a su alrededor. Los nombres que les dieron a las estrellas me dan ideas para los nombres de mis cachorros. Nombraron a trece constelaciones, justo la cantidad de la camada. Cada estrella tiene su historia y sus características.
Los relatos de los dioses y héroes griegos me fascinan, vivían con fiereza y bravío. Aprendo, también, las bases del idioma griego. Me dedico a escribir, leer y hablar en griego hasta lograr algo entendible. Paso la mayor parte de mis días en la biblioteca, aprovechando que aún no tengo que estar postrada y puedo moverme, pero no mucho por las dudas.
Tuve un buen rato de reflexión mientras andaba por la isla desde la zona residencial hasta la zona central donde se encontraba la academia y todos los recintos importantes de Ouroboros, pensado en lo que acababa de pasar, tenía que enseñar cuanto antes las cosas importantes del pensadero al consejo, por suerte ya tenía redactadas todas las normas desde la fundación, las antiguas, las que han llegado hasta nuestros días e incluso las que han cambiado o se han tergiversado con el paso de los años. Ahora lo importante era la misión que me parecía inminente dados los avances de los cuales sabía lo suficiente pero no todo.
Envié un mensaje a Lucio, Catherine y Gio, el medimago no me contestó por lo que supuse que seguiría ocupado pero los otros dos lo hicieron de inmediato, Cath tenía lo que necesitaba y más por no hablas de un problema con su lavadora del cual me culpaba, me reí por eso pero de verdad, no tenía ni idea de lo que ocurría.
"¡basta! sabes que detesto las arañas! yo no he tocado tu lavadora, hace mucho que no voy a tu casa y si, he hablado con Gio, hemos llegado a un acuerdo, nada de abrazos~ lo de Morgana me viene genial, ¿me paso a la hora del té y llevo pastas?"
con lo de Lucio me reí aún más, aún no tenían confianza suficiente, supuse... el mensaje de Giordano llegó y tuve que leerlo un par de veces para procesar lo que estaba ocurriendo.. ¿había estado en el hogar de los Pendragon? ¿y no había dicho nada? y encima defendía a las hermanas... es decir, no se llevaba bien con una sino con dos.
"Gio no te podemos decir con quien puedes o no juntarte pero ten cuidado, he terminado de ver el pensadero y las imágenes que la chica nos enseñó con su magia de sangre en el parlamento solo los beneficiaban a ellos, solo nos enseñaron verdades a medias, intentan engañarnos, tenlo en cuenta... después envío a todo el consejo lo que tengo, también he recopilado todas las normas desde la fundación. Tengo trabajo en la biblioteca, hasta luego!"
Con eso dejé los mensajes un rato para empezar a trabajar.
Al abrir la puerta de la biblioteca el polvo me hizo estornudar varias veces, la luz apenas se filtraba por las pequeñas ventanas del fondo, sin duda alguna la reforma desde la caída de la isla no había dejado muy bien a los libros que ni tan siquiera cabían todos en las estanterías -menudo desastre... - pero iba preparado, sabía que aquello pasaría porque desde que me quedé ciego no había podido pisar mi santuario, dejé la bolsa con el encantamiento de expansión en el suelo y saqué mi báculo que enseguida creció hasta tomar su tamaño original, di un par de golpes en el suelo -escuchadme todos, vamos a empacar y por los libros siempre hay que empezar- todos los libros del lugar se pusieron en línea recta volando de un lugar a otro hasta formar una fila que se iba introduciendo en la bolsa y cambiando de tamaño, dejé el encantamiento funcionando y fui hasta el pequeño escobero dónde las escobas y fregonas estaban pillando polvo llenas de telarañas -ahora a limpiar-
después de un buen rato la biblioteca por fin relucía y no quedaban libros en las estanterías que pudieran resultar afectados por el cambio que venía a continuación. Moví las estanterías y en el centro del lugar dibujé un círculo mágico con una tiza especial hecha de un polvo canalizador especial para hechizos -Rúbi, échame una mano por favor- el pájaro se posó en mis manos, su magia era potente y con su ayuda no acabaría agotado... no demasiado. El ave extendió sus alar y entonces empecé a recitar el encantamiento, el círculo empezó a brillar y la sala temblaba, las paredes se alejaron haciéndose más altas y cambiando la fría piedra por paredes blancas y lisas, las estanterías fueron posicionándose y cambiando de aspecto al igual que las mesas, las ventanas no se quedaban atrás, se hicieron más altas además de aparecer unas cuantas más, cuando acabé no había ni rastro del antiguo lugar.
Los libros volvieron a su sitio y ahora no había ni uno que no tuviera su lugar en las estanterías, estaban ordenados por temas y alfabéticamente, ahora todo era perfecto. Me quedé leyendo un poco y algún que otro alumno pasó a saludar bastante sorprendidos por el nuevo aspecto de la biblioteca, ya quedaba poco para que pudiera reanudar mis clases aunque todo dependía de la misión en francia. Estaba a punto de volver a casa, recogí mis cosas y dejé una vuelapluma para los registros además de una barrera, ningún libro volvería a salir de la biblioteca si no quedaba registrado y ya me encargaría de recoger los que se hubieran quedado los alumnos o los mismos descendientes con malas costumbres.
Volví a activar mi brazalete por si Lucio había contestado pero lo que tenía era otro mensaje de Giordano
"¡Claro! pero necesitaré algún que otro objeto, además creo que por mucha magia que meta en el orbe no podría alcanzar la magnitud necesaria para simular a la isla y no engañaríamos a SAM, ¿crees que podrías volver a construir el amplificador de magia? puedo ayudarte si quieres, o tener el orbe listo y dártelo... aunque tengo un par de ideas que podrían funcionar mejor, ¿que tal una máquina con un flujo de energía constante? porque el orbe acabaría por descargarse, cuando vaya a por el regalo te puedo contar más cosas"
una vez enviada mi respuesta salí de la biblioteca y me desaparecí hasta casa.
Envié un mensaje a Lucio, Catherine y Gio, el medimago no me contestó por lo que supuse que seguiría ocupado pero los otros dos lo hicieron de inmediato, Cath tenía lo que necesitaba y más por no hablas de un problema con su lavadora del cual me culpaba, me reí por eso pero de verdad, no tenía ni idea de lo que ocurría.
"¡basta! sabes que detesto las arañas! yo no he tocado tu lavadora, hace mucho que no voy a tu casa y si, he hablado con Gio, hemos llegado a un acuerdo, nada de abrazos~ lo de Morgana me viene genial, ¿me paso a la hora del té y llevo pastas?"
con lo de Lucio me reí aún más, aún no tenían confianza suficiente, supuse... el mensaje de Giordano llegó y tuve que leerlo un par de veces para procesar lo que estaba ocurriendo.. ¿había estado en el hogar de los Pendragon? ¿y no había dicho nada? y encima defendía a las hermanas... es decir, no se llevaba bien con una sino con dos.
"Gio no te podemos decir con quien puedes o no juntarte pero ten cuidado, he terminado de ver el pensadero y las imágenes que la chica nos enseñó con su magia de sangre en el parlamento solo los beneficiaban a ellos, solo nos enseñaron verdades a medias, intentan engañarnos, tenlo en cuenta... después envío a todo el consejo lo que tengo, también he recopilado todas las normas desde la fundación. Tengo trabajo en la biblioteca, hasta luego!"
Con eso dejé los mensajes un rato para empezar a trabajar.
Al abrir la puerta de la biblioteca el polvo me hizo estornudar varias veces, la luz apenas se filtraba por las pequeñas ventanas del fondo, sin duda alguna la reforma desde la caída de la isla no había dejado muy bien a los libros que ni tan siquiera cabían todos en las estanterías -menudo desastre... - pero iba preparado, sabía que aquello pasaría porque desde que me quedé ciego no había podido pisar mi santuario, dejé la bolsa con el encantamiento de expansión en el suelo y saqué mi báculo que enseguida creció hasta tomar su tamaño original, di un par de golpes en el suelo -escuchadme todos, vamos a empacar y por los libros siempre hay que empezar- todos los libros del lugar se pusieron en línea recta volando de un lugar a otro hasta formar una fila que se iba introduciendo en la bolsa y cambiando de tamaño, dejé el encantamiento funcionando y fui hasta el pequeño escobero dónde las escobas y fregonas estaban pillando polvo llenas de telarañas -ahora a limpiar-
después de un buen rato la biblioteca por fin relucía y no quedaban libros en las estanterías que pudieran resultar afectados por el cambio que venía a continuación. Moví las estanterías y en el centro del lugar dibujé un círculo mágico con una tiza especial hecha de un polvo canalizador especial para hechizos -Rúbi, échame una mano por favor- el pájaro se posó en mis manos, su magia era potente y con su ayuda no acabaría agotado... no demasiado. El ave extendió sus alar y entonces empecé a recitar el encantamiento, el círculo empezó a brillar y la sala temblaba, las paredes se alejaron haciéndose más altas y cambiando la fría piedra por paredes blancas y lisas, las estanterías fueron posicionándose y cambiando de aspecto al igual que las mesas, las ventanas no se quedaban atrás, se hicieron más altas además de aparecer unas cuantas más, cuando acabé no había ni rastro del antiguo lugar.
Los libros volvieron a su sitio y ahora no había ni uno que no tuviera su lugar en las estanterías, estaban ordenados por temas y alfabéticamente, ahora todo era perfecto. Me quedé leyendo un poco y algún que otro alumno pasó a saludar bastante sorprendidos por el nuevo aspecto de la biblioteca, ya quedaba poco para que pudiera reanudar mis clases aunque todo dependía de la misión en francia. Estaba a punto de volver a casa, recogí mis cosas y dejé una vuelapluma para los registros además de una barrera, ningún libro volvería a salir de la biblioteca si no quedaba registrado y ya me encargaría de recoger los que se hubieran quedado los alumnos o los mismos descendientes con malas costumbres.
Volví a activar mi brazalete por si Lucio había contestado pero lo que tenía era otro mensaje de Giordano
"¡Claro! pero necesitaré algún que otro objeto, además creo que por mucha magia que meta en el orbe no podría alcanzar la magnitud necesaria para simular a la isla y no engañaríamos a SAM, ¿crees que podrías volver a construir el amplificador de magia? puedo ayudarte si quieres, o tener el orbe listo y dártelo... aunque tengo un par de ideas que podrían funcionar mejor, ¿que tal una máquina con un flujo de energía constante? porque el orbe acabaría por descargarse, cuando vaya a por el regalo te puedo contar más cosas"
una vez enviada mi respuesta salí de la biblioteca y me desaparecí hasta casa.
Markus llega hasta la biblioteca con su silla chirriante de ruedas, tuneada, y a la que cada vez pone más andrajos: en este ocasión le había puesto unas luces de navidad con música de esa de 8bits que venden en el mercadillo. No tenía enchufes la silla, de modo que las tenía enchufadas en el único orifico del que disponía que generase electricidad: un pequeño dínamo que se alimentaba con los giros de las ruedas, como los de las bicicletas. La mejor adquisición de Markus en mucho tiempo, definitivamente.
Con todo el sistema montado, entró en la biblioteca, observando que administrador había cambiado la imagen por una más sobria, pero de gran gusto. Le faltaban piñas, al gusto de Markus, pero era una imagen bonita. Uno de los acólitos de Sean le fulminó con la mirada y Markus directamente le fulminó con un rayo. Entró y fue directamente a buscar los tomos relacionados con los hechizos de trasportes. De la reunión que había tenido con las chicas y con su amigo Gio, que por mucho que se diga por Discord es peor científico que Markus, había ideado algunas ideas que quería llevar a cabo para la reunión que sabía se realizaría pronto para atacar el tema de la IA maldita que cada día tiene más stats.
Cogió varios tomos sobre trasladores, sobre armarios evanescentes, y por iniciativa propia miraría también los polvos flu. Incluso encontró un registro de los trasladores que un tal Sirius Black, ministro de transportes allá por el 2012, iba entregando a distintos miembros de la comunidad. También había nubes, alfombras, además de monturas variadas. Localizó también un hechizo para hacer armarios evanescentes que junto con la magia de ampliación de los interiores, podrían tener resultados muy interesantes bajo el punto de vista de Markus. Se preguntó si sería posible convocar al exadministrador Sirius Black de azulito para que le dijera cómo funcionaba aquello, pero debían de funcionar mal los transistores, pues la comunicación no era fluida. De hecho no había comunicación. Ni transistores. Era todo imaginación de Markus, ¿qué esperabas? Lo iba a consultar con la wikia o por Telegram.
Con todo el sistema montado, entró en la biblioteca, observando que administrador había cambiado la imagen por una más sobria, pero de gran gusto. Le faltaban piñas, al gusto de Markus, pero era una imagen bonita. Uno de los acólitos de Sean le fulminó con la mirada y Markus directamente le fulminó con un rayo. Entró y fue directamente a buscar los tomos relacionados con los hechizos de trasportes. De la reunión que había tenido con las chicas y con su amigo Gio, que por mucho que se diga por Discord es peor científico que Markus, había ideado algunas ideas que quería llevar a cabo para la reunión que sabía se realizaría pronto para atacar el tema de la IA maldita que cada día tiene más stats.
Cogió varios tomos sobre trasladores, sobre armarios evanescentes, y por iniciativa propia miraría también los polvos flu. Incluso encontró un registro de los trasladores que un tal Sirius Black, ministro de transportes allá por el 2012, iba entregando a distintos miembros de la comunidad. También había nubes, alfombras, además de monturas variadas. Localizó también un hechizo para hacer armarios evanescentes que junto con la magia de ampliación de los interiores, podrían tener resultados muy interesantes bajo el punto de vista de Markus. Se preguntó si sería posible convocar al exadministrador Sirius Black de azulito para que le dijera cómo funcionaba aquello, pero debían de funcionar mal los transistores, pues la comunicación no era fluida. De hecho no había comunicación. Ni transistores. Era todo imaginación de Markus, ¿qué esperabas? Lo iba a consultar con la wikia o por Telegram.
Después de dejar el ramo de flores para Chloe a Doris, me acerqué a la biblioteca para devolver un par de libros que había cogido para entrenar un par de hechizos de colores y cambiarlos por algunos de pociones para el hospital, con los que quería haber entretenido a Nyara hasta que los rusos irrumpieron en la casa. Iba envuelto en una bufanda con los colores de Slytherin, colores de mi padre de cuando era estudiante, que me tapaban la cara hasta la nariz porque el gorro de lana blanco hacía lo correspondiente hasta las cejas. Mejor, porque de esa guisa Doris no pudo ver cómo se ponía colorado como un tomate cuando le soltó aquel comentario sobre los amores de juventud. ¡Qué vergüenza! Estaba seguro que Aldaron y ella estaban planeando cosas amorosamente malvadas, pero esperaba que con la nota en el que deseaba que se recuperara pronto les despistara.
Entré en la biblioteca, y menos mal que tenía la bufanda que tapaba un poco el olor de chamusquina. Una musiquita bastante repetitiva y navideña procedía de una de las mesas, donde un señor con bigote estaba enfrascado en su propia investigación. Arrugué la nariz con molestia, viendo que otros compañeros parecían un tanto descontentos con el tema de la musiquita. Dejé mis cosas en una mesa cercana, clavándole la mirada en la nuca al hombre. Cogí aire, le eché valor y me acerqué. -Disculpe señor, pero ¿podría apagar la música? Se supone que estamos en una biblioteca, tendría que haber silencio…- Y como soy un cotilla no pude evitar echar un ojo a su investigación sobre medios de transporte. Él estaba muy contento con su nube Kinton, pero es verdad que debería aprender a desaparecerse bien, por si en algún momento hiciera falta de verdad. Se preguntó si todo eso tenía que ver con el tema de la IA, y de la misión de la que todo el mundo hablaba y que estaba a punto de llegar.
Después de regañar al bigotón me senté un tanto apartado, pensando si Jo, Nichollas, Belle o incluso Johan bajarían a tierra… y no pudo evitar sentir una gran congoja por dentro
Entré en la biblioteca, y menos mal que tenía la bufanda que tapaba un poco el olor de chamusquina. Una musiquita bastante repetitiva y navideña procedía de una de las mesas, donde un señor con bigote estaba enfrascado en su propia investigación. Arrugué la nariz con molestia, viendo que otros compañeros parecían un tanto descontentos con el tema de la musiquita. Dejé mis cosas en una mesa cercana, clavándole la mirada en la nuca al hombre. Cogí aire, le eché valor y me acerqué. -Disculpe señor, pero ¿podría apagar la música? Se supone que estamos en una biblioteca, tendría que haber silencio…- Y como soy un cotilla no pude evitar echar un ojo a su investigación sobre medios de transporte. Él estaba muy contento con su nube Kinton, pero es verdad que debería aprender a desaparecerse bien, por si en algún momento hiciera falta de verdad. Se preguntó si todo eso tenía que ver con el tema de la IA, y de la misión de la que todo el mundo hablaba y que estaba a punto de llegar.
Después de regañar al bigotón me senté un tanto apartado, pensando si Jo, Nichollas, Belle o incluso Johan bajarían a tierra… y no pudo evitar sentir una gran congoja por dentro
Nadie perturbaba la paz de Markus, salvo el mensajito de Adael y no sé qué post de Sean que dice que tenía que tramitar alguna movida con su aprendiz churruscado. Mentira cochina, porque aquí no ha venido ni el tato a reclamar nada a Markus, por lo tanto el científico pudo trabajar tranquilamente
Apuntó en el un trozo de papel que lo primero que sería sería trabajar en la duplicación de Alfombras Mágicas Voladoras, un bien escaso, pero que quizás con algo de magia, podrían hacer copias. Luego apuntó que tendría que hacer muy muchos trasladores, pero no encontraba cómo hacerlos.
El exadministrador Sirius Black no dio señales vampirescas de vida, y en la wikia tampoco pone nada de cómo hacer trasladores, de modo que Markus tendría que improvisar, como siempre… hasta que alguien interrumpió a Markus con una adolescente voz de un varón que se atrevía a pedirle a Markus que apagase la música. El científico, por supuesto, se sintió dolido hasta la médula y miró al adolescente con cara de pocos amigos, negando con la cabeza -Nadie se mete con al música de Markus, siquiera Markus-
De modo que cogió un trozo de papel, donde había apuntado parte de su trabajo, le hizo una bola y se la lanzó al chaval de pelo blanco. Luego intentó disimular, mirando a otro lado y silbando -¿He sido yo? Markus se señaló al pecho, con cara de inocente
Apuntó en el un trozo de papel que lo primero que sería sería trabajar en la duplicación de Alfombras Mágicas Voladoras, un bien escaso, pero que quizás con algo de magia, podrían hacer copias. Luego apuntó que tendría que hacer muy muchos trasladores, pero no encontraba cómo hacerlos.
El exadministrador Sirius Black no dio señales vampirescas de vida, y en la wikia tampoco pone nada de cómo hacer trasladores, de modo que Markus tendría que improvisar, como siempre… hasta que alguien interrumpió a Markus con una adolescente voz de un varón que se atrevía a pedirle a Markus que apagase la música. El científico, por supuesto, se sintió dolido hasta la médula y miró al adolescente con cara de pocos amigos, negando con la cabeza -Nadie se mete con al música de Markus, siquiera Markus-
De modo que cogió un trozo de papel, donde había apuntado parte de su trabajo, le hizo una bola y se la lanzó al chaval de pelo blanco. Luego intentó disimular, mirando a otro lado y silbando -¿He sido yo? Markus se señaló al pecho, con cara de inocente
El señor del bigote siquiera quitó la música navideña, sino que además, se atrevió a responderme que nadie se metía con su música. Pero cuando se identificó… maldición, en ese momento me percaté que estaba hablando con el descendiente loco de Markus, del que toda la isla hablaba. Murmullé algo ininteligible, y tuve que concentrarme en mis cosas. Cogí varios libros de pociones para estudiar aquellas que íbamos a necesitar a tamaño de piscinas para encontrar trucos, o alternativas que permitieran la fabricación con mayor agilidad.
Pero cuál es mi sorpresa cuando una pelota de papel choca en mi cara y termina rodando en la mesa. Alzo la vista, buscando quién podría haber sido, encontrándome en el recorrido a Markus. Rodeé los ojos, pareciéndome increíble que alguien de su estatus se dedicara a ese tipo de niñadas. Entrecerré los ojos y arrugué la nariz -Claro que has sido tú…- A mí no me la colaba de esa forma tan descarada. Arrojé el papel sobre la mesa, dándome cuenta que estaba escrito. Y me pudo la curiosidad y lo desplegué. Había anotaciones sobre Sirius Black y de sus trabajos en el ministerio, de cuando trabajaba con mi padre, algo conocía ese hombre… aunque fuera por oídas. ¿Qué andaría investigando Markus?
-Sirius Black es ahora vampiro. Dudo mucho que le vaya a ayudar con los asuntos de los trasladores… ¿Son para la misión?- Le pregunté al descendiente, acercándome a él y devolviéndole la hoja arrugada -Puedo ayudarle, pero si me promete que no me tirará pelotas de papel y quita la música- Le dije como condiciones, cogiendo el libro que estaba consultando con gran interés. Me senté a su lado, comprobando los hechizos que estaba usando. La mayoría de ellos no los conocía, pero sí conocía las intenciones -¿Qué son las mochilas evanescentes? Solo conocía los armarios con esa magia…- pregunté al ver los apuntes del mago, siendo eso lo único que no conocía de entre todos los garabatos
Pero cuál es mi sorpresa cuando una pelota de papel choca en mi cara y termina rodando en la mesa. Alzo la vista, buscando quién podría haber sido, encontrándome en el recorrido a Markus. Rodeé los ojos, pareciéndome increíble que alguien de su estatus se dedicara a ese tipo de niñadas. Entrecerré los ojos y arrugué la nariz -Claro que has sido tú…- A mí no me la colaba de esa forma tan descarada. Arrojé el papel sobre la mesa, dándome cuenta que estaba escrito. Y me pudo la curiosidad y lo desplegué. Había anotaciones sobre Sirius Black y de sus trabajos en el ministerio, de cuando trabajaba con mi padre, algo conocía ese hombre… aunque fuera por oídas. ¿Qué andaría investigando Markus?
-Sirius Black es ahora vampiro. Dudo mucho que le vaya a ayudar con los asuntos de los trasladores… ¿Son para la misión?- Le pregunté al descendiente, acercándome a él y devolviéndole la hoja arrugada -Puedo ayudarle, pero si me promete que no me tirará pelotas de papel y quita la música- Le dije como condiciones, cogiendo el libro que estaba consultando con gran interés. Me senté a su lado, comprobando los hechizos que estaba usando. La mayoría de ellos no los conocía, pero sí conocía las intenciones -¿Qué son las mochilas evanescentes? Solo conocía los armarios con esa magia…- pregunté al ver los apuntes del mago, siendo eso lo único que no conocía de entre todos los garabatos
Markus estudia al muchacho de pelo platino, que gruñe algo que Markus no entiende. Por eso hace otra bola de papel y se la lanza -¡Habla más alto, que Markus no te oye!- En cuanto la mirada de Markus se cruza con la del muchacho, la aparta hacia otro lado, haciéndose el despistado, como si no fuera con Markus la cosa. -No tienes pruebas- Recriminó Markus cuando fue gravemente acusado del ataque por papel. Pero como parecía que el crío no quería jugar con Markus, de modo que preparó otra bola de papel y se la lanzó, riendo entre dientes -jijijiji-
Pero Markus no contaba con la habilidad Intrépido del joven, que en un alarde de investigación policial deshizo la bola de papel y recriminó a Markus con su trabajo. Su propio trabajo le había traicionado, pensó Markus, ya no podría fiarse de nadie, y mucho menos de su clon malvado. Sin embargo, el muchacho parecía traer información valiosa, de modo que le estudió alargando su cuello y entrecerrado los ojos hasta terminar muy cerca del joven -Uhm, no sé si Markus está capacitado para compartir esa información con un lego como tú…- Pero prometía ayuda a Markus, pero las condiciones del trato eran demasiado elevadas, markus tendría que utilizar sus dotes de negociación para llegar a un acuerdo que le favoreciera -Trato con la música-
Markus apagó la música navideña 8bits y esperó que el muchacho se sentara, para explicarle lo que estaba haciendo, pero por lo que Markus había supuesto, el joven ya lo había averiguado. Un joven inteligente, lo mismo se lo quedaba como aprendiz, o para comerse su cerebro. No, eso no, qué asco. -Markus prevé diversas formas de escape para la misión, por si hubiera fallos. Markus ha pensado en las alfombras voladoras, muchas alfombras voladoras. Y hacer trasladores, muchos trasladores. Y mochilas evanescentes. Funcionarían como los armarios pero a un tamaño reducido, portable. Pero Markus ha investigado cómo poder hacerlo, y se ha quedado estancado. Markus cabe en un armario, pero no en una mochila. De modo, que, ¿ideas para Markus?- Era obvio que Markus sí sabía cómo podía solventar el problema, pero quería ver cuál era el nivel de su futuro estudiante. De esta forma seleccionó a Yaroslav, y con él, salvaron la isla. ¿Cómo estará el del acento raro?, hace tiempo que Markus no le ve ¿Debía declararle su amor? ¿Sería familia del chaval que tenía delante? Al fin de cuentas, compartían color de pelo…
Pero Markus no contaba con la habilidad Intrépido del joven, que en un alarde de investigación policial deshizo la bola de papel y recriminó a Markus con su trabajo. Su propio trabajo le había traicionado, pensó Markus, ya no podría fiarse de nadie, y mucho menos de su clon malvado. Sin embargo, el muchacho parecía traer información valiosa, de modo que le estudió alargando su cuello y entrecerrado los ojos hasta terminar muy cerca del joven -Uhm, no sé si Markus está capacitado para compartir esa información con un lego como tú…- Pero prometía ayuda a Markus, pero las condiciones del trato eran demasiado elevadas, markus tendría que utilizar sus dotes de negociación para llegar a un acuerdo que le favoreciera -Trato con la música-
Markus apagó la música navideña 8bits y esperó que el muchacho se sentara, para explicarle lo que estaba haciendo, pero por lo que Markus había supuesto, el joven ya lo había averiguado. Un joven inteligente, lo mismo se lo quedaba como aprendiz, o para comerse su cerebro. No, eso no, qué asco. -Markus prevé diversas formas de escape para la misión, por si hubiera fallos. Markus ha pensado en las alfombras voladoras, muchas alfombras voladoras. Y hacer trasladores, muchos trasladores. Y mochilas evanescentes. Funcionarían como los armarios pero a un tamaño reducido, portable. Pero Markus ha investigado cómo poder hacerlo, y se ha quedado estancado. Markus cabe en un armario, pero no en una mochila. De modo, que, ¿ideas para Markus?- Era obvio que Markus sí sabía cómo podía solventar el problema, pero quería ver cuál era el nivel de su futuro estudiante. De esta forma seleccionó a Yaroslav, y con él, salvaron la isla. ¿Cómo estará el del acento raro?, hace tiempo que Markus no le ve ¿Debía declararle su amor? ¿Sería familia del chaval que tenía delante? Al fin de cuentas, compartían color de pelo…
El supuesto científico no dejaba de tirarme bolas de papel y juro por todos los descendientes de Merlín que me estaba sacando de mis casillas. De modo que cogí la última bola que me lanzó y se la devolví con saña. -¡No quiero hablar más alto!- Le dije casi gritando. Luego me di cuenta de en dónde estaba y me tapé la boca con las manos, pidiendo disculpas a los presentes, entre ellos el muchacho churruscado del principio, que parecía recobrar su color entre el color carbonilla. Ruedo los ojos, suspirando. Era como hablar con un niño chico, de modo que lo tuve que dejar pasar.
La aproximación del descendiente m e incomodó, tanto que tuve que arrastrar la silla en la que estaba sentado para que corriera un poco el aire entre nosotros. ¿Qué era eso que tenía en el bigote? ¿Un trozo de pizza? Demasiada información, era mejor alejarse. Se protegió con las manos, colocándolas entre ambos, alegrándome son una sonrisa nerviosa cuando quitó la música al aceptar mi trato. -Es… es… un buen trato- Le ponía un poco nervioso que fuera tan raro, le incomodaba. Cuando pareció que se centró en su proyecto de investigación Justin se sintió mucho más relajado, primero porque el descendiente había empezado a respetar su espacio vital y segundo porque había que estar muy atento para seguirle las divagaciones y no había lugar para los sentimientos.
-Pero las alfombras voladoras tendrás que cargarlas… y no son precisamente ligeras. Además, si la base de la IA es subterránea, ¿cómo van a salir de allí?- Inquirí a la idea de usar alfombras mágicas, que no eran mala idea, pero… -Además, solo pueden trasladar a un número limitado de personas…. Y aunque son veloces, son un blanco fácil en el caso de que… bueno… en caso de que disparen- Aunque no me gustó la idea de que las máquinas pudieran disparar a los compañeros de la isla. -Yo pensaría en formas de poder salir de allí que sean lo más instantáneas posibles. ¿Hemos descartado los polvos flu?- Markus expuso también la posibilidad de hacer trasladores y la opción más rara, las mochilas. Se rascó la coronilla cuando dijo que se estancó, pasando algunas de las páginas del libro de creación de transportes, de repente, se le ocurrió una idea -¿Y si probamos un hechizo que pueda ampliar el interior de la mochila? Sí, como los maletines quirófanos que tienen en el Hospital. Sí, yo los he visto almacenados en el hospital: son un maletín y dentro tienen todo el operativo para poder realizar una intervención quirúrgica. ¡Podríamos hacer lo mismo con el interior de la mochila! Y sobre ella, hacer el hechizo para hacerlo evanescente. Así un extremo se quedaría en el hospital y el otro podría bajar a la misión. Y si… si la IA se hace con la mochila, con destruir una de las copias de podríamos evitar que accediera a la isla.- Planteé la idea al científico, estaba convencidísimo que era una idea sencillamente brillante.
La aproximación del descendiente m e incomodó, tanto que tuve que arrastrar la silla en la que estaba sentado para que corriera un poco el aire entre nosotros. ¿Qué era eso que tenía en el bigote? ¿Un trozo de pizza? Demasiada información, era mejor alejarse. Se protegió con las manos, colocándolas entre ambos, alegrándome son una sonrisa nerviosa cuando quitó la música al aceptar mi trato. -Es… es… un buen trato- Le ponía un poco nervioso que fuera tan raro, le incomodaba. Cuando pareció que se centró en su proyecto de investigación Justin se sintió mucho más relajado, primero porque el descendiente había empezado a respetar su espacio vital y segundo porque había que estar muy atento para seguirle las divagaciones y no había lugar para los sentimientos.
-Pero las alfombras voladoras tendrás que cargarlas… y no son precisamente ligeras. Además, si la base de la IA es subterránea, ¿cómo van a salir de allí?- Inquirí a la idea de usar alfombras mágicas, que no eran mala idea, pero… -Además, solo pueden trasladar a un número limitado de personas…. Y aunque son veloces, son un blanco fácil en el caso de que… bueno… en caso de que disparen- Aunque no me gustó la idea de que las máquinas pudieran disparar a los compañeros de la isla. -Yo pensaría en formas de poder salir de allí que sean lo más instantáneas posibles. ¿Hemos descartado los polvos flu?- Markus expuso también la posibilidad de hacer trasladores y la opción más rara, las mochilas. Se rascó la coronilla cuando dijo que se estancó, pasando algunas de las páginas del libro de creación de transportes, de repente, se le ocurrió una idea -¿Y si probamos un hechizo que pueda ampliar el interior de la mochila? Sí, como los maletines quirófanos que tienen en el Hospital. Sí, yo los he visto almacenados en el hospital: son un maletín y dentro tienen todo el operativo para poder realizar una intervención quirúrgica. ¡Podríamos hacer lo mismo con el interior de la mochila! Y sobre ella, hacer el hechizo para hacerlo evanescente. Así un extremo se quedaría en el hospital y el otro podría bajar a la misión. Y si… si la IA se hace con la mochila, con destruir una de las copias de podríamos evitar que accediera a la isla.- Planteé la idea al científico, estaba convencidísimo que era una idea sencillamente brillante.
A Markus le hizo gracia que el joven estudiante se picara con el juego de las pelotas de Markus, por lo que el descendiente de piel cetrina se rio como un ratoncillo sin poder evitarlo, y en especial cuando el resto de los estudiantes le miraron mal cuando alzó la voz. Markus, caótico neutral por naturaleza. -jijijijijijiji- Y tras ello, Markus le hizo tap tap en la cabeza. Animalico. No sabe contra quien está luchando. Un genio de mal en potencia -jijijijijijiji-
Añadió un uuuuhm muy largo con la conclusión del muchacho sobre el tema de las alfombras, malditos sean todos los rayos del cielo tormentoso, tenía razón. Las alfombras habrían de transportarse, y las muy asdasdasd pesaban. Y por supuesto Markus tramitaría las alfombras de calidad, alfombras persas que él mismo se dedicaría a robar de la casa de Sayid y a encantarlas. Pero ya no, ya no le gusta la idea de tener que cargarlas. Markus es más de plata fina, tal y como el lector de este post, debería saber (deja de stalkear de Markus!!!). De modo que descartó la idea de las alfombras para otra ocasión, quizás para otra más… circense, donde haya encantadores de serpientes, faquires, y cosas de esas. Habría que darle una vuelta.
-Descartados los polvos flu, Markus duda que haya chimeneas en el la casa de la máquina mala. Ella no tiene que quemar nubes en el fuego de la hoguera… qué ricos, marshmallows- Saboreó Markus imaginándose el dulce en una taza de chocolate calentito… Pues le apetecía. Se lo pediría, de modo que hizo mágicamente un pedido y la taza se le apareció delante, en la mesa de la biblioteca, bajo la atenta y hambrienta mirada de los presentes. Pues que les dieran a todos, porque Markus no iba a compartir. -Podríamos probar si los polvos flu necesitaran sí o sí chimeneas, y Markus duda que se puedan trasportar varias personas a la vez. Descartados los polvos flu- Sentenció Markus, bebiendo chocolate calentito. Estaba ran bueno y tan dulce y tan calentito… Se relamió mientras el muchacho exponía su punto de vista, markus había supuesto la idea de hacer mochilas gigantes, pero eso de ampliar el interior era una genialidad. Escuchó la historia del quirófano, recordando, en efecto, que cuando la pelimorada y la mujer de Sayid operaron a la gente, lo hicieron precisamente, en uno de esos maletines. Markus odiaría al chico por haber sido tan ocurrente, pero estaba disfrutando tanto del chocolate que no podría enfadarse. -Markus ha valorado la idea, y cree que es una muy buena resolución. De esta forma, puede haber una mochila en el hospital recibiendo a los heridos, y el sanitario en la fortaleza de SAM puede mandarlos directamente- Markus señaló con la nariz la mochila del chiquillo. El hechizo para evanescencia quizás fuera más complicado, pero el de ampliación debería ser capaz de hacerlo. -Procede- Markus bebe chocolate y se llena el bigote de líquido marrón.
Añadió un uuuuhm muy largo con la conclusión del muchacho sobre el tema de las alfombras, malditos sean todos los rayos del cielo tormentoso, tenía razón. Las alfombras habrían de transportarse, y las muy asdasdasd pesaban. Y por supuesto Markus tramitaría las alfombras de calidad, alfombras persas que él mismo se dedicaría a robar de la casa de Sayid y a encantarlas. Pero ya no, ya no le gusta la idea de tener que cargarlas. Markus es más de plata fina, tal y como el lector de este post, debería saber (deja de stalkear de Markus!!!). De modo que descartó la idea de las alfombras para otra ocasión, quizás para otra más… circense, donde haya encantadores de serpientes, faquires, y cosas de esas. Habría que darle una vuelta.
-Descartados los polvos flu, Markus duda que haya chimeneas en el la casa de la máquina mala. Ella no tiene que quemar nubes en el fuego de la hoguera… qué ricos, marshmallows- Saboreó Markus imaginándose el dulce en una taza de chocolate calentito… Pues le apetecía. Se lo pediría, de modo que hizo mágicamente un pedido y la taza se le apareció delante, en la mesa de la biblioteca, bajo la atenta y hambrienta mirada de los presentes. Pues que les dieran a todos, porque Markus no iba a compartir. -Podríamos probar si los polvos flu necesitaran sí o sí chimeneas, y Markus duda que se puedan trasportar varias personas a la vez. Descartados los polvos flu- Sentenció Markus, bebiendo chocolate calentito. Estaba ran bueno y tan dulce y tan calentito… Se relamió mientras el muchacho exponía su punto de vista, markus había supuesto la idea de hacer mochilas gigantes, pero eso de ampliar el interior era una genialidad. Escuchó la historia del quirófano, recordando, en efecto, que cuando la pelimorada y la mujer de Sayid operaron a la gente, lo hicieron precisamente, en uno de esos maletines. Markus odiaría al chico por haber sido tan ocurrente, pero estaba disfrutando tanto del chocolate que no podría enfadarse. -Markus ha valorado la idea, y cree que es una muy buena resolución. De esta forma, puede haber una mochila en el hospital recibiendo a los heridos, y el sanitario en la fortaleza de SAM puede mandarlos directamente- Markus señaló con la nariz la mochila del chiquillo. El hechizo para evanescencia quizás fuera más complicado, pero el de ampliación debería ser capaz de hacerlo. -Procede- Markus bebe chocolate y se llena el bigote de líquido marrón.
Escuché muy atentamente el motivo del porqué había desechado el tema de los polvos flu, al menos para lo que a la incursión al centro de control de la máquina se refería. ¿Cómo sería? Se la imaginó como un laberinto de gruesos muros de metal, con multitud de luces parpadeantes, respiraderos y gases raros por todas partes… y cables colgando de todas partes. En su imaginación es un lugar frío y gris, con un ambiente pesado, plomizo… y le asustó mucho la idea de pensar, de nuevo, que gente que conociera fuera a esa jaula para ratones. Se mordió el labio, con claro gesto de preocupación, esperando que Jo no fuera una de esas personas que bajara y se quedara en la isla con él. Y con Nyara. Pero algo le decía que no iba a ser así, algo en su tripa. Y no era hambre de cuando vio el chocolate caliente de Markus con las nubes por encima, que, debía de reconocer que le apetecía. No, el objetivo es trabajar duro para que todo esté preparado para la misión, no era momento de andar perdiendo el tiempo. -Quizás Sean sepa algo más del tema, podríamos preguntarle sobre los polvos flu- Y lo dejó apuntado, como duda que plantear al descendiente, en cuanto le vieran. -Me parece bien descartar los polvos, vamos a centrarnos en la mochila. Centrémonos-
La exposición que le había hecho a Markus sobre la idea de su mochila pareció convencer al científico, lo cual le alegró, pues no es fácil poder contentar a uno de los Descendientes, y mucho menos al tarumba de Markus, ¿acaso estaba Justin perdiendo la cabeza? Le pareció que no, pero.. Giré mi cabeza hacia mi mochila, azul roja y negra y la vacié el contenido. Le abrí la cremallera lo máximo que pude. Con la otra mano acerqué el libro de hechizos que habíamos cogido de la biblioteca donde decía cómo ampliar el interior de la mochila. Era una hechizo bastante fácil, de modo que no tardó en entender las instrucciones y completar el movimiento para que la mochila fuera inmensa por dentro, a pesar de que su exterior no había cambiado para nada. -Ya. Creo…- Miró a Markus, que estaba pasándolo en grande con el chocolate, dándole terrible envidia, y despertando la fiera de su estómago. Cogió la mochila y metió un brazo. Primero la mano, luego hasta el codo, luego hasta el hombro, y finalmente pudo colar parte de su cuerpo en el interior del saco. Salió del mismo con la sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que el hechizo había funcionado -Estupendo, ahora tenemos una mochila con un saco inmenso. Pero, ahora, necesitamos conectar esta mochila con otra que quedara en el hospital… ¿Cómo podríamos hacerlo?- Porque, además, había un problema, y es que ya no tenían más mochilas para poder practicar, salvo que se la quitáramos otro de los estudiantes de Sean que andaban por la biblioteca.
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La exposición que le había hecho a Markus sobre la idea de su mochila pareció convencer al científico, lo cual le alegró, pues no es fácil poder contentar a uno de los Descendientes, y mucho menos al tarumba de Markus, ¿acaso estaba Justin perdiendo la cabeza? Le pareció que no, pero.. Giré mi cabeza hacia mi mochila, azul roja y negra y la vacié el contenido. Le abrí la cremallera lo máximo que pude. Con la otra mano acerqué el libro de hechizos que habíamos cogido de la biblioteca donde decía cómo ampliar el interior de la mochila. Era una hechizo bastante fácil, de modo que no tardó en entender las instrucciones y completar el movimiento para que la mochila fuera inmensa por dentro, a pesar de que su exterior no había cambiado para nada. -Ya. Creo…- Miró a Markus, que estaba pasándolo en grande con el chocolate, dándole terrible envidia, y despertando la fiera de su estómago. Cogió la mochila y metió un brazo. Primero la mano, luego hasta el codo, luego hasta el hombro, y finalmente pudo colar parte de su cuerpo en el interior del saco. Salió del mismo con la sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que el hechizo había funcionado -Estupendo, ahora tenemos una mochila con un saco inmenso. Pero, ahora, necesitamos conectar esta mochila con otra que quedara en el hospital… ¿Cómo podríamos hacerlo?- Porque, además, había un problema, y es que ya no tenían más mochilas para poder practicar, salvo que se la quitáramos otro de los estudiantes de Sean que andaban por la biblioteca.
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Markus casi se atraganta cuando el joven menciona al descendiente de Merlín. Ese joven está demasiado ocupado fornicando en la mazmorra del terror del Gio como para poder ayudarles en este momento. Tendrían que hacer el amor de despedida… o lo haría con Lucio? ¿O lo haría con los tres? -Sean está demasiado ocupado entrenando en la mazmorra del sexo de Gio- Descartó la idea de preguntarle. Consultar solo implicaría demorar más los posts, y urgen, porque la misión está avanzando a la vez que escribo, es lo que tiene estar anclado en el pasado. Sorbió chocolate de una forma ruidosa. De todos modos, preguntaría al elfo del sexo sobre el tema de las mazmorras de Gionardo, quizás él la conociera. ¿Qué más se puede hacer allí dentro? ¿Freír habas? -Eso, eso, céntrate. Markus cree que te despistas- Y bebió más chocolate, pensando en el tema de la mazmorra y el por qué no tenía su propio tema para postear y ganar dineros ahora en las rebajas de aniversario. Hablará con administración.
Markus observó trabajar al muchacho pensando que podría tener buenas aptitudes si siguiera trabajado en ellas en el futuro. Ya le había fichado como estudiante, quizás le diera un graduado de control del magnetismo, pero ahora mismo estaban con el control de la mochila que tenían delante y de la magia. Sorbió chocolate. Ta rico. A Markus le gusta el chocolate, pero como en el mundo real hace un calor que te pasas, solo puede disfrutarlo en modo helado. Claro que tampoco le hace ascos, ¿eh?
Cuando el muchacho pareció continuar Markus no le quitó el ojo de encima. Hizo un leve gesto con la cabeza para que prosiguiera con el trabajo y en este caso, se trató de la comprobación. Le aplaudió como el gif del mapache ese malvado, con las manos en ángulo de 90º y muy próximas entre ellas. -Buen trabajo, buen trabajo. No esperaba menos de mi futuro estudiante, ya haremos los papeles- Markus ya tenía claro cómo iba a hacer lo de las dos mochilas, de modo que le explicó al joven estudiante, de una forma muy pomposa y ridícula -Verás, mi querido padawan. Antes de conectar las dos mochilas haremos primero el hechizo de evanescencia. Y después con un Geminio, conseguiremos una copia idéntica, con la magia que está afectando a la mochila original, es decir, tanto la de ampliación de fondo como la de evanescencia. ¿Entendiste, mein freund?-
De modo que así hizo. Markus tomó el libro de hechizos y se lo puso sobre las manos al muchacho, que ahora era su nuevo atril. La mochila quedaría sobre la mesa, al lado del chocolate de Markus, que no se había terminado todavía, porque estaba disfrutando de cada sorbo que daba. Markus se crujió los dedos y comenzó a revisar el hechizo. No era muy complejo para alguien de su alcurnia, pero requería cierta maestría -Markus quiere que te fijes bien porque probablemente haya que repetirlo en otras mochilas- Ordenó al joven. Tras ello Markus empezó a ejecutar el hechizo, tal y como indicaba el manuscrito. La mochila empezó a hacer un mínimo movimiento de vibración, pero luego … nada ocurrió. Markus se llevó la mano a la barbilla, alzando la ceja -¿Y cómo Markus va a saber que ha funcionado?-
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Markus observó trabajar al muchacho pensando que podría tener buenas aptitudes si siguiera trabajado en ellas en el futuro. Ya le había fichado como estudiante, quizás le diera un graduado de control del magnetismo, pero ahora mismo estaban con el control de la mochila que tenían delante y de la magia. Sorbió chocolate. Ta rico. A Markus le gusta el chocolate, pero como en el mundo real hace un calor que te pasas, solo puede disfrutarlo en modo helado. Claro que tampoco le hace ascos, ¿eh?
Cuando el muchacho pareció continuar Markus no le quitó el ojo de encima. Hizo un leve gesto con la cabeza para que prosiguiera con el trabajo y en este caso, se trató de la comprobación. Le aplaudió como el gif del mapache ese malvado, con las manos en ángulo de 90º y muy próximas entre ellas. -Buen trabajo, buen trabajo. No esperaba menos de mi futuro estudiante, ya haremos los papeles- Markus ya tenía claro cómo iba a hacer lo de las dos mochilas, de modo que le explicó al joven estudiante, de una forma muy pomposa y ridícula -Verás, mi querido padawan. Antes de conectar las dos mochilas haremos primero el hechizo de evanescencia. Y después con un Geminio, conseguiremos una copia idéntica, con la magia que está afectando a la mochila original, es decir, tanto la de ampliación de fondo como la de evanescencia. ¿Entendiste, mein freund?-
De modo que así hizo. Markus tomó el libro de hechizos y se lo puso sobre las manos al muchacho, que ahora era su nuevo atril. La mochila quedaría sobre la mesa, al lado del chocolate de Markus, que no se había terminado todavía, porque estaba disfrutando de cada sorbo que daba. Markus se crujió los dedos y comenzó a revisar el hechizo. No era muy complejo para alguien de su alcurnia, pero requería cierta maestría -Markus quiere que te fijes bien porque probablemente haya que repetirlo en otras mochilas- Ordenó al joven. Tras ello Markus empezó a ejecutar el hechizo, tal y como indicaba el manuscrito. La mochila empezó a hacer un mínimo movimiento de vibración, pero luego … nada ocurrió. Markus se llevó la mano a la barbilla, alzando la ceja -¿Y cómo Markus va a saber que ha funcionado?-
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No entendí muy bien la referencia de la mazmorra del sexo… y mucho menos el hecho de que fuera de Gio. ¿Por qué habría Sean de estar en la mazmorra de Gio? ¿Acaso estaban juntos en la mazmorra? ¿Pero Sean y Lucio no eran pareja? ¿Qué es exactamente una mazmorra del sexo? Supuso que la idea la sacó de las clases que dijo Nichollas que se impartirían en el hospital, si no… de lo contario no podría imaginarse siquiera en las depravaciones en las que estaba pensando Markus -¿Que me despisto?- Abrió la boca muy indignado porque iba a protestar, pero pensó que no era buena idea llevarle la corriente, a pesar de ello, gruñó entre dientes que el que estaba tomándose un chocolate caliente pensando en la mazmorra de Gionardo era él y no Justin. Qué injusto era todo, pero Markus era mayor y no podría más que tragar. Como con los rusos locos amigos de Josephine.
En fin, el hechizo funcionó y Markus, a pesar de haberle regañado previamente diciendo que se despistaba, celebraba el triunfo, a su peculiar manera. -¿Futuro estudiante?- ¿Qué cómo? -Es… es un alago, señor… Markus- Y se ruborizó un poco, porque un Descendiente le tomaría como estudiante y no al contrario, como otros muchos han tenido que hacer. Me pregunto si Nichollas habría conseguido su clase de fuego con Adael así. ¡Qué fuerte! ¡Qué ilusión! Podría ir a la escuela, y no tener que seguir con el autoaprendizaje. Que estaba bien, y Stacy era buena tutora pero… quería algo más que montones de libros mudos.
Markus explicó cómo sería la segunda parte de la ejecución de las mochilas, asintiendo con la cabeza porque había entendido a la perfección la idea del científico. De esta manera no hacía falta conectar dos mochilas diferentes, porque la misma estaría conectada con su copia. Lo de hacer de atril no le moló tanto, y arrugó la nariz en gesto de desagrado. Pero aprovechó su posición para poder ver al mago hacer, precisamente, su magia. Asintió a lo de fijarse bien en todos los detalles y así hizo, grabando a fuego en su memoria el texto del libro y la ejecución de Markus. Sin embargo, después de unos segundos… nada pasó. Bueno, ¿qué esperaba que pasara? -¿Y ya?- Se encogió de hombros cuando le preguntó cómo podría saber si había funcionado -¿Y si hacemos la copia ya?- Dijo con cierto tono de duda en su voz, esperando que la idea fuera bien recibida. Podrían hacerlo aquí mismo, sobre la mesa, como si fueran dos portales.
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En fin, el hechizo funcionó y Markus, a pesar de haberle regañado previamente diciendo que se despistaba, celebraba el triunfo, a su peculiar manera. -¿Futuro estudiante?- ¿Qué cómo? -Es… es un alago, señor… Markus- Y se ruborizó un poco, porque un Descendiente le tomaría como estudiante y no al contrario, como otros muchos han tenido que hacer. Me pregunto si Nichollas habría conseguido su clase de fuego con Adael así. ¡Qué fuerte! ¡Qué ilusión! Podría ir a la escuela, y no tener que seguir con el autoaprendizaje. Que estaba bien, y Stacy era buena tutora pero… quería algo más que montones de libros mudos.
Markus explicó cómo sería la segunda parte de la ejecución de las mochilas, asintiendo con la cabeza porque había entendido a la perfección la idea del científico. De esta manera no hacía falta conectar dos mochilas diferentes, porque la misma estaría conectada con su copia. Lo de hacer de atril no le moló tanto, y arrugó la nariz en gesto de desagrado. Pero aprovechó su posición para poder ver al mago hacer, precisamente, su magia. Asintió a lo de fijarse bien en todos los detalles y así hizo, grabando a fuego en su memoria el texto del libro y la ejecución de Markus. Sin embargo, después de unos segundos… nada pasó. Bueno, ¿qué esperaba que pasara? -¿Y ya?- Se encogió de hombros cuando le preguntó cómo podría saber si había funcionado -¿Y si hacemos la copia ya?- Dijo con cierto tono de duda en su voz, esperando que la idea fuera bien recibida. Podrían hacerlo aquí mismo, sobre la mesa, como si fueran dos portales.
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Markus se recostó en la silla de rudas, haciendo aspavientos con la mano, como espantando moscas que no existían. Porque Markus tiene mente divergent, pero no tiene visiones… aún. Para eso está Locatrix -No hay de qué, pequeño estudiante- Respondió Markus quitando peso al asunto. Sabía Markus que él era bueno, no hacía falta que el muchacho se lo hiciera recordar. Al fin de cuentas, Markus sabía que Markus era un gran investigador, aunque haya tenido que ponerse la habilidad ahora, porque antes no existía y no tenía sentido, pero bueno. Cosas de la administración.
Expliqué cómo trabajarías a continuación con la mochila. -Markus espera que te hayas quedado con todo, porque luego te tocará repetirlo sin la supervisión de Markus- Pero la ausencia de reacción estaba poniendo nervioso a Markus, que se recolocaba en la silla una y otra vez, revisando toda la mochila bajo todos los ángulos y puntos de vista posibles, buscando algo que fuera diferente, sin ningún tipo de éxito. -Oh, sí sí, la copia. Claro. Así podremos saber si ha funcionado o no. Muy listo, pequeño estudiante de Markus, muy listo- Y Markus le dio un tope en la frente, le quitó el libro y buscó la magia que estaba buscando. Estudió la descripción, deteniéndose en la advertencia de que, en caso de que esta magia se hiciera mal, el efecto sería el de maldecir al objeto, haciendo que se duplicara en infinidad de copias al tocarlo -Aprendiz, te toca- Y Markus le quitó el libro de las manos, y se lo puso al revés para que pudiera leer la información que Markus acababa de verificar
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Expliqué cómo trabajarías a continuación con la mochila. -Markus espera que te hayas quedado con todo, porque luego te tocará repetirlo sin la supervisión de Markus- Pero la ausencia de reacción estaba poniendo nervioso a Markus, que se recolocaba en la silla una y otra vez, revisando toda la mochila bajo todos los ángulos y puntos de vista posibles, buscando algo que fuera diferente, sin ningún tipo de éxito. -Oh, sí sí, la copia. Claro. Así podremos saber si ha funcionado o no. Muy listo, pequeño estudiante de Markus, muy listo- Y Markus le dio un tope en la frente, le quitó el libro y buscó la magia que estaba buscando. Estudió la descripción, deteniéndose en la advertencia de que, en caso de que esta magia se hiciera mal, el efecto sería el de maldecir al objeto, haciendo que se duplicara en infinidad de copias al tocarlo -Aprendiz, te toca- Y Markus le quitó el libro de las manos, y se lo puso al revés para que pudiera leer la información que Markus acababa de verificar
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El gesto de quitarle importancia al tema de sentirse alagado por parte de Markus que hizo el científico desconcertó al joven, quizá había entendido bien, pero era él el que se sentía alagado por recibir las enseñanzas del descendiente, y no… bueno, ni idea de lo que pudo haber entendido, de modo que lo dejó estar, alzando las cejas con gesto de desconcierto.
-Sí, todo entendido- Asintió Justin fervientemente, no quería quedar mal delante de Markus, y la verdad es que tenía bastante buena memoria. Todavía recordaba los consejos de Aldaron para hacer pociones, y la primera que hizo junto a Cleopatra en el castillo Black hará ya casi un año. Desde entonces decidió que quería poder ayudar, y como esa era una de las pocas habilidades que estaba adquiriendo en su madurez y desarrollo se hizo voluntario en el hospital, y de esta forma, podría estar cerca de Chloe también. ¡Todo eran ventajas! -Sí. Creo que seré capaz- Aseguró con confianza. De todos modos, se llevaría el libro por si tenía dudas en algún momento. Aún con todo, habría que revisar que en realidad funcionara, de modo que habría que continuar con la segunda parte del plan de trabajo, que se trataba de hacer las copias. -Gracias- Respondió a Markus, Justin era un gran observador, y eso le había llevado a aumentar sus habilidades de cotilleo a un nivel que se empezaban a aproximar a los de Doris. Desde su posición de atril revisó como Markus rebuscaba el hechizo en cuestión, y cómo se detenía a leer las indicaciones de la maldición. -¿Maldición Geminio?- Leyó en voz alta, revisando la descripción de qué es lo que podía ocurrir y cómo podría evitarse. Le gustó el libro, pues le pareció muy completo, quizás se tratase de un libro de magia más avanzada para gente de su edad, pero le estaba pareciendo muy interesante.
-Entendido, creo que podré con ello- Dejó el libro sobre la mesa, revisando con cuidado las notas. Alguien había escrito a mano notas al pie de página, quizás el propio Sean de cuando rehízo algunos de los libros de la biblioteca que se perdieron con la caída de la isla. Esas notas le ayudaron con el hechizo, pues lo hacían más fácil. Con un suave gesto de manos realizó los movimientos requeridos para duplicar la mochila. Ésta brilló con una tenue luz blanquecina y como si fuera una célula en mitosis se separan en dos copias exactas. Miré a Markus, pues ahora tocaría comprobar si el hechizo de evanescencia habría funcionado, de lo contrario, tocaría empezar desde el principio.
Separó las mochilas un metro y las abrió bien, para que pudiera entrar con comodidad, y pudiera hacerlo también a la salida. -Pues allá vamos- Cogió aire, un poco nervioso, introdujo su mano en la mochila, su brazo entero en una de las mochilas y… la sensación de la otra mano no había cambiado. Ni frío ni calor ni humedad ni sequedad. Allí estaba. Al otro lado de la mesa, asomando por la mochila copiada. Sonrió abiertamente a Markus, saliendo de la primera mochila, en el lado de la mesa en el que estaban trabajando. -¡Lo conseguimos!- Saltó con euforia, luego se dio cuenta de dónde estaba y que estaba despertando el interés de los cotillas de alrededor.
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-Sí, todo entendido- Asintió Justin fervientemente, no quería quedar mal delante de Markus, y la verdad es que tenía bastante buena memoria. Todavía recordaba los consejos de Aldaron para hacer pociones, y la primera que hizo junto a Cleopatra en el castillo Black hará ya casi un año. Desde entonces decidió que quería poder ayudar, y como esa era una de las pocas habilidades que estaba adquiriendo en su madurez y desarrollo se hizo voluntario en el hospital, y de esta forma, podría estar cerca de Chloe también. ¡Todo eran ventajas! -Sí. Creo que seré capaz- Aseguró con confianza. De todos modos, se llevaría el libro por si tenía dudas en algún momento. Aún con todo, habría que revisar que en realidad funcionara, de modo que habría que continuar con la segunda parte del plan de trabajo, que se trataba de hacer las copias. -Gracias- Respondió a Markus, Justin era un gran observador, y eso le había llevado a aumentar sus habilidades de cotilleo a un nivel que se empezaban a aproximar a los de Doris. Desde su posición de atril revisó como Markus rebuscaba el hechizo en cuestión, y cómo se detenía a leer las indicaciones de la maldición. -¿Maldición Geminio?- Leyó en voz alta, revisando la descripción de qué es lo que podía ocurrir y cómo podría evitarse. Le gustó el libro, pues le pareció muy completo, quizás se tratase de un libro de magia más avanzada para gente de su edad, pero le estaba pareciendo muy interesante.
-Entendido, creo que podré con ello- Dejó el libro sobre la mesa, revisando con cuidado las notas. Alguien había escrito a mano notas al pie de página, quizás el propio Sean de cuando rehízo algunos de los libros de la biblioteca que se perdieron con la caída de la isla. Esas notas le ayudaron con el hechizo, pues lo hacían más fácil. Con un suave gesto de manos realizó los movimientos requeridos para duplicar la mochila. Ésta brilló con una tenue luz blanquecina y como si fuera una célula en mitosis se separan en dos copias exactas. Miré a Markus, pues ahora tocaría comprobar si el hechizo de evanescencia habría funcionado, de lo contrario, tocaría empezar desde el principio.
Separó las mochilas un metro y las abrió bien, para que pudiera entrar con comodidad, y pudiera hacerlo también a la salida. -Pues allá vamos- Cogió aire, un poco nervioso, introdujo su mano en la mochila, su brazo entero en una de las mochilas y… la sensación de la otra mano no había cambiado. Ni frío ni calor ni humedad ni sequedad. Allí estaba. Al otro lado de la mesa, asomando por la mochila copiada. Sonrió abiertamente a Markus, saliendo de la primera mochila, en el lado de la mesa en el que estaban trabajando. -¡Lo conseguimos!- Saltó con euforia, luego se dio cuenta de dónde estaba y que estaba despertando el interés de los cotillas de alrededor.
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-Muy bien- Añadió Markus conforme de que Justin hubiera entendido todo lo que tendría que entender. Porque de lo contrario, Markus le correría a cachiporrazos, o a pelotazos de papel. O a ambas, porque en su trato no decía nada de la agresión física, y Markus es un poco como Dobby a veces. -Pues si crees que puedes, Markus te invita a que prosigas. Vamos chico, que se va a acabar la misión y nosotros aquí. He visto series finalizar su emisión antes que nosotros acabemos- Se quejó Markus, con cierto tono de molestia. Se le había acabado el chocolate y su estómago le andaba pidiendo un trozo de pizza de piña que tenía en casa todavía reservada. Y todavía tenían que probar el armatoste. Por Merlín, ¡cuántas cosas quedaban por hacer! -Venga venga venga- Apresuró Markus.
El muchacho preparó el hechizo y la mochila se multiplicó en dos exactamente iguales. Desde su silla le vio operar y adelantarse a que Markus indicara que probara la mochila. Con esta separada a lo ancho de la mesa, el muchacho introdujo en una y su mano apareció en la otra -BRAVO! MAKUS AHORA ES INVESTIGADOR!- Le chocó la mano y espero a que volviera a su posición. -Vale, nos queda un post para llegar a 7. De modo que haremos una segunda prueba que va a dejar a todo el mundo estupefaciente. Me desapareceré al hospital y tú deberás seguirme con la mochila-
Dicho esto, agarró la bolsa que tenía más cerca y desapareció de la biblioteca, dejando allí la taza de chocolate y sin recoger nada. Que lo haga el becario.
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El muchacho preparó el hechizo y la mochila se multiplicó en dos exactamente iguales. Desde su silla le vio operar y adelantarse a que Markus indicara que probara la mochila. Con esta separada a lo ancho de la mesa, el muchacho introdujo en una y su mano apareció en la otra -BRAVO! MAKUS AHORA ES INVESTIGADOR!- Le chocó la mano y espero a que volviera a su posición. -Vale, nos queda un post para llegar a 7. De modo que haremos una segunda prueba que va a dejar a todo el mundo estupefaciente. Me desapareceré al hospital y tú deberás seguirme con la mochila-
Dicho esto, agarró la bolsa que tenía más cerca y desapareció de la biblioteca, dejando allí la taza de chocolate y sin recoger nada. Que lo haga el becario.
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¿Ya había empezado la misión? Justin pensaba que le quedaría, al menos, una semana más para prepararse y ver a Josephine, despedirse, preguntarse si tenía que quedarse con Nyara y comprar entretenimiento para la niña. Eso le hizo agobiarse un poquito y acelerar su respiración. Se encogió de hombros cuando el científico le metía prisa, pensando que debía centrarse todo lo que pudiera y no sucumbir a la prisa o a la tensión si es que quería hacer el hechizo bien.
La magia resultó como era de esperar y el hechizo resultó. Ya tenían una mochila evanescente, mucho más cómoda que el armario, por supuesto. Se alegró de que lo hiciera el científico, pidiéndole con las manos que bajara el tono -Markus no grite, o nos quitarán la idea- No sé porqué, pero supuso que esa táctica funcionaria. Le pilló un tanto de imprevisto el choque de manos y mientras hablaba de posts, que Justin no entendió, el científico siguió hablando, diciendo que quería probar la mochila. -Vale. Esperaré aquí-
No pasó mucho tiempo desde que el mago desapareció con la mochila de camino al hospital y una voz salió del interior de la mochila. Esa era la señal que estaba esperando. De modo que nuevamente, empezó a colarse en la mochila que había dejado preparada sobre la mesa para salir por la otra, en el hospital.
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La magia resultó como era de esperar y el hechizo resultó. Ya tenían una mochila evanescente, mucho más cómoda que el armario, por supuesto. Se alegró de que lo hiciera el científico, pidiéndole con las manos que bajara el tono -Markus no grite, o nos quitarán la idea- No sé porqué, pero supuso que esa táctica funcionaria. Le pilló un tanto de imprevisto el choque de manos y mientras hablaba de posts, que Justin no entendió, el científico siguió hablando, diciendo que quería probar la mochila. -Vale. Esperaré aquí-
No pasó mucho tiempo desde que el mago desapareció con la mochila de camino al hospital y una voz salió del interior de la mochila. Esa era la señal que estaba esperando. De modo que nuevamente, empezó a colarse en la mochila que había dejado preparada sobre la mesa para salir por la otra, en el hospital.
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Cuando abandonó el hospital vio a los drones gigantes que atacaban el ala de urgencias y abrió los ojos con fuerza. Cuando paneó el lugar vio tanta destrucción, tantas columnas de humo, tanto fuego que se le encogió el corazón pero era consciente de que debía hacer un lugar seguro. Trató de volar rápido y pasar desapercibida, yendo directo hacia donde sabía que estaba la academia. Aparcó con rapidez y bajó entrando por la puerta con premura y mirando el sitio en general. Desde arriba se había hecho una leve idea de cuan grande era, esperaba que pudiera aguantar. Vio a gente salir y negó -Volved dentro, protegeré el edificio. Volved, volved- Dijo asegurándose de que estuvieran volvieran.
Una vez dentro se concentró en sí misma, haciendo oídos sordos a cada cosa que explotaba cerca de allí. Se quitó el anillo del dedo y puso ambas manos sobre él, respiró varias veces de forma profunda y entonces canalizó su magia hacia él, toda la que pudo mientras susurraba unas palabras que activaban la zona de protección al sitio. Las tenía grabadas a fuego porque lo activaba cada vez que estaba en su casa para proteger a sus hijos y a Aedan, era una experta en el uso de aquel potente anillo.
La luz azulada que empezaba a emitir la joya así como la calidez que pronto se convirtió en algo dificil de soportar debido a la magnitud de la academia sólo fueron un pequeño sacrificio a hacer por la seguridad de todos los niños de la isla. Porque no...Anteia Malfoy no volvería a perder niños, no como lo hizo en Hogwarts. La canalización tardó más de lo que lo hacía estando en casa y tuvo que mantener su concentración enfocada en el hechizo hasta que finalmente acabó. La rubia sintió un bajón de energía tan grande que acabó cayendo al piso sobre sus rodillas.
Respiró varias veces y agradeció que Lyran tuviera moneda porque no sabía si sería capaz de hacer un patronus por un pequeño espacio de tiempo. Se acomodó en el piso y sacó la moneda de su bolsillo. "Academia segura, protegida. Anteia. Venir". Aquello le llegaría muchísima gente pero esperaba que fuera Lyran el primero en aparecer, deseaba ver a sus pequeñajos de pelo azul y el heredero Hacksaw.
Entonces fue consciente de algo...Peliazul. Azahar. Si los Centinelas estaban aquí arriba eso significaba... Cuando sus conclusiones la llevaron a derroteros trágicos, Anteia ni siquiera quiso detener las lágrimas que empezaron a recorrerle el rostro que eran solo un pequeña muestra física de la desolación que la recorría.
Una vez dentro se concentró en sí misma, haciendo oídos sordos a cada cosa que explotaba cerca de allí. Se quitó el anillo del dedo y puso ambas manos sobre él, respiró varias veces de forma profunda y entonces canalizó su magia hacia él, toda la que pudo mientras susurraba unas palabras que activaban la zona de protección al sitio. Las tenía grabadas a fuego porque lo activaba cada vez que estaba en su casa para proteger a sus hijos y a Aedan, era una experta en el uso de aquel potente anillo.
La luz azulada que empezaba a emitir la joya así como la calidez que pronto se convirtió en algo dificil de soportar debido a la magnitud de la academia sólo fueron un pequeño sacrificio a hacer por la seguridad de todos los niños de la isla. Porque no...Anteia Malfoy no volvería a perder niños, no como lo hizo en Hogwarts. La canalización tardó más de lo que lo hacía estando en casa y tuvo que mantener su concentración enfocada en el hechizo hasta que finalmente acabó. La rubia sintió un bajón de energía tan grande que acabó cayendo al piso sobre sus rodillas.
Respiró varias veces y agradeció que Lyran tuviera moneda porque no sabía si sería capaz de hacer un patronus por un pequeño espacio de tiempo. Se acomodó en el piso y sacó la moneda de su bolsillo. "Academia segura, protegida. Anteia. Venir". Aquello le llegaría muchísima gente pero esperaba que fuera Lyran el primero en aparecer, deseaba ver a sus pequeñajos de pelo azul y el heredero Hacksaw.
Entonces fue consciente de algo...Peliazul. Azahar. Si los Centinelas estaban aquí arriba eso significaba... Cuando sus conclusiones la llevaron a derroteros trágicos, Anteia ni siquiera quiso detener las lágrimas que empezaron a recorrerle el rostro que eran solo un pequeña muestra física de la desolación que la recorría.
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