Biblioteca de la Academia

- Matvey...vienen a por ti. Te están buscando...- la voz gélida y fantasmal del espíritu de Snagov Tepes se hizo presente a las espaldas del nigromante. No había dejado de huir desde que había entrado en el Sanguis, y ahora estaba en muy mala posición, ocultándose sin cesar. La espectral figura traslúcida se deslizó ante sus ojos, observándolo largamente.

- No deberías estar aquí. Ouroboros está sellada, y los muertos la guardan. Todos los Descendientes que murieron la guardan...- se alejó un poco de él, hacia las estanterías caóticas que había enfrente. - Te custodiaremos, pero ellos son más...siglos de sacrificios. Se han hecho fuertes...- siguió alejándose lentamente, sin darle la espalda.

Una voz conocida me sobresaltó. Abrí los ojos, poniendome en guarda al girarme hacia él esgrimiendo la espada, pese a que sabia que era Snagov quien hablaba. Atravesé su etérea silueta, aquella parte de su ser que se habia quedado acompañándome allí, como la de muchos otros descendientes ligados a Ouroboros.


- No. Y esto no debería estar pasando. El Sanguis....

"Es mas vasto de lo que habría predicho"

- Pero ellos no están, se pusieron a salvo... - eso. Debia aferrarme a esa idea.

"solo nosotros, solo los muertos"

Yo aun respiraba, sí.

- Snagov, no te vayas! - por qué se alejaba? Me puse en pie, comenzando a seguirlo por aquel pasillo. Saliendo de mi escondrijo. - Reúne a los fundadores! Búscalos! Están dormidos, o qué les pasa? Serán más...pero no mejores...

"no todos, no pueden serlo"

En mi persecución de mi viejo amigo, me habia vuelto algo imprudente. Afortunadamente, los percibí a tiempo....



Una comitiva. Discurriendo por aquel lugar, como si fuera suyo. Me detuve, cauto. Eran muchos pero no se habian percatado de mi presencia. Lancé una mirada a Snagov, y retrocedí sobre mis pasos, buscando otro camino, otra salida para huir de la biblioteca.

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se topa con espiritus no aliados? exito no, fallo si
cuantos? 1d50

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#1 'Probabilidad' :


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#2 'Dado (50)' : 41

- Ahora estamos todos atrapados aquí para siempre...- la voz del espíritu de Snagov sonó lúgubre, como si realmente les hubiesen arrebatado la paz y hubiesen quedado allí encadenados de un modo que no debía ser. Lo miró con expresión vacía cuando dijo aquello de "se pusieron a salvo". Se refería al resto de Descendientes que aún vivían. - Todavía no...pero sucederá. Están condenados...también mi hijo. No pudimos proteger Ourboros...- su figura siguió alejándose hasta que el llamado de Matvey lo detuvo.

- Los fundadores...se avergüenzan de la guerra civil de sus sucesores. La deshonra. - Los linajes primigenios de descendientes de Merlín, de Moisés, de Galeno, de Dioscórides, de Confucio, de Licaón...había oído sus lamentos en algún recóndito lugar de aquel extraño mundo que eran ahora las dos islas unidas. - Debemos convencerles de que aún sois dignos sucesores del legado. - se quedó inmóvil ante la aparición de aquella comitiva de espíritus enemigos, guiando a su compañero en dirección a los bajos fondos de la biblioteca, donde antaño se guardaban los archivos. Por suerte para ellos nadie conocía mejor la isla que los propios Descendientes. Conocían todos y cada uno de sus pasadizos.

- Tendrás nuestra protección mientras estés aquí, pero el tiempo se agota. - un viento gélido se arremolinó por el suelo del almacén, dando paso a varias figuras etéreas que fueron formando un círculo alrededor del nigromante. Algunas de ellas eran conocidas, como la de Helena Paracelso o Kira Mandela, pertenecientes a los miembros del Consejo más reciente. Otra de ellas adoptó la forma del padre de Matvey, y la siguiente la del abuelo de Catherine...el resto de espíritus eran más lejanos en el tiempo, pero todos ellos tenían algo en común: habían sido miembros jurados del Consejo en algún momento de sus vidas.

- Envíalos al infierno, Matvey. - ordenó la inflexible Paracelso, tan rígida como había sido en vida. Kira sonó triste y suplicante. - Sin la ayuda de los vivos no lo lograrás. - el espíritu del padre de Matvey avanzó más hacia él, siendo imponente incluso entonces. - Fuiste adiestrado para ser el mejor nigromante, ha llegado el momento de demostrarlo. -

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Cuántos espíritus de Ouroboros aparecen?32

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'Dado (50)' : 32

- No lo permitiremos, Snagov....vuelve! - traté de convencerlo, prometerselo....no, no permitiría que se quedaran ahi atrapados. Todos nuestros ancestros. Todos los Descendientes que alguna vez habian formado parte del Consejo ahora estaban despiertos, en aquel lugar que no les pertenecía, no en el corazón de Ouroboros como debía ser.

"no se ha terminado"

Se habia detenido y nos escondíamos de aquella comitiva de espiritus. Un vivo y un demonio no tardarían demasiado en dejar de pasarles desapercibidos, ya me habia ocurrido antes. Huir, huir y huir...para dar con otro callejón sin salida. Verme acorralado, pelear y escapar a otro lugar. Hasta que diera con la maldita salida.

- Normal que se avergüencen. - mascullé. No sabía si ellos en vida lo habrian hecho mejor, la muerte y los siglos dan perspectiva. - Si los convencemos de que somos dignos sucesores de su legado, nos ayudarán? A derrotar a Charles? A derrotar al Sanguis?

Susurré mientras seguía a Snagov por aquellos pasillos hasta los sótanos de la biblioteca. La atmósfera era...opresora. Era como si me costara respirar todo el rato, como si cada inhalación de aire en aquel lugar hiciera por matarme, pero no lograse hacerlo. Esperaba no quedarme dormido en semejantes circunstancias.

La sala era sombria, pero mis ojos se habian acostumbrado ya a la oscuridad. Me daba miedo usar mi magia por si eso hacia que me detectasen más rapido. El gélido aliento de la muerte me envolvió antes de ver aparecer los espiritus de antiguos compañeros....familiares...rostros conocidos solo por verlos en retratos en el castillo de Ouroboros, en las salas de los memoriales....

- noble Consejo de los 20...es algo más que protección lo que necesito... - les dije, pasando mi vista de uno a otro. Paracelso, o Mandela, en concreto...sus imagenes golpearon con más fuerza. Mi corazón, allá donde estuviera, latía mas fuerte de lo normal. - necesito que seais mis ojos....oidos....y voz....en este mundo muerto.

"la ayuda de los vivos. Los necesito a ellos...."

- El actual Consejo demostrará que es digno del legado de los fundadores. Haremos lo que pidan, lo que haga falta...para que nos ayuden a combatir a los espiritus corrompidos por Charles Pendragon. Desde dentro, como se combate una infección. Si nos ayudan a acabar con esta amenaza. Hay que expulsarlo...encontrarlo. ¿Podeis recorrer el terreno por mi, tratar de localizar su ubicación, sus planes? Podéis hablar con los fundadores por mi, trasladarles nuestra voluntad?

"cómo consigo la ayuda de los vivos aquí? A duras penas puedo mantenerme yo en pie"

"enviarlos al infierno. Puedo hacer eso. Con algunos"

- Lo haré, pero yo solo no me basto. Tengo que traerlos. Tengo que salir de aqui... pero no con las manos vacías....si no...informarles...
- diez de ellos asintieron y desaparecieron lentamente, yendo a realizar lo que les pedía. Tardarían en volver. De los demás...Lo que les había pedido era que encontraran a los fundadores y les suplicaran de mi parte para que nos ayudaran. Aquel sitio los drenaría, los asimilaría por completo...seguiría requiriendo magia? Sangre? Seguramente.
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dados de información de espiritus en expedición (como hay 32 tiro ventaja)
0-5 no localizan nada, porque son descubiertos por otros espiritus enemigos
6-10 encuentran una pequeña pista que les indica que deben moverse a otro lugar para conseguir algo de info. Llevará mas tiempo averiguar algo.
11-15 encuentran rumores sobre el posible paradero
16-20 descubren cosas jugosas y creibles sobre los quehaceres y paradero de charles

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'Dado (20)' :

Los espíritus convidados a aquella lúgubre reunión apenas expresaban nada en sus rostros ante las palabras de Matvey, pero tenían la firme determinación de protegerle y servirle para poder ser, incluso en la muerte, miembros útiles para el pueblo de Ouroboros. Los fundadores parecían la respuesta, o al menos eso creía Matvey. - Tal vez sí...tal vez no...los buscaremos para convencerles. - de ese modo varios de los espíritus se alejaron de allí en búsqueda de información, comenzando a esfumarse de la escena.

- Debes salir de aquí cuanto antes, no podremos proteger tu cuerpo eternamente. Aguanta hasta que tengamos algo. - la figura de Snagov también se desvaneció, alejándose de allí para vagar por los templos de los fundadores. Tuvieron que transcurrir horas, o tal vez días hasta que el esperado encuentro se produjo. Un círculo de espíritus silenciosos y más corpóreos rodearon a Snagov, como si de estatuas de piedra se tratase. Uno de ellos portaba una corona y una espada en las manos, adelantándose al resto.

- ¡Nobles fundadores! ¡Requerimos de vuestra sabiduría! ¡ayudadnos a derrotar y expulsar a Charles Pendragon! ¿Qué necesitáis de los Descendientes actuales para dignaros a prestarnos auxilio? - el silencio sepulcral fue la única respuesta durante largos segundos, hasta que Carlomagno, el espíritu portador de la corona y primer fundador avanzó lentamente.

- ¿Y si Ouroboros merece su final? ¿Vale la pena seguir luchando? Demostrad que estáis dispuestos a realizar un sacrificio...- el eco de las voces ancestrales resonó en el templo hasta el punto de resultar intimidatoria, pero la determinación de Snagov Tepes era suficiente.

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Regresó con Matvey después de una larga y costosa conversación con los fundadores. Susurró las palabras para el nigromante, guiándolo después por senderos relativamente seguros hasta el borde de la isla, custodiados también por otros espíritus aliados. - Márchate. Eres nuestra única esperanza, Obi- Wan Kenobi.

Esperé pacientemente la llegada de Snagov, escondido en aquel sitio. El tiempo pasaba de manera muy lenta, agoniosa y despacio. Intenté llevar el conteo del transcurso de horas desde que Snagov marchó en aquella misión, pero.... Me rendí al poco.

Traté de aprovechar mi tiempo con los espíritus de los muertos. Con Helena, con Kira hablé de las circunstancias de su muerte... Con mis ancestros, que me dieron información y conocimientos útiles que habían asentado en libros y que a mí se me habian podido pasar desapercibidos.

Algunos de los que habían marchado para buscar información volvieron con las manos vacías. La isla ocupaba un gran espacio y necesitaban más tiempo para recorrerlo y quizá poder encontrar algo de real utilidad.

El tiempo de poner en común, de planear, de hablar....requeria cada gota de mi energía. A veces creía que el tiempo iba para atrás. Me decia a mi mismo que era efecto del cansancio de mi cuerpo, agotado físicamente, de no dormir.

Finalmente, volvió Snagov. Escuché sus palabras conteniendo el aliento.

"Al menos nos han escuchado...."

Su última frase logró hacerme reír, aquella broma suya. Hay cosas que no cambia ni la muerte, verdad?

- si llego al otro lado.... Le daré recuerdos a tu hijo de tu parte. Es un buen muchacho. - y me despedí ellos, esperando poder cruzar aquel velo hacia afuera, y esperando que pudiéramos ser suficiente para lo que los fundadores habían requerido de nosotros.