Servicios Academia Ouroboros

La isla Ouroboros se elevó nuevamente a los cielos, tras la destrucción de los satélites antimagia que bloqueaban el flujo de energía mágica en todo el planeta. Antiguos rituales fueron necesarios para volver a levantar Ouroboros, acudiendo a la información de los fundadores, aquellos que la pusieron en el aire por primera vez, hace cientos de años.
Una mitad de la isla sigue siendo la antigua Ouroboros, que se salvó parcialmente de la caída y ha sido reconstruida por Adael Cohen, sus elementaristas y otros colaboradores. La otra mitad de la isla es completamente nueva, formada  desde cero con nuevas rocas, puesto que la mitad que existía antes quedó totalmente destruida. Sus ruinas permanecerán en en Beinn Dearg , lugar donde se realizó el ritual.

Me encontraba cagando en los aseos tranquilamente, mientras me dedicaba a componer una triste melodía con mi violín sentado en la taza y con los pantalones bajados. Claro, todo el mundo caga con los pantalones bajados, o al menos deberia. Era una buena manera de economizar el tiempo, hacer dos cosas a la vez, ademas de ambientar la situacion y hacerla mas relajante. Ademas hacia imposible distinguir la banda sonora de mis intestinos, tanto mejor.

Aunque para ello tambien serivira un hechizo de insonorizacion. Pero esto tenia el aliciente del riesgo.

Iba haciendo recuento mental de las cosas que estabamos inventando y que tenian que ser probadas. Tenia cita con Jarkko a las diez de la noche para probar sus brazos nuevos, y estaba el asunto del colibrí volador. Queria probar la version de ese trasto para largos vuelos.

Terminé mis asuntos y sali del vater, hice las cosas de aseo pertinentes y me marché de alli, dejando mi pobre violin abandonado junto al lava manos. El violín siguió tocando solo, en replay de lo que le habia enseñado yo a tocar.

No me había gustado nada la situación con Juliet y la verdad es que prefería quedarme con la niña pero Lucio nos desapareció de allí terminando con la conversación de raiz, nos aparecimos en algún otro lugar de la isla pero al llegar me sentí presionado, encajado y en un lugar estrecho junto a Giordano y el mismísimo Lucio al cual estaba pegado, sentí el aleteo molesto de Rubi a un lado -No muerdas a Gio Rubi!- le ordene al fénix que seguramente tuviera esa intención, me moví como pude para intentar liberarnos pero parecía una partida de twister en modo extremo -Lucio... ¿por qué aquí? y... eso es un violín?- en efecto, se escuchaba música fuera del lugar en el que estábamos, empezaba a pensar que era un escobero o un vagón del metro a las siete de la mañana en hora punta por la cercanía con los otros dos.

No sé si fue Lucio o Gio pero uno de los dos consiguió abrir la puerta del baño y salimos disparados de ahí para dar con una zona más amplia que la lata de sardinas de antes, Rubi consiguió alzar el vuelo y posarse en mi hombro -Necesitamos un lugar para nuestras reuniones clandestinas... que no sea este- dije bromeando mientras sacaba el libro de antes de mi bolsillo, volviendo a ponerlo a tamaño real y enseñando el mapa que más me intrigaba a mis dos amigos -hagamos esto rápido para poder llevar a la niña de vuelta, tengo un mal presentimiento- el mapa se extendió frente a ambos magos dejando ver lo que parecían runas bastante antiguas con un brillo especial y dibujos medievales de esos con gente atravesada con espadas y sin expresión aparente -Creo que esto es la clave para saber lo que pasa con los pendragon y con Bellatrix, me gustaría hablar con ella pero no sé si es una buena idea, también quiero consultar a Catherin pero no hay forma de pillarla...- lo cierto es que Lucio tampoco podía acercarse a la descendiente que nos lanzó tal acusación el día de la fiesta o eso pensaba yo al menos, solo nos quedaba Giordano pero no estaba muy seguro de su relación con ella, de hecho pocos en el consejo tenían una buena relación con la rubia.

Esperé a ver si alguno de los dos tenía una idea o por lo menos sabía que había en los símbolos del mapa -también me podéis describir las runas... aunque puede que tardemos un rato así- dije llevándome una mano a la barbilla y mirando al techo "esto sería mucho más fácil si Zaph quisiera colaborar" pensé, pues parecía no estar muy por la labor y con ella si que era complicado sacar información cuando no quería darla -A todo esto, alguno ha visto a Zaph? creo que se marchó esta mañana con Adael... me pidió un mapa de la torre de los soul, espero que les vaya bien-

Mi aparición fue bastante mala y absurda, pues no había calculado el punto exacto en el que quería aparecer. Los tres acabamos encajonados en una especie de armario, pegados unos contra otros, más de lo que habíamos estado nunca. Enseguida empezó a entrarme el agobio, tanto por la estrechez como por lo que pudieran imaginarse de mí.  - No lo sé, he calculado fatal. - me excusé mientras trataba de encontrar la manivela de la puerta, consiguiendo por fin salir al exterior. Respiré hondo una vez fuera, desabrochándome un poco el cuello de la camisa para tener menos calor.   - Yo voto por ir a la biblioteca a la próxima, o a casa de Gio, que no recibe visitas, así que estaremos más tranquilos. - a mi me llamaban continuamente para ir a atender urgencias al hospital, así que no era buen sitio.

Me acerqué al lavabo para abrir el agua del grifo, dejando que corriera para hacer ruido y amortiguar un poco nuestra conversación. Si entraba alguien quedaría un tanto sospechoso. Hice un sonido de contrariedad con lo de la niña, sentía lo mismo que Sean.  - Lo sé, tampoco me he quedado tranquilo. Juliet sonaba muy alterada...creo que sabe quién es la madre. Los de su raza pueden seguir rastros con una facilidad asombrosa. No me extrañaría que quisiera venganza por lo que le pasó. - murmuré con cierta lástima, aunque no justificaba en absoluto su comportamiento.

Enseguida nos pusimos manos a la obra, me ajusté las lentes especiales que me hizo Giordano y me fijé en el libro que traía Sean, examinando con detenimiento. Me reí por lo bajo como un idiota al ver la expresión indiferente de los tipos medievales siendo apuñalados.  Después carraspeé.  - Perdón, ya me centro. Bien, tarde o temprano tendremos que acercarnos a Bellatrix, no queda otra, aunque nos haya puesto en el punto de mira. Catherine está muy a lo suyo, no creo que podamos comunicarnos con ella. Adael creo que podría ayudarnos, quería saber más de lo que pasó el día de la reunión. Podemos decirle algo en el momento oportuno. - intenté describirle las runas  a Sean, aunque no era un experto en ellas.  - Uff...es un libro muy denso. Esto parece Futhorc anglosajón. Hay una runa que creo que simboliza piedra, y esta otra creo que es...¿lanza? ¿espada? no lo tengo claro.


Eso parece un castillo, pero no me parece nada significativo. Hay cientos de ilustraciones de castillos en este tipo de libros. - - alcé la vista a Gio un tanto confuso, esperando que él interpretase lo del mapa. -  Se han encargado a conciencia de eliminar cualquier rastro de los Pendragon en los libros y registros. Podrían ser las páginas que le faltan al libro.  Necesitamos hablar con Zaphira. Es tan vieja que debe saber algo.

Aparecimos en un lugar muy apretado, todos muy pegados, y a mi me empezó a dar un ataquito de ansiedad. Dios, que cerca estabamos! Demasiada humanidad. Y para colmo el putopajaro.

- Que sepas que eres adoptado y tus padres no te quieren! - chupate esa pajaro del demonio, directo a donde mas duele. Oi mi violin tocando por si solo aquella bella melodia. - Oh. Estamos en los baños.

Por fin libres sali disparado alejandome lo mas que pude de ellos dos, fui a mirarme al espejo, recolocandome el pelo, la ropa, la chaqueta, la vida....carraspeé y me di la vuelta, apoyandome sobre el lavabo, volviendo a mirarles. El violín seguia tocando.

-Quereis que hable yo con la loca de Bellatrix? Mi relacion de ella parte del cero. No puede ir a menos. No hay nada que perder.  Sobre Zaphira, no la he visto. Habra ido a hacer cosas de dragonas.

Lucio habia dicho algo de mi casa...tenia yo casa? Lo miré un poco estupefacto, que modo de autoinvitarse tenia el galeno.
Claro que no recibo visitas, porque no tengo casa, vivo en un estudio. Y esa presuposicion sobre yo siendo asocial y sin visitas duele.

"estupido Lucio. Si algun dia de verdad llego a retratarlo le dibujaré un pene muy pequeño"

Luego miré aquel pergamino, con absoluto desprecio por aquellas ilustraciones.
- Los dibujantes de la epoca sufren el sindrome de la misma cara. Ya lo dijo Leonardo. Espada y piedra? Se refiere a la leyenda de Excalibur?

Miré lo que me enseñó Lucio, aquel mapa y aquel dibujo. - El libro de los fundadores habla sobre cosas relacionadas con los Pendragón pero al mismo tiempo se ha intentado borrar su existencia del mapa? Llamame loco, pero... es sospechoso. Obviamente si Bellatrix dijo eso, es porque  a los Pendragón se les echó de manera poco agradable.  Algo asi como con Jean, pero mucho peor. Y si Locatrix dijo eso tambien y estaba medio poseida como suele estarlo, quizá es de suponer que hablaba de alguien vivo.

Mi orden al pájaro sirvió durante dos segundos, justo antes de que Gio soltara aquello sobre sus padres ante lo cual empezó a darle picotazos -Rubi, no! Gio tu igual, no le digas eso!- una vez salimos y con el fénix en mis hombros lo acaricié -No le hagas caso, para mi eres muy importante- algo me decía que esos dos no se iban a llevar bien nunca. Lo cierto es que no sabía muy bien dónde dormía Giordano pues como mucho sabía dónde estaba su taller y poco más -Bueno, ahora nos tiene a nosotros para invitarnos, te llevaré café y algunas pastas, que a ti el té no te gusta mucho, ¿verdad?- dije al italiano que ante las palabras sobre Bellatrix se ofreció voluntario para hablar con ella -Sería de gran ayuda Gio, ¿Pero estás seguro? si está poseída como dices puede que te ataque....-  y si, el heredero de los pendragon era muy factible pero el problema era que no sabíamos nada sobre ellos.

Escuché a Lucio reírse pero no supe muy bien porqué, el médico había podido identificar dos runas y Giordano llegó a la misma conclusión que yo -Pero no puede ser... se supone que la espada desapareció o eso decían mis padres, incluso mis abuelos- aquello era muy extraño, el libro del escriba nos ayudaría pero había un problema -Muchos de los archivos se perdieron en el le fey... he intentado recuperar algunos pero no he podido hacer mucho... ¿creéis que el pensadero pueda tener cosas de ese entonces? podríamos probar suerte- era la mejor opción además de revisar los archivos de mi casa pues los de la orden de Merlín al menos estaban allí -Necesitaré ayuda también para ver los de mi casa, allí hay otros registros y si mi familia tiene algo que ver como dijo Bellatrix podríamos encontrar algo-

Todo debería tener sentido en aquel mapa, incluso el castillo que veía Lucio -EL castillo, ¿Te suena? no creo que esté aquí por casualidad- volví al mapa pasando mi mano sobre él por si sentía algo, era muy débil pero había rastros de un hechizo -Revelio- lancé el hechizo pero no pude ver nada, una fecha y una firma apareció "Robert Eire, 1200" -Veis algo? ha aparecido algo?- esperaba que si, necesitabamos un hilo suelto para desenmarañar todo aquello.

- ¿Y si dejamos a Bellatrix como última opción? quiero decir...teniendo a Zaphira será más fácil. La invitamos a algo, le damos vino, y que largue lo que sepa. Sean, contacta con ella, esto nos urge. - prefería eso a que Gio tuviese que ir a ver a Bellatrix, me daba un poco de miedo desde lo de la fiesta. Noté que el italiano me miraba mal por eso de la autoinvitación, pero ya contaba con que no le haría gracia, así que me dio igual. Sonreí al escuchar su comentario sobre los dibujos medievales, no podía ser menos viniendo de un artista como Da Vinci. Ahora tenía curiosidad por ver un retrato hecho por él, pero con ropa. - Eso tendría sentido. Espada y piedra podría tener que ver con Excalibur, se sabe que esa espada era de los Pendragon, pero nadie sabe qué fue de ella. Muy raro todo...creo que ni siquiera Jean de Molay sabía qué había pasado con ese objeto, y eso que él tenía muchos objetos antiguos. - alcé la mirada del libro un momento, mirando a Sean y a Gio con gesto confuso. Había contradicciones en aquello, pero seguro tenían algún motivo.

- Bellatrix dijo que pertenecieron al Consejo, y que el linaje era y ES poderoso, en presente. - intenté hacer memoria de todas las escalofriantes frases que profirió la mujer aquella noche, haciendo uso de la memoria que me sirvió para hacer mis estudios de medicina. Ahora todo cobraba más sentido. - Añadió: "no os importó expulsarlos con sucias artimañas, robando la espada que les pertenecía por derecho. Tu familia, tu linaje. ¿Y el linaje Le Fay? otros impostores. Los agravios se pagan, al igual que las mentiras. Ouroboros no será lo que vosotros queréis. Nunca fue vuestra. Nunca desaparecimos. Allí estaré para tomar posesión cuanto menos te lo esperes" - un escalofrío me recorrió el cuerpo al pensar el tiempo que habíamos perdido sin ocuparnos de esto, imaginando que podían haber otros tomando posiciones en este momento.

- Sean, ¿seguro que tu familia no tiene ninguna espada? algo que te haya pasado desapercibido. Tal vez Zaphira la guarde... - volví a mirar a la página del libro, tratando de responder a las contradicciones de de éste. - Damnatio memoriae...se procedía a eliminar todo cuanto recordara a la persona non grata. imágenes, monumentos, inscripciones, e incluso se llegaba a la prohibición de usar su nombre. Pero al mismo tiempo se recoge dónde pudo quedar su espada, sin mencionarlos, y suponiendo que hable de esa espada. Que no haya información en el libro de los fundadores no quiere decir que no haya en textos paralelos, fuentes secundarias, como las que puede tener Sean en su casa. El pensadero...¿te refieres al que registraba los cónclaves? ¿dónde está? - empezaba a dolerme la cabeza de tanto pensar, ya parecía más detective que médico. Había estudiado Historia de Ouroboros, y se hacia alusión a un gran pensadero que se utilizaba en los Cónclaves, pero era una práctica antigua y ni mi padre había llegado a verlo. Eso sí, debía estar en la isla, en algún lado. No podía perderse algo así.

El problema es que el castillo podría ser cualquiera, aunque éste estaba rodeado de lo que parecía agua. - Es un castillo en el agua...ahora mismo recuerdo el de Leeds, el de Eileann Donan, en Escocia, el de Bodiam... - enumeré los que recordaba, abriendo mucho los ojos al ver lo que apareció sobre el papel después de que Sean pronunciase el hechizo. - Robert Eire, 1200. Tus antepasados nos ayudan...a ver, ¿qué pasó en 1200?

- El té es bebida para espirituales, cosa que yo no soy. A mi dame café. - dije de modo seco, como si la simple duda me ofendiese. El té para Adael, Mei, y esa panda hippie. O los ingleses. Malditos ingleses. Luego hice un resuelto gesto con mi mano ante lo de Bellatrix. - Bueno, amigo mio, que es la investigacion sin un poco de riesgo? Si me ataca... - me defenderé - ...interpondré una demanda ante Jack Newton y el resto del Consejo.

"y al fin tendré una excusa para que le suspendad de empleo y sueldo mwhehehe"

"Solo pensamientos de moral elevada, Gio"

- Ehem

Despues escuché las respuestas de Lucio y sus conjeturas con Sean, vi aparecer aquel nombre ante el revelio e hice una mueca. Robert Eire.

- En el 1200...rey muerto, rey puesto? se llevaba mucho eso. Teniendo un nombre, no creéis que podríamos solicitar la inestimable ayuda de algun nigromante sin problemas de cambios de personalidad? - dije mirando a Lucio. Sabía que su relación con Rasputin era algo mas cercana. Porque le habia tocado la patata, y esas cosas importantes.

Había permanecido en la maldita isla desde aquella fiesta de renacimiento de Ouroboros, desde el día en que hicieron las votaciones para los nuevos miembros, excluyendo a aquellos que solicitamos formar parte. Resultaba frustrante que me hubiesen dado largas hasta ahora, y cada vez estaba más segura de que Newton me había propuesto lo e derrotar a tres miembros del Consejo sólo para ganar tiempo. No había recibido citación por parte de ninguno, al parecer no tenían intención de incluir a nadie más. Eso me irritaba profundamente, sumado al hecho de que Matvey no reconociera al hijo que tuve con él como descendiente legítimo. Me estaban dando todos los motivos para intentar destruirlos desde dentro, no se merecían ni los títulos ni los honores que tenían. Además, Rybar iba mucho a lo suyo últimamente, no sabía ni dónde se metía.

Por todo ello me entretenía elaborando pociones con los consejos de Dioscórides, la única cuyos conocimientos me parecían útiles para aplicar a lo que yo ya sabía. Me dirigía a mi habitación para seguir con aquello, aunque el sonido del violín en la zona de lavabos me hizo detenerme. Me acerqué con cautela hasta la puerta, sin llegar a asomarme. Allí reconocí las voces de tres que conocía, pero me extrañó mucho escucharlos a los tres a la vez hablando en un baño. Decidí pegar la oreja para ver si podía enterarme de algo, al principio por pura curiosidad, hasta que fui captando palabras que parecían interesantes. Enseguida pillé que hablaban de lo sucedido en la fiesta, de una espada, de no sé qué cosa de un mapa, nombres ce castillos, una fecha concreta y un tal Eire. Todo eso junto no me dijo nada, al menos de primeras, pero debía ser relevante para que estuviesen cuchicheando en un baño. Decidí esperar un poco más. Si me descubrían tampoco sería una catástrofe, ya tenía más de un as bajo la manga.

Ya sabía yo que el té no era del agrado de Gio -Oye, que a mi me gusta el té, soy inglés después de todo- me reí por lo de los espirituales zanjando el tema -Pues si nos invitas te llevaremos café como ofrenda- . Lucio propuso darle vino a Zaphira, estaba claro que no conocía su resistencia aunque ella era débil para ser un dragón, no cualquier humano podría vencerla -Espero que se os de bien beber porque a mi se me da fatal- acepté la petición y le envié un mensaje con uno de mis pájaros de papel, solo esperaba que no estuviera fuera de cobertura -Está bien, pero no hace falta meter a Newton de momento, no quiero molestarlo si al final esto no es nada, además, no parece que Bella tuviera nada contra Gio, no fue uno de los nombrados en la fiesta, yo por otra parte prefiero no acercarme a ella, no es que me de miedo lo que me haga pero si tiene que ver con mi familia...-

hice una pausa escuchando las palabras de Lucio y su opinión para después citar - "Ouroboros no será lo que vosotros queréis. Nunca fue vuestra. Nunca desaparecimos. Allí estaré para tomar posesión cuanto menos te lo esperes." ... eso fue lo que me susurró Bellatrix el día de la fiesta, tenemos que encontrar lo que sea que diga ese mapa- Repetí esas palabras en concreto pues fueron especialmente para mi. De nuevo Lucio tenía razón, habían borrado a los pendragon del mapa pero algunas cosas quedaban -Tenemos pocas pistas pero siempre queda rastro, la verdad no sé nada sobre una espada, aunque me suena algo sobre una que tenía Zaphira pero no es excalibur... creo- lo pensé un momento, sabía que era una espada antigua pero nada más -El pensadero debe estar en la sala del consejo... no? o en algún otro lugar tipo sala de los menesteres, es algo muy importante así que no puede desaparecer, lo comprobaré también en lo que queda de los archivos que se salvaron- que eran más bien pocos.

El dato de la fecha me lo sabía, había leído muchos registros en la biblioteca -Lo más relevante de ese año fue la incorporación del linaje de Saladino... ¿Sayid sabrá algo? estaba en el hospital hace un rato, tal vez deberíamos preguntarle- la sugerencia de Gio también era buena -Gio tiene razón, Matvey también podría echarnos una mano... vamos a organizarnos, la pequeña me preocupa así que... ¿Te parece bien si vas a por ella?- dije dirigiéndome a Lucio, Matvey no era alguien que aguantara muchas tonterías así que Gio no era el indicado -Gio, a ti que te parece ir a hablar con Sayid? yo iré a hablar con Matvey y en caso de no poder ayudarnos con un espíritu del 1200 al menos podría hacer algo por ayudarnos a localizar el pensadero, ¿Os parece bien?-

-Es una opción, cambiar el túnel del placer por el tunel del guante… Mangia maccheroni conditi con spine di pollo…- Murmuraba cosas sin sentido en voz muy baja. Deambulaba por los pasillos tan pálida, fría y perdida como un espíritu errante atrapado en el mundo de los vivos. No más de media hora había pasado desde que reapareció en el pasillo de esta dimensión después de un viaje interdimencional, tiempo en el que se la pasó caminando sin rumbo. Llevaba puesto un peculiar artefacto en la cintura que funcionaba a modo de cinturón y de protección contra las posesiones por parte de los espíritus. Una tira de cuero que rodeaba toda su cintura sostenía su ropa y tenía, al mismo tiempo, lo que parecían ser cinco espejos retrovisores repartidos estratégicamente que apuntaban todos hacia ella. Podría parecer un artilugio bastante egocentrista, pero era funcional, si un espíritu se aproximaba lo suficiente para poseer el cuerpo de la bruja, uno de los espejos lo absorveria para enviarlo a otra dimensión. En un momento, mientras caminaba de manera elegante, desplazándose con la liviandad de un fantasma, y concentrada en lo que las voces le susurraban, se encontró a sí misma doblando por una esquina y encontrando a Adele Gaultier con la oreja pegada a la puerta del baño.

-Signora Gaultier- Dijo con voz firme y mística a la vez cuando se encontró a un brazo de distancia de ella. Su expresión cansada delataba el tiempo que le había dedicado a la investigación del aumento de las posesiones, pero mantenía la postura erguida.

-¿Escuchando a los spiriti usar el toilette? Curioso gusto el suyo…-

- Estaremos cerca por si a Bellatrix le da algún arrebato de esos extraño como los de la fiesta, no te dejaremos solo ante el peligro. - hablábamos de una compañera, sí, pero la última vez que la vimos no parecía ella misma, así que no podíamos fiarnos. Me llevé una mano a la barbilla con gesto pensativo cuando me sugirió lo de Rasputín, también podía ser buena idea para recabar más información. - Cierto. Con él tengo más confianza, ya sabes...desde que pasó lo del bloqueo de magia y demás. Seguro que se une a nosotros. - el descubrimiento del mapa nos ponía en la pista de algún lugar por el que empezar, así que Sean se encargó rápidamente de organizar los siguientes pasos. Me recordó a su resolución y diligencia durante los meses en el castillo Le Fay, no dudaba de que esas capacidades de liderazgo le fuesen todavía más útiles en un futuro.

- Sólo espero que el pensadero no se lo quedase Jean, porque eso significaría que lo habríamos perdido. Iré a la sala de trofeos y reliquias de la isla, tal vez allí... - me encogí de hombros con lo de Sayid, no sé si sabría algo. Yo tampoco sabía lo del 1200. Las fechas no eran uno de mis fuertes. Sean me recordó lo de recoger a la niña, casi al mismo tiempo en que un pequeño avioncillo de papel se colaba por el conducto de ventilación del baño. El pico me dio en la cabeza, obligándome a coger el memorándum para leer el mensaje de Aldaron. - Mi "paquete" ya está listo. Voy a recogerla. - me guardé la información extra por ahora, pero confirmaba lo que habíamos sospechado. Esa niña estaría mucho mejor aquí que con Blair, que no podría permanecer mucho más tiempo en la cabaña. Estábamos traicionando al Consejo al tener a esa persona allí escondida. Me separé de Gio y Sean, dirigiéndome hacia la puerta.Mi cara de sorpresa al abrir fue mayúscula, me quedé blanco al ver allí a Bella y a Adele.

- ¿Qué...qué hacéis aquí en la puerta del baño? - intenté disimular para que no pareciese nada importante, carraspeando. - Bueno, me marcho que tengo trabajo. - me despedí escuetamente, esperando que mis compañeros tuviesen una buena excusa para darles, y que no hubiesen escuchado nada.

Era reconfortante saber que contaba con el apoyo de los dos italianos a mi lado, sobretodo con Lucio que desde el día de la fiesta no parecía tener duda alguna y eso me hacía sonreír como un idiota aunque no me daba cuenta -Gracias, a los dos- el asunto de Bellatrix lo dejaríamos de lado, estaba más que decidido que sería el último recurso, y como había propuesto Giordano hablaríamos con Matvey, el médico le tenía más confianza que yo pero después de llevarnos a la bebé no estaba muy seguro de poder razonar con la ministra, en esos casos Lucio me parecía más diplomático, pero ya propondría después como distribuirnos las tareas.

El pensadero era un enigma, ninguno de los tres lo había visto y empezaban a surgir las dudas -No creo que se lo haya llevado... algo tan importante no puede ser fácil de tomar así como así, debería estar protegido- la sala de trofeos era una buena idea, era lo más parecido a la sala de los menesteres que teníamos en la isla, solo esperaba que no se hubiera perdido aquella reliquia cuando la isla cayó. De repente sentí una especie de punzadita eléctirca, algo así como una perturbación en la fuerza justo antes de que Lucio dijera lo de su paquete, me acerqué a el y tomé su mano -Se ha despertado, date prisa... intenta salir, algo golpea la barrera- La ministra estaría cabreada, mucho al despertarse y no ver a su hija por lo que también sería peligrosa, más aún sabiendo que guardaba un arma, saqué de nuevo la piedra lunar y se la confié al medimago otra vez -solo por si acaso, iré en cuanto termine aquí- le habría dado un beso en la mejilla pero me daba algo de corte con Giordano cerca el cual no tardaría en hacer algún comentario.

El reparto de tareas estaba dado por lo que no nos quedaba tiempo que perder, Lucio fue el primero en salir por la puerta pero sus palabras nos alertaron, Bellatrix estaba detrás de la puerta además de Adelle, las dos me daban bastante pánico, sobretodo la rubia y más con el tema tan delicado que teníamos entre manos por lo que recogí todo de forma inmediata, guardándolo en mi bolsa, así mientras Lucio las distraía no perdí el tiempo, tomando a Gio para desaparecernos de allí a otro punto del castillo para después tomar cada uno su camino con una misión en mente.

Traían algo entre manos, eso estaba claro. No conseguía escuchar con claridad toda la conversación, pero sí algunas palabras clave que remitían a la fiesta, a Bellatrix y partes de lo que dijo. Estaban buscando algo, del pasado, a juzgar por el año que mencionaron. No sé qué de un pensadero. Estuve con la oreja pegada un poco más, hasta que la mística voz de Bellatrix me interrumpió. Intenté no parecer sobresaltada al girarme, irguiéndome de manera digna y con una leve sonrisa. Era curioso que apareciese por allí siendo que estaban hablando de ella. En la fiesta parecía muy perturbada, así que no me inspiraba mucha confianza.  - Ah...parece que las conspiraciones se urden en los lugares más mundanos. - comenté encogiéndome de hombros, dedicando una mirada juzgadora a Lucio al verlo salir del baño. Me había pillado, pero yo también lo había hecho con él. Me despedí sin más, de manera educada y como si no pasase nada. Tal vez pensase que no habíamos escuchado nada. Enseguida me asomé a ver quién quedaba en el baño, pero justo en ese momento se desaparecieron Sean y Giordano.

"Para nada sospechoso, qué va..."


- Vaya. Parece que sus compañeros no confían en usted. Es una lástima... algo he llegado a escuchar. - suspiré con aparente decepción. - Creo que no se habla muy bien de la descendiente de Alighieri desde aquella fiesta. Ya sabes...cuando hablaste de los Pendragon. - tanteé el terreno, con esta mujer costaba saber si estaba en su modo hablar con los muertos, modo posesión, o modo "normal". - En mi opinión algunos del Consejo son un tanto...pusilánimes. Ese linaje debió ser muy importante. -


Bellatrix y yo seguimos caminando, dejando los baños atrás y comenzando a avanzar por los pasillos cercanos.

Haborym, una fénix de mediana edad, se había pasado poco más de una semana por Ouróboros dando vueltas sin un rumbo fijo. Analizando y buscando a las personas indicadas para la misión encomendada. No tenía prisa y los paisajes de aquella isla eran especialmente entretenidos para aquella fénix, pese a haber visto bastante mundo tras algunas vidas gastadas.

Finalmente encontró a Adele y la vigiló desde la distancia, asegurándose de que era ella y esperando el momento en que la francesa se quedase sola. En un momento dado, ella pareció quedarse sola de camino a una habitación que Haborym no comprendía. Era muy blanca y olía a productos químicos, pero no había nadie más que la molestase para cumplir su misión.

Se acercó a Adele e hizo una pequeña reverencia como saludo y para mostrar que no se iba a mostrar hostil ante ella, a menos que le arrancase alguna pluma, porque acabaría ardiendo de arriba a abajo. Una vez saludada, la fénix comenzó a dar algunos espasmos por todo su cuerpo mientras el cuello se movía de adelante hacia atrás, hasta que empezó a vomitar en el suelo. Sin embargo, aquello no era vómito, sino una pila de cenizas del tamaño de un melón. Haborym se tranquilizó, volviendo a su postura.

Las cenizas empezaron a moverse solas, dejando la forma de unos labios en los que sobresalían unos aparentemente afilados colmillos. Las cenizas volvieron a moverse, dando el efecto de que aquella boca tenía intención de hablar, y así pasó.

-Bl… Blu… Bl-blu… Blood…

La voz era como un susurro, como si quien hablase le estuviese costando una vida articular, pero de forma muy clara y concisa, aunque en un tono en el que muy pocos hablan y aún menos se quiere escuchar, el de los zombies.

No había obtenido más información relativa a los Pendragon desde mi último encuentro con bellatrix, y tampoco había hecho mucho más que dedicarme a hacer pociones e ir a alguna jornada del maldito torneo. Pasé de ver a Matvey invocando demonios, era un sinvergüenza que ni se había interesado por saber de su hijo ni aún estando en la misma isla. De Rybar tampoco había sabido mucho, excepto que se le había ido la pinza y le había dado una paliza al ciego de la Brigada. Cuando fui a buscarlo al calabozo ya lo habían sacado, así que me puse a buscarlo por la isla.

Gracias a eso pude enterarme de que había revuelo en el hospital porque los renegados, la Brigada y algunos Descendientes habían vuelto heridos de no sé qué misión. No me extrañaba, eran unos inútiles. Eso les pasaba por haber debilitado nuestra organización. Estas cosas con nosotros no pasaban. Me dirigí a la zona de aseos del edificio de viviendas por eso de seguir buscando, aunque lo que me encontré allí fue bastante desconcertante. - ¿Un fénix abandonado en el aseo? ¿les sobran las criaturas mágicas útiles o qué? - suspiré con exasperación, pensando en quedarme al bicho. El caso es que creía haberlo visto antes, pero no estaba segura. - Pero qué asquerosidad es esto...- murmuré al ver que el pollo vomitaba una especie de bola de cenizas. Igual estaba a punto de arder.

La cosa del suelo se puso a hacer un ruido muy repugnante, como si fuese un zombie, por lo que pensé en prenderle fuego para que se callase. - Seguro que eres un pollo que viene a infectarnos a todos con algo. - entorné los ojos cuando me pareció que decía "sangre", pidiendo algo. - No sé por qué debería hacer caso a algo que ha salido del estómago de un fénix...pero... - la curiosidad me podía. Y tal vez me beneficiase. - Tú me harás favores si esto sirve para algo. - le dije al plumoso, sacando después mi daga para hacerme un pequeño corte en la palma de la mano. Tras eso dejé que gotease sobre las cenizas, esperando expectante.

Cada gota que caía en las cenizas era absorbida al instante para repartirse por aquel cúmulo tirado en el suelo, provocando que las cenizas aumentasen su tamaño y creando la forma de lo que parecía un cráneo, cuello y el principio de un torso que apenas pasaba de un hombro conectado a la mitad de un brazo. La ceniza se convirtió en piel gris, formando el recubrimiento de aquella calavera y unos ojos sin párpado que miraron muy fijamente a Adele mientras el brazo y el cuello se movían desesperadamente. Por primera vez la boca se abrió, saliendo de allí cenizas y una lengua que cayó por los labios.

Al fin, cogí todo el aire que pude y me puse a toser, terminando de sacar gran parte de las cenizas de mi interior y vi a Adele. Apenas podía moverme y estaba confusa. Intenté proferir unas palabras pero no tenía dientes ni podía cerrar los ojos. En ese momento lo supe; había resucitado. Me pude tranquilizar, formé mis párpados y poco a poco fue creciendo el resto de mi cuerpo y pelo.

-Eamon, cabrón, te voy a matar... - Fueron las primeras palabras que proferí, pero no las más indicadas, mi compañera seguro que lo estaba flipando ahora mismo. -Hola, Adele, cuanto tiempo. - Acerqué mi recién renovada mano a la boca mientras emitía una risita. -Dime, ¿cuánto tiempo he estado muerta? - Empecé a estirarme y mi piel empezó a tomar su color de siempre, me tocaba la cara y mi cuerpo desnudo mientras ponía cara de placer. - Echaba de menos tener un cuerpo físico, algo me impedía volver, ¿qué pasó tras mi muerte? -

Me puse de pié y ayudé a Adele a levantarse, seguro que le haría falta.

Apenas unas gotas de sangre fueron suficientes para activar aquel desagradable proceso con el montón de cenizas. Mi primera reacción fue la de retroceder a la par que emitía un sonido entre la sorpresa y el asco. Si era magia negra no era nada glamourosa, me arrepentía de haber hecho caso a lo que quiera que dijese esa cosa. Por otro lado no podía dejar de mirar, el morbo por saber qué pasaría me podía. Poco a poco fue convirtiéndose en algo que se asemejaba más a una persona, hasta que por fin fue capaz de hablar. Estaba bastante alucinada por la rápida recomposición del cuerpo, aunque me llevó unos segundos hasta que identifiqué quién era. Quería matar a Éamon O'Connell, ya sólo por eso debía caerme bien.

Por fin reconocí a la vampira Shinobu, que formó parte de los Blood Keepers antes de desaparecer. Poco después nos enteramos de que Éamon la había quemado en la hoguera. - Shinobu...- la nombré en voz alta haciendo una especie de altivo gesto de saludo con la cabeza. Después esbocé una leve sonrisa. - A vosotros no hay manera de mataros del todo, ¿verdad? - esperé unos segundos más mientras terminaba con su proceso de lifting vampírico, encogiéndome de hombros ante su pregunta. La verdad es que su muerte no me preocupó tanto como para contar el tiempo que hacia. - Pues...más de un año, diría yo. Puede que incluso más. Han pasado muchas cosas desde que desapareciste. Hubo un bloqueo de magia a nivel mundial. Tal vez por eso no podías volver. Los de la Alianza lanzaron satélites al espacio con una especie de material antimagia. Por suerte ya solucionamos eso. - se me pasaba decirle que teníamos otros problemas, pero poco a poco. . - Ahora mismo estamos en Ouroboros. Rybar también está por aquí, aunque lo encerraron por andar montando numeritos de peleas. Son un poco pretenciosos estos Descendientes con sus normas de convivencia. - comenté con aburrimiento, cruzándome de brazos. - ¿Y ahora qué? ¿vas a salir de caza? A mi no me pidas, que ya te eché sangre cuando eras polvillo asqueroso.