Urgencias

La calmada y serena voz de Catherine pronunciando mi nombré interrumpió mi salida, me giré, por un momento hubo silencio para después ser roto con un gracias, sonreí e hice una pequeña reverencia. Me dijo que estaban buscando nombres aunque ya se habían decantado por uno, me fijé en la pequeña seña que me había hecho y le pasé el zumo. Nombres ... Mi padre era de nombres compuestos, así mi pobre hermano tiene que lidiar con un nombre doble, mi madre de nombres simples y así ganó conmigo el impedir a mi padre hacer otra de las suyas.

- Es un nombre exótico, con su encanto, es bonito, será un nombre especial para un niño muy especial.

Así que era eso lo que pasaba, un ataque a la isla, la pregunta de Ian me desconcertó y me dejó pensativa, no sabía que habían atacado el hospital, espero que las fuerzas de seguridad del lugar hayan conseguido poner orden, entiendo su preocupación por la madre y el niño, pero aun así, no debería irse aún...

- Si te soy sincera, no sabía que hubo un ataque en la isla, me imaginé que algo extraño había sucedido por todo el revuelo que había, debéis disculpar, donde yo estuve no me enteré de nada, si no fuera porque vi gente movilizándose, de hecho pasé por aquí para ver si estaba Lucio, pero no lo he visto, entiendo vuestra preocupación, pero lo mejor para la madre y el bebé sería descansar aunque fuera un par de días, aunque dadas las circunstancias especiales que hay, y si Lucio no ha puesto ninguna objeción durante el parto, no creo que haya mucho problema con que vayáis a casa siempre que descanséis y sigáis un adecuado protocolo médico y vengáis a haceros un chequeo pasada una semana, seguro que si se lo explico a Lucio cuando regrese lo entenderá. - Aunque internamente me estaba planteando el que no estuviera cometiendo una imprudencia médica al darles el permiso - Aun así, si no os importa, descansad aquí esta noche y mañana partid, solo en caso de que Lucio regrese pronto antes de que os vayáis y os pueda dar mejores indicaciones y yo también me quedaré más tranquila sabiendo que al menos la primera noche la habéis pasado bien.

Corría por los pasillos del hospital con el galeon comunicador apretado en mi mano, los pulmones a punto de salirseme por la boca y las mejillas coloradas. Tan pronto habia leido el mensaje de mi primo Lykaios habia aparecido aqui. Que coño estaba pasando? nada tenia sentido. Necesitaban ayuda. Y ellos, ellos ponerse a salvo.

Me dijeron la habitacion de Cat y derrapé al entrar, estampandome contra Sophia.

-PERDON!!!

Corrí a abrazar a Cat, muy fuerte, farfullando en su oido.
-Pormerlinmenosmalqueestaisbien

Luego hice lo mismo con Ian y luego me volvi y mire al bebé, que ni lo habia visto. Me parecio una patata arrugada y fea pero intente sonreir.

-Oh! Que guapo!! Bueno da igual, ya será mas guapo luego. Cat que tal? Duele mucho verdad?

Le puse una mano en el hombro, apenas le di tiempo a responder y mire a Sophia.
- Sophia verdad?? Te necesitan en la entrada del edificio de viviendas, y a Lucio tambien. Y hay que avisar a todos los demas magos de la isla....Cat puedes verdad? Y luego.....teneis que marcharos ya! Esto....

Se me veia jodidamente estresada
- Han encontrado a Marcus Tesla muerto. Asesinado, mas bien. Lykaios me ha pedido que manden ayuda al edificio, no saben quien ha sido y el asesino podria seguir suelto.... Cat... que les digo a tus hermanos? Ah! Ian...por favor...puedes llevarte a los mellizos tambien?

-Yo tampoco…- Murmuró respondiéndole a Ian con una sonrisa de empatía ya que sabía parte de los miedos que le invadían, porque eran los mismos que tenía ella. Suspiró relajada al estar tan cómoda en la camilla, teniendo ganas de echar una siesta de 10 horas...acurrucada con Ian y dejándole que le robe sus almohadas. Se río de ese pensamiento, fue una risa apagada debido al cansancio pero plena al verlo con el niño. La pregunta sobre Los Descendientes la pillo un poco desprevenida al no poder hilar un momento lo que preguntaba a lo que ella había dicho, pero es que tenía muchas ganas de dormir -Puede ser que hayan nacido, de manera no oficial como quien dice.. creo que hay un libro donde están los registros de todos los hijos de los Descendientes. Reconocidos o no…- Expresó. ¿De dónde cree que Hogwarts sacó su sistema?

-Fuego. Excelente. Un hijo nuestro creo que nunca se vincularía a otro elemento- Mencionó, guiñándole un ojo y metiendo una mano bajo la almohada antes de cerrar un poco los ojos y largar un bostezo. No obstante, las preguntas de Ian de le hacen la mar de interesante y Catherine mira a Sophia con atención esperando que les dé el “go” aunque a fin de cuentas, Catherine en el fondo preferiría que Lució se lo dijera. No es que no confiara en Sophia, es que no la conocía del todo y tampoco había seguido su embarazo… entonces lo mejor era hacerlo con el médico de cabecera.

-Creo que será la mejor opción. Al menos esta noche, muchas gracias- Bebió el zumo que le había traído lo que la despertó un poco. Lo que si, recordó hacerlo despacio y dando tragos pequeños. Al menos hasta que llega Azahar… y mira que Catherine estaba acostumbrada a ella, a los Knox en sí. Sus ansias de abrazar, de asegurarse que todo estaba bien, de verlos a los ojos y sonreír pero lo que le dice al oído le hela un poco la sangre. Se supone que todos sabían que ya estaban aquí y bien.

Abrumada por las preguntas y medio dormida, abrió la boca para responder pero Azahar no la dejo. Miro a Ian con cara de agobio porque la Knox la estaba poniendo realmente nerviosa sobretodo con aquello de irse de la isla.

-Azahar, acabo de salir del quirófano..Aedan ni siquiera…- Lo de Marcus hizo que su cuerpo se pusiera rígido. Se la quedó mirando mientras hablaba e intentaba procesar la información. La ira volvía a bullir en su interior lentamente y dirigió su mirada a Ian, pero no dirigió el mensaje a él sino a Matvey.

“Solo pedí una cosa el día de mi boda. Solo una”.

-Mandela… Paracelso, Tesla- Frunció el ceño cuando una resolución vino a su mente tan fugaz como cierta y dolorosa -Estan cazando Descendientes- Murmuró. Alzó la vista hacia Azahar tensando la mandíbula. La forma en la que hablo de sus hermanos, Catherine en ese momento estaba realmente teniendo una terrible crisis de identidad. Por un lado, deseaba ayudar y proteger y por el otro estaba su linaje. La resolución se vio en sus ojos cuando movió la mano y los anillos que tenía Ian guardado volaron hasta su mano y se los puso.

-Haremos exactamente lo que el mundo espera del linaje Le Fay. Ser egoistas- Cerro los ojos y movió otra mano hacia Azahar lanzándole un hechizo de petrificación - Y proteger a los suyos- Dijo y envío un mensaje corto y rápido a los mellizos. “La isla está bajo ataque y están cazando Descendientes. Os veremos en el castillo Le Fay en una hora. Por favor, llevadme algo de ropa… para mi y para Aedan. Llevarse a los gemelos, a Chloe y los Knox. Así sean necesarios hechizos de petrificación”

Tras aquello respiro profundo, muy profundamente y abrió los ojos -¿Donde esta tu padre? No me gusta enviarle mensajes mentales- Cuestionó y volvió a cerrar los ojos, esta vez mandando un mensaje a todos los habitantes de la isla un poco más eficiente que un puto altavoz. Ya que los conocía a cada uno después de haber inspeccionado su mente así que no fue difícil.

-Ian…- Dijo llevándose una mano a la nariz donde le corría un hilillo de sangre. -Los gemelos se llevarán a los mellizos… pero no sé cómo trasladar a Aedan. Es.. tiene horas- Se quejó, quebrándose lentamente -¿Por que no nos dejan en paz? - Inquirió y se limpio con la sábana - Un dragon?... Un auto? Te.. te atreves a bajarlo en escoba? Iremos al castillo Le Fay… dios. Un traslador? Tenemos que llevarnos a Azahar tambien-

Me quedo pensativo unos segundos con eso de los registros de Descendientes que menciona Catherine, pensando si puede ser un problema que esté ahí el nombre de nuestro hijo teniendo en cuenta los peligros que corren los Descendientes sólo por serlo. No menciono nada sobre el tema para no preocuparla, prestando ahora atención a la doctora que ha venido a vernos. La amabilidad de Sophia es de agradecer teniendo en cuenta que le correspondería a Lucio estar aquí ocupándose de darnos la información necesaria y de revisar al niño y a la madre. El tío se ha desentendido nada más terminar el parto, aunque haya dicho que lo avisemos si hace falta algo. Al menos él podría decirnos lo que está sucediendo fuera de la habitación, porque Sophia no se ha enterado mucho del tema.

- Está bien, te haremos caso. Pasaremos la noche aquí y ya mañana nos marcharemos cuando nos aseguremos de que todo está en condiciones. Gracias por la atención. - pronto llega otra visita más a la habitación, esta vez de Azahar. Saludo a mi amiga con una sonrisa, aunque no me da tiempo a decirle mucho más porque enseguida se pone a soltar cosas apocalípticas. - Pero...¿qué cojones?...¿no se supone que ya han atrapado a los que atacaron en la boda? ¿cómo ha podido pasar eso? - me acerco a Catherine para cogerla por la mano y tranquilizarla un poco, aunque de la rabia que tengo me dan ganas de salir yo mismo a atacar a quienes no dejan de jodernos. Si están cazando Descendientes está claro que Catherine es un objetivo, y por tanto esto no es un lugar seguro. Rápidamente toma la resolución de quitarme los anillos que le guardé antes, utilizando su canalizador para petrificar a Azahar. Me acerco con presteza a la Knox para que no caiga al suelo por el repentino hechizo, dejándola en la cama de al lado. - Uff...creo que no hacia falta. Habría venido con nosotros si se lo pedimos. - la moneda comunicadora vibra en el bolsillo en ese momento, con un mensaje por parte de la Brigada. - Es Lykaios. Dice que han encontrado al muerto en los pasillos, están allí. Avisa a Matvey para que vaya con ellos. - no puedo ir en este momento, mi deber ahora es otro, aunque me cuesta no ir al centro de acción. Niego con la cabeza a lo de mi padre. No sé dónde se mete. - Sabe cuidarse solo. Ya le avisaremos cuando estemos en el castillo Le Fay. - me fijo con preocupación en que ha vuelto a pasarle lo de la nariz sangrante al usar sus poderes, cosa que no le sucedía desde hace tiempo. Demasiado agobio en un solo día, seguro. A mi también me está empezando a tocar los cojones ya tanta amenaza, más todavía con el crío.

- No...transporte aéreo tiene riesgo, incluso si nos escolta Snagov con sus dragones. Creo que lo mejor es que uses desaparición y nos marchemos directamente al castillo. Ahora ya puedes usarla, no hay riesgo para él. - saco de la cuna a Aedan con cuidad de no despertarlo, volviendo a ponerlo en el regazo de Catherine. - Puedo cogeros a ambos en brazos...así no tienes que ponerte en pie todavía. Y así también podemos llevarnos a Azahar con nosotros. - miro a Sophia haciéndole un gesto como de que se puede venir también si quiere, aunque tal vez tenga que quedarse aquí a trabajar por si hay heridos o si la llama Lucio.

Nuestra pequeña conversación se vió interrumpida de forma brusca por la llegada de una chica que se estampó contra mi, tuve que recoger mis gafas para que no se cayeran al suelo y volvermelas a poner, para darnos el aviso de que había peligro en la isla, parece que me necesitaban en la entrada de las viviendas, junto con Lucio, pero este aún no había vuelto, que contrariedad.

Antes de que pudiera decir nada, Catherine petrificó a Azahar y me asusté, parece ser que se la quieren llevar con ellos, pero aun así creo que hubiera sido mejor preguntarselo y también aunque suene de lo más inverosimil, las demostraciones mágicas aún no me he acostumbrado del todo a ellas. Creo que tendré que ir a la entrada de los apartamentos a ayudar, pero también pedir ayuda para el hospital aún quedan pacientes que necesitan ayuda y protección.

- Me quedaré e iré ayudar, además de que aún quedan pacientes y tendré que buscar gente que me ayude con ellos para que no les pase nada, no os preocupéis, avisaré a Lucio que dadas las circunstancias os habéis tenido que ir.

Dicho eso, me fuí corriendo hacia los apartamentos.

La situación, lejos de calmarse, ha empeorado considerablemente. Todo parecía bajo control después de detener a ese par de Soul Reapers durante la boda, pero nada más lejos. Han dado la alarma de alerta en todo el hospital, tras un aviso en el que informan de un posible asesinato en Ouroboros. Además, he recibido un mensaje de Lyran, vía colgante colibrí mensajero, informando de que necesita ayuda con algo que está pasando en los calabozos. Sé que tengo que  ir allí cuanto con presteza, pero antes acudo a la habitación del hospital en la que están mi hijo y Catherine, en cuanto me entero de dónde están. No es sólo por conocer a mi nieto, sino porque he de ponerlos a salvo y este lugar me parece cada vez más peligroso. Nada más entrar a la habitación me encuentro con la estampa de Azahar petrificada, sin entender nada al respecto. Entorno  los ojos de manera suspicaz, pasando después hacia Ian, y por último a Catherine y al pequeño que lleva en brazos. Resulta difícil asimilar que ese enano es mi nieto, que me han convertido en abuelo de manera algo prematura. Parece que fue ayer cuando Victoria y yo estábamos en esa misma situación con Ian. Una nueva vida que llega a este mundo de locos, en el peor momento posible. Alguien más por quien preocuparme y de quien sentirme orgulloso, como ya sucede con mis hijos. Que se joda Jason Hacksaw, no pudo destruir a su familia por mucho que lo intentase.

Me acerco en silencio al pequeño, dando la enhorabuena a la madre y después a mi hijo, con un apretón en el hombro. Tal vez ahora entienda lo difícil que es ser padre y cómo me sentí yo cuando me despreciaba por todo aquello que hice. Me lo gané a pulso, lo sé, pero ahora entenderá algunas de las cosas que se pueden llegar  a hacer por tratar de proteger a los hijos, aunque sea erróneamente. - Ya me diréis después cómo se llama. Ahora os voy a llevar a un sitio seguro, en este puto sitio están matando gente y además tengo que volver enseguida para ayudar a Lyran. Hay problemas en los calabozos. - Ian me informa de que quieren ir al castillo Le Fay, pero como no tengo ni puñetera idea de dónde es pues los llevaré a mi casa, por ahora.  Llamo a una enfermera mientras Ian se prepara para levantar a Catherine y al crío, pidiendo que le quite el hechizo ese de encima a Azahar. Fácil para alguien que se dedica a sanar. En cuanto la Knox está lista la tomo por el brazo, poniendo mi otra mano en la espalda de Ian en cuanto coge en brazos a su esposa con el niño. Después visualizo el destino al que quiero ir, actuando con determinación y desenvoltura (las 3 D's!) para desaparecer los 5 del hospital de Ouroboros, rumbo a la casa Hacksaw.

off:

Markus vuelve a reaparecer en el hospital de Ouroboros, cansado y extenuado de tanto ir y venir de un lado a otro. Creo que en toda mi existencia me había aprecido y desaparecido tantas veces y tan de seguido, y eso agota y marea a todo el mundo.

Markus se sienta un segundo en uno de esas sillas incómodas que hay en todos los pasillos de un hospital, observando el ir y el venir de la gente. Se preguntó en ese momento dónde estarían las medicinas y si era mejor robarlas, pedirlas por favor, tomarlas prestadas o sencillamente comprarlas.

Se saco un post-it de un bolsillo y se puso a escribir los pros y los contras de hacer cada una de las acciones y por supuesto las pociones que necesitaría si quería curar al muchacho las heridas y las quemaduras. Porque creía que a Lyran no le habían hecho nada malo, más que Administrador le partiera la cara un poco.

Cuando se encuentra un poco mejor busca las flechitas que le llevan a la farmacia o al almacén de pociones y cositas médicas variadas deteniéndose por el camino a robar algo de material para sus investigaciones futuras.

Mi hijo es un gran cabezón como lo es su madre... bueno realmente los dos somos cabezones, pero su madre más con los temas médicos... ehm realmente no se quién de los 3 lo es más, da igual. Está muy inquieto y no para de intentar acelerar el proceso de recuperación a pesar de que le digo que se lo tome con calma, hasta que acabó aprovechando un momento en el que cerré los ojos y se esfumó, la de veces que le habré dicho que no vaya por ahí solo, además de que ahora no tiene nada con lo que defenderse, y con lo inocente que es se acabará metiendo en lios.

Salgó fuera de la habitación del hospital después de vestirme y empiezo a buscarlo por si acaso está cerca, después de todo, este lugar es ideal para que un sanador como mi hijo se pirre por ayudar a alguien, como la miel a las moscas lo atraería esto. Voy mirando por el edificio mientras pregunto por un joven según la descripción de mi hijo y lo voy llamando, pero nada, no consigo pista alguna. Suspiro frustrado, y Johan quiere que Ellyos luche, es como pedirle a Teresa de Calcuta que coja una navaja y salga a luchar.

Durante mi búsqueda veo a un hombre bastante particular, Markus, había algo extraño en él, no se si era su forma de caminar, de mirar para todas partes, su forma de tomar notas que me hacía saltar una alarma interna, la misma que dicen que me lleva a sobreproteger a mi hijo, falacias. La cosa es que me acerco y le toco el hombro con la mano.

- Oiga, ¿quién es usted?

La llamada del maestro era fuerte. Ese insidioso nigromante....sus palabras se me hacian imposibles de desobedecer y sus ordenes eran mi ley. Asi que aqui estaba yo, viajando de portal por portal, buscando a Markus Tesla, esa era mi mision ahora. Al menos podría ver cuerpos interesantes que poseer si algun dia lograba librarme del yugo del nigromante mientras estaba en este plano de existencia...

Localicé el aura de Tesla y lo persegui llegando al hospital. Aparecí a su lado y me quedé mirandolo, no tenia ordenes de matarlo, lamentablemente. Habia ahi otro humano. No, no era humano. Un dragón.  Si me molestaba en la misión lo mataría, Rasputín no me habia dicho lo contrario...no? no?

-Tesla...el nigromante quiere verte... por las buenas o por las malas.

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Off: este demonio no es tan enorme ni tan imponente como el del avatar jasjjdaja

Markus está concentrado en sus cosas apuntando pros y contras, dibujando calaveritas o escribiendo cuán manía le tenía a los descendientes de Eddison o de administrador, tranquilo y sin molestar a nadie, como un buen mago que es él, porque para eso ha ido a colegios de bien.

Por eso el hecho de que alguien. ALGUIEN!!!!! le tocara el hombro le hizo emitir un grito agudo y estridente, y le hace saltar del asiento, cayendo al suelo en un gran barullo que provoca que las cosas caigan al suelo, haciendo que los post-its vuelen por ahí, cuales mariposas de colorines. Del susto lanza un chispazo al señor que le toca, simplemente por el hecho de estar en contacto con él físicamente

-¡NADIE TOCA A MARKUS! ¡Eres un enviado de Matvey o de administrador! ¡Habla, enemigo acérrimo!- Markus recoge todas las pertenencias que debían permanecer en sus bolsillos a gran velocidad: entre sus objetos se encontraban parte de la cubertería que había robado en la boda de Ian-Catherine, muchos post-its, plumas de su paloma Entropía, que tenía pues de colección, supuso.

Una vez hubo terminado se pone en pie, y muy dignamente se sacude el traje añadiendo un "uhm" casi insonoro, quedando como una exhalación rápida que produce la breve apertura de sus orificios nasales. No sabe qué es lo que había hecho, pero el desconocido estaba con los pelos de punta y por tanto había recibido su castigo -Eso por tocar a Markus Tesla- Muy dignamente se da la vuelta y entra por el primer pasillo a la derecha para encontrarse cara a cara con un demonio.

Markus decide hacerse el sueco, a pesar de que el demonio le comunica que Matvey le quiere ver ya. Se hace el despistado con una mancha en la pared y se da la vuelta, por donde ha venido, acelerando la caminata, pasando de nuevo por delante de Ellyos, del cual se despide con una breve, rápida y fugaz reverencia, mientras prosigue con su peculiar huída. Hasta que localiza por ensayo/error la farmacia de dónde cojo prestado las pociones que necesito, y que administrador ya se ha encargado de hacerme pagar, y desaparecer del hospital.

Así ve Markus al demonio:

Cuando toqué al hombrecillo en el hombro, soltó un chillido a lo Ned Flanders que inundó la sala y mi cabeza, su eco retumbaba en mi cerebro mientras las hojas que sostenía se desparramaban por todo el aire del salto que pegó. Mis pobres oidos y mi cabeza me dolían y si no fuera poco, aún por encima me suelta una descarga eléctrica. Tiene suerte de que no puedo acceder a mis poderes de dragón aún o sabría lo que es tener una ciclogénesis explosiva encima de su peluquín.

Al poco apareció un demonio pidiendole al hombre, Markus, que le acompañase a ver a una persona, un nigromante, quién sino podría invocar a uno de esos seres si no estuviera embebido en las artes mágicas oscuras. Pero para sorpresa y asombro mío y del demonio, Tesla directamente nos ignoró como si no fueramos más que un par de decoraciones y se marchó sin antes hacer una reverencia. Miré al demonio y me encogí de hombros, al menos por ahora se que mi hijo no está por aquí, porque sino escucharía como eco el chillido de mi hijo si hubiera escuchado el de Tesla (no puede ver películas de miedo, porque entonces ya se esta escondiendo detrás de alguien o lloriqueando de miedo entre sus brazos). Tendré que buscar en otra parte, pero no se en que otro lugar debería hacer mis pesquisas, esto es enorme y no conozco nada.

La aparición en Ouroboros resulta un tanto accidentada, desaparecerse en condiciones que no son óptimas es lo que tiene. Nada más pisar la recepción con Juliet y Svart se me nubla la vista, lo veo todo negro y me caigo redondo al suelo sin más preámbulos. Cuando vuelvo a abrir los ojos minutos después sólo veo como brillos alrededor, hasta que me espabilo un poco más y me doy cuenta de que estoy tendido boca arriba en una camilla en la zona de atención primaria, entre un par de cortinas blancas. Me pongo el antebrazo sobre los ojos porque me molesta la luz intensa que me da en la cara, escuchando decir a uno de los auxiliares que ha traído la camilla que se va a avisar al médico para que me examine y vea qué hacer. - Tenías razón...- reconozco a Juliet en cuanto me quito el brazo de los ojos y la veo, sin ganas de decir mucho más durante los minutos que esperamos hasta que llega Lucio.

No puedo quitarme de la cabeza que ahora mismo están planeando una misión de ataque en otro sitio, y que la Alianza tiene a mi hermano y seguramente no se lo esté haciendo pasar nada bien. Y yo aquí, haciendo cosas inútiles en un hospital por culpa del veneno de un puñetero dragón. - ¿Puedes avisar a Snagov para que se lleve a Svart? - pregunto en cuanto veo llegar a Lucio hasta donde estamos, para que el dragón no tenga que quedarse por aquí. No es la primera vez que Svart me acompaña, recuerdo que una vez desperté y lo tenía durmiendo a los pies de la cama. Eso es fidelidad, se quedó allí a hacerme compañía. Y a liarla luego corriendo por los pasillos y saltando de cama en cama.



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PS: 146 - 10 (veneno post 11)= 136

La guardia está más o menos tranquila hasta que me avisan de que ha llegado a recepción uno que se ha desmayado allí mismo, así que me toca ir para allá a ver de qué se trata. En cuanto llego a la zona de atención primaria me encuentro con Reiv, al cual ya conozco por haber sido uno de los ganadores del torneo y uno de los discípulos de Snagov. Antes de que le diga nada me pide lo de Svart, así que pido a un auxiliar que se encargue de ir a llevarle el mensaje a mi compañero Tepes. - De acuerdo, ya hemos enviado a alguien para que vengan a por él. - me acerco a él para examinarlo, sonriendo de paso a Juliet al verla en buen estado después del tiempo que estuvo aquí ingresada con aquellas heridas. . - Me alegra que estés ya bien del todo, Juliet. Fuiste un caso particularmente difícil. - y un reto, que tuvimos que resolver recurriendo a la sangre de sus hermanos. Después de todo siempre es retador solucionar un caso complejo como el suyo.

- A ver...contadme qué ha pasado. Me han dicho que te desmayaste al llegar a recepción. - pregunto mientras compruebo el pulso de Reiv y su respiración, bastante irregular. Después uso en su frente un cachivache con pinta de termómetro, que pita y se pone de varios colores psicodélicos para indicar una fiebre que va ascendiendo. También examino sus pupilas con una molesta luz, terminando por coger su dedo sin permiso para pincharlo con una aguja, recogiendo en un minitubo unas cuantas gotas de sangre que entrego a uno de mis médicos residentes para que se la lleve a analizar y así poder tener un diagnóstico más acertado. - ¿Qué problemas has tenido y desde cuando? - pregunto mientras observo las marcas de heridas recientes y ya curadas en el pecho, que tienen toda la pinta de haber sido un zarpazo. - Vaya, han hecho un buen trabajo cerrando una herida que parece que era muy grande. ¿Has sido tú? - pegunto a Juliet amablemente, pensando que si es ella tiene talento de sobra para trabajar en un sitio así.

Llegando al hospital logró recordarlo vagamente, pues cuando había salido de allí mismo no se había puesto a analizar las paredes ni la habitación. Trató de dar un paso hacia el mostrador que estaba cerca cuando escuchó a su lado el golpe sordo de una caída. Se giró rápidamente para ver a Reiv en el suelo, arrodillándose a su lado, poniéndose la cabeza en su regazo. Si se había golpeado, todo podía ponerse mucho peor.- Oh, por Dios, Reiv, tranquilo.- Susurró por frenéticos minutos hasta que los camilleros llegaron y lo llevaron finalmente a una habitación tras una eterna espera. Pasó algo de tiempo más antes de que volviera a despertar, diciendo aquellas palabras que poco importaban.- Guarda un poco de reposo. Estarás bien en cuanto traigan el antídoto. ¿Te haz golpeado con la caída? - Preguntó con apuro, sosteniendo su mano aliviada al ver que al menos podía abrir los ojos y se veía lo mejor posible.- Svart estará bien...- Murmuró, aunque pronto se dio cuenta de que ese comentario quizás no era para ella. Un médico llegó en el mismo instante, asegurando que Svart estaría en buenas manos. Miré al dragoncillo confundida, acercándome para acariciar su cabeza, ahora un poco más tranquila tras los sustos que había tenido toda la mañana. Quería darle un poco de amor antes de que los separaran por ahora, antes de irse, pues no sabía como lo tratarían por ahí.

Aquel médico le sonaba familiar, aunque al momento en que dijo su nombre fue todo más claro. No lo recordaba, quizás no le había tocado verle cuando estuvo consciente.- ¿Usted me... me atendió cuando estuve aquí? Gracias... - Preguntó un tanto confusa y otro poco de manera tímida y agradecida, pues se sentía mal de haberles dado tantos problemas como escuchó que habían sido. Se apresuró a dar el diagnóstico de Reiv antes de que a él se le ocurriera negarlo todo.- Está envenenado, es muy obvio para mi. Un dragón negro le dio un zarpazo ayer y probablemente inyectó algo del veneno. Ya ha pasado mucho tiempo desde entonces y no he podido extraer el veneno esta mañana, necesita un antídoto ahora.- Susurró, quizás demasiado desesperada para su propio gusto. Volvió a contestar ella misma ante la siguiente pregunta, pues Reiv tendía a minimizar las cosas.- Ayer estaba mareado, no tenía coordinación, vomitó muchas veces, tenía fiebre...- No recordaba si se dejaba algo, pero la sacó de sus pensamientos el hecho de que aquella observación parecía ser un halago de parte del médico. Observó la herida, luego al doctor que atendía, y luego a Reiv, por si acaso metía la pata.- Yo... Solo lo intenté muchas veces. Fue difícil...- Murmuró, encogiéndose un tanto intimidada, pues se sentía extraña recibiendo halagos por su trabajo.

Snagov no tarda más que unos minutos en mandar a un discípulo suyo para que se lleve a Svart, dejando un momento para que Juliet se despida de él. Después me centro en la muchacha, haciendo un gesto con la mano como queriendo decir que no me de las gracias por haberla atendido.  - Es mi trabajo. Fueron varios días, así que te atendí en varias ocasiones, aunque tú estabas inconsciente casi todo el tiempo. ¿No te ha quedado ningún tipo de secuela, verdad? - pregunto interesándome por su actual estado de salud, atendiendo después a la narración de los hechos que han dejado así a su acompañante. Me llevo una mano a la barbilla con gesto pensativo mientras menciona lo del zarpazo de dragón negro, pareciéndome curioso siendo que el propio Reiv tiene una cría de dragón negro y está también interesado el tema de los dragones. No digo nada de lo que pienso porque realmente sólo es una sensación, pero creo que todo ello está relacionado, no parece un ataque casual. Guardo mis sospechas para luego, pensando que ya hablaré con mi compañero.

- Ayer dices...teníais que haber venido antes. Han sido muchas horas, lo que puede derivar en riesgos de daños de órganos, esperemos que no. En ocasiones no es sencillo eliminar algunos venenos de la sangre canalizando la magia sanadora. Hay algunos tipos de veneno de dragón que se inoculan a través de sustancias impregnadas en sus garras o dientes, aunque no es lo más habitual. - bajo la mirada hacia el paciente mientras ella  me cuenta sus síntomas, comprobando que realmente tenemos que darnos prisa porque el chico está cada vez menos consciente, con los ojos cerrados y sin intervenir en nada de lo que decimos. - Sí, gracias a que lo intentaste muchas veces ha sobrevivido hasta ahora, ya hiciste suficiente, y lo hiciste bien.  De no ser así no lo habría contado. Si algún día necesitas trabajo no dudes en pasarte por aquí, serías una buena incorporación al equipo. Ahora voy un momento al laboratorio para ver si encontramos el tipo de antídoto más adecuado según la muestra de sangre que han sacado. Vuelvo enseguida. - le pido a un par de enfermeras que le pongan una vía a Reiv para le metan suero para rehidratarlo, y también para que esté preparado todo para meterle el antídoto.

Después salgo de la zona de atención primaria, pasando por el laboratorio. Allí me encuentro a los compañeros de daños por venenos trabajando tras encontrar en la sangre del paciente el tipo de veneno, uno bastante ponzoñoso. Por suerte tenemos un antídoto más fuerte para estos casos, con una poción que combina varios elementos, como el  Varespladib. No me demoro más, cojo el vial del antídoto, retornando con él hacia donde están Reiv y Juliet. Una vez allí pongo el medicamento con el antídoto dentro del mismo suero que ya le estaban poniendo las enfermeras, para que vaya todo junto.  - Bueno, pues ya está. No te preocupes, esto debería funcionar. Vamos a darle unas horas mientras que va haciendo efecto el antídoto. Se queda en observación hasta que despierte y comprobemos que está todo en orden, ¿de acuerdo?. Si me necesitáis estaré por aquí, en esta misma planta. - me despido de la chica tras darle una palmadita en la espalda, alejándome de ellos para ir a atender a otros pacientes.

Por un moment se sintió dudosa de dejar a Svart con aquel chico que decía ser discípulo del tal Snagov, tal como Reiv. Sin embargo, cuando miró al dragoncillo se dio cuenta de que realmente no podía retenerlo. Había vivido antes ahí, en Ouroboros, y ahora con el coraje a flor de piel, no podía esperar que les acompañara. Se acercó para acariciarle la cabeza y mirarle a los ojos, tratando de conectar como la primera vez que lo vio. Había pasado ya algo de tiempo, y habían pasado ya varias situaciones, pero sentía que también ella le había fallado al no ser su madre. Finalmente, le dejó ir con una dulce sonrisa, tratando de que le acompañara por el camino.

Atendió después al comentario de Lucio. La verdad es que no lo recordaba, aunque estuvo inconsciente gran parte del tiempo. Dudó la pregunta un momento. No sabía si debía decirle aquello de que tenía lagunas mentales y recuerdos que no reconocía como propios.- Estoy bien.- Murmuró para no mentir.Se dio cuenta de la gravedad del asunto, no solo de labios de Lucio sino también al ver que Reiv ya no respondía igual a su entorno. Agradeció el cumplido, y también la oferta de trabajo, aunque no sabía si sería lo más apropiado dada la condición de Reiv. Una vez estuvieron solos idas las enfermeras y el doctor, acarició su mejilla y su cabello con el dorso de su mano, sintiéndose completamente sola en aquel lugardel mundo que no conocía. Le abrumó el miedo por Reiv, por Svart, por haberlo descubierto demasiado tarde aunque Reiv aún tenía color en el rostro y se veía entero. La verdad es que no podía negar que le hacía falta y ya le echaba de menos. Si hubiera sido un poco más insistente cuando vio la herida, si no hubiera sido tan sorda a sus quejidos, quizas lo habría obligado a ir con más tiempo. Ahora solo quedaba esperar.

Agradeció a Lucio cuando volvió, preocupada por lo que tardaría el antídoto en hacer efecto ¿horas? Eso les dejaría sin tiempo para ir al rescate de Johan. Les quitaría tiempo para ir por el hermano del ministro o para ir al cementerio, sin embargo, no podía dejarlo solo y volver, pues era probable que no encontrara de nuevo la isla, y estaba atemorizada de despegarse de Reiv y no encontrarlo de vuelta. Sin saber que hacer,tomó su mano con fuerza y se sentó en una de las sillas, esperando impacientemente a que llegara el momento en que por fin despertaría.

El antídoto va cumpliendo su labor de manera progresiva después de ser inyectada, tardando alrededor de tres o cuatro horas en terminar de limpiar y neutralizar el veneno del organismo. Mi cuerpo va reaccionando poco a poco a esta anulación del veneno definitiva, dejando de arrastrar por fin los males que me había provocado. Abro los ojos parpadeando un par de veces mientras me aclaro la vista y trato de ubicarme, comenzando a recordar que había llegado al hospital de Ourboros con Juliet. Aprieto levemente la mano de ella con la mía, tomándome todavía algunos segundos más para terminar de espabilar. Me paso la otra mano por la cara de arriba a abajo, murmurando algo en plan irónico al ver el par de días que llevamos entre unas cosas y otras.

- Para que luego digas que no hacemos cosas divertidas juntos...

Después ladeo la cabeza para mirarla, esperando que no haya sido mucho tiempo el que hayamos pasado aquí. Cuando ella estuvo ingresada fueron casi dos semanas, por eso mismo conozco lo jodido que es estar ahí sentado y preocupado sin poder hacer demasiado. - ¿Cuánto tiempo ha pasado? dime que no llevamos más de un día en el hospital...- ahora ya dejo la ironía y hablo más en serio, pues de repente me empieza a venir a la mente todo lo del mensaje en la moneda, como lo de la reunión para ir a rescatar a Johan, o lo del intercambio con el hermano del ministro. Me incorporo en la camilla un tanto sobresaltado, como quien recuerda que tiene algo pendiente que hacer y ya llega tarde. Echo mano al bolsillo de mi pantalón para ir a buscar la moneda comunicadora, comprobando que por ahora no había ningún mensaje nuevo desde la última vez que lo leí. No sé si eso es buena o mala señal, pero lo que es seguro es que ya deben haberse ido de allí.

- Mierda. Seguro que ya se fueron del punto de reunión. - murmuro mientras escribo un mensaje a la moneda de Victorya, preguntando dónde están ahora y dónde está el puñetero hermano del Wilhelm. Después guardo la moneda de nuevo, mirando alrededor como un tanto desesperado por salir. - ¿Y Svart? ¿vino al final Snagov a llevárselo o ...? - por un momento se me ocurre que puede haberse fugado y largado por su cuenta, en un arrebato de dragón preadolescente. Espero que no sea así, que todavía es joven para volar largas distancias y la isla no está precisamente cerca de tierra firme. - Hay que salir de aquí, no puedo esperar a que contesten, ya he perdido demasiado tiempo. - aprovecho a que pasa por allí un enfermero para pedirle que me quite la vía el brazo, algo a lo que accede al ver que ya se acabó el contenido del gotero.

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PS: 150 ( recuperado)

Pasadas un par de horas sentada en la silla, se tomó un momento para levantarse y echar un vistazo de lo que había por el lugar. Había algunos frascos y botellas en un carrito al lado de la puerta que se dispuso a analizar, dándose cuenta de que algunos podían ser útiles, según la descripción. Tomó un par antes de continuar caminando por la habitación. El lugar estaba solo, pero lo reconocía, reconocía sobre todo los sonidos, el sonido de las máquinas funcionando, el ruido que los pies hacían al pisar el suelo, el eco extraño y distorsionado que la voz tenía cuando se hablaba. Si cerraba los ojos era como estar aún en aquella camilla. Se sentó de nuevo en aquella silla tras guardar el botín. Ya tendría tiempo de verlo con calma después. Tomó la mano de Reiv de nuevo y recostó su cabeza en la cama. No tenía idea de que esperar era tan difícil y sabía que ella solo tendría que estar por unas horas. Reiv había pasado días, casi dos semanas con ella y ahora el favor se estaba pagando. Estaba tranquila en que habían llegado a tiempo, pero también se culpaba por no haber detectado a tiempo aquel veneno.

Logró tomar una pequeña siesta en el tiempo que le tomó a Reiv reponerse. Para cuando despertó, sintió el agarre de su mano y se alegró, levantándose y acercándose un poco más a él para comprobar que estuviera bien. Su usual humor sarcástico se hizo presente y no pudo evitar reír por él.

Volvimos aquí más pronto de lo que quisiera.- Susurró, acariciando un poco su cabello mientras escuchaba sus dudas.- Solo han pasado unas horas. Tranquilo. - Susurró. Aunque aún se sentía preocupada por Johan, la verdad era que Reiv necesitaba descansar después de aquello, más no lo dijo pues lo sabía inútil.- Vino alguien. Dijeron que era discípulo de Snagov, Svart fue con él.- Susurró, tratando de tranquilizarlo, que era claro que aquel tema aún le tenís preocupado. Ayudó a Reiv a levantarse con cuidado, de manera que no se mareara. No sabía más que decir cuando la moneda vibró en su pantalón. Tomándola, se dio cuenta de que el grupo se había movilizado y se encontraban ya atacando la base militar. No se lo dijo a Reiv, se daría cuenta a tiempo, pero primero quería asegurarse de que sus movimientos fueran tan seguros y normales como siempre, y que estuviera en condiciones, al menos para caminar normalmente.- ¿Entonces aún quieres ir? Entiendo bien la urgencia, solo que... tu... tu también eres importante.- Susurró, mostrándole después el mensaje de la moneda. Era hora de irse, definitivamente.

- Ya, espero que no tengamos que volver en un tiempo, que no sé cómo lo hacemos pero siempre andamos metidos en líos. - respondo a eso de haber vuelto al hospital antes de lo que quisiéramos, quedando más tranquilo después al saber que han pasado sólo unas horas. A pesar de ello ya debemos llevar bastante retraso, la reunión en el cementerio debió acabar hace un buen rato. Svart también debió marcharse hace bastante, y en este momento debe estar ya con el maestro Tepes. Me temo que de un modo u otro le contará lo que pasó en el Moulin, y que tendré que hablar también con el Descendiente. Pero eso no será hoy, tenemos demasiado por hacer. - Pasaremos luego a recogerle, tal y como le dije. - no quiero que ahora se sienta abandonado o crea que le he mentido otra vez.

Me siento en el borde de la camilla después de que el enfermero me quite lo del brazo, poniéndome en pie después con la ayuda de Juliet. Al enfermero le explico que ya estoy bien y que puedo irme, así que se va y nos deja solos sin poner mucha pega, se ve que está al final de su turno y está cansado para replicar. Observo de reojo a Juliet mientras saca la moneda, interesado en saber qué pone en ella. En cuanto leo y me entero no lo dudo ni un momento, así que asiento totalmente convencido. - Claro que voy, no pasaré de él. Eso se acabó. - él haría lo mismo si a mi me atrapasen, así que voy a hacer lo que creo que debo hacer. Lo único que me preocupa es que venga ella, que la última vez que fuimos de misión por allí todo acabó bastante mal. Por mi parte parece que estoy bien del todo y puedo moverme con normalidad, aunque no esté con mis fuerzas al máximo por eso de acabar de recuperarme del maldito veneno. Tendrá que bastar. Una vez estoy listo y hemos recogido nuestras cosas nos desparecemos de allí los dos, rumbo a la base de la Alianza.

En algún punto del camino me desaparecí con Thalos y Erika para traerles a Ouroboros, puesto que ambos necesitaban curarse. A mi también me hacia falta terminar de recuperarme de todo lo que llevaba acumulado desde que nos capturaron, así que no nos vino mal a ninguno de los tres. No caminamos mucho antes de desaparecernos, pero sí lo justo para poder ponernos al día muy brevemente, sobre todo con el tema de cómo habían conseguido escapar de los campos, y cómo había encontrado a Thalos. No vi el momento para contarles las novedades por la casa Black, aunque sí que se me nota como que hay algo que quiero contar y no sé cómo hacerlo. Por su parte también diría que tienen más cosas que contar de las que parece. Al vernos los tres juntos de nuevo parece que es como en los viejos tiempos, cuando siempre acabábamos teniendo que ir a la enfermería apalizados. La familiaridad de la situación hace que no sea tan malo como parece, podría decirse que es casi como nostalgia.

Cuando cruzamos el hall del hospital nos atienden un par de medimagos, que nos llevan a la zona de recuperación para terminar de atendernos. Nos informan de que en un día o así podremos marcharnos, así que no desesperamos mucho. Es el tiempo justo para poder terminar de contarnos lo que haga falta.

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PS Johan: 123