Urgencias

Asentí cuando dijo que no nos estaban buscando -Seh.. nos dimos cuenta en el segundo mes comiendo escorpiones, nadie vendría a por nosotros- menuda mierda todo, con lo mal que pintaba la situación a lo mejor escapar de los Jawa no fue la mejor decisión. El tema cambió cuando Reiv me contó sobre su viaje, lo del revolcón en el pajar era coña pero puse cara de vieja sorprendida con el típico "uuuuuuh!" de emoción -Y parecías tonto cuando te compramos, te has hecho mayor Reiv! ya eres todo un hombretón! otro día nos hacemos un bingo de sitios para pasarlo bien, ya sabes...- dije con un movimiento de cejas sugerente -Tienes que ir a unos probadores- dije bromeando... más o menos porque pintaba divertido.

-Oye ya va siendo hora de que tu también cocines algo, una cenita romántica para la pelirroja creo que te daría puntos- pero la tarta estaba asegurada, después de encontrar a Mer y ponernos al día y por supuesto conocer a mi hijo, estaba distraído pero no los olvidaba. La cara de Reiv cambió por completo cuando pregunté por las raíces del hospital. Al parecer era culpa de los Pendragon, los raritos de las montañas con un olor extraño que "visitamos" antes de yo irme de excursión al desierto.

La noticia de Svart era triste, nunca tuve el gusto de conocerlo pero tanto Reiv como Juliet estaban muy encariñados con la lagartija -Lo siento mucho Reiv... lo queríais mucho- me quedé un momento en silencio pensando si preguntar o no sobre esa atracción que tenía Juliet por los Pendragon -Ya sabes que tengo el tacto un poco en el culo pero... antes de irme Juliet estaba muy... ya sabes, afectuosa con esos Pendragon... ¿ya se le ha pasado ?-

- Si yo te contara... - comentó con media sonrisa por eso de que parecía tonto cuando lo compraron, pensando que nunca le había contado nada a Kyllian sobre su pasado "amoroso" antes de conocer a Juliet. Después de eso no había habido otra, era fiel. Tampoco sabía mucho de cómo era Kyllian antes de Mérida, pero se lo imaginaba. Rodó los ojos hacia un lado por lo de preparar una cena. - Es que no me gusta cocinar. Lo que me gusta es comérmelo. Además...creo que ella ya se da por servida con sus amigos de la Brigada. - no era como Juliet, que no tenía otro amigo aparte de Kyllian. - Pero bueno, se intentará. Cuando la localices y tengas tiempo para conocer a tu hijo y esas cosas.- hizo una pausa mientras miraba al gotero, que ya iba bastante avanzado. Eso quería decir que el dejarían salir pronto.

Murmuró un gracias por lo bajo con lo del tema de Svart, cuando le dijo que lo sentían. Claro que lo querían, habían criado a ese dragón y perderlo así era muy jodido. Luego alzó la vista hacia su amigo, haciendo un gesto como queriendo decir que daba igual, que no le molestaba la pregunta sobre Juliet y los Pendragon. - No hemos vuelto a hablar del tema. Parece ser que no, pero ni idea. Después de todo ellos tienen influencia sobre los dragones, de algún modo. Juliet lo es, así que...no descarto nada. Probablemente no quiera volver a verles después de lo de Svart. Aunque también está su padre, vive en Ávalon con los Pendragon. Estuvimos allí una temporada antes de que todo se fuese a la mierda. La rubia esa rara nos invitó y luego pasó de nosotros durante un mes. Estuvimos allí de acoplados y viendo la isla durante ese tiempo. - visto en perspectiva le parecía un aburrimiento, aunque en su día le había llamado mucho la atención Ávalon. Ahora ya no quería saber nada de ellos. - ¿Qué vas a hacer al salir? ¿seguirás con la guardia después de todo este lío? ¿dónde vas a buscar a tu pelirroja?

Me reí cuando dijo aquello, estaba claro que aún nos quedaban muchas batallitas por contar que seguramente ya discutiríamos en otro momento sin tanta gente entrando y saliendo del box ese -Pero que yo estoy bien! dadme un filete y un paracetamol!- le dije a alguien que entró a ponerme más cosas en el gotero con cosas de hospital, que la verdad me estaba haciendo quedar frito pero debía mantenerme despierto y salir cuanto antes de ese hospital para ir a buscar a Mérida.

Me quedé un poco colgado cuando Reiv mencionó a mi pelirroja y no a la suya, giré un poco la cabeza como los perros cuando no saben que estás haciendo -Pero yo hablo de tu pelirroja hermano, que le cocines algo a Juliet.- y si, ahora tenía que localizar a Mérida y al pequeño o pequeña que había llegado al mundo sin mi... eso la verdad me deprimía un poco y seguramente me llevaría un par de golpes, pero un par de costillas rotas no eran un problema para mi si podía volver a tener una familia.. o al menos intentarlo.

ME quedé un poco sorprendido cuando me contó lo de Ávalon.. que no sabía yo muy bien lo que era pero lo del padre de Juliet si que no me lo esperaba -Pensaba que era huérfana o algo así, que solo tenía a sus hermanos... qué cosas, así que su padre estaba metido en la batcueva chupándole los pies a la rubia de las tetas gordas?... yo no soy dragón pero esa gente es muy chunga- la verdad es que eran raros y visto el revuelo y las ramas o raíces que había por todo el hospital, la habían liado padrísima. A lo mejor debería preguntarle a Catherine el cotilleo pero eso sería después.

-Lo primero al salir de aquí es comer como un desgraciado porque me muero de hambre, de sed y de todo, necesito fuerzas para ir a buscarla... lo más seguro es que esté con la brigada... supongo que intentaré contactar con ella y quedaremos en un punto que me diga o algo para que me parta la cara y ya conocer a mi hijo o hija, cosa, parte de mi ser, mi espermatozoide más rápido.- La moneda que había robado hizo cosas de avisar de un nuevo mensaje y la pillé, era Mer.. había contestado, salté de la cama en un momento, ya no me hacía falta el maldito gotero asíq ue me lo quité, le quedaban cuatro gotas cochinas, que le dieran a todo -ME HA CONTESTADO- dije entre gritos y saltitos intentando escribir en la cosa esa enana con mis dedazos

"Mer que soy yo! estoy en el hospital, pero ahora mismo voy a por ti, ¿Dónde estás? seguro Reiv me echa un cable, necesito verte.. veros a los dos!"

Miré a Reiv entre emocionado y acojonado -Vámonos de aquí antes de que venga la guardia a interrogarme o lo que sea ¿me llevas hasta Mer? Te juro que te lo pago con cervezas, tartas o lo que te apetezca! pero corre!- dije pillándolo de la mano para huir del hospital y ya veríamos que hacer después.

Apareció con Giordano en brazos en las urgencias del hospital pues ese día de "papeleos" también un miembro de la administración y de la guardia le había mostrado los lugares más importantes de la isla. Era alli, en la recepción de ese recinto, donde había visto las raíces y se había puesto en alerta sobre el árbol.

En su forma licantropa no podía comunicarse así que retomo a su forma humana soltando aún un gruñido de dolor, estaba reventado pero con ayuda de los sanitarios puso a Giordano en una camilla con cuidado y luego se fue hasta donde le guiaron los sanadores.

Alguien le tiró una bata encima y se rindió en el intento de ponérsela porque no le entraban los brazos, además, a él tampoco le importaba demasiado estar desnudo. Se llevó un brazo a la cara, tapándose los ojos, pero después lo bajó hasta la nariz. Los olores del hospital siempre le agobiaba los sentidos pero también están por ahí Leroy, lo que le hizo soltar un resoplido.

Ahora entendía porque Altaïr decía que soltaba golpes de vez en cuando. Se quedó allí, en duermevela, mientras lo curaban. Un poco más consciente después, envío un mensaje por brazalete con lo que había oído decir a Giordano y Sean sobre unos orbes. Bendita audición lupina.

Una vez que estuvo recuperado y que verificó el estado de sus compañeros se retiró del hospital para su reunión con los clanes.

Después de la paliza del Sanguis se apareció en el hospital como buenamente pudo, aunque al llegar tuvo que apoyarse en la pared para no caerse. ¿Cómo les habían dado semejante repaso en tan poco tiempo? Si no habían podido entre tantos...el asunto pintaba muy mal. Por su parte no estaba demasiado satisfecho con lo que había hecho, y aún no estaba muy seguro con el modo en que había actuado con Giordano.

Hizo una mueca al llevarse la mano a las costillas rotas, buscando una silla para sentarse hasta que le atendieran. La cabeza y la espalda también le dolían bastante por el golpe, esa cosa tenía una fuerza de mil demonios. En urgencias parecían tener bastante jaleo con todos los compañeros que habían llegado, hasta le pareció escuchar que Markus, Rosse y Giordano habían acabado en la UCI. Vio por ahí también que atendían a Nikolaos, aunque enseguida le perdió la pista al licántropo. Echó otro vistazo alrededor, escuchando al idiota Leroy hablar con una de las enfermeras sobre el modo en que había defendido a todos del árbol.

A sus oídos llegaron cosas como..."Y entonces cogí a la frágil y delicada Rosse del suelo, apoyándola sobre mis pétreos pectorales para salvarla" o también cosas como "infundí valor y esperanza en sus corazones para que no abandonasen la lucha". Khan resopló con ganas de decirle cuatro cosas, pero estaba demasiado hecho mierda como para levantarse y discutir. Esperaba ver a su amigo por allí, pero ni rastro de él por urgencias. Tal vez era su merecido día libre. - ¿Está hoy Justin aquí? - preguntó a una enfermera que iba con prisas, que negó con la cabeza dándole a entender que no estaba. Bajó la cabeza para apoyarla sobre la mano, concentrándose en las zonas de su cuerpo que sangraban para detener así las hemorragias, internas o externas. Tras aquello no estuvo muchos más minutos consciente, acabando por caerse de la silla y siendo atendido poco después.

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PS: 10 - 20 SB (y se corta el sangrado con magia de sangre)= -10

El portal de Catherine se cerró a nuestras espaldas cuando el androide tecnomágico de Gio y yo lo atravesamos, dejando atrás una maraña de caos, desastre y sangre. Me mordí el labio con gran preocupación mientras el portal desaparecía  y solo quedaba una fría pared. Suspiré mirando la nada y bajé la mirada justo cuando noté el movimiento brusco del personal de urgencias empezando a desempacar a Khan para empezar a trabajar en la sanación.

Seguí a paso cansado la camilla hasta que acabó en el apartado y la gente trabajaba allí. Me quedé en una esquina con la mirada gacha, mirando el suelo. Quería desaparecer en aquel momento. Me sentía triste y patético. No podía ayudar a nadie y lo poco que podía hacer era liarla parda. Ni un escudo decente era capaz de conjurar. Jugué con los dedos mientras esperaba a que Khan recobrarla la consciencia, no debería tardar mucho a decir verdad, y sabría lo que se vendría a continuación. No quería decirlo, pero era todo una solemne mierda. Con todas aquellas malsonantes letras. Quería llorar, quería gritar y lanzar las cosas de aquella salita en todas direcciones. Quería romper. Simplemente, no tenía fuerza para ello. Suspiré de nuevo, costándome cada vez más poder coger aire por la presión en el pecho mientras me frotaba la comisura del párpado. La herida de la nariz escocía, como aquel sentimiento de no haber podido conseguir nada.



Inútil.
¿Qué me creía?
Era mejor como poto.
Y a eso tendría que haber seguido haciendo.
Lloriquear en una esquina sin poder hacer nada por nadie.
Expulsado de Ouroboros con deshonra.
Y al final me quedaría solo.
... Otra vez ...

Cuando abrió los ojos volvía a estar en urgencia de nuevo, no habían pasado ni 3 días desde que salió la vez anterior. Hizo un sonido de molestia al intentar moverse, tapándose los ojos con el antebrazo por la luz que le molestaba. Le dolía todo y estaba de mal humor, le habían sacado de la pelea en cuanto había llegado Giordano. Lo peor es que había quedado fatal delante de las Pendragon asquerosas esas. Habían tenido que meterse en medio sus compañeros para ayudarle, como siempre.

- Dejadme. - pidió a quienes le estaban atendiendo, que se retiraron con algo de reticencia ahora que ya lo habían estabilizado y le habían puesto una vía con reabastecedora de sangre y alguna otra poción más. Al girar la cabeza vio a Justin apartado en un rincón, con pinta de estar a punto de llorar. Maldijo por lo bajo porque eso también le fastidiaba, porque había ido a ayudarlo y no había servido para nada. Menuda mierda.

- ¿Te han herido a ti también? . - preguntó queriendo incorporarse un poco para verle mejor y comprobar si estaba bien, aunque todavía se le iba la cabeza por la sangre perdida. - Acércate. - Se dejó caer de nuevo, mirando hacia el techo pero sin estar mirando nada realmente. - No he podido hacer nada. Si no hubiesen llegado Matvey y Gio...no habría podido defenderte de las Pendragon. Estoy harto de no ser de utilidad. - sus compañero debían estar allí enfrentándolas, y él allí, tirado inútilmente en urgencias. - ¿Y ahora qué? - soltó el aire despacio, haciendo una pequeña mueca porque aún le dolían las costillas. - Y tú...intentabas negociar con ellas. - añadió con cierto tono de reproche. Justin podía ser casi un par de años mayor que él, pero le parecía ingenuo en algunas cosas. Creía que podía convencer al enemigo simplemente hablando.



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PS: 25 - 20 sangrado brutal= 5 + 45 autómata Giordano= 50

Escuché la voz de Khan por entre el fondo de los sonidos de urgencias, el electro, la voz de alguien, el traqueteo de las sillas. Al hacerlo alcé la mirada pero enseguida la volví a bajar, suponiendo que se vendría lo peor. Rechacé la gasa con el díctamo cuando alguien me lo ofreció antes de que salieran del lugar, prefería seguir con el castigo de aquella marca. El personal de urgencias salió de allí a la orden de Khan, pero sabiendo que todavía estaba yo. Agradecía su aprecio y sus buenas intenciones, pero el cementerio está lleno de buenas intenciones. Qué claro lo veía en aquel momento.

Cuando quedamos solos negué con la cabeza, sin levantar la mirada como si realmente mis fuesen lo más interesante del planeta. No lo eran, por supuesto, era la sensación de culpa la que no me permitía mirar a Khan a la cara. Y seguramente a nadie. ¿Qué había desencadenado? ¿Una guerra en Ouroboros? Apreté los dientes, luchando con fuerza por no derrumbarme por lo miserable que me sentía. Encima la rubia le había dicho aquellas cosas horribles a Khan sobre los dragones y, de nuevo, no podía hacer o decir nada. Llorar y disculparme. Esas eran mis únicas herramientas. Y eran inútiles a día de hoy.

Al final se acercó porque no quería ningún otro conflicto. Y quedé cerca de la camilla de urgencias sin decir nada durante un rato, el tiempo que necesitaba para expresarse. Noté su tono de reproche en la voz, estaba enfadado, y con razón. Quizás yo también lo estuviera. Y pensar que hace unos días solo me preocupaba que el tonto mechón del flequillo estuviera en su sitio para que bailara y me lo colocara como le gustaba. -Lo siento- Por tantas cosas que la lista era prácticamente infinita, o así se me parecía. Apreté los puños porque cada vez que arrugaba la nariz la herida se tensaba y me recorría una punzada de escozor.

-Yo… apareció Shyvanna de repente… La única que parecía querer escuchar fue la pequeña…- Suspiré y negué. Que Gwen, a pesar de que fuese la única sensata de aquel grupo no quitaba las duras palabras de la rubia. No alcé la mirada porque no podía mirarle a los ojos por la culpa sobre todo lo que iba a pasar, iba a destruir Ouroboros por un deseo egoísta. Sorbí y volví a negar. -Te dijo cosas horribles. Pero traerás de vuelta a los dragones. Los miembros del consejo confían en ti. Y yo también- Y aunque mi instinto me decía que alzara la mirada y que hiciera contacto físico de cualquier tipo, la razón y quizás el miedo a la represalia era más fuerte, y seguí en aquella actitud de esperar de poder encogerme, casi deseando que el espacio se plegara en aquel sitio y me hiciera desaparecer. Quizás así todos estaban mejor.

Se dio cuenta de que Justin le esquivaba la mirada todo el rato, y que hasta le costaba acercarse a la camilla en la que estaba tendido. Arrugó la nariz algo fastidiado porque no quería que acabasen enfadados por culpa de lo que había pasado. Seguramente se había molestado por la pequeña bronca de acercarse al Sanguis, o por el reproche de intentar convencer a esa rubia loca. Khan suspiró despacio, sujetándose un poco el lateral de las costillas mientras se incorporaba para sentarse en el borde de la camilla. Todavía seguía bastante mareado, pero confiaba en que la reabastecedora de sangre fuese haciendo su función poco a poco. Al estar en posición vertical pudo fijarse mejor en la herida que tenía Justin en la nariz, que al parecer no le habían curado o no se había dejado. Frunció el ceño disgustado, claramente molesto por lo que le habían hecho al otro.

- Da igual. No es culpa tuya lo de esas dos...aunque fue mucha casualidad que te encontrasen ahí. - se preguntó si podían ver a través del árbol o alguna cosa así, si les servía a modo de espía de lo que se hacía o decía en Ouroboros. Eso sería una gran desventaja, podrían adelantarse a todos sus movimientos. - Tampoco estoy enfadado contigo, sino conmigo...por no ser mejor. Creí que esto sería más fácil. - murmuró cabizbajo, guardando silencio unos segundos. Ignoró eso de que la más joven era la única que parecía querer escuchar, porque eso perdía toda la validez del mundo cuando era ella la que les había plantado esa cosa asesina en la isla.  No pudo evitar hacer un sonido algo irónico por lo de que el Consejo confiaba en él, cuando siempre tenían que estar apartándolo del combate.  

- No, Justin. Y no recuperaré a los dragones si no hago nada. Con desear las cosas no basta. Tengo que pensar el modo de entrar en Ávalon para llegar hasta ellos y hablarles. Y tengo que volver a las montañas porque solo Gio y Matvey tienen un gram para protegerse. El resto aún no habían pasado a recoger el suyo. - se acordó del gram que le había regalado a su amigo, al que había prometido que iba a explicarle cómo se usaba. Alzó la mirada hacia él para volver a fijarse de nuevo en la herida de su nariz, cogiéndolo después por la muñeca para tirar de él hacia la camilla y sentarlo a su lado.  

- Ven aquí, que te han dejado hecho un desastre.  - se giró un poco para examinar la herida, haciendo un leve movimiento con el pulgar para frenar cualquier pequeña hemorragia que quedase con magia de sangre. Después hizo levitar hacia él una de las gasas con desinfectante que había en la mesa metálica de al lado, cogiéndola y dando algunos toques despacio sobre la herida para limpiarla bien. Intentó concentrarse bien en lo que estaba haciendo, porque si lo pensaba demasiado se pondría absurdamente nervioso por la cercanía. Ni siquiera entendía del todo el motivo de eso. Tenía vagos recuerdos sobre lo que sucedió en el balcón, pero los tenía. Siguió evitando mirarlo directamente a los ojos mientras le ponía unas tiras de aproximación que había también en la bandeja metálica, colocándolas sobre la herida para que fuese curando. - Ya está. No queda bien que el sanador vaya así sin curarse. - comentó por decir algo después de esos segundos de silencio anteriores, carraspeando un poco antes de mirar hacia otro lado.   - Necesito que me acompañes a casa a buscar los gram. Ahora mismo me fío más de que nos desaparezcas tú.

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PS: 50

En principio no supe qué responder a la casualidad de que Shyvanna estuviera allí o no. Quién sabe, quizás la hubiera convocado de alguna manera, cosa que dudaba en verdad -No sé cómo pasé entre los guardias. Yo… iba sin rumbo….- Suspiré negando, quizás no era su culpa, pero así se sentía en aquel momento. Y no solo eso, sino que había conseguido que hirieran a Khan, a los otros Descendientes y a saber cuántas cosas más. Expulsé aire despacio, negando -Nunca va a ser fácil- Sentencié con bastante pesar, porque si en algún momento hubiera pensado que lo era, no iba a ser hoy ni ahora. Quizás tampoco mañana. Quizás nunca. Me mordí el labio mientras Khan bajaba la mirada, aprovechando aquel momento para alzar la mía, y así evitar contacto visual. -No creo que te sirva de consuelo, pero si no hubiera sido por ti, todavía estaría bajo la garra de la lagartija de Shyvanna- Intenté buscarle un lado positivo a aquello, aunque todo pareciese un fastidio en aquel momento. Aparté la mirada a la pared y pensar en la rubia Pendragon como una lagartija corredora de muros me hizo hasta un poco de gracia, había que admitirlo. Se podría permitir el lujo de hasta sonreír después de que, por muy poco, estuvo a punto de orinarse encima del miedo. Pero Khan le había salvado -Yo sí creo que eres el mejor- Murmullé más para mí mismo que para cualquier otra persona, quedando aquello silenciado por aquella risotada de sonido irónico. Seguro que todo el personal de enfermería del hospital, comandado por Doris, estaba pegando la oreja al otro lado. Suspiré jugando con los dedos, que empezaban a ponerse rojos por el cambio de temperatura del frío de la nieve al interior del hospital.

Pensé en aquello de los Descendientes, tratando de hacer cálculos sobre cuántos habían respondido al llamado, tan solo 3. La verdad es que bastante pocos. Pero también era verdad que el resto estaba todavía ingresado. Qué mal momento para que llegasen los Pendragon a la isla. Ya sabía que con desear las cosas, estas no aparecían de la nada y que había que esforzarse con ahínco. Por eso estaba practicando sus sanaciones, y por eso tendría que seguir entrenando con la espada con Johan. No respondí al alegato porque no tenía nada que decir y, mucho que de lo que decía era cierto. Salvo por una cosa, pero tampoco se la discutiría y el movimiento de las manos terminó por descubrir el gram en la muñeca, que llevaba puesto desde el primer día.

No opuse mucha resistencia al empujón para sentarme en la camilla, a sabiendas de que si nos veía Jo u Oscurus nos diría algo así como que en las camillas no hay que sentarse. -No menos que a ti- Sonreí de medio lado, arqueando la ceja y señalándole con la nariz. Seguí con la mirada cansada y todavía decepcionada con el mundo el movimiento de la gasa que previamente había rechazo hasta situarse en la herida. Pero enseguida aparté la mirada para fijar mi atención en el rostro que tenía delante, notando que empezaba a ruborizarse. Traté de actuar como que aquello era por el escozor del díctamo, pero que a decir verdad, ni lo había sentido al sentir un golpe en el pecho. -Al final no sé qué voy a poder hacer para poder compensarte. Gracias- Dije dejando caer el peso de la cabeza sobre su hombro durante un segundo. Fue entonces cuando decidió que había que ponerse en acción, me aparté y levanté de la silla, con los brazos en jarras.
-No. No vas a salir de aquí hasta que no estés bien. Si quieres ayudar al resto de los compañeros, y a los dragones, tendrás que estar totalmente recuperado- Ahora me tocó ponerme a mi en el papel del médico gruñón. -Ni se te ocurra moverte- Giré 180º para atravesar la cortina, donde efectivamente estaba todo el mundo pegando la oreja. Les odié y les quise a partes iguales con la mirada y entonces me hice con un poco de todo y volví a la camilla en un abrir y cerrar los ojos -Díctamo para las heridas. Herbovitalizante y reabastecedora para sanar. Esencia de nahlrout para detener sangrados. Y mi favorito… adrenalina para un chute de energía extra- Lo mejor de la victoria era ir bien equipado, y si era saqueando la farmacia del hospital, casi mejor. Al menos así ganaría algo de tiempo para que el resto de las pociones que le habían puesto hicieran efecto.

La bronca ya le llegaría después, lo sabía. Y por partida doble, pero ahora... Me mordí el labio con cierta preocupación pensando en la cara de Oscurus, después de haberme dicho que buen trabajo iba a ser de decepción total. Pero, ahora mismo, estaba decidido.

Sí que servía que Justin le dijera eso, que creyese que de verdad le había salvado de las garras de Shyvanna. Al menos había llegado a tiempo, antes de que le hiciese algo más serio que la herida de la nariz. El momento en que lo había visto agarrado por el pelo había sido muy tenso y había tenido miedo de verdad por lo que pudiese pasar. Le dedicó una pequeña sonrisa de agradecimiento por sus palabras, sin saber muy bien qué decir a lo que el otro murmuró sobre que para él era el mejor. Le dio tanto corte que no fue capaz de decir nada, lo de recibir halagos no se le daba bien, ni dar una respuesta adecuada.

- Eso es verdad, somos unos pupas. - bromeó cuando el peliblanco le dijo recordó que a Khan que a él también lo habían dejado hecho un cuadro. Seguía fastidiándole eso de haber caído tan rápido, pero intentaba sacarse de encima el mal humor que le provocaba ese pensamiento. Mientras le curaba siguió un poco en ese modo de estar medio cortado, dándole pa impresión de que Justin se estaba ruborizando también. ¿Se lo estaba imaginando o él también estaba un poco en tensión? ¿Era por lo de la fiesta? fuese como fuese, en cuanto acabó la cura apartó la mirada. Sí que se fijó en que llevaba el gram puesto en la muñeca, lo cual le alegró porque le había gustado su regalo.

- Tampoco es para tanto...es lo que hacen los amigos. - comentó de manera casual a eso de que tenía mucho que agradecerle, porque era lo menos que podía hacer. - Doris me dijo que te habías ido muy triste, así que fui a buscarte por varios lugares. - se quedó completamente quieto y rígido durante el instante en que Justin apoyó la cabeza sobre su hombro, entrándole un calor repentino en la cara que esperaba que no se notase con eso de haberse medio desangrado unos minutos atrás. Qué vergüenza todo. Sólo reaccionó cuando el otro se levantó para medio regañarle con eso de que no se marchase, por lo que resopló un tanto enfurruñado. Lo miró sorprendido cuando regresó con tantas pociones a la vez, pasando la vista alternativamente de los frascos a él. Se fijó en el gotero que llevaba puesto con la reabastecedora de sangre, a la que aún le quedaba un poco.

- ¿Esto se bebe todo a la vez? ¿Se pincha? ¿Cuánto tarda en hacer efecto? si son más de cinco minutos mejor no...porque siguen peleando en las montañas. Si no quieres desaparecerte conmigo puedo intentar hacerlo yo solo. - ahora que lo pensaba...nunca había visto desaparecerse a Justin. Tal vez no sabía. No era tan raro, él mismo tampoco sabía usar la aparición hasta hace poco, y aún le costaba un poco hacerla cuando no estaba muy en condiciones. - Tenemos que activar tu gram también. Hace falta una gota de tu sangre. - le hizo un gesto como pidiendo que le enseñase la muñeca en la que llevaba el amuleto, para que se acercara.

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PS: 50+20 día off rol en hospi= 70

No se me escapó que no contestó a lo que le murmullé, suponiendo que no lo había escuchado. Suspiré sin darle más importancia y seguimos parloteando. Me encogí de hombros tratando de explicar lo de que fuéramos débiles. Y en mi caso, un inútil con la magia.

-Somos unos adolescentes tratando de jugar a juegos de adultos. ¿Qué pretendes? ¿Ganar la guerra el primer día de la partida?- Negué con l cabeza, recordando que aquella misma conversación la había tenido con Johan hacía la friolera de un año atrás, más o menos. -De modo que solo nos queda dar lo mejor de nosotros mismos día tras día. Y si es ayudando a las personas que nos importan, mejor- Le respondí con total sinceridad y seguridad en lo que acababa de decir. En verdad, ambas fueron las motivaciones para aprender a sanar y tratar de mejorar mi patética e ineficiente magia, especialmente la relacionada en escudos de protección. Por eso había cogido a los descendientes de Merlín y de Galeno. Pero los dos desparecieron y de todo solo quedaba Oscurus, con su peculiar modo de enseñar. Me hubiera gustado tanto compartir con Khan que el medimago le había dicho que había hecho un buen trabajo días atrás. Al final todo se había torcido y fue precisamente el desencadenante de que acabara en el árbol. -Un día seremos menos pupas- Sonreí tímidamente, dejando de lado el poder compartir las buenas noticias, aunque reconoció que le apenaba y que tuvo que silenciar un suspiro triste para enmascararlo en forma de gracia, a modo de coraza.

Armadura que no tardó en desmoronarse cuando el contacto de la gasa rozó la herida y dediqué una mirada fugar a Khan. Entendía su rabia por no estar al nivel que él mismo se exigía como persona, como miembro del Consejo y como hijo de su padre. Me hubiera gustado regalarle un abrazo de apoyo moral a la par que notaba cómo el pulso se aceleraba, a la misma velocidad que el rubor calentando las orejas, y percibía la tensión de Khan. ¿Quizás sería por algo que había dicho o hecho? ¿Sería por defender a Gwen o ir al árbol? Le había dicho que no … aunque podría haberle mentido. ¿Sería por lo del balcón? Al final decidí buscar la primera vía de escape que se me ocurrió para agradecerle lo que estaba haciendo por mi, no falto de verdad, y se me escapó el gesto de la cabeza simplemente porque me apetecía. -Doris es una mujer muy inteligente, hay que hacerle caso- Y seguro que estaba escuchando, porque esa mujer era ubicua y omnipresente. Me revolví cuando empecé a notar la incomodidad de Khan, y me mordí el labio, suponiendo que aquello era culpa mía, de alguna manera.

-No me gruñas. No eres un perro- Le advertí, pero en tono que demostraba que estaba de broma, antes de salir a por todo el kit de emergencias y volver con él. Tras hacer la presentación pertinente de las pociones las fui guardando con sumo cuidado en una pequeña bolsa, con gasas, vendas… Negué a sus preguntas, divertido -Salvo que te quieras poner de color verde y que te salga césped en lugar de pelo, no, no quieres tomarlo todo a la vez- ¿De dónde pensaba que salía el nombre de herbovitalizante? Además de otros usos, claro. Cerré el botiquín con cuidado y se lo tendí -Es mi regalo para el anfitrión- Me quedé cerca y le expliqué -Puede que no comparta muchas de las manera de Johan, pero el tiempo le ha dado la razón en muchas ocasiones. Y la mitad de la supervivencia es una buena estrategia y saber los medios con los que cuentas- Suspiré, larga historia que no venía al caso -No puedo obligarte a hacer lo que yo haría o quisiera que hicieras, pero, si lo vas a hacer, al menos, sí puedo ayudarte a protegerte- Luego me sonrojé porque lo que iba a decir, me sentía un poco estúpido y me iba a meter en problemas -Si, cuando no seamos unos pupas, decides ir a buscar los dragones, quiero ser parte de tu estrategia- El calor interno me iba a abrasar por dentro y notaba el fuego en las orejas. Me di cuenta del Gram, que llevaba puesto desde el primer día. En efecto estaba sin activar porque esperaba hacerlo con él. Se lo mostré y me encogí de hombros, arqueando la ceja con gesto de disculpa -Estaba esperando a que me explicaras a hacerlo-

Justin podía ser algo ingenuo con eso de lograr la paz, pero tenía que reconocer que era sensato con lo que decía, que era difícil que ambos estuviesen a la altura de los adultos. Se quedó unos segundos dándole una vuelta a eso de dar lo mejor y ayudar a las personas que le importaban, asintiendo despacio. Debía poner las cosas en perspectiva, aunque a veces le costase controlar esos arranques de frustración. - Eso espero, porque parece que estar en el Consejo significa ser apalizado cada semana. - Hasta que mejorasen ambos serían unos pupas, pero al menos lo serían juntos. Pasado el momento de la cura todo se tornó algo más relajado, aunque tenía la certeza de que situaciones así volverían a repetirse, y así podría saber si eran impresiones suyas o si de verdad les estaba pasando algo.

- No te he gruñido, es solo que no me gustan las pociones. Saben mal. - aún así le dio las gracias cuando le entregó aquel kit de pociones, tomándose un par de sorbos de una de ellas haciendo una mueca de desagrado. Enseguida le volvió a poner atención cuando le habló de las cosas de estrategia de su padrino, con el cual no había hablado pero conocía algunas cosas por lo que le había dicho Justin. Todo aquello de querer protegerle y ser parte de su estrategia le hizo mirarlo con cariño, teniendo que contener las ganas de darle un abrazo allí mismo. - Cuenta con ello, hacemos buen equipo. - aún no tenía pensado ni cómo ni cuándo iba a intentar llegar hasta los dragones, ni si realmente iba a involucrar a Justin en eso, pero saber que él iba a apoyarle era una ayuda.

Enseguida desvió la mirada hacia la muñeca de Justin con el gram, cogiendo su mano para ponerla sobre la suya, con la palma hacia arriba. - Lo prometido es deuda, voy a ponerlo a funcionar. Primero la sangre...no te preocupes, no duele. - con su magia de sangre abrió una pequeña raja en la pulgar, esperando a que cayesen un par de gotas. Las hizo levitar un momento antes de meterlas dentro de la burbuja de cristal que tenía el gram, sellándolo después. Luego canalizó su magia sobre el objeto para dejarlo activado, las runas y la sangre ya harían el resto. Luego tomó la mano de él, cerrándola en un puño con la suya mientras cortaba el sangrado de la herida. Se quedó así algunos segundos más de los necesarios, hasta que lo soltó al darse cuenta de lo que estaba haciendo. - Tengo que irme. - se quitó la vía que tenía en el brazo un poco como pudo, cogiendo de nuevo la caja de pociones que le había dado él. - Gracias por todo...cuídate. - tras eso se alejó de él, concentrándose lo suficiente como para desaparecerse a hacer lo que tenía que hacer.

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PS: 70

-Supongo que llegará el día en el que las palizas las termines dando tú. Pero flojitas, ¿eh?- Me encogí de hombros y sonreí porque parecía que había entendido lo que quería decirle. Se estaba exigiendo mucho… me estaba auto exigiendo mucho. Pero no podía bajar el nivel, me había prometido a mí mismo que no sería una simple planta viendo la vida pasar. No. Quería formar parte activa de la historia de la isla, aunque prácticamente haya desencadenado una guerra. La resolución de aquello todavía estaba por verse y me temía lo peor. Le di un pequeño golpecito en el hombro para animarle y que dejara de comerse la cabeza con todo aquello. Por hoy ya bastaba de seguir dándose latigazos y lidiando con algo del pasado que no iban a poder solucionar. Mañana será otro día. Y quizás mañana pudiera tratar de colocarse el mechón del flequillo, si es que Shyvanna no se lo había terminado por arrancar.

Rodeé los ojos con aquello de que las pociones sabían mal, estaba seguro de que le había copiado el gesto a Oscurus sin querer. Y que me aceptara como parte de su equipo me hizo sentir alguien verdaderamente importante dentro de la vida. Aunque esa frase… esa frase me sonaba tan a Nichollas. Todavía seguía un poco enfadado por cómo se estaba comportando últimamente con él, y el tema de Lemoni… la fiesta. Sí, con él era también un gran equipo, ¿qué había pasado? ¿cuándo pasaron de ser un equipo a no ser nada? Siguió con la mirada las manos de Khan trabajando con el gram. Arrugué la nariz cuando me hizo el corte, con molestia, siguiendo las gotitas de sangre como pequeños rubíes hasta que entraron en la burbuja de cristal.

Asentí despacio a la despedida de Khan despidiéndome con un leve gesto de cabeza y le vi desaparecer de urgencias. Me quedé allí un ratito más recordando la textura de la mano de Khan envolviendo mi puño y su magia cerrando la herida. Fue cuando escuché un ejem ejem y murmullos fuera y salí con la cara roja apartando la cortina -¡DORIS! Ni se te ocurra irle con esto a Aldaron, ¿eh? Y mucho menos a Chloe o a mi tía- Era una amenaza bastante cutre, pero como aquello llegara a las élficas orejas de Aldaron lo tendría pegado a la espalda todo el día y … no. Qué bochorno. Y había unas urgencias que organizar, de modo que me acerqué al mostrador para hablar con alguna compañera y alertarla sobre lo que estaba pasando en la montaña con los Pendragon y eso. -Matvey, Catherine y Gio, como mínimo. Sí Gio otra vez… Estaban usando felonía y ataque de sangre, así que estaría bien subir reabastecedoras y bolsas de sangre-

El murmullo de mi alrededor me dificultaba hablar. Alcé la mirada con cierta molestia porque no había tantos pacientes como para que hubiera tanto ruido. Entonces me di cuenta de algo. ¿Desde cuándo había tanto personal en urgencias? Obtetricia, psiquiatría, farmacia… No, allí había demasiada gente.




Entonces vi aparecer al jefe del hospital. Y por la cara que traía no parecían buenas noticias. Tragué saliva y me quedé en aquel lugar en el mostrador… temiendo que lo que estaba por venir fuera parte culpa mía.

Llegué con semblante serio y taciturno, ojeras marcadas y clara muestra de cansancio. Los días que siguieron al rescate de Chloe y Arleen había sido duros, y todavía debía esperar la evolución del padre de Chloe y del guardia. Y aunque las heridas físicas iban bastante bien, gracias al tanque y horas y  horas de sanación, las heridas psicológicas serían las peores, para todos ellos. Y todavía había que tratar el tema del aborto con cóctel hormonal y té de luna porque, joder maldita fuera la suerte, se habían cebado con ellas a base de bien. Y no podía evitar sentirse culpable por decisiones que fueron tomadas una tras otra que terminaron desencadenando en todo aquello. Solo esperaba que el agua minoica aportara toda la tranquilidad como para informar de lo que tenía que decir.

¿Por qué no tenía un aforo o una sala de audiencias? No sabía por qué, pero la recepción de urgencias le transmitía cierta … paz. La paz que sigue a la tempestad. Había conseguido llamar a todo el personal disponible en el hospital ese día y también a los que estaban en casa. Me acerqué al centro de la recepción de urgencias y alcé la voz, por encima de todo el gentío. Les llamé la atención carraspeando, entonces les  agradecí que hubieran venido al llamado con tan poco tiempo para prepararse.
-Como supondréis no tengo buenas noticas que daros y no voy a mentiros ni edulcorar las cosas tal y como están. Los y las responsables de unidades ya estaban alertados, otros y otras supongo que habréis escuchado cosas o lo habréis intuido. Esto no es una decisión que haya tomado a la ligera, y nace desde el día que las raíces del árbol empezaron a cebarse, primero con el hospital y luego con el resto de la isla.

Parecía que disminuir el uso de magia en las sanaciones había tranquilizado al Sanguis, pero, como supongo que sabréis, ya se han anulado las clases de la academia para no llamar la atención del árbol, después de lo que ha pasado en la plaza. Es algo que, a día de hoy, no vamos a poder solucionar.

Nosotros, como profesionales, no podemos ignorar que tenemos personas a nuestro cargo, además de nuestras familias que nos esperan asustadas en casa, a las que espero que sepáis poder trasladarles un mensaje de tranquilidad. Por desgracia no hemos podido acabar con esto y esta es la única forma de poneros a todos a salvo. Esperemos que esto solo sea una medida temporal y que podamos volver todos a casa lo antes posible- Cogí aire y me humedecí los labios para poder seguir

- Se evacua la isla- Sentencié -Y en el nombre de todos mis compañeros y del mío propio, no encontramos palabras para poder trasladaros nuestras más profundas disculpas- Alcé las manos para acallar murmullos y esperar que me dejaran terminar.

-Vamos a trasladar todos los pacientes, por tandas, a un pequeño hospital de campaña fuera de la isla principal. Como decía, muchos ya estaban preparando estos planes para llevarlos de aquí a un año. Bueno, no tenemos un año por lo que empezaremos por trasladar los pacientes que tengan movilidad, los que puedan tener alta que vuelvan a recoger sus cosas. El hospital de Ouroboros  se irá cerrando paulatinamente empezando por las consultas y acabando con las urgencias y la UCI. Espero poder contactar con la Alianza para poder trasladar a sus instalaciones a los más graves-

Silencio. Tensé la mandíbula
-Si alguien quiere irse a recoger sus cosas y sacar a su familia es libre de hacerlo en este preciso momento. Los que prefieran quedarse para evacuar el hospital, seguidme. Hay muchas cosas que hacer. Vamos-

Y, dicho lo cual, se produjo la dispersión general de todo el personal. En efecto, algunos volvieron a sus tareas para preparar a los pacientes y material, tal y como habían acordado en los planes de evacuación. Otros prefirieron volver a casa a empacar y llevarse a su familia, no sabían a donde, y nadie les juzgó por ello. Y tenían miedo, pero en aquellas circunstancias muchos lo teníamos.