Zona de entrenamiento

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Eso si, deben ser post en los que muestres el duro esfuerzo y sudor que te cuesta ese entrenamiento, y debes hacer caso a tu instructor militar en todo momento o te mandará hacer 100 flexiones o peor.

- Musculación
- Técnicas de combate cuerpo a cuerpo
- Técnicas de combate con arma blanca/otras
- Resistencia

En verdad parecía que me estaban dando un paseo por toda la base. Estoy un poco desconcertada al ver que el soldado me había llevado a lo que parecía ser la zona de entrenamiento.
"¿Qué se supone que hago aquí?"
Miro curiosa la tecnología de hologramas que tenían allí montado. Nunca había visto nada ni tan siquiera parecido y llamaba mi atención.
"Parece que sí tienen cosas interesantes por aquí."
—¿Y bien, queda mucho para llegar a ese sitio o vas a llevarme de paseo por todas las instalaciones?

Al dejar atrás el pasillo entramos en la zona de entrenamiento, momento en el que noto su impaciencia por saber a dónde va. - Verás...no hay una sala para 'invitados' las otras instalaciones son para encerrar magos, pero no vamos a llevarte allí. Sin embargo aún no puedes ir con el resto de científicos, así que vas a quedarte en una de las habitaciones de la zona de entrenamiento. -

Abro una pequeña sala contigua a la sala más grande en la que tenemos los hologramas cambiantes, por ahora no necesitamos que vaya ahí. En dicha sala (alrededor de unos 40 metros cuadrados) le han dejado diferentes objetos que puede necesitar para las órdenes que le darán desde la pantalla. Le señalo arriba, a la pared. Una televisión que se encenderá cuando sea preciso será todo lo que necesite para recibir órdenes. Por lo demás tiene un baño en esa habitación, tras una puerta, una mesa en la que le dejarán la comida y otra mesa en la que trabajar, con herramientas de robótica y algunos materiales.

- Me dijeron que si necesitabas algo específico lo pidieras, te han dejado lo más básico. Por eso cuando hagan conexión contigo diles si quieres algo más. Yo ahora debo marcharme y cerrar la puerta. Te dejo para que te familiarices con todo mientras contactan contigo. Suerte.

Dicho esto me doy media vuelta, saliendo del cuarto en el que queda confinada. Después cierro la puerta de manera que no pueda salir de ahí hasta que alguien autorizado no abra para hablar con ella o llevarle comida. Y con la misión del día cumplida, me marcho a descansar.

Me encuentro sentado en una silla en la sala de entrenamiento. Suspiro al pensar que me habían encomendado una misión tan trivial como esa, prefería estar en el campo de batalla haciendo uso de mis habilidades, o estar entrenando con los hologramas durante horas. En vez de eso, debía de dar una clase orientativa sobre el uso del francotirador a unos soldados.
"Seguramente ninguno de ellos tenga lo que hay que tener para ser un gran tirador, se necesita de mucha dedicación, práctica y paciencia."
Tengo mi rifle Silenciadora entre mis piernas, apoyando la culata en el suelo y descansando mi cabeza en el cañón. A mi lado tengo varios fusiles que había sacado del polvorín, los que me parecían mejores para empezar. Son rifles de cerrojo de calibre 6.5x47mm lapua, con munición trazadora. Eran los ideales para práctica dada su precisión, aunque su alcance máximo fuera poco más de un kilómetro, no esperaba que los soldados fueran capaces de darle a un blanco a más distancia que esa. La cantidad de variables a tener en cuenta era simplemente abrumadora y se debía de tener mucha práctica para poder realizar los cálculos requeridos por intuición.
"Malditos voluntarios que quieren aprender a usar francotiradores, con un poco de suerte después de esta clase dejarán de estar interesados y no me obligaran a hacer otra".
No pasa mucho tiempo hasta que escucho unos pasos dirigiéndose hacia mí. Levanto mi vista en esa dirección y veo a cuatro soldados en latas de conservas, como si fueran caballeros medievales con esas armaduras tan toscas.
"Si por mí fuera, los echaba a todos ahora mismo".
En un movimiento hábil, levanto mi fusil y apunto al soldado que estaba más adelantado de los cuatro. Ellos, por su parte, se echan un poco hacia atrás asustados.
-Esto es un fusil antimaterial. Eso quiere decir, que a esta distancia puede atravesar vuestras armaduras como si fuera mantequilla, atravesaros de lado a lado, y continuar su camino hasta la pared que hay destrás vuestra. Un francotirador enfrenta habitualmente amenazas que tienen gran poder destructivo. Esas armaduras tan bonitas que tenéis sirven a corta distancia contra enemigos con un poder de fuego reducido, pero son inútiles contra artillería u otros francotiradores. Vuestro papel no es ser una esponja de balas, sino evitarlas. Necesitáis camuflaje y movilidad, no latas de conservas que os impiden moveros con libertad. Tened por sentado que seréis el odio y el miedo de vuestros enemigos. Genera mucho miedo ver como le explota la cabeza a tu compañero y no ser capaz de saber de dónde vino el disparo. Cuando hay un francotirador, todos intentarán daros caza por la amenaza que representáis al atacar a tanta distancia. No hay armadura física capaz de repeler todo ese odio que irradiarán contra vosotros. Si hay una cosa que debéis de tener clara desde el principio es esa: la mejor defensa es la que evita el golpe.
Luego de soltarles el discurso, bajo a Silenciadora para dejar de apuntarle al soldado y les invito a que cojan sus fusiles. La clase había empezado.

Configuro la zona de entrenamiento para estar en un campo lo más normal posible. Nada de diferencias de altura, obstáculos temperaturas extremas, viento ni nada que interfiera con el disparo. Solamente con el mero hecho de existir espacio era suficiente reto entre ellos y el blanco era suficiente reto. Para ello, hago que la máquina de hologramas nos cree un campo plano y extenso con vegetación baja, con varias dianas posicionadas a 100, 500 y 1000 metros.
-No os compliquéis la vida, tumbaros al suelo y disparad a los objetivos de 100 y 500 metros. Para ello debéis de tener el objetivo en el centro de la mira telescópica y disparar.
Los soldados me miran como si fuera obvio lo que estuviera diciendo, pero en realidad la gravedad todavía hacía de las suyas en esas distancias. Luego de practicar varios disparos, dejaron de tener el objetivo en el centro de la mira para desplazarlo ligeramente hacia arriba para compensar la gravedad, aunque muy pequeña. Luego de que veo que empiezan a acertar todos en el blanco, les invito a que ahora intenten con el de 1000 metros. Sin embargo, con este pasa algo curioso. De primeras la bala siempre da mas abajo debido a que no compensan bien la gravedad, pero todos le daban con un desplazamiento ligeramente a la derecha. A pesar de que no había ningún viento y los blancos estaban inmóviles, todos le daban ligeramente a la derecha. Saco mi brújula para ver la dirección y veo que las dianas se encontraban al sur de nuestra posición.
"Dato importante".
A modo de demostración, apunto con Silenciadora a uno de los objetivos, desviando la mira hacia arriba para compensar la gravedad y hacia la izquierda para compensar otras dos fuerzas que intervenían. Aprieto el gatillo y la bala ruge a velocidad supersónica para alcanzar al objetivo justo en el centro.
-No hay viento, pero estamos en la tierra. En disparos a partir de un kilómetro hay que tener en cuenta la fuerza de Coriolis. Ser francotirador no es tan fácil como tener el objetivo en el centro de la mira y disparar. Como habéis podido observar, vuestra municion es trazadora, eso quiere decir que tienen una pequeña carga pirotécnica para que dejen una estela por su trayectoría y véis como todas se desplazan ligeramente a la derecha. Pues bien, la primera razon de ello es que la tierra está rotando sobre sí misma, por lo que no es lo mismo disparar al sur que al norte, este u oeste, y esto lo saben muy bien los artilleros. No voy a ponerme a explicar ahora cómo afecta eso a la trayectoria de la bala, lo único que necesitáis saber es que en este caso, como estamos disparando hacia el sur, la trayectoria se curva muy ligeramente hacia la derecha- tomo un pequeño descanso para aspirar aire y luego continúo-. Seguid practicando el tiro a larga distancia a objetivos inmóviles. Solo así podréis desarrollar la intuición para hacer las correcciones pertinentes en la guia de la mira telescópica en función de la distancia del objetivo.
"Luego hay muchos otros más factores a tener en cuenta, como la velocidad de la bala, objetivos móviles, temperatura, humedad, lluvia, altitud... Y luego técnicas de camuflaje, movimiento sigiloso, fabricación del pozo de francotirador, métodos de supervivencia para poder estar por días en la misma posición... Pero por algo hay que empezar".
Con un poco de suerte, después de esa clase se les quitaba las ganas de seguir y se quedarían simplemente siendo parte de la unidad de infantería. De cualquier forma, ya les había dado las directrices iniciales y lo único que les quedaba era practicar lo que les acababa de decir, por lo que me voy de la zona de entrenamiento a otras cosas.

A las seis de la mañana como Gelion le había dicho estaba ingresando a la zona de entrenamiento con su uniforme y las horrorosas botas militares que le habían dado. Iba de punta en blanco, maquillada y perfumada a la perfección y con su larga melena de bucles castaños sueltos. No sabía muy bien qué esperar de ese entrenamiento más que sufrir. V siempre la hacía sufrir hasta que se quedaba sin aliento.

Se miró de nuevo para evaluar que el uniforme estaba bien. Se volvió a arreglar la camiseta y luego los pantalones, no sin antes hacer un gesto de asco a las botas. Alzó la vista al llegar hacia donde estaban otros miembros de la base -Buenos días- Dijo con una sonrisa antes de mirarlo a todos, dándose cuenta de que las mujeres llevaban todas el pelo pulcramente recogido.

¿Ella debería recogérselo?

Se humedeció los labios y decidió hacer lo que veía así que con una increíble destreza empezó a tejerse el cabello en una corona/trenza alrededor de la cabeza.

-¡Hoy va a ser muy fácil chicos!-Solté a viva voz mientras entraba a la zona de entrenamiento dando una palmada al aire. Los soldados formaron de un modo más o menos ordenado y se pusieron firmes. No solíamos seguir todas las reglas firmes del ejército en los entrenamientos pero más o menos se seguían los protocolos.

Me planté delante de ellos con las manos a la espalda.-Dejaremos las simulaciones para finales de semana. Vamos a centrarnos en que no nos pese el culo a ninguno ahí fuera.-Algunos se echaron unas risas.

Hice un gesto con la mano, alzando un dedo que giraba.-¡Carrera 25 minutos ritmo medio-alto!-Les hice un gesto para que comenzaran y me uní a ellos.

Había terminado de atarse el pelo, o mejor dicho, de hacerse un nudo con los rizos para sostener la trenza; cuando Gelion llegó lleno de energía. Aquello era… Igual de sorprendente que ayer. Trató de buscar su mirada para saludarlo pero no lo logró así que se concentró en hacer lo que hacían los demás y se puso la última de la formación.

¿Simulaciones? ¿De qué? Entonces se dio media vuelta para analizar la sala donde estaban y fue en ese instante que se percató de algunos detalles tecnológicos que le hicieron preguntarse qué hacían. Oh…Eso tenía que ponerlo en su agenda sí o sí pero no pudo concentrarse más porque oyó risas.

¿De qué se estaban riendo? No sabía así que sonrió de modo amable, un poco incómoda, pero lo dejó pasar. Tras ello llegó el horroroso anuncio de lo que harían y Arleen soltó una mueca preguntándose qué era ritmo medio-alto sobre todo… Aún así comenzó. Se sentía un poco idiota haciendo sólo lo que imitaba pero poco más le quedaba.

Las primeras vueltas no estaban mal, pero las botas eran pesadas y nuevas así que estaban siendo un poco más molestas de lo normal. Tanto que decía Gelion es las botas y ella veía mucho mejor las propias. Ya se lo echaría en cara. Intentó acordarse de lo que le había dicho V de respirar, supuestamente era clave en todos los ejercicios, pero por más que intentaba mantener controlada su respiración después de tres minutos empezaba a sentir que le faltaba el aire. La velocidad con la que iba empezó a bajar y empezó a sentir un dolor agudo del lado derecho, así que se llevó la mano allí con una mueca y ralentizó del todo su paso para caminar porque si añadía velocidad dolía más. Entre eso, el sudor que empezaba a perlarle la piel, el aliento que se le iba a no sabía dónde y el dolor de los pies… Estaba a pocos segundos de quejarse. ODIABA HACER DEPORTE.

Seguía a la carrera con el resto de soldados, manteniendo el ritmo. Había elegido ese entrenamiento precisamente para evaluar la resistencia y fuerza de la nueva incorporación.

Desvié la mirada a la doctora que parecía llevar buen ritmo aunque su rostro no me daba buena espina. Tras unos minutos fue mas que evidente que su forma física era nefasta. Bajó el ritmo y muchos la sobrepasaron. Uno de los soldados, que también se encargaba del entrenamiento de vez en cuando daba indicaciones o motivaba a los compañeros que bajaban el ritmo, pero a ella no parecía animarle en absoluto.

Pasé de largo una primera vez desviando la mirada para comprobar que en poco tiempo no podía más y para la segunda ocasión en la que aproximé a ella ya estaba andando. Bajé el ritmo gruñendo por lo bajo pero no llegué a andar y aproveché la proximidad de paso para plantarle la mano en los riñones empujando suavemente para que dejase de andar.-Vamos Doc, dame tres minutos más al menos.-Desvié la mirada al otro soldado pensando que tendríamos que hacerle entrenamientos a parte para que se pusiese al nivel del grupo.

Siguió avanzando aunque el dolor estaba perenne. Lo odiaba. Intento otra vez controlar su respiración pero sentía que cada vez que inspiraba, el aire no llegaba a ningún lado. Sabía que eso no era cierto pero no quitaba el agobio que sentía.

Para ese momento, le daba igual que le miraran, le juzgarán o lo que fuese. Escuchaba de fondo las voces que daba un chico tratando de mantenerlos a todos al mismo ritmo, pero sus ánimos no le llegaban.

Las botas. Le molestaban en los pies. De haberlo sabido las habría ablandado ayer, ahora sufriría las consecuencias de sus actos ese mismo día… agh. Odiaba hacer ejercicio.

De pronto, sintió una mano en la espalda y ladeó la cabeza para ver a quién sea que le estaba tocando. ¿Tres minutos? -No me.. toques…- Murmuró agitada mientras se miraba, esperando que su perfume siguiera funcionando-Estoy…sudada- y eso le daba profundo asco, lo que se le vio en la cara, pero más aún que quien fuese la viese de esa forma y encima le tocará. Como él iba un poco más rápido, Arleen intentó apretar el paso y se presionó con más fuerza el lado derecho del abdomen mientras hacía una mueca con cada paso.

¿Tres minutos? ¿Cuánto había pasado ya? Parecía un siglo. Cerró los ojos un instante para poder respirar y concentrarse, la mano libre hecha un puño mientras avanzaba. Abrió los ojos, soltando un jadeo -¿Ya está?- sabía que no pero intentaba, y fracasaba, ponerle humor al asunto.

Aparté la mano al instante notando además que le costaba hablar.-Bienvenida al ejército.-Respondí a lo de estar sudada.

Al menos apretó el paso. El resto no paraban de adelantarnos. Observé el gesto sobre su abdomen y busqué al otro soldado que se encargaba de aquello con la mirada pero de pronto la pregunta de la doctora me hizo mirar hacia ella de nuevo. Parecía una broma ¿o un ruego?. Apreté los labios y planté una mano delante de ella para que parase.-Sigue caminando.-Y con esas aceleré el paso para ir hacia el otro.

Le comenté que dado el estado físico de la nueva incorporación no podíamos entrenarla con el grupo o se lesionaría. Hablamos durante unos minutos, quedando en que plantearíamos una serie de ejercicios solo para ella a ver si podía incorporarse en un tiempo. Le di una palmada en el hombro antes de apartarme de él y volver a dar una vuelta para regresar al lado de Arleen.

Bajé el ritmo al acercarme y le hice un gesto con la cabeza para que me siguiese.-Vamos.-Nos apartamos del grupo cruzando una de las puertas para llegar a la sala de máquinas acercándonos a la máquina de agua.-Bebe-Ordené señalando antes de apoyarme en la pared pensando hasta que punto podía presionar el primer día si no quería romperla y que luego llegasen sus hermanos a darme una paliza.-Tendrás que ponerte al día hasta poder unirte al grupo.

Intentó reírse, pero cómo le faltaba el aliento, soltó algo más parecido a un suspiro ahogado cuando le dio la bienvenida al ejército. Ella… solo quería saber cómo curar androides, no qué tanto podía correr. Quería responderle con eso, con alguna de sus frases que dejara en claro -De nuevo- que lo suyo no era el deporte pero sus neuronas estaban más enfocadas en no permitir que se desmayara…o muriera.

Se detuvo cuando Gelion le puso la mano delante, lo justo para que no le tocara, y siguió caminando con la cabeza baja, mirándose las botas, y las manos en las caderas. Paso a paso caminó procurando no pasar más vergüenza de la que ya tenía. Se cogió algunos mechones que salieron de la trenza que estaba a punto de caerse, los metió tras su oreja y se preguntó si esos 357 días serían de la misma tortura.

Al volver a ver a Gelion y entender su gesto, lo siguió pensando que se había apiadado de ella y su mala forma física pero cuando entraron a la zona de máquinas, abrió los ojos con sorpresa -No…- Negó mientras lo seguía, porque no paraba -Puedo… una de esas… oh por Merlín- Dijo llevándose una mano a la frente colorada por el esfuerzo. Sin embargo, no iba a eso y Arleen casi se cae de rodillas en agradecimiento pero solo soltó un gemido breve antes de servirse un vaso y beber tragos cortos. La mano libre aún la tenía en el abdomen porque el dolor no menguaba, iba a pasar un rato antes de ello.

-Ah- Así que tendría clases aparte. Volvió a servirse agua y bebió. Negó con la cabeza -Te lo dije- Murmuró mientras iba a por el tercer vaso, regulando ya su respiración. Pegó la espalda a la pared y se dejó caer al piso con gesto cansado antes de coger las botas y empezar a desatar los cordones. Si le iba a pedir que hiciera más ejercicio iba a hacerlo descalza. Se sacó una bota y la dejó a un lado, luego la otra y deslizó sus manos hacia los pies, cerrando los ojos para concentrarse en dejar fluir su magia de sanación y curar las heridas que le habían hecho. El gesto en el rostro se relajó un poco y luego alzó la mirada hacia Gelion -Odio hacer ejercicio -

Observé su modo de beber frenéticamente mientras intentaba comunicarse conmigo entre palabras sueltas y respiraciones. Tomé aire pensando que tal vez nos iba a costar más de lo que creía en un primer momento.

Mis labios se apretaron disconformes cuando se agachó en el suelo y empezó a quitarse las botas.-Ya.- ¿En serio? en menos de cinco minutos se había hecho heridas en los pies. ¿Eran de nubes de algodón?. Me aparté de la pared plantando las manos en mis caderas mientras caminaba pensando.

-Tienes dos minutos más para recomponerte.-Señalé las botas y luego señalé a una zona de la sala donde había zapatillas más apropiadas para lo que iba a hacer.-Te cambias y seguimos.-Tal vez sonaba seco de más pero estaba en modo entrenamiento.

Me di cuenta, así que para que no flipara hice un gesto con la mano mostrando mi palma indicando calma.-Serán 20 minutos como mucho.-Entorné los ojos.-No seré duro.

Fui hacia una de las paredes cogiendo un par de esterillas que planté en el suelo para después ir hacia donde las zapatillas y cambiarme. Tras eso me posicioné sobre la esterilla.-Soldado Royden estoy esperando.-Estiré un poco la espalda antes de empezar a saltar a tijera suponiendo que iba a pillar que tenía que imitarme.

Lo siguió con la mirada cuando comenzó a caminar, se veía mosqueado… y eso le mosqueaba a ella. Estaba agitada pero también cansada de la carrerita que se había pegado con el resto -¿Qué?- ¿Dos minutos? Ella había pensado que ya seguirían mañana, ergo, se había sacado las botas. Pero Gelion no parecía muy dispuesto a dar su brazo a torcer y Arleen tensó los labios. De acuerdo, era un hueso más duro de roer que V.

Volvió la vista a las zapatillas y frunció el ceño, preguntándose si eran zapatillas que se compartían y, por ende, eran antihigiénicas. Estaba empezando a frustrarse, sobre todo, porque ese Gelion no tenía nada que ver con el de ayer… ¿Que había hecho para que empezara a tratarla así de nuevo? La respuesta era clara: Nada. NADA. Y esa respuesta hizo que se enojara así que ni le contestó.

Se quedó mirándolo cuando alzó la palma y habló de cuánto tiempo estarían. 20 minutos era una eternidad. Y cuando entornó los ojos, Arleen usó una de las frases preferidas de Gelion -Ya- se incorporó y fue a por los zapatos, buscó su talla y se los colocó. En efecto, eran más cómodos pero igual de feos que las botas.

Cuando terminó, Gelion ya estaba haciendo ejercicio y le soltó una frasesita que la irritó más. No le gustaba que le llamara "Soldado Royden", era sorprendentemente irónico, pero extrañaba el "Doc" -Estoy yendo- Le respondió con brusquedad mientras iba analizando el ejercicio que hacía y, al llegar a la esterilla, empezó. Se fijó en un punto frente a ella y aunque su cuerpo no estaba muy por la labor, se esforzó… pero era muy incómodo. Definitivamente, la ropa interior que estaba usando tampoco era adecuada para hacer ejercicio. Necesitaba algo más… con más soporte, algo que retuviera y que no dejara que su delantera se moviera con tanta facilidad porque molestaba y dolía.

Después de un par de minutos en los que se aguantó la molestia y también el cansancio, siendo impulsada más por el mosqueo que otra cosa, Arleen se detuvo. Sin aliento, por supuesto -Otra…cosa… no saltar- Negó con la cabeza porque como la pusiera a hacer otra ronda de saltos iba a optar por ponerse las manos al frente y sostenerse el pecho.

No me había pasado desapercibido su tono ni en su corta contestación ni cuando había requerido su presencia. Apreté los labios en una mueca molesta. ¿Estaba mosqueada por ponerla a hacer ejercicio?¿Era eso?

La miré fijamente mientras saltaba pensando que no podía dejar que no se entrenase. Aquí no era una privilegiada, esperaba que se diese cuenta de eso. Además, no podía sacarla a misiones contando solo con su magia y claramente no podía pegar una simple carrera sin ahogarse.

Estaba pensando en aquello cuando por fin desvié la mirada, mala idea. Alcé de nuevo la vista tras quedarme claro que debía decirle de algún modo que su ropa interior no era adecuada para aquello. Mal pensamiento. Genial. Por suerte paró y dejé de saltar a la par que ella.

Miré el reloj comprobando el tiempo que había aguantado. -Un minuto de descanso. Si necesitas agua, bebe. -Estiré y retorcí mi espalda un poco antes de pasar la mano retirando el pelo de mi cara.

Me agaché en la esterilla tomando posición para el siguiente ejercicio pero al buscar a Arleen con la mirada simplemente tomé asiento.-Mañana...trae ropa interior adecuada, no quiero que termines lesionada.-Di un par de golpecitos en la esterilla con el puño, sin más.-Has hecho ejercicio durante...-Volví a mirar el reloj calculando lo anterior con lo de ahora.-¿Quince minutos? Ya es más que ayer.-Encogí mis hombros. Me incorporé camino a alguna de las máquinas para aprovechar y hacer algo por mi cuenta.-Queda liberada por hoy soldado.

Un minuto de descanso. Estaba poniéndose violenta. Muy violenta. Nunca se había sentido tan frustrada pero la realidad es que nunca había tenido que enfrentar de forma tan definitiva el fracaso. Aquello le hizo apretar los dientes con molestia -No…- Negó con la cabeza a lo del agua. Los tres vasos anteriores habían sido bebidos con rapidez y mientras estaba saltando había oído el agua ir y venir, mejor no.

Se puso las manos en las caderas mientras caminaba, respirando profundo y cerrando los ojos como si con eso pudiera concentrarse en coger más oxígeno. Abrió los ojos para mirarlo cuando advirtió lo de la ropa interior y sintió que le ardía la cara, más. El sonrojo se extendió hasta sus orejas y el cuello -Hmm…Entonces… tengo que ir de … compras- Dijo asintiendo y desviando la vista hacia las máquinas, como si con eso pudiera evitar la realidad de lo que le había dicho.

Al ver que daba golpes en la esterilla asumió que quería que fuera allí y caminó hacia ese punto cuando empezó a decir -No lo sé. ¿Mil años?- Preguntó con rintintin. Sí, estaba de mal humor. Entre el cansancio, el fracaso y la vergüenza no hacía una para ser una persona normal. Se sentó en la esterilla viendolo levantarse y frunció el ceño, siguiéndolo con la mirada y escuchando su frase, desvió la vista al frente y subió las piernas para abrazarlas, apoyando luego la frente en las rodillas. Se iba a tomar un pequeño descanso, empezando por quitarse la trenza del cabello y dejarlo caer y luego se iría a bañar.

Estaba en ello cuando llegó el patronus de Ben, alzó la vista para ver el pez espada oyendo el llamado de ayuda. Sabía que aún tenía turnos en el hospital, era algo que había hablado con Oscurus pero… No sabía bien cómo proceder. Desvió la vista hacia Gelion -¿Puedo ir, no?- Inquirió frunciendo el ceño mientras se esforzaba por ponerse en pie -Capitán- Agregó con un tonito mosqueado.

Podía haber seguido picando a la doctora con el tipo de ropa interior tan peculiar que había elegido para entrenar dado el rubor más intenso que había adquirido. Pero no, por el contrario decidí ignorar aquello, tomarlo como una reacción de su cuerpo al ejercicio.

Continuar por ese camino, además, podría resultar en otra situación incómoda. -Pues ve.-Contesté sin darle mayor importancia.

Continuaba con ese tono de réplica molesto e irónico. -Quince minutos está bien para alguien que no hace ejercicio.-Repliqué yo serio pero con intención de que lo tomase como que iba por buen camino. Lo sé, a pesar de ser un buen comunicador con esa mujer no lo era en absoluto.

Ajusté el peso en la máquina y me posicioné para comenzar con el ejercicio tratando de ignorar el pez mágico ese que daba mensajes, simplemente gruñí mientras tiraba de la máquina para levantar las pesas.-He dicho que queda liberada, soldado. Lo que hagas en su tiempo libre mientras cumpla sus funciones en la base es asunto tuyo.-Mi rostro se arrugó por el esfuerzo antes de soltar el peso de nuevo.-Se supone que estás aquí por eso, ¿no?-Le hice un gesto con el mentón indicando que se podía largar.

-Pero no es suficiente- Refunfuñó por lo bajo, con la cabeza aún metida entre las piernas. Estaba esperando que Gelion soltara alguna broma de mal gusto, o una broma en general, como solía hacer Vishous antes de darle un beso en la cabeza y seguir con sus ejercicios y/o caminata y/o escalada mientras ella se dedicaba a meter aire en los pulmones y preparar el picnic para cuando él volviera.

Pero ahí no había árboles, ni naturaleza, ni libros, ni nada. Y Gelion no era V.

Le costó esfuerzo pero aún así se incorporó, movió la mano para atraer las botas con magia pero se contuvo. Ahí estaba Gelion nada más y probablemente no le dijera nada, pero lo mejor era acostumbrarse a no mostrar su magia así nada más. Decidió ir caminando hasta donde estaban sus botas para cogerlas -De acuerdo- Respondió empezando a dirigirse hacia las puertas preguntándose qué carajo había sucedido en la isla… ¿Por qué Fred o V no le habían dicho nada? ¿Amaya se los habría prohibido?

Se detuvo cuando volvió a hablarle. Se giró sobre los talones para verlo, recorriendo ligeramente la forma de sus brazos en la máquina. Eso explicaba los músculos… parpadeó para volver a centrarse. ¿Era por eso que estaba allí? ¿O por algún episodio rebelde? ¿O por cobardía? ¿O por eso que decía Jo?… Cortó aquel pensamiento -Sí… - Asintió y finalmente soltó un suspiro agotado -¿Mañana misma hora? - Después de oír su contestación se retiró de la zona de entrenamiento para ir a ducharse, no podía aparecerse con esas fachas en la isla.

Mis ojos se entornaron por aquella respuesta. En ese rato la doctora había pasado de bromear al enfado y ahora a la derrota.-No puedes pretender hacer una rutina del ejército el primer día.-Continué con el ejercicio tensando las poleas una vez más para dejarlas caer de nuevo.-¿O hacías operaciones perfectas el primer día de estudios?-Fruncí el ceño porque la verdad no tenía ni idea de cómo iban las operaciones mágicas, tal vez sí, tal vez era más fácil y de aprendizaje instantáneo.

Por fin se puso en marcha para irse. Asentí cuando preguntó la hora para mañana y continué un rato más en la máquina hasta que llegaron unos mensajes. Al principio lo ignoré pero con el segundo dejé el ejercicio y los leí. Gruñí por lo bajo con la lista de nombres, había varios entrenando en la sala de al lado. -Mierda.-Al leer el segundo me levanté por fin tomando camino hacia las duchas, más tarde iría a buscar a Thalos.

Después de la visita a Johan había hecho exactamente lo que le había dicho y se había ido a descansar, aunque la noche había sido un poco fatídica entre vuelta y vuelta de recuerdos, escenas y sensaciones. La verdad era que por mucho que le hubiese dicho a Jo que cerraba la puerta… no lo había hecho en realidad. Así que siendo consciente de que tenía el reloj en contra tomó un par de decisiones.

La primera era que no iba a esperar un buen día de Giordano para hablar.

La segunda es que hoy iba a entrenar.

Se lo habían recomendado porque al hacer ejercicio mejoraría su "relación" con la prótesis y también su tiempo de reacción pero aquello no eran más que beneficios colaterales, ella iba por otra razón con igual peso. Fue extraño colocarse las botas del uniforme y ver como su prótesis imitaba el modelo. Nunca le habían parecido bonitas pero ahora… no sabía cómo ponerle nombre al sentimiento que le despertaban. Pero sí sabía lo que no sentía: rechazo.

Así que se encaminó hacia el centro de entrenamiento para unirse al grupo. Se había puesto una diadema de perlas a juego con sus aros, para evitar que los mechones de pelo corto le cayeran en la cara, aún no sabía cómo actuar con el pelo de ese largo. El único atisbo de la mujer presumida de antes porque no tenía ni una gota de maquillaje. Seguía reticente a verse en el espejo.

La última vez que había asistido había sido antes del secuestro así que cuando entró notó enseguida los ojos en ella. Era muy probable que todos supieran exactamente lo que había pasado así que intentó hacer de tripas corazón para avanzar y ponerse en fila evitando el contacto visual directo con nadie. Empezó a trotar con el grupo manteniendo una clara distancia de todos y guardándose las maldiciones por el ejercicio. Pero también porque Gelion no estaba por ningún lado. Suspiró al sentir molestias en el pie pero no dejó que aquello detuviera. Había soportado peores cosas. Mucho peores.