Praga - República Checa

Terminé de trazar los simbolos necesarios para realizar la invocacion de dos demonios. Como siempre, mi voz sonó imperiosa al recitar sus nombres, aunque lo hice en un tono bajo. La lengua demoniaca...solía asustar a los mas ignorantes y poco poderosos entre los magos. Este espacio era pequeño y causar un revuelo n o me apetecía. Aunque dió igual, más de uno y más de dos salió de alli espantado o profiriendo rezos en checho al ver aparecer a los demonios. La nigromancia no era vista con buenos ojos.

"Necios. Hay monstruos peores entre vosotros..."

Ordené a los demonios que ejerciesen de escolta y vigías. Podia ocurrir como en Turin, que llegasen los Centinelas. Zaphira parecia desesperada por el tiempo que le tomaba a Sean hacer su mision. Debia de ser como un hijo para ella. Y Adam le daba consejos sobre...paternidad o algo asi debió ser. Yo me abstuve de decir nada, pero pensaba en Zayra, mi hija. Era un recuerdo amargo.

Al final decidimos movernos y dimos con el chaval, cruzaron breves palabras pero interesantes sobre sus descubrimientos, y se las volvió a pirar. Así que un alineamiento astral..... Complicado. Pero podía hacerse.

Ocurrió entonces que Zaphira comenzó a oir voces. Intercambié mirada con Adam y negué también, no habia oido nada.
- Tras la dragona - ordené a los demonios, que se adelantaron a mi. Ellos podían percibir auras asi que por mucha delantera que nos sacara, la encontrarían. Adam y yo solo debiamos de seguirlos.

Cuando llegamos a donde se encontraba Zaphira la encontramos enzarzada con una mujer morena. No pude saber que se trataba de una vampira nada mas verla, pues mi vinculo con Belialt seguía inexistente desde que se habia visto arrastrado a su plano....pero mirando mejor, aquellos colmillos daban alguna que otra pista. Ordené a los demonios que la rodeasen.

- Suéltala si no quieres despedirte de tu vida eterna.

La vampiro se quedó con las ganas de aquella sangre y también quedó atrapada en una llave. A modo de defensa invocó su fortaleza vampirica para aminorar el posible daño que podría hacerle la peliblanca pero eso no evitó que terminara electrocutada. Aun estaba tratando de recuperarse del ataque cuando la otra la empezó a insultar y a sacudir nombrando a alguien que ella no conocía. Supuso que aquella voz que imitó sería la de ese tal Sean. Luego vio llegar al sujeto misteroso y al de larga cabellera negra y ropa roja escoltados por criaturas demoníacas. Se quedó mirando a estos últimos mientras las rodeaban pensando en que si ella revelara su verdadero nombre quizás la obedecerían, pero prefirió dejar eso como az bajo la manga. No sabía qué o a dónde era que estaba mirando el nigromante, quizás necesitaba anteojos para ver que la que estaba siendo sujetada era ella y no su compañera, de hecho la peliblanca la seguía sacudiendo, pero no perdió tiempo para utilizar eso a su favor.

-¡Si!¡Ya suéltame inglesa loca! Y pensar que quería leer tu buena fortuna. Te maldeciré con berrugas y culo caído por esto y no les diré lo que pasará éste 31 de octubre por electrocutarme.-

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Defensa: 0 dado + 8 ataque si es de noche + 10 defensa si se usan habilidades del clan aprobadas en fichas (Fortaleza) + 20 stat. = 38 ¡¿QUÉ ES LO QUE TIEN LOS 38 CONMIGO?!

40 - 38 = 2 de Daño

El miembro 'Desislava Ukyowicz' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

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'Defensa Mágica' :

Me había tomado mi tiempo después de la llamada, solo hablé yo, no sé porqué esperaba que Lucio me dijera algo, cada vez estaba menos desilusionado y convencido de que aquello no iba a ninguna parte -Giordano tenía razón... debería dejar de pensar en él...- facil decirlo pero hacerlo era otra cosa, tan ocupado estaba autocompadeciendome que el grito de Zaphira me asusta y se me cae el teléfono al suelo rompiendo la pantalla -Mierda...- digo para mi mismo mientras me levanto para volver con los demás pero éstos habían echado a correr, hago lo mismo y voy tras Khaled que va a cierta distancia de mi, no estaba hecho para correr.

Cuando por fin llego al lugar en el que todos se han detenido, veo a Zaphira zarandeando a una mujer como si se tratara de un muñeco de trapo -¡Zaph! pero que haces? que ha pasado?- inmediatamente al verme suelta a la mujer empujándola y corre a abrazarme, me mira muy preocupada posando sus manos en mis mejillas, pensaba que se iba a poner a llorar pero en lugar de eso me llevo una colleja, según ella por irme siempre por ahí solo -P...pero...pero yo que he hecho!? os dije que iba a llamar al castillo para lo de la convergencia!- miro a la mujer y le tiendo la mano para ayudarla a levantarse -Siento mucho lo ocurrido, te encuentras bien?- le digo mientras la mujer vuelve a incorporarse pero el resto parece mirarla con mucho odio, en especial Zaphira.

A pesar de sus advertencias la mujer siguió sacudiendo a la vampiro la cual seguía tratando de recuperarse del calambrazo hasta que el famoso Sean apareció para calmar a la que llamó Zaph. Apenas esta última soltó a Desislava esta cayó al suelo cual peso muerto y ahí se quedó sufriendo los últimos temblores de los músculos contraídos por la electricidad. Al oír eso de "convergencia" cientos de imágenes pasaron por su mente siendo finalmente desbloqueados.

-Asi que ya lo saben.- Dijo mientras tomaba la mano del tal Sean para incorporarse. Una vez de pie llevó su mirada a la mano que le había sido tendida y la abrió para tener a la vista la palma. Observó las líneas que se encontraban y se dividían.

-Naciste en Reino Unido, tu dedo meñique tiene el reflejo de levantarse como cuando se toma el té. Eres un mago… experto en magia blanca. Estas manos han conjurado muchos encantamientos… y a tan corta edad. Tienes muchas cortadas con hojas de papel, pergaminos… te gusta leer y acostumbras escribir supongo por todas las manchas de tinta mágica, imposibles de quitar. Ese no es el báculo que utilizas habitualmente.- Ahora que había leído su pasado y parte de su presente podía aventurar algo sobre su futuro. Abrió la boca para decir algo pero la volvió a cerrar, lo miro a los ojos con una sospechosa expresión y dejó paso a Gyula que a ella se le daba mejor la quiromancia. Sus compañeros de clan se habían acercado sigilosamente por el lado contrario a los demonios. Kavi sacó de su maleta la piedra vidente y se la pasó a la más vieja vampiro mientras Gyula tomaba entre sus manos tan heladas como las de Desislava la mano de Sean y observaba las intrincadas líneas de su destino.

-Eres una persona muy querida. Muchas personas te aprecian y tu aprecias a muchas personas. Pero puedo ver una persona en especial en tu futuro. Esta ocupa tu mente y tu corazón a menudo. Pero veo tu aura llena de colores cambiantes, estas confundido, veo una base azul, estas enamorado, aunque esta opacada por el plateado, estas triste, manchada por amarillo, así que a pesar de todo tienes mantienes las esperanzas, pero sobre todos esos colores hay una pincelada de naranja, estas asustado.
Cuando toco tu mano puedo ver también el aura de aquella persona y… tiene los mismos colores. Parecen dos cuadros idénticos. Ambos son magos muy poderosos, dedican su vida a ayudar a los demás…- Paró de hablar abruptamente y lo miro a los ojos con una expresión seria mientras el ruidoso silencio lo invadía todo a su alrededor. Miró a Desislava y luego a Sean. -Este oficio de servicio los pondrá a prueba.- Dijo mientras soltaba su mano suavemente y se alejaba de él para ir con los de su clan. A todo esto Desislava comprobaba las visiones que había tenido con la palabra "convergencia" con la piedra vidente. Una mezcla de imágenes del pasado con posibles futuros. Cuando Gyula volvió junto a ellos dejó de mirar a la roca para dirigirse al grupo.

-Hola bienaventurados. No me he podido presentar correctamente, mi nombre es Desislava Ukyowicz y ellos son mi kumpania; Kavi, Wesh, Gyula, Melalo y Naraka.- Los señalaba a medida que los nombraba. -Nosotros sabemos dislumbrar atisbos del futuro, entre otras cosas. Hemos visto lo que se avecina y podremos guiarlos en esta travesía. A cambio pedimos algo insignificante… un poco de la sangre de cada uno. Sin eso, nuestros poderes no funcionan bien.-

Me limito a poner cara de fastidio cuando tengo que salir detrás de Sean para ir a buscar a la dragona, siendo acompañado por Khaled. No tardamos mucho en dar con ella, encontrando una escena un tanto extraña. Zaphira se ha sabido librar ella sola del peligro, aunque Khaled ya estaba preparando la artillería pesada usando sus demonios. Yo por el momento no había hecho nada, no me pareció una situación especialmente peligrosa. La peliblanca correr a ponerse en modo madre con Sean, aunque sigo sin entender por qué se había preocupado tanto por él, si sólo fue a hablar por teléfono. Lo único que me ha llamado la atención es que la mujer esa, la supuesta atacante, sepa sobre lo del día 31. Entorno los ojos como sospechando de que pueda ser más de lo que parece, poniendo atención a lo que dice. - Sabemos lo justo. Así que si sabes algo más al respecto ya puedes soltarlo. - intervengo en la conversación con cara de que no nos venga con historias, rodando los ojos y resoplando mientras me cruzo de brazos al ver que empieza modo vidente con Sean.

- ¿Le vais a leer la buena fortuna, en serio? - la Adivinación siempre me pareció la asignatura más absurda que dábamos en el colegio, no le doy demasiado crédito a esas cosas. El caso es que le van adivinando cosas al fijarse en sus manos, pero es más tema de observación. Yo también sabría decir qué tipo de persona es Khaled con sólo un vistazo. Y probablemente sabrían cosas de mí haciendo lo mismo. Lo que no sabía es eso de que Sean estuviese interesado en los hombres, Catherine nunca había mencionado nada al respecto. A saber de quién habla. Cuando acaba el festival de las lecturas de manos y las auras por fin podemos empezar con algo más útil, o eso espero. La presentación de la troupe de Desislava no me inspira confianza, pero también es cierto que hemos venido aquí a hacer aliados. Lo que no esperaba es que fuesen vampiros sedientos de sangre.

- Vislumbrar el futuro tiene muchos peligros. La observación ya modifica el hecho, lo que se vea en el futuro puede influir en el presente. No sé si nos beneficiaría o más bien al contrario. - replico con cierto escepticismo, pensando que lo que preferiría cambiar son cosas del pasado. Lo de pedirnos sangre no lo entiendo, teniendo a toda la ciudad a su disposición. - Ya veremos cómo negociamos eso. Por el momento me voy a buscar a más posibles aliados, deben saber lo que va a suceder aquí. - dicho esto me alejo del grupo, perdiéndome por las calles más cercanas para empezar a hacer posibles contactos.

Sean se merecía la colleja, menudo susto me había dado aunque si lo pensaba caladamente y ahora que lo tenía a mi lado, ¿Cómo demonios pudo aparecer por detrás si su voz me llevó hasta este punto en el que la vampiresa me hace la embosc...? "un momento" ahora todo tenía sentido, la muy bruja me había engañado para abordarme, mala suerte para ella pues estaba a punto de dejarla cual pegatina en la pared del edificio que teníamos en frente.

El muchacho tan bondadoso como siempre le ofrece su mano a la loca de pelo negro a lo que frunzo bastante el ceño, esa mujer no me gustaba nada y sus acompañantes que ahora se unían a ella no me daban mucha más confianza. Una de las chicas empieza a leerle la mano a Sean justo después de algunas obviedades que dice la que supongo es la lider, miro a Sean con mi cara de " En serio!?" cuando dice que aún ama a alguien y que es un gran mago, puedo ver la cara de bochorno y el rojo de sus orejas perfectamente así que aparto a la muchacha y me pongo en medio -Adam tiene razón basta de leer el futuro y esas chorradas, quizás os puedan dar algunas bolsas de sangre en el ayuntamiento de los que tratan a los heridos, pero si le volveis a poner una mano encima al chico os juro que no la vais a volver a necesitar- digo en un tono amenazante, los dragones somos muy protectores con nuestros tesoros y el mío empezaba a ser difícil de cuidar.

Después del asunto con la gitana pudimos establecer una base con el resto de gente que llegaba del exterior buscando refugio en la Zona mágica, yo me había encargado de reclutar a algunos para la causa mientras Sean iba una y otra vez a las cuevas, empezaba a dominar el bastón de su bisabuelo y podía sentir como sus habilidades aumentaban con el paso de los días.

Finalmente el día de la convergencia había llegado, todo estaba preparado y nos estabamos comunicando con la gente de Lyon y de alguna forma Sean lo hizo con los de praga, el momento de la verdad había llegado y la tensión que había en el ambiente no hacía más que crecer con el paso de los minutos.

Aquella lectura de mi mano me deja en una situación bastante incómoda, de esas que odiaba mucho pues sentía las miradas de todos en mi, la de Adam, la de Zaphira y ni me atrevía a mirar a Khaled, menudo bochorno -Por favor, no más lecturas de manos, no de la mía...- "no quiero pasar más vergüenza" digo para mi mismo en mi cabeza, sin embargo aquellos vampiros parecían sedientos, no me habría importado darles un poco de mi sangre pero rápidamente Zaphira se pone en medio y a la defensiva, sin embargo su idea no era del todo mala, antes que dejarlos atacar a alguien quizás unas cuantas bolsas de sangre funcionen.

con el pasar de los días cada vez estoy más en las cuevas que en la superficie pues me parece de vital importancia aprender cosas nuevas y saber como llevar la situación además de buscar soluciones al asunto de la "subida de tensión mágica" para los que posiblemente no resistan.

El asunto de mi Bisabuela también es algo que me ronda la cabeza constantemente, según la tradición de los guardianes tenía que ser uno con la magia así que lanzan su cuerpo al pozo que había en el lugar, me habría gustado oponerme y enterrarla con su familia como debería ser, pero no había tiempo y tampoco me iban a dejar.

Los días pasan y finalmente el gran día había llegado, Zapjira  y el resto se encargaban de comunicarse con los de Lyon y yo con los guardianes de Turín, todo estaba preparado y mi lugar estaba en la torre, preparado y listo para afrontar mi destino, pues pasara lo que pasara no nos rendiríamos sin luchar.

Se inicia una convergencia planetaria que tiene lugar cada 777 años, en la cual se alinean todos los planetas del Sistema Solar durante unas horas. Esto provoca que la energía mágica se vea enormemente potenciada en todo el planeta Tierra (con mayor intensidad en el llamado triángulo de la magia), dejando sentir sus efectos en todos los seres de raza mágica, incluso muy levemente en aquellos que no lo son.  Los 3 puntos de gran concentración de magia del mundo emiten desde sus núcleos grandes cantidades descontroladas de poder, provocando un desequilibrio por exceso de potencia. Tal cantidad de energía puede producir una sobrecarga en todos los seres afines a la magia, que verán aumentados sus poderes de manera exponencial, debiendo canalizarlos debidamente si no quieren que les perjudique y acaba dañándoles seriamente, o incluso matándoles. Los seres mágicos deberán dominar y aprovechar dicha energía para sus fines, intentando que no les destruya por dentro o les haga perder el juicio...

observación alineación desde el planeta:

Los días fueron transcurriendo bastante rápido hasta la llegada de la convergencia, momento que todos esperábamos expectantes. Durante este tiempo se habían unido a la causa bastantes ciudadanos mágicos de Praga, además de ese grupo de vampiros que conocimos a nuestra llegada. Sean se entendió más o menos con ellos, y le explicaron algunos otros detalles de lo que sabían y podían aportar. Yo no me comuniqué con el resto más que lo justo, pasaba el tiempo reclutando gente de la ciudad para explicarles la situación.

La noche del 31 todos nos congregamos en la plaza, alrededor de la torre del reloj. Ya se había advertido a los más vulnerables que se alejasen de la ciudad durante esa noche, por si no podían soportar tanta intensidad. El silencio se adueñó del lugar mientras las primeras luces de la noche se encendían en el cielo. Al principio no sucedió nada, y por un momento pensé que tal vez nos habían engañado, que habíamos sido unos ingenuos creyendo cuentos de viejas, de convergencias, de historias sobre algo que sucedió supuestamente hace cientos de años. Paseé la mirada por los presentes, que miraban al cielo tan expectantes como yo. Me fijé especialmente en aquellos con los que había venido de expedición, aunque en algunos, como Khaled, fuese imposible adivinar qué había tras esa expresión impasible en su rostro.

- Menudo timo. Aquí no pasa nada. Hemos estado perdiendo el tiempo por creer.

"debería haberme quedando en Londres, vigilando a mi familia"

Finalmente alcé la mirada hacia el reloj de la torre, justo en el momento en que se produce un cambio. En la parte del reloj que corresponde a un calendario, la que tiene doce medallones por cada mes del año, la escultura del astrónomo cobró vida, apuntando con su dedo hacia la otra parte del reloj, la de arriba. Después, el anillo zodiacal, el del sol, y el de la luna, giran lentamente para encajar de tal manera que señalan hacia arriba, hacia el cielo. No nos habían mentido, precisamente en ese momento comienza todo. La torre del reloj comienza a iluminarse con la energía que han comenzado a canalizar desde los pozos de magia, y en la superficie comenzamos a sentir también los efectos del aumento de poder. Intento seguir el plan acordado, intentando dirigir la energía mágica que fluye por mi cuerpo hacia la torre del reloj antes de que sea demasiado para poder controlarla.

La hora se estaba acercando, todos trabajaban a destajo para el momento esperado, los más débiles estaban preparados para dejar la ciudad en el primer momento en que la magia empezara a aumentar , todos en el límite de la barrera como si esperaran el pistoletazo de salida, por mi parte me encontraba en lo alto de la torre, los otros guardianes estaban todos concentrados en el centro de la cueva listos para canalizar la magia desde abajo, yo sería su punto de encuentro con el exterior y amplificaría el efecto con ayudade la torre y así poder conectar con los otros puntos mágicos, echo un vistazo a mi teléfono, quedaban apenas escasos diez minutos, envío un mensaje a los de Lyon para que se preparen empezando la cuenta atrás.

Estaba muy concentrado, lo que iba a hacer iba a requerir de mis cinco sentidos y todas mis habilidades y capacidades, estaba asustado, hecho un manojo de nervios pero decidido a hacerlo por el bien de todos. Una lechuza llega atravesando la barrera, puedo sentirla antes de que choque y así abrirle camino, mis poderes estaban aumentando tanto por la convergencia como por las enseñanzas que me habían dado los guardianes en el último mes.

El animal llevaba una carta firmada con mi nombre, no me hizo falta nada más que ese garabato para saber de quien era "ahora no... ¿Por qué en este momento?" pienso para mi mismo, me quedo observando el sobre unos instantes sin saber que hacer hasta que finalmente decido abrirla y empezar a leer.

Lechuza espídica para Sean:

No sabía que sentir en ese momento, no pude leer mas allá de "prométeme que regresarás sano y salvo"  me agacho en una sentadilla cerrando la carta y sujetándola con fuerza entre mis manos -No puedo prometerte nada Lucio... no puedo... - digo para mi mismo pues ni yo sabía lo que pasaría. El reloj empieza a moverse, la magia se amplifica y ya no me queda más tiempo para lamentaciones, aún así no suelto la carta, la mantengo entre mis manos, sujetando también el báculo de mis bisabuelos, la gente que se marcha empieza a desaparecerse mientras que los que se quedan se reúnen alrededor del reloj empezando a si con la canalización.

Había dibujado un círculo mágico en lo alto de la torre, era antiguo y había sufrido las inclemencias del tiempo durante años, aún así me posiciono en el centro del círculo, tomo el baston con ambas manos y empiezo a recitar el conjuro, una luz azulada me envuelve y las marcas del círculo empiezan a brillar, siento toda esa luz desbordante y en el momento que el reloj da las 12 en punto un gran rayo de luz sale disparado al cielo, toda esa magia empieza a pasar a través de mi, la sensación al principio es desagradable pero soportable, pero cuando ya ha pasado unos cuantos minutos empieza a ser insoportable, aprieto los dientes con fuerza intentando resistir todo lo que puedo, la conexión no puede cortarse hasta que todo termine, hasta que todos estén a salvo y los del castillo cumplan con su cometido.

El dolor por la desbordante magia no hace más que aumentar, siento que cuanto más tiempo pasa más me arde el cuerpo, siento que me quema por dentro y sube desde mis pies hasta mi pecho, mi corazón se acelera a tal punto que creo que me va a dar un infarto , mantengo mis ojos abiertos centrándome en un punto, la carta que tengo sujeta con mis manos y el báculo, tenía que leer el final de esa carta, debía hacerlo y a este punto eso era lo que me impulsaba a seguir hasta que empiezo a ver una luz azul que me ciega, los ojos me arden, como si la magia hubiera llegado a ellos, puede que se a lo mismo que en el pozo cuando vi el ojo de lucio iluminarse, todo se vuelve borroso a mi alrededor hasta que solo veo esa luz y nada más.

El momento cumbre de la convergencia, cuando más intensidad de energía hay, resulta muy difícil de soportar. El paso de los minutos se me hace eterno, pues parecen horas. Muchas de las personas de la plaza comienzan a caer al suelo, colapsando y agrietándose como si fuesen cosas en lugar de personas. Es en ese momento cuando temo que me pase lo mismo, noto que empiezo a estar al límite. El cuerpo me arde, el cansancio comienza a ser extremo, lo cual es extraño porque la magia no deja de fluir a través de mí. Puede que no estemos preparados para soportar tanto. Mis pensamientos están divididos entre la concentración que tengo que poner en esto para resistir y no perder el control, y la gente que he dejado en el castillo, mi familia. Espero que no les pase nada durante la convergencia.  La dragona parece tener esa misma preocupación por el joven de su familia, Sean, que está desplegando todo su poder en estos momentos.  

- ¡¡No podremos aguantar mucho más!! ¡¡la gente está cayendo!! - a nuestro alrededor seguían  "explotando"  muchos de los que habíamos reclutado, que ahora nos culparían por haberlos metido en esto. Pensarán que habría sido más fácil esconder la cabeza, huir y dejar que se encargasen otros.  La plaza entera parece volverse de un blanco cegador, y esa misma energía se concentra en la torre del reloj, alzándose al cielo para comenzar a formar uno de los vértices  del triángulo de la magia, como si de un gran escudo se tratase. Desde el cielo debe ofrecer una imagen muy peculiar.  Caigo de rodillas al suelo, manteniendo todavía los brazos en alto, aunque no por mucho tiempo. Las piedras del suelo se agrietan y se elevan en el aire, todo tiembla mientras el aire se llena de rayos que aparecen aleatoriamente por todos lados. Cualquiera pensaría que hemos desatado el apocalipsis sobre todos nosotros. Llegado un punto no consigo aguantar más, acabando por colapsar y caer al suelo. Lo último que creo ver en el cielo es una forma brillante, algo que me parece el símbolo del Ouroboros.

La hora había llegado. Estaba en la plaza reunido con todos los demas. Silencioso. Me mentalizaba para el momento. Era sencilllo. Solo tenia que hacer memoria. Memoria física, memoria mental. Tenía el báculo de metal retorcido con la calavera de la nigromancia en su cuspide. Conforme se acercaba el momento de la convergencia astral, el punto en el que la magia desbordaria temporalmente este sistema, noté como aquel material de otro plano respondía a aquello. La calavera, negra como la noche por lo general, empezó a tornarse roja. Notaba como vibraba el objeto, pues transmitia el movimiento al resto de la vara.

Cuando empezó todo, me dediqué a canalizar toda esa energía magica por mi cuerpo hacia la torre, donde el joven mago estaba concentrandola para redirigirla. Sinceramente, dudaba que el hechicero pudiera soportar todo aquello...sin secuelas. Antes era una sospecha pero al sentir la intensidad de la magia, era una certeza. Aun asi, no podia detenerme ahora a ocuparme de ese asunto. Seguí canalizando la magia con una expresion un tanto imperturbable y un brillo especial en los ojos. Había sentido algo similar antes....sí. Aquella vez cuando reunimos todas las calaveras hacia tiempo. Justo antes de que se desatara el caos. Probablemente ahora pasara algo similar. O no. El fuego, el calor, la sensacion de que algo te iba a desmembrar por dentro. El...control...

Tuve que esforzarme. Miré de reojo a Adam. Parecía preocupado por la gente que moría a nuestro alrededor. Yo era bastante mas insensible a aquello. Aunque si que ponia en peligro la mision.

- Aguantas o te unes a ellos. - le dije sin apartar mi mirada de la voragine de magia sobre nuestras cabezas. Necesitaba cada apice de mi fuerza de voluntad, entereza y concentracion para esto. Pero tenía practica en aquello, mantener a un demonio bajo control durante unos cuantos años en mi interior me habian dado cierto dominio sobre tecnicas extremas...Además me ayudaba de la calavera como canalizador, y no todo tenia que pasar necesariamente por mi cuerpo. Adam terminó por colapsar. Yo no empecé a tener muy claro que la Tierra no se pareciese tanto al Infierno. Pero por fortuna, si aguantabamos, en unos minutos esto habria terminado y quizá con la carga de magia, los otros lograsen algo.

No sabía ya cuanto tiempo llevaba canalizando la magia de todos, lo único que sabía es que el dolor era cada vez más agonizante y lo poco que podía escuchar eran gritos de angustia y dolor de personas que estaban en la plaza, intenté con todas mis fuerzas que eso no me desconcentrara pero cuanto más tiempo pasaba más gritos había y más dolor sentía.

A pesar de tener mis ojos abiertos apenas podía percibir la luz que emanaba del circulo mágico y mi cuerpo ya no resistía más, no podía ver pero sentía como mi piel se iba agrietando desde la punta de mis dedos subiendo por el brazo y pasando por mi pecho, también podía sentir como se me iban haciendo cortes en el rostro y me caían lágrimas  por las mejillas o eso suponía yo pero realmente estaba sangrando por cada parte de mi cuerpo.

Caigo de rodillas, no lo soportaba más pero me negaba a  cortar la conexión, todo el esfuerzo no podía caer en vano y menos aún por mi culpa así que la única fuerza que me quedaba era la de voluntad. el pecho me dolía empiezo a toser y noto el sabor metálico de la sangre en mi boca, seguramente por la sobrecarga tenía algunas heridas internas pero no importaba, la voz de lucio retumbaba en mi cabeza " se va a enfadar muchísimo" pienso mientras una ligera sonrisa aparece en mi rostro , también pensaba en Zaphira, estaba abajo ayudando y apoyándome como siempre lo hacía y también se iba a enfadar conmigo , probablemente mucho más que Lucio.

Enfrascado en mis pensamientos no me doy cuenta de que hay un cambio en la energía mágica, empezaba a ser inestable y de repente ya no sentía toda la fuerza de antes -Se..ha cortado la conexión...- uno de los puntos del triangulo había dejado de canalizar además de que la convergencia había pasado su punto de mayor intensidad, no sabía nada del castillo, no tenia noticias de nadie pero por fin puedo soltar el báculo y cuando lo hago caigo al suelo sobre un charco con algo caliente, no me doy cuenta de que es mi propia sangre, simplemente dejo que me lleve esa sensación de calidez mientras cierro los ojos -Lo siento Zaph... Lucio...-  ya no había destello, solo una apacible oscuridad y un profundo sueño

Al igual que todos los demás estaba canalizando mi magia hacia la torre en la que se encontraba Sean, no podía verlo pero al menos podía escucharlo gracias a mis sentidos de dragón, no era mi primera convergencia, ya había tenido que vivir una hace 777 años y sabía lo que se nos venía encima, iba a ser como esa película en la que un tipo lila se carga a medio planeta con un guante dorado, mucha gente iba a morir y estaba preparada para ello.

Cuando empiezan los gritos en la plaza no me muevo de mi lugar, sin embargo Adam parece agotado "no va a aguantar" pienso justo antes de verlo caer al suelo, echo un vistazo a Khaled el cual también estaba aportando a la causa aunque él parece mucho más relajado que el otro -Nada mal para un yogurín- me atrevo a decirle aunque yo no es que me encuentre mucho mejor, incluso se da un momento en el que pienso que me voy a descontrolar y voy a perder mi forma humana para entrar en un estado de furia infinita dragonil, sacudo la cabeza y vuelvo mi vista hasta el final de la torre "controlate, el chico te necesita!" me repito a mi misma una y otra vez con tal de no dejarme llevar por esa fuerza desbordante.

Después de muchos minutos agonizantes, ya estaba en el suelo, arrodillada y luchando por no desvanecerme como el resto, pero cuando estaba a punto de caer escucho la voz de Sean como un susurro , la conexión se había cortado y aparentemente ya todo había a acabado, estaba tan contenta que iba a sonreír pero en vez de eso entro en pánico "lo siento Zaph" es lo único que consigo escuchar, no me quedaban fuerzas para nada pero si magia así que consigo aparecerme en la azotea de aquella torre para ver a mi pobre muchacho tirado en el suelo sobre su propia sangre -¡NO! SEAN!- las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos y me arrastro con las manos hasta llegar a él pues las piernas no me respondían, lo levanto del suelo y lo pongo sobre mi regazo manchándome con toda la sangre que había perdido -no, no, no, no! Sean, Sean cariño abre los ojos, Sean no me hagas esto por favor!-  lo acerco a mi, apenas escuchaba latir su corazón, su piel empezaba a estar fría y pálida y la respiración apenas era un susurro, miraba hacia todas las direcciones y después volvía mi mirada a su rostro lleno de marcas al rojo vivo aún sangrantes, no sabía que hacer, no sabía dónde meterme ni a quien pedir ayuda.

Intento parar su sangrado con la propia capa que llevaba el chico, necesitaba encontrar a alguien que le curara pero ni yo misma estaba en condiciones de cargar con él y eso solo me frustraba más, tendría que arrastrarlo aunque fuera con los dientes, entonces aparece Khaled por la puerta, lo miro sin saber muy bien que hacer o decir -Ayudame por favor..- a este punto era estúpido esconder mis lágrimas, no importaba. Justo detrás del Soul aparecen dos figuras encapuchadas, parecían tan exhaustos como nosotros pero al menos podían moverse , con un movimiento de mano uno levanta a Sean con un hechizo lo que me enfurece pues no sé quienes son ni que quieren con él, pero antes de poder decir nada el otro me detiene -El guardián debe volver abajo, nos ocuparemos de él-  dicho esto y de alguna manera veo como Khaled cae al suelo desmayado y acto seguido yo hago lo mismo.

Cuando despierto me encuentro en un lugar que no conozco, por el sonido del reloj habría jurado que nos encontramos en el interior del reloj, miro a un lado y al otro, tanto Adam como Khaled se encontraban a mi lado aún durmiendo, me duele la cabeza y me levanto, algo se me estaba olvidando -Dónde está Sean?- digo más para mi misma que para los otros que estaban fritos y entonces se me viene a la mente lo ocurrido en la torre, los tipos raros que se lo habían llevado y nos habían dejado KO , me levanto casi en un salto y cuando me doy la vuelta ahí estaba uno de ellos, saco mi daga y me pongo a la defensiva pero esa persona ni se inmuta, antes de poder decir nada hace un movimiento con la mano que me impide hablar -El guardián está estable pero muy débil, aquí ya no podemos hacer más, necesita un sanador del exterior, ya ha pasado un día, vuestras heridas eran leves, ahora marchaos- dicho esto el encapuchado desaparece a la vez que nosotros aparecemos en la plaza y a un lado, se encontraba Sean, vendado de arriba a abajo en una especie de camilla improvisada, tenía mejor cara pero solo lo justo para decir que no estaba muerto.

Despierto sin mucha delicadeza a los otros dos -LEVANTAOS! NOS VAMOS YA DE ESTE MALDITO LUGAR! TENEMOS QUE VOLVER AL CASTILLO!- Cuando por fin espabilan me transformo, hago que suban a Sean a mi lomo y cuando ambos están listos partimos hasta londres con toda la presteza posible.

Luego de meses rogando por alguna gota de magia, ahora estaban sobrepasados por ella. La vampiro miró sus manos y estaban agrietándose. Poco a poco fue convirtiéndose en polvo y fue llevada por el viento.

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Ya en el infierno, donde fue llevada su alma se encontró con un demonio y ella reclamó su lugar como soberana.

-He viajado durante siglos entre mortales. Nunca he nacido, nunca he vivido, nunca he muerto. Solo soy una maldición con piernas destinada a vagar por el mundo esparciendo mi veneno, contagiando allí donde voy.-

-¿Crees que nunca has nacido? Estás en un error, tu fuiste una mortal.- le respondido el demonio

-¿Ah si?¿Dices que viví? Si crees que nacer del polvo de la tierra, con el destino de obedecer a otro ser que, se supone, es mi igual y que, si se me ocurre cambiar mi destino, debo soportar el castigo del exilio, de la constante sed por sangre, de la insatisfacción y de existir para siempre es vivir, entonces si, he vivido.

-¿Recuerdas el primer nombre con el que fuiste nombrada?-

-Nunca lo podría olvidar; Lilith.- El demonio abrió mucho los ojos y rompió a reír tan fuerte que todo el infierno tembló. La vampiro lo miró desconcertada, no entendía qué era lo gracioso y ella tenía un buen sentido del humor así que estaba muy confundida.

-¡¿¡¿Lilith?!?!- Dijo al fin el demonio -¿Tú crees que eres Lilith?- Y continuó riendo. Eso la dejó más desconcertada aún, pero ahora sumado a un mal presentimiento.

-¡¡¡YO SOY LILITH!!!- Gritó furiosa por encima de las carcajadas del demonio que enseguida se detuvieron, este la miró con una sonrisa burlona y dijo:

-Has sido engañada.- Y la mandó a una especie de dimensión de los recuerdos. La confusión en su rostro era notoria, su ojos desencajados estaban perdidos mirando la nada, su labio inferior temblaba. Cuando enfocó su mirada pudo notar que estaba en una especie de viaje a través del tiempo. Las imágenes pasaban a su alrededor veloces, pero ella conocía el destino.
En un momento las imágenes se detuvieron, estaba en un lugar oscuro, rodeada por dos manos gigantes, como si ella solo fuera del tamaño de un insecto, la vampiro hizo que las manos se separaran así podría salir. El sol lo iluminaba todo, pero no le hacía daño, no era el verdadero sol. La vegetación era abundante, muy verde y colorida, podían verse a lo lejos cebras andando tranquilas junto a los leones entre la vegetación, también ovejas jugando pacíficamente con los lobos. Muchos de los que serían víctimas y depredadores convivían en armonía. Un árbol resaltaba entre el resto de la vegetación, sus frutos eran unas manzanas que se veían resplandecientes y jugosas, una serpiente reptaba subiendo el tronco del árbol hasta desaparecer entre las hojas.
Un hombre que Deisy recordaba vívidamente se acercó con paso decidido a ella y apresó fuertemente su brazo, parecía que él también la recordaba. Ella se apartó de él de un fuerte tirón, pero cayó hacia atrás.
Cayó, cayó y cayó… sin poder agarrarse de nada, viendo impotente cómo la luz del sol se alejaba, la oscuridad la engullía y el terror y la desesperación la consumían.
Al final, su cuerpo golpeó el suelo violentamente, tanto que rebotó. Con mucha dificultad, abrió los ojos. Algo tapaba el sol. Ella veía borroso, no podía distinguir la forma de la sombra. Parecía humana ¿Un humano?… ¿Dos?¿Tres? El golpe la hacía ver múltiple. Ella vió a tres hombres alados. Luego la invadido una euforia sin límite. Los ángeles desaparecieron de su vista de repente y volvió a sentirse débil y mareada, como si fuese a morir. Algo con sabor metálico ingreso en su boca y pasó por su garganta. Abrió los ojos con un hambre voraz para buscar la fuente de tan delicioso manjar y lo que vio fueron dos ojos negros en los que se sumergió y nunca salió.

Desislava veía la secuencia desde un lugar apartado. Podía ver a una mujer desnuda y pálida tendida en el suelo de tierra, desfallecida. Era ella misma, en el momento en que murió, solo que se veía más humana, más viva. También podían ver a los tres hombres que estaban parados junto al cuerpo sin vida. Uno de ellos la alzó en sus brazos y se alejaron hasta desaparecer de la vista de los espectadores. En el fondo de su mente sabía que lo conocía, ojos negros inundaban sus sueños.

Las imágenes se deshicieron, como arena movida por el viento, y volvió al infierno. El labio inferior de Deisy temblaba descontrolado y las pocas lágrimas que habían caído habían creado dos surcos en su rostro, uno para cada ojo. Habría soltado más lágrimas, pero hace tiempo que su sangre ya no era un constante flujo por todo su cuerpo, además ya no tenía un cuerpo. Invadida por una extraña ansiedad corrió a través del infierno buscando su cuerpo, cuando lo encontró levantó su mentón para ver en su cuello dos puntos, eran heridas que nunca habían cicatrizado porque había muerto. Había vivido y había muerto. Luego removió sus ropas para dejar su panza a la vista y lo que vió la hizo gritar espantada. Su grito retumbó en todo el infierno.

Vio que todo este tiempo había tenido un ombligo.

Desislava, la que busca la gloria encontró la muerte definitiva.

Habían pasado varios meses desde la última vez que tuve contacto con mis compañeros de la Brigada, y también desde la noche en que una parte de la Alianza se rebeló contra la otra, tras aquel extraño mensaje. Aquel día estaba en casa, con Katrina y mi hijo. Todavía recordaba la preocupación de mi esposa cuando vio aquello. Llevaba mucho tiempo con miedo y sintiéndose insegura en aquella cabaña, pero ahora la situación se le hacía insostenible. Me pidió que nos fuésemos del país, a otro sitio. Eso me trajo malos recuerdos inmediatamente, como cuando tratamos de escapar juntos de jóvenes, siendo apenas unos críos. Esta vez no tenía por qué pasar nada, traté de convencerme, y preparé el viaje para irme de allí con ellos hasta Praga. Al menos estaríamos en nuestro país, y parecía algo más tranquilo que la convulsa Inglaterra. Ya avisaría a los míos, o al menos eso pensé cuando partí de la cabaña del bosque.

Iniciamos el trayecto en una vieja camioneta robada a la que había hecho un puente, conduciendo por carreteras secundarias hasta alcanzar el túnel del Canal de la Mancha, prácticamente desierto. No fue complicado atravesar la devastada Francia, y en unos cuantos días más conseguimos alcanzar la República Checa. Allí conseguimos una pequeña casa abandonada en las afueras de la ciudad, un lugar en el que nadie nos conocía. Sabía que los míos debían estar preocupados por mi paradero, pero preferí no informar hasta que estuviésemos seguros de que nos quedaríamos allí. Unos días después de llegar dejé a Katrina en casa mientras yo salía en busca de algún lugar donde encontrar provisiones. Me llevé al crío para que ella pudiese hacer unos cuantos arreglos a la destrozada casa haciendo uso de su magia, sería una hora como mucho.

Me despedí de ella con un beso rápido, fugaz, sin saber que sería el último. No habría sido así de haberlo sabido. Jamás me habría marchado si supiese lo que iba a suceder, si pensase que algo malo podía suceder en aquel lugar, después de todo lo que habíamos pasado. Regresé 40 minutos más tarde, con una bolsa básica de provisiones de un mercadillo. Esos malditos minutos fueron suficientes para desatar la tragedia. Su voz no me respondió de vuelta cuando la llamé al acercarme a la casa. Algo iba mal. Ella no estaba dentro, y la puerta no estaba forzada. Volví al exterior, ya presa del pánico. El grito y el llanto de mi hijo me alertaron. La había encontrado a unos cuantos metros de la casa, en la zona trasera. Corrí hacía allí, llegando hasta donde estaba el ensangrentado cuerpo de Katrina tirado en el suelo. La sensación me sacudió de arriba a abajo como una fuerza brutal, sin comprender nada, intentando en vano que despertase. La estreché contra mi pecho como si quisiera retenerla por más tiempo, llorando roto por el dolor.
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No sé qué hice después de aquello. Volví a vagar, como hace muchos años, de nuevo en la oscuridad. Mi hijo era lo único que marcaba la diferencia respecto a esa época pasada. No habría seguido adelante de no ser por él. Lo único que me obsesionaba era descubrir quién había asesinado a Katrina, para hacerles pagar por lo que le habían hecho. El tiempo se negaba a pasar, y si lo hacía tampoco servía de nada. No podía seguir allí, pero tampoco me veía con fuerzas para volver. Finalmente cogí la moneda comunicadora. Había ignorado los mensajes anteriores, durante meses, todos ellos. Por fin me decidí a escribir un escueto mensaje para los de la Brigada, vacilando en cada palabra y sin poder escribir la verdad completa.

mensaje moneda para la Brigada escribió: "Siento no haberme comunicado antes. Estoy en Praga. Necesito ayuda."

Estaba feliz por volver a la acción, la licencia por maternidad es buena, pero ya me estaba aburriendo en ese barco. Cuando aparecimos los tres en una de las playas más cercanas al continente sentí alivio al no sentir la presión en el pecho que sentí durante todo el viaje pero todo me daba vueltas así que tomé algo del jengibre que trajo Em. Otra cosa que me traía muy feliz era que la relación con la alada era cada vez más cercana. Allí nos embarcamos hacia Calais en un bote de mala muerte impulsado por las alas de Emily. Gracias al trabajo en equipo llegamos a Praga en cinco días, tiempo en el que buscaba como comunicarme con Kyllian para saber que todo estaba en orden. A la mañana del sexto día ya nos encontramos en la ciudad. Imram no nos había especificado dónde estaba, pero de vez en cuando Lyka encontraba un rastro, luego yo, luego él y así fuimos avanzando siguiendo el recorrido que había hecho el mago, mientras esperábamos que se contacte otra vez con nosotros. Parecía que había ido sin rumbo por un largo trecho porque había dado varias vueltas y no parecía que estuviera persiguiendo algo o que lo estuvieran persiguiendo. En un momento Emily nos señaló lo que parecía un vagabundo con el rostro y todo el cuerpo tapado por diferentes prendas sentado junto a un niño ambos con las espaldas apoyadas en la pared de un edificio. Nosotros la miramos incrédulos como respuesta, ese no podía ser el prolijo Imram.

El viaje se me hizo eterno, no porque realmente tardasemos tanto, si no porque el mensaje de Imram nos habia dejado preocupados a todos, no envió ninguno mas, y la desazón que teniamos se acrecentaba.

Finalmente, tras mucho seguir el que creíamos que era su rastro, llegamos a dar con él. Porque era él, no me cabía la menor duda. Estaba ahi, sentado en la calle, con el que supuse que era su chiquillo. Dirigí una significativa mirada tanto a Lala como a Emily. Para que él estuviese así, debía de haber ocurrido lo peor.

Aunque siempre tenía la esperanza de equivocarme en estos casos.  La unica manera de saberlo era acercarse y comprobarlo. Me adelanté y me acerqué sin pausa pero sin prisa, con paso firme. Se me vinieron recuerdos a la cabeza...recuerdos de las calles de Lyon, de hacía... 13 años? Cuando eramos bastante más jovenes pero igualmente jodidos ya. De cuando nos encontramos a Imram y lo conocí.

Me detuve al llegar frente a él, mirandolo. Estiré mi mano hacia él para que la cogiese, y repetí:
- Eh, te llevamos a alguna parte? - solo que esta vez, el tono no era tan jovial como la primera vez que se lo dije.

Habían transcurrido seis días desde que me atreví a enviar aquel mensaje de auxilio a los míos, algo que debería haber hecho mucho antes, pero no me sentí con fuerzas para ello, ni para decir nada. No sé qué me movió a hacerlo por fin, pero tuve que hacerlo como si de una necesidad imperiosa se tratase. Tal vez ahora eran ellos los que preferían no saber nada, al haberse dado cuenta de que había ignorado sus mensajes. Alguna vez se me pasó por la cabeza que no vendrían, aunque fuese fugazmente, pero la confianza en ellos era mucho más fuerte.

Seguí cambiando de sitio cada día, pues temía constantemente por la seguridad del pequeño. Tampoco me sentía capacitado para cuidarlo, aunque lo hacia lo mejor que podía teniendo en cuenta las circunstancias. Esa mañana nos sentamos a los pies de un edificio semiderruido, simplemente vagando ausente, esperando. Era una horrible sensación conocida, sólo que esta vez era más real que nunca, y no había ninguna posibilidad para la esperanza. Esta vez la había perdido de verdad. Jamás volvería escucharla diciendo mi nombre, ni a reír con ella, ni a contarle mis aventuras con la Brigada. No volvería a abrazarla, ni podría críar a mi hijo con ella. En lo único en que podía pensar era en su ausencia, y en todas las cosas que jamás haríamos por culpa de aquellos que le arrebataron la vida. Nada tenía sentido.

…sólo era un fantasma, un ente vacío, hasta que… - ¡Eh! ¿Te llevamos a alguna parte?

Alcé la cabeza de manera repentina, sin saber si aquello estaba sólo en mi mente, si era un recuerdo, o si estaba en bucle. La voz era la misma, la de Lykaios, la voz de mi familia. El tono, sin embargo, era muy diferente. Mis inútiles ojos comenzaron a llenarse de lágrimas de manera inevitable. - ...¿Lykaios? - Me levanté del suelo lentamente, apoyándome con una mano temblorosa en la pared mientras trataba de localizar de dónde venía la voz que necesitaba encontrar. Avancé titubeante unos cuantos pasos, siendo ayudado por el niño que me cogió de la mano hasta llegar al licántropo. Rompí a llorar en cuanto pude abrazarle.