Montañas del dragón

El miembro 'Arturo Lizarraga' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

#1 'Defensa Mágica' :


--------------------------------

#2 'Ataque Mágico' :

No encontraba una salida, pero algo llamo claramente su atención. Era una especie de oscuridad que comenzó a bajar desde el cielo. Cuando menos lo pensó, estaba ya de nuevo afuera. El contraste de la luz de dentro y la oscuridad de las montañas la cegó un instante, además que el cambio involuntario de forma se sentía extraño.

Apareció en su forma dragón. Por lo que olía, ya no estaban todas las personas que había antes de entrar al libro. A Leila ya no podía percibirla. Al menos esa sería historia para otro momento. No estaba lista para seguir peleando, pero miró a su alrededor en busca de la dragona. No había nada del tamaño adecuado y se sentía desorientada de tener de nuevo la ventisca en la cara. Los zorritos volvieron y le ayudaron de nuevo a ubicarse, a ubicarla sobre todo. Escuchó por ahí la voz de la presentadora con unos números pero como no podía ver el que tenía ella misma en la cabeza, desistió de esa distracción. Finalmente, encontró con la mirada al miembro que no era del grupo, lanzando hacia ella las estacas de hielo, a la espera de que aquel ataque fuera lo suficientemente bueno.

Ataque: 10 dado + 32 stat mágico + 10 gaia + 25 dragón + 10 habilidad = 87 a Lasaña

El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Ataque Mágico' :

Tras atacarme Arturo intentó hacer algo con una pata de mono, seguramente el objeto que le había dado la anterior prueba, pero no surgió ningún efecto por la agilidad felina de Setelah. Me sorprendió la gran capacidad que tenía aquel hombre de transformarse y destransformarse a su antojo, yo como dragona tardaba más, no era casi instantáneo como en su caso.

-Ahora lo has pronunciado bien, pero te faltan algunos tonos y tiempos que se podrían mejorar. Lo de las clases lo veo bien si a cambio tú me das alguna de transformación. ¿Qué te parece?- En ese momento me di cuenta de que su ataque no lo habría tirado a la nada, sino que fue directamente hacia Arturo. Negué con la cabeza como si no hubiese remedio. ”Pillín...”

”Oye que yo no te he hecho nada, habrá sido el libro este” Tiré el libro al suelo y exhalé por la nariz una bocanada de humo, pero también salieron unas gotas de sangre que me llegaron a la boca por la maldición del libro. el muchacho me atacó con esas garras raras otra vez y consiguió rajarme parte de las alas, pero nada serio. Se bajó de mi y se puso a hablar con Setelah a mi lado como si nada. Aquello me enfureció tanto que solté una enorme bocanada de fuego hacia él que casi se me funden los empastes, seguramente aquel libro me confirió algún poder o simplemente tenía los pulmones ya calientes de tantos alientos, pero salió mucho más fuego que el habitual.

La otra dragona aprovechó para atacarme en ese momento para atacarme con su magia de hielo por la espalda. Me hizo puto acupuntura con sus estacas y noté el frío en mis huesos, literalmente, haciendo que me tirase al suelo para intentar esquivarlas, pero eran demasiadas. ”Usa tú esto, yo ya no puedo más” Le lancé con la boca la bolsa a Setelah. Dentro estaba mi última poción.
____________________

Ataque: 5 dado + 40 stat + 10 hab ficha + 25 forma dragón = 80 daño x 3 golpe de suerte = 240 a Kyllian

Def: 15 dado + 15 stat + 10 hab + 25 drag = 65 defensa

Vida: 94PS - 5 libro + 65 defensa- (85 daño Kyll + 87 daño Jul) =  -18 PS muehte y 5 puntos pa Jul

El miembro 'Lasaña' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

#1 'Ataque Mágico' :


--------------------------------

#2 'Defensa Física' :

Genievre Pendragón, Gwen como la habían llamado desde pequeña avanzó por el gran salón.
El sonido de sus zapatos se dispersaba por aquella sala de proporciones grandiosas pero escuetamente decorada e iluminada. Portaba entre sus jóvenes y nutridas manos una copa de gran tamaño con engarces de joyas color ambarino.
Al otro extremo esperaban tres figuras principales junto a un gran número de personas que se agrupaban en torno a ellos, esperando, observando.
El peso de las telas que vestía hacía que las prendas se llenasen de movimiento a medida que avanzaba. La prenda de color oscuro se pegaba a su cuerpo y su corte recordaba a vestidos de antaño con cierto toque actual.
A pesar de haber sido instruida como toda una señorita no vestía para ser el bonito acompañante de un hombre, se apreciaba en los tejidos la robustez y rigidez propias de una armadura de cuero. Eran prendas para la guerra.
Cuando llegó hasta el altar allí la esperaban sus dos hermanos, mayores que ella, tampoco en demasía. Los tres habían sido preparados para aquel momento, así como su padre y sus hermanos y como los anteriores a ellos, durante generaciones.
Los dorados ojos de Gwen se clavaron en el anciano maestro, su padre había tenido a bien acoger a aquel hombre malherido y a cambio había resultado ser un más que buen servidor. Su contacto con el exterior.
El maestro realizó un gesto con su mano extendiéndola hacia el recipiente que se encontraba sobre la mesa central junto a dos copas gemelas a la de su propiedad, vacías.
Después observó a sus hermanos que alzaron el mentón en un claro signo de orgullo. Habían esperado aquello, mucho tiempo. Era hora de conocer el rostro de aquellos sobre los que caía la responsabilidad de su exilio.
Adelantó un par de pasos su cuerpo para quedar más próxima al recipiente, la sangre que se encontraba en él reflejaba la escasa iluminación del techo de la sala pero su textura emitía ligeros brillos correspondientes a la magia.
Inclinó la copa sobre el recipiente cobrizo y la sangre comenzó a caer con rapidez. Poco a poco unió su voz a la de sus hermanos recitando aquellas viajas palabras no escritas en un lenguaje arcaico hasta que la copa se vació por completo.
Nada.
Miró confusa a sus hermanos y taladró de reojo al anciano que por sus gestos pedía paciencia. Suspiró contrariada y volvió a fijarse en aquel recipiente donde tímidamente comenzaron a aparecer figuras.
Demasiadas figuras, ellos esperaban 20, pero había más. La imagen se volvió más clara conforme pasaron unos segundos y Gwen no pudo más que asomarse al cuenco cuando el sonido hizo su aparición.
Pudo sentir como el rostro de su hermano se torció en una mueca de disgusto. Era una fiesta. No era lo que esperaban pero al menos si aquello era lo que les estaba mostrando la sangre descubrirían a sus objetivos.
Contuvo el aliento cuando se dio cuenta de la razón de aquella fiesta, estaban….estaban eligiendo.
-¿Nuevo descendiente?
Gruñó a su izquierda antes de lanzar con su brazo el cuenco al suelo, haciendo que la sangre resbalase al suelo donde comenzó a evaporarse.
Gwen le miró manteniendo la compostura mientras el Descendiente de Pendragón trataba de contenerse. Su hermano en ocasiones era bastante temperamental.
-Si equilibrio es lo que queréis, equilibrio es lo que os traeré.
Masculló repitiendo aquellas palabras que ahora la morena buscó con su mirada. En el suelo, a su alrededor se encontraban ilustradas en un tono dorado. Cogió aire justo antes de volver a mirar a su hermano que parecía haber tomado una decisión.
-Preparad todo. Tomaremos lo que es nuestro.

Su cometido quedó claro después de aquel día. Los preparativos constaron de varias reuniones. Su hermano marcó unas claras intenciones para cada uno, un objetivo, un destino.
Enguantó su mano izquierda que aún estaba desnuda forrándola así para proceder. Era el día marcado. Sus pasos decididos se dirigían al exterior. Hacía frío y el resto de los familiares vestían ropas propias para enfrentar el austero clima invernal. El viento azotaba y el cabello moreno de la chica se interpuso en su visión tan pronto como abandonó el cobijo del hogar.
Todo el mundo estaba en marcha, cargaban sacos y armas. Preparaban monturas. Su hermano había decidido ir a por todas.
Bajó las escaleras de piedra, resbaladizas por la nieve depositada por la ventisca. Varios de los presentes realizaron la formal reverencia pertinente a su paso.
-Su montura está preparada Milady Genievre.
Susurró una voz a su izquierda a lo que ella contestó con un leve asentimiento. Eran términos antiguos que habían permanecido así durante décadas, así lo había dictado Charles. Así se haría.
Avanzó entre el gentío hasta llegar a la cabecera donde ya esperaban preparados sus hermanos. El mayor ni la miró, su hermana desvió la vista hacia ella durante unos segundos. Eran de pocas palabras pero en aquella mirada captó lo que se temía, debía haber estado preparada antes.
Apresuró el paso hasta quedar a su altura.
Wthyr hincó su rodilla en la nieve y los demás procedieron a imitarle. Comenzó a recitar unas palabras mientras Gwen desviaba su mirada al anciano maestro que gesticulaba con sus manos hacia el horizonte. Creaba círculos que se dibujaban mágicamente en el viento y desaparecían con su estela.
Su hermana carraspeó. Sus miradas se cruzaron y la morena inclinó su cabeza atendiendo a la oración, tal y como debía hacerse.
Cuando terminaron esperaron a que el Descendiente de los Pendragón se incorporase para poder hacerlo los demás y procedieron.
Los dragones estaban inquietos, desenfundó una de sus manos para posarla sobre las escamas del que le pertenecía susurrando unas palabras en su lengua antes de subir a su lomo. Asió las riendas del mismo tras volver a ponerse sus guantes y fijó su vista al frente.
En mitad de la nada comenzó a formarse un círculo chispeante que poco a poco comenzó a hacerse más grande dejando ver el otro lado.
Gwen contuvo el aliento.

En la más alta cumbre de las gélidas montañas se produjo una perturbación en el espacio de manera repentina, justo en el interior del antiguo templo erigido en honor a los dragones. Los gruesos muros de piedra reverberaron de manera sostenida mientras se iluminaba el emblema labrado en el suelo del santuario. Una tenue luz rojiza dibujó cada linea de la silueta del dragón que representaba a cierto linaje olvidado en Ouroboros. La marca fue el punto guía necesario para localizar el lugar exacto para establecer el portal. En el exterior del templo  comenzó a abrirse un  círculo chispeante que poco a poco aumentó de tamaño, lo suficiente como para permitir la entrada de varios dragones y sus jinetes, además de un nutrido grupo de guardias que iban a pie.

Regresaban a Ouroboros cientos de años después de haber caído en desgracia, volvían a pisar las montañas en las que alguna vez caminaron sus antepasados. Les había costado demasiada sangre y  tiempo conseguir su objetivo, pero una vez que se dieron las condiciones necesarias pudieron cumplir uno de los deseos que llevaban anhelando durante generaciones. - Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Recordadles que todo esto nos pertenece, que no desaparecimos como han querido creer.   - la voz del hermano mayor sonó grave y vengativa  a través del oscuro yelmo, dando así la orden de avanzar a los guardias. Éstos comenzaron a descender por la zona de la ladera opuesta a la que se encontraban los pocos participantes que quedaban en el torneo. El resto de entradas serían coordinadas desde diferentes puntos, aquello ya era imparable.

El incesante batir de las alas de los dragones removió la nieve del suelo mientras los hermanos Pendragon alzaban el vuelo hacia el despejado cielo nocturno. La ventisca había cesado, revelando el brillo de una luna que apenas tardaría unos días en estar llena. Sobrevolaron los picos principales durante varios minutos, localizando poco después a dos dragones que se encontraban descansando junto a otro de los templos. Dos de los hermanos se miraron entre ellos, asintiendo al entenderse sin necesidad de palabras. Descendieron en círculos sobre ellos como si de una presa se tratasen, teniendo muy claro lo que debían hacer a continuación...

.
.
.
.


Las filas draconianas se vieron incrementadas poco después, deslizándose  en formación sobre una de las laderas. Los participantes de aquel torneo se encontraban muy cerca, no tardarían en  darse cuenta de que tenían visita.  Los dragones rugieron al unísono, provocando así que la nieve se estremeciera. El alud fue inevitable.




--------------------------------------------------------------------------------------
OFF:
- Los guardias de Ouroboros aparecen y desaparecen para llevarse  al desmayado Arturo antes acercamiento de los dragones y del alud)
- Control sobre el dragón Smaug y sobre el dragón  Nekros (personaje abandonado)
- Defendeos de este primer alud de modo narrativo

Arturo cayó derrotado tras aquel ataque mio, solté un "ups", aunque en realidad lo habia hecho a posta.

En ese momento, la mascara que portaba se desvaneció, dejando mi rostro al descubierto. Miré a Lasaña, aceptando su propuesta con un solemne asentimiento de mi cabeza.

- Transformaciones? Creo que será un intercambio muy interesante para ambos. - cualquier aprendizaje me interesaba.

En ese momento salió Kyllian, parece que Arturo aun tenia fuerzas para algo mas y lo atacó, asi como una cabreada Lasaña. Me hice a un lado por puro instinto, menuda llamarada.

- Eh....mira el lado bueno Kyllian...las bacterias o virus no sobreviven a temperaturas tan altas....seguro que eso te ha curado el catarro.

Agarré al vuelo la bolsa de Lasaña, antes de que esta cayese derrotada. No tenia muchas esperanzas en que Kyllian resistiese a eso, y Arturo estaba fuera de juego...

Eso nos dejaba solos a Jul y a mi, que acababa de salir de su prision tambien atacando a la dorada. Miré a Juliet, planteandome que estrategia seguir para poder derrotarla. No las tenía todas conmigo, a decir verdad...no habia esperado tener que enfrentarme solo a ninguna de las dos dragonas, pero aqui estabamos. Sin embargo, segun el conteo de puntos, si la derrotaba aun podia colocarme primero, asi que no iba a rendirme. Lo haría.

.... O eso pensaba antes de que la tierra entera temblase. De pronto, la ventisca cesó. Silencio, solo el rugido de la roca bajo nuestros pies. O era en los cielos?

- Qué pasa ahora? - pregunté desconcertado. Miré a Jul y me acerqué al pobre Kyll, al peliblanco se lo habian llevado ya. De pronto....

Abrí mis ojos como platos al verlo. Montaña arriba, se dirigia hacia nosotros una avalancha enorme.

- TU COGE A LA DRAGONA! - Agarré a Kyllian y silbé a mi alfombra, subiendolo. Elevé el vuelo lo mas rapido que pude para tratar de evitar que aquella avalancha nos destrozase, era inmensa. Los rugidos seguian oyendose, mezclándose con el rugido de la propia avalancha.... era ensordecedor. - Que se supone que significa esto? Quieren que nos derrotemos entre nosotros dos o quieren acabar con nosotros? Juliet! - le lancé una significativa mirada. Este torneo, con lo de Reiv y ahora esto, estaba siendo muy raro. Le dije a las claras con mi mirada, que no era momento de seguir luchando entre nosotros. Hasta mi ambición teníia unos limites...

Estaba hecho mierda, moqueando y tosiendo además de los estornudos, no me daba la vida para más después del ataque a la dragona, solo a apartar la pata cuando el moribundo intentó tocarme con... una zarpa de mono? me llevé las manos a la boca fingiendo estar horrorizado -¿Cómo has podido!? pobre césar!!! pues come virus!- dije sintiendo como una nueva ola de estornudos venía a mi, agachándome para quedar cerquita del tipo... y ya que estaba limpiarme los mocos con su ropa porque no llevaba pañuelos, en ese instante un guardia de Ouroboros llega para llevárselo a un lugar mejor pero el combate no se detiene, una gran llamarada vino hacia a mi de la maldita lagarta e intenté convertirme en algo pequeño para esconderme en la nieve pero aquello fue tan potente que no hubo salvación alguna.

Estaba inconsciente por lo que no pude escuchar el chiste de Setelah, tampoco ver como Juliet me quitaba otra muerte del torneo y yo me quedaba fuera del podio pero en cuento despertara me las cobraría todas juntas, eso seguro. Sentí mi cuerpo flotar y poco más pues ya estaba soñando con una sopa de pollo y un edredón.

--------------------
Def contra ataque arturo
14 stat + 10 hab =24, cubre daño para apartar la pierna XD

del de lasaña ni me defiendo

OFF 1: Los personajes Setelah, Juliet, Lasaña y Arturo tienen que tirar un dado de probabilidad (éxito/fallo) en su próximo post para saber si han sido infectados por gripe simia al estar en contacto con Kyllian. Con éxito se libran, con fallo quedan infectados. Los que queden contagiados pueden seguir contagiando a otros. También deben tirar un dado de 10 (dado opciones) en el siguiente post para ver hasta qué punto les afecta la gripe simia:
- 1-2 portador, no desarrolla síntomas
- 3-4 síntomas leves de resfriado
- 5-6 fiebre, tos, dolor de cuerpo... (síntomas de gripe)
- 7-8 fiebre alta, tos con sangre, problemas respiratorios...
- 9-10 casos muy graves (inconsciencia incluida)

OFF 2: El siguiente post será el último del torneo, así que Juliet debe rolear en su post la salida de la montaña por parte de todos los personajes

En dos o tres golpes habían caído el chico que no conocía, la dragona dorada y Kyllian. Kyllian... La ventisca no le había permitido preveer el ataque de la dragona dorada y cuidarle con una defensa. Nadie le había atacado en aquella ronda y se volvió muy obvio cuando solo quedaba en pie Setelah. A decir verdad, había estado esperando aquel momento desde que controló a Kyllian. De cierta manera tenía sentido que fueran ambos quienes llegaban a la final, pues ella misma había cedido con tal de no enfrentarse a él con todas sus habilidades. El miedo que le había paralizado antes ya no se encontraba en su interior. Había una resolución muy extraña en su cuerpo para terminar con todo aquello de una vez por todas.

Un rugido tras de ella le hizo dar un salto, mirando con rapidez en la cima de la montaña más próxima. No era uno solo, parecía que una infinidad de dragones hacían lo propio. Quiso tranquilizarse pensando en aquello, en que las montañas se llamaban del dragón por algo, pero había en aquel rugido unísono algo inquietante y difícil de interpretar. No tardó la nieve en comenzar a temblar y a rugir. Nunca había visto algo parecido. Nunca había estado en un lugar tan alto con tantísima nieve, pero cuando la avalancha se acercó a aquella velocidad impresionante no hubo dudas. Siguiendo la indicación de Setelah, fue a por la dragona. Se paró aterrorizada frente a ella un momento, pues en cierta y justa medida era bastante más grande que ella y, aunque no se veía tan pesada, sí iba a ser difícil aquello. Era casi como... como cargar aquella gigantesca bomba de la alianza. Habría que imprivosar. Elevó el vuelo con rapidez, bajando después en picada para agarrar en vilo por las patas y la cola a la dragona. Cuando vio a Setelah, Kyllian ya iba lo suficientemente a salvo en su alfombra voladora. Tenía sus dudas. Aquello concordaba. Si los Descendientes no había parado el torneo era porque las cosas seguían su rumbo, ¿no era así? Daba igual, todo daba igual. Si él estaba dispuesto a irse, también ella. Tenía ya deseos de salir desde aquella intervención de Reiv. Sentía que algo no estaba bien. Intercambió una mirada con Setelah, aceptando sus condiciones y saliendo de las montañas mientras el viento les favorecía.

El miembro 'Juliet Bennett' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

#1 'Probabilidad' :


--------------------------------

#2 'Dado opciones' : 10

La marca había llamado. Algo en mi cabeza me llevó hasta aquel lugar, abandonando mi forma humana para hacerlo.
Mi aspecto era como debía ser, aquel en el que me encontraba más cómoda.
Toqué tierra pocos metros por encima de la avalancha que corría por la ladera.
Mis alas siguieron extendidas por varios minutos hasta que algo me dijo que aquel era el lugar.
Esperé allí en la misma posición mientras varios más se posaron en la ladera, esperando también. Poco a poco nuestro número aumentó. Varios volaban inquietos mientras otros continuábamos en tierra con una implacable seguridad en nuestra mirada.
Era algo que debíamos hacer. Era nuestro cometido.

Volé directa hacia la montaña y aterricé en la nieve a mirar los dragones, los cuales esperaban algo. La sensación era extraña, como si estuviese un poco mareada, pero a la vez me sentía como en casa, o, mejor dicho, nunca me había sentido tan en casa como en aquel momento. Miré hacia atrás, mirando el lugar donde había caído rendida tras la batalla del torneo, pero no recordaba el momento que me llevaron hacia el hospital.

Me acerqué a una de las dragones presentes, intentando no acercarme más de lo debido por si las moscas. Era una dragona blanca con una marca de una mano en la espalda. ”Perdona, ¿a qué estamos esperando?” Pregunté mientras me acercaba lentamente, pero con un poco más de confianza. ”Y… ¿Por qué estáis aquí?¿Qué es este sentimiento?”

Seguía esperando, apenas sin moverme durante todo aquel tiempo, pero ya había pasado largos periodos de tiempo en letargo, aquello no me perturbaba para nada.
Observaba la gran cantidad de gente que se desplegaba desde la montaña hasta los campos. Algunos dragones sobrevolaban libremente.
Alguien habló mas no aparté la vista de aquellos campos.
-No lo sé,solo esperamos.
Murmuré en lengua de dragón para después mirar a aquella joven dragona.
Tampoco tenía demasiada información sobre nuestro cometido, pero ella parecía más insegura que el resto de los que estábamos en aquel lugar.
-Nos han llamado...lo has oído, o no estarías aquí.
Volví a mirar al frente, apenas había habido movimiento en una semana, pero el campamento estaba vivo sin duda alguna.
-Es familia.
Respondí a su última pregunta. Nadie había contestado mis dudas pero eso lo tenía claro.
-Llamarán.

Un portal se abrió en una de las más altas cumbres de la nevada montaña para dar paso a la bruja y cerrarse tras ella, ésta se encontro frente a la entrada de uno de los antiguos templos de dragones. Fijó su vista helada en los petroglifos y símbolos para luego apreciar la ingente cantidad de dragones que había en el lugar.

Algunos de los titánicos reptiles la observaron con sus ojos de pupilas verticales mientras la pesada capa negra con los bordes blasonados por runas rojas era movida por el viento que soplaba con fervor haciendo que su pelo blanco se agite sin control. Ella no sentía el frío helado en su piel, su cuerpo de piel blanca cual papel proyectaba un aura casi de la misma temperatura.

Fue la feroz y constante corriente de aire helado el único sonido que se escuchó por largos segundos hasta que la profunda y penetrante voz de un dragón rojo rompió el silencio y habló en una lengua que la bruja no conocía.

-Me temo que non capire su lingua.- Dijo la mujer cuando el coloso de escamas terminó de hablar. Éste dijo unas palabras más mientras se aproximaba amenazante para luego recorrer el espacio que separaba a Bellatrix de sus fauces abiertas a toda velocidad dejándole ver a la médium su inminente final sin intentar defenderse pero manteniendo la cabeza en alto haciendo acopio de los últimos retazos de dignidad que aún quedaban en ella.

La irrupción del ejército Pendragon que se produjo una semana atrás había resultado totalmente exitosa. No sólo no se lo esperaban, sino que habían tardado demasiado en reaccionar. Incluso habían logrado secuestrar a una de los suyos durante siete días en los que los otros no hicieron nada. El momento de parlamentar había llegado, aunque las verdaderas intenciones de aquello no habían quedado claras. Los vasallos de los Pendragon ya se encontraban asediando la zona de los campos de cultivo, campando a sus anchas ante unos pasmados Descendientes.

Wthyr Pendragon  contemplaba desde el pie de la montaña la horda de dragones allí convocados. No sólo los propios, sino otros de la isla que habían conseguido unir a la causa. Muchos de ellos habían sido fácilmente dominados, pues la mayoría eran relativamente jóvenes. Otros habían decidido unirse por voluntad propia. El comandante decidió que ya habían esperado suficiente, por lo que fue a hacia una de las monturas de dragón recién obtenidas. No era el dragón rojo con el que solía combatir, pero también le interesaba ese dragón negro que había logrado dominar el día en que provocaron el alud.

La nieve crujió bajo sus botas mientras se acercaba a Smaug, aunque se detuvo un instante al ver a la médium aparecer por un portal. El espíritu de Charles les había guiado hasta el objetivo de la isla de Ouroboros, y ahora era la propia Alighieri la que venía hasta ellos. Puede que fuese estupidez, o puede que las palabras de Charles hubiesen calado en ella y hubiese decidido hacer algo útil. El hombre alzo la voz para hablar en la lengua de los dragones, deteniendo al rojo que avanzó hasta Bellatrix. Después caminó unos cuantos pasos en su dirección, dirigiéndole una críptica mirada a la mujer.

- Dudo que hayan mandado a parlamentar a aquella que les ha hecho caer en desgracia. - comenzó con tono de superioridad, avanzando un poco más hacia ella antes de pararse a unos cuatro metros de distancia. La miró de arriba a abajo, aunque ya sabía cómo era ella y otros tantos del Consejo.  - Tú decides si has venido aquí para ser quemada y devorada o para romper con el decadente reinado de los corruptos Descendientes. Eres una de ellos, pero nos has sido de gran utilidad. Hasta ahora...-  la mano del primogénito de los Pendragon se alzó en el aire como quien está preparado para dar la salida a una carrera. Los dragones que había en las montañas miraron todos en esa dirección, preparándose para lo que tuviesen que hacer.

Una voz detuvo al dragón ansioso por devorarla, la bruja contuvo el aliento cuando vio las gigantescas fauces cerrarse con fuerza a milímetros de su rostro y sintió la caldeada exhalación del ser mitológico recorrer su cuerpo. Divisó al dueño de la voz cuando avanzó hacia ella pero se mantuvo estoica en todo momento con una expresión neutral en su rostro.

Fijó su vista en los dragones, listos para obedecer lo que el hombre indique y luego posó su mirada fría y muerta sobre él. Era la hora de la verdad, el momento de escoger su destino. Tragó saliva y aspiró profundamente haciendo que el aire frío entre por su nariz, quemandola por dentro. Procuró mantener un único idioma.

-Prefiero morir antes que volver al circo en que se convirtió el Concejo de los 20, allí no hay más que hipócritas, mentirosos y faltos de memoria. No deseo formar parte de eso un momento más, ansío ver a la podredumbre ser evaporada de Ouroboros y haré todo lo que esté a mi alcance para conseguirlo... Pero supongo que mi destino está en tus manos.- Habló con tono firme mientras su cabello y su capa hondeaban al viento manteniendo la mirada en el otro, la cabeza en alto y la postura de su cuerpo esbelto siempre derecha.

La mujer permaneció impertérrita ante la amenaza del comandante, que se mantuvo con la mano alzada mientras sus grisáceos ojos escrutaban a fondo el rostro de Bellatrix. Pocos se quedaban tan quietos ante la amenaza de esas fauces que podían destrozar en cuestión de segundos si así lo deseaban. La respuesta de la mujer fue ligeramente inesperada, y por ello tomada con cautela. El modo en que hablaba del Consejo daba a entender que llevaba tiempo a disgusto con ellos, que necesitaba una excusa como la que se le presentaba para terminar de dinamitar todas su fidelidad a los Descendientes. Wthyr bajó la mano lentamente, anulando así la orden de ataque de los dragones. Éstos se relajaron levemente, al menos por el momento.

- Qué duras palabras para los tuyos...qué dirían de ti si te escuchasen.- comenzó con de modo irónico y con calma mientras caminaba hacia ella, acortando un poco más la distancia. Dio una vuelta alrededor de ella evaluando sus gestos, su actitud. Su desprecio parecía sincero, pero eso no era suficiente. Se detuvo a su espalda, a escasos 20 centímetros de ella. - Tu destino está escrito desde que decidiste venir aquí. Podría matarte ahora mismo y nadie lo sabría ni vendría a ayudarte. Porque has venido sola, ¿cierto? - preguntó casi como una amenaza, instándola a responder. El Pendragon supuso que tal vez la habían mandado como avanzada, para recabar información. O tal vez quería jugar a hacerse la infiltrada. Habría tiempo de comprobarlo. Ella y los del Consejo tenían muchísimo más que perder.

- Fuiste el principio del fin, y puedes formar parte de la revolución que viene. Sólo tienes que demostrar ser digna, una prueba de lealtad...- se inclinó levemente para susurrar cerca de su oído, encomendando lo que debía hacer. Las órdenes fueron claras, concisas. Tras unos pocos segundos se apartó de ella, regresando al frente.

- Ve y cumple con tu cometido, Alighieri.