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Recuerdo del primer mensaje :
Ruedo los ojos, un tanto molesto, por la actitud tan cobarde de la descendiente pelirroja. -No voy a hacer nada en contra de Ouroboros. Pero tendréis que saber quiénes son y qué es lo que quieren. Amigables no son, eso ya ha quedado patente- Respondo a Sofía. -Si hay que desaparecerse, lo haré- “Y si hay que atravesar unos cuantos cuellos, también” El agua de la humedad empezaba a condensarse en mi piel, y eso no podía ser mejor para mis poderes de agua.
-Aún tengo un par ases debajo de la manga- Revelo a Sofía para que se deje de tanta preocupación, pero nuestra conversación se ve silenciada por la sombra. No puedo evitar dirigir una mirada de incertidumbre hacia ella. Un dragón. Es verdad que hacía rato que no se les escuchaba rugir tanto como hasta ahora, pero éste, ¿de dónde había salido? Dragón que viene acompañado de su jinete y de una ovación de bienvenida. Tuve que protegerme la cara de la tierra que se levantó al aterrizaje de la bestia para después poder ver a la mujer alzada sobre el lomo del dragón. La verdad es que imponía. Tragué saliva -Benjamin Lytta. Aprendiz en la academia de Ouroboros. ¿Y vosotros, quiénes sois? ¿A qué venís con vuestras tropas a ocupar la isla?-
A la llegada de Sayid, él fue el que tomó las riendas de la conversación. Me pareció que por fin alguien tomaba cartas en el asunto de verdad y sin rodeos. La llegada de un tercer hombre “¿por qué anda de esa forma? ¿Acaso está escocido?” No conozco a todos las personas de Ouroboros, de modo que a saber quién era ese tipo, pero parecía que de hacer falta, sería capaz de dar una buena paliza a alguien. Con él, se aparecieron miembros de la Guardia de Ouroboros. Quizás sea un buen momento para reorientar mi vida… La guardia. Pero esto podría esperar.
-Aún tengo un par ases debajo de la manga- Revelo a Sofía para que se deje de tanta preocupación, pero nuestra conversación se ve silenciada por la sombra. No puedo evitar dirigir una mirada de incertidumbre hacia ella. Un dragón. Es verdad que hacía rato que no se les escuchaba rugir tanto como hasta ahora, pero éste, ¿de dónde había salido? Dragón que viene acompañado de su jinete y de una ovación de bienvenida. Tuve que protegerme la cara de la tierra que se levantó al aterrizaje de la bestia para después poder ver a la mujer alzada sobre el lomo del dragón. La verdad es que imponía. Tragué saliva -Benjamin Lytta. Aprendiz en la academia de Ouroboros. ¿Y vosotros, quiénes sois? ¿A qué venís con vuestras tropas a ocupar la isla?-
A la llegada de Sayid, él fue el que tomó las riendas de la conversación. Me pareció que por fin alguien tomaba cartas en el asunto de verdad y sin rodeos. La llegada de un tercer hombre “¿por qué anda de esa forma? ¿Acaso está escocido?” No conozco a todos las personas de Ouroboros, de modo que a saber quién era ese tipo, pero parecía que de hacer falta, sería capaz de dar una buena paliza a alguien. Con él, se aparecieron miembros de la Guardia de Ouroboros. Quizás sea un buen momento para reorientar mi vida… La guardia. Pero esto podría esperar.
Insolente...- Murmuró por lo bajo mientras veía al joven, que no entendía que las actitudes individuales en situaciones como aquella hablaban por todos en la isla. Sus deseos de tensar la cuerda podían acabar por iniciar algo que no podrían contener si no eran lo suficientemente listos. No planeaba replicarle; cada hombre se mata como quiere y las guerras siempre las habían iniciado ellos. El cielo sobre su cabeza y la tierra bajo sus pies se oscurecieron de pronto. Desde el cielo vio descender un gran dragón plateado. En general, no se acercaban mucho a nadie que no fuera Zaphira, pero aquel venía con jinete. Tenía una mala espina, una muy mala, atorada en el cuello mientras recordaba los sucesos de la noche anterior y el gran ejercito que tenía ahora a sus espaldas, vitoreando. No volteó cuando sintió que el ejercito tras suyo comenzaba a acercarse. Sin embargo, se preparó. El campo quedaría arruinado, lo sabía. Si lograba sobrevivir aquello serían uno o dos días sin cereales, pero si no, la cosa se pondría difícil para quienes quedaran... ya habían asesinado a Desmond, después de todo.
Al menos Sayid había aparecido y tomó la situación en manos. No cabía duda que el moro tenía labia, pues en seguida ideó un plan para mantenerse con vida, haciéndose pasar solo por enviados del Consejo. Aquello sería más seguro, al menos en los próximos minutos. Altair, que llegó poco después, no parecía tan bien como cabía y llegó un poco insultando, pero no podía decir que no era así. Miró al licántropo, pensando en lo que podría decirle, aunque claramente no tenía nada pensado. La guardia también apareció, solo esperaba que aquello no trajera más problemas. Malditos hombres, lo arruinaban todo... o solo era que tenía ganas de renegar de todo.- No pedimos parlamento, es más una invitación informal a un diálogo pacífico.- No diría más hasta que respondiera a la pregunta de Sayid para saber con quien estaba tratando, aunque se temía lo peor.
Al menos Sayid había aparecido y tomó la situación en manos. No cabía duda que el moro tenía labia, pues en seguida ideó un plan para mantenerse con vida, haciéndose pasar solo por enviados del Consejo. Aquello sería más seguro, al menos en los próximos minutos. Altair, que llegó poco después, no parecía tan bien como cabía y llegó un poco insultando, pero no podía decir que no era así. Miró al licántropo, pensando en lo que podría decirle, aunque claramente no tenía nada pensado. La guardia también apareció, solo esperaba que aquello no trajera más problemas. Malditos hombres, lo arruinaban todo... o solo era que tenía ganas de renegar de todo.- No pedimos parlamento, es más una invitación informal a un diálogo pacífico.- No diría más hasta que respondiera a la pregunta de Sayid para saber con quien estaba tratando, aunque se temía lo peor.
Shyvanna Pendragon
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Shyvana desvió sus ojos azules hacia Benjamín que fue el primero en responder, le dedicó una sonrisa grácil – Me gusta tu nombre- Expresó como quien no quiere la cosa y lo recorrió con la mirada un momento antes de alzar sus orbes zafiro hacia la avanzada. El ejército se movía, exasperado e inquieto como Artamir. Alguien le hizo una seña y Shyvana sonrió. El dragón, sin embargo, percibió movimiento y movió la cola como un latigazo para atacar a Sayid que se desapareció justo a tiempo para no ser papilla de Saladino.
El intercambio de miradas entre Sofía y el nuevo hombre no le pasaron desapercibidas. Lenguaje corporal. A veces era más importante lo que no decías que lo que decías. ¿Cómo sino se había vuelto tan buena comunicándose con los dragones? En sus ojos apareció una luz especial mientras sonreía para sí misma con alegría -En realidad, señor que ha llegado tarde, ellos han pedido parlamento- Indicó señalando hacia el pelinegro y la pelirroja en su alfombra.
Artamir se removió de nuevo lo que le informó de la llegada de nuevos individuos. Demasiado tiempo en el suelo. Shyvana miró al nuevo hombre frunciendo el ceño hacia sus rasgos. Curioso. Los había estudiado... A los miembros del consejo restantes. Y a quien los había reemplazado. Volvió los ojos hacia Sayid y su rostro pasó de la sonrisa fácil a un gesto serio -Conocéis mi apellido. Ahora…Os enseñaré cómo parlamentamos- En un batir de alas, el dragón se elevó con premura hasta alcanzar una altura prudente. Sobrevoló el campamento de avanzada haciéndolos gritar y también la guardia de Ouroboros para, finalmente, ir hacia Sofía y cogerla con sus garras antes de perderse entre las nubes rumbo a la Montaña del Dragón.
El intercambio de miradas entre Sofía y el nuevo hombre no le pasaron desapercibidas. Lenguaje corporal. A veces era más importante lo que no decías que lo que decías. ¿Cómo sino se había vuelto tan buena comunicándose con los dragones? En sus ojos apareció una luz especial mientras sonreía para sí misma con alegría -En realidad, señor que ha llegado tarde, ellos han pedido parlamento- Indicó señalando hacia el pelinegro y la pelirroja en su alfombra.
Artamir se removió de nuevo lo que le informó de la llegada de nuevos individuos. Demasiado tiempo en el suelo. Shyvana miró al nuevo hombre frunciendo el ceño hacia sus rasgos. Curioso. Los había estudiado... A los miembros del consejo restantes. Y a quien los había reemplazado. Volvió los ojos hacia Sayid y su rostro pasó de la sonrisa fácil a un gesto serio -Conocéis mi apellido. Ahora…Os enseñaré cómo parlamentamos- En un batir de alas, el dragón se elevó con premura hasta alcanzar una altura prudente. Sobrevoló el campamento de avanzada haciéndolos gritar y también la guardia de Ouroboros para, finalmente, ir hacia Sofía y cogerla con sus garras antes de perderse entre las nubes rumbo a la Montaña del Dragón.
Maestro D.
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Subía los peldaños de la empalizada costosamente, se escuchaba el sonido de la madera crujir, así como el de sus huesos añejos.
Cuando alcanzó el piso superior varios guardias abrieron camino para que la anciana figura avanzase hasta donde se encontraba el líder de la bandera roja, clavando su bastón en el suelo a cada paso. Eran prácticamente de la misma estatura dada la encorvada espalda del Maestro.
Para entonces el dragón sobrevolaba sus cabezas llevándose a una acompañante , proyectando una leve sombra debido a lo nublado del día.
El maestro miró al frente donde se encontraban varias personas. No dijo nada mas llevó su mano al interior de su ajada túnica. De ésta sacó unos granos de comino que lanzó al frente, mientras surcaban el aire más allá de sus barreras pronunció en un susurro unas palabras y los granos se quemaron justo antes de tocar el suelo.
Viejas costumbres de mago.
Fue entonces cuando asió su bastón propinando un fuerte golpe al suelo y alzó la voz.
-Mis Señores parlamentarán al completar siete días con sus siete noches.
Pareció que era todo lo que tenía que decir a aquella gente más de pronto volvió a alzar la voz.
-Les sugiero que no provoquen hasta entonces ningún desacuerdo pues...como han podido observar, tenemos menos que perder que ustedes.
Tras esto el anciano giró dejando a la vista solamente su túnica negra volviendo a bajar las escaleras en un sonoro traqueteo.
Cuando alcanzó el piso superior varios guardias abrieron camino para que la anciana figura avanzase hasta donde se encontraba el líder de la bandera roja, clavando su bastón en el suelo a cada paso. Eran prácticamente de la misma estatura dada la encorvada espalda del Maestro.
Para entonces el dragón sobrevolaba sus cabezas llevándose a una acompañante , proyectando una leve sombra debido a lo nublado del día.
El maestro miró al frente donde se encontraban varias personas. No dijo nada mas llevó su mano al interior de su ajada túnica. De ésta sacó unos granos de comino que lanzó al frente, mientras surcaban el aire más allá de sus barreras pronunció en un susurro unas palabras y los granos se quemaron justo antes de tocar el suelo.
Viejas costumbres de mago.
Fue entonces cuando asió su bastón propinando un fuerte golpe al suelo y alzó la voz.
-Mis Señores parlamentarán al completar siete días con sus siete noches.
Pareció que era todo lo que tenía que decir a aquella gente más de pronto volvió a alzar la voz.
-Les sugiero que no provoquen hasta entonces ningún desacuerdo pues...como han podido observar, tenemos menos que perder que ustedes.
Tras esto el anciano giró dejando a la vista solamente su túnica negra volviendo a bajar las escaleras en un sonoro traqueteo.
Sayid Ibn Salah
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Al llegar fui atacado por aquel dragón y pude desaparecerme antes de ser victima de su cola, mi mirada se hizo un poco más severa centrándome en la mujer que lo montaba. La rubia contestó vagamente a mis preguntas, lo de pedir parlamento me sonaba extraño pero Sofía fue quien tomó la palabra al tiempo que llegaba la guardia.
Levanté una ceja a modo de duda ¿Conocía yo de algo a esa mujer? no me sonaba de nada, miré a Altair intentando encontrar respuestas pero no hubo nada, de repente el batir de las alas del dragón levantó polvo prevocando que bajara la guardia un mísero segundo, uno que aprovecharon para secuestrar a la descendiente de discórides -¡SOFÍA!- grité hacia el dragón que se la llevaba, rápidamente invoqué al genio de mis cimitarras y me subí a él para surcar los aires pero era demasiado tarde, el dragón ya nos había tomado mucha ventaja.
Los pasos y el crujir de la madera de aquella empalizada anunciaron la presencia de un mago anciano que nos dio una advertencia, de nuestras acciones dependía la integridad de la descendiente. Bajé bastante enfurecido a pesar de no demostrarlo de forma externa, en el aire pude echar un vistazo a aquel campamento, memorizando y aproximando de manera rápida el número de hombres y dragones que tenían, una vez toqué tierra me dirigí a aquel sargento que había acudido a mi llamada con el pelotón -Dile al general que nos encontraremos en el castillo, reúne a cuantos hombres puedas y que no sean necesarios en otros lugares, montad el campamento y preparaos para la batalla, esto es un acto de guerra- me desaparecí del lugar, tocaba montar otra reunión del consejo e informar de la situación, solo teníamos siete días para prepararnos.
Levanté una ceja a modo de duda ¿Conocía yo de algo a esa mujer? no me sonaba de nada, miré a Altair intentando encontrar respuestas pero no hubo nada, de repente el batir de las alas del dragón levantó polvo prevocando que bajara la guardia un mísero segundo, uno que aprovecharon para secuestrar a la descendiente de discórides -¡SOFÍA!- grité hacia el dragón que se la llevaba, rápidamente invoqué al genio de mis cimitarras y me subí a él para surcar los aires pero era demasiado tarde, el dragón ya nos había tomado mucha ventaja.
Los pasos y el crujir de la madera de aquella empalizada anunciaron la presencia de un mago anciano que nos dio una advertencia, de nuestras acciones dependía la integridad de la descendiente. Bajé bastante enfurecido a pesar de no demostrarlo de forma externa, en el aire pude echar un vistazo a aquel campamento, memorizando y aproximando de manera rápida el número de hombres y dragones que tenían, una vez toqué tierra me dirigí a aquel sargento que había acudido a mi llamada con el pelotón -Dile al general que nos encontraremos en el castillo, reúne a cuantos hombres puedas y que no sean necesarios en otros lugares, montad el campamento y preparaos para la batalla, esto es un acto de guerra- me desaparecí del lugar, tocaba montar otra reunión del consejo e informar de la situación, solo teníamos siete días para prepararnos.
Altair Kirgyakos
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La mirada de Sofía me dejó claro que ella tampoco tenía nada claro, qué irónico, y la mujer se dirigió hacia mí intentando explicar la situación de mis compañeros, pero no dijo nada más. -¿Entonces a qué se debe la acampada que os habéis montado ahí?¿Y de dónde han salido todos esos dragones?¿Sois gabachos?- Le pregunté de forma muy directa, pero su respuesta fue de un coletazo directo hacia mi compañero descendiente, haciendo que cruzase los brazos para cubrir mi rostro por si me venía otro.
-Me la suda quienes sean, ahora son enemigos - Respondí a la mirada de Altaïr mientras me preparaba para saltar y pegarle un puñetazo a la dragona, pero las alas del dragón me impidieron ver que habían cogido a Sofía. Corrí y me agarré a la cola del dragón, pero me caí a los pocos segundos por mis muy doloridos y afligidos músculos desde unos metros. Me quedé tumbado mirando cómo se llevaban a Sofía, sintiendo la impotencia de no poder seguirles. -¡ESTO ES LA GUERRA, HIJA DE LA GRAN PUTA, TE VAS A ARREPENTIR DE LO QUE HAS HECHO! - Amenacé a la dragona desde la distancia mientra me levantaba. -Tsk, si estuviese Lasaña aquí no habría salido esa con vida - Dije para mí mismo, pero en voz alta.
Me giré hacia Saladino, aún con la furia en mis ojos, y comencé a andar en dirección a él mientras me quitaba el barro de la caída. -Vamos a necesitar otra reunión, Sayid. Estos nos las van a pagar - Apreté el puño con furia y me desaparecí con el Descendiente.
-Me la suda quienes sean, ahora son enemigos - Respondí a la mirada de Altaïr mientras me preparaba para saltar y pegarle un puñetazo a la dragona, pero las alas del dragón me impidieron ver que habían cogido a Sofía. Corrí y me agarré a la cola del dragón, pero me caí a los pocos segundos por mis muy doloridos y afligidos músculos desde unos metros. Me quedé tumbado mirando cómo se llevaban a Sofía, sintiendo la impotencia de no poder seguirles. -¡ESTO ES LA GUERRA, HIJA DE LA GRAN PUTA, TE VAS A ARREPENTIR DE LO QUE HAS HECHO! - Amenacé a la dragona desde la distancia mientra me levantaba. -Tsk, si estuviese Lasaña aquí no habría salido esa con vida - Dije para mí mismo, pero en voz alta.
Me giré hacia Saladino, aún con la furia en mis ojos, y comencé a andar en dirección a él mientras me quitaba el barro de la caída. -Vamos a necesitar otra reunión, Sayid. Estos nos las van a pagar - Apreté el puño con furia y me desaparecí con el Descendiente.
Suspiré molesto, arrugando la ceja cuando, por tercera vez me recrimina lo que tengo o no tengo que hacer. Pero decido morderme la lengua para no decirle que se largara un rato a la puta mierda a la descendiente esta pesada. Si no quiere estar aquí que se largue. Pero se trata de una “superior” a mi persona y por tanto debería no decirle mucho más. -Gracias…- Respondí un poco dubitativo al halago de la desconocida, ya que no esperaba que la conversación fuera a ir por esos derroteros. Por supuesto que noto su mirada y que, claramente, y por alguna razón, no quiere decirme su nombre de regreso. Ni su cargo. Lo cual no demuestra nada bueno de las intenciones de esta gente.
El moro claramente no quiere desvelar mucha información a la rubia. Hizo bien. “¿Conocemos su apellido?” El final es claramente sorprendente para todos cuando el dragón se lleva volando a la pelirroja volando. Pero sus señores parlamentarán en siete días. Al menos una respuesta. Tarde y torcida. Con la desaparición de los descendientes la guardia no tardó en salir a realizar las misiones que le habían encomendado. -Curiosa forma de parlamentar tienen en esta isla…- Quedé solo. Volví a mirar a la empalizada donde estaban los soldados aparentemente enemigos -Ya me voy, ya me voy, ya sé cómo parlamentáis vosotros …- Extendí mis manos, con la palma abierta, indicando que tranquilos, que me iba. Silbé al perro, que se unió a mi camino mientras caminaba por el camino, para perderme entre los campos camino a las casuchas.
El moro claramente no quiere desvelar mucha información a la rubia. Hizo bien. “¿Conocemos su apellido?” El final es claramente sorprendente para todos cuando el dragón se lleva volando a la pelirroja volando. Pero sus señores parlamentarán en siete días. Al menos una respuesta. Tarde y torcida. Con la desaparición de los descendientes la guardia no tardó en salir a realizar las misiones que le habían encomendado. -Curiosa forma de parlamentar tienen en esta isla…- Quedé solo. Volví a mirar a la empalizada donde estaban los soldados aparentemente enemigos -Ya me voy, ya me voy, ya sé cómo parlamentáis vosotros …- Extendí mis manos, con la palma abierta, indicando que tranquilos, que me iba. Silbé al perro, que se unió a mi camino mientras caminaba por el camino, para perderme entre los campos camino a las casuchas.
Se apareció al lado del mago elementarista del agua con una expresión que contrastaba bastante a la que había tenido más temprano, ahora se veía triste y reflexivo. Camino a su lado en silencio, buscando las palabras.
-¿Que sabes sobre los Jings?- Preguntó finalmente mientras continuaba avanzando. Cada paso era un paso más lejos de Sofía, y cada vez le costaba más, pero no iba a actuar por su cuenta. Su pié desnudo sobre la grava del camino del campo parecía más sensible a las piedrecitas y le dolía como si estuviera caminando sobre pinchos. Las casas de la zona residencial se veían cada vez más cerca y a lo lejos se divisaba a la Guardia de Ouroboros levantando una gran barrera defensiva de modo temporal, al menos hasta que el Concejo de nuevas órdenes.
En el cielo, las nubes se acumulaban, aquel día no llovería pero les esperaban días oscuros sin duda.
-¿Que sabes sobre los Jings?- Preguntó finalmente mientras continuaba avanzando. Cada paso era un paso más lejos de Sofía, y cada vez le costaba más, pero no iba a actuar por su cuenta. Su pié desnudo sobre la grava del camino del campo parecía más sensible a las piedrecitas y le dolía como si estuviera caminando sobre pinchos. Las casas de la zona residencial se veían cada vez más cerca y a lo lejos se divisaba a la Guardia de Ouroboros levantando una gran barrera defensiva de modo temporal, al menos hasta que el Concejo de nuevas órdenes.
En el cielo, las nubes se acumulaban, aquel día no llovería pero les esperaban días oscuros sin duda.
La aparición repentina de Adael a mi lado me sobresaltó y me puse a la defensiva ante el primer atisbo de ser uno de esos cabreados de la barrera defensiva, un enemigo. Tardé un par de segundos en reconocerle, dos menos que los que hubiera necesitado para apuñalarle con la flecha del tipo con cara de cabreo. -Quizás hubiera sigo mejor aparecerte a más distancia- Sonó entre consejo cansado y advertencia, no porque realmente fuera una amenaza, sino porque le podría haber salido caro.
Caminamos en silencio, tampoco había mucho más que pudiera añadir a lo que acaba de pasar. Si Adael lo ha visto y me quiere decir algo, que lo haga, pero no me voy a justificar. Cuando me preguntó por los Jings me detuve porque pude ver en su cara no algo no iba bien -Nada, no he escuchado nada sobre ellos. Maestro Adael, ¿estás bien?-
Caminamos en silencio, tampoco había mucho más que pudiera añadir a lo que acaba de pasar. Si Adael lo ha visto y me quiere decir algo, que lo haga, pero no me voy a justificar. Cuando me preguntó por los Jings me detuve porque pude ver en su cara no algo no iba bien -Nada, no he escuchado nada sobre ellos. Maestro Adael, ¿estás bien?-
Asintió ante el concejo y murmuró una disculpa por haberlo asustado, no era su intención, tampoco acostumbraba utilizar la desaparición, prefería usar su magia sobre el aire para recorrer los cielos ayudado por su traje para elementaristas del aire y así llegar a su destino, pero en aquel momento no se encontraba de ánimo. Se detuvo cuando Benjamin lo hizo, suspiró con pesar y lo miró a los ojos para que vea el dolor emocional que sentía a través de los suyos propios.
-Estoy triste Benjamín, pero eso no tiene nada que ver con los Jings.- Dijo y apartó la mirada para fijarse en cómo la barrera mágica crecía más y más.
-Jing significa "poder" o "energía”, es un término que describe la gran cantidad de opciones a la que se puede dirigir la energía, tanto interna como externamente. Tiene que ver con las tácticas y estrategias de combate. Hay, al menos técnicamente, ochenta y cinco tipos distintos o "grados" de jing, aunque los principales son tres:
Jing positivo, que corresponde a la promoción o atacar.
Éste es mayormente ejercido en la magia elemental del fuego. Tiene que ver con los ataques preventivos, atacar primero y llegar al oponente con toda la fuerza. Las actitudes voluntariosas también son atributos del Jing positivo.
Jing negativo, que corresponde a retirarse o evadir.
Éste es mayormente ejercido en la magia elemental del aire. Los magos elementaristas del aire son luchadores más móviles en comparación al resto de los magos elementaristas y poseen un estilo de lucha muy dinámico. "Evitar y evadir" es el lema que les enseño.
Y el Jing neutral, que corresponde a "no hacer nada".
Éste es la clave de la de la magia elementarista de la tierra. Fundamentalmente, el Jing neutral implica escuchar, aunque aparentemente sin hacer nada, y esperar el momento adecuado para atacar. En el combate, los magos elementaristas de la tierra son más estacionarios en comparación al resto de los magos elementaristas, por lo general esperan que su oponente vaya por ellos. Alguien que ha dominado el jing neutral es alguien que espera y escucha antes de golpear.- Cuando terminó de explicar miró al mago elementarista del agua para ver su reacción.
-Estoy triste Benjamín, pero eso no tiene nada que ver con los Jings.- Dijo y apartó la mirada para fijarse en cómo la barrera mágica crecía más y más.
-Jing significa "poder" o "energía”, es un término que describe la gran cantidad de opciones a la que se puede dirigir la energía, tanto interna como externamente. Tiene que ver con las tácticas y estrategias de combate. Hay, al menos técnicamente, ochenta y cinco tipos distintos o "grados" de jing, aunque los principales son tres:
Jing positivo, que corresponde a la promoción o atacar.
Éste es mayormente ejercido en la magia elemental del fuego. Tiene que ver con los ataques preventivos, atacar primero y llegar al oponente con toda la fuerza. Las actitudes voluntariosas también son atributos del Jing positivo.
Jing negativo, que corresponde a retirarse o evadir.
Éste es mayormente ejercido en la magia elemental del aire. Los magos elementaristas del aire son luchadores más móviles en comparación al resto de los magos elementaristas y poseen un estilo de lucha muy dinámico. "Evitar y evadir" es el lema que les enseño.
Y el Jing neutral, que corresponde a "no hacer nada".
Éste es la clave de la de la magia elementarista de la tierra. Fundamentalmente, el Jing neutral implica escuchar, aunque aparentemente sin hacer nada, y esperar el momento adecuado para atacar. En el combate, los magos elementaristas de la tierra son más estacionarios en comparación al resto de los magos elementaristas, por lo general esperan que su oponente vaya por ellos. Alguien que ha dominado el jing neutral es alguien que espera y escucha antes de golpear.- Cuando terminó de explicar miró al mago elementarista del agua para ver su reacción.
Estudié su mirada cuando él me la dirigió. Captaba muchas sensaciones juntas, que me hacían sentir como revuelto, pero sabía que no tenía la culpa de aquello. Quizás quería engañarme a mi mismo o simplemente era cabezonería, o falta de sentimiento. Suspiré hacia mis adentros. -¿Triste? Claro, por lo de vuestra amiga- Tristeza, preocupación… sí, todo podía entrar dentro del mismo saco. Me pregunté si yo también sentiría pena si de la noche a la mañana alguno de mis antiguos compañeros desapareciese. Rabia, tal vez. O indiferencia. Cogí al descendiente por ambos brazos, posicionando mis manos a la altura de sus bíceps -Seguro que vuelve sana y salva. De lo contrario ya la hubieran herido. Siete días con sus siete noches. Quizás la retengan para negociar, o la usen como emisaria- “O la maten” Pensé, pero descarté la idea casi al momento. Si nos hubiesen querido matar, el chino canijo cabreado nos hubiera hecho colador con las flechas y no lo han hecho, solo nos avisaban. Posé una mano en su hombro y traté de animarle -Todo saldrá bien- Confié.
Después de las consolaciones me dijo que sus sentimientos no tenían que ver con los Jings. ¿Jings? No había escuchado ese término en toda mi vida. Supongo que debe captar mi cara de ignorante porque decide darme una clase en ese momento de los 3 tipos de jings Retiré mi mano de su brazo y le escuché con cierta atención -Jing positivo, fuego, reactivo. Jing negativo, prefieren la retirada, aire. Jing neutro, la espera, tierra. ¿Y el agua? ¿Qué pasa con los elementales de agua? En el zodíaco siempre son los mutables… ¿por qué no tiene jing? El agua puede fluir, pero también puede golpear- No entendía su acertijo… si es que era un acertijo -¿A dónde quieres llegar?- Le pregunté con cierta duda
Después de las consolaciones me dijo que sus sentimientos no tenían que ver con los Jings. ¿Jings? No había escuchado ese término en toda mi vida. Supongo que debe captar mi cara de ignorante porque decide darme una clase en ese momento de los 3 tipos de jings Retiré mi mano de su brazo y le escuché con cierta atención -Jing positivo, fuego, reactivo. Jing negativo, prefieren la retirada, aire. Jing neutro, la espera, tierra. ¿Y el agua? ¿Qué pasa con los elementales de agua? En el zodíaco siempre son los mutables… ¿por qué no tiene jing? El agua puede fluir, pero también puede golpear- No entendía su acertijo… si es que era un acertijo -¿A dónde quieres llegar?- Le pregunté con cierta duda
Le sorprendió al mago ser sujetado de los brazos siendo que una de las grandes debilidades de la magia elemental es la falta de movimiento de las extremidades pero pudo darse cuenta que el objetivo era animarle así que dibujó una pequeña sonrisa en su rostro y asintió. La tristeza no lo abandonó, pero fueron alentadoras sus palabras y su intención.
A continuación el tema volvió a los jings, la sonrisa del joven maestro se amplió un poco al escuchar las preguntas que esperaba de parte de su estudiante.
-Me refiero a que hay que saber cuándo esperar y escuchar, pero también hay que saber cuándo retirarse.- Hablaba con calma, era una especie de reprimenda y, a la vez, la moraleja de una fábula.
-Y sobre el Jing del agua…- Hizo aparecer un libro de no más de 300 páginas en el que la tapa rezaba [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
-Tarea para el hogar, siendo que tus deberes de regado se vieron afectados.- Dijo tendiendole el libro. Lo reviso con la mirada y se dió cuenta de algo que había visto y que le había dejado el corazón en la garganta.
-¿Me permites la flecha?- Dijo señalando la flecha que le habían lanzado y que el mago elementarista del agua había tomado. Luego continuaron caminando para cada uno tomar su camino.
A continuación el tema volvió a los jings, la sonrisa del joven maestro se amplió un poco al escuchar las preguntas que esperaba de parte de su estudiante.
-Me refiero a que hay que saber cuándo esperar y escuchar, pero también hay que saber cuándo retirarse.- Hablaba con calma, era una especie de reprimenda y, a la vez, la moraleja de una fábula.
-Y sobre el Jing del agua…- Hizo aparecer un libro de no más de 300 páginas en el que la tapa rezaba [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
-Tarea para el hogar, siendo que tus deberes de regado se vieron afectados.- Dijo tendiendole el libro. Lo reviso con la mirada y se dió cuenta de algo que había visto y que le había dejado el corazón en la garganta.
-¿Me permites la flecha?- Dijo señalando la flecha que le habían lanzado y que el mago elementarista del agua había tomado. Luego continuaron caminando para cada uno tomar su camino.
Rodeé los ojos, casi poniéndolos en blanco. La enseñanza de los jings era una charla prácticamente vacía para decirle que tendría que haberse retirado, o que era un bravucón o a saber exactamente qué es lo que querría decirle, pero estaba claro que iba en esa línea. Me ahorré el comentario y el seguir con ese tema de conversación. Si la pelirroja había sido secuestrada, joder, que se hubiera ido antes. O que vayan a rescatarla. Que se supone que son magos poderosos. -Creo que mi jing es positivo- Respondí al maestro utilizando sus términos, aunque por supuesto, como combatiente sabía perfectamente cuándo debía retirarme o no hacer nada.
Recogí el libro cuando le pregunté por el elemento agua. Reconocía que me daba bastante pereza el tema de la lectura, dado que prácticamente había dejado de estudiar hacía casi 10 años, con la caía de Hogwarts. Todo lo demás me tocó aprenderlo por las malas. -Sí, claro, aquí tienes. No parece más que una flecha normal, quizás un poco rústica para mi gusto. No es de plástico, como la de los muggles, quizás pueda daros alguna pista: las plumas de los alerones o la madera de la que está hecha, no sé…- Le dije sin prestar mucha atención a la flecha cuando se la pasé al descendiente. Poco iba a poder hacer yo con ella, mi investigación no se centraría en ella, salvo que me lo pidieran. -Creo que hay algunos de vuestros compañeros que saben de pájaros y palos y armas. Quizás puedas sacar algo interesante. Pero no deja de ser una flecha normal, corriente y moliente- Le dije al descendiente mientras empezaba a andar de nuevo, revisando el libro por todas partes, y leyendo el índice lo primero.
-¿Viene?- Le pregunté cuando se quedó embobado con la flecha. Echamos a andar, para salir de la zona de los cultivos, dejando paso a los guardias de Ouroboros que empezaban a formar la empalizada enfrentada a los de los enemigos. Un último vistazo a la zona me dio a entender que se venían problemas, serios y que no tardaríamos en reportarlos.
“7 días con sus 7 noches”
Y con ese pensamiento, maestro, aprendiz y mascota, salieron del lugar.
Recogí el libro cuando le pregunté por el elemento agua. Reconocía que me daba bastante pereza el tema de la lectura, dado que prácticamente había dejado de estudiar hacía casi 10 años, con la caía de Hogwarts. Todo lo demás me tocó aprenderlo por las malas. -Sí, claro, aquí tienes. No parece más que una flecha normal, quizás un poco rústica para mi gusto. No es de plástico, como la de los muggles, quizás pueda daros alguna pista: las plumas de los alerones o la madera de la que está hecha, no sé…- Le dije sin prestar mucha atención a la flecha cuando se la pasé al descendiente. Poco iba a poder hacer yo con ella, mi investigación no se centraría en ella, salvo que me lo pidieran. -Creo que hay algunos de vuestros compañeros que saben de pájaros y palos y armas. Quizás puedas sacar algo interesante. Pero no deja de ser una flecha normal, corriente y moliente- Le dije al descendiente mientras empezaba a andar de nuevo, revisando el libro por todas partes, y leyendo el índice lo primero.
-¿Viene?- Le pregunté cuando se quedó embobado con la flecha. Echamos a andar, para salir de la zona de los cultivos, dejando paso a los guardias de Ouroboros que empezaban a formar la empalizada enfrentada a los de los enemigos. Un último vistazo a la zona me dio a entender que se venían problemas, serios y que no tardaríamos en reportarlos.
“7 días con sus 7 noches”
Y con ese pensamiento, maestro, aprendiz y mascota, salieron del lugar.
Zaphira Eire
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Después de volver a ver la imagen de la que una vez me hizo parte de su familia, caí en un profundo sueño lleno de momentos que quedaron muy atrás en mi memoria... no fui consciente del tiempo que pasé dormida pero al abrir los ojos Sean y Lucio estaban conmigo en una casa que no reconocía, me dejaron dormir pero en cuanto pude abrir la boca de nuevo me llevaron hasta la sala de reuniones, el consejo presionaba pero no cedí ante ellos, sino ante una orden de Sean, la primera en toda su vida... aquello me llenó de tristeza pero era lo correcto, de otra forma jamás habría hablado.
Pasaron horas, conté mi historia desde mi punto de partida en las cruzadas, escoltando al hijo de Saladino y Joram hasta la isla que apenas tenía unos cientos de años desde su fundación, Catherine entró en mi mente y se encargó de enseñarles a todos el campo de batalla y los nombres y estandartes de los traidores de aquel entonces que lucharon contra el consejo, al finalizar ya no me quedaba nada más que un vacío en el pecho.
todos discutieron durante horas hasta que me vi forzada a hablar nuevamente -Ya basta, poned orden, sois el maldito consejo de los 20 no una guardería, el enemigo se agrupa en los campos y debemos hacer lo mismo, hay que reunir al ejercito pero sin olvidar lo que hablasteis en la última reunión, no tenemos solo un enemigo pero si la isla cae no habrá esperanza- al final se llegó a un acuerdo entre todos, incluso a mi me asignaron al frente de batalla pero en mi mente ya se gestaba otra idea, tal vez esa sería la última vez que luchara por Ouroboros.
Tuve que volver a casa de Catherine a por mi armadura y mi espada, mostrándose contrariados por ello pero no había opción -Solo la usaré cuando sea necesario... podré controlarla, llevo 800 años haciéndolo- al final entramos en aquel despacho y un siseo llamó mi atención, aparté a la descendiente pues mi instinto me decía a gritos que no era un bicho normal, la morena lanzó un hechizo contra la serpiente que simplemente voló hacia un lado, no le había hecho ni cosquillas -Abre la urna!- la chica lo hizo y pude sacar la espada, la serpiente atacó pero solo se encontró con el filo del acero que al final le cortó la cabeza pero mi instinto tenía razón, no era un animal normal, un humo negro se levantó entre un grito de ultratumba con una voz conocida que se agrupó formando la imagen de una mujer que ambas conocíamos, era la madre de Catherine y la serpiente un horrocrux. La mujer se abalanzó sobre nosotras y cubrí el cuerpo de Catherine con el mío por puro instinto pero el ente nos atravesó a ambas dejando una sensación extraña y de asfixia que me hizo toser, desapareciendo sin más -Catherine... espero que sepas lo que eso significa... ¿estás segura de que tu madre está en el infierno? ten cuidado... tal vez estés más segura fuera de la isla- y con ese consejo la dejé para ir al frente.
Adael y los suyos levantaron un muro con sus respectivos puestos de vigilancia, como estaba previsto, no había solo estandartes de los Pendragon, había muchos más de los otros traidores que se fueron con ellos -La estrategia de los pendragon se basa en sus jinetes y el dominio de los dragones además de la magia de sangre, nosotros no podemos depender de ellos, no podemos confiar en los dragones y llegado el momento tampoco podréis confiar en mi...- hice una pausa esperando que lo entendieran, por el momento me podía resistir a su llamado pero otros no contarían con la misma suerte que yo - son grandes estrategas pero no solo ellos, les acompañan otros linajes de origen bélico, propongo marcar a los soldados, hacer códigos, cambiarlos cada ciertas horas para que podamos identificarnos entre nosotros... Sayid, tienes buena memoria y confío en que has entrenado a gran parte de la guardia, identifícalos, General Folfell, lo mismo-
fueron pocos días de tregua que nos sirvieron para organizar al ejercito, con lo que no contaba era con una infiltración en el campo enemigo, cuando Ling y Sarah volvieron solo recibieron de mi una cara de reprimenda, la información era valiosa pero si los capturaban a ellos también todo sería en vano -Más problemas, todos bélicos, Ragnar fue un gran estratega y no son conocidos precisamente por su benevolencia...- habría que reestructurar algunas cosas y tomar más medidas. Él último día todo se torció, los dos chicos volvieron al campamento pero esta vez no fueron tan afortunados y aquella maniobra nos costó la vida de Folfell.
Guardamos silencio en memoria del general mientras la nueva ascendía, esa noche hice guardia en el muro, con la mirada fija en el campamento enemigo hasta que rompió el alba, el viento frío otoñal mecía las pocas plantas que quedaban en los campos, se sentía la tensión.
El silencio se vio roto por un guardia , aquel hombre traía un mensaje urgente desde la plaza, la descendiente de Discórides estaba atada a una pira junto a cuatro dragones... Sayid no tardó en acudir sin darme tiempo a detenerlo y Altair... a saber dónde estaba -No le basta con un Dragón de mascota sino que encima no se toma en serio esto...- me giré a los soldados junto al general -Preparaos para la batalla!- y así acababa la semana de parlamento.
Pasaron horas, conté mi historia desde mi punto de partida en las cruzadas, escoltando al hijo de Saladino y Joram hasta la isla que apenas tenía unos cientos de años desde su fundación, Catherine entró en mi mente y se encargó de enseñarles a todos el campo de batalla y los nombres y estandartes de los traidores de aquel entonces que lucharon contra el consejo, al finalizar ya no me quedaba nada más que un vacío en el pecho.
todos discutieron durante horas hasta que me vi forzada a hablar nuevamente -Ya basta, poned orden, sois el maldito consejo de los 20 no una guardería, el enemigo se agrupa en los campos y debemos hacer lo mismo, hay que reunir al ejercito pero sin olvidar lo que hablasteis en la última reunión, no tenemos solo un enemigo pero si la isla cae no habrá esperanza- al final se llegó a un acuerdo entre todos, incluso a mi me asignaron al frente de batalla pero en mi mente ya se gestaba otra idea, tal vez esa sería la última vez que luchara por Ouroboros.
Tuve que volver a casa de Catherine a por mi armadura y mi espada, mostrándose contrariados por ello pero no había opción -Solo la usaré cuando sea necesario... podré controlarla, llevo 800 años haciéndolo- al final entramos en aquel despacho y un siseo llamó mi atención, aparté a la descendiente pues mi instinto me decía a gritos que no era un bicho normal, la morena lanzó un hechizo contra la serpiente que simplemente voló hacia un lado, no le había hecho ni cosquillas -Abre la urna!- la chica lo hizo y pude sacar la espada, la serpiente atacó pero solo se encontró con el filo del acero que al final le cortó la cabeza pero mi instinto tenía razón, no era un animal normal, un humo negro se levantó entre un grito de ultratumba con una voz conocida que se agrupó formando la imagen de una mujer que ambas conocíamos, era la madre de Catherine y la serpiente un horrocrux. La mujer se abalanzó sobre nosotras y cubrí el cuerpo de Catherine con el mío por puro instinto pero el ente nos atravesó a ambas dejando una sensación extraña y de asfixia que me hizo toser, desapareciendo sin más -Catherine... espero que sepas lo que eso significa... ¿estás segura de que tu madre está en el infierno? ten cuidado... tal vez estés más segura fuera de la isla- y con ese consejo la dejé para ir al frente.
Adael y los suyos levantaron un muro con sus respectivos puestos de vigilancia, como estaba previsto, no había solo estandartes de los Pendragon, había muchos más de los otros traidores que se fueron con ellos -La estrategia de los pendragon se basa en sus jinetes y el dominio de los dragones además de la magia de sangre, nosotros no podemos depender de ellos, no podemos confiar en los dragones y llegado el momento tampoco podréis confiar en mi...- hice una pausa esperando que lo entendieran, por el momento me podía resistir a su llamado pero otros no contarían con la misma suerte que yo - son grandes estrategas pero no solo ellos, les acompañan otros linajes de origen bélico, propongo marcar a los soldados, hacer códigos, cambiarlos cada ciertas horas para que podamos identificarnos entre nosotros... Sayid, tienes buena memoria y confío en que has entrenado a gran parte de la guardia, identifícalos, General Folfell, lo mismo-
fueron pocos días de tregua que nos sirvieron para organizar al ejercito, con lo que no contaba era con una infiltración en el campo enemigo, cuando Ling y Sarah volvieron solo recibieron de mi una cara de reprimenda, la información era valiosa pero si los capturaban a ellos también todo sería en vano -Más problemas, todos bélicos, Ragnar fue un gran estratega y no son conocidos precisamente por su benevolencia...- habría que reestructurar algunas cosas y tomar más medidas. Él último día todo se torció, los dos chicos volvieron al campamento pero esta vez no fueron tan afortunados y aquella maniobra nos costó la vida de Folfell.
Guardamos silencio en memoria del general mientras la nueva ascendía, esa noche hice guardia en el muro, con la mirada fija en el campamento enemigo hasta que rompió el alba, el viento frío otoñal mecía las pocas plantas que quedaban en los campos, se sentía la tensión.
El silencio se vio roto por un guardia , aquel hombre traía un mensaje urgente desde la plaza, la descendiente de Discórides estaba atada a una pira junto a cuatro dragones... Sayid no tardó en acudir sin darme tiempo a detenerlo y Altair... a saber dónde estaba -No le basta con un Dragón de mascota sino que encima no se toma en serio esto...- me giré a los soldados junto al general -Preparaos para la batalla!- y así acababa la semana de parlamento.
Sayid Ibn Salah
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Mi misión para conseguir las cosas de Sigrid se vio truncada por los acontecimientos en la isla, quería disculparme con ella y decirle lo que pasaba pero no había tiempo, solo esperaba que Johan siguiera adelante con ello. Los días siguientes al secuestro de Sofía fueron tensos y cuando Zaphira por fin rompió con su silencio tuve sentimientos encontrados, por una parte vi como mi antepasado subía a la isla y hacía frente en la batalla a los enemigos, por otro lado, no sabía si yo estaría a la altura.
En cuanto se decidieron las tareas me volqué plenamente en la estrategia ayudado por Altair y Zaphira quien tenía más experiencia que todos nosotros, pero fue muy clara en algo, no fiarse ni de tu propia sombra. los días pasaron y la misión de Ling y Sarah fue un éxito aunque a la dragona no parecía hacerle mucha gracia.
El último día los más jóvenes probaron suerte otra vez con un desastroso resultado. Al alba del octavo día las tropas estaban preparadas, todos atentos al más mínimo movimiento o señal que diera inicio a la batalla pero un mensaje inesperado fue lo que rompió el silencio. Invoqué al genio a la vez que enviaba un mensaje a Altair y a los otros descendientes "Sofía está en la plaza!" no esperé a nada más y desaparecí junto a mi invocación.
En cuanto se decidieron las tareas me volqué plenamente en la estrategia ayudado por Altair y Zaphira quien tenía más experiencia que todos nosotros, pero fue muy clara en algo, no fiarse ni de tu propia sombra. los días pasaron y la misión de Ling y Sarah fue un éxito aunque a la dragona no parecía hacerle mucha gracia.
El último día los más jóvenes probaron suerte otra vez con un desastroso resultado. Al alba del octavo día las tropas estaban preparadas, todos atentos al más mínimo movimiento o señal que diera inicio a la batalla pero un mensaje inesperado fue lo que rompió el silencio. Invoqué al genio a la vez que enviaba un mensaje a Altair y a los otros descendientes "Sofía está en la plaza!" no esperé a nada más y desaparecí junto a mi invocación.
Zaphira Eire
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La tensión era abrumadora para todos pero para mi era aún peor hacer cara a los Pendragon. El sol ya se alzaba en lo alto después de un amanecer rojo como la sangre, Sayid se había marchado a la llamada de Sofía y Altair no aparecía por lo que solo quedaba yo para mantener el frente pero algo me parecía extraño, las tropas enemigas estaban quietas, a la espera, no ocurría nada incluso después del incidente con Ling y Sarah.
Bajé del muro dejando a los vigías en el con orden de informar de cualquier movimiento -Magia de tierra al frente!- ordené mientras los magos se adelantaban para recibir sus órdenes -En cuanto la batalla empiece el muro será un obstáculo para ellos y para nosotros, pueden rodearnos y cercarnos, esperad a la señal y derribadlo cuando sea necesario- asintieron y volvieron a sus posiciones, ahora debía llamar a la artillería y lanceros pero antes de eso algo interrumpió en mi cabeza, un mensaje de Catherine para convocarme en la sala de reuniones, suspiré mientras me llevaba una mano a la sien para masajearla ¿en qué cabeza cabía dejar el frente solo? desde luego en la de los descendientes.
La capitana Amaya apareció para seguir dando órdenes a los soldados pero de forma telepática, podía verla moviendo los brazos sin articular palabra alguna, eso sin duda era útil, me acerqué a ella para comunicarle que me retiraba y que volvería cuanto antes, ella asintió y fue entonces cuando pude desaparecerme hasta la zona central de Ouroboros.
Bajé del muro dejando a los vigías en el con orden de informar de cualquier movimiento -Magia de tierra al frente!- ordené mientras los magos se adelantaban para recibir sus órdenes -En cuanto la batalla empiece el muro será un obstáculo para ellos y para nosotros, pueden rodearnos y cercarnos, esperad a la señal y derribadlo cuando sea necesario- asintieron y volvieron a sus posiciones, ahora debía llamar a la artillería y lanceros pero antes de eso algo interrumpió en mi cabeza, un mensaje de Catherine para convocarme en la sala de reuniones, suspiré mientras me llevaba una mano a la sien para masajearla ¿en qué cabeza cabía dejar el frente solo? desde luego en la de los descendientes.
La capitana Amaya apareció para seguir dando órdenes a los soldados pero de forma telepática, podía verla moviendo los brazos sin articular palabra alguna, eso sin duda era útil, me acerqué a ella para comunicarle que me retiraba y que volvería cuanto antes, ella asintió y fue entonces cuando pude desaparecerme hasta la zona central de Ouroboros.
La mayor carga del lado central estaba a manos de los Descendientes pero eso no evitaba que la nueva General se ocupara del resto de sus soldados. No sólo a nivel militar sino en general. No había nada más peligroso que un soldado que no estuviera anímicamente bien o cuya fe y lealtad fuera débil. Ya lo había comprobado cuando se descubrió a los traidores que el poseído Desmond Le Fay había contratado para sí.
Por eso razón Amaya se encargaba de sus pelotones con mucha dedicación. Se alejó de sus primos cuando tras darle las órdenes pertinentes y recibía constantes comunicaciones mentales sobre la organización y también sobre el rescate de la Descendiente Sofía. Estaba atenta a casi cualquier movimiento. Escuchó la orden de los magos y se fue moviendo hacia allí tras exigir también el movimiento de los magos expertos en metal. Observó a Zaphira cuando se acercó y en respuesta a su anuncio sólo tuvo un asentimiento de cabeza.
Entonces manipuló el metal para hacer una escalera y subir a unos puntos de vígia del muro. Desde allí vio la mancha de sangre seca que representaba la muerte del general anterior. Frunció el ceño con odio y después observó a la avanzada mirando que se removían pero sin hacer nada en particular. La información de su sobrino había sido importante y le había generado zozobra....Traidores, exiliados. Eso sonaba tanto a venganza. La morena volvió su vista hacia la derecha cuando su esposo y su sobrino aparecieron, tras ello volvió la vista al frente -Los dragones siguen sobrevolando- Indicó su esposo y Amaya asintió. Miró hacia arriba cuando uno pasó por encima de sus cabeza y envió un pelotón hacia aquella dirección sin decir palabra -Bajad- Ordenó a sus familiares -Vuestras vidan valen mucho más que la mía- Hubo un murmullo que casi se convirtió en una queja, pero la General clavó su mirada en ambos -¿Os tengo que recordar que han matado a un General y han incendiado a la Descendiente de Discórides? Os lo pido como familia, no como General- Extendió una mano al hombro de su esposo y se lo apretó, tras ese gesto ambos desaparecieron.
Por eso razón Amaya se encargaba de sus pelotones con mucha dedicación. Se alejó de sus primos cuando tras darle las órdenes pertinentes y recibía constantes comunicaciones mentales sobre la organización y también sobre el rescate de la Descendiente Sofía. Estaba atenta a casi cualquier movimiento. Escuchó la orden de los magos y se fue moviendo hacia allí tras exigir también el movimiento de los magos expertos en metal. Observó a Zaphira cuando se acercó y en respuesta a su anuncio sólo tuvo un asentimiento de cabeza.
Entonces manipuló el metal para hacer una escalera y subir a unos puntos de vígia del muro. Desde allí vio la mancha de sangre seca que representaba la muerte del general anterior. Frunció el ceño con odio y después observó a la avanzada mirando que se removían pero sin hacer nada en particular. La información de su sobrino había sido importante y le había generado zozobra....Traidores, exiliados. Eso sonaba tanto a venganza. La morena volvió su vista hacia la derecha cuando su esposo y su sobrino aparecieron, tras ello volvió la vista al frente -Los dragones siguen sobrevolando- Indicó su esposo y Amaya asintió. Miró hacia arriba cuando uno pasó por encima de sus cabeza y envió un pelotón hacia aquella dirección sin decir palabra -Bajad- Ordenó a sus familiares -Vuestras vidan valen mucho más que la mía- Hubo un murmullo que casi se convirtió en una queja, pero la General clavó su mirada en ambos -¿Os tengo que recordar que han matado a un General y han incendiado a la Descendiente de Discórides? Os lo pido como familia, no como General- Extendió una mano al hombro de su esposo y se lo apretó, tras ese gesto ambos desaparecieron.
Zaphira Eire
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Volví con el guardia a los campos de cultivo y tras nosotros lo hizo Sayid, me acerqué a paso ligero a la general Amaya seguida por el descendiente que pronto igualó mi paso -Informe de situación.. ¿Ha sido muy grave? - la mujer saludó de forma militar y se dispuso a dar un informe... once soldados muertos y uno herido en un solo ataque -los hemos subestimado... no podemos dejar que los soldados de a pie se acerquen a ellos- miré a Sayid bastante preocupada -me temo que los descendientes sois los únicos capaces de hacerles frente y ni tan siquiera estoy segura de que podáis hacerlo uno a uno, os vamos a necesitar a todos-
Moví mi mano y ante los tres apareció un mapa de la isla junto con fichas que representaba las tropas y algunas que representaban a los descendientes - Como ya he dicho antes hay que tener cuidado con su magia de sangre y los dragones, General, el plan contra los dragones es atacar sus alas, aquellos soldados diestros con las armas y los que controlen el metal deberían poder ocuparse de ello, también sería buena idea anclarlos a tierra, inmovilizarlos para poder atacarlos con otro grupo- moví aquellas fichas sobre el mapa que se mantenía flotando de forma firme en el aire a una altura adecuada para los tres -¿Ideas?- pregunté a ambos antes de sacar algunas fichas más -hay que hacer una recuento de soldados y espero que los encargados de reclutar más gente se den prisa para añadirlos a los números-
De nuevo pude escuchar dragones, pero esta vez hice un gesto de dolor, una punzada en mi cabeza , pero tenía que seguir, no podía rendirme - Nuestra ventaja radica en el conocimiento del campo, que los elementalistas de tierra caben túneles, que empiecen desde este lado del muro para evitar que nos vean, a unos veinte metros que caben trampas para reducir las tropas de a pie en cuanto marchen hacia nosotros, que envíen la posición a los otros soldados para que los nuestros no caigan-
Moví mi mano y ante los tres apareció un mapa de la isla junto con fichas que representaba las tropas y algunas que representaban a los descendientes - Como ya he dicho antes hay que tener cuidado con su magia de sangre y los dragones, General, el plan contra los dragones es atacar sus alas, aquellos soldados diestros con las armas y los que controlen el metal deberían poder ocuparse de ello, también sería buena idea anclarlos a tierra, inmovilizarlos para poder atacarlos con otro grupo- moví aquellas fichas sobre el mapa que se mantenía flotando de forma firme en el aire a una altura adecuada para los tres -¿Ideas?- pregunté a ambos antes de sacar algunas fichas más -hay que hacer una recuento de soldados y espero que los encargados de reclutar más gente se den prisa para añadirlos a los números-
De nuevo pude escuchar dragones, pero esta vez hice un gesto de dolor, una punzada en mi cabeza , pero tenía que seguir, no podía rendirme - Nuestra ventaja radica en el conocimiento del campo, que los elementalistas de tierra caben túneles, que empiecen desde este lado del muro para evitar que nos vean, a unos veinte metros que caben trampas para reducir las tropas de a pie en cuanto marchen hacia nosotros, que envíen la posición a los otros soldados para que los nuestros no caigan-
Al volver Zaphira y Sayid informó lo que había ocurrido, incluso convocó a Vishous para que explicara todo lo ocurrido con detalles de los implicados, y tras ello lo envió directo al hospital. Escuchó la información de Zaphira y asintió mirando a Sayid -Ha sido un corte -Repitió -Un maldito corte y tengo 11 familias que han perdido un ser querido...¿Qué harán cuando el campo esté cubierto de sangre?- Pero no se quedó demasiado tiempo pensando en ello, ya alguien se estaba encargando del papeleo pertinente y ella debía enfocarse en el siguiente paso.
-Me encargaré yo de ese grupo- Le indicó Zaphira pensando en que ella era también dragona. Desde que había sabido que la amenaza eran dragones había estudiado sobre ellos. Ya había hablado con los soldados que controlaban el metal o la tierra sobre ideas para mantenerlos atrapados. Les había encargado una fosa. Una fosa profunda. Una trampa y luego ...Bueno, necesitaría a la Descendiente Le Fay.
-¿Pelearán todos no es así? Toda persona capaz de blandir una espada o hacer magia debe defender la isla- Sentenció y con eso envió numerosos mensajes al resto de sus compañeros para que estuvieran atentos a esa nueva orden -Y fosas, será más fácil atacar a un dragón si estamos desde arriba. Ilusiones para tapar la fosa e informar a los nuestros. ¿Alguien sabe cuales son las magias que vienen de los otros exiliados? Deberiamos estar atentos a esos también- Soltó pensativa, llevándose una mano a la barbilla hasta que los anuncios se volvieron una locura. Amaya se quedó quieta un instante y tras ello arrugó el ceño y frunció la boca con obstinación.
-Han atacado la zona residencial y piden parlamento bajo el antiguo código. Me movilizaré hacia la zona residencial. Los Pendragon están en la plaza. Es cosa de Descendientes y política ahora- Tras ello desapareció y con ella varios soldados a la par.
-Me encargaré yo de ese grupo- Le indicó Zaphira pensando en que ella era también dragona. Desde que había sabido que la amenaza eran dragones había estudiado sobre ellos. Ya había hablado con los soldados que controlaban el metal o la tierra sobre ideas para mantenerlos atrapados. Les había encargado una fosa. Una fosa profunda. Una trampa y luego ...Bueno, necesitaría a la Descendiente Le Fay.
-¿Pelearán todos no es así? Toda persona capaz de blandir una espada o hacer magia debe defender la isla- Sentenció y con eso envió numerosos mensajes al resto de sus compañeros para que estuvieran atentos a esa nueva orden -Y fosas, será más fácil atacar a un dragón si estamos desde arriba. Ilusiones para tapar la fosa e informar a los nuestros. ¿Alguien sabe cuales son las magias que vienen de los otros exiliados? Deberiamos estar atentos a esos también- Soltó pensativa, llevándose una mano a la barbilla hasta que los anuncios se volvieron una locura. Amaya se quedó quieta un instante y tras ello arrugó el ceño y frunció la boca con obstinación.
-Han atacado la zona residencial y piden parlamento bajo el antiguo código. Me movilizaré hacia la zona residencial. Los Pendragon están en la plaza. Es cosa de Descendientes y política ahora- Tras ello desapareció y con ella varios soldados a la par.
Sayid Ibn Salah
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Acababa de llegar a los campos de cultivo y la general nos informó de la situación con los soldados que habían tenido la mala suerte de toparse con nuestros enemigos y al parecer la ganadora del torneo estaba con ellos -ya no podemos contar con ella, desconocía que siguiera en la isla- más problemas y al parecer alguien más los acompañaba pero de momento debíamos centrarnos en la estrategia, Zaphira se apresuró en sacar un mapa además del avance de las tropas y comentar la estrategia de la sala de reuniones -yo puedo dar apoyo con mi elemental y mis armas, tomaré un grupo pequeño también para adelantar por el otro flanco mientras una avanzada recorre el centro, tal vez deberíamos poner un señuelo y atraer alas tropas enemigas hasta las trampas-
Asentí a la pregunta de la general sobre las personas que lucharían, si querían seguir teniendo un hogar todos debían colaborar y de eso ya estaban encargados los tres desconoci... oh, no a uno de ellos me había enfrentado ene l torneo, el chico feral, del cuel me acabo de acordar porque la persona que mueve mis hilos está muy espesa, esperaba que fueran de ayuda, respecto a los poderes de los otros no podía decir absolutamente nada -solo conozco lo que dicen los libros de historia normales sobre ellos, desconozco su perfil mágico- miré a Zaphira que tal vez podría darnos algo de luz pero estaba demasiado concentrada en el campo de batalla.
La general de repente pareció saturada, los informes de los soldados llegaban uno tras otro pero al final sacamos algo en claro, los pendragon estaban haciendo su siguiente movimiento, de nuevo miré a la dragona extrañado -¿Parlamento por el antiguo código? eso ya no se usa, apenas aparece en algunos escritos de después del 1200, no hay nada de antes, no creo que todos conozcan el tratado- La dragona pareció lidiar con un fuerte dolor mientras se llevaba las manos a la cabeza, intenté ayudarla pero de inmediato se repuso y me apartó pidiéndome que me encargara de eso mientras la general se retiraba a atender otras cosas -Está bien, iré a atender la solicitud y... enviaré mensajes sobre el protocolo a los otros por si no lo saben... ¿Estarás bien?- pregunté a la mujer que simplemente movió su mano restándole importancia, no me quedaba muy convencido pero tendría que confiar en su fortaleza y atender los asuntos del consejo.
Asentí a la pregunta de la general sobre las personas que lucharían, si querían seguir teniendo un hogar todos debían colaborar y de eso ya estaban encargados los tres desconoci... oh, no a uno de ellos me había enfrentado ene l torneo, el chico feral, del cuel me acabo de acordar porque la persona que mueve mis hilos está muy espesa, esperaba que fueran de ayuda, respecto a los poderes de los otros no podía decir absolutamente nada -solo conozco lo que dicen los libros de historia normales sobre ellos, desconozco su perfil mágico- miré a Zaphira que tal vez podría darnos algo de luz pero estaba demasiado concentrada en el campo de batalla.
La general de repente pareció saturada, los informes de los soldados llegaban uno tras otro pero al final sacamos algo en claro, los pendragon estaban haciendo su siguiente movimiento, de nuevo miré a la dragona extrañado -¿Parlamento por el antiguo código? eso ya no se usa, apenas aparece en algunos escritos de después del 1200, no hay nada de antes, no creo que todos conozcan el tratado- La dragona pareció lidiar con un fuerte dolor mientras se llevaba las manos a la cabeza, intenté ayudarla pero de inmediato se repuso y me apartó pidiéndome que me encargara de eso mientras la general se retiraba a atender otras cosas -Está bien, iré a atender la solicitud y... enviaré mensajes sobre el protocolo a los otros por si no lo saben... ¿Estarás bien?- pregunté a la mujer que simplemente movió su mano restándole importancia, no me quedaba muy convencido pero tendría que confiar en su fortaleza y atender los asuntos del consejo.
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