Página 1 de 34. • 1, 2, 3 ... 17 ... 34 


Lo que antaño fue un lugar con muchas historias para contar, hoy se ha convertido en la zona más destruida de todo el país.
Desde su caída la noche del 15 de Junio de 2020, nunca pudo volver a ser la misma. Se respira muerte a cada paso que das, y el ambiente es de todo menos agradable.
Algunos miembros de los Renegados se atreven a surfear estas calles para llegar a su guarida, siempre asegurándose de no ser seguidos por nadie
Desde su caída la noche del 15 de Junio de 2020, nunca pudo volver a ser la misma. Se respira muerte a cada paso que das, y el ambiente es de todo menos agradable.
Algunos miembros de los Renegados se atreven a surfear estas calles para llegar a su guarida, siempre asegurándose de no ser seguidos por nadie
Noche. Yo estaba recién levantado, había echado una larguísima siesta la noche anterior, tras aceptar aquel encargo, y luego al día siguiente había dormido de nuevo como todo un campeón. Bien descansado me desperté en aquella ocasión, aunque decidí no abandonar la posada hasta que la noche se estableció por completo. Había estado buscando todo tipo de mapas y guías para ver donde quedaba aquel puñetero pueblo, Bastion Hollow, y con paciencia y mucha suerte logré alguna que otra cosa. Lo llevaba todo encima. Para variar. Aunque aquella búsqueda de información solo me había permitido llegar a una conclusión: No me quedaba cerca. Ni de lejos. Andando iba a llevarme entre cuatro a ocho noches según cuántas horas diarias le dedicara. Que eran en todos los casos demasiadas. Así que necesitaba encontrar alguna otra vía… Pero no quería gastar el dinero que tenía del pago adelantado. Tenía otros planes para él.
Había salido cuando la luz ya era muy escasa con toda la ropa limpia. Si, había conseguido una nueva muda y había ido a la lavandería. Estrenaba el traje, prefería guardarme el uniforme para otra ocasión. Suspiré. No me apetecía caminar tanto tiempo, pero iba a ser difícil colarme en un bus o un tren sin que se me descubriera. Llevaba la capucha puesta y la bufanda a la altura de la nariz, y el poco pellejo que quedaba al aire lo tenía más o menos pintado de blanco gracias a una tiza que algún crío había dejado por la calle tras gamberrear un poco con ella. Casi que ya estaba pensando en que tendría que hacer todo el viaje a pata cuando vi algo… Curioso.
Una bicicleta sin candado. Había una tienda… ¿Era una heladería? Abierta a esas horas de la noche, cerca, y supuse que el dueño debía ser algún crío que había entrado un momento. No pensó que nadie fuera a quitársela en tan poco rato. Yo tampoco, porque en cuanto la vi pensé en comprarme yo una. Pero me di cuenta del pequeño detalle de que no tenía dinero para ello. Eran caras, según recordaba. Y… trataba de darme excusas. “Es por un bien mayor”, “su dueño probablemente no la use para nada útil”, “si llegas antes podrías salvar muchas vidas”, “tienes un objetivo más importante que cualquier cuestión moral”...
Aún andaba repitiendome esas cosas cuando ya tenía mi culo acomodado sobre esta, intentando recordar como se utilizaba. Había aprendido casi por casualidad en uno de mis trabajos de curandero, porque a los críos que cuidaba les parecía inaceptable que una persona hecha y derecha como yo no supiera ir. Puse un piel en el pedal en cuanto sentí… -¡Eh, ladrón! ¡Esa es mi bici!- Era un crío… Tal vez un adolescente de unos quince. Me lo miré con cara de no saber qué hablaba.
-Je ne comprends pas…- Usé el francés (una de las pocas frases que sabía decir en esa lengua) para que no pensara que estaba invocando algún demonio, como solía ocurrir cuando usaba el drow. El niño se acercó corriendo dispuesto a defender su propiedad, si era necesario, a ostia pura y dura.
-Jodidos extranjeros… ¡Voy a llamar a mi padre!
-¿Tu padre? ¿Estás seguro de que él poder hacerme algo?- Le gruñí, con un brazo descansando en uno de mis costados. Llevaba el bastón descompuesto en dos espadas envainadas, para ocultarlo.
-¡Si, mi padre, guiri de mierda!- Recuerdo que era un niño de cabello rojizo -Es parte de la alianza, ¡Y sabe de armas! Como te pille te va a dejar fino…
-¡Necesito esta bicicleta por un bien mayor! Hay gente herida, yo tengo que ir…- Intenté convencerle. Aunque no tenía muchas expectativas en un niño hijo de esos desgraciados. Él no parecía haber reparado (no debía ver mucho) que no era de su raza.
-¿Y tú qué sabrás para qué utilizo yo la bici? ¡Seguro que mejor que para robar a gente inocente y digna!
Me empujó encima de la bicicleta y me tiró al suelo. Aquel hijo de la gran puta pasaba un poco bastante de lo que estuviera pasando en el mundo, aparentemente. Él quería su bici y ya. Bueno, era humano, ¿Qué cojones esperaba? ¿Que tuviera media cabeza? Me levanté lentamente… Sin apartarle los ojos de encima. No era yo mucho más alto que él y parecía tener ganas de darme otra ostia. Acababa de meterme en una pelea callejera con un crío de quince. Yo quizás le sacaba dos más físicamente, por eso de que los drows tardamos un poco en crecer. La cosa es que yo me había criado entre drows, había aprendido a luchar con todas las armas que se me pudieran ocurrir y formar con cristal, tenía una arma mágica… Y él era un niño cualquiera, un hijo de un don nadie de lo más bajo de la Alianza, probablemente.
Le arreé tal colleja que se dio de morros contra el suelo. Le habría escupido en la cara si no la llevara tapada. Estaba satisfecho. Acababa de actuar a la manera drow. -¡Déjame en paz! ¡Te voy a denunciar!- Chilló, desesperado. Pero era de noche y no había nadie por las cercanías, además que lo había pillado prácticamente en un callejón. Le di un puntapié… Por ninguna razón en concreto, solo por humillarle más. Me hacía sentir bien. No entiendo porqué. Me hacía sentir bastante bien.
-¿Y qué les dirás a los polis? “Oh, un humano con ropas oscuras me ha robado la bici”, seguro que hoy en día no hay mil personas que encajen en esa descripción.- Si decía que era humano poco o nada iban a encontrarme. Y él parecía convencido de que lo era. Cogí la bici, hice un “ring, ring” con el timbre del manillar y me fui de allí de inmediato. Por cuestión de tamaño me iba bastante cómoda, aunque quizás estaba un poco vieja. Pero en tiempos de guerra era algo digno de agradecer. Así que sin más dilación me fui tan lejos como pude, y no fue hasta medianoche que me atreví a parar para abrir uno de los mapas…
El viaje fue más rápido gracias a tener transporte. Iba por las noches tan rápido como podía, generalmente evitando las carreteras principales, y por el día me escondía en cualquier lugar. Sótanos de casas abandonadas, árboles frondosos donde pudiera subirme la bicicleta, debajo de puentes sin agua… En cosa de tres días lo hice todo. Pasaba por los pueblos que encontraba de camino buscando una única cosa en todos ellos. Entraba a cualquier bar, cervecería, sitio done vendieran alcohol y preguntaba todas las veces por lo mismo. Uno de esos días conseguí lo que quería. Y esa era la única compra que hice, la cual guardé casi con cariño en mi bolsa, envuelta con unos buenos trapejos para que no se rompiera si me caía al suelo. Porque ya lo había hecho.
Me alimentaba de lo que pudiera robar, cazar o recolectar. Mucha fruta conseguí. A veces desviaba mi camino y si veía un campo con mazorcas plantadas ya tenía la cena, me hacía un buen fuego y asadas estaban de puta madre. Si pillaba uno de girasoles picaba mientras peladeaba. Y si encontraba un gallinero al día siguiente pensarían que la población de zorros había aumentado. Me gustaba bastante el pollo. Y los huevos, para qué mentir. Fue un viaje casi divertido del cual disfruté la mayor parte de él, incluso si no obtuve beneficios de por medio. Empezaba a acostumbrarme al mundo humano… Era distinto. Era muy distinto. Pero cada vez me resultaba más difícil pensar que algún día tendría que volver a las cuevas. Le cogí cariño hasta a la bici.
-Qué… Depresivo.- Mascullé. Fue lo primero que dije al llegar a Bastion Hollow. Me daba toda la luz en la cara porque aún era tarde, aunque aquella vez había decidido adoptar una alternativa. De la misma forma que había dejado atrás todo el tema de las monturas (ya fueran lagartos o caballo) para aceptar la bici entre mis piernas, había dado de lado a la clásica capucha y llevaba una gorra. Y unas gafas de sol. Pero aquella vez no llevaba la piel pintada… Porque aquel pueblo parecía abandonado.
Me daba la sensación de que el ruso se había equivocado un poco de sitio. Pero no me habría dado dinero tan solo por llevarme allí, sin razón… ¡A no ser que planeara mi muerte! Pero no estaba convencido de que le fuera a ser tan fácil. -... ¿Hay alguien ahí?- Pregunté en voz baja. El viento me deshacía la melena entera y yo me rascaba la nuca. Vale, no era pronto, pero tampoco era tan absurdamente tarde. Alguien debía haber. Era un poco depresivo y no muy agradable para pasear… ¡Pero no había llegado tan lejos para nada! Cogía la bicicileta con una mano mientras avanzaba poco a poco, con el bastón nuevamente en forma de espadas. Parecía un dominguero. De color de piel un poco raro, pero… -¡¿¡HAY ALGUIEN AHÍ!? ¡He venirro a ayudar!- Alcé la voz, tratando que mi voz rebotara por las calles. Si querían matarme me tenían en bandeja. -¡En son de paz! ¡DE PAZ
Robot Centinela

Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Un zumbido lejano al inicio. Un nuevo prototipo de Centinela surca los cielos de Bastion Hollow, un modelo nuevo que hoy iniciaba sus primeras batidas de prueba, poner a prueba los escáneres y sensores de magia, los reactores de vuelo, los escudos contra hechizos y las armas, y sobre todo alguna que otra nueva implementación. Tras haber sido probados en la base militar tocaba ser puestos a prueba en el terreno. Se había enviado a un solo centinela esta vez, en prueba de vuelo. Y este es ese prototipo, prototipo DSTRCT-IVE 1.0.
Los escáneres estaban funcionando desde que había salido de la base militar. Había sido enviado a una zona de guerra, puesto que allí es posible que se encontrasen algunos focos de magia ocultos, focos que mediante patrullas terrestres serian difíciles de confirmar.
El zumbido de los reactores aumenta, haciéndose audible para los viandantes de las calles de ese pueblo. El escáner en funcionamiento constante empieza a alertar de un pequeño foco de magia en la superficie. Criaturas mágicas localizadas. Iniciando protocolo COMISIÓN DE LIMPIEZA. Aterrizaje en la superficie localizado. Zona de aterrizaje: apto. Distancia de los sujetos: 50 metros. La orden del protocolo es: capturar. Iniciar programa beta de prueba. Escaneando a los sujetos……..
……….
…………………
Sujeto 1: mago. Realizando escáner facial….. Encontrados datos en base de datos. Sujeto 1: Johan Black. Objetivo prioritario
Sujeto 2:………….raza desconocida. Realizando escáner facial…..No hay datos. Comenzar recopilación de datos. Capturar para más datos. Usar rayo en modo no letal.
…….
El brazo izquierdo del centinela se alza, adoptando la forma de un cañón de laser. La energía comienza a cargarse en la boca del cañon y puede apreciarse cierta luminosidad, además de un pitido que no augura nada bueno. La carga dura unos 5 segundos, y entonces, el rayo láser sale disparado hacia donde están los dos sujetos. Es un rayo no letal, pero de impactar de lleno los dejaría cercanos a la inconsciencia.
Los escáneres estaban funcionando desde que había salido de la base militar. Había sido enviado a una zona de guerra, puesto que allí es posible que se encontrasen algunos focos de magia ocultos, focos que mediante patrullas terrestres serian difíciles de confirmar.
El zumbido de los reactores aumenta, haciéndose audible para los viandantes de las calles de ese pueblo. El escáner en funcionamiento constante empieza a alertar de un pequeño foco de magia en la superficie. Criaturas mágicas localizadas. Iniciando protocolo COMISIÓN DE LIMPIEZA. Aterrizaje en la superficie localizado. Zona de aterrizaje: apto. Distancia de los sujetos: 50 metros. La orden del protocolo es: capturar. Iniciar programa beta de prueba. Escaneando a los sujetos……..
……….
…………………
Sujeto 1: mago. Realizando escáner facial….. Encontrados datos en base de datos. Sujeto 1: Johan Black. Objetivo prioritario
Sujeto 2:………….raza desconocida. Realizando escáner facial…..No hay datos. Comenzar recopilación de datos. Capturar para más datos. Usar rayo en modo no letal.
…….
El brazo izquierdo del centinela se alza, adoptando la forma de un cañón de laser. La energía comienza a cargarse en la boca del cañon y puede apreciarse cierta luminosidad, además de un pitido que no augura nada bueno. La carga dura unos 5 segundos, y entonces, el rayo láser sale disparado hacia donde están los dos sujetos. Es un rayo no letal, pero de impactar de lleno los dejaría cercanos a la inconsciencia.
A pesar de haberme quedado más tranquilo en lo que a un posible ataque respecta, sigo teniendo cierta curiosidad sobre la identidad de mi interlocutor. El cabello blanco en personas jóvenes solía ser propio de personas cuya sangre era mágica, lo de la piel oscura no era tan relevante, pero de lo que sí me percato ahora al observarlo de manera más detenida y sin temor a un ataque es de la forma de sus orejas. Definitivamente no, no era mago. Y elfos llevaba mucho tiempo sin ver. Por los rasgos y algunas cosas qué sé podría encajar con los drow, aunque lo último que se supo de uno de ellos es que había atacado a gente de manera indiscriminada y después había sido abatido por un grupo de cazadores. No le gustaría saber eso último a quien acabo de conocer. Tampoco le doy mucha importancia en caso de que sea un drow, de haberme querido atacar ya lo habría hecho y no estaría hablando conmigo tan tranquilamente, tratando de hacerse entender.
- En lo de la lengua podemos ayudarte, y tal vez podamos enseñarte algunas cosas útiles. Todo es cuestión de intentarlo. Eso sí...he estado pensando, y no te ofendas por la pregunta, ¿eres uno de esos elfos oscuros de los que algunos me han hablado? no suelen verse en la superficie. Lo digo porque hace algún tiempo hubo un problema con uno, y la gente puede tener algo de miedo al verte. Es así...se teme a lo desconocido, aunque tú no seas peligroso, o al menos no lo pareces, se refugian en los actos malos que han hecho otros para juzgarte.
"lo sé porque lo han hecho con nosotros...nos juzgaban por lo que hacían los magos fanáticos de la pureza de sangre"
- Siempre puedes tratar de comerciar o algo así. Puedes tener tratos con nosotros, pero prefiero serte sincero desde el principio y no mentirte con eso de que ganarás mucho dinero. Lo que sí podría hacer es darte una moneda comunicadora...la tenemos algunos de los miembros de mi grupo. Lleva un encantamiento para que las letras del canto cambien para escribir un mensaje.
De vez en cuando miro a nuestro alrededor, por pura precaución y por estar alerta, no sería la primera vez que estando hablando en aparente tranquilidad nos sorprenden. Me cruzo de brazos ladeando ligeramente la cabeza, haciendo un gesto de intentar comprender todo lo que dice. No parece uno de esos pícaros que se ganen la vida robando, simplemente coge trabajos, los hace , y espera que le paguen. Tal vez así podamos llegar a acuerdos.
- Puede que sí seas alguien que hace bien su trabajo, podríamos comprobarlo de alguna manera. Respecto a lo de buenos y malos...hay renegados que tampoco son trigo limpio, ahora que La Resistencia como tal ha desaparecido el grupo se ha diversificado. Hay de todo, igual que con los humanos. He conocido humanos capaces de lo peor y lo mejor. Uno de mis mejores amigos es humano, de hecho. Y era un capullo insufrible al principio.
"cómo cambian las cosas....tengo que ir a hacerles una visita. Su hijo ya debe estar bastante grande. Y él seguro que aburrido de la vida inactiva"
- Ah, lo de que esto esté medio muerto...tiene un motivo. Viven bajo tierra, es normal, allí están más seguros. Además, no todos luchan. También hay gente que no puede o no sabe. Si quieres caerles bien tendrás que acercarte despacio. ¿En qué más puedo ayudarte?
Pero no da tiempo a que me diga mucho más, en ese momento la conversación se ve interrumpida por uno de esos horrores metálicos con forma antropomorfa llamados centinelas, esos que nos detectan y nos hacen complicada la existencia. A unos 50 metros aterriza el susodicho robot, seguro que nos ha detectado a distancia y por eso está ahí. - Jooder...- murmuro por lo bajo al verlo ahí plantificado, señalando para que Vor se fije en lo que se nos viene encima. - ¿Ves esa cosa? pues persigue tipos como nosotros, y son un puñetero dolor de cabeza, no trates de enfrentarlo, debemos irnos. - antes de poder hacer nada la cosa esa comienza una carga que termina en un potente rayo, enviado desde esa distancia. Trato de apartarme y de paso apartar a Vor que seguro lo está flipando con tanta cosa rara así de repente, así que lo empujo hacia un lado esperando que eso sea suficiente. Por mi parte no resulta suficiente y el rayo ese me impacta en la espalda al girarme, haciendo que caiga al suelo de frente, bastante aturdido y sin poder moverme por ahora, como si una sacudida muy fuerte de energía me hubiese dejado fuera de juego.
- En lo de la lengua podemos ayudarte, y tal vez podamos enseñarte algunas cosas útiles. Todo es cuestión de intentarlo. Eso sí...he estado pensando, y no te ofendas por la pregunta, ¿eres uno de esos elfos oscuros de los que algunos me han hablado? no suelen verse en la superficie. Lo digo porque hace algún tiempo hubo un problema con uno, y la gente puede tener algo de miedo al verte. Es así...se teme a lo desconocido, aunque tú no seas peligroso, o al menos no lo pareces, se refugian en los actos malos que han hecho otros para juzgarte.
"lo sé porque lo han hecho con nosotros...nos juzgaban por lo que hacían los magos fanáticos de la pureza de sangre"
- Siempre puedes tratar de comerciar o algo así. Puedes tener tratos con nosotros, pero prefiero serte sincero desde el principio y no mentirte con eso de que ganarás mucho dinero. Lo que sí podría hacer es darte una moneda comunicadora...la tenemos algunos de los miembros de mi grupo. Lleva un encantamiento para que las letras del canto cambien para escribir un mensaje.
De vez en cuando miro a nuestro alrededor, por pura precaución y por estar alerta, no sería la primera vez que estando hablando en aparente tranquilidad nos sorprenden. Me cruzo de brazos ladeando ligeramente la cabeza, haciendo un gesto de intentar comprender todo lo que dice. No parece uno de esos pícaros que se ganen la vida robando, simplemente coge trabajos, los hace , y espera que le paguen. Tal vez así podamos llegar a acuerdos.
- Puede que sí seas alguien que hace bien su trabajo, podríamos comprobarlo de alguna manera. Respecto a lo de buenos y malos...hay renegados que tampoco son trigo limpio, ahora que La Resistencia como tal ha desaparecido el grupo se ha diversificado. Hay de todo, igual que con los humanos. He conocido humanos capaces de lo peor y lo mejor. Uno de mis mejores amigos es humano, de hecho. Y era un capullo insufrible al principio.
"cómo cambian las cosas....tengo que ir a hacerles una visita. Su hijo ya debe estar bastante grande. Y él seguro que aburrido de la vida inactiva"
- Ah, lo de que esto esté medio muerto...tiene un motivo. Viven bajo tierra, es normal, allí están más seguros. Además, no todos luchan. También hay gente que no puede o no sabe. Si quieres caerles bien tendrás que acercarte despacio. ¿En qué más puedo ayudarte?
Pero no da tiempo a que me diga mucho más, en ese momento la conversación se ve interrumpida por uno de esos horrores metálicos con forma antropomorfa llamados centinelas, esos que nos detectan y nos hacen complicada la existencia. A unos 50 metros aterriza el susodicho robot, seguro que nos ha detectado a distancia y por eso está ahí. - Jooder...- murmuro por lo bajo al verlo ahí plantificado, señalando para que Vor se fije en lo que se nos viene encima. - ¿Ves esa cosa? pues persigue tipos como nosotros, y son un puñetero dolor de cabeza, no trates de enfrentarlo, debemos irnos. - antes de poder hacer nada la cosa esa comienza una carga que termina en un potente rayo, enviado desde esa distancia. Trato de apartarme y de paso apartar a Vor que seguro lo está flipando con tanta cosa rara así de repente, así que lo empujo hacia un lado esperando que eso sea suficiente. Por mi parte no resulta suficiente y el rayo ese me impacta en la espalda al girarme, haciendo que caiga al suelo de frente, bastante aturdido y sin poder moverme por ahora, como si una sacudida muy fuerte de energía me hubiese dejado fuera de juego.
Equipo actual
"We've all been sorry, we've all been hurt
But how we survive, is what makes us who we are"
- -:
Créditos de avatar a Sirius Black (aka Blacksanz)
Una de las preguntas que me hizo -como no- fue sobre mi raza. Pero era un adelanto que no hubiera sido su carta de presentación, señalar que era “muy violeta” como hizo la niña aquella llamada Aslaug. Me explicó un poco porqué preguntaba… Un incidente con un drow. No era la primera vez que oía sobre él, y ciertamente, me sentía un poco mal imaginar como debió acabar el asunto. Más si se hablaba en pasado sobre ello. Sospesé un poco lo que me decía. No, no iba a encontrar paz hacia allí. Me ponía en bandeja negarme, olvidarme de ellos, irme a otro lugar a hacer fortuna… Pero quizás no tener el bastón en mano, si no oculto, me hacía necio. -No, no lo soy.- Negué primeramente. -Solo… a medias.- Suspiré pesadamente. -Mi madre era elfa. Mi padre, drow. Yo no soy ni uno ni otro.- Le expliqué. Era una diferencia imperceptible para muchos, pero para mi era fruto de todas mi dudas, cruces de moralidades, preguntas. Si fuera uno u otro tendría mi camino y mi decisión muy clara. Pero tristemente, tenía que enfrentarme a esa dualidad cada día.
Me explicó que tenían una especie de moneda para comunciarse. Me recomendaba comercializar o hacer tratos. -Puedo conformarme con lo otro. Dinero, ya venir después. Por ahora… Prefiero entender donde vivo.- Le dije con un poco de simplicidad, negándole con la cabeza. Él parecía estar todo el rato listo para un peligro, cualquier cosa. Me decía muchas cosas de él solo con aquello. Probablemente hubiera estado en sitios peligrosos… En eso, tenía la actitud típica de cualquier drow, cosa que yo estaba perdiendo poco a poco. Me contó que los humanos eran distintos. Quizás como todas las razas al fin y al cabo. -Humanos son mejores que drows, aún así. Pero si… Hay excepciones.- Pero no me refería a mi mismo.
Me contó cosas sobre que la gente allí vivía bajo tierra. Ese detalle lo sabía pero no había parado a pensar en aquel momento. Me sentí un poco bastante idiota en cuanto me lo contó. No todos luchaban y probablemente fueran un poco recelosos. No iba a ser fácil… No iba a darme beneficios que lo justificaran… No iba a valer la puñetera pena. Todo indicaba exactamente lo mismo. Entonces vimos aquel robot. Una cosa gigantesca de metal. Me quedé paralizado. No había visto nada de eso antes. Me entró un temblor, unos nervios, se me abrieron los ojos como platos y me quedé en un silencio mortal, con miedo hasta de respirar. -¿¡Q-Qué…!?
Que no lucharamos. Que no podíamos contra eso. Que eso detectaba criaturas como nosotros. ¿Entonces él era también de alguna otra raza? No lo había notado por la apariencia básica, aunque se podía suponer. Pero quedé completamente quieto… Hasta que el otro me empujó y se comió el rayo de pleno en mi lugar. -Shu… ¡SHU!- Grité completamente desesperado. No llegué a caer al suelo pero me reanimé un poco, observando a mi compañero, cuyo nombre siquiera sabía por entonces. Observé el robot de nuevo y tomé aire. Podría haberme ido corriendo. No me interesaba, me decía. No me interesaba en absoluto. No quería saber nada de todo eso. Pero no podía, sencillamente, dejarlo tirado. Algo me ligaba a tener que ayudarles. Al moverme noté un sonido en mi bolsa que me recordó que qué demonios hacía allí. No iba a dejarle tirado. Fue instinto, por parte élfica, no drow.
Intenté recitar un hechizo curativo que debería ayudarle a recuperar cierta movilidad antes de cogerle, estableciendo contacto con su cuerpo. Pero no podía cargarlo encima. Odiaba ser un puñetero elfo. O drow. O ambas cosas a la vez. Con un buen esfuerzo traté de levantarlo para llevarle hasta la bici y montarlo en ella. -Agarra, tu agarra. Yo llevar. No poder cargar encima.- Le advertí, señalando el manillar. Y de la forma… Más absurda posible, empecé a correr empujando la bicicleta, en dirección contraria al robot. Era la única forma que tenía para poder alejarle. -¿¡A donde ir!? ¡Dime donde ir! Yo llevar, no te preocupes. No pesa… No pesa, lo tengo, lo tengo…- Por aquel momento me limitaba a alejarme de aquel bicharraco tanto como me fuera posible, intentando que no me diera un patatús por usar la bicicleta de carro. Jadeaba con fuerza, pero al menos lo estaba intentando...
Me explicó que tenían una especie de moneda para comunciarse. Me recomendaba comercializar o hacer tratos. -Puedo conformarme con lo otro. Dinero, ya venir después. Por ahora… Prefiero entender donde vivo.- Le dije con un poco de simplicidad, negándole con la cabeza. Él parecía estar todo el rato listo para un peligro, cualquier cosa. Me decía muchas cosas de él solo con aquello. Probablemente hubiera estado en sitios peligrosos… En eso, tenía la actitud típica de cualquier drow, cosa que yo estaba perdiendo poco a poco. Me contó que los humanos eran distintos. Quizás como todas las razas al fin y al cabo. -Humanos son mejores que drows, aún así. Pero si… Hay excepciones.- Pero no me refería a mi mismo.
Me contó cosas sobre que la gente allí vivía bajo tierra. Ese detalle lo sabía pero no había parado a pensar en aquel momento. Me sentí un poco bastante idiota en cuanto me lo contó. No todos luchaban y probablemente fueran un poco recelosos. No iba a ser fácil… No iba a darme beneficios que lo justificaran… No iba a valer la puñetera pena. Todo indicaba exactamente lo mismo. Entonces vimos aquel robot. Una cosa gigantesca de metal. Me quedé paralizado. No había visto nada de eso antes. Me entró un temblor, unos nervios, se me abrieron los ojos como platos y me quedé en un silencio mortal, con miedo hasta de respirar. -¿¡Q-Qué…!?
Que no lucharamos. Que no podíamos contra eso. Que eso detectaba criaturas como nosotros. ¿Entonces él era también de alguna otra raza? No lo había notado por la apariencia básica, aunque se podía suponer. Pero quedé completamente quieto… Hasta que el otro me empujó y se comió el rayo de pleno en mi lugar. -Shu… ¡SHU!- Grité completamente desesperado. No llegué a caer al suelo pero me reanimé un poco, observando a mi compañero, cuyo nombre siquiera sabía por entonces. Observé el robot de nuevo y tomé aire. Podría haberme ido corriendo. No me interesaba, me decía. No me interesaba en absoluto. No quería saber nada de todo eso. Pero no podía, sencillamente, dejarlo tirado. Algo me ligaba a tener que ayudarles. Al moverme noté un sonido en mi bolsa que me recordó que qué demonios hacía allí. No iba a dejarle tirado. Fue instinto, por parte élfica, no drow.
Intenté recitar un hechizo curativo que debería ayudarle a recuperar cierta movilidad antes de cogerle, estableciendo contacto con su cuerpo. Pero no podía cargarlo encima. Odiaba ser un puñetero elfo. O drow. O ambas cosas a la vez. Con un buen esfuerzo traté de levantarlo para llevarle hasta la bici y montarlo en ella. -Agarra, tu agarra. Yo llevar. No poder cargar encima.- Le advertí, señalando el manillar. Y de la forma… Más absurda posible, empecé a correr empujando la bicicleta, en dirección contraria al robot. Era la única forma que tenía para poder alejarle. -¿¡A donde ir!? ¡Dime donde ir! Yo llevar, no te preocupes. No pesa… No pesa, lo tengo, lo tengo…- Por aquel momento me limitaba a alejarme de aquel bicharraco tanto como me fuera posible, intentando que no me diera un patatús por usar la bicicleta de carro. Jadeaba con fuerza, pero al menos lo estaba intentando...
Robot Centinela

Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El láser impacta en parte en el mago pero la función no era exterminar. El prototipo funciona bien. Autoevalúa sus sistemas de nuevo para comprobar que todo está en orden. El cañón laser vuelve a entrar en fase de carga, el centinela no se mueve del sitio por el momento. Continua escaneando al semi-elfo mientras envía los datos de Johan hacia la base militar: transfiriendo identidad, localización.....
El escaner de la cabeza del robot centra su atencion ahora en el elfo. Evalua estatura, potencial mágico, niveles arcanos y rasgos físicos, acumulandolo todo en una nueva base de datos que tambien seria usada por el ejercito. La luz de mi cabeza que hace las veces de rostro cambia de rojo a azulado. Entonces enciende los propulsores de la espalda y eleva el vuelo nuevamente haciendo un ruido de mil demonios, levantando una humareda de polvo de toda la suciedad acumulada en la calle, y haciendo que vuelen algunos papeles y escombros mas ligeros.
Vuela por encima de la cabeza del drow, del cual transmite imagenes en tiempo real hacia la base militar, ayudando al mago. Despues de haberlos sobrevolado y adelantado, vuelve a aterrizar nuevamente frente a ellos, cortandoles el paso a donde quiera que estuviesen huyendo. Arma de nuevo el cañón laser en modo aturdir. Un pitido y despues una voz robótica, fria e impersonal surge de él.
- Han sido identificados como sujetos peligrosos. Comisión de limpieza se encargará de vosotros. Entregáos pacificamente y no sufrirán daño. La Alianza Humana los requiere amistosamente. DEPONGAN LAS ARMAS. DEPONGAN EL VEHÍCULO. MATRÍCULA DE VEHÍCULO ILEGAL.
Por el momento no ataca ni hace nada, solo los mantiene encañonados y fijados en su mira, esperando una rendición. Si no se detienen o siguen sin deponer las armas, tardaría unos diez segundos en volver a atacar. Cosa que se puede percibir porque el cañon de su brazo con el que los apunta parece volver a entrar en carga.
El escaner de la cabeza del robot centra su atencion ahora en el elfo. Evalua estatura, potencial mágico, niveles arcanos y rasgos físicos, acumulandolo todo en una nueva base de datos que tambien seria usada por el ejercito. La luz de mi cabeza que hace las veces de rostro cambia de rojo a azulado. Entonces enciende los propulsores de la espalda y eleva el vuelo nuevamente haciendo un ruido de mil demonios, levantando una humareda de polvo de toda la suciedad acumulada en la calle, y haciendo que vuelen algunos papeles y escombros mas ligeros.
Vuela por encima de la cabeza del drow, del cual transmite imagenes en tiempo real hacia la base militar, ayudando al mago. Despues de haberlos sobrevolado y adelantado, vuelve a aterrizar nuevamente frente a ellos, cortandoles el paso a donde quiera que estuviesen huyendo. Arma de nuevo el cañón laser en modo aturdir. Un pitido y despues una voz robótica, fria e impersonal surge de él.
- Han sido identificados como sujetos peligrosos. Comisión de limpieza se encargará de vosotros. Entregáos pacificamente y no sufrirán daño. La Alianza Humana los requiere amistosamente. DEPONGAN LAS ARMAS. DEPONGAN EL VEHÍCULO. MATRÍCULA DE VEHÍCULO ILEGAL.
Por el momento no ataca ni hace nada, solo los mantiene encañonados y fijados en su mira, esperando una rendición. Si no se detienen o siguen sin deponer las armas, tardaría unos diez segundos en volver a atacar. Cosa que se puede percibir porque el cañon de su brazo con el que los apunta parece volver a entrar en carga.
La necesidad de buscar hierbas y otros implementos para reabastecer la enfermería, así como, definitivamente hacer algo para dejar de aburrirme me empuja a salir de la base subterránea con una capucha y el bolso y cinturón lleno de botellas y pociones para estar disponible ante cualquier cosa. Salgo cuidando de no caerme con las rocas inestables que forman parte del camino. Sin embargo, a medida que voy saliendo al exterior empiezo a escuchar un poco más de gritos y una voz metálica. Me detengo en la caminata detrás de una columna y trato de regular mi respiración agitada. Cuando creo que me he calmado lo suficiente me asomo por la pared de piedra caída y noto la presencia de esos gigantes de metal con voz y presencia amenazante. Vuelvo a esconderme y arrugo el ceño porque no he visto a ningún ser que reconozca pero los gritos vuelven a aparecer y sin duda el tipo de metal sigue empeñado en agarrar a alguien. Decido correr hacia otra pared de piedra cuidando de no estar en el campo visual del bicho y vuelvo asomarme esta vez divisando a un tipo echo pupa encima de una bicicleta y a otro que grita de manera extraña.
“Oh… oh… ¿Qué hago? ¿Qué hago? Es Lyran el que sabe de estas cosas. Oh, joder joder joder…. Lyran Lyran… tenemos que desarrollar contacto mental o algo… un patronus?! ¿Qué hago?!”
Vuelvo a mirar al bicho de metal que parece estar empezando a cargar su brazo y me toqueteo el cinturón buscando alguna de las últimas pociones que había hecho encontrando una de color verde que los humanos a veces llamaban fuego griego. Me mordisqueo el labio y lo miro preocupada antes de decidir hacerlo.
-Uno.. dos.. tres-
Tiro con toda la fuerza de mi brazo hacia el lado contrario de donde estan corriendo las víctimas. La poción explota contra un escombro y genera una explosión de gran tamaño que luego se convierte en llamaradas verdes que se desparraman por casi dos metros a cada lado. Aprovecho la pequeña distracción para ir corriendo hacia donde estan los otros dos encontrándome con Johan hecho un desastre.
-Oh mierda… JOHAN!-
Le grito como si con eso se fuera a despertar y ayudo al elfo a correr hasta llegar a una de las paredes de piedra con apenas tiempo. Le agarro la cara con fuerza para revisar su estado y saber qué puedo hacer para ayudarlo.
-¿Qué pasó? ¿Qué le hizo el bicho ese?-
“Oh… oh… ¿Qué hago? ¿Qué hago? Es Lyran el que sabe de estas cosas. Oh, joder joder joder…. Lyran Lyran… tenemos que desarrollar contacto mental o algo… un patronus?! ¿Qué hago?!”
Vuelvo a mirar al bicho de metal que parece estar empezando a cargar su brazo y me toqueteo el cinturón buscando alguna de las últimas pociones que había hecho encontrando una de color verde que los humanos a veces llamaban fuego griego. Me mordisqueo el labio y lo miro preocupada antes de decidir hacerlo.
-Uno.. dos.. tres-
Tiro con toda la fuerza de mi brazo hacia el lado contrario de donde estan corriendo las víctimas. La poción explota contra un escombro y genera una explosión de gran tamaño que luego se convierte en llamaradas verdes que se desparraman por casi dos metros a cada lado. Aprovecho la pequeña distracción para ir corriendo hacia donde estan los otros dos encontrándome con Johan hecho un desastre.
-Oh mierda… JOHAN!-
Le grito como si con eso se fuera a despertar y ayudo al elfo a correr hasta llegar a una de las paredes de piedra con apenas tiempo. Le agarro la cara con fuerza para revisar su estado y saber qué puedo hacer para ayudarlo.
-¿Qué pasó? ¿Qué le hizo el bicho ese?-
༺Enfermera con demasiados conocimientos de guerra༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
Comisión de limpieza. Era un nombre un tanto curioso, e inspiraba mucha confianza. Y sobretodo no parecía en absoluto como si aquella cosa no pretendiera exterminarnos ni nada. Habría sido sencillo dejar al chaval aquel, que estaba más bien atontado, y salir yo por patas. Esconderme en cualquier agujero, pegar cuatro brincos mal hechos… Quizás era solo idiotez, pero algo me decía que no podía dejar un compañero herido allí. Aquel peso adicional en mi bolsa me solía recordar, aún así, porqué hacía todo aquello. Pero ahí estaba, con una sucia máquina de la Alianza Humana (que si, que seguro que nos requerían con mucho amor y cariño), sin tener ni idea de como escapar. Tanta amistad profesaban que aquel bicho no había dejado de apuntar con el cañón.
-¡Me rindo, me rindo!- Grité de inmediato, sacando ambas armas de las vainas y dejándolas en el suelo. -Yo… Yo entregarme pacíficamente, pero… tu comprender que no poder levantar manos, porque bici sujetar…- Me encogí de hombros mientras trataba de rebuscar algo en la cintura. -Compañero estar inconsciente, él no poder deponer armas.- Suspiré. Intentaba pensar. Qué demonios podía hacer, o qué dejar de hacer… Pronto logré librar la daga, bien escondida. -¿Tu llevar nosotros?- Pregunté con inocencia. Miraba el cañón. Mierda, pensé. Arrojé la daga directamente al centro del cañón, esperando atascarlo o hacerlo malfuncionar. Ya había ganado suficiente tiempo como para pensar algo. Cogí mi arma de nuevo, susurré -KULGGEN- (más bien lo grité), lo que hizo que ambas espadas se juntaran para formar un escudo.
Subí a la bici con el otro encima y muy torpemente logré poner ambos pies al pedal. Llevaba días practicando como peladear a puta ostia, que se dice. Con un brazo trataba de sujetar al otro, que parecía casi más muerto que vivo, maldiciendo que estuviera entre el manillar y yo. Con el otro trataba de proteger mi espalda. No temía que me rompiera el escudo con otro de esos rayos, ya había aprendido que aquella arma era frágil… Pero podía volver a reconstruirse. De repente, sin embargo, vi algo inesperado. Fuego. Puñetero fuego verde. -VITH’IIIIIIIIIIIIIIRRRRRRRRRRRRR- Chillé desesperadamente. ¿Cómo había provocado aquella máquina tal cosa…?
Vi a la mujer responsable acercarse. Podría haber sido una humana intentando quitarme al otro de encima pero al menos no era un robot de cinco metros de alto, así que pude confiar casi de inmediato en ella. Me ayudó a buscar un escondrijo, bajé de inmediato de la bici y gritó ella, “Johan”. O era el nombre del hombre o hablaba otra lengua que no conociera. Me preguntó que qué le hizo. -RAYO. Aquella cosa. Rayo, encima. Él quedar así. No poder moverse. Intentar huir, yo… ¡VITH!- Chillé por culpa de mis nervios.
Jadeaba con bastante fuerza y estaba aún un poco mareado, quizás por no haberme recuperado del todo del enfrentamiento con aquel tiparraco. -... ¿Puedes esconderlo? No se entretener todo el día…- Me abrazaba a mi mismo con miedo. Intentaba escuchar por si sentía el ruido infernal de aquella máquina. -Y mucho agradecer si… Si tu…shlu’ta…- Cogí aire. -Pueder en… encontrarme un… lugar para… mi…- Le miré con el rostro desfigurado por el horror. En aquellos momentos casi me había olvidado que podría percibirme a mi mismo como un monstruo por mi raza. Aunque el conflicto ahora era entre máquina y seres de carne y hueso, más que entre seres de orejas cortas con seres de orejas largas. Confiaba que ella tuviera esa misma visión de los bandos.[/i]
-¡Me rindo, me rindo!- Grité de inmediato, sacando ambas armas de las vainas y dejándolas en el suelo. -Yo… Yo entregarme pacíficamente, pero… tu comprender que no poder levantar manos, porque bici sujetar…- Me encogí de hombros mientras trataba de rebuscar algo en la cintura. -Compañero estar inconsciente, él no poder deponer armas.- Suspiré. Intentaba pensar. Qué demonios podía hacer, o qué dejar de hacer… Pronto logré librar la daga, bien escondida. -¿Tu llevar nosotros?- Pregunté con inocencia. Miraba el cañón. Mierda, pensé. Arrojé la daga directamente al centro del cañón, esperando atascarlo o hacerlo malfuncionar. Ya había ganado suficiente tiempo como para pensar algo. Cogí mi arma de nuevo, susurré -KULGGEN- (más bien lo grité), lo que hizo que ambas espadas se juntaran para formar un escudo.
Subí a la bici con el otro encima y muy torpemente logré poner ambos pies al pedal. Llevaba días practicando como peladear a puta ostia, que se dice. Con un brazo trataba de sujetar al otro, que parecía casi más muerto que vivo, maldiciendo que estuviera entre el manillar y yo. Con el otro trataba de proteger mi espalda. No temía que me rompiera el escudo con otro de esos rayos, ya había aprendido que aquella arma era frágil… Pero podía volver a reconstruirse. De repente, sin embargo, vi algo inesperado. Fuego. Puñetero fuego verde. -VITH’IIIIIIIIIIIIIIRRRRRRRRRRRRR- Chillé desesperadamente. ¿Cómo había provocado aquella máquina tal cosa…?
Vi a la mujer responsable acercarse. Podría haber sido una humana intentando quitarme al otro de encima pero al menos no era un robot de cinco metros de alto, así que pude confiar casi de inmediato en ella. Me ayudó a buscar un escondrijo, bajé de inmediato de la bici y gritó ella, “Johan”. O era el nombre del hombre o hablaba otra lengua que no conociera. Me preguntó que qué le hizo. -RAYO. Aquella cosa. Rayo, encima. Él quedar así. No poder moverse. Intentar huir, yo… ¡VITH!- Chillé por culpa de mis nervios.
Jadeaba con bastante fuerza y estaba aún un poco mareado, quizás por no haberme recuperado del todo del enfrentamiento con aquel tiparraco. -... ¿Puedes esconderlo? No se entretener todo el día…- Me abrazaba a mi mismo con miedo. Intentaba escuchar por si sentía el ruido infernal de aquella máquina. -Y mucho agradecer si… Si tu…shlu’ta…- Cogí aire. -Pueder en… encontrarme un… lugar para… mi…- Le miré con el rostro desfigurado por el horror. En aquellos momentos casi me había olvidado que podría percibirme a mi mismo como un monstruo por mi raza. Aunque el conflicto ahora era entre máquina y seres de carne y hueso, más que entre seres de orejas cortas con seres de orejas largas. Confiaba que ella tuviera esa misma visión de los bandos.[/i]
Robot Centinela

Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
El escaner de lenguaje humano se activa para registrar las palabras del sujeto nº2 que parece acordar una rendicion. El centinela se dispone a descargar su rayo aturdidor una vez mas sobre ellos pero una daga vuela a la boca del cañon causando que salten chispas y produciendo una malfunción que inactiva el rayo por el momento. Tras un potente chisporrotazo la daga chamuscada y medio derretida sale volando por los aires describiendo circulos, pero el cañon sigue chisporroteando.
- Reaccion hostil detectada. Se anuncia el cese de las diplomacias. La rendicion ya no supondrá beneficios ni su integridad fisica sera asegurada.
Los sujetos hostiles huyen en el vehiculo robado de matricula ilegal a una velocidad no demasiado pasmosa para un roboto con reactores para volar. Despliega su otro brazo haciendo aparecer otra de sus armas, una ametralladora de pequeño calibre. Para cuando los apunta, se sucede una explosion que hace al Centinela tambalearse, y las llamaradas verdes lo obligan a retroceder.
-Detectado otro foco hostil de magia. Procediendo a activar los radares sensiorales. Localizando....
Mientras las llamas verdosas trepan por el cuerpo del gigante de metal, éste se dedica a pasear su mirada por los alrededores realizando su escaner, ajeno al fuego o ignorándolo, aunque éste sin duda afecta a sus sistemas. Su mirada se detiene en la zona en la que ellos se han ocultado, no puede verlos porque están fuera de su campo de vision, pero sin embargo gracias a los escaneres sabe que estan alli. Asi que levanta su metralladora y con un ruido de mil demonios se pone a disparar contra la pared de piedra tras la que se han ocultado. Parece que intenta seguir lanzando sus advertencias pero las llamas ya le han subido hasta la cabeza y solo salen frases incongruentes y con una pesima calidad de sonido, aun asi, sigue disparando tratando de desmenuzar la pared, avanzando hacia donde se ocultan. Sin embargo cuando parece que el Centinela está a punto de volcarse y caer de rodillas sobre ellos, enciende sus propulsores, dispuesto a huir. El protocolo de daños sobre el 85% se activa y eso impide que se quede ahi en territorio enemigo donde podria caer en sus manos. Al elevarse unos cuantos metros aun envuelto en llamas los propulsores tambien fallan y cae a tierra pesadamente, bastante cerca de Anteia y Vor'Kalth y Johan, ardiendo. Tras unos ruidos raros, las luces de su cabeza que hacen las veces de ojos, se apagan.
..............
Daños iguales al 100%. Reinicio del sistema.
Protocolo de emergencia activado. Cuenta atrás iniciada.
Las luces de los ojos, tras 10 segundos, parpadean y vuelven a encenderse, iniciando una cuenta atrás de otros cinco segundos, la cual anuncia en forma de cinco pitidos. Terminados dichos pitidos, la máquina se hace explotar a sí misma, con las consecuencias que ello conlleva para los que están proximos.
- Reaccion hostil detectada. Se anuncia el cese de las diplomacias. La rendicion ya no supondrá beneficios ni su integridad fisica sera asegurada.
Los sujetos hostiles huyen en el vehiculo robado de matricula ilegal a una velocidad no demasiado pasmosa para un roboto con reactores para volar. Despliega su otro brazo haciendo aparecer otra de sus armas, una ametralladora de pequeño calibre. Para cuando los apunta, se sucede una explosion que hace al Centinela tambalearse, y las llamaradas verdes lo obligan a retroceder.
-Detectado otro foco hostil de magia. Procediendo a activar los radares sensiorales. Localizando....
Mientras las llamas verdosas trepan por el cuerpo del gigante de metal, éste se dedica a pasear su mirada por los alrededores realizando su escaner, ajeno al fuego o ignorándolo, aunque éste sin duda afecta a sus sistemas. Su mirada se detiene en la zona en la que ellos se han ocultado, no puede verlos porque están fuera de su campo de vision, pero sin embargo gracias a los escaneres sabe que estan alli. Asi que levanta su metralladora y con un ruido de mil demonios se pone a disparar contra la pared de piedra tras la que se han ocultado. Parece que intenta seguir lanzando sus advertencias pero las llamas ya le han subido hasta la cabeza y solo salen frases incongruentes y con una pesima calidad de sonido, aun asi, sigue disparando tratando de desmenuzar la pared, avanzando hacia donde se ocultan. Sin embargo cuando parece que el Centinela está a punto de volcarse y caer de rodillas sobre ellos, enciende sus propulsores, dispuesto a huir. El protocolo de daños sobre el 85% se activa y eso impide que se quede ahi en territorio enemigo donde podria caer en sus manos. Al elevarse unos cuantos metros aun envuelto en llamas los propulsores tambien fallan y cae a tierra pesadamente, bastante cerca de Anteia y Vor'Kalth y Johan, ardiendo. Tras unos ruidos raros, las luces de su cabeza que hacen las veces de ojos, se apagan.
..............
Daños iguales al 100%. Reinicio del sistema.
Protocolo de emergencia activado. Cuenta atrás iniciada.
Las luces de los ojos, tras 10 segundos, parpadean y vuelven a encenderse, iniciando una cuenta atrás de otros cinco segundos, la cual anuncia en forma de cinco pitidos. Terminados dichos pitidos, la máquina se hace explotar a sí misma, con las consecuencias que ello conlleva para los que están proximos.
Observo con preocupación que en el ambiente en el que estamos no podré hacer mucho. Parecía aturdido. Revisé que sus signos vitales estuvieran normales y miré por encima sus extremidades sin encontrar ningún daño severo ni sangre, aquello me dejaba bastante más tranquila. Me volteo a mirar al hombre que, sin duda, está muy desenfocado e histérico, hablandome del rayo por lo que me asomo al filo de la pared para observar al robot que grita un “Localizando”. Apoyo la espalda contra la pared con un gesto tenso antes de mirar al peliblanco que casi entra en estado de pánico. Tenía que hacer algo, no podía dejar todo estar.
Y como muchas veces el instinto materno ayudó. Alargué una mano hacia él y apreté su hombro con fuerza -Está bien. Vamos a estar bien. Nos vamos a ayudar y vamos a salir vivos de aquí- Lo decía con convicción porque estaba totalmente negada a dejarse morir después de años en los que había permanecido lejos de Lyran y de Azahar -Tenemos que…- Antes de que pudiese finalizar la palabra empezó un tiroteo que hacia que el polvillo de la pobre pared tras la cual nos escondiamos -OKEY. NUEVO PLAN- Grito medio histérica como tratando de calmar a los millones de mini Anteias que hay en mi cabeza.
Miro el lugar y decido que no es buena idea ir a ningún lado ni quedarme y… que también extraño mi varita. Intento llevar a la realidad la práctica de canalizar magia con las manos nada más y murmuro un par de hechizos de protección sobre cada uno de nosotros mientras el sonido de las balas se hace cada vez más fuerte y la pared empieza a ceder -Tenemos que correr… ¡YA!- Espeto sin ni siquiera una cuenta atrás y empezamos a correr hacia delante esperando que la pared nos sirva de algo. Siento la presencia del robot casi encima de nosotros cuando todo se va a la puta mierda.
Me detengo haciendo derrapar la bici y a Johan que se me cae al piso, el pobre, hago una mueca y mientras intento levantarlo escucho al robot estrellarse y empezar a hablar raro. Hago una seña a Vor para que no diga nada e intento interpretar lo que dice pero no entiendo -¿Ya? No sabía que esa poción era tan buena!!- Digo con una creciente sonrisa hasta que veo las luces encenderse nuevamente -Eh… corre...corre...corre- Repito corriendo y casi arrastrando a los otros dos porque lo que hace el robot no debe ser nada bueno.
Y no lo es.
Y como muchas veces el instinto materno ayudó. Alargué una mano hacia él y apreté su hombro con fuerza -Está bien. Vamos a estar bien. Nos vamos a ayudar y vamos a salir vivos de aquí- Lo decía con convicción porque estaba totalmente negada a dejarse morir después de años en los que había permanecido lejos de Lyran y de Azahar -Tenemos que…- Antes de que pudiese finalizar la palabra empezó un tiroteo que hacia que el polvillo de la pobre pared tras la cual nos escondiamos -OKEY. NUEVO PLAN- Grito medio histérica como tratando de calmar a los millones de mini Anteias que hay en mi cabeza.
Miro el lugar y decido que no es buena idea ir a ningún lado ni quedarme y… que también extraño mi varita. Intento llevar a la realidad la práctica de canalizar magia con las manos nada más y murmuro un par de hechizos de protección sobre cada uno de nosotros mientras el sonido de las balas se hace cada vez más fuerte y la pared empieza a ceder -Tenemos que correr… ¡YA!- Espeto sin ni siquiera una cuenta atrás y empezamos a correr hacia delante esperando que la pared nos sirva de algo. Siento la presencia del robot casi encima de nosotros cuando todo se va a la puta mierda.
Me detengo haciendo derrapar la bici y a Johan que se me cae al piso, el pobre, hago una mueca y mientras intento levantarlo escucho al robot estrellarse y empezar a hablar raro. Hago una seña a Vor para que no diga nada e intento interpretar lo que dice pero no entiendo -¿Ya? No sabía que esa poción era tan buena!!- Digo con una creciente sonrisa hasta que veo las luces encenderse nuevamente -Eh… corre...corre...corre- Repito corriendo y casi arrastrando a los otros dos porque lo que hace el robot no debe ser nada bueno.
Y no lo es.
༺Enfermera con demasiados conocimientos de guerra༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
Aquella mujer no me hizo ascos en primer momento. Porque estaba ocupada revisando la integridad del otro hombre, claro está. Entonces ella intentó relajarme a mi, llevándome una mano encima… Hice una mueca extraña. No estaba acostumbrado a que mantuvieran contacto conmigo. Sin embargo quizás o por la tensión o por no tener palabras tampoco hice intento de apartarme, e intenté pensar en que solo quería relajarme. En un momento como aquel no parecía la decisión más oportuna, pero tampoco estaba yo para pensar en qué era lo mejor y qué era lo peor. Ella decía que saldríamos bien, que nos ayudaríamos… Parecía sincera. Había dado con gente muy poco mentirosa desde que había hablado con el camarrada.
Entonces se empezaron a sentir ruidos, y su formulación tan pasiva y tranquila de un plan se volvió en una desesperada. Acabó gritando que saliéramos de allí pitando leches, aunque con muchas menos palabras. -¡Nindel drostan lotha shu!- Grité deseperadamente, olvidándome una vez más que mi compañera probablemente no tenía ni idea de drow. Se sentían tiros en cuanto emprendimos carrera. Me había dado la sensación que ella había tratado de conjurar alguna cosa, y a juzgar por su aspecto, debía ser conocedora de la magia. Si había logrado hacer tales llamaradas tan solo con un hechizo, probablemente debía ser una bastante poderosa.
Pero por mucho que hubiera podido hacer para protegernos, los tiros me movían las patas por si solas. La pared no iba a resistir, menos si aquella monstruosidad (que odiaba tener a mis espaldas) le daba por dar un puñetado al último obstáculo que había entre él y nosotros. Ya no podía dar más de si. Y en cuanto se derrumbara, estaba seguro que un par de disparos se llevarían mi vida con Él. Casi que parecía el mejor de los finales. Al detenerse ella vi al otro hombre caer de la bicicleta y maldije.
Se sintió la voz de la máquina retumbar por todas las calles. No comprendí mucho. Porque por supuesto, el común no era mi especialidad. La máquina había caído al suelo… Y la mujer ya cantaba victoria. Pero yo no había bajado el escudo en ningún momento. Una poción, hablaba. ¿Poción? ¿Había derretido a aquel bicharraco con una poción? ¡Y yo haciendo mejunjes de setas para aliviar dolores de cabeza! Entonces vi una luz… Y ella pidiendo que corrieramos de nuevo, casi tratando de sacarme allí por la fuerza. Unos segundos después, la máquina estalló. Me aparté bruscamente de su agarre y puse a Zer’tath, en su forma de escudo, por medio. Intenté que esta bloqueara cualquier posible daño que pudiera venir de tal estallido hacia los otros dos. Si el bastón fallaba, mi cuerpo haría de escudo humano.
Y así fue. La explosión podría haberme matado de no haber intentado bloquarla. Su hechizo protector probablemente me salvó parte del pellejo. Pero igualmente hubo algo que no resistió tanto. El escudo. En cuanto aquel mar de polvo, metal y llamas se despejó, yo sostenía poco más que unos cuantos pedazos de cristal agrietados. El resto estaban esparcidos por aquí y por allá, en el suelo, aún volaban a varios metros por encima de mi cabeza. Estaba hecho polvo. Aunque algunos más inoportunos habían ido a parar en sitios más molestos. Me arranqué un pedazo de la pierna, dejando ir un buen chorreón de sangre. Gruñí una palabra curativa que no ayudó en mucho. Había otro trozo que me había rebanado un buen pedazo de carne de la cara. Ese iba a dejar cicatriz. Tenía cortes y quemaduras de diversa importancia en mi cuerpo. Pero al menos, los de detrás mía no debían estar peor que yo.
Me giré con una sonrisa amarga en la cara. Noté sangre caerme desde la altura de media mejilla. -¿Todos vivos?- Pregunté casi como si no me estuviera muriendo. Mi corazón no daba para más. Miré el suelo y suspiré, observando los pedazos del bastón. Cristales por todos los putos lados. -Qué… desperdicio.- Susurré. Me agaché a recogerlos uno a uno, metiéndolos en una bolsa aparte. Ya me encargaría de eso después… En cuanto tuviera un techo encima de mi cabeza. -... Preferir, yo… Si pudiéramos ir a algún lugar.- Tosí gravemente. El humo del aire me reventaba los pulmones. -Entonces poder descansar. Curar algo. Quiero volver a una cueva. Donde no puedan venir más de esos. Y no salir jamás de ella.- Me miré la bicicleta. Por supuesto estaba en mal estado y ya no sería fiable de montar, pero con un poco de maña quizás podría hacerla servir de nuevo.
Aunque quizás sería más simple robar otra. Si, era mejor plan. Procuraría que fuera de otro hijo de la gran puta. Alguna puta de la Alianza, por supuesto. -Venga, tu guías.- Le dije en cuanto tuve todos los pedazos de Zer’tath encima, quitándome la sangre de la barbilla con un refriegue de ropa. ¡Y acababa de perder otra muda! Aunque de forma milagrosa al meter la mano dentro de mi bolsa no encontré nada húmedo ni pestazo a alcohol. La botella había resistido. Y con eso, más o menos, me conformaba.
Entonces se empezaron a sentir ruidos, y su formulación tan pasiva y tranquila de un plan se volvió en una desesperada. Acabó gritando que saliéramos de allí pitando leches, aunque con muchas menos palabras. -¡Nindel drostan lotha shu!- Grité deseperadamente, olvidándome una vez más que mi compañera probablemente no tenía ni idea de drow. Se sentían tiros en cuanto emprendimos carrera. Me había dado la sensación que ella había tratado de conjurar alguna cosa, y a juzgar por su aspecto, debía ser conocedora de la magia. Si había logrado hacer tales llamaradas tan solo con un hechizo, probablemente debía ser una bastante poderosa.
Pero por mucho que hubiera podido hacer para protegernos, los tiros me movían las patas por si solas. La pared no iba a resistir, menos si aquella monstruosidad (que odiaba tener a mis espaldas) le daba por dar un puñetado al último obstáculo que había entre él y nosotros. Ya no podía dar más de si. Y en cuanto se derrumbara, estaba seguro que un par de disparos se llevarían mi vida con Él. Casi que parecía el mejor de los finales. Al detenerse ella vi al otro hombre caer de la bicicleta y maldije.
Se sintió la voz de la máquina retumbar por todas las calles. No comprendí mucho. Porque por supuesto, el común no era mi especialidad. La máquina había caído al suelo… Y la mujer ya cantaba victoria. Pero yo no había bajado el escudo en ningún momento. Una poción, hablaba. ¿Poción? ¿Había derretido a aquel bicharraco con una poción? ¡Y yo haciendo mejunjes de setas para aliviar dolores de cabeza! Entonces vi una luz… Y ella pidiendo que corrieramos de nuevo, casi tratando de sacarme allí por la fuerza. Unos segundos después, la máquina estalló. Me aparté bruscamente de su agarre y puse a Zer’tath, en su forma de escudo, por medio. Intenté que esta bloqueara cualquier posible daño que pudiera venir de tal estallido hacia los otros dos. Si el bastón fallaba, mi cuerpo haría de escudo humano.
Y así fue. La explosión podría haberme matado de no haber intentado bloquarla. Su hechizo protector probablemente me salvó parte del pellejo. Pero igualmente hubo algo que no resistió tanto. El escudo. En cuanto aquel mar de polvo, metal y llamas se despejó, yo sostenía poco más que unos cuantos pedazos de cristal agrietados. El resto estaban esparcidos por aquí y por allá, en el suelo, aún volaban a varios metros por encima de mi cabeza. Estaba hecho polvo. Aunque algunos más inoportunos habían ido a parar en sitios más molestos. Me arranqué un pedazo de la pierna, dejando ir un buen chorreón de sangre. Gruñí una palabra curativa que no ayudó en mucho. Había otro trozo que me había rebanado un buen pedazo de carne de la cara. Ese iba a dejar cicatriz. Tenía cortes y quemaduras de diversa importancia en mi cuerpo. Pero al menos, los de detrás mía no debían estar peor que yo.
Me giré con una sonrisa amarga en la cara. Noté sangre caerme desde la altura de media mejilla. -¿Todos vivos?- Pregunté casi como si no me estuviera muriendo. Mi corazón no daba para más. Miré el suelo y suspiré, observando los pedazos del bastón. Cristales por todos los putos lados. -Qué… desperdicio.- Susurré. Me agaché a recogerlos uno a uno, metiéndolos en una bolsa aparte. Ya me encargaría de eso después… En cuanto tuviera un techo encima de mi cabeza. -... Preferir, yo… Si pudiéramos ir a algún lugar.- Tosí gravemente. El humo del aire me reventaba los pulmones. -Entonces poder descansar. Curar algo. Quiero volver a una cueva. Donde no puedan venir más de esos. Y no salir jamás de ella.- Me miré la bicicleta. Por supuesto estaba en mal estado y ya no sería fiable de montar, pero con un poco de maña quizás podría hacerla servir de nuevo.
Aunque quizás sería más simple robar otra. Si, era mejor plan. Procuraría que fuera de otro hijo de la gran puta. Alguna puta de la Alianza, por supuesto. -Venga, tu guías.- Le dije en cuanto tuve todos los pedazos de Zer’tath encima, quitándome la sangre de la barbilla con un refriegue de ropa. ¡Y acababa de perder otra muda! Aunque de forma milagrosa al meter la mano dentro de mi bolsa no encontré nada húmedo ni pestazo a alcohol. La botella había resistido. Y con eso, más o menos, me conformaba.

Nada recuerdo tras el impacto del rayo enviado por el centinela hacia mí, los siguientes minutos que siguieron a eso son para mi un misterio en los que no tengo ni idea de lo que ha pasado, simplemente he sido llevado y salvado por otros. De no haber sido así probablemente me hubieran dado caza y muerte, por ese orden. Despierto de manera más o menos repentina en el momento en que sucede la explosión, ese fuerte estruendo es suficiente para hacerme reaccionar y despertar, aunque por el momento todo resulte muy confuso, siga algo aturdido y todo me de vueltas alrededor. Creo distinguir que estoy en el suelo, que ha llegado un rostro conocido que asocio a Anteia, la mujer de Lyran, y que el drow que acabo de conocer sigue aquí, ayudándonos. La buena noticia al despertar es que sigo vivo, el resto también y el robot acaba de quedar destrozado no sé gracias a qué ni a quién. La mala es que parece que el aguerrido desconocido está bastante herido, al haber recibido buena parte de los trozos de metal y chismes que han saltado por los aires. Me incorporo llevándome la mano a la cabeza y cerrando un ojo al hacer una mueca, con un molesto e intenso zumbido en los oídos como consecuencia de la explosión.
"qué bonito recibimiento me han dado...y pensar que tenía ganas de volver"
- Puta mierda de robots, de Alianza y de todo.- murmuro malhumorado por lo bajo, aunque ni yo mismo me oigo por eso del zumbido en los oídos. Alzo después la cabeza para mirar a Anteia y al elfo oscuro alternativamente, queriendo saber cómo están ambos, aunque no sé si les pasa igual que a mi y no oyen demasiado bien por ahora. - ¿Cómo estáis? ¿dónde os han herido? - de un rápido vistazo puedo comprobar que el que ha salido peor parado ha salido es el peliblanco, así que probablemente necesite atención más especializada que unos simples primeros auxilios. - Arg...siento haber sido una carga, quedé completamente KO. - El saber eso me fastidia todavía más, no me gusta retrasar a los demás o hacer que tengan que correr riesgos por mi culpa. Por suerte las heridas recibidas no habían sido muy graves, pero sí que me habían dejado fuera de juego durante unos valiosos minutos que podían haber supuesto la diferencia entre la vida y la muerte. - ¿Cómo habéis conseguido lo de la explosión? ¿Qué ha pasado mientras yo estaba inconsciente?- Demasiadas preguntas que resolver y poco tiempo para hacerlo, puesto que deberíamos marcharnos cuanto antes.
El denso humo que ha quedado alrededor nuestro impide respirar con normalidad, y además no puede ser nada bueno, por lo que necesitamos salir de aquí cuanto antes. Me levanto del suelo despacio y tosiendo un poco a causa de la humareda, lanzando una mirada de reojo al destrozado robot. Nada queda ahí que nos pueda servir para sacar más información. Además era uno de los modelos nuevos, los que habían estado desarrollando estos meses. Había demasiados rumores acerca de sus mejoras, aunque al ver el modo en el que ha explotado no estoy tan seguro de si realmente han mejorado tanto. Cuando consigo la suficiente estabilidad para andar me acerco un poco al drow, que se ha ganado más confianza por mi parte al haberse quedado y haber ayudado. Podía haberse marchado, la cosa no iba con él, y después de todo no habría estado tan mal porque habría intentado salvar su propia vida. No habría podido reprocharle nada, puesto que no somos más que dos desconocidos. Aunque eso puede cambiar. - Gracias por la ayuda, y por no haber dejado que esa cosa me triturase o algo peor. Mi nombre es Johan, y ella es Anteia. Me gustaría saber el nombre del insensato que ha decidido quedarse en lugar de salir corriendo por su vida. - le echo la mano a modo de presentación, aunque no sé si entenderá esa convención social o si simplemente no sabrá qué hacer. Mientras espero a que se decida señalo hacia atrás con el pulgar, como señalando el camino a seguir. - Debemos largarnos, pueden venir más. Y así te curas en condiciones y descansamos todos un poco.
"qué bonito recibimiento me han dado...y pensar que tenía ganas de volver"
- Puta mierda de robots, de Alianza y de todo.- murmuro malhumorado por lo bajo, aunque ni yo mismo me oigo por eso del zumbido en los oídos. Alzo después la cabeza para mirar a Anteia y al elfo oscuro alternativamente, queriendo saber cómo están ambos, aunque no sé si les pasa igual que a mi y no oyen demasiado bien por ahora. - ¿Cómo estáis? ¿dónde os han herido? - de un rápido vistazo puedo comprobar que el que ha salido peor parado ha salido es el peliblanco, así que probablemente necesite atención más especializada que unos simples primeros auxilios. - Arg...siento haber sido una carga, quedé completamente KO. - El saber eso me fastidia todavía más, no me gusta retrasar a los demás o hacer que tengan que correr riesgos por mi culpa. Por suerte las heridas recibidas no habían sido muy graves, pero sí que me habían dejado fuera de juego durante unos valiosos minutos que podían haber supuesto la diferencia entre la vida y la muerte. - ¿Cómo habéis conseguido lo de la explosión? ¿Qué ha pasado mientras yo estaba inconsciente?- Demasiadas preguntas que resolver y poco tiempo para hacerlo, puesto que deberíamos marcharnos cuanto antes.
El denso humo que ha quedado alrededor nuestro impide respirar con normalidad, y además no puede ser nada bueno, por lo que necesitamos salir de aquí cuanto antes. Me levanto del suelo despacio y tosiendo un poco a causa de la humareda, lanzando una mirada de reojo al destrozado robot. Nada queda ahí que nos pueda servir para sacar más información. Además era uno de los modelos nuevos, los que habían estado desarrollando estos meses. Había demasiados rumores acerca de sus mejoras, aunque al ver el modo en el que ha explotado no estoy tan seguro de si realmente han mejorado tanto. Cuando consigo la suficiente estabilidad para andar me acerco un poco al drow, que se ha ganado más confianza por mi parte al haberse quedado y haber ayudado. Podía haberse marchado, la cosa no iba con él, y después de todo no habría estado tan mal porque habría intentado salvar su propia vida. No habría podido reprocharle nada, puesto que no somos más que dos desconocidos. Aunque eso puede cambiar. - Gracias por la ayuda, y por no haber dejado que esa cosa me triturase o algo peor. Mi nombre es Johan, y ella es Anteia. Me gustaría saber el nombre del insensato que ha decidido quedarse en lugar de salir corriendo por su vida. - le echo la mano a modo de presentación, aunque no sé si entenderá esa convención social o si simplemente no sabrá qué hacer. Mientras espero a que se decida señalo hacia atrás con el pulgar, como señalando el camino a seguir. - Debemos largarnos, pueden venir más. Y así te curas en condiciones y descansamos todos un poco.
Equipo actual
"We've all been sorry, we've all been hurt
But how we survive, is what makes us who we are"
- -:
Créditos de avatar a Sirius Black (aka Blacksanz)
La explosión no me coge desprevenida porque, después de todo, sabía que si el robot caído había encendido sus luces de nuevo algo malo iba a pasar. Sin ninguna duda. Termino rodando por el piso y golpeandome la cabeza con algún escombro de alguna pared caída, por lo visto, de tanto correr nos habíamos metido en las ruinas de una casa y por eso había tantas paredes. Paso bastante tiempo aturdida y con los ojos cerrados pero la mente revolotea en diferentes direcciones. Sabía que no estaba sola, que el antiguo líder de la desequilibrada Alianza estaba en mis manos, y un hombre que no parecía diestro en estas situaciones pero claro, yo tampoco. Apoyo las manos en el piso para levantarme sintiendo una punzada en el costado derecho y observando un pequeño metal del tamaño de medio índice clavado ahí. Agradezco que no es más grande que eso mientras me siento.
No escucho a ninguno de los dos porque sólo tengo un pitido en los oídos. Me toqueteo parte del cuerpo para ver si tengo algún otro problemilla de salud pero sólo moretones y quemaduras. Me miro de nuevo el costado ya viendo de reojo que Johan se levanta y al ensangrentado tipo. Abro los ojos mirando que se ha convertido casi en escudo humano para nosotros y ha acabado bastante mal. -Johan- Le miro los labios porque se que está hablando pero como no le oigo bajo la vista a mi cinturón y la mochila observando que se me ha roto dos pociones del bolso pero la que necesito aún sigue ahí. Tomo una botellita azul irisdicente y me incorporo lentamente mientras la abro. Me echo el menjunje en la mano y sin preguntar se lo pego en la herida al drow y dejo un poco para su pierna. -Detendrá… la sangre- Respiro entrecortadamente mientras el sonido parece disiparse. Alzo la vista más allá mirando el humeante robot sin entender la crueldad de la Alianza Humana.
Me levanto y miro a Johan que parece estar sin sangrar, sólo con molestas quemaduras y golpes -Sí.. vámonos. Necesito verlo a él...y a ti… y a mi- Murmuro llevándome una mano a la cabeza comprobando que no tengo sangre sino sólo un buen golpe. Niego con la cabeza y me subo la capucha negra ocultando mi melena dorada empezando a caminar hacia la cueva sin retirarme todavía el fierro.
No escucho a ninguno de los dos porque sólo tengo un pitido en los oídos. Me toqueteo parte del cuerpo para ver si tengo algún otro problemilla de salud pero sólo moretones y quemaduras. Me miro de nuevo el costado ya viendo de reojo que Johan se levanta y al ensangrentado tipo. Abro los ojos mirando que se ha convertido casi en escudo humano para nosotros y ha acabado bastante mal. -Johan- Le miro los labios porque se que está hablando pero como no le oigo bajo la vista a mi cinturón y la mochila observando que se me ha roto dos pociones del bolso pero la que necesito aún sigue ahí. Tomo una botellita azul irisdicente y me incorporo lentamente mientras la abro. Me echo el menjunje en la mano y sin preguntar se lo pego en la herida al drow y dejo un poco para su pierna. -Detendrá… la sangre- Respiro entrecortadamente mientras el sonido parece disiparse. Alzo la vista más allá mirando el humeante robot sin entender la crueldad de la Alianza Humana.
Me levanto y miro a Johan que parece estar sin sangrar, sólo con molestas quemaduras y golpes -Sí.. vámonos. Necesito verlo a él...y a ti… y a mi- Murmuro llevándome una mano a la cabeza comprobando que no tengo sangre sino sólo un buen golpe. Niego con la cabeza y me subo la capucha negra ocultando mi melena dorada empezando a caminar hacia la cueva sin retirarme todavía el fierro.
༺Enfermera con demasiados conocimientos de guerra༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
༺Perdidamente enamorada esposa de Lyran Knox༺
༺Absolutamente orgullosa madre de Azahar, Kyla y Daryl Knox Malfoy༺
༺Dedicada mamá adoptiva de demasiados chicos༺
La explosión pareció espabilar al hombre, el cual pudo ponerse en pie sin ayuda. Lo primero que soltó fue una maldición más bien brusca. Lo escuché con atención tanto como me permitían mis dolidas orejas… Aunque lo que me dificultaba la escucha no era eso, si no sentir mi propio pulso bombeando sangre por todos lados. Notar como parte de esta iba saliendo rítmicamente de mi cuerpo. Cosquilleaba y dolía a formas iguales. Maldije una vez más por lo bajo mientras trataba de utilizar un pañuelo que cargaba encima como venda para mi rostro. Entonces aquel tío, muy oportuno, preguntó dónde habían herido. -¿Dónde no? Mira, la cara…- Señalaba herida una a una -La pierna, corte aquí, en brazo, corte en mano, corte en orej… ¿¡Oreja!?- Si, tenía un corte poco profundo en la oreja. Pero era donde más me molestaba. -También en la dignidad. Ah, y el bastón. El bastón destrozado. ¿La bici? Hecha polvo.- Le gruñí con desagrado. Luego preguntó como habíamos “logrado” hacer explotar esa cosa.
-No sé. Yo correr contigo en bici, de repente fuego, de repente ella está aquí, de repente tiros, de repente explosión. No entiendo.- Expliqué muy bruscamente. Las palabras en mi lengua natal intentaban salir de mi boca, queriendo tirar el común a la basura. Odiaba aquella lengua. Odiaba, odiaba aquella situación, odiaba aquel dolor, aquella debilidad, odiaba aquellas máquinas… Quería irme a casa. Me ajusté la gorra e intenté ponerme las gafas de nuevo, aunque faltaba un cristal y medio. Las arrojé al suelo, molesto. Y en cuanto levanté la vista la otra mujer me estaba restregando alguna cosa para detener la sangre. Enfurruñé el rostro. No era la mejor idea con una herida abierta de lado a lado. Pero guardé silencio y le dejé hacer. -Esto, gracias…- Susurré con un larguísimo suspiro. Se daba bastantes licencias a la hora de tocarme y sinceramente me desagradaba, por falta de costumbre.
Entonces el otro se presentó bajo el nombre de Johan y me presentó a la otra como Anteia. Definitivamente debían ser amigos. O algo similar. Y me preguntó el nombre de forma peculiar. -Vor’Kalth. Prefiero Vor o Kalth, si es difícil de pronunciar el completo.- Decidí no añadir algo como “pero es que la gente del exterior no sabe decir ni media palabra drow bien pronunciada, así que mejor os lo dejo facilito, que una sílaba quizás no es demasiado para vosotros”. Pero debía. ¡Qué nombres tan llenos de vocales tenían la gran mayoría de las personas de allí! Él me ofreció la mano y yo se la cogí, extrañado, como si me hubiera dado cuenta que no parecía muy seguro de que yo fuera conocedor de tal gesto.
Los dos parecían tener prisas por irse. Yo, el primero. Puse la bici en pie y sin montarme en ella la hice rodar, aunque de vez en cuando se encallaba. Pensaba en mis propias heridas… Definitivamente si que habían parado de sangrar tan bastamente. Entre la poción de la muchacha rubia y mi triste conjuro algo debía haber menguado el daño. Pero empezaba a preocuparme el aspecto que tuviera. Saqué un cristal de la bolsa. -Sirn, joder.- Suspiré. El trozo se convirtió en una superficie plana que más o menos me permitía verme el careto debido su forma pulida. -L’Ilhar nindel... me parió
Miré a mis dos compañeros intentando hacerles buena cara, consciente que ahora debía dar aún más asco y repelús que antes. Pero estaba de una pieza. ¿Era eso lo que importaba? No. No me había servido de nada. Aunque había visto a la chiquilla utilizar alguna que otra poción considerable… Y empezaba a pensar que quizás, esa promesa de poder conseguir conocimiento, también implicara poder. Que era lo que más me interesaba. Aunque quizás la tecnología podría suplir mucho más eso. Había visto aquel robotijo en acción. Con uno así, pensaba, tal vez… No. Una poción la podía llevar al interior, pero un cacharro de tal tipo, no.
-Entonces… ¿Ver vosotros muchas cosas de esas? ¿Tienen debilidades? ¿Que tal si uno jamás sale de allí? Antes no comprender qué les reteniene allí dentro. Ahora entender. ¿Hay mucho de eso? ¿Ellos… utilizar eso contra todo no humano?- Les bombardeé con preguntas. -Perdonadme… Pero yo prefiero saber cosas. Para mantener de una pieza el cuerpo.- Mientras esperaba sus respuestas convertí el trozo de cristal en una especie de peine. Y ahí estaba yo, intentando sacarme el polvo y trozos de virutitas de metal de las melenas.
-No sé. Yo correr contigo en bici, de repente fuego, de repente ella está aquí, de repente tiros, de repente explosión. No entiendo.- Expliqué muy bruscamente. Las palabras en mi lengua natal intentaban salir de mi boca, queriendo tirar el común a la basura. Odiaba aquella lengua. Odiaba, odiaba aquella situación, odiaba aquel dolor, aquella debilidad, odiaba aquellas máquinas… Quería irme a casa. Me ajusté la gorra e intenté ponerme las gafas de nuevo, aunque faltaba un cristal y medio. Las arrojé al suelo, molesto. Y en cuanto levanté la vista la otra mujer me estaba restregando alguna cosa para detener la sangre. Enfurruñé el rostro. No era la mejor idea con una herida abierta de lado a lado. Pero guardé silencio y le dejé hacer. -Esto, gracias…- Susurré con un larguísimo suspiro. Se daba bastantes licencias a la hora de tocarme y sinceramente me desagradaba, por falta de costumbre.
Entonces el otro se presentó bajo el nombre de Johan y me presentó a la otra como Anteia. Definitivamente debían ser amigos. O algo similar. Y me preguntó el nombre de forma peculiar. -Vor’Kalth. Prefiero Vor o Kalth, si es difícil de pronunciar el completo.- Decidí no añadir algo como “pero es que la gente del exterior no sabe decir ni media palabra drow bien pronunciada, así que mejor os lo dejo facilito, que una sílaba quizás no es demasiado para vosotros”. Pero debía. ¡Qué nombres tan llenos de vocales tenían la gran mayoría de las personas de allí! Él me ofreció la mano y yo se la cogí, extrañado, como si me hubiera dado cuenta que no parecía muy seguro de que yo fuera conocedor de tal gesto.
Los dos parecían tener prisas por irse. Yo, el primero. Puse la bici en pie y sin montarme en ella la hice rodar, aunque de vez en cuando se encallaba. Pensaba en mis propias heridas… Definitivamente si que habían parado de sangrar tan bastamente. Entre la poción de la muchacha rubia y mi triste conjuro algo debía haber menguado el daño. Pero empezaba a preocuparme el aspecto que tuviera. Saqué un cristal de la bolsa. -Sirn, joder.- Suspiré. El trozo se convirtió en una superficie plana que más o menos me permitía verme el careto debido su forma pulida. -L’Ilhar nindel... me parió
Miré a mis dos compañeros intentando hacerles buena cara, consciente que ahora debía dar aún más asco y repelús que antes. Pero estaba de una pieza. ¿Era eso lo que importaba? No. No me había servido de nada. Aunque había visto a la chiquilla utilizar alguna que otra poción considerable… Y empezaba a pensar que quizás, esa promesa de poder conseguir conocimiento, también implicara poder. Que era lo que más me interesaba. Aunque quizás la tecnología podría suplir mucho más eso. Había visto aquel robotijo en acción. Con uno así, pensaba, tal vez… No. Una poción la podía llevar al interior, pero un cacharro de tal tipo, no.
-Entonces… ¿Ver vosotros muchas cosas de esas? ¿Tienen debilidades? ¿Que tal si uno jamás sale de allí? Antes no comprender qué les reteniene allí dentro. Ahora entender. ¿Hay mucho de eso? ¿Ellos… utilizar eso contra todo no humano?- Les bombardeé con preguntas. -Perdonadme… Pero yo prefiero saber cosas. Para mantener de una pieza el cuerpo.- Mientras esperaba sus respuestas convertí el trozo de cristal en una especie de peine. Y ahí estaba yo, intentando sacarme el polvo y trozos de virutitas de metal de las melenas.

El enfado del drow está más que justificado, además de estar fastidiado físicamente se le han roto algunos objetos personales que traía con él. Las heridas son variadas, pero al menos no parece que sean de extrema gravedad, nada que no se pueda solucionar. - Te conseguiremos otra bici. Y el bastón supongo que alguien podrá arreglarlo, hay gente experta en chismes de ese tipo. Al menos piensa que tenemos suerte de haber salido vivos. - no sé si le sirve de algo esto, pero a veces es necesario recordar ese tipo de cosas para relativizar algunas situaciones. Podía haber sido mucho peor. Anteia se encarga de la herida de su pierna, aunque no dice mucho más porque se nota que también tiene ganas de irse, lo más sensato en este momento. El drow va explicando lo sucedido mientras ella le cura, aunque tampoco me aclara mucho, él parece estar igual de perdido que yo. Al menos una cosa me queda clara: se encargó de alejarme del lugar de peligro, algo a tener muy en cuenta.
- De acuerdo, Vor’Kalth, así te llamaré. Aunque supongo que si luego llega a haber confianza se quedará en Vor...igual que al ruso a veces lo llamamos sólo Yaros, o Tolstoi, depende del día. - suelto su mano tras un firme apretón de presentación, ligeramente sorprendido por ver que conocía esa convención social. O bien ellos lo hacen igual o ya conocía el modo de actuar de la gente de la superficie. El aspecto del pobre Vor deja bastante que desear en estos momentos al tener heridas por todas partes y buena parte de sus objetos rotos, así que en cuanto Anteia se pone a caminar para irnos del lugar le hago un gesto al drow para que me siga, observando atentamente si es capaz de caminar o no.
"lo mejor será desaparecernos a los tres, no creo que pueda andar así demasiado rato"
- Sí, no es la primera vez que vemos bichos de metal de esos. Y debilidades...no muchas, son como chismes blindados, es difícil dañarlos, pero no son indestructibles. Mira el anterior...lo malo es si son muchos a la vez. y sobre todo que te localizan. Además, aún no sé todo lo que puede hacer el nuevo modelo, pero me enteré de algunas cosas durante mi viaje. No sé si serán ciertas, pero había rumores de que eran capaces de copiar habilidades. - emito un sonido de exasperación, como si eso fuese una locura. Después niego con la cabeza, pasando una mano por mi oído ahora que la audición se iba normalizando poco a poco.
- Creo que hay bastantes patrullando por las calles. Lo usan contra cualquiera que no sea como ellos. Nos quieren dar caza. No hay lugar para otros que no sean ellos. Pero seguro que hay más motivos detrás. Siempre los hay...la guerra supone intereses económicos para unos e ideales para otros...- la pregunta sobre el modo de vencerlos o de mantenerse de una pieza me hace esbozar una sonrisa irónica. Si lo supiese no me habría visto en ninguna de las situaciones que me he visto. - No lo tenemos claro del todo. En ello andamos. Sobre todo procura no enfrentarlos tú solo, bajo ningún concepto. Ellos llamarán siempre refuerzos, aunque venzas a uno vendrán más. Tal vez algún poder de tipo eléctrico pueda ser útil, o algo que cause explosiones muy fuertes. No vale con cualquiera. Te contaremos más en un lugar seguro. - dicho esto alargo el brazo hasta el hombro de Anteia, poniendo la otra mano en el hombro de Vor. De este modo mantengo el contacto con ambos para llevarlos conmigo cuando uso la desaparición para abandonar el lugar.
- De acuerdo, Vor’Kalth, así te llamaré. Aunque supongo que si luego llega a haber confianza se quedará en Vor...igual que al ruso a veces lo llamamos sólo Yaros, o Tolstoi, depende del día. - suelto su mano tras un firme apretón de presentación, ligeramente sorprendido por ver que conocía esa convención social. O bien ellos lo hacen igual o ya conocía el modo de actuar de la gente de la superficie. El aspecto del pobre Vor deja bastante que desear en estos momentos al tener heridas por todas partes y buena parte de sus objetos rotos, así que en cuanto Anteia se pone a caminar para irnos del lugar le hago un gesto al drow para que me siga, observando atentamente si es capaz de caminar o no.
"lo mejor será desaparecernos a los tres, no creo que pueda andar así demasiado rato"
- Sí, no es la primera vez que vemos bichos de metal de esos. Y debilidades...no muchas, son como chismes blindados, es difícil dañarlos, pero no son indestructibles. Mira el anterior...lo malo es si son muchos a la vez. y sobre todo que te localizan. Además, aún no sé todo lo que puede hacer el nuevo modelo, pero me enteré de algunas cosas durante mi viaje. No sé si serán ciertas, pero había rumores de que eran capaces de copiar habilidades. - emito un sonido de exasperación, como si eso fuese una locura. Después niego con la cabeza, pasando una mano por mi oído ahora que la audición se iba normalizando poco a poco.
- Creo que hay bastantes patrullando por las calles. Lo usan contra cualquiera que no sea como ellos. Nos quieren dar caza. No hay lugar para otros que no sean ellos. Pero seguro que hay más motivos detrás. Siempre los hay...la guerra supone intereses económicos para unos e ideales para otros...- la pregunta sobre el modo de vencerlos o de mantenerse de una pieza me hace esbozar una sonrisa irónica. Si lo supiese no me habría visto en ninguna de las situaciones que me he visto. - No lo tenemos claro del todo. En ello andamos. Sobre todo procura no enfrentarlos tú solo, bajo ningún concepto. Ellos llamarán siempre refuerzos, aunque venzas a uno vendrán más. Tal vez algún poder de tipo eléctrico pueda ser útil, o algo que cause explosiones muy fuertes. No vale con cualquiera. Te contaremos más en un lugar seguro. - dicho esto alargo el brazo hasta el hombro de Anteia, poniendo la otra mano en el hombro de Vor. De este modo mantengo el contacto con ambos para llevarlos conmigo cuando uso la desaparición para abandonar el lugar.
Equipo actual
"We've all been sorry, we've all been hurt
But how we survive, is what makes us who we are"
- -:
Créditos de avatar a Sirius Black (aka Blacksanz)
-¿Arreglar el bastón? Eso hacer yo en un pispás. Pero no tengo fuerza.- Lo solté casi apresuradamente, como si me diera miedo que se preocupara por semejante sandez. -¿Y bici? Mejor arreglar. Prefiero no tener que meterme con otro futuro niño de la Alianza. O si. Deber haber matado aquel bastardo…- Eso último lo solté con voz muy baja. Apreciaba poco la vida de las personas a las que tenía por enemigos, y a mi no me parecía nada grave que decir. Abrirlo en canal en un abrir y cerrar de ojos habría sido sencillo, y sin ninguna pista mía, probablemente jamás hubieran sabido quien era el autor. Y si de alguna forma podían descubrirlo, daba igual… Porque igualmente me querían muerto. Por mi color de piel y orejas. ¡Perfecto! La próxima vez me iba a contener menos, muchísimo menos. Me aseguraría de llevarme el corazón para darle de comer a las ratas.
Él consideró oportuno utilizar el nombre completo, considerando que uno más corto era cosa de confianza. Me habló del ruso. -Realmente, yo… Creeo que su nombre suenar mejor entero…- Fue otro comentario casi en voz baja. Reflexionaba para mi mismo. Es que a mi me gustaban largos, la verdad. Acto seguido prosiguió para responder las preguntas que formulé. Aparentemente habían muchos de aquellos bichejos aquí y allá, se utilizaban como patrullas, para dar caza a cualquier cosa no humana… Lo cual era un problema, porque a diferencia de ellos dos, yo parecía mucho menos aquella raza. No acababa de entender porqué un mago se consideraba no humano. Para mí, eran personas “normales” pero con poderes. El poder… No cambia la raza, ¿No?
Pero no me gustaba lo que oía. No parecían tener muy claro como vencerlos. Él decía que la guerra, aquella matanza, probablemente solo tuviera finalidades económicas. -... En mi hogar, luchan por poder, no dinero. Pero… Aquí dinero es poder... - Susurré como muy pensativo. Me decía que no me enfrentara a ellos solos. Mencionó electricidad. -Entonces, aprender yo algo relacionado a ella.- Le dije, medio distraído. No me atraía demasiado aquel tipo de magia pero menos daba una piedra. -Pero, ugh… Suenar difícil.- Cavilaba mucho sobre todo aquello. No parecía haber una solución.
Al menos, no una que no implicara hacer cosas moralmente poco aceptables. Que seguía siendo tentador, pero… Entonces no lo sabía, pero ahora soy consciente que esos pensamientos quedaban descartados tan rápidamente por la ausencia de mi bastón. Al llevarlo ahí oculto, con uno solo en mano en forma de peine (que tampoco tardé en guardar), no pensaba en nada. En el objetivo, en Él, en mi mentor. No, nada de eso estaba presente. Yo… Hacía vida, disfrutaba como podía de ese cambio de aires, esa tranquilidad, esa… Amistad. De esa mano en el homb… Espera, ¡La mano en el hombro! Si, me la puso, y yo me preguntaba porqué. Parecían muy dados al contacto físico, cuando… De repente, el mundo dejó de ser mundo. Ahogué un grito.
Él consideró oportuno utilizar el nombre completo, considerando que uno más corto era cosa de confianza. Me habló del ruso. -Realmente, yo… Creeo que su nombre suenar mejor entero…- Fue otro comentario casi en voz baja. Reflexionaba para mi mismo. Es que a mi me gustaban largos, la verdad. Acto seguido prosiguió para responder las preguntas que formulé. Aparentemente habían muchos de aquellos bichejos aquí y allá, se utilizaban como patrullas, para dar caza a cualquier cosa no humana… Lo cual era un problema, porque a diferencia de ellos dos, yo parecía mucho menos aquella raza. No acababa de entender porqué un mago se consideraba no humano. Para mí, eran personas “normales” pero con poderes. El poder… No cambia la raza, ¿No?
Pero no me gustaba lo que oía. No parecían tener muy claro como vencerlos. Él decía que la guerra, aquella matanza, probablemente solo tuviera finalidades económicas. -... En mi hogar, luchan por poder, no dinero. Pero… Aquí dinero es poder... - Susurré como muy pensativo. Me decía que no me enfrentara a ellos solos. Mencionó electricidad. -Entonces, aprender yo algo relacionado a ella.- Le dije, medio distraído. No me atraía demasiado aquel tipo de magia pero menos daba una piedra. -Pero, ugh… Suenar difícil.- Cavilaba mucho sobre todo aquello. No parecía haber una solución.
Al menos, no una que no implicara hacer cosas moralmente poco aceptables. Que seguía siendo tentador, pero… Entonces no lo sabía, pero ahora soy consciente que esos pensamientos quedaban descartados tan rápidamente por la ausencia de mi bastón. Al llevarlo ahí oculto, con uno solo en mano en forma de peine (que tampoco tardé en guardar), no pensaba en nada. En el objetivo, en Él, en mi mentor. No, nada de eso estaba presente. Yo… Hacía vida, disfrutaba como podía de ese cambio de aires, esa tranquilidad, esa… Amistad. De esa mano en el homb… Espera, ¡La mano en el hombro! Si, me la puso, y yo me preguntaba porqué. Parecían muy dados al contacto físico, cuando… De repente, el mundo dejó de ser mundo. Ahogué un grito.

Contenido patrocinado
Raza
mensajes
puntos
Alineamiento
Ocupación
Bando
Apodo
Edad
Nacionalidad
Página 1 de 34. • 1, 2, 3 ... 17 ... 34 

Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|