Calles de Bastion Hollow

El miembro 'Smaug' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Curación' :

Había estado vagando por Bastion Hollow y la base de la Resistencia desde hace varios días, llorando por los rincones después de que mi padre nos diese a mi hermano y a mi la noticia de la muerte de mi madre. Nos habíamos quedado unos pocos días con él, pasando el duelo juntos, pero tras esos días mi padre se fue porque necesitaba ir a Francia por su cuenta. Mi hermano también se mostraba distante, y en parte sé que tiene cierto resentimiento hacia mi padre por pensar en el daño que le hizo a mi madre cuando nos dejó para irse con los aurores. Ella nunca lo superó del todo, y ahora ya no hay manera de recuperar ese tiempo perdido. Al final me quedé sola porque cada uno se fue por su lado, a lamerse las heridas en soledad. Yo intenté distraerme todo lo posible, recolectando plantas medicinales y preparando pociones, aunque sin tener la cabeza en mi sitio no ja sido posible. Por eso regresé a la base, intentando recordar mi infancia entre esas lúgubres paredes, trayendo a la mente recuerdos felices a pesar de la situación. Gracias a mi madre puedo decir que fui una niña bastante feliz.

Deambulo por la zona un rato más, hasta que escucho la potente voz de un dragón negro a un par de calles. Me acerco con sigilo, ocultándome entre los escombros hasta llegar a una posición en la que puedo escuchar un poco mejor lo que dice la persona que está junto a él, que no se escucha tanto al no tener ese vozarrón de dragón. Por lo visto lo está curando de sus heridas, aunque parecen tensos. Al final me queda claro que el hombre al que estaba curando es otro dragón y que tiene un chip de la Alianza. El otro alza el vuelo sin ayudarlo más, así que considero prudente acercarme muuuy despacio. Parece que el peliblanco no está curado del todo, así que me tomo el atrevimiento de terminar lo que Smaug ha dejado a medias.

- H-hola...¿puedo acercarme? no voy a hacerte daño. He escuchado al otro dragón, y...quiero terminar de curarte. - sigo avanzando despacio, para que no me considere una amenaza. No debería, al menos por mi aspecto. - Y también he escuchado lo del chip de la Alianza. Te ayudo con eso, si me dejas.-
sigo algo temerosa por si le da por atacarme o gritarme, pero en cuanto estoy lo suficientemente cerca aprovecho para ir canalizando hacia él mis poderes curativos, mejorando prácticamente por completo su estado general.


------------------------------

20 dado + 10 hab. + 40 anillo= 70 a Erebo

El miembro 'Chloe Hacksaw' ha efectuado la acción siguiente: Lanzada de dados

---

'Curación' :

60 + 30 + 70 = 160 PS --> 150/150 Vida al maximo
-------------------------------------------------------------------

Suspiré cansado, el dragón negro este es más cargante que Éamon cuando se me apoya sobre los hombros para sentirse más superior y fuerte que yo. "Soy un dragón viejo, cansado de tanta tontería y que todo el mundo le diga como debe vivir su estúpida vida, punto", pensé para mi, y no, lo siento, el resto de dragones esta muerto para mi, hasta que otro no me demuestre lo contrario sois culpables de capullismo general. Es en momentos así en los que me pregunto que para que coño vivimos tanto los dragones.

- Mira, no quiero parecer ingrato, te agradezco la ayuda y todo, pero estoy cansado, estoy cansado de las cosas de dragones y tengo la cabeza como un bombo, en otro momento si tal me plantearé todas esas cosas, pero ahora no es el momento...

Entonces es cuando lo veo que se levanta en vuelo a buscar a su amigo y me recomienda que busque a alguien que me ayude con el chip, que no piensa tomar forma humana. "Oh sí nene, es toda una gran ayuda, perdido en un puñetero sitio que no conozco, que pueden saber donde estoy y no puedo volar, que bién", pensé sarcásticamente cuando de repente escucho la voz de una adolescente, a saber cuánto tiempo estuvo cotilleando. Me pregunta temblorosa y se acerca a mi al ver que paso olímpicamente de contestar, mientras me cura tomo aire y respiro profundamente tratando de calmarme un poco, "venga Erebo, no tengas malas pulgas siempre, recuerda todo lo que Bram te ha dicho".

- Si te sientes capaz adelante, después de todo no puedo morder con él puesto, así que te puedes acercar. - Vale el chiste era demasiado malo.

La broma del dragón me saca una pequeña sonrisa y me da algo de confianza para acercarme un poco más. Al haber más proximidad termino la canalización de energía sanadora hacia Erebo, potenciando los efectos con el anillo. Quedo bastante satisfecha con la curación, creo que he terminado del todo. - ¿Cómo te sientes? ¿crees que tienes alguna herida todavía que no haya sanado o que necesites ir al hospital? - me recuerdo rápidamente a mi misma que si tiene uno de esos chips localizadores no puedo llevarlo al hospital, así que lo primero será liberarlo de la geolocalización. - Sí, puedo quitarte esa cosa, puedes confiar en mi. He estado aprendiendo de un par de sanadores. - explico al dragón, refiriéndome a Anteia y a Lucio, que me ha dado algunas clases y he hecho prácticas con él. Además de todas las prácticas forzosas con los heridos de los renegados, que cada poco tiempo llegaban heridos por las batallas.

- Tenemos una base en Bastion Hollow, aunque eso ya lo sabéis. En esa base tenemos una enfermería con lo básico, pero será suficiente. Mi padre me explicó cómo quitaron el de mi hermano. Él es licántropo, y también estuvo encerrado por la Alianza. - suspiro apenada, pensando en lo que tuvo que pasar el pobre allí encerrado. - Es horrible lo que hacen. Por eso quiero ayudarte, nadie se merece que le hagan daño. Todo sería más fácil si en lugar de mirar para otro lado nos ayudásemos. Sígueme a la base, si nos quedamos mucho tiempo podrían localizarte. - me separo unos cuantos pasos de él, deteniéndome después a la espera de su decisión. Lo único que tiene que hacer es seguirme y podrá estar seguro de una vez.

Llegué volando convertido en urraca a las calles de Bastion Hollow, cuando ya estaba atardeciendo, pero había suficiente luz para que yo pudiese ver bien. Sobrevolé la zona, que estaba tan desértica, sucia, cochambrosa y maloliente como siempre. Pero era bonita a su modo, un monton de cosas brillaban ahí abajo, desde el suelo, llamándome y diciéndome “¡ven a por mí, brillo y no sirvo para nada!”. Debían ser trozos de cristales rotos, metales de las carcasas de los centinelas reventados….si, recordaba muy bien a aquellos puñeteros centinelas cuando estallaban. Menudo viaje nos habían pegado en los campos de concentración aquellos….. Lo importante pese a todo es que habíamos logrado salir victoriosos de aquella pelea, como de todas las demás.

Me paré en lo alto de un edificio y moví mi cabeza observando todo, muy pajarilmente. Allí no había ni un alma. Ni un renegado,a  decir verdad, que era lo que yo estaba buscando, pues necesitaba una de sus lindas moneditas.
Reemprendí el vuelo, bajando de aquel alto edificio aun siendo una urraca como otra cualquiera, para posarme en algún lugar mas bajo: una farola a medias de volcar, luego el alfeizar de una ventana….iba por ahí dando vueltas y vueltas. En algún momento tendría que ver a alguno de aquellos magos de la Resistencia, con quien poder hablar.
Pero como soy de naturaleza impaciente, a los pocos minutos me cansé de posarme de edificio en edificio y bajé al suelo. Antes de que mis urracosas patas tocasen el suelo, obré mi magia y con un breve destelleo adquirí mi forma humana y puse pies en el suelo. Con el hechizo también hice reaparecer el bastón en mis manos. Caminé un tanto hasta que vi algo muy brillante y me agaché en el suelo, cogiendo un trocito de cristal rojo, sucio pero brillante, y lo elevé a la altura de mis ojos con una sonrisa.

-Hooola…. – le dije al trozo de cristal brillante, seguramente del faro de un coche roto, con todo de voz de querer ligar con aquello.

Esta tarde, vagabundeaba por las calles de Bastion Hollow. Porque era eso, un vagabundo y nada más. Pero uno de esos con los que no quieres encontrarte, porque sabes que no están muy cuerdos, porque te basta con una mirada a su cara y a sus ojos para darte cuenta de ello. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Lo recordaba bastante bien, solo que esta vez, no había habido tanta sangre como en la otra ocasión, no había hecho falta….otros hicieron el trabajo por mi y me sacaron de ahí a mi y a otros tantos. Y ahora yo tenía el control de verdad, y las cosas nos iban a ir mejor, mucho mejor.

La historia había sido larga y poco agradable, pero habia conseguido la manera de sobrevivir...gracias a mi, por supuesto. Porque si no....

Llevaba la capucha de una larguísima gabardina echada sobre mi cabeza, la luz del atardecer no me gustaba, molestaba. El abrigo estaba manchado de la sangre reseca del dueño anterior al que había matado para obtenerlo, algo en mí me había dicho que quería esa prenda y bueno, la mejor forma de conseguirla era aquella.  Igualmente que había robado algún que otro cuchillo en China Town….

Las sombras languidecían en las calles y yo caminaba como un fantasma más por aquel lugar muerto, tan muerto como el fondo de mis ojos bajo la oscuridad de mi capucha. Pero me detuve quieto como un gato al oir un ruido, y silencioso, me arrastré corriendo sin hacer ruidos hasta que me asomé por el callejón, viendo a alguien agachado junto al suelo y hablando solo. Tenía algo…algo rojo en la mano…afilado. Al tiempo yo saqué  uno de mis cuchillos.

“una amenaza…”

Sonreí de lado de modo cruel, a este lo mataría rápido, tanto que ni se iba a enterar de dónde le había venido la muerte… Me moví un poco para tener una buena línea de tiro, apunté y arrojé el cuchillo en dirección a su espalda, que era lo que mas tenía a a la vista. El cuchillo giró  y cortó el aire hacia él.

Estaba yo pensando que podía hacer con aquella cosa que me había encontrado, como colgante quedaría bonito, seguro. O si no me lo guardaría hasta que se me ocurriese algo o se lo regalaría al medio alado como muestra de agradecimiento…pero claro, antes tenia que limpiarlo, que estaba un poco sucio.

Fue entonces cuando pasó. No es que yo oyese nada, quiero decir, no los pasos ni el movimiento. Lo que si oí fue el aire siendo cortado, y lo sentí, mas que escucharlo, al cuchillo surcando el aire hacia mi. Asi que giré ligeramente la cabeza, vi una mancha borrosa en un rápido flashazo, y fui lo suficientemente agil como para agacharme y que solo me rasguñase la mejilla, esquivándolo. El cuchillo se clavó en la piedra tras de mi. Tragué saliva y me puse en pie, guardando el trocito de vidrio rojo en mi túnica, mirando por donde había venido, pero no vi nada.

“mejor no quedarse a comprobarlo”

Porque entonces si que me acordé de lo que me había dicho Jin.

-Si eres un renegado, que sepas que no soy enemigo, al contrario…! MALEDUCAO! – le chillé  al callejón oscuro, al tiempo que lanzaba un ataque mágico en forma de columna de aire, poniéndome en pie y echando a correr en dirección contraria con el bo en mi mano, para irme hacia la calle paralela en la que me encontraba ahora a todo correr. No me apetecía tener que pelearme con nadie.

Aquella criatura esquivó mi ataque con agilidad. Mis ojos se estrecharon, brillando extraños bajo la capucha. Gritó cosas sin sentido, que mas me daba a mi? Aquel ataque…me empujó hacia atrás y me tiró de espaldas. Gruñí y me puse en pie bruscamente en cuanto pude, echando a correr como un diablo hacia afuera del callejón. La presa se escapaba, después de haberme evitado y haberme dañado con magia.

“no llegará muy lejos”

Era rápido y no lo dude demasiado, tenía aun su espalda a mi vista. Cuando pasé por donde se había clavado el cuchillo, lo arranqué de la piedra y seguí corriendo, mudo, sin responderle a aquello que decía. Solo me interesaba alcanzarlo. Evidentemente él parecía tener algunas ventajas físicas sobre mi pero aquello no debió importarme. Usé mi magia de drow, aquella arrebatada por tanto tiempo…y unas llamas lilas aparecieron frente a él, cerrándole le paso. Con suerte seria imbécil como aquellos de las blancas celdas y los laboratorios, y creería que ese fuego quemaba de verdad, al menos al principio….

Hice que el fuego se extendiera también a las paredes de los edificios de la calle por la que corríamos. Pensé que quizá aquello no bastaría así que sin aminorar la carrera, hice gala de un uso de la magia de los de mi raza bastante inusual en mi. Cubrí con oscuridad ambas salidas de la calle, justo atrás de las llamas lilas.

Solté una carcajada, así porque si, porque ahora empezaba a pasármelo bien de verdad. El mismo cuchillo que le había lanzado antes, se lo volví a lanzar, pero este lo camuflé en una bola de oscuridad. Es decir, el ataque parecía de oscuridad solamente, pero llevaba gato encerrado.

-Bueno! Ahora está empezando a ser divertido esto…la mayoría suelen morir con el primer ataque.

Mientras corría me pareció escuchar algo tras de mi, asi que miré por encima de mi hombro y vi a un tio corriendo tras de mi. El corazón me dio el primer pequeño vuelco, porque aunque llevaba una capucha…la silueta, la forma de moverse, me era ciertamente familiar. No…la forma de moverse…esa era algo distinta, había algo raro.

“Dyospiros?”

En fin, que había algo que me decía que si y otro algo que me decía que no era él. Asi que no perdi  mas tiempo y corrí, pero cuando vi las llamas violáceas aparecer frente a mi cerrándome el paso…entonces era un drow! Sonreí de felicidad, en una situación asi. Cualquiera me habría tomado por chalado. Me detuve y me di la vuelta, sonriendo, vi que habían llamas también alrededor y atrás de él, pero no me asusté.

-Dyos!

Pero la sonrisa se me quedó  un poco congelada en la cara porque en cuanto me giré para decir su nombre, él se rió de aquel modo tan…tan poco él, soltando una frase sobre la diversión que tampoco le pegaba para nada y que yo no compartía.

-Dyos…que te pasa…? Soy yo… Roäc…. – fruncí mi ceño, tenía que terminar de comprobarlo.  Lo vi crear una bola de oscuridad y al tiempo yo formé un remolino en mi mano, y se lo lancé para que se le fuera la estúpida capucha de la cabeza al drow en cuestión. El viento se agitó a nuestro alrededor y le quité la capucha, asi que vi su cara confirmando que se trataba de mi amigo, un poco…diferente, pero él sin duda. Y aunque los ojos eran inconfundibles, por una milésima de segundo vi algo en ellos que me preocupó bastante. Porque él también me había visto a la cara y eso no pareció disminuir en lo mas minimo aquel brillo asesino que tenían…aquel que yo había podido apreciar unas cuantas veces durante los años que habíamos estado juntos.

Cometí el error fatal de despistarme de más y no ser lo suficientemente inteligente para pensar que aquella bola de oscuridad lo que quería no era cegarme si no ocultar un cuchillo. Lo supe cuando sentí un agudo dolor en la parte baja del abdomen. Cerré los ojos un momento y solté una canallada, la bola de oscuridad se había desvanecido sin mas pero ahí estaba el cuchillo clavado, y la sangre caliente empezando a manar. Bajé las manos a la herida e intenté recitar un hechizo que me detuviese el sangrado aunque fuese un poco, y aunque me costaba concentrarme por el dolor, consegui canalizar suficiente energía a las palmas de las manos para parar aquello un poco. Empezaba a entender que no iba a ser facil, que o bien no era mi amigo, o era un imitador, o...fuera como fuera, el dolor hizo que se me llenasen los ojos d e lagrimas levemente.

-Se puede saber que haces? Soy yo, tu amigo! Es que no me reconces? Yo Roäc, TÚ Dyospiros….Qué puñetas estás haciendo…? O…qué te han hecho…? – ahora lo recordé, acababa de acordarme de cuando le había visto aquella mirada antes, aquel modo de moverse. Hacía años, cuando conseguí encontrarlo después de que se fugase de los campos de concentración de los humanos…sí, sí que era él.  - ¿Dónde has estado estos meses….y dónde…dónde están…nuestros amigos, tu hermano, y...?

“y los demás dónde?”

Jin había acertado en sus predicciones. Había encontrado a mi amigo. Pero no habia esperado que fuese asi. Iba a necesitar ayuda esta vez con él...quizá lograse detenerlo de hacer alguna locura como solía hacer con él...

El tipo se detuvo y se giró, las llamas…no parecían  haberlo impresionado lo mas minimo, lo cual me hizo alzar una ceja con desaprobación. Y por qué sonreía? Que era eso? Alegría? Pero aun podía oler su miedo, sí… dijo un nombre, uno con el cual no me identificaba. Dyos.

-Quién? Yo no me llamo así.

Lo miré con el ceño fruncido pero sonreí al ver aquel remolino que hacia. Todo ocurrió rápido, mi cuchillo acertó en su destino, y el viento que levantó en el callejón cerrado me despojó de mi capucha. El tipo se puso a mirarme raro y me dijo su nombre, junto con un monton de patochadas mas.

-Mm, no te conozco. Roac dices? Bueno, al menos no estas haciendo como la mayoría, que solo lloran y se tiran al suelo y ruegan por su vida…

Miré con satisfacción como comenzaba a salirle sangre y sin molestarme por echarme la capucha encima de nuevo, empecé a caminar hacia él sin pausa pero sin prisa. No, prisa no tenía…o quizá si? Roäc…no era…?

Cuando llegué frente a él me detuve, y me paré ahí cruzándome de brazos. Una mano la llevé al mentón, mirándo al medio elfo a la cara, pensando….hasta que hice un gesto de haber caído en algo importante y levanté ambas cejas, sonriendo y chasqueando los dedos.

-Ah, Roäc! Ya me acuerdo! Claro que sí! Ven aquí amigo! – con aquella sonrisa tan poco sonrisa, me acerqué a él como si fuese a abrazarlo. Pero lo único que hice fue arrancarle con brusquedad el cuchillo que había clavado en sus tripas para, con igual de rapidez, apuñalarlo en la base del cuello, donde estaba seguro iba a alcanzar la tan importante arteria de ahí.

Cuando lo hube hecho  mi expresión volvió a ser desapasionada, pero me quedé muy pegado a él sujetándolo por un hombro, porque quería sentir su sangre escaparse del cuello.

- Era broma. Lo siento, no recuerdo a ningún Roäc, no con tu cara desde luego. Debes de ser uno de los conocidos de él…no mío….ah si…cómo lo has llamado? De Dyos. Pero él no está aquí. – me señalé a la sien con una mano ensangrentada. – Ahora estoy yo.

Retorcí un poco más el cuchillo ahí antes de sacarlo. -  Y él está muy dormido ahora mismo....nunca me había dejado solo tanto tiempo! Es genial no crees? No para ti, claro...

-Claro que te llamas así. Qué vergüenza, no acordarte de tu nombre ni de tu apellido...ni de como peinarte por lo que veo!

Le solté indignado, a la defensiva, quería bromear incluso viendo a mi amigo con la cabeza....en otra parte, por asi decirlo? Agarré mi baston con firmeza cuando lo vi caminar hacia mi, el parecia tranquilo.

-Y yo soy Roäc. Bueno, tambien me llamo Aiwëndil, pero tu y yo...siempre nos hemos conocido por esos nombres, recuerdas? Eh? Una urraca? En aquel bosque nevado? Soy yo! de cuando te picoteaba para que no le dieses palizas a la gente? O de cuando eché una cagarruta en los pelacos de Vor? Vamos, tienes que acordarte...!

Cuando llegó frente a mi se detuvo y sonrió, haciendo como que si se acordaba. Pero yo estaba tan deseoso de que fuera verdad que me lo creí y bajé la guardia....mientras habia ido hablando habia logrado detener el sangrado mas o menos de la herida del abdomen. Sonreí con una sonrisa alegre, pero cansada y preocupada a la vez. Di un pasito para acercarme a él cuando todo se fue al garete y sentí un desgarrador dolor en las tripas porque me habia sacado el cuchillo sin mas. Mi trabajo anterior con el hechizo de sanacion no sirvió de nada y volvio a salir sangre, aunque...aquello dejaria de importar en seguida.

Nunca me lo habria esperado. Lo había visto ponerse agresivo muchas veces, y sacar su lado mas sádico con sus enemigos, pero a mi...nunca me habia hecho nada. Ni si quiera cuando se enfadó tanto conmigo al enterarse que le habia ocultado que era un semielfo animago en lugar de una urraca de bosque normalita. Lo miré a los ojos con pánico cuando me clavó el cuchillo en la base del cuello, y me agarré a él, a uno de sus brazos, para no caer.

"qué te ha pasado?"

A estas alturas me era dificil hablar. De pronto estaba aterrorizado. La sangre...no pararía de salir. Llevé mi otra mano al cuello, para intentar hacer algo. Imposible...la magia no me salía. Cuanta sangre podia brotar de golpe de una herida? Ya tenía los ojos anegados en lágrimas y veía borroso por culpa de ellas. Él seguía ahí, hablando...diciendo cosas que...

- Pero.. por qué...? Dyospiros Sreysnah...él era...es ...soy su amigo...

Mi mano se aflojó de su brazo y caí hacia atrás, pero él aun me estaba sujetando. Que iba a pasar ahora? Era esto el final? La muerte? Yo no estaba preparado para ello. Nunca habia pensado en como sería. Me acordé de Jin y de sus cartas...ni si quiera aquello me había preparado para tal cosa, menos a manos de un amigo...

-Tienes que acordarte...volver en tí... -estiré mi mano ensangrentada hacia él y le toqué la mejilla, dejándosela manchada.

"me gustaría acordarme de algo bonito ahora, pero...por qué no puedo?"

Se me iba la cabeza  por momentos... y por mas que quería centrarme, solo podia pensar....maldecirme por haberlo dejado solo...por haberme marchado a Irlanda a buscar mis propias raices y permitir que pasara esto, ahora lo había perdido todo, sin garantías de nada... no podía detener ni las lágrimas que me salian ni la sangre de la herida del cuello. El drow aflojó la mano con la que me agarraba, y cai al suelo sobre uno de mis costados, al flaquearme las rodillas.  Tenía los ojos cerrados y temblaba, pero poco a poco iba pasando todo, aunque ahora me sentía solo, muy solo, y estaba aterrado... mi respiracion que antes habia sido ajetreada, ahora apenas se oía, estaba desapareciendo. Intenté decir algo mas, y al abrir la boca solo salió sangre. Angustiado, logré entreabrir un ojo y mirar al drow, que seguia ahi de pie frente a mi, mirandome con cierto gesto de confusión ahora...

"maldita sea...no...no quiero...."

Pero la voluntad de una persona poco importa llegado el momento. Intenté encontrar algo de paz en mi mente, sintonizarme aunque fuera con la tierra de aquel muerto suelo. Imposible. Si  al menos estuviera en un bosque...un bosque...no...el mar....el océano... al menos logré visualizar aquello, quizá fruto del delirio, o un recuerdo, pero ahí estaba, antes de que exhalara aire por ultima vez y mis ojos se cerrasen para siempre.

Obviamente no recordaba ninguno de los eventos de los que me hablabla el tal Roac, como le diría mas tarde, aquellas cosas eran cosas que debía haber vivido con el otro, no conmigo.  Pero fue gracioso el momento en el que me creyó y bajó hasta tal punto la guardia.

Le sostuve la mirada durante todo el proceso. Unos ojos vacíos pero brillantes, sin emociones de ningun tipo... Levanté un poco la barbilla para mirarlo desde una posicion de superioridad, ya que él era algo mas alto que yo, pero sus rodillas comenzaban a fallar. Aun así lo sujeté.

"muérete de una vez"

Pero hubo algo que me jodió de sobremanera, y fue que pronunciase el nombre entero del otro, apellido incluido, porque pareció llamarlo, o despertarlo. Algo se me rompió adentro y mis musculos se aflojaron, momento en el cual comencé a dejar ir al semielfo, el cual terminó cayendo al suelo. Mi mirada se quedó perdida un momento.

"no, no! si yo me voy, no sobrevivirás! Me necesitas...ESTAMOS VIVOS GRACIAS A MI!"

"...monstruo....que has hecho...? Has matado a tu propio amigo...?"

Mis ojos se nublaron subitamente, dejé de ver aun con ellos abiertos, todo se volvió negro mientras escuché las ultimas palabras del semielfo. En mi cabeza, la personalidad de aquel asesino sin nombre se debilitaba, dejandole la luz a la que debía ser la personalidad dominante, la de Dyospiros.  El cambio de conciencia era...cuanto menos caótico y angustioso. A veces duraba días, horas...pero esta vez tomó tan solo unos cuantos minutos, minutos en los cuales no era consciente de la realidad de mis alrededores. Grité y gruñí durante aquel proceso, e incluso lloré.

Cuando fui capaz de volver  a ver, estaba arrodillado junto al cuerpo ensangrentado del semielfo, y lo había tomado entre mis brazos.  Enfoqué aquella escena...el cuerpo de mi amigo, degollado, con aquella expresion de tristeza en la cara. Yo respiraba agitadamente, habian unos minutos en los que no habia sido consciente de lo que habia pasado, pero por el picor de la garganta, el nudo del pecho y las mejillas humedas, supe que habia estado llorando y dejandome los pulmones en horribles gritos de rabia.

Recordaba que había sido yo. Recordaba las cosas que pasaban cuando él tenía el control. No nítidamente...si no como los flashazos de una pesadilla, que sabía que eran reales porque ya lo habia vivido antes. Como cuando arranqué los ojos de las orbitas de todos aquellos cientificos...pero esto...esto....

Miré a mi amigo, inmovil. Con una mano temblorosa, manchada de la sangre de él, toqué su cuello. No...no había nada....empecé a sollozar sin poder evitarlo, y la mano me tembló al ponerla sobre sus ojos. Cerré los ojos y las lágrimas volvieron a correr. En esos momentos solo deseaba morir yo también, pero el dolor ni si quiera me permitía llegar hasta ahi. Seguí llorando con débiles sollozos y lo incorporé, abrazándome a él.

-Lo siento... - pude hablar al final tras varios minutos, con voz temblorosa. -Ya estoy aqui...estoy aquí... - le acariciaba la cabeza, sabiendo cuan inutil era todo lo que estaba haciendo, que ahora no podia escucharme...que habia decepcionado a uno de los pocos seres que estuvo conmigo desde casi el principio. Y había acabado con él. Y ya no sabía si yo podría vivir con ello, por cuanto tiempo? No podría vivir ni conmigo mismo, ni con nadie más... ¿Como mirar a la cara  a cualquiera de ellos....? Debí haberlo controlado...no dejarle a él llevar la voz cantante, por mucho que creyese que lo necesitaba para sobrevivir a una segunda estancia en los campos de concentracion, una tan larga como había sido aquella última...lo que me había salvado, quizá, ahora me mataba. Era mi responsabilidad mantenerlo a raya, maldita sea, y ahora.... - Lo siento.... - solo era capaz de decirle eso. Una y otra vez, sin soltarlo. -Dios....

"Dios no existe, estás solo"

"ojalá estuviera solo!!!!"

Lo seguí abrazando con mucha fuerza, sin poder cesar en aquellos sollozos, pero ahora con los ojos abiertos y mirando a ningun punto definido en el infinito. El fuego hacia rato que se habia apagado. Al final fui capaz de moverme, y lo cogí en mis brazos para caminar hacia la pared mas cercana, donde lo dejé apoyado de espaldas contra esta, y yo sentado a su lado, sin poder parar aun los sollozos, era imposible. Me cubrí los ojos con una mano y lo miré de reojo con angustia. Luego estiré la mano...temblando la puse sobre el cuchillo de su cuello y lentamente lo saqué, pero ya apenas brotó mas sangre.

"no puedo...qué es lo que has hecho....qué....lo siento...lo siento....lo siento...."

Me había perdido en un momento por una gran ola de viento que me había golpeado en las alturas. por lo que me desvié un poco y al llegar ya era demasiado tarde. Ai estaba muerto y el drow ya estaba arrepentido y mi pecho se había contraído. Del bolsillo de mi abrigo saque la copia de aquella carta que a Ai tanto le había gustado, había estado horas en la noche intentando replicarla a la perfección pero no llegue a dársela a tiempo... Nunca hago nada a tiempo. Se lo que sucederá y aun así no se como cambiarlo. Primero mi madre, luego mi hermano y ahora el semi elfo. Suspire y sobrevolé al cadáver de Ai dejando caer aquella carta la cual cayo en su regazo para alejarme quedando parado a bastantes medros para caminar por el lugar.

Aparezco en la zona de Bastion Hollow después de abandonar la zona de laboratorios de los campos, con la misión de ir en busca y captura de ejemplares para la experimentación. Podría usar algunos de los presos que tienen allí encerrados, pero escasean y la mayoría están ya débiles por el encierro. Necesito sangre fresca y variedad de producto, que así es más fácil realizar hibridaciones. Confío en que haya renegados merodeando por la zona, ya que esta es su zona de refugio, o al menos una de ellas.

Tras deambular por las desiertas calles doy con señales de vida, o de no vida, más bien. Un cuerpo ensangrentado y tirado en el suelo junto al que parece ser su agresor. Estoy a bastantes metros, lo suficientemente lejos como para que el supuesto asesino no se percate de mi presencia, y lo suficientemente cerca como para darme cuenta que no es una buena idea acercarme. No quiero ser el siguiente fiambre que ese tío deje a su paso. No tengo ni idea de si ha sido en defensa propia o simplemente un asesinato por otro motivo, pero creo que paso de ir a averiguarlo. Me doy media vuelta, buscando otro objetivo que parezca más sencillo de atraer hacia mi.

Al cabo de unos minutos localizo a otra posible víctima, esta vez sin sangre en las manos. Me aproximo de manera calmada y con una sonrisa aparentemente cordial. Esta vez llevo la bata limpia, para variar, lo cual contribuye a darme un aspecto más respetable.

- Saludos, joven. ¿Sabe si puedo encontrar a los renegados por aquí? he estado dando una vuelta, pero he visto una escena un tanto...espeluznante, ya sabe. He preferido hablar con alguien de apariencia normal.

Aunque había angustia en mi pecho poco podía hacer, ya no tenia lagrimas con las cuales desahogarme, mucho había llorado en el pasado y algo había hecho que pudiera hacer que me preparara para esta muerte. Y también hizo que al fin reconociera al 100 la muerte de mi hermano, me hizo recordarlo, la ultima vez que lo había visto estaba en una camilla en un hospital ambulante, muriendo por SPM. Pocas vacunas existían en aquel momento y eran para los sanos. Me echaron del lugar antes de que pudiera despedirme. Murió y no pude hacer nada ¿Porque? porque lo había encontrado tarde... Cuando lo encontré ya se había contagiado, apenas. Por mas que supiera lo que sucedería poco podía hacer, el destino no me dejaba intentar cambiarlo.

Caminaba con la mirada encendida sin notar que mis ojos brillaban en aquel violeta tan único de ellos, aunque con tristeza que los inundaba. Me gire hacia la voz desconocida mirándolo seriamente sin importar que tan amable haya sido al hablarme, poco iba a hacer para cambiar mi lúgubre humor. Lo mire de arriba a abajo y tome mi maso de cartas para sacar solamente una pasando mi mirada de la carta al medico, no era una buena persona y no venia con buenas intenciones, ¿pero que mas da? Ya poco importaba.

- No conozco a los renegados y ni siquiera sabia que podría encontrarlos por aquí... -No dije nada al escuchar lo de la espeluznante escena pero algo se clavo en mi pecho y mis ojos brillaron en su totalidad en aquel luminoso violeta. Hice desaparecer mis alas cruzándome de brazos para mirarlo fijamente sin notar el resplandor de mis orbes.- Si quieres algo de apariencia normal deberías ir a ver a los humanos.

Alzo las cejas con escepticismo cuando dice que no conoce a los renegados y que no sabe que puede encontrarlos aquí. Debe haber estado escondido en los últimos tiempos, porque eso es ya un secreto a voces. Tal vez esté mintiendo, y quiera protegerlos. El caso es que me da igual, no necesito que conozca a los renegados, sólo es la excusa para entablar conversación. Por sus características intuyo que no es mago, a no ser que sea uno de esos capaces de hacer modificaciones corporales variadas.

- Creo que me he expresado mal. Me refería a normal en términos psicológicos, no de aspecto. Por ahí hay un tipo que tiene toda la pinta de haber matado a otro. Por eso he pasado de hablar con él, no quiero que me ataque.

Camino un poco más, situándome a un metro y poco de él. Es la distancia justa para no invadir su espacio y no estar hablando a gritos cada uno desde un extremo. El espécimen resulta interesante y puede ser útil para la investigación, así que creo que lo abordaré para llevarlo a mi laboratorio. Sólo falta escoger el modo, cuanto más inteligente y efectivo mejor. Plantar batalla sin necesidad es absurdo. - No es buena idea ir con los humanos, especialmente con esos de la Alianza. Son traicioneros e impredecibles. Altamente deshonestos. - en esta parte no estoy mintiendo, sé que pueden jugársela a cualquiera a pesar de estar trabajando con ellos. Sólo es necesario verlos venir.

- ¿ Me acompañas hacia la zona de su base? es mejor que no vayamos solos ninguno de los dos...con ese loco merodeando por ahí. Tal vez ellos puedan acogernos.

Dejo atrás la enfermería de la base, tras haberme encargado de quitarle el chip a Erebo. Ahora tengo que tirar el chisme ese por algún lado, pero no sé si es buena idea tirarlo entre las ruinas o si es mejor que me aleje más todavía. No creo que el bosque sea una buena idea, porque los soldados pueden ir allí a buscar y causar destrozos. Tampoco sé si dejarlo por aquí, que les daría la pista de que los renegados lo han ayudado. Deambulo un poco por la zona mientras me decido, aunque lo más probable es que acabe yendo a Londres para tirarlo por allí. Por el momento sigo con el chip en el bolsillo del pantalón, algo que no puedo seguir haciendo por mucho más tiempo.

No tardo demasiados minutos en pasar por la zona en la que se encuentran Dyospiros y Aiwëndil, quedándome paralizada durante varios segundos por lo terrible de al escena. El drow llorando junto a al elfo que se encuentra tendido en un charco de sangre, con pocas posibilidades de estar vivo. No puedo evitar sentirme identificada con él, ya que tiene toda la pinta de acabar de perder a alguien, tal y como me ha pasado a mí recientemente.  Consigo reaccionar al cabo de unos segundos, echando a correr hacia esos dos para ver si todavía puedo hacer algo por salvarle la vida. No termino de acostumbrarme a ver cosas así, a pesar de haber atendido muchos heridos y de haber visto mucha sangre. Creo que es imposible acostumbrarse y permanecer impasible ante estas cosas, aunque supongo que los médicos profesionales consiguen que les afecten menos las cosas que ven, las pérdidas.

- ¡Deja que os ayude! puede que aún podamos salvarlo.- Me agacho al lado de Aiwëndil, reconociéndolo como el elfo que estaba ayudando con las sanaciones el día de la batalla de Bastion Hollow. El otro también me suena, aunque creo que no crucé palabras con él. Compruebo sus constantes vitales, nulas en este momento, pero no me rindo e intento reanimarlo. Comienzo a utilizar mi magia curativa sobre su herida durante varios minutos, esforzándome sin que haya ningún resultado. Puede que haya llegado demasiado tarde, o puede que no hubiese podido salvarlo de ninguna manera. Dejo de intentarlo al ver que no sirve de nada, soltando un pesaroso suspiro. - Lo siento...no puedo hacer ya nada.- murmuro apartando las manos del elfo y dejando de canalizar magia, bajando la cabeza con tristeza. Después pongo una mano sobre la espalda del drow, no sé muy bien qué decirle. Le preguntaría qué ha pasado o quién lo ha matado, pero no es el momento.

- Te ayudaré a llevarlo a donde quieras...y si necesitas algo más...

No soy consciente del tiempo que pasa, no sé si es mucho, o poco....tampoco me importa. Vivo en una realidad alternativa en la cual si ahora mismo me echasen una bomba encima, tampoco me daría cuenta ni haría nada por buscar refugio. Solo existe aquel pequeño trozo de asfalto manchado por la sangre de un amigo, sangre derramada por mi. Solo existe un vórtice oscuro en mi cabeza del que es imposible escapar. Solo desesperación y vacío...

Ni si quiera oigo a Chloe llegar y solo soy consciente de que está aqui cuando grita y se mete en mitad de mi campo visual intentado ayudar al medio elfo. Al principio la miro sin mirarla, aun con  las lagrimas rodando por mis mejillas sin detenerse, pero ahora de modo más silencioso. Me aparto torpemente, quedando sentado en el suelo y observando.

"no, es inutil...inútil....."

Por unos momentos, creí en la bruja. Deseperadamente. Una parte de mi queria que lo lograse, aun pensaba que podia resucitar a los muertos...pero la magia no es todopoderosa y solo volvió a confirmar lo que yo habia averiguado antes. ¿Por que fui tan tonto de tener un mínimo de fé? Pero escuchar a la chica decir que no podía hacer ya nada me sacó de mi ensimismamiento y volví a llorar y a sollozar, pero esta vez me abracé de nuevo al elfo escondiendo mi cara en su cuello y pidiendole perdón numerosas veces.

- Tienes que perdonarme... por favor... lamento tanto...no haberlo....no haberlo controlado... que voy a hacer...?

"que voy a hacer ahora...?"

Alguien me puso la mano en la espalda y me sobresalté, apartandome un poco de Roäc pero sin soltarlo. Ah, Chloe. Seguía ahi, aquella maga. Tenía la mirada fija en el elfo y me limpié las lágrimas y la sangre de la cara con las mangas de mi abrigo. Al menos la culpabilidad me permitía mantener la luz ahora y no dejar que volviera a tomarla el asesino. Roäc se había asegurado de mandarlo a un rincón muy profundo, esta vez....como siempre hacía... como siempre hacía....entonces empecé a reirme muy debilmente a causa de los recuerdos. Chloe o se asustaría o pensaría que se me habia ido la olla.

- Necesito....

"No, no puedes decirle que has sido tú...."

"pero la culpa..."

"vive con ello"

- llevarlo a algun sitio...? -  pregunté desorientado, mirando a todas partes. Hasta que seguí recordando. - La cueva de la desesperación....en la entrada....

No podía dejarlo aqui sin mas, aunque ahora mismo solo desease huir. Recordé que los magos podían hacer aquella cosa tan útil de teletransportarse...

El pobre drow me da más pena por momentos, tanto dolor y desesperación hace que empatice con él más de la cuenta, hasta el punto de que a mi también comienza a caerme alguna que otra lágrima por las mejillas. No había conocido demasiado a ese elfo, pero parecía muy buena persona y bastante alegre. Aunque no lo hubiese sido, es una lástima perder cualquier vida. No sé a qué se refiere Dyospiros con eso de que siente no haberlo controlado, pero supongo que se siente culpable por no haber podido evitar que sucediese.

- No es tu culpa.- murmuro para intentar que se sienta mejor, volviendo a suspirar después. Me pongo en pie después de que el drow se sobresalte al ponerle la mano en el hombro, dándole algo de espacio para que siga llorando por el elfo. - ¿Qué necesitas...? - pregunto sin obtener respuesta, pues parece confuso y algo desorientado. Finalmente logra pedirme que los lleve a un sitio, a la cueva cercana a Bastion Hollow. Ahí habíamos estado curando heridos el día de la batalla, no sé por qué querrá volver allí.

- Vale, puedo llevaros allí. Dame unos segundos.- necesito concentrarme después de tantas emociones por lo que acabo de ver, respirando hondo y cerrando los ojos. Después me vuelvo a agachar al lado de ambos, poniendo la mano sobre el hombro de Dyospiros. Al estar abrazado a Aiwëndil se transportará con nosotros, por lo que no debe soltarlo. Le aviso de que ya estoy lista, desapareciéndonos de allí los tres, en dirección a la cueva que ha dicho.