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Recuerdo del primer mensaje :
El Castillo de Saint Angelo se encuentra a la vera del rio Tíber, es un castillo fortificado cilindrico del siglo II con murallas en forma estrellada, optimas para una buena defensa.
Antaño era piedra ahora las murallas son de metal. El castillo, en piedra, ha sido fortificado con modernos materiales, cuenta con torres de vigilancia y todas las defensas tecnologicamente avanzadas de un puesto de mando.
Empezó a reconstruirse asi sobre sus ruinas, para hacer las veces de Cuartel General para las Fuerzas de Seguridad Androides. Ahora, los magos extremistas se aprovechan de su esqueleto para organizar, vigilar y desplegar desde aquí a sus fuerzas militares mágicas (para aclararnos, es como un cuartel general de aurores)
Los estandartes rojos de la Loba Capitolina tambien cuelgan de estas murallas.
- ubicación:
Antaño era piedra ahora las murallas son de metal. El castillo, en piedra, ha sido fortificado con modernos materiales, cuenta con torres de vigilancia y todas las defensas tecnologicamente avanzadas de un puesto de mando.
Empezó a reconstruirse asi sobre sus ruinas, para hacer las veces de Cuartel General para las Fuerzas de Seguridad Androides. Ahora, los magos extremistas se aprovechan de su esqueleto para organizar, vigilar y desplegar desde aquí a sus fuerzas militares mágicas (para aclararnos, es como un cuartel general de aurores)
Los estandartes rojos de la Loba Capitolina tambien cuelgan de estas murallas.
- No elegí yo el momento. Estaba buscando a Catherine porque sabía que le había pasado algo desde el momento en que la marca de maldición de Aedan se reactivó. - replicó molesto porque parecía que no entendía cómo se habían sentido todos esos meses con la incertidumbre de la puta maldición. - Fui allí por ella...y me encontré con la menor de las Pendragon. - si alguno de sus hermanos lo hubiese visto..bueno, le habrían matado. Sólo que no sabrían ni lo que estaba haciendo. Nadie lo habría podido adivinar solo observando. En el fondo se sentía un tanto inútil por no haber podido terminar lo que empezó, y también sabía que Morgana era traicionera. De hecho en el laberinto se lo jugó todo a una carta para atraparla, porque podría haberse quedado allí encerrado. Los detalles de lo que le había dicho el espíritu de la bruja mejor se los guardaba.
- Está bien, si quieres te lo digo. Cometí un error. - admitió con el ceño fruncido, resoplando después mitad por el cabreo y mitad por el calor que hacía. - Vi una forma cruel y rápida de vengarme, y me salté el sentido común que mantuve tantos meses con el disco de Morgana allí encerrado. Sé que Cath va a estar decepcionada cuando se entere...- su voz se fue apagando conforme terminaba la frase. Podía ser orgulloso, pero no estúpido como para no reconocer que debería haberse estado quieto. Lo miró confuso cuando dijo lo de otro inocente acabando herido, porque según sabía el único que había acabado herido había sido él. A Gwen no la consideraba inocente.
- ¿Qué dices? - Al menos coincidían en que estaban aliviados y felices de que Cath hubiese salido de esa isla de dementes. La mención de Stavron le hizo entornar los ojos, pues la morena había sido muy críptica con eso de que su padre estaba vivo. - Entonces la viste antes que yo...- calculó tiempos, él debía estar en el hospital en ese momento. Ya le estaba confundiendo con tanta pregunta y tanto misterio. - ¿Qué es lo que se supone que no he visto? explícate... - le estaba poniendo un poco nervioso, y encima se atrevía a decir que se lo contaría él. - De eso nada. Se lo diré yo, pero deja que encuentre el momento. Danos al menos unos días de paz antes de hablar.
- Está bien, si quieres te lo digo. Cometí un error. - admitió con el ceño fruncido, resoplando después mitad por el cabreo y mitad por el calor que hacía. - Vi una forma cruel y rápida de vengarme, y me salté el sentido común que mantuve tantos meses con el disco de Morgana allí encerrado. Sé que Cath va a estar decepcionada cuando se entere...- su voz se fue apagando conforme terminaba la frase. Podía ser orgulloso, pero no estúpido como para no reconocer que debería haberse estado quieto. Lo miró confuso cuando dijo lo de otro inocente acabando herido, porque según sabía el único que había acabado herido había sido él. A Gwen no la consideraba inocente.
- ¿Qué dices? - Al menos coincidían en que estaban aliviados y felices de que Cath hubiese salido de esa isla de dementes. La mención de Stavron le hizo entornar los ojos, pues la morena había sido muy críptica con eso de que su padre estaba vivo. - Entonces la viste antes que yo...- calculó tiempos, él debía estar en el hospital en ese momento. Ya le estaba confundiendo con tanta pregunta y tanto misterio. - ¿Qué es lo que se supone que no he visto? explícate... - le estaba poniendo un poco nervioso, y encima se atrevía a decir que se lo contaría él. - De eso nada. Se lo diré yo, pero deja que encuentre el momento. Danos al menos unos días de paz antes de hablar.
- pudiste elegir no hacerlo.- siseé, eso de... No he elegido yo el momento, no me servía, para nada..
Que admitiera el error por desgracia no arreglaba nada, y así lo deje ver con una amarga negación de mi cabeza.
- decepcionada es poco. Va a estar furiosa. Yo también quiero librarme de ellos pero intento ser lo más práctico que puedo...
"Y por mucho que lo odie wthyr la quiere... Es un imbécil pero se que no le haría daño"
Su ignorancia me cabreaba, no, no sabía...o quizá era ese maldito calor romano. Lo agarré por el cuello de la ropa y lo zarandee muy poco, hablando con vehemencia.
- no tienes ni la más remota idea de lo que hizo ese trozo de morgana que liberaste frente al Sanguis? No, claro que no....Le Fay! Se ha agarrado como una garrapata al cuerpo de Aelin!! De vuestra hija! Y no hay manera de arrancarsela! - sin que muriese en el proceso, claro estaba...
Que admitiera el error por desgracia no arreglaba nada, y así lo deje ver con una amarga negación de mi cabeza.
- decepcionada es poco. Va a estar furiosa. Yo también quiero librarme de ellos pero intento ser lo más práctico que puedo...
"Y por mucho que lo odie wthyr la quiere... Es un imbécil pero se que no le haría daño"
Su ignorancia me cabreaba, no, no sabía...o quizá era ese maldito calor romano. Lo agarré por el cuello de la ropa y lo zarandee muy poco, hablando con vehemencia.
- no tienes ni la más remota idea de lo que hizo ese trozo de morgana que liberaste frente al Sanguis? No, claro que no....Le Fay! Se ha agarrado como una garrapata al cuerpo de Aelin!! De vuestra hija! Y no hay manera de arrancarsela! - sin que muriese en el proceso, claro estaba...
No quería ni imaginarse la cara de Catherine cuando tuviera que contarle todo eso, ni cómo les iba a afectar después de la crisis de pareja que habían pasado. Esperaba que no le juzgase con demasiada dureza y que no les pasase factura.
- ¿Más práctico dices? ¿y se puede saber qué estás haciendo tú? Porque hasta ahora no te he visto hacer nada. – le reprochó cabreado, ya con ganas de acabar su reunión con Matvey. Sintió que tal vez se había pasado con él, porque después de todo era alguien que quería a Cath y además les había ayudado a ambos en más de una ocasión.
Iba a protestar por su modo de gritarle con el tema de Morgana, pero en cuanto dijo lo de Aelin…se quedó clavado en el sitio. Necesitó varios segundos para procesar lo que acababa de decirle, negando con la cabeza para sí mismo como si no pudiese creérselo. ¿Qué había hecho? ¿Cómo podía ser?
– No…no puede ser…Aelin no estaba allí…no…ha…podido…- la sola idea de que el alma de esa cruel bruja se hubiese prendido al cuerpo de su pequeña le horrorizaba y le impedía respirar con normalidad, haciendo que todo le diese vueltas alrededor. Tuvo que bajar la cabeza y sujetarse en el lateral del puente sobre el que estaban, frente al castillo. Era su maldita culpa, y ahora su hija pagaba las consecuencias. Morgana podía matarla si quería, podía hacer lo que quisiese con ella, desde chantajearlos hasta utilizar a la niña. Se pasó una mano por la cara en un claro gesto de desesperación mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. La había condenado, y todo por su odio a los Pendragon.
- ¿Qué vamos a hacer…?
- ¿Más práctico dices? ¿y se puede saber qué estás haciendo tú? Porque hasta ahora no te he visto hacer nada. – le reprochó cabreado, ya con ganas de acabar su reunión con Matvey. Sintió que tal vez se había pasado con él, porque después de todo era alguien que quería a Cath y además les había ayudado a ambos en más de una ocasión.
Iba a protestar por su modo de gritarle con el tema de Morgana, pero en cuanto dijo lo de Aelin…se quedó clavado en el sitio. Necesitó varios segundos para procesar lo que acababa de decirle, negando con la cabeza para sí mismo como si no pudiese creérselo. ¿Qué había hecho? ¿Cómo podía ser?
– No…no puede ser…Aelin no estaba allí…no…ha…podido…- la sola idea de que el alma de esa cruel bruja se hubiese prendido al cuerpo de su pequeña le horrorizaba y le impedía respirar con normalidad, haciendo que todo le diese vueltas alrededor. Tuvo que bajar la cabeza y sujetarse en el lateral del puente sobre el que estaban, frente al castillo. Era su maldita culpa, y ahora su hija pagaba las consecuencias. Morgana podía matarla si quería, podía hacer lo que quisiese con ella, desde chantajearlos hasta utilizar a la niña. Se pasó una mano por la cara en un claro gesto de desesperación mientras se le llenaban los ojos de lágrimas. La había condenado, y todo por su odio a los Pendragon.
- ¿Qué vamos a hacer…?
Empecé a mirar a Ian con verdaderas ganas de golpearlo en la cabeza y tirarlo al rio. Entre el puto demonio dando por culo en sueños, la maldita Lyosha que me sacaba loco, el maldito fracaso en el sótano, Ivanov que seguia apartado de mi....y ese, ESE MALDITO CALOR...mi paciencia se veia reducida al minimo exponente. Sobre todo cuando se puso a echarme en cara....inactividad?
- Pero tú tienes idea de lo que me estás acusando? Crees que puedo ir por ahí desatando mis deseos de matar a los Pendragon, de venganza y muerte, sin consecuencias?! Yo....velo por el bienestar de Ouroboros, y de las vidas e intereses de todos sus habitantes, no de mis intereses!! Porque yo, al contrario que tú al parecer , pienso muy bien mis decisiones y en cómo afectará a los demás que yo satisfaga mis pasiones vengativas, Hacksaw!
"lo hago lo mejor que puedo y aun asi no es suficiente!"
- Y sí, aun así, mueren. - dije recordando las súplicas de aquella alma atrapada, la victima del hospital. Y las de los soldados de la Guardia.
El crío se quedó blanco como el humo cuando le dije lo de Aelin.
- ¿por qué iba a mentirte en algo como eso? - le dije de modo sombrío cuando pareció incrédulo. Y además estaba llorando, o a punto.... - Vigilarla. Entrenarla. Protegerla. - eso haríamos. - No sé cuánto hay de Aelin en ella ahora mismo pero con que haya una pequeña parte... - negué con la cabeza, indicándole que eso deberia ser suficiente para no rendirse. - Y tú.... - le puse una mano en la frente, pero de todas, agarrándole la cabeza con cierta mala leche. - ...empezar a usar esa cosa que tienes entre las orejas! - y con esa misma mano, lo empujé al río. La caída sería breve. Resoplé, y eché a andar por el paseo del lecho del río, para alejarme de Ian mientras negaba con la cabeza.
- Pero tú tienes idea de lo que me estás acusando? Crees que puedo ir por ahí desatando mis deseos de matar a los Pendragon, de venganza y muerte, sin consecuencias?! Yo....velo por el bienestar de Ouroboros, y de las vidas e intereses de todos sus habitantes, no de mis intereses!! Porque yo, al contrario que tú al parecer , pienso muy bien mis decisiones y en cómo afectará a los demás que yo satisfaga mis pasiones vengativas, Hacksaw!
"lo hago lo mejor que puedo y aun asi no es suficiente!"
- Y sí, aun así, mueren. - dije recordando las súplicas de aquella alma atrapada, la victima del hospital. Y las de los soldados de la Guardia.
El crío se quedó blanco como el humo cuando le dije lo de Aelin.
- ¿por qué iba a mentirte en algo como eso? - le dije de modo sombrío cuando pareció incrédulo. Y además estaba llorando, o a punto.... - Vigilarla. Entrenarla. Protegerla. - eso haríamos. - No sé cuánto hay de Aelin en ella ahora mismo pero con que haya una pequeña parte... - negué con la cabeza, indicándole que eso deberia ser suficiente para no rendirse. - Y tú.... - le puse una mano en la frente, pero de todas, agarrándole la cabeza con cierta mala leche. - ...empezar a usar esa cosa que tienes entre las orejas! - y con esa misma mano, lo empujé al río. La caída sería breve. Resoplé, y eché a andar por el paseo del lecho del río, para alejarme de Ian mientras negaba con la cabeza.
Toda la ira y la bronca anterior de Matvey sobre las pasiones vengativas la dejó sin responder porque la noticia de lo de Aelin lo había dejado roto como para andar de réplicas. Lo miró desvastado, todavía procesando la realidad descorazonadora que le acababa de descubrir. No, el nigromante no le estaba mintiendo, y al parecer no había solución adecuada. Sabía que intentar desplazar su alma de ahí podría ser mortal para un cuerpo tan pequeño, que no podían simplemente arrancársela.
"la he condenado...le he arruinado la vida"
- ¿Qué? ¿Cómo que no sabes cuánto queda de Aelin en ella? ¿Me estás diciendo que puede que ella no esté ahí? ¿¡Me estás diciendo eso!? - le estaba entrando un ataque de nervios con cada palabra que decía Matvey, sin darse cuenta ni siquiera de que le iba a tirar al río. Tragó un montón de agua al caer de espaldas, saliendo a flote al poco entre toses mientras alcanzaba la orilla.
- ¡Espera! - gritó a Rasputín cuando recobró algo de aire. Trastabilló un par de veces al salir corriendo para perseguirlo, no podía dejarlo allí tirado. Cuando lo alcanzó lo miró como un perro mojado pidiendo ayuda, tragándose el orgullo de pedirle un portal porque tenía prioridades.
- Envíame de vuelta a casa cuanto antes. Ayúdanos, por favor. Necesito que estés cuando se lo tenga que decir a Catherine. - no sólo había perjudicado a su hija, sino también a Cath. Eso la iba a destrozar.
"la he condenado...le he arruinado la vida"
- ¿Qué? ¿Cómo que no sabes cuánto queda de Aelin en ella? ¿Me estás diciendo que puede que ella no esté ahí? ¿¡Me estás diciendo eso!? - le estaba entrando un ataque de nervios con cada palabra que decía Matvey, sin darse cuenta ni siquiera de que le iba a tirar al río. Tragó un montón de agua al caer de espaldas, saliendo a flote al poco entre toses mientras alcanzaba la orilla.
- ¡Espera! - gritó a Rasputín cuando recobró algo de aire. Trastabilló un par de veces al salir corriendo para perseguirlo, no podía dejarlo allí tirado. Cuando lo alcanzó lo miró como un perro mojado pidiendo ayuda, tragándose el orgullo de pedirle un portal porque tenía prioridades.
- Envíame de vuelta a casa cuanto antes. Ayúdanos, por favor. Necesito que estés cuando se lo tenga que decir a Catherine. - no sólo había perjudicado a su hija, sino también a Cath. Eso la iba a destrozar.
Sí, eso mismo era lo que le estaba diciendo. Por lo que me habia enterado, Aelin habia tenido problemas al nacer, y por lo que habia visto, aquella presencia era fuerte, pero...en tan poco tiempo, en aquel lugar, con mis sentidos nublados, me habia sido imposible de determinar con seguridad.
Asi que lo ignoré, y no le respondí, mientras me alejaba de aquel lugar mas cabreado que antes por las palabras del lobo y su actitud, soltandome otro maldito botón de esa estupida camisa oscura.
No tardé en oir los gritos de Ian y apreté los puños, imploré paciencia y me giré hacia él. Al menos ya no insistía en que le devolviera el anillo.
"ah...claro..."
Con todo lo de Aelin se me habia olvidado devolverlo a casa. Hice una mueca hosca y movi la mano en circulo, abriendole un portal de vuelta a Londres, a su casa. Asentí a su petición.
- Siempre que pueda, ayudaré a Catherine. - pero ahora tenía que quedarme, si no aprendia a controlar a Valqar y sus poderes, no serviría de nada, a nadie. - Siempre.
Le hice un gesto para que se marchara por el portal y cuando se marchó, yo mismo abandoné tambien aquel lugar.
Asi que lo ignoré, y no le respondí, mientras me alejaba de aquel lugar mas cabreado que antes por las palabras del lobo y su actitud, soltandome otro maldito botón de esa estupida camisa oscura.
No tardé en oir los gritos de Ian y apreté los puños, imploré paciencia y me giré hacia él. Al menos ya no insistía en que le devolviera el anillo.
"ah...claro..."
Con todo lo de Aelin se me habia olvidado devolverlo a casa. Hice una mueca hosca y movi la mano en circulo, abriendole un portal de vuelta a Londres, a su casa. Asentí a su petición.
- Siempre que pueda, ayudaré a Catherine. - pero ahora tenía que quedarme, si no aprendia a controlar a Valqar y sus poderes, no serviría de nada, a nadie. - Siempre.
Le hice un gesto para que se marchara por el portal y cuando se marchó, yo mismo abandoné tambien aquel lugar.
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