Moulin Noir

Fuera lo que fuera que se trajeran entre manos quedó medianamente interrumpido por mi presencia, o al menos, pareció cambiar un poco cual fuera el tema de conversación que mantuvieran. Algunos dieron más peso a mi presencia y otros menos, aunque coincidían en un punto: No sabían quien era. Y si te soy sincero, Shayker, lo prefería así. Uno de ellos -un hombre de un color de pelo un tanto… característico-, me dedicó una mirada inocente, sencilla, que realmente no albergaba mucho más que una sana curiosidad. Esgrimí con cautela una sonrisa sencilla como única respuesta, antes de dar otro paso al frente.

A una de las chavalas le cause risa. Una un tanto desagradable que me hizo borrar aquella expresión por una de cansancio, quizás incluso de molestia. No estaba allí para liderar con crías impertinentes. Afirmó decir que se planteaba dejar el boquete y quitó importancia a que pudiera causar molestia. Con algo de precaución articulé una breve respuesta. -Mucho me temo que habría venido incluso sin boquete.- Y sí, Shay, tomaba de tí eso de “Mucho me temo”, pues consciente soy de cuanto te gustaba aquella frase antes de introducir absolutamente cualquier cosa. ¿Era de Levireund? Me acuerdo que eras capaz de incrustarla incluso para decir que te gustaban unos cereales…

Tal vez aquellos breves recuerdos rompieron un poco la seriedad que tendía a emanar en situaciones como aquellas. La figura que formaba mi cuerpo se abandonó a una posición algo más cansada. Hombros abajo, ojos cerrados. Los abrí en cuanto escuché una frase que no comprendí, de boca de la alada de cabellos azules. Algo de que si una presencia molestaba, llovería. -¿Perdone? Creo que no le he comprendido- Bien sabrías, Shay, que el inglés no es nuestra primera lengua. Y a veces -a pesar de mi menguado acento- se me colaba alguna. Reía con jovialidad y dejaba ir una pequeña referencia mientras colocaba unas pocas sillas para que pudiéramos tomar asiento.

Hice una breve reverencia, yo también, mientras me acercaba a ella sin bajar la guardia en ningún momento. Parecía ser un ambiente informal, una quedada tardía, pero no les veía malas intenciones. Pero no me fiaba ya. Otro de ellos me confirmó mis palabras. Agradecí internamente que respondiera mis preguntas, hasta el punto de no dar importancia al sobrenombre que me había puesto. Me explicó con un lenguaje vulgar, soez, los sucesos acontecidos en aquel local. Me preguntó mi “profesión”. Abrí la boca con intención de responder, pero la cerré en tan buen punto en cuanto empezó a hablar de brigadas. Cerré el puño con fuerza. -¿No conocerás a…?- Era estúpido decir su nombre, lo último que necesitaba es que el maldito dragón supiera dónde estaba.

Pensé en él. En su brigada. No lo había visto (no directamente) desde que se había unido pero también sabía aquello. Llevaba tiempo sin hablar con él, desde antes que te hiciera todo aquello. No sabía si habíais vuelto a veros. No sé si estás vivo, siquiera. -No importa. No soy nada de eso, pero busco información por razones algo más complicadas.- Comenté, ahora sí, sentándome en mi lugar más frío de lo que me habría gustado. Anunció que se marchaba a buscar algo por el boquete por el que había entrado e hizo una serie de teatro, o quizás iba en serio, en el que se dedicó a besar a las dos mujeres y se despidió del hombre de pelo azul. Le contemplé con los ojos abiertos como platos. Quizás era por la concepción del amor con la que me había criado, pero…

Qué libertinaje. Me dirigió unas palabras y yo asentí brevemente, agradeciendo su información y evitando darle vueltas al asunto. Miré a los que quedaban, rezando para que el chaval -tan enamoradizo- regresara para cumplir sus cosas. Temía por él, y por lo que los humanos… No. No debía importarme. Aunque a Khilarey le habría parecido incorrecto que no me importara. O tal vez lo hizo, o… Dejémoslo estar. Puse mis manos sobre la mesa mientras meditaba mis palabras, ajustándome la capa y procurando no dejar a relucir mis alas. Bien ocultas. Mis dedos tocaron un papel y me encontré con un diario. Lo había leído con anterioridad. The New Times, y… Aquella foto. Aquella foto, y aquel imbécil. Me reí como un condenado como la primera vez que vi aquel condenado diario, aquella foto, aquella cara de sumo imbécil.

Poco a poco paré. Tal vez fue forzada, por eso de desestresarme. -Bueno… Me gustaría preguntar, si es posible, por todos los detalles que sepáis respecto lo acontecido en el bar en lo que incumbe a la Alianza humana. ¿Cuántos efectivos dispusieron? ¿Habían soldados, habían centinelas, ha pasado por aquí alguno de los cabos o capitanes? Es tal vez mucho preguntar, pero estoy dispuesto a ayudar a reestablecer este bar si con ello puedo conseguir algo de información respecto al periodo que estuvo bajo posesión de la Alianza.- Arañaba el papel del diario como un tick nervioso con una sonrisa que aparentaba simpática, pero en el fondo, escondía una impaciencia que no sabía ni de donde venía.

El viajecito desde la isla de Ouroboros hasta aqui, pese a usar la desaparicion, se me hace largo hasta a mi, dadas las distancias un tanto dilatadas entre la isla y este lugar. Pero bueno, que se acercaba la luna llena, y yo estaba a tope de energias, y eso me lo notaba, asi que tampoco fue para tanto ni me supuso mucho agotamiento. Es cierto que yo queria llevar a Edd a la Posada, pero por algun motivo pensé y visualicé el Moulin Noir en mi cabeza justo en el momento decisivo, y aqui estabamos.

Habia tenido noticias de su recuperacion durante la batalla que hicimos a varias bandas, y parecia ahora que lo tenia delante, mas que exitoso.

-Joder, esto no es la Posada de los Muertos. Me he confundido de bareto - digo nada mas llegar ahi con mi mano aun sobre el hombro de Edd, mirando a los presentes. Los conozco a todos. Bastet, Indira, Edhel..... Ah no, espera, ahi hay uno que no conozco. Miro a ese ultimo desconocido pero no me entretengo demasiado tiempo en él.

Suelto a Edd, haciendole "pat pat" en el hombro esperando que se encontrase bien tras lo movidito del viaje....y no puedo evitar olfatear el ambiente. Instintos. -Benjamin ha estado aqui hace poco, verdad?

"joder, que siniestro"

-A donde coño ha ido ese pelirrojo?- miro a mi primo, Edhel, dedicandole una sonrisa breve. Luego me aparto...dandome cuenta de que debo hacer algun tipo de presentacion. -Tíos y señoritas, este es Eddrick. Es un colega, y le debo una invitacion a una jarra de cerveza. ¿Y el tipo del periodico?-digo, a lo mejor es colega de ellos o algo.

Me hecho una carcajada- los únicos sin problemas son los muertos- apunto a Ella, en mi hombro y le golpeo la nariz- hasta ella tiene problemas- Ella se le curva la espalda y se le tensa la cola claramente ofendida por el golpe y  me empezó a rasguñar el hombro por que la diablilla no puede ni siquiera morderme- Pft, lo usual ademas de lo obvio, papa se fue a comprar cigarrillos antes que naciera, deben ser buenos cigarrillos por que jamas volvió, y a mama le pokearon la frente con una bala con mucha velocidad, ya sabes, lo regular.... y también el baño del orfanato olía a rayos, parece que yo era el único que apuntaba, y tu?- dije encogiéndome de hombros riendo, ah, la cosa nostra de la guerra, unir a la gente no era uno de sus talentos inminentes.

De repente sentí que tocaba mi hombro, y dijo sonbre lo de mi baston, "oh... OH FUCK NO" - KNOX WAIT!---

..... muy fucking tarde, odio la desaparición, lo odio....

No se en donde aparecimos ni lo que pasaba, tan pronto tocamos suelo, la conexión con Ella se corto directamente cuando Knox me solto, ella callo desplomada al suelo como muerta, yo tambaleo hacia atrás, y me giro para vomitar, agua por que aun no comí nada en un día entero, y puedo sentir la sangre que cae de mi nariz, siento que me ahogo, sueno mi nariz para sacar la sangre de mi nariz, debí aceptar el maldito canalizador cuando podía-

ELLA, DONDE ESTA ELLA-  arrastre mi mano en el suelo, hasta encontrar a ella, la agarre en mis manos y ella y mis manos brillaron, de repente ella volvió a parpadear  y  comenzó a moverse, sus ojos brillaron un poco y salto hacia mi, yo por otro lado no me veía tan sexy, sentía el asqueroso ácido de mi vomito en la boca, sudaba frio, y solo podía oler mi propia sangre, levanto mi cabeza hacia Knox, respirando por la boca.

-Por favor, no vuelvas a desaparecernos, no creo que aguantemos una mas- escupo sangre a un lado, luego me levanto tambaleante y me apoyo por el limpiando el resto de la sangre- no crean, usualmente me veo mejor, ya saben sin sangrar en el suelo y esas cosas- dijo a los presentes- realmente lo siento, mala noche yo limpio - le golpeo el hombro a Knox- me debes una cena y 4 cervezas por esto

El desconocido se acerca, escuchando lo que Ben dice y sentándose en la silla que Bastet le ofrece. Me doy cuenta de que aún no se ha presentado, no sé si por que no planea quedarse mucho o porque está tan absorbido con el tema que ni se ha acordado. Luego el pelirrojo se levanta, molesto por el agujero de la pared y para mi sorpresa y probablemente la de todos, se despide besando a ambas chicas. Yo pongo la mano delante cuando se acerca, por si acaso, pero le doy unas palmaditas antes de verlo marchar hacia el exterior.
Al poco, aparece el rey de Roma con un compañero. Mi primo llega como algo paranoico, oliendo el aire y tal. Yo miro al otro que se pone a vomitar y echar sangre, me levanto rápido a darle unas servilletas que venían con los bocadillos y observo como se apoya en Lykaios, luego me doy cuenta de que es ciego.

-Tu pelirrojo se acaba de ir a por algo para tapar el boquete y, encantado de conocerte Eddrick, soy Edhel. ¿Necesitas algo?

Mi primo está ya super mega hiper receptivo por la luna, y da un poco de mal rollo, pero sigue con su animosidad e ímpetu de siempre, me alegro de verlo tan bien después de la batalla donde todos sus brigadienses habían salido heridos de una manera u otra.

Me quede observando al nuevo cuando me dijo que no entendió lo que dije. -Disculpe por la confusión, me refería a que jamas me ha molestado una presencia es más, es todo un placer conocer nuevas personas- le digo con una leve sonrisa, y al notar su reverencia eso me puso aun más feliz.

"Hacia mucho que no veía a alguien con esos modales".

Escucho a Ben comentándole unas cosas y preguntando otras al nuevo, solo me reía un poco ya que debe ser un poco molesto que te hagan mil preguntas sin dejarte respirar, pero al no presentarse me hizo pensar enseguida que solo estaría un rato y luego se iría de seguro tiene cosas más importantes que haces. Luego observo que ven se levanta diciendo unas palabras, muy teatral por cierto, que no pude contener la risa, pero en un segundo se me acerco dándome un beso en los labios para luego susurrarme que luego podríamos dar ese paseo, eso me puso más vergonzosa y roja como tomate, luego veo que le da uno a Dira y me hace pensar que es mujeriego.

"Personalidades difíciles pero bastantes interesantes de conocer, pero eso de darme un beso..."

Me quede unos segundos en silencio mientras observo que saluda al joven peliazul y luego se marcha, sonreí y levante la mano para saludarlo. Algo me ponía rara ya que mi sombra actuaba extraña y sentía que se quería ir, observar algo que la tenia inquieta. Pero antes de decirle algo aparece Lykaios y otro joven, por suerte me dijeron su nombre Eddrick bastante lindo el nombre, pero este comienza a vomitar y a sangrar mientras que busca a alguien más, cuando entran veo que Dira se levanta inmediatamente y que Edhel, por fin se su nombre, se acerco para darle algunas servilletas. Ciego por lo que vi, pero tengo entendido que tienen el resto de los sentidos están bien agudizados, por si necesitaba agua o comida y también para obsérvalo bien ya que la curiosidad ganaba mucho, pero al ver un animal que lo acompañaba no pude contener felicidad, pero sin antes saludar. -Un gusto en conocerlo Eddrick si necesitas agua o comida avísame que te traeré enseguida. Por los dioses miren a ese hurón, que hermosa que es y ese color blanco, no puedes ser la criatura más hermosa y tierna que he visto- comente mientras observe al animal, pero siento que Yang me muerde el pie y sonrió mientras lo agarro y lo abrazo -no creas que pienso que eres feo Yang, pero obsérvala bien- cuando la ve su cola comenzó a moverse y trato de acercarse para olfatearla bien, mientras tanto observo a Lykaios y me acerco para saludarlo.

-Buenas tardes Lykaios- salude con una sonrisa pero aun colorada por culpa de Ben, carajo tengo que cambiar eso. En esos momentos siento que algo me duele nuevamente en la espalda, la herida sana lentamente y eso me pone un poco mal por solo ser mitad alada pero bueno, ya se curara.

Mi sombra estaba mas inquieta de lo normal, cosa que me preocupo mucho. -Mmmmm, me preocupas cuando estas en ese estado, si quieres ve a explorar- lo dije con un poco de seriedad mientras la volví a invocar y en un segundo se fue del lugar, me puso a pensar que le estará pasando o de seguro presiente que algo pasara, pero deje ese pensamiento de lado cuando Edhel le dice a Lykaios que su pelirojo se había ido, solté una pequeña risa y volví a sentarme.

En esas mi sombra vuelve rápidamente y me tira contra la pared, la note furiosa eso me alerto más. -Demonios, demonios, todos vamos a morir!!!!!- eso fue lo único que me dijo mientras trate de calmarla. -Tranquila, auch eso me dolió y más que la herida no se curo. ¿Pero como que vamos a morir todos?¿Demonios?- dije entre susurro mientras me alejaba hacia el agujero que había en el bar para hablar mejor, tuve que dejar el saco en mi cintura ya que duele bastante la espalda y no quiero que me duela más.

-Tenemos que ir a investigar, no te pasara nada...- fue lo único que me comento, había quedado en shock por unos minutos y luego suspire para conservar la calma. -Ve devuelta y observa todo lo que puedas, en un rato iré- le comente de forma serie y esta marcho rápidamente, me quede en ese lugar para observar el cielo y dejar que el frió me envuelva.

"¿Que cosas ocurrirán a partir de eso?".

La de melena azul se había molestado a explicar su expresión, a la que asentí con calma y silencio, procurando no alargar demasiado las conversaciones innecesarias. Tras sentarme, poco a poco volví a mi estado de seriedad. Observé una vez más a los que me rodeaban. Ahora quedaba un hombre y… Las dos aladas. Mis ojos los recorrieron a todos hasta que, finalmente, hubo algún intento de responder a mis preguntas. -No, no tengo intención de comer nada.- Había respondido igual con brusquedad a la alada. Hambre no era precisamente lo que revolvía mi estómago.

Les miraba sin demasiado interés. No era demasiado común encontrar a dos seres alados allí metidos y aunque no habían logrado llamarme la atención demasiado, me sorprendia un poco su presencia. Acomodado en el lugar esperé a que acabaran de rehacerse tras el teatro proferido por el hombre de melena tan… Rojiza. Con calma, todo con calma. La única que parecía tomarse en serio los asuntos que pretendía hablar era la morena. Pero como me esperaba no había acabado de captar mis intenciones, y las respuestas que finalmente me dirigió eran un tanto escasas.

Dos centinelas y dos soldados. Un dato tan ínfimo, tan miserable, que cualquiera que hubiera pasado por la calle en aquel momento podría haberme dado. No añadía nada nuevo. Nada de interés. -¿No tienes nombres? ¿Y del día que se hicieron con él? ¿Entraron sencillamente soldados o hubieron otros implicados?- Quizás me faltaba tacto. Se había puesto como… Melancólica, tras mencionar que acabaron con los soldados. Menuda estupidez. La falta de escrúpulos era uno de los defectos que cometían mayormente los alados, con aquellos aires de pureza… Nunca había visto a mi madre mancharse las manos de sangre si no era para curar. Pero estaba seguro de que ella habría querido que yo hiciera todo… aquello.

Decidí que me guardaría mis sospechas en relación a cierto individuo que guardaba la clave para poner fin a unos cuantos asuntos pendientes. -¿Es usted la encargad...- Mis palabras quedaron interrumpidas por una aparición repentina. Me levanté de inmediato y abrí las palmas de mis manos, esperando mis armas. Pero antes de que se pudieran siquiera condensar, la escena se me antojó demasiado patética como para que pudiera suponer un peligro. Un hombre que buscaba a alguna persona, vomitaba y era aparentemente propietario de un animal de aspecto curioso. Y otro, aún otro, hombre de pelo azul.

Cerré las manos y apreté los dedos con fuerza en mis palmas. Lo último que necesitaba eran más contratiempos. El de azul… No me sonaba haberlo visto. Pero su primera pregunta fue por Benjamin. El tan silencioso Edhel le respondió. Atendieron las dos aladas al enfermo mientras se tranquilizaba todo el ambiente. En silencio, tratando de recuperar una vez la calma, intenté deducir algo de una escena donde casi todos parecían conocerse. El tipo del periódico fue el mote que me puso el de pelo azul. -Cygnus. Me parece que nunca nos hemos visto antes, pero…- Aquella mención casi inmediata al alcohol me recordó un poco al grupo de amistades de Yienorkhelinnery.

¿A quién le quedaban fuerzas para beber en tiempos de guerra? Algo interrumpió la calma: Una sombra, que gritaba algo extraño. La alada de pelo azul compartió alguna conversación con esta, saliendo del llenísimo bar para acabar la charla que pudiera tener contra tal ser de ultratumba. Sin acabar de entender y sin dar demasiada importancia al asunto, tomé asiento de nuevo y suspiré con fuerza, casi como si quisiera hacerme notar. Miré una vez más a Eddrick. -¿Qué enfermedad te aflige?- Fueron las primeras palabras que le dirigí. Repasé los nombres que habia escuchado: Dira era la alada morena, Bastet la peliazul, Edhel el peliazul número uno, Eddrick el que vomitaba, Ben el que se había ido, y… Aquel. Lykaios, según había pronunciado una de las muchachas. Otro peliazul. El que acababa de llegar. Dime, Shay, ¿Es alguna moda? Me repetí el nombre otra vez. Lykaios, Lykaios… Y de repente, caí. -Y tu… ¿No eres el tan… singular líder de la Brigada?- Le pregunté casi como si fuera un dato pasajero, sin hacer inciso, sin mirarle mal. Como quien pregunta la hora.

-Mierda, eddrick, casi que te dejo la historia de mi infancia para un momento mejor. -le digo acerca de la conversacion que habiamos estado teniendo hasta antes de desaparecernos, pero ahora lo veo tan afectado, ahi vomitando y escupiendo sangre, que hasta me siento culpable por haberlo teletransportado.

-No lo volveré a hacer

"joder, no es normal lo que le pasa a este muchacho con la desaparicion.... vale, vomitar si, pero la sangre?"

Miro los esputos que ha tirado al suelo y me alegro de que Edhel este ahi porque bueno, él siempre sabe que hacer en estos casos mucho mejor que yo. Tambien estan Indira y la chica peliazul de la enfermeria, me da que todos tienen mas nociones en sanacion que yo....

"je, primeros auxilios basicos"

Ayudo a Edd a ponerse en pie, asintiendole. -Ya le has oido Indi, cena y cuatro cervezas para este tipo.

"mi pelirrojo....ah, si Benjamin"

Miro a Edhel unos instantes. La verdad, es jodidamente raro, pero el olor de la sangre que ha echado Eddrick se me mete por las narices de un modo casi doloroso para la cabeza. Tengo erizado cada pelo del cuerpo y todo me llega con demasiada claridad. Indira guia a Eddrick hacia un asiento, y yo resoplo, un poco taquicárdico de más. Todas parecen fliparlo con el huroncillo de Eddrick y yo suelto una carcajada.
-Has ligao! Esto de tener mascotas adorables funciona....

"claro, yo no ligo porque mi mascota es un chucho mestizo sarnoso....eh, pero que alguien se meta con el!"

-Hola Bastet. -saludo a la chica que está extrañamente colorada. Nerviosa? Por su olor, no me cuesta percibir eso tampoco. Sonrio y cierro los ojos apretandolos, desviando la mirada. Observo aquella conversacion que parece traerse con su sombra....curiosa habilidad, pienso, mientras la veo marcharse.

"que mierdas me pasa? No será que...?"

Luego me dedico a mirar al que dice llamarse Cygnus. No, claro que no lo he visto antes, me acordaria de el, creo, mi memoria no es tan mala. Me parece curioso que le pregunte a Edd tan directamente que enfermedad le aflige, entonces miro al ciego....¿podria ser que estuviese enfermo de verdad? Algo relacionado con la magia? En ese momento vuelve la sombra de Bastet y aunque se apartan un poco en direccion al boquete de la entrada, mis agudizados sentidos auditivos no pueden evitar captar la conversacion, lo cual me pone un poco en tension.

"ein? morir todos?"

-que está pasando ahi?

Miro por el boquete y echo mano al bolsillo del pantalon, sabiendo que llevo ahi algo necesario.
-Un momento, Cygnus. - le digo al tipo en cuestion, usando desde ya su nombre en lugar de tipo del periodico. Tras asomarme por la ventana, compruebo cual es el origen de mi inquietud y mi mayor irascibilidad. Asi que saco la pocion del bolsillo, un frasco redondeado, y me lo bebo a trago. Matalobos. Gracias a eso, esta noche no me transformaría. Habia pasado muchos meses transformandome, seguidos unos de otros sin parar casi. Entre una batalla y otra. No es que estuviera cansado, es que no me apetecia tener que salir huyendo nuevamente, dejar conversaciones a medias, la gente....ademas, que le debia esas cervezas a Eddrick. A cambio, la pocion sabia a rayos y me pasaria histerico el resto de la noche de luna llena. Me rio un poco y vuelvo mis atenciones a Cygnus, que parece conocer mi nombre. No capto nada malo en su pregunta.

-Si, ése mismo. Lykaios Knox, General de la Brigada de las Mil Grullas.- podian pasar dos cosas, que hubiese oido hablar bien de nosotros, o que hubiese oido hablar mal. Asi que le estiro la mano para estrecharsela. A ver que pasa.

El joven es rápidamente atendido por las dos chicas, él y su animalillo, ese por el que preguntaba cuando llegó. Mi primo intenta animarlo diciéndole que ha tenido éxito, pero no sé yo hasta que punto. Eso sí, parece que el bicho las ha enamorado. Las dejo que lo lleven a descansar y me acerco a los otros, que hablan entre ellos.

-¿Singular? -pregunto con una sonrisa, el estado de ánimo de Lykaios suele ser contagioso- Yo usaría otras palabras para describir a este tío, pero singular está bien.

Le doy un apretón amistoso en el brazo y me giro hacia donde Eddick está con Indira, parece que acaba de desmayarse, el pobre. Busco a Bastet y la veo hablando con su sombra, alejándose hacia el frío. "En serio, estos jovenes están peor cada día".

Me había quedado en el hueco de la pared por unos minutos, sintiendo el frío y pensando en muchas cosas, para no ponerme rara suspire y luego respire hondo, me gusta que el frío recorra mi cuerpo y me envuelva. Apenas giro la cabeza y veo de reojo a Lykaios que pregunta algo refiriéndose a mi pero luego se distrae y no le doy importancia, solo me quedaba observar como la luna aparecía y el sol se escondía la noche duraba más, eso es obvio estando en invierno.

Escuchaba como el joven que apareció ultimo preguntaba muchas cosas sobre la guerra, no respondí ya que no estuve en ese acontecimiento y por lo visto paso antes de que llegara a Londres, antes de llegar había estado en guerras civiles o entre culturas y por suerte eso se acabo mediante la conversación, pero muchas veces ganaba uno mediante la fuerza y eso me hacia pensar que en esta guerra pasara lo mismo...

-La muerte es algo inevitable como la guerra, la paz solo llegara si solo eligen algunos de los dos caminos...- dije susurrando.

Me sentía muy tranquila, aun que estuviera en el lugar donde estallo la guerra y es donde ahí mas broncas, pero eso no me evitaba disfrutar del nuevo lugar y tratar de conocer personas nuevas. Levito un poco y me siento en el aire, eso me relaja bastante, luego observo hacia abajo y estaba Yang observándome mientras movía la cola. Con algo de magia lo levito y logro que se ponga en mis piernas, para después cerrar los ojos y tratar de ver algo a través de mi sombra.

Al cerrar los ojos puedo ver inmediatamente una torre, bastante alta y grande, por lo visto muy lejos de donde estoy pero algo más podía observar las sombras estaban muy inquietas y eso me puso en alerta. Pensar que tal vez vallan a invocar demonios, eso me traía mala espina pero también por lo que se es que ellos antes eran ángeles y por ser libres los desterraron y se volvieron lo que son ahora, cosa que me parecía injusto buscaban libertad y hacer lo que quisieran y por eso pagaron.

Cuando termine de observar abrí lentamente los ojos y decidí estirar un poco las alas, ya que no tenia el saco es bueno aprovechar eso, en eso miro al cielo y observo un ave muy peculiar, me recuerda al búho que tiene mi papá, pero este era más pequeño así no podría ser él. Y en eso me acorde que mi padre quiere que tenga hijos, aún no me dijo bien el porque, pero también me aclaro que quería ser abuelo y eso causo un poco de gracias. Así que aproveche a sacar la carta que me había mandado y la volví a leer la cual me había regalado dos piedras.

Sin darme cuenta mi sombra había regresado, -Ya de seguro viste el lugar- me dijo -¿Que haremos?¿Vamos haber que sucede?- me pregunto con mucha curiosidad, yo la verdad que quería saber que estaba pasando pero luego mire a Yang como dormía tranquilamente y pensaba.

"Tendré que dejarlo, ¿pero con quien?".

Me di vuelta y comencé a observar, hasta que me quede viendo a Edhel por unos segundos y decidí que el me lo cuide hasta que vuelva. Me acerque mientras despertaba a Yang.

-No me gustaría molestarlo, pero necesito que me haga un favor- me dirigí a Edhel con seriedad. -Necesito que cuides a Yang hasta que vuelva, tengo que ir a observar un lugar que la verdad me esta inquietando mucho y no creo que llevarlo sea buena idea- observe a Yang y lo abrace, solté un suspiro y seguí -Si algo le llegara a pasar, no se que haría, ademas a donde voy sospecho que pasara algo bastante feo...- quede en silencio por unos minutos y observo que todos me estaban mirando, excepto Eddrick ya que es ciego e igual se durmió por el cansancio. Observo que mi sombra estaba algo alterada y le hago una seña de que todo estará bien con una sonrisa, pero ni yo sabia que iba a pasar ya que meterme en esos asuntos me parecía tocar el limite.

Las cosas parecieron tranquilizarse en cuanto llevaron un más bien desmayado Eddrick a una especie de sofá. Observaba todo aquello con el escaso interés que solo yo podía mostrar. Hacía tiempo que había logrado separarme del sentimiento de empatía que me venía de sangre, o al menos, tengo esa convicción. No voy a negártelo, Shayker: A veces lo miraba de reojo. Pero no era por más razón que tenerlo controlado.

En cuanto la otra alada se ocupó de él regresó y empezó, finalmente, a soltar algo más su lengua. La observé con los ojos atentos, mientras explicaba que no habían reabierto el bar. Profirió un insulto al que asentí brevemente. -Prefieren ser reyes de unos escombros que no compartir un imperio con otros, incluso si son minoría. Es por eso que sobran.- Suspiré, como si mis palabras no tuvieran nada de raro. Me dijo que tenía las placas en el tablón.

Meros soldados. No. No iba a ganar nada por saber los números identificativos de dos muertos. No me levanté ni tampoco hice el intento, permanecí inmóvil como una estatua mientras mis ojos se clavaban en los suyos, entrecerrados. ¿Iba, realmente, a darme tan escasa información? Su larga parrafada siguiente me demostró lo contrario. Tres personas y un solo nombre. El capitán Javert. Dijo que uno se mareó con una copa y que hubo un altercado, dio nombres que me interesaban escasamente y luego empezó a decir muy dramática que la abandonaron.

¿El capitán Javert? ¿Era tan súmamente imbécil la población mágica como para tener de cliente al CAPITÁN del ejército enemigo y servirle una copa en caso que la pidiera? Exhasperado solté un resoplido. Pero había extraído algo interesante de aquello. .-Sinceramente, habría algo que desearía saber. Tomaron este bar casi al mismo tiempo que desapareció misteriosamente uno de los capitanes, razón por la que subió el manco de Lepanto ahí. No me gusta creer en coincidencias o casualidades, y llevo largo tiempo estudiando el autor de su asesinato, o secuestro, o… El mero paradero del cuerpo. ¿No le sonará uno con algo de metal en el careto? Si pudiera explicarme tras… Bueno, atender eso, lo agradecería enormemente.- Por eso, me refería a Eddrick. Y es que la veía demasiado apresurada por irse, así que ya me respondería después.

Pero no podía de dejar de pensar en aquello. Un capitán no desaparecía por arte de magia. No tenía demasiadas razones para querer saber sobre quien hubiera acabado con ello, pero… Quizás curiosidad, quizás buscaba aliados, o quizás incluso quería esperar su retorno por los posibles conflictos que pudiera provocar. Incluso, podría usar aquel embrollo a mi favor.

Y luego, había otro asunto a atender. Sobre el líder de la Brigada que tan extraña imagen mostraba. El otro de cabello azul quedó sorprendido por mi elección de adjetivo, afirmando que habían otras palabras. Lykaios parecía ocupado con algo así que, tras estirarme brevemente, me decidí por responder a Edhel. -Singular… Bueno, no creo que sea la mejor palabra, pero es desde luego no es uno más del montón, ¿No es así?- Le respondí con un fugaz amago de sonrisa. Aunque Lykaios ya parecía listo para hablar y la entrada de la alada provocó un cambio de ritmo nuevamente. Ella, y su sombra.

Él reía por algo que no acababa de comprender. No le dio muchas vueltas a eso de presentarse. Me soltó una larga frase de presentación: General de la puñetera brigada. Probablemente tu sepas más de ellos que yo. Nery debe haberte hablado, ¿No es así, Shay? Sobre qué tan… guays son. Una panda de alcohólicos y colgados que, a pesar de tener buen fondo, les sobran morales en tiempos donde son precisamente un defecto más que una virtud. Estiraba su mano. No era yo tan imbécil como para no estrechársela, así que la cogí, con un intento de ser tan formal como ese acto pudiera serlo, y di un paso atrás. El espacio personal nunca estaba de más.

¿Y qué iba a decirle? No necesitaba a Nery sabiendo de mi existencia o de mi presencia por aquellos lares. Aquel hombre, precisamente, me sobraba en esos momentos. Así que de mi boca solo salió un intento de pregunta, incómoda, apresurada. -Vosotros sóis los que atacásteis el palacio de la… ¿En serio la consideráis reina? Lo que sea. ¿Fue realmente acción única de la Brigada?

Afortunadamente, Eddrick es bien atendido por los alli presentes. Me anoto mentalmente con rotulos luminosos "NO VOLVER A USAR LA DESAPARICION NI LA DESAPARICION CON EDDRICK". Espero acordarme, por lo menos, durante las proximas dos semanas. La memoria no es lo mio, que se le va a hacer.

Asi que Edhel dice que usaria otras palabras para definirme. -Y que palabras son esas? espero que no sea vago. O colgao. A la gente les da por llamarnos colgaos. -y encojo mis hombros

"mas colgaos estan ellos, pero colgaos en plan mal"

Atiendo a Indira, que se refiere a los soldados como "sinmagia" poco civilizados. Pues en este caso le doy la razon, pero no por sin magia, si no por poco civilizados. Ok que yo levanto la pata para mear (lo mas probable) pero lo suyo es peor. Asi que asiento con la cabeza dandole la razon.

-Es una putada. Odio que se metan con los bares! No son objetivos militares, solo hay civiles y gente que busca un poco de tranquilidad. Vale, a veces tambien estamos nosotros

"pero no creo que ese sea el problema"

-En ese nuevo mundo solo habran cenizas.

Escucho el resto de la historia, con toda suerte de nombres. Algunos me suenan, otros creo que no. O igual me sonaban y ya no. Lo dicho, mi memoria... Indira pasa a la cocina a hacer sus cosas de persona con trabajo decente. Es Bastet quien se acerca ahora a mi primo pidiendole que cuide de su zorro blanco. Seguro que Edhel iba a fliparlo. Espera, le gustaban a Edhel las cosas monosas o puffys? Mientras alzo una ceja cuestionandome eso, miro a Eddrick de reojo, que está mas palido que una pared de cal. Pobre tío. Sin baston, sin cerveza y sin consciencia. Luego vuelvo al mundo de los "conscientes".

-Te marchas, Bastet? Esto es un poco tó raro... -como si le hubiesen llamado los de Vodafone comunicandole que su tarifa plana de 10 euros iba a ascender a 50 y tuviese que irse corriendo a atencion al cliente

Le pregunto, porque la verdad, ha sonado muy enigmatica. Luego atiendo a Cygnus, que me habia devuelto el apreton y una suerte de extraña sonrisa-mueca. Habia insinuado algo de un tipo con cara de metal relacionado con la desaparicion de...como se llamaba el tio otro? ...eh....

"diox, menudo dia/noche tengo"

-Sideron! Aha! Te refieres al anterior capitan huh? Su carrera militar aqui en Londres ha sido la mas fugaz de todas.

Sonrio por ello, celebrando que quiza pronto, tambien derroquemos al actual capitan, Javert, y a su segundo de a bordo. El manco de Lepanto....no se por que estoy a punto de descojonarme por ese mote y por poco lo hago. Pero todo queda en una risotada atragantada. En realidad, ahora que lo pienso, no es tan gracioso. Pobres mancos.

-YO QUE VOY A CONSIDERAR A ESO UNA REINA! Es una lacra! Una careta vieja y demacrada llena de mentiras y falsedades! -que te emocionas, Lykaios. Si! Plantamos ahi nuestra jodida bandera para que supieran todos que habiamos sido nosotros. Que, afan de protagonismo? Nooooooooo.....

-No, no lo fue. En conjunto con los Renegados y algunos mercenarios. Al palacio eso si, solo fuimos nosotros, pero con la intencion de distraer.
- igual estaba hablando demasiado ante un recien conocido? Naaaah!

Indira se indigna un poco bastante mientras prepara un poco de comida para el desmayado Eddrick, contando la historia de cómo el local mágico había caído en manos de los humanos desagradecidos y descuidados. Me molesta, claro, pero yo no soy parte de esto, no es como que pueda chasquear los dedos y acabar con la guerra...

-¿Por qué será?

Le pregunto a Lykaios sobre el motivo de que los llamen colgados, aunque no espero una respuesta y suelto una pequeña risa. Cuando Bastet se acerca me pongo serio y abro bastante los ojos, mirandola sucesivamente a ella y su bicho pelud Yang. Sí, me llevo bien con los animales y me encanta la naturaleza, pero ¿a quien se le ocurre la genial idea de dejar algo a mi cuidado? Con los despistes que yo tengo... La miro a los ojos de forma profunda, ella necesita saber que su amigo/mascota va a estar bien, y yo puedo encargarme de eso. Además, ella me ayudó en la enfermeria con mi hermano y Adam, es lo menos que puedo hacer.

-No te preocupes, lo cuidaré muy bien.

Tomo a Yang entre mis brazos y lo observo, esperando por si intenta arañarme o algo, aunque viendo como Bastet lo trata dudo que sea salvaje ni nada asi. Lo acaricio despacio y asiento a Lykaios que constata lo extraño de la situacion, casi parece una escena de película en la despedida final, no por mí, sino por ella y su animalejo robaprotagonismo.
No puedo evitar reirme ante el nombramiento de cierta mujer molesta y obstinada como reina, pero no hago ningun comentario, no tengo derecho a criticar a alguien que defiende sus ideales por muy erroneos que parezcan a los ojos de otros, yo era asi de joven.

"Tal vez a la próxima te lleve pequeña, pero por ahora necesito que estés a salvo".

Pensaba mientras acariciaba a Yang, cuando Edhel dijo que la cuidaría una sonrisa se volvió a formar en mi rostro, la verdad que me sentía mas tranquila que estuviera en manos de alguien que no se porque me generaba seguridad, escucho que Lykaios me hablo y giro mi cabeza hacia él. -No es que no quiera quedarme, pero alguien esta bastante alterada por algo que supuesta mente sucederá- señalo a mi sombra -necesito saber que pasa-.

Volví a girar mi cabeza hacia Edhel y, creo que la piedra que me dio mi padre me da mucha confianza o que se yo, le di un beso en la frente, y Yang movía mucho la cola y notaba que estaba tranquilo así que no habría problema en que estuviera sin mi por unas horas. Escucho que el nuevo comenta sobre un ataque al palacio y si la considerábamos reina, no pude evitar poner un tono serio y responderle, obvio de forma muy educada, -Considerar a alguien como reina, cuando no puede respetar nuestras razas, los que son diferentes a ellos, eso es inaceptable. Cuando alguien nos respete y pare esta absurda guerra, tal vez pueda decir que es reina-.

Con esto último me dirigí al hueco para tomar vuelo, pero antes de partir escucho a Dira que estaba muy alterada, así que me acerque mientras salia de la cocina y la abrace. -Tranqui, si sucede algo solo observa a tu sombra y te aseguro que estaré acá en menos de lo que canta un gallo- le dije con una sonrisa y mientras acaricie su pelo, se que eso muchas veces calma a una persona pero algo me decía que observara un poco mas su mente y la curiosidad me gano, así que observe y pude ver la misma torre y una escena algo borrosa.

"Tal ves le tenga que contar algo".

-Te cuento para que sepas el porque me marcho, pero no entres en estado de pánico por favor- le susurre al oído lo mas bajo posible, -Tengo que ir a una torre que supuesta mente mi sombra me dijo que algo muy extraño pasara, y de seguro algo malo, pero esta vez incluye demonios. Necesito averiguar que sucede y si pasa algo mi sombra te lo contara enseguida si quieres-.

Después de eso último, ahora si, me dirigí hacía el hueco y observe a mi sombra, esta ya sabiendo se fue para guiarme al lugar, yo pegando un salto y estirando bien las alas comencé a volar lo más rápido posible para encontrar un lugar bastante apartado y poder observar.

Me rendí definitivamente con enseñarle a la alada de pelo corto sobre un poco de… instinto de supervivencia. O hacer el bien. Estaba absurdamente equivocada, ella y su paz. Era de las… tuyas, Shay. De las tuyas. De esas que piensan que la mejor forma de acabar con un conflicto es a base de cariño y amor, a pesar de que tengas que contemplar como tus enemigos matan todo, todo lo que conoces… Dime, hermano, ¿Es que la vida de vuestros amigos no son más que números? Al menos el otro estaba de acuerdo: Los bares no debían ser objetivos militares. Todo el problema estaba en otros lados.

Por desgracia eran incapaces de mantenerse en sus hogares. Y por más desgracia aún, nosotros les permitíamos caminar entre nosotros. Por qué… -Pero se sentirán más felices en sus cenizas que no… Compartiendo algo que aún tiene… Potencial. Es todo un desastre.- Mascullé, pues no había nada que me apenara mas que ver las ciudades cayendo, poco a poco, todo el progreso y todos los avances dejados de lado. Pero no había nada a hacer. Allí estaba la chavala de pelo azul con el otro, del mismo color. Le dejaba un animal así porque sí. ¡Animales! ¿Quién estaba para cuidar animales? Nunca comprendería aquella paz con la que se tomaban las cosas. No había tiempo para celebrar, ni para criar seres que poco o nada aportaban, había una guerra allí delante. Mientras ellos hablaban de esos asuntos, los humanos estarían planeando el próximo ataque… ¿Qué necesidad había de construirse una felicidad que podía ser tan fácilmente vulnerada?

Nuestro mundo, nos destrozaron nuestro mundo. Nuestras historias, nuestra amistad. ¿No lo crees así, hermano? Sin ellos… Y sin embargo, hablar de Siderón Harby no hizo ningún bien. No iba a recuperar lo perdido con inútiles como aquella. Se puso nerviosa, como si la acusara del asesinato y la fuera a ejecutar por ello. Y me gritaba que no era verdad. -¿El qué no es verdad? Yo no le he acusado a usted de nada, solo digo que Siderón se esfumó de la noche a la mañana… ¡Y la última noticia sobre él fue en este lugar! Comprendo que tal vez… No sepa nada, señorita. Pero el porvenir de todo ser viviente puede depender de eso.- Pero no importaba. Se marchó a la cocina como una cobarde, incapaz de afrontar problemas que la concernían.

Me quedé con el hombre ese tan callado, Edhel, un desmayado, y… Bastet parecía estar un poco ausente, con aquella ida y venida, como si se fuera a marchar. Que le confiara la mascota al otro mucho decía de sus intenciones. Observé al de la brigada, el único que parecía estar un poco más… consciente del asunto. -Sideron Harby, ese mismo. ¿Fugaz? Créeme, pronto le batirán el récord.- Mascullé con una voz ni convencida ni dejada de convencer, si no como quien decía la hora del partido de fútbol. E incluso pareció hacer un amago de reírse ante el apodo puesto a… a… A esa persona. Cosa. Sonreí, medianamente complacido.

El tema de la reina alteró a la peliazul, quien hizo un discursito moral sobre porqué no lo era. Exhasperé. ¿Eran todos los alados de tanta palabrería bonita? No era tan complicado decir qué es malo, y qué es bueno. ¿O sí? ¿Si fuera más difícil, no habría Khilarey enseñado esas nociones? Las cosas son blancas y negras. Están los asesinos, y los asesinados. Y así lo demostró Lykaios, con palabras más naturales -que yo nunca habría utilizado- pero mucho más directas. -No es necesario iniciar un debate de porqué es… de todo menos una reina. Nunca comprenderé esto de las monarquías. Pero, no podría haberlo definido mejor, Lykaios.-

Me explicó muy brevemente el plan que organizaron y lo miré con los ojos brillantes. Pero aquello era información… Demasiado vaga. Si quería saber qué estaban haciendo realmente, sería cuestión de encontrar uno de esos mercenarios. Pero ese no era mi plan. Miré mi mochila y saqué de ella un papel y una pluma estilográfica. -Es que, verás… El día de la Brigada, yo… Bueno. Me gustaría pedirte un favor. Mira, fue mi cumpleaños hace… Poco. El nueve, ¿Y en qué día estamos?- Dije con sencilleza. Lo de mentir se me daba bien, pero el papel me era ajeno. -Llevo un tiempo siguiendo al… dragón. Verás, soy un admirador suyo. Estoy seguro que incluso se acuerda de mí, pero…

Puse la pluma sobre el papel ya amarillento. Y empecé a escribir. -Siempre quise enviarle una carta. Pero como no vive en un lugar fijo, nunca supe cómo hacérsela llegar.- Escribía con mis espirales y mis detalles, como siempre. -Él, es de la Brigada, ¿No es así?- Hacía aquello en… Un arrebato de empatía. De culpabilidad, o de bondad, o quizás como regalo de cumpleaños. No era solo el mío, si no… El tuyo también. Y pensé en que… Igual… Estarías allí, aún… Y no sabrías ni el día, y…

… Maldito seas, Shay. -Dale esto. No le digas mi nombre. Di que soy un fan, pero no uno cualquiera: Uno de los de clase estrella. Él lo entenderá.- Doblé el papel, ya acabado. Eran palabras escasas, las justas y necesarias. Se lo pasé y… -¿Me harías ese favor?

Miro a mi primo, siempre tan prudente, él. Eso me pasa por la cabeza al verlo tomar el zorrito, pronunciar escasas palabars y tratar con el animal. Llego a ser yo a quien le dan el zorro y ya me estaba revolcando por el suelo con el animal rascandole la panza o algo similar. Otro detalle suyo es que no se lanzó a arrojar improperios contra la señora reina de Inglaterra. Pero a eso chasqueo mi lengua y le doy una palmada en la espalda, de las dolorosas.

-Primo, a veces pareces más inglés que irlandés.

¿Tengo cerveza? Me habian traido una? Si no la tengo, hago como que tengo una y brindo en el aire hacia mi primo. La imaginacion al poder. Si resulta que me habian llegado a traer, pues mucho mejor. Indira se indigna, no solo eso, si no que hiperventila y llega a gritar, cuado Cygnus insunia que ella pudo tener algo que ver en la desaparicion de Harby. Aunque no entiendo la sobrerreaccion de la alada, frunzo mi ceño con algo de preocupacion por ella, siguiendola con la mirada por donde salio, direccion a la cocina, creo.

"...no todo el mundo está preparado para la muerte?"

-Eh, Indira no ha sido. -le digo a Cygnus con un tono jovial y una sonrisa  pero con un matiz jodidamente serio en la voz...en plan "no te atrevas a dudar", clavandole mis ojos carmesi en los suyos. -Si Harby palmó tras irse de aqui, o lo secuestraron, no fue por ella. ¿Que te hace pensar que el destino de todo ser viviente puede depender de qué le pasara a ese pamplinas de Harby?

Bastet marcha,entonces, aunque previamente habia mantendio una breve conversacion con Indira que yo habia tan solo medio oido a susurros, no habia podido sacarle sentido a nada. Aunque todo el asunto de la sombra inquieta me mosqueaba, era como una pulga tras mi oreja. Picaba y jorobaba. Esperaba que le saliera bien el asunto a la señorita amable del pelo azul. Y esperaba volver a tener noticias de ellas. Pero que era aquello? Si le habia dado un beso de despedida a Edhel en la frente! Mire a mi primo de reojo, como que no quiere la cosa...el jodido estaba ligando, sin duda. Suelto una risa por lo bajo antes de volver mi mirada con algo de pereza hacia Cygnus. Que me mira asi como muy intensamente tras haberle contado lo del ataque a palacio.

-Ah, en serio tio? Feliz cumpleaños atrasado! Cuantos cumples? - alzo las cejas al oir que es fan de Nery, lo cual me resultaria muy muy posible, creible, y todo eso. Vamos, que me lo trago como si fuera una puta jarra de cerveza negra de la mejor marca. Porque Nery es genial. Como todos nosotros.
-Quieres que le haga llegar una carta de tu parte? Jeh, de su fan estrella. Sin problema, se la daré en cuanto lo vea. Es uno de los mios, si.

Agarro la carta que me da, y me dice que no le diga su nombre, y yo pienso "si hombre, que te crees que no se lo voy a decir" y se me debe de notar lo que pienso por la sonrisa sesgada que se aposenta en mi expresivo rostro. Me guardo la cartita en el bolsillo trasero de mi pantalon, pensando en echarle un vistazo despues. A ver por que carajos el dragon tenia un fan estrella y yo no.

Con el tema de Bastet y su animalillo me desconecto un poco, hasta que la chica se acerca a darme un beso en la frente y después de responder sobre la reina se va detrás de Indira, ni me había dado cuenta que se fue.
Me quedo mirando hacia allí un rato hasta que la palmada de Lykaios me hace dar un paso hacia delante para no caer. Ella... ¿uh? A ver, desde que he vuelto de oriente varias chicas habían mostrado interés por mí, alguna se me había lanzado directamente y, aunque fuese un halago y tal yo no busco nada de eso. Pero me ha sorprendido que Bastet haya superado su timidez así, tal vez sea que está agradecida por que cuide a Yang.
El caso, que la vemos marchar y estos dos siguen hablando sobre la Brigada y el dragón que Lykaios tiene entre sus filas. Había podido conocerlo en la enfermería, era fácil de distinguir con sus cuernos y demás, incluso herido era algo imponente. Una fan... es extraño que no tenga más, aunque a lo mejor es que yo no los he conocido, también es posible.
Sonrío un poco y me siento junto al desmayado Eddrick con el animalejo en el regazo, mirando hacia donde la alada se había ido no muy bien.

-Indira, ¿necesitas ayuda?